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Eusebio López

DEL

“¡VIVA LOS NOVIOS!”

AL

“YA NO TE AGUANTO

Para el comienzo de una

relación de pareja y para

una convivencia más

inteligente.
ÍNDICE

Introducción ........................................................................................................... 6
Capítulo I: LA PLATAFORMA DEL AMOR ................................................................. 9
 El origen de una atracción irresistible ...................................................... 10
 La mecánica del enamoramiento .............................................................. 12
 El machista.
 El primer año, año crucial.
 Nuestra basura mental ............................................................................. 20
 Anestesia emocional.
 El incesto reprimido.
 Necesidad del padre.
 El “Aita Televisor”.
 Cómplices de la educación sexual.
 El rescate de la infancia ........................................................................... 25
 El de la negación y el control.
 Puntos oscuros.
 ¿Manejo o me manejan los sentimientos? ................................................ 30
 Al filo de la vida.
 Nunca te acuestes con morros.
 Un nuevo diseño del problema.

Capítulo II: LAS AMARGURAS DEL DULCE AMOR ................................................................................37


 Historia de las relaciones. ........................................................................ 38
 Patadas mejor que nada.
 El ludópata mortal.
 Las separaciones aumentan.
 Cómo amargarse la vida.
 Llegar al éxtasis del malestar en la convivencia.

Capítulo III: NOVIOS DE DISEÑO ................................................................... 52


 Novios: diseño de una convivencia. .......................................................... 53
 Madurez personal.
 El territorio.
 La agresión reprimida.
 Ver y decir lo positivo.
 ¿Cómo es tu convivencia?
 Tres formas de noviazgo.
 Los cimientos de la convivencia.
 Para evitar que el enfado se convierta en disgusto.
 Diferentes, pero no distantes. .................................................................. 60
 La primera diferencia: la regla.
 La segunda diferencia: de uno en uno.
 La tercera diferencia: el bolso de la mujer.
 La cuarta diferencia: el ir de tiendas.
 La quinta diferencia: la interpretación “Efecto Madre”.
 Diferencias Hombre-Mujer.
 La mariposa y el caracol. .......................................................................... 66
 La otra cara de la luna.............................................................................. 68
 El visual, el auditivo y el kinestésico.
 La sonrisa vertical y la lágrima horizontal. ............................................... 72
 A los novios: utopías de un deseo.
 La razón sin razón
 ¿Sois compatibles?

Capítulo IV: LA CAJA NEGRA DE LA PERSONA ............................................. 79


 La vida humana de la persona. ................................................................. 80
 Me doy cuenta de que me doy cuenta.
 Aprendiendo a vivir con el otro ................................................................ 85
 La calidad del amor.
 Ejercicio para hoy.
 Creencias, reglas y valores ....................................................................... 92
 Introducción.
 Los carburantes de la persona.
 Las creencias.
 Las reglas.
 Los valores.
 Anatomía de un enfado.
 El retorno de lo reprimido.
 Creencias erróneas sobre la convivencia. ............................................... 102
 “Padre, madre e hijos los mejores amigos”.
 “Entre marido y mujer, ni una aguja de coser”.
 “Los cuernos destruyen un matrimonio”.
 “La confianza en la pareja debe ser total”.
 “Debes hacer feliz a quien amas”.
 “De los caracteres opuestos salen las mejores parejas”.
 “Hoy el mejor partido para un hombre es una mujer sumisa y
casera”.
 “Hay que aguantar lo imposible antes de romper una pareja”.

Capítulo V: EL SEXO, COMPAÑERO DE VIAJE ............................................. 109


 La emoción sexual .................................................................................. 110
 La vergüenza contamina la sexualidad.
 La brutalidad del abuso sexual.
 Un matrimonio en apuros.
 La cercanía en el trabajo
 Operación a corazón abierto.
 Los peligros del amor.
 La gata sin tejado.
 De Freud al Viagra.
 El sexo como huida de la angustia.

Capítulo VI: ¿QUÉ ESPERAS DE TU PAREJA? .............................................. 127


 Cómo funcionamos en la convivencia ..................................................... 128
 El conflicto en la convivencia ................................................................. 132
 Puntos ciegos de la convivencia ............................................................. 134
 Máscaras para el carnaval de la convivencia:
 La máscara de la negación.
 La máscara de la proyección.
 La máscara de la racionalización.
 La máscara de la sublimación.
 Circunstancias de la convivencia:
 El tiempo.
 El espacio.
 El dinero.
 El perro y el gato.
 La televisión.
 Los hijos: el tabú del cuarto hijo.
 El alcohol en casa.
 Hay vida después del amor: la separación.
 Unos días de nirvana al año: las vacaciones.
 Un rincón de tu vida ............................................................................... 152
Capítulo VII: HABLAR CON LOS OJOS Y EL CORAZÓN ............................. 154
 Cuando ya se lo han dicho todo .............................................................. 155
 Los ojos hablan.
 Sonríe y serás sonreído.
 Cuidar los detalles.
 La negociación.
 Una pregunta = un nido de víboras.
 Las esquinas del silencio ........................................................................ 167
 La comunicación hombre-mujer.
 El lenguaje de Aladino.
 La llave perdida.

Capítulo VIII: EN BUSCA DE SOLUCIONES ................................................. 170


 Cuándo y cómo creo yo los problemas.................................................... 171
 Sé espontáneo.
 Reestructurar.
 La trampa del juego.
 “Equivócate porque te lo mando”.
 Hacer menos de lo mismo.
 El milagro.
 Utiliza la sorpresa.
 Utiliza situaciones de risa.
 Visualiza lo que tratas de hacer.
 Buscando soluciones .............................................................................. 188
 Poner nombre al problema.
 Negando la evidencia.
Capítulo IX: LA PAREJA Y SU CIRCUNSTANCIA ......................................... 195
 Situaciones y riesgos de la convivencia en pareja .................................. 196
 Situación de celos.
 Situación de infidelidad.
 La separación.
 La depresión.
 El hijo muerto.
 La jubilación.
 Cambio de piso.
 Desde el embarazo al primer hijo.
 El volcán de la adolescencia.
 La crueldad del amor.

Capítulo X: LA OTRA DIMENSIÓN ................................................................. 216


 El Amor va más allá del amor ................................................................. 217
 Mi techo de cristal.
 El círculo de fuego.
 La conexión con el centro.
 Fuera del paraíso.
 El Amante Pirata.
 La Isla del Tesoro.
 El Personaje.
 El Maestro Interior.
 Encuentro con el Amado Interior.

Epílogo ................................................................................................................. 236

Bibliografía ......................................................................................................... 238


INTRODUCCIÓN

Del VIVA LOS NOVIOS al YA NO TE AGUANTO hay un montón de

historias acumuladas y de equivocaciones obstinadas.

La pareja de amantes terminó para convertirse en dos púgiles en

combate. Cuando tienes delante a una pareja en terapia, te cuentan

historias, historias sin fin, historias superpuestas, contradictorias.

Cada uno de ellos está convencido de que su historia es la

verdadera. Y en el fondo de cada historia, la rabia, el dolor y la

culpa.¿Cómo es posible que dos historias correctas conduzcan a

posiciones tan erróneas? Nadie se da cuenta de que son historias

que nosotros recreamos en la cueva de nuestro inconsciente,

cargado de emotividad. Cuentos como el de Caperucita y el Lobo

Feroz, Blancanieves o la Bella y la Bestia significan la problemática

humana adornada por el mito. Puedo encontrar una buena

explicación psicológica para cada historia, pero esto no cambiará en

nada el problema. Lo único que puede empezar a mejorar este

problema es reencuadrar la forma de ver y concienciar lo que se

esconde debajo de cada historia. Aclarar lo que hoy no funciona y

qué es lo que se consigue con esta estrategia de dolor. Es necesario

deshacer el nudo gordiano de quién tiene la culpa y quién la razón.

La culpabilidad es la mafia de la pareja. Es necesario aprender a ver

lo que se esconde detrás de cualquier desavenencia (cosa difícil). En

el fondo es amor, aunque herido. En realidad sólo existen las

cualidades. Los defectos no tienen entidad, son nombres que

nuestra mente da a la falta de desarrollo de una cualidad. Cuanto

más pienso en el defecto, más bloqueo mi mente y más realidad le


doy al defecto. Igual que no existe la oscuridad, no existe el mal

entitativamente, es falta de luz o es falta de bien. Los problemas

metabolizantes de una pareja consisten en la falta de desarrollo del

amor. El amor de la pareja en sí es amor, pero infantil. En realidad

“quiero que me quieran”, que me hagan sentir bien. “Si me fallan

me siento desamparado”. El amor completo es querer el bien del

otro, sin pedir nada a cambio. Del uno al otro amor hay un

desarrollo. Al primero lo puedo llamar egoísmo, que en sí es un bien

al que le falta la afirmación del bien de los dos. La envidia consiste

en pretender tener para sí las cualidades del otro. Le falta el ver que

su bien pequeño excluye al bien mayor, que consiste en compartir

con los demás. En el amor uno puede estar en el primer curso del

instituto, o en la guardería, o en primero de carrera o tener el

máster. Cada uno está aprendiendo en el curso que le corresponde.

Es necesario entender este planteamiento del mal para buscar

siempre el bien del amor y respetar el desarrollo de cada persona.

El amor no sólo es una tendencia afectiva que nos impulsa a dar al

otro lo mejor de uno mismo. Es que yo soy el amor. Yo soy un jardín

de amor y debo cuidarlo y regarlo. El enamoramiento es un

trastorno de la atención, pero no es amor. La felicidad nunca

dependerá de la percepción de la realidad. Si perdí la felicidad, no la

encontraré en el superhombre, la encontraré en la pareja real.

Cuando piense todo esto de mi pareja, ya no podré decir ¡YA NO TE

AGUANTO! Y la pareja habrá descubierto de nuevo el fuego en su

caverna y dirá: TE NECESITO PORQUE TE QUIERO, y no “Te quiero

porque te necesito”.
Capítulo I

LA PLATAFORMA DEL AMOR

 El origen de una atracción irresis tible.


 La mecán ica del enamoramiento.
 Nuestra basura mental.
 El rescate de la infancia.
 ¿Manejo o me manejan los sentimientos?

El mejor maestro puede enseñar,


pero lo verdaderamente genial es
poder aprender.
EL ORIGEN DE UNA ATRACCIÓN IRRESISTIBLE

Crear un día requirió una noche y una mañana. Fue el primer día. El

mundo era nuevo, el mundo era una cueva. Crear un hombre requirió una

noche y una mañana. Un hombre y una mujer: el primer SER.

La cueva es el Eros del ser. Eros significa misterio, abismo profundo.

En la profundidad de esta cueva de Platón se oyó el primer grito y toda ella

se llenó de sus ecos. Aquel ser, descrito por Aristófanes en “El Banquete” de

Platón, era un ser redondo con cuatro piernas y cuatro brazos, dos aparatos

reproductores y dos almas. Zeus, desde su Olimpo, lo vio demasiado

perfecto y un peligro para la paz de los dioses, y entonces decretó partirlo

en dos mitades: Hombre y Mujer.

A partir de ese momento en la Cueva de Eros surgió una corriente

poderosa de atracción denominada PASIÓN. Las dos mitades se ven y se

miran, se conocen y se reconocen como si fueran uno. Entre ellos surge una

fuerza que atrae como un imán a los dos cuerpos. Es un deseo abrasador

que desde ahora los consumirá y determinará todas sus obras. Buscan la

presencia imprescindible de su mitad para sentirse un ser real, totalmente

acabado. Ya no pueden prescindir del otro y sin el otro se hunden en la

miseria.

Lo triste de esta sed infinita del otro es que entre los cuerpos

enroscados se encuentran dos almas infinitamente solas, desamparadas. Se

prometen amor eterno para quitarse esa angustia, pero en el fondo saben

que es mentira. El mundo de los sentimientos es mutante, imprevisible. No


pueden estar seguros de sus propios sentimientos. Entonces se inventan

unos juegos entrañables: los juegos de la convivencia. Son unos juegos

inconscientes que deciden lo que debe saberse y lo que debe ignorarse.

Dice La Biblia que Dios creó a Eva de la costilla de Adán, y para ello le

durmió en un sueño profundo. Lo que no dice es cuándo le despertó.

¿Seguirá el hombre dormido...?

¿Todo será un sueño de Pasión? ¿La Pasión en la caverna? ¿Qué

sombras chinescas contemplamos en las paredes? ¿Cada uno ve lo que

desea ver, nada más?

Tendremos que salir de la cueva a la luz del sol, y puede que este sol

de la realidad nos ciegue al principio. Tendremos que curar nuestro sueño, y

curar nuestro sueño no es mejorarlo, sino despertar. No sé si estoy todavía

en la cueva y soñando observo la ceremonia de mi simple vida, compuesta

de prisas, reuniones, teléfonos móviles, barullo de tráfico... Llego al hogar,

donde caigo redondo, sin poder hacer ni el amor ni la guerra...

Las mujeres y los hombres de hoy se mueren por una hora más de

sueño. El dormir juntos ya no es hacer el amor, es dormir juntos sin más.

Hoy se van descubriendo nuevas posturas de hacer el amor. Coger la mano

del otro, decir que le quieres, quitarse los calcetines para dormir, preparar

el plato favorito para toda la semana... Y el sexo se reduce a caer dormido,

abrazado a la persona que amas. Llegar a la postura de “Instinto Básico” es

mucha postura.

Esto es mi día: una noche y una mañana. Es mi creación de cada

día...en este día del 2000.


LA MECÁNICA DEL ENAMORAMIENTO

En esta fase el cerebro controla todo, igual que controla la ira y el

miedo como excitaciones emocionales. Lo especial cuando nos enamoramos

es que filtramos la imagen del otro y la chequeamos, poniéndola en

parangón con el patrón de persona ideal que ya tenemos. Si hay disonancia

la persona exterior la rechaza, en caso contrario comienza el cortejo y el

galanteo. Una nueva información se apodera de todo el organismo. El

corazón se acelera, las grasas y azúcares aumentan, hay más oxígeno en la

sangre, el hipotálamo alerta a las glándulas suprarrenales... En definitiva, el

organismo produce la feniletilamina (una especie de anfetamina).

Por eso la euforia es como un volcán en erupción. La atracción y el

afecto siguen a lo largo y ancho de los encuentros. Estos encuentros y la

convivencia se mantienen agradables con palabras y gestos de sumo cariño,

que parecen extremos en algunos talantes. Se siguen segregando, en

parejas estables, endorfinas y encefalinas que dan sensación de gran calma

y seguridad agradables. En este momento “los cuernos” son impensables,

están radiantes de júbilo.

Uno no se da cuenta de todo esto hasta que un buen día la

convivencia se complica, el desengaño crece y la confianza se enfría. La

relación no funciona e inmediatamente surge una angustiosa depresión, una

tristeza bloqueante. Es el “mono”, el síndrome de abstinencia del

toxicómano.
Entonces se culpan el uno al otro. Las peleas son crueles y se dicen lo

impensable. Lo que antes fue maravilloso ahora es un infierno. En esta

situación de locura, es imposible la comunicación.

Para construir un edificio se requieren unos buenos cimientos. Para

edificar una convivencia se requiere roca viva. Es decir, unas personas con

un corazón y una cabeza sólidos, seguros y con buenos antecedentes

familiares.

Con un cimiento de arena y tierra puede haber pronto motivos de

divorcio. Lo que en estos primeros momentos necesitamos son motivos para

consolidar la nueva convivencia de los dos enamorados.

 “¿Y por qué tú y no otra?”

 “¿Fuiste un capricho del corazón o un arrebato de mi mente?”

 “¿Seleccioné a un amante que requería mi necesidad?”

 “¿Qué me aportas a la vida? ¿En qué me mejoras?”

Es importante para la persona conseguir un nivel de satisfacción de

las necesidades, buscando un nivel de desarrollo más perfecto. Valoro tus

cualidades características, que creo me ayudarán a ser la persona que

deseo ser.

El reconocer la ausencia de algunas cualidades en mi propia persona

es la base inconsciente de la atracción que siento por el otro.

Sé que esto es un riesgo, pues si me siento atraído por lo poderoso y

fuerte de la otra persona y ésta cambia de repente por esos avatares de la

vida, me exigirá un ajuste importante o un desajuste demoledor. Lo mismo

puede ocurrir con el atractivo físico u otras cualidades.

Muchas veces vemos en el otro cualidades que tenía nuestra madre o

nuestro padre.
Si le colgamos al otro las expectativas que teníamos satisfechas con

nuestros padres y ahora las exigimos de algún modo, podemos oír: “¡Que

yo no soy tu padre!”, “¡Oye, que no estás con tu madre!”

Son sentimientos infantiles que reviven y gritan insatisfechos. Así, él

puede esperar de ella que, mientras desayuna, le acaricie la cabeza porque

es lo que su madre le hacía. Exige que su mujercita sepa lo que él desea y

se enfurece cuando ella no lo hace.

Si se percata de que el otro tiene algún defecto que también lo tenía

su padre, tendrá la osadía de empeñarse en cambiar ese rasgo.

Hoy damos mucha importancia a la gratificación personal. Al escoger

al novio o a la novia, ya debemos elegir a la persona que satisfaga nuestras

necesidades emocionales, sexuales y sociales.

Como más que nunca hoy uno se siente despersonalizado en la vida

social, busca con ansiedad sentirse persona única con su pareja. Y así busca

tener un amigo, amante, madre, padre, etc. que le dé un rostro íntimo.

Pero, ¿qué ocurre con esa exigencia ansiosa de satisfacer los deseos,

necesidades y expectativas individuales?

Y son los dos los que buscan lo mismo y al mismo tiempo.

¿Qué pasa ante este conflicto? ¿Es primero Él o Ella?

La convivencia es una aventura compleja. Hay cierto grado de

explotación y conflicto. ¿Cómo conciliar y negociar esas satisfacciones

radicales?
 EL MACHISTA.

-“Perdone, señorita” –le dije todo colorado- “¿Está esperando a

alguien?”.

Todo lo decía yo sin esperar respuesta.

-“¿Tiene algo que hacer esta tarde?

Una leve sonrisa es todo lo que conseguí.

Una señorita desconocida me dice “no” y me hundo en la miseria. Las

mujeres que deseas siempre te rechazan. Para superar el miedo al rechazo

hay que esforzarse en pedir lo que uno quiere.

El machismo pierde plumas con un “no” femenino. Un machista

alardea y chulea pretendiendo ser lo que teme no ser.

“Si pudiera engañar a alguna incauta para que me amase, tal vez

pueda superar el desprecio que me tengo”.

Total, que si consigo a alguna “pardilla”, luego la desprecio y si

consigo una inteligente, luego la temo. Así que me digo: “Mejor dejarse

morir que arriesgarse a ser asesinado”.

Respecto a la mujer que va de conquista, Kepling dijo que la más

tonta de las mujeres puede manejar a un hombre inteligente. Total, ¿qué

hay detrás de un hombre inteligente? Pues una mujer asombrada. Ahora

bien: para manejar a un hombre muy apuesto pero imbécil, una mujer tiene

que ser una artista del manejo.


 EL PRIMER AÑO, AÑO CRUCIAL.

El reajuste de la convivencia de dos extraños. Vivir con otro ser

humano, mezclando olores y sabores, en una intimidad sin fronteras es una

experiencia muy difícil, pero excitante e ilusionante. Una pareja es más que

la suma de dos. Es Z y X.

El “Gran Hermano” se queda pequeño comparado con una vivencia de

pareja, metida en un piso y con toda clase de circunstancias nuevas:

reajuste de dos mundos en la intimidad, el hijo, el dinero, etc. El “Gran

Hijo” supera al “Gran Hermano”. ¿Hay personas preparadas para esta

aventura?

Hay personas jóvenes que no están preparadas para afrontar un

compromiso permanente. “Si te casas ya, lo echarás todo a perder”. Uno

puede sentirse atrapado y sentirse negativo desde el primer momento del

“Sí”, porque es la otra parte la que quería casarse ya. El otro estaba aún

muy apegado a sus padres.

.-JUAN Y ANA.

Juan y Ana llevan un año casados. Él, siempre que puede,

escapa a casa de sus padres. Ana se queja de que él no pone interés

en estar con ella y lo demuestra con mil detalles. Juan, resignado,

oye los reproches continuos de ella.

Yo les propongo una separación de un mes. Él vuelve a casa de

sus padres y ella con su madre. Tengo entrevistas con ellos por

separado. Ana desea zanjar el asunto para obligarle a Juan de nuevo

a decidirse. Ella está muy enamorada. Él, cada vez más confuso.

Por fin pasó el mes. Se juntaron. Ana volvió a obligar

emocionalmente a Juan. Él rompió a llorar como un niño y dijo entre


lágrimas: “¡Yo soy tu vida y te estoy matando! De una vez por todas

te digo que no puedo vivir contigo. Te lo debería haber dicho antes

de casarnos, pero por no hacerte sufrir...”

También he visto a otras parejas que no pueden soportarse. “Nos

hemos equivocado”, “No somos el uno para el otro”...

.-ENRIQUE Y MARÍA

ENRIQUE: Mira, ya no soporto que cada poco te vayas con tu madre.

Noto que te aleja de mí.

MARÍA: Tienes que darte cuenta, Enrique, de que tú huyes a la

ciudad de tus padres.

ENRIQUE: ...Y tú allí no quieres acompañarme.

MARÍA: Es que tú allí, entre tus padres y tus amigos, no me haces ni

caso.

A esta pareja recién casada ya les rondaba por la cabeza

separarse. Ya dudaban de su amor y se estaban alejando por

momentos.

Una breve terapia fue suficiente para que cambiasen su visión

de la realidad y se curase su infantil situación. Hoy tienen un hijo y

son felices.

Es hoy muy negativa la disposición en muchas parejas jóvenes a

pensar en el divorcio antes de haberse dado la oportunidad de afrontar los

problemas.

Son necesarios unos momentos de reflexión. Somos diferentes,

venimos de familias diferentes y tenemos necesidades diferentes. Como un

buen coche, debemos tener unos buenos amortiguadores para acomodarnos

a las irregularidades de la carretera de la vida.


A veces uno saca la conclusión de que “duerme con su enemigo”, que

la persona con la que se ha casado no se preocupa de sus necesidades;

otras veces creemos que se preocupa demasiado y nos atosiga.

Cuando él después de hacer el amor se duerme, ella se siente

abandonada, utilizada. Tal vez si él la cogiera de la mano y la hablara no se

sentiría tan mal... A veces el otro necesita distanciarse a través del sueño,

porque ya ha tenido bastante ración de compenetración con la otra parte.

Aquí el único error es creer en el error.

Y ¿cuál es el error para remediarlo?

No hay más error que pensar que no tiene que haber diferencias, que

el ejercitar el poder sobre el otro es controlarlo, no ver las necesidades del

otro y no hacerse cargo de que el roce produce fricciones involuntarias.

A la larva de la mariposa le están saliendo alas. Se va logrando la

diferenciación. Desciende la dependencia y la necesidad del otro, se marcan

territorios de libertad. Allí donde acaba el enamoramiento comienza el

amor. Esta es una obra que hay que hacer a brazo partido. La comunicación

cambia, ya no es golosina sino “pan duro” de realidad. Ya no se hace

insoportable la carencia del otro. Esto nos permite unirnos a una persona

REAL, no a una ilusión.

Por eso se va agotando la comunicación afectiva de requiebro y

comienza una información de hechos y cosas. Y cada vez se tiene menos

necesidad de decirse nada.

 “Me dejaste con la palabra en la boca”.

 “Llevo tiempo esperando que me devuelvas la palabra que te di...”


Los dos están sentados en la mesa, cenando. Él señala el salero

con el dedo.

Ella está harta de ver ese gesto y revienta:

- ¿Te has quedado mudo, no me puedes hablar? ¡Pídelo!

- Pero ¿qué dices? ¡Quiero la sal y vale!

- Cuando me la pidas bien, te la daré.

- No te molestes. (Estira el brazo y lo coge él).

La cena termina convertida en un velatorio. El rencor contamina

el ambiente. Se enciende el televisor...

Es necesaria una conversación acogedora y sencilla entre dos

personas cuyos misterios necesitan revelarse. El enamoramiento envejece,

las personas cada vez son más nuevas. El misterio de una persona es

infinito. Su ser no tiene límites. El personaje tiene fecha de caducidad.


NUESTRA BASURA MENTAL

En el principio de la vida nos creemos omnipotentes. Pero pronto van

a cortar las alas al águila, para que se convierta en pollo de gallina.

Enseguida veremos qué acciones reciben sonrisas y cuáles reprimendas. Sin

más, nuestro débil cerebro distinguirá el buen comportamiento del malo.

Premio y castigo, aprobación o rechazo, niño bueno o niño malo.

Ya se había formado en nosotros la primera semilla del Amante

Exterior, que depende de la aprobación que recibamos por parte de los

demás.

Algunos recordamos la primera paliza que nos ganamos o el primer

premio que recibimos, todo lo que nos dijeron era “por nuestro bien”. Así

fuimos colonizados y educados, y dejamos de fiarnos de nuestra intuición,

de nuestro centro de amor y energía. Estábamos domados para la lucha, el

dolor y la necesidad imperiosa de conseguir aprobación para sobrevivir.

 ANESTESIA EMOCIONAL.

De niños nos creemos castigados por los sentimientos, nos hacían

callar. Si llorábamos, íbamos al cuarto oscuro. Si el bebé llora, se le “coloca”

el biberón. Hay un código de represión que lo imponen los padres según el

humor que tengan. Por lo mismo que hoy se ríe, mañana se riñe. La

conclusión del niño es que expresar sus sentimientos puede ser peligroso.

De mayor no se permite estar orgulloso de su trabajo, pero sí reírse a


carcajadas. Hacerse insensible parece lo más conveniente. Reprime la ira.

Te da mala imagen sentir tu sexualidad, es una provocación. ¡Ojo!

Esto va a acarrear consecuencias en la pareja. Se implantará el

control, pues lo emocional será peligroso y lo peligroso hay que controlarlo.

El temor se unirá al amor (“Quien bien te quiere, te hará llorar”). Uno nunca

se atreverá a pedir amor por miedo a sufrir o por miedo a perderlo, y luego

se quejará por no conseguirlo. La represión de lo emocional enferma la

convivencia y crea el Patrón de Venganza.

Se crea la ley de “Es mejor callar que meter la pata”. Cuando crees

que te van a atacar, te sale la ira, que es una emoción poco aceptable en la

convivencia. Es la emoción vengativa que más separaciones provoca. Una

ira reprimida se convertirá en un resentimiento. Esto va a estremecer tu

corazón, congelando la salida de tu amor a las personas que más deberías

amar. “Ni llorar ni piropear”.

Algunos padres no soportaban y por lo tanto no permitían la

expresión de rabia, y cada vez que la sacábamos nos castigaban. Al no

permitirnos la expresión de rabia, se convirtía en ira, en agresividad

contenida, que es un imán perfecto para atraer gente enfadada. La rabia es

una energía que hay que saber canalizar para convertirla en energía

amorosa y no en separación dolorosa, y mucho menos en el negativo rencor

que puede durar toda una vida.

 EL INCESTO REPRIMIDO.

El niño se siente invadido por las caricias en todo su cuerpo. Le tocan

sin cesar, le bañan, le besan y luego le sientan en las rodillas. Y de repente

se le deja de acariciar. La excusa: “Te has hecho mayor”. El niño no


comprende que después de ese grado de intimidad se le retire toda

atención física. Es natural que el niño se sienta despistado afectivamente y

surja el desamparo. Papá y mamá han dejado de acariciarle, por ese miedo

que los padres sienten al incesto y que el hijo interpreta como rechazo. De

esta forma, llega a creer que es una debilidad que le acaricien, que es “para

niños” o que es peligroso.

Esto traerá graves consecuencias en la erotización de la pareja. No se

tocarán: “¡Déjame en paz, pesado!” Sin este apareamiento afectivo, los

centros erógenos que están repartidos por todo el cuerpo se oxidarán y su

música erótica dejará de sonar. La vibración erótica se convertirá en

frigidez.

 NECESIDAD DEL PADRE.

En la chica, la erogenización se realiza al principio en el intercambio

de caricias con la madre. Esta relación la convertirá en una lesbiana. Por

eso es necesaria la intervención del padre, para que la niña se valore luego

como mujer. Es la apreciación que procede del padre lo que hará que la hija

acoja su feminidad como un don mágico. Una ausencia total del padre

impide a la mujer sentirse querida y un sentimiento de rebeldía amargará

su vida. Y puede que repita con su marido una relación marcada por la

insatisfacción. Puede surgir “la mujer que ame demasiado” o que se vengue

del hombre.

Para suplir esta necesidad de situarse en el quicio exacto de la vida

afectiva, la mujer se crea un padre interior que fortalezca su identidad de

mujer y la libere de un padre que no le dio lo que necesitaba.


 EL “AITA TELEVISOR”.

Mientras el trabajo roba la presencia del padre, la televisión suple

tanto la tutela paterna como la materna. El descontrol ante la televisión se

produce cuando los padres no están, y si están permanecen mudos y

absortos ante la pantalla como sus propios hijos.

La televisión inocula en la mente del niño toda clase de conocimientos

a 24 imágenes por segundo. Es una hipnosis difícil de superar. Son gestos,

climas afectivos. Aparecen escenas de sexo, violencia feroz, la ambición por

el dinero, los desfalcos de personajes famosos, las vilezas de la “gente

guapa” y el rechazo a la pobreza.

La inocencia de los niños les estalla en sus butacas y se quedan

pronto sin infancia. “Aita Televisor” es el nuevo educador, el que ha

transformado la mente del niño. Sin darnos cuenta, llegamos a la

adolescencia como siempre, pero con nuevos usos.

 CÓMPLICES DE LA EDUCACIÓN SEXUAL.

Suponer que educar biológicamente sobre el sexo es suficiente es

como creer que, si vas a comer, sólo con observar la carta ya basta. Para

educar en la sexualidad, primero hay que educar para comprender la

PERSONA en su totalidad y luego colocar el sexo en el lugar que le

corresponde dentro de la persona. Es como una pieza en el motor de un

coche. Si no entiendes el motor, ¿para qué quieres conocer la pieza?


Las figuras del padre y la madre, así como su relación, son esenciales

para el desarrollo equilibrado del adolescente. Sólo sus padres le enseñarán

que, a través del sexo, se llega a la más fuerte de las vinculaciones

humanas. Lo más perjudicial es enseñarles sólo a medias el funcionamiento

de la potente moto a la que van a subirse sin casco y sin rumbo. La

generación anterior sufrió la represión sexual, y la que viene va a padecer

“despiste sexual”.

La convivencia puede provocar desajustes y ansiedades no por

defecto, sino por exceso o vacío.

La vida no la podemos convertir en un problema a resolver. Es un

misterio de relación que hay que descubrir. No podemos permitir que nadie

nos impida el éxito, pero menos que nadie nosotros mismos. Yo puedo ser

mi peor enemigo y el de mi hijo.

Cuando no estoy dando muestras externas de cariño a mi mujer, le

estoy privando a mi hijo del valor de la ternura.

La sexualidad “virtual” del hijo toma cuerpo en las figuras reales de

sus padres. De ahí saca el sentido y el valor real del sexo.

Por eso la convivencia de la pareja es hasta tal punto decisiva que va

a ser la única universidad de la sexualidad de los hijos. La calle va a poner

algunos matices.
EL RESCATE DE LA INFANCIA

Estamos muy ocupados o despistados mientras nos ocurren

coincidencias, casualidades fuera de lo normal en la pareja. Nos

preguntamos qué significan.

Nada es casual. Abre los ojos y verás retazos vividos en tu infancia.

Cuando las relaciones de pareja entrañan mucha parte visceral, es

que se esconden en la cueva de la vida raíces profundas de la infancia. Es

como vivir con un dragón de dos cabezas. Así hay parejas que mantienen

sus peleas cuerpo a cuerpo, agotados el uno sobre el otro en el ring de sus

desavenencias.

Gran parte de la comunicación de una pareja se produce a través de

una ausencia de comunicación verbal. El verdadero significado interior se

transfiere con aquello que no es comunicado. Los beneficios de esta mala

comunicación reportan a la pareja mensajes más certeros y útiles a nivel

subliminal. Llamo mala comunicación a ésa que hacemos a través de

silencios elocuentes, lapsus linguae, bromas, etc.

¿Qué juegos encierra la comunicación en la convivencia? Estas

relaciones son juegos a menudo enrevesados que se usan para evitar la

intimidad. El puerco espín, lleno de púas, se tiene que situar ni tan cerca

que pinche ni tan lejos que no dé calor. Pero el uno carga en el otro la

responsabilidad de sus actos. No es el sexo, es la intimidad lo que asusta.


 EL DE LA NEGACIÓN Y EL CONTROL.

Lo que suele provocar los conflictos más crueles son las cosas que

antes más habían unido a la pareja y ahora crean gran ansiedad y

desconcierto. Por ello es un juego en que no se reconoce la contrariedad.

Cada persona trae su bagaje de la infancia. Son las cuestiones sin

resolver de la infancia las que vuelve a poner en carne viva la convivencia

en pareja. Esta es una oportunidad para curar viejas heridas o para

volverlas a abrir.

¿De qué clase son estos problemas que vienen de la infancia?

Tienen varios matices, pero normalmente son de supervivencia. Son

muy nocivos, pues en ellos no hay claridad y se juega sucio.

1. Usar la manipulación para someter al hermano o a los padres.

2. Desvalorizar al otro para quedar bien él.

3. Culpar al otro para defenderse de castigos.

4. El que tiene que cambiar es el otro, yo estoy bien. Tengo razón.

5. Enredar las conversaciones. A río revuelto, ganancia de

pescadores.

Estas son artes que repetimos en la convivencia, sembrando el

desastre y haciendo imposible la comunicación sincera.

Inconscientemente usamos estrategias para defender creencias que

matan la convivencia.

Bloqueos racionales  la razón hace “de Celestina”, se pone arreglar

embrollos emocionales.
1.- No pidas, el otro tiene que caer en la cuenta de tus necesidades. Si yo lo tengo

que pedir, ya no lo quiero.

2.- Nunca enseñes tus verdaderos sentimientos. Se ven como debilidades y un día

te los pueden echar en cara.

3.- El hombre no puede llorar. Él puede expresar ira, pero no miedo o inseguridad.

La mujer no puede expresar ira. Ella debe ser afectuosa.

4.- Si he acostumbrado al otro a un rol que desempeño (simpático, puntilloso,

chistoso...) tengo que ser fiel. No confío en el otro para ser yo mismo y para

mis necesidades. Me puede rechazar si no estoy a la altura de las

circunstancias.

5.- Negación: nos hacemos los ignorantes respecto a lo que sucede y a los

sentimientos que duelen. Es como el niño que cierra los ojos y piensa que a él

no lo ven.

Esto se aprende de niños, cuando tenemos que desarrollar formas de

defendernos ante el mundo: la furia, la culpa, la vergüenza... son

sentimientos que no podíamos expresar. Nos envolvemos en fantasías que

hacen más sufrible la vida. Justifico que mi padre llegue tarde porque

trabaja mucho. Se cancela la información de la realidad si resulta

problemática, si descubro en mi pareja defectos graves. Si él es alcohólico y

agresivo, ella lo negará (se lo niega a sí misma) y decide controlar. Si

podemos controlar a la pareja, podemos controlar nuestros sentimientos y

nos disponemos a ayudarle.

La ayuda es la parte que justifica el control. Ella trata de intervenir

para evitar los actos y consecuencias de él y, cuanto más lo intenta, menos

lo evita. Cuando hacemos por el otro lo que él tenía que hacer por él
mismo, ya hemos caído en un juego sin retorno. El fracaso de controlar nos

lleva a negar la realidad de impotencia.

Entonces, dejar de ser útiles a tiempo es lo más útil que se puede

hacer por la pareja. El cargarse con la responsabilidad del otro no conduce

más que a quemar dos vidas. Hay que pedir ayuda externa.

 PUNTOS OSCUROS.

Entre las parejas que conviven avenidas es frecuente que el uno

ignore los sentimientos del otro sobre sus creencias y valores respecto al

dinero, la vida pasada, romances del presente, aspiraciones personales,

opiniones sobre amigos y parientes e incluso sobre qué hacen los hijos.

Estos silencios estratégicos con que se confabulan los amantes permiten un

estado llevadero: “Que no se te ocurra mencionarme tales asuntos, que yo

no te preguntaré nunca sobre ellos.” Son temas tabú. Dejar al descubierto

nuestras necesidades personales más perentorias herirá la sensibilidad del

otro. Por ejemplo, no se mencionará nunca “las miraditas que él dedica a

las rubias que pasan cerca”, o él no dirá nada cuando ella se compre

“modelitos caros”. Ella calla sus sospechas y finge sus orgasmos. Hay

contratos tácitos en los que se prohibe prohibir y se decide no decidir.

Hacerse el ciego y el mudo y tragar disgustos. Sufrir en silencio.

En la convivencia no se firman papeles, pero se escriben en el aire las

cosas que el otro no debe saber. Y así se puede firmar este secreto acuerdo.

Yo seré para ti lo que tú desees aunque sea absurdo y ridículo, si tú eres

para mí lo que yo necesito que seas por muy impensable que te parezca.

Así se explica que cuando llega la separación y se rompe el silencio, se


dicen las cosas más abominables e increíbles, con una furia proporcional al

tiempo que hayan estado contenidas.

Cuando estos hechos llegan a la gente a través de los medios de

comunicación, ya se han convertido en sucesos luctuosos. Los ríos de

sangre son producto de muchas aguas estancadas en el dolor y en la

ignorancia con la que se enloquecían tantos silencios procedentes de los

arrabales de la infancia. Los vecinos nunca se explican lo que pasó, “eran

unas personas muy normales”. Pero el amor –cargado de odio pero al fin y

al cabo amor- decidió el suicidio y el crimen, o las dos cosas a la vez.

Hay mucha gente que vive en una rutina más grave que la muerte.

(...) Muertos

son los que teniendo muerta el alma

viven todavía.

G. A. Bécquer
¿MANEJO O ME MANEJAN LOS SENTIMIENTOS?

¿Cómo te llevas con los demás? Nadie puede hacerte sentir mal sin tu

consentimiento. Nadie puede entrar en tus entrañas para hacerte infeliz.

Todo depende de ti.

Los sentimientos sólo te pertenecen a ti y nadie puede decidir lo que

tú quieres sentir.

Nadie puede manejar los hilos que mueven nuestros sentimientos.

Creemos que existen situaciones en las que la otra persona nos enfada y

decimos “Me has frustrado”, “Me has puesto de un humor de perros” o “Me

pones triste”. Lo que me suceda a mí no es culpa de nadie. Yo solo me

enfado o me entusiasmo. Nadie con su conducta hace que yo engorde 20

kilos o mida 20 centímetros más.

A nadie podemos culpar de nuestros sentimientos, son tan nuestros

como los orgasmos.

Los hombres (en general más que las mujeres) tienen dificultad para

expresar abiertamente sus sentimientos, deseos y necesidades. Más que

comunicar, se ponen a la defensiva.

A veces las palabras son como balas disparadas por la dinamita de los

sentimientos. Hay sentimientos que entran a tornillo, como los de...

 ...Inquirir: “¿Por qué dices esto? (El “por qué” siempre culpabiliza,

mejor decir “cuándo”). “Cuando llegas tarde, me siento triste”.

 ...Poner en mal lugar: “Nadie se daría cuenta, sólo tú. Tienes mala

idea”.

 ...Salir por peteneras: “Vete a paseo y déjame en paz”.


 ...Descalificar: “Venga, no te enfades por esa tontería”, “Conduces

muy bien para ser mujer...”

 ...Anular lo dicho: “Sí......, pero...........”

Un ejemplo gráfico:

ELLA.- Hemos ido a la fiesta, iba ilusionada y tú te has

dedicado a hablar con todo el mundo. A mí, ni caso, ¡como si

formara parte de la decoración!

ÉL.- Ya estamos dando importancia a tonterías y sacando las

cosas de quicio.

ELLA.- Era una oportunidad para nuestra relación. Apenas

salimos juntos.

ÉL.- Pero, ¿se puede saber por qué estás hoy tan dramática?

ELLA.- Quiero aclarar bien las cosas. Esto ya ha pasado más

veces y sólo alguien como tú puede no darse cuenta.

¿Cómo sería la conversación correcta? Iremos viendo cómo podría ser.

 AL FILO DE LA VIDA.

Todos suponemos que si uno está con una persona que le atrae es

porque tiene con ella una póliza de seguros contra “malos sentimientos”.

Todos sabemos que es muy difícil en la convivencia congeniar, tener

armonía, no levantar la voz...

Para nadie es un secreto que los conflictos, discordias y malos

entendidos nublan los sentimientos que antes brillaban como luceros en las

noches estrelladas.

Hoy la ciencia ha alargado la vida de los casados en muchos años,

pero no creo que se haya añadido mucha vida a esos años. Me refiero a

vida con calidad afectiva y emocional.


Las enfermedades que llenan de pastillas las mesillas de noche están

producidas por el estrés acumulado en la relación de pareja insatisfecha, en

la mala expresión de los sentimientos de rabia o enojo. Tanto si se reprimen

los sentimientos como si se ahoga la rabia, se incrementan todos los índices

de un análisis clínico.

El amor en los jóvenes tiene prisa y busca la penetración rápida. El

amor de los mayores busca la compenetración, la comprensión, la atención,

la caricia, la mirada, el mimo, como si la vida se detuviera en cada detalle

ralentizado.

La felicidad es como un trastorno transitorio, como un vahído. ¡Qué

pena que seamos más dados a refriegas que tienen su origen en cuestiones

de “quítame allá esas pajas”, como:

 “Te has pasado con el dinero”.

 “Le consientes mucho a tu hijo”.

 “No sales de casa de tu madre”.

 “¡Se te está poniendo un carácter insoportable”... !

Ninguna de estas cuestiones son de vida o muerte. No hay cuernos

ni malos tratos. Si el amor pesara, estas parejas pesarían toneladas, pero la

pena es que no disfrutan de ese amor -de esos cálidos sentimientos- hasta

que los entierran.

Mientras tanto tienen sus guerrillas, siempre atacando al amor

propio. Defenderse lanzando contraataques emocionales, hacer oídos

sordos, darle la razón del tonto para aplacarle y así acabar la discusión...

Son aprendizajes que nos vienen de atrás. Viven en un oasis lleno de

sentimientos y es una pena que pasen sed. Y esto no se arregla con buena
voluntad. Hay que saber, caer en la cuenta de los errores de conducta para

sacar el brillo de la emoción al acero de la vida.

 NUNCA TE ACUESTES CON MORROS.

Tengo una amiga en Alemania que me dice que si ella no puede

dormir por algún resentimiento, sea la hora que sea le despierta a él y le

dice: “Vamos a hablar”. Me lo cuenta porque dice que se lo enseñé yo.

Pues bien, puede decir:

“Tengo unos morros que no me dejan conciliar el sueño (los

morros, las patas, el rabo y los cuernos crecen juntos). Quiero

hablar”.

O bien decir:

“Tengo la impresión de que te enfadaste ayer. ¿Estoy en lo

cierto?”

En la pareja lo importante no es no enfadarse o no tener fallos.

Tienes que prepararte para aprender de tus fallos. Si te dices: “No

puedo fallar”, será difícil que no falles.

Cuanto mejor aceptes y enfrentes tus fallos, aunque sea a las dos de

la madrugada, más aprenderás de ellos la próxima vez. Los errores son los

puntos cardinales de tu convivencia. Con ellos te orientarás al éxito.

 Hay que expresar el sentimiento dolorido, no lo dejes echar

raíces.

 Estáte precavido ante el posible rechazo del otro.

 Describe lo que te ha sentado mal, sin acusar.

 Expresa en positivo el deseo, pero que no suene a exigencia.


 Deja claro si sospechas que el otro te está castigando con su

indiferencia porque no le has consentido su capricho. Pregunta.

 Cuando hay cuentas pendientes, en vez de expresarte como un

juez que no deja salidas, trata de hacer desaparecer la sensación

de que no perdonas la deuda del otro.

 Sonríe siempre, digas lo que digas. La sonrisa es muy importante

en la convivencia. Cuando sonreís llega un mensaje a vuestras

mentes de que estáis en la cima del mundo. La sonrisa libera en

el cerebro una hormona llamada beta-endorfina que alegra la

mente. Y la mente alegra las emociones. Deberíamos ponernos

unos esparadrapos en la boca que nos mantuvieran la sonrisa.

N.B. Esto suele ocurrir cuando la mujer aprovecha el sexo para

vengarse de las cenas, partidos y partidas de cartas de su marido. Cuando

él vuelve convertido en la abeja Rumasa, ella contesta: “Hoy tengo una

jaqueca impresionante”. Y luego se queda leyendo un libro. Esta venganza

de la mujer no arregla nada y deja a los dos en el dique seco. No dejes que

los sentimientos te manejen, contrólalos para que te sirvan para ser feliz. Si

ves algún sentimiento negativo que llega a tu corazón, dale la vuelta como

a un calcetín y déjalo latir.

 UN NUEVO DISEÑO DEL PROBLEMA.

En la vida de convivencia hay momentos muy gratificantes y

momentos muy problemáticos.

Si vemos la diferencia entre unos momentos y otros, lo importante no

es lo que sucede, sino cómo se percibe. Es lo del vaso medio lleno o medio

vacío. El vaso es el mismo, pero la visión varía.


A cada momento estamos creando en nuestra mente nuestra propia

realidad, que utilizamos en ese momento.

La tierra parece estar quieta, aunque realmente gira a velocidad de

vértigo. Creo que es plana, pero se la puede rodear. El Sol sale y se oculta

circundante a La Tierra, y sin embargo ésta gira alrededor del Sol. Pura

apariencia y sensación.

¿Cómo es la visión de tu problema de convivencia? Hay parejas que

tienen una pésima relación matrimonial y ni se dan cuenta. Hay parejas que

no tienen más que todo a su favor y creen que tienen mil problemas.

Lo importante es cómo percibes el mundo, la vida, y eso te ayudará a

prever tu comportamiento.

En Alaska, las familias esquimales ofrecen sus hijas al visitante para

que pasen la noche con ellas, y negarse es una ofensa. En algunos países

regidos por el Islam, mirar a una mujer a la cara es un crimen. Y en

determinados países de África y Asia, la extirpación del clítoris en la mujer

es un rito sagrado.

Lo más difícil de los problemas es cambiar de visión. Es como un

ordenador: a veces la cuestión no está en cambiar de ordenador, sino de

programa.

El problema es que las personas vivimos envueltas en visiones ya

admitidas, y éstas nos enredan e imposibilitan los cambios actuales.

Para resolver un problema sin solución, es preciso cambiar la visión

saliéndose de ese problema y relativizar el marco que lo envuelve. Es

necesario cambiar nuestros roles para cambiar las reglas que engendran tus

problemas. “Problemas vengan, que soluciones no faltan” decía un amigo.


Los problemas son nuestros mejores maestros, nos estimulan a

crecer. Si en la convivencia no hubiera problemas, es que estaríamos ya

muertos virtualmente. La vida no existe separada de la visión que nos guía.

Ésta es subjetiva, pero desde ahí tenemos que llegar a la solución.

Hay visiones abiertas del problema que propician la aventura, el

conocimiento de nuevos datos, y la visión cerrada que se niega a dar un

paso a nada nuevo. Esto es un peligro para encontrar la solución.

La mejor pareja no es la que no tiene problemas, sino la que con un

mínimo de energía consigue un máximo de gratificación.

Y tener bien presente que nunca es lo mejor que no pase lo peor. Si

el que suceda lo peor es un miedo que nos bloquea, nunca podremos hacer

lo positivo de cada día, y eso sí que será un problema degenerativo de la

relación.

Siempre verbaliza lo que quieres que ocurra en tu convivencia, no

pierdas el tiempo en criticar lo que ocurre.


Capítu lo II

LAS AMARGURAS DEL DULCE AMOR


 HISTORIA DE LAS RELACIONES:
Pa t ad a s me j or qu e n ad a / El lu d óp at a mo r t a l / Las
se p a r ac i o n e s au m en t an / Có mo a m a rg a r s e l a v id a / L l eg a r a l
éx t a s is d el m a le st a r e n l a co n vi v en c i a.

Todo lo que aparenta felicidad, si no es


verdadero, es realmente miedo
disfrazado.
HISTORIA DE LAS RELACIONES

Todo es aprender a vivir. Y empieza así:

La vida de una pareja es como la historia de un río. Nace, hace su

cauce y a veces se seca. Otras, el calor evapora el agua que se va a

convertir en nube blanca o nieve fría en las altas cumbres de la vida.

El cauce de una relación, para mí, tiene cinco etapas más o menos

largas. A veces se estancan en una.

1. ETAPA 1.- El mundo de la fantasía, el de la armonía química y el

éxtasis del enamoramiento une los cuerpos y las almas. Este

estado dura de dos meses a dos años. No saben vivir separados,

uno es la droga del otro. Vivirían en un continuo orgasmo si el

trabajo no interfiriera. Llega el primer hijo. La madre se centra en

él, el padre queda desplazado. Este estado estelar finaliza cuando

uno comienza a culpar al otro.

2. ETAPA 2.- Después viene el estado de desilusión, que suele

coincidir con la convivencia. Entra la rabia contenida, el frenesí del

desengaño. Es la convivencia sin erotismo, sin la droga. Dura dos

años. Salen los defectos del uno y del otro. No se aguantan las

impertinencias. Cada uno busca su plan: amigos, aficiones...

3. ETAPA 3.- Etapa de la miseria. Así se pasan años o toda la vida,

en un compromiso carcelario, sin apenas encontrar el espacio

propio, cargado de prejuicios y creencias que justifiquen este


saldo de vida. ¿Qué les impide cambiar? Se necesitan para vivir.

No pueden separarse y no pueden vivir juntos. Aquí se establecen

los juegos sin fin. Las aguas se estancan, se soportan. Los nietos

suelen ser el entretenimiento mayor.

4. ETAPA 4.- Es el estado de iluminación, cuando uno toma la

responsabilidad de cambiar su vida y tomar las riendas de la

pareja. Hay un reencuentro, un segundo noviazgo más sereno.

5. ETAPA 5.- Se establece un respeto mutuo, respeto a los espacios

libres de cada uno, se comprende al otro, se da un trasvase de

comunicación. Se abren horizontes de progreso en el río de la vida

social. Se libran de prejuicios. Ayudan a otras personas. Culminan

algún deseo de toda la vida. Se vuelven más espirituales. Se

enfrentan con la enfermedad y la muerte de amigos.

A lo largo y ancho de estas etapas, en la pareja se va acumulando

todo el sufrimiento de que es capaz el ser humano. El amor necesita un

crisol superior. Pedí felicidad y me dieron un esposo/a.

 “¿Qué me ocurre con mi mujer? ¿Por qué sufro tanto con ella,

más que con nadie? ¿Por qué siento tanto lo que me hace? Nadie

me puede dañar tanto.”

 “¿Por qué sufro con mi marido lo que no sufro con nadie?”

 “¿Por qué lo que me hace me abruma tanto y me llena de una

rabia infinita?”

 “Te amo, te quiero sólo para mí.”


 PATADAS MEJOR QUE NADA.

La convivencia provoca más sufrimientos en la aldea global que

ninguna otra realidad social. Y la mayor parte del dolor lo provoca nuestra

domesticada tendencia a sufrir y nuestra torpeza.

No aguantamos las flores y las sustituimos por cardos.

Había un pueblo remoto en que todos se daban unos a otros

unas pelusas suaves y se sentían muy felices. Eran como caricias.

La bruja del pueblo odiaba la felicidad de la gente e introdujo

la idea de que no era bueno que se dieran pelusas, pues se agotarían

un día. Y la gente dejó de darse pelusas, ya no se daba nada. Al poco

tiempo empezaron a enfermar los niños y los mayores. Comenzaron

las muertes.

Viendo la bruja que aquello acababa mal, hizo que suplieran

las pelusas por cardos. La gente ya no moría, pero estaba triste. Se

decían: “Si no hay pelusas, nos daremos cardos. Viviremos mal, pero

viviremos”.

Cuando en una pareja se van acabando las flores (las caricias), se

van supliendo por cardos (mejor abrazos que patadas, pero patadas mejor

que nada).

Lo más importante que se tiene que decir una pareja no es el

Telediario de las cosas, sino el reconocimiento afectivo: una sonrisa, un

guiño, una mueca de disgusto... Un niño bien alimentado pero sin el roce de

la caricia moriría pronto. Con el paso del tiempo las caricias llegan a la

pareja, pero ya socializadas.


Queramos o no, en la pareja tendemos a buscar el mismo tipo de

caricias que recibimos en la infancia. Si recibimos sonrisas, pediremos

sonrisas y si recibimos patadas, exigiremos castigos.

Por eso hay personas que cuando se las castiga por algo se

refuerzan, más hacen ese “algo” que queremos evitar.

Vivir en el temor es una mala condición. La violencia doméstica

somete a más de dos millones de españolas, pero el temor somete a

muchas más.

El temor nos hace andar con precaución. Precaución de no ser

querido, precaución de no seducir.

Esta manera de sentirnos nos hace funcionar con trampas. Y a estas

trampas las llamamos juegos.

En la convivencia de pareja revivimos juegos -estrategias de

actuación- que ya las aprendimos de niños. Estos juegos son maneras de

funcionar en la convivencia que disimulan nuestro miedo a la intimidad.

Demasiada cercanía nos daña; demasiada lejanía no la aguantamos.

Sentimos la intimidad como devoradora de nuestra independencia.

Intimidad y libertad se contrapesan. En nuestra infancia tuvimos muchas

prohibiciones, y entre ellas la de enojarnos.

Si nunca se nos permitió el sentirnos enojados, lo suplimos por

deprimirnos. Así nos expresamos sin peligro de vernos rechazados.

Queremos vernos protegidos, como cuando éramos el nene pequeño,

cuando nos salíamos con la nuestra. Cuando éste ya es adulto, pide

anormalmente que el otro esté a cargo de toda responsabilidad y acata, se

somete y pide; está convirtiendo su actuación en un juego de pareja, para

salirse con la suya pero sin parecerlo.


En la convivencia de dos personas se va creando una relación

repetitiva y estable. Ambas actúan como si fueran una sola, es decir, cada

una ignora una parte de sí misma y alguna parte de la otra.

Entonces establecemos un juego para confirmar nuestra posición de

poder en la relación. El juego da la impresión de tener un plan muy

ensayado. Es en el inconsciente donde se apuesta duro. Se trata de estar lo

suficientemente cerca para recibir calor, pero no tan cerca como para que

me queme.

Cuando en pareja pasa algo que nos hace sentir mal, empezamos a

discutir para acabar sintiéndonos igualmente mal y sin conseguir aclarar

nada. Pero por lo menos seguimos en el ring, sin que se haya declarado el

K.O.

Son situaciones que se repiten.

Se suceden secuencialmente de un modo parecido, como si estuviera

ensayado.

Al final los dos reciben el premio: sentirse mal o peor que mal. Hay

algo oculto en estos juegos, no plenamente consciente. Cuando ya es

consciente, es un descarado manejo del otro que puede culpabilizar.

Una pareja joven trata con guantes blancos las discrepancias.

Por eso estos juegos tienen un CEBO oculto tras algo que tiente la

debilidad del otro. El cebo mosca y el pez goloso. El que ha mordido el

anzuelo tiene difícil defensa, porque lo ha hecho por su avidez.

Entonces el otro se lleva el trofeo de “Salirse con la Suya”.

Cada vez que esta pareja va a un espectáculo pasa lo mismo.

- Ella dice que le da igual: “Elige tú, tú sí que sabes” (CEBO).


- Él, en su debilidad de “macho ibérico”, toma las riendas y decide.

(PICA).

- Ella, cuando ya han ido al espectáculo, le dice: “Pero, ¡a qué

tonterías me traes!”

- Él recibe el resultado. Se siente confuso y enfadado.

- Ella, decepcionada una vez más.

Las cosas pueden ser anecdóticamente muy diversas, pero siempre

se interpretan tres representaciones y por lo tanto hay tres clases de cebo,

tres maneras de picar y tres maneras de pescar, que son:

EL DICTADOR LA VÍCTIMA EL PROTECTOR

Necesita que le teman Necesita que le sometan Necesita que le necesiten

Procura provocar Procura sentirse el Procura que le agradezcan

sumisión culpable

Yo estoy bien, el otro Yo estoy mal, el otro está Yo estoy bien, el otro es

está mal (Superioridad) bien (Inferioridad) débil, necesita compasión

(Aprecio)

Te demostrará que Tú me haces sentir mal Yo te salvo si me reconoces

estás mal
El juego es la mejor manera de disimular una derrota y sirve para

perpetuar el problema (afectivo, emocional, frialdad) impidiendo que se

efectúe un cambio de marcha. Es preferible soportar males ya conocidos

que buscar bienes que no conocemos.

Hay dos tragedias en la vida: una, no lograr los deseos, y la otra

aburrirse con lograrlos. A veces se complica el tema con mil explicaciones y

análisis. Es una excusa para dejar las cosas como están. “Virgencita, que

me quede como estoy.”

La regla de este juego es ignorar que es un juego. “Si no sé que no

sé, pienso que sé. Si no sé que sé, creeré que no sé.” Ahí está el truco, en

hacer creer al otro que se ha salido con la suya (“Yo me quedo con la mía”).

Pero en realidad yo lo permito, luego ¿quién se sale con la suya y con

la mía? Primero hago creer que las cosas son así cuando son todo lo

contrario. Hago de mago de la situación y el otro cae en el truco. El

matrimonio es un juego arriesgado porque se ha querido hacer de él un

castillo de naipes.

En todo juego hay que descubrir el gusto de la víctima para colocar el

cebo apropiado, en el lugar y momento crítico. Y esto repetido todos los

días se convierte en una ley de vida. Atreverse a romper el truco del juego

es una amenaza vital. Es un juego de poder. Pero de un poder no

cuantitativo, sino cualitativo. El poder más impositivo no es el más fuerte.

Éste consigue sutilmente que el otro haga lo que no haría por su propia

voluntad, pero que parezca que le ha salido de dentro.

 “O haces esto o me separo”.

 “Como no te quieres separar, harás lo que yo quiera”.


 EL LUDÓPATA MORTAL.

Los juegos pueden servirnos para ir llenando la vida sin más

complicaciones. Ellos nos impedirán avanzar en nuestra intimidad y

realización, pero también nos proporcionan los premios, que más mal que

bien gratifican nuestras necesidades inconscientes.

Pero hay veces que el juego se vuelve cruel y de consecuencias

mortales.

La muerte violenta, cuando atañe a niños, supera nuestra capacidad

de asombro. Si además el ejecutor es uno de los padres, el horror supera

toda indignación. La prensa dice que, en Playa de Aro (Gerona), un padre

mata a sus dos hijas gemelas de cuatro años y luego se suicida.

¿Qué es lo que explica tal crimen? ¿La desesperación, la soledad, la

loca depresión?

La mujer había conseguido la separación. ¿Cuál es el desajuste

emocional que se ha producido en la convivencia de esta pareja de la Costa

Brava? ¿Cuál es el juego brutal que lleva a un hombre -denominado

normal- a coger un arma y terminar con todo, incluso con lo que más ama?

¿Ver a su mujer triunfadora en su desgracia de separado? Él se dice a sí

mismo: “Voy a jugar a esa ruleta de que yo estoy mal, y a ti no te voy a

consentir que te libres de mí. Yo mal y tú peor; yo sin vida, tú sin hijas...”

¡Cuántos juegos últimamente están enrojeciendo de dolor las páginas

de la prensa y la televisión!

¿Qué hay detrás de estas muertes? ¿Qué dolor tan insufrible se oculta

detrás de un crimen así?


Y yo digo: ¡Cuánto dolor se esconde en las vidas monótonas de

tantas parejas que no pueden abandonar sus juegos inconscientes y

perpetúan sus vidas en un acostumbramiento rutinario el uno junto al

otro... !

Hoy hay juegos agresivos y humillantes que torturan a multitud de

mujeres. Son mujeres que pierden la autoestima. El miedo, el terror y el

pánico les produce un bloqueo mental que las deja indefensas ante su

agresor.

 LAS SEPARACIONES AUMENTAN.

Los sociólogos y moralistas están alarmados. Los divorcios y

separaciones han aumentado en poco tiempo en un 50%.

Todos se empecinan en buscar razones y nadie en buscar soluciones.

Hay que comprender que los jóvenes no tienen tanta paciencia como

para esperar a que la muerte los separe. La vida es muy larga y estamos

aquí para aprender. Y sólo se aprende con la convivencia. Desde luego que

las parejas seguirán juntas de no haber pasado por la prueba de fuego de la

convivencia. Y para eso hay que estar muy maduros. Los hogares de los

que vienen han sido cómodos y sin responsabilidades. Los padres han sido

buenos mecenas de las artes de escapismo de sus hijos.

Las chicas de hoy en día exigen mucho. Quieren casarse con “un

hombre muy hombre”. Y exigen tanto que castran, pues la exigencia impide

lo espontáneo. Hombre a la fuerza, “muy hombre”, da como resultado “muy

niño”. Luego, el roce diario saca la mala leche que de niño uno tomó. Ya no

se aguanta un pelo, no se encajan todos los disgustos.


El firmar un contrato da un giro al amor. Parece que se firma un

cheque en blanco del que se espera el trueque de la felicidad. Tal

expectativa no da derecho a la exigencia del otro. Y de exigencia a

exigencia se genera la poca paciencia.

Y cuando dos personas ya no se interesan (suele decidirlo ella),

surgen los problemas de intereses. Lo mío es mío y lo nuestro es de los dos.

A veces se queman las personas, a veces hasta se aprende y a veces se

repite jugada con una tercera persona que acaba en más de lo mismo.

Mientras las personas no cambien, las separaciones aumentarán.

¿Por qué del amor creemos saberlo todo? ¿Quién nos va a enseñar a

vivir?

 A todo conductor se le exige un carné de conducir.

 A todo pretendiente se le debería exigir un carné de experiencia

controlada y conocer las normas de circulación en pareja.

La convivencia de la pareja suele pedir cosas que sólo el amor no

puede dar. Hay muchas parejas de novios fenomenales que fracasaron en el

matrimonio. Como todo en la vida, depende de la organización, del cómo,

del qué y de cuándo se ponga la carne en el asador. Los novios se tapan

defectos, (o por lo menos se justifican) que luego van a hacer imposible la

convivencia. Por eso se dice aquello de que “La pareja como el melón: hasta

que no se abren no se saben cómo son.” Algunos creen que como ya se

quieren, los defectos que vayan saliendo se podrán corregir, ya que “el

tiempo y el amor lo curan todo.” Y eso no es verdad.


 CÓMO AMARGARSE LA VIDA.

La vida ya tiene sus dosis de amargura, pero ¡amargársela a

propósito ya es demasiado! Lo mejor para amargarse es empezar a pensar

así:

 “Si me amases, contarías siempre conmigo”.

 “Si me amases, no me llevarías la contraria”.

 “Si me amases, deberías saber mis deseos antes de que los

manifieste”.

Nos casamos para ser felices, pero luego vemos que prácticamente

tendemos a amargarnos.

¿Qué puede esperarse de una convivencia si lo que menos

soportamos es que todo nos salga bien? Necesitamos de nuestros

descontentos, los necesitamos como el aire que respiramos. No hay casa

donde no haya una gran botica con todos los remedios.

“Quien escucha, su mal oye.” Esto es lo primero que se nos ocurre

pensar cuando le oímos al otro. ¿Quién no reprocha en una convivencia la

falta de cariño, de detalles o de sexo a su pareja?

El arte de crearse una gran insatisfacción en la pareja consiste:

 PRIMERO: convencerse de que sólo tu opinión es la correcta. Sin

más ya verás cómo tu convivencia va de mal en peor.

 SEGUNDO: ser fiel a sí mismo. Llevar la contraria a tu pareja es la

norma, porque uno tiene personalidad y ésta consiste en hacer lo que

se debe, sobre todo si le parece mal al otro.

 TERCERO: obcecarse en que no hay más que una solución de la que

no se puede dudar. Se consigue aferrándose a soluciones que daban


tus padres y entonces eran eficaces, sin tener en cuenta que la vida y

las circunstancias cambian.

La convivencia se va haciendo insoportable, pero ¿cómo salir de este

círculo de fuego él y ella?

Él -o ella- se autoconvencen de que se han equivocado de persona y

de que están abusando de su cariño.

 LLEGAR AL ÉXTASIS DEL MALESTAR EN LA CONVIVENCIA.

¿Cómo se consigue esta sensación fatal? Procurando aumentar estas

impresiones:

 Guarda y alimenta alguna imagen del otro que te dé “repelús”: sin

su dentadura, barrigudo, sucio, sus ronquidos...

 Imagínate que él habla contigo como con la pared, pegado al

periódico o a la televisión, o ella acariciando al gato... Verás cómo le

sube la adrenalina.

 A tus oídos llega una especie de zumbido, de palabras sin sentido:

“¿Seré yo que me estoy quedando sorda? Es que él habla

solo...”

 Hazle la pregunta:

“Pero ¿por qué estás tan enfurruñado conmigo?”

Al otro le coge la pregunta por sorpresa y responde: “Pero ¿es

que estaba enfadado contigo?”

“Mira, si no fueses tan egoísta caerías más en la cuenta de

cómo te portas conmigo.”

Si el otro se hubiera callado, también le hubiera reprochado

que es un zorro ártico con mucho morro.


 Dile alguna cosa desagradable a tu pareja como:

- “¡Contigo no hay quien viva, ni tu padre te aguanta!

Una vez tirado el petardo, espera la reacción y cúlpale si se lo

toma en serio:

- “¡No sabes aguantar una broma, no tienes sentido del

humor!”

Y si se lo toma con humor:

- “¡Esto no es para tomárselo a broma! ¡Eres un irresponsable!”

Así, nos encontramos con personas que dicen:

“¿Para qué se necesita una pareja? ¿Para amargarse la vida en

compañía?”

Porque necesitamos tratar con la persona que haga posible que mi

terrible manera de ser pueda lograr su éxito. Porque él/ella tiene el carácter

adecuado que me permite a mí desarrollar el mío, el que yo necesito

desarrollar, el que he aprendido bien y me ayuda a convertirme en un ser

realmente desgraciado.

Para que una mujer pueda ser una sacrificada no necesita encontrar

un santo, tiene que buscar un hombre problemático. Mientras busco

someterme al otro, éste busca someterme a mí. Es una necesidad, es una

necesidad que él tiene que desempeñar para creerse un ser de otra galaxia.

Todo es un juego, y para que sea perfecto no se ha de modificar en

absoluto. Cada uno tiene su tendencia y yo tengo que buscar al que tenga

la complementaria. No habría policías sin ladrones, médicos sin enfermos o

curas sin pecadores, bomberos sin incendios.

Todo es un juego, cuyo arte está en amargarnos la vida a pulso y el

truco está en culparle al otro de todo.


¿Por qué nos comportamos tan rematadamente mal?

Porque ése es nuestro guión de vida, con el que aprendimos a

rebelarnos contra el padre, a quien teníamos que hacer fracasar, fracasando

nosotros mismos.

¿Por qué necesitamos algunos los malos tratos?

Una amiga mía tenía una alumna que vivía en el seno de una

familia agresiva y que le preguntaba:

“¿Tienes novio? ¿Y te pega?”

Ella le respondía que NO.

“Entonces no te quiere” –le respondía la niña.

Así es también la respuesta de uno a quien le preguntaban por

qué no se casaba y respondía:

“¿Para qué hacer desgraciada a una, pudiendo hacer feliz a

muchas?”
Capítulo III

NOVIOS DE DISEÑO

 Novios: diseño de una convivencia.


 Diferentes , pero no distantes.
 La mariposa y el caracol.
 La otr a car a de la luna.
 La sonrisa vertical y la lágrima h orizontal.

En el amor no hay caracteres más


distintos que los de dos que se
tienen por iguales.
NOVIOS: DISEÑO DE UNA CONVIVENCI A

Cuando doy cursillos a novios, les hablo de la “convivencia”. Durante

el primer año de casados esta convivencia suele ser muy difícil, y estos

comienzos suelen marcar pautas para toda la vida. Me suelen escuchar

como si hablase de otros que nada tienen que ver con ellos.

Mi intención es prevenir pero, ¿cómo avisar de los peligros de la

carretera a los que creen que todo es un jardín de rosas? “El amor lo

arregla todo...”

A poco que les dejes expresarse sobre su noviazgo, entrevés ya

problemas incipientes que ellos mismos se niegan a ver, cegados por sus

ansias de felicidad nupcial.

 MADUREZ PERSONAL.

Es indispensable para sobrellevar una relación íntima una cierta

madurez personal, para ser realista ante los verdaderos problemas

existentes. Esperar todo del otro idealizándole es una postura infantil. Es

necesario saber conectar con el otro tal y como es. Primero tengo que

aceptarme a mí tal como soy.

Las dos partes tienen que aprender a enfrentar un diálogo directo, sin

amenazas ni limitaciones en la convivencia. Se deben poner en su sitio las

expectativas que uno tiene sobre el otro, sin caer en una depresión o

volverse insoportable si esas expectativas no se cumplen.


Hay una especie de letreros luminosos que nos hacen soñar: es sexy,

limpio, ordenado... Pero, ¿es realmente mi pareja el ser humano más

decisivo de mi vida? ¿Confío plenamente en él/ella? Cualquier ápice de

desconfianza destruye una convivencia, la va envenenando poco a poco con

esa pócima del temor que obliga a un esfuerzo constante de control.

 EL TERRITORIO.

Es importante desde un comienzo marcar los territorios. Cada uno

tiene su vida y los dos la comparten, pero no se debe ceder el territorio de

cada uno.

 LA AGRESIÓN REPRIMIDA.

Es importante saber manejar la rabia, que es un instinto innato. En

los novios se esconde todo aquello que suponga algo desagradable y se

tolera lo que luego no se va a soportar. “Cuando éramos novios mi marido

me decía: ¿De quién es ese lunarcito...? Diez años después me dijo un día

que cuándo me operaba esa verruga...” Cuando llame a la puerta cualquier

vestigio de fracaso, puede aparecer una agresividad que enseñe las uñas. Y

esto se entiende como un reto al amor. Hoy que se da publicidad a tantos

malos tratos a la mujer, quisiéramos quitar el disfraz a muchas formas de

agresión: ironía, insulto, silencios ofensivos y descalificaciones que ya

asoman tímidamente en los comienzos de una convivencia amorosa.

A veces se dan antecedentes en los padres de alguno de ellos. Hay

rabias contenidas, críticas que se disfrazan de una paz bucólica en aquellos


hogares en que a primera vista no pasaba nada. Los gritos se tapaban tras

la puerta de la alcoba.

 VER Y DECIR LO POSITIVO.

La mutua alabanza, la lista de las cosas buenas del otro la tenemos

que ejercitar. Se da por supuesto que quiero al otro, pero hay que saber

elogiarle para luego permitir que sea más aceptable el comentario de

aquello que no nos agrada.

 ¿CÓMO ES TU CONVIVENCIA?

 ¿Hay algún secreto entre los dos?

 ¿Qué temores tiene el uno del otro?

 ¿Qué es de lo que más os cuesta hablar?

 ¿Alguno cree que “lo suyo nadie lo comprende”?

 ¿Alguno no toma en serio los sentimientos del otro?

 ¿Somos el uno para el otro?

 ¿Se introducen en la relación opiniones de los padres que

perturban?

 TRES FORMAS DE NOVIAZGO.

1.- Cuando uno de los dos impone sus deseos casi siempre y el otro

se repliega: “Lo que tú digas, lo que tú quieras, cariño”.


Puede existir un atropello de los dos. Los dos se perjudican. El

pasivo empobrece su vida y consolida la postura dictatorial y

egocéntrica del otro, y éste no permite que el otro se acostumbre

a enfrentarse con la vida.

2.- Cuando uno de los dos es el agresivo y el otro trata siempre de

poner paz y pierde sus derechos por estar a la defensiva.

El agresivo no deja autoafirmarse al otro y el que está a la

defensiva parece que le da la razón en vez de ayudarle con una

autocrítica y cuestionamiento de su posición.

3.- Cuando uno de los dos es muy sensible, irritable y se angustia por

cualquier cosa; el otro en cambio es más seguro, se enfrenta

mejor a las cosas, no tiembla ante nada.

El más seguro hace de padre y médico y a veces el otro, al

sentirse manipulado, se convierte en manipulador aprovechando

las debilidades del otro.

Los novios se encuentran inconscientemente buscando en el otro lo

que en él mismo falta. El otro es como un espejo donde puede

contemplarse uno su espalda. La pareja comienza con una incipiente

manipulación. La angustia que surge de esta manipulación cambia el rumbo

de la confianza. El sumiso es el que termina por imponerse, valiéndose de

su incapacidad y el que a primera vista era el dominante, se convierte en el

esclavo.
ÉL: Observo que últimamente no das abasto en

casa.

ELLA: Yo ya no puedo más, los hijos me matan.

ÉL: Dime, que aquí estoy yo y haré lo que me

pidas, pero pídelo.

ELLA: Te lo pido, pero tú no te das ni cuenta.

La pareja-víctima, como la pareja-dependiente, tienen serias

dificultades para poder evolucionar.

Toda pareja esta formada de tres partes: TÚ, YO y la RELACIÓN entre

los dos. Cada parte debe estar en su sitio, es decir, debe valerse por sí

misma. Es importante que lo personal esté bien amueblado. Hay parejas

que “necesitan un hervor”, que están muy crudas para iniciar una

convivencia. Convivir implica una comunicación madura y un saber, además

de conocer los riesgos de la aventura.

¿Cuánto tiempo necesitamos para aprender a decir SÍ y NO de una

manera real? ¿Cuánto para que el que hace de dictador aprenda a

compartir? ¿Cuánto para que el que hace de sufridor aprenda a dejar de

jugar a ser el débil y enfrentarse a lo que no le gusta? Resolver estas falsas

posturas supone un esfuerzo de comunicación sincera, una valoración real

de las personas y una creatividad que rompa la rutina y siembre el

ambiente de alegría.

Sincronizarse hombre y mujer, estar atentos al dato y echar unas

dosis de humor a la convivencia nos prepara para una comunicación

enriquecedora.
 LOS CIMIENTOS DE LA CONVIVENCIA.

 Valoración del otro, de lo que hace y de cómo lo hace.

 Apreciación de lo bueno del otro.

 Nunca culpar al otro y exigirle el cambio. El cambio debe partir de

uno mismo.

 Saber lo que uno necesita y pedir. A veces uno no se lo permite, por

miedo a que se lo nieguen o a quedar en deuda.

 Si eres el que das, ten en cuenta lo que el otro necesita. Pregunta,

no te creas que tú sabes lo que al otro le conviene.

 Si eres el dominante, da tu tiempo, tu cariño y tu atención (sin

límites) y comprensión, pues tienes dificultad en ponerte en lugar

del otro y olvidar tu posición en tu torreón.

 PARA EVITAR QUE EL ENFADO SE CONVIERTA EN

DISGUSTO.

En la convivencia de pareja cualquier discusión radica más en el

MODO con que se hace que en el asunto: “Te pones como un energúmeno”,

“Tú, como la bruja de tu madre”.

 A veces se piden las cosas “poniendo banderillas”( “Si no te sirve de

incordio...”) o como si fuese una orden para perros.

 Te dan consejos que no has pedido: “Me tratas como si fuera tonta”,

“Me basto solita”, “Vete a jugar al mus o a ver tu partido”.

 También hay reproches que culpan al otro, como “Nunca te hago

nada bien”, “No sé que tengo que hacer para tenerte contento” o
“¿No había teléfono? ¿No sabes que no me duermo hasta que no

llamas?”

Reproches como estos son el comienzo de un disgusto. Cuando uno

hace referencia a un defecto de forma negativa, más lo refuerza y si usa la

ironía, lo remacha más. Tratar de cambiar a tu pareja es dar con el aguijón.

Si por el contrario uno se reprime ante algo que le desagrada “para no

armarla”, se crea una conformidad aparente que empeora las cosas.

Reprimir el sentimiento y el pensamiento para lograr sentirse amado mata

la pasión y llena de venganza inconsciente que por algún lado reventará.

Machacar por machacar o callarse por la paz son dos posturas que

envenenan la convivencia, a la corta y a larga.


DIFERENTES, PERO NO DISTANTES

Normalmente en las conferencias para parejas encuentro a más

mujeres que hombres. En algunas de estas conferencias he optado por

regalar un globo a cada mujer y pedirles que lo aten a la silla de delante,

imaginando que es su marido ausente. Es con él con quien van a ir

dialogando a medida que vayan descubriendo las diferencias que existen

entre los dos.

 LA PRIMERA DIFERENCIA: LA REGLA.

Los ritmos de los dos ya son distintos. La mujer a lo largo del mes

recorre las cuatro estaciones: primavera, salida del óvulo; verano,

maduración del óvulo; otoño, la regla; invierno, después de la regla. Este

proceso va a influir hormonalmente en el humor de la mujer. El hombre

debería tener un calendario para saber en qué luna estamos. Ella comentó

hace una semana el hacer un viaje de placer a Honolulu, hoy es su marido

quien comenta qué pasa con ese viaje. Ella ya ni se acuerda de lo que dijo

ni del humor con que lo dijo. Dime qué día es y te diré qué vientos corren.

En este sentido, el hombre es más uniforme incluso con sus “días

especiales”.

Sexualmente, el hombre es Billy “El Rápido”, mientras que ella tarda

más en ponerse a tono. Este desfase hace que ella a veces se quede a dos

velas. Cuando él ya se ha ido, ella todavía está viniendo. Esto ocurre por

eliminar los preliminares y no hacer buen uso de los masajes afectivos que

despiertan los puntos erógenos que existen por todo el cuerpo.


 LA SEGUNDA DIFERENCIA: DE UNO EN UNO.

La mujer puede tener en la cabeza veinte cosas a la vez. Pone a

funcionar en su cerebro el lóbulo derecho y el izquierdo. El hombre en

cambio no puede tener normalmente más que una preocupación en su

cabeza, una cada vez. Como se le junten dos, sus circuitos producen

chispas. Si quieres verle “cabreado” dile dos cosas contrarias al mismo

tiempo. Si habla por teléfono no puede estar a lo que hable por el teléfono y

a lo que le estés diciendo tú: “Dile a Pepa que mañana quedamos”. Él

contestará: “Díselo tú”, y pondrá el teléfono a tu disposición. Si está viendo

la televisión no le hables. O se la apagas o te callas.

Mari le ha estado pidiendo a Pepe que le arregle el grifo. Pepe,

después de varias semanas, se pone a ello un sábado. Ha cogido su

caja de herramientas y las ha repasado una por una. Se ha metido

debajo del fregadero y ha hecho un croquis para ver dónde está la

avería. Cuando ya está metido en harina, oye un grito: “¡Pepe, vete a

por el pan que nos van a cerrar la tienda!” Pepe levanta la cabeza

tan rápidamente que se golpea con el fregadero y se hace una

brecha. Tienen que ir a urgencias. “¡Pero señora, que a Pepe hay que

dejarle con su única idea en esos momentos!”

Por no caer en la cuenta de este “efecto bloqueo” se pueden tener

hasta accidentes de tráfico, cuando él va conduciendo y ella le habla de

algún tema escabroso. ¡Cuántas peloteras comenzaron por inundar la

conversación con varios temas a la vez! Para la mujer esto es normal, no le

produce ningún “derrame cerebral”, y exige al hombre lo mismo.


No conviene hablarle al hombre cuando está con el periódico o viendo

la televisión (tendréis conversaciones de besugos):

ELLA: ¿Dónde has estado?

ÉL: Por ahí...

ELLA: ¿Con quién has ido?

ÉL: Con estos...

ELLA: Y ¿dónde los has dejado?

ÉL: Con los demás...

ELLA: ¿Qué has traído?

ÉL: Nada...

 LA TERCERA DIFERENCIA: EL BOLSO DE LA MUJER.

Para el hombre, el bolso de una mujer es como el arca de Noé. De

ese bolso puede salir desde una aspirina hasta un frasco de colonia, un

pañuelo, un peine, una agenda o algo más que se precise en ese momento.

El bolso de la mujer es como la caja de Pandora. Está preparada para toda

emergencia, es como una ambulancia en pequeño, es su seguridad. Cuando

lleva el bolso pequeño de las fiestas, es porque ella, allí donde va, ya se

siente reina y segura.

El hombre en una cartera milimétrica lleva todo su mundo, aparte de

un pañuelo en un bolsillo y la calderilla en el otro.

 LA CUARTA DIFERENCIA: EL IR DE TIENDAS.

Ante un escaparate, la mujer se siente muy estimulada. Modelos,

precios y colores acaparan su atención emocionada. Ve posibles prendas


para vestir a uno y otro, pasarán por su imaginación todos los seres

queridos: “Esto le vendría de perlas a...”

Si entra en una tienda a comprar, lo primero que le encantan son los

descuentos. Luego quiere esto rosa, pero algo más corto, o con más cuerpo,

o algo más definido... Y así hasta los detalles más insospechados, no acaba

nunca. Los vendedores ya están acostumbrados...

El hombre no se soporta ante un escaparate y con la radio en la

oreja, oyendo el partido. Si va a comprar algo, va derecho al grano: “Un

alicate amarillo para...” Y si no hay, se marcha sin dar más vueltas.

Un hombre en un probador es como un elefante en una cacharrería.

Una mujer no acaba de probarse antes de decidirse.

 LA QUINTA DIFERENCIA: LA INTERPRETACIÓN “EFECTO

MADRE”.

Cuando la mujer cita al hombre para hablar de forma más personal,

él se siente amenazado. Algo tiene que responder, algo ha hecho mal. Se

siente censurado sin saber por qué. ¿Serán los ecos de su madre o de su

padre o de sus profesores, que siempre le reprendían? El caso es que él se

pone en guardia y si puede desvía la conversación para hablar del tiempo o

de otras personas. Ella cree que lo que sucede es que él no la aguanta y se

quema en su irremediable afán de comunicar.

Ella no trata de echar nada en cara, sólo quiere hablar para

desahogarse. Al final piensa que está hablando de sus agobios con la pared.

A él no le molestan los agobios de ella, sino que se los cargue a él. Entonces

ella piensa que a su marido no le importan sus sentimientos.


 Si ella habla de dinero, él piensa que está enfadada porque no

gana lo suficiente.

 Si ella habla de la familia, seguro que le culpará por no ir a

visitarles.

 Ella habla siempre de causas, él de soluciones.

 Ella está en todo. Puede llevar diez paquetes a la vez. Él sólo uno

grande, más de dos son innumerables y es posible que los pierda

por el camino.

Lo mismo pasa con el orden de la casa. Uno lo desordena todo y el

otro le chilla: “¡Luego no sabes dónde dejas las cosas!” Un sitio para cada

cosa y cada cosa en su sitio. A uno ya le saca de quicio que el otro ande,

con toda su buena voluntad, limpiando o fregando por la casa con la ropa

de vestir. Se puede ganar una gran bronca. Uno dirá: “No te hago nada

bien”. Y el otro le contestará: “Más vale que te quedes quieto y sin moverte,

me arreglas una cosa y me desarreglas tres”.

Todos crecemos con dos modelos: Padre y Madre. El niño, con quien

más le gratifique, con ése se identificará.


 DIFERENCIAS HOMBRE-MUJER.

EL HOMBRE LA MUJER

Sólo puede estar en una cosa. Puede estar en varias cosas a la vez.
Piensa lo que dice. Habla para saber lo que piensa.
Pide respuestas, no apoyos. Pide apoyo afectivo, compañía.
Va directo al grano. Va a lo que lo envuelve (conjunto).
Va a soluciones y a actuar. Va a las causas y a las explicaciones.
Trata de resolver problemas. Trata de mejorar.
No importa que ella se agobie, pero que Le importan sus sentimientos.
no le culpe a él.
Se ahoga en un dedal. Le abruman las cosas.
Él cree que ella habló para culparle y se Ella habla para aliviarse. A ver cómo se
pone en guardia. siente.
Él parece un egocéntrico. Ella una exigente insoportable.
Le importa llegar a su destino. Le importa qué pasará cuando lleguemos.
Tarda en acomodarse a los ambientes. Se acomoda enseguida.
Se concentra para ser eficaz. Sale de sí para comprender las
necesidades ajenas.
Crítico, autoritario. Conciliadora.
Se olvida de detalles. Interpreta dobles sentidos.
Cuando va a una reunión, se sienta en la Primero ve el conjunto y después elige el
primera silla que ve. sitio para sentarse.
Cuando va de compras, va a lo que va. Ella disfruta viendo escaparates.
Es rápido en el sexo, pero menos Ella es lenta, pero más potente.
potente.
Escucha para reunir información que le Escucha para comunicarse, para
sea útil para resolver. compartir sentimientos y para sentir al
otro.
Se le hace insoportable oír y si se siente Escucha para comprender mejor.
atacado, se pone a la defensiva.
LA MARIPOSA Y EL CARACOL

La mujer es como una mariposa y el hombre como un caracol.

La historia comienza en que los dos eran gusanos de tierra. Se

atrajeron porque el uno ofrecía seguridad con su casa a cuestas y el otro

era suave como la seda. Así se convirtieron en una pareja completa.

Pasado el tiempo se realizó el prodigio: de aquel gusano de seda salió

una maravillosa mariposa y el caracol siguió fortaleciendo su casa. Se

fueron acusando más las diferencias y surgieron los reproches.

La mariposa vuela en mil direcciones, se posa en mil flores distintas.

Es débil y sutil, como una bailarina en el espacio. El caracol camina lento, a

ras de suelo. Tiene una única dirección. Es muy sensible, sus cuernos

siempre al sol pueden replegarse en un instante y meterse en su cueva.

DIÁLOGO DEL CARACOL Y LA MARIPOSA ENAMORADOS:

Caracol: ¡Mariposa caprichosa! Me llenas de consejos y advertencias que

yo no te pido.

Mariposa: Caracol, cariño, eres insensible a mis sentimientos. Sólo te

gusta darme soluciones.

Caracol: Yo sólo me muevo y actúo cuando me siento necesario.

Mariposa: Yo necesito que halagues mis colores y mis vuelos.

Caracol: Te pido, mariposa, que aunque me arrastre por el suelo me

valores y me aceptes confiada.

Mariposa: Lo haré cuando en ti encuentre comprensión y respeto a mis

cambios voluptuosos.
Caracol: Necesito triunfar en mi camino. Quiero tener éxito contigo, pero

haga lo que haga nada te satisface.

Mariposa: Yo no necesito otra cosa que sentirme considerada, que me

prestes tu atención y tu apoyo emocional.

Caracol: ¿Por qué te quejas y no haces nada por remediarlo?

Mariposa: Si no rumiases tanto los hierbajos, salieses de tu cueva y me

escuchases más, el bosque sería un paraíso.

Caracol: Dame permiso, cariño, para ser distinto.

Mariposa: Déjame a mi aire y no te metas en tu cueva cuando te sientas

atacado.

Corolario:

Los gusanos se habían olvidado de sus diferentes necesidades. Otras

motivaciones, metas y valores producían distintos puntos de vista y

sentimientos diversos. Desde que le salieron las alas a la mariposa, no

había más que conflictos. Las alas de la una y los cuernos del otro se

convertían en estupidez, locura, obstinación y una rabia infinita. La relación

de los gusanos perdió su magia con la salida de las alas, y el dar o recibir

ayuda se hacía imposible.

La mariposa, disgustada, necesitaba hablar, aclarar sus sentimientos.

El caracol se mete más en su cueva para meditar sobre la delicada

situación, pues ya no lograban entenderse cuando hablaban. La

comunicación no bastaba para que la convivencia marchase bien. Las

diferencias ya no enriquecían, eran como una amenaza. Hasta que caigan

en la cuenta de que se tienen que querer tal y como son, como mariposa y

caracol, y no como querrían que fuesen.


LA OTRA CARA DE LA LUNA

Cuando convivimos con una persona, nos gustaría saber cómo

acertar, cómo conectar con ella perfectamente, verle la otra cara a la luna.

Como no sabemos acertar nos ponemos a jugar a adivinos, y así nos

suele ir.

Mari: ¡Pero Pepe, cómo vienes de enojado hoy!

Pepe: ¡Si no vengo nada enfadado!

Mari: Me lo vas a decir a mí... Si nada más verte la cara, se te ve el

plumero.

Pepe: (Ya enfadado): ¡Pero qué narices dices! ¡Vas a saber más que yo!

Mari: ¿No ves cómo sí venías enfadado? ¡Si nada más pincharte, saltas!

Es más: no sólo quisiéramos saber lo que piensa, sino también lo que

siente para poder acertar con esa persona. Nos ahorraríamos muchos

disgustos si preguntásemos antes de adivinar.

Hay mecánicos que sólo con oír un motor saben dónde está el fallo.

Tú también deberías estar atento para observar y acertar con la clave de tu

pareja. Le ayudarías a abrir su caja de secretos en un momento.

Yo quisiera aconsejarte con algunos trucos que he sacado del P.N.L.

(Programación Neuro-Lingüística) y que te pueden ayudar a descifrar los

planos o mapas de la vida de tu pareja, cómo acertar para entrar en su

estado de ánimo y cómo ser bien aceptado.


Ocurre muchas veces que, a pesar de que él le dice toda clase de

piropos, ella se lamenta de que no le demuestra que la quiere. Y él

responde: “Pero ¿qué tengo que hacer para que te enteres?”

Pues os voy a dar una receta infalible, pero tenéis que atender bien.

 EL VISUAL, EL AUDITIVO Y EL KINESTÉSICO.

Todas las personas tenemos nuestras puertas y ventanas de entrada,

pero cada uno las tiene a su manera. Hay que conocer la llave que abre la

puerta concreta, es decir, cómo tu pareja se siente de verdad amada,

realmente amada. Y en todos hay una llave concreta. Verás.

Cada persona tiene una manera de representar la vida que depende

de cuál sea la manera de captar la realidad. Hay un canal de entrada y un

canal de salida.

1.- La entrada de la realidad se hace por los sentidos.

2.- La respuesta, lo que ha experimentado en su interior, sale por las

palabras y gestos.

Cada uno tiene un sentido más desarrollado.

 Unos lo captan todo por la vista. Les llamamos VISUALES.

 Otros lo captan mejor por el oído. Les llamamos AUDITIVOS.

 Y otros, a través de los sentidos del gusto, del olfato y el

movimiento. Son los KINESTÉSICOS.


Normalmente utilizamos los tres canales, pero uno especialmente es

el sistema de representación que preferimos. Pregúntate cómo suele definir

tu pareja sus vivencias:

 Tiene prismáticos para captar las imágenes. Ve los detalles,

puntualiza los colores, le seduce el cine y la televisión por sus buenas

fotografías panorámicas. Le impacta la propaganda por el espectáculo

del coche y la modelo que lo muestra. Si gesticula mucho con las

manos contando las aventuras y sus palabras más repetidas son

“veía”, “bonito”, “está claro” o “come con los ojos”, es un VISUAL.

Éntrale siempre agradando su vista, “échale de comer” buenas

imágenes, buena presencia.

 Da mucha importancia a las palabras, el tono de la voz les

enamora. Son amigos del teléfono. Se llevan la mano al oído e

inclinan la cabeza para no perderse ni un acento. Son los golosos de

la música. Hablan despacio y se cruzan de brazos. Eligen un coche

por su equipo musical y sus altavoces en vez de por el color. Suelen

decir “Eso me suena”, “No me dice nada”...

Esta persona es un AUDITIVO.

 Reacciona por lo táctil, por la necesidad de tocarlo todo y

llevárselo a la boca. Al hablar se te echa encima y tienes que ir

reculando porque parece que te quiere abarcar con sus brazos y

estrujarte. Son sensibles a los olores y disfrutan con la comida. “Si no

lo toco, no lo creo”. Captan todo por intuiciones, sentimientos y

sensaciones. Todo se les va en hacer con las manos.

Estás ante un KINESTÉSICO.


Es muy importante que aciertes con las preferencias de tu pareja

para convivir. Si es visual y tú le llenas de rollos y palabras, no te prestará

mucha atención; si es auditivo y tú le muestras tus mejores galas, no le

convencerás; si es kinestésico no le vas a enamorar con flores, pero sí

invitándole a comer.

Muchas veces nos quejamos: “Ya no me quieres como antes, pero

¿por qué?” Y nos pueden responder: “Porque ya no me besas” Y objetamos:

“Pero si te digo sin cesar que te quiero...” No llegamos al otro por la puerta

correcta y entonces no sintonizamos con él.

Las flores son para el visual, los versos para el auditivo y los

achuchones para el kinestésico. Es cuestión de seguir las huellas del oso y

lo encontrarás.
LA SONRISA VERTICAL Y LA LÁGRIMA

HORIZONTAL

A todas las falsas creencias sobre el matrimonio hay que añadir

todas las falsas creencias sobre el noviazgo.

CIERTAMENTE CONSEGUIRÉ LA PAREJA QUE CREO MERECER.

Hay personas a las que hay que decirles que todavía no se pueden

casar, porque el hombre o mujer con quien sueñan no existe. Si en su

infancia los padres se odiaban y se peleaban, creaban en su interior un

sueño irreal de amor que suplía ese infierno.

Cuando uno está acostumbrado a unos sentimientos concretos de su

niñez, busca repetirlos. Y el noviazgo es una oportunidad única. El regreso a

la infancia de lo familiar es un instinto básico que puede hundirnos en

deseos insatisfechos.

 Si en la infancia viví la soledad, buscaré ahora a una persona

que no me garantice protección y compañía, de modo que

vuelva a vivir solo/a, que es como sé vivir.

 Si viví el terror en mi hogar, repetiré buscando una persona

irascible que me haga vivir en vilo.

 Si viví con afecto, pero mis padres se peleaban, es posible que

busque a un ser cariñoso, pero peleón.

De acuerdo con esto, los mitos de noviazgos me harán creer que he

encontrado a la persona IDEAL para mí (“Ésta es mi pareja”). Es como

enamorarse de una imagen virtual, con los datos que te llegan de tu

ordenador, sin pisar tierra concreta, colgado de una nube.


El otro es el único para ti. Tu novio/a llenará todos los vacíos de tu

vida, según tus sueños e ilusiones.

Hay muchos aspectos de la vida que no se pueden solucionar con el

amor. El amor básicamente necesita compatibilidad y compromiso.

La sonrisa vertical se queda sin sonrisa cuando se intima con alguien

en la cama con quien no se conecta emocionalmente en la vida. Por todo

esto,

¡OJO! cuando penséis:

1. Que el amor lo puede todo.

2. Que si el amor es auténtico, se intuye al momento.

3. Que la vida ya me ha destinado a mi media naranja.

4. Que mi pareja solucionará y llenará todas las facetas de mi

vida.

5. Que si sintonizamos sexualmente congeniaremos en la vida

real.

Nadie pone un anuncio en el periódico de este talante: “Busco estar

con una persona desagradable y muy descontrolada para establecer relación

de pareja”. Pero anuncios parecidos los llevamos escritos en la frente y en

el corazón.

El noviazgo es un proceso que comienza con una mirada y sigue con

muchos hechos. La sexualidad de la pareja es un proceso, nunca es un acto

aislado. Todo es un trenzado de confirmaciones y redifiniciones de posturas

de comprensión, de apertura, de sensatez y de compromiso.


En este proceso, lo importante es que sean los dos los conductores

del proceso –cada uno con su volante- y los dos en la misma dirección, con

un código de necesidades, recursos y limitaciones.

En su volante, cada uno puede ir intensificando su manipulación,

seguir sus necesidades. Si sus exigencias implícitas no las ve satisfechas, la

persona sufre angustia. Así vienen las primeras crisis en el noviazgo, que se

suelen silenciar y luego salen a gritos en la convivencia.

Las “minas antipersonales” en el campo del noviazgo son algunos de

estos cinco puntos:

1. Miedo a aclarar malentendidos.

2. No atreverse a decir lo que a uno le gusta.

3. “Ningunear” al otro.

4. Culpar solapadamente al otro con “ironía y buena

armonía”.

5. No utilizar el canal apropiado para llegar al otro.

“El hombre sabe que se volvería loco si no pudiera liberarse de esta

prisión -de soledad- y unirse, de alguna forma, a otro ser humano”.

Erich Fromm

Las realidades del mundo moderno están transformando el modelo de

pareja tradicional.

 Hoy se conocen por Internet y se unen por fax.

 El trabajo del hombre y el de la mujer.

 La liberación de la mujer le permite al hombre ser más

afectivo, expresivo y a participar de las labores del hogar.


 Se vive al borde del divorcio. El amor es lo único que les

une.

 El control de la natalidad permite una paternidad

responsable.

El amor de unos novios es una historia interminable y un mar sin

fondo. Es una tendencia que nos lleva a dar al otro lo mejor que tenemos.

Pero es una forma única de aprender, en la Universidad de la Vida, a ser

Ser Humano. Y es para lo único que estamos aquí: para aprender.

 A LOS NOVIOS: UTOPÍAS DE UN DESEO.

Para elegir un piso o un coche, pongo más esfuerzo y pregunto, me

asesoro, lo medito, lo pienso. Para decidir mi vida con una persona, me

lanzo al agua y me aventuro.

No sé si hay agua o si podré con la corriente. Me lanzo.

No sé si me enamoro de la persona equivocada o son equivocadas

mis apreciaciones. Si es la persona equivocada, por mucho que me esfuerce

en acertar en la forma de tratarla no me servirá de nada.

De todos modos, te pediría que superaras estos peligros que puedan

contaminar las aguas de un noviazgo.

PRIMER PELIGRO: Con el amor que nos tenemos podemos

superar las dificultades que nos vengan.

Cometes un error si le encargas al corazón que solucione los

problemas que tu cabeza debe solucionar.


Cometes un error si piensas que los defectos de él son por culpa de la

madre o los amigos y que tú, con tacto y amor, le harás cambiar cuando te

cases. Piensa que tu poca autoestima te está comprometiendo en una

“relación trampa”. El comportamiento anómalo está condicionado por

fuerzas que superan el amor que se puede poner.

No pienses, por ejemplo, que si hubieras sido más comprensiva y

cariñosa él habría dejado de beber.

SEGUNDO PELIGRO: Si el amor es oro de ley, lo sabré “vía

flechazo”.

La parte química es necesaria, pero no determinante. Ser adicto al

flechazo es la forma más ingenua de empezar a sufrir.

Te has encaprichado de una imagen, de un chasis (profesión, tipo

físico, dinero, vida social) pero te olvidas de si tiene motor, es decir, qué

persona real es.

Se necesita tiempo para ir entrando dentro de la persona y conocer

sus recovecos. De primeras, un papel da mucha lumbre en una fogata, pero

se necesita de un buen tronco si quieres que el fuego te dure toda la noche.

Realmente es verdad que hay parejas que gracias al primer fuego se

prendió el tronco, y así el amor se fue desarrollando con el tiempo.

Es necesario descubrir la compatibilidad y luego el compromiso. Hay

parejas que, por lo que sea, son incapaces de adquirir el compromiso -ni el

mínimo siquiera- de “estar sólo contigo” (amor monógamo).

Suelen comparar el compromiso con los huevos y el jamón. El ave

puso los huevos y se fue, pero el cerdo tiene que poner toda la carne en el
asador para dejar su jamón. ¿Tú qué eres, huevo o jamón? ¿Te

comprometes entero o sólo en parte?

TERCER PELIGRO: Hasta que no me aparezca la persona ideal

no me comprometeré. Y ¿quién es la persona ideal?

Uno se puede privar de experimentar relaciones enriquecedoras por

tener la obsesión de un amor ideal.

Comparo a todos los pretendientes con la imagen de fantasía ideal.

Si crees que la pareja que has perdido era tu verdadero y único

amor, es difícil que nadie pueda sustituirla. La vida es un aprendizaje y el

estar abierto a todas las posibilidades es sentirse vivir.

Cada persona nos enseña una faceta distinta, y hasta las personas

que rechazamos antes, ahora pueden ser una oportunidad única.

Uno puede ser compatible con muchas personas.

 LA RAZÓN SIN RAZÓN.

Una persona no es que necesite una razón para enamorarse, pero sí

debe estar atenta a la experiencia del vivir, porque si está con la persona

equivocada, no sirve para nada un amor divino.

En nuestra vida todos nos hemos ido programando poco a poco.

Hasta los 5 años, programamos el 50% de nuestra existencia y hasta los

ocho, otro 30%. Nos queda un 15% hasta los 19 años.

Si nos damos cuenta, lo que guardamos en el inconsciente hasta los 5

años decide la mitad de nuestro noviazgo. Eso que decimos de “No sé por
qué me engolosina” está previamente programado. Así que nos queda un

5% con el que poder cambiar el 95% ya programado.

Por eso podemos decir que tu pareja actual no es una casualidad. Y

no lo es el que se repita una y otra vez el mismo tipo de persona que eliges.

Uno programa su mente emocional con creencias del mismo modo que un

ordenador. Eso afectará a tus decisiones de elección. Así que nos resta un

5% de nuestra mente sin programar. El 95% ya programado será

responsable de todas nuestras elecciones de pareja. Puedes ver lo reducida

que queda nuestra posibilidad racional de acertar en la elección de pareja.

¿Será nuestra programación o será la suerte la que decida? ¿O seré yo

quien logre que ese 5% supere al 95% en eficacia?

 ¿SOIS COMPATIBLES?

Si superas estas preguntas afirmativamente, puedes estar cerca de

pensar que sí sois compatibles.

 Pase lo que pase, ¿los dos aguantaremos al unísono las cosas más

difíciles?”

 “¿Desearía tener hijos con esa persona?”

 “¿Me agradaría que los hijos se pareciesen a esa persona?”

 “¿Las diferencias nos unen más que las cosas que tenemos en

común?”

 “Qué nos ayuda a llevarnos mejor: ¿la atracción erótica u otras

atracciones?”

 “¿Qué siento respecto a otras personas que amé antes?


