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Coon Toe Hi Sets © de la regién. Dada la diversidad de formaciones culturales Ree ea ier erat eat Perea Pe enue ect tnt certo Odean a oie tine area eee Cae uae cea ees Este libro se propotie sondear en esas corrientes, desta- aca ntnere ter eae en tenida en cuenta los compiladores es que torlas posean CMU Maree uge eect once ee eres CU Cee) un acacia reer ee Cus eae econ ee ee ec Centr etaerr ee se try Be ac ci cerca Cae Were aes Chit OU tee ace trae Cc a ear ee en en eae ee Se analizan las contribuciones de los enfoques sociohist6- Cee ee ee te Cee eee ae ee eet So ere ete yee Ge ence ee Cee oc ae te Ro St ee nce erg ou SC eee org eee ea ee Tee neg ee EX PSICOLOGIA COMUNITARIA ENFOQUES CONCEPTUALES Y TECNICOS, ENFOQUES CONCEPTUALES Y TECNICOS EN PSICOLOGIA COMUNITARIA 130 Jorge Castellé Sarviera Referencias bibliogrificas Freire, B (1987): A Pedagogia do oprimide, Brasil, Paz ¢ Terma Freitas, M. de E Quintal de (1998): “Insergdo na comunidade ¢ anilise de necessidades: reflexdes sobre a pritica do psic6logo”, Reflerio e Critica, U1, 1: 175-789. 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Asi, la IAP Je propone a las ciencias sociales una ruptura con la visién elésica de ciencia, en la cual primero investigamos los problemas y después actuamos sobre ellos. Para que podamos conocer mejor la IAP haremos un breve recuento histérico de sus origenes y nos detendremos en el estudio de sus caracteristicas Historia de la investigacin accién participante La investigacién accién participente tiene sus origenes en la propuesta de Kurt Lewin de le investigaci6n accién. En un 132 Kitia Regina Frizzo significativo articulo publicado en 1946 (Stavenhegen, 1971), poco antes de su muerte, con el titulo: “investigacién accién y los problemas de las minorias”, el autor elabora los prime ros trazos de una nueva postura de los cientificos sociales frente a los problemas concretos de las comunidades. De esta manera rompe con la tradicién positivista que pretende que cl papel de la ciencia sea independiente del orden practico del mundo. El autor avanza al proponer que la investigacion se integre a la accién sociai con el objeto de promover cambios cen [a estructura social y en las relaciones intergrupales. El papel del conocimiento y de la informacién, en esta metodo- logfa, es siempre orientar la actividad tanto en el planea- miento 0 la ejecucién de la investigacién como en el anilisis de los resultados, hacia una nueva accién. Lewin llega a pro- poner, o simplemente 2 imaginas, que las diversas ciencias sociales un dia se integrarén en una “ciencia tinica”, destina- da.2 investigar todos los temas sociales. La propuesta de Lewin produjo un poderoso impacto en las ciencias sociales, que en los afios siguientes aprovecharon sus presupuestos tedricos y desarrollaron conceptualmente la investigacién accién. En le década de 1960 se desezrollaron varios seminarios ¢ investigaciones bajo esa nueve orienta cin en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa (Montero, 1994), Sin embargo, los estudios iniciales de Lewin ain con- ‘tenfan algunas caracteristicas del método hipotético-deducti vo empirico que habfan marcado sw formacién inicial en psi cologfa y que pasaron a ser ampliamente cuestionadas por los nuevos investigadores. Durante la década de 1970 la perspectiva de trabajo de la TAP se vinculé en buena medida con el activismo militante, principalmente en Latinoamérica, donde la situacién social y politica estaba atravesada por dictaduras mifisares en varios paises (Argentina, Brasil, Chile, Per, Uruguay), lo que ins- piré en buena medida muchos proyectos revolucionarios. En este contexto, en Brasil se dio 2 conocer la propuesta de Paulo Freire (1970) de Investigacién Participante, desa- rrollada por Brando, que tenia como base los mismos pre- La investigacién accién participante 153 supuestos y habia sido aplicada principalmente a wn proyec- to de educzcién popular. En 1977 se realizé en Cartagena, Colombia, el Simposio ‘Mundial sobre investigacién accidn que cont6 con Ia partici- pacién de investigadores de varios paises, tanto aquellos que ya estaban interesados por la nueva propuesta metodoldgica, ‘como aquellos que estaban desarrollando trabajos con fa IAP. Junto a los aportes provenientes de distintas perspectivas de Ja psicologia social y comunitaria, tuvieron presencia trabajos que sefialaron Ia influencia de los estudios de Marx y de Gramsci, principelmente en fo relativo al papel del “intelec- ‘ual orginico” en la sociedad y en la Iucha de clases. En 1982, en el X Congreso Mundial de Sociologia reali- zado en Citdad de México, quedé claro el interés de los investigadores en el desarroilo de Ia TAP; su identidad resul- 6 evidente y se consolids como perspectiva de investigacién comprometida con la transformaci6n de la realidad social. También relatason diversos intentos de cooptacién de los tre- bajos con la IAP por parte de investigadores académicos vin- culados a intereses sociales y econémicos diferentes de aque- Ios de las clases més desfavorecidas, pero lz TAP result6 ain mis fortalecida y, a partir de entonces, se iniciaron trabajos conjuntos para der comienzo al método comparativo dentro de esta corriente. Podemos agregar que la marca fandamental del cambio conceptual que ocurrid en los afios setenta en [a investigacién acciGn fue la introduecién de la parcicula “participante”, que promovi6 el reconocimiento de Ia legitimidad del compro- miso de los sujetos que vivencian la realidad estudiada con- forme el proceso de investigaci6n. Asi, se incorporé cl prin- cipal cambio que fue su marca distintiva y que evidencié su compromiso con un determinado paradigma epistemol6gico gue reconoce el proceso colectivo