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Mujeres afrocostarricense y multiculturalismo

En el país se ven las reformas constitucionales y de reconocimiento de la diversidad étnica


y cultural más tarde que en otras partes de Latinoamérica. Por ejemplo, muchos países para
finales de los ochentas ya habían pasado a un multiculturalismo constitucional, mientras que
Costa Rica no reconoció este carácter pluricultural y multiétnico hasta el 2015, veinte años
luego de que se propusiera la reforma. Costa Rica es uno de los estados latinoamericanos
que se perciben blancos antes que mestizos, este es uno de los factores que infirieron en el
retraso de las reformas.

Las mujeres afrodescendientes e indígenas han sido clave para buscar estas reformas en el
país, en general en la mayoría de movimientos de reconocimiento cultural en América latina
ha sido así, aunque el liderazgo siga siendo en su mayoría masculino. Así mismo estas dos
comunidades (la afrodescendiente y la indígena) desafían la homogeneidad de las
naciones, con aportes significativos a la literatura de movimientos sociales. Cuestionan
también, mediante acciones de demanda, las políticas neoliberales de los estados,
transformando la política social.

Es diferente la forma en la que una persona que pertenece a más de una minoría puede
aportar al escenario político, las experiencias de agentes sociales en quienes operan
simultáneamente diferentes ejes de opresión (Collins 2000) –tales como las mujeres
afrodescendientes– invitan a una revisión sobre las matrices de poder patriarcal y capitalista
(Asher 2014). Las mujeres afrocostarricenses aportan al debate multicultural de la región su
existencia, su condición de exclusiones simultáneas, su subjetividad política y sus vínculos y
rupturas con movimientos afrodescendientes tradicionalmente masculinos (Safa 2005).
Estos discursos son necesarios ya que el análisis de interseccionalidades esclarece la
influencia y consecuencias reales complejas del estado patriarcal, blanco-mestizo y racista.

Es complejo un proceso de negociación entre dos agentes cuyo acceso al poder no es


simétrico. Por ejemplo las mujeres afrodescendientes en el Poder Legislativo encontrándose
con representantes del mismo poder pertenecientes la mayoría a comunidades blancas
(mestizas) y voceros de un discurso hegemónico.

Estudiando los cambios políticos podemos reconocer tres etapas de negociación de la


reforma constitucional:

1. La génesis afrocostarricense del proyecto y su dimensión internacional.


2. La reformulación y el impasse de la reforma
3. La negociación (diaspórica) del cambio constitucional, debates finales y aprobación.

1.

Joycelyn Sawyers Royal, afrolimonense, maestra y, entre muchas más características,


gestora, durante su ejercicio como diputada del PLN de 1998-2002, del reconocimiento
constitucional del multiculturalismo. Esto último pues fue la persona que ideó y presentó el
proyecto de reforma constitucional del artículo 1, donde se modifica para caracterizar a
Costa Rica como multiétnica y pluricultural. Este hito para la democracia del país fue de
gran mérito para Sawyers Royal, pues lo consiguió sin una trayectoria política formal,
enfrentando la reticencia a la modificación de la Carta Magna y sus normas pétreas. Esto
implica procesos más complejos que los de aprobación de una ley. Al ser negra y
educadora de profesión había pocas expectativas de su participación política, además de
que le comunicaron, en las etapas tempranas del proyecto, que eso no era algo en lo que
debiera invertir su tiempo.
Yo lo entiendo hoy. A veces digo yo, ¡pero qué atrevida fui! (Sawyers 27/09/2016).

Se logró en 2015 finalmente con este proyecto agregar los adjetivos “Pluriétnica y
multicultural”, a las previas cualidades de la nación que decían: “Costa Rica es una nación,
libre, independiente y soberana”. Esto para desmantelar el mito de la Costa Rica
heterogénea étnica y culturalmente, de una patria imaginada blanca.

