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Soy María Montemayor y te doy oficialmente la

bienvenida a este curso “Soy Abundante”. Este


MÓDULO 1.1 curso de abundancia fue desarrollado en base a
unos principios que aprendí del maestro espiritual

gratis
La abundancia está
disponible pero no es Gerardo Schmedling, que fundó una escuela
llamada “Magia del Amor” y con base también a otros
principios que yo he ido aprendiendo y verificando
en mi propio proceso de fluir en abundancia con la
vida.

Ahora bien, todas las herramientas que te voy a


compartir en este curso, yo ya las he experimentado
personalmente y si te las comparto es porque ya he
verificado que funcionan y que funcionan muy bien.

Acuérdate de algo muy importante, nunca te voy a


compartir algo que yo misma no haya verificado y
experimentado, pero te voy a pedir como favor que a
mí no me creas nada, no queremos llenarte de más
creencias, más bien escucha la información que te
comparto y experiméntala por tí misma, desde la
curiosidad, para que tú tengas tus propios resultados
y llegues también a tus propias conclusiones.

En este tiempo juntos vamos a ver algo que ningún


curso ni libro sobre la abundancia nos ha enseñado
antes. Vamos a aprender a abrir algo que nosotros
mismos hemos cerrado por muchísimos años, por
muchísimo tiempo.
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Desde el comienzo de la creación, el universo, la divinidad,
Dios o el nombre que a tí te guste usar, dispuso la totalidad
de los recursos del Universo para el bienestar de todos los
seres vivientes. Entonces, cuando las cosas en nuestra vida
no funcionan de una manera satisfactoria, como humanos,
tenemos el hábito de pedirle a nuestra divinidad que nos
resuelva nuestros problemas. Pedimos una cantidad de
cosas: pedimos recursos, pedimos salud, pedimos protección,
seguridad, sabiduría, etc.

Pero aquí está la cuestión: el universo ya lo dispuso para


nosotros desde el principio de los tiempos. Entonces, si
ya ha sido dispuesto para nosotros desde el principio de la
creación, ¿cómo nos puede dar algo que ya nos fue dado? No
se puede, más bien, se trata de algo diferente y eso es lo que
venimos a aprender el día de hoy.

Somos nosotros mismos los que le hemos puesto una capa


o una barrera a nuestra capacidad de recibir lo que ya se
nos ha dispuesto; esa capacidad de recibir información,
de recibir abundancia, de ser felices, de compartir todo lo
que se ha colocado dentro de nosotros, porque a lo largo
de nuestra experiencia de vida, nuestras mentes se han ido
llenando de un montón de barreras y de creencias limitantes,
de restricciones mentales. Estas restricciones mentales
nosotros mismos las hemos puesto en nuestra mente,
nadie más las puso ahí. Restricciones mentales que hacen
que nosotros mismos pongamos límites a nuestros valores
internos, a nuestra capacidad para amar, para servir.
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Estos valores internos nos fueron regalados desde el
momento de nuestra concepción.

Estos valores internos son los que generan la abundancia y


están presentes en absolutamente todos los seres humanos,
incluído tú, incluída yo.

Por eso, podemos decir que la abundancia no es casualidad,


no es cuestión de suerte, no es cuestión de que a unos sí les
toca y otros no, y “¡qué mala onda que a mí no!”, para nada,
más bien podemos decir que algunas personas saben usar
los valores internos que generan abundancia, mientras que
otras personas no saben cómo usarlos.

Entonces, el día de hoy, al estar aquí reunidos con


nuestro corazón y nuestra mente abierta y dispuesta,
queremos abrir esa puerta, nos disponemos a abrir
esa puerta.

Esa puerta está dentro de nosotros, la energía y los valores


internos ya están en tí, sólo hay que quitarle los frenos que
tú les has puesto.

Por tanto, el propósito de venir a esta experiencia de vida


y tomar estos vestidos (y por vestidos me refiero a estos
cuerpos que tenemos), es aprender a amar y a ser felices,
ser felices por nosotros mismos. Venimos a aprender la
libertad interior y la independencia espiritual, venimos a
abrir las puertas a la salud, a la abundancia, a la prosperidad
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el universo ya ha puesto ahí para nosotros.

Qué maravilla, ¿no? Saber que el universo ha puesto todo


esto a nuestro alcance. Sin embargo esto requiere de un
profundo trabajo en nuestro interior.

Un trabajo en nuestro interior


para poder borrar o limpiar las
restricciones mentales, que
hemos auto-impuesto, y que son
las que han cerrado las puertas
a esta magia que tiene la vida
para nosotros, y ese trabajo sólo
puede hacerse por una sola
persona, nosotros mismos; el
universo no puede hacer ese
trabajo por nosotros, nadie más
lo puede hacer.

Entonces, antes de que lleguemos a este punto de estar listos


para trabajar con nuestro interior, hemos tenido que cometer
muchísimos errores, principalmente por años y años, es
más, por siglos. Hemos puesto todos nuestros esfuerzos en
cambiar las cosas que están fuera de nosotros, nos hemos
enfocado en cambiar la realidad exterior. Hacemos de todo
para cambiar nuestro cuerpo, queremos cambiar nuestra
pareja, queremos cambiar nuestros hijos, queremos cambiar
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nuestra economía, queremos cambiar nuestros amigos,
queremos luchar contra la pobreza, contra el crimen, la
violencia, la corrupción, etc.

Luchamos en el exterior porque creemos que eso nos va a


dar un resultado interior, creemos que eso nos va a dar paz.

Toda esta lucha en el exterior es completamente inútil,


nosotros no tenemos el poder de cambiar el exterior, no
podemos controlar los que pasa afuera de nosotros. El
problema es que eso no lo sabemos.

¿Tú crees que es casualidad que la


obesidad no está disminuyendo, que la
pobreza, el crimen y la violencia siguen
muy vigentes el día de hoy en vez de
estar disminuyendo?

No es que el universo haya perdido su poder, ni que se esté


equivocando con todas estas circunstancias, hay un propósito
divino de amor en todo esto.

Esto es parte del proceso, de hecho, es parte de la magia.


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Sobre eso vamos a hablar un poco más adelante a lo largo
del curso, pero a lo que voy hoy, que es bien importante que
te quede claro, es que el luchar contra el exterior es inútil,
pero necesario.

Es necesario porque al luchar y al tratar de cambiar el exterior


me empiezo a topar con pared.

Después de mucha lucha y de no ver resultados, me canso,


me saturo, sufro, y ahí, después de mucho sufrir, es que me
doy cuenta que la lucha con el exterior es inútil.

Sólo así vamos a aprender que ese no es el camino y sólo


así sí que nos podremos disponer a trabajar en lo que sí
podemos cambiar, lo único que sí que podemos controlar,
es lo que está en nuestro interior, es decir, nuestras
restricciones mentales.

Ese trabajo interior no lo puede hacer nadie por nosotros,


no lo puede hacer el universo, no lo puede hacer Dios, un
terapeuta, un coach, un médico, ni un guía espiritual, nadie
más que nosotros puede hacerlo.

Ahora, cuántas veces le pedimos a Dios, “¡ay Diosito, quítame


este enojo o quítame este malestar!” o le pedimos a la
terapeuta “¡ay, quítame este dolor o esta tristeza!”, o vamos
a la nutricionista “¡ay, quítame esta ansiedad o esta gordura!,
¡bájame de peso!” ¿no? empezamos a pedir una serie de
cosas, pero eso no funciona.
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El proceso de evolución y aprendizaje es 100% debe ser
llevado a cabo por nosotros mismos.

El universo necesita que


hagamos el proceso por
nosotros mismos.

Así como un maestro no le hace la tarea a sus alumnos


o un papá no hace un examen por su hijo, los papás no
pueden estudiar por sus hijos, lo que sí que pueden nuestros
padres, nuestros guías espirituales, nuestros coaches es
mostrarnos el camino, darnos información, proporcionarnos
herramientas, orientarnos y guiarnos, pero el trabajo que
sigue a continuación, sigue siendo personal.

Ahora bien, tú tampoco puedes hacer el trabajo por alguien


más y ese error lo cometemos muy seguido, queremos
quitarle el sufrimiento a otras personas, pero es inútil.

Mientras no asumamos responsabilidad de nuestros


pensamientos, de nuestras emociones, de nuestras actitudes,
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de nuestro estado mental y emocional, nunca podremos ser
seres abundantes.

Por eso, para abrir las puertas de la abundancia es importante


que reconozcas que es tiempo de dejar de culpar lo que está
afuera, a lo externo. Ya no vamos a culpar ni a la economía, ni
al gobierno, ni al presidente, ni a nuestros padres, ni a nuestra
pareja, ni a nuestros hijos, ni al jefe ni a la empresa en la que
trabajo. Acuérdate, eso es enfocarte en el exterior y es inútil.

Para abrir las puertas a la abundancia es importante recordar


que necesitas trabajar en tu interior y, por eso, aquí te voy a
enseñar por donde vamos a empezar. De eso te voy a hablar
en los siguientes videos.

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