de construccién de la rea- lidad, como ditian Berger y Luckmann (1999). Sin embargo, 2 la IAP todavia se la confunde o considera sinénimo de investigacién accién y de investigacién participante por sus caracteristicas semejantes, lo que, segin Montero (1994), es 134 Kitia Regina Frizeo tun error, en la medida en que esas iltimas carecen del ele~ mento de la participacién, constimyente esencial de [2 “AP En la investigacidn aceién, investigacién ¢ intervencién van de la mano pero no aseguran la participacién de los sujetos de estu- dio en el proceso de investigacién; y la investigeci6n partici- pante no conduce necesariamente a un cambio social deseado y planeado, aunque algin cambio siempre ocurre como conse- cuencia del proceso de construccién del conocimiento cue siene lugar durante la investigaciéa Aspectos conceptuales Después de esta breve resefia hist6rica de Ja constitueién de la IAP, podemos presentarla como un proceso espectfico de investigacién, produccién de conocimiento e intervencién social que parte de problemas sociales especificos buscando trensformarlos y concretar un proceso colectivo de produc- cién de un saber. Asi, podemos decir que el principal punto de parti¢a de la IAP es la incorporacién del saber popular como un elemento legitimo de composiciGn del conocimiento cientifico, pues de él parten las principales motivaciones para la realizacién de pro- cesos de investigacién accién participante, tanto en [2 forma inicial de identificaciGn de problemas como en la presentacién de soluciones para los mismos. Para Montero (1994), el cono- cimiento popular fue considerado por mucho tiempo como un conocimjento del sentido comin, que seria exactamente opues- to al conocimiento cientifico, pero en la IAP los dos tpos de conocimiento interactian y producea continuas reflexiones, En un articulo histérico para fa IAP publicado en 1980, Orlando Fals Borda (1980) sostiene que el conocimiento popular tiene su propia racionalided y su propia estruccura de causalidad. El autor no esti de acuerdo con Je existencia de una “ciencie pope~ lar”, pero afirma que sf existen intereses de clase y que la cien- cia puede estar al servicio de invereses populares o contm ellos, Le corresponde a la IAP constrair conocimientos comprometi- La investigacin accién participants 135 dos con las causas y las tansformaciones necesarias para la plena emancipacién de las clases populares. ‘Orra caracteristica de Ja TAP sefialada por Montero, es la completa modificacién del esquema clésico de la relaciéin investigador-investigado que predomina en la ciencia positis- ta, En la IAP no hay separacidn entre investigadores ¢ inves- tigados, pucs el proceso de construccidn del conocimiento se da por la interaccién entre ambos, quienes aportan sus res- pectivos saberes en el proceso de investigacién e interven- cidn. La posicién clisica dentro de las ciencias postula que esta separacién es necesaria para garantizar la nentralidad y la objetividad del conocimiento producido, ya que la conviven- cia solidaria podrfa “contaminar” al investigador y compro meter los resultados de su investigacién. Para resolver los problemas de los diferentes estadios de reflexién, la IAP pro- pone la existencia de “investigadores externos” (Ios investiga~ dores que detectan 0 encuentran un problema en una reali dad dada) e “investigadores internos” (aquellos que viven los fenémenos que estudian). De esa forma se garantiza que los diferentes saberes puedan interactuar, pues producen dife- rentes aiveles de reflexién sobre los mismos problemas. La tercera caracteristica importante de la IAP es la deter- minacién colective de producir cambios en Ia situacién © fenémeno en estudio, Como el origen y ambiente propicio para la IAP son los problemas sociales vividos por las comu- ridades, es fill reconocer que se trata de situaciones de injusticia socizl, econémica y cultural que hacen sufrir a muchas personas que desean modificar sus condiciones de vida. Un buen desarrollo de una investigacién acciéa que cuente con Ia participacién de todos los que estén compro- metidos necesariamente produce cambios en los tres elemen- 108 bésicos: [a situacién-problems (la realidad), los investiga~ dores internos (la poblacién comprometida) y los investigadores externos (el conocimiento producido y las relaciones establecidas), Ast, el cambio planeado es conse~ cuencia de un proceso de reflexién y de un conjunto de accio- nes compartidas a medida que avanza la IAP. 186 Kia Regina Prizzo Orra caracteristica sobresaliente de la IAP, ya citada bre vemnente, es su posiciGn relativista acerca de la verdad y det conocimiento. Montero (1994) presenta un mismo origen, el sentido comiin, para los dos procesos de construecién del conocimiento, el popular y el cientifico. A partir de las cre encias y explicaciones compartidas por los hombres, el pro- ceso de su problematizacién puede desembocar en dos ver~ tichtes diferentes: las ideas cientificas, predominantemente volcadas hacia la verificacién, y las ideas populares. Las estra- tegias discursivas determinan, en gran medida, la direcci6n de los contenidos: su formalizecién ea teorias los lleva a la construccién del conocimiento cientifico; mientras que su ideologizaci6n los remite al conocimiento populas, orientado hacia la préctica cotidiana. Asi, Montero diluye y relativiza bastante el lugar dei conocimiento cientifico y el del eonoci- miento popular en Ia orientacin préctica de la vida. Fals Borda (1980) hace un extenso relevamiento de las contribuciones del saber popular que tienen lugar en todas Jas Sreas: agrienimura, salud, historia y artes, Como conjunto de seberes del sentido comiin, esas contribuciones son el resultado de procesos de eategorizacida, comparacién, clasi- ficacién y