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Había una vez un hermoso bosque, lleno de árboles frondosos y animales de todas las especies.
En ese lugar mágico, vivía una pequeña ardilla llamada Susi, que era muy curiosa y amante de la
naturaleza. Susi siempre se preocupaba por cuidar el medio ambiente
y enseñar a los demás sobre la importancia de preservar los recursos
naturales.
En la reunión, Susi habló sobre los valores del medio ambiente y cómo
cada uno podía contribuir a su protección. Explicó que tirar basura al
suelo no solo era dañino para los animales, sino también para los humanos
que visitaban el bosque. Les recordó a todos que el bosque era su hogar y que dependían de él
para sobrevivir.
Los animales se dieron cuenta de que debían unirse para mantener limpio su hogar. Juntos,
crearon un plan para recoger la basura y promover la conciencia ambiental. Cada uno se asignó
una tarea específica: los pájaros recolectarían papel y cartón, los conejos se encargarían del
plástico, y los venados se encargarían de los vidrios.
Con el tiempo, el bosque se convirtió en un lugar limpio y hermoso una vez más. Las personas
que visitaban el lugar se sorprendieron al ver el cambio y se unieron a los esfuerzos de
conservación. Poco a poco, el mensaje sobre los valores del
medio ambiente se extendió a otras comunidades y se tomaron
medidas para proteger la naturaleza en todas partes.
Desde ese día, Susi y Benito siguieron trabajando arduamente para educar a otros sobre los
valores del medio ambiente. Se convirtieron en
guardianes del bosque y su mensaje de conservación
se extendió a lo largo y ancho del mundo, inspirando a
las personas a cuidar la Tierra y todos sus habitantes.
FIN
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