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‘Al antropélogo, en cuanto tal, no le conciemne la verdad 0 falsedad del pensamiento religioso. Las creencias son para él hechos sociolégicos, no teolégicos. Su problema es cien: tifico, no metafisico. Desde Hobbes hasta nuestros dias son muchos los autores que se han entregado a la tarea de en- tender las creencias y practicas religiosas de los pueblos pri- mitivos y a dar razén de ellas. Sin embargo, aquellos cuyas teorias sobre la religién primitiva han sido mas influyentes nunca se acercaron a un pueblo primitivo: hacian antropo- logia de salén. Los trabajos de campo realizados en nuestra 6poca han permitide comprobar no pocos errores en las afi maciones formuladas antafio. Evans-Pritchard, con sus tra- bajos sobre los nuer, contribuyé no poco a que pasara de moda cierto tipo de investigacién. (Citemos también la obra de Mary Douglas Pureza y peligro. Un andlisis de los con- ceptos de contaminacién y tabd, editada por Siglo XXI, re- presentativa de esa misma linea.) En Las teorias de la rel gion primitiva, el autor discute las teorias propagadas sobre el tema: sefiala las dificultades y problemas que planted el estudio de las religiones y critica las posiciones intelectua- listas, emocionalistas y sociolégicas de algunos tedricos. EE. Evans-Pritchard ha sido profesor de Antropologia So- cial en la Universidad de Oxford desde 1946. Ha publicado numerosos trabajos sobre pueblos africa- nos, principalmente sobre los Nuer y los Azande. Del mismo autor, en Siglo XXI de Espafa Editores, Ensayos de Antro- pologia Social. ISBN 86-325-01%6-0, | i i I r7asas2'301 14st ik LAS TEORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA por E. E. EVANs-PRITCHARD Saorer Soler Secor, Abad & (997 Le Les one, —— lo veintiuno editores, sa siglo veintiuno de espafia editores, sa siglo veintiuno argentina editores, sa Primera edicién en castellano, noviembre de 1973 Segunda edicién en castellano, noviembre de 1976 Tercera edicion en castellano, diciembre de 1979 Cuarta edicién en castellano, octubre de 1984 Quinta edicién en castellano, diciembre de 1988 Sexta edicién en castellano, octubre de 1989 Séptima ediciGn en castellano, octubre de 1990 Octava edicién en castellano, octubre de 1991 © SIGLO XXI DE ESPANA EDITORES, S.A. Calle Plaza, 5. 28043 Madrid Primera edicién en inglés, Oxford University Press, 1965 Titulo original: Theories of primitive religion © Oxford University Press DERECHOS RESERVADOS CONFORME A LA LEY Impreso y hecho en Espafia Printed and made in Spain ISBN: 84-323-0114-0 Depésito legal: M. 33.306-1991 Impreso en Closas-Orcoyen, S. L. Poligono Igarsa Paracuellos de Jarama (Madrid) INDICE NOTA PRELIMINAR 9 I. InrRopucci6n .. u II. Las TEORIAs PsicoLdcicas a TIL Las TEoR{As socrordcrcas 83 IV. Liw-Baun 129 V. ConcLusi6n Pa sees 161 BrBLiocRarfa 195 NOTA PRELIMINAR Cuatro de estas conferencias (Sir D. Owen Evans Lectures) se pronunciaron en el Universi en Aberystwyth, durante la primavera de 1962. Las presento aqui practica- mente tal como las escribi con ese objeto, si bien algin pérrafo no Ieg6 a leerse para no emplear més tiempo del que se me habia con- cedido. La conferencia que lleva aqui el niime- ro IV se escribié por las mismas fechas, pero no la pronuncié porque sélo se me habia pe- dido que diera cuatro. Se advertiré que se trata de conferencias, esto es, que no estan destinadas a la lectura tanto como al ofdo, y asimismo que se dirigen a un piblico muy culto pero que, no obstante, no es especialista en antropologia. De haber me dirigido a colegas mios o, incluso, a estu- diantes de antropologia, me hubiera expresa- do de un modo algo distinto, aunque el fondo hubiera sido el mismo. Mis comentarios sobre Tylor y Frazer, Lévy- Bruhl y Pareto espigan abundantemente de va- rios artfculos publicados hace muchos afios en el Bulletin of the Faculty of Arts de la Egyp- tian University (El Cairo), cuya cdtedra de so- ciologia ocupaba yo; dichos articulos han ve- nido circulando desde entonces en tiradas a multicopista por los departamentos de Antro- ° 10 . B. EVANSPRITCHARD pologia Social y aqui recojo lo esencial de los mismos, Agradezco las criticas y consejos del doctor R.G. Lienhardt, el Dr. J. H. M. Beattie, el Dr. R. Needham, el Dr. B.R. Wilson y el sefior M.D. McLeod. E.E. EP. | a I. INTRODUCCION de la forma en que distintos autores que pueden considerarse antropéloges, © que en, cualquier caso han es crito sobre ‘a, han in- vos y dar razon de ellas. He de dejar sentado desde el princi- pio que me’ voy a ocupar sobre todo de las teorfas sobre las religiones de los pueblos pri- mitivos. Las’ ‘cuestiones de tipo mas general que la religiém: suscita exceden de los. limites que he puesto a mi trabajo. Por consiguiente, me voy a atener a las obras que, a’ grandes rasgos, pueden considerarse antropolégicas, y mas atin, fundamentalmente a las brit Ya se habré advertido que aqui Si me preguntaran qué interés pueden tener para nosotros las religiones de los pueblos sim- ples, contestaria en primer lugar que algunos de los mas importantes filésofos que han tra- tado de politica, de la. sociedad 0 de la moral, desde Hobbes, Lockey’ Rousseau hasta Her- bert Spencer, Durkheim y Bergson, han consi- WD 2 E. B. EVANS PRITCHARD vida social en general; y subrayaria ademés que los hombres que mas han contribuido en nuestra civilizacién a cambiar el conjunto del clima del pensamiento durante el siglo pasa- do, los grandes forjadores de mitos: Darwin, Marx-Engels, Freud y Frazer (y quizds debiera afiadir a Comte), mostraron todos un gran in- terés por los pueblos primitivos y utilizaron’ cuanto se sabia sobre ellos en sus esfuerzos por convencernos de que, aunque lo que habia sido un consuelo y un incentivo en el pasado podia dejar de serlo, no estaba perdido todo; visto bajo las perspectivas de Ia historia el es- fuerzo resulté provechoso. En segundo lugar, contestaria que las reli- giones primitivas son especies del género re- ligién y que todo aquel que tenga algin inte- rés por Ia religion debe reconocer que un estu- dio de las ideas y practicas religiosas de los pueblos. primitivos, que son de una gran. va- riedad, puede ayudarnos a obtener ciertas con- clusiones sobre la naturaleza de la religién en general y por tanto también sobre las Iama- das grandes religiones o religiones histéricas y positivas 0 religiones de revelacién, incluyen- do la nuestra. A diferencia de estas grandes re+ ligiones, que estan genéticamente emparenta- das|—judaismo, cristianismo e islamismo, 0 hinduismo, budismo y jainismo— las religio- nes primitivas, al darse en partes del mundo aisladas y muy separadas unas de otras, ape- nas pueden deberse a otra cosa que a procesos independiente sin relaciones histricas entre sf; ello aumenta el valor que los datos de las, mismas tienen en todo anélisis comparativo que se proponga determinar las caracteristicas IAS TEORIAS DE LA RELIGION PRIACITIVA B esenciales de los fenémenos religiosos y for- mular enunciados generales validos y signifi- cativos sobre éstos. Por supuesto, sé de sobra que los tedlogos, los historiadores clasicos, los semitistas y otros especialistas en religién suelen prescindir de las religiones primitivas, considerandolas de poca importancia, pero me consuela pensar que hace menos de cien afios Max Miiller batallaba contra las mismas fuerzas inmovilistas y sa- tisfechas para que reconocieran la impor- tancia que tienen las:lenguas y religiones de China e India para la comprensién del lengua- je y la religin en general, en una batalla que a decir verdad no est atin ganada (zdénde es- tén los departamentos de lingiiistica compara- day de religién comparada en este pais?), pero en la cual se han efectuado ciertos progre- sos, En realidad podria ir mas lejos y decir que, para comprender plenamente la naturale- za de la religién revelada, tenemos que com- prender la naturaleza de la Iamada religion natural, puesto que nada podria revelarse so- bre algo si los hombres no tuvieran previamen- te una idea de ese algo. Quizés debiéramos decir, més bien, que la dicotomia entre religion natural y revelada es falsa y redunda en con- fusi6n, pues cabe afirmar que, en cierto modo, todas las religiones son religiones de revela- cién: el mundo que les rodea, junto con su ra- z6n, han revelado