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MANUEL KANT
CRITICA
DE L A
R A Z O N PURA
ESTUDIO INTRODUCTIVO
Y ANÁLISIS DE LA OBRA
POR
FRANCISCO LARROYO
Decimosexta edición
EDITORIAL PORRÚA
AV. REPÚBLICA ARGENTINA, 15
MÉXICO, 2015
PRÓ LOG O
1í
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tienen pues que regirse necesariam ente todos los objetos de la experiencia
y con los que tienen que concordar. E n lo que concierne a los objetos,
en cuanto son pensados sólo p or la razón y necesariam ente, pero sin
poder (al menos tales com o la razón los piensa) ser dados en la expe
riencia, prop orcion arán, según esto, los ensayos de pensarlos (pues desde
luego h an de poderse pensar) u n a m agnífica com probación de lo que
adm itim os com o m étodo transform ado del pensam iento, a saber: que no
conocem os a priori de las cosas más que lo que nosotros mismos p one
mos en ellas.-
E ste ensayo tiene un éxito conform e ai deseo y prom ete a la m eta
física, en su prim era parte (es decir en la que se ocupa de conceptos
a priori, cuyos objetos correspondientes pueden ser dados en la experien
cia en conform idad con e llo s ), la m archa segura de una ciencia. Pues
según este cam bio del m odo de pensar, puede explicarse m uy bien la
posibilidad de un conocim iento a priori y, m ás aún, proveer de pruebas
satisfactorias las leyes que están a priori a la base de la naturaleza, como
conjunto de los objetos de la experiencia; am bas cosas eran im posibles
según el m odo de proceder h asta ahora seguido. P ero de esta deducción
de nuestra facultad de conocer a priori, en la prim era p arte de la m eta
física, despréndese un resultado extraño y al parecer muy desventajoso
para el fin total de la m ism a, que ocupa la segunda p arte, y es a saber:
que con esa facultad no podem os salir jam ás de los lím ites de u n a ex
periencia posible, cosa em pero que es precisam ente el afán m ás im por
tante de esa ciencia. Pero en esto justam ente consiste el experim ento para
com probar la verdad del resultado de aquella prim era apreciación de nues
tro conocim iento a priori de razón, a saber: que éste se aplica sólo a los
fenóm enos y, en cam bio considera la cosa en sí m ism a, si bien real por
sí, com o desconocida p ara nosotros. Pues lo que nos im pulsa a ir nece
sariam ente m ás allá de los lím ites de la experiencia y de todos los fe
nóm enos, es lo incondicionado, que necesariam ente y con pleno derecho
pide la razón, en las cosas en sí m ism as, p ara todo condicionado, exi
giendo así la serie com pleta de las condiciones. A hora bien, ¿encuén
trase que, si adm itim os que nuestro conocim iento de experiencia se rige
por los objetos com o cosas en sí m ism as, lo incondicionado no p uede ser
2 Ese método, imitado del de los físicos, consiste pues en buscar los ele
mentos de la razón pura en aquello que se deja confirmar o refutar por un
experimento. Ahora bien, para el examen de las proposiciones de la razón рш а,
sobre todo las que se han aventurado más allá de todos los límites de expe
riencia posible, no se puede hacer experimento alguno con sus objetos (como
en la física) : será pues factible sólo con conceptos y principios, que admitimos
a priori, arreglándolos de tal manera que los mismos objetos puedan ser con
siderados por dos lados muy diferentes: por una parte como objetos de los
sentidos y del entendimiento para la experiencia, por otra parte empero como
objetos que solamente pensamos, en todo caso, para la razón aislada que as
pira a salir de los límites de la experiencia. Ahora bien, ¿encuéntrase que,
cuando se consideran las cosas desde este doble punto de vista, hay concor
dancia con el principio de la razón pura y que en cambio cuando se las
considera desde un solo punto de vista, surge una inevitable contradicción
de la razón consigo misma? Entonces el experimento decide por la exactitud
de aquella distinción.
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com penetrado con mi labor. T odo discurso filosófico puede ser herido
en algún sitio aislado (pues no puede presentarse tan acorazado como el
discurso m atem ático); pero la estructura del sistem a, considerada en u n i
dad, no corre con ello el m enor peligro, y abarcarla con la m irada, cuando
el sistem a es nuevo, es cosa p ara la cual hay pocos que tengan la a p
titud del espíritu y, menos aú,n, que posean el gusto de usarla, porque
toda innovación Ies incom oda. T am bién, cuando se arrancan trozos ais
lados y se separan del conjunto, para com pararlos después unos con
otros, pueden descubrirse en todo escrito, y más aún si se desarrolla
en libre discurso, contradicciones aparentes, que a los ojos de quien se
confía al juicio de otros, lanzan una luz muy desfavorable sobre el libro.
Pero quien se haya adueñado de la idea del todo, podrá resolverlas muy
fácilm ente. C uando una teoría tiene consistencia, las acciones y reaccio
nes que al principio la am enazaban con grandes peligros, sirven, con el
tiem po, sólo para aplanar sus asperezas y si hom bres de im parcialidad,
conocim iento y verdadera popularidad se ocupan de ella, proporciónanle
tam bién en poco tiem po la necesaria elegancia.