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Ismael Sánchez Las 6 Promesas que hiciste

de niño a tus padres y como controlan tu


vida.
El desarrollo de un niño se está formando hasta los 7 años y durante ese intervalo de tiempo
va recogiendo y acumulando toda la información del entorno familiar, social, es decir, que
estás creando una imagen de sí mismo y del mundo.

Y justo a la edad de los 6 años es cuando, de forma inconsciente, tomamos una decisión de
cómo debemos ser y cómo nos irá la vida y cómo nos tenemos que relacionar.

¿podemos cambiar las promesas que hizo nuestro niño interior durante la infancia?
¿podemos cambiar esas decisiones que tomó nuestro cerebro cuando éramos niños?

Sí, la buena noticia es que sí podemos cambiar esas promesas siempre y cuando me dé
cuenta de cuál es la promesa que hizo mi niño y luego ya como adulto me hago una nueva
promesa a mí mismo. Ya no le hago la promesa a mi madre o a mi padre, que eso es lo que
hace el niño interior, sino que la promesa me la hago única y exclusivamente a mí mismo y
en el momento que yo me hago esa promesa como adulto consciente, ya las promesas
infantiles dejan de tener fuerza en mi cerebro, en mi inconsciente..

Desde el amor infantil, el amor ciego hacemos promesas a mamá y a papá, pero como
adultos es nuestra tarea romper esas promesas que hizo nuestro niño a nuestros padres.

Bien. Porque también así los padres liberan a los hijos de que ellos hagan estas promesas.
Bien, perfecto, eso me parece. Así que he pensado en todo. Bien, hombre, nunca fallas,
vamos, vamos. Muy bien, mira, hay un arcano por excelencia dentro del mundo del tarot,
del cual se habla que es el arcano de las decisiones, que en ese caso sería el arcano del
enamorado.

Siempre en el tarot, más con línea predictiva, se dice que la carta seis, el enamorado, tiene
que ver con decisiones que tiene que tomar el consultante o que todavía no te has decidido
o que estás indeciso, pero vamos a ir más profundo. Yo he observado en un montón de
lecturas de tarot que precisamente cuando aparece la carta seis, nos está hablando de que
nuestro niño, en esa edad, a la edad de los seis años, toma una decisión muy fuerte, una
decisión muy potente, hacia mamá y papá.

Y esta decisión nos va a influir el resto de la vida, tanto en mi manera de percibirme a mí


mismo, en mi manera de mostrarme al mundo, en mi manera de relacionarme con el
mundo. O sea que realmente la carta del enamorado te está diciendo, cuidado, has tomado
una decisión siendo niño y tienes que darte cuenta del peso que tiene esa decisión.
Fíjate, de hecho el niño lo miramos en la carta del mago, el niño interior. Entonces,
nosotros vamos a ver que durante la infancia se pueden tomar, de hecho, hasta seis
decisiones, que esto nos remite de nuevo a la carta del enamorado, número seis, y estas seis
decisiones van a influir, insisto, muy fuertemente en cómo nosotros vamos a relacionarnos
con el otro y con nosotros mismos.

Antes de hablar de las seis decisiones, que en realidad son, insisto, promesas de nuestro
niño, primero vamos a ver por qué nuestro niño hace estas promesas con mamá y papá.
¿Qué es lo que está buscando? ¿Qué se está asegurando este niño con estas promesas?

Pues mira, muy sencillo, lo vamos a ver en los cuatro ases. En el as de oros, la promesa que
yo le hago a mis padres me va a ayudar a asegurarme un sitio al lado de mamá y papá.
Porque un niño, ¿qué es lo que está buscando en esencia? Está buscando pertenecer, la
pertenencia.

Es un instinto que nos mueve profundamente, es un instinto del inconsciente, de acuerdo a


un instinto de supervivencia, y por lo tanto todos tenemos este instinto, porque
evidentemente cuando somos niños, pues dependemos única y exclusivamente de nuestro
entorno, de nuestros padres o de nuestros cuidadores primarios. Entonces primero me tengo
que asegurar un sitio al lado de mamá y papá, porque eso depende mi vida, en el as de oros
es la vida.