generalizacién bastante complejos y no es justo que sean despreciados por la ciencia. Los criterios de confiabili- dad del conocimiento popular siguen patrones semejantes a aquellos del conocimiento cientifico: capacidad de predecir y de repetir los fenémenos o eventos en ciertas circunstancias, Su legitimidad compite en muchos casos con la legitimidad de conocimientos producidos en Inboratorios que no tienen ningtin contacto con la realidad que pretenden explicar. Park (1989) define ef tipo de conocimiento producido por la [AP como “conocimiento critica”, es decir, un conocimiento pro- veniente de la reflexiGn y de la accién que hace posible deli- berar sobre lo justo y lo correcto en la vida cotidiana, Finalmente, se sefiala como caracteristica de la TAP que su campo motivacional es la realidad social y sus contradiccio- nes, tal como ¢s percibida por los diferentes actores que en ella actiian, Los problemas de la IAP, por lo tanto, no surgen La investigacién acc partiipante 137 de los laboratorios académicos ni de las discusiones teéricas, aunque la teorfe ejerza un importante papel regulador, sino del campo de la vida cotidiana y sus multiples objetividades. El investigador no acostumbrado a esa familiaridad puede sentirse perdido en medio de tantes visiones diferentes sobre ‘una misma realidad y por el clima ruidoso de las reuniones y asambleas, que contrasta mucho con el ambiente silencioso de le vida académica donde predomina la investigacién soli- taria, Lo ciervo es que aquellos investigadores que ya se han comprometido con movimientos sociales, y con una vida comunitaria compartida con personas de otros segmentos sociales, se sienten perfectamente ambientados en un proce- 50 de investigacin accidn participante, ya que estén habitua- dos compartir sus ideas y a ponerlas a prueba ante un pibli- co diferente al intelectual. Aspectos del proceso de la JAP ‘Al analizar el proceso de investigacién dentro de la IAB, o de produccién del conocimiento propiamente dicho, Peter Park (1989) sitia el inicio de la investigacién generalmente fen un agente externo, que puede ser un equipo de investiga~ dores, una agencia de desarrollo social 0 comunitario, o wn érgano publico interesado en promover cambios, es decir, wn actor'externo a Ia comunidad pero no extratio a ella. ‘La primera tarea de ese agente es conocer a la comunidad, movilizindola para la participacién en el proceso de investi- gacién que se desarrollaré. En un segundo momento ya es nécesario contar con la-participacién comunitaria para defi- nir la formulacién del problema, delimitar su aleance y deci- dir en conjunto las dimensiones que serin exploradas. En esta fase puede ser interesante la wtilizacién de técnicas de dramaturgia, de teatro popular ¥ otros medios audiovisuales que puedan ayudar a los participantes a expresar su percep- Cidn de los problemas y sus opiniones sobre el proceso de la investigacién propiamente dicha. De igual manera, el andlisis 158 Kiitia Regina Prizso de los medios mis adecuados para obtener las informaciones, los responsables de cadz uno de ellos y las formas de anali- zarlas también debe ser un proceso colectivo. En esta fase es importante ser muy realista en cuanto a los mécodos de reco- leccién de datos: se debe considerar la disponibilidad ¢e los medios, de las personas y de las informaciones e ilustrar a la comunidad sobre ef proceso. También deben tenerse en cuenta Jos aspectos ya sefialados ai escoger las técnicas de recoleccién de datos: privilegiar los mévodos dialogistices y la participaciéa, Después de la recoleccidn de datos, y a veces concomitan- temente, el equipo de investigadores debe estudiar una forma de presentar los datos a los participantes para que se inicie la fase de andlisis del material. Em este momento no se trata de analizar sino de preparar el material: transformar mimeros, estadisticas y reportes en un conjunto articulado de informe- ciones accesibles al piiblico lego en cuestiones técnicas de anilisis ciensificos. A continuacién del proceso colectivo de anilisis de datos, el equipo de investigadores externos ¢ iater- nos todavia debe preparar 2 la comunidad para definir el uso de los resultados de la investigacién y organizar la accién politica y/o de otro tipo més adecuado, consecuente con el andlisis del problema: es el momento de la bisqueda de solu- iones para las dificultades, una vez que hay un amplio y detallado conocimiento de los varios aspectos involucrados. ‘Sin embargo, el proceso de la IAP no termina con Ja rea- lizacién de la accién; se trata de una espiral en Ja cual la accién puede suscitar nuevos problemas, o nuevas reflexiones sobre el problema inicial, que a su vez resultarin en nuevas cuestiones que podrin ser investigadas en la continuaciéa del proceso. Es esta continuidad la que hace que algunos au:ores como Fals Borda (1980) y Park (1989) coneluyan que Je IAP | apPeaaeetets un método de investigacién sino una forma le vida. La inwestigaciin acciér participante 159 Principales problemas de la IAP Alhacer una evaluacién sobre las contribuciones de la IAP para una nueva concepeién sobre Ia investigacién y la pro- Guceién de conocimiento cientifico, Fals Borda (1980) men ciona algunos “errores metodolégicos” cometidos lo largo del tiempo por varios investigadores que perjudican la con- solidacién de la LAP en el campo de Ia ciencia, El primer error, que se produjo en la década de 1960 hasta comienzos de la década de 1970, fue la errénea comprension Gel sentido del compromiso social por parte de los intelec- tuales involucrados en causas populares. Para muchos, era esencial mezclarse con el pueblo para comprenderlo y viven- ciar sus problemas, lo que terminaba por crear la falsa sensa~ cid de que eran miembros del pueblo, como todos los