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UN JARDIN DE GRANADAS

UNA INTRODUCCION A LA CABALA


(A GARDEN OF POMEGRANATES)

ISRAEL REGARDIE

Si tuviera que vivir mi vida de nuevo, lo primero que har
ía ser
ía inventar un sistema de s
ímbolos totalmente nuevo con el cual comunicar mis ideas

.
Johann Gottlieb Fichte

INTRODUCCION A LA SEGUNDA EDICION


Resulta irónico que el período de más tremendo avance tecnológico registrado por la historia
debiera ser también calificado como la Era de la Ansiedad. Se ha escrito mucho sobre la
frenética búsqueda del alma por parte del Hombre moderno –y, además, sobre sus dudas-, de
que incluso la tenga en un momento en que, como castillos en la arena, tantas de sus amadas
teorías, consideradas erróneamente verdades durante mucho tiempo, se están derrumbando en
su desconcertado cerebro. El antiguo consejo: “Conócete a ti mismo”, es ahora más imperioso
que nunca. El ritmo de la ciencia se ha acelerado hasta tal punto que los descubrimientos de
hoy convierten frecuentemente en obSoletas las ecuaciones de ayer, casi antes de que puedan
escribirse en la pizarra. No es sorprendente entonces que existan tantos enfermos mentales. El
Hombre no fue creado para pasar su vida en un cruce de caminos, uno de los cuales conduce a
un sitio desconocido para él, y el otro a la amenazada aniquilación de su especie. A la vista de
esta situación resulta doblemente tranquilizante el saber que, incluso entre conceptos y
condiciones caóticas todavía queda una puerta a través de la cual el Hombre, individualmente,
puede entrar en un amplio almacén de conocimientos, unos conocimientos tan seguros e
inmutables como el paso rítmico de la Eternidad. Por esta razón me complace especialmente
estar escribiendo una introducción a una nueva edición de “Un Jardín de Granadas”. Siento
que quizás en ningún otro momento había sido tan urgente la necesidad de un mapa de
carreteras como el que el sistema cabalístico proporciona. Debería ser igualmente útil para
cualquiera que decidiera seguirlo, sea judío, cristiano, budista, deísta, teosófico, agnóstico o
ateo. La Cábala es una guía fiable que conduce a la comprensión del Universo y del propio
Ser. Los sabios han afirmado durante mucho tiempo que el Hombre es una miniatura del
Universo, conteniendo en su interior los diversos elementos de aquel macrocosmos del cual él
es el microcosmos. En la Cábala hay un glifo llamado Árbol de la Vida, que es al mismo
tiempo un mapa simbólico del Universo en sus principales aspectos, y también un mapa de su
equivalente inferior, el Hombre. Manly P. Hall, en “Las Enseñanzas Secretas de Todas la
Épocas”, lamenta la incapacidad de la ciencia moderna para “percibir la profundidad de estas
deducciones filosóficas de los antiguos”. Si lo hiciera, dice, “comprenderían que aquellos que
idearon la estructura de la Cábala poseían un conocimiento del plan celestial comparable en
todos los aspectos al del sabio moderno”. Afortunadamente, muchos científicos, en el campo
de la psicoterapia están empezando a darse cuenta de esta correlación. En “El Mundo Interno
de la Elección”, de Francis G. Wickes, se hace una referencia a “la existencia en cada persona
de una galaxia de potencialidades para el desarrollo, señalada por una sucesión de evolución e
interacción personalógicas con el entorno”. Señala que el Hombre no es únicamente una
partícula individual sino “también una parte de la corriente humana, gobernada por un Ser
Superior a su propio ser individual”. “El Libro de la Ley” afirma simplemente: “Cada Hombre,
y cada mujer, es una estrella”. Éste es un pensamiento sorprendente para aquellos que
consideraban a una estrella como un cuerpo celeste, pero es también una declaración que
puede constatar cualquiera que se aventure en el reino de su propio inconsciente. Aprenderá, si
es constante, que este reino no está limitado por las fronteras de su cuerpo físico, sino que
forma un conjunto con las extensiones ilimitadas del espacio exterior. Aquellos que, equipados
con los instrumentos suministrados por la Cábala, han hecho el viaje interior y han ido más
allá de las barreras de la ilusión, han regresado con una impresionante cantidad de
conocimientos que se ajusta rigurosamente a la definición de “ciencia” dada por el Diccionario
del College de Winston: “Ciencia: un conjunto de conocimientos, verdades generales
de hechos particulares, obtenidos y demostrados mediante la observaci
ón y el pensamiento precisos; conocimientos condensados, ordenados y sistematizados con
referencia a verdades y leyes generales

. Sus descubrimientos han sido una y otra vez confirmados, demostrando que la C
ábala contiene, no Solamente los elementos de la misma ciencia, sino incluso, el m
étodo con el cual dedicarse a ella. Cuando se planea visitar un pa
ís extranjero, el viajero prudente se familiarizar
á en primer lugar con el idioma. Para estudiar m
úsica, qu
ímica o c
álculo, es esencial una terminolog
ía espec
ífica para la comprensi
ón de cada materia. As
í, pues, se necesita una nueva serie de s
ímbolos cuando se emprende un estudio del Universo, sea interior o exteriormente. La C
ábala proporciona esa serie de s
ímbolos de forma insuperable. Pero la C
ábala es mucho m
ás. Tambi
én proporciona la base de otra ciencia arcaica

la Magia-. Para no confundirla con la prestidigitaci
ón, la Magia ha sido definida por Aleister Crowley como

la ciencia y el arte de provocar cambios para que sucedan conforme a la voluntad

. Dion Fortune la califica de forma hermosa a
ñadiendo una cl
áusula,

cambios en la conciencia

. La C
ábala revela la naturaleza de ciertos fen
ómenos f
ísicos y psicol
ógicos. Una vez percibidos, comprendidos y correlacionados, el estudiante puede usar los
principios de la Magia para ejercitar un control sobre las circunstancias y condiciones de vida
que no se puede lograr de ninguna otra forma. En resumen, la Magia proporciona la aplicaci
ón pr
áctica de las teor
ías suministradas por la C
ábala. Todav
ía cumple otra funci
ón vital. Adem
ás de las ventajas que se pueden obtener de su aplicaci
ón filos
ófica, los antiguos descubrieron un uso muy pr
áctico para la C
ábala literal. Cada letra del Alfabeto Cabal
ístico tiene un n
úmero, un color, muchos s
ímbolos, y se le atribuye una carta del Tarot. La C
ábala no Solamente ayuda a una comprensi
ón del Tarot, sino que ense
ña al estudiante a clasificar y organizar todas estas ideas, n
úmeros y s
ímbolos. De la misma forma que un conocimiento del lat
ín permitir
á profundizar en el significado de una palabra inglesa de ra
íz latina, el conocimiento de la C
ábala con las diversas atribuciones a cada car
ácter de su alfabeto capacitar
á al estudiante para entender y correlacionar ideas y conceptos que, de otra forma, no tendr
ían ninguna relaci
ón aparente. Un ejemplo sencillo es el concepto de la Trinidad en la religi
ón cristiana. Con frecuencia, el estudiante de C
ábala, se sorprende al comprobar que la Mitolog
ía egipcia segu
ía un concepto similar con su trinidad de dioses. Osiris el padre, Isis la madre-virgen y Horus
el hijo. La C
ábala indica correspondencias similares en el pante
ón de las deidades griegas y romanas, demostrando que los principios de divinidad padre-
madre (Esp
íritu Santo)-hijo son arquetipos primordiales de la psique del Hombre, m
ás que ser, como frecuente y err
óneamente se cre
ía, un desarrollo peculiar de la Era Cristiana. En este punto me gustar
ía llamar la atenci
ón acerca de un conjunto de atribuciones hechas por Rittangelius halladas normalmente en un
ap
éndice adjunto al

Sepher Yetzirah

. Este ap
éndice muestra una lista de una serie de

inteligencias

para cada una de las diez Sefiroth y los veintid
ós Senderos del
Árbol de la Vida. Despu
és de una larga meditaci
ón opino que las usuales atribuciones de estas inteligencias son, en su conjunto, arbitrarias y
carecen de un significado serio. Por ejemplo, a Kether se le llama

la Inteligencia Admirable o Escondida; es la Gloria Primordial, pues ning
ún ser humano puede llegar a su esencia

. Esto aparenta ser perfectamente adecuado; el sentido a primera vista parece estar de acuerdo
con el significado de Kether como la primera emanaci
ón de Ain Soph. Pero existen al menos media docena de otras atribuciones similares, que habr
ían sido igualmente adecuadas. Por ejemplo, podr
ía haber sido denominado la

Inteligencia Oculta

, normalmente atribuida al s
éptimo Sendero o Sephirah, pues con seguridad Kether es secreto en una forma diferente a
otras Sephiroth, y tambi
én podr
ía haberse llamado la

Inteligencia Perfecta o AbSoluta

, lo que hubiera sido m
ás expl
ícito y apropiado, siendo mucho m
ás aplicable a Kether que a cualquier otro de los Senderos. De la misma forma hay una
inteligencia atribuida al Sendero decimosexto denominada

La Inteligencia Eterna o Triunfante

, llamada as
í porque es el placer de la Gloria, m
ás all
á de la cual no existe Gloria comparable, y se denomina tambi
én el

Para
íso preparado para los Justos

. Cualquiera de estas denominaciones hubiera sido igualmente adecuada. Hay gran parte de
verdad en muchas de las otras atribuciones
en esta
área particular

que constituye las llamadas Inteligencias del

Sepher Yetzirah

. No creo que su uso o empleo corriente y arbitrario soporte un examen o una cr
ítica serios. Pienso que gran n
úmero de atribuciones en otras
áreas simb
ólicas est
án sujetas a la misma cr
ítica. Los Dioses Egipcios han sido utilizados muy imprudentemente, y sin suficiente explicaci
ón de los motivos para asignarlos, como yo mismo hice. En una edici
ón reciente de la obra maestra de Crowley

Liber 777

(que en el fondo, no es tanto una reflexi
ón de la mente de Crowley como un cr
ítico reciente pretendi
ó, como una tabulaci
ón de una parte del material servido por etapas en las clases te
óricas de la Aurora Dorada), da, por primera vez, breves explicaciones de los motivos para sus
atribuciones. Tambi
én yo deber
ía haber sido mucho m
ás expl
ícito en las explicaciones que di en el caso de algunos Dioses cuyos nombres fueron usados
muchas veces, la mayor
ía de forma inadecuada, cuando varios senderos estaban implicados. Aunque es cierto que el
matiz religioso de los dioses egipcios difiere de una
época a otra en el transcurso de la turbulenta historia de Egipto, sin embargo, unas pocas
palabras al respecto hubieran sido de gran utilidad. Algunos de los pasajes del libro me obligan
a remarcar que por lo que se refiere a la C
ábala, podr
ía y deber
ía usarse sin atribuirle las cualidades partidistas de cualquier otra fe religiosa en particular.
Esto se refiere por igual al Juda
ísmo y al Cristianismo. Ninguna tiene mucha utilidad intr
ínseca por lo que se refiere a este esquema cient
ífico. Si algunos estudiantes se sienten dolidos por esta indicaci
ón sepan que no se puede evitar: la
época de la mayor
ía de las religiones contempor
áneas ha pasado; han sido m
ás una maldici
ón que un beneficio para la Humanidad. Nada de lo que se diga aqu
í, sin embargo, deber
ía afectar a las personas implicadas, aquellas que aceptan estas religiones. Son simplemente
desafortunados. La religi
ón en s
í misma est
á agotada y se est
á muriendo. La C
ábala no puede hacer nada por ninguna de ellas. Son in
útiles los intentos por parte de los partidarios del culto de impartir saberes m
ísticos elevados a trav
és de la C
ábala, etc..., a sus doctrinas ahora est
ériles, y la generaci
ón m
ás joven as
í lo entender
á. Ellos, los ni
ños de la flor y el amor, no cometer
án ninguno de estos disparates. Esto lo sent
í hace mucho tiempo, como todav
ía lo siento, pero todav
ía m
ás intensamente. La
única forma de explicar la actitud partidista judea, mostrada en algunos peque
ños pasajes de este libro, puede explicarse f
ácilmente. Hab
ía le
ído algunos escritos de Arthur Edward Waite, y se me contagi
ó parte de su pomposidad y pesadez. No me gustaba su actitud cristiana protectora, y de esa
forma me inclin
é hacia la parte contraria. Realmente ninguna religi
ón es particularmente importante hoy en d
ía. Debo evitar leer a Waite de nuevo antes de emprender un trabajo literario de creaci
ón propia. Gran parte del saber obtenido por los antiguos mediante el uso de la C
ábala ha sido confirmado por los descubrimientos de cient
íficos modernos

antrop
ólogos, astr
ónomos, psiquiatras y otros-. Ilustres cabalistas han sido conscientes durante cientos de a
ños de lo que la Psiquiatr
ía ha descubierto en las
últimas d
écadas

que el concepto del Hombre sobre s
í mismo, sus divinidades, y el Universo, es un proceso en constante evoluci
ón-, cambiando a la par que el Hombre evoluciona en una espiral m
ás elevada. Pero las ra
íces de sus conceptos est
án enterradas en un avance de la conciencia que fue anterior al Hombre de Neanderthal en
incontables eones de tiempo. Lo que Jung llama

im
ágenes arquet
ípicas

, emergen constantemente a la superficie de la conciencia humana desde el vasto inconsciente,
que es la herencia com
ún de toda la Humanidad. La tragedia del Hombre civilizado es que se le aparta de la
conciencia de sus propios instintos. La C
ábala puede ayudarle a adquirir la comprensi
ón necesaria para reintegrarse con ellos, para que, m
ás que ser dirigido por fuerzas que no comprende, pueda utilizar para su uso corriente el
mismo poder que gu
ía la vuelta a casa de las palomas, ense
ña al castor a construir un dique y mantiene a los planetas girando, en sus
órbitas fijas, alrededor del Sol. Inici
é el estudio de la C
ábala a una edad temprana. Dos libros que le
í entonces han jugado inconscientemente un papel destacado en la realizaci
ón de mi obra. Uno de ellos fue

Q. B. L.

o la

Recepci
ón de la Novia

, de Frater Achad (Charles Stansfeld Jones), que le
í all
á por el a
ño 1926. El otro fue

Una Introducci
ón al Tarot

, de Paul Foster Case, publicado a principios de los a
ños veinte. Actualmente est
á agotado, sustituido por versiones posteriores sobre el mismo tema. Pero si ahora ojeo este
librito me doy cuenta de cu
ánto me influenci
ó, incluso su formato, aunque en estos dos ejemplos no hay rastro de plagio de mi parte. No
me hab
ía apercibido hasta
hace muy poco tiempo de lo mucho que les debo. Ya que Paul Case muri
ó hace unos diez a
ños, esta introducci
ón me da la oportunidad de darle las gracias p
úblicamente, dondequiera que est
é ahora. A mediados de 1926 conoc
í el trabajo de Aleister Crowley, a quien tengo un profundo respeto. Estudi
é todas las obras de
él a las que pude tener acceso, tomando muchas notas, y m
ás tarde fui su secretario durante varios a
ños, habi
éndole conocido en Par
ís el 12 de octubre de 1928, un memorable d
ía de mi vida. Se han escrito toda clase de libros sobre C
ábala, algunos mediocres, y algunos muy buenos. Pero llegu
é a sentir la necesidad de lo que podr
ía llamarse una gu
ía Berlitz, una introducci
ón concisa pero global, ilustrada con diagramas y tablas de definiciones f
ácilmente comprensibles y correspondencias, para facilitar la asimilaci
ón por parte del estudiante de un tema tan complicado y profundo. Durante un breve retiro en
North Devon, en 1931, empec
é a coordinar mis notas. Fue a partir de
éstas que, poco a poco, surgi
ó

Un Jard
ín de Granadas

. Admito, sin verg
üenza, que mi libro contiene muchos plagios directos de Crowley, Waite, Eliphas Levi y D. H.
Lawrence. Hab
ía incorporado numerosos fragmentos de sus obras en mis apuntes, sin citar referencias
individuales a estas diversas fuentes. El
último cap
ítulo de

Un Jard
ín...

trata del Camino de Regreso. Utilic
é casi enteramente el concepto de Crowley del Sendero como
él lo describi
ó en su magn
ífico ensayo

Una Estrella a la Vista

. Adem
ás, tom
é muchas ideas de

A prop
ósito...

, de Lawrence. De alguna manera todo junto encajaba muy bien. A su tiempo todas estas notas
abigarradas fueron incorporadas al texto sin yo mencionarlo, un descuido que pienso que
deber
ía ser perdonado, pues en aquel momento ten
ía s
ólo veinticuatro a
ños. Algunos naturalistas modernos y miembros del redimido y reorganizado culto a las brujas
me han felicitado por este cap
ítulo final que titul
é

La Escalera

. Eso me complace. Durante mucho tiempo no estuve en absoluto interesado en el tema de la
brujer
ía. Lo hab
ía evitado por completo, no sinti
éndome atra
ído por su literatura. De hecho,
únicamente empec
é a informarme respecto al tema y a su literatura hace unos pocos a
ños, despu
és de haber le
ído

La Anatom
ía de Eva

, escrita por el Dr. Leopold Stein, un analista seguidor de Jung. En la amistad de su estudio de
cuatro casos incluy
ó un cap
ítulo informativo sobre el tema. Esto sirvi
ó para estimularme a leer m
ás sobre ello. En 1932, por sugerencia del Thomas Burke, el novelista, present
é mi obra a uno de sus editores, Messrs. Constable de Londres. No pudieron aprovecharla,
pero me hicieron comentarios alentadores y me aconsejaron presentarlo a Riders. Con gran
alegr
ía y sorpresa de mi parte Riders la public
ó, y con los a
ños la influencia que ha tenido indica que sirvi
ó para que otros estudiantes satisficieran su necesidad de un estudio condensado y
simplificado de un tema tan amplio como la C
ábala. Para m
í la importancia del libro consisti
ó y consiste en cinco cosas: 1) aport
ó un criterio con el cual medir mi progreso personal en la comprensi
ón de la C
ábala; 2) por consiguiente, pude tener un valor equivalente para el estudiante actual; 3) sirve
de introducci
ón te
órica al fundamento Cabal
ístico de la obra m
ágica de la Orden Herm
ética o de la Aurora Dorada; 4) arroja una luz considerable sobre los escritos, a veces
misteriosos, de Aleister Crowley; 5) est
á dedicado a Crowley, que fue el Ankh-af-na-khonsu mencionado en

El Libro de la Ley


una dedicatoria que sirvi
ó como muestra de mi lealtad y devoci
ón personales hacia Crowley, pero fue tambi
én una se
ñal de mi independencia espiritual de
él. En su profunda investigaci
ón sobre los or
ígenes y naturaleza b
ásica del Hombre, Robert Ardrey, en

G
énesis Africano

, hizo recientemente una afirmaci
ón sorprendente. Aunque el Hombre ha iniciado la conquista del espacio exterior, la ignorancia
de su propia naturaleza, dice Ardrey,

se ha institucionalizado, universalizado y santificado

. Se
ñala, adem
ás, que si formara una fraternidad humana actualmente, su
único v
ínculo com
ún posible ser
ía la ignorancia de lo que es el Hombre. Esa condici
ón es deplorable y a la vez aterradora, cuando los medios para adquirir una total comprensi
ón y conocimiento de s
í mismo est
án al alcance del Hombre -y haci
éndolo se consigue un conocimiento del pr
ójimo y del mundo en donde vive, as
í como del Universo mayor del cual cada uno constituye una parte -.
PREFACIO
Basado en el versículo del Cantar de los Cantares, “tus plantas son un huerto de Granadas”, un libro titulado
“Pardis Rimonim” fue escrito en el siglo XVI por Rabbi Moses Cordovero. Este filósofo es considerado por
algunas autoridades en la materia, como la mayor lámpara en los días post-Zoháricos de esa Menorah espiritual,
la Cábala, que, con una gracia tan extraña y una irradiación tan profusa de la Luz Supernal, iluminó la literatura y
la filosofía religiosa de los Judíos al igual que a sus inmediatos y subsecuentes vecinos en la Diáspora. He
adoptado el equivalente en inglés de Pardis Rimonim –“Un Jardín de Granadas”- como título de mi modesto
trabajo, aunque me siento obligado a confesar que este último tiene muy poca relación en el hecho real o histórico
con el de Cordovero. En la cosecha dorada de indicaciones puramente espirituales que la Cábala aporta, siento
realmente que un verdadero jardín del alma puede construirse; un jardín de inmensa magnitud y grandioso
significado, donde cada uno de nosotros podamos descubrir todo tipo y clase de frutos exóticos, y flores graciosas
de preciosos colores. Puedo añadir que la granada ha sido siempre y en todo lugar, para los místicos, un objeto
propicio para el simbolismo recóndito. El jardín o huerto ha producido, asimismo, un tesoro casi inagotable de
metáforas de gusto exquisito y magnífico en aquella obra titulada “El Libro del Esplendor”. Este libro sale, pues,
con el deseo de que, como un moderno escritor ha dicho: “Hay pocos que no tengan un jardín secreto en su
mente. Pues únicamente este jardín puede refrescar cuando a la vida le falta paz o sustento, o una respuesta
satisfactoria. Tales santuarios pueden lograrse gracias a una cierta doctrina o filosofía, con la guía de un autor
querido o un amigo comprensivo, por el camino de los templos del arte y de la música, o buscando a tientas la
verdad a través de los inmensos campos del saber. Encierran casi siempre verdad y belleza, y resplandecen con la
luz que nunca estuvo sobre la tierra o sobre el mar.” (Clare Cameron: “Verdes Campos de Inglaterra”.)

Humildemente ofrezco este bien intencionado jardín de granadas que me ha sido legado, a aquellos tan poco
afortunados que no poseen un santuario tan sagrado, uno construido con sus propias manos. Deseo que de él
puedan recogerse algunos frutos, flores, o alguna fruta madura que pueda servir de núcleo o como los medios para
plantar un jardín secreto en la mente, sin el cual no existe la paz, ni la alegría, ni la felicidad. Es justo que unas
notas de agradecimiento a mis predecesores en la investigación Cabalística acompañe a esta obra, en la cual me he
esforzado por presentar una exposición de los principios básicos que fundamentan a la Cábala, para ofrecer una
especie de libro de texto para su estudio. He evitado escrupulosamente la pretensión y las controversias
innecesarias. Estoy en deuda con los escritos de Madame H. P. Blavatsky y creo que no seré demasiado egoísta al
pretender que el entender correctamente los principios aquí explicados revelará muchos puntos sutiles y de interés
filosófico de su libro “La Doctrina Secreta” y ayudarán a la comprensión de esta obra monumental. Lo mismo
puede decirse de la traducción de las partes del Zohar, “La Cábala Desvelada”, de S. L. McGregor Mathers, y del
excelente compendio del Zohar “La Doctrina Secreta de Israel”, de Arthur E. Waite, ambos son libros en su mayor
parte oscuros para la mayoría de estudiantes del saber y filosofía mística que no poseen los conocimientos
comparativos especializados que me he esforzado por incorporar a este libro. Debo llamar la atención sobre un
tratado de autor desconocido, titulado “Los Treinta y dos Senderos de Sabiduría”, del cual han realizado
magníficas traducciones W. Wynn Westcott, Arthur

E. Waite y Knut Stenring. Con el paso del tiempo parece haberse incorporado y unido al texto del Sepher
Yetzirah, aunque varios críticos lo sitúan en una fecha posterior a la de los genuinos Mishnahs del Sepher
Yetzirah. Sin embargo, al dar los nombres de los Senderos en este tratado, los he designado como en el Sepher
Yetzirah para evitar una confusión innecesaria. Espero que esto no merezca una crítica adversa. Ya que el tema de
la Magia ha sido ligeramente tratado en el último capítulo de este libro, quizá sería aconsejable señalar aquí que la
interpretación dada a ciertas doctrinas y a algunas de las letras hebreas está estrechamente relacionada con las
fórmulas mágicas. Sin embargo, me he abstenido expresamente de entrar en una consideración más profunda de
la Cábala práctica,
aunque pueden hallarse algunas indicaciones valiosas en la explicaci
ón del Tetragrammaton, por ejemplo, que pueden ser de gran ayuda. Como he se
ñalado previamente, este libro se propone ser un elemental libro de texto de C
ábala, interpretada como un nuevo sistema de clasificaci
ón filos
ófica.
Ésta es mi
única disculpa para lo que parece ser un rechazo a tratar m
ás adecuadamente los m
étodos de la Realizaci
ón.
ISRAEL REGARDIE
UN JARDIN DE GRANADAS
CAPITULO UNO

PANORAMICA HISTORICA

La Cábala es una sabiduría tradicional que pretende tratar “in extenso” los tremendos problemas del origen y
naturaleza de la Vida, la Evolución del Hombre y del Universo.
La palabra “Qabalah” deriva de una raíz hebrea ξγω (QBL), que significa “recibir”. La leyenda cuenta que esta
filosofía es un conjunto de conocimientos sobre cosas primero enseñados por el Demiurgo a una selecta compañía
de inteligencias espirituales de alto rango quienes, después de la Caída, comunicaron sus mandatos divinos a la
Humanidad –que, en realidad, eran ellos mismos encarnados-. Se le llama también la Chokmah Nistorah, “La
Sabiduría Secreta”, llamada así porque ha sido transmitida oralmente por los Adeptos a los Discípulos en los
Santuarios Secretos de Iniciación. La tradición cuenta que ninguna parte de esta doctrina fue aceptada como
autorizada hasta que hubo sido sujeta a una crítica e investigación severas y minuciosas mediante métodos de
estudio práctico que describiremos más adelante. Para seguir con su fundamento histórico, la Cábala es la
enseñanza mística judía que se refiere a la interpretación iniciada de las escrituras hebreas. Es un sistema de
filosofía espiritual o Teosofía, usando esta palabra en sus implicaciones originales de Θεος Σοφια, que no
solamente ha ejercido durante siglos una influencia sobre el desarrollo espiritual de gente tan perspicaz e
inteligente como los Judíos, sino que ha llamado la atención de teólogos y filósofos renombrados, particularmente
en los siglos XVI y XVII. Entre los dedicados al estudio de sus teoremas estaban Ramon Llull, el metafísico
escolástico y alquimista; John Reuchlin, que hizo renacer la Filosofía Oriental en Europa; John Baptist von
Helmont, el físico y químico que descubrió el hidrógeno; Baruch Spinoza, el filósofo judío excomulgado “ebrio de
Dios”; y el Dr. Henry More, el famoso especialista en Platón de Cambridge. Estos hombres, para citar tan sólo a
unos cuantos entre los muchos que se han sentido atraídos por la ideología cabalística, después de buscar
afanosamente una visión del mundo que debía revelarles las verdaderas causas de la vida y mostrar el vínculo
interior real que une a todas las cosas, consiguieron satisfacer, al menos parcialmente, las ansias de sus mentes a
través de un sistema psicológico y filosófico. Hoy en día, por norma general, se acepta que el Judaísmo y el
Misticismo se hallan en los polos opuestos del pensamiento, y que, por consiguiente, el Misticismo Judío es una
notoria contradicción en sus términos. La asunción errónea aquí surge de la antítesis de la ley de la doctrina tal y
como fue emprendida por la mentalidad proselitista de San Pablo (y en menor grado por los esfuerzos racionales
de Maimónides para conformar todo con los principios formales de Aristóteles), señalando falsamente al Judaísmo
como una religión de absoluto legalismo. El Misticismo es el enemigo irreconciliable del legalismo puramente
religioso. La confusión se debe no sólo a los esfuerzos de aquellos teólogos de la Edad Media que, deseosos de
salvar a sus ignorantes hermanos hebreos de los dolores de la tortura y condena eterna en el infierno, no solamente
desordenaron y falsificaron los textos originales sino que también hicieron interpretaciones extremadamente
sectarias para mostrar que los autores de libros cabalísticos deseaban que los Judíos se convirtieran en apóstatas
del Cristianismo. La Cábala tomada en su forma tradicional y literal –como está contenida en el Sepher Yetzirah,
Beth Elohim, Pardis Rimonim, y Sepher haZohar-, es en su mayor parte ininteligible o, a primera vista, un
completo disparate para la persona “lógica” corriente. Pero contiene como instrumento fundamental de trabajo la
joya más preciosa del pensamiento humano, esa disposición geométrica de Nombres, Números, Símbolos e Ideas
llamada “Árbol de la Vida”. Se le llama la más preciosa porque ha sido considerada como el sistema más
conveniente descubierto para clasificar y registrar sus relaciones, de todo lo cual la prueba son las posibilidades
ilimitadas para el pensamiento analítico y sintético que se derivan de la adopción de este esquema. La historia de
la Cábala, por lo que se refiere a la publicación de textos esotéricos, es vaga e indeterminada. La crítica literaria
señala al “Sepher Yetzirah” (atribuido a Rabbi Akiba) y al “Sepher haZohar” (de Rabbi Simeon Ben Yochai),
como sus textos principales, en el siglo XVIII en
el primer caso y en el siglo III o IV, por lo que respecta al segundo. Algunos historiadores mantienen que la C
ábala es un derivado de ideas pitag
óricas, gn
ósticas y fuentes napole
ónicas. Esta
última opini
ón refleja, en particular, la creencia de Mr. Christian D. Ginsburg. El gran pensador jud
ío Graetz mantiene tambi
én la opini
ón nada hist
órica de que el misticismo jud
ío es un crecimiento tard
ío y enfermizo, extra
ño al genio religioso de Israel y que tiene su origen en las especulaciones de un tal Isaac el Ciego en Espa
ña, entre los siglos XI y XII. Graetz contempla a la C
ábala, al Zohar en particular, como

una falsa doctrina que, aunque nueva, se denomina a s
í misma una ense
ñanza jud
ía de Israel

(Historia de los Jud
íos, vol. III, p. 565). Esta afirmaci
ón no tiene ning
ún fundamento, pues una lectura cuidadosa de los libros del Antiguo Testamento, el Talmud y otros documentos
rabb
ínicos conocidos que han llegado hasta nosotros indican que all
í pueden encontrarse las grandes y tempranas bases monumentales de la C
ábala. Es cierto que la doctrina cabal
ística no est
á expl
ícita all
í, pero el an
álisis la revela para ser t
ácitamente asumida y muchos cr
íticos se
ñalan que varios de los rabinos m
ás importantes pueden no ser comprendidos sin la implicaci
ón de una filosof
ía m
ística querida y venerada en sus corazones, que afecta al total de sus ense
ñanzas. En su brillante ensayo,

El Origen de las Letras y Los N
úmeros de acuerdo con el Sepher Yetzirah

, Mr. Phineas Mordell sostiene que la Filosof
ía de N
úmeros de Pit
ágoras (el m
ás grande enigma de todos los sistemas filos
óficos de la antig
üedad) es id
éntico al del Sepher Yetzirah, y que su filosof
ía surgi
ó aparentemente de una de las escuelas fon
éticas hebreas. Mordell, finalmente, aventura la opini
ón de que el Sepher Yetzirah representa los fragmentos genuinos de Philolao, que fue el primero en publicar la
filosof
ía de Pit
ágoras, y que Philolao parece corresponderse curiosamente con Joseph ben Uziel, que escribi
ó el Sepher Yetzirah. Si la segunda teor
ía puede mantenerse podemos entonces suponer un origen pre-Talm
údico para el Sepher Yetzirah

probablemente el siglo II- anterior a la Era Cristiana. El Zohar, si realmente el trabajo de Simeon ben Yochai no
fue consignado por escrito en aquel momento pero hab
ía sido oralmente transmitido por los compa
ñeros de las Asambleas Santas, fue finalmente escrito por Rabbi Moses ben Leon, en el siglo XIII. Madame
Blavatsky aventura la hip
ótesis de que el Zohar, como ahora lo poseemos, fue adaptado y reeditado por Moses ben Leon despu
és de haber sido desfigurado en su mayor parte por rabinos jud
íos y eclesi
ásticos cristianos antes del siglo XIII. Ginsburg, en su

Kabbalah

, da varias razones de la causa por la que el Zohar debe haberse

escrito

en el siglo XIII. Sus argumentos, aunque interesantes en muchos sentidos, no toman en consideraci
ón el hecho de que siempre ha habido una tradici
ón oral. Isaac Myer, en su amplio y en cierta forma autorizado tomo titulado

La C
ábala

, analiza con mucho cuidado estas objeciones adelantadas por Ginsburg y otros, y me siento obligado a confesar
que sus respuestas,

ad seriatim

, confirman la teor
ía del origen del Zohar en el siglo XIII. El Dr. S. M. Schiller Szinessy, que fue profesor de literatura rabb
ínica y talm
údica en Cambridge dice:

El n
úcleo del libro es de los tiempos Mishnicos. Rabbi Shimeon ben Yochai fue el autor del Zohar en el mismo sentido
que Rabbi Yohanan fue el autor del Talmud palestino; es decir, dio el primer impulso a la composici
ón del libro

. Y considero que Mr. Arthur Edward Waite, en su obra cl
ásica y erudita

La Santa C
ábala

, donde examina la mayor
ía de los argumentos que se refieren al origen e historia de este Libro del Esplendor, se inclina por la opini
ón ya expresada aqu
í, evitando las posturas extremas, creyendo que, mientras una gran parte pertenece realmente a la era de ben Leon,
una mayor parte lleva de forma indeleble el sello de la antig
üedad. Seguramente no es del todo improbable que el Zohar

con sus doctrinas m
ísticas comparables o, mejor dicho, id
énticas en casi cada uno de sus detalles con las de otras razas en otros climas-, deber
ía haber sido originalmente compuesto por Simeon ben Yochai u otro de sus allegados o estudiantes en el siglo II
pero no llevado al papel hasta Moses de Leon, en el siglo XIII. Una presentaci
ón muy parecida a la anterior hip
ótesis la encontramos en la excelente obra del Prof. Abelson titulada

El Misticismo Jud
ío

, donde leemos que:

Debemos guardarnos de seguir la opini
ón equivocada de un cierto grupo de te
ólogos jud
íos que nos har
ía contemplar la totalidad de la C
ábala medieval (de la cual el Zohar es una parte visible y representativa) como una importaci
ón exterior, repentina y extra
ña. Realmente es una continuaci
ón de la vieja corriente de pensamiento talm
údico y midr
áshico con la adici
ón de elementos extra
ños recogidos, como era inevitable

por la trayectoria de la corriente a trav
és de muchas tierras-, elementos cuya asociaci
ón debe haber transformado en muchas formas el mat
íz y la naturaleza original de la corriente.