Después, claro, también tengo que seducir a mamá y a papá. Con estas promesas tengo que
asegurarme como niño que yo gusto a mi madre y a mi padre, porque si yo gusto a mi
madre y a mi padre, esto me da una cierta sensación de seguridad, y un niño busca
permanentemente la seguridad.

Otra cosa que me tengo que asegurar es tener la aceptación de mis padres. Claro, tengo que
sentirme aceptado, aprobado, validado por mamá y papá. Tengo que asegurarme su amor.
Y luego ya por supuesto asegurarme tener la atención de mis padres.

Muy importante. Ser visto. Entonces son las cuatro cosas que me tengo que asegurar
cuando soy niño, por las cuales yo después hago promesas a mamá y a papá. Vale. Vamos a
ver. Yo al decirlo he pensado que en todas ellas hay que prometer algo, sí.

Claro, mira, los áceres por numerología son uno, lo cual quiere decir que detrás de un as
que hay la carta del mago, insisto, que es el niño interior. El mago es un uno, lo cual nos
quiere decir que en los cuatro áceres están, por así decirlo, las necesidades más básicas de
un niño.

Sí, sí. Y las lealtades más profundas de este niño hacia sus padres o hacia todo su árbol
genealógico en definitiva. Ok, ahora ya sí, vamos a hablar de las promesas, que son como
dije antes, seis. Vamos a identificarnos con ellas.

Y luego haremos un test donde cada quien se puede testar con estos seis arcanos que voy a
mostrar, para que tú te des cuenta cuál es la promesa que tiene más peso en tu inconsciente
infantil. Y luego daré un ritual para romper la promesa. Primera promesa, la vamos a mirar
en la carta 14, la templanza, me prometo ser bueno.

Sí, sí, sí. Me prometo ser bueno. ¿Qué significa me prometo ser bueno? Pues muy sencillo,
que cuando yo era niño sentí que mis padres estaban separados emocionalmente y yo tenía
que ser el responsable de unirlos. Tantos niños que hicieron el papel de mediadores y que
hacen el papel de mediadores entre mamá y papá.

Pues me prometo ser bueno, ¿por qué? Porque de esta manera me permito o me siento que
sirvo para algo y que soy aceptado. Sí, sí, sí. Entonces, esa es una promesa muy pesada y
que muchas personas la han hecho en su inconsciente. Así se muestra en tantísimas lecturas
de Tarot.

Eso es. Por cierto, una persona que sigue manteniendo esta promesa. De ser bueno toda la
vida. ¿A quién atrae? Pues a los aprovechadores, a los estafadores. Claro, porque en
realidad el que es muy bueno, el que es santo. Sí, no, no, dos veces, sí, sí.

¿Atrae al diablo? Pues sí, sí. Eso es todo. Nos atraemos porque cada quien tiene que hacer
su aprendizaje y cada quien tiene que hacer su proceso de sanación. Y todos estamos al
servicio de todos, por eso nos atraemos. Claro. Ok, claro. Otra promesa, la miramos en la
carta 15, el diablo. Prometo ser malo.

Fíjate, inconscientemente prometo ser malo. Sí, ¿por qué? Porque me di cuenta cuando era
niño que la única manera de llamar la atención de mis padres era siendo conflictivo. Porque
mis padres estaban tan atrapados en sus propias neurosis, en sus propias lealtades a la
familia, en sus propios enredos,

que la única manera de obtener la mirada de mis padres era generando conflicto. Si yo hice
esta promesa, durante la vida también voy a generar conflicto, voy a ser un generador de
conflicto, porque así también me aseguro que me miran.

Es más, incluso me puedo dar mala vida. Muchas personas que se dan mala vida están
llamando la atención de mamá o papá. Sí, sí, hay personas que se autodestruyen, así tal
cual. Pero están buscando el amor igual. Porque al final todos buscamos el amor, nuestro
niño interior busca el amor, lo puede buscar de muchas maneras.

