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Revista Eletrônica Acervo Saúde / Colección Revista Electrónica Salud | ISSN 2178-2091

El uso de anestésicos locales en odontología: revisión de la literatura

El uso de Anestésicos locales en Odontología: Revisión de la Literatura

El uso de Anestésicos locales en odontologia: Revisión Bibliográfica

Sabrina Ketulen do Nascimento Coelho1 *, Yuri da Silva Pimenta2 , Jackeline Moraes de Andrade1 ,
Núbia Afonso Silva1 .
RESUMEN

Objetivo: Analizar los estudios sobre el uso de anestésicos locales, enfatizando el uso de soluciones en pacientes sistémicamente
comprometidos y las reacciones adversas que pueden presentarse. Reseña Bibliográfica: El descubrimiento de sustancias que
provocan pérdida de sensibilidad, supuso un hito para la medicina y gracias a ello posibilitó la evolución de los anestésicos locales
que luego serían utilizados en las clínicas odontológicas. La elección de un anestésico local viene definida por las características
sistémicas del paciente o las complicaciones que ha adquirido a lo largo de su vida. El profesional debe tener en cuenta la
duración del procedimiento, la toxicidad que pueda tener el anestésico y su nivel de concentración. Las reacciones sistémicas
adversas a los anestésicos locales se dividen en tres categorías: tóxicas, psicógenas y alérgicas. Consideraciones Finales: Es
importante que el cirujano dentista busque el aprendizaje continuo para tener la mejor conducta durante la atención odontológica.

Palabras clave: Anestésicos locales, Pacientes, Reacciones adversas.

RESUMEN

Objetivo: Analizar estudios sobre el uso de anestésicos locales, enfatizando el uso de soluciones en pacientes sistémicamente
comprometidos y las reacciones adversas que pueden presentarse. Reseña Bibliográfica: El descubrimiento de sustancias que
provocan pérdida de sensibilidad, supuso un hito para la medicina y con ello permitió la evolución de los anestésicos locales que
luego serían utilizados en las clínicas odontológicas. La elección de un anestésico local viene definida por las características
sistémicas del paciente o por las complicaciones que haya adquirido a lo largo de su vida. El profesional debe tener en cuenta el
tiempo del procedimiento, la toxicidad que pueda tener el anestésico y su nivel de concentración. Las reacciones adversas
sistémicas a los anestésicos locales se dividen en tres categorías: tóxicas, psicógenas y alérgicas, según el estudio realizado,
pueden presentarse reacciones alérgicas por estos anestésicos locales, y el desconocimiento del tema por parte del odontólogo
puede ocasionar una complicación al paciente. Consideraciones Finales: Es importante que el cirujano dentista busque el
aprendizaje continuo para tener la mejor conducta durante la atención odontológica.

Palabras clave: Anestésicos locales, Pacientes, Reacciones adversas.

RESUMEN

Objetivo: Analizar estudios sobre el uso de anestésicos locales, enfatizando el uso de soluciones en pacientes sistémicamente
comprometidos y las reacciones adversas que pueden ocurrir. Revisión Bibliográfica: El descubrimiento de sustancias que
provocan pérdida de sensibilidad, supuso un hito para la medicina y, a través de ello, posibilitó la evolución de los anestésicos
locales que luego serían utilizados en las clínicas dentales. La elección de un anestésico local se define por las características
sistémicas del paciente o por las complicaciones que haya adquirido durante su vida. El profesional debe tener en cuenta el

1 Centro Universitario del Norte (UNINORTE), Manaus - AM. *Correo electrónico: Ketulen.nascimento@gmail.com 2
Universidad Federal de Amazonas (UFAM), Manaus - AM.

PRESENTADO EL: 9/2020 | ACEPTAR EL: 10/2020 | PUBLICADO EL: 1/2021

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tiempo del procedimiento, la toxicidad que pueda tener el anestésico y su nivel de concentración. Las reacciones adversas
sistémicas a los anestésicos locales se dividen en tres categorías: tóxicas, psicógenas y alérgicas, según el estudio
realizado, pueden producirse reacciones alérgicas por estos anestésicos locales, y la falta de dominio del dentista sobre el
tema puede provocar una complicación para el paciente.
Consideraciones Finales: Es importante que el cirujano dental busque un aprendizaje continuo para tener la mejor
conducta durante el cuidado dental.
Palabras clave: Anestésicos locales, Pacientes, Reacciones adversas.