Sea como sea, e ignorando los aspectos est
ériles de controversia, la aparici
ón p
ública del Zohar fue la gran se
ñal en el desarrollo de la C
ábala, y hoy en d
ía podemos dividir su historia en dos principales per
íodos: Pre-Zoh
árico y Post-Zoh
árico. Mientras que no se puede negar que hubo profetas jud
íos y escuelas m
ísticas de gran habilidad y que pose
ían gran cantidad de saber rec
óndito en los tiempos b
íblicos, como el de Samuel, los Essenes, y Philo, la primera escuela cabal
ística de la cual poseemos p
úblico y exacto registro, fue conocida como la Escuela de Gerona en Espa
ña (siglo XII D.C.), llamada as
í porque su fundador, Isaac el Ciego, y muchos de sus disc
ípulos nacieron all
í. No se sabe pr
ácticamente nada del fundador de la Escuela. Dos de sus estudiantes fueron Rabbi Azariel y Rabbi Ezra. El
primero fue el autor de una obra filos
ófica cl
ásica titulada

El Comentario sobre las Diez Sephiroth

, una excelente y la m
ás l
úcida exposici
ón de filosof
ía cabal
ística y considerada una obra autorizada por aquellos que la conocen. Estos fueron aventajados por Nachmanides,
nacido en 1195 D.C., quien fue el art
ífice de la atenci
ón prestada a este sistema esot
érico en aquellos tiempos en Espa
ña y en Europa en general. Sus obras tratan, principalmente, de los tres m
étodos de permutaci
ón de n
úmeros, letras y palabras, tal y como se describen en el Cap
ítulo IV. La filosof
ía experiment
ó una profunda elaboraci
ón y exposici
ón en manos de R. Isaac Nasin y Jacob ben Sheshet, en el siglo XII; el
último compuso un tratado en prosa rimada y una serie de ocho ensayos que trataban de las doctrinas del Infinito
(En Soph), la Reencarnaci
ón (Gilgolim), la doctrina de la Retribuci
ón Divina (Sod ha Gimol), o, para usar un t
érmino oriental m
ás adecuado, el Karma, y un tipo peculiar de Cristolog
ía. La pr
óxima en sucesi
ón fue la Escuela de Segovia y sus disc
ípulos, entre los cuales estaba Todras Abulafia, un m
édico y financiero que ocup
ó una de las posiciones m
ás importantes y distinguidas en la corte de Sancho IV, Rey de Castilla. La caracter
ística predisposici
ón de esta escuela fue su devoci
ón a los m
étodos exeg
éticos; sus disc
ípulos se esforzaron por interpretar la Biblia y el Hagadah de acuerdo con la doctrina de la C
ábala. Otra escuela contempor
ánea crey
ó que el Juda
ísmo de aquel momento, tomado desde un punto de vista exclusivamente filos
ófico, no indicaba

el camino correcto al Santuario

, y se esforzaron en combinar Filosof
ía y C
ábala ilustrando sus diversos teoremas con f
órmulas matem
áticas. Hacia el a
ño 1240 naci
ó Abraham Abulafia, que se convirti
ó en una c
élebre figura

desacredit
ó, sin embargo, el nombre de esta teosof
ía. Estudi
ó Filolog
ía, Medicina y Filosof
ía, as
í como los pocos libros sobre C
ábala que en aquel momento exist
ían. Pronto intuy
ó que la Filosof
ía de los N
úmeros de Pit
ágoras era id
éntica a la expuesta en el Sepher Yetzirah y, m
ás tarde, insatisfecho
con la investigación académica, se dedicó a aquel aspecto de la Cábala denominado ζξγω όλϋψπ
o Cαbala Prαctica, que hoy en dνa llamamos Magia. Desafortunadamente los Cabalistas
pϊblicos de aquel momento no disponνan de la tιcnica desarrollada y especializada que ahora
existe, derivada de los Collegii ad Spiritum Sanctum. El resultado fue que Abufalia se engaρσ
bastante en sus posteriores experimentos y viajσ a Roma para esforzarse en convertir al Papa
(de todos) al Judaνsmo. Se deja al juicio del lector el ιxito que tuvieron sus esfuerzos. Mαs
tarde se aclamσ a sν mismo, de la forma mαs entusiasta, como el Mesνas esperado durante
tanto tiempo y profetizσ el milenio –que no ocurriσ-. Su influencia ha sido totalmente nociva.
Un discνpulo suyo, Joseph Gikatilla, escribiσ en interιs y defensa de su maestro un nϊmero de
tratados que estaban relacionados con los diversos aspectos de la exιgesis establecidos por
ιl. El Zohar representa el siguiente mayor desarrollo. Este libro, combinando, absorbiendo y
sintetizando las diferentes doctrinas y caracterνsticas de las escuelas anteriores, hizo su
debut, causando sensaciσn en los cνrculos filosσficos y teolσgicos a causa de sus
especulaciones respecto a Dios, la doctrina de las Emanaciones, la evoluciσn del Universo, el
Alma y sus Transmigraciones y su retorno final a la Fuente de Todo. La nueva era en la
historia de la leyenda, filosofνa y anιcdota ha continuado hasta el dνa presente. Todavνa hoy,
casi todos los escritos que se han adherido ya a las doctrinas de la Cαbala han hecho del
Zohar su principal libro de texto y sus exponentes se han dedicado asiduamente a
comentarios, resϊmenes y traducciones –equivocando, sin embargo, con muy pocas
excepciones, las posibilidades reales que sirven de base al Αrbol de la Vida Cabalνstico. El
Zohar impresionσ de tal forma al cιlebre metafνsico escolαstico y quνmico experimental
Ramσn Llull, que le sugiriσ el desarrollo del “Ars Magna”, una idea en cuya exposiciσn exhibe
las mαs sublimes ideas de la Cαbala, contemplαndola como a una ciencia divina y una
revelaciσn genuina
de Luz en el alma humana. Fue una de aquellas pocas figuras aisladas atra
νdas por su estudio, que entendi
σ su uso de un tipo particular de s
νmbolos, y se esforz
σ en construir un alfabeto filos
σfico y m
αgico pr
αctico, del que se intentar
α dar una explicaci
σn en los restantes cap
νtulos de este libro. Abraham Ibn Wakar, Pico di Mirandola, Reuchlin, Moses Cordovero, e
Isaac Luria, son unos pocos de los pensadores m
αs importantes anteriores al siglo XVII cuyas especulaciones han afectado en formas diversas
al progreso de la investigaci
σn Cabal
νstica. El primer nombrado (un aristoteliano) hizo una tentativa realmente noble de reconciliar
a la C
αbala con la filosof
νa acad
ιmica de su tiempo, y escribi
σ un tratado que es un excelente compendio de C
αbala. Mirandola y Reuchlin fueron cristianos que emprendieron un estudio de la C
αbala con el motivo oculto de obtener un arma adecuada con la cual convertir a los jud
νos al Cristianismo. Algunos jud
νos fueron tan mal guiados y tristemente desconcertados por la mutilaci
σn de los textos y por las falseadas interpretaciones que abandonaron el Juda
νsmo. Paul Ricci, m
ιdico del emperador Maximiliano I; John Stephen Rittengal, un traductor del Sepher Yetzirah
al lat
νn; y en tiempos m
αs recientes Jacob Franck y su comunidad fueron ganados por la cristiandad ante la
indiscutible afirmaci
σn de que el Zohar conciliaba y revelaba las doctrinas del Nazareno. Tales pruebas,
naturalmente, desprestigiaron a sus autores, y actualmente hablan en contra sus alegadores y
sus aceptadores. Cordovero se convirti
σ en un Maestro de la C
αbala a una temprana edad y sus principales obras son filos
σficas y tienen poco que ver con la cuesti
σn pr
αctica o m
αgica. Luria fund
σ una Escuela totalmente opuesta a la de Cordovero.
Ιl mismo fue un celoso y brillante estudiante del Talmud y del saber rab
νnico, pero se encontr
σ con que el simple retiro a una vida de estudio no le satisfac
νa. Acto seguido se retir
σ a las orillas del Nilo, donde se dedic
σ exclusivamente a la meditaci
σn y a las pr
αcticas asc
ιticas, recibiendo visiones de car
αcter sorprendente. Escribi
σ un libro exponiendo sus ideas sobre la teor
νa de la reencarnaci
σn (ha Gilgolim). Un alumno suyo, Rabbi Chayim Vital produjo una amplia obra,

El
Αrbol de la Vida

, basada en las ense
ρanzas orales del Maestro, dando de esa forma un
νmpetu tremendo al estudio y pr
αctica cabal
νstica. Existen varios cabalistas de diversa importancia en el per
νodo intermedio de la historia Post-Zoh
αrico. Rusia, Polonia y Lituania dieron refugio a un gran n
ϊmero de ellos. Ninguno de
ιstos expuso p
ϊblicamente aquella parte particular de la filosof
νa a la cual est
α dedicado este tratado. El movimiento evangelista espiritual inaugurado entre los jud
νos de Polonia por Rabbi Israel Baal Shem Tov en la primera mitad del siglo XVIII es lo
suficientemente importante como para justificar el citarlo aqu
ν. Pues, aunque el Jasidismo, como se llam
σ a este movimiento, deriva su entusiasmo del contacto con la naturaleza y con el aire libre
de los C
αrpatos, tiene su origen literario y su significativa inspiraci
σn en los libros que forman la C
αbala. El Jasidismo dio las doctrinas del Zohar al

Am ha-aretz

como ning
ϊn otro grupo de rabinos hab
νa conseguido hacer, y adem
αs, parece ser que la C
αbala Pr
αctica recibi
σ al mismo tiempo un impulso considerable. Pues nos encontramos con que Polonia, Galicia y
ciertas zonas de Rusia fueron escenarios de actividades de Rabinos errantes y especialistas
del Talmud, a quienes se les dio el nombre de

Tsadikim

o magos, hombres que asiduamente dedicaban sus vidas y sus poderes a la C
αbala Pr
αctica. Pero no fue hasta el siglo pasado, con su impulso a toda clase de estudios de mitolog
νa comparativa y controversia religiosa, que descubrimos un intento de unificar todas las
filosof
νas, religiones, ideas cient
νficas y s
νmbolos en un todo coherente. Eliphaz Levi Zahed, un di
αcono cat
σlico romano de se
ρalada perspicacia, public
σ un brillante volumen en 1852,

Dogma y Ritual de la Alta Magia

, en el que encontramos s
νntomas claros e inequ
νvocos de una comprensi
σn de la base esencial de la C
αbala. Sus diez Sephiroth y las veintid
σs letras del alfabeto hebreo como una organizaci
σn adecuada para la construcci
σn de un sistema pr
αctico de comparaci
σn y s
νntesis filos
σfica. Se dice que public
σ esta obra en un momento en que la informaci
σn sobre todos los temas ocultos estaba rigurosamente prohibida por varias razones
personales por la escuela esot
ιrica a la cual pertenec
νa. Hallamos despu
ιs un volumen af
νn publicado poco tiempo despu
ιs,

La Historia de la Magia

, donde

indudablemente para protegerse de la censura que apuntaba hacia
ιl y para despistar a insospechados seguidores de la pista- contradice sus anteriores teor
νas y conclusiones. Varios fieles expositores de impecable erudici
σn de la
ϊltima mitad del siglo XIX fueron los art
νfices de la moderna regeneraci
σn de los principios fundamentales y sensatos de la C
αbala, sin
ribetes teol
σgicos ni supersticiones hist
ιricas que hab
νan sido depositadas sobre esta venerable y arcana filosof
νa durante la Edad Media. W. Wynn Westcott, que tradujo el Sepher Yetzirah al ingl
ιs y escribi
σ

Una Introducci
σn al Estudio de la C
αbala

; S. L. McGregor Mathers, el traductor de partes del Zohar y

La Magia Sagrada de Abramelin el Mago

; Madame Blavatsky, aquella mujer de coraz
σn de le
σn, que atrajo la atenci
σn de estudiantes occidentales por la filosof
νa oriental; Arthur Edward Waite, que realiz
σ sumarios asequibles y muy bien expuestos de varias obras cabal
νsticas; y el poeta Aleister Crowley con su

Liber 777

y

Sepher Sephiroth

entre muchos otros escritos filos
σficos; me siento muy en deuda con ellos

todos aportaron informaci
σn vital que puede utilizarse para la construcci
σn del alfabeto filos
σfico.
CAPITULO DOS

EL FOSO

La filosofía de la Cábala es esencialmente esotérica, ya que los métodos prácticos de investigaciones esotéricas y
seculares son esencialmente idénticas –experimentaciones continuas y persistentes, el empeño por eliminar el
riesgo y el error, el esfuerzo por averiguar las constantes y variables de las ecuaciones investigadas. La única y
principal diferencia es que se ocupan exclusivamente de diferentes campos de investigación. La filosofía
académica formal alaba al intelecto y de esa forma investiga en las que son, después de todo, cosas accesorias –si
consideramos a la Filosofía como el medio supremo de investigar los problemas de la vida y el universo. La
Cábala cree que el intelecto contiene en sí mismo un principio de autocontradicción, y que, por tanto, es un
instrumento poco fiable para usar en la suprema Búsqueda de la Verdad. Numerosos filósofos académicos han
llegado igualmente a una conclusión similar. Algunos de los mejores perdieron la esperanza de obtener alguna vez
un método adecuado para trascender esta limitación y cayeron en el escepticismo. Otros, viendo claramente la
solución, confiaron en la intuición o, para ser más exactos, el concepto intelectual de intuición, lo que, en
consecuencia, tiende a degenerar en conjeturas matizadas por la inclinación personal e incitadas por un enorme
fantasma del deseo. Los dos principales métodos de Cábala tradicional y esotérica son la Meditación (Yoga) y la
Cábala Práctica (Magia). Por Yoga se entiende ese riguroso sistema de disciplina mental y autodisciplina que tiene
como objeto principal el control completo y absoluto del principio pensante, la “Ruach”; siendo su objetivo final
el obtener la facultad de tranquilizar la corriente de pensamiento a “voluntad”, para que lo que está detrás (por
decirlo de alguna manera), o encima,

o más allá de la mente, pueda manifestarse en la tranquilidad así producida. Lo esencial es la quietud de la
turbulencia mental. Con esta facultad a su disposición se le enseña al estudiante a elevar la mente con los diversos
métodos técnicos de Magia hasta que supera las limitaciones y barreras de su naturaleza, ascendiendo en una gran
columna de éxtasis fogoso a la Conciencia Universal, a la cual se une. Una vez formado un todo con la Existencia
trascendental, intuitivamente participa del saber universal, que se considera una fuente más fiable de información
que la introspección racional del intelecto o la investigación científica experimental de la materia puedan dar. Es el
contacto con la fuente de la Vida en sí misma, el “fons et origo” de la existencia, más que un ciego moverse a
tientas en la oscuridad tras símbolos confusos que aparecen únicamente en el denominado plano práctico o
racional de pensamiento. La ciencia secular o positivismo se ha ocupado de la investigación de la materia y el
universo visible, así como se percibe con los cinco sentidos. Afirma que con un estudio de los fenómenos podemos
acercarnos al mundo tal y como es en realidad, a las cosas en sí mismas. En ese sistema que afirma que la
percepción es solamente un nombre para cierta serie de cambios biológicos y químicos que ocurren en ciertos
contenidos de nuestros cráneos y que, mediante una investigación de cosas tal y como parecen ser, podemos llegar
a una comprensión de sus causas, de lo que realmente son. El argumento filosófico contrario de las escuelas
idealistas es que, estudiando las leyes de la Naturaleza, únicamente podemos estudiar las leyes de nuestras propias
mentes; que sería bastante fácil demostrar que, después de todo, realmente llegamos a saber muy poco de ideas
como: materia, movimiento y peso, etc., m
ás que desde el punto de vista puramente idealista; que son simples fases de nuestro pensamiento. Los cabalistas y
todas las dem
ás escuelas de M
ística parten de un punto de vista todav
ía m
ás absoluto, argumentando que la controversia en su conjunto es puramente verbal; pues todas las propuestas ontol
ógicas pueden, con un poco de habilidad, reducirse a una u otra forma. A consecuencia de esta observaci
ón hay en el reino de la filosof
ía moderna lo que se considera francamente como un punto muerto. Los cabalistas afirman que la Raz
ón es un arma inadecuada para la b
úsqueda de la Realidad ya que su naturaleza es esencialmente autocontadictoria. Hume y Kant lo comprendieron;
pero uno se volvi
ó esc
éptico en el m
ás amplio sentido de la palabra, y en el otro la conclusi
ón se ocult
ó tras un trascendentalismo cargado de verbosidad. Tambi
én Spencer lo comprendi
ó pero intent
ó encubrirlo y enterrarlo bajo la ponderaci
ón de su erudici
ón. La C
ábala, en palabras de uno de sus m
ás celosos defensores zanja la disputa poniendo el dedo en el punto d
ébil:

Tambi
én la raz
ón es una mentira; pues hay un factor infinito y desconocido; y todas sus palabras son imprudentes

. El Universo no puede explicarse mediante la raz
ón; su naturaleza es claramente irracional. Como se
ñal
ó el Profesor Henri Bergson:

Nuestro pensamiento en su forma puramente l
ógica es incapaz de presentar la naturaleza verdadera de la Vida"

y la facultad intelectual se caracteriza por una incapacidad natural para

comprender

la vida. El Profesor Arthur S. Eddington observ
ó igualmente que:

En una teor
ía sobre el mundo, los elementos esenciales deben ser de una naturaleza imposible de definir en t
érminos identificables para la mente

. Una afirmaci
ón m
ás reciente de Julian Huxley, considerado un excelente exponente de la opini
ón cient
ífica moderna, aparece en su obra

Lo que me atrevo a pensar

:

No existe ninguna raz
ón por la que el universo tenga que ser perfecto; no hay, en verdad, ninguna raz
ón por la que deba ser racional.

Una de las paradojas del intelecto es que, a pesar del hecho de que nuestro conocimiento se basa puramente en los
fen
ómenos, incluso ese conocimiento no es realmente profundo. Por ejemplo, el criterio

a

es

a

es una tautolog
ía sin sentido. Para que nuestro pensamiento sea significativo debe ir m
ás all
á de la simple identificaci
ón de un objeto consigo mismo, pero no debe pasar a algo que no tiene nada en com
ún con el objeto. De esa forma si afirmamos que

a

es igual a

b

, el criterio es falso, ya que pasamos de

a

a

b

, y ese
último no tiene nada en com
ún con

a

. Resulta obvio, sin embargo, que una definici
ón de esta

a

desconocida,
únicamente puede conseguirse diciendo

a

es igual a

b

,o

a

es igual a

cd

. En el primer caso la idea de

b

est
á realmente impl
ícita en

a

; as
í no hemos aprendido nada, y si es as
í, la afirmaci
ón es falsa. Simplemente se define algo desconocido con los t
érminos de otro

y no se adelanta nada-. En el segundo caso,

c

y

d

requieren en s
í mismos de una definici
ón como

ef

y

gh

respectivamente. El proceso se alarga, pero est
á destinado a llegar a su fin por agotamiento eventual del alfabeto,

y

es igual a

z

. En resumen, uno no consigue m
ás que

a

es igual a

a

. La relaci
ón de la serie total de ecuaciones se convierte entonces en aparente, y la conclusi
ón a la cual se ve uno forzado es que todos los t
érminos son

algo-en-s
í-mismos

, aunque perceptibles en alguna medida por la Intuici
ón. Existen varias pruebas de ello, la m
ás sencilla es quiz
ás la siguiente, mostrando que el planteamiento m
ás claro no puede soportar el an
álisis. A una pregunta sencilla como:

¿Qu
é es bermell
ón?

Ese

bermell
ón es rojo

es innegable, indudable, pero sin embargo bastante falto de significado; pues cada uno de los dos t
érminos ha de ser definido mediante, al menos, dos t
érminos a partir de los cuales
él mismo es verdad. Otra pregunta tan simple como

¿Por qu
é el az
úcar es dulce?

implica un amplio n
úmero de investigaciones qu
ímicas altamente complicadas, cada una de las cuales conduce finalmente a ese vac
ío de las paredes blancas -
¿qu
é es la materia?
¿qu
é es la mente observadora? Si lo deseamos podemos continuar y preguntar:

¿Qu
é es la Luna?

La Ciencia (supongamos que en broma) contesta:

¡Queso verde!

Para nuestra luna tenemos ahora dos ideas distintas y toda simplicidad se desvanece y se oscurece.

Verdor y Queso

. Uno depende de la luz del Sol, el aparato sensorial de los nervios y
órganos
ópticos, y de un centenar de cosas m
ás; el otro de la bacteria, de la fermentaci
ón, y de la naturaleza de la vaca. Seguimos entonces buscando cinco pies al gato y haciendo juegos de palabras

nada m
ás que pies y palabras, y malabarismos con ellos-y no tenemos en
último t
érmino ninguna respuesta a una pregunta sencilla.
Por consiguiente, no existe ninguna escapatoria posible a este foso sin fondo de confusi
ón, salvo por el desarrollo de una facultad de la mente que no ser
á claramente insuficiente en cualquiera de estas formas. Debemos usar otros medios superiores al raciocinio.
Debemos aproximarnos al problema del desarrollo de la

Neschamah

(Intuici
ón), y es en este punto que la C
ábala difiere en m
étodo y contenido de la Ciencia secular y de la Filosof
ía acad
émica. El progreso de la ciencia secular en los
últimos treinta a
ños se aproxima ciertamente a la concepci
ón cabal
ística de las cosas; las antiguas sanciones de un mecanismo cient
ífico han desaparecido casi por completo, y los t
érminos que a los victorianos les parecieron tan simples, objetivos y claros

como la materia, la energ
ía, el espacio, etc.-, han fracasado totalmente en resistir un an
álisis. Algunos pensadores modernos, viendo con claridad la absoluta debacle a la cual la antigua ciencia
positivista estaba abocada a llevarles, la disoluci
ón de esa extensi
ón helada de fr
ío pensamiento, decidieron encontrar por todos los medios posibles un

modus vivendi

para Atenea. Esta necesidad fue remarcada en la forma m
ás sorprendente por el resultado de los experimentos de Michelson-Morley cuando la misma F
ísica, tranquila y sinceramente, ofreci
ó una contradicci
ón en sus funciones. No fueron las matem
áticas en esta ocasi
ón quienes estaban hurgando en el vac
ío. Fueron los matem
áticos y los f
ísicos quienes hallaron el suelo abierto bajo sus pies. No bast
ó con sustituir la geometr
ía de Euclides por la de Riemann y Lobatcheusky, y la mec
ánica de Newton por la de Einstein, en la medida en que cualquiera de los axiomas del antiguo pensamiento
sobreviv
ían. Abandonaron deliberadamente el positivismo y el materialismo por un misticismo indeterminado, creando una
nueva filosof
ía matem
ática y una nueva l
ógica, donde las ideas infinitas

o bastante transfinitas- podr
ían hacerse equivalentes a aquellas ideas del pensamiento corriente en la esperanza de que todo podr
ía ir perfectamente a partir de aquel momento. En resumen, para usar una nomenclatura cabal
ística, encontraron relevante el adoptar para inclusi
ón de t
érminos de Ruach (intelecto) conceptos que son propios de la

Neschamah

(el
órgano y la facultad de percepci
ón e intuici
ón directamente espirituales). Este mismo proceso tuvo lugar en la Filosof
ía a
ños antes. La dial
éctica de Hegel hab
ía sido s
ólo entendida a medias, la mayor parte de las especulaciones filos
óficas desde los Escol
ásticos a la percepci
ón por parte de Kant de las antinomias de la raz
ón hab
ían sido lanzadas por la borda.
C. G. Jung, el eminente psicoanalista europeo, escribe en “El Secreto de la Flor de Loto”, de Wilhem: “por
consiguiente, puedo solamente considerar la reacción contra el intelecto que se inicia en Occidente... a favor de la
intuición, como una señal de avance cultural, una ampliación de la conciencia más allá de los límites demasiado
estrechos establecidos por un intelecto tiránico”. Una de las mayores dificultades experimentadas por el filósofo –
casi insuperables para el estudiante; una dificultad que contínuamente tiende a aumentar más que a disminuir con
el avance en el conocimiento-es la siguiente: es prácticamente imposible conseguir ninguna comprensión
intelectual clara del significado de los términos filosóficos usados. Cada pensador tiene su propio concepto
general y su propio significado para términos tan comunes y tan universalmente usados como “alma” y “mente”; y
en la gran mayoría de los casos no sospecha que otros escritores puedan usar el mismo término con una
connotación diferente. Incluso los escritores técnicos, aquellos que a veces consideran el problema de definir sus
términos antes de usarlos, están con demasiada frecuencia en desacuerdo entre sí. La diversidad es muy amplia,
como señalamos antes, en el caso de la palabra “alma”. Nos encontramos con un escritor que predica que el alma
es “a”, “b” y “c” mientras que sus estudiantes o discípulos protestan vehementemente que no hay nada de eso,
sino “d”, “e” y “f”. Sin embargo, supongamos por un momento que, mediante algún milagro obtenemos una idea
clara del significado de la palabra. El problema acaba de empezar, pues inmediatamente surge la cuestión de la
relación de un término con los demás. A la vista de esta fuente continua de errores se hace necesario establecer
una lengua básica y universal para la comunicación de ideas. Se llega a estar amargamente de acuerdo con el triste
arranque del anciano Fichte: “Si tuviera que vivir mi vida de nuevo la primera cosa que haría sería inventar un
sistema de símbolos totalmente nuevo, con el cual transmitir mis ideas.” En realidad, él había visto que cierta
gente –principalmente algunos de los antiguos cabalistas entre los cuales podemos incluir a Ramón Llull, William
Postel, etc...-, habían realmente intentado esa
Gran Obra de construcci
ón de un sistema coherente. Aquellos que fueron coherentes fueron, resulta triste decirlo, apenas comprendidos o
aprobados. Se pretende a veces que la terminolog
ía budista, contenida en el Abidhamma, aporta un alfabeto filos
ófico lo suficientemente completo. Mientras que queda mucho por decir a favor del sistema budista, no podemos
estar totalmente de acuerdo con esta opini
ón por las siguientes razones: En primer lugar, las palabras reales son terriblemente largas, imposibles para el
europeo medio. En segundo lugar, una comprensi
ón de este sistema exige estar totalmente de acuerdo con la doctrina budista, para lo cual no estamos preparados.
En tercer lugar, el significado de los t
érminos no es tan claro, preciso ni tan global como ser
ía deseable. Existe, con la m
áxima seguridad, una gran cantidad de pedanter
ía, asuntos contenciosos y confusi
ón. S
ólo en fecha reciente, veo que Mrs. Rhys Davids ha publicado un libro sobre

Los Or
ígenes del Budismo

, en el cual la pregunta que plantea, entre otras, respecto a la traducci
ón de la palabra pali

Damma

es si significa

ley

,

conciencia

,

vida

o simplemente la doctrina budista. En cuarto lugar, la terminolog
ía es exclusivamente psicol
ógica y no tiene en cuenta las ideas especialmente budistas, y mantiene muy poca relaci
ón con el orden general del universo. Por supuesto, podr
ía ser complementada con la terminolog
ía hind
ú u otras, pero haci
éndolo as
í se introducir
ían inmediatamente m
ás elementos a la controversia. Al instante estar
íamos perdidos en discusiones sin fin sobre si Nibbana era Nirvana, y si la extinci
ón o algo m
ás estaba implicada; y as
í seguir
íamos durante mucho tiempo. El sistema de la C
ábala, cuyos t
érminos, como veremos, son ampliamente simb
ólicos, est
á por supuesto superficialmente abierto a esta
última objeci
ón. Pero, precisamente por ser altamente simb
ólico, tiene la mayor aprobaci
ón por parte de aquellos considerados como autoridades eminentes en las ciencias, pues el conjunto de la ciencia
moderna se ocupa de diversos s
ímbolos, a trav
és de los cuales se esfuerzan en comprender el mundo f
ísico

s
ímbolos m
ás all
á de los cuales, sin embargo, se confiesa sinceramente incapaz de llegar-. Una cita significativa aparece en la
Conferencia Swarthmore del Pr. Eddington,

Ciencia y Mundo Oculto

:

Únicamente puedo decir que la ciencia f
ísica ha dado la espalda a todos los modelos, contempl
ándolos como a un obst
áculo para la comprensi
ón de la verdad que hay detr
ás de los fen
ómenos... Y si hoy en d
ía se pregunta a un f
ísico lo que finalmente se entiende por
éter o electr
ón, la respuesta no ser
á una descripci
ón en t
érminos de bolas de billar o volantes de coches
o algo concreto; en vez de eso señalará a un número de símbolos y a una serie de ecuaciones matemáticas que
satisfagan. ¿Qué representan los símbolos? La misteriosa respuesta que se da es que a la física no le importa; no
tiene medios para investigar más allá del simbolismo. Para entender los fenómenos del mundo físico es necesario
conocer las ecuaciones a las que los símbolos obedecen, pero no la naturaleza de aquello que está siendo
simbolizado.” Sir James Jeans confirma esta visión del uso de los símbolos, pues en la página 114 de su libro “El
Universo Misterioso”, escribe: “El construir modelos o dibujos para explicar fórmulas matemáticas y los
fenómenos que ellas describen, no es un paso hacia delante, sino un paso que se aleja de la realidad... En resumen,
una fórmula matemática nunca puede decirnos lo que es una cosa, sino sólo cómo se comporta. Únicamente puede
designar un objeto a través de sus propiedades.” El cabalista, por consiguiente, no tiene miedo a sufrir el ataque de
fuentes hostiles a causa de su uso de símbolos, pues la base real de la Santa Cábala, los diez Sephiroth y los
veintidós Senderos, es matemáticamente lógica y definida. Podemos descartar fácilmente las interpretaciones
teológicas y dogmáticas del Antiguo Rabbanim por su poca utilidad, y sin afectar a esta misma base real, y
relacionarlo todo en el universo con el sistema fundamental de puro Número. Sus símbolos serán comprensibles
para todas las mentes racionales en un sentido idéntico, ya que las relaciones que se obtienen entre estos símbolos
están determinadas por la naturaleza. Es esta consideración la que ha llevado a la adopción del “Árbol de la Vida”
cabalístico como la base del alfabeto filosófico universal. La apología para este sistema –si se necesitara-es, como
ya se ha indicado, que nuestros conceptos más puros son simbolizados por las matemáticas. Bertrand Russell,
Cantor, Poincaré, Einstein, y otros muchos han trabajado duramente para sustituir el empirismo victoriano por una
interpretación comprensible y lógica del universo mediante ideas y símbolos matemáticos. Los conceptos
modernos de Matemáticas, Física y Química son paradojas completas para el “Hombre
llano

que piensa en la materia, por ejemplo, como algo con lo que puede chocar. Parece no haber lugar a dudas de que
actualmente la naturaleza b
ásica de la ciencia en cualquiera de sus ramas, ser
á puramente abstracta, se podr
ía decir que ser
á de un car
ácter casi cabal
ístico, incluso aunque nunca pueda ser denominada oficialmente C
ábala. Es propio y natural representar al Cosmos o a cualquier parte de
él, o a sus operaciones en cualquiera de sus aspectos, con los s
ímbolos de N
úmero puro. Los diez n
úmeros y las veintid
ós letras del alfabeto hebreo con sus correspondencias tradicionales y racionales

considerando tambi
én sus relaciones num
éricas y geom
étricas- nos permiten un trabajo preliminar coherente y sistem
ático para nuestro alfabeto; una base lo suficientemente r
ígida para nuestro fundamento y lo suficientemente el
ástica para nuestra superestructura.
CAPITULO TRES

LAS SEPHIROTH

En el capítulo anterior se sugirió la idea de que la Cábala es el sistema más adecuado para la base de nuestro
alfabeto mágico, en el cual podemos depositar todo nuestro conocimiento y experiencia –religiosa, filosófica y
científica-. El Alfabeto Cabalístico es, como vamos a explicar, un sistema elaborado de atribuciones y
correspondencias; un método conveniente de clasificación que capacita al filósofo para clasificar sus experiencias e
ideas tal y como las obtiene. Se puede comparar a un fichero de treinta y dos envolturas en las cuales se archiva un
extenso sistema de información. Sería engañoso para el estudiante esperar una definición concreta de todo lo que el
archivo contiene. Es totalmente imposible por razones muy obvias. Cada estudiante debe trabajar para sí mismo
una vez se le ha proporcionado el método para situar la totalidad de su constitución moral y mental en estas treinta
y dos fichas. La necesidad del trabajo personal se hace evidente cuando se comprende que en los trámites de
negocios, por ejemplo, no se debe adquirir un fichero con los nombres de todo el pasado, presente y futuro
correspondientes ya clasificados. Resulta bastante evidente que el fichero cabalístico (nuestros treinta y dos
Senderos) tiene un sistema de letras y números sin ninguna utilidad en sí mismos, pero las fichas están
completadas, preparadas para tener un significado, diferente para cada estudiante. Con la experiencia aumentada,
cada letra y cada número recibirían ampliaciones nuevas de sentido y significado, y adoptando esta disposición
metódica podríamos captar nuestra vida interior de forma mucho más global. El objetivo de la Cábala teórica –
cuando la separamos de la Práctica-, es capacitar al estudiante para tres cosas: Primero, analizar cada idea en
términos del Árbol de la Vida. Segundo, trazar una conexión y relación necesarias entre toda clase de ideas,
relacionándolas con este modelo típico de comparación. Tercero, traducir cualquier sistema de simbolismo
desconocido en términos de cualquier sistema conocido por sus propios medios. Para expresarlo de otra manera, el
arte de usar la ordenación de nuestro fichero nos proporciona la naturaleza común de ciertas cosas, la diferencia
esencial entre otras, y la inevitable relación de todas las cosas. Además, y esto es extremadamente importante,
mediante la adquisición de una comprensión de cualquier sistema de filosofía mística o religión se adquiere
automáticamente un entendimiento de todos los sistemas cuando relacionamos esa comprensión con el Árbol de la
Vida. Por eso, finalmente, por una especie de asociación de ideas impersonales y abstractas, se equilibra poco a
poco el conjunto de la propia estructura mental y se obtiene una visión sencilla de la incalculablemente vasta
complejidad del Universo. Pues está escrito: “El equilibrio es la base de la obra”. Los estudiantes responsables
necesitarán hacer un cuidadoso estudio de las atribuciones detalladas en este libro y aprenderlas de memoria.
Cuando, con constante aplicación a su propio sistema mental, se entiende en parte el sistema numérico con sus
correspondencias –oponiéndose a ser simplemente memorizado-, el estudiante se asombrará al hallar una nueva luz
iluminándolo a cada paso, mientras sigue relacionando cada detalle en la experiencia y la conciencia con este
modelo standard.
Un cabalista reciente, Mr. Charles S. Jones (cuyo seud
ónimo es Frater Achad) escribi
ó lo siguiente en su

Q. B. L.

:

Es de primordial importancia que los detalles del Plan sean

memorizados

.
Ésta es posiblemente la raz
ón principal por la que en los primeros tiempos la C
ábala era transmitida de boca en boca y no por escrito, pues s
ólo

da fruto

en la medida en que arraiga en nuestras mentes, podemos hablar de ella, estudiarla en una cierta medida, hacer
juegos con ella en un papel, etc., pero HASTA QUE la misma mente no asuma la Imagen del
Árbol y podamos ir mentalmente de rama en rama, de correspondencia a correspondencia, visualizando el proceso
y convirti
éndolo de esa forma en un
Árbol Vivo, no veremos la Luz de la Verdad descender sobre nosotros. Habi
éndolo conseguido, habremos, por as
í decirlo, triunfado en levantar un v
ástago sobre la Tierra

como en el caso de un
árbol joven-, y as
í nos hallaremos en un nuevo Mundo, mientras que nuestras ra
íces estar
án todav
ía firmemente implantadas en nuestro elemento natural.

El mismo Zohar habla de una influencia espiritual llamada βξθπ Mezla, que desciende desde Kether a Malkuth, a
través de los Senderos, vivificando y dando soporte a todas las cosas. Esforzándonos por implantar las raíces de
este árbol vivo en nuestra propia conciencia, extendiéndolo diariamente con devoción, ternura y perseverancia,
hallaremos casi imperceptiblemente un nuevo conocimiento espiritual que brota espontáneamente en nuestro
interior. El universo empezará entonces a mostrarse como un Todo sintético y homogéneo, y el estudiante
descubrirá que la suma total de su saber se unifica, y le halla capaz de transmutar los Muchos en el Uno, incluso en
el plano intelectual. Éste es, a grandes rasgos, descartando todo lo no esencial, el objetivo de todos los místicos, no
importa el nombre que dan a su Sendero, y cuál de los muchos caminos siguen. Otro asunto preliminar debe ser
tratado antes de intentar una verdadera exégesis de las Sephiroth. Muchos cabalistas han relacionado las cartas del
Tarot con el Árbol de la Vida; éstas son una serie de representaciones pictóricas del Universo. Eliphas Levi escribe
en “La Historia de la Magia”: “La ciencia hieroglífica absoluta tiene como base un alfabeto en el cual todos los
dioses fueron letras, y todas las letras ideas, todas las ideas números, y todos los números señales perfectas. Este
alfabeto hieroglífico del cual Moses hizo el gran secreto de su Cábala, es el famoso Libro de Thoth.” Las páginas
de este “famoso libro” se denominan también el Atus de Thoth, siendo este último el dios egipcio de la sabiduría.
Court de Gebelin (Paris, 1781) señala: “Si oímos decir que actualmente existe una obra de los antiguos egipcios,
uno de sus libros que escapó a las llamas que devoraron sus soberbias bibliotecas, y que contiene sus doctrinas más
puras... Si añadiéramos que este libro ha estado accesible a todos durante siglos ¿no sería ello sorprendente? ¿Y no
llegaría esa sorpresa a su máximo nivel si se nos asegurara que la gente no ha sospechado nunca que fuera egipcio,
que apenas pueden decir que lo posean, que nadie ha intentado descifrar una sola página, y que el resultado de una
sabiduría recóndita se contempla como un montón de dibujos indescifrables, que no significan nada en sí
mismos?... Pues bien, éste es un hecho real... En una palabra, este libro es la baraja de las cartas del Tarot.” La
leyenda de Atus como el origen de estas setenta y ocho cartas es verdaderamente una de las más curiosas e
interesantes, aunque no se pueda garantizar su veracidad. Cuenta que los antiguos Adeptos, viendo que un ciclo de
degradación espiritual y estancamiento mental iba a descender sobre Europa con el advenimiento de la llamada Era
Cristiana, estaban preocupados por elaborar planes para poder preservar todo su saber acumulado. Sería guardado
como reserva para la era en que los Hombres fueran lo suficientemente avanzados y fueran espiritualmente
imparciales para poder recibirlo, y que, no obstante, estuviera a su disposición durante el período intermedio,
incluso durante el ciclo de total languidez mental, para que cualquier miembro de la comunidad que sintiera la
necesidad interior de dedicarse a los estudios relacionados con la Cábala tuviera un fácil acceso a él. En asamblea
en el Santuario de la Gnosis, empezaron a considerar el tema en todos sus aspectos. Un adepto había aventurado la
idea de reducir todos los conocimientos en unos cuantos símbolos y glifos, labrándolos en roca imperecedera, tal y
como hizo el Rey Asoka en la India. Otros sugerían escribir sus conocimientos tal y como eran y guardar los
manuscritos en grandes bibliotecas subterráneas –como la que Madame Blavatsky cuenta que existe actualmente en
el Tíbet-, para ser abiertas en una fecha más lejana.
Ninguna de estas propuestas cumpl
ía las condiciones requeridas para satisfacer a la mayor
ía, hasta que un Adepto que hab
ía estado, hasta entonces, reclinado casi sin tomar parte de las discusiones propuso algo:

Existe un m
étodo mucho m
ás pr
áctico e incluso m
ás sutil. Reduzcamos todo nuestro saber sobre el Hombre y el universo en s
ímbolos que puedan ser representados en dibujos adecuados para poder usarse como un sencillo juego. De esa
forma la sabidur
ía acumulada durante siglos ser
á preservada de forma no ortodoxa, pasando inadvertida por la masa, siendo la Filosof
ía de los Iniciados y, no obstante, se estar
á dando pistas a los que vayan en busca de la Verdad.

Esta admirable sugerencia fue aceptada por la Asamblea, y uno de sus miembros, un Adepto diestro con el pincel,
tinta y pluma, pint
ó una serie de setenta y ocho jerogl
íficos, representando cada uno simb
ólicamente un aspecto particular de la vida, del Hombre y del cosmos. Y, de esta forma, estas cartas han llegado a
nosotros, sin deformar y pr
ácticamente intactas. Es cierto que algunos artistas no diestros en lo intrincado de la Santa C
ábala ni adeptos como fueron los inventores de las cartas, al pintar copias de las cartas del Tarot han desfigurado
lamentablemente, mal situado, y en algunos casos omitido totalmente algunos de los s
ímbolos existentes en el grupo original de dibujos. Incluso cualquiera con un conocimiento de la sabidur
ía arcana puede reconstruirlos con facilidad. Fue
únicamente en el siglo pasado que tuvimos la declaraci
ón de Eliphas Levi que fue un hombre encarcelado en una mazmorra, en solitario confinamiento, sin libros ni
instrucciones de ninguna clase. Incluso a
él le fue posible obtener de este grupo de cartas un saber enciclop
édico sobre la esencia de todas las ciencias, religiones y filosof
ías. Ignorando la muestra de t
ípica verbosidad de Levi, s
ólo se hace necesario se
ñalar que, en vez de usar los diez d
ígitos y las veintid
ós letras del alfabeto hebreo como la base de su alfabeto m
ágico, Levi adopt
ó como sistema fundamental las veintid
ós cartas de triunfo del Libro de Thoth, atribuy
éndoles este conocimiento y experiencia de forma similar a las atribuciones de los treinta y dos Senderos de
Sabidur
ía. Algunos cr
íticos han aventurado la opini
ón de que la interpretaci
ón del
Árbol de la Vida sugerida aqu
í, su utilizaci
ón como un m
étodo de clasificaci
ón, no

suena a verdad

y que no tiene autoridad en las obras standard de la C
ábala. Esta cr
ítica no tiene, de hecho, ning
ún fundamento. Una tentativa en esta direcci
ón es m
ás evidente en el Sepher Yetzirah, y el Sepher haZohar est
á lleno de las m
ás rec
ónditas atribuciones, muchas de las que no he reproducido aqu
í por el deseo de mantener la simplicidad. Puedo solamente recomendar que aquellos que presentan estas y
similares objeciones deber
ían consultar cuidadosamente el compendio de Mr. Waite sobre filosof
ía zoh
árica,

La Doctrina Secreta de Israel

, que sustancialmente demuestra que la base de mi interpretaci
ón tiene la aprobaci
ón de la m
ás alta autoridad cabal
ística. Acerqu
émonos a la ex
égesis de la Filosof
ía de la C
ábala en sus diversos aspectos. En primer lugar, trataremos m
ás a fondo los diez conceptos sefir
óticos, dando en el
último cap
ítulo al estudiante ejemplos de la forma de tratamiento que
él mismo ser
á entonces capaz de seguir, estudiando las atribuciones de todos los Senderos.
0. AIN

El universo, como la suma total de las cosas y criaturas vivientes, se concibe teniendo su origen
primitivo en el Espacio Infinito. θ λβ – Ain, la Nada, o Parabrahman, la Causa Sin Causa de toda manifestación-.
Citando al Zohar: “Antes de haber creado ninguna forma en este mundo, antes de haber producido ninguna
forma. Él estaba solo, sin forma, sin asemejarse a nada. ¿Quién entendería como era Él entonces, antes de la
creación, ya que Él no tenía forma?” El Ain no es un ser, es la NADA. Lo que es incomprensible, desconocido e
impenetrable no existe – al menos, para ser más exactos, en la medida en que se refiere a nuestra propia
conciencia-. Blavatsky define esta realidad primal como un principio omnipresente, eterno e ilimitado, sobre el
cual es imposible hacer cualquier especulación, ya que trasciende en tal medida el poder de las ideas y del
pensamiento humano que sólo se conseguiría empequeñecerlo con cualquier similitud. Lo que es conocido y
denominado lo es no a partir de un acontecimiento de su sustancia sino de sus limitaciones.
En s
í mismo es impenetrable, impensable e indecible. Rabbi Azariel ben Menahem (nacido en 1160 D.C.), un disc
ípulo ya mencionado de Isaac el Ciego, afirma que el Ain no puede ser comprendido por el intelecto ni descrito
con palabras, pues no hay ninguna letra ni palabra para representarlo. En otro sistema muy importante, esta idea es
representada gr
áficamente de forma muy pintoresca como la Diosa Nuit, la Reina del Espacio Absoluto y la Brillantez desnuda
del azul nocturno del cielo

la Mujer con

la leche de las estrellas (el polvo c
ósmico) chorreando de sus pechos

. Es lo absoluto o lo impenetrable del agnosticismo de Herbert Spencer; las tres veces grande oscuridad del casto
sacerdote egipcio, y el Tao chino que

se asemeja al vac
ío del espacio

, y que

no ten
ía Padre; est
ám
ás all
á de todos los dem
ás conceptos, m
ás alto que lo m
ás alto

. En una de las meditaciones de Chuang Tzu encontramos que

Tao es algo m
ás all
á de las existencias materiales. No puede expresarse, ni con palabras ni con el silencio. En ese estado que no es ni
de palabras ni de silencio, puede comprenderse su naturaleza trascendental

. A este concepto cabal
ístico o principio del Cero se le asignar
ía la definici
ón de Dios o de sustancia de Baruch Spinoza:

Lo que requiera para su concepto el concepto de nada.