Capítulo IV

LA CAJA NEGRA DE LA PERSONA

 La vida human a de la persona.


 Aprendiendo a vivir con el otro.
 Creencias, reglas y valores.
 Creencias erróneas sobre la convivencia.

Todo lo que parece sucederme, yo


mismo me lo he buscado y se realiza
tal y como yo lo pensé.
LA VIDA HUMANA DE LA PERSONA
Debemos revisar la pareja a nivel personal. ÉL y ELLA. Cada uno a

solas consigo mismo.

Cuando los científicos franceses se pusieron a discutir sobre la

temperatura a la que se congela el aceite, revivieron a Aristóteles y a

Platón. ¿Por qué no lo experimentaron personalmente? Cuando hablamos de

la persona tenemos que recordar las citas de papas, escritores famosos o

las encuestas americanas. ¿Por qué no lo experimentamos nosotros

mismos?

Mi YO es lo más cerca que tengo. ¿Qué es lo que veo? Salud, dinero y

amor, como dice la canción. Y “el que tenga estas tres cosas...”

Lo primero que percibo es un cuerpo, del que a veces no me percato

hasta que me duele. Lo uso para enfrentarme a los demás. Cuando me

acarician, siento que tengo cara, pelo, espalda...

Yo me imagino mi ser como un gran hormiguero. Veo hormigas

obreras, hormigas guerreras...todas con diferentes misiones, pero con un

centro común: la reina. También mi cuerpo tiene millones de células

especializadas en distintas funciones. Cada célula tiene memoria,

sensibilidad, vida propia y se puede convertir en cancerígena. Pero la vida

de este cuerpo es producto de una energía vital y en el centro de toda esta

organización hay una reina, un ser sin el cuál no habría nada.

Y ese ser central ¿qué es? Buena pregunta. La mala pregunta sería:

¿qué tiene?
Cierro los ojos y observo:

 LOS FAROS DEL COCHE. La consciencia es el órgano de la visión.

Lo primero que observo es que ME DOY CUENTA. Veo lo que me

conviene, mi afirmación personal. Proceso datos como un

ordenador e intuyo, valoro y comparo.

 EL MOTOR DEL COCHE. Me doy cuenta de que amo, aspiro a ser

feliz. Siento atracción o rechazo, y esto es esencialmente amor y

odio. Me produce satisfacción todo lo que va conmigo, lo que me

falta, lo que me es agradable y odio aquello que me molesta, que

va contra mi plenitud. A veces lo confundo con valores morales de

bueno o malo. De esta forma divido la vida en buenos o malos

valores sin que sea así. Sólo son buenos o malos en relación a la

gran empresa de la vida que trato de construir. Esta vida se llama

felicidad, paraíso, goce o lo contrario: infierno y sufrimiento. Y

esto va de acuerdo con las creencias y valores que mi mente me

presenta.

 EL CHASIS DEL COCHE. Me doy cuenta de que soy la Energía que

mueve mi cuerpo. Ya hemos hablado del cuerpo, que es de lo

primero de lo que me percato. En el cuerpo físico van a influir los

bloqueos de la mente y las obstrucciones afectivas. Es el pagano

físico de la mente y del afecto. El cuerpo nos preocupa mucho: los

hospitales están a tope, tenemos al médico a mano y nos

gastamos billones de pesetas en medicinas. Pero nadie vigila las

basuras de sus pensamientos, los sentimientos caducados,


pasados de fecha. Y esto es “ecológico” para nuestra energía vital.

Cuanto mejor funcione nuestra energía más optimistas nos

sentiremos y más cariño, dulzura y coraje irradiará nuestra aura.

En cuanto a la piel nunca es la frontera del cuerpo. Es el aura cargada

de calor y energía. Ésta no tiene medidas ni peso.

La persona sólo puede desarrollar lo que de algún modo ya es, como

una semilla. A veces me han preguntado: “¿Qué es eso de desarrollarse?”

Pues no es más que poner en práctica ese potencial de Amor, Mente y

Energía que ya somos. Y esto se hace a través de una ejercitación, de un

HACER. Somos la suma de nuestras experiencias. Ladrillo a ladrillo se hace

un gran rascacielos. Para el ejercicio físico hay gimnasios; para ejercitar la

mente y el amor el mejor gimnasio es la vida en pareja y la familia.

Pero el Amor, la Mente y Energía que somos (no que tenemos) hay

que vivirlos equilibradamente, y aplicar en cada relación la dosis de

inteligencia necesaria para la calidad del amor-cariño que se va utilizar a

través de una energía vital con el cuerpo.

 ME DOY CUENTA DE QUE ME DOY CUENTA.

Necesito a veces esta última vuelta del tornillo para que mi felicidad

coja relieve, para vivir auténticamente. Porque yo decido no ser arrastrado

por las circunstancias o por el control de los demás.


Cuando me doy cuenta de “mi darme cuenta”, me convierto en una

persona nueva. Puedo ser viejo, pero en ese momento me siento joven,

como un ser transfigurado. Me siento por encima de todo control.

Porque lo que pretendemos controlar acaba controlándonos. No se

puede manipular ni dejarse manipular. Nos esforzamos por ser tales en

momentos cuáles, con el fin de que resulte cuál o tal.

Cuando creo que por la fuerza del instinto o de la suerte voy a

controlar a mi pareja, a mi mundo, es muy posible que no alcance a recoger

ni los pedazos rotos de una mala situación.

Si me comunicase con mi Ser y con el otro Ser –no con su apariencia-

cogería consciencia de todo más profunda y eficazmente. Funcionaría sin el

automático y sería más consciente de que los problemas me los creo yo.

Vería que no necesito dar soluciones a problemas que no existen y me daría

cuenta de que las soluciones que doy son el verdadero problema.

La propia consciencia personal es idéntica a la que mueve el universo.

Si conectásemos las dos consciencias, alcanzaríamos el sentido auténtico de

la vida.

La clave de todo cambio está en esta consciencia superada. Una

persona puede tener dos estados de consciencia al mismo tiempo: la

consciencia cotidiana y la que llamaríamos “de otra dimensión”. Si

supiéramos unirlas comprenderíamos que el mundo de las relaciones lo

proyectamos nosotros. Todo lo que existe en nuestra relación está ya

planeado en la pantalla de nuestra consciencia.

La consciencia la podemos comparar con la visión que un hombre

tiene con la luz de una linterna en una cueva oscura. Lo único que ven sus

ojos es el haz de luz, el resto permanece oculto en la oscuridad.


Para que haya un cambio de consciencia tendrá que llenarse de luz

solar toda la cueva.

El Yo es ese ser con la potencia de la luz del sol, capaz de iluminarlo

todo, pero que va desarrollándose poco a poco.

Como personas nos definimos por las formas en que nos

relacionamos. Pero somos espectadores y actores de nuestras relaciones.

No soy capaz de comprender mi propia existencia hasta que me

ponga a experimentar, atento a mi Yo consciente.

El que yo perciba las cosas no me da consciencia. Es mi consciencia la

que posibilita el que yo hable, vea, oiga y me relacione. Y en la medida en

que lo haga en un nivel o en otro de consciencia, así será mi existencia.


APRENDIENDO A VIVIR CON EL OTRO
¿Por qué dos personas de la misma familia y con la misma educación

pueden ser uno un criminal y otro un santo?

Echamos la culpa de lo que nos sucede a la vida, a la gente, a la mala

suerte. No son las circunstancias las culpables, sino las creencias que

tenemos acerca de esas circunstancias.

En cada ocasión de la vida nuestra mente se enfrenta a un dilema:

¿Me causará dolor o placer? ¿Qué debo hacer para evitar lo primero y

obtener lo segundo?

La respuesta está en nuestras ideas, en nuestras creencias y en el

estado en que nos encontremos. Nuestra conducta o respuesta a los

estímulos es resultado de todo ello y se procesa de manera inconsciente.

Es decir: el cómo tú te comportes con tu esposo/a dependerá del

estado en que te encuentres, y dicho estado dependerá de cómo tu cerebro

procese tus ideas, creencias y convicciones. No es la misma la respuesta en

un estado de preocupación, temor, ansiedad o depresión que en un estado

de alegría o expectación ilusionada. En definitiva, si cambiara nuestra idea o

creencia, materializadas en una imagen, cambiaría toda nuestra visión.

¿Por qué una pareja que no se soporta no deja de sufrir de una vez?

¡Se separa y ya está! Cuanto peor se siente uno más atrapado está y

menos puede librarse del otro.

Uno se siente mal, pero teme lo que pueda suceder después. Puede

ser peor el remedio que la enfermedad. Hasta que el dolor no sea más

grande que el miedo a lo desconocido, no se cambiará. Hasta que el “no

cambiar” sea insoportablemente doloroso, no se dará ese paso adelante. El


dolor tiene que ser insufrible para que nos rompa los esquemas de vida, si

antes no enloquecemos.

Si estoy en una situación de enfado con mi pareja ¿cómo lo soporto

días y días? ¿Cómo no me rebelo y lo supero? ¿Cómo?

Controlando el estado de enfado. ¿De qué manera? Analicemos

nuestras creencias, nuestros valores y experiencias pasadas con otras

personas, que a veces son nuestros padres y hermanos. Es posible que

encontremos situaciones parecidas. Por ejemplo, si de niño tú viviste esos

enfados porque tu padre llegaba tarde o era un derrochador. Por otro lado,

obsérvate cómo caminas, qué posturas adopta tu cuerpo, los gestos de tu

cara. Todavía no eches la culpa a tu pareja. Espera. Empieza a cambiar ese

hombre “de la triste figura” que eres. Respira, sonríe ante el espejo, camina

recto y relajado. Todo lo que produce tirantez en el cuerpo constituye un

freno para cambiar.

Siéntate y piensa en el otro. Métete en su pellejo. Hay que petardear

ese muro que hay entre los dos, darse cuenta de cómo cada uno escapa de

la situación echando más leña al fuego (él se refugia en el bar, en su

ordenador, ella hace planes con sus amigas).

Hay que echar más agua a ese fuego. Hay que romper las

sensaciones que nos unen a recuerdos ingratos, no dejar que nos afecten

insultos o desprecios que se viven en la infancia. “Entonces era yo un

mocoso, pero ahora...” Reírme de lo ridículo que me veo con pantalones

cortos y llorando en una esquina por un caramelo. Debo convertir en

dibujos animados la situación y hacerla cómica. Cambia los sentimientos

dolorosos modificando las imágenes que estás enfocando en la pantalla de

tu mente. ¿Cómo te ves? ¿Cómo te ves con tu pareja? CAMBIA. Pon todo en
colores y con música. Créate una situación amigable y dulce. Luego di algo

agradable, no temas al ridículo ni a la contestación del otro. Ponlo todo en

positivo.

 LA CALIDAD DEL AMOR.

Hemos visto que las ideas y creencias delimitan el modo de actuar.

Las ideas son las llaves que abren y cierran las puertas de las emociones y

de la energía. La idea le puede convertir a uno en débil y a otro en un mal

amante. Yo soy energía, pero la energía que tengo desarrollada es una

parte de lo que soy. Cuanto más la ejercite, más puestos escalaré en el

podium de los vencedores. Pues el amor es lo mismo. Yo soy el amor, y

tengo el amor que ejercito. Cuando digo “Hacer el amor” tengo que decir

“Hacer el querer”. Nunca nos llenará -aunque lo creamos- el amor que nos

den los demás. El bueno, el que sí nos colma es el que damos a los demás.

Es verdad que decimos que necesitamos que nos quieran. Esto nos

hace corresponder y nos facilita el amor. Es cierto que el niño necesita

vitalmente sentirse amado, sólo así aprende lo que es el amor. En la fase

adulta el amor consiste en dar, en buscar lo bueno para el otro. Pero no le

quiero porque el otro se lo merezca o por interés mío, sino porque está en

mi propia naturaleza, es una expresión de lo que soy. NO TENGO AMOR,

SOY AMOR. Nadie me tiene que mandar amar, nadie me tiene que mandar

respirar. Es que necesito expresar mi afecto hacia el otro como el árbol

necesita crecer.

Sólo lo que damos es lo que desarrollamos. Lo que recibimos nos

puede satisfacer, pero no nos desarrolla.


Esto es libertad. No dependo de que me quieran o de que me hieran

con la incomprensión. Dejo de ser susceptible a la opinión de los demás. Me

sale el amor de dentro aunque “me pisen el callo.” Eso no quiere decir que

tenga que aguantar que me amarguen la vida.

Parece que la pareja es un amor de correspondencia. Es un amor

compartido que lo encarna el cuerpo con la sensualidad y lo puede convertir

en comunicación. Y hasta puede crear un nuevo ser. El amor no es cuestión

de “sex-appeal”, ni de suerte (“boda y mortaja del cielo baja”), ni de matar

la soledad. Es voluntad de querer, una actitud ante la vida.

Ciertamente, tenemos que besar a muchos sapos antes de poder

encontrar al príncipe con quien soñamos.

La selva está llena de estos idilios, y sin ellos hace tiempo que nos

hubiéramos quedado con una selva deshabitada. Es el celo, la llamada de la

química donde hasta el sexto sentido se pone a funcionar al servicio de la

especie. Desde que el hombre ha separado el sexo de la procreación no ha

mejorado la calidad del amor. Hay más separaciones que nunca, y por tanto

mayor caudal de sufrimiento.

A todos se nos dijo alguna vez “Te castigo porque te quiero”, y por

eso ahora tememos ser amados. A todos se nos enseñó a ser buenos antes

de QUERER ser buenos.

El amor mal entendido a uno mismo puede ser narcisismo y egoísmo.

Y el amor auténtico es la base de la pareja.

Amar es querer de una sola pieza. No separa ni excluye al otro. El

otro en realidad es una parte de mí mismo que yo no reconozco como “yo”,

y al que entonces veo como el rival con el que tengo que competir a la hora
de repartir el pastel de la vida. Hoy todo son oposiciones y luchas donde el

otro es mi contrincante en el mercado de divisas.

Es verdad que estamos más unidos a nosotros mismos que a

cualquier otro. ¿Qué relación tengo conmigo mismo?

En la pareja la rivalidad puede ser cruel, el poder como dinamita. Si

para el hombre la sexualidad –genital- le supone su mayor gratificación, se

hace sumamente vulnerable en la mujer. Ella puede jugar a negarse. El

hombre mucho tiempo a “régimen de verduras” se va pudriendo por dentro

y revienta por mil salidas negativas, sin confesar su verdadera necesidad

insatisfecha.

En pareja suele salir esta conversación:

ELLA: Los hombres siempre vais a lo mismo.

ÉL: Vosotras ya no sabéis ni lo que queréis.

ELLA: ¡Mientras nos veáis como a la criada para todo, no hay nada

que hacer! Eso se acabó.

ÉL: La casa es responsabilidad de la mujer.

ELLA: Nosotras no tenemos ni fiestas ni vacaciones. ¡Quién pudiera

ser hombre!

ÉL: No hay quien te aguante... (Enciende la televisión y se oye un gol

de un partido).

ELLA: Ya vendrás luego a meter gol y no tendrás ni portería...

¡Las cosas no son así! Tenéis que volver a mirar lo que un día os

propusisteis como idea y os prometisteis con un “Si quiero” definitivo.

El amor es eterno, pero el desamor es temporal. Éste es una avería

que se produce en la carretera de la vida, donde no se permite ninguna

forma de compasión. Se mira al espejo retrovisor para traer basuras


pasadas a la memoria y echar pulsos de fuerza. El amor y el poder son

elementos contradictorios. El amor hay que ejercitarlo hasta en el éxtasis

de las cosas pequeñas y detener el tiempo del cariño, pisando la eternidad

sin prisas.

Lee estas ecuaciones de la convivencia y saca la cuenta de las

pérdidas y ganancias:

1. ¿QUIÉN TIENE RAZÓN? A más razón, menos amor.

2. ¿QUIÉN PUEDE MÁS? A más poder menos amor, pues el poder es

una forma de protegerse a sí mismo.

3. ¿QUIÉN SE SALE CON LA SUYA? A más egoísmo, más de lo mismo

de no sentirse querido.

4. QUIÉN BUSCA QUE LE TEMAN vivirá en la imposición, que no es

amor. Es recelo y desconfianza.

 Un “Cariño” sin la mirada cariñosa y el tono de voz adecuado no significa

amor.

 El amor y cariño teñido de hipocresía convierte la convivencia en locura.

 El tacto y la diplomacia en la convivencia alejan el amor y la confianza.

 Para sonreír, lo más importante es tener necesidad de sonreír.

 Hay generosidades que son egoísmos encubiertos. Quitadles el disfraz.

 Es el amor a los demás el que me hace sentir vivo y real.

 Tengo que amar ahorita mismo. No puedo esperar porque el presente es

lo único que no tiene fin.

 La sencillez es la clave del amor. Deja que el amor invada tu convivencia

sin esfuerzo, sin cálculo. La convivencia es disfrute y gozo.

 “¿Cómo puedo ayudarte?”, en lugar de ver qué provecho saco de lo que

hago.
 EJERCICIO PARA HOY.

DÍA SIN JUICIO. Hoy no juzgaré al otro. Ponte en la postura de no tener

postura que defender.

¿CÓMO ME LLEVO CON MI PAREJA?

 ¿Qué piensas de ti mismo/a respecto a estas cuestiones?

1 = no

2 = un poco

3 = lo normal

4 = bastante

5 = totalmente

 Me conozco bastante bien 12345

 Me acepto como soy 12345

 Soy sincero conmigo mismo/a respecto

a mis sentimientos más profundos 12345

 Vivo como desearía en el fondo de mi ser 12345

 Acepto a mi pareja tal como es 12345

 Soy sincero/a con mi pareja 12345

 Vivo con él/ella como realmente deseaba vivir en mi

matrimonio 12345

 Aporto lo mejor de mí mismo/a a nuestra relación 12345

 Soy respetuoso/a con mi pareja 12345

 Me siento feliz con él/ella 12345

Significado: Nivel de conocimiento y satisfacción personal.

Percepción personal de mí mismo/a y de mi actuación en la pareja

(cómo me percibo en relación a mi pareja).


CREENCIAS, REGLAS Y VALORES

 INTRODUCCIÓN.

Nuestra vida es la suma de decisiones que hayamos tomado.

Hay mucha gente que sabe lo que quiere hacer, pero pocos hacen lo que

saben. Saberlo todo no basta. Todos hemos soñado con llegar a ser algo.

¿Por qué hago lo que hago y no puedo dejar de hacerlo? ¿Qué es

importante para mí? ¿A qué tengo miedo? Estoy en el año 2000, pero

podría estar en el 1000. Me gustaría llevar mi relación de pareja de otra

forma, me gustaría si no tuviera que hacer nada.

Pero el ser humano está aquí para comprometerse con su desarrollo

de amor, de inteligencia y de energía. Ese es el resumen de una vida, pero

se hace a poquitos y con cosas pequeñas. ¿Qué dice un grano de arena

cuando llega al desierto?: “¡Qué ambientazo!”

Si empezamos con grandes propósitos es imposible y además sirve

de disculpa para no dar ni un paso. El primer paso de un gran viaje es

pequeño y dubitativo.

Conviene que conozcamos el sistema interno con el que funciona

nuestro cerebro, que se ha programado con los ejemplos de la familia, la

sociedad, la televisión... Nuestra vida consiste en ser habitantes del mundo.

Lo que nos rodea no es lo que parece, sino lo que significa. Nacemos

humanos, pero tenemos que llegar a ser personas conscientes, llegar a ser

lo que ya somos en el fondo. Nacemos demasiado desvalidos si nos

comparamos con los animales. La diferencia entre el animal y el hombre es

que el animal se da cuenta de todo, pero el hombre puede darse cuenta de


que se da cuenta y por eso habla. La educación no consiste en pensar, sino

en pensar sobre lo que se piensa. La educación es la revelación a los

demás. Todos vivimos la misma historia, somos una persona entre

personas, personas a las que tenemos que leer sus mentes, igual que los

animales dejan señales de su paso por determinados lugares para que los

demás las vean.

Esto hay que aplicarlo a la convivencia con la pareja. Hay que caer en

la cuenta de cuánto puede significar el decir “Te quiero”, “Qué guapa estás”,

“Te esperaba con ilusión”; cuánta maravilla encierra un gesto, un guiño, un

abrazo...

 LOS CARBURANTES DE LA PERSONA.

Cuando trato con mi pareja, llevo una mochila con tres

departamentos que, para mí, son los auténticos cohetes propulsores de la

vida:

CREENCIAS REGLAS VALORES

No son las circunstancias las culpables de lo que me pasa, sino las

creencias acerca de lo que significan esas circunstancias. Una vez que

tenemos esa creencia, olvidamos que es una interpretación que yo hago de

acuerdo a las buenas o malas experiencias pasadas. ¡Vaya petardada!

Primero levanto la polvareda y luego le echo la culpa al vecino del polvo que

me cae encima.
Nuestras experiencias pasadas determinan nuestra capacidad mental

para dar significado a lo que hoy me está ocurriendo. Quedan como

clavadas y soldadas a mi cuerpo y a mi mente. Son los olores, los colores,

los tonos de voz los que nos provocan situaciones vividas. Me quedé

encerrado en un ascensor horas y horas mientras que, lleno de pánico,

comía chicle. Ahora siempre que como chicle siento el mismo pánico.

 LAS CREENCIAS.

Creencias son aquellas convicciones que tenemos sobre nosotros.

¿Cómo somos? ¿Qué cualidades o qué defectos tenemos? Las creencias se

mantienen porque las avalan una serie de referencias sacadas de la

experiencia, de las opiniones de los otros y hasta de nuestra imaginación.

El cerebro confunde lo experimentado y lo imaginado, por eso hay

que cuidar las imágenes que tenemos de nosotros mismos. Una imagen

vale más que mil neuronas en acción.

Cada vez que creemos en algo determinado nos impulsa a la acción.

Hay muchas creencias limitativas. Cuando a la creencia se le une lo

emocional (como ocurre en un matrimonio) se llama convicción. Ésta,

llevada al extremo, puede convertirnos en fanáticos.

¿Cuándo soy yo fanático en mis relaciones? “¡En mi casa se hacía

así!” “Mi padre siempre decía: ¡Hay que hacer...! ¡No se puede permitir!”

Hay creencias positivas y negativas. Cambiar tus creencias cambiará

tu forma de sentir y de actuar. El único significado que tienen las cosas es

el que tú les des y así harás, dentro de tu mundo, el papel de sufridor, o de

triunfador, o de vividor irresponsable o de rígido insoportable. Lo malo de


todo ello es que a tu pareja la juzgarás según tus creencias. Pero, ¿cuáles

tiene ella? Respóndete a esta pregunta y encontrarás la respuesta a muchos

malos entendidos que se producen dentro de tu convivencia.

Es difícil atacar a las creencias, es más fácil atacar a los fundamentos

de la creencia.

Mientras hablaba con Luis, sacó una pipa y se puso a

prepararla. Me fijé en que todo lo hacía con la mano izquierda. Yo ya

me había fumado medio paquete de cigarrillos cuando él todavía no

había comenzado. Me puso nervioso tanta parsimonia y le increpé. Él

me dijo que un buen fumador de pipa lo hace todo con la mano

izquierda.

A la vuelta de unos meses me tropecé con el padre de Luis y

me invitó a un café. Sacó la pipa como su hijo y yo, ya enterado, le

dije: “Ya sé que un buen fumador de pipa lo hace todo con la mano

izquierda...”

Pero al cabo de un año nos juntamos en una boda Luis, su

padre, su abuelo y yo. A la hora de los puros, el abuelo sacó su pipa

y se puso a prepararla. Para mi sorpresa, lo hacía con las dos manos.

Entonces, les llamé la atención al padre y al hijo y fueron donde el

abuelo a recriminarle: “Pero si tú, abuelo, fuiste el que nos

enseñaste a fumar con la izquierda...” Y el abuelo respondió: “¡Ah,

sí! Eso fue cuando me rompí el brazo derecho...”

Este ejemplo nos enseña los fundamentos tan tontos que pueden ser

pilares de fuertes creencias y que duran toda la vida.

 El que se cree feo es porque de pequeño le decían que “aunque la

mona se vista de seda, mona se queda”.


 El que se cree tonto es porque de pequeño le comparaban sus

notas con las del primo listo.

¿Por qué si te sientes infeliz sigues haciendo lo mismo? “Sí, ahora

vivo mal pero luego puedo vivir peor”. Tenemos miedo a lo desconocido.

¿Has observado alguna vez a una mosca atrapada en una lámpara?

Todo es cuestión de la imagen que tengamos de las cosas. Esta

imagen es el pastor al que siguen las ovejas creyentes. Las creencias son

rematadas por metáforas que repetimos como letanías que nos hipnotizan:

 “No me veo capaz” . “No sé nada”. “Soy débil”.

 “Ya me decía mi madre: Tú y yo, hija mía, hemos nacido para sufrir.”

 Llamar al otro “el viejo” o “la vieja”.

 Llamar al otro “cariño” o “regalo de Dios” o “compañero de batalla”.

 No pidas a nadie nada, luego se van a aprovechar de ti.

 Tus cosas son tuyas, nadie tiene por qué saberlas.

 Si te castigan, te lo mereces y es porque te quieren.

 No te metas nunca en camisa de once varas.

 Analiza las bases de tus creencias.

 Que no se aprovechen de ti, no seas la víctima de todo, que no conozcan tu

parte débil. Hay que atemorizar para controlar, chillar antes de que te

chillen.

Cura tus metáforas.

 En positivo: hay que confiar, dialogar, dar motivos de libertad, ser

atento con el otro, acogedor, cariñoso, comprensivo. Da mucha más

fuerza creerte amado que creerte fuerte.


 Si quieres cambiar tu estado de ánimo, cambia la imagen de tu

mente.

 LAS REGLAS.

A la creencia se le agrega la REGLA, que es lo que tiene que suceder

para que tu creencia se cumpla.

¿Qué crees que tiene que suceder para que te sientas feliz? ¿Tienes

que sentirte admirado, obedecido, aclamado, ganar la lotería, campeón,

querido por tu pareja, reconocido por tus jefes...?

Una parte de la felicidad depende de fuera y otra parte de cómo tú

interpretes lo de fuera.

¿Cuánto te tienen que apreciar para que te sientas bien?

Entonces nuestras medidas de las cosas controlan nuestros estados

de ánimo. Dependemos de fuera y de nuestras estimaciones. ¡Estamos

perdidos! Nunca estaremos completos, siempre echaremos algo en falta.

Nosotros ya estamos educados en muchas maneras de sentirnos mal

y son muy escasas las formas de sentirnos felices. El cielo es una

excepción. ¿Qué tiene que suceder para sentirnos en el cielo?

En la convivencia las reglas son vitales. Hay muchas reglas a las que

llamamos manías, pero son operativas. Algo que el otro dijo o hizo cuando

tú crees que debería haber dicho o hecho lo contrario supone una violación

a tus reglas. “Si me quisieras, pasarías por esto”, “Si me apreciaras no me

llevarías la contraria”.

Si alguna vez te sientes enojado o rabioso con tu pareja recuerda que

son tus propias reglas las que te sacan de quicio, no tu pareja.


Tengo que conocer también las reglas del otro. Si la convivencia es

un baile de parejas, lo lógico es saberse los pasos del otro. Asegúrate de las

reglas que el otro ha aprendido con su familia y dile cuáles son las tuyas,

por lo menos aquéllas de las que seas consciente. Nunca se debe suponer

nada sobre las reglas (“Creía que a ti te gustaba”). Tan malo es tener

muchas reglas como no tener ninguna. Pero el olvidarlas es perder el aceite

lubrificador de la convivencia.

Hay reglas-límite (algo que nunca haría, algo que tengo que hacer

siempre...) y paralizantes (“tengo que”, “debería”, “cada vez que...”). Las

reglas conviene revisarlas y discutirlas para hacerlas enriquecedoras y que

no angustien la convivencia, ver si limitan la convivencia, si están por

encima del control o si dan poco juego. Ya sabemos que las reglas tratan de

dar facilidad a nuestro cerebro. Es como ponerle en automático.

Pero en nuestro caso las reglas deben estar al servicio de la

convivencia, y no al revés.

 LOS VALORES.

Cuando uno tiene claro qué es lo que más le apetece, tomar una

decisión es sencillo. Cuando nace un valor, una ilusión, la vida tiene un

significado mayor. Los valores son brújulas en el desierto de la vida.

Los verdaderos problemas con los que nos enfrentamos no son la

frustración, las rabietas, las depresiones o la bebida, sino los valores.

Cualquier cosa a la que se le dé importancia o se quiera de verdad es un

valor.
¿Qué es lo que le proporciona más placer? ¿El sexo o el cariño? ¿El

amor o el dinero? ¿La intimidad o la fiesta colectiva?

Es muy importante en la convivencia contrastar valores. Si uno de los

dos aprecia el ahorro y el otro disfruta gastando dinero; si uno disfruta de

las vacaciones, del sol y la playa y al otro le gusta la sombra del bar; si a

uno le gusta la quietud del campo y al otro los safaris con animales, etc.

Decidme cómo se van a poder soportar...

Te ahorrarías muchas discusiones y enfados si conocieses los valores

por los que se guía tu pareja, porque comprenderías muchas cosas y ya no

sufrirías tanto. ¿Sabes por qué nos ocurre esto? Porque las personas

funcionamos disparatadamente mal y somos reincidentes, porque tenemos

valores equivocados, valores como el dolor, el esfuerzo y el sentirme

culpable. No puedo permitirme ser feliz.

CULPABLE es un contravalor, es un sentimiento mafioso, destructor

de valores. Es importante para la pareja no sólo coincidir en los valores,

sino en el orden de los valores: salud, inteligencia, alegría, honradez.

No somos valores, reglas y creencias. Nuestro ser es mucho más que

todo eso, pero a través de ello se va encarnando el desarrollo de nuestra

convivencia y se establece la separación entre los sistemas de dolor o placer

que programamos en pareja.

 ANATOMÍA DE UN ENFADO.

Si uno ignora los valores, las reglas y las creencias del otro que se

prepare para amargarse la vida. Y lo hará a conciencia. Los altercados que

tenga con su pareja se producirán por las reglas. Si hay alguna infracción
en saltarse a la ligera las normas de circulación de las reglas y valores,

habrá multa y será sancionado.

 SE SALTA UN STOP. Se ha roto una norma. Algo ha desagradado

al otro y el otro se molesta (contó un chiste grosero en una fiesta,

no saludó a mis padres, se olvidó de mi cumpleaños...). Hay

“morros”, se siente molesto y se guarda su resquemor sin avisar

de la multa.

 SE VA EN DIRECCIÓN PROHIBIDA. Lo que pasó ya no se queda en

molesto, ahora se ha convertido en “cabreo”. El no hablarlo, el

añadir asuntos pasados ha puesto una barrera emocional, un

“prohibido el paso” y un cierre a la intimidad. No se aguantan las

cosas del otro.

 PROHIBIDO APARCAR. Aquí ya se hace irritante e insoportable

todo lo que hace el otro. Se separan no sólo emocionalmente, sino

también físicamente y se atacan como se pueda con palabras y

obras. Se revuelve toda la ropa sucia de la pareja.

 SE LO LLEVA LA GRÚA. Antes no se aguantaban las cosas del otro,

pero ahora ya no se soportan ni entre ellos. Se establece una

especie de indiferencia en la que ni se sufre ni se padece. Se

convierten en colegas compartiendo espacios y silencios. En un

corazón vacío no puede haber sitio para nadie. Hay parejas que se

pueden instalar en esta situación toda la vida, otras aguantan


hasta que llega una tercera persona de la que uno de los dos se

enamora. Pero si no se cura la tendencia a caer en este proceso,

se volverá a repetir la situación. Prometido.

 EL RETORNO DE LO REPRIMIDO.

En muchos libros leemos que el “pensamiento positivo” debe

sustituir a los pensamientos pesimistas y perturbadores. Así se

prescribe a los que tienen cáncer u otra enfermedad. Un

pensamiento negativo nos conduce a una actitud autodestructiva

(“Yo no puedo...) Otra cosa es reprimir los sentimientos (tristeza,

dolor, vergüenza...). Negar los sentimientos es atentar contra

nosotros mismos. Debemos abandonar ese juego loco de reprimir

los sentimientos y aprender a cambiarlos.

Debo respetar mis propios sentimientos, permitiéndome sentirlos y

reconocerlos como míos. Luego decidiré cómo transformarlos en impulsos

positivos, útiles para mi vida.


CREENCIAS ERRÓNEAS SOBRE LA

CONVIVENCIA

Hay sutiles venenos que se esconden detrás de verdades populares.

Hay que distinguir bien la verdad de la dosis de mentira. Pasa como con las

setas: hay muchas parecidas, pero unas son venenosas y otras muy

sabrosas. ¿Cuáles son unas y otras? Hay poca diferencia de una a otra.

Se ingresa en un “monasterio de dos” (en un piso, en una casa...)

con los votos más rigurosos: los votos exigidos por el otro. Él dice: “Quiero

vivir con alguien que cale a la primera mis deseos, que siempre esté

sexualmente atractiva y que se ocupe de la casa”. Ella dice: “Quiero vivir

con alguien que me comprenda, me dé seguridad, comparta las tareas de la

casa y deje lejos a su mamá”. Esta vocación a tiempo completo describe

tareas y demandas difíciles de cumplir. A esto se añade los errores

populares sobre la manera de llevar esa convivencia.

 “PADRE, MADRE E HIJOS LOS MEJORES AMIGOS”.

Las parejas cuando se casan suelen alejarse de los amigos. La

amistad es otra realidad distinta de la intimidad. En la convivencia de la

pareja hay una cercanía física continua. Se comparten cargas y

responsabilidades que exigen algún grado de reserva emocional y erótica

que no tiene nada que ver con la amistad. En la pareja se hace intimidad, a

los amigos se les cuenta la intimidad. Hay detalles de mal gusto que pueden

romper la convivencia.
 “ENTRE MARIDO Y MUJER, NI UNA AGUJA DE COSER”.

Las personas somos complejas. Traemos en la mochila nuestra

herencia de creencias, valores y reglas. Hay temas que no deben tocarse,

es necesario cierto pudor. No se puede hablar a tontas y a locas si no

quieres encontrarte con una “vendetta” emocional. Hay cosas que se dicen

que, al pasar los años, se echan en cara como trapos sucios.

Dicen que pase lo que pase, aunque no se hable, se sabe

inconscientemente lo que le pasa al otro. Lo dudo. En cuántos casos he oído

a mujeres decir: “Pero, ¿cómo he podido estar tan ciega?” Si un matrimonio

quiere seguir adelante no debe dejar detrás sospechas, pelillos, pañuelos,

olores que lleven a confesiones de efecto devastador. Si has tenido una

equivocación, o te has permitido “poner los cuernos” a tu pareja y te sientes

culpable, desahógate con un buen amigo, pero no le eches toda la basura a

tu pareja y luego le pidas que te comprenda. Lo importante es decir al otro

que realmente le quieres -ésa es la verdad- y que estás con él porque le

quieres. Guárdate los accidentes, y si el otro se llega a enterar por otro lado

puede abrirse una duda a la que la certeza de lo presente responderá.

 “LOS CUERNOS DESTRUYEN UN MATRIMONIO”.

La moral popular no permite que uno deje a su esposa por otra ni que

una mujer arriesgue a su marido por otro. Si esto ocurre, algo está fallando

en esa pareja. Pero puede que no. A veces ayuda a madurar a la persona y

la enriquece para vivir mejor con su pareja.


Hoy hay demasiado trato con los compañeros en el trabajo, se pasan

muchas horas con ellos. A veces nos dejamos llevar por poner a prueba

nuestra capacidad de seducción, o simplemente como un remedio a la

rutina. Esto no es una justificación. Para mejorar el sexo de una pareja no

hay que romper la pareja. Pero no siempre se rompe la convivencia, a

algunos les ayuda, a otros les perturba y en otros casos puede ser

absolutamente desolador. Todo depende de la persona, de cómo lo enfrente

y de cuál sea la motivación.

 “LA CONFIANZA EN LA PAREJA DEBE SER TOTAL”.

Hay maridos que te pueden demostrar matemáticamente que su

mujer nunca les sería infiel y hay mujeres que presumen de no ser en

absoluto celosas.

¿No ven que en el fondo tanta seguridad resulta insultante para el

otro? ¿Tan incapaz puede ser?

Ese gusanillo de que “me la puede jugar” nos mantiene más

cuidadosos con nuestros tesoros, a los que valoramos. He tenido casos en

los que él me juraba por lo más sagrado que su esposa nunca le sería infiel.

Yo sabía que eso no era verdad, porque ella mantenía otra relación. Dice el

refrán que “El buen paño en el arca se vende, y si estás muy seguro de tu

arca puede ser que el paño esté vendido”.

Estimula y mantén vivo el interés emocional por el otro. Una mirada y

hasta un suspiro pueden provocar celos. El ser algo celoso es valorar al

otro. El muy celoso, lo aplasta; el nada celoso, lo pierde.


 “DEBES HACER FELIZ A QUIEN AMAS”.

Nadie puede hacer feliz a nadie, pues la felicidad no consiste en hacer

que nos hagan lo que nos gusta, sino en disfrutar de lo que hacemos. Por

eso cada uno es responsable de su propia felicidad. Es más fácil convivir con

una persona afectuosa que con un cardo. Una mujer no puede culpar al

marido de pesar diez kilos más o menos. Él con la mirada no la puede hacer

engordar o adelgazar. Tampoco de él depende cómo ella interprete la vida.

No es lo mismo decir “Sufro porque mi marido llega tarde” a decir “Cuando

mi marido llega tarde, me vuelvo triste e infeliz”.

Esperar del otro la felicidad es un tren sin salida ni llegada. Dedícate

a ser feliz y tal vez el otro será feliz. No es asunto del cónyuge hacernos

felices, pero tampoco debemos tolerar que nadie bombardee mi alegría, mi

juventud y mi libertad. No debo aprender de nadie para ser feliz y a nadie

debo dar la llave para que abra la caja de Pandora.

Cada uno funcionamos de distinta manera, pero no somos

responsables del funcionamiento del otro. Respeta la postura del otro y si

no te convence, negociad. Nunca te culpes de no ser mejor esposa ni

pienses que tu marido debería ser de otra manera. Acepta las cosas como

son y cambia tú lo que creas conveniente.

 “DE LOS CARACTERES OPUESTOS SALEN LAS MEJORES PAREJAS”.

Eso de que los caracteres opuestos se atraen es un error fatal.

¿Quién nos atrae más? ¿Con quién nos gustaría pasar una tarde: con

alguien que tenga gustos opuestos? Claro que no. Las dificultades se
derivan de las diferencias. Hay discusiones sin fin para ponerse de acuerdo

que derivan en un rechazo inaguantable. En cambio, la semejanza da

confianza.

Una relación puede crecer cuando hay una base común, aunque haya

algunas diferencias. Esto es una de las causas de la separación: la

“incompatibilidad de caracteres”. El mapa de cada uno es opuesto. Piensa

en uno que es un parlanchín junto a una introvertida tímida. Piensa en uno

que no puede estar sin gente, armando jaleo, con una solitaria. Piensa en

un “salido” con una frígida. Si nunca están de acuerdo en las diversiones,

los gastos, la educación de los hijos...

Se puede hacer un pacto. Las cosas importantes las decide uno y las

menos importantes el otro. Pero ¿cuáles son las cosas importantes y cuáles

no? Y ¿quién es el que decide las unas o las otras?

Es verdad que algunas diferencias pueden dar un poco de “picante” a

la relación.

 “HOY EL MEJOR PARTIDO PARA UN HOMBRE ES UNA MUJER

SUMISA Y CASERA”.

Hoy que la mujer se ha desarrollado tanto y el hombre machista ha

perdido terreno ya es “rara avis” una mujer sumisa. Pero a pesar de todo

sigue habiendo muchas mujeres sometidas, incluso por sus hijos.

La educación básica de esta niña consiste en agradar a los demás y

ganarse su aprecio. Siempre le halagan diciéndole: “¡Qué niña tan buena!

¡Parece una mamá en pequeño!” Su novio le dice que lo abruma con tantos

cuidados. El marido que suele elegir es un hombre duro y aprovechado que


simula no ser capaz de resolver sus problemas para manipular a su mujer.

Ella cargará con lo del otro, sobreprotegiendo y haciendo suyos los

problemas de su familia. Es un amor que huele a moho, ya que ella parece

proteger cuando en realidad se está protegiendo a sí misma, a su pobre

autoestima y a su falta de seguridad.

El problema de la convivencia es que nadie ocupa su puesto. Ella

aparentemente invade terreno y él se evade. Ella, con tanta

responsabilidad, no puede desarrollarse. Y él, cada vez más desvitalizado,

como una muela sin raíz.

Tampoco será buen partido una mujer que odie el hogar y su comida sea

“de catering.” Lo mejor es un buen equilibrio y colaboración entre los dos.

 “HAY QUE AGUANTAR LO IMPOSIBLE ANTES DE ROMPER

UNA PAREJA”.

Si yo pienso con todos los prejuicios del mundo que el éxito de la

pareja hay que conseguirlo esforzándose, tendré que chantajear al otro y

hasta engañarme a mí mismo para seguir los dos enfrascados en un

sufrimiento sin arreglo. “No puedo soportarte, pero tampoco puedo soportar

la idea de perderte”. “Si me dejas, me suicido”. Si siguen unidos será por

puro masoquismo o porque sólo han aprendido a vivir manipulándose

mutuamente. O quizá no se atrevan a dar una campanada social o familiar.

No es raro seguir atrapados en una trampa social donde se estén

devorando mutuamente, y pensar que el matrimonio es irremediablemente

para siempre. Esta es la llave que puede cerrar la puerta definitivamente a

alguna posibilidad. El matrimonio es para la persona, no la persona para el


matrimonio. “No se hizo el hombre para el sábado, sino el sábado para el

hombre”. Ni tan siquiera el matrimonio es una sociedad al cincuenta por

ciento sino al cien por cien, ni es la realización de todas las perfecciones

humanas. Es un medio muy valioso, pero relativo si tenemos en cuenta que

hoy las personas son más individualistas. Hay vida después de la muerte de

un amor.
Capítu lo V

EL SEXO, COMPAÑERO DE VIAJE

 LA EMOCIÓN SEXUAL:

La v e rg ü enz a co nt a mi n a la s ex u a l id a d / L a b ru t a li d ad d el

a bu s o sex u a l / Un m at r im on i o e n a pu r os / L a c e rc a n í a e n e l

tr a b a jo / O p e r ac i ón a c o r az ó n a bi e rt o / Los pe l i gr o s de l

a mo r / L a g at a s i n te j a d o/ D e F re u d a l V i ag r a / E l s ex o c om o

hu i d a d e l a a n gu st i a.

Lo importante del sexo no es el


orgasmo, sino el descubrir detrás
del éxtasis lo más dulce y sublime
de las vinculaciones humanas.
LA EMOCIÓN SEXUAL

Todo el universo danza al ritmo de la emoción sexual. Quitad el sexo

y desaparecerá la selva, la vida; todo volverá a la nada. El sexo llena de

color y de música a las aves, a los peces y a todos los mamíferos. ¡Qué

sinfonía más armoniosa la de la vida! El sexo es la noticia en el universo sin

la cual no habría noticias.

Cerrar las puertas al placer sería amenazar la cordura del ser

humano. En este aspecto, cada ser de la creación es un genio que a su vez

es creador en potencia. Es un Mozart del amor. Porque para fundirse con

otro ser humano hay que empezar por sintonizar con el propio cuerpo, y

entonces se da el milagro de la sincronía. Los cuerpos no necesitan un

manual de instrucciones: cada parte del cuerpo sabe dónde ir y cuándo ha

de hacerlo.

El cuerpo, que nos une con toda la humanidad, con toda la naturaleza

presente y pasada, nos puede servir para explicar todas las cosas de la

vida. El mismo Cristianismo en el centro mismo de su culto tiene estas

palabras transformadoras: “Esto es mi cuerpo”. El verbo SER es la palabra

más erótica de todas. Une y transforma el mundo de las realidades y

acontecimientos. Debemos volver a habitar nuestros cuerpos. Ellos nos

ofrecen la oportunidad de sentir todo el dolor y toda la alegría de la

creación, donde el Verbo se hizo carne.

El lenguaje corporal es profundo y es el que nunca engaña. Aunque el

dualismo cultural de mente y cuerpo produzca muchos de nuestros

bloqueos sexuales.
A veces la carga excesiva de vergüenza sexual puede bloquear los

instintos de un cuerpo y dejarlo frío. Hay que reconocer que cuando dos

almas se funden hay felicidad, pero no está completa hasta que se unan los

cuerpos.

Hoy sabemos que los bebés necesitan caricias en su cuerpo para

desarrollar sana su mente. Tocar a los niños de manera cariñosa es la mejor

educación sexual. La persona que recibió caricias de niño, de adulto

acariciará a los demás. Una persona que de niño fue golpeada, de adulto

creerá que golpear es dar amor, y él mismo buscará ser golpeado.

Se dice que las parejas demuestran el grado de amor en que viven

según las posturas que adopten al dormir. Hay posturas asfixiantes que

indican dependencia y muy distantes. Hasta camas separadas, que indican

lejanía o vivir como dos soledades en compañía.

 LA VERGÜENZA CONTAMINA LA SEXUALIDAD.

Nuestros padres y educadores intentan erradicar del niño aquellas

conductas que creen inaceptables, según la cultura que tengan y que a ellos

les desagrada.

La vergüenza de nuestros padres, aunque no tenga justificación, se

inocula por condicionamiento al niño. Si en el niño la alegría se carga de

vergüenza, cada vez que se sienta alegre se sentirá avergonzado.

Así el hombre puede caer en la vergüenza de sentirse débil,

incompetente, de necesitar ayuda. Y la mujer caer en la vergüenza de no

ser guapa, de que le calen sus emociones, de no ser aceptada.


El niño avergonzado se convierte en un adulto de creencias rígidas

por la vergüenza y llegará a ser un patrón de vergüenza para sus hijos.

De esta forma tendrá sus lemas: “El necesitar ayuda es indigno. No

se debe pedir consuelo, no se permite pedir caricias ni abrazos. Hay que

hacerse el duro”.

El niño aprende a asociar la búsqueda de cariño con dolor. Reprime el

deseo y se convence de que no debe necesitar, ni pedir. La niña es

reprendida cuando tiene ademanes de chico, o cuando se mete la mano

entre las piernas, o cuando las abre demasiado.

Todos hemos experimentado vergüenza cuando se nos ha

recriminado alguna emoción de placer con un manotazo, y entonces

pensábamos: “Algo anda mal en nosotros”.

Las propias manifestaciones agradables y placenteras en la intimidad

física y emocional de la familia se van a impregnar de temor a algo

sospechoso.

Se culpa a los hijos de problemas que son de los padres. Cuando los

hijos empiezan a vivir su sexualidad los padres reviven sus propios

impulsos, que fueron marcados a fuego por la vergüenza.

Otra de las encrucijadas que se viven en familia es la pubertad de la

chica.

Si la pareja de padres no tiene bien amueblada su sexualidad de

pareja, se puede actuar de forma imprudente con la nueva mujer que está

naciendo.

El padre, frustrado en su convivencia en pareja, puede empezar a

dirigir su atención sexual hacia la hija, y esto despierta cólera y celos en la

madre. La chica se ve envuelta en algo que flota en el ambiente, que por un


lado la halaga y por otro la avergüenza. Empieza a sentir rechazo hacia su

padre por conducta impropia (“¿Soy tu hija o tu novia?”) y cólera y rabia

hacia su madre, por no haberla protegido. Se siente triste por manchar su

inocencia sexual.

Así, ella juega con la sexualidad para atraer a los hombres y después

acusarlos de dejarse llevar por el sexo y no por su persona.

En estos tiempos, tanto la anorexia como la bulimia son plagas. Las

chicas renuncian a ser objetos de deseo, negando sus formas eróticas y

sexuales. Es una manera de perder la necesidad de sentir vergüenza y

rebelarse contra una sociedad de consumo del placer.

 LA BRUTALIDAD DEL ABUSO SEXUAL.

Hoy en día aparecen más y más en las salas de los juzgados y en los

periódicos las denuncias de abuso sexual. Es más frecuente de lo que

creemos.

Haber sido objeto de un abuso sexual es, sin duda, la experiencia

más delicada por la que puede atravesar un incipiente ser humano.

La violencia sexual da un tajazo en nuestra confianza, en la apertura

a nosotros mismos y a los demás: el abuso sexual es el más depredador de

los abusos. Ninguno produce visceralmente un sentido de vergüenza tan

profundo ni un efecto tan devastador sobre la capacidad de desarrollar una

identidad sexual madura.

Hay incestos soterrados que se producen en algunas mujeres

insatisfechas con sus maridos, que tratan de suplirla con un hijo. Muchos de
estos hijos resultan problemáticos luego en sus parejas y difícilmente

sostienen una relación comprometida y duradera.

 UN MATRIMONIO EN APUROS.

Tengo delante de mí a un matrimonio cincuentón. Ella está

tiesa como un palo; él decaído, como un zapato que ha pisado

excrementos de perro.

Ella habla, grita, desesperadamente acusa. Es una mujer

ejecutiva. Tienen una hija que demuestra rebeldía hacia su padre. Ha

fracasado en sus estudios y se ha liado con un estrafalario

melenudo, con el que convive. La madre no soporta esta relación y

hace todo lo que puede por impedirla. Estando la situación ya tensa,

el melenudo se presenta a la madre y la espeta: “El problema de su

hija no soy yo, pregúntele a su marido...” La madre se temió lo peor.

Era como si de repente le hubiera caído un rayo. Cayó en la cuenta

de la causa de tantas rebeldías de su hija, físicamente preciosa e

intelectualmente inteligente. Pero tenía que salir de dudas y se

enfrentó a su hija, que entonces escupió su secreto, guardado desde

hacía ya 10 años.

Su padre la violó cuando tenía 12 años, en aquel pueblo de la

costa al que habían ido de vacaciones, aprovechándose de una gripe

que ella había cogido. Y la violó repetidamente... ¿Dónde estaba la

madre? ¿Cómo no se enteró entonces?

Este era el trauma que arrastraba este matrimonio. Ella no podía

perdonar a su marido y él no sabía qué hacer, aparte de refugiarse detrás


de un infarto que había sufrido y que no solucionaba nada, sino que

acrecentaba el dolor de una frustración.

Esta es una situación de convivencia en que se paraliza toda posible

salida. Está más allá de lo que puede suponer una infidelidad.

Se ha abierto un abismo tan insondable entre la pareja que no hay

potencial de cambio posible.

Son frustraciones de pareja que no tienen por qué impedir a la hija

recuperarse, que en definitiva es la víctima principal.

A nivel personal, nada es demasiado grave ni nunca demasiado tarde

como para no poder dar un giro radical. Me refiero a la vida personal.

 LA CERCANÍA EN EL TRABAJO.

¿Una aventura, una oportunidad o una desgracia?

Una mujer que ves en una película o en una tienda puede suponer

una atracción pasajera y furtiva. Pero ¿qué ocurre cuando la persona que

te atrae la tienes constantemente al lado, en tu trabajo o en un seminario?

La sensación de atracción crece y se convierte en obsesión. El seminario

tiene su fin, pero ¿qué haces? ¿Cambias de trabajo?

Hoy en día, tanto casados como solteros pasan muchas horas a la

semana juntos, compartiendo avatares laborales, viajes de trabajo, cafés de

relax... El lenguaje corporal interviene y nos sorprende la atracción sexual

que llevamos al hogar. Hombres y mujeres no saben cómo librarse de este


riesgo. La sospecha hace mella en los demás y surgen los cotilleos. Y qué

decir del número de acosos sexuales que se producen.

Se está exigiendo urgentemente un cambio cultural, de la forma en

que hombres y mujeres, empleados y jefes, se relacionan.

De momento, la solución es manifestar cuanto antes la atracción que

se siente a la persona implicada. Decirle lo que se siente y, como adultos,

decidir la situación. El flirteo puede aclararse y hasta apaciguarse para

recobrar la sensatez.

Cuando se ofrece confianza, las personas se sienten ágiles para decir

lo que piensan y tratar el tema de la atracción sexual de la misma manera

que se trata cualquier otro tema importante.

La empresa sale ganando si la relación es abierta, ya que pueden

seguir concentrándose en su trabajo, y hasta la familia sale beneficiada.

Se establece una relación laboral que se puede definir como “más que

amigos y menos que amantes”.

Es necesario observar que la persona que te atrae en el trabajo de

forma tan compulsiva posee un aspecto que tú no tienes desarrollado y que

has soñado tener siempre.

Pregúntate a ti mismo: ¿Qué cualidades ves en esa persona que tú

crees que no tiene tu pareja? ¿En qué se diferencia el trato que tienes con

uno y con otro? ¿Con quién te atrae más compartir tu intimidad?

Abordar las atracciones sexuales es hoy día uno de los desafíos a los

que se enfrenta una pareja estable. Todavía es más difícil superar los

efectos dañinos cuando se pasa al terreno de la aventura amorosa sin que

termine en separación.
Si quieres tener algunos amarres para que el río no te lleve, tienes

que:

1. Reconocer que sientes esa atracción.

2. Planteárselo a tu pareja y a la otra persona.

3. Contar tus fantasías a tu pareja, si ella lo aguanta.

4. Disfrutar de tu sexualidad con tu pareja y tratar de enriquecerte

con los bríos que te ofrezca la atracción que sientas hacia otras

personas, sin pensar en ir más allá.

 OPERACIÓN A CORAZÓN ABIERTO.

ÉL.- Es importante para mi sentir la afectividad en convivencia. Influye

en todos mis comportamientos del día.

ELLA.- Para mí es una necesidad. Necesito decir que te amo para provocar

el que me ames, al declarar que me siento a gusto contigo.

Él.- Quiero colocar en el centro de todo mi trabajo este latido de afecto

con el que me siento vivir.

ELLA.- Te quiero a ti como eres, aunque algunas veces no aguante tus

decepciones o mis límites.

ÉL.- Hay momentos en que trato de poseerte y dominarte a nivel sexual.

ELLA.- Sí, entonces tengo miedo, cuando por algún motivo te niego el

sexo. Tengo que recurrir a argucias para no enfadarte o

decepcionarte y romper así nuestra cercanía.

ÉL.- Sí, entonces me duele en el alma, porque es cuando no me siento

querido o acogido por ti.

ELLA.- Es entonces cuando siento tu posesión y tu poder que me asfixian,

y más trato de emplear gestos de ternura que a ti te agradan.


ÉL.- A veces estos gestos no los interpreto bien, y entonces me lanzo

como un caballo desbocado.

ELLA.- Tengo miedo a que no me comprendas y a no poder hablarte claro.

No sé aplazar tu espera sexual.

ÉL.- Yo sé que el sexo está al servicio del amor, pero para el hombre a

veces es apremiante.

ELLA.- Para mí con asegurar la afectividad, la dulzura de compartir el

cariño con un guiño comprometedor o con el regalo de una escucha

atenta, es suficiente.

ÉL.- A mí me cuesta demostrar mis sentimientos. Me da vergüenza

reconocer mis debilidades.

ELLA.- Yo quiero desnudar mis gestos y palabras de petulancia y ser más

cercana a ti. Algunas veces como una niña, otras como una madre

y otras como una “mala mujer”.

ÉL.- Me gusta verte desnuda. Cuando te llamo desde la oficina, tengo mis

fantasías sexuales contigo. Entonces me llena la ilusión de volver a

verte y trabajo más a gusto.

ELLA.- El miedo que tengo a la soledad me lo quita tu compañía. Tú me

ayudas a resolver mis complejos personales.

ÉL.- Nunca quisiera perder esa confianza y seguridad, que me hace pasar

días muy felices. ¡Menuda diferencia a los días que salgo de casa

sintiéndote lejano y enfrascado en tus problemas!

N. B.- En la mayoría de los casos, aquellos que dicen que han perdido

a su mujer por culpa del trabajo –y conozco casos- están equivocados. ¿No

será que se refugian en el trabajo porque no aguantan la intimidad afectiva?


Los que maltratan a su mujer son otros equivocados. ¿Qué es lo que

les saca de quicio al llegar a casa? ¿Quizá tratan de hacer pagar a su mujer

los fracasos del trabajo?

Puede que en algunos casos la mujer les llegue a exasperar de la

forma más sutil. Nada justifica los malos tratos, ni del hombre a la mujer ni

de la mujer al hombre.

 LOS PELIGROS DEL AMOR.

Las mujeres y los hombres somos diferentes, y diferentes vivimos el

amor. Ella primero busca cariño y después vendrá el sexo; él primero busca

el sexo y luego vendrá el cariño.

Deberían tratar de igualarse en lo mejor que tienen los dos, y no en

lo peor. A veces el hombre, para ganarse a la mujer, pretende imitar de ella

lo que más odia de sí misma.

La mayoría de las mujeres son malas en sus sueños y de día no se

permiten vivir sus fantasías. ¿Quién se atreve a sacar esa “arpía” interior?

Ellas, que juegan hasta con los cuernos de la luna, rivalizan con el amor que

sus maridos demuestran por sus trabajos. Y toda clase de cuernos están en

el horizonte.

 DIÁLOGO CON UN HOMBRE.

 ¿Para qué está poco preparado el hombre?

 Estamos poco preparados para el amor; para el desamor menos.

 ¿Qué le inquieta en el amor?

 No hay ningún amor que no esté inquieto.

 ¿Qué es la infidelidad?
 Algo que sobra en la pareja. Pero como nos lo machacan, es algo

que nos tienta.

 Tres elementos para la convivencia.

 Amor, respeto y confianza.

 ¿Se debe compartir todo con la pareja?

 Creo que hay zonas del ser humano que no se deben compartir

con nadie, ni siquiera con tu pareja. Son zonas secretas, íntimas.

 ¿Qué le reprocha más su pareja?

 Que soy un egoísta.

 ¿Qué va aprendiendo que nunca le enseñaron?

 Amor. Nunca te enseñan.

 ¿Qué prefiere: ser amado o amar?

 Ahora mismo ser amado. He amado mucho y me ha salido mal.

 LA GATA SIN TEJADO.

Hay pasiones sin amor, sobresaltos del cuerpo que nos pueden

traicionar. Es necesario que lo sepan los padres de esos hijos cuyos cuerpos

despiertan de improviso. ¡Cómo son esos locos principios donde la realidad

supera a la ficción! Hay una mezcla desesperada y exigente de narcisismo y

masoquismo, curiosidad y desamparo.

Anne es mi amiga, una chica de 21 años que pertenece a una familia

conservadora. Es deportista, y monta una revolución allí donde está. Es

como una bomba de relojería, alta y desgarbada, con un montón de

complejos que trata de ocultar bajo una labia desbordante.

Dejaré que sea ella la que cuente su primera aventura:

“Patric para mí, hasta entonces, significaba peligro, inteligencia sibilina y

amigo de mis amigos...Punto.


Pero en un momento en que mis amigos me dejaron sola, en el bar, Patric

se acercó y me empezó a hablar en un tono muy melodioso. Yo me daba cuenta

de que perdía terreno frente a él, y que él sentía atracción por mí. Patric insistió

en que quería conocerme, así que quedamos para el sábado siguiente en el

“Catapulta”.

Llegó el sábado y acudí a la cita. Hablamos y hablamos... Ya sabes, que

conmigo por hablar ¡que no quede! De allí fuimos a tomar una cerveza a las

afueras. Yo de allí pensaba irme a casa, pero lo intuía difícil porque el susodicho

Patric es un tío que toma las decisiones a velocidad supersónica. Mientras tanto,

me tropecé con unas amigas y nos cruzamos un “Ya nos llamaremos “ malévolo.

En aquel momento y una vez en el coche de Patric, sin decirme a dónde íbamos,

me daba conversación y me hablaba del coche, de mis amigas... De todo menos

de lo que pensaba él. Cada vez me veía con las amígdalas más metidas en la

nuca. Me decía: “¡Anne, tienes que actuar! ¡Las cosas no se hacen así! ¡Te la

estás jugando, guapa!

Así que, sacando pecho, le dije: “Por aquí no se va a mi casa”. A lo que él

sin inmutarse me contestó: “Ya lo sé”. Y pensé: “Joder, Anne, ya la has cagao”

Paramos frente a las escaleras de acceso a su casa. Y mientras subíamos el

corazón me latía con fuerza, y en mi cabeza: “¿Cómo lo hago? ¿Qué le digo?

¿Cuándo? ¿Cómo se lo tomará? ¿Seré una reprimida? ¿Estaré en mis cabales?”

Él iba haciendo bromas mientras abría la puerta. Dentro no había nadie.

Puso la tele de la salita y yo, sin perder la compostura, traté de acomodarme.

Pero entonces Patric me abrazó, me besó, me acarició...y entonces sí que

perdí la compostura.

Traté de guardar mi dignidad y le dije: “Una debe estar psicológicamente

preparada para estas cosas...” (prefiero llamarlo cosas). No obtuve respuesta e

insistí: “Patric...¡para!...que una debe estar preparada para decidirse a hacer el

amor”.

¡Ni por ésas!


Traté de argumentar algo que me parecía infalible: “Patric, no estoy

tomando las putas pastillitas y no quiero correr riesgos...”

Se detuvo un momento y me miró largo rato a los ojos. Fue cuando este

traidor cuerpo que tengo debió transmitirle un S.O.S., que decía: “Intenta

convencerme por cualquier medio...porque me estoy derritiendo...” Y él atendió

mi S.O.S. y me echó un salvavidas.

Por fin hicimos el amor. No digo que echamos un polvo, porque no fue así.

Él fue dulce y cariñoso, y yo me sentía abochornada por mi evidente falta de

experiencia, pero estuve en la gloria.

Llegué tarde, muy tarde a casa. Mi madre me abrió la puerta. Hubiera

necesitado un abrazo de mi madre o un tortazo, no lo sé.

Hoy, desde que me he levantado, me siento una loca peligrosa. Es horrible.

He ido a la farmacia, no sabía si hacerme la prueba del SIDA. Pensaba en el

aborto.

No me cuestiono si he actuado bien o mal. No puedo hablar de amor con

Patric. Lo que sí he aprendido es que, primero, cuando una chica no se siente

con cariño en su vida tiene el espíritu muy débil; segundo, que es necesario

obrar con libertad porque ésta ayuda a ser feliz y no estar pendiente del qué

dirán.

Puedes juzgarme, tienes mi permiso. Patric es un hombre que merece mis

respetos, no me arrepiento, no me avergüenzo y, para más “inri”, no estoy

enamorada”.

Tu amiga
 DE FREUD AL VIAGRA.

Es impresionante contemplar a un hombre y a una mujer cara a

cara. Ella se embriaga al verse brillar en los ojos de él. Y el hombre se

transforma al ver que ella le corresponde con amor.

El no sentirse físicamente atractivo, el no provocar el deseo del otro,

siembra la desconfianza y derrumba la autoestima.

El amor de película siempre es o de grandes orgasmos o de grandes

agravios. Hay un intermedio muy grande en la realidad. La inexperiencia del

joven se salta a veces el aprendizaje de lo emocional y las capacidades para

fomentarlo.

La autoestimulación normalmente es la que ayuda a descubrir la

sexualidad. Luego la masturbación pierde su atractivo al ser comparada con

la emoción que significa comunicar con el cuerpo del otro sensaciones y

emociones.

En la maduración de lo personal llega la imperante necesidad de ser

amado físicamente. El amor necesita encarnarse.

Parece a primera vista que la mujer puede pasar sin sexo más

fácilmente, cuando en realidad ella tiene más fuerza sexual. Lo que ocurre

es que los hombres a veces agobian a la mujer con una sexualidad más

imperiosa. Y la mujer es más lenta en llegar a sentir, porque necesita más

del cariño y de la ternura. Pero ambos tienden a interpretar la falta de

interés sexual de la otra parte como incapacidad propia de seducir.


 EL SEXO COMO HUIDA DE LA ANGUSTIA.

El ser humano, hombre o mujer, busca huir de la angustia de no ser

aceptado, querido, de sentirse solo.

Una de las huidas más fuertes de cuerpo y alma es la sexualidad.

Desde niño, el hombre tiene tres formas de escapar de la angustia por la no

aceptación de sus padres. Luego esto se proyecta a la pareja.

PRIMERA FORMA: SER EL BUENO, el sometido, el obediente, el

sumiso para ganar la atención de los padres. Durante su vida tenderá

a superar la angustia de soledad con la decisión impulsiva de “ser

bueno” por necesidad, no por virtud. Así descarga su culpabilidad.

 En el sexo: Se hará el sumiso. Su sexualidad se basará en dar

placer al otro, nunca pedirá nada.

SEGUNDA FORMA: SER REBELDE. Cuando el niño fue bueno pero los

demás le fallaron. Él se rebela. Toda su vida consiste en ir en contra,

en ser un reactivo.

 En el sexo: Por un lado busca querer y por otro rechazar. Tan

pronto abraza como desprecia. Normalmente abusa del otro antes de

que el otro abuse de él. Someterá y humillará a su pareja. Esta

manera de proceder termina por no estimular la sexualidad, acaba

por extinguirla.
TERCERA FORMA: SER DESCONFIADO. Las personas que le

prometían premio si era bueno, le han engañado. Ahora se aislará de

todos, ya no puede confiar en nadie.

 En el sexo: Huirá de todo lo que sea afectivo en la sexualidad.

Será mecánico en su proceder para luego dormirse, desconectar del

otro. En definitiva, aislarse afectivamente. Esto es como un castigo a

la buena voluntad del otro y a sí mismo.

Según este esquema, sin llevarlo al extremo, se darán unas

disfunciones sexuales dependientes de la angustia, como la eyaculación

precoz, la anorgasmia o la dispaurenia (insuficiente excitación para realizar

el coito). En todo puede influir variedad de circunstancias.

Necesitan saber los dos que, para superar estas tres fases negativas,

necesitan comunicarse mucho para tratar de conectar con el niño original,

practicar la relajación y aplicarse un buen masaje el uno al otro que

despierte todas las zonas erógenas del cuerpo. Es como la puesta a punto

de un buen piano antes del concierto.

Hay que hacer turismo por los valles, ríos y montañas del cuerpo del

otro. Crear un clima de intimidad y cariño entre los dos cuerpos de tal

manera que ocurra naturalmente el éxtasis de los sentidos.

De todos modos, el ambiente imaginativo que debe envolver la mayor

compenetración no puede prescindir de luces, olores y sonidos agradables,

rodeados de un tiempo sin tiempo.

El Viagra ha sido la última ayuda que la ciencia ha aportado al sexo.

Pero en realidad son ayudas exteriores a lo que es primordial en el sexo: el

encuentro con el ser del otro que se me revela en cada acto.


A lo largo y ancho del proceso sexual se disfruta, al principio, con el

cuerpo joven y bello de mi pareja, luego con el hombre fuerte y seguro y

por fin con el jubilado de poco pelo y muchas arrugas. Pero siempre es el

mismo bello ser para su pareja, y cada día es más joven y más cercano a la

perfección.

Aprendimos la sexualidad en la familia, donde no se podía ejercer.

Terminamos creyendo que lo difícil es encontrar la persona apropiada con

quien ejercerlo, y que el amor y el sexo es lo sencillo. La experiencia le va

diciendo a uno que es al revés. Descubrir que cada uno es él mismo el amor

y el sexo que busca fuera, eso es la vida. Y para ese descubrimiento,

necesitamos al otro, a la pareja.


Capítu lo VI

¿QUÉ ESPERAS DE TU PAREJA?

 Cómo funcionamos en la convivencia.

 El conflicto en la convivencia.

 Puntos ciegos de la convivencia.

 Un rincón de tu vida.

¿Qué significado puede tener el


amor allí donde el objetivo es tener
razón?
CÓMO FUNCIONAMOS EN LA CONVIVENCIA

Las personalidades de los miembros de la pareja van a jugar un papel

decisivo. La autoestima es uno de los ejes de la relación.