INTRODUCCIÓN

Antes del surgimiento de los anestésicos, la cirugía era un procedimiento sumamente doloroso para los pacientes, pero
a mediados de 1842, el médico Crawford Williamson Long utilizó por primera vez vapor de éter sulfúrico con fines de
anestesia general (REZENDE JM, 2009). Según Reis JA (2006) la noticia de operar sin dolor con éter sulfúrico fue publicada
recién en 1846, por el odontólogo William Thomas Green Morton y en 1847 por Horace Wells cuando descubrió la anestesia
general con óxido nitroso.

Pero, recién en 1884 el anestésico local fue descubierto por el médico Karl Koller; al manejar experiencias con la
cocaína. Desde entonces se han realizado estudios para que hoy podamos utilizar anestésicos locales seguros,
indispensables y efectivos en odontología (REIS JA, 2009; TOBE M y SAITO S, 2015).

Según Carvalho B, et al. (2013) y Pontanegra R, et al. (2017), afirman que en el mercado se encuentran disponibles una
serie de anestésicos locales divididos en dos grandes grupos: el tipo amida y el tipo éster. Silva L, et al. (2019) argumenta
que esta variedad genera dudas en los odontólogos respecto a qué sal anestésica y vasoconstrictora utilizar en sus
pacientes, esto hace que muchos terminen estandarizando un solo tipo de solución para todos los procedimientos, lo que
en consecuencia genera complicaciones, sobre todo para los pacientes sistémicamente comprometidos.

Complicaciones sistémicas como urticaria, rinitis, angioedema, broncoespasmo, conjuntivitis, trastornos gastrointestinales,
anafilaxia, ocurren inmediatamente o después de la administración del fármaco y pueden ser fatales para el paciente. Las
complicaciones de la administración local asociadas con los anestésicos pueden provocar necrosis tisular y neurotoxicidad
directa. La necrosis ocurre debido a la ruptura del tejido y está relacionada con la naturaleza irritante de la solución, los
grandes volúmenes administrados o la constricción muscular por los anestésicos locales (AL) vasoconstrictores.

Por lo tanto, es de suma importancia que el futuro cirujano dentista conozca la composición farmacológica, el mecanismo
de acción, indicación y contraindicación de cada anestésico local, así como las condiciones clínicas específicas del paciente,
para evitar complicaciones irreparables o interacciones medicamentosas (CARVALHO RWF , et al., 2010; PARISE GK, et
al., 2017; SILVA L, et al., 2019).

Ante ello, el objetivo de este estudio será revisar la literatura sobre el uso de anestésicos locales en odontología y, con
ello, enfatizar la historia de la evolución de estos fármacos, la mejor indicación ante los diferentes tipos de sistémicos.
necesidades del paciente y las reacciones adversas provocadas por las mismas.

REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA

Historia de los anestésicos locales

El descubrimiento de sustancias que causan pérdida de sensibilidad fue un hito, siendo considerado uno de los diez
mayores descubrimientos de la medicina (CARVALHO RWF, et al., 2010). Según Tobe M, et al. (2018), luego del surgimiento
de la sedación con éter sulfúrico y óxido nitroso, a mediados del siglo XIX, la anestesia local fue un evento innovador. Lo
demostró el médico Karl Koller, en 1884, cuando administró cocaína debajo del globo ocular y descubrió, a través de esta
experiencia, su acción provocando insensibilidad (REIS JA, 2009).