Otro de los muchos s
ímbolos usados por los hind
úes para representar este Cero era el de la Serpiente Ananta, que engloba el universo; su cola desapareciendo en su
boca representa la naturaleza reintegrante de la Infinitud.
I. KETHER (Pronúnciese Kécer)

ησ ‫ף‬Para ser consciente deSíMismo, o para hacerse comprensible a Sí Mismo,Ain seconvierteen Ain Soph Aour,
la Luz Absoluta Ilimitada (el ησρλβ ‫ף‬ϊηβ Ain Soph (Infinidad), y todavía más ρλβ
Daivaprakriti de los brahmanes vedantistas, y el Adi-Buddha o Amitabha de los budistas); que
entonces por contracciσn (Tsimtsum, de acuerdo con el Zohar) se concretσ en un Punto
Central Sin Dimensiones, Kether, la Corona, que es la primera Sephirah del Αrbol de la Vida.
Otra forma de expresar esta misma idea es la del concepto de negatividad absoluta, las
Fuerzas Giratorias (Rashith haGilgolim) presagian la primera manifestaciσn del Punto
Primordial (Nekudah Rishonah), que se convierte en la raνz primitiva de la que surgirα todo lo
demαs. Kether es la Mσnada inescrutable, la raνz de todas las cosas, definida por Leibnitz en
relaciσn a la naturaleza extrema de las cosas fνsicas y a la unidad ϊltima de conciencia, como
un punto metafνsico, un
centro de energ
νa espiritual, no ampliable e indivisible, lleno de vida incesante, de actividad y fuerza. Es el
prototipo de todo lo espiritual y, en verdad, de todas las cosas del cosmos. En esta relaci
σn el lector deber
νa recordar el siguiente extracto de

El Universo Misterioso

donde Sir James Jeans escribe:

Esto demuestra que un electr
σn debe, al menos en un cierto sentido, ocupar la totalidad del espacio... Ellos (Faraday y
Maxwell) describieron a una part
νcula electrificada... que lanzaba...

l
νneas de fuerza

, a trav
ιs de todo el espacio.

(p
αgs. 54-55). El concepto cient
νfico del electr
σn matem
αtico que ocupa

la totalidad del espacio

corresponder
νa al concepto cabal
νstico de Kether en el Mundo de Assiah. Los cuatro mundos se explican en el cap
νtulo 7. En la C
αbala se incluyen lo que se conoce como las diez Sephiroth. Se especula respecto a lo que
ιstas implican -
ΏDiez n
ϊmeros, diez mundos o diez sonidos?-. La deducci
σn general de Cordovero es que se trata de principios sustantivos de

Kehlim

, vasijas de fuerza, o ideas categ
σricas mediante las cuales se expresa la Conciencia del Universo. Un pasaje metaf
σrico del Zohar afirma con respecto a este punto:

El agua del mar es ilimitada y no tiene forma. Pero cuando se extiende sobre la tierra produce
una forma... El curso de las aguas del mar, y la fuerza que emite para extenderse sobre el
suelo, son dos cosas. Despu
ιs se forma una inmensa cuenca con las aguas, como la que se forma cuando se hace un
profundo agujero. Esta cuenca se llena con las aguas que surgen de la fuente; es el mismo
mar y puede contemplarse como una tercera cosa. Esta amplia concavidad de agua se divide
en siete canales, que son como muchos tubos largos a trav
ιs de los cuales se comunican las aguas. La fuente, la corriente, el mar y los siete canales
forman todos juntos el n
ϊmero Diez...

Despu
ιs el pasaje sigue explicando que la fuente o Causa Primaria de todas las cosas es Kether, la
primera Sephirah; la corriente proveniente de ella, la inteligencia mercurial primitiva, es
Chokmah, la segunda; y el mar en s
ν mismo es la Gran Madre, Binah, la tercera; los siete canales citados son las siete Sephiroth
por debajo o inferiores, como son denominadas. Los cabalistas postulaban diez Sephiroth
porque para ellos el diez era un n
ϊmero perfecto, un n
ϊmero que inclu
νa todos los d
νgitos sin repetici
σn, y conten
νa la esencia total de todos los n
ϊmeros. Isaac Myers escribe que 0-1 acaba en 1-0, y Rabbi Moses Cordovero, en su

Pardis Romonim

dice que

El n
ϊmero diez es un n
ϊmero que lo abarca todo. Fuera de
ιl no existe otro, pues lo que est
αm
αs all
α de diez vuelve de nuevo a la unidad.

Kether, la Corona, es pues la Primera Sephirah. Como Causa Primera o Demiurgo se
denomina tambi
ιn Macroprosopus, o el Gran Rostro en el Zohar. El n
ϊmero uno ha sido definido por Theon de Smirna como

el elemento principal de los n
ϊmeros que, mientras muchos pueden ser disminuidos por sustracci
σn y est
α en s
ν mismo privado de todos los n
ϊmeros, permanece firme y estable

. Los pitag
σricos dec
νan que la M
σnada es el principio de todas las cosas y le dieron, de acuerdo con Photius, los nombres de
Dios, la Primera de todas las cosas, el Creador de todas las cosas. Es la fuente de las Ideas. La
C
αbala doctrinal atribuye a cada Sephirah inteligencias llamadas de diversas maneras, Dioses,
Dhyan Chohans,
Αngeles y Esp
νritus, etc., pues la totalidad del Universo en esta filosof
νa es guiada y animada por series completas de estas jerarqu
νas de seres sensitivos, cada uno con una misi
σn y funci
σn particular, variando en sus grados respectivos y estados de conciencia e inteligencia. Sin
embargo, hay una conciencia indivisible y absoluta sorprendente en todas las partes de cada
part
νcula y cada punto infinitesimal en el universo manifiesto en el Espacio. Pero su primera
diferenciaci
σn, por emanaci
σn o reflejo, es puramente espiritual y permite el ascenso a un n
ϊmero de

seres

que podemos llamar Dioses; su conciencia es de tal naturaleza, de tal grado de sublimidad,
como para sobrepasar nuestro entendimiento. Desde un cierto punto de vista los

Dioses

son las fuerzas de la naturaleza; sus

Nombres

son las leyes de la naturaleza; son, por consiguiente, eternos, omnipresentes y omnipotentes

ϊnicamente, sin embargo, para el ciclo de tiempo, aunque sea infinito, donde se manifiestan o
se proyectan-. Los nombres de los dioses son importantes, pues, de acuerdo con la doctrina
m
αgica, saber el nombre de una inteligencia supone poseer, de inmediato, un control peculiar
sobre ella. El Prof.
W. M. Flinders Petrie en su librito sobre “La Religión del Antiguo Egipto”, afirma que “el conocimiento del
nombre da poder a su conocedor”.
A la Corona, al primer d
ígito, se le atribuye el nombre-Dios de
ζ
λ
ζ
β
Ehieh, traducido por

Ser
é

, significando de forma distintiva que el esquema de la naturaleza no es est
ático ni un sistema de existencia donde los procesos creativos hayan sido consumados hace ya tiempo, sino
vibrante, progresivo y siempre favorecedor. Sus dioses egipcios son Ptah, quien, una vez m
ás de acuerdo con el Prof. Flinders Petrie, era uno de los dioses abstractos

para distinguirlos de los dioses humanos o c
ósmicos- y el creador del huevo c
ósmico; y Am
ón-Ra

con el cual se identificaba a Osiris-, rey de los dioses y

se
ñor de los tronos del mundo

. Su equivalente griego es Zeus

identificado con J
úpiter en la teogon
ía romana- y se le representa generalmente como el padre omnipotente y rey de los dioses y de los Hombres. Los
romanos consideraban a J
úpiter como el Se
ñor del Cielo, el m
ás grande y m
ás poderoso de los dioses, y le llamaban el Mejor y el Supremo. En los sistemas religiosos de la India es Brahma
el creador, del cual surgieron los siete Prajapati

nuestras siete Sephiroth inferiores- quienes, por orden suya, completaron la creaci
ón del mundo. El diamante se atribuye a Kether porque es la m
ás duradera y reluciente de las piedras preciosas. Tambi
én, por varias razones, los antiguos hicieron del cisne una atribuci
ón de este d
ígito. En todas las leyendas el cisne es el s
ímbolo del Esp
íritu y del
Éxtasis. Las leyendas hind
úes cuentan que el cisne (Hansa), cuando se le daba leche mezclada con agua separaba las dos, bebi
éndose la leche y dejando el agua

se supon
ía que esto demostraba su sobresaliente sabidur
ía-. El halc
ón es tambi
én una correspondencia. Si recordamos que Kether es la M
ónada, el punto de vista individual, podemos entender la atribuci
ón del halc
ón porque
éste tiene el h
ábito de permanecer sereno en el aire, mirando hacia abajo, desde el
éter azul a la tierra y contempl
ándolo todo con total objetividad. El
ámbar gris, el m
ás raro y precioso de los perfumes

aunque contiene poco perfume en s
í mismo es el m
ás admirable como base de compuestos, remarcando lo mejor de cualquier otro perfume con el que pueda estar
mezclado-, tiene su lugar en esta categor
ía de ideas. El color atribu
ído a Kether es el blanco; sus atribuciones en el Tarot son los cuatro ases y en el Sepher Yetzirah se le llama

La Inteligencia Admirable u Oculta

.
De acuerdo con el “comentario de las Diez Sephiroth” , de Rabbi Azaziel, cada Sephirah tiene tres
cualidades diferentes. Primero, tiene su propia función como Sephirah ya descrita. Su segundo
aspecto es el que recibe de comprobar la Sephirah anterior, o desde arriba, en el caso de Kether; y
tercero, transmite su propia naturaleza, y la recibida desde arriba a aquellas Sephiroth inferiores.

II. CHOKMAH (Pronúnciese Jojmá)

La primera Sephirah (la esencia del Ser-Espíritu-Materia) contenía en esencia y potencialidad a las demás y daba
lugar a ellas en un proceso que puede ser matemáticamente establecido. Samuel Liddell McGregor Mathers
pregunta: “¿Cómo se puede hallar el número dos?”, y responde a la pregunta en su Introducción a la “Cábala
Desvelada”: “Por reflejo de sí mismo. Pues aunque el 0 no pueda definirse, el 1 es definible. Y el efecto de una
definición es formar un Eidolón, duplicado o imagen, de la cosa definida. Así obtenemos entonces un compuesto
de 1 y de su reflejo. Ahora tenemos también el inicio de una vibración establecida, pues el número 1 vibra
alternativamente desde la inmutabilidad a la definición y vuelve a la inmutabiliad.” Isaac Ibn Latif (1220-1290
D.C.) nos da también una definición matemática de los procesos de evolución: “Así como el punto se extiende, y
se hace más denso en una línea, la línea en el plano, el plano en el cuerpo desarrollado, de la misma forma se
revela la manifestación de Dios.” Si por un momento intentamos pensar lo que es la última diferenciación de la
Existencia, veremos que, en la medida que podemos captarla es un más y un menos, positivo y negativo,
masculino y femenino, y así esperaríamos hallar en el Árbol de la Vida que las dos emanaciones que siguen a
Kether participen de esas características. Descubrimos cómo la segunda Sephirah, Chokmah o

Sabiduría, es masculina, vigorosa y activa. Se le llama el Padre, es el nombre divino, es ζλ, Yah, y el coro de
Ángeles apropiado es el Ophanim. Tahuti o Thoth es una atribución de esta Sephirah de Sabiduría, pues era el
Dios de la escritura, del aprendizaje y de la magia. Thoth es representado con la cabeza del dios ibis y, de vez en
cuando, tiene un mono o un mandril a su servicio. Palas Atenea se atribuye a Chokmah en la medida que era la
otorgadora de dones intelectuales y en ella est
án armoniosamente combinados el poder y la sabidur
ía; es la Diosa de la Sabidur
ía que surgi
ó totalmente armada del cerebro de Zeus. En la mitolog
ía griega aparec
ía como la preservadora de la vida humana, e instituy
ó la antigua corte del Are
ópago en Atenas. Es tambi
én Minerva en el sistema romano, cuyo nombre los fil
ólogos consideran que contiene la ra
íz del

mens

, el pensar; es, por tanto, el poder pensante personificado. Maat, la diosa de la Verdad, unida a Thoth, es otra
correspondencia egipcia. Urano, como los cielos estrellados, y Hermes con el Logos y el Transmisor de la
influencia de Kether son tambi
én atribuciones. En el Tao
ísmo, el Yang positivo corresponder
ía a esta Sephirah. Chokmah es el elemento activo vital de la existencia, el Esp
íritu o el Purusha de la filosof
ía sankiana de la India, por la que se implica la realidad b
ásica subyacente en todas las manifestaciones de la conciencia. En el sistema de Blavatsky, Chokmah ser
ía lo que all
í se denomina Mahat o

Ideaci
ón C
ósmica

. Para los budistas chinos ser
ía Kwan Shi Yin; Vishn
ú e Ishvara para los hind
úes. Chokmah es la Palabra, el Logos griego, y el Menrah del Targum. El Sepher Yetzirah le llama

La Inteligencia Iluminadora

; su planeta es Urano

aunque, tradicionalmente, se le asigna la esfera del Zod
íaco-. Su color es el gris, su perfume es el almizcle de la orqu
ídea; su planta la amaranta, que es la flor de la inmortalidad; y los cuatro doses del Tarot. Sus piedras preciosas son
el rub
í, que representa la energ
ía masculina de la estrella creativa, y la turquesa, que sugiere a Mazloth, la esfera del Zod
íaco. El Zohar atribuye tambi
én a Chokmah la primera letra del Tetragrammaton YHVH, una f
órmula que explicaremos m
ás adelante. El Yod tiene tambi
én la atribuci
ón de los cuatro Reyes del Tarot. Deber
ían seguirse las atribuciones del Tetragrammaton cuidadosamente, pues a
él se deben muchas de las especulaciones del Zohar.
III. BINAH (Pronúnciese Biná)

Chokmah da paso a Binah, la tercera Sephirah, Aimah la Madre, que es negativa, pasiva y femenina. Será
necesario consultar el diagrama adjunto para comprender cómo continúa la formación del Árbol. El tres es Binah,
traducido por el Entendimiento y se le atribuye Saturno, el más anciano de los dioses, y el Cronos griego, el dios
del tiempo. Es Frigg, la esposa del Odín escandinavo, y la madre de todos los dioses. El tres es también Sakti, la
consorte del dios Shiva, que es la Destructora de la Vida. Sakti es aquella energía universal, eléctrica y vital que
une y reconcilia todas las formas, el plan del Pensamiento Divino, que es Chokmah. Binah es Maya, la energía
universal de la Ilusión, Kwan Yin del budismo chino, el Yin del taoísmo, la diosa Kali de las religiones hindúes
ortodoxas, y el Gran Mar de donde hemos surgido. La imagen hindú de cuatro brazos de Kali es la más gráfica.
De su cuello cuelga una guirnalda de calaveras, y alrededor de su cintura está un cinturón de brazos humanos de
oro. En su mano izquierda que está más baja sostiene una cabeza humana decapitada, también de oro, y en la
superior una espada. Con su mano derecha inferior ofrece favores a sus devotos, con la superior un símbolo para
no temer a nada. Las calaveras y la espada representan su terrible lado destructivo, Kali; y sus manos derechas
ofrecen favores e intrepidez; su lado benigno es similar al comunicado por el concepto egipcio de Isis. Es, a la
vez, dulce y terrible –como la naturaleza-, creando y destruyendo alternativamente. En el sistema teosófico, un
aspecto de Binah es Mulaprakriti, o sustancia de raíz cósmica que, como señala Blavatsky, debe contemplarse
como la objetividad en su abstracción más pura –la base autoexistente cuyas diferenciaciones constituyen la
realidad objetiva subyacente en los fenómenos de cada fase de la existencia consciente-. Es aquella forma sutil de
la materia que tocamos, sentimos y respiramos, sin el más ligero conocimiento de su existencia. “La Cábala”, de
Isaac Myers, establece el principio de que la materia (la Sustancia pasiva espiritual de Ibn Gabirol) se corresponde
siempre con el principio femenino pasivo para ser influida por el principio formativo activo o masculino. En
resúmen, Binah es el vehículo sustantivo de cada fenómeno posible, físico o mental, de la misma forma que
Chokmah es la esencia de la conciencia.
Su color es el negro, ya que es negativo y receptivo de todas las cosas; la piedra preciosa que se le atribuye es la
perla, por ser la t
ípica piedra del mar, y tambi
én por referirse a la manera en que la perla tiene su origen, en el interior de la oscura matriz de una ostra. Su t
ítulo en el Yetzirah es

La Inteligencia Santificante

; sus plantas sagradas son el cipr
és, el lirio y la adormidera; y las cartas del Tarot son los cuatro treses. Su s
ímbolo es la paloma suspendida

el
verdadero Shechinah o Espíritu Santo-. La letra del Tetragrammaton es la primera Heh ζ, y la atribución del Tarot
son las cuatro Reinas. Las tres primeras Sephiroth, llamadas los Supremos, trascienden en todas las formas
posibles todos los conceptos intelectuales, y sólo pueden entenderse mediante un aprendizaje especializado en
meditación y Cábala práctica. Los Supremos están separados de lo que está por debajo de ellos por una gran
extensión, el Abismo. Los Supremos son Ideales; las otras Sephiroth son Reales; el Abismo es el espacio
metafísico entre ambos. En un sentido no tiene ninguna conexión o relación con las Inferiores, las siete Sephiroth
situadas por debajo, reflejadas por ellas –únicamente que el Espacio es independiente y no se ve afectado por si
hay o no hay nada manifestado en su vacío. La causa de la aparición de Kether, la primera Sephirah, el punto
central sin dimensiones, plantea tremendos problemas. Lao Tse nos enseña que: “Tao creó la Unidad, la Unidad
creó la Dualidad, la Dualidad creó la Trinidad, y la Trinidad creó todas las cosas existentes”. La Cábala doctrinal
de Rabbi Azariel presupone que Ain Soph para crear el Mundo (la décima Sephirah), fue incapaz de hacerlo
directamente, pero lo hizo mediante Kether, que sucesivamente crea las otras Sephiroth o potencias, culminando
en Malkuth y el Universo eterno. El Zohar vuelve a plantear esta hipótesis. Pero existe una dificultad, ya que es
claramente imposible para un concepto tan abstracto como Cero el poder hacer algo. Blavatsky, en su obra
monumental “La Doctrina Secreta”, reconoce esta dificultad y se esfuerza por solucionar el problema
estableciendo que el Absoluto (Ain) es incomprensible en sí mismo, tiene varios aspectos a partir de los cuales
podemos considerarlo –Espacio Infinito, Duración Eterna y Movimiento Absoluto-. Este último aspecto está
representado por la expresión hindú del Gran Aliento de Brahma, yendo y viniendo, creando y destruyendo los
mundos. Con la inhalación cíclica del universo es apartado y deja de existir; pero con la exhalación comienza la
manifestación con la aparición de un “laya” o centro neutral que llamamos Kether. Esta ley cíclica o periódica de
manifestación cósmica no puede ser otra que la Voluntad del Absoluto en manifestarse. En cuyo caso necesitamos
caer de nuevo, con toda precisión en el antiguo postulado de que El Absoluto manifiesta el punto laya o Kether, a
partir del cual, finalmente, va a surgir todo. La visión de otro sistema es que el Universo es el eterno juego del
amor (“lila” en sánscrito) de dos fuerzas, siendo la positiva el punto central –Hadit-; el Espacio Negativo Absoluto.
Este último, representado como la Reina del Espacio, Nuit –la “azuzada hija del Ocaso”-, se concibe diciendo:
“Pues yo estoy dividido por el amor de Dios, por el hecho de la unión. Ésta es la creación del mundo, que el dolor
de la división es nada y la alegría de la disolución lo es todo.” Desde el punto de vista de nuestra doctrina
cabalística, sin embargo, de la incapacidad de las facultades intelectuales para solucionar estos problemas
filosóficos insuperables –un hecho que gran número de locuaces cabalistas ignoran constantemente u olvidan-,
sería mejor y mucho más razonable el admitir que con la lógica no podemos justificar la existencia de la primera
Sephira, a partir de la cual ha sido creado todo lo demás.

IV. CHESED (Pronúnciese Jésed)

El número cuatro llamado Chesed –Misericordia-, inicia la segunda Tríada de Sephiroth que es el reflejo de la
Tríada de los Supremos, más allá del Abismo. Los tres colores primarios o elementales atribuidos a las Sephiroth
de esta Segunda Trinidad son: azul a Chesed, rojo a Geburah y amarillo a Tiphareth. De la cuarta a la novena
Sephirah inclusive, son conocidas como las “Sephiroth habinyon” –las Potencias de la Construcción-, y Myers
mantiene que simbolizan las dimensiones de la materia, sea un átomo o un universo: las cuatro direcciones del
espacio (de acuerdo con el Sepher Yetzirah) y los polos positivos y negativos de cada una de éstas.
Chesed es masculino y positivo, aunque se le atribuye la dualidad femenina del Agua

. El Zohar
da a Chesed otro título ζξηεγ Guedolá, la Majestad o la Grandeza; ambas son cualidades del gran y benéfico
Júpiter, que es el planeta atribuido a Chesed. El Sepher Yetzirah le da el título de “La Inteligencia Receptiva”. A
causa del aspecto acuoso de esta Sephirah, tenemos la correspondencia de Poseidón, el gobernador de los mares
en la mitología, y Júpiter o ese aspecto de él que originalmente, en la antigua Roma, era una divinidad elemental o
tutelar, adorada como el dios de la lluvia, las tempestades y el trueno. Su equivalente griego sería Zeus, armado
con el trueno y el relámpago, el agitar de cuyo eje produce la tormenta y la tempestad. La atribución hindú es
Indra, el señor del fuego y el relámpago. Amón es el dios egipcio y Thor, con el rayo en la mano, es la
correspondencia escandinava. Aeger, el dios del mar en las sagas nórdicas, podría también situarse en esta
categoría, y las leyendas insinúan que estaba especializado en magia. Nos encontramos entonces con que Júpiter
es el planeta que rige esa operación de magia práctica, llamada la Fórmula del Tetragrammaton. De sus ángeles se
dice que son los “brillantes”, y su arcángel es Tsadkiel, que representa la Justicia de Dios. Los animales sagrados
de Chesed son el unicornio y el caballo, este último porque, según la leyenda, Poseidón creó al caballo y enseñó a
los Hombres el noble arte de dirigir al caballo con la brida. Sus plantas son el pino, el olivo y el trébol; sus piedras
preciosas son la amatista y el zafiro; su color es el azul y las atribuciones del Tarot son los cuatro cuatros; su metal
es el estaño y su perfume es el cedro.

V. GEBURAH (Pronúnciese Guevurá)

De Chesed surge Geburah, que es esencialmente un reflejo de Binah. Geburah, significando


Fortaleza o Poder, es la quinta Sephirah femenina y se le da el Nombre Divino de μργδ ολιξβ Elohim Gibor,
los Dioses Poderosos. A pesar de que Geburah es una potencia femenina, como son todas las
Sephiroth de la columna lateral izquierda del Árbol, prácticamente todas sus atribuciones son
masculinas y enérgicas. Hay un aforismo alquímico que dice: “El Hombre es paz, la Mujer es poder.”. Esta
idea es confirmada por el sistema cabalístico. Las tres Sephiroth masculinas de la columna lateral derecha
son denominadas el Pilar de la Misericordia; mientras que las tres Sephiroth femeninas de la izquierda forma
el Pilar de la Severidad. La mayoría de las atribuciones dadas a Chesed, la Sephirah masculina, son por su
calidad femeninas. No se trata de una confusión de pensamiento sino de la necesidad de un equilibrio. Los
dioses de Geburah son: Marte, que, incluso en el lenguaje popular, es el dios de la guerra acreditado, y el
Ares de los griegos, que es representado disfrutando en el estruendo y fragor de
la batalla, en la matanza de Hombres y en la destrucci
ón de ciudades. Geburah representa, en un plano mucho m
ás inferior, el elemento de fuerza de Sakti atribuido a Binah. Nephthys, la Dama de la Severidad, el doble oscuro y la
hermana de Isis, se atribuye a este d
ígito n
úmero cinco, y de esta forma esperar
íamos que se manifestara en esta Sephirah una cualidad similar a la de Binah, pero mucho menos pura, como una fuerza
espiritual abstracta. Thor es el dios noruego de la guerra, y seg
ún las sagas, una nube de color escarlata sobre su cabeza reflejaba el fiero destello de sus ojos; estaba lleno de fuerza y
ce
ñido con una armadura y se lo representaba luchando en su carro. Las armas m
ágicas de Geburah son: la espada, la lanza, el l
átigo y el buril, todos sugiriendo guerra y derramamiento de sangre. Su metal es el hierro y su
árbol sagrado el roble, ambas atribuciones son bastante claras sugiriendo fortaleza. De hecho, la cualidad de Geburah se
resume en la idea general de fortaleza, poder y fuerza. Se ha sugerido que esta cuarta y quinta Sephiroth representan a
las energ
ías expansivas y contractivas, centr
ípetas y centr
ífugas entre los polos de las dimensiones, actuando bajo la voluntad del Logos, Chokmah. El tabaco y la ortiga son
correspondencias, ambas a causa de su naturaleza ardiente y picante. Su color es el rojo, claramente marcial; y, por lo
tanto, el rub
í, que es escarlata brillante, le es armonioso. Su criatura sagrada es el legendario basilisco del ojo fijo, y las cartas del
Tarot son los cuatro cincos. De acuerdo con el Sepher Yetzirah, Geburah es llamado

La Inteligencia Radical

.
VI. TIPHARETH (Pronúnciese Tiférez)

La acción de la cuarta y quinta Sephiroth, masculina y femenina, crea en su reconciliación a Tiphareth que es la
Belleza y Armonía. El diagrama lo mostrará en el centro de todo el sistema sephirótico como comparable al Sol –
que, en efecto, es su atribución astrológica-, con los planetas que se mueven a su alrededor. Sus dioses son Ra, el
dios solar egipcio que, a veces, es representado como una divinidad con cabeza de halcón, y otras por un simple
disco solar con las dos alas; el dios sol de los griegos, Apolo, en el cual se refleja el lado más brillante de la mente
griega. En “Estudios Griegos”, de Walter Peter, leemos: “Apolo, la ‘forma espiritual’ de los rayos del Sol, se
vuelve exclusivamente ética (el elemento simplemente físico de su constitución se suprime casi por completo) –la
‘forma espiritual’ de luz interna o intelectual-, en todas sus manifestaciones. Representa a todas aquellas ideas
especialmente europeas, de un estado razonable; de la santidad del alma y del cuerpo..., es un tipo de religión de
equidad personificada, su propósito es lograr la razón imparcial y la justa consideración de la verdad de todas las
cosas en todo momento.” Un concepto semejante se halla en esa sección del Zohar llamada “Idra Zuta”: Tiphareth
es “la más alta manifestación de la vida ética, la suma de todo lo bueno; en resumen, lo Ideal”. Hari, la atribución
hindú, es otro nombre para Shri Krishna, el avatar divino, atribuido aquí porque, siendo una encarnación divina –
en el cual ambos, el espíritu y la materia, estaban en completo equilibrio-, expresaba la idea esencial implicada en
Tiphareth. Adonis, Iacchus, Rama y Asar son otras correspondencias del número seis, debido a su naturaleza
inherente de belleza o porque representan, de una forma u otra, al disco solar al cual toda la psicología mística,
antigua y moderna, es unánime en atribuir la conciencia espiritual. El Sepher haZohar denomina al hexagrama
agrupado alrededor de Tiphareth, el “Microsopus”, o el Rostro Menor. Dionisos es otro dios atribuido a la
Sephirah número seis a causa de su juventud y su forma graciosa, combinando la dulzura afeminada y la belleza, o
a causa de su cultivo del vino que, usado ceremonialmente en los misterios eleusinos, producía una embriaguez
espiritual análoga al estado místico. También puede ser porque se decía que Dionisos se había transformado en un
león, que es el animal sagrado de Tiphareth, siendo el rey de las bestias salvajes, y la realeza ha sido representada
siempre en forma de león. Para explicar este paralelismo existen razones

astrológicas, pues el Sol ◎ tiene su dominio en el signo astrológico de Leo, el león, que se considera un símbolo
creativo del semblante fiero del Sol del solsticio de verano.
Baco, otro nombre de Dionisos para fines guerreros, es el dios de la embriaguez, de la ebriedad, un otorgador de
vida sobrenatural o inmortal. En sus notas sobre

Baco de Eur
ípides

, el Prof. Gilbert Murray escribe, respecto al Orfismo:

Todos los verdaderos fieles en un sentido m
ístico se convierten en una unidad con el Dios; nacen de nuevo y son

Bacchoi

; siendo Dionisos el dios interior, el alma perfectamente pura es pose
ída totalmente por el dios y no se transforma en nada sino en el dios

. La correspondencia escandinava es, con toda probabilidad, el dios Balder, el favorito de toda la naturaleza, el
hijo de Od
ín y Frigg. Anderson escribe:

en verdad se puede decir de
él que es el mejor dios, y toda la Humanidad le alaba con entusiasmo

. Adem
ás del le
ón, el animal sagrado de Tiphareth es la fabulosa Ave F
énix que abre su pecho para que siete j
óvenes puedan alimentarse de su sangre y de la vitalidad que brotan de su herida. El pel
ícano tiene una leyenda similar. Ambos sugieren la idea de un Redentor dando su vida por otros, y Murray cuenta
en sus notas introductorias ya mencionadas, una an
écdota con una implicaci
ón muy similar:

Semele, hija de Cadmus, siendo amada por Zeus, pidi
ó a su divino amante que se apareciera en toda su gloria; vino en forma de una llamarada de milagroso rel
ámpago, en el
éxtasis del cual Semele murio, dando a luz prematuramente a un hijo. Zeus, para salvar la vida del ni
ño y convertirlo en dios lo mismo que en Hombre, desgarr
ó su carne y all
í dentro cri
ó al ni
ño hasta que, a su debido tiempo, mediante un milagroso y misterioso segundo nacimiento, el hijo de Semele naci
ó a la vida completa como dios.

La acacia, el s
ímbolo mas
ónico de la resurrecci
ón, y la parra, son las plantas de Tiphareth. Su perfume es la resina del olibanum. Su color es el amarillo, debido
al Sol

la fuente tanto de existencia espiritual como de vida f
ísica-, es su iluminaci
ón.
Las cartas del Tarot son los cuatro seises, y a Tiphareth se le da el título de Hijo y la letra η, del
Tetragrammaton, y los cuatro Príncipes o Caballeros (sotas) del Tarot. El Sepher Yetzirah llama a esta Sephirah
“La Inteligencia Mediadora”. Sus joyas son el topacio y el diamante amarillo, a causa de su color.
VII.
NETZACH (Pron
únciese Nets
áj)
Tiphareth completa la trinidad de Sephiroth que forman la Segunda Tríada que, a su vez, se proyecta en la materia
formando una tercera Tríada de la siguiente manera:

Netzach es la primera Sephirah de la Tercera Tríada, y significa Victoria. A veces se la denomina Eternidad y
Triunfo. Es la séptima potencia, y se le atribuye a Niké (Victoria). En sus “Estudios Griegos”, Walter Pater
escribe: “La Victoria, nos cuenta la ciencia mitológica, significó originalmente sólo la gran victoria del cielo, el
triunfo de la mañana sobre la oscuridad. Pero esa mañana física de su origen ejerce también su ministerio sobre el
sentido estético posterior. Pues si Niké, cuando aparece en compañía de los mortales, y como heroína totalmente
encarnada, en cuyo carro permanece para guiar a los caballos, o a quienes corona con su guirnalda de perejil o de
laurel, o cuyos nombres ella escribe en su escudo, es concebida imaginativamente es porque las antiguas
influencias celestes no están todavía lo suficientemente suprimidas en sus ojos penetrantes y el rocío de la mañana
está todavía adherido a sus alas y a su cabello flotando.”

Astrológicamente su planeta es Venus ♀. En consecuencia, los dioses y cualidades de Netzach están relacionados
con el Amor, la Victoria y la Cosecha. Afrodita (Venus) es la Dama del Amor y la Belleza con el poder de ofrecer
su belleza y su encanto a los demás. El conjunto de las implicaciones de esta Sephirah es de amor –aunque se
trate de un amor de naturaleza sexual-. Hathor es el equivalente egipcio y es un aspecto menor de la Madre Isis.
Se le representa como una diosa vaca, indicando las fuerzas reproductoras de la naturaleza, y era la protectora de
la agricultura y los frutos de la tierra. Bhavani es la diosa hindú de Netzach. La rosa es su flor; el sándalo rojo es
su perfume. Es de conocimiento general que en algunas

enfermedades de origen venéreo (♀) se usaban aceites de sándalo. El benjuí es también un perfume de Venus y su
seducción sensual es inconfundible. Se le atribuye la rosa porque resulta armoniosa con el carácter de Afrodita. El
Sepher Yetzirah llama a Netzach “La Inteligencia Oculta”; su color es el verde, que deriva de la unión del azul y
el amarillo de Chesed y Tiphareth, y sus cartas del Tarot son los cuatro sietes.

VIII. HOD

Opuesta a Netzach en el Árbol de la Vida está Hod, el Esplendor, la esfera de Mercurio. En consecuencia, sus
símbolos son claramente mercurianos en calidad. Para dar una idea de la implicación de esta Sephirah nos será
muy útil entender a Hermes, el dios griego que se le atribuye. Es un dios de prudencia, astucia, perspicacia y
sagacidad, y se le considera el autor de una gran variedad de inventos como el alfabeto, las matemáticas, la
astronomía, y los pesos y medidas. También presidía el comercio y la buena suerte, y era el mensajero y heraldo
de los dioses del Olimpo. Según Virgilio los dioses le empleaban para conducir las almas de los muertos desde el
mundo superior a los mundos inferiores. En este último aspecto el dios egipcio con cabeza de chacal, Anubis, es
similar, ya que era el patrón de los muertos, y se le representaba guiando al alma al juicio de Osiris en Amennti.
Le será muy útil al estudiante el recordar que la esfera de Hod representa en un plano inferior
cualidades similares a las que se obtienen de Chokmah.

De Netzach a Hod, la séptima y octava Sephiroth, el Zohar dice que por Victoria y Esplendor se entiende
extensión, multiplicación y fuerza; porque todas las fuerzas que nacieron en el universo surgieron de su
seno. El dios hindú es Hanuman, representado por un simio o un mono. Blavastky explica ampliamente en
“La Doctrina Secreta” la interesante teoría de que en el interior de los monos están aprisionadas las almas
humanas de una naturaleza mercuriana-Solar, almas casi con categoría de Divinidades, llamadas
Manasaputras, “Los Hijos Nacidos de la Mente de Brahma”; que puede explicar la causa de que los dioses
hindúes de la mente y la inteligencia sean representados de esa forma, aparentemente una bestia sin
inteligencia como el antropoide. Su planta es la Moly (planta fabulosa de flor blanca y raíz negra dada por
Hermes a Odiseo como un antídoto contra las hechicerías de Circe), y su droga vegetal es el analonio
(Anahalonium
Lewinii), que causa, cuando se ingiere, visiones de anillos de colores y de naturaleza intelectual, intensificando el autoan
álisis. Su perfume es el estoraque, su joya el
ópalo, su color el anaranjado

derivado del rojo de Geburah y el amarillo de Tiphareth-; su t
ítulo en el Yetzirah es

La Inteligencia Absoluta o Perfecta

. Las atribuciones del Tarot son los cuatro ochos.
IX. YESOD

Netzach y Hod derivan en Yesod, el Fundamento, completando una serie de tres tríadas. Yesod es esa base sutil
sobre la que se fundamenta el mundo físico, y según Eliphas Levi Zahed y Madame Blavatsky, es el Plano Astral
que, en un cierto sentido, es pasivo y refleja las energías de arriba, el lunar, e incluso como la luna, refleja la luz
del Sol. La luz astral es un fluido omnipresente y permeable o un medio de materia extremadamente sutil; la
sustancia en un estado altamente tenue, eléctrico y magnético en su constitución, que es el modelo sobre el cuál
está constituido el mundo físico. El interminable, inmutable flujo y reflujo de las fuerzas astrales que, en último
término, garantizan la estabilidad del mundo y proporcionan su base. Yesod es este fundamento estable, este flujo
y reflujo inmutable de fuerzas astrales, y el poder reproductivo universal de la naturaleza. “Todo volverá a su
fundamento de donde ha surgido. Toda médula, simiente y energía se reúnen en este lugar. De aquí surgen todas
las potencialidades que existen” (Zohar). Su dios egipcio es Shu, que era el dios del espacio, representado
levantando la noche, la Reina del Cielo, desde el cuerpo de Seb, la Tierra. Su equivalente hindú es Ganesha, el
dios elefante que derriba todos los obstáculos, y sostiene al Universo mientras está de pie sobre una tortuga. Diana
era la diosa de la luz y en los templos romanos representaba la Luna. El concepto general de Yesod es el cambio
con estabilidad. Algunos escritores se han referido a la Luz Astral que es la esfera de Yesod como el Anima
Mundi, el Alma del Mundo. El psicoanalista Jung tiene un concepto muy similar al que denomina el Inconsciente
Colectivo que, tal y como yo lo entiendo, no difiere en absoluto de la idea cabalística. Sus plantas son la
mandrágora y la damiana, cuyos poderes afrodisíacos son bien conocidos. Su perfume es el jazmín, también un
excitante sexual; su color es el púrpura; su nombre en el Sepher Yetzirah es “La Inteligencia Pura o Clara”; su
número es el 9, y sus correspondencias en el Tarot son los cuatro nueves. Una consideración importante desde el
punto de vista cabalístico es la atribución de la Luna que, de acuerdo con la tradición oculta, es un cuerpo muerto
todavía viviente cuyas partículas están llenas de vida activa y destructiva, de fuerte poder mágico.

