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9. ¿COMO PUEDO CAMBIAR?

- ¿Qué es lo que más Te gustaría cambiar de Tí mismo?


Si pudiéramos modificar algo ¿qué seria? Contar la historia de los niños…
El cambio es un elemento importante del crecimiento y lo necesitamos para progresar y
permanecer firmes en él Señor.

Como cuando te encuentras a una amiga a quien no veías desde hace vario tiempo y
esta irreconocible por un cambio de look ¿y más o menos cuánto dura un cabio de look?
unas horas, un día si mucho.

Si tan solo la transformación espiritual fuera así de sencilla. Solo leer un libro, ver un
consejero, asistir a una conferencia, hacer un compromiso nuevo, derramar algunas
lágrimas en el altar, memorizar algunos versículos…y, ¡listo! Conseguimos a un cristiano
piadoso, maduro.

Por el contrario, la experiencia de muchos cristianos luce así:

Me comprometo. Fallo. Confieso.

Vuelvo a comprometerme. Vuelvo a fallar. Vuelvo a confesar.

Vuelvo y me comprometo de nuevo. Fallo nuevamente. Me rindo.

Después de tantas luchas y esfuerzo, tendemos a querer un “arreglo rápido” – una


victoria de una vez y para siempre- para no tener que seguir luchando con los mismos
viejos hábitos.

Una de las razones principales es que lidiamos con lo externo, nuestra conducta externa
en vez de nuestras intenciones internas. Cualquier cambio perdurable deberá empezar
en el interior y eso es tarea de Dios.

- ¿Qué ejemplos conocemos de personajes que hayan cambiado drásticamente?

EJEMPLO BÍBLICO: JACOB

Génesis 32:24-30. El proceso que Dios usa para cambiarnos puede ayudarnos a llegar
ser lo que siempre hemos querido ser. Observemos la vida de Jacob como un ejemplo
claro de cómo Dios nos puede cambiar como individuos.

Jacob fue un hombre tramposo, que también fue engañado varias veces. Esa era su
conducta y también el significado de su nombre, pero una experiencia decisiva lo
transformo en otra persona y llego a ser Israel, el hombre por quien toda una nación
lleva su nombre, su experiencia fue tan transformadora que jamás volvió a ser el
mismo. Dios nos ayudara a superar nuestras debilidades si le damos la oportunidad de
trabajar en nosotros.
Jacob en este relato pasa por varios momentos:

La Crisis:
En La etapa de la crisis Jacob tuvo un encuentro de lucha con un ángel y estaba
luchando con dificultad y al amanecer su lucha ya era con dificultad porque no podía
ganar. Era una situación superior a él.
La lección que vemos aquí es que cuando Dios nos quiere cambiar empieza captando
nuestra atención, poniéndonos en una situación fuera de nuestro control, Dios usa
nuestros problemas, las experiencias, las crisis, las pruebas para captar nuestra
atención. Cuando nos sentimos lo suficientemente miserables, incomodos e
insatisfechos, totalmente dependientes de El, nos motivamos a dejarle a El que trabaje
en nuestra vida
El águila madre suele tomar el nido con su cría y mecerlo, ella hace que los pichones se
pongan incómodos y se sientan miserables, luego los bota y los obliga a que aprendan a
volar, lo hace para su propio bien. Dios hace esto en nuestra vida, nos hace sentir
incomodos porque conoce lo que más nos conviene y desea que maduremos y lo hace
porque nos negamos a cambiar, hasta que el temor al cambio es excedido por el dolor
que sufrimos.

El Empeño:
Jacob tenía empeño (v26); era persistente, lidiaba con la situación hasta llegar a una
solución, se encontraba en una circunstancia que no le agradaba, era frustrante y lo
estaba agobiando; pese a eso dijo “estoy 100% empeñado en lidiar con esta situación
hasta que Dios la cambie para bien” . Y le dijo al ángel “no te soltare hasta que me
bendigas”.
nos rendimos demasiado rápido, nos desanimamos. Aprendamos a luchar y a esperar en
el Señor.