demés, La autenticidad de las relaciones era seriamente ame- nazada por la idea de que para comprometerse era necesario optar por vivir como vivian los miembros de las clases popu- iares, Ese error termin6 ocasionando muchas resistencias ¢ incomprensiGn sobre fa TAP. EI segundo error citado por el autor se relaciona con el dogmatismo que sc vivi6 dentro de la IAP. Para muchos inte~ Jectuales, és¢a era una “ciencia proletaria” o una “ciencia para el pueblo”, lo que acentuabs su cardcter revolucionario como instramento en la Iucha para fa emancipaci6n de las clases populares, Lo que sucedié fue que, considerada desde arriba, ‘sea, desde el estamento de [os intelectuales, esta concepcién terminaba por reforzar implicitamente la existencia de otro modelo de ciencia, que seria incompatible con los intereses de las clases més desfavorecidas. A su vez naturalizaba 0 auto- matizaba el vineulo de [2 TAP con las causas populares. El tercer error se deriva de lo anterior: para muchos, todo Jo que era popular era considerado revolucionario, a tal punto que estas dos palabras diferentes parecian sinénimas. De esta forma, no se consideraba todo el proceso de prepro- duceién de Ia ideologia dominance a través de las representa- ciones sociales, donde coexisten valores alienantes, prejuicio- 160 ia Regina Frizzo 308 y apresores junto con las experiencias de suftimiento y lacha de los trabajadores, de las mujeres, de los desemplee- dos, etcétera. La IAP puede ser un instrumento poderoso de refiexién sobre estos valores, en la medida en que el proceso mismo de comunicacién y devolucin se manifieste a través de una forma de comprensién que respete los diferentes gra- dos de reflexi6n y entendimiento de los fenémenos por parte de los distintos actores, El cuarto error metodolégico es imaginar que el pueblo puede sustituir y enfrentar la discusién cientifica sin necesi- dad de un intelectual. Gramsci demostré que el intelectwal activo tiene un papel importante en la sociedad, y que por mds importantes que sean las contribuciones de la poblacién en [a comprensién de la realidad, ellas no sustituyen el papel de los intelectuales en el debate cientifico, pues existen domi- niios del saber, de tos lenguajes, de los procesos, que sola- mente el uso continuado del conocimiento cientifico puede proporcionar, El quinto error en que incurren los intelectuales es for smular articulaciones simplistas de Ja realidad, sin percibir su real complejidad, por subestimar la capacidad de compren- sién de los participantes e imaginar que las elases populares solamente pueden entender relaciones simples entre gastos 0 eventos. Los autores que trabajan desde Ia TAP son unnimes al concebir-el avance del conocimiento segin un modelo en espiral, donde accién-reflexién-accién van conformando nuevos niveles. Desde Lewin, la espiral inspira la representa cién de un conocimiento que avanza retomando aspectos y puntos anteriores, pero reconstruyéndolos en otros niveles de comprensién. Finalmente, se apunta como sexto y dtimo error metodo- légico la elecci6n inadecuada de instrumentos de investiga- cién y/o de recolecci6n y anélisis de datos. La navuraleza de Ja IAP implica obligatoriamente que los investigadores exter~ nos deban escoger con modestia el uso de herramientas de trabajo, privilegiando las técnicas dialégicas y participantes que hacen dela recolecci6n de datos un momento de refle- La investigacitn accifn participate 161 xi6n para los participantes. Asi, es esencial mantener siempre presentes en el horizonte del investigador los principios basi- cos de la IAP que hemos presentado anteriormente y proce- der siempre en ef sentido de compartir las dudas ¢ incerti- dumbres con aquellos que, excluidos del saber formal y las teorfas cientifices, desarrollan otros saberes de gran coheren- ia e igualmente legftimos y stiles en la solucién de proble- mas de investigacién. Perspectivas actuales de utilizacin de la JAP La metodologia de investigacién accién participante padecié muchos cuestionamientos, pero aun asi resistié, por- que se afirma tanto en un proceso que incorpora el saber popular y la participacién activa de la poblacién en fa inves- tigacién y en Ia solucién de sus problemas como en los resal- tados aleanzados en térmninos de avances cientificos y polfti- cos, La JAP gané legitimidad frente al mundo cientifico, y muchas agencias internacionales adoptaron su metodologia de trabajo para intercambios y diagnésticos regionales. La Officine Internacional del Trabajo, el Instituto de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social, el Consejo Internacional de Educacin de Adultos y Ia Sociedad de Desarrollo Internacional son algunos ejemplos de organis- ‘mos internacionales que producen y apoyan trabajos elabora- dos desde le perspectiva de la IAP (Fals Borda, 1980). Sin embargo, In actuacién de los cientificos sociales en estos organismos debe ser causa de vigilancia permanente en cuan- to a los reales intereses y principios que orientan la accién de estos érganos de acuerdo, cooperacién, desarrollo ¢ investi- gacién, Muchas veces los proyectos ocultan una légica de reproduecién de las desigualdades entre paises pobres ricos, ‘w o1ros intereses econdmnicos que parecen caer sin cucstiona- mientos dentro del término “desarrollo”. Asi, Stavenhagen (197) alerta sobre la conciencia critica de los cientificos | | { 162 Kitia Regina Frizao sociales que trabajan en esos organismos al sefialar los innu- merables conflictos que surgen con los proyectos y acuardos bilaterales de cooperacién. Sin embargo, es cierto que [2 investigacién accion partici- pante continta creciendo en el medio académico, ene las Ciencias humanas y sociales, a escala mundial, como un recur- so vilido para enfrentar las desigualdades