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alfredo.vilela.crespo@gmail.com
Introducción
G.- Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios
nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo
y del Espíritu Santo.
G.- Abre Señor mis labios, para alabar tu nombre y el de Tu Santa Madre.
G.- Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y redentor mío, por
ser tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón
haberte ofendido. Quiero y propongo firmemente confesarme a su tiempo. Ofrezco
mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Y confío en que tu bondad
y misericordia infinita, me los perdonarás y me darás la gracia para no volverte a
ofender. Amén.
El que dirige el rezo: este misterio pidamos por nuestros hermanos profesionales
de la salud para que Dios le de todo lo que necesitan para seguir en su labor.
En el primer misterio luminoso se contempla el Bautismo de Jesús en el
Jordán.
"Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el
Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia Él como
una paloma. Se oyó una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo amado, mi preferido"". (Mc
1, 9-11)
Todos:
Amén.
Canto.
El que dirige el rezo: Pidamos a Dios para que siempre vivamos en armonía,
siguiendo el ejemplo de Jesús.
En el segundo misterio luminoso se contempla la auto revelación de Jesús
en las Bodas de Caná.
"Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: "No les queda vino". Jesús le contestó:
"Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Aún no ha llegado mi hora". Su Madre dijo a los
sirvientes: "Haced lo que Él os diga". Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus
signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en Él". (Jn 2, 3-5.11)
Todos:
Amén.
Canto.
El que dirige el rezo: En este misterio pedimos por la paz de nuestra patria que la
nueva La Ley de apoyo humanitario sea aplicada con justicia y respeto
Por las intenciones de nuestro corazón y para agradecer por las bendiciones que
tenemos.
"Después que Juan fue encarcelado, Jesús se dirigió a Galilea, a predicar la buena
noticia del Reino de Dios. Decía: "El tiempo ha llegado y el reino de Dios ya está
cerca. Convertíos y creed en el Evangelio"". (Mc 1,14-15)
Todos:
Amén.
Canto.
El que dirige el rezo: Pidamos todos a Dios que hoy nos abra el corazón para vivir
estos momentos difíciles con alegría y amor, siguiendo el camino que Jesús nos ha
marcado.
En el cuarto misterio luminoso se contempla la Transfiguración
"Y sucedió que, mientras Jesús estaba orando, cambió el aspecto de su rostro, y su
ropa se volvió de una blancura resplandeciente...De la nube salió una voz, que dijo:
"Éste es mi Hijo amado, mi elegido. Escuchadle a Él"". (Lc 9, 29.35)
Todos:
Amén.
G.- Bendito, alabado y adorado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del
altar.
Canto.
El que dirige el rezo: Por los miembros de nuestras familias y amigos que han
partido en la esperanza de la resurrección, para que Jesús los acoja en su reino
En el quinto misterio luminoso se contempla la Institución de la Eucaristía.
"Durante la cena, Jesús tomó pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio a sus
discípulos, diciendo. "Tomad y comed, esto es mi cuerpo". Tomó luego en sus
manos una copa, dio gracias a Dios y lo pasó a sus discípulos, diciendo: "Bebed
todos de ella, porque esto es mi sangre"". (Mt 26, 26-27)
Todos:
Amén.
Canto.
El que dirige el rezo: Infinitas gracias te damos, soberana Princesa, por los
favores que todos los días recibimos por vuestras manos generosas. Dígnate,
Señora, tenernos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo; y para más
obligaros, te saludamos con una Salve:
III. CONCLUSIÓN.
Oh María,
Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza.
Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste
asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación del Pueblo Romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de
que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la
fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a
hacer lo que Jesús nos dirá, El que tomo nuestros sufrimientos sobre sí mismo. Y se
cargó de nuestros dolores para guiarnos a través de la Cruz, a la alegría de la
Resurrección. Amén.
Todos:
Amén.
Todos:
Amén.
El Santo Rosario
Buenos días queridos hermanos Bienvenidos a la participación del último Rosario de
la Aurora. Qué con alegría nos reunimos como familia de fe a celebrar con amor y
con toda devoción a nuestra Madre Santísima.
Rezamos este Santo Rosario por las intenciones de la Santísima Virgen María, por tu Divina
Voluntad que se haga en la tierra como en el cielo, por la sanación espiritual, por la paz
en el mundo entero.
Introducción
G.- Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios
nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
G.- Abre Señor mis labios, para alabar tu nombre y el de Tu Santa Madre.
G.- Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y redentor mío, por
ser tú quién eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón
haberte ofendido. Quiero y propongo firmemente confesarme a su tiempo. Ofrezco
mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Y confío en que tu bondad
y misericordia infinita, me los perdonarás y me darás la gracia para no volverte a
ofender. Amén.
G.- ¡Oh Dios!, tú único Hijo nos ha conseguido con su muerte y resurrección los
bienes de la salvación eterna: concédenos que, venerando estos misterios en el
Santo Rosario de la Virgen María, imitemos aquello que contienen y obtengamos
aquello que prometen.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R.- Amén.
G.- Dios te salve, María santísima, hija de Dios Padre, virgen purísima y
castísima antes del parto, en tus manos encomendamos nuestra fe para que la
ilumines. Llena eres de gracia...