Las familias poco afectuosas, de mucha rivalidad entre hermanos,

crean personas de baja autoestima. Un padre duro e intransigente crea

sujetos temerosos y con miedo al fracaso. En cambio, un padre que valore a

sus hijos y sobrelleve los fracasos, crea sujetos optimistas que superan

rápidamente los momentos de crisis y se sienten seguros en la vida.

Según el modelo de persona, en una convivencia puede distorsionar

las cosas que oye o ve. La persona recibe el impacto del otro sin que haya

una reacción consciente. Los hechos o dichos tienen la importancia que uno

les da. Así uno puede interpretar al otro mala idea, desaprensión, desamor,

etc. Por ejemplo, ella le prepara una comida opípara para demostrarle

amor, pero él piensa que ella disfruta cocinando.

¿Cómo combatir esa interpretación?

No somos conscientes de la mayor parte de lo que hacemos y

funcionamos repitiendo pautas bien aprendidas. No es que yo vea clara una

realidad y oiga una palabra, lo que importa es el significado que le doy. Es

ya una convicción, un esquema-creencia que despierta mi mundo

emocional. El significado de todo se comunica a través de lo que no se

comunica verbalmente.

Gracias a estos esquemas mentales podemos facilitar la vida. Así veo

a un caballo: veo su crin, veo su cara y sus dientes. Se despiertan en

cadena una serie de datos lógicos.


Hay un chiste de Goleman de Neiser que dice así:

“Un hombre va al psiquiatra porque dice que está muerto. El

psiquiatra le dice:

- Usted sabrá que los muertos no sangran.

Le pincha la mano con un alfiler y sale sangre. Le pregunta:

- ¿Qué opina ahora, señor?

El paciente replica:

- Que ahora sabemos que los muertos también

sangran.”

A este paciente no le vale ni la lógica ni la evidencia de las pruebas.

Él crea su lógica. Así, toda pareja funciona con la lógica más ilógica.

En una convivencia la mayoría de las acciones e interacciones están

ya prefijadas por un comportamiento sensible a la autoestima formada en la

infancia. El factor más importante en las relaciones amorosas es el

sentimiento de valía personal de cada miembro de la pareja.

No percibe una palabra de la misma manera un tímido que un cara

dura.

A dos niños les regalan dos cajitas con excrementos de

caballo. Uno dirá: “Mira qué mierda”. El otro dirá: “Me

regalaron un pony, pero se escapó.”

La convivencia de una pareja es un intercambio de emociones,

proyectos, fantasías, detalles de atención. Es un toma y daca, un dar y

recibir una caricia, un piropo, un regalo. ¿Cómo lo valoramos, qué tasación

hacemos? ¿Lleva IVA? Me creo que me lo merezco, lo descalifico: “No es


para tanto”. El que no se valora busca apoyarse en el otro. Cree que no

merece recibir, necesita y no pide, pero suplica de una manera subliminal.

Muchas veces sabemos lo que no queremos, pero pocas sabemos lo

que queremos.

El freno de un tímido para pedir es temer que se lo van a negar.

Quedar en deuda le compromete a dar intimidad y quiere distancia

emocional o sexual.

Si uno es dominante no funciona en el terreno de la igualdad, ya que

se le pueden subir a las barbas. El dominante determina qué es lo que le

conviene al otro:

 En el cariño: no sabe cómo manifestarlo. “Ya te lo dije” (No ha

dicho nada).

 En la atención: desvaloriza al otro. “Para ser mujer...no lo haces

tan mal”.

 En la comprensión: le es difícil ponerse en el lugar del otro. Él

sigue con lo suyo y pisa al otro.

Es evidente que las distancias emocionales crean conflictos de

convivencia en la pareja. ¿Cómo equilibrar una buena cercanía emocional

sin perder el equilibrio personal?

Si uno se siente invadido por otro y trata de distanciarse

emocionalmente, habrá un rechazo.

Si uno lo siente como un enriquecimiento, lo buscará; si lo ve

asfixiante, sabrá poner límite.

Si uno necesita sentirse protegido por la aceptación del otro, buscará

la distancia corta.
A veces estas fases van cambiando en el transcurso de la vida de la

pareja. De la fase del galanteo a la pareja estable, en el tiempo de

conquista, se busca la cercanía. El marcaje del territorio de cada uno se va

estableciendo con nuevas reglas de convivencia.

Estas reglas se van estableciendo respecto al ROL que cada uno va a

ocupar en la relación: el rol de dominante, de víctima, de protector... Los

hechos cotidianos como la puntualidad, quién pone la mesa, a quién se le

sirve la mejor tajada, los fines de semana, las apetencias, las aficiones del

otro, las visitas a determinados familiares, el trato con determinados

amigos... Todo ello se va a regir por reglas, unas implícitas y secretas;

otras manifiestas y claras. Hay motivos que, por pudor vergonzante, se

ocultan al otro y afloran en momentos de crisis. Otros motivos no necesitan

discusión. Cada uno debe aportar lo mejor de sí mismo para ver que la

relación es un compartir complementario. No es un juego de convivencia

donde queremos salirnos con la nuestra a toda costa, como por ejemplo,

ver el partido del domingo.


EL CONFLICTO EN LA CONVIVENCIA

Los problemas de la vida real son los tropezones que nos damos con

la dificultad. Hay algo entre lo fácil y lo imposible que sorprende a la mente

práctica. Son situaciones que estiran nuestras habilidades y ponen a prueba

nuestra mente para lograr milagros increíbles, con dosis de alegría y de

sonrisas.

Somos verdaderos maestros de la vida a la hora de superar

situaciones conflictivas.

La pareja vive en un contraste de ilusiones y desilusiones que

corresponden a sus expectativas. La persona vive constantemente entre

conflicto-dolor y placer-afecto.

Uno se casa para ser feliz. ¿Por qué la vida se vuelve tan amarga y

desesperante a veces? ¿Qué pasa? ¿Por qué buscamos la felicidad con tanta

ansía?

La tenemos ya de alguna manera. No tendría ese deseo si en mí no

hubiera ya algo que me impulsa a ser feliz. Si en la pareja fuera todo un

fracaso completo, no podría añorar ser feliz, porque no podría tener esa

tendencia a la felicidad. Pero la pareja ya ha paladeado las mieles de esa

felicidad, aunque las circunstancias hayan hecho que lleve tiempo sin

catarla. A veces, en la convivencia, las actitudes de insulto o desprecio

suplen el deseo de abrazos, besos y caricias. Menos es nada. Por lo menos

algo nos une.

El problema que nos acecha no viene de circunstancias puntuales

(una bronca por tener razón, un despiste de consideración...) sino del modo

de vivir las situaciones. Este modo está alimentado por creencias, valores y
reglas que ya nos inocularon como vacunas de pequeños, y que nos

determina a reaccionar de un modo determinado que contrasta con la

felicidad que anhelamos. En este contraste de estar entre dos fuegos se

realiza el entresijo de la pareja. Es ahí donde va a residir el “intríngulis” del

qué de vivir: el nivel afectivo que surge de esta confrontación o el problema

de las múltiples cabezas que surgen en el desierto afectivo. Va a crearse

una guerra de guerrillas que se va a declarar en esos dos frentes, del Tú y

del Yo. La guerra de: ¿Quién tiene la razón? ¿Quién manda? ¿Quién decide?

En esta lucha de la convivencia hay cuatro roles:

POSTURA DEL DICTADOR: POSTURA DEL MANIPULADOR:

Ordena, dirige, pone motes Da advertencias, exhorta.

Ridiculiza. Da soluciones, consejos.

Juzga, critica, diagnostica.

POSTURA DEL SENSIBLE: POSTURA DEL SOMETIDO:

Pasivo. Cede, está de acuerdo.

Se entretiene, se distrae, se Se siente incompetente,

olvida. frustrado, agradecido.


PUNTOS CIEGOS DE LA CONVIVENCIA

La vida de la pareja es muy limitada. Cuando formas una familia,

siempre piensas que conoces a aquellos con los que convives. Pero ¿cuántos

hijos conocen a sus padres por el contacto con ellos? ¿Los hijos conocen a

su padre por referencias de la madre y el padre a los hijos por alusiones

maternas? Es como el rumor que sale de uno y va de oído a oído pasando

de persona a persona. Al final la palabra “pero” conque se empezó se

convierte en “perro”, y “perro” en “gato”.

Pocas parejas advierten que en su casa se comportan como gomas

elásticas: tan pronto se contraen como se estiran, tan pronto refunfuñan

como se reconcilian, tan pronto están pegados como no se aguantan cerca.

Entre los dos hay muchos elementos relacionales. Son como juguetes entre

uno y otro que unen sus vidas. Están los regalos, los deberes, etc. A veces

la vida se llena más de ilusiones que de realidades. Lo que se comunica está

basado más en sus interpretaciones de los sucesos que en observaciones

objetivas.

La vida en esa familia, que preside la pareja, está llena de

represiones. Hay muchas observaciones en las que tratamos de cerrar los

ojos y mirar para otro lado, como hacemos ante una escena de terror en

una película. Así que somos sordos y ciegos ante determinados sucesos que

nos recuerdan dolores pasados. Recordamos fácilmente los hechos

gratificantes y tenemos dificultad para recordar hechos que nos resultan

dolorosos por el recuerdo.


Y llamo dolorosos a aquellos que golpearon mi autoestima, que es

donde el dolor se acentúa más. Por eso nos engañamos hablando de cosas

baladíes.

Este “engaño irónico” con uno mismo, este pacto de ruptura con la

realidad produce una grave represión, que va a provocar una repetición sin

fin de lo reprimido. Son las defensas de la convivencia: falsear las

evidencias para evitar el dolor. Hay que ocultar que soy un irresponsable,

un tímido, un dictador, un inculto, un incomprendido, etc.

 MÁSCARAS PARA EL CARNAVAL DE LA CONVIVENCIA.

Hay veces que no veo ni el problema y, aun viéndolo, no tengo

capacidad para enfrentarlo, lo ignoro. Un mendigo no se enfrenta a los

problemas de la Bolsa, sino al mendigo que tiene una mejor esquina que él.

¿Has visto a algún perro triste porque no le han felicitado en su

cumpleaños?

 LA MÁSCARA DE LA NEGACIÓN.

Soy como un mago que hago desaparecer lo que no me agrada.

Nuestra auténtica y espontánea expresión se organiza camuflando la

realidad y negándola. Así, “No te aguanto más” se puede camuflar diciendo

“Acepto y tolero”; “Estoy deprimido” se cambia por “Estoy hasta contento”.

Así legitimamos impulsos de rabia inaceptables con palabras de “cariño

encubierto”. En mi convivencia estoy negando, a veces con mi silencio,

realidades evidentes con los que daño la relación. Me justifico diciendo:

“Trabajo por el bien de mi familia y esto no me deja convivir”.


 LA MÁSCARA DE LA PROYECCIÓN.

En la convivencia es fácil convertir al otro en la pantalla donde

proyecto mis batallas. Como las veo allí creo que están allí, pero no: están

en mi proyector. Culpo fácilmente al otro de mis fracasos y mis errores.

La proyección es aún un mecanismo de defensa más sutil. Desplaza a

la negación. Lo que no tolero en mí se lo aplico al otro. “Ella no me tolera y

no me traga” quiere decir que “El que no me tolero y no me trago, soy yo a

mí mismo”. Y así uno se autoconvence de lo que dice, aunque quiera decir

lo contrario. “No acepto a los otros” quiere decir “Los otros no me aceptan”.

“No me quieren”, “Soy un desconocido” por “No quiero”, “Desconozco”. “Si

no fueras así podríamos ser felices”, cuando tú eres realmente la causa del

proceder del otro. Te quejas de que ella “guisa mal” (cuando tu madre sí

que guisaba bien...).

 LA MÁSCARA DE LA RACIONALIZACIÓN.

Son las excusas convincentes que nos damos para justificar nuestras

conductas agresivas, dictatoriales o, por el contrario, de omisión culpable.

 “Te pego por tu propio bien”. (Soy un buen padre responsable).

 “No lo he hecho para que aprendas tú”. (Te cargo a ti “el

marrón”).

 “Esta separación me duele más que a ti”. (Dejas la

responsabilidad del dolor).


 LA MÁSCARA DE LA SUBLIMACIÓN.

Aquí sigo negando mis bajos instintos, pintándolos y convirtiéndolos

en algo sublime y digno de admiración. “No lo hice porque no me

conformaba con eso, pretendía mucho más”.

Ante mi falta de estudios y mi complejo de incultura, doy a entender

que soy un gran aficionado a la lectura y demuestro con mi elocuencia que

sé de todo.

 “Soy el gran protector de mi pareja”. (En el fondo, un dictador y

un controlador).

 “Soy un gran galán seductor”. (Y en el fondo un violador).

 “Quiero la riqueza para mi familia”. (Y por eso soy un ludópata).

 “Mi madre es más importante que mi mujer”. (Soy un buen hijo).

La sublimación legitima la naturaleza de mi impulso en la

convivencia y me convenzo de mi buenísima intención, aunque con

pésimos resultados para el otro y para mí.

Estas son maniobras que distorsionan nuestro juicio para

defendernos de la angustia y de la ansiedad. Este proceder nos hace

funcionar de una manera automática, sin advertir mis verdaderos móviles

y pasando por alto todo lo que me desagrada. Así, traspapelo facturas,

visto de una manera provocativa, digo a la gente improcedencias y me

paso de largo muchas inquietudes de la vida en convivencia.

A mis recuerdos de estos hechos desagradables trato de limpiarlos

de todo sentimiento doloroso. Así los convierto en recuerdos indiferentes e

inocuos.

La persona que convive con nosotros alucina. No sabe cómo

reaccionar y a veces se confabula con el otro, “durmiendo con su enemigo”.


En el rincón de sus mentes no se atreven a quitar ni el polvo a sus

recuerdos.

Las parejas que tapan su escasa afectividad con estas conductas

defensivas disminuyen su autoestima. Su visión de la vida es tan pesimista

como la de un niño que no está seguro de sus padres. Pero incluso este

pesimismo, si es verdadero, deberá ser olvidado, y si se olvida dejará de

ser verdadero.

Siempre somos más proclives a atribuirnos éxitos, pero no fracasos.

Si tenemos un accidente, diremos: “El árbol se me echó encima”, “Si ella no

se hubiera descuidado con...” Si he perdido el dinero cuando iba con ella,

diré: “Perdimos el dinero”, pero si he ganado un premio con ella diré: “Gané

un premio”.

 CIRCUNSTANCIAS DE LA CONVIVENCIA.

El 99% de nuestras motivaciones a la hora de convivir son

inconscientes y están teñidas de egocentrismo.

Si abrimos el abanico de circunstancias y medios interrelacionales,

encontramos bisagras especiales con la otra persona como el APRECIO y la

CONFIANZA. Son sentimientos equilibradores. Necesitamos verbalizar a la

otra persona:

 Manifestar quejas e inquietudes: saber exponerlas y pedir ayuda

para el cambio.

 Pedir perdón: cuando la persona tiene lapsus al hablar, no presta

atención y olvida las promesas. Saber decir “Me equivoqué”,

“Perdona”.
 Comunicar esperanzas y deseos: se deben comunicar. Es como

compartir con el otro lo mejor de ellos mismos, sus sueños y

expectativas.

 Manifestar las cualidades y aspectos buenos del otro.

 Ser agradecido, reconocer sus detalles.

 EL TIEMPO.

Un aspecto importante para el proceso de convivencia es la

puntualidad. Es el encuentro común marcado por el reloj.

Hay muchos conflictos porque uno de los dos siempre llega tarde. No

trata de fastidiar, cada uno vive el tiempo de forma diferente. Unas veces

una hora pasa como un minuto y otras un minuto se hace eterno.

Por eso es importante saber cómo cada uno utiliza su tiempo, si lo

dedica a lo urgente o se preocupa de lo importante.

A veces tenemos cuarenta cosas urgentes: una llamada de teléfono,

una compra, una visita... Pero lo importante lo desplazamos para mañana.

¿Qué es lo importante para ti?

Suele desquiciar mucho la hora de llegada de los hijos los fines de

semana. A veces no hay ni llegada.

Es importante comprender la situación del que espera y la del que va

a llegar más tarde de lo convenido. La puntualidad es un respeto al otro. Y

¿qué es la puntualidad sino un coincidir en el estar juntos?

El tiempo hoy es causa de estrés: el semáforo en rojo, la cola del

supermercado... ¡Quiero comprar tiempo! El reloj nos angustia, más parece

la cadena de un preso que la liberación del hombre moderno.


Hay un reloj oculto en nuestras células vitales. El tiempo posee un

elemento psicológico personal.

Cuando estamos haciendo algo que nos produce placer, el tiempo

vuela. Cuando estamos en una sala de espera, el tiempo se eterniza.

En los sueños el tiempo no existe. Hay una ausencia de tiempo. ¿Será

que el tiempo es una ilusión?

¿Será que envejecemos y morimos porque vemos cómo otros

envejecen y mueren?

Cuentan que un grupo de mineros quedó atrapado en un

derrumbamiento. El aire duraría pocas horas.

Sólo un minero llevaba reloj. Empezó a decir la hora a los

demás, que esperaban ser rescatados pronto.

Para mantenerles con esa esperanza, les decía que había

pasado una hora cuando en realidad habían pasado tres.

Unos días más tarde, el equipo de rescate encontró a los

mineros. Todos seguían vivos, menos el que llevaba el reloj. Engañó

a todos sobre el tiempo real, pero él no se pudo engañar.

Vemos que el tiempo es algo convencional.

Yo tengo MI TIEMPO y tú TU TIEMPO. Las horas y minutos de mi reloj

son diferentes a los tuyos.

El tiempo no es sólo una distancia, es una habitación y en ella

podemos coincidir varias personas. En el trabajo, en el bar, en familia...

En mi ser, cuando convivo, tengo la impresión de estar en “ninguna

parte”, “en ningún tiempo”. Son situaciones de éxtasis, de encuentro, de

entendimiento, de amor.
No sé si mi cuerpo es mi hogar real o es la eternidad. No sé si

coincido con los otros o sintonizo con la vuelta que la Tierra da al Sol para

marcar un día y una noche de un mes, de un año cualquiera. El tiempo es

mi vida.

 EL ESPACIO.

Cada miembro de la pareja necesita contar con un espacio y un lugar

para tener su intimidad. La invasión del territorio propio disloca la

privacidad e incomoda.

Yo respeto el sitio de los demás cuando los demás respetan el mío. A

veces el lugar indica una preeminencia. Acomodarse en la casa es como

sentirse en su sitio, como estar en un segundo seno materno. Es “mi sillón”.

El lugar también puede extenderse a donde se va de vacaciones o los

fines de semana. Esto puede producir serios problemas, como cuando a uno

le gusta la playa y el otro quiere la aventura de un safari.

El lugar que ocupo en el coche. El lugar del chófer es el lugar del que

manda; el del copiloto, el lugar del que va callado. Se guarda una cierta

jerarquía.

La sensación de que no poseo un sitio asegurado hace que no me

sienta importante. Ser tenido en cuenta hace que tú tengas en cuenta a los

demás. Tus cosas son tu proyección, y si alguien las revuelve y no las

vuelve a colocar en su sitio, te molesta. “Esto es mío y puedo hacer lo que

quiera con ello”. La posesión clara permite luego compartir, y es un detalle

para la autoestima. Lo mismo es el juguete del niño que la máquina de

afeitar del padre.


Cuando ordenamos nuestro espacio, estamos poniendo en orden

nuestra persona y nuestra convivencia.

Marcamos nuestro territorio como las fieras en la selva. Entre los

espacios que tenemos en la convivencia planteamos muchos muros de

Berlín. Hay que derrumbarlos. Las casas no sólo tienen paredes, también

tienen puertas y ventanas. Si no, serían inhabitables.

 EL DINERO.

Muchas parejas se engañan pensando que, como ya se aman, las

cuestiones económicas se resuelven por sí mismas. Y no es así.

El dinero puede ser y es causa de muchas desazones en la

convivencia. En estos momentos en que las parejas se endeudan con

préstamos más allá de los límites de sus posibilidades y a veces embargan

una gran parte de su vida, el dinero es un dragón de muchas cabezas. Hoy

se crean muchas necesidades.

A veces se hace separación de bienes desde el principio. En estas

situaciones, el valor que se le da al dinero no es la misma por parte de los

dos. Uno puede ser adicto al ahorro, ya que así lo aprendió de su familia, y

el otro ser un derrochador.

A veces la inseguridad del trabajo hace más angustiosa la situación y

surgen discusiones por los gastos más nimios. Lo más barato puede resultar

lo más caro, y sobre todo la apreciación de cada uno de lo que es necesario

o no. En uno hay una sensación de escasez y en el otro de abundancia. Esto

puede llevar a uno a ser un gran controlador del otro, un gran “mirado”.

El dinero se va de las manos, pero no se nota cuando se tira de la

Visa hasta que llegan los números rojos. Vivir al día y conformarse con la
realidad a unos les bastará y a otros les exigirá más seguridad. Entre riesgo

y seguridad basculan las parejas de hoy en día. Las de ayer, más

asentadas, no tienen la “cultura del crédito” y viven con el “Tanto tengo,

tanto puedo gastar”.

Lo cierto es que el dinero es el protagonista de miles de enredos en la

convivencia, y ello sin que haya un ludópata en la pareja. Se debe ser

consciente de ello para que el dinero no maneje la relación, sino que la

relación domine al dinero y que ningún miembro de la pareja sea el

dominante por ser el que maneje el dinero.

El dinero da seguridad económica, pero también da seguridad

emocional. Confundimos lo que tenemos con lo que somos.

Cuando la economía de una pareja es estable, se tiende a establecer

unos patrones y formas de administrarlo. Pero cuando hay una

circunstancia en la que la economía peligra, la situación tensa la relación de

pareja y perturba la convivencia. El dinero da poder. Por lo general el que

aporta el dinero en la casa, es el que adopta la mayoría de las decisiones.

La pareja en la que uno controla al otro por el manejo del dinero

puede llenarse de tensión si no pone remedio en cómo los dos deben

administrarlo de mutuo acuerdo.

A veces la mujer se siente menospreciada cuando el marido es el que

lo decide todo. Otras veces es el marido el que se evade de los líos de

gastos.

El dinero que entra en casa son bienes gananciales y como tales

deben servir para unir en confianza e igualdad.

Hoy, por causa de la declaración de la renta, se suele hacer

separación de bienes.
Un uso muy importante del dinero es dar. Si deseamos abundancia,

primero debemos crear un vacío para poder recibir. Hacer regalos y

participar en obras benéficas es crear este vacío. Los antiguos lo llamaban

“diezmos”.

 EL PERRO Y EL GATO.

Los animales domésticos deben ser admitidos por los dos. Si no,

serán como una cuña en la pareja.

A veces se crean celos en la pareja: “Ya estás sobando a tu gato”,

“Todo lo tienes con tu perro”...

El gato y el perro se suelen llevar las mejores caricias de la casa.

Sobre estos animales se proyecta lo mejor de sus amos, que les dan aquello

que quisieran para ellos. Esto no suele ocurrir cuando los hijos son

pequeños, pero con su ausencia la casa se llena con la mascota, que al final

termina cogiendo las mismas manías que el amo.

Con el perro se cumplen las proyecciones, las racionalizaciones y los

desplazamientos de los amos. Es la mascota de sus ansiedades e

insatisfacciones. Al perro hay que ponerlo en su sitio para que nadie se

sienta menos que el perro. Hay veces que sacar al perro a la calle para que

haga sus necesidades supone también un problema en la convivencia.


 LA TELEVISIÓN.

¿Qué sería hoy de nosotros si de repente nos quitaran la televisión?

Aumentarían los divorcios, aumentaría el alcoholismo, la bilirrubina y hasta

los suicidios.

La tele es más que nada una coartada. Nos sirve para justificar

nuestro silencio, para escapar de peligrosas discusiones y hasta para

evadirnos de los problemas de la casa. “¿Decías algo? No te he oído, estaba

viendo la tele”.

Cada noche hay una disculpa para no tener relaciones sexuales:

“Tengo que ver el programa...”

Tienes en tus manos, a través del mando, los programas a la carta.

Detrás está el sueño perdido, delante el madrugón de mañana.

¿Ves mucho la televisión? ¿Tú pareja la ve poco? ¿Quién suele tener

el mando a distancia? ¿La televisión os une o separa?

La televisión es la mayor ventana que tiene tu casa. Son más

conocidos los artistas y presentadores que los vecinos de enfrente. Si te

dejas devorar por la “caja tonta”, te volverás pasivo y perderás interés por

otras actividades más enriquecedoras. La mayoría de las veces se chocará

con la pareja porque uno optará por partidos de fútbol o películas de acción

y el otro por los programas de contemplación amorosa o tramas cotidianas.

Es muy probable que, al caer en las redes del “Nirvana” televisivo, tu

inteligencia se vea afectada por programas de gran pobreza intelectual.

Controla la televisión, “la loca de la casa”, y elige programas que te

informen y te diviertan. A veces queremos que la televisión supla lo que

falta en nuestra convivencia y lo que hace en realidad es devorar lo bueno

que podríamos crear los dos juntos.


Cuando utilices el vídeo, aprovecha para ver películas que te hagan

reflexionar sobre tus virtudes y tus defectos. Hay películas que nos vienen

de perlas para ayudarnos y alentarnos en nuestra situación actual. Aléjate

de películas de miedo o de violencia, hieren tu sensibilidad.

Aprópiate de las imágenes que alientan, afirman y cultivan el espíritu

humano. No uses las películas románticas para intentar encontrar en ellas lo

que te falta con tu pareja, más bien utiliza las eróticas para acercarte más a

ella. No aplaces nunca el sexo en pareja con la disculpa de ver la televisión.

“Siempre llegas a la cama cuando yo estoy dormido” es una expresión del

“varón domado” a la mujer rezagada.

Y mañana repetición de la jugada. La tele nos arroja de casa, igual

que el polluelo del cuco arroja del nido a las otras crías que comparten con

él ese nido.

 LOS HIJOS: EL TABÚ DEL CUARTO HIJO.

Se habla de que la sociedad envejece, que cada mujer tiene hoy 1,5

hijos de promedio.

El fenómeno “Baby-Boom” de los 70 parece ser el que va a abundar.

En el momento en que socialmente se proteja el número de hijos, irán

desapareciendo los prejuicios y prevenciones que se tienen de la familia

numerosa. Ahora no va a ser por creencias ni por lucha de sexos o de

cultura: ahora va a ser como una opción más, dentro de la pluralidad de

modelos familiares.

Sin ser héroes ni locos, hay padres con 4 ó 5 hijos, muy satisfechos

de su libre decisión. Es más la gratificación que la carga.


La ventaja de ser varios hermanos puede ser inmensa si les enseñan

a desarrollar capacidades y aptitudes de sociabilidad y así aprenderán a

compartir el pastel de la vida. Son solidarios en la ropa, aficiones, juguetes

y espacio. Aumenta su creatividad, disminuyen los celos y la rivalidad.

Los dos -el padre y la madre- intervienen en las necesidades

domésticas, aunque la madre aún cargue con la mayor dedicación. El riesgo

es claro, pero la recompensa afectiva lo supera. A pesar de todo, hoy la

madre no tiene por qué renunciar a una realización personal más allá de la

maternidad. Hoy cuenta con medios.

La ayuda social es necesaria en cuanto a viviendas unifamiliares,

desgravaciones fiscales, becas de estudio, etc.

Los padres necesitan saber más de cómo educar a los hijos y ponerse

de acuerdo. Los hijos les van a educar más a ellos que ellos a los hijos. Así

es la vida que viene.

El Primer Ministro británico, Tony Blair, va ya por el cuarto hijo y está

dispuesto a pedir el Permiso de Paternidad, dejando su país por ese hijo.

 EL ALCOHOL EN CASA.

¿Te has preguntado qué hay detrás de un “txikito”? Pues muchos

“txikitos” más y toda una familia destrozada.

“La injusticia del alcohol –lo dice una mujer- es más dura que la falta

de amor”.

Ella sigue diciendo: “El sabor de la espera, del cómo vendrá, del

cuándo cambiará...” Ese sabor a no obtener respuestas de la sinrazón de

beber. Él no se deja aconsejar, la opinión de la familia “es injusta” y “si él

no quiere, no se le puede obligar”.


El alcoholismo y el matrimonio es una locura de dos. Uno está

ayudando inconscientemente al otro a que siga bebiendo.

Tú, mujer, puedes rogar, razonar, quejarte, enfadarte... Con todo ello

estás ahí, presente, siendo cómplice cuando le socorres.

Quizá la razón para esta complicidad sea que tienes miedo a la

separación, a la desprotección de los hijos: “Al menos, mientras yo esté con

él irá decente y comerá caliente. ¡Cómo voy a decirle que o busca ayuda o

me divorcio!”

Conozco un caso en el que él bebía demasiado y llegaba

siempre tarde a casa. Ella se encontraba rechazada e infravalorada,

ya que antes trabajaba con él, pero había tenido que dejar su

trabajo. Comenzó a deprimirse y encontró consuelo en la bebida. Al

principio sólo eran pequeños tragos de anís, hasta que llegó al

“delirium tremens”. Entonces fue cuando él cortó con el alcohol

definitivamente, ya que alguien tenía que cuidar de los hijos y de la

casa.

Es un mal remedio para una buena solución...

 HAY VIDA DESPUÉS DEL AMOR: LA SEPARACIÓN.

Después de la separación, la actitud suele ser un tanto negativa por

el fracaso, pero al mismo tiempo uno se propone que a partir de ahora las

cosas salgan bien.

El nuevo casamiento tiene aspectos positivos y negativos. Un

segundo matrimonio es una oportunidad para, por fin, agarrarse a la vida

creando una realidad familiar más afirmativa.


A veces uno de los dos proviene de una separación traumática, con

una experiencia dolorosa.

Conviene curarse del dolor y ver qué hay que curar en esa persona,

pues algo hubo que causó esa separación.

Después de todo, en el primer matrimonio se dijeron “Hasta que la

muerte nos separe”, y aun así todo terminó. Es lógico que la desconfianza

eche raíces.

Lo más difícil de superar es el manejo del dinero, pues se ha de

repartir entre la pensión que hay que pasar a la esposa anterior para la

manutención de los hijos y el matrimonio actual.

El dinero no es sólo poder, es símbolo de otras cosas. Por un lado, el

hombre se siente utilizado a través de los hilos emocionales y por otro, a

causa de las obligaciones fiscales que le expolian.

Y todo se le puede convertir en un cruel sentimiento que no le deja

asentarse con su nueva pareja.

Él conocía lo que dejaba y conoce lo que le acoge: una nueva mujer

con sus hijos.

Los reajustes que exige la nueva situación atraen con fuerza restos

de las dificultades que condujeron a la separación anterior y que pueden

amenazar a la pareja actual.

Ajustarse a esta nueva convivencia requiere una franca apertura,

mucho tiento y paciencia. Hay que evitar hacer comparaciones con las

anteriores parejas. Suele faltar tiempo para estar juntos y valor para poner

disciplina al niño de quien te has convertido en padre adoptivo.


 UNOS DÍAS DE NIRVANA AL AÑO: LAS VACACIONES.

La vida necesita renovarse. Hasta la naturaleza se toma su tiempo de

descanso, para recomenzar con nuevo vigor. En estos tiempos de estrés,

donde las ciudades se llenan de grandes almacenes y de calles saturadas es

necesario detenerse, hacer un alto en el camino. La convivencia de la pareja

necesita respirar nuevos aires.

Hay que tener mucho cuidado en no convertir las vacaciones en un

infierno. En esos días los nervios pueden saltar por los aires después de los

avatares del viaje, de las caravanas inmensas y de las sorpresas que nos

esperan en la habitación del hotel.

Durante los días de asueto, cada uno exige como nunca su bienestar,

que cree muy merecido. A veces hay guerra de bienestares, ya que cada

uno no quiere renunciar al suyo; a veces afloran sentimientos recalentados

que han estado ocultos durante tiempo.

Los roles de dependencia y autoestima pueden cambiar. Él antes era

el prepotente, pero en vacaciones es ella la que llama más la atención y la

que atrae más admiradores.

A veces, al juntarse con más gente, se aprovecha la oportunidad para

desahogar con extraños las quejas que se tienen de la pareja. Se exclama

delante de los otros: “¿Verdad, cariño, que no das una en el clavo?”

Van dejando un reguero de desahogos que luego se convierten, en la

intimidad, en disgustos.

Las vacaciones son la oportunidad de reciclar posiciones de la pareja

que están haciéndose crónicas. Es momento para profundizar en sus

sentimientos y reajustar su erotismo.


Si están con hijos pequeños, es un momento de difícil equilibrio entre el

vivir un orden de convivencia y una relación enriquecedora de cariño.

Toda esta movida puede ser positiva a nivel de interacción afectiva.


UN RINCÓN DE TU VIDA

Cada uno debería escoger un rincón de la casa en el que se sienta el

rey. Hay lugares que mecen, arrullan, acogen como un seno. Escoge uno y

conviértelo en tu lugar sublime. Llénalo con tus mejores recuerdos de

bodas, celebraciones, fotos de los hijos...

No debemos retirarnos de una situación desagradable en la pareja sin

haber aprendido a tratar de comprender los entresijos del malestar y

regresar a este lugar sublime y confortable en esos momentos de crisis.

En la cocina se guisan los buenos platos y los malos modales. La

cocina exige más orden que cualquier lugar de la casa. Es el sitio de

encuentro donde el hombre pilla a la mujer sin excusas y donde se pueden

hacer los planes de la semana. Allí degustamos sabores, olores y la dulce

compañía como postre. La mujer no debe ser la ausente de la mesa con la

excusa de servir.

Cerca de la cocina tienes la despensa, el frigorífico. Allí tienes las

reservas de provisiones. ¿Cómo la organizas? Él a veces se refugia en el

garaje y allí tiene “la despensa” de sus herramientas. ¡Y que no le falte una

de sus llaves inglesas! Puede poner el grito en el cielo... El coche suele ser

el dominio del hombre.

Los endiablados papeles: facturas, notificaciones, avisos bancarios,

cartas, recetas, recibos de toda clase... Tira todos los que hayan caducado.

Ten una carpeta para cada tema y un tema para cada papel. No te pierdas

en ese bosque.

