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El desarrollo sostenible y América Latina

Primer dificultad: se trata de un recorte que alude a sólo una de las variables
“territoriales” del desarrollo sostenible:
Escala macro-regional: Esta escala se refiere a un área con una cierta
homogeneidad histórico-cultural, formada por una serie de estados
independientes, pero que no tiene un gobierno propio.

Socio-cultural: América Latina no es demasiado específica: buena parte de sus


ambientes tienen réplicas en muchos otros lugares de la Tierra; su estilo de
desarrollo económico se asemeja al de otras agrupaciones de países; como
entidad política no tiene demasiada autonomía y crecientemente buena parte
de las decisiones económicas que afectan a su sociedad y su ambiente se
toman fuera de la región.

América Latina forma parte de un sistema ambiental, social y económico global del
cual participa activamente, tanto en sus variables voluntarias como involuntarias. Sus
bosques generan oxígeno y sus climas recursos hídricos que forman parte del sistema
global de recursos libres. Al mismo tiempo sus grandes urbes contaminan el agua y el
aire y las deforestaciones masivas y las quemas de bosque generan dióxido de carbono
que potencia el efecto invernadero global. En sus áreas más australes se extiende el
agujero de ozono, aparentemente generado por la contaminación de los países del
norte, y una parte de su crecimiento industrial se debe al asentamiento de industrias
contaminantes "expulsadas" de los países ricos. En América Latina conviven por un
lado algunas de las metrópolis más contaminadas con grupos aborígenes que
usualmente se ponen como ejemplo de una economía sostenible.
Los países de América Latina se han caracterizado por un subdesarrollo insostenible
antes que por un desarrollo sostenible. La utopía del desarrollo sostenible ha sido a
veces proclamada en América Latina como el reconocimiento implícito a las bondades
de antiguos sistemas de producción agraria.
Varios trabajos han apuntado la aparente contradicción que existe en América Latina
con respecto a la posibilidad de aplicación de la idea de desarrollo sostenible. En una
región con una relación población/recursos muy favorable, sin embargo se encuentran
graves problemas de degradación y contaminación, pobreza, desigualdad social y
económica.
El segundo factor a tener en cuenta es que las formas de ocupación del territorio en
América Latina responden a procesos históricos y a motivos culturales y por lo general
el voluntarismo (a través de la planificación) no ha sido capaz de cambiar la situación.
Por ejemplo, buena parte de los países de América Latina sufre un proceso de fuerte
urbanización y concentración en algunas grandes metrópolis como México, San Pablo
o Buenos Aires. Este es un proceso de características mundiales y obedece a una
particular forma de concentración económica y de uso de las ventajas comparativas de
alguna localización de recursos naturales y humanos que produce un efecto de espiral,
que solo parece cortarse cuando la ciudad se vuelve tan grande que comienza a
producir "des-economías" de aglomeración.
Un tercer factor es que en América Latina el desarrollo (más específicamente el
crecimiento) ha sido guiado en forma muy zigzagueaste y que muy pocas veces los
estados han podido manejar los resortes necesarios para encausarlo y limitar los
efectos sociales o ambientales no deseados.
Mientras los intereses de corto plazo individuales o de grupos específicos prevalezcan
sobre los sociales de largo plazo cualquier medida de acción que combine un uso
sostenible de los recursos con una distribución equitativa de los ingresos es casi más
que utópica.
El camino del desarrollo ha sido difícil y contradictorio para América Latina, y parecería
que en muchos casos la idea de lograrlo se ha desterrado. La noción de desarrollo
sostenible no la ha reemplazado, porque entremedio se ha abandonado la idea de que
los estados tienen algo que decidir sobre su futuro, que se deja ahora en mano de los
llamados “mercados”.
Hay en América Latina una tendencia a etiquetar diversos aspectos de la actividad
económica como "sostenibles": manejo forestal, prácticas agropecuarias, desarrollo
urbano, etc. Esto, si bien es básicamente saludable, no puede ser conducido fuera de
una idea global de desarrollo sostenible. De no hacerlo, estaríamos otra vez atacando
un problema del que solo conocemos las puntas o, lo que es peor, estaríamos mirando
solo una parte del problema sin considera los resultados en otros.

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