X. MALKUTH (Pronúnciese Maljúz)

Dependiente del sistema de las tres Tríadas y sintetizando todos los números anteriores está Malkuth, el Reino –la
décima Sephirah-. Malkuth es el mundo de los cuatro elementos, totalmente materia, y todas las formas percibidas
por nuestros cinco sentidos, resumiéndose en una cristalización los nueve dígitos anteriores o series de ideas. Seb
es el dios egipcio atribuido a Malkuth, ya que está representado con la cabeza de un cocodrilo, el jeroglífico
egipcio de materia densa. Psyche, el Nephtys inferior, y la Soltera Isis son los otros dioses atribuidos. La Virgen o
la Novia es otro título zohárico para Malkuth, usado, sin embargo, en un sentido particular que veremos en el
capítulo cinco. Perséfone es la Tierra Virgen y sus leyendas indican las aventuras del alma no redimida; y Ceres es
también la divinidad Soltera de la Tierra. Otras deidades son Lakshmi y la Esfinge, atribuidas porque representan
la fertilidad de la tierra y de todas las criaturas. En Malkuth, la más inferior de las Sephiroth, la esfera del mundo
físico de la materia, donde se encarnan las exiliadas Neschamoth, del Palacio Divino, allí habita la Presencia
espiritual de Ain Soph, como una herencia de la Humanidad, y recordador omnipresente de las verdades
espirituales. Ésta es la razón de que esté escrito: “Kether está en Malkuth, y Malkuth en Kether, aunque de otra
manera”. El Zohar sugeriría que la Shechinah verdadera, la real Presencia Divina, está atribuida a Binah por lo
cual nunca desciende, pero que la Shechinah en Malkuth es un eidolón o Hija de la Gran Madre Suprema. Isaac
Myer sugiere que: “Algunos cabalistas la consideran la energía ejecutiva o poder de Binah, el Espíritu Santo o la
Madre Superior”.
El Sepher Yetzirah denomina a Malkuth

La Inteligencia Resplandeciente

. Su perfume es el d
íctamo de Creta a causa de las espesas nubes de humo denso despedidas por su incienso. Sus colores son el
cetrino, el aceitunado, el bermejo, el negro; y sus cartas del Tarot son los cuatro dieces. El Zohar le da la Heh
ʤ
final del Tetragrammaton, y la autoridad le atribuye las cuatro Princesas del Tarot.
Antes de pasar a considerar en el próximo capítulo las correspondencias numéricas que pertenecen a
los veintidós Senderos del Árbol de la Vida considero necesario hacer unas cuantas advertencias con
vistas a una posible mala interpretación que podría hacerse de alguna de las atribuciones que se han
dado a estas Sephiroth y a los Senderos. Por ejemplo, el tabaco, Marte, el basilisco y la espada están
entre las cualidades que pertenecen al fichero de Geburah o la quinta Sephirah. Aquí el lector debe
evitar cometer el error casi imperdonable de confundir las premisas lógicas. Ya que todas éstas son
correspondencias del número cinco, entonces el tabaco es una espada, y el dios Marte es un
equivalente del basilisco. Éste es un peligro real y un error tremendo de graves consecuencias. Al
principio del estudio comparativo que aquí se presenta, la implicación básica de este método de
clasificación de las correspondencias seleccionadas de religiones y filosofías comparativas deberán
asimilarse a fondo. En este caso, las cuatro cosas mencionadas antes poseen una cierta cualidad o
grupo de atribuciones de naturaleza similar a las dadas. Hay una relación subyacente que las asocia
con el número cinco. Esta idea debe ser totalmente memorizada si se quiere obtener algún provecho
de la Cábala y desvanecer toda confusión desde el principio.

CAPITULO CUATRO

LOS SENDEROS

Una de las muchas dificultades halladas al presentar un esquema nuevo o una interpretación nueva de la filosofía
es el prejuicio popular contra la terminología nueva. Es posible que se hagan objeciones al alfabeto hebreo y a los
términos utilizados por la Cábala por parte de personas que pueden pasar por alto el hecho de que en el estudio de
la astronomía, la física o la química, por ejemplo, debe aprenderse una nomenclatura completamente nueva.
Incluso en el comercio se
usa un sistema completo de palabras y t
érminos faltos de sentido sin un conocimiento de los m
étodos y procedimientos comerciales. La terminolog
ía usada por la C
ábala es debido a varias razones. En hebreo no existen n
úmeros (que proceden de los
árabes), pero cada letra del alfabeto se usa para un n
úmero. Este hecho proporciona la base sobre la que descansa la C
ábala apart
ándose de ideas corrientes sobre n
úmeros y letras. Cada letra hebrea tiene un valor m
últiple. Primero, tiene su posici
ón individual en el alfabeto; segundo, tiene un valor num
érico; tercero, se atribuye a alguno de los treinta y dos Senderos del
Árbol de la Vida; cuarto, tiene una atribuci
ón en las cartas del Tarot, y quinto, tiene un s
ímbolo definido o significado aleg
órico cuando se escribe sin abreviar. Blavatsky escribe:

Cada cosmogon
ía, desde la primera a la
última, est
á basada, interrelacionada y totalmente entrelazada con los n
úmeros y las figuras geom
étricas... Por consiguiente, hallamos n
úmeros y figuras usadas como una expresi
ón y un registro de pensamientos en cada escritura arcaica.

Ginsburg, refiri
éndose al alfabeto hebreo, afirma:

Ya que las letras no tienen ning
ún valor abSoluto

ni pueden usarse como simples formas, sino servir como el medio entre la esencia y las formas; y como palabras,
asumir la relaci
ón de la forma con la esencia real y de la esencia con el embri
ón y pensamiento no expresado-, un gran valor est
á unido a estas letras y a las combinaciones y analog
ías de que son capaces

. Los triunfos del Tarot proporcionan una serie de s
ímbolos, pero la gran dificultad hasta ahora experimentada en su atribuci
ón a las veintid
ós letras el alfabeto hebreo es que estos triunfos est
án numerados del I al XXI, acompa
ñados por otra carta se
ñalada con el 0, que ha sido siempre el obst
áculo, siendo atribuido por diversas personas a las diferentes letras del alfabeto, dependiendo

aparentemente-de su capricho en cualquier momento. Deber
ía estar bastante claro que el
único lugar l
ógico para esta carta Cero es el anterior al I, y cuando se sit
úa as
í las cartas adquieren un sentido de secuencia definido, profundamente explicatorio de las letras. Es esencial aqu
í el se
ñalar algo al contemplar la naturaleza de los s
ímbolos revelados por el Tarot y utilizados por el Zohar y el Sepher Yetzirah. El simbolismo que tan a menudo es
claramente y decididamente f
álico, se usa simplemente para formar procesos y conceptos c
ósmicos y metaf
ísicos m
ás preparados para la comprensi
ón por parte de la mente humana. Blavatsky se sinti
ó repetidamente ofendida por el uso del simbolismo sexual y por esta causa atac
ó las formas de expresi
ón cabal
ísticas con acaloradas injurias. Su indignaci
ón era innecesaria, pues en la C
ábala nunca se ha usado ning
ún m
étodo de interpretaci
ón lascivo. No puedo dedicarme a explicar su disgusto por la C
ábala de forma satisfactoria. La
única explicaci
ón que parece remotamente posible es que, descendiendo como ella de una noble familia rusa, donde el
antisemitismo estaba en todas partes, cualquier cosa que oliera a jud
ío era profundamente censurable. Sus continuos ataques a los zoharistas, m
ás su real ignorancia de los libros de la C
ábala

corroborado por el hecho de que cite principalmente a Levi (que sab
ía muy poco acerca de ello) y a Knorr von Rosenroth, ambos eran cat
ólicos romanos-, puede quiz
á explicarse de esta manera. El simbolismo f
álico fue usado en su mayor parte porque se cre
ía que el proceso creativo en el Macrocosmos es paralelo, en un grado se
ñalado, al del peque
ño mundo del Hombre. El excelente libro de viajes de Nicholas Roerich titulado

Altai-Himalaya

nos da una buena apreciaci
ón de este punto de vista:

Observa cu
án remarcables son las comparaciones fisiol
ógicas trazadas por los hind
úes entre las manifestaciones c
ósmicas y el organismo humano. La matriz, el ombligo, el falo y el coraz
ón, todos ellos han sido desde hace mucho tiempo incluidos en el sistema sutil de desarrollo de la c
élula universal

. Y respecto a este tema del falicismo hay que referirse a

la psicolog
ía del inconsciente

de C. J. Jung, seg
ún el cual hay una gran interpretaci
ón equivocada del t
érmino

sexualidad

. Por ella, Freud entiende

amor

e incluye all
í dentro todos los sentimientos tiernos y emociones que han tenido su origen en una fuente er
ótica y primitiva, incluso si su objetivo primario se ha perdido totalmente y ha sido sustituido por otro. Y debe
tambi
én recordarse que los mismos psicoanalistas enfatizan rigurosamente el lado ps
íquico de la sexualidad y su importancia adem
ás de su expresi
ón som
ática. El Sepher Yetzirah afirma.

Veintid
ós letras como base.
Él las dibuj
ó, las labr
ó, las pes
ó, las intercambi
ó, y form
ó a trav
és de ellas el conjunto de la creaci
ón, y todo lo que deber
ía ser subsecuentemente creado.

Esta cita es fundamental en la filosof
ía de n
úmeros de la C
ábala, indicando que la existencia de estas letras y la se
ñal que dejan en cada part
ícula de la creaci
ón constituye la armon
ía del cosmos. La posici
ón idealista de que

los pensamientos son cosas

es an
áloga, y en el Sepher Yetzirah las veintid
ós letras o grupos de ideas se consideran las formas y esencias subyacentes que hacen surgir el
universo entero manifestado en toda su claridad. El
Árbol de la Vida consiste en treinta y dos Senderos de Sabidur
ía, de los cuales las diez Sephiroth se consideran como los principales Senderos o ramas, cuyas
correspondencias son las m
ás importantes, y las veintid
ós letras, los Senderos inferiores que conectan las Sephiroth, armonizando y equilibrando los
conceptos atribuidos a los diversos n
úmeros. Al referirnos a estos veintid
ós Senderos restantes seguiremos el mismo procedimiento que con las Sephiroth yendo sobre cada
detalle, dando varias correspondencias, prestando particular atenci
ón a la forma y significado de las letras, junto con una cuesti
ón importante que se refiere a su pronunciaci
ón que parece no haber sido presentada antes de forma sistem
ática en tratados sobre la filosof
ía de los n
úmeros de la C
ábala.
ʠ –A
(Aleph)

Primera letra del Alfabeto Hebreo. Sendero N° Once del Árbol de la Vida,
uniendo Kether a Chokmah. Valor Numérico, 1.

Nos puede servir de ayuda para hallar una explicación satisfactoria de esta letra el que represente un yugo de
buey o la cabeza de un buey, formando los cuernos la parte superior de la letra. Esto es muy significativo pues
cuando la letra se pronuncia como Aleph y se escribe sin
significauno toro, un s
ímbolo magn
ífico para indicar elpoder
ξ
β
‫ף‬
abreviar Alph
buey unreproductor de la naturaleza. A Aleph se le atribuye la Cruz Swástica, casi ʠ por su
forma, o el Rayo de Thor –un glifo excelente para expresar el concepto de movimiento primordial del Gran
Aliento que, poniendo el Caos en movimiento giratorio hace surgir un centro creativo. Aleph tiene rasgos de
Kether, y es denominada “La Inteligencia Centelleante”. Hoor-para-Kraat, el Señor del Silencio egipcio,
representado con un dedo sobre sus labios, es una de sus atribuciones, como lo son también Zeus y Júpiter,
haciendo particular hincapié en el aspecto de estos dos dioses como partes elementales de la naturaleza. La
atribución hindú es el Maruts (Vayu) refiriéndose al aspecto aéreo de ʠ, como sucede también con las Valkirias del
Panteón escandinavo. El animal apropiado para Aleph es el águila, el rey de las aves, ya que aprendemos de la
mitología clásica que el águila era sagrada para Júpiter, cuyos sacrificios, puedo añadir, generalmente consistían
en toros y vacas. Su elemento es el Aire, corriendo a la ventura de aquí para allá, siempre ejerciendo presión y
tendiendo a bajar. Su triunfo del Tarot es el 0, El Loco, implicando así este despropósito aéreo de la existencia. La
carta muestra a una persona vestida como un bufón, sosteniendo un bastón sobre su espalda del que cuelga un
fardo. Delante de él se abre un precipicio, mientras un perrito faldero ladra a sus pies detrás de él. En su túnica
está el dibujo que simboliza el Espíritu. “Spiritus” es la palabra latina que significa Aire o respiración. El abanico
como arma mágica se atribuye a Aleph haciendo una clara referencia al Aire. Su color es el azul celeste; sus joyas
son el topacio y la calcedonia; y su perfume es el gálbano.

ˎ-B
(Beth)

Segunda letra del alfabeto. Sendero N° Doce del Árbol,


uniendo Kether a Binah. Valor Numérico, 2.

“B” es un sonido de actividad interna, produciéndose en un espacio cerrado por los labios y la boca –por tanto, en
una casa simbólica-. Su pronunciación es Bes, traducida por “Casa”. El Sepher Yetzsirah afirma que la letra B
reina en Sabiduría. La Sabiduría es naturalmente el dios Hermes, y su atribución planetaria es, en consecuencia,
Mercurio. Thoth y su cinocéfalo y Hanuman están incluidos como correspondencias. Este Sendero, llamado “La
Inteligencia Transparente”, participa de la naturaleza de Chokmah y Hod, ambos son mercurianos. La concepción
alquímica del Mercurio universal era la de un principio fluido, movido e inestable, incluso cambiante. Esto puede
justificar el mandril o mono al servicio de Thoth, pues el mono está inquieto, siempre moviéndose y nunca
inmóvil, tipificando la Ruach humana que debe ser tranquilizada. El Odín noruego –el vagabundo infinito-, se
atribuiría posiblemente aquí precisamente por esta razón. Es el espíritu de la vida que, de acuerdo con las
leyendas, no crea el mundo por sí mismo sino que únicamente “lo planea” y “lo ordena”. Todo conocimiento surge
de él, y es también el inventor de la poesía y de las runas nórdicas. Su arma mágica es la vara de Caduceo, que
hace particular referencia al fenómeno Kundalini que surge mientras se realizan prácticas de yoga, particularmente
Dharana y Pranayama. Su carta del Tarot es la I, El Mago, que está de pie cerca de una mesa sobre la cual hay
varios útiles mágicos, su espada, copa, pantáculo y cetro, mientras que en su mano derecha sostiene una varita
levantada. Señala al suelo con su mano izquierda, afirmando así la fórmula mágica “que lo que está arriba es igual
a lo que está abajo”. Sobre su cabeza, como una aureola o nimbo está ∞, el símbolo matemático del infinito. Ya
que Mercurio y Thoth son los dioses de la Sabiduría y de la Magia, está claro que esta carta es una atribución
armoniosa. La almáciga, el macis y el estoraque son los perfumes de este duodécimo Sendero; el ágata es su joya;
la verbena su planta sagrada. El ibis es su ave sagrada, que hace mucho tiempo se observó que tenía la curiosa
costumbre de permanecer sobre una pata durante largos períodos de tiempo y para la fértil imaginación de los
antiguos esto sugirió la absorción en meditación profunda. En la
pr
áctica del Yoga hay una postura llamada El Ibis donde el practicante se mantiene en equilibrio sobre una pierna.
Los rituales, adem
ás, se
ñalan a Thoth como:

Oh, T
ú, el de la cabeza de ibis.

Debo ahora referirme a un punto importante de la gram
ática hebrea. Los sonidos de algunas de las letras del alfabeto hebreo cambian cuando un punto, llamado el

dogish

, se sit
úa en estas
letras. La letra B cambia en V cuando el punto en el centro se omite, así γ. Es totalmente necesario que se
recuerde este pequeño detalle ya que adquiere gran importancia en el trabajo de investigación posterior, sabiendo
el escritor por experiencia que las investigaciones de un cabalista altamente experimentado han sido dificultadas
extraordinariamente por éste y hechos similares que han sido omitidos de su entrenamiento cabalístico elemental.

ˏ-G
(Gimel)

Tercera letra del alfabeto. Sendero N° Trece del Árbol, uniendo


Kether a Tiphareth Valor Numérico, 3.

Si nos remitimos al esquema veremos que este Sendero une la primera Sephirah con la sexta, cruzando el
Abismo que, en la simbología cabalística, se concibe como un estéril desierto de arena donde mueren los
pensamientos y los egos empíricos de los Hombres, “criaturas
estranguladas al nacer”, como señala la expresión. Ahora Gimel δ es la letra dada a este Sendero,
y cuando es pronunciada ξπδ Gimel, significa un Camello. El camello es el convencional “barco del desierto”.
El título de este Sendero es “La Inteligencia Unificadora” y su atribución yetzirática es la luna. Su carta del Tarot
es la II, la Sacerdotisa de la Estrella de Plata, representando a una mujer en su trono, coronada con una tiara, el
Sol sobre su cabeza, una estola sobre su pecho, y “la señal de la Luna en sus pies”. Está sentada entre dos pilares,
uno blanco (masculino) y el otro negro (femenino), comparable a los pilares laterales, derecho e izquierdo, del
Árbol de la Vida, y la ley masónica. Es, en un cierto sentido, la Shechinah, y nuestra Dama Babalón de acuerdo
con otro sistema. En el viejo sistema de grados de la Rosacruz, la Tríada de los Supremos constituye el Colegio
Interno de los Maestros, y se llama el Orden de la Estrella de Plata. Ya que el Sendero de Gimel o la Luna, une la
Tríada de los Supremos con Tiphareth, sirviendo como medio de entrada al Colegio Interno, se observará que los
símbolos del Tarot son consistentes. Algunos estudiantes han asignado esta carta a Beth. Artemisa, Hecate,
Chomse y Chandra son las deidades atribuidas, todas ellas son divinidades lunars. Su color es el Plateado, el color
resplandeciente de la Luna; el alcanfor y el acíbar son sus perfumes; la adularia y la perla son sus joyas. El perro
es sagrado para Gimel, probablemente a causa de que la cazadora Artemisa siempre tenía perros en su presencia.
El arco y la flecha, por la misma razón, son sus instrumentos mágicos simbólicos. Cuando se omite el dogish
Gimel tiene un sonido suave, similar a la J inglesa.

ː-D
(Daleth)

Cuarta letra del alfabeto. Sendero N° Catorce del Árbol, uniendo


Chokmah a Binah. Valor Numérico, 4.

Ya que este Sendero une, en la región de los Supremos, el Padre a la Madre, lógicamente anticiparíamos
correspondencias que expresarían la atracción de lo positivo por lo negativo, y el amor del macho por la hembra
por lo cual el Yod y el Heh formarán la unidad primordial. Su
atribuci
ón astrol
ógica es Venus

, la Dama del Amor. La pronunciaci
ón de esta letra como Daleth significa una

Puerta

que incluso en el simbolismo freudiano posee el significado de

la matriz

. Los colores son el verde y el verde esmeralda. Las joyas son la esmeralda y la turquesa; las flores son el mirto y
la rosa: las aves son el gorri
ón y la paloma. La equivalencia m
ágica es el cinto, de acuerdo con la leyenda de que quienquiera que llevara el ciento de Afrodita se convertir
ía en un objeto de amor y deseo universal. El nombre de este Sendero Catorce es

La Inteligencia Luminosa

, y sus dioses son Afrodita, Lalita

el aspecto sexual de Sakti, la esposa de Shiva- y Hathor, con forma de vaca. Para intentar ilustrar una vez m
ás la implicaci
ón de la idea de un Dios, aporto una cita adecuada que ser
á memorizada y aplicada en profundidad. Esta cita procede de

Hip
ólito de Eur
ípides

, de Gilbert Murray:

La creencia real de la Afrodita de Eur
ípides, si uno puede atreverse a dogmatizar sobre tal tema, fue seguramente no lo que deber
íamos llamar una divinidad sino m
ás bien una fuerza de la naturaleza, o un esp
íritu desarrollando su labor en el mundo. Para negar su existencia no se deber
ía decir simplemente:

No existe tal persona

, sino

No existe tal cosa

; y tal negaci
ón ser
ía un desaf
ío contra hechos obvios.

La divinidad del amor en la mitolog
ía n
órdica era Freyja, la hija de Njord, una deidad tutelar jupiteriana. La carta del Tarot es la III, La Emperatriz, que
tiene en su mano derecha un cetro que es un globo coronado por una cruz, el sigilo astrol
ógico de Venus. Sus ropas repiten el s
ímbolo, y al lado de su trono est
á un escudo en forma de coraz
ón que tiene tambi
én el signo de Venus. Enfrente de ella est
á un campo de trigo, haciendo
énfasis en el hecho de que es una divinidad no s
ólo del amor sino tam
én de la agricultura. Lleva una guirnalda verde sobre la cabeza, y un collar de perlas. Para dar una peque
ña explicaci
ón de c
ómo la agricultura podr
ía estar asociada a la Diosa del Amor, debo remitir a mis lectores a

Los Problemas del Misticismo

, del Dr. Silberer, en cuyo libro se puede hallar un valioso material. Al mismo tiempo no debe pensarse que yo
confirme la totalidad de las conclusiones de Silberer. Como ya he indicado,

Los Problemas del Misticismo

pueden mostrar al lector cuidadoso c
ómo podr
ía haber surgido la asociaci
ón antes mencionada. Daleth es una letra doble, y consecuentemente se pronuncia una

th

fuerte como en

the

y

lather

cuando hay un dogish.
ζ –H
(Heh)

Quinta letra del alfabeto. Sendero N° Quince, uniendo


Chokmah a Tiphareth. Valor Numérico, 5.

Su pronunciación es Héh, cuya palabra significa una Ventana. Su título yetzirático es “La Inteligencia
Constituyente”, y su atribución astrológica es Aries, el signo del Carnero, regido por
Marte ♂, y en el cual el Sol ⊙ está en exaltación. Sus atribuciones son, por consiguiente, pasión y marcialidad.
Sus dioses son: Atenea, en la medida en que protegía al Estado de sus enemigos; Shiva y Marte. Minerva es
también una atribución, pues se creía que había guiado a los Hombres en la guerra, donde iba a conseguirse la
victoria mediante la prudencia, el valor y la perseverancia. El Mentu egipcio es también un Dios de la guerra,
representado con la cabeza de un halcón. El Tyr escandinavo es una atribución de este sendero, pues es el más
osado e intrépido de los Dioses, y es quien reparte valor, coraje y honor en las guerras. La lanza es el arma
apropiada; la flor es el geranio y la joya es el rubí, a causa de su color. La carta del Tarot es la IV, El Emperador,
que viste una túnica roja y está sentado en un trono – en su corona hay rubíes-, sus piernas forman una cruz. Sus
brazos y cabeza forman un triángulo. Tenemos, por tanto, el símbolo alquímico del azufre (un triángulo sostenido
por una cruz), un principio energético poderoso, el Gunam hindú de los Rajás, y como cualidades tenemos la
energía y la voluntad. En los brazos de su trono están grabadas dos cabezas de carnero, indicando que esta
atribución es armoniosa.
η

V
(Vau)
Sexta letra del alfabeto. Sendero N° Dieciséis del Árbol, uniendo
Chokmah a Chesed. Valor Numérico, 6.

Vau es su pronunciación y significa un “Clavo”. Se usa como un símbolo del falo. Este uso se confirma por el signo zodiacal del Toro,
que, como ya hemos señalado, es un glifo de la fuerza universal reproductora. El falo, en el misticismo de la Cábala, es un símbolo
creativo de una realidad creativa, la voluntad mágica. Para que sirva de ayuda en la comprensión de esta idea cito una definición de “La
Psicología del Inconsciente”, de Jung: “El falo es un ser que se mueve sin miembros, que ve sin ojos, que conoce el futuro; y como un
representante simbólico del poder creativo universal existente en todas partes, la inmortalidad se justifica en él... Es un vidente, un
artista y un hacedor de milagros.” Esta definición resulta muy apropiada para la Chaiah, de la cual el lingam es el símbolo terrestre, lo
mismo que su vehículo. Las atribuciones siguen a la astrológica muy cerca, pues encontramos aquí el Asar Ameshet Apis egipcio, el
toro luchador de Menphis, que pisoteaba a sus enemigos. Las congregaciones órficas, en algunas de sus convocatorias secretas más
santas, bebían Solemnemente de la sangre de un toro; de acuerdo con Murray, dicho toro era, por algún misterio, la sangre del mismo
Dionisos-Zagreus, el “Toro de Dios” muerto en sacrifico para la purificación del Hombre. Y las Ménades de la poesía y la mitología,
entre las más hermosas pruebas de su carácter sobrenatural, siempre tienen que cortar toros a trozos y probar su sangre. El lector
también debe recordar la justa promesa de la más interesante historia de Lord Dunsany, “La Bendición de Pan”. En la India vemos a la
vaca sagrada reverenciada como una representación de Shiva en su aspecto creativo; también hay glifos en sus templos con un lingam
erecto. Heré, la divinidad del matrimonio, y Hymen, el dios que lleva el velo nupcial, son también correspondencias. La carta V, El
Hierofante, es la atribución del Tarto. Está representado levantando su mano derecha con la señal de la bendición sobre las cabezas de
sus ministros, y en su mano izquierda lleva un cetro sacerdotal coronado por una triple cruz. A sus pies están dos llaves, las de la Vida y
la Muerte, que Solucionan los misterios de la existencia. Vau es también el “Hijo” del Tetragrammaton –Baco o Cristo en el Olimpo
(Cielo), salvando al mundo-. También representa a Parsifal como el Sacerdote Real en Montsalvat celebrando el milagro de la
redención. El nombre de Baco es un derivado de una raíz griega y significa una “vara”. Junto con sus múltiples nombres de: Bromios,
Zagreus y Sabazios tiene muchas formas – así dice el Prof. Gilbert Murray-, apareciendo como un toro y una serpiente. Muchas de las
correspondencias de Tiphareth, la sexta Sephirah, tienen una íntima relación con este Sendero N° Dieciséis. Adonis, Tammuz, Mithra y
Attis son asignaciones adicionales. El estoraque es su perfume, la malva su planta, el topacio su joya y el índigo su color.

, o V, O ‫וּ‬Dependiendo totalmente del lugar donde está situado el dogish,esta letra puede ser U
ʥ.
ʦ –Z
(Zayin)

Séptima letra del alfabeto. Sendero N° Diecisiete,


uniendo Binah a Tiphareth. Valor Numérico 7.

Zayin significa una espada, y examinando la forma de la letra se podría imaginar que su forma superior es la
empuñadura y la parte inferior el filo. En astrología es el signo de Géminis, los gemelos. Todos los gemelos son,
por tanto, atribuidos a este Sendero. Rekht y Merti de los hindúes, y Cástor y Pollux de los griegos. Apolo es
también una
correspondencia, pero s
ólo es su aspecto de adivinador, teniendo el poder de comunicar el don de la profec
ía a los dioses y a los Hombres. Nietzsche, en

El Nacimiento de la Tragedia

, dice de Apolo que no s
ólo es un dios de todas las energ
ías con forma, sino tambi
én el dios de la adivinaci
ón.

El que

como la etimolog
ía del nombre indica- es el brillante, la deidad de la luz, tambi
én gobierna sobre la apariencia hermosa del mundo interior de las fantas
ías. La verdad suprema, la perfecci
ón de estos estados en contraste con el s
ólo parcialmente comprensible mundo cotidiano, y la profunda conciencia de la naturaleza, curando y ayudando
cuando se duerme y cuando se sue
ña. Es al mismo tiempo el an
álogo simb
ólico de la facultad de la adivinaci
ón y, en general, de todas las artes a trav
és de las cuales la vida se hace posible y vale la pena vivir.

Juno es una de sus atribuciones, ya que se la representa con dos caras, cada uno mirando en distinta direcci
ón. Hoor-para-Kraat es otra atribuci
ón, principalmente a causa de que re
úne a los dioses gemelos de Horus, el Se
ñor de la Fuerza, y Harp
ócrates, el Se
ñor del Silencio, en una Sola personalidad divina. En el Sepher Yetzirah se le denomina

La Inteligencia Disponente

. Todos los h
íbridos son atribuidos aqu
í; su ave es la urraca y la alejandrita y la turmalina sus piedras preciosas. Su color es el malva, y sus plantas son
todas las formas y especies de orqu
ídeas. La carta del Tarot es la VI, Los Enamorados. Las antiguas barajas la describen representando a un Hombre
entre dos mujeres, que son el Vicio y la Virtud; Lilith, la esposa del malvado Samael, y Eva. Las cartas modernas,
sin embargo, muestran a un Hombre y a una mujer desnudos, con un
Ángel o Cupido con las alas extendidas, suspendido sobre ellos.
ι – CH
(Cheth)

Octava letra del alfabeto. Sendero N° Dieciocho,


uniendo Binah a Geburah. Valor Numérico, 8.

Cheth (ch gutural como en “loch”) es una “valla”. En astrología es el signo del cangrejo, Cáncer. Es Khephra, el
dios escarabajo, representando al Sol de medianoche. En la filosofía astrológica del antiguo Egipto, Cáncer era
considerado como la Casa Celestial del Alma. Mercurio en su aspecto del mensajero de los dioses, y Apolo en su
papel del Auriga, son otras atribuciones. La correspondencia nórdica es Hermod, el enviado de los dioses, el hijo
de Odín, que le dio un casco y una coraza que Hermod llevaba cuando iba a sus peligrosas misiones.
Desafortunadamente, los dioses hindúes no son lo suficientemente determinantes para permitirnos hacer una
atribución satisfactoria debido a su gran número, a menos que decidamos escoger a Krishna, en su papel de
conductor del carro de Arjuna en la batalla de Kurukshetra, como se describe en el Mahabharata. La carta del
Tarot es más interesante, la VII, El Carro. Indica un carro, cuyo toldo es azul y dorado con estrellas
(representando la Noche, la noche de cielo azul, el espacio y nuestra Dama de las Estrellas). En el carro está una
figura coronada y armada, sobre cuya frente relampaguea una Estrella de Plata –el símbolo del renacimiento
espiritual-. Sobre sus hombros están dos medias lunas, la creciente y la menguante. Conduciendo el Carro hay dos
esfinges, una blanca, la otra negra, representando a las fuerzas en conflicto en su ser que ha dominado. Enfrente
del carro está un glifo del Lingam, su “Id” regenerado o sublimado, o líbido, coronado por el globo alado, su Ego
trascendental al cual se ha unido. El conjunto de la carta simboliza adecuadamente la Gran Obra, ese proceso por
el cual un Hombre llega a conocer la Corona desconocida, y alcanza el conocimiento y el diálogo con su Santo
Ángel Guardián, la autointegración y la conciencia perfectas. En el término “líbido”, Jung ve un concepto de
naturaleza desconocida, comparable al “élan vital” de Henri Bergson, una hipotética energía vital, que tiene
relación no sólo con la sexualidad sino con otras diversas manifestaciones fisiológicamente espirituales. Bergson
habla de este “élan vital” como de un movimiento de autocreación, un convertirse, y comola verdadera sustancia
y realidad de nuestro ser.
Su animal sagrado es la Esfinge, cuya expresi
ón enigm
ática combinando masculino y femenino, y las cualidades animales, es un s
ímbolo apto para la Gran Obra llevada a la perfecci
ón. El Sepher Yetzirah llama a Cheth

La Casa de la Influencia

. El loto es su flor;
ónica su perfume; el marr
ón es su color y el
ámbar su joya.
ʨ –T
(Teth)

Novena letra del alfabeto. Sendero N° Diecinueve, uniendo


Chesed a Geburah. Valor Numérico, 9.

Aquellos Senderos del Árbol de la Vida que son horizontales y unen una Sephirah femenina, son denominados
Senderos Recíprocos. El Sendero N° Catorce fue el primero de éstos; este Sendero N° Diecinueve es el segundo y
une Poder con Misericordia. Esta letra significa “Serpiente”. Su signo zodiacal es Leo, le león. Pasht, Sekket y
Mau le son atribuidos porque son dioses gatos. Ra-Hoor-Khuit es otra correspondencia, representando al Sol que
gobierna a Leo. Deméter y Venus, como diosas de la agricultura, son también atribuidas a Teth. Su animal es, por
supuesto, el león; su flor, el giraSol; su joya es el ojo de gato, y su perfume el olibanum. Su color es el púrpura.
Su carta del Tarot es la VIII, La Fuerza, mostrando a una mujer coronada y engalanada con flores que,
calmosamente y sin esfuerzo aparente, cierra las mandíbulas de un león. Debido a las correspondencias de la
“Serpiente” y del “León”, algunos expertos suponen una connotación fálica para Teth. La serpiente y el león son
muy importantes en el estudio de la literatura alquímica. En la moderna teoría psicoanalítica, la serpiente se
reconoce claramente como un símbolo del falo y también del concepto abstracto de Sabiduría.

λ –Y
(Yod)

Décima letra. Sendero N° Veinte, uniendo Chesed a


Tiphareth. Valor Numérico, 10.

Yod es una Mano o, mejor dicho, el Dedo Índice de la mano levantado, con todos los otros dedos cerrados.
También es un símbolo fálico, representando al espermatozoide o a la esencia volitiva secreta inconsciente
(líbido) y, en varias leyendas, a la juventud emprendiendo sus aventuras después de recibir la Vara –o haber
alcanzado la pubertad-. Las armas mágicas son la Vara, la Lámpara y la Hostia Eucarística. El significado de la
Mano de Dios o la conciencia Dhyan Chohanic, poniendo en acción a las fuerzas mundanas, puede leerse
también en esta letra Yod. La carta del Tarot es la IX, El Ermitaño, que da la idea de un anciano Adepto, con una
capucha y una túnica negra, sosteniendo una lámpara en su mano derecha, y una vara o bastón en la izquierda. La
idea de conjunto de este Sendero es la virginidad, su signo astrológico es Virgo. Por consiguiente, lo atribuimos a
las no casadas Isis y Nephtys, vírgenes ambas. El equivalente hindú son las niñas vaqueras Gopis, pastoras de
Brindaban que se enamoraron de Shri Krishna. Narciso, el hermoso joven inaccesible a la emoción del amor, y
Adonis, que fue el joven amado de Afrodita, son las otras correspondencias. Balder, como el hermoso dios virgen
que residía en la mansión celestial llamada Breidablik en la que nada sucio podía entrar, es, indudablemente, la
atribución nórdica. Su joya es el peridoto; sus flores son las campanillas y el narciso, sugiriendo pureza e
inocencia; y su color es el gris.

-ּ‫ כ‬K
(Kaph)
Undécima letra. Sendero N° Veintiuno, uniendo Chesed
a Netsach. Valor Numérico, 20.

Kaph significa “Cuchara” o la Palma de una mano, símbolos receptivos y, por consiguiente, femeninos. Se atribuye a Júpiter, y ya que
conecta Chesed y la esfera de Júpiter con Netsach, que es la esfera de Venus, el Sendero de Kaph participa del carácter magnánimo y
generoso de Júpiter y la naturaleza amorosa de Venus. Vuelve a repetir en un plano considerablemente inferior, las atribuciones de
Júpiter, Zeus, Brahma e Indra ya comentadas anteriormente. Plutón es también una atribución, ya que es el dador ciego de salud,
símbolo de la prodigalidad infinita y abundante de la naturaleza. En las sagas nórdicas hallamos que Njord gobierna sobre los vientos y
tempestades, y controla la furia del mar y del fuego; es, además, el guardián de la salud y da posesiones a aquellos que le invocan.
Kaph es denominado “La Inteligencia Conciliadora”; sus joyas son el lapislázuli y la amatista; sus plantas son el hisopo y el roble; su
perfume es el azafrán y todos los perfumes generosos, y su color es el azul. La carta del Tarot es la X, La Rueda de la Fortuna, que en
algunas barajas es una rueda de siete radios con una figura de Anubis a un lado sosteniendo un caduceo, y en el otro un demonio con un
tridente. En lo alto de la circunferencia hay una Esfinge sosteniendo una espada. La rueda representa el Ciclo Kármico de Samsara
siempre en movimiento, de la existencia después de la existencia, en un momento elevándonos como príncipes y reyes de la Tierra, y
en otros arrojándonos por debajo del nivel de los esclavos y el polvo de la tierra. Sobre la rueda, en cada uno de los puntos cardinales,
están inscriptas las letras TARO, y entre ellas las cuatro letras hebreas del Tetragrammaton. A cada uno de los cuatro lados de la carta,
sentada sobre una nube, está una de las criaturas contempladas en la Visión del Profeta Ezequiel. Cuando se suprime el dogish, esta
letra tiene un sonido gutural, J (j española, ch anglosajona),

, para usar al final de palabras, y su valor numérico ‫ךּ‬similar a la de Cheth. Tiene una forma final,
como tal es 500.

ξ –L
(Lamed)

Duodécima letra. Sendero N° 22, uniendo Geburah a


Tiphareth. Valor Numérico, 30.

La letra Lamed significa un Aguijón de Buey o un Látigo, y sugiere tal traducción únicamente su forma. Su signo
astrológico, Libra, las balanzas, es su atribución más importante y resume las características del Sendero. La
atribución del Tarot es la XI, La Justicia, representada por una mujer muy sombría, sentada entre dos pilares,
sosteniendo una espada en una mano, y unas balanzas en la otra. Su título secundario en el Tarot es “La Hija de
los Señores de la Verdad, La Gobernante de las Balanzas”. El dios griego es Themis, quien, en los poemas
homéricos, es la personificación de la ley, la norma y la equidad abstracta, por lo que se describe en las asambleas
de los Hombres, y convocando la Asamblea de los Dioses en el Monte Olimpo. Su dios egipcio corrobora la idea
de justicia, pues es Maat, la diosa de la verdad, quien en el Libro de los Muertos aparece en la escena del juicio
pesando el corazón de los fallecidos. Némesis es también una correspondencia, ya que medía la felicidad de los
mortales y también la miseria; y aquí está también el concepto hindú de Yama, la personificación de la muerte y el
Infierno donde los Hombres tenían que expiar sus malas acciones. La planta de Lamed es el aloe; sus animales
son la araña y el elefante; su perfume es el galbanum y su color es el azul.
Su t
ítulo yetzir
ático es

La Inteligencia Fiel

.
M– ‫מ‬
(Mem)

Décima tercera letra. Sendero N° 23, uniendo


Geburah a Hod. Valor Numérico, 40.

Men es su pronunciación, significando Agua, y se le da también el elemento ∇agua. En su forma algunos


expertos perciben las olas del mar. Sus dioses son Tum, Ptah, Auromoth, combinando la idea de Dios del Sol
Poniente, el Rey de los Dioses, y una divinidad puramente elemental. Poseidón y Neptuno son nuevamente
atribuidos ya que representan el agua y los mares. A Mem se le llama “La Inteligencia Estable”, y su color es el
verde mar. El Cáliz y el Vino Sacramental (Soma, el elixir de la inmortalidad), es su instrumento mágico para el
ceremonial. Los denominados Kerubs de Agua son el Águila, la Serpiente y el Escorpión, representando al
Hombre no redimido, su fuerza mágica y su “salvación” final. Todas las plantas de agua y el loto son
correspondencias adecuadas. El aguamarina de Berilo es su piedra preciosa, y la onica y la mirra son sus
perfumes. La atribución del Tarot es la carta XII, El Colgado, una de las cartas más curiosas, representando a un
Hombre con una túnica azul, colgado cabeza abajo (rodeado por un halo dorado) de una horca en forma de T por
un pie, el otro está doblado por detrás de la rodilla, sugiriendo una cruz. Sus brazos están atados a su espalda
formando un triángulo, con la base invertida. Es la Fórmula del Salvador, dando luz a los Hombres de la Tierra.

Mem tiene una forma final ο, valor 600.

ʰ –N
(Nun)

Decimocuarta letra. Sendero N° 24, uniendo


Tiphareth a Netsach. Valor Numérico, 50.