sociales que reinan entre paises pobres y ricos y, dentro de un mismo pais, entre intereses de clase diferentes y opuestos. Podemos citar dos ejemplos, conocidos y divulgados en el plano internacional, de publicaciones actuales que ilustran la utilizacién creciente de procesos de investigacién que incor poran la participacién. ‘Traducido y presentado en Brasil durante el I Foro Social Mundial (2001), el trabajo Evalvacién del inspacto de los trabajos de ONG, de Chris Roche (2000}, con el auxilio de la ABONG (Asociacion Brasilefia de Organizaciones No Gubernamentales), muestra 13 estadios de caso de evaluacién del impacto de proyectos sociales apo- yados por la OXFAM (Organizacién Internacional con sede én Oxford) en las mds diversas partes del mundo, desde El Salvador a Kenia, pasando por el Reino Unido y por Pakistin. Los proyectos tienen objetives muy diferentes y desarrollan metodologias también diferentes, pero se puede percibir con claridad la importancia que se le ha dade a la incorporacién de la participacién de la propia poblacién beneficiaria de los proyectos en el disefio de las metodelogi- as de evaluacién de impacto. (Owa publicacién lanzada en Brasil es Metodologia Parzsipan- te: una introduecién a 29 instrumentes (2001), exganizads por Markus Brose y editada con el apoyo de la AMENCAR. (Asociacién de Apoyo al Nifio y al Adolescente). Se trata de una antologta de trabajos de diagnéstico participative llevados a cabo en diferentes regiones de Brasil, en diversos contextos: del medio rural al urbano, de comunidades indigenas a pabla- ciones marginadas. Entre los 29 instrumentos elaborados bajo la logica de la investigacién accidn participante, se destaca un conjunto de trabajos que ilustran la metodologia de acciéa wti- La investigacin accién participante 163 lizada, tanto en las comunidades de Porto Alegre como en el interior del estado, y que movilizan a los conglomerados socia- les a le participacién politica en {a ciudad y en ef estado, Son ejemplos de una infinidad de wabajos que incorporan la meto- dologia de investigaci6n accién participante directamente a partir de los problemas sociales y que buscan su solucién mediante la estraregia de construccién colectiva del saber Es importante resaltar que la produccién cientifica sobre proyectos de investigaciéa aceién participante ha sido ampliamente aceptada en los medios académicos convencio- nales de divalgacién cientifica. La incorporacién de nuevas merodologias constimaye un serio desafio para la ciencia en el siglo XXT, y cada vex mAs se considera esencial la participa- idan de los sujatos investigados en la produccién del saber, la que ha facilitado Is aproximacién de varias metodologias a ls propuesta de la IAP en ei mundo entero. Referencias bibliogrsficas Berger, P. y Luckmann. T. (1999): A construgdo secial da reatidade, Petropolis, Editora Vozes. Brandio, C. (comp.) (s/d): Pesquisa participante, San Pablo, Brasiliens Brose, M. (2001): Metodologia Participante: uma intred srumentos, Porto Alegrs, Tomo Editorial Fals Borda, O. (1980}: “La eiencia y el pueblo: nuevas reflexiones”, en Lewin, K,; Tax, $3 Stavenhagen, R. et al. (1991): La investi- “gavién acc parvicipante. Inicies y desarrolor, Madrid, Editorial Popular, Universidad Nacional de Colombia. Freice, P. (1970): Pedagogia del oprimida, Bogots, Ediciones América Latina, Lewin, K. 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Para las corrientes cientificas que privilegian la metodolo- gia cualitativa (etnografia, etnometodologia, investigacion fenomenologica, investigaciéa participante, IAB, etc) la rea- lidad humana no puede compararse con la realidad tal como es vista tradicionalmente en las ciencias naturales. Para las ciencias sociales, la mirada sobre la realidad est profunda- ‘mente marcada por la subjetividad del investigador y, de igual forma, produce marcas en aquellos que son observados. En las-ciencias naturales podemos decir que la subjetividad del investigador poco afecta la realidad del objeto observado, por ejemplo una molécule, En verdad, en el paradigma de la investigacién cualitacive se podria incluso decir que la subje- tividad no afecta a la molécula como tal sino 2 la percepci6n de lo que le sucede 2 la molécula, ya que el investigador esta impregnado por las teorias que quiere comprobar 0 por los, datos que procura obtener. Asi, la subjetividad esti presente 188 B Guareschi, M. Boeckel, K. Rocha y M. Moreira con otras percepciones y de las construcciones que se hacen a partir de ello. El objeto de estudio es la construcci6n, la ds casién del grupo, siendo la comunided comprendida y esta- diada como un todo. Referencias bibliogrificas Angurra, M. T: (1995): “Metodologia cualitativa”, en Angurra, M. "T. et al, Mtodos de imestigacicn en priclogia, Madrid, Sintesis Psicologia Bauer, MW. y Gaskell, G 2002): Pesquisa guaizaton com exe, ‘imagers e som, Petr6polis, Editora Vozes. Debus, M. (1986): Manual para excelencia en la invertigacién medisn- te grupos foreles, Washington, Porter, Novelli Guareschi, RA. (1996): A téenica dos grupos focais, Porto Alegre, PUCRS, Morgan, D. L.(1988): Focus Groups as Qualitative Research, Newbury Park CA, Sage Publications. Romero, S. M. (2000): “A utilizagio da metodalogia dos grupos focais na pesquisa em psicologia", en Scarparo, Hl, Prcologie ¢ Pesquisa. Perspectivas Metodslégicas, Porto Alegre, Sulina. Roco, &. 