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Según Grzanka A, et al. (2016), a lo largo de los experimentos con cocaína, se percibió que ocurrían efectos
secundarios, tales como: dependencia, cuando se usa repetidamente, intoxicación sistémica. Tobe M, et al.
(2018) afirma que la corta duración de la acción anestésica de la cocaína fue un problema en el uso clínico.
Aún en 1884, el cirujano Willian Halstead realizó el bloqueo del nervio alveolar inferior (NAI) y lo hizo, por
primera vez, inyectando la solución de cocaína con la ayuda de una jeringa hipodérmica y una aguja. Los
resultados fueron positivos en cuanto a analgesia, pero negativos en cuanto a duración (GIOVANNITTI JAJR,
et al., 2013; FENCL JL, et al., 2015).
En 1903, Heinrich Braun sugirió agregar adrenalina para que actuara como un torniquete “químico” para
prolongar la duración de la anestesia (GIOVANNITTI JAJR, et al., 2013). Según Bulcão RP, et al. (2011) y
Tobe M y Saito S (2015), en 1905, el bioquímico austriaco Alfred Einhorn, descubrió un sustituto sintético de la
cocaína, y lo denominó novocaína; concluyó que era químicamente aceptable y tenía menos toxicidad.
Según Tobe M, et al. (2018) y Waldlund DL, et al. (2017), la novocaína lideró el comercio local de narcóticos,
hasta la aparición del primer anestésico de tipo aminoamida, llamado lidocaína. Este, desarrollado por el
químico sueco Nils Löfgren y Bengt Lundquist, en 1943, se derivó de la xilidina y tenía diferencias químicas
con la novocaína. Se comercializó a partir de 1948 y tuvo una buena acogida en el mercado, convirtiéndose en
un estándar de comparación con otros anestésicos locales, ya que poseía una mayor duración desensibilizante
y una buena aceptación por parte del organismo de la mayoría de los pacientes.
El descubrimiento de la lidocaína fue fundamental para el desarrollo de los anestésicos locales modernos,
a través de los cuales se elaboraron otros de la clase de las amidas, como la mepivacaína sintetizada por el
químico sueco Ekenstam e introducida en el mercado en 1960. La bupivacaína, también sintetizada en 1957
por Ekenstam, recién se comercializó en 1963. Por su parte, la prilocaína, idealizada por Nils Lofgren y Claes
Tegner, fue lanzada recién en 1959, mientras que la articaína apareció a mediados de la década de 1960 y fue
lanzada recién a fines de la década de 1970. Tienen características farmacológicas similares, sin embargo son
diferenciados, principalmente en cuanto al tiempo de acción y nivel de toxicidad (LIMA RLFX, et al., 2010;
WALDLUND DL, et al., 2017; TOBE M, et al., 2018).
Uso de anestésicos locales
Según una investigación realizada por Giovannitti JAJR, et al. (2013), la elección de un anestésico local
está definida por las características sistémicas del paciente, como el peso, la edad y las posibles complicaciones
que el paciente ha adquirido a lo largo de su vida. Desde el punto de vista clínico, el profesional debe tener en
cuenta la duración del procedimiento, la toxicidad que pueda tener el anestésico y su nivel de concentración.
En odontología, se utilizan cinco soluciones anestésicas disponibles para realizar procedimientos. La principal
solución utilizada en Estados Unidos, que se convirtió en el estándar de oro, fue la lidocaína, que está
disponible en forma de cartucho al 2% de concentración, pero es poco utilizada debido a su corta duración. La
lidocaína al 2% combinada con epinefrina 1:100:000 ofrece la mayor duración, aproximadamente 60 minutos
en anestesia pulpar y aproximadamente de tres a cinco horas en tejido blando. La mepivacaína es similar a la
lidocaína en que logra una excelente eficacia en su inicio y duración. Se suministra en una concentración al 2%
con levonefrina 1:20:000 y como solución pura al 3%. En procedimientos dentales, la mepivacaína al 3% es la
más utilizada porque tiene propiedades vasodilatadoras más débiles, lo que permite su uso para procedimientos
a corto plazo en pacientes en los que no está indicado el uso de vasoconstrictor. La prilocaína tiene una
potencia más baja que la lidocaína y está disponible en concentraciones de 4% y 3%. Sin embargo, se usa más
comúnmente en una concentración del 3%. A su vez, la articaína se utiliza a una concentración del 4%
conteniendo adrenalina 1:100:000 o 1:200:000 y se utiliza en técnicas de infiltración y bloqueo en la mandíbula,
asegurando así una mayor eficacia. Finalmente, la bupivacaína, considerada el anestésico más potente, se
utiliza a una concentración de 0,5% con epinefrina 1:100:000, su uso es eficaz en procedimientos que requieren
mayor duración, como la cirugía bucal, permitiendo el bloqueo nervioso durante ocho horas y reduciendo el
postoperatorio. dolor.
Pacientes con enfermedades cardiovasculares
En un estudio realizado en la clínica dental del reino de Arabia Saudita por Abu-Mostafa N, et al. (2015), en
el que el objetivo fue evaluar los cambios hemodinámicos y la frecuencia cardíaca, se utilizaron tres soluciones