Se pronuncia Nun, y significa un “Pez”. Las correspondencias aparecen de nuevo para seguir la interpretación
astrológica que es
Escorpio, el reptil que según la fábula se clavaba el aguijón hasta morir. ♂ rige en Escorpio, y su dios griego es,
por consiguiente, Marte; su dios romano es Ares. Apep, el dios egipcio, una serpiente inmensa, se atribuye aquí.
Kundalini es la diosa hindú que representa la fuerza creativa (líbido), enrollada como una serpiente en la base de
la columna vertebral, en el llamado loto del Chakra Muladhara. Su fórmula mágica es la Regeneración mediante
la Putrefacción. Los alquimistas antiguos usaban principalmente esta fórmula. La primera materia común de sus
operaciones era baja, y tenía que pasar a través de varios estadios de corrupciones o putrefacción (o cambio
químco, como se denominaría hoy) cuando se le llamaba el dragón negro. Pero de ese estado pútrido, se derivaba
el oro puro. Otra aplicación de la misma fórmula se hace en ese estado psicológico del que todos los místicos
hablan, la Sequía Espiritual o “La Oscura Noche del Alma”, donde todos los poderes se mantienen temporalmente
en suspenso, reuniéndose, en realidad, la fuerza para asaltar y transformarse en la luz del Sol Espiritual. Su animal
sagrado es, por tanto, el escarabajo, representando al dios egipcio Khephra, el dios escarabajo del Sol de
Medianoche, simbolizando a la Luz de la Oscuridad. Durante el estado místico al cual nos referimos, toda la vida
interior aparece de la forma más angustiosa que se pueda imaginar, para hacerse pedazos.
La atribuci
ón del Tarot es la carta XIII, La Muerte, que contin
úa esta idea. Est
á representada por un esqueleto negro montado en un caballo blanco

record
ándonos a uno de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis-, armado con una guada
ña segando todo lo que se le pone delante. Su t
ítulo yetzir
ático es

La Inteligencia Imaginativa

, y su joya es la

Snakestone

; su color es el marr
ón de un escarabajo, su perfume el opaponax, su planta es el cactus y todas las venenosas.
Esta letra tiene también una forma final ρ, cuyo valor numérico es 700.

ʱ –S
(Samekh)

Letra quince del alfabeto. Sendero N° 25,


uniendo Tiphareth a Yesod. Valor Numérico, 60.

Esta letra significa un “Apoyo”. El Sendero se atribuye al signo zodiacal de Sagitario, la Flecha, y se denomina
“La Inteligencia Experimental”. Sagitario es esencialmente un signo de caza y Diana, como la Arquera Celestial y
la diosa de la caza, encuentra su lugar en esta categoría. Apolo y Artemisa como cazadors con el arco y la flecha
están también incluidos. El símbolo de Sagitario es el Centauro, mitad Hombre y mitad bestia, quien está
tradicionalmente relacionado con el tiro con arco; y el caballo es también una correspondencia de Samekh. La
planta apropiada es el junco, usado para hacer flechas; el perfume es el ligualoes, y su color es el verde. El arco
iris es también una correspondencia de Samekh, y en esta relación está atribuido el dios Ares. La atribución del
Tarot es la carta XVI, La Templanza, mostrando a un ángel coronado con el sigilo dorado del Sol, vestido con
hermosas ropas blancas, y sobre su pecho están escritas las letras del Tetragrammaton sobre un cuadrado blanco,
donde hay un triángulo dorado. Vierte un líquido azul de un cáliz dorado al otro.

Este Sendero lleva de Yesod a Tiphareth, la esfera del Sol ⊙. El Ángel del Tarto tipificaría al Santo Ángel
Guardián al que aspira el Hombre. La idea fundamental del signo astrológico, la flecha apuntando al cielo, es la
Aspiración, y el sigilo del Sol y el triángulo dorado sobre el corazón del Ángel, todo señala al objeto de
aspiración, representando a Asar-Un-Nefer, el Hombre hecho perfecto. Apenas se puede abrigar ninguna duda
sobre estas designaciones del Tarot. Su piedra es el jacinto que, en realidad, se refiere al hermoso muchacho
Hyacinth, que fue asesinado accidentalmente con un arco por Apolo.

ʶ –O
(Ayin)

Decimosexta letra. Sendero N° 26, uniendo


Tiphareth a Hod. Valor Numérico, 70.

Pronunciada Ayin, con un ligero sonido nasal, significa un “Ojo” –refiriéndose al Ojo de Shiva, del que se decía
que tenía la glándula pineal atrofiada-. Astrológicamente es Capricornio, la cabra montañesa brincando arriba y
abajo, audazmente, sin miedo, permaneciendo cerca de las cumbres. Sus símbolos, de nuevo, son Yoni y el
Lingam, y sus dioses son emblemáticos de las fuerzas creativas de la naturaleza. Khem es el principio creativo
egipcio, casi siempre representado con la cabeza de una cabra lasciva. Príapo es el dios griego, en la medida en
que era el dios de la fecundidad sexual y de la fructuosidad. Pan, cuando es representado como la cabra del rebaño
“lascivo y desmadrado, juerguista y promiscuo”, se atribuye también aquí. Baco, el jovial representante del poder
reproductor y embriagante de la naturaleza, es otra correspondencia. El cáñamo, del cual se deriva el hashish, es
una atribución debido a sus cualidades embriagadoras y creadoras de éxtasis.
Ayin representa la fuerza espiritual creativa de la divinidad que si se hiciera abiertamente manifiesta en un
Hombre, har
ía de
él el Aegipan, el Todo. Este Sendero es un s
ímbolo del Dios-Hombre, vehemente y exaltado, conscientemente conocedor de su Verdadera Voluntad y
preparado para iniciar su largo y agotador viaje para redimir al Hombre. La carta del Tarot es la XV, El Demonio,
mostrando a un s
átiro con cabeza de cabra y con alas, con un pentagrama en la frente, apuntando hacia arriba con su mano derecha,
y asiendo con su mano izquierda una tea llameante apuntando hacia abajo. A su trono est
án atadas una figura masculina y una figura femenina desnudas, que tienen los cuernos de una cabra. La joya
apropiada para el Sendero 26 es el diamante negro; los animales son la cabra y el asno. Se recordar
á que a Jes
ús se le dibuja en el Evangelio entrando en Jerusal
én a lomos de un asno, y si la memoria no me falla, en alg
ún lugar se hace referencia a Dionisos tambi
én montando un asno. Su t
ítulo es

La Inteligencia Renovadora

; su perfume es el musgo y su color el negro.
P-ּ‫פ‬
(Peh)

Letra 17. Sendero N° 27, uniendo Netsach a


Hod. Valor Numérico, 80.

El lector notará que, por su forma, es similar a Kaph, significando la palma de la mano, con la adición de una
pequeña lengua de Yod. El significado de Peh es una “Boca”. Es el tercero de los Senderos Recíprocos.

Su título yetzirático es “La Inteligencia Activa o Excitante”. Su atribución astrológica es ♂ Marte, y por
consiguiente este Sendero repite en gran medida las atribuciones de la esfera de Geburah, aunque en un plano
menos espiritual. Horus, el Señor de la Fuerza, con cabeza de halcón; Mentu, el dios de la guerra de los egipcios;
Ares y Marte de los griegos y romanos; Krishna, como el auriga en la batalla de Kurukshetra, son las
correspondencias de otros panteones. Odín fue también descrito en los ritos nórdicos como un dios de la guerra, y
mandaba a las Valkirias a dar la bienvenida a los héroes caídos a las festivas moradas del Valhalla. Anderson, en
su “Mitología Nórdica”, dice que las Valkirias “eran doncellas de Odín, y el dios de la guerra mandaba sus
pensamientos y su voluntad a la carnicería del campo de batalla en forma de mujeres armadas hasta los dientes, de
la misma forma que manda a sus cuervos por toda la tierra”. Su metal es el hierro, sus animales son el oso y el
lobo; sus joyas, el rubí y cualquier otra piedra roja; sus plantas son la ruda, el pimiento y el ajenjo; sus perfumes
son la pimienta y todos los olores acres, y su color es el rojo. La carta del Tarot es la XVI, La Torre, la parte
superior de la cual tiene forma de corona. Se le llama alternativamente La Casa de Dios, y su título secundario es
“El Señor de las Huestes de los Poderosos”. La carta ilustra la torre que es golpeada por un vívido relámpago en
zigzag, que ha derribado la parte superior, y rojas lenguas de fuego lamen las tres ventanas de las que han saltado
dos figuras. Esta letra, junto con la Kaph, hace referencia particular a la fórmula mágica que resulta totalmente
adecuada al grado de Adeptus Major.

con el ‫ף‬Cuando se suprimeel dogishde esta letra sepronunciacomo Ph o F. Su formafinales


valor numérico 800.

ψ –TS
(Tsaddi)

Letra 18. Sendero N° 28, uniendo Netzach a


Yesod. Valor Numérico, 90.

Tsaddi, un Anzuelo. Su atribución astrológica es Acuario, el signo del aguador. Esta idea se continúa en la carta
del Tarot XVII, La Estrella, representando a una figura femenina desnuda,
arrodillada cerca de una corriente de agua, vertiendo agua de dos jarros, sostenidos uno en cada mano. Sobre ella
hay siete estrellas de ocho puntas rodeando a una estrella m
ás grande. El t
ítulo secundario es

La Hija del Firmamento. La que habita entre las Aguas

. Este Sendero es claramente femenino, uniendo Venus a la Luna, ambas influencias femeninas, y Juno, la diosa
griega que vela sobre el sexo femenino, y se la consideraba el Genio de la Feminidad, es su principal atribuci
ón. Atenea, como la patrona de las artes
útiles y elegantes (las artes son las caracter
ísticas astrol
ógicas de los nativos de Acuario), es una correspondencia, como tambi
én lo es Gan
ímedes a causa de su belleza casi femenina, y porque era el Copero; Ahepi y Aroueris son los equivalentes
egipcios. La planta de Tsaddi es el olivo que, seg
ún la creencia, Atenea cre
ó para la Humanidad; su animal es el
águila, de la que se cuenta que llev
ó a Gan
ímedes al Olimpo; su perfume es el galbanum, y su color es el azul celeste. Su t
ítulo yetzir
ático es

La Inteligencia Natural

. Su joya es la caledonia, sugiriendo por su apariencia a las nubes suavemente acuosas y a las estrellas.
Tsaddi tiene una forma final χ con un valor numérico de 900.

ʷ –Q
(Qoph)

Decimonovena letra. Sendero N° 29, uniendo


Netzach a Malkuth. Valor Numérico, 100.

Su pronunciación es Qoph, significando la Parte de Atrás de la Cabeza. Su título yetzirático es “La Inteligencia
Corpórea”, y su atribución es Piscis, el signo de los peces. Este Sendero es muy difícil de describir, ya que,
indudablemente, se refiere a algún aspecto del Plano Astral y es, también, un símbolo fálico; el pez refiriéndose al
espermatozoide nadando en los fundamentos de su propio ser. Su atribución hindú es Vishnú, como el Matsu o
Pez Avatara. Neptuno y Poseidón, en la medida de que su reino incluye el domino donde mora el pez, y Kephra,
como el escarabajo o cangrejo, son otras correspondencias. Todos estos símbolos ocultan, o se refieren, a una
clase de Magia relacionada con la aplicación de la fórmula del Tetragrammaton. Jesús de Nazaret es, a veces,
denominado el pisciano, y los lectores recordarán los amuletos cristianos de los primeros tiempos, donde estaba
inscrita la palabra griega “Ichtus”, significando pez, y haciendo referencia a la personalidad reconocida como
Hijo de Dios por las Iglesias cristianas. El profesor babilonio de la sabiduría, Oannes, también era representado en
forma fálica de pez. Su criatura sagrada es el delfín, su color es el ante, y su joya la perla. La perla se aplica a
Piscis debido a su brillantez nublada, contrastada con la transparencia de otras joyas, recordando así al plano
astral, con sus formas y visiones semiopacas como opuesto a los flashes de luz sin forma relacionándose con los
planos puramente espirituales. La carta del Tarot es la XVIII, La Luna; describe un paisaje de medianoche sobre
el cual está brillando la Luna. De pie, entre dos torres, hay un chacal y un lobo, con los hocicos apuntando al aire
y aullando a la luna, y un ástaco ocangrejo se arrastra fuera del agua sobre la tierra seca.

ϊ –R
(Resh)

Vigésima letra. Sendero N° 30, uniendo


Hod a Yesod. Valor Numérico, 200.

Su pronunciación es Resh, y significa una Cabeza. El Sol se atribuye a este Sendero y todos sus símbolos son
claramente Solares. Ra, Helios, Apolo y Surya son dioses del disco Solar. El amarillo es el color que se da a
Resh; la canela y el olibanum son sus perfumes –claramente Solares-; el león y el gavilán son sus animales.
El oro es el metal apropiado; el giraSol, el heliotropo y el laurel son sus plantas. La criSolita es su joya,
sugiriendo el color dorado del Sol. Su t
ítulo es

La Inteligencia Colectiva

. La carta de Tarot es la XIX, El Sol. Parece extraordinariamente dif
ícil creer que algunos escritores sobre la C
ábala atribuyan esta carta a la letra Qoph. La carta representa a un Sol llameante sobre el Halc
ón Ni
ño Coronado y Conquistador, que monta triunfalmente en un Caballo Blanco

el s
ímbolo del Kalki Avatara-. Al fondo de la carta hay varios giraSoles que, de nuevo, indican la atribuci
ón Solar de la asignaci
ón. El Sepher Yetzirah llama a

Resh

una

letra doble

, pero he sido incapaz de descubrir ning
ún otro sonido m
ás que

R

para esta carta, ni ning
ún otro reconocido por gram
áticos hebreos modernos. Quiz
ás la forma francesa de

R

pronunciada con un decidido redoble sea el sonido en cuesti
ón.
� –SH
(Shin)

Letra 21. Sendero N° 31, uniendo Hod a


Malkuth. Valor Numérico, 300.

Shin significa un Diente, probablemente haciendo referencia al molar de tres puntas. Esta letra lleva un dogish, y
cuando éste se halla en el lado izquierdo: (Sin), se pronuncia como una S. El Fuego es su elemento yetzirático (en
hebreo Esh es fuego, la “sh” mayoritariamente predominante en la pronunciación), y es simbolizada por esta letra
sibilante debido a una característica de fuego en su sonido silbeante, y el equivalente hebreo para “sibilante” es
una palabra que también significa “silbeante”. La implicación de este Sendero es la del Espíritu Santo
descendiendo en leguas de fuego – recordando a uno de los Apóstoles de Jesús en Pentecostés-y todas sus
atribuciones son ardientes. Agni es el dios hindú de Tejas, la tattwa o elemento de fuego. Hades es el dios griego
del infierno llameante, como también lo son Vulcano y Plutón. Sus dioses egipcios muestran divinidades
elementales ardientes: Thoum-aesh-netih, Kabeshunt y Tarpesheth. Sus plantas son la amapola roja y el hibiscus.
Conociendo las atribuciones anteriores se comprende y se siente el lastimero grito del poeta: “Coróname con la
amapola y el hibiscus”. La joya de este Sendero es el ópalo de fuego y sus perfumes son el olibanum y todos los
perfumes ardientes. El título que le da el Sepher Yetzirah es “La Inteligencia Perpetua”. La correspondencia del
Tarot es la carta XX, El Juicio Final, mostrando al Ángel Guardián tocando una trompeta, y llevando una pancarta
en la cual hay una cruz roja. Los muertos abren sus tumbas y se ponen de pie, mirando hacia arriba, dirigiendo sus
brazos en ruego al Ángel.

� -T
(Tau)

Letra 22. Sendero N° 32, uniendo Yesod a


Malkuth. Valor Numérico, 400.

Esta letra significa una Cruz en forma de T. Cuando no lleva un dogish se pronuncia como una “th” (el sonido th
en inglés). Este Sendero representa: a) los sentimientos más bajos del Plano Astral, al cual se atribuye Saturno
como el gran astrológico maléfico; b) el Universo “in toto”, representado por Brahma y Pan, como la suma total
de todas las inteligencias existentes. En la última categoría es Gaia o Gé, la personificación de la Tierra. Tenemos
también el Vidar nórdico, cuyo nombre indica que se trata de la naturaleza imperecedera del mundo, asemejado a
la inmensidad de los bosques
indestructibles, y como el griego Pan, es el representante de las arboledas silenciosas, secretas e id
ílicas. Anderson, de nuevo, dice que Vidar es la naturaleza eterna, salvaje y original, el dios de materia
imperecedera. Saturno, un dios italiano antiguo, es una deidad terrenal tambi
én; ense
ñó a los agricultores, suprimi
ó el salvajismo y les introdujo la civilizaci
ón. En relaci
ón con ello, sin embargo, tenemos a Sebek, el dios cocodrilo, significando la materia m
ás bruta; y correspondencias como la asaf
étida y todos los perfumes horribles y el Tauro-gunam hind
ú, la cualidad de la pereza y la inercia. Su color es el negro, sus plantas son el fresno y la dulcamara, y su t
ítulo yetzir
ático es

La Inteligencia Administrativa

. La carta del Tarot es la XX, El Mundo, mostrando a una figura femenina dentro de una guirnalda de flores, que
se ha reconocido como la Virgen del Mundo, dando a este Sendero un significado a
ñadido, ya que desciende sobre Malkuth, a la que el Zohar asigna la Heh final, la Hija, que es el reflejo abajo de la
Shechinah de arriba. En los cuatro costados de la carta est
án los cuatro animales quer
úbicos del Apocalipsis: el Hombre, el
águila, el toro y el le
ón.
CAPITULO CINCO
ADAM KADMON

Los cabalistas consideran a las diez Sephiroth y a los Senderos como una unidad indivisible, para formar lo que se
denomina “Adan Kadmon”, o el Hombre Celestial. Podemos suponer que las Sephiroth son los principios
cósmicos operativos en el macrocosmos –universales-, y de acuerdo con esto, ya que “Lo mismo que es arriba es
abajo”, tienen su reflejo en el Hombre como particulares. En este capítulo se intentará correlacionar a las
Sephiroth con los principios que hay en el Hombre, y nos esforzaremos en trazar correspondencias y paralelismos
entre diversos sistemas de psicología mística. Si el estudiante recuerda perfectamente algunas de las importantes
atribuciones dadas en los dos capítulos anteriores tendrá muy pocas dificultades para comprender lo que sigue.
“¿Qué es el Hombre? ¿Es simplemente piel, carne, huesos y venas?” “¡No! Lo que constituye el verdadero
Hombre es el Alma, y lo que se llama la piel, la carne, los huesos y las venas, todo esto es simplemente un velo,
una cubierta exterior, pero no del Hombre en sí mismo. Cuando el Hombre se pone en marcha, se despoja de todas
esas prendas con las que estaba vestido. Todos estos huesos y tendones, y las diferentes partes del cuerpo están
formados en los secretos de la Sabiduría Divina, tras la Imagen Celestial. La piel tipifica a los cielos que son
infinitos en extensión, cubriendo a todas las cosas como con una prenda... Los huesos y las venas simbolizan al
carro divino, los poderes internos del Hombre. Pero éstas son las prendas exteriores, pues en la parte interior está
el profundo misterio del Hombre Celestial” (Zohar). Esa cita del Sepher haZohar es la base sobre la que se ha
construido un sistema coherente de psicología o pneumatología, que puede parecer realmente muy extraño a
aquellos que no estén familiarizados con las ideas generales sostenidas por el misticismo. Pero la idea de un
Hombre interno que usa una mente y un cuerpo como instrumentos para la obtención de experiencia y, de esa
forma, autoconciencia, es inherente a cada sistema místico que ha visto la luz del Sol. Las clasificaciones de la
naturaleza del Hombre usadas por las diversas escuelas de misticismo están tabuladas en el esquema adjunto,
usando a las diez Sephiroth como la base para la comparación. En su análisis del Hombre, los cabalistas
encontraron que, mano a mano con el cuerpo físico, el Hombre tenía una conciencia-deseo automática, o
formadora de hábitos, que le daba ímpetu y voluntad en ciertas condiciones. Se cuidaba de las funciones de su
organismo al cual raramente se prestaba atención consciente, tales como la circulación de la sangre, el latir del
corazón, y los involuntarios movimientos del diafragma que producen la inspiración y espiración de la respiración.
También notaron la facultad e la razón y de la crítica, el poder por el cual un Hombre va desde las premisas a la
conclusión. Y, por encima y más allá de todo esto, estaba la entidad espiritual que usaba este cuerpo, que utilizaba
este deseo y esta conciencia racional. Debería también estar bastante claro para el análisis corriente, que en el
Hombre aparecen estas tres “vidas” distintas. Para explicar el párrafo anterior en una forma ligeramente diferente,
podemos decir que hay: la vida del cuerpo, con su multitud de deseos e instintos, y con toda la maravillosa
maquinaria del cuerpo en funcionamiento. Algunos cabalistas han denominado a este aspecto del Hombre la
“Nephesch”, el alma animal –sin redimir-. Después está su personalidad –la “Ruach”, un “YO” constantemente
cambiante e inquieto, que conocemos y por el cual somos conscientes de nosotros mismo. Finalmente, una
conciencia superior, trascendiendo a todas éstas y abarcándolas al mismo tiempo, es la “Neschamah”, el Ego
Verdadero. La “Nephesch” fue parcialmente investigada por Freud, Adler y Jung, y además de todas las teorías,
sus hechos observados concuerdan con la tradición cabalística. La “Ruach” ha merecido la atención de los
filósofos, y la “Neschamah” parece haber sido tristemente olvidada. La división anterior se llama la triple
clasificación del Hombre, y es similar al concepto cristiano ortodoxo de Cuerpo, Alma y Espíritu. En esta relación
se podría añadir todavía otro principio postulado por la Cábala: la Neschamah de esta clasificación correspondería
al concepto hindú de Jivatma, el alma o el sí mismo condicionado. En la misma filosofía tenemos el concepto de
Paramatma, el Yo Superior (Self Supremo), habiendo un paralelismo en el texto zohárico llamado “Zureh”, un
prototipo celestial, espiritual y perfecto que nunca abandona su morada en el “Olam Atziluth” (ver Capítulo Siete).
Los zoharistas conciben al “Zureh” relacionado de alguna forma con la “Neschamah” por lazos
espirituales y magn
éticos. Isaac Myers tiene unas referencias muy interesantes que hacer a est
e
respecto. Dice que por devoci
ón, la voluntad m
ágica elevar
á la Neschamah hasta su Zureh
,
uni
éndose entonces.

El alma superior protot
ípica se excita y, por influencia m
ística, s
e
encadena entre s
í.

Esta idea cae dentro del misticismo de la C
ábala, donde la doctrina de
l
éxtasis juega un papel determinante, y pertenece, por tanto, a un cap
ítulo posterior
.
Los cabalistas tienen otra forma de ver la constituci
ón del Hombre

esta vez desde un punto d
e
vista m
ás pr
áctico-. Est
á basado en lo que se llama la f
órmula del Tetragrammaton, o el atribui
r
las cuatro letras YHVH ζηζλ a diversas partes del Hombre. La primera Sephirah, Kether, la Corona, no suele
incluirse en este método particular; o, cuando lo está, se le llama simplemente Dios, o el objetivo de la vida al
cual un Hombre aspira a unirse.
Y λ se atribuye a Chokmah, y es denominada el Padre. En los sistemas hindúes correspondería a
Atma, el Sí Mismo. La Madre es Binah, la Shechinah Celestial, y la primera Heh ζ es su letra. La Envoltura
Causal sería el equivalente del Yoga. La siguiente es el Hijo, que está en Tiphareth, pero, en realidad, el
agregado hexagonal de seis Sephiroth tiene su base o centro en Tiphareth.
La letra del Hijo es la V η –correspondiendo el concepto general al Sukshmopadhi, o el Cuerpo Sutil-. Ahora,
Malkuth, el Reino, es denominada la Virgen No Redimida, y es la Nephesch, el Alma
animal del Hombre, o el Sthulopadhi. Es la letra Heh ζ final. El Hijo es el Augoeides, El que Brilla con Luz
Propia, el Alma Espiritual del Hombre. Es también, de acuerdo con otro sistema, el Santo Ángel Guardián; y el
objetivo de esta clasificación particular es que la Virgen no redimida, la “Nephesch”, debe desposar al Novio
Celestial, el Hijo del Padre de Todo, que está en Tiphareth. Este proceso se denomina el logro del Conocimiento y
la Conversación con el Santo Ángel Guardián. Es la boda alquímica, las nupcias místicas de la Novia y el Novio
Celestestiales. Esta unión hace de la Virgen una mujer embarazada (Aimah, que es Binah), y a ella finalmente se
une el Padre –y ambos, por esta razón, son absorbidos por la Corona-. Esta aparente oscuridad puede clarificarse
de forma considerable: la Heh final es la Nephesch o subconsciencia. Normalmente, la mente consciente de uno,
Vau o el Hijo, está en conflicto terrible con el sí mismo subconsciente, y el resultado es la confusión y
desorganización de toda la conciencia. El primer objetivo de una persona debe ser reconciliar el ego consciente
con la mente subconsciente, y situar el factor de equilibrio entre dos. Esta idea es elaborada por Jung en su
comentario a “El Secreto de la Flor de Oro”, de R. Wilhem. Cuando esta fuente corriente de conflicto ha
desaparecido, o, como este viejo simbolismo dice, cuando Vau y la Heh final se han casado, uno está en posición
de obtener el Entendimiento, que es Binah, la primera Heh, y la Madre. Desde el Entendimiento que es Amor,
puede surgir la Sabiduría. La Sabiduría es Y, el Padre, Chokmah. Con la unión en uno mismo de la Sabiduría y el
Entendimiento, puede adivinarse el propósito de la vida, y también el objetivo previsto al final de la misma, y los
pasos que conducen a la consumación de la Unión Divina pueden establecerse sin peligro, sin miedo y sin los
conflictos corrientes de la personalidad. Puedo añadir, simplemente de paso, que una fórmula mágica muy
influyente se deriva de esta clasificación. Hay otra clasificación, un poco más filosófica, que muchos prefieren. Se
deriva, esencialmente, de “El Comentario a las Diez Sephiroth”, escrito en hebreo por Rabbi Azariel ben
Menaham, ya mencionado. Se distinguió como filósofo, cabalista y talmudista., y fue alumno de Isaac el Ciego, el
fundador de la Escuela Cabalista de Gerona. Su comentario, antes mencionado, está escrito en forma
remarcablemente lúcida y académica, y la clasificación es extremadamente satisfactoria. Su clasificación hacía del
Hombre una entidad que poseía seis aspectos diferentes. No debe creerse tontamente que Rabbi Azariel suponía
que estas seis divisiones del Hombre podían separarse y cualquiera de ellas ser apartada. Las seis divisiones son
únicamente aspectos de “una” entidad cuya naturaleza es la conciencia. El Hombre, como un todo,
comprendiendo sus diversas funciones y poderes y las Sephiroth son una Unidad Integral. Rabbi Azariel
caracterizó a la Tríada de Sephiroth de los Supremos como el denominado Hombre Inmortal. Kether es la
Mónada, el centro no ampliado e indivisible de fuerza espiritual y conciencia –la “Yechidah”, que se traduce por
“el Único”, o el Sí Mismo Real, que es el Peregrino Espiritual Eterno, que se encarna de vez en cuando “para
disfrutar entre los vivos”. Es el punto quintoesencial de conciencia, haciendo al Hombre idéntico a cualquier otra
chispa de divinidad y,
al mismo tiempo, diferente en relaci
ón a su punto de vista individual. Algunos le llaman el Khabs
o la Estrella, del que se ha escrito: “Adora, por tanto, el Khabs y contempla su luz derramada sobre ti.” Es el Atma
de los hindúes, la Super Alma Universal, o Sí Mismo en el corazón de cada ser, la Eterna Fuete de Vida, Luz, Amor
y Libertad. En esta serie particular de correspondencias, a Kether se le atribuye el planeta Neptuno, que es el
vicerregente, por decirlo de alguna manera, de la Noche, la personificación del Espacio Infinito. Está, de esa forma,
remoto, Solo, perdido en sueños, entresueños, aspiraciones y santidad –suspendido sobre las cosas cósmicas-, lejos
y más allá de las insignificantes cosas de la tierra. También se atribuye aquí el más alto de los Chakras, el
Sahasrara, que en el sabio iluminado se compara a un hermoso loto de mil y un pétalos. En su descenso hacia la
manifestación y la materia, la Yechidah añade a sí misma un vehículo creativo de una naturaleza ideal, la Chaiah,
que es la Voluntad o impulso creativo del Punto-deVista-Original. Su título teosófico es Buddhi, el vehículo
espiritual directo de Atma. El término vedántico es Anandamayasoka, la Envoltura de Bendición, y en el Raja Yoga
es Karanopadhi, o el instrumento o vehículo causal. Su chakra o centro de nervios astral es el Ajna, de dos pétalos,
situado en el cráneo, en o cerca de la glándula pineal, que algunos ocultistas afirman que es un Tercer Ojo
atrofiado, el órgano físico de clarividencia espiritual verdadera o intuición. Su planeta es Urano, simbolizando el
altruismo y el poder mágico del Hombre, capaz de maldades sin nombre, lo mismo que de bondades, pero vital y
necesario a su ser; además, está capacitado para la redención, y cuando es redimido constituye el mayor poder
posible para lo bueno. El tercer aspecto de la entidad inmortal es la “Neschamah” o Intuición, la facultad para la
comprensión de la Voluntad de la Mónada. En Teosofía, éste es el Supremo o Buddhi-Manas, que, juntamente con
el Atma-Buddhi, es el dios de alto y noble rango que se encarna en las formas burdas de las razas tempranas de la
Humanidad para dotarles de mente. Los Manasaputras tienen ambas relaciones, las de Mercurio y del Sol. Los
vedantistas llaman a este principio el Vijnanamayakosa, la Envoltura de Conocimiento; y su correspondiente
chakra en el yoga es el Visuddhi, que se supone localizado en el cuerpo sutil, en la espina vertebral, en un punto
localizado en la laringe. Esta Trinidad de la Mónada espiritual original, su vehículo creativo, y la intuición, forman
una Unidad Integral sintética que, filosóficamente hablando, puede denominarse el Ego Trascendental. Es una
Unidad en una única forma, y sus atributos se resumen en las tres hipótesis hindúes, más reales quizás en las
Sephiroth, que las partes del Hombre de Sat, Chit, Ananda; el Ser AbSoluto, la Sabiduría y la Bienaventuranza.
“Más abajo” del Hombre real existe esa parte de él que es perecedera –el denominado sí mismo inferior-. “Más
abajo” e “inferior” se usan claramente en un sentido metafísico, y el lector no debe imaginar que las partes del
Hombre enumeradas aquí están sobrepuestas unas con otras como, por ejemplo, las capas de una cebolla. Todas
están interpretadas entre sí, y ocupan la misma posición por lo que se refiere al espacio exterior. El aforismo de
Madame Blavatsky referido a los cuatro mundos encaja aquí perfectamente; estos diversos principios están en
“coadunitio” pero no consustancialidad. Las Sephiroth superiores pueden ser consideradas como reales e ideales, y
las siete inferiores como actuales, y el espacio en blanco, entre el concepto mental de ideal y actual, puede
considerarse que corresponde al Abismo, donde todas las cosas existen en potencia –pero sin significado en sí
mismas-. El Abismo es la fuente de todas las impresiones, y el almacén, por así decirlo, de los fenómenos. Más
abajo del Abismo está la “Ruach”, el Intelecto, esa parte de la conciencia individualizada de una persona que se
vuelve consciente de las cosas, las desea e intenta conseguirlas. Es una “máquina” creada, desarrollada o inventada
por el Sí Mismo para investigar la naturaleza del Universo. Es esa parte de uno mismo que consiste en sensaciones,
percepciones y pensamientos, emociones y deseos. Blavatsky llama a este pirncipio Manas, o mejor dicho, Manas
inferior –ese aspecto del Manas “más próximo” a la naturaleza kármica-, y en el Vedanta se conoce como el
Manomayasoka o la Envoltura Mental; el Raja Yoga incluye en él varias de las características de la Nephesch,
llamándole el Sukshmopadhi o cuerpo sutil. Su chakra astral es el Anahata, que está en, o cerca, del corazón físico.
La “Ruach” comprende la cuarta, quinta, sexta, séptima y octava Sephiroth, cuyas atribuciones son
respectivamente Memoria, Voluntad, Imaginación, Deseo y Razón.
La Memoria es la materia de la misma conciencia. Es, para usar una met
áfora, el mortero de la arquitectura de la mente, esa facultad integrante que combina todas las diversas sensaciones
e impresiones. La Voluntad es un principio incoloro movido por, y comparable al, deseo. Es el poder del S
í Mismo Espiritual en acci
ón. En la vida corriente no es, como deber
ía ser, el sirviente del Hombre, sino que le gobierna con una barra de hierro, oblig
ándole a esas cosas de las que
él intenta huir. La Imaginaci
ón es una facultad muy mal comprendida, la mayor
ía de las personas piensan en ella como una fantas
ía completa, usada mientras se sue
ña despierto. En realidad, sin embargo, es la facultad reina, pues con la Voluntad es el important
ísimo principio usado en las operaciones de Magia o C
ábala Pr
áctica. La Emoci
ón o el principio teos
ófico de Karma (el

Ello

de Sigmund Freud), es ese elemento de deseo o emoci
ón que puede ser totalmente dominado por la

Nephesch

, o controlado por la

Neschamah

. Hemos considerado ya la facultad de razonar que tiene la

Ruach

en un cap
ítulo anterior


El Foso

-. En su

Oc
éano de Teosof
ía

, William Quan Judge, uno de los antiguos fundadores de la Sociedad Teos
ófica, y un cooperador de Madame Blavatsky, escribi
ó que esa raz
ón y la fr
ía facultad l
ógica no es sino el aspecto m
ás inferior de Manas. Y esto es obvio si tomamos como punto de referencia el
Árbol de la Vida. La Raz
ón es
únicamente la octava Sephirah. Las partes superiores de la

Ruach

son una Imaginaci
ón que cuando se espiritualiza, junto con la Voluntad, se convierten en esas dos facultades de suprema importancia
para la Magia, como ya se ha dicho antes. Pero son todav
ía

Ruach

. Sus equivalentes espirituales son

Chokmah

y

Binah

, Sabidur
ía y Entendimiento; o Chaiah y Neschamah, el Self Verdadero Creativo y el Self Intuitivo. La asunci
ón de que la

Ruach

es el aspecto inferior del Pensador se ha visto corroborada por la historia de la filosof
ía. Para el an
álisis de la esencia del intelecto se muestra tan inaccesible como lo es la naturaleza de los cuerpos externos, y
algunos fil
ósofos, observando este hecho y la experiencia de que la mente no era sino una sucesi
ón de estados de conciencia y una aparici
ón asociada de varias relaciones, consideraron que la existencia del Alma no estaba probada

confundiendo la idea de un Alma con el instrumento que la mente usa-. Hume y Kant demostraron su inherente
naturaleza autocontradictoria, pero el primero no percibi
ó un principio integrante permanente que act
úa mediante las impresiones. Por consiguiente razon
ó

con su Ruach, que es incompetente para discutir sobre tal punto, ya que su naturaleza es autocontradictoria, que el
Alma, no siendo una impresi
ón o una sensaci
ón, ni una entidad a la que se pueda se
ñalar teni
éndola all
í para el an
álisis cuando se hace una introspecci
ón, no exist
ía; olvidando todo el tiempo, o no consciente del hecho, lo que es el Alma, o como dir
ían los cabalistas, el Hombre Verdadero por encima del Abismo, quien est
á haciendo la introspecci
ón y examinando los contenidos de su propia Ruach. La Ruach es el ego falso o emp
írico. Es esa parte de nosotros que se llama

YO

, y es justamente ese principio que no es

YO

. Sus modos cambian con el paso de los a
ños. M
ás a
ún, sus contenidos nunca son los mismos de un momento a otro. La destrucci
ón del atractivo cautiverio que la Ruach ejerce sobre nosotros, permitiendo de esa forma que la luz de la
Neschamah y los principios m
ás elevados brillen para iluminar nuestras mentes y nuestras vidas cotidianas, es una de las m
ás importantes tareas del misticismo. De hecho, la abnegaci
ón de este falso ego (bitol hoyesh) es el logro esencial de todo el desarrollo espiritual. Algunos cabalistas postulan
una Sephirah llamada Daath o Conocimiento, que es el hijo de Binah y Chokmah, o una sublimaci
ón de la Ruach, que se supone que aparece en el Abismo en el curso de la evoluci
ón del Hombre como una facultad desarrollada. Sin embargo, se trata de una falsa Sephirah, y el Sepher Yetzirah,
anticip
ándose, nos avisa lo m
ás enf
áticamente posible de que:

Diez son las inefables Sephiroth. Diez y no nueve. Diez y no once. Comprended con Sabidur
ía y entended con cuidado.

Es una Sephirah no existente porque, por alguna raz
ón, cuando se examina el Conocimiento vemos que contiene a s
í mismo

como la progenie de Ruach- el mismo elemento de autocontradicci
ón, y estando situada en el Abismo, dispersi
ón y, por tanto, autodestrucci
ón. Es falsa porque, tan pronto como el conocimiento se analiza de forma cr
ítica y l
ógica, se deshace en el polvo y arena del Abismo. La unidad de las diversas facultades mencionadas, sin embargo,
constituye la Ruach, que es denominada el Alma Humana.
El siguiente principio es la Nephesch, la parte densa del esp
íritu, el elemento vital que est
á

en rapport

con Guph, el cuerpo y el origen de todos los instintos y deseos de la vida f
ísica. Es la parte animal del alma, ese elemento de ella que se pone, la mayor
ía de las veces, en contacto con las fuerzas materiales del universo real exterior. La Nephesch es, en realidad, un
principio dual; sus dos aspectos consisten en: a) lo que los hind
úes llaman Prana, el elemento el
éctrico, din
ámico y vivificante que es la vida; y b) el Cuerpo Astral (Tselem). Est
án considerados los dos, en la C
ábala, con el t
ítulo de Nephesch, porque la acci
ón del prana es desconocida e imposible sin el medio del cuerpo astral. Hay una parte del Zohar que se refiere a las
prendas con las que el Alma o lo Incorp
óreo se viste, y habla del cuerpo astral en t
érminos muy peculiares:

Una t
única exterior que existe y no existe; es vista y no vista. Con esa t
única la Nephesch se viste y vuela, de una lado a otro del mundo.

En otro lugar hay postulados inequ
ívocos del cuerpo astral:

En el Libro del Rey Salom
ón encontramos: Que en el momento del logro de la visi
ón abajo, el Santo, bendito sea, manda un

deyooknah

, un fantasma o sombra fantasmal como el retrato de un Hombre. Est
á dibujado a Imagen Divina (tselem)... y en ese tselem se crea el hijo del Hombre... en este tselem se desarrolla,
crece, y en este tselem, de nuevo, abandona esta vida.