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Este capitulo tiene como objetivo presentar una discusién sobre dos técnicas de eccién profesional: la entrevista psicosocial y la visita domiciliaria La entrevista es un instremento fundamental en la pricdi- ca psicosocial, siendo, también, una técnica importante de investigacion cientifica (Bleger, 1998; Laville y Dionne, 1999). Cuando es concebida como un método cientifico de relevamiento de datos, es impreseindible que el entrevistador posea algunos conocimientos te6ricos y précticos sobre la Comunicaci6n interpersonal, que deben ser tenidos en cuen- t@ en ef momento de las intervenciones. De este forma, la entrevista puede definirse como un proceso en el cual inter vienen dos o més personas en un marco de comunicacién, generalmente oral, en el que se distinguen papeles asimeétri cos: el del entrevistador y el del entrevistado. Teniendo en cuenta el presupuesto de que le persona se constituye como vn ser en relaci6n y dentro de un contexto, surge la oportu- nidad de observar la interaccién entre las personas y el medio | | 1 190 K, Boner Rocha, M. Gongalves Boeckel y M. Calessa Moreira (Martinez, 1992). La entrevista siempre es una conversaciéa con un propésito definido (Rodriguez Sutil, 1994). También se sabe que lo que ocurre en Ja enwrevista es determinado en gran parte por la naturaleza de la relacién entre el entrevista- do y el entrevistador, y en consecuencia la posiciéa empética y de aceptacién de la demanda son fandamentales (Bleger, 1998). En Js entrevista se debe utilizar un lenguaje clero y acce- sible, 2 través de preguntas concretas, breves y situadas tem- poralmente, respetando la libertad de respuesta del entrevis- tado (Rodriguez Sutil, 1994). El psicélogo o el trabajador social, al actuar en la comunidad, deberé ser sensible al ambiente, a la persona entrevistada, al tema, ¥ al momento y lugar donde el encuentro acontece (Martinez, 1992). Asi permite no solamente explorar los contenidos que son expuestos por cl entrevistado, sino que también conocer sus representaciones, creencias, valores, sentimientos y opinio- nes, En este caso, el contenido implica algo més que el signi- ficado sencillo otorgado a Ja narrativa del entrevistado; se refiere ademés a otras manifestaciones relacionadas con el momento de la intervencién y de la relacién entrevistador/ entrevistado (Mackinnon y Michels, 1990), Con el objetivo de delimitar las caracteristicas de la entre- vista psicosocial con foco en Ia comunidad, es necesario que se haga una reflexién sobre el campo de la psicologia comu- nitaria. Segiin Kelly (1992), la entrevista se caracteriza por ell énfasis en las relaciones de interdependencia entre las perso- ras, el medio ambiente, los recursos individuales y colectivos, In accién social y la prevencién. Por lo tanto, en la entrevista comunitaria todas estas dimensiones deben estar contempla- das, ya que presentan una considerable vinculacién dentro de este proceso, La entrevista puede ser usada para comprender el signifi- cado-de un fenémeno especifico en una determinada comu- nidad. Esta posicién permite que el movimiento inicial sea siempre de comprensi6n de la realidad, del contexto especi- fico, y no del prejuicio y de Is imposicién de verdades. La La entrevista y la vista deniciliaria en la prictica del prcélgo...191 acogida siempre tiene la pretensién de motivar que le perso- na continge en ese movimiento de biisqueda de una mayor instramentalizacién de recarsos para 12 comunidad, De esta forma, Ie fancién del tabajador social y del psicdlogo se amplia; no busca tinicamente identifica: los posibles proble- ‘mas y trastomos psicolégicos del individuo, sino trabajar en una perspectiva de potencislizacién de los aspectos saluda- bles: De acuerdo con Lewin (1978), considerar el contexto social es importante, dado que las influencias externes al indi- viduo tienen un papel central en ls definiciGn del significado “ que una situacién tiene para Ins personas de la comunidad Bronfenbrenner (1979) propone un modelo ecol6gico. de comprensién de la persona, la cual interactia con los contex- tos en los que esti inmersa, tales como la escuela, la familia, “Ia comunidad, el ambiente de trabajo y la sociedad. Se obser va entonces que la entrevista debe ser realizadla de manera que las caracteristicas especificas de cada contexto sean res- petadas y somadas en cuenta, Asi, puede realizarse de forma individual o grupal, pudiendo ser efectiva fuera de un setting especifico, En el trabajo en Ja comunidad se priorizan las entrevistas en grupo, también Hlamadas entrevistas participativas, que amplian las posibilidades de comprensién psicosocial. Un aspecto muy relevante en relacién con el papel del entrevis- tador es que él debe sicmpre ocupar una posicién de facilita- dor, sin colocarse en el centro de la intervencién, debido a que las mismas personas de Is comunidad construyen este proceso. El objetivo, entonees, es que no se establezca un vinculo de dependencia con le figura del entrevistador, sino que los entrevistados sean capaces de construir y encontrar recursos en la comunidad y en sf mismos para autogerenciar- La entrevista en grupo aparece como wna forma en la que el profesional se incluye efectivamente en el contexto de la comunidad, buscando comprometerse éticamente, en el sen- tido de pensar estrategias para que un mayor ntimero de per- 192 K. Bones Rocha, M. Gongalves Boeckel y M. Calesso Merefra sonas pueda beneficiarse con su trabajo. Sin embargo, Bezerra (2001) resalta que la técnica de entrevista de grupo no puede ser la opcién elegida inicamente en fanciéa de la escasez de recursos financieros 0 como una posibilidad de atenciéa mayor de la demanda, ya que estos criterios podri~ an no considerar fas motivaciones particulares de cada entre~ vistado. Si esta opcin no fuera flexible y discutida, podsfa dar como resultado el fracaso de muchos de los grupos pro- puestos en las comunidades. “El psiedlogo comunitario siempre debe preocuparse por atender a Ja demanda de aquellos que solicitan su atenci6a, asuiniendo una postura de inclusién y de ampliacién de a red de apoyo. Cabe