En el país existe la ideología de la homogeneidad y el blanqueamiento, contraria a la de


otros países vecinos que adoptaron el discurso del mestizaje como narrativa. Esto vuelve
más compleja la relación entre los sujetos racializados y la nación. La propuesta hace eco a
reclamos históricos de la lucha antirracista, así como a los procesos de inclusión
constitucional del multiculturalismo en Latinoamérica y a la participación política plena de las
comunidades. También pretende evidenciar los aportes de la comunidad descendiente de
antillanos y visibilizar los aportes al país de la provincia de Limón, sin recluir a la población
afro al caribe.

En general este cambio es una respuesta a un pago de deudas históricas, aunque la


narrativa de las mujeres afrodescendientes sea insuficiente, según la misma Sawyers
Royal, para disuadir a la asamblea. Así es como el proyecto incluye a otras minorías en un
enfoque multicultural, este reconocimiento también tiene dimensiones geopolíticas incluso a
nivel global. Presenta además la posibilidad de un debate entre derechos individuales y
colectivos.

2.

Durante el periodo del 2002 al 2006 Edwin Patterson y Epsy Campbell solicitan la
continuación del trámite para el cambio del artículo 1 de la Constitución política, sin
embargo, pese a su esfuerzo este proyecto no fue de importancia para la Asamblea y se
archivó en el 2004. Campbell recuerda este período como desfavorable para el
reconocimiento de la diversidad cultural, refiriéndose a ejemplos como la resistencia a incluir
preguntas de autoidentificación racial en el censo del 2000 y el debate alrededor del texto
Cocorí, siendo cuestionados de manera abierta y violenta.

En el 2008 se inscribe la nueva versión del proyecto para la reforma del primer artículo de la
constitución política, que cuenta con una voluntad política favorable para su aprobación.
Esta reforma multicultural se sustenta en el imaginario de la nación patriarcal y la
demoperfectocracia.

Ante tantas dificultades la comunidad afrodescendiente continuaba manifestando su interés


por esta reforma, que consta con una consulta realizada en el 2011 sobre el progreso de la
aprobación de este proyecto. Y en el 2013 otras protagonistas movilizan una iniciativa
ciudadana para el cambio constitucional y la agenda política de la comunidad
afrocostarricense, que se identifica como la última etapa de negociación y aprobación de la
reforma multicultural.

3.

Para el 2013 se presenta el llamado compromiso de campaña a los aspirantes a la


presidencia durante un evento en Limón, en donde ellos asumen un compromiso ante un
notario.

En el período presidencial del 2014 al 2018 representantes de la comunidad negra procuran


que finalmente se apruebe el proyecto, remarcando el reconociendo del multiculturalismo
como pago de deudas históricas y la invisibilización de la presencia y contribución de los
diferentes grupos étnicos de Costa Rica.

A lo largo de los procesos de lectura, admisión y aprobación de la reforma del artículo 1,


Clarke y Campbell se enfrentan a la negligencia, desinterés e incomprensión del
multiculturalismo como parte de una lucha de derechos. Y es hasta el 11 de junio del 2015
que se cumple con el último requerimiento para modificar este artículo de la Constitución
Política. Ya que existía el llamado compromiso de campaña. Sin embargo, esto se celebra
como algo menos en la lista de pendientes, y no por la trascendencia de este giro
multicultural.

El reconocimiento multicultural incluye el camino hacia la relación con organizaciones


afrocentroamericanas, deuda democrática con las comunidades afrodescendientes del país
y como compromiso de derechos humanos, justicia social y reconocimiento a las minorías.
Se comprende el giro multicultural como pago de deudas históricas y reclamo por la
invisibilización de la diversidad étnica, como causante de la exclusión de la otredad indígena
y negra de los proyectos y la propia definición de lo nacional.

Fue una lucha por muchos años, ya que un cambio constitucional no parece urgente o
necesario cuando el multiculturalismo resulta ilegible, y es que el arraigo de un nacionalismo
blanco incide en la tardanza e indiferencia para el reconocimiento de los derechos
multiculturales y condiciones de vida justas para las minorías.

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