El postulado del Cuerpo Astral aumenta con la consideraci
ón de que en el cuerpo f
ísico hallamos un

algo

adem
ás de materia; algo cambiante, es cierto, pero indudablemente la misma cosa desde el nacimiento hasta la muerte.
La Nephesch est
á en Yesod, la Luna, la base cuyo atributo es la Estabilidad en el Cambio. Este

algo

a lo que nos referimos es la Nephesch, sobre la cual el cuerpo f
ísico es moldeado, pues la C
ábala considera al cuerpo impermanente y en una condici
ón de flujo perpetuo. No es nunca el mismo de un momento a otro, y dentro de un per
íodo de siete a
ños tendr
á una serie de part
ículas completamente nuevas. Pero, a pesar de esta constante liberaci
ón de
átomos, etc..., hay algo que persiste desde el nacimiento hasta la muerte, cambiando un poco su aspecto, pero
permaneciendo lo mismo, dando al cuerpo una apariencia m
ás o menos consistente durante toda su vida. Este doble astral o Cuerpo de Luz, como tambi
én se le llama, est
á tambi
én compuesto de materia en un estado totalmente diferente de la del cuerpo f
ísico; es sutil, magn
ética y el
éctrica. La Nephesch forma un v
ínculo entre el cuerpo y la Ruach, y si intentamos dibujar en nuestras mentes la imagen de un Hombre desde su
nacimiento hasta su muerte, incorporando a la imagen todos los rasgos y peculiaridades de la ni
ñez, madurez y senilidad, todo ampliado en el tiempo, ese concepto expresar
á la idea de un cuerpo astral, o el Pranamayasoka del Vedanta. El principio de Guph, el cuerpo f
ísico, se atribuye a Malkuth, el Reino, la esfera de los cuatro elementos, y es demasiado conocido para necesitar m
ás comentarios o descripciones. Solamente a
ñadir
é que la influencia predominante del alma sobre el cuerpo, siendo el cuerpo interpenetrado y rebosante en todas
sus partes por el Hombre Real, y dependiente de
él como la fuente de su vida, son las implicaciones de las ideas del Zohar sobre el alma. El Sepher Yetzirah hace
un grupo elaborado de atribuciones del
Árbol presentando las diversas funciones f
ísicas del Hombre, pero
éstas no son de mucha importancia para nuestro prop
ósito presente. Me he abstenido de discutir aqu
í los diversos problemas y doctrinas de la llamada C
ábala Doctrinal, como la Evoluci
ón del Universo y del Hombre, la Reencarnaci
ón, la Causalidad aplicada a la Retribuci
ón porque, habiendo postulado originalmente la incapacidad de la Ruach para tratar adecuadamente tales
problemas, no ser
ía
útil dedicarse a una exposici
ón de estos puntos. Particularmente ser
ía as
í teniendo en cuenta los conceptos zoh
áricos y post-zoh
áricos de Gilgolem, la Reencarnaci
ón. Gran cantidad de pensamiento suelto y de asunci
ón injustificada caracteriza a la literatura cabal
ística que se refiere a este aspecto de la doctrina esot
érica, y opino que,
únicamente mediante un conocimiento profundo y bien asimilado de filosof
ías comparativas y ense
ñanza esot
érica, se puede conseguir cualquier significado o satisfacci
ón intelectual de, por ejemplo,

Gilgolem

, de Rabbi Isaac Luria. En cualquier caso, esta doctrina y las otras ya mencionadas s
ólo pueden ser resueltas y comprendidas por una persona que haya llegado a una comprensi
ón de su Verdadera Voluntad, conoci
éndose a s
í mismo y sabiendo que es una Entidad Inmortal, una Estrella que persigue su libre camino a trav
és de los cielos infinitos desde una eternidad a otra, no simplemente de forma racional, sino como resultado del

esh ha Ruach

, la experiencia intuitiva y espiritual.
CAPITULO SEIS

LA CABALA LITERAL

Dando en los tres capítulos anteriores una breve descripción del alfabeto filosófico utilizado por los cabalistas, una
serie de correspondencias, incorporando una comparación de temas extremadamente distintos ha sido
sistemáticamente situada en la categoría de cada letra de ese alfabeto, haciendo el estudio y la memorización
mucho más sencillos de lo que podría haber sido el caso. Es esencial el enfatizar de nuevo el hecho de que se
obtendrá muy poco provecho si estas atribuciones no se memorizan, al menos parcialmente, y se añaden nuevas
correspondencias del almacén particular de conocimientos que tiene a su disposición cada estudiante. El Árbol
debe crecer en la mente de cada uno para que, aunque sus raíces estén firmemente implantadas en la tierra de su
cuerpo, sus ramas más altas se eleven y se balanceen suavemente, llevadas por las débiles brisas céfiras de los
reinos espirituales. Seguidamente se expondrán algunos métodos de aplicación de las ideas cabalísticas. El lector
debe recordar que cada letra tiene atribuidos un número, un símbolo y una carta del Tarot. Los Rabbis, que
originalmente trabajaron en la Cábala, descubrieron tantas cosas de interés e importancia tras el valor meramente
superficial de los números y de las palabras, que incorporaban y representaban a estos mismo que, poco a poco,
desarrollaron una elaborada ciencia de conceptos numéricos totalmente aparte de las matemáticas como tales.
Idearon varios métodos de interpretación numérica para descubrir, ante todo, el significado oculto de sus
escrituras.
GEMATRIA
El primer método se denomina Gematría, derivada de una raíz griega que da a entender el sentido de los números
representados por letras. Gematría, por consiguiente, es el arte de descubrir el significado secreto de una palabra
mediante los equivalentes numéricos de cada letra. Su método de procedimiento depende del hecho de que cada
letra hebrea tiene su valor numérico definido y puede, en realidad, usarse en lugar de un número. Cuando el total
de los números de las letras de cualquier palabra eran idénticos a los de otra palabra, no importa lo diferentes que
sean sus significados y traducciones, se descubría una estrecha correspondencia entre esas palabras.

Por ejemplo, la palabra ϋις Nachosch, una “Serpiente”, suma 358: ϋ 300 + ι 8 + ς 50 = 358.
También ιλϋπ Messiah suma 358. ι 8 + λ 10 + ϋ 300 + ʮ 40 = 358. Se puede decir que teóricamente existe una
relación, pero el problema es ¿cómo descubrir esa relación?. La Serpiente es un símbolo de Kundalini, la fuerza
creativa espiritual que hay en cada Hombre y que, cuando surge mediante una voluntad entrenada, recrea a todo el
individuo, haciéndolo un Hombre-Dios. Así, los Iniciados de la India antigua se llamaban a sí mismos Nagas o
Serpientes, y de la misma manera existe el Culto a la Serpiente (más allá de un simple falicismo) en todos los
países y en todas las épocas, lo que ha sido un problema para los arqueólogos. La palabra Naga o Naja se
descubrió también, según mis informes, en algunas de las tablas cuneiformes de los antiguos templos egipcios
donde Osiris, el Dios Sol, era aclamado elevándose desde el insondable primordial. El Neófito durante su
iniciación, cuando era osirificado y se sumergía en un profundo trance que duraba tres días, era coronado con
gloria cuando los rayos del Sol iluminaban la cruz a la cual había sido atado y se le daba una túnica marcada con
un Uraeus Naja, un emblema de significado cósmico y conocimiento espiritual. Si añadimos además los dígitos 3,
5 y 8, obtenemos 16. Si miramos las correspondencias del Sendero N° 16 hallaremos diversas atribuciones que
pueden tender a la edificación. Es el “Hijo” del Tetragrammaton –Dionisos- Zagreus, y Parsifal, que se ha
convertido en el Hierofante o Mesías, capaz de reSolver los problemas de la existencia, y realizar el milagro de la
redención. De esa forma vemos la analogía específica entre las palabras “Serpiente” y “Mesías” que la Cábala ha
sido capaz de revelar. Cuando estudiamos el Sendero de Shin se afirmaba allí que la implicación general de este
Sendero era la bajada del Espíritu Santo. Además de toda la información recogida, ¿cómo podemos confirmar tal
conclusión?

Las palabras hebreas ολζξβ ιηϊ Ruach Elohim pueden traducirse por “El Espíritu de los Dioses”. Gracias a la Gematría
descubrimos su valor numérico: 300. Se dijo también que el valor numérico de la letra Shin era 300, y vemos, por tanto, que
son idénticas. Hay otro método para aplicar los procesos de Gematría con esquemas ligeramente diferentes. En “La Doctrina
Secreta” Blavatsky escribe que Fohat es el principio eléctrico vitalizante que anima e impulsa al cosmos, siendo el magnetismo
y la electricidad sus fenómenos puramente terrestres. La comparación de su descripción y explicación nos lleva a la conclusión
de que Fohat es muy similar en función y cualidad a Sakti, ya atribuido a Binah, nuestra tercera Sephirath. Pero hay otra forma
de llegar a esta atribución, incluso si no pudiéramos hallar una descripción de alguna cualidad ya conocida en nuestro Árbol
con la cual compararla. Cuando lo traducimos al hebreo Fohat se traduciría ʨʠʤʲʴ. Su Gematría sería ʴ 80 + ʲ 70 + ʤ 5

+ ʠ 1 + ʨ 9 = 165. La palabra hebrea ʱʩʷʦʧ Chazokim, que significa Fortaleza o Energía, tiene también el valor
numérico 165; ʱ 40 + ʩ 10 + ʷ 100 + ʦ 7 + ʧ 8 = 165. Se establece así una relación entre Fohat y la idea de
Fortaleza o Energía, y de esta Sola relación podemos deducir que Fohat era marcial en su carácter. Podemos ir
más lejos en nuestra aplicación de los detalles de nuestro alfabeto filosófico. 1 + 6 + 5 = 12. 1 + 2 = 3, que es el
número de Binah, a la cual se atribuía Sakti, como ya hemos visto. Otro método de deletrear Fohat es ʨʠʤʴ. Su
valar es ʴ 80 + ʤ 5 + ʠ 1 + ʨ 9 = 95, que es el número de una palabra hebrea ʭʩʮʤ HaMayim, que significa las
Aguas. El Gran Mar ha sido anteriormente mencionado como una de las correspondencias de Binah, y Binah no
es únicamente Shechinah, el Espíritu Santo, sino también Sakti.
A
ñadiendo los d
ígitos 9 y 5 obtenemos 14. La palabra hebrea
ʣ
ʥ
ʣ
Dod es igual a
ʣ
4+
ʥ
6+
ʣ
4=
14. Significa Amor, que es, por supuesto, armonioso con la Gran Madre, y podemos asumirlo como parte del significado de
Fohat. Este amor puede explicarse como una forma de magnetismo que se manifiesta en una cohesión y atracción entre los
objetos y partículas del mundo de los fenómenos. Después de haber escrito lo anterior el autor consultó la sección de “La
Doctrina Secreta” que habla de Fohat, y descubrió que ¡Blavatsky da a Eros, el joven Dios del Amor como correspondencia de
Fohat! El escritor había olvidado completamente este hecho cuando investigó esta palabra a través de su número. Además,
Blavatsky escribe en algún otro lugar que Fohat está en el cosmos lo mismo que Kama, el principio del deseo individual o
pasión, está en el microcosmos. Por consiguiente, se puede apreciar que los símbolos encajan perfectamente. Pero podemos
llegar más lejos. 1 + 4 = 5, cinco es la esfera de Geburah o Marte. El lector recordará que esta Sephirath repite en un plano
inferior el elemento fuerza atribuido a Binah. Esto se puede demostrar de otra manera, analizando cada letra de la palabra por
separdo. ʴ F es

Marte, con su connotación implícita de Fuerza y Energía Bruta. ʲ O es Príapo, el dios griego de la fecundidad y la
realización sexual. ʤ H es Aries, en el cual está en exaltación. Su atribución del Tarot era El Emperador, donde
se halló oculto el símbolo del azufre, o el Gunam hindú de
Rajas. La cruz swástica = β es Thor con su Swástica, lanzando rayos y truenos desde el cielo. Aleph es también el
remolino de Fuerza del Primum Mobile, formando polvo cósmico en la nebulosa espiral. ʨ T es Leo, el León,
con su atribución en el Tarot de la Carta VII, La Fuerza. Todas estas correspondencias repiten el significado
general de Fortaleza y fuerza, coincidiendo con la descripción que hace Madame Blavatsky de Fohat. Todo lo
dicho muestra cómo actúan los cabalistas para descubrir el significado de una palabra que, previamente, era una
incógnita.

NOTARIQON

El segundo método de exégesis usado por la Cábala es Notariqon, que es un derivado de la palabra latina
“notarius”, que significa taquígrafo. Con este método se construye una palabra totalmente nueva a partir de otras
ya existentes, usando las letras iniciales o finales de estas palabras y combinándolas. Alternativamente se puede
formar una frase tomando por separado cada letra de una palabra dada e incluyendo cada letra en otra palabra.
Pongamos un ejemplo. En el Capítulo Uno se remarcaba que la doctrina de la Cábala, como un sistema filosófico,
se denomina “Chokmah Nistorah”, la Sabiduría Secreta. Tomando la primera letra de cada una de las dos
obtenemos ʯʧ Chen, una palabra hebrea que significa “Gracia”. La consecuencia es que el estudio de esta
sabiduría arcana de la Cábala nos dota con la Gracia o Shichinah de los dioses que están en lo alto. Otra forma es
coger las tres letras finales, véase: ʤʯʤ Heh que significa “ventana”, indicando que la Cábala es esa ventana a
través de la cual nos podemos formar una idea sobre el verdadero significado de la existencia. Además, el método
anterior de Gematría puede aplicarse al proceso de resultados de Notariqon. La numeración de “Chen” es ʤ 8 +
ʯ 50 = 58, que es el valor numérico de ʩʬʩʧ “Chili”, una palabra que significa “Mi Fortaleza”. Las doctrinas
cabalísticas son la fuerza y el apoyo de la vida interior de un Hombre.

Heh es igual a ζ 5 + ζ 5 = 10. Hay una palabra ζνδ “Gevoh”, traducida por “Volar”, que suma también 10. El
lector puede reunir todos estos significados y resultados; el total le da una idea del significado real del propósito
de la Sabiduría Secreta. La palabra de Poder ʠʬʢʠ AGLA, tan frecuentemente usada en los rituales de la Cábala
Práctica, está compuesta de las primeras letras de las cuatro palabras ʩʰʣʠ ʭʬʥʲʬ ʸʥʡʢ ʤʺʠ Atoh Gibor
LeOlahm, Adonai; que podemos traducir por: “Tú eres Poderoso por siempre, mi Señor.” Vimos el Sendero de
Kaph como implicando la prodigalidad priápica infinita y el florecimiento de la Naturaleza. Se señaló también
que representaba a la Rueda del Renacimiento de Samsara, que nos arrastra impetuosamente a la existencia
después de la existencia. Esta idea se puede ampliar considerablemente con el método de Notariqon.
Kaph se escribe en hebreo
ʳ
. La primera letra puede representar a la palabra griega
y
la primera letra aimplicando que el acoplamiento de los
órganos sexuales es e
l
instrumento que nos ata perpetuamente a la rueda de la existencia, con su carga de alegr
ía y d
e
pena, nacimiento y muerte
.
La famosa palabra Am
én est
á compuesta de las primeras letras de las palabras
ʯ
ʮ
ʠ
ʰ
ʪ
ʬ
ʨ
ʩ
ʰ
ʣ
ʠ
,

Se
ñor, Rey Fiel

, que inician la oraci
ón hebrea llamada el Schemah
.
TEMURAH

El tercer método se llama Temurah y significa Permutación. Se cambian las letras de una palabra de acuerdo con
esquemas definidos y se sustituyen por otras letras anteriores o posteriores en el alfabeto, formando una palabra
totalmente nueva. Un método conocido como “Albam” coge el Alfabeto y sitúa la última mitad debajo de la
primera mitad, tal y como sigue:

ʫʩ ʨʧʦʥʤʣʢʡʠ
ʬ ‫מ‬ʲʱʰ ‫ʹʺפ‬ʸʷʶ
Se llega a varias permutaciones, pues la fila superior de letras puede sustituirse con letras de la fila de abajo, y
viceversa. Un interesante ejemplo lo aporta un cabalista con el cual el autor mantiene una cierta relación.

Cuando se trata a la palabra ιλϋʮ Messiah con el método de permutación citado, nos da la palabra ʷʹʩʡ Bishak.
La M se sustituye por la B, la Sh por una Y (o I), la Y por Sh, y la Ch por Q. Al no tener un diccionario hebreo a
mi alcance en el momento en que estoy escribiendo no puedo
averiguar si existe la palabra hebrea que sea ωϋλγ. Pero un ligero conocimiento de la gramática hebrea y de
nuestras correspondencias cabalísticas resultarán suficientes, y la dificultad será vencida en muy poco tiempo. La
primera letra ʡ B puede interpretarse como el prefijo preposicional que significa “en”, “con”

o “por”, dejando las tres letras ʷʹʩ Yishak. El valor numérico de estas tres letras es 410, véase; ʩ 10 + ʹ 300 + ʷ
100 = 410. Ahora tenemos una palabra hebrea ʹʥʣʷ Qadosh, cuyo valor es 410, y significa un “santo” o
“santidad”. Obviamente esto resulta armonioso con la palabra original Messiah, pues ¿no vendrá el Mesías con
santidad y en santidad? Al poco tiempo de escribir este párrafo el escritor tuvo la oportunidad de consultar un
léxico hebreo en donde descubrió muchos datos confirmatorios; que ʷʹʩ puede ser considerada, ante todo, como
un verbo en futuro, tercera persona del singular, y con toda probabilidad derivado de la raíz derivativa que
significa “arder, encender, alumbrar”. Todas estas palabras concuerdan con la implicación general del Mesías o
Adepto que llega con santidad, pues estas palabras simbolizan los hechos que se relacionan con su estado que es
el de Hombre-Dios, el Adepto regenerado e iluminado. Pues, dentro de su corazón, su Alma está iluminada, y
sobre sus cejas la luz tenue que la Estrella de Plata irradia su “luz brillando ante él”; y sobre su cabeza arde el loto
de mil y un pétalos del chakra Sahasrara sobre el que ha descendido la Shechinah, y en donde Adonai juega con
los dioses. El método de análisis de las letras, previamente descrito, ayuda a clarificar el concepto general.

γ B es Mercurio, el Mago que sostienen en su mano la varita que representa su Sabiduría y su Voluntad divinas. Y
es El Ermitaño del Tarot; también es el símbolo de la inocencia y la virginidad espiritual. Sh es el Espíritu Santo,
su Self Divino que ha sido invocado con éxito en los ritos
taumatúrgicos. ω Q es Piscis, los peces; representando la fuerza sexual regenerada o líbido, transmutada en el
Kundalini del que Madame Blavatsky nos dice que es una fuerza espiritual eléctrica, el gran poder prístino
creativo.
ωϋλγ en sí misma da el número 412, como sigue: ʷ 100 + ʹ 300 + ʩ 10 + ʡ 2 = 412. Las palabras ʭʩʤʬʠ
ʤʥʹʤʩ Yeheshua Elohim, traducidas por Yeheshua (o Jesús) es Dios, también tienen el mismo valor numérico,
412. La correspondencia de todo esto con la idea de Mesías es ciertamente la más clara. Otros ejemplos
numerosos, tratando principalmente con las Escrituras,
han sido desarrollados con laborioso esmero e ingenuidad por los cabalistas. Sin embargo, dudo de que sean lo
suficientemente importantes como para mencionarlos aqu
í.
Hay que hacer una serie de observaciones en este punto, ya que el nombre Jesús ha sido introducido en este libro.
El escritor no desea sumergirse en el maelstrom de controversia que contempla el carácter o naturaleza de Jesús, la
persona sagrada para los cristianos, ni es su intención entrar en polémicas de si Jesús realmente existió, si fue un
gran Adepto, o simplemente un mito Solar, como muchos de los exponentes de la suprema crítica afirman. La
Cábala únicamente usa el nombre ʤʥʹʤʩ Yeheshua porque implica una cierta filosofía descriptiva de algunos
de sus principales teoremas. Las letras ʤʥʤʩ YHVH del Tetragrammaton se usan para implicar la gama
completa de los cuatro elementos. ʩ Y, como la función creativa del Reino Arquetípico, la Chaiah es Fuego; la
primera ʤ H representa la Copa, el símbolo de carácter pasivo del Mundo Creativo, y la Neschamah es Agua; ʥ
V es el Hijo, el vicerregente activo del Padre, y la Ruach es Aire; y la ʤ H final es la Nephesch, el receptor pasivo
tierra, haciendo que todas las cosas fructifiquen. El mundo en su totalidad, comprendiendo todas estas
explicaciones, es concebido por la Cábala como representando al Hombre no regenerado, que vive enteramente en
su cuerpo, comiendo, bebiendo, copulando, etc... El Self Divino o la Yechidah no ha hecho todavía su aparición en
él. En el curso de la práctica de la meditación y la Cábala Práctica se concibe que un Hombre así se regenera y se
purifica, que se abre al Espíritu Santo, el cual le revitaliza totalmente, ejemplificando en él un testimonio vivo del
mundo hecho carne. El Espíritu Santo o la Shechinah, como ya hemos indicado, es simbolizado con la letra ʹ Shin.
Cuando, por consiguiente, un Hombre ha invocado a su Self Espiritual, su Santo Ángel Guardián, y ha logrado su
Conocimiento y Conversación, el proceso se describe como la bajada de la letra ʹ Shin en medio del nombre
elemental de ʤʥʤʩ Tetragrammaton, formando así una palabra nueva ʤʥʹʤʩ Yeheshua, el Pentagrammaton,
el símbolo de un nuevo ser, el Adepto o Tsaddik, en el cual el crecimiento del Espíritu ha equilibrado la base y los
elementos no redimidos de la materia. Obviamente no hay una inclinación cristiana en esta interpretación como
críticos injustos han alegado; el simbolismo se usa simplemente como gráficamente descriptivo de lo que se
considera un hecho real en la experiencia mística, sin hacer la más ligera referencia al mascarón de proa central
del Nuevo Testamento. Hago esta observación para tranquilizar a aquellos de mis lectores que sean de creencia
judía. Al haberme referido al Pentagrammaton, debería, quizás, dar una pequeña explicación sobres su significado.
La atribución que hace referencia a la figura geométrica presente es la siguiente:

La Yod representa al Fuego; la primera He es Agua; Shin, el punto que corona, es la Schechinah, el Espíritu
Santo; Vav es Aire, y la He final es Tierra, la síntesis de todos los demás elementos y principios. Es, por
consiguiente, un símbolo que denota la totalidad de la constitución del Hombre. Aquellos de mis lectores que
estén familiarizados con los procesos de Magia ceremonial, particularmente los que se refieren a la visión
clarividente con soporte material, recordarán el poder de esta estrella de cinco puntas para invocar o desterrar, a
voluntad, los espíritus del
Plano Astral. El que se haga realmente esto es atribuible, finalmente, al hecho de que hay un epitoma geom
étrico muy adecuado de un Hombre totalmente iluminado, que no hay ser m
ás poderoso que
él en el universo.
..............................................................................................................

Las pocas referencias gramaticales de las letras hebreas que hemos hecho, son también las más importantes. Voy a
dar un ejemplo para ilustrar la idea. Un cabalista de enorme sabiduría se esforzaba en transcribir al hebreo el
nombre de una Inteligencia praeterhumana con el nombre de Aiwass. Éste no es, por supuesto, ni el momento ni el
lugar para profundizar en la causa de este deseo de obtener este nombre en hebreo, y, sin embargo, tener el “Valor
numérico” de 418. Si este cabalista, a quien el escritor tiene en gran estima, hubiera conocido la indicación hecha
en relación a la letra del Sendero 32, Tau, se hubiese ahorrado muchos años de esfuerzo; pues esa letra, sin el
dogish, se pronuncia como una “s”. Aiwass debería haberse escrito:

ʺ 400 + ʠ 1 + ʥ 6 + ʩ 10 + ʠ 1 = 418

Aquellos de mis lectores que estén familiarizados con la terminología cabalística, notarán también que en esta
obra ʧʥʸʩʴʱ ha sido interpretada como “Sephiros” y no “Sephiroth”. La última letra no lleva ni puede llevar un
dogish al final de una palabra en la gramática hebrea. Su pronunciación es, por lo tanto, “S”. Al final de este
capítulo exegético sobre los métodos de Gematría, Notariqon y Temurah, sería quizás aconsejable mencionar que,
para el llamado individuo corriente, estos métodos no le serán de mucha utilidad. Los hemos incluido aquí por la
única razón de hacer este tratado moderadamente global. El lector astuto puede, en verdad, haber comprendido ya
que hay una gran probabilidad de obtener unos resultados totalmente contrarios a aquellas conclusiones que han
sido establecidas anteriormente. En otras palabras, estos métodos pueden ser puramente arbitrarios. Respecto a
esto, recuerdo, sin embargo, un dicho atribuido, creo, a Buda: que únicamente un Arahat puede comprender
totalmente la excelencia del Dhamma. La implicación de esta afirmación se aplica asimismo, e incluso con más
énfasis, a la Cábala. El escritor es de la más firme opinión, y los estudiantes más inteligentes estarán de acuerdo
con él, de que sólo un Adepto o un Tsaddik, en cuyo corazón se haya encendido la luz del Conocimiento y la
Conversación con su Santo Ángel Guardián, estará capacitado para utilizar de forma correcta –que es una forma
en donde no se introducen las nociones arbitrarias- los tres procesos explicados aquí. Pues el Adepto tendrá la
visión espiritual interior con la cual verá más allá de la simple letra y forma externa de la ley. Al broncearse la luz
del Sol de la Shechinah, y con la revelación otorgada, mediante –lo que, de otra forma, podría justificadamente
denominarse- estos “juegos malabares”, habrán obtenido gran cantidad de nuevos conocimiento para ayudarle en
el Sendero. Y este Sendero es el que va siempre hacia delante, arriba y arriba, hasta ese Objetivo que no tiene ni
principio ni fin, ni empieza ni acaba, pero viaja eternamente en todas las direcciones y dimensiones en el Infinito.
CAPITULO SIETE
LA CABALA LITERAL (continuación)

Tras la descripción de los 32 Senderos de Sabiduría y el esbozo de las ideas cabalísticas sobre números, debería
estar ya lo suficientemente claro, incluso para el lector más despreocupado, que cuentos más conocimientos se
tienen al alcance, sean del tipo que sean, y mayor es la experiencia individual, se tendrá en mayor consideración al
sistema como forma de clasificación. No se puede enfatizar demasiado que al ser éste un sistema para la
clasificación de “todas las ideas” no hay nada en él que no pueda comprenderse. Por consiguiente, no se ha hecho
ningún intento de dar aquí un número muy elevado de correspondencias, ya que ésta es una tarea que concierne a
la investigación individual. Se debe disculpar al escritor por repetirlo con tanta frecuencia, pero es tan importante
que aprovecha cualquier oportunidad para recordarlo. A primera vista, todo el sistema del Árbol Sefirótico con las
múltiples correspondencias, puede utilizarse como un sistema de clasificación psicológica o espiritual, le puede
parecer al lector totalmente ininteligible. Pero si se aplica a él seriamente, con el tiempo, notará una asimilación
inconsciente –análoga a la semilla de un árbol que saca raíz silenciosamente, secretamente, en las oscuras
profundidades de la Madre Tierra. Cuando la semilla, finalmente, ha enviado retoños y raíces buscando alimento y
algo que pueda aprovechar y a lo que agarrarse, el tallo tierno empuja hacia arriba, hacia el Sol, la fuente de luz y
de vida. Así sucede también con los principios fundamentales de la Cábala. Primero debería memorizarse la
semilla original de las pocas pero importantes correspondencias de las que depende toda la superestructura y
formar una parte integral de la conciencia cotidiana individual. Para facilitar el estudio, el lector que está
realmente interesando en demostrarse a sí mismo el valor inestimable del Árbol de la Vida como un método de
clasificación, debería procurarse un cajón que contenga lo que se conoce como fichero. Éste, en realidad, no es
más que una pequeña caja que contiene un número indeterminado de tarjetas en blanco. Éstas deberían clasificarse
en varios compartimentos, numerados del 1 al 32. Cada correspondencia, mencionada en los capítulos anteriores,
debería anotarse en una tarjeta y situarse en su lugar adecuado, en su número apropiado. Entonces el estudiante
debería anotar brevemente en cada tarjeta los diversos hechos que conoce referidos a todas esas atribuciones y
trabajar para adquirir un conocimiento más profundo sobre algunos de los nuevos detalles. De esta forma tan
práctica clasificará todo su saber en 32 compartimentos o divisiones, y todos los hechos nuevos que obtendrá más
adelante serán automáticamente agrupados en alguna de estas divisiones. Cuando haya realizado esta tarea, ha de
esforzarse por reducir en su mente la información contenida en estas 32 divisiones con sus hechos multitudinarios
a Diez, el número de Sephiroth y, finalmente, a Uno. Esta última tarea será mucho más sencilla si memoriza la
relación obtenida entre los Senderos y las Sephiroth, y la “forma” del mismo Árbol. Todas las atribuciones han de
ser cuidadosamente “trazadas” y correlacionadas por el lector con esa forma sintética y armoniosa que se crea con
las diez Sephiroth y los 32 senderos. También debería recordar la naturaleza Triuna de cada unidad; recibe desde lo
alto, retiene y expresa su propia naturaleza, y transmite su influencia a la que está por debajo. Ésta es la base
fundamental sobre la que ha de basarse cualquier estudio profundo. Cuando ese estudio progresa se va archivando
una serie más completa y comprensible de atribuciones en las envolturas originales, y el Árbol crece a los ojos de
cada uno. Las correspondencias de cada unidad pueden ampliarse indefinidamente, ya que cada Sephiroth y cada
Sendero subsidiario se puede visualizar conteniendo un Árbol de la Vida dentro de su propia esfera, y puede de esa
forma dividirse para lograr un análisis más preciso y detallado en diez subdivisiones. El mismo Árbol puede
también situarse en cada uno de lo que se denominan los Cuatro Mundos en el Esquema Cabalístico de la
Evolución. El Esquema Sefirótico se refería a los misterios de la evolución, y los cabalistas concebían la evolución
del cosmos de forma compleja. Se afirmaba que se habían producido sucesivamente Cuatro Mundos o Planos de
Conciencia a partir de un tipo de corriente o emanación desde Ain. Por consiguiente, el Árbol se divide en cuatro
regiones diferentes de conciencia, en planos cósmicos en los cuales actúa el flujo creativo o corriente latente.
El primero de esos cuatro planos creativos es “Olam Atziluth”, el Mundo de las Emanaciones o el Mundo
Arquetípico. El segundo es “Olam Briah”, el Mundo Creativo. El tercero es “Olam Yetzirah”, el Mundo
Formativo; todos hallan su expresión y concreción dinámica en “Olam Assiah”, el Mundo de la Acción o Mundo
Material, al que el Zohar considera como la verdad que vive en la cooperación armoniosa de todas las Sephiroth,
haciendo del universo en todo su orden y simetría una manifestación verdadera y exacta del Pensamiento Divino
del Mundo Arquetípico. La autoridad zohárica para este concepto filosófico se halla en el Zohar, i, 156 et seq.:
“Todo lo que existe sobre la tierra tiene su equivalente espiritual en lo alto, y no hay nada en este mundo que no
corresponda a algo de Arriba, y no dependa de ello. Todo lo contenido en el mundo inferior se encuentra también
en prototipo. El Inferior y el Superior actúan uno sobre el otro recíprocamente.” Esta división se contempla de dos
maneras. En el “primer método”, Kether –la Esfera del Primum Mobile- ocupa únicamente el primer plano. Es el
Arquetipo y el Creador de todas las demás Sephiroth. A Chokmah y Binah se las considera el Mundo Creativo, la
región de la Ideación y la Energía Cósmica, a partir de la cual se desarrolla el Mundo Formativo, que consiste en
la cuarta, quinta, sexta, séptima, octava y novena Sephiroth. El Mundo Formativo constituye el Plano Astral, y
comprende varios grados de materia y energía sutil y eléctrica. El conjunto se sintetiza en el mundo físico,
Malkuth, la décima Sephirah, que es, desde este punto de vista, “Olam Assiah”. El Zohar, además, toma el nombre
de YHVH, que es el Tetragrammaton, y atribuye cada letra de esta palabra a alguno de los cuatro mundos. Yod al
Mundo Arquetípico, la primera Heh al Mundo Creativo, Vau al Mundo Formativo, y la Heh final se atribuye al
Mundo Material.
En el

segundo m
étodo

, el Zohar sit
úa un
árbol completo de diez Sephiroth en cada uno de los Cuatro Mundos. El Mundo Arquet
ípico es el m
ás alto, siendo abSolutamente ideal. Es el plano del Pensamiento Divino, el Plano Causal de la Idea C
ósmica, o el Mahat de la Teosof
ía de Madame Blavatsky. Las diez Sephiroth arquet
ípicas se proyectan en el mundo de Briah, un plano menos espiritual y menos abstracto. Aqu
í las fuerzas creativas de los Dioses se fijan sobre las ideas arquet
ípicas de las cosas, ampliando, vivificando y desarrollando el
Árbol de ese plano particular. Este es el plano mental verdadero, comparable en constituci
ón c
ósmica al concepto de la Ruach, o el Manas inferior de la Teosof
ía del Hombre. La Sephirah m
ás baja de Atziluth se convierte de esa forma en el Kether de Briah, como muestra el diagrama adjunto, y el
Malkuth de Briah se convierte en el Kether de Yetzirah, y as
í sucesivamente. En el Mundo Formativo, que es el plano de las fuerzas astrales, las ideas se proyectan todav
ía m
ás all
á, siendo vestidas aqu
í con un dise
ño o estructura de materia el
éctrica y magn
ética. La sustancia astral es el fluido omnipresente y muy permeable de materia extremadamente sutil, de
sustancia en un estado muy tenue, y en el proceso de evoluci
ón nuevo crea y act
úa como el sustrato del mundo material, que es una copia del astral, de material m
ás denso y bruto. De esta forma se necesitar
ía un amplio n
úmero de tr
íadas para fines comparativos

como se necesitar
ían para atribuir las categor
ías de las tr
íadas de la filosof
ía hegeliana al
Árbol de la Vida-; obtenemos por este medio un sistema de doce tr
íadas, con un pendiente de una trig
ésima Sephirah en Assiah. Las cartas del Tarot, asimismo, han sido atribuidas a estos Cuatro Mundos. El grupo de
cartas consiste en 22 Triunfos atribuidos al Alfabeto Hebreo; cuatro grupos de catorce cartas cada uno, llamados
Bastos, Copas, Espadas y Oros. Las primeras diez de cada conjunto, como ya hemos visto, se atribu
ían a las Sephiroth. Las restantes cuatro de cada grupo son las Cartas de la Corte: Rey, Reina, Pr
íncipe o Caballero, y Princesas, Pajes o Sotas, y se atribuyen a las letras del Tetragrammaton y a los Cuatro
Mundos Creativos. En las reproducciones de barajas modernas, se han cometido una serie de errores
involuntarios. Al Rey se le ha dibujado sentado pasivamente en su trono, y al Pr
íncipe o Caballero, a caballo galopando, esgrimiendo activamente sus armas. En realidad, los s
ímbolos deber
ían invertirse, pues el Rey (el Demiurgo o Macroprosopus en Kether), que representa a

Olam Atziluth

, es creativo y positivo, y transmite la corriente vital a la Reina, que es la Madre,

Olam Briah

, soportando pasiva y pacientemente la labor de la Creaci
ón que contin
úa en su interior. El Pr
íncipe o Caballero (el Microprosopus se sit
úa en Tiphareth), representando a

Olam Yetzirah

, es similar al Rey en su funci
ón, pero subsiste en un plano mucho m
ás inferior, recibiendo las ideas y la fuerza del Padre a trav
és de la Madre, cuyas impresiones, a su vez, imparte a la Princesa o Paje, que es la Virgen,

Olam Assiah

. Los nombres de los palos son tambi
én ampliamente descriptivos de la naturaleza de los Mundos. El Basto es el s
ímbolo m
ágico de la Voluntad Creativa que desarrolla las ideas arquet
ípicas originales en

Olam Atziluth

. Se proyectan en

Olam Briah

, el Mundo Creativo, simbolizado por las Copas. La copa es un s
ímbolo claramente femenino, pasivo y receptivo, impaciente por recibir la influencia masculina desde lo alto. Las
Espadas representan el Plano Formativo, ya que la espada corta, forma y perfila. El oro, hecho de cera

un s
ímbolo de tierra, pasivo e inerte- simboliza el Mundo de Acci
ón y Materia, en donde las fuerzas de los planos m
ás trascendentales tienen su campo de manifestaci
ón. Hay que hacer aqu
í una peque
ña advertencia. No hay que suponer que estos Mundos est
án uno encima de otro en el espacio o en el tiempo.
Ésa es la idea zoh
árica.
Éste es uno de los principales inconvenientes de las representaciones de los diagramas. Son reinos de conciencia,
y cada uno tiene un veh
ículo apropiado de materia, una m
ás sutil, otra m
ás densa. Blavatsky afirma que est
án

en condiciones pero no en consustabilidad

. La implicaci
ón de esta sorprendente frase es que su sustancia no tiene el mismo grado de densidad, aunque pueden ocupar la
misma posici
ón en el espacio. Sin embargo, la distinci
ón es de calidad de materia, no de posici
ón en el espacio.
Es necesario hacer unas cuantas observaciones respecto a los métodos de contemplar el Árbol y su forma en
general. En el Capítulo Tres, el lector habrá observado en los diagramas que había tres Tríadas de Sephiroth,
culminando en el pendiente de una décima Sephirah que se llamaba Malkuth. Existe, sin embargo, otra forma de
observar el Árbol. Las Sephiroth se disponen en Columnas, pues hay tres a mano derecha, tres a mano izquierda y
cuatro en el medio. Chokmah, Chesed y Netsach son las de mano derecha y comprenden lo que se denomina el
Pilar de la Misericordia, comparable a la columna Yachin de los Libremasones. Binah, Geburah y Hod son las
Sephiroth de la izquierda y forman el Pilar de la Severidad –la Boaz masónica-, mientras que las cuatro Sephiroth
de Kether, Tiphareth, Yesod y Malkuth, el tronco principal del Árbol, forman el Pilar del Medio. Sería muy
interesante para el lector, en relación con el Pilar del Medio, notar las palabras usadas en el Éxodo respecto a la
vara de Aarón o el bastón de almendro. Las palabras son ʣʷʹʤ ʤʨʮ “Matoh haShaked”. Por Gematría, el
valor de estas palabras es 463. En nuestro Capítulo Cuatro vimos que 400 era Tau, el Sendero 32, que
conduce de Malkuth a Yesod. 60 es el Sendero de Samekh, que lleva de Yesod a Tiphareth. 3 es el
Sendero número 13, Gimel, que une directamente Tiphareth a la Corona. Toda la idea de la vara de
Aarón, el Sumo Sacerdote, indica el eje que conecta a las Sephiroth del Pilar del Medio, un camino recto
desde el Reino a la Corona. En este punto puede surgir en la mente del estudiante de filosofía la
pregunta de si la Cábala se resuelve en un esquema objetivo o subjetivo. Es decir, ¿es el mundo que se
percibe con los cinco sentidos el resultado de la creatividad de mi ego espiritual, no teniendo existencia
fuera de mi propia conciencia? ¿O contempla la Cábala al Universo como objetivo y subjetivo a la vez?
Un estudio de la ideología cabalística y de las correspondencias nos llevaría a suponer que la Cábala
acepta la realidad abSoluta de las cosas externas en el sentido más objetivo. Si hay que darle un
nombre se trataría de un Idealismo Objetivo. Todas nuestras percepciones no son exclusivas del Ego ni
de lo que se percibe; son las representaciones de una cierta relación e interacción entre los dos. No
podemos afirmar ninguna cualidad de un objeto independientemente de nuestro aparato sensorial. Ni
podemos, por otra parte, atrevernos a imaginar que lo que conocemos es algo más que una
representación parcial de su causa. Somos
incapaces de determinar, por ejemplo, el significado de ideas como movimiento, o distinguir entre
espacio y tiempo, excepto en relaci
ón a alg
ún observador particular y alguna cosa particular observada. Por ejemplo, si durante la experimentaci
ón un ca
ñón enorme fuera disparado dos veces en un intervalo de tres horas, una entidad Solar notar
ía una diferencia de varios miles de millas en el espacio entre los disparos, mucho m
ás que tres horas de diferencia en el tiempo. Sin embargo, somos totalmente incapaces de percibir los
fen
ómenos si no es a trav
és de los sentidos. Ser
ía correcto en ese momento, y desde un punto de vista puramente cabal
ístico, imaginar que el Universo es tambi
én subjetivo sin negar en abSoluto su objetividad. No obstante, debo a
ñadir como advertencia que la C
ábala no se preocupa de la evoluci
ón racional de la objetividad o subjetividad del Universo. Como tan frecuentemente hemos remarcado,
se trata, principalmente, de un sistema psicol
ógico para comparar y clasificar a todas las ideas y experiencias. Sin duda, el estudiante empezar
á a preguntarse c
ómo es posible correlacionar los conceptos mitol
ógicos abstractos, inherentes en nuestras Sephiroth, a la ideolog
ía de los diversos sistemas acad
émicos de filosof
ía. Esta tarea no es particularmente dif
ícil, una vez se posee una perfecta l
ínea de correspondencias establecidas en la propia mente. Tomemos, por ejemplo, el idealismo cr
ítico de Kant. El Universo, existiendo en el tiempo y en el espacio, se considera como una creaci
ón subjetiva del Ego perceptor; ideas como tiempo y espacio son

a priori

categor
ías o formas del pensamiento creativo.
¿C
ómo podemos ahora establecer una correspondencia entre nuestra C
ábala y el concepto mencionado? A Kether se le ha definido como el Ego, la M
ónada,

el centro secreto del coraz
ón de todos los Hombres

. Por consiguiente, Kether es nuestro Ego trascendental. Vimos que a Binah se le atribu
ía Cronos o el Tiempo. De esta forma, Binah enlaza con la categor
ía kantiana del tiempo. La esfera del Zod
íaco es una correspondencia de Chokmah y es, en cierta manera, una creaci
ón de la idea de Espacio. Por lo tanto tenemos el Universo completo como las siete Sephiroth inferiores,
que se proyectan y existen en el Tiempo y en el Espacio, o Chokmah y Binah, que son las funciones de
la facultad integrante del Ego o Kether. Al estudiante no le resultar
á dif
ícil el correlacionar las restantes categor
ías kantianas o formas de la actividad del ego pensante, al
Árbol Sephir
ótico. Cuando veamos a Fichte y a Hegel hallaremos una analog
ía muy pr
óxima entre el sistema de Emanaci
ón de la C
ábala, que act
úa en Tr
íadas, masculino, femenino e hijo, y el proceso dial
éctico que tiene su expresi
ón en un movimiento positivo o saliente, su opuesto o negativo, y la reconciliaci
ón. Se agrega aqu
í, sin embargo, otro problema de gran importancia que hay que comentar antes de seguir adelante. El
hecho de que las Sephiroth se dispongan en tr
íadas o trinidades, y el hecho de que les han sido adscritos nombres como el Padre, la Madre y el Hijo,
ha dado pie a muchos apologistas del cristianismo a defender, sin base suficiente, que la trinidad
cristiana est
á impl
ícita en la C
ábala. Cito al profesor Abeldon en relaci
ón con este argumento:

Est
ám
ás all
á de toda duda que cualquier parecido es una cuesti
ón accidental... La filosof
ía de Salom
ón Ibn Gabirol, el neoplatonismo, gnosticismo, philonismo y otros sistemas, han dejado huellas
indelebles (i.e. en la evoluci
ón de la C
ábala). Pero el cristianismo, como se recordar
á, adem
ás de ser un deudor del juda
ísmo, es un deudor de estas fuentes tambi
én; por lo tanto, lo que parece ser cristiano puede ser, en realidad, jud
ío; un desarrollo del material original gracias a una sucesi
ón ininterrumpida de mentes jud
ías... Pero est
ám
ás all
á de toda disputa que la Trinidad Cristiana y la trinidades de las diez Sephiroth se encuentran en planos
muy distintos.