a los hombres en todas par- tes algo sobre lo divino y sobre su naturaleza y destino propios. Podemos reflexionar en las palabras de San Agustin: «Lo que ahora se lla- ma religién cristiana ha existido entre los an- tiguos, y no faltaba desde el comienzo de la “4 BBL BVANSPRITCHARD raza humana, antes de que Cristo se hiciera carne: a partir de entonces la verdadera reli- gién, que ya existia, comenzé a recibir el nom- bre de cristianismo»', No dudo en reivindicar, ademas, que, aun- que los especialistas en las grandes religiones nos miren a veces por encima del hombro a nosotros los antropélogos, y a nuestras religio- nes primitivas —no tenemos textos—, somos nosotros, mas que cualesquiera otros, quienes hemos recopilado el amplio material sobre cuyo estudio se ha fundado, por inseguramente que sea, la ciencia de la religion comparada; por muy inadecuadas que sean laé teorias an- tropolégicas basadas en dicho material, pue- den servir y a veces han servido a los clasicis- tas, semitistas ¢ indocuropeistas, e incluso a los egiptélogos, para la interpretacién de sus textos. Examinaremos algunas de esas teorfas en el curso de estas conferencias; me limito, pues, a decir aqui que pienso en las repercu- siones que los escritos de Tylor y Frazer, en Gran Bretafia, y los de Durkheim, Hubert y Mauss y Lévy-Bruhl en Francia, han tenido en el ambito de muchas disciplinas eruditas. Hoy tal vez no nos resulten aceptables, pero en st momento han desempefiado un papel impor- tante en la historia del pensamiento. ‘No es facil definir lo que entendemos por re- ligién a los efectos de estas conferencias. Si hubieran de centrarse en las creencias y las practicas, podriamos aceptar inicialmente la definicién minima de religion que da Sir Ed- ward Tylor (aunque no carece de implicacio- 1, Agustin, Conf, I 1. Citado en F. M. Mul om Language, iythology and Religion, 181, 1, 5. 1, Selected Exsays IAS TEORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA 15 nes enojosas): la ¢réencia en’ seres espiritua- les. Pero, dado que atienden preferentemente a las teorfas sobre la religién primitiva, carez- co de libertad para preferir una definicion a otra, pues he de examinar cierto nimero de hipétesis que van més alla de la definicin minima de Tylor. Para algunos el hecho reli- gioso abarca temas como los de la magia, el totemismo, el tabit ¢ incluso la brujerfa, es de- cir, todo aquello que puede englobarse bajo la expresin «mentalidad primitiva» o que resul- ta irracional 0 supersticioso. En particular ten- dré que referirme a menudo a la magia, dado que varios autores influyentes no diferencian magia y religion, y hablan de lo magico-religio- so, o bien consideran que una y otra estan ge- néticamente emparen en un desarrollo evolucionista; hay ademas otros que, si bien las distinguen, dan un tipo de explicacién similar aambas. Los especialistas de las épocas victoriana y eduardina_estaban_enormemente interesados por la religin de los pueblos primitivos, en gran parte, supongo, porque se encontraban ante una crisis de la suya; sobre este tema se ha escrito un gran mimero de libros y articu- los. Por supuesto, si me refiriera a todos estos autores estas conferencias quedarian reducidas a un recitado de nombres y titulos. La alter- nativa que voy a adoptar consistird en selec- cionar a los autores que han tenido una in- fluencia mayor 0 que representan mas carac- teristicamente un modo u otro de analizar los hechos, y en examinar-sus teorfas en cuanto representativas de variantes del pensamiento antropol6gico. Lo que, siguiendo este procedi- i 16 . E EVANSPRITCHARD miento, se pueda perder en puntualidad de andlisis quedaré compensado por una mayor exposicin, aunque muchos autores se sittan entre uno y otro apartado y otros entran en més de uno. Quiz parezca que trato a estas teorias con severidad y Animo negativo. Creo, sin embargo, que no se considerara excesiva mi rigidez al ver lo inadecuado, e incluso cémico, que es gran parte de lo que se ha escrito para expli- car el fenémeno religioso. Los legos en la ma- teria pueden no estar al tanto de que la mayor parte de lo escrito en el pasado sobre animis- mo, totemismo, magia, etc., y de lo que, muy probablemente, atin se repite a la ligera en «colleges» y universidades, se ha demostrado que es erréneo o al menos dudoso. Por esta raz6n, mi tarea ha de ser mAs critica que cons- tructiva, a fin de mostrar por qué unas teorias aceptadas en otra época son hoy insostenibles y debieron, o deben, rechazarse total o parcial- mente. Si puedo convencerles a ustedes de que atin hay muchas cosas que siguen inciertas y oscuras, mi labor no habré sido vana. Pues en- tonces no se engafiaran creyendo que tenemos respuestas definitivas a las cuestiones que se nos plantean. LAS TEORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA 7 Lo cierto es que, mirando hacia atras, a ve- ces resulta dificil comprender cémo se han po- dido legar a proponer muchas de las teorias del hombre primitivo y del origen y desarrollo de Ja religion, Desde luego no es justo que hoy sepamos, gracias a la investigacién moderna, Jo. que aquellos autores no pudieron saber en- tonces. Pero, aun contando con la clase de da- tos que manejaban, es sorprendente que escri- bieran tantas cosas que parecen contrarias a la raz6n. Con todo, aquellos hombres eran es- pecialistas muy eruditos y competentes. Para comprender unas interpretaciones y explica- ciones que ahora parecen evidentemente de- fectuosas, tendriamos que escribir un tratado sobre el ambiente intelectual de la época, so- bre Jas circunstancias intelectuales que limi- taban su pensamiento, curiosa mezcla de po- sitivismo, evolucionismo y residuos de cierta religiosidad sentimental. Ya examinaremos al- gunas de estas teorias en conferencias poste- troduction to the History of Re- ms, entonces (1896) profe- Filosofia e iversidad de Durham. —pues consideraba al animismo «més una teoria filosdfica primitiva que una forma de creencia religiosa» *—, para legar al politefsmo y al monoteismo. No me propongo examinar ni desenmarafi 0 rias. j 2 R. B tevons, A Iniroduction t the History of Religion, 189, igina 26. . rr 8 B. B. EVANS PRITCHARD pueden ser las teorias sobre las religiones pri- mitivas, pues, a mi juicio, bien puede decirse que en todo él no hay ni una afirmacién gene- ral o tedrica respecto de aquéllas que hoy se tenga en pie. Se trata de una coleccién de re- construcciones absurdas, hipétesis y conjetu- ras insostenibles, especulaciones, suposiciones y sobreentendidos desenfrenados, analogias inadecuadas, errores de comprensién e inter- pretacién y, especialmente en lo relativo al to- temismo, puros desatinos. Si algunas de las teorfas que expongo pare- cen ingenuas, yo pediria que se-tuvieran en cuenta varios hechos. La antropologia acaba- ba de nacer —apenas puede ahora considerar- sela adulta. Hasta hace poco ha sido terreno abonado para las incursiones de los hombres de letras, y ha tenido un tono especulativo y filosé- mas bien.pasado de moda. Si se puede decir que Ia psicologia dio los primeros pasos hacia la autonomfa cientifica en torno a 1860 y que no se libré de las trabas de su pasado filoséfico hasta cuarenta o cincuenta afios mas tarde, la antropologia social, que dio sus pri- meros pasos hacia la misma época, se ha des- embarazado de cargas similares mucho mas recientemente. Es muy notable el hecho de que ninguno de los antropélogos cuyas teorias sobre la religién primitiva han sido més influyentes se haya acercado nunca a un pueblo primitive. Es algo asi como si un quimico nunca hubiese conside- rado necesario entrar en un laboratorio. En consecuencia, para su informactén tenian que confiar en aquello que les contaban los explo- radores, misioneros, funcionarios y comercian- t LAS TEORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA 9 tes enropeos. Ahora bien, quiero que conste que tales testimonios son enormemente sospe- chosos. No digo que fueran inventados, aun- que a veces si lo eran, e incluso viajeros fa- mosos como Livingstone, Schweinfurth y Pal- grave mostraban propensién a los mayores descuidos. Pero gran parte de ellos eran falsos, casi todos indignos de confianza y, para las pautas actuales de Ia investigacién profesional, descuidados, superficiales, sin perspectiva y sin contexto; en