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de diferentes anestésicos: lidocaína al 2% con epinefrina 1:80:100, prilocaína al 3% con felipresina 0,03UI/ml y mepivacaína al 3% sin
vasoconstrictor. Participaron 45 pacientes hipertensos que se someterían a extracción dental, todos los pacientes tenían presión arterial
ÿ160/100, y se excluyeron aquellos con presión sistólica ÿ160 y presión diastólica ÿ100; También se excluyeron pacientes que no
utilizaban felipresina y epinefrina, pacientes embarazadas y pacientes alérgicos al material anestésico utilizado en el estudio. La
investigación encontró que los pacientes que usaron lidocaína al 2% con epinefrina 1: 80:100 y prilocaína al 3% con felipresina 0,03UI/
ml, al inicio del procedimiento, tuvieron una disminución de la presión arterial después de la inyección y un aumento después de la
extracción; sin embargo, en cuanto a los pacientes que usaron mepivacaína al 3% sin vasoconstrictor, al inicio de la inyección aumentó
la presión arterial, y luego de la extracción disminuyó. Los resultados de la investigación mostraron que los anestésicos lidocaína al 2%
con epinefrina 1:80:100 y prilocaína al 3% con felipresina 0,03UI/ml son ideales para uso en pacientes hipertensos controlados, con
presión arterial ÿ160/100. Para pacientes que no están debidamente controlados y necesitan someterse a un procedimiento dental de
emergencia, según Carvalho RWF, et al. (2010), el anestésico más indicado será mepivacaína al 3%, sin vasoconstrictor, o prilocaína al
3% con felipresina 0,03UI/ml vasoconstrictor.

pacientes embarazadas

Según Donaldson M y Goodchild JH (2012), los anestésicos locales utilizados en odontología pueden atravesar la barrera placentaria
y exponer al embrión a desarrollar efectos teratogénicos. Clasificó la lidocaína con epinefrina o la prilocaína con felipresina como los
anestésicos de elección porque están clasificados como B en el embarazo por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
Sin embargo, el autor destacó una revisión de reportes de casos publicados por Guay J (2009), relacionados con metahemoglobinemia
causada por anestésicos locales y destacó que, de 79 casos, 12% fueron causados por prilocaína.

Sin embargo, se recomendó evitar el uso de prilocaína en mujeres embarazadas, considerando que su molécula tiene la capacidad
de atravesar rápidamente la placenta y puede provocar metahemoglobinemia en el feto y contracciones uterinas en la mujer embarazada.
Así, la lidocaína al 2% con adrenalina vasoconstrictora 1:100:000 se considera segura para su uso en procedimientos realizados en
gestantes preferentemente en el segundo trimestre del embarazo, afirma (LEE JM y SHIN TJ, 2017).

niños pacientes

Tong HJ, et al. realizaron una revisión sistemática y un metanálisis. (2018), cuyo objetivo fue buscar la efectividad de los anestésicos
articaína y lidocaína, que se utilizan en procedimientos odontológicos en niños. Los resultados mostraron que, en la mayoría de los
procedimientos odontológicos realizados en niños, se utiliza articaína al 4% y lidocaína al 2%, ya que ambas ofrecen el resultado
deseado. El anestésico local articaína demostró ser efectivo en la realización de procedimientos en niños, teniendo la misma eficacia
que la lidocaína.