resaltar que atender la demanda no sig- nifice atender a todos, sino capacitarlos para Ja busqueda auténoma de recursos. Muchas veces, un integrante de la comunidad puede ser remitido a otro profesional (psicdlogo, trabajador social, psiquiacra, terapeuta ocupacional) e inclu- sive ser derivado 2 otro centro de atencién, si fuera necesarin ‘Un ejemplo habitual es la derivaci6n de un paciente con pro- blemas de adiccién hacia un centro especifico, si no exis dentro de Ia comunidad un grupo que pueda dar cuenta de esta demanda De esta forma se hace evidente la importancia de la cons- truccién, por parte del psicdlogo y de la convanidad, de una red social que facilite la comunicacién con diferentes profe- sionales y Ambitos, tales como el juzgado, los consejos eutela- res, las organizaciones no gubernamentales (ONG), entre otros. Estas remisiones deben propiciar la secién dinémica de la red de apoyo para permitir que el convexto sea, cada vez mAs, promotor de salud y prevenciéa. Las entrevistas en la comunidad pueden ser realizadas por el psicélogo, en forma individual o acompatiado por otros profesionales, y siempre deben respetar la perspectiva de integracién interdisciplinaria y buscar una comprensiGn mis global de los fenémenos. Cabe resaltar que para que esto sea eficiente, el trabajo con otros profesionales exige que cada uno tenga muy claro su papel dentro del equipo. La entrevista y le visita demiciliaria en la prictca del prcslogo...193 A través del trabajo en equipo se desarrollan Jas estrategias de inzegraciin disciplinaria, término propuesto por Porto y Almeida (2002) para denominar la posibilidad de producciéa de conocimiento multidisciplinario, interdisciplinario 0 transdisciplinario. Esto significa que se generan un conjunto de intervenciones entre las diversas disciplinas cientificas para la produccién de conocimiento, en particular para el anilisis de objetivos complejos, asi como para la integracién de conocimientos y estrategias de intervencién en torno @ problemas particulares. Almeida Filho (1997) define la maultidisciplinariedad como el conjunto de disciplinas que se agrape alrededor de un tema © problems, desarrollando investigaciones y andlisis particu: lares realizados por diferentes especialistas pero, lz mayoria de las veces, los especialistas contintian produciendo a través de précticas fragmentadas a pesar de tomar en cuenta milti- ples dimensiones de un problema. La interdisciplinariedad, a ssu-vez, es caracterizada también como la reuni6n de diferen- tes disciplinas alrededor de una misma temética pero, en este caso, los profesionales toman en cuenta el objeto de estudio de forma integral y aun cuando trabajan de manera fragmen- tada logran diferentes grados de integracién, En cuanto @ la mrancdisiplinariedad, se refiere a la articulacién complet: entre un amplio conjunto de disciplinas referentes 2 un campo tedrico y operacional especifico. Es este tipo de inter- vencién la que posibilita el desarrollo de teorias y conceptos transdisciplinares La visita domiciliaria ‘Una de las formas de wabajo en equipo en las comunida- des es la visita domiciliaria. La visita domiciliaria no es una prictica especifica de los psicdlogos; los primeros profesio- nales que realizaron esta actividad fucron los trabsjadores sociales. Actualmente, ademas de éstos, otros profesionales del érea de la salud tales como médicos, enfermeras, odonté- 194. K. Bones Roche, M. Gongalves Boeckel y M. Calisse Moreira logos y nutricionistas también trabajan con esta modalidad de atencién. Se evidencia ast que cada vez més la psicologia debe estar abierta al conocimiento de nuevas formas de inter- veneién, que a su ver. estén integradas por otros profesions- les, con el fin de lograr una comprensién més amplia de los fenémenos y un mayor ecercamiento a le comunidad. La visita domiciliaria se caracteriza por ser una interven- cién emineatemente en equipo. En este sentido, es intere~ sante que el psicélogo busque en este espacio el desarrollo de un trabajo de atencién cada vez més integral con los pacien~ tes, familiares y la comunidad, facilitando de esta manera hacer efectiva la tan deseada transdisciplinariedad. En Brasil, a pesar de que existe un importante movimien- to en este sentido, la visita domiciliarie no es afin frecuente, especialmente en lo que se refiere a los servicios ptiblicos de salud, aunque el propio Sistema Unico de Salud (SUS) la considera como instrumento fundamental para Ia actividad de educacién sanitaria (Brasil, Ministério de Satide, 1990). En un articulo sobre visitas domiciliarias sealizadas por ests~ diantes de medicina a nifios enfermos, Henley (1999) subra ya la importancia del contacto de los estudiantes con la reali- dad de las familias con que trabajan. La intervencién en el contexto posibilita una comprensién més profunda del com- portamiento de las personas que viven en la comunidad, de sus hébitos y actitudes, lo cual favorece también un acerca~ miento entre ef puesto de salud y Ja comunidad (Patterson y _ Malley, 1999). Para Campanini y Luppi (1996) el principal objetivo de la entrevista efectaada en el domicilio es Ja profundizacion y comprensién del ambiente familiar a partir del estudio y Ia observacién del mismo. Patterson y Mulley (1999) reseltan que en el 80% de los casos, familiares y amigos también estén presentes durante Ia entrevista, contribuyendo con los profe- sionales que la realizan. A través de esta prictica, otros aspec- tos se mostrarin relevantes, tales como el fortalecimiento del vinculo entre fa comunidad y el equipo técnico, la compren- sidn de la relacién entre el compostamiento y el ambiente, un La entrevista y Ia visita damsiciliaria en ta prictica del poicblogo...195 acompafiamiento més riguroso cuando es