cierto sentido esto es aplicable incluso a los primeros antropdlogos profesio- nales. Afirmo. con. toda conciencia que nose pueden aceptar sin ms las primeras descrip- ciones de las ideas y comportamiento de los pueblos menos complejos, ni mucho menos las interpretaciones que se dan de ellos, y que es preciso un examen critico de sus fuentes y pruebas concluyentes que las corroboren, an- tes de admitirlas, Cualquiera que haya realizado una investiga- cién entre pueblos primitivos visitados ante- riormente por exploradores y personas simila- res puede atestiguar que sus informes son con excesiva frecuencia indignos de confianza, in- cluso en materias que se pueden apreciar por mera observacién, mientras que en otro tipo de materias menos visibles sus rélatos pueden ser completamente falsos. Doy un solo ejem- plo, de una religién,con:la que estoy familiari- zado. Resulta extraiio, vistas las publicaciones y extensas monograffas recientes sobre los nilé- ticos del Norte, leer que en 1866 el famoso ex- plorador Sir Samuel Baker se refirié a ellos ante la Sociedad Etnolégica de Londres en los 20 B, E. EVANS-PRITCHARD siguientes términos: «Sin excepcidn, no creen en un Ser Supremo, ni tienen ninguna forma de culto o idolatria; la oscuridad de sus men- tes ni siquiera recibe la luz de un rayo de su- persticién. Tienen la mente tan estancada co- mo la ciénaga que forma su pequefio mundo» *. Ya en 1871 pudo demostrar Sir Edward Tylor, con los datos de entonces, que tal cosa no po- dfa ser cierta‘. Los informes sobre las creen- cias religiosas de un pueblo se deben tratar siempre con la maxima prudencia, pues tratan de algo que ni el europeo ni el nativo pueden observar directamente: de concepciones, imé- genes y palabras cuya comprensién requiere conocer hondamente la lengua de un pueblo y también todo el sistema de ideas del que for- ma parte cada creencia determinada, pues pueden carecer de sentido si se separan de la serie de creencias y practicas a las que perte- necen, Pocas veces se puede decir que el obser- vador, ademas de cumplir estos requisitos, tenga unos habitos mentales cientificos. Es cierto que algunos misioneros eran hombres instruidos y habfan aprendido correctamente Jas lenguas nativas, pero hablar una lengua co- rrectamente es algo distinto de comprenderla, como he observado a menudo en conversacio- nes de europeos con africanos y arabes. Ello es una nueva causa de errores, un nuevo peli- gro. Tanto los nativos como los misioneros uti- lizan las mismas palabras, pero las connota- ciones son diferentes, llevan distintas cargas de significado. Para cualquiera que no haya reali- +S. Maker, eThe Races of the Nile Basin, Transactions ofthe Exhnoiogical Socety of Landon, 2. (18), Bi "BB. Tylor, Primitive Culture, 3 ed: (18), 1, 424, LAS TEORIAS DB LA RELIGION PRIMITIVA a zado un estudio intenso de las instituciones, tusos y costumbres de los nativos en el propio medio de éstos (es decir, muy al margen de los puestos administrativos y comerciales y de las misiones) lo mas que puede surgir es una espe- cie de dialecto intermedio con el cual es posible comunicarse sobre materias de interés y expe- riencias comunes. Nos basta tomar como ejem- plo el uso de una palabra nativa para designar a nuestro «Dios», El sentido de la palabra para el hablante nativo sélo puede tener una coinci- dencia minima, y en un contexto muy restrin- gido, con el concepto que el misionero tenga de Dios. El difunto profesor Hocart menciona un ejemplo real de tales errores en las Fiji: Cuando el misionero da a Dios el nombre de Ndina, piensa que no existe ningtin otro Dios. El nativo en- tiende que El es el tinico dios eficaz y de confianza; os otros pueden ser eficaces a veces, pero no hay que contar con ellos. Esto no es més que un ejemplo de cémo el maestro puede querer decir una cosa y sus discipulos comprender otra. Por lo general, ambas artes continiian igtiorando felizmente su error. Lo cual no tiene remedio, salvo que el misionero adquie- ra un conocimiento completo de las creencias y cos- tumbres nativas Ademés, los informes utilizados por los es- pecialistas para ilustrar sus teorfas son, no s6lo muy inadecuados —en lo que se refiere principalmente al tema de estas conferencias—, sino también muy selectivos. A los viajeros les gusta transcribir aquello que més les ha im- presionado por curioso, rudo o sensacional. La magia, los ritos religiosos_barbaros, las creencias supersticiosas adquirieron prioridad 2AM, Hocart, eManas, Man, 1916, 46, | { 2 1B E, EVANSPRITCHARD sobre las empiricas, cotidianas, mondtonas ru- tinas que comprenden el noventa por ciento de ~ la vida del hombre primitivo y constituyen su principal interés y ocupacién: su caza, pesca y recoleccién de raices y frutos, su cultivo y_ pastoreo, su vivienda, la forma de sus uten- silios y armas y en general su ocupacién en los asuntos diarios, sean domésticos 0 publi- cos. No se concedié a todo esto el margen que ocupa, tanto en tiempo como en importancia, en las vidas de aquellos cuyas costumbres se estaban describiendo. En consecuencia, al pres- tar una atencién excesiva a lo que consideraban supersticiones curiosas, a Io oculto y misterio- so, los observadores tendian a pintar un cuadro en el cual lo mfstico (en el sentido que da Lévy- Bruhl a dicho término) ocupaba en el lienzo una parte mucho mayor de la que tenfa en la vida_de los pueblos primitivos, de tal forma que lo empirico, lo ordinario, lo de sentido co- mtin, el mundo de cada dia sélo parecia tener | una importancia secundaria; se presenté a unos nativos infantiles obviamente necesitados de administracion paternal y celo misionero, espe- cialmente cuando habfa en sus ritos una bien acogida pizca de obscenidad. in aquel tiempo los especialistas comenza- ron a trabajar con fragmentos de informacion que recogian accidentalmente y de todo el mundo, y montaban con ellos libros de titulos tan pintorescos como La Rama Dorada y La Rosa Mistica. Estos libros presentaban una imagen hibrida, mejor dicho, una caricatura, de la mentalidad primitiva: supersticiosa, pue- rile incapaz de un pesamiento critico 0 pe severante. Los ejemplos de este procedimiento a LAS TEORIAS DE LA RELIGION PRIMIITIVA B de promiscua utilizacién de los datos se pue- den espigar en cualquier autor de la época. Por ejemplo, éste: Los amaxosa beben la hiel de un buey para yolverse fieros. Los célebres mantuana bebian la hiel de trein- ta jefes, creyendo que aquello les harfa fuertes. Mu- chos_ pueblos, como los yoruba, por ejempla, creen que ela sangre es la vidas. Los de Nueva Caledonia se comen a los enemigos muertos para adquirir valor y fuerza. En Timorlaut se come la carne de un enemigo rmuerto para curar la impotencia. Las gentes_ de He mahera beben la sangre de los enemigos muertos para hacerse valientes. En Amboina, los guerreros beben Ja sangre de los enemigos a los’que han dado muerte para adquirir su valor. Las gentes de las Célebes b en la sangre de los enemigos para hacerse fuertes. 8 nativos de las Dieri_y las tribus vecinas son ca: es de comerse a un hombre y beberse su sangre pa el fin de adquirir su fuerza; con su grasa se frota Y¥_asf se contintia volumen tras volumen. 16 perfectamente sa- iI que debemos con- jogrado, a través del ‘idfeulo y del ejemplo, que se pasara de moda ‘anto el tipo de investigaciones que anterior- mente se habjan realizado entre los pucblos simples como el uso que los especialistas ha- bian hecho de ellas, Se quejaban de «las lar- gas letanias de frases ensartadas, que nos ha- cen a los antropélogos sentirnos idiotas y al salvaje lo presentan ridiculo», tales. como: «Entre los brobdignacianos, cuando un hombre se encuentra con su suegra cada uno insulta al otro y ambos se retiran con un ojo amora- tado»; «cuando un brodiago se encuentra a un oso polar echa a correr, y a veces el oso le 4 A. E, Crawley, The Mystic Rose, ed. de 1927 (revisada y amplis: 44a por Theodore Besterman), 1, 1345. 