Dios te salve, María santísima, madre de Dios Hijo, virgen purísima y castísima en
el parto, en tus manos encomendamos nuestra esperanza para que la alientes. Llena
eres de gracia...
Dios te salve, María santísima, esposa de Dios Espíritu Santo, virgen purísima y
castísima después del parto, en tus manos encomendamos nuestra caridad para que la
inflames. Llena eres de gracia..
MISTERIOS GOZOSOS
G.- Hoy contemplaremos los misterios gozosos. Ellos se caracterizan por el gozo
que produce el acontecimiento de la encarnación. Meditar los misterios "gozosos"
significa adentrarse en los motivos últimos de la alegría cristiana y en su sentido
más profundo. Significa fijar la mirada sobre lo concreto del misterio de la
Encarnación y sobre el preanuncio del misterio del dolor salvífico.
G.- Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre, llamado José, de la casa
de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando donde ella estaba dijo:
"Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo...vas a concebir en el seno y vas a
dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús"... Dijo María: "He aquí la
sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra.
G.- Oh Dios, autor de la salvación, que enviaste a tu ángel Gabriel a Santa María
para hacerla Madre del Redentor; aviva en nuestra mente la firme convicción de ser
tus hijos y de querer vivir siempre en comunión con el Cuerpo de Cristo, que es la
Iglesia.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R.- Amen
G.- Ofrecemos este misterio por las intenciones del Papa Francisco, el obispo Luis
Gerardo Cabrera por los sacerdotes y religiosos en especial por nuestro párroco
Mauricio Romero y por el P. Antonio Calderón, también pedimos por las necesidades
de la Iglesia y por vocaciones para la vida religiosa y el sacerdocio.
Se reza seguidamente un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria al Padre
y Jaculatoria.
Canto.
G.- Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a
nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
R.- Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y
líbranos del mal.
G.- Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres tú
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús
R.- Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores; ahora y en la
hora de nuestra muerte.
T.- Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados y líbranos del fuego del infierno, lleva
al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu
misericordia. Amén
G.- En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa,
a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludo a Isabel. Y en cuanto oyó
Isabel el saludo de María...quedó llena del Espíritu Santo.
G.- Oh Señor, sabiduría y fuerza de los profetas, que inspiraste a la Madre del
Verbo encarnado visitar a su distante y anciana prima, para que tu Hijo, que ella
llevaba en su seno, santificase a Juan, el más grande profeta; concédenos obtener
las gracias y las virtudes por la presencia operante de la Madre de la Iglesia.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R.- Amén.
G.- Ofrecemos este misterio por la paz de nuestro país y del mundo entero
Para que los gobernantes de las naciones, responsables de promover el bien común
y la concordia entre las naciones, establezcan entre los pueblos relaciones de
justicia, de reconciliación y de paz.
G.- Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a
nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
R.- Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y
líbranos del mal.
G.- Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres tú
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús
R.- Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores; ahora y en la
hora de nuestra muerte.
T.- Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados y líbranos del fuego del infierno, lleva
al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu
misericordia. Amén
G.- José y María salieron de Nazaret hacia Belén y, "mientras ellos estaban allí se le
cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo
envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre.
R.- Amén.
G.- Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a
nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
R.- Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y
líbranos del mal.
G.- Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres tú
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús
R.- Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores; ahora y en la
hora de nuestra muerte.
T.- Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados y líbranos del fuego del infierno, lleva
al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu
misericordia. Amén
G.- Oh Dios, libertador del pueblo elegido, que acogiste en el templo a tu Hijo
divino con su Madre Virgen; concédenos por intercesión de la misma Madre de Dios
ser presentados a ti en el Paraíso.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R.- Amén.
G.- Ofrecemos este misterio por los enfermos del cuerpo, la mente y el alma:
Para que el Señor Jesús y nuestra Madre Santa María, salud de los enfermos, los
visiten con su amor misericordioso y les den la salud deseada.
G.- Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a
nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
R.- Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y
líbranos del mal.
G.- Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres tú
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús
R.- Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores; ahora y en la
hora de nuestra muerte.
T.- Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados y líbranos del fuego del infierno, lleva
al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu
misericordia. Amén
El niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres...Al cabo de tres días,
lo encontraron en el templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y
preguntándoles
Oh Padre del cielo, que consentiste que tu Hijo divino se entretuviera contigo, entre
los doctores del templo, no obstante las grandes angustias de sus padres por el
temor de haberlo perdido; haznos perseverantes en la oración para conseguir los
frutos de la redención.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R.- Amén.
G.- Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a
nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
R.- Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y
líbranos del mal.
G.- Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres tú
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús
R.- Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores; ahora y en la
hora de nuestra muerte.
T.- Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados y líbranos del fuego del infierno, lleva
al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu
misericordia. Amén
G.- Infinitas gracias te damos, soberana Princesa, por los favores que todos los días
recibimos por vuestras manos generosas. Dígnate, Señora, tenernos ahora y
siempre bajo vuestra protección y amparo; y para más obligaros, te saludamos con
una Salve: