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Etiología:

Los científicos creen qué hay muchos factores que influyen en cuándo comienza y
cómo evoluciona la enfermedad de alzheimer
• El más conocido e importante es la edad, la cantidad de personas con la
enfermedad se duplica cada 5 años después de los 65 años.
• Combinación de factores genéticos, de estilo de vida y ambientales.
• Condiciones vasculares (enfermedades cardíacas)
• derrame cerebral
• Hipertensión
• Diabetes
• Obesidad
• Factores genéticos
Los científicos están estudiando cómo los cambios en el cerebro relacionados con la
edad pueden lesionar las células nerviosas y contribuir a daños por el Alzheimer. Estos
cambios relacionados con la edad incluyen atrofia (reducción) de ciertas partes del
cerebro, inflamación, producción de moléculas inestables conocidas como radicales
libres y descomposición de la producción de energía dentro de las células.
Genética de la enfermedad de Alzheimer

Hay dos tipos de Alzheimer: de inicio temprano y de inicio tardío. Ambos tipos tienen un
componente genético.
Algunas diferencias entre la enfermedad de Alzheimer de inicio tardío y de inicio
temprano

Enfermedad de Alzheimer de inicio tardío

La mayoría de las personas con Alzheimer tienen el tipo de inicio tardío de la enfermedad, en la
que los síntomas se manifiestan cerca de los 65 años.
Los investigadores no han encontrado un gen específico que cause directamente el tipo de
inicio tardío de la enfermedad.
Enfermedad de Alzheimer de inicio temprano

La enfermedad de Alzheimer de inicio temprano ocurre cuando la persona tiene entre 30 y 65


años, y representa menos del 10 por ciento de todas las personas con Alzheimer. Esto ocurre
por un componente genético relacionado con factores distintos a estos tres genes (21, 14 y 1).
Un niño cuya madre o padre biológico es portador de una mutación genética para la
enfermedad de Alzheimer familiar de inicio temprano tiene 50/50 de probabilidad de heredar
esa mutación. Si de hecho el niño hereda esa mutación, tiene una gran probabilidad de
desarrollar una enfermedad de Alzheimer familiar de inicio temprano.
Los signos que indican la enfermedad de Alzheimer pueden incluir:

Cambios en la personalidad
Deterioro en la capacidad de movimiento o al caminar
Dificultad para comunicarse
Bajo nivel de energía
Pérdida de memoria
Cambios de estado de ánimo
Problemas de atención y orientación
Incapacidad de resolver operaciones aritméticas sencillas
Etapas y síntomas de la enfermedad de Alzheimer

Por lo general la enfermedad de Alzheimer avanza gradualmente, con una duración de dos a 20 años, con
un promedio de siete años en los Estados Unidos. Los científicos ahora saben que la enfermedad de
Alzheimer existe en el cuerpo de una persona mucho antes de que aparezcan los síntomas. Los
investigadores llaman a esto la fase preclínica o pre-sintomática. Una vez que aparecen los síntomas,
aumentan en intensidad a medida que una persona con la enfermedad de Alzheimer va desde la primera
hasta las etapas finales de la enfermedad.

Las etapas de diagnóstico clínico y sus síntomas incluyen:

Deterioro cognitivo leve (DCL) debido a la enfermedad de Alzheimer o efecto prodrómico

Los científicos han identificado una condición entre la pérdida normal de memoria relacionada con la edad
y la demencia llamada deterioro cognitivo leve (DCL). Las personas con DCL tienen problemas de
memoria, pero son capaces de realizar actividades rutinarias. El DCL a menudo conduce a la enfermedad
de Alzheimer, pero no todos los pacientes con DCL desarrollarán Alzheimer.

Los síntomas pueden incluir:

• Problemas de memoria, que los demás perciben


• Condiciones del estado de ánimo como depresión, ansiedad,  irritabilidad o apatía
• Bajo rendimiento en pruebas cognitivas
Leve (etapa 1)

Al principio de su afección, las personas con la enfermedad de Alzheimer pueden:

Ser lentos en su habla y su comprensión


Experimentar cambios leves de pérdida de memoria y de su estado de ánimo
Tener dificultad para aprender cosas nuevas
Perder energía y espontaneidad, aunque los demás no lo puedan notar
Perder el hilo del pensamiento a mitad de frase
Todavía realizar actividades básicas en forma independiente, pero tal vez necesiten ayuda con las
tareas más complicadas
Moderada (etapa 2)

En esta etapa, la persona comienza a ser incapacitada por la enfermedad:

Las personas con Alzheimer pueden recordar el pasado distante y, a la vez tener dificultad para
recordar hechos recientes.
Tienen dificultad para reconocer la fecha, la hora y el lugar.
Pueden inventar nuevas palabras a medida que pierden su vocabulario viejo.
No pueden reconocer rostros familiares antes conocidos.
Grave (etapa 3)

En esta etapa final, los pacientes de Alzheimer:

Pierden la capacidad de masticar e tragar alimentos


Quedan postrados en cama y se vuelven vulnerables a la neumonía y otras enfermedades
Se vuelven cada vez menos receptivos
Pierden el control corporal y necesitan atención constante
No reconocen a nadie

¿Qué tan frecuente es la enfermedad de Alzheimer?


En México más de 350,000 personas están afectadas por la enfermedad de Alzheimer y mueren
por ella anualmente 2,030 pacientes. En Estados Unidos hay 4 millones y mueren anualmente
más de 100,000, convirtiendo a la enfermedad de Alzheimer en la cuarta causa de muerte entre
adultos. Se estima que uno de cada tres de nosotros enfrentará esta enfermedad en algún ser
querido o en un familiar.

TRATAMIENTO FISIOTERAPEUTICO

Desde el punto de vista de la fisiotera- pia, debe actuarse sobre los síntomas físicos con el fin de
conservar la máxima autonomía del paciente. El deterioro físico suele ir acompañado de las
afecciones articulares y musculares propias de la edad, como artritis, artrosis, rigidez articular,
contracturas musculares, etc. Además, se ve muy afectada con el tiempo la capacidad de
coordinación, especialmente durante la marcha, el equilibrio , arrastra sus pies y aumenta su
miedo a caerse.
La etiología es desconocida, si bien se barajan diversas hipótesis: la genética, la infecciosa y la tóxica:

-- Hipótesis genética: en un 40% de casos existen antecedentes familiares: se propone una posible alteración
del gen codificador de la proteína amiloide beta en el cromosoma 21 (2).

-- Hipótesis infecciosa: realmente no se ha podido demostrar que la EA sea contagiosa.

-- Hipótesis tóxica: se ha encontrado cierta cantidad de aluminio y de silicio al analizar las lesiones cerebrales
de estos pacientes, pero aún no se ha demostrado nada fiable acerca de la influencia de la ingestión de éstos
o de otros agentes.

Según P. Thomas (1), el más innegable factor de riesgo de la enfermedad de Alzheimer es la edad.

Por otra parte, este mismo autor demuestra que existe un aumento de riesgo de padecer esta enfermedad en
personas que presentan antecedentes familiares de demencia tipo Alzheimer.

Selmes (3) nos aporta una serie de factores que, sin ser causa de la enfermedad, sí que nos vienen a explicar
la involución o proceso de degeneración de las células cerebrales:

-- Alteraciones vasculares: una menor irrigación cerebral por causa de procesos ateroesclerótico se ha
observado en pacientes con EA.

-- Alteraciones metabólicas: si se reduce el aporte sanguíneo al cerebro, a éste llega menos oxígeno y
glucosa, que son elementos indispensables para el funcionamiento neuronal.

-- Los neurotransmisores: se ha detectado una disminución de la concentración de acetilcolina y de la enzima


colinacetiltransferasa (necesaria para la síntesis de acetilcolina) y una pérdida de neuronas colinérgicas.