4 BB, EBVANS-PRITCHARD sigue»; «en la Vieja Caledonia, cuando un nati- vo encuentra casualmente una botella de whis- ky a.un lado del camino, se la bebe de un trago, después de lo cual procede inmediatamente a buscar otra»’, Hemos observado que la seleccién realizada a nivel de la pura observacién ya habia produ- lo una alteracién inicial de los hechos. El método de compilacién a base de tijeras y en- grudo que utilizaban los especialistas de pol- trona en sus casas producia atin mayores al- teraciones. En conjunto, no tienen el menor sentido de la critica histérica, de las reglas que un historiador aplica al valorar sus testimo- nios documentales. Asi, si los observadores. de Jos pueblos primitivos crearon una impresién falsa al dar una preeminencia excesiva a la mistica en las vidas de éstos, tal cosa quedaba resaltada cuando se trataba mediante unos li- bros de anécdotas a los ificaba con la expresién¢ Consistia, por lo que sé-refter > tema, en elegir de entre los informes de primera mano sobre os pueblos primitives, y, por las buenas o por las malas, de todo el mundojy, sacando los he- | chos de sus propios contexios, atender sola- mente a lo extraiio, sobrenatural, mistico y su- persti¢ioso —Ilémeselo como se quiera— para juntar los fragmentos en un monstruoso mo- ‘saico que se suponia retrato de la mente del hombre primitivo. Asi, pues, se presents al hombre primitivo, especialmente en los. prime- ros libros de Lévy-Brubl, como totalmente irra- cional (en el sentido habitual del término), _enenanaiiosiniatn: ennaeeiainlebisiasnn scien onmlety ? B, Malinowski, Crime and Custom in Savage Society, 126, pl gina Tas. 1s TEORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA 2s como habitante de un misterioso mundo de dudas y miedos, presa del terror de lo sobre- natural y ocupado incesantemente en luchar contra él. Creo que cualquier antropélogo ac- tual coincidirfa conmigo en que este cuadro no se parece en nada al original. De hecho, el nombre de «método compara- do» no es nada adecuado para estas activida- des. Habfa en ellas bien poca comparacién, si por comparacién_entendemos Ja_analitica. 5 ‘poner juntas las cosas que pa recfan tener algo en comin. En realidad, po- demos decir que ello permitia a los autores es- tablecer clasificaciones preliminares en las que se podian colocar numerosas observaciones ba- jo un ntimero limitado de ribricas, introdu- ciendo de este modo una especie de orden; en este sentido tenia algin valor. Pero era un mé- todo més ilustrativo que comparativo, casi lo que los psicdlogos acostumbraban a Ilamar el «método anecdético», Se reunia un gran nd- mero de ejemplos mezclados para ilustrar al- guna idea general y para apoyar la tesis del autor sobre dicha idea. No se intentaba. expe- rimentar teorfas mediante ejemplos no escogi- dos ad hoc. Las precauciones mds elementales se despreciaban mientras se lanzaba tosca con- jetura tras tosca conjetura (bajo el nombre de hipétesis). Se ignoraban las reglas més simples de la’ Iégica inductiva (métodos de correlacin, diferencia y variaciones concomi- tantes). Asi, por dar un solo ejemplo, si Dios es, como Freud pretende, una proyeccién de la imagen paterna.idealizada y sublimada, en- tonces evidentemente hay que demostrar que | las concepciones sobre las deidades varian se- 26 E. B, EVANSPRITCHARD gin el distinto lugar que el padre ocupa en a familia en los diferentes tipos de sociedad. LAs THORLAS DE LA RELIGION PRIMITIVA 2 nfa un criterio abierto a este respecto!, pero Jos demds antropélogos, salvo Andrew Lang y, Entonces, una vez més, los ejemplos negativos, | hasta cierto punto, Max Miiller, asf como los si es que de alguna forma se tenian en cuenta, Jo que era poco frecuente, quedaban descar- tados a titulo de desarrollos tardios, decaden- cia, supervivencias 0 con ayuda de cualquier otro truco evolucionista. Las primeras teorias antropolégicas, como se veré en mi proéxima conferencia, no solo pretendian explicar la re- ligién primitiva por sus origenes psicolégi- cos, sino que también intentaban colocarla en una gradacién evolucionista o entre los esta- dios del desarrollo social. Se construia deduc- tivamenteuna cadena de desarrollo légico. A falta de informaciones histéricas, no se podia decir con conviccién que en cada caso particu. lar el desarrollo histérico correspondiera al paradigma légico —en. realidad, a_mediados del siglo pasado tuvo lugar una contienda entre los que estaban a favor de la teoria de Ja pro- gresién y aquellos que defendian la de la degradacién: los primeros sostenian que las, sociedades primitivas estaban en un estado de temprano y progresivo desarrollo hacia la ci vilizacién, por retrasado que fuera, y los se-| gundos que en otra época habian tenido una: civilizacién mds alta y que estaban en regre- sion respecto a ella. El debate versé especial- | mente sobre la religion; los de un partido man- tenfan que las, a su juicio, ideas teoldgicas ele-' vadas de los pueblos primitivos eran un primer vislumbre de verdad que acabaria por condu-. cir a mayores cosas; y los del otro, que aque- las creencias eran una reliquia de un estadio anterior y mas civilizado. Herbert Spencer te-| socidlogos, fueron progresionistas. Al carecer de pruebas historicas para mostrar las fases a través de las cuales han pasado de hecho las sociedades elementales, presumian que seguian un orden ascendente y, muy a menudo, inva- riable, Todo lo que sé requeria era encontrar un ejemplo en alguna parte, en cualquier par- te, que correspondiese més 0 menos a uno u otro estadio de un desarrollo légico e insertar- lo como ilustracién o, segiin tales autores pa- recen considerarlo, como demostracién de la validez histérica de uno u otro esquema de la progresién unilineal. Si me estuviera diri- giendo a un puiblico compuesto exclusivamente de antropélogos, incluso la alusin a semejante procedimiento del pasado podria considerarse lanzada a moro muerto, Creo que las dificutades fueron aumentan- do, y creciendo con ello la consiguiente desfi- guracién, al inventarse términos especiales para describir las religiones primitivas, con lo que se insinuaba que la mentalidad del primi- tivo era tan diferente de la nuestra que sus ideas no podian expresarse con nuestros voca- bularios y categorias. La religion primitiva era «animismo», «preanimismo», «fetichismo»y cosas por el estilo. También se tomaban en préstamo términos de las lenguas nativas, co- mo si no se pudiera encontrar en nuestra pro- Pia lengua ninguno que se pareciera a lo que 4, Spencer, The Principles of Sociology, 1882 1, 106 28 tenfa que describirse, términos como los de tabi (de Polinesia), mana (de Melanesia), t0- tem (de los indios de América del Norte) y ba- raka (de los arabes del norte de Africa). No estoy negando que existieran grandes dificul-| tades seménticas_para_la.traduccién. Ya son considerables, por ejemplo, entre el francés y el inglés; pero cuando hay que traducir algu- na lengua primitiva a la nuestra propia son,| y por motivos obvios, mucho mayores. De he- ‘cho es el mayor problema con el que nos he: mos enfrentado en la materia que estamos tratando, por lo que deseo se me permita in| sistir un poco més en ello. Si unvetndgrafo di- ce que en Ia lengua de un pueblo centroafrical no la palabra ango significa perro, puede estar en lo cierto, pero de este modo sélo ha expre, sado el significado de ango en un grado muy limitado, porque lo que significa para los na: tivos que utilizan tal palabra-es. diferente de lo que «perro» significa para un inglés, El sig, nificado que los perros tienen para ellos —ca- zan con ellos, se los comen, etc.