Respecto a este tema, siento en lo m
ás profundo de mi coraz
ón que hay una gran deuda pendiente con Mr. Arthur Waite. Pues aunque Mr. Waite se confiesa
sinceramente cristiano

y recordemos adem
ás la obediencia debida a la Sede de Roma, o as
í lo dicen mis notas- ha analizado con el mayor cuidado y sin resistirse las posibles comparaciones que
podr
ían hacerse entre el concepto de la Trinidad cristiana y las Sephiroth cabal
ísticas que conservan los nombres de la Sagrada Familia. En su

Santa C
ábala

demuestra, en primer lugar, ampliamente y de forma concluyente, que la Shechinah atribuida a la
Sephirah Binah no puede interpretarse como id
éntica en naturaleza o definici
ón al Esp
íritu Santo. Adicionalmente observa de forma que, personalmente, estimo innecesaria, que la filosof
ía correspondiente a la uni
ón de la Yod zoh
árica y la primera Heh del

Olam Atziluth

, ser
ía repugnante para los devotos de la Trinidad. No es
necesario explicar ahora que la Trinidad cristiana ser
ía incluso m
ás censurable y digna de todo desprecio para los venerables rabinos de las Santas Asambleas. Desde mi
punto de vista, para prestar atenci
ón al problema en s
í, no puede existir la m
ás ligera relaci
ón entre las dos formulaciones filos
óficas que han estado en la base de la virulenta controversia. Insistimos con la mayor vehemencia en
que las dos Escuelas en consideraci
ón especulan sobre dos t
ópicos totalmente diferentes. De acuerdo con la Iglesia, los diversos aspectos de la Trinidad son,
individualmente, Todos Uno en Dios. A pesar de esto, sin embargo, como Atanasio nos dice, cada
Persona Individual, en s
í misma, es Dios. Esto no est
á muy de acuerdo con la C
ábala.

Ain Soph

es el Infinito; la Eternidad, trascendente e inmanente. No puede decirse que sea Uno, ya que es Cero;
y Uno es un atributo, como ya hemos visto, de manifestaci
ón y limitaci
ón. Las Sephiroth que tienen nombres como Padre y Madre no pueden,

per se

, bajo ninguna circunstancia, ser Dios o Ain Soph. El Zohar dice claramente que las Sephiroth son
simplemente

Kechleem

, vasijas o canales a trav
és de los que se manifiestan las fuerzas divinas de la evoluci
ón creativa. Las Sephiroth a las que se atribuyen el Padre y la Madre no son Ain Soph, aunque est
án siempre impregnadas y sostenidas por la Vida Infinita; se consideran como manifestaciones. La
Soluci
ón verdadera de la comparaci
ón que se pretende es muy sencilla, ya que no hay ninguna comparaci
ón posible. En mi opini
ón la Soluci
ón es tan simple que ha escapado a los que disfrutan de nimiedades y discusiones l
ógicas. Las ideas mentales de los antiguos Padres de la Iglesia y los Doctores de la Ley no estaban de
acuerdo. La Iglesia ense
ñaba tres Personas, que eran siempre el Padre, el Hijo y el Esp
íritu Santo. No entiendo que esta formulaci
ón metaf
ísica tenga otra relaci
ón que la m
ás remota del concepto cabal
ístico del Tetragrammaton, el nombre de cuatro letras de Dios. Sus asignaciones son Yod y la Heh
primera, el Padre y la Madre en Trascendencia; y la Vau y la Heh final, el Hijo y la Hija, gemelos, abajo.
En otras palabras, esta Sagrada Familia no consiste en tres individuos sino en Cuatro. El m
ás novato deber
ía tener claro que se est
án exponiendo aqu
í dos sistemas distintos, que tienen muy poco que ver uno con otro. La defensa que hace el Prof.
Abelson no es, por tanto, ninguna defensa, ya que se esfuerza en demostrar que los jud
íos no han tomado nada prestado de los cristianos. En realidad esta cuesti
ón no est
á en controversia. Ha tenido lugar una
última tentativa de agregar una cuarta persona a la Trinidad Cristiana en forma de un cuerpo m
ístico de Cristo, que es la Iglesia Cat
ólica Romana. Un
último recurso tan d
ébil que obliga a reflexionar acerca de las mentes en las que se origin
ó. A pesar de todo, sobre este tema han surgido pol
émicas que se han perpetuado durante trescientos a
ños con la m
ás pura ignorancia de los elementos cabal
ísticos esenciales. Reuchlin, Mirandola, Knorr von Rosenroth, Llull, y muchos otros, estudiaron la C
ábala, ante todo, con la falsa esperanza de que all
í podr
ían descubrir doctrinas an
álogas a la cristiana; doctrinas con lasa que obligar a los hijos de Israel a afeitar sus barbas y cortar sus
guedejas; a abandonar la fe y el consejo de sus padres y aceptar la comuni
ón de acuerdo con el rito de Roma. Con una pocas excepciones fracasaron en lo
último, a pesar de la perversi
ón deliberada de la doctrina zoh
árica. Muchos Rabinos ortodoxos, como resultado directo, dirigieron un odio venenoso y una vituperaci
ón vehemente contra el Zohar, aceptando

a priori

, la creencia de sus perseguidores no circuncidados de que el cristianismo o, al menos, la pretensi
ón de que la Trinidad y la denominaci
ón de Cristo como el Mes
ías jud
ío aparec
ían en el Zohar. La culpa es tambi
én suya por la negligencia de un patrimonio tan grande. El estudiante tiene que hacer un gran esfuerzo
para asimilar la doctrina del Tetragrammaton tan brevemente desarrollado en los Cap
ítulos Tres y Cinco. De que entienda esta f
órmula depende el que comprenda que el Zohar y la C
ábala forman una doctrina totalmente independiente de lo que ha surgido desde dentro del Sanct
órum del catolicismo de Roma. Entonces se ver
á poseedor de suficiente saber para prevenir su ca
ída en una trampa explosiva tan superficial como la descrita, y pondr
á la base sobre la cual levantar una torre de teor
ía y pr
áctica m
ágicas. Para apreciar realmente el movimiento de tr
íadas de las Sephiroth en el descenso desde la idealidad a la realidad, se deber
ían poseer conocimientos de filosof
ía desde Plat
ón a Hegel. Esta triple acci
ón de movimiento, su negaci
ón y su reconciliaci
ón (que Hegel consideraba un tipo de controversia l
ógica), est
á universalmente reconocida como el verdadero m
étodo de filosof
ía. La C
ábala, avanzando gracias a este proceso dial
éctico y anticip
ándose a Hegel y Spencer, propone un sistema de evoluci
ón altamente comprensible en el que

para usar la conocida f
órmula de
Spencer-

Hay un cambio continuo a partir de la homogeneidad incoherente indefinida (Ain) para definir la heterogeneidad
de la estructura y la funci
ón (Malkuth) a trav
és de sucesivas diferenciaciones e integraciones (las Sephiroth que intervienen)

. Fichte, en sus investigaciones filos
óficas, empezando por el Ego (Kether), consider
ó que pose
ía conocimiento, pensamiento y conciencia. Afirm
ó que pensar no es la esencia del Ego, sino simplemente una de sus actividades (por debajo del Abismo, a
ñadir
ía la C
ábala), y de esa forma, por un examen del acto de pensar, lleg
ó a sus tres primeros principios. Mediante la dial
éctica, el reconocimiento del Self (Kether-La Corona) como un punto de partida, implicando cualquier cosa que se
conozca y experimente, intent
ó vencer al dualismo kantiano que separaba el mundo de los fen
ómenos del mundo noumenal, y hac
ía a este
último

impenetrable

. Primero est
á el Ego, el Self o Sujeto, dado en cada cognici
ón; infinito e inagotable en su naturaleza, pero oscuro, pues lo conocemos
únicamente en su actividad

que tiene una forma especial, el

postulante

o el anticipador de energ
ía, actividad pura, la manifestaci
ón del Self. Esto produce el Objeto, el opuesto del Self, el no-ego (no-ser de Hegel), que corresponde a Binah, ya
que esta
última es la ra
íz de la materia y el opuesto del Ser. El objeto es su primer extra
ño que act
úa sobre el Self, y
éste act
úa a su vez sobre
él. Se considera entonces que est
án en relaci
ón rec
íproca, y de su interacci
ón surge la armon
ía del autoconocimiento (el tercer principio), o Chokmah, Sabidur
ía, nuestra segunda Sephira. Nos encontramos con un perfecto prefiguramiento de los idealismos alemanes en
varios escritos de los antiguos cabalistas, y la cita siguiente de Rabbi Moses Cordovero es una prueba de ello:

Las tres primeras Sephiroth deben ser consideradas como una
única entidad. La primera representa el

conocimiento

, la segunda el

conocedor

, la tercera

lo que es conocido

. El Creador es Uno Mismo, y uno al mismo tiempo es el conocimiento, el conocedor y lo conocido. En verdad, Su
forma de conocer no consiste en aplicar Su pensamiento a las cosas que le son externas;
Él conoce y percibe c
ómo son todas las cosas por autoconocimiento. No existe nada que no est
é unido a
Él y que
Él no encuentre en su propia esencia. Es el modelo de todo lo que existe, y todas las cosas existentes en
Él bajo su forma m
ás pura y perfecta... Es as
í que todo lo existente en el universo tiene su forma en las Sephiroth y las Sephiroth tienen la suya en la fuente de
la que emanan.

Para demostrar la forma en la cual se puede aplicar el saber cabal
ístico habr
ía que dar otro tipo de ejemplo. En su Conferencia Swarthmore,

Ciencia y el Mundo Invisible

, el Prof. A. S. Edington, se
ñal
ó que

m
ás all
á de las cargas el
éctricas dispersas en el caos primitivo se han formado noventa y dos tipos diferentes de materia

noventa y dos elementos qu
ímicos... EN LO FUNDAMENTAL LA DIVERSIDAD DE LOS NOVENTA Y DOS ELEMENTOS REFLEJA
LA DIVERSIDAD DE LOS NUMEROS ENTEROS DESDE EL UNO AL NOVENTA Y DOS; porque las
caracter
ísticas qu
ímicas del elemento N
° 11 (sodio) surgen del hecho de que, a baja temperatura, tiene el poder de reunir a su alrededor once cargas el
éctricas negativas; las del N
° 12 (magnesio) tienen el poder de reunir doce part
ículas, y as
í sucesivamente

. Dejemos por el momento la Conferencia Swarthmore para pedir al lector que considere con nosotros un pasaje
altamente significativo del reciente trabajo de Sir James Jeans,

El Universo Misterioso

; cito de la p
ágina 8:

Hoy en d
ía todos y cada uno de los fen
ómenos que se atribu
ían a la

fuerza vital

est
án siendo estudiados por la acci
ón de los procesos ordinarios de la f
ísica y la qu
ímica. Aunque el problema se halla todav
ía lejos de una Soluci
ón, se considera bastante probable que lo que distingue especialmente la materia de los cuerpos vivos es la
presencia no de una

fuerza vital

, sino del elemento com
ún

carbono

... Si es as
í, la vida existe en el universo
únicamente debido a que el
átomo del carbono posee ciertas propiedades excepcionales... Hasta aqu
í nada se conoce para justificar su especial capacidad de unir a otros
átomos.
El
átomo del carbono consiste en seis electrones que giran alrededor del n
úcleo central apropiado
...

En su Conferencia Swarthmore, Eddington habla de un tema id
éntico, indicando que la estructura electr
ónica del elemento carbono es la responsable y la que suministra la base f
ísica de la vida. Este concepto de las cosas se aproxima ahora tremendamente al adoptado por los cabalistas. Por el
momento me referir
é Solamente al carbono, dejando que el lector averig
üe por s
í mismo las correspondencias del sodio y del magnesio, mencionadas por Eddington. Los cabalistas afirman que la
manifestaci
ón de la Vida est
á definitivamente relacionada y es parte de la connotaci
ón del N
úmero Seis. El mismo carbono tiene que ver con la combusti
ón, la combusti
ón del fuego y el
calor; el calor, en
último extremo, tiene que ver con el Sol. Podemos suponer que el Carbono es una manifestaci
ón, o la base subyacente, de la vida en el microcosmos, y el Sol, la fuente de Vida en el Macrocosmos. Se habr
á observado que una de las diversas atribuciones de la sexta Sephirah, Tiphareth o Armon
ía, era el Sol. Por supuesto, es obvio que nuestra existencia depende totalmente de la
órbita Solar y de su calor, otorgador de vida y vitalidad. Podr
ía no haber la m
ás ligera manifestaci
ón de vida en este planeta

al menos ninguna forma de vida tal y como la concebimos; ning
ún reino mineral, ning
ún tipo de vegetaci
ón lozana y exhuberante que amamos tan tiernamente; ning
ún tipo de vida animal-, si se nos privara de alguna manera de los rayos del nuestro Padre Sol, con todo su
sustento y calor. Como habremos visto, la C
ábala va todav
ía m
ás lejos. No Solamente el Sol es nuestro Padre desde el punto de vista f
ísico, sino que nuestra existencia espiritual interior, que es nuestra verdadera vida, est
á
íntimamente relacionada con la del Sol de todas las maneras posibles. El Sol, tal y como le vemos, es el veh
ículo exterior del Sol Espiritual interior; la t
única ardiente de un Dios o grupo de Dioses de cuya naturaleza formamos parte y parcela, y de cuya vida no se
nos puede separar; de la misma forma en que las c
élulas que constituyen nuestro propio organismo, son hueso de nuestro hueso, carne de nuestra carne y alma de
nuestra alma. Como uno de los rituales m
ágicos

adaptado del Libro de los Muertos egipcio- lo expresa:

Soy el Eidolon de mi padre Tmu, Se
ñor de la Ciudad del Sol.

El estudiante de religiones antiguas notar
á tambi
én en esta relaci
ón el hecho innegable de que a los grandes maestros o Adeptos (aquellos que llegaban a Tiphareth, al menos, la
Sephirah del Sol
; ver próximo capítulo) que han dejado su huella en el culto popular –Attis, Adonis, Osiris, Mithra, Dionisos,
Jesucristo- se les ha identificado, casi sin excepción, con el ciclo del viaje del Sol a través de los cielos, o para ser
más exactos, el ciclo de sus vidas se ha adaptado al ciclo superior del Sol. La Natividad se celebra durante el
Solsticio de invierno, la crucifixión en el equinoccio de primavera, todos sugiriendo el nacimiento del año y la
elevación del Sol por encima del Ecuador. Hay numerosas variaciones sobre este tema, pero los símbolos son casi
siempre equivalentes. El tema del dibujo o la historia es casi siempre la misma; es ese milagro exterior de vida
abundante, siempre autoestablecida, triunfante sobre la muerte; el retorno del Sol. Por consiguiente, seis puede
referirse al carbono y a la idea de los elementos físicos necesarios para la manifestación de la vida; pero para los
cabalistas, como ya hemos indicado, significa infinitamente más; inmediatamente relacionan el Número Seis con
todo lo que se refiere al Sol, su noumenon esotérico, sus emisarios terrenales, y la conciencia espiritual como un
todo. Siguiendo con la cita del libro de Jeans: “El fenómeno del magnetismo permanente aparece en un grado
enorme en el hierro, y en un grado menor en sus vecinos, el níquel y el cobalto... Los átomos de estos elementos
tienen 26, 27 y 28 electrones respectivamente... Como consecuencia de estas leyes, los átomos tienen un cierto
número definido de electrones, a saber, 6, 26 hasta 28... tienen ciertas propiedades especiales que se manifiestan
en los fenómenos de la ‘vida’, ‘magnetismo’, y ‘radioactividad’ respectivamente.” Estos números 6, 26, 27 y 28
están claramente relacionados con las ideas mantenidas en el esquema cabalístico que simbolizan las mismas
cualidades reconocidas por pensadores científicos como inherentes a los electrones con el número de átomos ya
mencionados. El átomo de carbono con sus seis electrones puede ser atribuido armoniosamente a la Sexta
Sephirah como ya se hizo antes, y podemos examinar ahora los otros tres números con vistas a averiguar de qué
manera se relacionan con los principios filosóficos destacados anteriormente. El Sendero N° 26 del Árbol de la
Vida es la letra Ayin, cuyas atribuciones son emblemáticas de las diversas fuerzas creativas de la naturaleza
representadas particularmente por Príapo, el dios fecundo; implicando también la idea del deseo y el instinto
cósmicos que se manifiestan, por ejemplo, en la atracción cohesiva o el magnetismo de una molécula por otra. La
letra Peh es el Sendero 27 y su principal atribución es Marte, que es la fuerza eléctrica vitalizante, animando e
impregnando todas las cosas. La tradición atribuye al hierro a Peh, el número 27, aunque hay una ligera diferencia
con la ciencia moderna que señala que el elemento hierro tiene 26 electrones. Considerando, sin embargo, el
patrón central con los 26 electrones girando, tenemos 27, que es Peh. No obstante, esto es arbitrario y está abierto
a discusión.
28 es el Sendero de Tsaddi, que une Netsach a Yesod. El significado de este Sendero se percibe mejor con un an
álisis de las Sephiroth que une en el
Árbol. El gr
áfico muestra c
ómo este Sendero une Netsach y Yesod. Netsach es la esfera de Venus y, en conjunto, la implicaci
ón de esta Sephirah es amor de naturaleza sexual, representando a las fuerzas generativas de la naturaleza; por
consiguiente las implicaciones son el magnetismo y el deseo den general. Yesod es el Fundamento al que se
atribuye el Plano Astral; y la sustancia astral es, por definici
ón, de naturaleza magn
ética, sutil y el
éctrica. Aunque el t
érmino

radioactividad

no se us
ó durante el
último cuarto del siglo XIX, el lector podr
á, no obstante, descubrir sin ninguna dificultad, que la descripci
ón de las cualidades de la materia astral son casi id
énticas a las dadas por investigadores cient
íficos actuales a los elementos que se consideran radioactivos. Creo que ya se ha dicho bastante para ense
ñar al lector en qu
él
íneas debe actuar para usar la C
ábala como un sistema de comparaci
ón de ideas. Los ejemplos dados no pretenden ser m
ás que simples sugerencias, y se espera que, en un futuro no muy lejano, alg
ún estudiante nos proporcione un estudio claro de toda la historia de la filosof
ía, comparando sus logros m
ás importantes con la ideolog
ía de la C
ábala; y una clasificaci
ón cuidadosamente tabulada mostrando la constituci
ón electr
ónica de los noventa y dos elementos, uno al lado del otro, con una serie elaborada de correspondencias cabal
ísticas.
CAPITULO OCHO

LA ESCALERA

Hemos considerado detenidamente al Árbol de la Vida como un alfabeto filosófico. Ahora se hace necesario el
contemplarlo con una visión totalmente nueva. En las diferentes partes de esta estructura hallamos previamente
una cualidad que se corresponde con una cualidad similar innata en el Hombre, que debe ser desvelada,
desarrollada y perfeccionada. Este proceso de apertura se llama, gráficamente, “trepar al árbol”. En un capítulo
anterior se decía brevemente que los métodos de la Cábala eran dos: Meditación y Magia. Es necesario aclarar
ahora esta idea. Ya que se ha dicho que la “Ruach”, a causa de sus propias limitaciones, no puede ayudarnos en la
Búsqueda de la Verdad, y ya que la Fe, como se entiende ordinariamente, resulta incluso más inútil, es de desear
un método nuevo de investigación filosófica. De hecho, es deseable no sólo un nuevo método, sino una línea
totalmente nueva en la cual dirigir la investigación. En el positivismo los Hombres han negado una región
trascendental de conciencia casi por completo porque, no admitiendo más posibilidades de relaciones que las
formuladas por la lógica, negaban la misma existencia de las cosas que parecían ser ilógicas desde el punto de
vista de dichas fórmulas. El “espiritualismo” moderno, por ejemplo, intentó construir un mundo noumenal sobre el
modelo del mundo de los fenómenos; pero quiso demostrar a toda costa que el “otro mundo” es lógico desde
nuestro punto de vista; que las mismas leyes operaban allí de la misma forma que lo hacen aquí, y que el “otro
mundo” no es nada más ni nada menos que una copia y ampliación del nuestro. En resumen, se trata de una
formulación cruda y bárbara de lo desconocido. La filosofía positivista se dio cuenta de lo absurdo de estas tesis
dualísticas pero, al no tener poder para ampliar o extender el campo de su actividad, limitada por la lógica, no
pudo hacer nada mejor que negar. Únicamente la Filosofía Mística ha sentido la posibilidad de otras relaciones
distintas de las del mundo de los fenómenos, y formuló una lógica aplicable a la conciencia sobrenatural y
trascendental. Pero fue detenida en su progreso por ideas confusas y vagas de investigación organizada y
escéptica, siéndole imposible el definir y clasificar su material de forma científica. Esto podría corregirse e
instituir un sistema totalmente escéptico usando el Árbol Cabalístico como medio de clasificación. La ciencia debe
llegar a la Cábala porque únicamente ella suministra un método coherente y una nueva dirección para la
investigación. Los métodos místicos y mágicos nos abren no Solamente un nuevo tipo de experiencia –
acompañada por fenómenos psicológicos realmente dignos de investigación científica-sino, lo que es más
importante y válido, amplían el conocimiento
a
ñadido de una regi
ón trascendental de la conciencia. En su

Tertium Organum

, P. D. Ouspensky escribe:

Todo el conjunto de ense
ñanzas de movimientos religioso-filos
óficos tienen como prop
ósito reconocido u oculto

la expansi
ón de la conciencia

.
Éste es tambi
én el objetivo del

misticismo

de todas las
épocas y de todas las doctrinas, el objetivo del ocultismo y del Yoga oriental.

Los m
étodos de la C
ábala particularmente

ya que,
únicamente ella entre todas las dem
ás, parece poseer la
única base adecuada para la s
íntesis- ampl
ía nuestra visi
ón del universo mediante una experiencia llamada de formas muy diversas, religiosa, m
ística, o suprarracional. Y por
ésta se entiende una experiencia, mejor dicho, una intuici
ón inmediata, una perspicacia espont
ánea sobre el significado, la naturaleza y el valor del universo, dando una visi
ón beat
ífica de c
ómo se corresponden todas las cosas, una pista para llegar a la naturaleza de la Realidad
Última. Tratamos aqu
í con un hecho esencial en el conocimiento m
ístico; la sustituci
ón de las actividades ordinarias de la conciencia racional por una intuici
ón directa, donde la

Neschamah

contempla directamente las ideas. Y la experiencia, secular o m
ística, ha de ser siempre la

Ultima Thule

,m
ás all
á de la cual nadie se atreve a ir ni nadie se atreve a negarla. Estableciendo la Experiencia M
ística como la fuente de inspiraci
ón y de conocimiento,
únicamente recurrimos al principio cient
ífico verdadero, pues, como Juli
án Huxley expres
ó en

¿Qu
é me atrevo a pensar?

:

la caracter
ística m
ás importante del m
étodo cient
ífico es su constante referencia a la experiencia de la b
úsqueda de conocimiento

. El primero de estos m
étodos es la Meditaci
ón. Los jud
íos estuvieron durante mucho tiempo en contacto con diversos m
étodos t
écnicos de meditaci
ón. Sus escrituras brillan con muchos ejemplos sublimes de Hombres cuyas experiencias, resultado indiscutible de
meditaciones, fueron convicciones de contacto indudable con la Realidad; experiencias m
ás all
á del m
ás ligero reparo. Por alguna raz
ón, la visi
ón de Jehov
á por Mois
és, la larga l
ínea de Profetas

la visi
ón de dios por parte de Isa
ías cuyo s
équito llen
ó el universo, el
éxtasis de Ezequiel, elevado por encima de sus pies por el Esp
íritu y llevado de un sitio a otro, la inspiraci
ón de Baal Shem Tov y la fundaci
ón del movimiento jas
ídico; el hecho de la misma profec
ía-, todos
éstos permanecen como un testimonio viviente y esencial de esta afirmaci
ón. Tambi
én en el Talmud hay pistas oscuras de la existencia de una tradici
ón desarrollada del

Mercavah

, o el Carro Divino contemplado por Ezequiel. Ya que el mundo es un proceso de Emanaci
ón, un surgir de la Realidad en su Sin Otro (para usar una expresi
ón hegeliana), debe haber una correspondiente ascensi
ón del Hombre mediante

su carro


el veh
ículo o medio por el cual podr
ía ser conducido a los reinos de lo secreto. Y el Zohar habla del

beso divino

, con el cual el Hombre se une a su Ra
íz. Se explica extensamente en los C
ánticos:

B
ésame con los besos de su boca

, haciendo referencia a la uni
ón de las letras del Tetragrammaton. Debo citar, adem
ás, lo siguiente:

En la parte m
ás misteriosa y elevada del cielo hay un palacio llamado el Palacio del Amor, donde se esconden profundos
misterios, y los Besos de Amor del Rey est
án all
í... All
í el Esp
íritu Santo, por siempre alabado, se re
úne con el Alma Santa (Neschamah). Avanza e inmediatamente la besa y la acaricia...Como acostumbra a hacer el
padre con su hija amada, besarla, abrazarla, y darle sus regalos, as
í el Esp
íritu Santo, por siempre sea alabado, hace con el alma pura diariamente

(ii, 97 a). (Para evitar impresiones equivocadas hay que prevenir al lector, cuando examine los textos cabal
ísticos, contra arca
ísmos y forma er
óticas de expresi
ón. Con la capacidad de razonar m
ás ampliada no tendr
á ninguna dificultad para leer las formas convencionales de escritura y lograr una buena comprensi
ón). En este punto vamos a referirnos a la Meditaci
ón en su forma hind
ú, el Yoga, ya que este sistema ha sido cuidadosamente detallado; y consideramos a la Meditaci
ón como una f
órmula general, dejando sus divisiones particulares para discutir cuando hablemos de los grados atribuidos a los
diez Sephiroth. Pantajali, en la primera frase de sus

Aforismos

, define a la meditaci
ón como

el impedir las modificaciones del principio pensante

. Es sorprendente que una afirmaci
ón tan simple haya sido mal interpretada durante siglos, y haya sido oscurecida por la doctrina religiosa y el
sentimentalismo
ético. La
Ética no tiene nada que decir respecto a esta cuesti
ón m
ás que lo siguiente: que el practicante, mientras se est
á entrenando, debe vivir de tal forma que ni la emoci
ón ni la pasi
ón molesten a la

Ruach

a la que se esfuerza en controlar.
La Ruach, el principio cuyas modificaciones de pensamiento van a controlarse, permitiendo a la Neschamah pasar
por la tranquilidad as
í producida, no es, como ya hemos se
ñalado, el poder supremo del Hombre. Es
únicamente una funci
ón particular, un instrumento de la Yechidah con el cual piensa, trabaja y experimenta. Como Blavatsky escribi
ó en

La Voz del Silencio

:

La mente es el gran asesino de lo real. Dejemos que el disc
ípulo mate al asesino.

La teor
ía es que la mente no es m
ás que un mecanismo para relacionarse simb
ólicamente con las impresiones, aunque su interpretaci
ón nos haga tomar estas impresiones como la Realidad. Por consiguiente, el pensamiento consciente, es
fundamentalmente falso y no permite percibir la realidad. S
ólo existe un simple factor fundamental para la meditaci
ón, m
ás all
á de todo dogma y moralidad, y es:

dejar de pensar

. Esta explicaci
ón del paso principal que conduce a la Experiencia M
ística es altamente significativa. Explica la oraci
ón y su prop
ósito; y todas las diversas pr
ácticas sin considerarlas como

simples trucos

, por decirlo de alguna manera, para adquirir la facultad de poder atenuar la corriente de pensamiento y, en
último extremo, detenerla por completo

a voluntad

. Una imagen hind
ú expresa esta teor
ía perfectamente. Hay un lago en el cual se mueven cinco glaciares

los cinco sentidos-; el lago ser
ía la mente. Mientras el hielo, las m
últiples impresiones, se est
á rompiendo constantemente en el lago, las aguas est
án inquietas. Una vez los glaciares se detienen, la superficie se calma, y entonces y s
ólo entonces, puede reflejar el disco del Hijo intacto

el Augoeides-, el que brilla con Luz Propia. Aunque es cierto que, cuando el pensamiento se duerme, est
á inm
óvil, la funci
ón perceptiva est
á inmovilizada tambi
én; y ya que deseamos lograr una vigilancia y una atenci
ón perfectas, no interrumpidas por el surgir de pensamientos, seguimos este procedimiento. Un preliminar
necesario consiste en inmovilizar la conciencia del cuerpo mediante una pr
áctica llamada Asana, una postura por la cual, cuando ya se tiene un poco de habilidad, ning
ún mensaje de molestia corporal es enviado al cerebro. Se ha observado que la respiraci
ón de las personas en
éxtasis sufre un trastorno de forma se
ñalada y curiosa; por alguna raz
ón el proceso se vuelve muy lento y r
ítmico. El Yoga, en su forma cient
ífica, invirti
ó el proceso, y sus devotos intentaron reproducir ciertos aspectos de los estados m
ísticos, a base de respirar lentamente, profundamente y en
érgicamente. Se puede confirmar esta teor
ía en los escritos de San Ignacio de Loyola. Con este ejercicio se consigue impedir que algunos pensamientos
puedan forzar su entrada en al conciencia, y aquellos que llegan a la mente lo hacen, de esa forma, m
ás lentamente, dando tiempo suficiente al practicante para percibir su falsedad y, en consecuencia, destruirlos. En
resumen, hay indudablemente una conexi
ón real entre la proporci
ón de respiraci
ón y la condici
ón del cerebro o el estado de la mente, como demuestra la experimentaci
ón. Las emociones son, entonces, inmovilizadas para evitar que aparezcan y exciten a la mente que estamos
intentando mantener tranquila. En el Pratyahara analizamos la mente con m
ás profundidad. Es un tipo de examen general de los contenidos de la mente, y se dice que en la introspecci
ón pratyah
árica se perciben directamente los argumentos subyacentes en el idealismo de Berkeley. De acuerdo con esto
empezamos a controlar y restringir el pensamiento, sea del tipo que sea, y a suprimir todos los pensamientos
mediante una concentraci
ón directa sobre un
único pensamiento, que, finalmente, se desvanece. La filosof
ía de Fichte nos ha ense
ñado que los contenidos de la mente consist
ían en todo momento en dos cosas: el Objeto o No-Ego, que es variable, y el Sujeto o Ego, aparentemente
invariable. El
éxito en la meditaci
ón logra hacer al objeto tan invariable como el sujeto, esto produce un shock terrible pues tiene lugar una uni
ón y

los dos se convierten en uno

. Rabbi Baer, el sucesor jas
ídico de Israel Baal Shem Tov, afirmaba que cuando nos absorbemos tanto en la contemplaci
ón de un objeto, todo el poder del pensamiento se concentra sobre un
único punto, entonces el Self se mezcla y se unifica con este punto.
Ésta es la Boda M
ística, tan a menudo citada en la literatura del ocultismo, y respecto a la cual se han usado tantos s
ímbolos extravagantes. Esta uni
ón tiene el efecto de un derrumbamiento completo de todo el normal equilibrio de la mente, lanzando todas las
facultades po
éticas, emocionales y espirituales a un
éxtasis sublime y haciendo que, al mismo tiempo, el resto de la vida parezca abSolutamente banal. Llega como una
experiencia del todo indescriptible, incluso para los que son maestros en el lenguaje y, permanece
únicamente como un recuerdo maravilloso, perfecto en todos sus detalles.
Durante este estado, todas las condiciones de limitación tales como tiempo, espacio y pensamiento, son totalmente
abolidas. Es imposible tratar de explicar la implicación real de este hecho, únicamente la experiencia repetida nos
puede permitir entenderlo. Pues se trata de una experiencia más allá de cualquier descripción; una pura ilimitación
donde el sujeto no habla de nada por más tiempo; donde ambos, sujeto y objetos, se trascienden y Solamente
permanece una comprensión espiritual sublime, una experiencia sin nombre. Es la más vívida de todas las
experiencias ya que representa un abSoluto aturdimiento para la mente; todos los demás acontecimientos de la
vida cotidiana están envueltos en la más completa oscuridad en comparación con ella. El Hombre que ha
experimentado las formas más intensas de este estado de conciencia está completamente liberado. El universo con
sus vínculos está destruido para él y él para el universo y, de esa manera, su voluntad puede actuar libremente.
Ahora, la Magia o la Cábala Práctica tiene como objetivo el alcanzar un estado similar de conciencia, aunque el
aproximarse a ella tiene lugar desde un ángulo distinto. De la misma manera que existen varios métodos técnicos
de Yoga, también los hay de Magia. En ese estado de exégesis, desconozco totalmente los hechizos y amuletos que
comprenden la mayor parte de trabajos cabalísticos como “Sepher Ratsiel haMoloch” y “La Llave del Rey
Salomón”. Mis referencias se basan principalmente en los orientados a la taumaturgia espiritual manifestada, por
ejemplo, en “La Magia Sagrada de Abramelin el Mago”, e invocaciones como “El No-Nacido”, “Liber Israfel”;
siendo este último una adaptación de “El Libro de los Muertos”, y los profundos fragmentos de ritual lírico
hallados en los manuscritos de Dee. Cuando un Hombre se esfuerza por perfeccionar su meditación, la rebelión de
la voluntad humana y la Ruach se hace violenta, y únicamente mediante una experiencia se puede descubrir la
ingenuidad casi diabólica de la menta para intentar escapar al control. Hay métodos para entrenar a esa voluntad,
con los cuales es más o menos fácil revisar el progreso. El ritual mágico es un proceso mnemónico dirigido a este
fin. Digo mnemónico deliberadamente, para responder a las objeciones que se hacen al “aparato” usado por el
cabalista práctico. Mediante cada acto, palabra y pensamiento, el único objetivo de la ceremonia –la Invocación
del Santo Ángel Guardián- está siendo indicado constantemente. Cada fumigación, invocación, proscripción y
circunvalación son simplemente evocadores del único propósito –añadidos símbolo tras símbolo, emoción tras
emoción- hasta que llega el momento supremo, y cada nervio del cuerpo, cada canal de fuerza de Nephesch y de la
Ruach se ponen en tensión en un orgasmo arrollador, una corriente de éxtasis de la Voluntad y del Alma en la
dirección indicada. Todas las cosas están tan dispuestas en la operación que recordarán al mago su único Objetivo,
su único Objeto Verdadero. Decide que todas las armas e instrumentos usados en su ceremonia servirán para
recordarle su fin escogido, haciendo de cada impresión (mediante el alfabeto cabalístico de asociación de ideas) el
punto de partida de una serie relacionada de pensamientos que acaban en esa cosa. Toda su energía se vuelca en
que cada acto será ventajoso para sus invocaciones. En un Templo que tipifica al universo, ya que es consciente
de él, dibuja un círculo para anunciar la naturaleza de su operación. El círculo es, ante todo, un glifo universal del
Infinito (Ain) con el cual afirma su identidad, y afirma además que se limita al alcance de un cierto objetivo, el de
llegar a su Ángel, y que no vagará por mas tiempo sin objetivo en el mundo de la materia, la ilusión y la
inpermanencia. Este círculo está protegido por varios nombres divinos, las influencias en las que confía para
guardarse de los viciosos demonios del exterior, los pensamientos hostiles de su propio ego empírico que va a ser
exorcizado y trascendido. En esta figura está el fundamento de todo su trabajo, un Altar, el símbolo de su Voluntad
determinada. Todo se guarda en el sagrario del Altar, ya que todo está sujeto a la ley; excepto la Lámpara que
cuelga sobre su cabeza, la Luz de su Self Verdadero, iluminándolo todo. Sobre este altar están ordenados su Vara,
Espada, Copa y Pantáculo. La Vara es el símbolo terrestre de su Voluntad Divina, Sabiduría y Mundo Creativo, su
fuerza divina –así como la Espada es su fuerza humana, la facultad analítica aguzada de la Ruach. Es la mente que
es su mecanismo para relacionarse simbólicamente con las impresiones, y su capacidad para la crítica. La Copa es
su Entendimiento, el aspecto pasivo de su Voluntad; le une con Eso que está más allá, en el lado negativo; está
hueco y es receptivo de la influencia que desciende de lo Alto. El Pantáculo es plano, el templo de su Espíritu
Santo; de la tierra y terrenal, es su naturaleza inferior, es su cuerpo. Sobre el altar hay un frasco de Aceite, su
aspiración a un Self más noble, a una realidad
m
ás elevada, consagr
ándose a
él y a todo lo que toca a la realizaci
ón de la Gran Obra. Otras tres armas rodean el aceite, el L
átigo que le azota, la Daga que le hiere, y la Cadena que le ata a un
único fin. Es esta autodisciplina lo que mantiene pura su aspiraci
ón. En la cabeza lleva una Corona dorada, mostrando su se
ñor
ío y divinidad; y una t
única que simboliza la gloria y el silencio en que se consuma la boda celestial. En su pecho, sobre el coraz
ón, lleva un Lamen que resume su concepto de la Gran Obra, y declara la naturaleza del trabajo particular que est
á realizando. As
í pues, haciendo de cada instrumento un s
ímbolo que le recuerda su
único prop
ósito, alcanza finalmente en su trabajo el mismo objetivo que el m
ístico. El
último trabaja para socavar su conciencia racional, por decirlo de alguna manera, para destruir la dualidad;
mientras que el conductor del carro m
ágico act
úa a
ñadiendo idea tras idea,
éxtasis al
éxtasis, hasta que la mente, incapaz de contenerse a s
í misma, sobrepasa sus limitaciones y en un orgasmo arrollador de dicha se une a Eso que no tiene nombre. Los
cabalistas sugieren una reflexi
ón sobre la naturaleza del simbolismo de las armas m
ágicas. Tenemos, por supuesto, la simbolog
ía freudiana, y de tal interpretaci
ón pueden derivarse cosas muy valiosas. Tengo poca simpat
ía, sin embargo, por aquellos intelectos poco profundos que desacreditar
ían a la religi
ón y particularmente a la magia, pretextando que es una interpretaci
ón
únicamente sexual. La
única respuesta en tal caso puede ser exigir una definici
ón de lo que se pretende decir con tama
ño absurdo. Es verdad, por ejemplo, que la Voluntad Creativa est
á simbolizada por la Vara, y que esa misma Vara puede ser representada por el falo. Pero tal asignaci
ón de s
ímbolos eleva el significado del signo terrestre a un plano espiritual de alta categor
ía. Como el estudiante del Zohar puede descubrir por s
í mismo, el sexo es claramente sacramental y su utilizaci
ón linda con lo divino. Y, en cualquier acontecimiento, su significado sugiere fuerzas y poderes que -como la
confusi
ón en el pasado refiri
éndose al Inconsciente, y el inter
és actual extendido por las gl
ándulas y los efectos de las secreciones glandulares sobre la personalidad-, representan realidades que, claramente,
no son simplemente fisiol
ógicas. Es este hecho el que debe recordar el lector. En relaci
ón a la pr
áctica te
úrgica y el ceremonial sin tener ninguna relaci
ón con las oscuridades go
éticas, tenemos unas cuantas indicaciones en

Estudios del Misticismo

, de Mr. Waite, que son muy profundas y a la vez vale la pena citar en este punto:

Aquellos que han conocido los procesos espirituales seguidos por los m
ísticos antiguos sabr
án que estos procesos est
án definidos... en las ceremonias de las grandes iniciaciones, y aunque no sin resistirse ofrecen... s
ólo los sustitutos de cosas que son incomunicables de la parte dram
ática del misterio... hay una condici
ón inducida en el candidato por la cual si, por lo dem
ás, est
á preparado, puede entrar en la esfera de la experiencia verdadera.