Sin embargo, según Arrow PA (2012), las lesiones posteriores al tratamiento, como morderse los labios y las mejillas, se han atribuido
a la articaína. Por ser un anestésico con gran potencial de duración, está contraindicado en niños menores de cuatro años. Para
pacientes pediátricos que están contraindicados con soluciones anestésicas que contienen epinefrina, Elbay ÜS, et al. (2016) reporta
que se puede utilizar mepivacaína al 3% sin vasoconstrictor, ya que proporciona una analgesia similar a la de la lidocaína.

Pacientes alérgicos y asmáticos

Según Malamed SF y Orr DL (2015), los pacientes asmáticos pueden ser intolerantes a los agentes sulfitos como el metabisulfito de
sodio, que se agregan a las sales anestésicas como una forma de antioxidantes. El autor describe que estos anestésicos que contienen
epinefrina, levonefrina y bisulfito en su composición, si se administran a pacientes asmáticos y alérgicos sensibles a estas soluciones,
pueden desencadenar crisis durante el procedimiento odontológico.

Sin embargo, si el anestésico local que contiene epinefrina se administra de forma segura, respetando el volumen y la concentración,
las crisis asmáticas y alérgicas pueden ser relativas. Además, si las soluciones que contienen bisulfito de sodio en su composición están
contraindicadas, el anestésico de elección será la prilocaína al 3%.

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con el vasoconstrictor felipresina 0,03UI/ml o mepivacaína al 3% sin vasoconstrictor, ya que han demostrado
ser eficaces para realizar el procedimiento.
Pacientes diabéticos

Investigación de Haji IU, et al. (2012), en el Departamento de Cirugía Oral y Maxilofacial, Yenepoya Dental
College and Hospital, India, involucró a 50 personas diabéticas. Todos ellos, que tomaban regularmente su
medicación para el control de la enfermedad y tenían un nivel de glucosa en sangre en ayunas de 110 a 120
mg/dl, se sometieron a una extracción dental. Los pacientes fueron divididos en dos grupos de 25 personas, el
grupo 1 recibió la inyección del anestésico local lidocaína al 2%, sin adrenalina, y el grupo 2 recibió la inyección
del anestésico local lidocaína al 2%, con adrenalina 1: 80.000. Se evaluaron los niveles de glucemia antes de la
extracción dental y después de los resultados, concluyendo que en ambos grupos no hubo aumento significativo
de la glucemia. Se tuvo en cuenta que todos los pacientes que se sometieron al procedimiento estaban usando
medicamentos para controlar el nivel de insulina de su cuerpo y que eso permitió la realización de la investigación.

Sin embargo, los pacientes que no estén haciendo un uso correcto de la medicación para controlar su
glucemia serán considerados pacientes no controlados y, según Pinheiro AC, et al. (2015), el anestésico más
indicado será mepivacaína al 3%, sin vasoconstrictor o prilocaína al 3%, con felipresina 0,03% UI/ml
vasoconstrictor.
Pacientes con problemas endocrinos
Las personas que tienen dificultades en la producción de la hormona triionteranina T3 y tiroxina T4 se
consideran pacientes con un problema endocrino directamente relacionado con la glándula tiroides. Este
problema afecta directamente el crecimiento y desarrollo de estos pacientes. Sin embargo, las personas que
tienen una sobreproducción de estas hormonas están sujetas a complicaciones graves que pueden poner en
peligro la vida, describe (PINTO A y GLICK M, 2002).
Malamed SF y Orr DL (2015) demuestran que los pacientes que tienen este trastorno endocrino, pero hacen
uso de la medicación indicada para controlar su nivel hormonal, pueden realizar procedimientos con normalidad,
sin embargo, el profesional debe tener precauciones en el uso de vasoconstrictor, que contenga epinefrina, y
debe emplear la concentración más baja de epinefrina, como concentraciones de 1:200:000; se prefiere
1:100,000 o 1:50,000. Sin embargo, para los pacientes que no estén siguiendo el tratamiento adecuado para
regular los niveles hormonales, la epinefrina estará contraindicada, ya que provocará un aumento de la
adrenalina en el paciente, lo que provocará complicaciones.
Distinciones entre reacciones adversas causadas por anestésicos locales de tipo amida en odontología.