— no es el que BB, EVANS PRITCHARD tiene para nosotros. {Cuénto mayor no serd la, alteracién cuando topemos con términos que! tienen una referencia metafisical Se puede, y asi se ha hecho, utilizar palabras nativas y des- pués mostrar su significado utiliz4ndolas en contextos y situaciones diversas. Pero eviden- temente este recurso es limitado. Reducido al absurdo, equivaldria a escribir un informe so- bre un pueblo en su lengua vernécula. Las otras posibilidades son peligrosas. Cabe divul gar un término tomado de una lengua vernécu- AS TEORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA 2» la primitiva, tal como tétem, con vistas a uti- lizarlo para describir fenémenos de otros pue- blos parecidos a aquel al que dicho término se refiere en su lugar de origen; pero ello puede dar lugar a una enorme confusién, porque las semejanzas pueden ser superficiales y el fend- meno en cuestién tan distinto que el término pierda todo su significado, lo cual, como mos- tré Goldenweiser, ha sido el destino de la pa- Jabra tétem’, . Resalto esta cuestién porque tiene cierta im- portancia para la comprensién.de las teorfas sobre la religién primitiva. Se puede encontrar desde luego alguna palabra 6 expresién de nues- tra propia lengua que traduzca un concepto na- tivo. Podemos traducir con palabras como «dios», «espiritux, «alma» 0 «espectro», pero entonces debemos preguntarnos tanto lo que la palabra que hemos traducido asi significa para los nativos como lo que la palabra por la Que es traducida significa para el traductor y sus lectores. Tenemos que establecer un sig- nificado doble; en el mejor de los casos, los significados de las dos palabras Ilegardn a co- rresponderse parcialmente. Las dificultades seménticas son siempre enormes y sdlo se pueden superar parcialmen- te, El problema que presentan también se pue- de considerar a la inversa, en el intento de los misioneros de traducir la Biblia a las lenguas nativas. Ya fue bastante enojoso tener que ex- Presar en latin los conceptos metafisicos grie- 805, y, como sabemos, este traslado de concep- shytigh, Cldenwcir, Barty Cuitzation, 19 pp, 282s. Vine tambide au aycculo aform”and Content in Tecinss reread Wthropotogis, ne, 33 U9. ‘ ° 30 BE EVANS-PRITCHARD tos de una lengua a otra acarreé errores. Des- pués la Biblia fue traducida a otras diversas lenguas europeas (inglés, francés, alemén, ita- iano, etc.), y he descubierto lo esclarecedor que resulta tomar algiin fragmento de ella, un} salmo,-y- ver comovestas’lenguas lo han im- pregnado con sus caracteristicas particulares. Los que conozcan el hebreo o cualquier otra Iengua semitica pueden acabar el juego tradu- ciendo las diferentes versiones al idioma en| cuestién_y viendo después a qué se parecen| El caso de las lenguas primitivas es mucho més desesperado. He lefdo algo sobre las dif cultades de los misioneros que querian tradu, cir a la lengua de los esquimales la palabraj «cordero», como en la frase «apacienta mis; corderos», Por supuesto, se puede traducir re firigéndola_a-animales con que los esquimales se hallen familiarizados, diciendo, por ejemy plo, «apacienta mis focas», pero en tal caso se} sustituye lo que representa un cordero paral un pastor hebreo por lo que una foca implica} para un esquimal. ¢Cémo se puede transmitir el sentido de la afirmacién segin la cual los caballos egipcios «son carne y no espiritu» aj LAS TEORFAS DE IA RELIGION PRIMITIVA 31 de exégesis ha suscitado la explicacién de eros, agape, caritas! Después de eso se deben encon. trar equivalentes en hotentote y, si no los hay, proceder lo mejor que se pueda. zY cuando se traduce a una lengua amerindia «En el pr cipio era el Verbo»? Incluso en su forma ingle. sa el sentido sblo se puede expresar mediante una disquisicién teolégica. Los misioneros han luchado duramente y con gran sinceridad para vencer estas dificuliades, pero, segtin mi expe- riencia, gran parte de lo que enseiian a los na- tivos es completamente ininteligible para aque- llos entre los que llevan a cabo su obra; creo que muchos estarén dispuestos a reconocerlo, La solucién que se sucle adoptar es la de trans. formar la mentalidad de los nifios nativos en tuna mentalidad europea, pero esto sélo apa- rentemente es una solucidn. Ahora, una vez que confio en haber llamado la atencién sobre este problema misional, debo dejarlo de lado, por- que estas conferencias no tratan de misiolo- gia, campo de investigacién fascinante, por cierto, que desgraciadamente apenas se ha cul- tivado, Tampoco voy a proseguir examinando el gente que no ha visto nunca un caballo ni nada! problema, md a parecido y que, ademas, puede carecer de unique no pue ee ee por- Concepto que corresponda a la concepcién nocemos el dicho atraduttore, traditores Va hebrea de espiritu? Son ejemplos triviale go mencién del tema en conferencia de in- h eu n ¢Puedo dar dos mas complicados? ¢Cémo tra-;troduccién en parte porque debemos recordar, ducir al hotentote «Aunque yo hablo con lasjal yal A : Tenguas de los hombres y de los angeles y noWva, Io que las teorias sobre la reli tengo caridad...»? En primer lugar, hay que de- i e | mm. primit: lo que las palabras utilizadas en ellas sig- ificaban para los especialistas que las usaban. terminar lo que el parrafo significa para los$i, por un l ; ad : oyentes de San Pablo y, aparte de «las lenguasternretaciones gue higexn te ia nee i lida de los hombres y de los angeles», qué intidad pad primitiva, por otro hay que conocer sus pro- 2 1B EVANS PRITCHARD} pias mentalidades, mas 0 menos sus puntos de mira, para penetrar en su forma de ver las Cosas, vinculada a su clase, sexo y época. Por cuanto hace a la religién, todos ellos tenian, que yo sepa, un transfondo religioso de una w otra clase. Por mencionar algunos nombres que posiblemente les_digan algo: ‘Tylor tenia educacién’ cudquera; Frazer, presbiteriana; Ma: rett, de la Iglesia de Inglaterra, y Malinowski catélica; mientras que Durkheim, Lévy-Brubl y Freud tenfan un transfondo judio; pero, con una o dos excepciones, cualquiera que fuera su formacién, las personas cuyos escritos) tu} vieron mayor influencia eran, en la época eny que escribieron, agnésticos 0 ateos. La reli gion primitiva no era diferente en cuanto a va4 lidez de cualquier otra creencia religiosa: era una ilusién. Propiamente no se preguntaron, aj diferencia de Bergson, cémo es posible que «ereencias y practicas que son cualquier cosaj menos racionales pudieran ser aceptadas, an4 tes y ahora, por seres racionales» ®. Era més bien que en sus opiniones estaban implicitas} las convicciones optimistas de los filésofos ra+ cionalistas del siglo XVIII, segtin Jos cuales la IAS TEORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA 33 pecialistas si queremos comprende ‘ricciones ie6ricas iii eegiohiea BEAVER Basaron, y encontraron, un anna mortal = pensaban, contra el cristianismo. Si dia presentar a la religién i aberracién intelectual, como un. espejismo fruto de la tensién, afectiva, 0 por su funclgn social, quedaba implicito que las grandes reli siones se podian poner en duda y tratar del mismo modo. Esta intencién apenas se dist mula en algunos casos, como los de Frazer, King y Clot, por ejemplo. No pongo en duda sinceridad, y, como he indicado en otro lu. gar", tienen todas mis simpatias, aunque mi aprobacién, Sin embargo, que estuvieran equivocados 0 no no viene al caso: el hecho es gue el apasionado racionalismo de Ja Siete aleman ller no deseaba que se interpretara su crtieo Wilhelm Miller), espe postura ; manticn Mia rama mito-solar de la escucta Co postara en el sentido de que fa relies somen- adscrito a 0 Me ruvieron bastantes disputas emf objeton do los hombres deiticaron IEIEREBes tre si), que pas6 gran parte de su vida en Oxf transmitieron la ea = el de que éstos les ford, donde fue profesor y fellows del Allf el cual, ademis, aera n de lo infinito, para tore “College: Fue: un lingtista de capaciiad| ‘, MUleesevinteemEs ed — Soule ornate excepeional, uno, de los Pune) ee Pte ee dio- commpletpecitistas en sinscrito de Su ép0c Ya ye eed eneEIEEIESD aunque Ph general, una persona de gra erudicién ¥} rentes a Rmincee Ecaead materiales refe- muy injustamente Geeacreditada. No estaba dis explicaciones a luda deseaba que sus muy inj jos como algunos de os Cy fess era ac uvieran una validez general Su Togas alemanes mas extremistas, 10 OM pensar en el infini- cae fuera peligroso ser agnéstica en i | iene sc 20 po qe" 1a epoca como por conviccién, Sado Que dian tomar de aquello ¢ Jos cuales slo se po- de Ta épote ano. pladso y_ sentimental, Pere en el mundo aguell que parecin majetuoso a um larga 1a postara de aquellos» celestes, 9 mejor, ecido; fal como las cuerpes © at Pon sus muchos IDES estos atributos or len eatonses de éstos, Pero elias eA ensamniento un c@ taférico.originario. y ‘sdguirfan at peotidoune > y oscuro. En st opi personificarse en deidades par een ni6ny tal como yo la entiendo, los hombres siempre han tenido una intuicién de lo divine Ia idea de lo infinito palabra con la que de. signaba a Dios—, que deriva de sus experiencias sensoriales; por tanto, no debemos buscar fuente en la revelacién primitiva ni en un i tinto 0 capacidad religiosos, como muchos by. tonces hacian. Todo conocimiento humano Tle. ga a través de los sentidos, produciendo el del cia Ja mas viva impresién de realidad, y en alos se basa todo