Desde otro punto de vista, el mago decide ponerse en armon
ía con el cosmos, que
él deifica. El Sol es para
él, como ya hemos observado, un principio espiritual, un Dios; la Luna otro; los planetas son otras Fuerzas con las
que est
á vitalmente relacionado, y comprende que el ritmo del cosmos es algo de lo que no puede ni debe escapar sin
empobrecer amargamente su existencia. Su objetivo es unirse a estas potencias espirituales. El hierofante de la
antig
üedad

en los rituales- dir
ía al Ne
ófito:

no hay ninguna parte de m
í que no sea de los dioses.

Los antiguos cristianos se esforzaron por aniquilar a este esp
íritu, el esp
íritu de la antigua celebraci
ón pagana del ritual espiritual y, en cierta medida, lo consiguieron. La Iglesia conden
ó todo lo pagano u oculto, y acab
ó con el culto a los planetas y al Zod
íaco, quiz
ás debido a que entonces incluso la astrolog
ía se hab
ía envilecido dedic
ándose a la simple adivinaci
ón. Su intenci
ón era eliminar los festivales astron
ómicos anuales, pero lo
único que hizo fue establecer otros en su lugar. Entonces lleg
ó el cisma cuando la divisi
ón rompi
ó la antigua unidad de la Iglesia, y el protestantismo asest
ó un golpe mortal a este ritmo religioso y ritual
ístico del a
ño en la vida humana. El inconformismo, con habilidad, dio los toques finales al crimen abismal. Ahora, para
demostrar la grandeza del progreso moderno, tenemos un populacho pobre, miserable, desconectado de todo lo
que no sean pel
ículas americanas, pol
ítica, y vacaciones vac
ías para satisfacer la necesidad humana, siempre presente, de vivir en armon
ía con las fuerzas espirituales y universales que sirven de base a la naturaleza y a todos sus fen
ómenos. Los Iniciados, comprendiendo que el Hombre no siempre hab
ía vivido s
ólo de pan sino con la conciencia de los Dioses eternamente vivos, y con el esp
íritu del Sol y de la Luna y la tierra en sus revoluciones, restablecieron en secreto los d
ías y fiestas sagradas, casi como los ten
ían los griegos paganos, con los intervalos de la salida del Sol, al mediod
ía, la puesta del Sol y la
medianoche, dedicados al culto

las cuatro mayores estaciones diarias del Sol-. Despu
és el antiguo ciclo de Pascua, con la crucifixi
ón o idea del Dios Solar; despu
és Pentecost
és, y nueve meses m
ás tarde Navidad, su renacimiento. Siglos antes de la era cristiana las naciones hab
ían vivido en este ritmo c
ósmico bajo la gu
ía de sus Adeptos-Sacerdotes-Reyes. Se nos aconseja volver a estos rituales pues, la verdad sea dicha, corremos el
peligro de echar a perder a nuestra alma exteriormente por la falta de realizaci
ón de nuestras mayores necesidades. Estamos privados de las fuentes perennes de nuestro universo interior.
Vitalmente la raza humana parece estar muri
éndose, y para el conjunto desintegrado de la Humanidad incluso el universo parece estar muerto. Como el difunto
D. H. Lawrence escribi
ó tan elocuentemente:

El Saber ha matado al Sol, convirti
éndolo en una bola de gas, con puntos;

el saber

ha matado a la luna, es un poco de tierra muerta, corro
ída por cr
áteres extintos y viruela; la m
áquina ha matado a La Tierra, haci
éndola una superficie m
ás o menos desigual sobre la cual se viaja.

Mr. Lawrence prosigue afirmando que todo esto significa una vuelta a las formas antiguas, si pusi
éramos a la Humanidad cara a cara, una vez m
ás, con la realidad espiritual Pero primero hemos de crear estas formas de nuevo. Hemos de desarrollarlas para
conformarlas a nuestras necesidades actuales.
¿C
ómo vamos a despertar al universo a la vida vibrante y latiente?
¿C
ómo, fuera de todo esto, vamos a regresar a las grandes
órbitas celestes del alma que deber
ían llenarnos con una felicidad imposible de expresar?
¿C
ómo vamos a regresar, pues debemos hacerlo, a Apolo, Dem
éter y Pers
éfone o a sus equivalentes?
¿Al culto de Baco, Dionisios, de las fuerzas ext
áticas de la naturaleza vital eterna, y a los Ritos de Eleusis?
Éste es nuestro problema, y es un problema terrible que alg
ún d
ía tendremos que encarar y reSolver. Debemos recuperarnos ya que all
í reside nuestra Alma, que es nuestra conciencia suprema. Esto lo sentimos

lo sabemos-. El mundo inerte de fr
ía raz
ón con su trozo muerto de luna sobre nosotros; el Sol que es

tanta cantidad de gas ardiente

, seco y est
éril, un mundo de intelectualidad seca y est
éril. Cuando reconozcamos que el mundo est
á en uni
ón con nosotros mismos; cuando reconozcamos a La Tierra como la matriz y el s
ímbolo de Nuit

nuestra Dama de los Cielos Estrellados, nuestra Madre del Placer-; la hermosa y brillante Luna, d
ándonos nuestro cuerpo con un Gozo de Silfos o rob
ándonoslo sigilosamente

que es el emblema del cambio continuo y Artemisa, la cazadora celestial-; cuando reconozcamos al dios Ra-Hoor-
Khuit, el Gran Le
ón Dorado, d
ándonos su calor y sustento, o m
ás a
ún, como un le
ón rojo y hambriento, haci
éndonos frente con relucientes y abiertas mand
íbulas, entonces podremos comprender que el universo es un organismo vivo del cual somos una parte integral.
¿Qui
én podr
ía dejar de sentir la regeneraci
ón espiritual surgir en su interior y estremecerse silenciosamente cuando, en las primeras horas de una ma
ñana brillante, el gran disco dorado y ardiente del Sol se eleva majest
áticamente sobre las brumosas y p
úrpuras orillas en forma de nubes vibrantes en el lejano horizonte, y uno levanta sus brazos con alegr
ía ext
ática a la aurora dorada en un profundo gesto de glorificaci
ón, do oraci
ón dichosa:

Te saludo a Ti que eres Ra en tu salida, incluso a Ti que eres Ra en tu Fuerza, que viajas sobre los cielos en tu
barca en la ascensi
ón del Sol.


Tahuti en todo su esplendor est
á en la proa y Ra-Hoor permanece en el tim
ón. Te saludo a Ti desde los dominios de la Noche.

Debemos regresar a esto, dicen los cabalistas; a una concepci
ón viva y din
ámica del cosmos. Y la manera de hacerlo es mediante el ritual diario. Nuestro despertar, con la invocaci
ón a los Dioses, a una manifestaci
ón sin final como presencias vivas en nuestros propios corazones, almas, y en nuestros propios cuerpos. Tal es el
concepto de la C
ábala Pr
áctica. Brevemente, para resumir su prop
ósito, los cabalistas afirman que la Magia es
útil para producir el Trance

en el verdadero sentido de la palabra- y el
Éxtasis, porque proporciona un excelente entrenamiento de la mente, y el desarrollo de la Voluntad preparatoria
para, o en uni
ón con, la meditaci
ón. Exalta el alma, como ning
ún otro m
étodo puede hacer, a la sublimidad impersonal y divina m
ás all
á del Abismo, que es la precursora del
éxito de la Uni
ón. Tambi
én aumenta el campo de acci
ón de la mente, apartando limitaciones arbitrarias, d
ándole dominio sobre cada plano sutil de la Naturaleza, proporcionando material adecuado para la consumaci
ón ext
ática del

beso divino

, o el

hisdabekus

, como lo denomina el jasidismo. Existen algunas personas que, al mismo tiempo que est
án totalmente abiertas a las ventajas del estado m
ístico y a los principales beneficios que confiere, est
án tambi
én horrorizadas o asustadas de los peligros que ven en su desarrollo. Que estos procesos conduzcan a la
autohipnosis es una falacia abSoluta. Los que lo afirman van demasiado lejos sin una evidencia m
édica de un amplio n
úmero de casos observados. Est
á tambi
én la cr
ítica de la epilepsia, alucinaci
ón y locura. Los higos no proceden de los cardos, ni la organizaci
ón y la capacidad moral puede surgir de la desorganizaci
ón. Si la experiencia m
ística

con su consecuente ampliaci
ón del universo y su intensificaci
ón de todo el car
ácter y sanidad de un Hombre, su poder para legar conocimientos- es el resultado de una psicosis y enfermedad
anormales, entonces debemos cambiar de una vez y por todas nuestras ideas sobre lo que es m
órbido y lo que es sano. Debemos tener una total transvaluaci
ón de todos los valores existentes. Si Hombres como Krishna, Buddha y Plat
ón, y una vasta lista de nombres iguales y menores en importancia, debieron su poder a la autohipnosis y a la
epilepsia, entonces, hemos creado en verdad aqu
í, el m
ás poderoso argumento para cultivar la epilepsia.
Éstas son las llaves que, en este mundo, abrir
án las puertas apresuradamente cerradas de su misterio. Pero
¡basta! Estas objeciones surgen de una interpretaci
ón totalmente falsa de la naturaleza de la experiencia, y de los m
étodos que conducen a ella. En su

El Nacimiento de la Tragedia

, Friedrich Nietzsche se refer
ía con indignaci
ón a los numerosos ataques hechos en contra de los
éxtasis de los coros de Baco de los griegos, de las euf
óricas embriagueces espirituales de los bailarines de San Juan y San Vito en la Edad Media alemana, tal y como
sigue:

Hay algunos que, por falta de experiencia o por estupidez, se apartar
án de tales fen
ómenos consider
ándolos como

enfermedades populares

con una sonrisa de desprecio o piedad, inspirada por la conciencia de su propia salud; por supuesto, los pobres
desgraciados no adivinan el aspecto cadav
érico y fantasmal que tiene esta gran

salud

de sus personas cuando la intensa vida de los borrachos dionisianos pasa r
ápidamente junto a ellos.

El Prof. William James escribi
ó en

Variedad de Experiencias Religiosas

:

No es necesario decir que el materialismo m
édico, en realidad, no saca tal conclusi
ón esc
éptica y dram
ática. Es seguro, tal y como cada Hombre sencillo est
á seguro, que algunos estados de la mente son superiores internamente a otros, y nos revelan m
ás verdades y en esto simplemente se hace uso de un criterio espiritual ordinario. Este criterio no tiene ninguna
teor
ía fisiol
ógica sobre la producci
ón de estos, sus estados favoritos, por la cual puede acreditarlos; y su intento de descalificar los estados que le
disgustan, asoci
ándolos vagamente con los nervios y el h
ígado y conect
ándolos con nombres que tienen connotaciones de aflicciones corporales, resulta un conjunto il
ógico e inconsistente.

No hace mucho tiempo, el 27 de mayo de 1931, Mr. J. W. N. Sullivan, el matem
ático y exponente de los principios cient
íficos populares, escribi
ó en

The Daily Express

que parec
ía haber, por parte de los escritores no m
ísticos y pensadores actuales, una creciente comprensi
ón del valor de la experiencia que hemos estado tratando de explicar. Escribe:

No creo que el misticismo sea una simple aberraci
ón mental.


Me siento inclinado a creer que la conciencia humana es algo en v
ías de desarrollo, y que la conciencia m
ística representa un estado m
ás elevado que el que hemos alcanzado.

La experiencia obtenida con la Meditaci
ón o con la Magia est
á ense
ñada por la aparici
ón de un tipo de conciencia totalmente nuevo, no diferenciado en un estado sujeto-objeto, pues
éstos se han fundido en una Unidad
íntegra. Cualquier cosa que se vea, se oiga, o se sienta en estos momentos, se inunda con una afluencia desde las
profundidades del Hombre interior. Fuerzas muy profundas que no se ponen normalmente en juego parecen
liberadas de repente, y los aislamientos usuales que dividen y limitan nuestra vida interior en compartimentos
separados, parecen dispararse. El Hombre en su totalidad, considerado como la unidad del
Árbol Sephir
ótico, con todas sus cualidades

en una experiencia integral y entera- se encuentra a s
í mismo. No Solamente es as
í sino que la sabidur
ía trascendental desde m
ás all
á del Abismo parece invadir o elevar a la Ruach; una conciencia m
ás amplia del ambiente, una presencia desplegada se hace sentir. Es la afluencia de un nuevo tipo de nivel de vida,
correspondiendo de alguna manera a fuentes
últimas de Realidad; es una oleada de todo el Self hacia la inefable plenitud de la vida. El lector habr
á notado que en estas p
áginas no hemos mencionado lo que se conoce normalmente como Misticismo de la Naturaleza ni a sus
defensores, esas personas formales que han descubierto las fortalezas internas de la Naturaleza mediante la
tranquila contemplaci
ón de hermosos paisajes, con sus nobles
árboles verdes que se elevan como en adoraci
ón a los cielos y cuya frondosidad guarnecida se mece suavemente al paso de brisas ligeras, sus exuberantes
prados de color esmeralda, y sus apacibles arroyos que siguen su incansable camino a trav
és de campos y pastos hacia la Madre Mar. En realidad eso no pertenece a la disciplina que contempl
é al principio, ilustrando las p
áginas de este libro, aunque puede demostrarse de forma breve y sencilla que la experiencia incluso aqu
í es susceptible de ser analizada, y ser producida por una aplicaci
ón inconsciente de los principios fundamentales descritos anteriormente. La riqueza y la variedad exuberante de la
irresistible belleza de amplios Campos Arcadianos y colinas ondulantes, act
úan de dos formas distintas, variando seg
ún diferentes individuos en distintos lugares. La paz imponente y el silencio reinante en el profundo y remoto seno
de la naturaleza puede actuar como un poderoso sedante para la mente inquieta de un determinado tipo de persona,
y las

modificaciones del principio pensante

se ven autom
áticamente impedidas de la misma forma que suced
ía en la Meditaci
ón. Existe, sin embargo, una diferencia importante; pues en el
último caso

en la meditaci
ón-, el mismo practicante dirige conscientemente y

a voluntad

el proceso atemperante del movimiento en torbellino de su Ruach; mientras que, en el primer caso, aunque la
experiencia sea espont
ánea y ennoblecedora, nunca se puede estar razonablemente seguro de que ocurrir
á el acontecimiento deseado y largo tiempo esperado, que llega como la calma graciosa que se ve en un pa
ís tropical despu
és de una lluvia fuerte y violenta. En el segundo caso, el mismo paisaje o las m
últiples sensaciones de bosques secretos y oscuros con la impresi
ón de las asambleas de las huestes del Poderoso, las corrientes cantarinas y los riachuelos, y el gorjeo
despreocupado de p
ájaros en el emp
íreo; todo esto es como la base mnem
ónica del ritual, creando necesariamente lo que podemos llamar un efecto m
ágico. Es decir, colmar a la mente receptora con el
éxtasis ilimitado de dicha y alegr
ía, y la Ruach individual trasciende temporalmente sus barreras inhibidoras de costumbre, tab
ú y restricci
ón y vuela hacia su

Tsureh

por encima del desierto y
árido Abismo; o, m
ás a
ún, entra en una sublime uni
ón con el Alma de la Naturaleza Universal. En este momento no podemos hacer comparaciones m
ás amplias, pero un ejemplo de este tipo citado de experiencia de la naturaleza puede darse ventajosamente en una
cita bastante extensa de Miss Clare Cameron en su espl
éndida obra

Verdes Campos de Inglaterra

:

Buenas las largas horas de silencio empapado de Sol, donde a trav
és de las puertas abiertas de golpe del esp
íritu arrastr
ándose en la luz de cristal y la suave m
úsica del mar, vivir all
í mucho tiempo despu
és de que las puertas se cerraran de nuevo. De cuerpo entero sobre la arena o sumergida bajo el agua, el Ser era el
Éxtasis. Hab
ía una intensa conciencia de una juventud que
no se conoce en las ciudades, una juventud vigorosa y feliz que est
á hecha del ardor del Sol y el ritmo del mar... Mi cuerpo, all
í en la arena, era una vasija para guardarlos a todos, un c
áliz precioso, regalo de Dios, r
ígido con amor y piedad, que no se atrev
ía a moverse para que el vino m
ágico no se derramara y se rompiera el hechizo... Pens
é que nunca hab
ía sido tan feliz, que hab
ía bebido el vino de los dioses m
ás que los elementos comunes de la tierra. ...Pues, oculta entre ellos y ya revelada, estaba esa Belleza Secreta que
arde en el coraz
ón de todo lo hermoso y vital, que es, a su vez, espada y b
álsamo, el Talism
án de la Verdad y el Pan de la Vida. ...observ
é a la tierra impaciente respondiendo al ardor del cielo. Se convirtieron en una unidad cuando el color se desvanec
ía y llegaba la oscuridad para cubrir el
éxtasis m
ístico de su uni
ón. Hermosa y viril tierra. Hermoso y poderoso mar. Tierno cielo y embriagadores besos del aire. Mis dones, mis
amantes, mis amigos. De d
ía era suficiente con estar con ellos, su compa
ñera, el c
ómplice alegre, su oyente privilegiado de los secretos nunca lo suficientemente revelados, de la sabidur
ía nunca totalmente comprendida; uno con ellos, fuertes y j
óvenes manos en las suyas, fuertes y j
óvenes pies corriendo a su lado, la misma alegr
ía en el coraz
ón y el mismo ardor en la sangre, el mismo indecible amor por la vida. Pero por la noche, en la fr
ía y perfumada oscuridad, antes de que la tierra fuera hechizada bajo la luna azul de los fenicios, un desasosiego
que no se apaciguar
ía ni hablando ni caminando, ni leyendo ni riendo. Como si las flautas de Pan sonaran tranquilas, tenues y dulces,
y con una m
úsica o
ída a la luz del Sol. Como si los juegos y placeres del d
ía con los compa
ñeros invisibles no fueran suficientes, pero por la noche llevaban a territorios todav
ía desconocidos, donde el sentimiento de los mortales no pod
ía seguir... Territorios no prohibidos sino secretos, perdidos y escondidos a una comprensi
ón humana m
ás burda.

¡Vamos, vamos!
¡Seguid, seguid!...

Una paz indecible volv
ía a m
í despu
és de ese vagar ocioso, pues el esp
íritu del agua se hab
ía paseado por la arena a mi lado, con un ritmo silencioso de pies y de coraz
ón, un esp
íritu que hab
ía entrado en el m
ío y tra
ído una dicha y una satisfacci
ón indecibles y una plenitud Solemne, y sub
ía conmigo por el sendero arenoso y la escalera tortuosa, y a los vastos reinos del sue
ño...

Los m
étodos adoptados por la C
ábala traen una nueva ciencia al mundo, proporcionando un enorme campo de investigaci
ón a todos los que se deciden a emprenderlo. El Hombre de ciencia descubrir
á fen
ómenos no clasificados para registrar y analizar. Al fil
ósofo se le desvelar
án nuevos estados de conciencia; estados que, a causa del importante sendero que ha seguido, han sido, hasta
ahora, excluidos de su examen. Desde el punto de vista psicol
ógico los siguientes puntos se verifican por la experiencia que estamos discutiendo:
1. Los resultados son totalmente ilógicos desde nuestro punto de vista ordinario, pero dan una forma de
conocimiento que ninguna otra cosa puede dar.
2. Los estados místicos de todos los Hombres de diferentes épocas muestran una extraordinaria similitud.

3. Se refiere a algo que representa a la Realidad.


4. La experiencia produce resultados bien definidos: genialidad. La experiencia produce arte y genialidad en cada
campo de esfuerzo porque allí todas las formas parecen hablar, y se gana una inmediata intuición de la forma. Uno
se convierte en un observador concienzudo y dispuesto de la vida misma más que de las cosas externas usadas por
la vida, y desde la Visión Beatífica se lee el significado de la existencia, y con estos dibujos uno se prepara para la
vida y su apreciación en la expresión como genio. Esto es lo que unas pocas personas sinceras necesitan. El
aconsejar un método científico aplicado a estos métodos y resultados tienen el propósito de convertir a las
investigaciones cabalísticas en tan sistemáticas y científicas como la física, para redimir de fealdad a la Cábala y
hacerla objeto de respeto para aquellos cuya mente e integridad están más en necesidad de sus beneficios y los
hacen más aptos para obtenerlos. Esto es de urgente necesidad. Al apropiarnos de ciertas ideas antiguas e incluirlas
en nuestra clasificación, revisándolas para adecuarlas a las ideas y necesidades modernas, opino que tenemos una
batería ideal con la cual atacar los baluartes de las fortalezas entre nosotros y emprender el alcance de la Verdad.
De los miembros de la Rosacruz, sin entrar en polémicas de si actualmente existe una organización genuina que
descienda directamente de la fuente original, heredamos un sistema de grados, que podemos tabular de la siguiente
manera:
1. Kether.................................Ipsissimus 10° = 1□
2. Chokmah............................Magus 9° = 2□
3. Binah..................................Magister Templi 8° = 3□
4. Chesed................................Adeptus Exemptus 7° = 4□
5. Geburah..............................Aeptus Major 6° = 5□
6. Tiphareth............................Adeptus Minor 5° = 6□
7. Netsach...............................Philosophus 4° = 7□
8. Hod.....................................Practicus 3° = 8□
9. Yesod..................................Zelator 2° = 9□
10. Malkuth...............................Neófito 1° = 10□

Los números de los grados como 3° = 8□ implican una operación en la cual actúa el equilibrio de Saturno y
Mercurio. Sirve también para recordarnos que, si abatido, por ejemplo, tres miembros principales del Árbol se
han subido; si egoísta y orgulloso, que ocho peldaños más de importancia equivalente han sido ya ascendidos, y
que la mayoría de las dificultades quedan por vencer. Es decir, el número armoniza el concepto de trabajo ya
realizado con las ventajas que todavía hay que obtener. Miremos este sistema y veamos en donde nuestra
descripción de los Senderos de la Magia y la Meditación conecta con el Árbol de la Vida, recordando en todo
momento las atribuciones y el significado de cada Sephirah.
Se considera que el estudiante está en Malkuth después de haber pasado por un período de Prueba, durante el cual
se ha familiarizado con las diversas técnicas que van a usarse en su grado siguiente. Como un Neófito, su trabajo
particular es obtener un control completo de lo que se llama el Plano Astral, yendo hacia Yesod por el Sendero
Nro. 32 de Tau . Será útil consultar el gráfico del Árbol de la Vida para facilitar las explicaciones. La idea de un
cuerpo astral no resultará totalmente extraña al lector que ha entendido las propuestas del capítulo titulado “Adam
Kadmon”. Este cuerpo debe ser totalmente formulado, fortalecido y purificado, hasta que pueda funcionar
independientemente del cuerpo físico, como un organismo brillante, resplandeciente y bien definido, capacitado
para tratar con los fantasmas en ese plano. También es tarea del estudiante en este momento, el construir un
Pantáculo sobre el cual debería grabar un símbolo, ideado por él mismo, para expresar su idea del Universo. Para
su ascensión al grado de Zelator debe aplicarse a los primeros estados del Yoga, que son Asana y Pranayama. Debe
escoger una posición en la cual meditar y dominarla para que pueda permanecer abSolutamente inmóvil durante
largos períodos de tiempo; su éxito se medirá colocando sobre su cabeza una copa llena de agua hasta el borde, de
la cual no debe derramarse ni una gota. En el Pranayama debe descubrir precisamente los efectos que tienen las
proporciones y formas de respiración en los fundamentos de su ser. Debe recordarse que el grado de Zelator se
atribuye a Yesod, el Fundamento. La parte mágica del trabajo en este grado es forjar una poderosa espada mágica
de acero (representativa de la facultad crítica y analítica de su Ruach) con la cual el estudiante debe prepararse
para cortar, en un segundo, aquellas fuerzas ciegas que permanecen ante él, dificultando su progreso para llegar al
objetivo que pretende. Como un Practicus (se sitúa en Hod, la esfera de Mercurio, su dios) espera completar su
entrenamiento intelectual. La filosofía y la metafísica son los medios para cumplir esta tarea, y, en particular, la
Santa Cábala, que espera dominar antes de poder ir hacia adelante. Debe descubrir por sí mismo las propiedades de
un número nunca examinado previamente por él, y en respuesta a preguntas intelectuales debe desplegar no menos
ministerio sobre el tema que si fuera a realizar un examen final de Doctor en Ciencia o en Filosofía. Aquí se
espera, también, que construya su Cáliz Mágico que va a representar a la “Neschamah”, su Entendimiento e
Intuición; dedicarse a obtener maestría y obtenerla sobre los ritos mágicos de la Evocación. Los resultados de la
Evocación deberían ser inequívocamente perceptibles para el ojo físico. Así como una espesa nube de gas denso es
normalmente visible, de la misma forma, al menos, debería el Practicus hacer visible al Espíritu invocado en su
rito mágico. Como un Philosophus entra en la esfera de Venus, aquí para aprender cómo controlar correctamente
su naturaleza emocional, para completar su aprendizaje moral, y para desarrollar su devoción. Va a escoger una
cierta idea o un dios y dedicarse en cuerpo y alma a su culto, hasta que se desarrolle en su propio corazón. Debe
mirar a ese ideal de diferentes formas, como a un Maestro, su Amigo, su Padre, su Amado, o a sí mismo como el
Sacerdote de un Dios. Este es el Bhakti Yoga, la unión por el Sendero de la Devoción. En el primer caso abandona
toda consideración de bienestar y recompensa personal por Su dios; y en el segundo caso, mira a su Dios escogido
como a su amigo más querido, sin sentir reserva en Su presencia. No hay rastro de temor en su amor, pues se ve a
sí mismo como al hijo de su Dios, al cual no mantendrá por más tiempo a una distancia respetuosa, o se aproxima a
Él con un corazón tímido. Como un novio, al Philosophus la simple idea de la separación le supondrá la desdicha,
el abatimiento y la angustia más grandes. Entonces se considera como el Supremo Sacerdote de su Dios,
suplicándole a Él que aparezca en respuesta a los ruegos e invocaciones ofrecidos, buscando establecer una
devoción similar a la de San Francisco de Asís por Cristo, y a la de Abdullah Haji Shiraz por Alá. En este punto se
hace necesario construir su Vara. La Vara es el símbolo de la Voluntad Divina, que él está desarrollando en un
poderoso potencial, capaz de realizar cambios con un simple gesto. Estos cuatro grados que preceden a Tiphareth y
a la consumación de las tareas relacionadas con ello, se pueden considerar como el equivalente del título Jassid
hebreo laudatorio. Ahora se aproxima a la mayor crisis de su carrera. Habiendo llegado al conocimiento de sí
mismo con todos los métodos técnicos de Magia y Meditación, y al haberse vuelto un experto en el
manejo de todas estas armas, debe armonizarlas (ya que su grado est
á en Tiphareth-Armon
ía) y usarlas como le dictan su experiencia e instinto para realizar la operaci
ón central de toda magia y misticismo; el lograr el Conocimiento y la Conversaci
ón con su Santo
Ángel Guardi
án: el descubrimiento de su Voluntad Verdadera, y la averiguaci
ón del orbe celestial que
él, como una estrella, debe seguir.
Ésta es la tarea esencial de cada Hombre; ninguna otra est
á a su nivel, ni el progreso personal ni la habilidad para ayudar al pr
ójimo, ni el Solventar los problemas de la existencia. Esta crisis, y otra que vamos a describir, es una caracter
ística necesaria en su carrera m
ística, una caracter
ística abSolutamente esencial en su B
úsqueda. Escribir acerca de los grados que est
án por encima de 5
°=6

se hace cada vez m
ás dif
ícil porque, sin ser un Adeptus Minor en s
í mismo, el lector no tiene ning
ún medio de entender lo que el Adepto considera un trabajo necesario, ya que su punto de vista difiere
enormemente del Hombre erudito corriente. Sin embargo, lo poco que ha trascendido del Santuario y llegado a
trav
és de la tradici
ón, puede se
ñalarse tambi
én aqu
í. Para convertirse en un Adeptus Major, (en la esfera de Geburah-Poder) el Adepto se ocupa de la investigaci
ón de todas las ramas y f
órmulas de la Magia Pr
áctica y adquiere lo que se conoce como Siddhis o poderes m
ágicos. Entonces avanza hasta el grado 7
°=4

, el Adeptus Exemptus. Su tarea es descubrir

lo que

él es, de d
ónde ha venido, por qu
é est
á aqu
í en este planeta particular y no en otro, y ad
ónde le llevar
á su destino. Esto se consigue mediante el cultivo de la memoria de sus reencarnaciones pasadas. Se le pone
delante un horrible jorobado (
¿?), mir
ándole con sorna y con una porra levantada. No hay la m
ás m
ínima parte de su naturaleza que pueda ser desplazada sin alterarle de alguna forma; ning
ún momento inservible en su pasado.
¿Qu
é hay entonces en el futuro?
¿Tiene el Adepto capacidad literaria, o lo que sea?
¿Y tiene conocimientos de qu
ímica?
¿C
ómo sirven estos logros a su prop
ósito, o al prop
ósito de la Humanidad a la cual ha jurado ayudar? Fue asesinado como una serpiente hace muchos eones; lapidado
por leyes mosaicas; asesinado cuando era ni
ño por Herodes;
¿c
ómo le ayudan tales recuerdos? Su tarea, desde ahora, ser
á reSolver estas rec
ónditas cuestiones, y hasta que no haya aprendido a fondo las razones de cada incidente de su pasado, y hallado un
prop
ósito para cada detalle de su presente material, no podr
á seguir adelante. Una vez hecho todo esto prepara una tesis estableciendo su conocimiento sobre el universo. Se
dice que obras como las de Paracelso, Robert Fludd, Newton, Bekerley, Swedenborg, y

La Clave de los Grandes Misterios

(

Clef des Grans Mysteres

), de Levi, son excelentes ejemplos del tipo de tesis que necesita. Deber
ía ser un maestro completo en todos los aspectos del Yoga; haber experimentado e investigado a fondo la
naturaleza del Samadhi, que est
á obligado a considerar como el
único estado de conciencia con el cual explorar la naturaleza del Universo. Estos tres grados de Adeptos son
grados diferentes de Santidad, y el Adepto actual es el equivalente del cabalista que en la antig
üedad se conoc
ía como un Tsaddik o Santo. Para alcanzar el siguiente grado de Magister Templi (Binah, la esfera de Saturno, que
es el Tiempo, el Gran Segador, y la Muerte), debe decidir sobre la segunda y mayor operaci
ón cr
ítica de su carrera: el atravesar el Abismo, y la destrucci
ón del ego independiente. La necesidad de esto surge de la comprensi
ón de que no puede permanecer siendo un Adepto para siempre, siendo impulsado por el
ímpetu irresistible de su propia naturaleza interna. El logro esencial consiste en la aniquilaci
ón abSoluta de las fronteras de su

Ruach

que limitan y reprimen a la

Yechidah

.
Ésta es la paradoja del Sendero. Tras incre
íbles dificultades y luchas para perfeccionarse (Ruach, el ego centrado en Tiphareth) de todas las formas posibles y
concebibles, debe liberarse de
él totalmente, al final, cuando llega al punto de rendir al Self para llegar al SELF. La paradoja es, tambi
én, que en Binah se obtenga la Verdad, pero
¡ay!, no existe ahora ninguna entidad personal independiente para disfrutar de esa Verdad. El Adepto que era, el
Ruach independiente, la personalidad gloriosa y desarrollada, se ha disuelto para siempre en ese Gran Mar
inefable, el Pleroma Nirv
ánico de la Madre; la Ciudad Celestial, la Ciudad de las Pir
ámides bajo la Noche de Pan. Como una entidad autoconsciente ha unido todo lo que le hac
ía de esa manera en la corriente universal de conciencia, y se ha identificado con la Shechinah Divina, esa
existencia interior de gracia, com
ún a toda la Humanidad. O, como otros m
ísticos dir
ían, ha vertido cada gota de su sangre en el C
áliz dorado de Nuestra Se
ñora de Babal
ón, que es la Shechinah, la Presencia Divina en Binah y, cuando esa vida se ha mezclado con la vida de cada
individuo, todo lo que queda de
él no es m
ás que una peque
ña pir
ámide de polvo, guardada como
un tesoro en la Urna de Hermes. Y adem
ás, para seguir usando paradojas, no es tanto la autodestrucci
ón como una vuelta a la Realidad Fundamental. Es una destrucci
ón de los l
ímites paralizantes de la Ruach, pero revela esa Vida Fundamental que forma y permite la totalidad de la
manifestaci
ón. Al mismo tiempo la individualidad se mantiene, jubilosamente mantenida, como se demuestra cuando
Blavatsky escribi
ó en

La Voz del Silencio

:

Alegraos, oh Hombres de Myalba. Un peregrino ha vuelto de la otra orilla. Un Nuevo Arhan ha nacido.

Lo que realmente se destruye es simplemente la ilusi
ón inconsciente del Self independiente y las restricciones que esa ilusi
ón impon
ía antes sobre la brillante Estrella o M
ónada interior. No es m
ás que el cambio del Punto de Referencia de lo que no tiene vida

real

por s
í mismo, a un centro nuevo y m
ás noble de reintegraci
ón que sea vital, real y eterno. No se trata, sin embargo, de un simple cambio

intelectual

de punto de vista. Es infinitamente m
ás que una decisi
ón racional de integrarse en un nivel de conciencia m
ás elevado y ver ese nivel en todas las cosas, pues el cambio ha sido enteramente debido a las experiencias
profundamente conmovedoras que el centro de gravedad, por as
í decirlo, pone m
ás all
á del Abismo. La misma Gran Obra consiste en una simple operaci
ón: este cambio de punto de vista, el asesinato del asesino de la Realidad, la mente. Pero, a lo largo de eones de
esfuerzo evolucionador hacia el desarrollo de una organizaci
ón y constituci
ón altamente compleja con la cual contactar con el universo

externo

para obtener experiencia, somos incapaces de comprender esta simplicidad y realizar esta operaci
ón al principio, y por eso estamos obligados a luchar dolorosamente mediante estas dif
íciles tareas para obtener el grado correcto de simplicidad y penetrar el velo, para encontrar nuestros S
Í MISMOS, centros espirituales de fuerza, Yechidoth, radiantes con la vida, el prop
ósito y la divinidad. El Prof. Martin B
über, en su espl
éndida obra sobre

El Misticismo Jud
ío

, habla de un tipo de

Tsaddik

mayor, cuyos
éxtasis y embriagueces espirituales han cesado.
¿Por qu
é han cesado? Porque la beatificaci
ón y el
éxtasis es continuo y no sigue en la Ruach, sino en las Sephiroth Supremas, donde

moran

las Potencias Reales y los Elementos Espirituales de un Hombre. A partir de ahora al poseedor de cualquiera de
estos tres grados, que se relacionan con el Colegio Interno de los Maestros, se le nombra un

Tsaddik

, pero su

tsaddikismo

est
á en un plano mucho m
ás noble y altamente espiritual. Un t
ítulo m
ás apropiado, quiz
ás, es Baal Shem Tov: Un Maestro del Nombre Divino. Si resulta dif
ícil describir los grados de los Adeptos, resulta del todo imposible describir esos grados de Maestr
ía por encima del Abismo, pues nada que pudiera decirse explicar
ía la naturaleza y el prop
ósito del Tsaddik realmente grande, de aquel que es Magus y Ipsissimus. Aqu
í, por tanto, debo reprimir mi pluma. La C
ábala, para resumir la situaci
ón total, enfatiza el logro de un estado trascendental de conciencia como el paso siguiente a dar por todos los
Hombres; y me he esforzado en aclarar en qu
é consiste la naturaleza esencial de esta experiencia m
ística, sin la cual no existe paz ni consecuci
ón, los pasos que conducen a su consumaci
ón, y una cantidad de f
órmulas espirituales mediante las cuales se puede comprender el significado de su revelaci
ón.

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