La pareja ha de tener un lugar especialmente cómodo y con los

mejores recuerdos para disfrutar del jardín interior de ilusiones, de


posibilidades, de planes. Sembrar de buenos deseos y eliminar los hierbajos

de desilusiones, frustraciones y rabias pasadas. El sofá de las caricias y de

los encuentros después del trabajo.

Prepara alguna bebida rica y pon delante la foto de tus hijos. Habla

con la imagen de cada uno y mándales buenos deseos.

Se debería tener un lugar especialmente preparado para dar y recibir

caricias: el “acariciador”, un lugar con muchos cojines y ositos de peluche

donde te encuentres en un abrazo constante. Allí uno debe entrar en pijama

y salir suave como una pelusa. Si un día necesitas sacar la agresividad, dale

“leña al mono” sin compasión hasta que salgas riéndote.

Puedes reírte a tope. Para ello cuelga en la pared chistes que te

hayan hecho gracia y cuéntatelos. Ríete con una risa de pies a cabeza.

Desde luego, este lugar deberá estar insonorizado...

Tu casa no es un hogar si en ella no hay fuego y comida. Calor y

alimento del alma. La casa nos da la dimensión de seres reales, nos saca

del anonimato de la calle.

Has aprendido a reconocer, aceptar lo que te hace diferente, otro. Y

de tanto usarte a ti mismo has desarrollado tu autenticidad, que tiene las

puertas y ventanas abiertas al otro que contigo comparte vida y

experiencias de amor.
Capítulo VII

HABLAR CON LOS OJOS Y EL

CORAZÓN

 Cuando ya se lo han dicho todo.

 Las esquin as del silencio.

Comunicarse es aprender a leer


entre líneas la mente del otro.
CUANDO YA SE LO HAN DICHO TODO

Las parejas que durante el noviazgo han recurrido a artimañas de

conducta para saber qué temas discutir y de qué manera, o qué otros

temas son tabú, llegan a excluir de sus repertorios asuntos que ya nunca se

van a volver a tratar.

En la convivencia de pareja las discusiones son muy complejas. Si

analizamos con un microscopio una muestra de una pelea doméstica,

encontraremos virus de sentimientos frustrados y necesidades sin

respuesta, química erótica y hormonas descompuestas.

Las discusiones suelen ser odiosas, porque al principio se quiere que

todo aparentemente vaya bien y porque se recuerdan experiencias

dolorosas pasadas en la familia que de ninguna manera se quieren repetir.

A veces las trifulcas de pareja se van complicando con aires de

decepción y con rabia o amargura contenidas.

Uno dice que “Son bobadas” y el otro que “La culpa la tienes tú y con

el tiempo y una caña te bajarás del burro”.

El tiempo no arregla nada.

Ten valor para encarar las cosas, no esperes resignado a que el otro

caiga en la cuenta y lo solucione todo.


1. Lo primero de todo es caer en la cuenta de quién tiene el

problema, pues de ello se derivan distintas posturas.

Tú le has regalado un disco de jazz a tu hijo que le gusta mucho pero que a ti te

saca de quicio. Sólo lo puede oír a la hora de la siesta el sábado, y esa es la única

hora que tú tienes para recuperar el sueño perdido por madrugar toda la semana.

No puedes dormir y llamas a tu mujer para que el hijo quite el disco.

¿De quién es el problema? ¿Tuyo o suyo?

El problema es de quien lo sufre. Es TUYO.

¿Qué se hace cuando se tiene un problema? Pedir ayuda, nunca

cabrearse, que es lo que tú hubieras hecho.

2. Al comunicarte con el otro, no le eches toda la carga del

problema.

Hay que hablar empezando siempre por la palabra YO por delante,

nunca empezar con el TÚ. Hay que decir a los demás cómo te

gustaría que te alegrasen la vida. Decir lo que uno necesita al otro

facilita el entendimiento.

En cambio, utilizar el “Tú” como cabecera de frase es culpar al

otro e intentar zafarse de responsabilidades:

 “Tú nunca escuchas”.

 “Tú siempre quieres salirte con la tuya”.

 “Si no fuera por ti...”

 “Tú me pones furioso”.

Esta forma de comunicarse corta el posible diálogo por convertir el

encuentro en un reproche culpabilizador.


Esta es una letanía de defectos que echamos a la cara del otro. A

veces es sabroso desahogarse, pero en general es más

enriquecedor hablar con la clave del “Yo”:

 “Yo me siento mal cuando tú no me escuchas”.

 “Yo me siento humillado cuando tú quieres salirte con la

tuya”.

 “Yo me pongo furiosa cuando tú alardeas de chistoso”.

 “Yo me siento un estorbo cuando me dices que si no fuera

por mí...”

Todos comprendemos que este modo se presta más a entablar

un diálogo.

En el fondo, todos los disgustos no son por lo que a primera vista

decimos:

 “Llegaste tarde”.

 “No visitaste a mis padres”.

 “Has comprado esto sin contar conmigo”.

En realidad uno se queja por “no haberse sentido querido”. Lo mismo

ocurre en un conflicto de necesidades que en un conflicto de valores.

Por debajo de todo está el respeto al otro, la admiración como amor.

Es que “uno no se siente querido y punto”.

Los valores de una persona son muy difíciles de cambiar a no ser que

se luche sobre los fundamentos de esos valores. Lo más fácil es tratar de

adaptarse. Uno valora el orden en la casa y el otro no, uno es fumador

empedernido y el otro no. Uno puede tener el valor de no fumar y otro

puede tener la necesidad de que el humo no le moleste.


Las palabras suponen un 7% en la comunicación, el cómo lo decimos

un 38% y los gestos un 55%.

Una misma frase puede tener muchos significados diferentes.

Los gestos y las posturas corporales pueden ser determinantes,

porque el gesto puede anular las palabras.

Dime cómo te comunicas contigo y te diré cómo te comunicas con los

demás.

El lenguaje mental que utilizamos es fundamental para conseguir lo

que deseamos. Mantenemos generalmente una comunicación interior muy

negativa y condicionamos nuestro cerebro para oír NO y mil veces NO, de

tal modo que sabemos lo que no queremos, pero nunca lo que realmente

queremos.

1.- “No quiero fracasar en el trabajo”.

2.- “No quiero engordar”.

3.- “No quiero que hablen de mí”.

Debemos tener en cuenta que nuestro inconsciente no sabe leer el

NO. Lo elimina. Por ejemplo, si yo te digo que no pienses en un elefante

rojo, inevitablemente pensarás en él.

En las frases anteriores, al no registrarse el NO, mi inconsciente las

leerá de la siguiente manera:

1.- “...Quiero fracasar”.

2.- “...Quiero engordar”.

3.- “...Quiero que hablen mal de mí”.

Esto es lo que estamos ordenando a nuestro cerebro, lo que

precisamente no queremos que haga. Es como tratar de conducir un coche

hacia adelante mirando el espejo retrovisor.


Cambiando esta forma de comunicar con nosotros mismos

cambiaremos nuestra configuración emocional. Es así como conseguiremos

hablar bien con el otro.

De esta forma, le diré:

1.- “Triunfarás en el trabajo”.

2.- “Adelgazarás”.

3.- “Hablarán bien de ti”.

Después de la alimentación, la comunicación es la más funcional de

todas nuestras necesidades. Incluso los animales tienen entre ellos una

intensa comunicación en cuanto a apareamiento, a rango en el clan y hasta

en emociones.

En nosotros, la comunicación es lo que el otro hombre añade a este

hombre. La comunicación nace de la idea de ignorancia. Pregunto, quiero

enterarme de lo que está, de lo que hay y de lo que significa. El significado

son las agarraderas que ponen nuestras mentes a las cosas para que nos

sirvan para relacionarnos.

Un euro es un trozo de metal y algo que nos sirve para comprar.

En una obra había dos picapedreros. Uno decía que picaba piedras y

el otro decía: “Estoy construyendo una catedral”.

 LOS OJOS HABLAN.

Además de las palabras y los significados está la comunicación no

verbal, gestos y posturas corporales que determinan el valor de lo verbal y

añaden aspectos que superan el idioma.


Te invito a que te fijes, de ahora en adelante, en los ojos y en sus

movimientos.

Si quieres ser un buen observador de los entresijos del otro, mírale a

los ojos. Dependiendo del lugar hacia donde miren, se activan distintas

partes del cerebro. Y es bueno que veas a través de las ventanas del alma.

 Cuando uno entorna los ojos hacia arriba, está imaginando.

 Cuando uno entorna los ojos hacia la izquierda, está pensando en lo

pasado.

 Cuando mira hacia arriba y hacia la derecha, está pensando en los planes

que va a realizar.

 Cuando los ojos se mueven horizontalmente, se activa el campo del oído,

el cerebro trabaja con sonidos.

 Cuando se mira hacia abajo y hacia la izquierda, uno está dando vueltas

a las cosas ensimismado.

 Cuando se mira hacia abajo y hacia la derecha, se está conectando con

las emociones, sensaciones corporales.

 Cuando se mira hacia abajo y hacia el centro (cabizbajo) la persona está

deprimida. Hay que subir la cabeza y levantar la moral.

La comunicación es como una danza. Cuando los dos bailan bien no

se sabe quién lleva a quién, están sincronizados. El mensaje transforma y

enriquece, se convierte en la música que marca el ritmo.


 SONRÍE Y SERÁS SONREÍDO.

La sonrisa es muy importante para mejorar la comunicación. Hay

personas que cuando sonríen parece que lo llenan todo de luz, se

transfiguran. Inmediatamente todos los presentes se sienten bien.

Ese gesto que transforma el rostro tiene conexión directa con el

sistema nervioso central y libera una beta-endorfina que envuelve un

mensaje positivo en la mente.

La sonrisa, que de por sí es contagiosa, hace estragos en la sintonía

de la comunicación, corta como un rayo la distancia de dos personas,

deshace los genios y es el arco iris en las tormentas de la convivencia.

Si a la sonrisa le añades una respiración que sintonice con la

respiración del otro, estamos muy cerca de lograr una catarsis de intimidad.

Ya sabemos que cuando nos comunicamos, tratamos a veces de

expresar al otro lo que ocurre en nuestra mente. Pero por mejor que

queramos hacerlo, lograr expresarnos por completo será imposible. Cada

persona somos un mundo, por eso nos hacemos sufrir. Los equívocos en la

comunicación de pareja echan a perder el amor y la armonía.

En la comunicación oímos nuestro propio eco en las palabras del otro.

Cuidemos lo que decimos, lo que pensamos y lo que sentimos.

 CUIDAR LOS DETALLES.

Es importante el lugar que elegimos para nuestras comunicaciones, y

es importante el momento; hay momentos en que no estamos con

disposición íntima. Hay que buscar tiempo para hablar. Las parejas de hoy
tienen toneladas de cosas que hacer y, si están un rato juntos, es para ver

la tele. A veces tenemos miedo a revolver trapos sucios y tenemos

experiencias negativas. Enseguida nos “acaloramos”.

Estamos a la defensiva cuando hablamos.

Muchas veces no oímos al otro, mientras él habla nosotros estamos

dando vueltas, buscando argumentos para rebatirle o bien sin hacerle caso

porque ya conocemos de antemano su idea segura sobre aquello de lo que

está hablando.

A veces estamos demasiado sensibles y todo nos afecta de forma

exagerada; otras veces somos fríos como el hielo.

Si culpamos al otro, le pedimos que cambie; si vemos que la falta es

nuestra, nos echamos la culpa y vale. Los cambios son de los dos porque

los hechos son circulares. Es el pez que se muerde la cola.

En la mayoría de los casos deberíamos aprender a negociar, sin que

nadie tenga que salir cediendo o imponiendo.

 LA NEGOCIACIÓN.

Uno de los aspectos más importantes de la comunicación es la

negociación.

Estando en una reunión de novios, algunos preguntaron a los

matrimonios que dirigían la sesión qué hacer cuando uno quiere ver

una película y el otro un partido de fútbol.

“Pues aguantarse. Hay que aguantarse tantas veces...” Y se

quedaron tan tranquilos. Pero ¿quién es el que aguanta?


Pues no, queridas parejas de encuentros: hay que negociar. Nadie

tiene que aguantarse, ni salir perdiendo. Tienes que crear un clima de

negociación que luego aprenderán de ti tus hijos.

Las naciones negocian, las empresas negocian... ¿Tú no vas a

negociar por mucho que se diga que “En el amor no se negocia”?

La convivencia en el amor sí es negociable.

Cuando frente a la acción hay un SÍ y un NO:

ACCIÓN

S
YO TÚ
Í

OPOSICIÓN

SÍNTOMAS: enfado, crispación.

PAUTA DE REPETICIÓN: devuelvo la

comida, siento opresión en el pecho.

1.- Negociar es aceptar la responsabilidad de tu conducta.

2.- Negociar es el hecho de ceder algo para conseguir algo.

3.- Presentación y confrontación de necesidades y valores de cada uno

con respecto a la acción en litigio. Presentación de soluciones.

4.- El contenido no es lo importante, sino el cómo negociar.


5.- Tener claro lo que tú quieres que ocurra para poder negociar con tu

pareja lo que ella quiere que ocurra.

6.- Se descarta toda clase de chantajes físicos o emocionales. Con el

tiempo se aprende a simplificar y se van acumulando soluciones

válidas de otras veces. Se aprende a ver el punto de vista del otro y

el punto flaco mío. Al final, aprendemos a ver el punto más débil de

la cadena, donde los dos fallamos.

La negociación nos enseña a dialogar desde el YO, desde el TÚ y

desde el OBSERVADOR del Tú y del Yo (nosotros).

Se escribe el acuerdo al que se llegó para que no se pueda decir:

“Ése no fue el acuerdo”.

 UNA PREGUNTA = UN NIDO DE VÍBORAS.

Lo más sutil de una convivencia son las preguntas. El preguntar

puede suponer dominio o sumisión (el tono de voz y el gesto lo aclaran). Es

ponerse a indagar en el paisaje del otro o es pretender saber algo que

ignoro.

Dicen que no hay malas respuestas, sino malas preguntas. Una

pregunta y una respuesta es como la cara y la cruz de la misma verdad.

Hay preguntas que son respuestas y hay respuestas que son verdaderas

preguntas.

La convivencia se presta a un juego infinito de preguntas sin

respuesta y de respuestas sin preguntas. En la pregunta los dos salen


ganando. El que pregunta termina sabiendo más; el que responde termina

haciéndose más consciente de lo que ya sabe.

Lo que está claro es que tanto las preguntas como las respuestas

tienen dos direcciones. La primera es del asunto en sí y la segunda de la

relación de las personas que resultan implicadas.

Pongo un ejemplo:

Hoy en día las parejas cocinan en un día para toda la semana y

así no comen nunca caliente. Suelen ir el fin de semana a casa de la

suegra –que guisa divinamente- a resarcirse.

La suegra ha puesto de entrante una sopa y le pregunta al

hijo: “¿Te gusta la sopa de espinacas?” El hijo le responde

mecánicamente: “Está estupenda, mamá”.

La nuera ha observado la jugada. No le ha gustado la sopa,

pero se ha aprendido de memoria cómo se prepara. El lunes

siguiente, va al supermercado y encuentra en oferta todos los

ingredientes para hacer la sopa de espinacas. Llena el coche y el

martes le prepara la dichosa sopa a su amor, siguiendo los pasos de

su suegra al pie de la letra.

Cuando está la comida en la mesa, llega el marido y,

despistado con sus preocupaciones, prueba la sopa.

“¿Qué mierda de sopa es ésta?” –pregunta.

“¿No te gusta la sopa?” –dice ella.

“¿Esta mierda es una sopa”? –responde él.

Las consecuencias de esta respuesta pueden ser trágicas. La

contestación correcta encierra dos respuestas:

 Respecto a la sopa en sí: un fracaso.


 Respecto a la relación de los dos: un éxito, la intención de ella

era maravillosa.

La pregunta puede ser:

 Abierta: cuando se deja la puerta abierta a repreguntar.

Hacemos una letanía de preguntas al estilo “paparazzi”.

 Cerrada: cuando no se puede responder más que sí o no.

“¿Tienes dinero?” “¿Hace buen tiempo?”

 Capciosa: cuando se pregunta con segundas intenciones. “¿Ya

ha dejado de pegar a su mujer?”

 Comprometida: “¿Qué piensa usted de esto?

 Evasiva: es la pregunta con que se responde a otra pregunta.

Es como el gallego que responde con una pregunta.

El comenzar preguntando POR QUÉ es recriminativo. Es mejor usar

en su lugar el CUÁNDO.

“Por qué llegas tarde” = “Cuando llegas tarde”


LAS ESQUINAS DEL SILENCIO

 LA COMUNICACIÓN HOMBRE-MUJER.

Cuando hablo a mi pareja, no con mi pareja, o se da una discusión o

un silencio. En medio, nada. O exaltación vibrante o sueño rutilante. Lo que

va en medio es tierra de nadie.

Desde el punto de vista de la mujer, el código del idioma del hombre

es cerrado, conciso y enigmático.

El hombre no habla para ventilar la laringe, habla -si su idea es

hablar- para cambiar las acciones o ideas que no le gustan del otro. Pero la

conversación la tiene que iniciar él. Si parte de ella, seguro que él no se

esforzará en colaborar. Como mucho intentará interrumpir de manera poco

tolerante, y por otro lado si es ella la que interrumpe, trata de no tenerlo en

cuenta.

La mujer lo tiene claro cuando de hablar se trata. Va en solitario,

buscando adictos: “¿Estamos de acuerdo?”, “¿Sabéis?” El hombre contesta

con un “Hummm”.

No es que los hombres estén en babia, es que tienen otro prisma. El

hombre busca tener razón, ganar y competir. ¡El hombre no se permite

tener dudas, deseos imposibles, temores o depresiones! En definitiva, no

puede tener problemas.

El no tiene vocabulario para intimidades.


Su microclima emocional está anegado por un torrente de hechos. El

hombre traduce los sentimientos en hechos, la mujer convierte los hechos

en sentimientos.

La filosofía del hombre es la de aquél que su mujer en la barca de

pescar le dice: “Felipe, Felipe, no sabes sentir. Te estás perdiendo lo más

bonito de la vida”. Y él responde: “Casilda, Casilda, tú no sabes nadar. Así

que vas a perder toda la vida, porque nos estamos hundiendo...”

 EL LENGUAJE DE ALADINO.

En el lenguaje masculino hay mucho de escamoteo, hay mucho

laberinto sin salida. Pocos dicen lo que piensan y menos piensan lo que

dicen.

Si le preguntas a Juan:

- “Algo te pasa, te veo triste”.

- “Sí, se me murió el caballo”.

Días más tarde...

- “Algo más gordo te pasa...”

- “Sí, tengo revuelto el estómago”.

Algunos días más tarde...

- “¿Cuál es el problema, Juan?”

- “Necesito revisar la cuenta del banco”.

Realmente Juan estaba revuelto porque veía alejarse a su

mujer, que por otra parte le hacía mucho “caso” a un vecino.


La expresión indirecta es una forma de nadar y guardar la ropa. Le

permite tantear los sentimientos de la mujer sin dejar entrever los suyos.

Una afirmación emotiva que le pueda descalificar es un riesgo que muchos

hombres no están dispuestos a correr.

Bromas y chistes son las caperuzas con las que se tapan el afecto y la

mala uva. Esto le impide disfrutar de la intimidad porque descontrola a su

pareja. Y ella lo traduce como “Él se ríe de todo lo que a mí me afecta”.

El hombre no verbaliza sus verdaderos sentimientos a no ser que se

esté muriendo. Puede encerrar grandes pasiones en frases muy triviales, en

un golpe en la espalda o hasta contando un chiste verde. Hay hombres que

lloran viendo una película, pero disimulan diciendo que están cogiendo

catarro y así se suenan las lágrimas que salen por su nariz.

 LA LLAVE PERDIDA.

- “¿Qué está buscando debajo de la farola?” – pregunta

un guardia a un borracho.

- “La llave del piso” –contesta el borracho.

- “Pero, ¿la perdió aquí? –replica el guardia.

- “No, pero aquí hay más luz...” –dice el borracho.

Si hacemos una investigación a fondo, muchas mujeres están

buscando la llave del diálogo donde no la perdieron. Y es que no quieren

que los hombres sean abiertos y comunicativos.


Capítulo VIII

EN BUSCA DE SOLUCIONES

 Cuándo y cómo creo yo los problemas.

 Buscando soluciones.

¿Qué buscan los juegos de pareja?


¿Una convivencia mejor o algo
mejor que la convivencia?
CUÁNDO Y CÓMO CREO YO LOS PROBLEMAS

Hay parejas tan perfeccionistas que siguen rígidamente esquemas

religiosos o esquemas familiares antiguos y, viendo que no consiguen esa

perfección, consideran su convivencia como un problema. Su convivencia no

es el problema, sino el listón tan alto que ponen a su convivencia. Cuando

se dice “Queremos ser más felices, que vivamos comunicándonos siempre,

que todo sea más placentero”, no hay remedio posible. La generalidad de

estos ideales hace imposible su consecución. Es como pedir a una aspirina

que no sólo nos quite el dolor de cabeza, sino que además nos aporte

pensamientos filosóficos.

Así que el problema está en mi cabeza, pues pido a las cosas lo que

las cosas no me pueden dar. Yo mismo me hipnotizo con el problema y yo

mismo me proporciono remedios que mantienen el problema.

Un señor está en la puerta de un bar, sacudiendo unos

platillos. El ruido es monumental. La gente le pregunta que por qué

toca esos platillos y él responde que “para espantar a los elefantes”.

Entonces le dicen que allí no hay elefantes, a lo que él vuelve a

responder: “Gracias al ruido que he hecho, no hay elefantes”.

Esforzarse en dar soluciones a un problema que no existe es como

empeñarse en ver los cinco pies al gato. Mandar es crear un problema.


 SÉ ESPONTÁNEO.

Yo creo que hay un problema en mi convivencia cuando, además de

querer que el otro haga una cosa, quiero que la haga porque le guste

hacerla. Quiero que mi hijo estudie, pero sobre todo quiero que le guste

estudiar.

Pido que mi pareja haga algo que quiero que le salga

espontáneamente. Pero si yo se lo pido, ya no puede ser espontáneo.

Dice el marido: “Que salga de ella. Si se lo tengo que pedir, no tiene

gracia”.

En el terreno sexual, se da con frecuencia que cuanto más se obliga

uno a tener un orgasmo, menos lo consigue.

Cuantas más expectativas tenga la mujer sacadas de manuales o

vídeos eróticos, menos le van a llevar a desesperadas tentativas de

sensaciones sexuales. Una erección en el hombre y un orgasmo en la mujer

son fenómenos espontáneos.

En las relaciones humanas de la pareja, más que en ninguna otra, se

es muy proclive a pedir esta espontaneidad, porque para eso nos queremos.

En la pareja hay una negociación secreta: sé esto para mí y yo seré

esto para ti. Es una cláusula no verbalizada, pero al mismo tiempo se es

muy sensible a su cumplimiento. Si surgen conflictos, los dos tratan de

resolverlos sobre la base del contrato, pero se vuelve imposible porque éste

no está puntualizado ni verbalizado. Así, cuanto más se pida una cosa,

menos se obtendrá de forma espontánea. A veces se consigue lo contrario.

Al otro le atribuyo mis propios gustos y espero que reaccione como yo.
Una pareja duerme en la misma cama, con sendas mantas

eléctricas. Sin embargo, debajo de las mantas tienen sus mandos

cruzados. Ellos lo ignoran, así que cuando uno tiene frío y manipula

el mando para obtener calor, lo que obtiene es más frío. Cuando al

otro le llega el calor, que en realidad estaba destinado a su pareja,

manipula el mando que tiene a su alcance y lo que obtiene es más

calor. Así, a cada uno le llega lo contrario de lo que quiere.

Así es la vida. Cuando uno quiere más caricias, recibe frialdad;

cuando más quiere que le dejen en paz, más le insisten.

En toda pareja se debería revisar la “caja negra”, como la que llevan

los aviones para poder ver lo que ha sucedido. ¿Qué es lo que hace

perpetuar el problema de convivencia y qué se puede hacer para realizar el

cambio?

Más importante que saber por qué ocurre es preguntarse PARA QUÉ,

es decir, qué se trata de conseguir manteniendo el problema: precaución,

control, miedo, inseguridad...

 REESTRUCTURAR.

A veces no podemos cambiar las cosas que nos ocurren en la

convivencia, pero sí puedo cambiar el sentido que le atribuyo a la situación.

No son las cosas en sí mismas las que nos preocupan, son las opiniones que

tenemos sobre ellas.


 “Nada hay bueno ni malo si el pensamiento no lo hace tal”.

(Shakespeare en “Hamlet”).

 “La verdad no es aquello que descubramos, sino lo que creamos”.

(Saint-Exupéry).

Hay que dar forma a los sucesos de tal manera que los pueda

manejar y pueda hacer una solución. Las limitaciones que ponemos al hacer

proceden de la programación negativa de la infancia.

Si ahora te pusiera una tabla de 40 cm2 en el suelo y te pidiese que

pasases sobre ella, no dudarías. Pero si esta tabla estuviera a 100 m de

altura, pensarías: “Cuidado, me puedo caer”. La tabla es la misma. La

limitación procede del mensaje negativo de tu cerebro.

¿Qué sentido y qué valor le atribuyo a esto que me han hecho? Ante

un mismo hecho, unos se preocuparán y otros se morirán de risa.

Esto no tiene retorno. Si vuelvo la cabeza hacia atrás para ver el

punto de vista objetivo de la realidad, me convertiré en estatua de sal,

como la mujer de Lot.

En la pareja nos encontramos con situaciones, al parecer sin salida,

en la que cada uno exige que sea el otro el que ceda. Pero ninguno de los

dos quiere dejarse pisar. Es entonces cuando aumenta la voluntad de

“guerrear”. Nos vuelve el mensaje negativo que nuestro cerebro tiene

programado: “No cedas, saldrás perdiendo”.


 LA TRAMPA DEL JUEGO.

Cuando el problema de convivir llega a ser psicológico o emocional,

impide toda maniobra de solución. Igualmente no aguanto mi pérdida, y

entonces elijo perder los dos.

Así, si una mujer dice que es frígida o que siente dolor en las

relaciones sexuales, darle más vueltas sólo sirve para agravar más la

situación de la pareja o para terminar en el médico. Nada de esto vale. La

mujer se tiene que convencer de que su frigidez es una disculpa para

proteger la impotencia de su marido. Ella quiere salir perdiendo para

disimular el problema de él; ella carga con toda la culpa para dejar en buen

lugar la impotencia del marido. “Si se entera de que es él quien no

funciona, no lo podría soportar”.

La solución es que ella pierda las ganas de seguir protegiendo a su

marido y de sentirse la enferma. Ésta será la forma de que el marido

reaccione poniendo más de su parte y no tolerando ninguna protección.

Este juego es una estrategia para solucionar el problema de frigidez,

invirtiendo los papeles. El que juega a perder, gana. Este es un juego en el

que, descubierto el truco de “salirse con la suya”, deja de tener sentido.

El juego de la convivencia, que produce mucho sufrimiento, es difícil

de desentrañar. La maraña de emociones encubiertas conduce a un

laberinto sin salida.

El marido le pide a su mujer que le acompañe a dar un paseo.

Hace una tarde genial. Ella le responde que prefiere ver el capítulo

105 de un culebrón romántico. Cuando ella ya se ha acomodado en el

sofá, ha corrido las cortinas para lograr un ambiente adecuado y


está enfrascada en las escenas más apasionadas, aparece él dando

todas las luces y haciendo toda clase de ruidos.

Está claro que él se ha puesto celoso de la televisión. Él quería

hacer el amor y ella no se entera. Y él, ¿por qué no lo pide

claramente? Y ella, ¿por qué no le pide a él que se quede a su lado y,

quizás al rato, se encuentren haciendo el amor?

En el juego de la convivencia los seres humanos somos de lo más

complicado y tendemos a complicarnos aún más. Lo que sí se ve es que hay

una tendencia a la irracionalidad entre traición, codicia y venganza. Casi

como cuando jugamos con una máquina tragaperras.

El otro es un taimado.

Se hizo un experimento en la Universidad de Harward, en los EE.UU.:

“Tenéis dos botones cada uno, llamados 1 y 0, que debéis

pulsar:

- Si coincidís en pulsar los dos el 0, no pasa nada.

- Si coincidís en pulsar los dos el 1, ganáis los dos un

dólar.

- Si uno pulsa el 0 y el otro el 1, el primero recibirá

dos dólares y el segundo nada.

Al principio apretaban los dos el 1 para beneficiarse los dos,

pero enseguida uno se volvió codicioso y a traición le daba al 0. El

otro, viendo que su compañero se quería aprovechar, también le

daba al 0.

Preferían salir perdiendo con tal de que el otro no le jugara

una mala pasada. Lo que no sabía era que ese compañero era una

máquina, no una persona.


¿Cómo soy yo en realidad? ¿Cuál es mi comportamiento en la

dialéctica de la convivencia? ¿Por qué tiendo a arriesgarme a no obtener

nada con tal de que el otro no se salga con la suya?

La convivencia tiene también su coraza oxidada. Ésta consiste en

soltar reproches al otro con violencia, pero sin aclarar en realidad a qué se

deben todas esas impertinencias.

Si el otro pregunta “¿Por qué te pones así?”, yo le puedo responder

“Si no fueras como eres, no tendrías nada que preguntar. Si no entiendes

de qué te hablo, ya me dirás dónde tienes las entendederas”.

No hay salida: el otro es tachado de “estar en las nubes” si calla y

otorga. Y también es tenido por “ignorante” si pregunta lo que ya debería

saber.

Un elemento eficaz para perturbar una convivencia es dar al otro dos

opciones para elegir. Si escoge una, culparle por no coger primero la otra.

“¿Es que te es más cómoda la otra?” Y quién es el atrevido que contesta:

“Si acepto tus manipulaciones sin rechistar, me manipularás más. Si te paro

los pies, me manipulas diciéndome que de dónde me saco eso de que me

manipulas...”

Me acuerdo de un juego que consiste en sacar a una persona fuera de

la sala en la que se queda el resto del grupo. El que ha estado fuera luego

tiene que adivinar el tema del que han estado hablando en su ausencia,

preguntando lo que quiera. Pero todos se han confabulado en que cuando lo

que pregunte termine en “O”, la respuesta sea NO y cuando termine en “A”,

sea SÍ. Este juego sin fin conseguirá que en la cabeza de la “víctima” se

cree un galimatías de aciertos y desaciertos que puedan con toda lógica. Es


un juego sin normas, y sólo saliendo de él se puede caer en la cuenta del

truco, con alguien de fuera que se lo explique.

Lo mismo ocurre en la convivencia. Uno ha puesto normas y reglas

que el otro ignora. Si el otro pregunta, mal, pues se supone que debe

saber. Si no pregunta, igual de mal: “No te quieres enterar”. ¿Cómo salir de

esta torre de Babel?

Aquí uno siempre lleva las de perder y se ve forzado a sentirse

culpable. Pierde si lo hace y pierde si no lo hace.

Entonces se juega con la culpabilidad y se le dice que puede cambiar

sus sentimientos, esforzándose y con buena voluntad, pues no tiene

motivos para obrar como está obrando. Esto le hace aumentar doblemente

su culpa: por no saber acertar (cosa imposible) y por frustrar a los que se lo

piden.

El caso más claro de estos juegos es el de “Sé espontáneo”. Mandarle

a uno ser espontáneo ya es un impedimento. Por ejemplo:

 Intentar tener una erección o un orgasmo por voluntad.

 Intentar dormirse por decisión propia.

 Intentar enamorar al otro cuando el amor se exige por obligación

o compasión.

 Intentar amar porque ya hay un compromiso, porque estoy

obligado a ello.

 No permitir a alguien estar triste.

La pareja encierra un juego inconsciente de complementariedad. Lo

lógico es que si yo me veo con alguna deficiencia encuentre a alguien que

me pueda servir de ayuda. Y si tengo algún vicio, buscaré tierra apropiada

para cultivarlo; si soy un pirómano, buscaré un pajar.


Sólo cuando tengo la pareja que desempeña conmigo el papel

complementario que yo necesito, me doy cuenta de que tengo la pareja

ideal. Si no, mi vida no tiene motivación, emoción. Si soy un sádico,

necesito un masoquista; si soy un dictador, necesito una persona sumisa,

alguien que me complete. Los médicos existen porque hay enfermos, los

policías porque hay delincuentes, los jueces porque hay reos. Así, en la

pareja mientras uno inconscientemente busca valerse del otro para saciar

una necesidad determinada, ese otro busca valerse del primero para su

seguridad, satisfacción, etc.

De esta forma, el otro tiene que ser como yo quiero, y necesito. Y

¿cómo consigo que lo sea y que desee serlo por su gusto?

¿Cómo se consigue que en la película “Una proposición indecente” ella

se acueste con él por un millón de dólares? ¿Irá por él o por el dinero? El

dinero no suple al amor...

Un homosexual suspira con relacionarse con otro que sea

heterosexual, un “hombre, hombre”. Pero resulta imposible que éste

funcione a gusto con un homosexual. Lógicamente, la relación funciona

cuando los dos son homosexuales no cuando uno de ellos es heterosexual.

Hoy el rol de la mujer ha cambiado. Son más desinhibidas, más

francas, más “descocadas” sexualmente. Por el contrario, las estadísticas

indican que cada vez hay más hombres que sufren de impotencia.

¿La ganancia de un jugador significa la pérdida del otro? El juego

debería permitir que ganaran los dos. Pero como esto no es posible,

prefieren salir perdiendo los dos.


En un altercado de pareja, Juana quiere humillar a su marido y

le dice: “¿Sabes, Pepe? ¡Ni siquiera tu hijo es tuyo!”

Entonces Pepe le responde, todo sereno: “Pues mira, Juana: no te lo

hubiera dicho nunca pero ya que te pones así te diré que tampoco es

tuyo. El día que nació y me mandaste a verlo a la sala-cuna, cambié

al nuestro por otro que me pareció más guapo...”

¿Por qué nos resulta tan difícil en la convivencia comprender que uno

no necesariamente tiene que tener toda la razón y el otro estar equivocado?