La Confesión:
Jacob reconoció delante de el ángel quien era. El ángel le dijo a Jacob: “¿cuál es tu
nombre? Y él le respondió Jacob”; el reconocio su carácter al decir su nombre, el cual
significa tramposo o maquinador. Jacob se acordó del dolor que había ocasionado al
maquinar en contra de su hermano Esaú, de manera que cuando el ángel le pregunta
¿cómo es tu carácter?, admitió sus debilidades “soy un tramposo” y esto lo hizo porque
era sincero. Al identificarse como Jacob estaba reconociendo sus fallas.
Debemos encarar y reconocer con sinceridad nuestros defectos y pecados, nuestras
flaquezas y nuestros errores. Dios no empieza a reparar nuestro problema hasta que
reconocemos lo que tenemos, confesemos todo a Dios. También si hemos tomado malas
decisiones y nos buscamos las consecuencias de las cosas, reconozcamos que
necesitamos de El, para que él empiece a obrar.
Cooperación:
Dios empezó a cambiar a Jacob tan pronto como el admitió quien era y empezó a
cooperar con el plan de Dios. La fuerza de voluntad sencillamente no hace cambios
permanentes en nuestra vida, aquello es atacar la circunstancia externa. Es la intención
interna lo que hace los cambios permanentes, y en eso trabaja Dios. Cuando Jacob
empezó a cooperar, Dios comenzó a operar, y lo primero que este hizo fue darle un
nuevo nombre y una nueva identidad y le dijo: “ya no te llamaras Jacob sino Israel” (v
28).
Después de tener un encuentro personal con Dios no podemos seguir iguales Dios le
cambio el nombre de Jacob “tramposo” a Israel “Príncipe de Dios” y el Señor vio al
príncipe en Jacob y el ex tramposo empezó a convertirse en aquel hombre del cual la
nación de Israel toma su nombre.

¿Entonces como comienzo este cambio?

Vamos a ver dos principios útiles para el cambio espiritual.

1. El cambio es un proceso largo

Un cambio espiritual profundo y duradero no ocurre de la noche a la mañana. Es un


proceso que conlleva entrenamiento, prueba y tiempo. No hay atajos.

Escuchamos a personas que han sido libertadas dramáticamente de la adicción a las


drogas o al alcohol y nos preguntamos ¿Por qué Dios no hace eso conmigo? ¿Por qué
tengo que luchar con esta adicción a la comida, la lujuria, la preocupación o la ira?

No los echaré de delante de ti en un solo año, a fin de que la tierra no quede desolada y
se multipliquen contra ti las bestias del campo. Poco a poco los echaré de delante de ti,
hasta que te multipliques y tomes posesión de la tierra. Éxodo 23:29-30

Dios está comprometido con ganar los corazones y desarrollar el carácter de Su pueblo.
Eso requiere un proceso.

El proceso de Jacob fue largo, doloroso, de consecuencias por sus actos, pero supo
esperar y Dios lo transformo.
2. El cambio requiere de deseo.

Debemos preguntarnos a nosotras mismas:

¿Realmente quiero cambiar?

¿O estoy contenta permaneciendo dónde estoy?

¿Cuán importante es para mí ser como Jesús?

¿Qué precio estoy dispuesta a pagar para ser piadosa?

Los deseos piadosos se nutren de la oración y meditación en Cristo, Quien es el objeto


de nuestro deseo. En la medida en que leamos la Palabra y contemplemos al Señor
Jesús, vamos a ver que nuestro corazón anhela ser como Él: humilde, santo, compasivo,
rendido a Su voluntad y sensible a la dirección del Espíritu.

Cuando nuestro deseo de ser santas es mayor que nuestro deseo de permanecer donde
estamos, hemos dado un gran paso hacia la transformación espiritual.

¿Qué tan grande es tu deseo de ser transformada para lucir más como Jesús? ¿Se lo
dirías a Él ahora mismo?

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