-- La vulnerabilidad celular: parece ser que existen células cerebrales «más frágiles», más vulnerables a la
involución.

los objetivos generales del tratamiento fisioterapéutico:

-- Procurar que el paciente con EA mantenga, el máximo tiempo posible, una calidad de vida independiente:
saludable y físicamente activa, pero controlada.

-- Retardar la evolución de la enfermedad, potenciando el correcto funcionamiento del aparato locomotor, del
sistema cardiorrespiratorio y de las capacidades psicomotrices.

-- Prevención de problemas que se asocian a la evolución de la EA: obstrucciones respiratorias, inmovilidad


articular, ulceraciones por encamamiento prolongado.

-- Orientación a los familiares y/o cuidadores sobre aspectos sanitarios, así como prevención de lesiones
producidas por el manejo de estos pacientes.
TRATAMIENTO DE FISIOTERAPIA

FASE INICIAL

En esta etapa, que es en la que se suele diagnosticar la enfermedad, aún no se manifiestan graves problemas que
requieran el tratamiento fisioterapéutico; aún no hay dificultades motrices ni graves alteraciones
cardiorrespiratorias.

• Relajación. El paciente es consciente de sus olvidos y alteraciones, lo cual le produce ansiedad y angustia. Por
esto proponemos trabajar la relajación de diversas maneras: Contracciones isometricas y entrenamiento
autógeno.

• Masaje buscando efecto sedante

• Hidroterapia: sirve de estímulo externo y propioceptivo, lo cual podría prevenir o disminuir las dificultades de
estructuración de esquema corporal, equilibrio y desorientación espacial que empiezan a manifestarse en esta
primera fase

• Potenciar la movilidad: como medio de prevención de atrofias y limitaciones mio-articulares ejemplo: bicicleta
ergometrica

• Potenciar y entrenar la deambulación con paseos al aire libre

• Gimnasia de mantenimiento y actividad física en general. Interesante realizar esto en grupos, por medio de
actividades jugadas (10) empleando, por ejemplo, balones, globos, aros, etc. De esta manera podemos
trabajar la coordinación y la organización espacial.

• Aprendizaje y entrenamiento de la respiración diafragmática y del control espiratorio abdominal.

SEGUNDA FASE

En esta segunda etapa se profundizará en el tratamiento iniciado en la fase anterior, si bien contaremos con el
hándicap de que la colaboración del paciente será menor debido a su deterioro psíquico.

Relajación: ya no sólo relajación desde el punto de vista psicológico (por la angustia y depresión que sufren estos
pacientes), sino desde el punto de vista tónico, puesto que son frecuentes las contracturas extrapiramidales (1)
producidas como efecto secundario de los fármacos. Las técnicas que emplearemos podrán ser:

-- Masaje, buscando efecto sedativo.

-- Hidroterapia: inmersión muy controlada en piscina, donde, además, podemos movilizar de forma activa o pasiva.

-- Cinesiterapia: activa o pasiva, de extremidades e incluso de tronco para, así, prevenir posibles distonías y
desajustes posturales.

Tratamiento postural: en principio, enseñaremos al paciente y a los familiares y/o cuidadores las posturas más
adecuadas en sedestación, en la cama, a la hora de hacer las actividades cotidianas, con vistas a evitar las
posiciones viciosas y actitudes distónicas. Siempre y cuando el paciente colabore, trabajaremos:

-- Ejercicios flexibilizantes de columna y tórax: con el sujeto sentado, para mayor seguridad, se movilizará en flexo-
extensión, rotaciones e inclinaciones, con un adecuado acompañamiento respiratorio.

-- Potenciación muscular: sobre todo de los músculos posteriores y de los músculos abdominales; estos ejercicios
serán suaves, sin provocar excesivo esfuerzo ni agotamiento, y por poco tiempo.

-- Autocorrección de columna: bien en decúbito supino (con miembros inferiores en flexión) o sentado con la
espalda apoyada en la pared: que el paciente realice autoelongaciones de su raquis, acompasando con la
respiración.