Existen diferentes tipos de reacciones provocadas por los anestésicos locales y Henderson S (2011) afirmó
que las reacciones sistémicas adversas a los anestésicos locales se pueden dividir en tres categorías: tóxicas,
psicógenas y alérgicas.
toxicidad

El estudio señala que, debido a la sobredosis, los pacientes pueden experimentar síntomas, de leves a más
graves que, en algunos casos, pueden llevar al paciente a la muerte, ya que la droga se propaga por el sistema
circulatorio. A concentraciones más altas, se producen convulsiones, la consecuencia inicial potencialmente
mortal de la sobredosis de anestésico local. Presumiblemente, esto se debe a la depresión selectiva de las vías
inhibidoras corticales, lo que permite la actividad sin oposición de las vías excitatorias. Esta selectividad se
pierde a medida que las concentraciones séricas aumentan aún más y se inhiben todas las vías, lo que da
como resultado coma, paro respiratorio y, finalmente, colapso cardiovascular.

Según Henderson S (2011), los efectos secundarios tóxicos son predominantemente neurológicos e incluyen
excitabilidad o inquietud, sedación, mareos, dificultad para hablar, cambios de humor, diplopía, desorientación
y espasmos musculares.

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Psicogénesis

Henderson S (2011) afirmó que el síncope es el síntoma más común causado por la ansiedad y el miedo.
Otros síntomas incluyen ataques de pánico, hiperventilación, náuseas, vómitos y cambios en la frecuencia cardíaca
o la presión arterial, que pueden causar palidez. Existe una alta proporción de reacciones psicosomáticas a la
anestesia local en una cita odontológica, que muchos expertos consideran erróneamente una reacción adversa a la
anestesia y alergias en particular.

reacciones alérgicas
Según el estudio, el sistema inmunológico reacciona a través de dos mediadores a las reacciones alérgicas a los
anestésicos locales en odontología, ellos son: Tipo I, que se entiende como una reacción sérica anafiláctica; y tipo
IV, reacción mediada por células. Esta es una respuesta inmediata, mientras que esa es una respuesta retrasada.
Los niveles séricos de IgE (Tipo 1; Reacción anafiláctica) disminuyen dentro de una hora del inicio de una reacción
alérgica. Luego de la disminución inicial, hay un marcado aumento en la concentración plasmática de anticuerpos IgE
que permanecen elevados durante 72 horas después de una respuesta adversa. El sistema del complemento también
puede mediar una respuesta alérgica tardía con anestesia local (tipo IV; reacción mediada por células) (SPECA SJ,
et al., 2010).

De acuerdo con el estudio, los síntomas de la alergia tipo I tienden a presentarse unos minutos después de la
inyección: los labios y las zonas periorbitarias se hinchan (angioedema); el paciente puede agitarse y hay urticaria
generalizada y picazón y diarrea; puede ocurrir opresión en el pecho, con sibilancias y dificultad para respirar; existe
la posibilidad de una caída de la presión arterial y un pulso acelerado, que puede ir acompañado de enrojecimiento
de la piel o erupción cutánea. El tipo IV es una reacción de hipersensibilidad retardada, mediada por linfocitos
sensibilizados, con las siguientes características típicas: pueden manifestarse de varias formas, siendo el síncope la
más frecuente; otros síntomas incluyen ataques de pánico, hiperventilación, náuseas, vómitos y cambios en la
frecuencia cardíaca o la presión arterial, que pueden causar palidez. Al igual que con el grupo psicogenético, estos
síntomas pueden diagnosticarse erróneamente como reacciones alérgicas y también pueden imitar los signos de
alergias, como enrojecimiento de la piel, erupción cutánea con manchas rojas, edema y broncoespasmo.

Según Arrow PA (2012), las lesiones posteriores al tratamiento, como morderse los labios y las mejillas, se
han atribuido a la articaína. Por ser un anestésico con gran potencial de duración, está contraindicado en niños
menores de cuatro años. Sin embargo, si las soluciones anestésicas que contienen epinefrina están contraindicadas
para pacientes pediátricos, Elbay ÜS, et al. (2016) reporta que se puede utilizar mepivacaína al 3% sin vasoconstrictor,
ya que proporciona una analgesia similar a la de la lidocaína.

