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tardío del siglo XX. Se discute la importancia de comprender los cambios en los procesos
laborales, hábitos de consumo, configuraciones geográficas, poderes estatales, etc. Aunque los
cambios son evidentes, la producción con fines de lucro sigue siendo el principio organizador
de la economía. Se plantea que estos cambios podrían representar una transición en el
régimen de acumulación y regulación social y política.Se introduce la "escuela de la
regulación", que argumenta que un régimen de acumulación implica la diseñada estable de la
producción entre consumo y acumulación. Se señala que los comportamientos de diversos
actores (capitalistas, trabajadores, Estado, etc.) deben ser configurados para mantener el
régimen de acumulación. Esto se logra mediante normas, hábitos, leyes y otros procesos
sociales interiorizados que conforman el "modo de regulación".Se abordan dos desafíos clave
en el capitalismo: la coordinación descentralizada de los mercados y la necesidad de controlar
la fuerza laboral para asegurar la ganancia. Se discute cómo las emergencias estatales y otras
influencias surgen de la dinámica capitalista. Además, se destaca cómo la socialización de los
trabajadores y su adaptación a la producción capitalista requiere control social y formación de
ideologías.Se menciona el período de posguerra como un ejemplo de régimen de acumulación
"fordista-keynesiano" caracterizado por prácticas de control del trabajo, tecnología, consumo
y poder. Se considera que la fragmentación desde 1973 ha conducido a cambios rápidos e
inciertos, cuestionando si hay un nuevo régimen de acumulación "flexible". A pesar de estos
cambios, se debate la profundidad y naturaleza de las transformaciones económico-políticas
actuales.
El fordismo: En 1914, Henry Ford introdujo el fordismo, marcando un hito simbólico en la
historia económica. La implementación de este sistema fue compleja y se basó en
innovaciones tecnológicas y organizativas que ampliaron tendencias consolidadas. Aunque
Ford perfeccionó la organización empresarial y la división del trabajo, su contribución clave fue
la concepción de la producción en masa como un nuevo modelo de sociedad.El enfoque de
Ford consistía en utilizar la fuerza corporativa para regular la economía. Introdujo la jornada
laboral de cinco dólares y ocho horas para garantizar la disciplina en la línea de montaje, al
mismo tiempo que proporcionó ingresos y tiempo libre para el consumo masivo. En 1916,
envió asistentes sociales para inculcar virtudes morales y financieras en los trabajadores y
fomentar un consumo prudente.No obstante, Ford se enfrentó a desafíos, como la Gran
Depresión y la resistencia de los trabajadores. A medida que el capitalismo se tambaleaba,
Roosevelt y el New Deal intervinieron para rescatar la economía. A lo largo de las décadas de
1930 y 1940, se exploraron diferentes soluciones, y el sistema fordista se conectó con el
keynesianismo.En Europa, las tradiciones artesanales y las relaciones de clase obstaculizaron la
adopción generalizada del fordismo. La transformación de las relaciones de clase en la década
de 1950, impulsada por movimientos sociales y políticos, permitió que el fordismo se
difundiera en Europa. La Segunda Guerra Mundial también desempeñó un papel al impulsar
una planificación estatal a gran escala y una racionalización del trabajo.El fordismo se
consolidó después de 1945 y se convirtió en la base del prolongado auge económico de
posguerra en los países capitalistas avanzados. El sistema fordista estaba intrincadamente
vinculado al keynesianismo y tuvo un crecimiento económico sostenido, mejoras en los niveles
de vida y una estabilidad relativa durante varias décadas.sin embargo, en 1973, este auge llegó
a su fin. El fordismo enfrentó nuevos desafíos, como el agotamiento de su modelo de
acumulación y las tensiones económicas. Esta transición marcó un cambio en el sistema
económico global y planteó interrogantes sobre cómo se adaptó a un mundo en evolución. En
resumen, el período de posguerra vio el auge del fordismo, un sistema económico y de
producción en masa que dependía de la colaboración entre el Estado, las corporaciones y la
fuerza laboral. Este sistema impulsó el crecimiento económico y la expansión global,
transformando la cultura y la dinámica económica. Bajo el liderazgo económico y financiero de
los Estados Unidos, respaldado por su poder militar, el acuerdo de Bretton Woods en 1944
estableció al dólar como moneda de reserva mundial, ligando el desarrollo económico global a
las políticas estadounidenses. A través de este acuerdo, los Estados Unidos se cerraron en
banqueros mundiales a cambio de acceso a los mercados mundiales y al poder corporativo. A
pesar de la difusión internacional del fordismo, cada país aplicó su propia variante según sus
relaciones laborales, políticas monetarias y fiscales, y bienestar social.A pesar del aparente
éxito del fordismo, hubo desigualdades y descontento. La negociación salarial fordista se
limitó a ciertos sectores y Estados donde la inversión en tecnología permitió la producción en
masa. Esto creó una división entre un sector laboral privilegiado y uno competitivo menos
favorecido. Hubo tensiones y movimientos sociales impulsados por excluidos, especialmente
en relación con raza, género y etnia.El Estado tuvo que enfrentar descontento y protestas,
además de garantizar un salario social adecuado y proporcionar servicios públicos. La
legitimación del poder estatal depende de su capacidad para difundir los beneficios del
fordismo y ofrecer servicios
esenciales a gran escala. Hubo críticas sobre la calidad de vida uniforme en el consumo masivo
y la calidad de los servicios estatales.Los movimientos contraculturales y las luchas por los
derechos civiles y la igualdad de género se desarrollaron en paralelo a las protestas de las
minorías excluidas. A pesar de los desafíos, el fordismo se mantuvo sólido hasta 1973, cuando
una recesión marcó el inicio de una transición acelerada en el régimen de acumulación
económica. La hegemonía de Estados Unidos se vio amenazada por el descontento del Tercer
Mundo y la incertidumbre económica.