Pero cualquier búsqueda de amor es neurótica. Sea porque eres excesivamente bueno,
porque así buscas el ser, el servir, el ser aceptado, o porque busques ser muy malo, porque
así también, pues de alguna manera, llamas la atención. De hecho, las personas que son, por
así decirlo, más conflictivas, llaman muchísimo la atención.

Sí, claro. Roban la atención. No es cierto, tú vas caminando por la calle y de repente ves
una persona que está siendo conflictiva y todo el mundo mira hacia esa persona. Si no,
obsérvalo, es automático. Sí, claro. Sí, sí, sí, automático. Por eso, ser malo, pues también
genera una atención.
Bueno, otra promesa muy clásica es, me prometo ser autosuficiente. Hay tantas personas
que cargan con esta promesa. ¿Por qué? Porque en la infancia yo sentí que mis padres
estaban ausentes. Es más, incluso tal vez mis padres murieron cuando era yo un niño.

Entonces, evidentemente, tengo que generar un mecanismo en el que tengo que sostenerme
a mí mismo porque mamá no está o papá no está. Sí, sí, clarísimo. Por lo tanto, ¿qué
ocurre? Que aquí entonces no me permito tomar la ayuda, no me permito dejarme ayudar
constantemente.

Quiero hacerlo todo yo, quiero tirar adelante con todo yo. Y esto muchas veces lleva a las
personas al cansancio exhausto, o sea, quedan exhaustos, cansados, agotados, a todos los
niveles. Con un peso increíble en la espalda. Claro, entonces, muy importante esta promesa
también porque desde aquí nos impedimos coger la ayuda, dejarnos ayudar por la vida.

Vale, otra decisión, otra promesa, vamos a mirar en la carta del mago. Me prometo ser
trabajador. ¿Por qué ocurre esto? Porque en la infancia mis padres me inculcaron que es
muy importante esforzarse y trabajar.

Tienes que ser productivo. Pero claro, la persona que hizo esta promesa no se permite
descansar. Son personas hiperactivas, muy hacedoras, que incluso aunque físicamente estén
quietas, la mente sigue trabajando, trabajando, trabajando.

Son estas personas que cuando llegan las vacaciones se enferman, se boicotean las
vacaciones, o cuando ya se jubilan, se mueren. Porque están programadas para trabajar. Sí,
me lo creo, me lo creo. Por lo tanto, bueno, pues aquí me impido descansar.

Ok, otra promesa. Sí. Me prometo ser reconocido. Fíjate, esto ocurre cuando en la infancia
mis padres me inculcaron que es muy importante ser competente, que es muy importante
ganarse el respeto de los demás, que es muy importante el que dirán.

Ah, sí, muy típico eso. Sí, sí, tienes que ganarte el reconocimiento de los demás. Entonces,
si yo me hago esta promesa, ¿qué va a pasar? Que luego durante mi vida no me he
permitido ser espontáneo. Porque estoy muy pendiente de cómo me mira el otro.

Y de gustarle. O de impresionarle. O de impresionar, sí, sí. Sí, sí. O también es un tipo de


seducción, si le quieres decir, tengo que hacer todo lo posible para obtener tu... Que caer
bien. Claro, para caer bien, eso es. Entonces, también es muy cansado esta promesa porque
no puedes relajarte y ser tú mismo.

¿Qué va, qué va? ¿Verdad? Ok. Y luego, vamos a ver ya la última promesa, que es la
promesa de debo, o me prometo, ser responsable. Bueno, esto sucede cuando en la infancia
mis padres emocionalmente estaban en una conciencia infantil.

Y yo como niño me tuve que hacer cargo de mis padres emocionalmente hablando. Los
tuve que sostener, ser el bastón de mis padres. Estos son personas que de hecho no tuvieron
infancia. Les robaron la infancia a estas personas. Porque si yo tengo unos padres
emocionalmente infantiles, yo no me voy a sentir sostenido por mis padres.

Al contrario, yo voy a tener que sostenerlos a ellos. Muy frecuente también, en muchas
personas. Si tú tienes esta promesa, ¿qué va a pasar? Que te impides disfrutar. Te impides
disfrutar de la vida. Siempre estás preocupado, siempre estás ocupado. Te estás haciendo
cargo de todo el mundo.