Tuciocinio, lo que también n la rel ligién: nihil in fide quod soe fucrit in sense. ahora bien, las cosa oe con ingles camo sly Eaetaeod a s la idea de lo infinit 16s Seam asaiaae al dar una y mil para esquivarla, dit Raeter a veces ambiguo fp pvassrnrrcwany ff AS TEORIAS DE 1A RELIGION YRIMIEIVA 4s 4 Los nomina se convirtieron en numina. Asilas Taligiones, al menos las de esta cla, podfan religiontse como «enfermedad del lengualen, expresion enérgica pero ‘desafortunada que crDller trato de aclarar posteriormente Pot que nunca quedé ‘completamente esclarecida. gostuvo que, en consecuencia, Ja investigacion filologica y etimoldgica era el tinico medio pot el que podriamos descubrir el significado de Ja religién del hombre primitivo, porque gra- as a ella se recupera el sentido original de {a2 nombres de los dioses y de Tas historias que sobre ellos se han dicho: Ast, ‘Apolo amaba a Dafne; Dafne huyd de él y fue convertida en fipeal Esta leyenda carece de sentido hasta : que sabernos que Apolo era en. tienen. lugar , ¥ que, por tanto, sélo tienen | cuando se evocan en situaci evens 1a an en situaciones rituales espe- efcas come he hecho ver en otro lugar", hablando todas dons teorias intelectualistas, indes rasgos, podemos d : a , s decir que, aunque no pueden refutarse, tomporo pueden f , por la sencilla razén di defenders, le que no exist testimonio alguno sobre el erigen de las Greencasreligioas, Los estadios de evolucion Que, intentaron consruitsus promotores como medio de sopra falta de testimonios pueden ener coherencia légica, muy bien tener cohe , pero car sree Nalider histérica. Sin embargo, aunque s descartar los supue: pi ebainos los supuestos y opiniones evolucionisas (o mejor, progresionistas),o bien Consideraros slo como hipétesis basants va , atin podemos conservar gran parte de st. of pxThe Intellectualist (Bn 1p. Jeyons, sept of Greek Fah te Rea of ars, Ee (aa91), pp. 2295 sb) Interpretation of M sh) Interpretation of Male, Ble sn University (E1 Cabo) f, parte 2 56 1. B EVANSPRITOHARD | reivindicacién de la racionalidad esencial de los pueblos primitivos. Es posible que estos no hayan obtenido sus ereencias tal y como dichos autores han supuesto, pero, aun cuando no lo | hicieran asf, siempre queda el elemento de ra- cionalidad, pese aque las observaciones sean inadecuadas, las inferencias defectuosas y las conclusiones erréneas. Sus ereencias son siem: pre coherentes y, hasta cierto punto, pueden: ser criticas y eseépticas, e incluso experimen, tales, dentro del sistema de sus ereencias y a su peculiar modo; por tanto, su forma de pen-| sar puede entenderla quien se preocupe de aprender su idioma y de estudiar sus cost OTS teoria_animista sobrevivis, bajo varias formas, indiscutida durante muchos. afos marcé toda la bibliografia antropologica entonces; tal, por dar un solo ejemplo, el ann plio estudio de Dorman sobre la religién de los amerindios, en el cual cada creencia —totemis: mo, brujeria, fetichismo— se explica en tér, minos animistas, Pero comenzaron a alzarsi voces de protesta, tanto por lo que se refer al origen de la religién como al orden de su hucién. : eam de que consideremos lo que éstas pro; ponfan debemos tener en cuenta que los erty cos gozaban de dos ventajas sobre sus prede; cesores. La psicologia asociacionista, que era} ‘més 0 menos una teoria mecanicista de las sen] saciones, estaba cediendo ante la psicologia ex; perimental, cuyas expresiones pudieron usa Jos antropélogos, aunque tendieran a hacerl de manera poco’ téenica y en sus acepeiones cotidianas; a partir de entonces oimos hablar, calmente de Tylor en un aspecto: en pretender gue la religion estuvo precedida de una fase magica. Otros autores participaron de la mis- ma opinién. Un americano, John H. King, pu- blicé en 1892 dos vokimenes titulados The Si pernatural: its Origin, Nature, and Evolution. No tuvieron gran repercusién, dado el clima de animismo entonces imperante, y cayeron en el olvido hasta que Wilhelm Schmidt los resucit6, Tan intelectualista y evolucionista como los demas de su época, opinaba que las ideas de *spectro y espiritu eran demasiado elaboradas LAs TEORIAS DE LA RELIGION PREMITIVA 57 menos de las funciones cognoscitivas que de Jas afectivas y conativas; de instintos, emocio- nes, sentimientos y, mas tarde, bajo la influen- cia del psicodnalisis, de complejos, inhibicio- nes, proyecciones, etc.; la psicologia de la Gestalt y la psicologia de las masas también dejaron su huella, Pero lo mas importante fue el gran progreso que conocié la etnografia en las tiltimas décadas del siglo XIX y a princi- pios del XX. Ello proporcioné a los autores posteriores una informacién abundante de me- Jor calidad: investigaciones como las de Fison, Howitt y Spencer y Gillen sobre los aborige. nes australianos, las de Tregear sobre los mao- ris, la de Codrington, Haddon y Seligman so- bre los melanesios, las de Nieuwenhuis, Kruijt, Wilken, Snouck Hurgronje y Skeat y Blagden sobre las poblaciones indonesias; las de Man sobre los islefios de Andaman, las de Im Thurn yvon den Steinen sobre los amerindios, las de Boas sobre los esquimales y, en Africa, las de Macdonald, Kidd, Mary Kingsley, Junod, Ellis, Dennet y otros. Se habra advertido que Frazer diferia ra 58 B, E, EVANS PRITCHARD para los hombres primitivos, opinion que de. rivaba ldgicamente del supuesto basico del pensamiento evolucionista de entonces: el de que todo se desarrolla a partir de algo mas simple e imperfecto. Pensd que debia existir | un estadio previo al animismo, un estadio de J mana en el que Ja idea de suerte, de lo fasto y J lo nefasto, fuera el tinico ingrediente de lo que él Ilam6 lo supremo. Surgfa dicho estadio de deducciones defectuosas realizadas a partir de la observacién de estados fisicos y procesos; organicos, que llevaban al hombre primitivo a! suponer que la vittud, el mana, residia en los propios objetos y acontecimientos en cuanto propiedad intrinseca de los mismos. De ello} surgié Ja doctrina de los conjuros y encantai mientos, y asi tomé cuerpo el estadio de ma‘ gia. Después, a través de errores de juicio, de razonamientos falsos sobre los suefios y lo: estados neuréticos adquiridos, surgié la de los espectros, y finalmente, en fases sucesi vas, la de los espiritus y los dioses, dependien; do siempre los distintos estadios de una evolu: cién general de las instituciones sociales. As, pues, también para King la religidn era un: ilusién. Ademés, era un desastre, pues detens el progreso intelectual y moral; los pueblos; primitivos que crefan en tales fabulas eranl como nifios, dado que el desarrollo ontogenétif co correspondia al filogenético (lo que los psi célogos acostumbran a llamar doctrina de la r capitulacién). Otros autores defendieron, junto a Frazer King, que debia haber existido un estadio de religién mas primitivo e imperfecto que el anit mismo. Los mis conocidos de ellos son Preuss | $48 TEORIAS DB LA RELIGION PRIAGTIVA 539 en Alemania y Marett en Gran Bretafia, quie- nes pusieron en tela de juicio la teoria de Ty- lor, que tantos afios llevaba sobreviviendo; pe- ro en ciertos casos el reto sélo se referia a la cuestion del momento y el orden de la evolu- cidn, y los criticos que pasaron de ahi no pu- dieron demostrar que existiera jamds el esta- dio de pensamiento que postulaban. Los ata- gues més demoledores y graves procedieron de dos discipulos de Tylor, Andrew Lang y R. Al igual que sus coniempordneos, Andrew Lang era evolucionista, pero se negd a aceptar que los dioses pudieran proceder de los espec- tros o los espiritus. Escribié con bastante car- ga de sensatez (aunque no siempre), pero, debi- "n parte, a que el origen animista de la re- jon se daba entonces por cosa averiguada, lo que dijo de la religin primitiva cayé en el vacfo hasta que, posteriormente, se vio reivin- dicado por Wilhelm Schmidt, También tuvo algo que ver en ello su condicién de persona hovelesca, que le indujo a escribir libros so- bre temas como el del principe Carlos Eduar- do 0 el de Maria Estuardo, que permitia des- cartarle por literato y diletante. Era animista, Por cuanto convenia con Tylor en que la cree. cia en las almas, y por consiguiente en los espfritus, podria muy bien haber surgido de fe- ramenos psiquicos (suefios, etc.), pero no es- {aba dispuesto a aceptar que la idea