El tiempo de anestesia local en tejidos blandos es más largo que la anestesia pulpar, y con eso pueden ocurrir
lesiones de tejidos blandos inducidas, describe Bagattoni S (2020), donde realizó una investigación sobre lesiones
de tejidos blandos en niños y la ubicación relacionada con la anestesia. La investigación llegó a la conclusión de que,
independientemente de la sal anestésica utilizada, el control de los padres y la dosis administrada por los profesionales
fueron de suma importancia para prevenir el daño tisular.

Según Henderson S (2011), el paciente debe ser remitido para una mayor investigación para confirmar si el
anestésico local u otro posible alérgeno (p. ej., excipiente, látex) fue la causa de los efectos adversos.

La investigación de pacientes con sospecha de alergia a LA debe comenzar con una historia clínica detallada que
determine si se requieren pruebas cutáneas y provocación (BHOLE MV, et al., 2012). Se analiza el proceso de
investigación que elimina otras posibles reacciones y alérgenos hasta la identificación y prueba de alternativas de
tolerancia apropiadas, para concluir con opciones alternativas de anestésicos locales que son desafiadas por la
seguridad clínica (ALLEN G, et al., 2017).

Los pacientes con verdadera alergia a los anestésicos locales de tipo amida presentan un desafío para el
odontólogo a la hora de brindar una atención adecuada con un manejo adecuado del dolor intraoperatorio. Según
Kuvin AV, et al. (2018), los siguientes datos de la historia del paciente se consideran de alto riesgo para el desarrollo
de una reacción alérgica: una reacción alérgica a medicamentos ya

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con experiencia, incluidos los casos de pacientes que amenazan la vida y la hospitalización; alergia a varios anestésicos
(alergia cruzada); falta de opinión escrita de un alergólogo-inmunólogo sobre el estado de salud y tolerancia a los anestésicos
locales, además de datos incompletos o desactualizados de las pruebas de laboratorio. Un bajo riesgo de desarrollar una
reacción alérgica incluye un historial en el que no hay una alergia a medicamentos confirmada.

Las explicaciones más comunes de las secuelas sistémicas de los anestésicos locales están relacionadas con la
sobredosis del fármaco, la absorción rápida, la inyección intravascular, las reacciones cardiovasculares, del sistema nervioso
central y psicógenas o idiosincrásicas. A pesar de ser reportada con frecuencia por los pacientes, una verdadera reacción
alérgica al anestésico local es rara, con reportes de que una alergia de esta naturaleza es responsable de solo el 1% de las
reacciones adversas sistémicas (ALLEN G, et al., 2017).

La prevalencia de reacciones alérgicas a los anestésicos locales, según las estadísticas mundiales, es extremadamente
baja. Entre todas las complicaciones de la anestesia local, su proporción es del 0,1% al 0,5%. Cada año se registran en el
mundo casos únicos de reacciones alérgicas a los anestésicos locales de todos los grupos químicos. Existe una alta
proporción de reacciones psicosomáticas a la anestesia local en una cita odontológica, que muchos expertos consideran
erróneamente una reacción adversa a la anestesia y alergias en particular.

CONSIDERACIONES FINALES

Así, se entiende que se utilizan anestésicos locales específicos para pacientes afectados por enfermedades sistémicas.
También se aclara que es fundamental la práctica de una anamnesis completa. Esto se debe a que apoya la comprensión
de los signos y síntomas que puede presentar el paciente, ya sea antes o después del uso de la anestesia local. Finalmente,
los resultados de la investigación muestran la importancia de la búsqueda continua por parte de los odontólogos de
actualizaciones de conocimientos sobre este tema. Sabiendo que el uso indiscriminado de medicamentos puede generar
reacciones adversas en el organismo, es de suma importancia que el profesional conozca las indicaciones y contraindicaciones
de estos medicamentos.

REFERENCIAS

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pacientes hipertensos durante la extracción dental. J. Clin. Exp. Dent., Madrid, 2015; 7(1): 84-88.

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Australian Dental Journal.Richmond, 2017; 62(2): 241-245.
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