-- Estiramientos activos: también podemos recurrir a los movimientos optokinéticos para guiar esos
enderezamientos de columna.

Movilidad: se movilizarán todas las articulaciones de las extremidades en sus diferentes ejes de movilidad; en
manos, propondremos actividades de destreza manipulativa con aros, pelotas y mesas canadienses (Fig. 2). Si
colabora el sujeto, los autopasivos con sistemas cuerda-polea pueden ser útiles (Fig. 3).
Equilibración y reeducación de la marcha: para prevenir el déficit de equilibrio que pueden tener estos
pacientes, podemos emplear las típicas plataformas de propiocepción (tipo Freedman o Bohler) si las tolera el
paciente anciano.

Respecto de la marcha, importante reentrenarla por medio de paseos, rampa, escaleras, deambulando sobre
terrenos estables, incluso con apoyo de ayudas técnicas(13) como bastones o andadores (Figs. 4 y 5),
retrasando todo lo posible que el paciente quede confinado en silla de ruedas.

Coordinación psicomotriz y perceptivo-motriz: que se podrá trabajar por medio de las pautas descritas en los
apartados anteriores.

Tratamiento del dolor: además de la función de prevención del dolor que tiene el ejercicio (12), si se precisa
hacer este tratamiento, se recomienda el uso de ultrasonoterapia (incluso sonoforesis de algún analgésico) y
termoterapia o crioterapia con temperatura controlada; no hay que olvidar los frecuentes problemas sensitivos
de las personas con Alzheimer avanzado, por lo que no recomendamos el empleo de electroterapia analgésica.

Fisioterapia respiratoria: para prevenir las complicaciones respiratorias. Importante trabajar con el paciente en
espacios bien ventilados y con cierto grado de humedad. La pauta a seguir (14) puede ser la siguiente:

-- Toma de conciencia postural y relajación.

-- Toma de conciencia respiratoria (inspiración nasal, espiración bucal, ritmo respiratorio...) y reeducación de la
respiración.

-- Coordinación de la respiración con movimientos de flexibilización torácica: la inspiración se acompaña de


extensión, y la espiración se realiza durante los movimientos de flexión.

TERCERA FASE

Aunque el desenlace de esta última etapa es fatal, el fisioterapeuta puede colaborar con su trabajo para que la
vida postrera del enfermo de Alzheimer sea de la mayor calidad posible.

La situación que encontraremos es de un paciente encamado, muy deteriorado orgánica y psíquicamente, y con
poca capacidad de colaboración voluntaria en las sesiones de tratamiento.

Tratamiento

Cuidados posturales del encamado: en este apartado colaboraremos con el personal de enfermería para así
orientar a auxiliares y/o familiares sobre las pautas de cambios posturales en la cama: alternando los decúbitos
supino y laterales (incluso prono, si lo tolera), poniendo al paciente en sedestación al menos durante una hora
diaria, y con vendajes preventivos en calcáneos. Ésta será la mejor manera de prevenir las peligrosas úlceras
de decúbito.

Ozonoterapia: precisamente para el tratamiento de las úlceras.

Masaje tonificante: para mantener la turgencia de los tejidos cutáneos, especialmente en las zonas de la piel
con prominencias óseas o sometidas a apoyo continuo en la cama; recomendamos emplear cremas hidratantes
o aceites con esencias (romero, eucalipto).

Cinesiterapia: en esta fase será predominantemente pasiva y suave, aunque si el enfermo de Alzheimer puede
colaborar, se procurará realizar de manera activa asistida.

Se trata de mantener el recorrido articular (sin forzar en exceso si existe contractura extrapiramidal, rigidez
cápsulo-ligamentaria o afección reumática subyacente), así como favorecer la función circulatoria para mantener
el trofismo de los tejidos muscular y articulares.

Fisioterapia respiratoria: aprovecharemos los cambios posturales en (cama y en sedestación) para el


tratamiento de drenaje postural.

-- Clapping y masaje vibratorio, siempre durante la espiración, ayudarán al paciente a expulsar sus secreciones.

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