de dios getbara por surgir de las nociones de alma, spectro y espiritu, Sefialé que el concepto de dis crea lor, moral, paternal, omnipotente y Qmnisciente se encuentra entre los pueblos is primitivos det globo, probablemente de- 0 1, B. EVANS-PRITOHARD. bido a lo que solia lamarse el argumento del | designio, vale decir la conclusién racional, por parte del hombre primitivo, de que el mundo de alrededor debe ser obra de algun ser su. | perior. Sea como fuere a este respecto, dentro | del propio criterio evolucionista, la idea de Dios, por cuanto se encontraba entre los pue-’ blos de cultura mas simple, no podria proce der a la larga de las ideas de espectro y de alma, nien realidad de ninguna otra cosa. Ade: més, dice Lang, de todas formas estos pueblos no conciben en absoluto en muchos casos all ser supremo como espiritu, al menos en nuesi tro sentido de espiritu divino —«Dios es espiy itu y aquellos que lo adoren deben adorarlo; en espiritu y en verdad»—, sino, mas bien, por: decirlo asf, como si fuera una persona de un! tipo u otro, De ello concluye que el concepto de Dios «no es necesario que derive de retle. xiones sobre los suefios o los espectros»’. El alma-espectro y Dios tienen origenes total: mente diferentes, e incluso cabe que el mono: te{smo haya precedido al animismo, aunque tal prioridad no se pueda establecer nunca histé- ricamente; pese a esta razonable afirmacién,| Lang pensaba a todas luces que el monoteis} mo era anterior y que se habia visto corrom pido y degradado por ideas animistas més tardias, Las dos corrientes del pensamiento reli gioso llegaron a unirse finalmente, una a tra vés de las fuentes hebreas y otra a través de| las helenisticas, en el cristianismo. Fl razonamiento que seguia Marett era muy] diferente. No solo sostuvo que existfa un es: + Lang, The Moking of Religion. p. 2 1AS-TEORIAS DE LA RELIGION PRIMITIVA a tadio preanimista, sino que puso en duda, por razones metodologicas, toda la argumentacién en que venia apoyandose la explicacién de la religion. Para él, el hombre primitive no era en ab- soluto ese filésofo frustrado en que se le habia convertido. En el hombre primitivo no son las ideas las que hacen surgir la accién, sino la accién la que hace surgir las ideas: «la reli- gion salvaje no es tanto algo que se elabora mentalmente como algo que se danza» ®. Lo significativo de la religién primitiva es su lado motor, no su lado reflexivo, y la ac- cién procede de estados afectivos. Marett sacé la conclusién de que en el estadio primitivo, el_preanimista, la religién no podia diferen- ciarse de la magia, como puede diferenciarse en un estadio posterior, en el cual la reli- gidn organizada desaprueba la magia y ésta adquiere connotaciones desfavorables. Juzga- ba preferible, al hablar de pueblos primitivos, emplear la expresién «mégico-religioso», expre- sién a mi modo de ver desafortunada, adopta- da por gran mimero de especialistas, entre otros Rivers y Seligman. Sin embargo, el pro- pio Maret prefirié fundir ambas cosas en el término mana, palabra melanesia que los an- tropélogos han incluido en su vocabulario con resultados desastrosos, segtin yo creo, porque, aunque no podamos éxaminar ahora materia tan complicada, parece evidente que mana no Significa para aquellos a cuya lengua pertene- ce tal palabra la fuerza impersonal —casi un Concepto metafisico— que Marett y otros, neti Mitel, The Threshold of Relieton, 2+ c8. 191, pl | ’ 3 2 BB. EVANS-PRITCHARD como, por ejemplo, King, Preuss, Durkheim y 4 Hubert y Mauss, dada la informacion que po- seian, creyeron que era. Segtin Marett, los pue- blos primitivos tienen la sensacién’ de que | existe un poder oculto en determinadas perso- | nas y cosas, y de que la presencia © ausencia de esta sensacién es lo que separa lo sagra- do de lo profano, el mundo de lo portentoso del | mundo de cada dia, siendo la funcién de los tabtis la de separar a un mundo de otro; esta sensacién es una mezcla de miedo, maravilla, admiracién, interés, respeto y, quizés, incluso amor. Todo lo que suscita esta emocién y es tratado como misterio pertencce a la religién. Marett no nos dice por qué hay cosas que.dan lugar a esta respuesta y otras que no, y por qué se da en algunos pueblos y no en otros: a decir verdad, los ejemplos con que ilustra su teorfa son harto escasos y van incluidos en la 4 argumentacién de manera totalmente azarosa. Aunque dice que la magia no puede diferen- ciarse de la religin en este estadio, ofrece no obstante una explicacién especifica de la ma- gia, si bien dentro del mismo orden emociona- lista. La magia surge de la tensién emocional. | EI hombre est4 sojuzgado por el odio, el amor © cualquier otra emocién, y como no puede hacer nada practico por remediarlo, recurre a forjar creencias que le libren de la tensién, como aquel que arroja al fuego el retrato de la amante infiel. Esto es lo que Marett llama ma- gia rudimentaria (Vierkandt razona del mismo modo). Cuando tales situaciones se repiten su- ficientemente, la respuesta se llega a estabili- zar en lo que denomina magia evolucionada, que es una forma socialmente aceptad. de com. as TEORIAS DE IA RELIGION PRIMITIVA 68 portamiento habitual. En tal caso el practi- cante de la magia tiene un conocimiento exacto de la diferencia entre simbolo y realizacién abe que no esta haciendo las cosas de hecho, que apuntar con una azagaya a un enemigo a distancia mientras recita encantamientos con- tra él no es lo mismo que atravesarlo con ella a corta distancia. No confunde, como Tylor creia, un vinculo real con otro ideal; por ello, tampoco se da una verdadera analogia, como Frazer sostiene, entre magia y ciencia, porque el salvaje conoce bien la diferencia entre causa mégica y causa mecdnica, entre acto simbéli- co y acto empirico. Asi, pues, la magia es una actividad supletoria en aquellas situaciones en que faltan medios practicos para conseguir un fin; su funcién es catartica o estimulante y da al hombre valor, consuelo, esperanza, tenaci- dad. En articulo sobre la magia de la Encyclo- pedia of Religion and Ethics, de Hasting, Ma- rett da una explicacién diferente, aunque tam- bign catartica, de ciertas formas de expresion magica" Las’situaciones repetidas en la vida social generan estados de intensidad afectiva que, si no pueden encontrar una salida en una actividad dirigida hacia un fin practico, como cazar, luchar 0 copular, deben consumirse en actividades secundarias o supletorias, como las danzas que representan cazas, luchas 0 copu- laciones, pero aqui la funcién de la actividad supletoria es dar salida a la energia superflua. Entonces estas actividades. supletorias pasan de ser sustitutivas a ser auxiliares de la accion empirica sin perder su forma mimética, aun- Maret, of Religion an Ethics, BIS, vol. Vth Hosting, Breyer o BB, EVANSPRITCHTARD que en realidad sean repercusiones en vez de imitaciones. En comparacién con lo que aporté a la com- prensién de la magia, Marett dijo pocas cosas de verdadera enjundia sobre la religién primi tiva. Hablaba mucho, desde luego, de «lo sa- grado», en lo cual creo advertir bastante influ: jo de Durkheim, pero con ello no hizo mucho més que juegos de palabras. Es posible que se encontrara, como cualquier fellow de un colle! ge del Oxford de entonces, en una posicién equivoca y que, como era fildsofo, supiera sa¥ lir de ella (o aparentarlo) al distinguir entre el cometido de la antropologia social (determi: nar el origen de la religion —mezcla de histo- ria y causacién) y el cometido de la teologia} que'era tratar de la validez® de aquélla, dis: tincién por cierto a la que todos recurrimos en alguna medida, Llegs a la conclusién de que «la finalidad y el resultado de la religién primitiva consisten, en suma, en volver sagra- da la vida, en estimular la voluntad de vivir y de obrar» Marett era un escritor brillante, pero este filésofo clasico inteligente y fecundo, que con | un tinico articulo breve se convirtié en cabeza visible de la escuela preanimista, no aporté todos los datos que se requerfan para apoyar | sus teorias, y ni su influjo ni su reputacién | fueron duraderos. Como tampoco basta, aun- que el dicho es divertido y tiene algo de ver- dad, afirmar (oralmente) que para comprender | la mentalidad primitiva no hacia falta ir a vivir 2 Matt, «Oricin apd Validity in Rlisons (1 ed, en 196) ‘Marieror Rolion?s fh ele Ns Povehaleny aad Pane be, WA Vlsen amlen oem, 38 2"aeligion (Primitive Retin, Brey. Brit, Ue. XDK, 1. {Us TEORIAS DE LA RELIGION PREMITIVA 6 con los salvajes, porque bastaba la experiencia de una sala de estar de un colegio de Oxford. Trataré brevemente de los escritos, que fue- ron abundantes, de otro clasicista, Ernest Crawley, un director de escuela, cuyos libros aparecieron hacia la misma época que los de Marett. Tuvo el buen criterio de echar por tie- rfa algunas teorfas erréneas que atin eran habi tualés entonces, como las del matrimonio en grupo, el comunismo primitivo y el matrimonio por rapto, pero sus contribuciones reales resul- taron menos positivas. Al examinar la religion en The Idea of the Soul sigue a Tylor por cuan- to supone que el concepto de espiritu surge del de alma, que, en un estadio cultural posterior, pasa a ser el de dios; pero esta en desacuerdo con él en cuanto a la génesis de la idea de alma. Para Crawley, la opinién de Tylor sobre esta cuestién no nos dice mas que la de Hobbes 0 Aristételes, y es psicolégicamente imposible que la idea de alma proceda de los suefios y demas. Mis bien surge de la sensacién. El hombre pri- mitivo pod{a visualizar a cualquier persona que conociera cuando dicha persona estaba ausente, yde esta dualidad surgicron las ideas de alma y de espiritu; de esto se deduce que todo aque- lo de lo cual se puede formar una imagen men- tal puede tener un alma, aunque no se piense que las almas de los objetos inanimados sean més animadas que los propios objetos, como Tylor crefa, Asi pues, «la existencia espiritual es una existencia mental; el mundo de los es- Biritus es el mundo mentals #, Respecto a Dios "A. B, Crawley, The Idea of the Soul, 109, p. 7B 6 BE, EVANS-PRITCHARD y los dioses, no son mas que agregados de es, pectros o espectros de individuos destacados, que es lo que Spencer habia dicho. La religién, es, por tanto, una ilusién. Si esto fuera todo lo que Crawley escribié sobre la religién, podriamos encasillarlo entre | los intelectualistas, y todos los comentarios ge- | nerales que Ilevamos hechos sobre dicho gru- po también se le podrian aplicar. Pero en otros de sus escritos, incluyendo su primera y mis conocida obra, The Mystic Rose, que yo, al. igual que algunos contemporaneos suyos, en: cuentro bastante ininteligible, parece que tie. ne una teorfa més general sobre la religién: Toda la constitucién mental del hombre primi tivo es religiosa 0 supersticiosa, y por ello la magia no debe separarse de la religion. Dada su ignorancia, vive en un mundo de misterio | en el que no distingue la realidad subjetiva de la objetiva; lo que guia todos sus pensamien- tos es el miedo, especialmente el miedo al pe- ligro de las relaciones sociales, en particular las existentes entre hombre y mujer. Este sen- timiento es en parte instintivo y en parte de- bido a la idea, mas o menos subconsciente, de j que las propiedades y cualidades, al ser conta- giosas, se pueden transmitir a través del con- tacto; por consiguiente el hombre se siente particularmente vulnerable cuando realiza ac- tos fisiolégicos, como comer o copular, y a ello se debe que dichos actos estén rodeados de tabiis. Crawley concluye que: «todas las con- cepciones religiosas vivas proceden de causas funcionales, fisiolégicas y psicoldgicas, mas 0 menos permanentes» ®, Llega a hablar de «pen: Cent, Mystic Rose, ed. do 1927, 1, 14s TEORIAS DE LA RELIGISN PRIMITIVA 6 samientos fisiolégicos» *, aludiendo asf a a se- rie de funciones que producen, por reflejos mAs 0 menos organicos, las ideas que se refie- ren a ellas, En su teoria la religién primitiva equivale précticamente al tabu, producto del miedo; los espiritus en que creen los pueblos primitivos no son sino conceptualizaciones del peligro y del temor. Se me hace cuesta arriba conciliar esta postura con la declaracién hecha en The Idea of the Soul de que el alma es «el fundamento de cualquier religién»”, pero, como ya he dicho, Crawley no me parece muy hicido. Hay un leitmotiv, sin embargo, en todos sus libros: Ja religion es esencialmente un produc- toms del miedo del hombre primitivo, de su desconfianza, falta de iniciativa, ignorancia ¢ inexperiencia; no es nada por si misma, no es un apartado de Ja vida social, sino mas bien un tono o talante que penetra en cada parte de ella y que trata principalmente de los proce- sos fundamentales de la vida orgénica y de los acontecimientos climatéricos. El instinto vital, el deseo de vivir, se identifica con el sentimien- to religioso, La religién hace sagrado aquello que fomenta la vida, la salud, la fuerza. A la pregunta de qué sea la emocién religiosa, se nos responde que no es nada especifico, «sino ese tono o cualidad de cualquier sentimiento que da lugar a que algo se convierta en sagra- do», Se deduce de la _argumentacién de Crawley, como él mismo dice, que a mayores peligros hay mas religién, que por ello los es- tadios de cultura mas primitivos son més ‘rhe Idee of the Sout, 198, p. 1 ree of Life, 1905, p. 202 ‘B. E. EVANS-PRITCH ARD | religiosos que los posteriores, y las mujeres,’ mas religiosas que los hombres, y también que 4 Dios es producto de ciertos procesos psicobio. légicos. a Antes de que comentemos las explicaciones | que Marett y Crawley dan de la religién y la | magia, permitaseme considerar algunos otros. casos similares. | Supongo que algo debemos decir aqui de Wilhelm Wundt, personaje influyente en su €poca, aunque ahora rara vez se haga referen- cia a él, Como ecléctico que era, no es facil de’ encasillar. Su Vélkerpsychologie influyé sin du- da en los criterios de Durkheim, pero en con- junto cabe afirmar que las explicaciones que ofrece son psicoldgicas, asi como en extremo evolucionistas, meramente teéricas y un tanto aburridas. Las ideas que se refieren a lo que no es directamente reductible a la percepcién, * el pensamiento mitoldgico, como él lo llama, se originan en procesos emocionales (principal- mente el miedo —Scheu) «que se proyectan hacia el entorno»®. Primero tiene lugar la creencia en la magia y en los demonios, y hasta el siguiente estadio evolutivo, la Edad Totémi- j ca, no se dan los inicios de la religion propi mente dicha en el culto a los animales. Luego, a medida que el totemismo decae, el tétem- antepasado del clan es sustituido, en cuanto objeto de culto, por el antepasado humano. El culto al antepasado da paso, después, al culto al héroe, y éste, al culto a los dioses (Edad de los Héroes y Dioses). El estadio final es la Edad Humanista, caracterizada por el % W. Wundt, Elemente of Fotk Psychology, 1915, p. 7. ee ee Las TEORIAS DE LA RELI ~ iversalismo religioso. Quiza todo esto debie- tmousiderarse filosofia de la historia y no an- tropologia. Desde luego, suena muy raro para Jos antropélogos modernos. ; Hoy hemos Ilegado a la era del antropdlogo de campo, que ha estudiado a los pueblos na- tivos de primera mano, y no en relatos escri- tos por otros observadores que para colmo de males son inexpertos. R. H. Lowie, cuyo estu- dio de los indios cuervos (crow) ha supuesto una contribucién importante a la antropologia, nos dice que la religién primitiva se caracte- riza por «un sentido de lo Extraordinario, lo Misterioso y lo Sobrenatural> ® (adviértanse las maydsculas), que la respuesta religiosa es «de espanto y temor y su fuente es lo Sobrenatu- ral, Extraordinario, Extraterrestre, Sagrado, Santo, Divino»® (nuevas mayésculas). Como Crawley, sostiene que no existe un comporta- miento religioso especifico, sino sélo senti- mientos religiosos, por Jo cual la creencia de Jos indios cuervos en Ja existencia de espectros de los muertos no es una creencia religiosa, da- do que el sujeto no siente interés afectivo al- guno por ellos; asi, pues, tanto el ateo militan- te como el sacerdote pueden ser personas religiosas, si experimentan los mismos senti- mientos, y tanto el dogma cristiano como la teorfa de la evolucién biolégica pueden ser doctrinas religiosas. El positivismo, el iguali- tarismo, el absolutismo y el culto a la razén tampoco se pueden distinguir de la religi6n; la bandera del pais de cada cual es un simbolo religioso tfpico. Cuando la magia comporta » RH. Lowie, Primitive Religion, 125, p. XVI. 3 Bid, pe 3

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