Sí, eso es. O de cosas que no te tocan. Sí, sí, el rol. O sea, ocupas un lugar que no es el
tuyo. Exactamente. Sí, sí. Por lo tanto, estas son las seis promesas. Es decir, hacemos un
resumen rápido. Debo ser responsable. Debo ser reconocido.

Debo ser trabajador. Me prometo ser autosuficiente. Me prometo ser malo. Me prometo ser
bueno. Vale. Bueno. Cinco más una, ¿vale? Que podemos elegir o malo o bueno. Pero las
demás, podemos hacerlas todas.

Sí, puedes tener más de una promesa. Y de hecho, puedes tener una promesa con tu madre
y otra con tu padre. Sí, sí. Correcto. Claro, porque de cada progenitor te vienen creencias
diferentes. Así pasa. Ok. Bien. Ahora, antes de darte el ritual para romper tu promesa, la
promesa de tu niño,

primero quiero dar unas frases de solución para que las puedan pronunciar los padres hacia
los hijos. Bien. Especialmente cuando los hijos son menores. Aunque también es verdad
que se puede trabajar ya cuando tus hijos son adultos. Ok. Porque dentro de cada quien hay
un niño interior. Que seas adulto físicamente, siga habiendo un niño dentro de ti.

Sí, sí, seguro. Así que mira, vamos a ver estas frases desde los cuatro bases una vez más.
Vale, entonces. Desde el as de oros le digo a mi hijo, hijo tienes mi permiso para prosperar
económicamente a tu manera.

Hijo tienes mi permiso para prosperar económicamente a tu manera. Bien. En el as de oros


está la energía del dinero. Ok. Otra frase es desde el basto. Hijo tienes mi permiso para
realizarte profesionalmente a tu manera.

Esta frase a tu manera. Lo dice todo. Lo dice todo. Te deja el libre. Sí, sí, sí. Hazlo a tu
manera. No me tienes que imitar. No me tienes que copiar. No me tienes que oponerte a mí.
No me tienes que ni compensar tampoco. A tu manera. Sí, sí. Y deja al hijo o a la hija libre.

A tu manera. Otra frase, por supuesto, la veríamos desde la copa. Tienes mi permiso para
amar. A tu manera. Hijo tienes mi permiso para amar libremente a tu manera. Muy bien,
muy bien. Es fantástico. Y la espada.

Hijo tienes mi permiso para comunicar libremente a tu manera. Muy bien. Los liberas de un
peso increíble. Bueno, es que solo que sientes la frase ya te descarga. Sí, sí. Te descarga
muchísimo. Incluso si te la dices a ti mismo, cada vez te voy a dar el ritual para que lo
hagas contigo mismo.
Pero esto lo puede hacer el progenitor interiormente pronunciarla delante del hijo. Sí. La
puede incluso verbalizar también. Lo importante es que la sienta desde el corazón. Sí, sí.
Porque si la sientes desde el corazón, tanto si la dices verbalmente como si la dices
interiormente, el efecto es el mismo.

Porque los hijos leen, leen las almas de los padres. Y saben si lo que el padre está diciendo
lo siente o no lo siente. Porque si lo siente, el efecto liberador es inmediato en el hijo.
Inmediato. Son flechas al inconsciente del hijo.

También puede coger el progenitor una foto del hijo, mirando la foto pronuncia las frases.
Mezcla los cuatro ases, elige una al azar y según la que haya elegido pronuncia esa frase.
Vale, pero también puedes hacer esto contigo mismo. Es decir, desde el adulto que tú eres,
le vas a decir a tu niño el permiso que tiene.

Entonces, sencillamente es coger una foto de cuando eras niño, mezclas los cuatro ases,
eliges una al azar y según la que hayas elegido le dices la frase. Querido mío, le podemos
decir a nuestro niño interior, o querida mía, tienes mi permiso para amar libremente a tu
manera o para comunicar libremente a tu manera las que hayas elegido.

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