solicitado por el ‘Tribunal de Menores 0 por los Consejos Tutelares, asf como ls posibilidad de realizar una adecuada intervencidn preven tiva. De esta manera, la visita domiciliarie propicia un enten- dimiento més completo de los procesos comunicacionales, la estructura ambiental y la interaccién de los miembros en la familia y en Ja comunidad, facilitando la comprensién del proceso de salud-enfermedad en un context determinado. Durante le visita domiciliaria el paciente o la familia visi- tada perciben al entrevistador como una gran fuente de ayuda (Oliveira y Berger, 1996). Sin embargo, existen otros easos en los cusles esta confianza no se esablece de forma inmediata yeel éxito de la entrevista dependeré mucho de la habilidad del entrevistador (Mackinnon y Yadofsky, 1988). ~_ Asi, se espera que el psicélogo tenga una buena habilidad técnica para el trabajo en relaciones humanas y una alta euota de sensibilidad para establecer un vincalo positivo, que favo- receri la integraciGn con las personas a través de la comuni- cacién con las comunidades en las cuales acta, Boyce, Cook, Jump y Roggman (2001) comentan algunas pautas fendamentales que deben ser tenidas en cuenta en las visitas domiciliaris, tales como evitar la rotacién de los pio= fesionales que realizan las visitas, cuidar Ia forma como esta visita se estructura y la calidad de las intervenciones durante el proceso. La efectividad de los profesionales en la utiliza~ cidn de interaceiones y de estrategias pata involuerar a las familias parece estar relacionada con la percepcién que las familias tienen de la posibilidad de mejorar su calidad de vida Se sabe, también, que el hecho de que el equipo de salud se desplace hasta le residencia de un miembro de la comuni- dad puede movilizarla como un todo, Por eso, es importante considerar el significado de la solicitad de la visita y de la demanda, asf.como analizar las implicaciones para quien la solicité. Debe tenerse en cuenta si el pedido de visita es el primer contacto con la familia, si éste fe hecho directamen- te por el sujeto, por otta persona o por una institucidn, y también si fue solicitado por imposibilidad del sujeto de ¥ © 196 K. Boner Rocha, M. Goncalves Boeckel y IM. Calesso Moreira movilizarse hasta el servicio de atencién. De esta forma, la solicitud puede ser evaluada por el profesional que atender4 el caso, que definiré cuestiones tales como el momento y Ia modaiidad de la visite (Campanini y Luppi, 1996, Oliveira y Berger, 1996). Es muy imporeante que el psicélogo y el erabajador social, en cuanto miembros de un equipo de salud que en cierta manera invade el espacio privado de los hogares de las perso- nas, realicen permanentemente ua cuestionamiento ético del Ingar de poder que ocupan frente a los pacientes, los familia~ res y al mismo equipo al cual pertenecen. Recordemos que muchas veces, al menos en Brasil, los programas de salud relacionados con el cuidado de la familia estin dirigidos a la poblacién marginal. Asi, deben ser contemplados los cuestio- namientos de orden ético para que esta intervencién pueda promover la salud de los individuos a través de fa porencis- cign de los recursos de Ia comunidad, Patterson y Mulley (1999) analizan algunos aspectos con- trovertidos en relacién con la visita domiciliaria. Estos se refieren a le duracién ideal para la realizaci6n de la entrevis- +; qué profesionales deben estar presente; el tipo de perso- na que se beneficia con Ja visita; en qué medida y grado les visites pueden influir en la calidad de vida, remisién de enfer- medades y aspectos psicolégicos de las personas. Segin los autores, en algunos casos se observa eficiencia en la atencién y en otros no. Por lo tanto, esta prictica debe ser analizada con profundidad. “Tanto en la visita domiciliaria como en la entrevista parti- cipativa o de grupo, el papel que el profesional ocupa frente 2 la comunidad debe ser de agente promotor de la salud, ya que él es parte y no el centro del proceso. En este sentido la visita domiciliaria es considerada como un instrumento épti- mo de intervencién para el psicélogo y el trabajador social en Ja comunidad, siendo de gran importancia la observacién de Ja relaci6n interpersonal y la comprensidn de obmo se da ex un determinado momento. Ademés, puede estimularse que otras personas, que no sean el foco central de la atenci6n, La entrevista y la visite domiciieria en la prictica del psiclogo...197 participen més activamente en la comunidad, pudiendo fan- cionar esta inclusién como una estrategia de intervencién, En el drea de le psicologia comunitaria existe una carencia de materiales teéricos y metodolégicos sélidos referidos a las téenicas de intervencién. Esto ocurre, en gran parte, por Ia importancia dada a la intervencién en la singularidad de cada contexto, ya que es la vivencia en la comunidad la que orien- tard el trabajo. Sin embargo, resulta fundamental generar mas producciones teéricas y metodol6gicas en este sentido, con el fin de fundamentar las actividades que el psicdlogo viene realizando en este émbito, asi como cuestionarlas con espiritu eritico y ético. Referencias bibliograficas Almeida Filho, N. (1997): "Thansdisciplinariedade ¢ sate coleti- va", Cifncia e Sade Coletioa, 2: 1-2. Bezerra, Jr. B. 2001): *Consideragies sobre terapéuticas ambula- toriais en satde mental”, en Tundis, S.A. y Costa, N.R. (comps), Cidadenta e loucura: Politicas de saide mental no Brasil, Pewrépolis, Vozes. Bleges, J. (1998): Tomar de Pieelogia: entrevista ¢ grupas, Porto ‘Alegre, Martins Fontes. Boyce, LK Cook, G. A Jump, V. K. y Roggman, L. A. 2001) “Inside Home Visits: a collaborative look at process and qua~ lity”, Barly Childbood Research Quarterly, 16: 33-71. 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