Pueden ganar los dos juntos cuando pierdan la idea de vencer y ser

vencido. Cada uno puede tener su parte de razón.

Ante todo, se deben tener claras las reglas del juego por parte de los

dos.

 “EQUIVÓCATE PORQUE TE LO MANDO”.

Si un miembro de la pareja quiere influir en la conducta del otro,

tiene dos formas de conseguirlo:

1.- Haciendo que cambie su mala conducta, siendo más amable, con

buena voluntad y con los consejos de familiares y amigos.

2.- Insistirle en que se siga comportando igual de mal a como lo está

haciendo.

Pensemos un poco. Como se puede comprobar, el primer método

fracasa porque el otro siempre dirá: “Si es que no lo puedo evitar...” El

genio, la infidelidad, el callarse...es que le sale espontáneamente. Siempre

pondrá pega a los consejos. Y si te descuidas, más reforzará lo que pedimos

que corrija, como por ejemplo si le decimos a alguien que se esfuerce en no


pensar en algo concreto. Le estaremos forzando a pensar precisamente en

lo que le pedimos que no piense.

Entonces utilizamos el segundo método. Mandamos que haga “eso

que queremos que evite”: que se enfade a propósito, que blasfeme, que

tosa, que tartamudee más, que se pelee en el bar...

Como lo que le pasa es un síntoma, y por lo tanto involuntario, la

persona lo experimenta como algo que no domina. Pero al mandárselo

expresamente ya no es espontáneo y caerá en su propia trampa.

Había un escorpión que le pidió a una rana que le pasara el

río. La rana se negó porque le iba a clavar el aguijón. El escorpión le

dijo que de ninguna manera haría eso pero, cuando ya estaban en

medio del río, el escorpión picó a la rana. Entonces ésta preguntó:

“¿Cómo has podido hacer esto? ¡Ahora nos ahogaremos los dos!” A

lo que el escorpión respondió: “NO LO HE PODIDO EVITAR...”

La disculpa que nos ponemos mentalmente (“No lo puedo remediar”,

“No me lo aguanto”) cuando se manda hacer, sorprende tanto al otro que

su mente se desconcierta. Momento oportuno para cortar el impulso.

Es una paradoja mandar hacer a alguien aquello que le debe salir

espontáneo, pues desde el momento en que se manda deja de ser

espontáneo. La exigencia le impide el “no puedo evitarlo”.

La ventaja de ello es que, desaparecido ese síntoma, pueden mejorar

otras muchas cosas de la relación.

El problema es que surjan otros síntomas nuevos, porque el conflicto

que alimentaba el síntoma anterior no se haya curado aún y la pauta de

repetición pueda volver a aparecer.


Un conflicto entre dos instaura unas reglas rígidas de comportamiento

(“No vamos a dirigirnos la palabra”). Lo malo de estas reglas es que, por

ellas y por su rigidez, es imposible modificar el juego. A no ser que se

descubra el truco que mantiene en secreto planteamientos inconscientes,

como el temor del uno hacia el otro, la desconfianza, la timidez, la

vergüenza, el dolor o el odio.

Son los fantasmas que siempre meten en la cabeza razones contra el

otro, infundadas pero activas y operativas en la convivencia. A estos

fantasmas hay que quitarles la sábana y descubrir su falsedad.

Un paciente va al psiquiatra y le cuenta que le persigue el

fantasma de su primera mujer. Ella le había hecho prometer que no

volvería a casarse, pero él se había casado otra vez y el fantasma se

le aparecía todas las noches contándole todo lo que él había hecho

durante el día. Lo sabía todo, hasta cuándo iba a la consulta del

doctor y lo que le contaba. Oída la historia, el doctor le aconseja:

“Esta noche coja un puñado de garbanzos (cantidad desconocida) y

cuando se le aparezca el fantasma y le hable, le pregunta que

cuántos garbanzos tiene en la mano. Entonces, el fantasma

desaparecerá”.

El paciente cae en la cuenta de que el fantasma está en su

imaginación y que cuando él desconoce la cantidad de garbanzos que tiene

en la mano, el fantasma también lo desconoce.

Hay fantasmas que nos hacen sufrir, que nos parecen reales hasta

que nos damos cuenta de que son fruto de nuestro pasado inconsciente.

Esto hace que hoy la convivencia se complique hasta el límite de

llegar a tener disgustos de difícil solución.


 HACER MENOS DE LO MISMO.

Cuando uno se encuentra en un callejón sin salida haciendo más de lo

mismo, entonces la solución es que uno de los dos haga MENOS DE LO

MISMO.

Una pareja se enzarzaba en peleas constantes. Él decía que se

desahogaba metiéndose con su mujer y acostumbraba a peleas

verbales también en las tiendas, en el trabajo y cuando iba en el

coche. La mujer reaccionaba tratándole de tapar la boca, le llamaba

“bocazas” y creía que así evitaba que llegara a las manos. Ella no

caía en la cuenta de que lo que hacía era participar en el juego,

colaborando con su marido en el “juego de la bronca”. Si ella callara,

la disputa terminaría antes de empezar. Ella le habría dejado sin

tierra debajo de sus pies y le habría quitado la oportunidad de

litigar. Dos no riñen si uno no quiere.

Hay gente que busca “camorra” con quien sea. Si alguien se presta a

jugar, habrá disputa. Si no le siguen el juego, marchará gruñendo consigo

mismo.

Así pues, vamos viendo que aunque las cosas cambien, los problemas

permanecen igual, y cuando las cosas permanecen igual, los problemas de

la convivencia cambian.

 Cuanta menos leña echemos al fuego, antes se apagará.

 Cuando él llegue tarde, no le eches la bronca.

 Cuando el hijo llegue a las cinco de la mañana, no le grites. Hazle

esperar un poco y luego le abres la puerta, ignorándole.

 Cuanto más enfadado estés, más bajito deberás hablar.

 Cuanto más disgustado estés, más debes reírte del absurdo.


 Cuanto más te quieras imponer, más debes dar la razón al otro.

 Cuanto más quieras convencerte, más debes ver las razones

contrarias.

 Donde antes usabas el castigo, usa ahora el premio para ver lo

positivo en el otro.

 Nunca corrijas lo malo que ves en el otro, porque eso es lo que

reforzarás. Vigoriza la parte positiva.

 Nunca digas “No mientas”, sino “La verdad te hará libre”.

 EL MILAGRO.

Usa por fin el milagro. Imagínate que esta noche tienes un sueño

especial y cuando te despiertas te das cuenta de que vuestro problema de

convivencia se ha arreglado milagrosamente. ¿Qué es lo primero que

notarías distinto completamente? Que te apetece darle un beso, que ella se

ha puesto el vestido de novia y está cantando.

Pues hoy, antes de que ocurra el milagro, HAZ ESO MISMO.

 UTILIZA LA SORPRESA.

Haz una o dos cosas esta semana que sorprendan a tu pareja. No le

digas qué es. La tarea del cónyuge consistirá en adivinar el fin de semana lo

que hizo el otro para sorprenderle.

A veces el supuesto sorprendido no ha sido sorprendido, pero calla y

acepta la sorpresa.

Lo mejor de esto es que las sorpresas llevadas a cabo o imaginadas

se suelen convertir en soluciones.


 UTILIZA SITUACIONES DE RISA.

Cuando la pareja se obceca en tener bronca, se retiran los dos al

cuarto de baño. Uno se pone a lavarse los dientes y el otro se mete en la

ducha. La situación es de risa.

Cuando se repita la amenaza de bronca basta con que uno de ellos

indique con el dedo el cuarto de baño y romperán a reírse, evitando seguro

la pelea.

También puedes poner en marcha una grabadora y grabar en una

cinta la pelea, y a la próxima poner la cinta a tope de volumen.

Ponte a actuar. Empieza. Tanto si piensas que puedes como si no. Si

lo haces, es que puedes. La acción te cincelará y construirá tu escultura, tu

vida. La vida la creas tú, no es producto de las circunstancias. Así conociste

a tu marido/mujer, tuviste un hijo. Fue lo mejor que te ha pasado. No

digas: “Aún no estoy preparado”.

Atrévete a hacer y el poder estará en tus manos.

Cuando por fin descubras dónde está la clave de tu problema y veas

la solución, actúa con energía.

Hasta hace poco, pensaba que para actuar tenía que sentir. Hoy ya

sé que empiezo a sentir cuando empiezo a actuar. Lo otro es ensoñación,

ilusión.

El comportamiento muda el sentimiento y el sentir te cambia el

pensamiento.

Luego ponerse a actuar es la primera solución. Y en la actuación

incluye la nueva estrategia. Cambia tus viejas manías y costumbres.


En 1979 casi el 100% de los relojes eran suizos. Un día, un

fabricante suizo presentó a su jefe el modelo nuevo que acababa de

inventar: el reloj de cuarzo.

El jefe lo vio y se lo despreció, diciendo que “Vaya reloj, que

no tenía cuerda, ni muelles ni rubíes”. Los japoneses y americanos lo

lanzaron al mercado y los relojes suizos bajaron su cotización.

Muchos trabajadores de estas empresas se quedaron sin trabajo.

Cuando hay algo nuevo, el conocimiento anterior deja de tener

validez. Hay algo que nos hace caer en la cuenta de algo nuevo y vemos el

mundo distinto, las posibilidades aumentan. Cuando uno de la pareja

cambia, de inmediato cambia el otro. En realidad se sigue siendo igual, lo

que ha cambiado es la percepción que se tiene del otro.

 VISUALIZA LO QUE TRATAS DE HACER.

Antes de decidirte a hacer, aprende a visualizar. Visualizar es poner

en tu mente las imágenes de lo que vas a conseguir y de cómo conseguirlo.

Si consigues visualizar bien, tu cerebro no sabrá si el hecho ha

ocurrido o sólo ha sido imaginado. Opera igual.

Esto es una magia con la que funciona el cerebro humano. Crear

imágenes poderosas puede llevarte a cambiar cosas en la realidad. Así

actúan los artistas y los grandes empresarios. Más allá de las emociones y

reacciones físicas, se ha comprobado que las imágenes controlan los

impulsos. Imaginar la acción crea energía. La imagen de la mente tiene un

papel determinante en muchas enfermedades. La imagen supera el papel de

crítico de la mente consciente y opera directamente en el inconsciente.


Visualiza. Visualiza hasta sugestionarte. Esfuérzate en visualizar.

Observé cómo a unos niños autistas, que no creían poder

andar, les habían puesto una cuerda a la cual se agarraban y así

caminaban. La cuerda era cada vez más delgada. Al final, les dieron

un trozo de cuerda a cada uno y caminaron seguros con él en la

mano.

Si la imagen de toda la cuerda se revive en un trocito roto en cada

uno, da seguridad real. Según la imagen que tengamos, actuaremos. Y

actuar es lo definitivo.
BUSCANDO SOLUCIONES

Ante la vida tenemos muchas posturas. La de “Todo son problemas”,

la de “Nada es problema”, “Yo lo arreglo todo” o “No hay solución”.

La clave del asunto es SOLUCIONAR LA SOLUCIÓN.

Puede haber dos posturas ante la vida:


 No existen problemas.
 No hay soluciones o la misma solución es
el problema.

Debemos buscar más las soluciones que tratar de explicar los

problemas. Dar vueltas y vueltas al asunto no hace más que recalentar la

tortilla. Lo que interesa es saber para qué mantenemos ese problema. Todo

problema encierra dentro un germen de solución.

Yo busco la estrategia para corregir el error y convertir en ventajas lo

que a primera vista parecen desventajas. Pero ¿cómo?

El padre ha venido cansado, pero el niño quiere jugar con él.

Entonces el padre le da un entretenimiento para que le deje en paz

durante un rato. La hoja de un periódico tiene un mapamundi. La

rompe en pedazos y le dice que cuando componga el rompecabezas

jugará con él.

Al minuto, el niño compuso el puzzle. “¿Cómo es posible?” se

pregunta el padre.
En la otra cara de la hoja del mapamundi había una fotografía

de un hombre. El niño, recomponiendo la fotografía, había encajado

también el mapamundi.

Los problemas encierran su solución. Dentro tenemos que tener

estrategias y sabremos que cuando el hombre esté bien, el mundo estará

bien. Quizá el problema seamos nosotros mismos, o lo originemos nosotros

mismos con nuestro falso enfoque.

Si creemos que los problemas surgen a causa de la relación de

convivencia, se les puede considerar siempre como chispas que brotan del

roce más que como algo que surge de dentro de cada uno. Cuando se

entiende así el problema, cualquier solución que se dé se convierte en el

verdadero problema porque se culpa al otro.

Cuanto más se le achaque al otro un defecto, más se intensificará ese

defecto.

Cuanto más se preocupe la mujer de que su marido la engaña

jugando a las tragaperras, más precavido se volverá él para engañar. A más

vigilancia, más arte para mentir y evitar su control. Cuanto más se insiste,

ocurre “más y mejor de lo mismo”.

Trata entonces de que sea “menos de lo mismo”, o lo contrario de lo

mismo si quieres arreglar algo. Inténtalo.

Imagínate que en una pareja ella se deprime mucho y él trata de

animarla siempre por todos los medios dándole mil razones: “Si no te falta

de nada, si todo el mundo te quiere...” Lo que está consiguiendo es

deprimirla más, ya que ella piensa que si de verdad él la comprendiera no

cometería la insensatez de decirle que no tiene motivos para estar


deprimida. ¿Cómo entonces, siendo tan afortunada, ella se siente tan mal?

Es mala o tonta.

Lo que él debe hacer es echar menos leña al fuego y comprenderla

hasta parecer más deprimido que ella, mostrarse más pesimista que la

propia deprimida. Así, él le dice que se siente muy mal y le cuenta mil

pesares. De esta forma, ella va superando su depresión.

En todos los problemas o desajustes de la convivencia lo importante

es encontrar la llave que abra todas las puertas y no la cerradura.

Hay que fijarse más en la parte buena de la situación que tú quisieras

que continuase ocurriendo.

La pregunta que debes hacerte para caer en la cuenta de lo positivo

que tienes es: en los momentos que os lleváis bien, ¿qué pasa de diferente

a cuando os lleváis mal? Trabaja sobre estas excepciones para aumentarlas

e inmediatamente disminuirán los malos momentos.

Cambia de gafas y verás las cosas más claras y objetivas.

Te aseguro que nadie tiene toda la razón. Tú tienes tu punto de vista,

que no es mejor ni peor. Lo que sí te interesa es encontrar lo que sea más

útil para acertar con la solución.

La opinión que tengas del problema aumenta o disminuye la

posibilidad de solucionarlo. Hay puntos de vista que cierran las puertas a

una solución, y hay puntos de vista que son útiles, pues facilitan la

comprensión y la solución.

Lo que hay que hacer entonces es un cambio de la manera de ver el

problema.

Un marido llega a casa y sin más se va a la habitación y se

mete en la cama. La mujer le pregunta mil veces: “¿Qué te pasa?


¿Estás deprimido? “¿Estás enfermo? ¿Qué te traigo? ¿Hay que llamar

al médico?”

Ella cree que siendo tan solícita le está ayudando, pero lo que

él siente es que su esposa-madre le está envolviendo en mimos. Por

ello, tratará de ponerse peor, para tener más en vilo a su mujer. La

solución es que ella le apague la luz, le deje solo y se ponga a ver la

televisión. Esta postura le va a curar muy pronto a él, a no ser que

sea grave de verdad.

A veces no existe el problema que creemos que existe. O no existe

realmente o el problema está en otro sitio.

 PONER NOMBRE AL PROBLEMA.

Te han dicho que tu problema se llama paranoia, esquizofrenia u otro

nombre. La manera en que se etiqueta un problema humano puede

cristalizarlo y convertirlo en crónico.

Si te sientes tratado como “normal”, tenderás a comportarte de modo

“normal”.

Cuando etiquetas tu problema lo conviertes en intocable. Tienes que

traducirlo a cosas concretas que te pasan, cosas que sí se pueden cambiar.

 “Tengo un trastorno intestinal” Comes demasiado.

 “Tengo una depresión”  Tienes altibajos de moral.

 “Tengo una fobia”  Se me dispara el miedo cuando hay

gente.

También es importante hablar en pasado, como decir “TENÍA

dificultades para dormir” en vez de “Tengo dificultades para dormir”. De


esta forma, se dejan abiertas las puertas a la posibilidad de mejorar, no de

bloquear las soluciones.

NO  “Nunca conseguiré casarme”.

SÍ  “Hasta ahora no he conseguido novio”.

Las formas de hablar también limitan mi potencial de acción y de

cambiar cuando sólo veo dificultades, olvido que también tengo recursos y

capacidades.

Nos cuesta a veces ver las excepciones en la vida en común. Decimos

“Siempre meto la pata”, “Nunca coincidimos mi marido y yo”. Y no es cierto.

Pasamos por alto los aciertos que tenemos, cuando coincidimos con

nuestra pareja. Parece como si nuestro cerebro sólo supiera registrar lo

negativo.

Bill iba a unas reuniones donde el director interpretaba que, si

las personas llegaban tarde, ponían resistencia al resto del grupo; si

llegaban pronto, que eran unos ansiosos; si llegaban puntuales, eran

compulsivos. Por lo tanto, lo mejor que se podía hacer era no ir.

Cualquier explicación era negativa.

Los problemas que nos hacen sufrir son patrones de conducta

repetitiva, formas negativas de pensamientos que crean convicciones

perjudiciales. Debemos pintar los resultados en positivo real y no en

potencial posible.

 SÍ ¿Qué será diferente cuando os llevéis mejor?

 NO ¿Qué sería diferente si os llevarais mejor?

 SÍ ¿Quién será el primero en notarlo?

 NO ¿Quién sería el primero en notarlo?


Cuando tienes una pelea con tu pareja, se desenfunda el hacha de

guerra con el grito de “Tú empezaste”.

Lo importante aquí es cómo conseguisteis fumar la pipa de la paz.

¿Cómo lo conseguiste? ¿Cómo te diste cuenta de que para resolver el

problema tenías que pedir perdón? Eso es lo inteligente.

 ¿Cómo conseguí dejar de chillar?

 ¿De qué manera diferente he actuado hoy?

 ¿Qué tendría que hacer de ahora en adelante si vuelve a

sucederme?

Pues repitiendo lo que funcionó la otra vez. A no ser que haya nuevos

obstáculos, podríais conseguir el éxito otra vez.

 NEGANDO LA EVIDENCIA.

Ya vimos que uno de los mecanismos de defensa era la negación. En

la pareja suele ser la principal razón para negar el problema el mantener

una buena apariencia. No en vano, lo primero que se le enseña al niño es lo

que no debe ver, oír, pensar ni decir. Tiene que aparentar ser bueno ante

todo.

A veces, aun sabiendo que esa imagen que damos es falsa, lo

rematamos negando el problema evidente. Como si los problemas

desapareciesen por el mero hecho de negarlos.

Por otro lado, si aceptamos que tenemos un problema se nos

presenta el dilema de por qué tenemos ese problema, si por enfermedad

(locura) o por verdadera maldad.


A veces complico las cosas por abordar de un modo erróneo el

problema, dándole una solución desquiciada.

Entonces el remedio no sólo es peor que la enfermedad, sino que es

la misma enfermedad.
Capítulo IX

LA PAREJA Y SU CIRCUNSTANCIA

 SITUACIONES Y RIESGOS DE LA C ONVIVENCIA EN

PAREJA:

Si tu a c ió n d e c e lo s / S it u ac i ón d e i nf i de l i d ad / L a se p a r ac i ón /

La d ep r es i ón / E l h i jo mu e rt o/ L a j u b i l ac ió n / C a mb i o d e p i so /

De s de e l e mb a r az o a l pr i me r hi j o / E l v o lc á n d e l a

a do l es ce n ci a / L a cr u el d a d d el a mo r .

No hay nada mejor para dejar de echar


de menos que empezar a echar de más.
SITUACIONES Y RIESGOS DE LA CONVIVENCIA

EN PAREJA

Cuando el genoma humano está a punto de darnos la clave de todos

nuestros males, sólo nos falta descubrir los genes que nos hacen

parcialmente propensos al sufrimiento. Subirían las acciones de la

bolsa de las nuevas tecnologías si se inventara algún antídoto

contra el sufrimiento de los celos, de la infidelidad, de la separación,

de la pérdida de un hijo y hasta de la agonía de la mayoría de las

jubilaciones.

Quién pudiera pasar por estas situaciones aprovechándolas como

lecciones de la vida que nos enseñan a realizarnos como personas

humanas. Me da mucha pena cuando sólo se enseña a las personas de la

tercera edad a entretenerse, pero sin darles un empujón para que vivan con

más profundidad y riqueza sus vidas.

Una pareja se encuentra, en el camino de la convivencia, con

muchas bifurcaciones por necesidad. Vamos a considerar algunas de ellas y

a tratar de profundizar algo más de lo normal. Cuando más se comprenda

algo, más se puede desentrañar. Porque si uno cree que todos los frutos

maduran a la vez, poco sabe de cerezas y de uvas. Y el pensamiento de uno

que tiene un martillo es ver clavos por todos los lados.

Cada cosa es cada cosa y tiene un tratamiento distinto.


 SITUACIÓN DE CELOS.

Hay dos grandes dificultades en la vida: la conquista de la persona

amada y su pérdida. Las cargas del matrimonio son tan pesadas que

requieren del equilibrio de dos personas para llevarlas.

Una situación que pone en peligro este equilibrio son los celos. Es la

enfermedad del amor, disloca lo que ve, sobrestima lo que oye y hace sufrir

a quien más quiere. “Ese monstruo –decía Shakespeare- de ojos verdes que

desdeña la carne que devora”.

Esta droga puede surgir durante el enamoramiento o incluso durante

la separación. Y no digamos nada durante nuestra convivencia... Hombres y

mujeres son igualmente celosos patológicamente, pero en el hombre los

celos pueden ser destructivos.

El hombre es muy suspicaz con la infidelidad sexual. La mujer, por

salvar la relación, tolera un desliz pasajero. Pero lo que no tolera es una

presencia continuada de señales de infidelidad, como pueden ser encontrar

cabellos de otra mujer, olores y perfumes extraños, cartas y miradas

atravesadas.

Cualquier indicio por sí mismo no es decisivo para que se haya

cometido una infidelidad, pero la persona si lo valora como tal puede llegar

a sospechar lo peor.

Los celos infundados pueden ahogar una relación y hacer insoportable una

convivencia. Hablar con un celoso es hablar con un enfermo. Lo que ve, lo

siente y lo que siente es lo que ve.


Conozco parejas que se han tenido que separar porque era

insoportable la convivencia. La terapia puede tranquilizar una temporada,

pero el enfermo vuelve a empacharse de celos que luego regurgita en su

pareja en forma de culpabilidad.

 Si se le niega, es la prueba contundente de que son ciertas sus

sospechas.

 Si se le afirma, es la única forma de que pierda virulencia y se vea

como una víctima sufridora. Una de las causas de los celos es que,

en su infancia, el hijo se vio separado de su madre cuando en

definitiva quien dormía con ella era su padre.

Ante un celoso hay que actuar como con un alcohólico: “Celosos

Anónimos”.

 SITUACIÓN DE INFIDELIDAD.

Existe una tribu india en América en la que la mujer embarazada ofrece a

su marido, como regalo, a la amiga que ella ha escogido para que la

sustituya en el lecho matrimonial hasta que ella dé a luz.

¿Qué sentido tiene para esta tribu la palabra “fidelidad”?

la infidelidad en la pareja de hoy erosiona la calidad de la relación. La

infidelidad no es casi nunca debida a tentaciones exteriores de trabajo o

diversión, sino que más bien es el resultado de un sentimiento de

frustración, consciente o no. Esa frustración induce a veces a uno de los

miembros de la pareja a buscar fuera la satisfacción que no encuentra

dentro.
La infidelidad de la mujer decide normalmente una ruptura de la

pareja, porque en ella va muy intrínseco un aspecto afectivo determinante.

Esto puede ocurrir en el hombre, pero menos. La mujer en su convivencia a

veces suele decir: “Si mi marido es infiel, que yo no me entere”. Y otras

replican: “Y si me entero, que no me afecte”.

Antes el hombre tenía amantes; la mujer no pasaba de la infidelidad

de sus fantasías.

La estructura de una infidelidad es compleja. No es un indicador de

liberación ni de potencia, es más bien fruto de una carencia. Esto significa

que el hombre no ha superado la frustración que le supuso de niño el que

su madre le fuera infiel por “dejarle de lado” ante el amor de su marido.

El hombre se ha quedado colgado de la madre interna

inconscientemente, que es la mujer sin sexo que representa a la esposa, y

sale de ella en busca de la mujer sexuada.

El saber que perjudica a un tercero le ayuda a disfrutar sádicamente

aún más de esa relación infiel.

Hay ocasiones en que beneficia a la relación de la pareja ciertas

infidelidades pasajeras que reportan nuevas experiencias. Pero que conste

que la infidelidad siempre es un engaño a ti mismo, ejerciendo su neurosis

y engañando al que duerme contigo.

Se es infiel a uno mismo cuando uno renuncia a proyectos personales

en beneficio del otro. Esto es propio de algunas mujeres que, por ser fieles

a la pareja, son infieles a sí mismas. Cuando somos infieles por no apreciar

lo que tenemos en casa, nos ocurre como en el siguiente cuento:

Un amigo le dice a otro que ha soñado que estaba pescando

unos peces inmensos. El otro le responde: “Pues yo he estado en un


lugar donde me he encontrado con una mujer bellísima, pero luego

ha venido otra mucho mejor”. El amigo le reprocha: “¿Cómo no me

has llamado? ¡Eres un egoísta!” Y el otro le dice: “Te llamé, pero la

bellísima me dijo que estabas pescando (pues la bellísima era su

mujer)”.

 LA SEPARACIÓN.

La separación es una de las experiencias más traumáticas, penosas y

duras que un ser humano puede sufrir. A veces es más traumática que la

muerte física, pues es como tener al otro muerto y vivo a la vez.

Hay más rupturas inesperadas que muertes repentinas.

Las parejas rotas, igual que ante la muerte de un ser querido, se

sienten desconcertadas, confusas, abrumadas y no aceptan de momento

ese trance de pérdida.

Es el caso de la mujer enamorada que se da de bruces con una carta

amorosa en la chaqueta de su marido.

O es el marido que llega del trabajo feliz y contento y su mujer, sin

inmutarse siquiera, le informa de su decisión de marcharse del hogar. Se va

a separar de él.

Son parejas que crecieron con hijos y sin comunicación, no les faltó

de nada y les sobraron conflictos que esquivaron y escamotearon bajo un

silencio de comunicación.

Después de todo, la ruptura implica un fracaso en la fibra más íntima

de la vida. Hay parejas que prefieren tapar su separación real por el bien de

los hijos, la apariencia social, la economía en quiebra o el miedo a abordar

la soledad.
El sufrimiento emocional y la crueldad mental crecen. Se culpan

mutuamente. Las descripciones de cada uno no coinciden, no son

exposiciones imparciales, más bien son sádicas y repetitivas.

Muchos dicen que el mal viene desde el noviazgo y luego en la

pareja, sin tolerancia entre sí, se enraizó en peleas y riñas sin fin. Se

casaron para librarse de sus padres o para tener una excusa de

independencia, y duraron tan poco como dura una lágrima en secarse.

Cuando uno de la pareja ya tiene una relación fuera del hogar, el otro

sufre el trauma del abandono y se asfixia en la falta de afecto. Esta parte

traicionada se queda sin autoestima, y es tal su bloqueo que no distingue

entre la verdad de ayer y el engaño de hoy, entre lo cierto y lo fingido,

entre lo real y lo que parece. Los adjetivos que se pueden aplicar a la

víctima son denigrada, indefensa, desorientada, humillada, sin tierra ni

cielo... Si además están por medio los hijos, ¿qué les dices? ¿Quién se lo

comunica?

Los hijos, según la edad, tienden a culparse del mal de sus padres y a

veces se sienten como seres desplazados, extraños. Los hijos deben tener

seguro que sus padres siguen siendo sus padres, pero otra cosa es la

pareja, que ya no se quiere como antes. Es como cuando ellos mismos no

se entienden con determinados amigos y rompen su amistad.

A un miembro de la pareja hay que ayudarle a superar el duelo que

supone una separación. A veces yo hago imaginarse a la víctima que está

sentado/a en una butaca de un cine y está viendo pasar la película de su

matrimonio, las escenas más grabadas en su recuerdo. Pero ¡ojo!, luego le

hago imaginarse que sube a la cabina del proyector y que desde allí se vea

a sí mismo sentado en la butaca y al mismo tiempo se vea en la pantalla.


Así, ve las dos cosas a la vez: la película de la que es protagonista y a sí

mismo sentado en la butaca. ¿Qué lección está aprendiendo? ¿En qué está

cayendo en la cuenta?

Cuando la vida quita algo bueno, es que va a dar algo mejor. Las

cualidades desarrolladas en esa pareja están ahí y van a servir para llenar

una soledad y enriquecer una nueva compañía. Pero ¡cuidado!, hay que

madurar en el entreacto para no repetir las mismas situaciones. “No puedo

vivir sin esa persona, pero tampoco con ella”. Nadie está obligado a vivir

con nadie a la fuerza. Tiene derecho a marcharse por injusta que sea su

resolución y su falta al juramento “Hasta la muerte”.

En realidad la muerte del amor ya se ha dado. Necesitas compañía,

pero de esa compañía que te mata poco a poco, no. Más bien debes decirte:

“Gracias por el tiempo que vivimos juntos. Ahora deseo que seas feliz sin

mí. Yo no estoy solo, tengo mi Amante Interior y tengo que seguir

desarrollando mi felicidad más allá de este amor”.

Ninguna habitación parece cerrada si se deja abierta la puerta.

 LA DEPRESIÓN.

Es un sentimiento de pérdida de identidad, de pérdida del sentido de

plenitud que antes mantenía la vida. Me faltan alicientes, nada me estimula.

A veces son situaciones de pérdida, de cambios drásticos de vida,

abandonos... Todo ello relacionado con situaciones de angustia que vivimos

de niños.

Se manifiesta externamente en forma de insomnio, temblores,

escalofríos...
Tu pensamiento no desvaría, puedes ser consciente de todo lo que te

ocurre en la vida, pero el terreno emocional se hunde a tus pies.

Lo fundamental de la depresión es el cambio que experimenta la

persona. Una madre excelente puede dañar a sus hijos, un padre modelo se

da a la bebida. Uno se siente cansado, abatido, todo le aburre.

Uno se enferma porque ha expresado mal su realidad, es como si lo

viera todo con unas gafas totalmente desenfocadas. Por eso lo que la mente

ve es pesimismo, tristeza, apatía.

En la mujer, mucho depende de sus estrógenos. El embarazo, el

parto o la menopausia pueden desencadenar depresiones pasajeras. A

veces es el vacío afectivo que rodea a estas circunstancias lo que

desencadena una bajada en el nivel de ilusión.

Los adolescentes, ante el reto de la sociedad competitiva a la que se

enfrentan, son proclives a duras depresiones. El hecho de que en su

educación hayan estado atiborrados de toda clase de caprichos y no sepan

lo que es una frustración, les predispone ahora a una ansiedad muy

angustiosa. No se puede pasar de “Primero Yo, después Yo y siempre Yo” a

un “Tú no significas más que un número”.

Una separación, la muerte de un hijo, un crac económico, el paro

obligatorio, etc. son causas de severas depresiones.

En las remotas montañas de Nueva Guinea habita la tribu de los Yali.

Esta tribu tiene la costumbre de superar las depresiones cortándose un

dedo de la mano. De esta forma superan un gran dolor, una derrota o un

fallecimiento. Primero lo trituran con una roca, luego cortan los tendones y

los queman. Así no hay pena que arraigue.


En nuestra sociedad, una primera reacción es ponerse activos,

desarrollar algún deporte de competición...

Es necesario cambiar nuestro estado fisiológico y no esconder la

cabeza debajo del ala.

 EL HIJO MUERTO.

Hoy en día abundan los accidentes de tráfico, y son los jóvenes las

mayores víctimas. Las muertes llegan sin avisar.

La muerte de un hijo es probablemente la experiencia más horrorosa

que unos padres pueden sufrir. Les pone la vida patas arriba. Les puede

acompañar el dolor toda la vida. Cuando se miran el uno al otro, reviven la

ausencia del hijo. Deberían ayudarse el uno al otro, pero en lugar de eso se

recriminan, se culpabilizan (“Si hubiéramos hecho esto o lo otro...”). Los

dos disponen de poca capacidad emocional para dedicársela a algo o a

alguien. La necesidad de culpar es una defensa contra los propios

sentimientos de culpa.

A veces la enfermedad de un hijo ha tenido muy unida a una pareja.

El centro de su convivencia era ese hijo. Entonces, su muerte produce un

vacío. A veces es causa de un divorcio; otras, por el contrario, hace que uno

se vuelque en atenciones al otro hasta infantilizarlo y convertirlo en un

sustituto del hijo.

Si quedan otros hijos, se pueden quedar colgados de sentimientos de

culpa por los malos deseos que pudieran tener hacia el hermano muerto.

Los padres han de superar un tiempo de duelo. Os propongo una

terapia rápida:
1. Visualiza a la persona perdida, desde el principio hasta el final. Revive

los mejores ratos que tuviste con ella y, sobre todo, lo que disfrutaste

durante su vida: alegría, seguridad, ternura, dedicación, paz... Destaca los

colores, el brillo, la música que te relacionaba con esa persona.

2. Imagina la llegada de otra persona en el futuro, que te va a hacer sentir

de nuevo esa alegría, ese brillo, nuevas músicas y colores más vivos.

3. Despide a tu ser querido, envíale a vivir a su dimensión celestial y

deséale lo mejor.

4. Con tus ojos entornados hacia arriba y hacia la derecha revive esa

alegría y ternura. Luego, posa tus ojos en esa nueva persona que vendrá.

Repite el ejercicio hasta que sientas paz.

Recuerda: cuando la vida nos quita algo bueno, es para darnos algo

mucho mejor.

 LA JUBILACIÓN.

Deberíamos someter a juicio el pensamiento de que el trabajo

equivale a masculinidad y el dinero a potencia sexual. Si en la ecuación algo

sale mal, supone un golpe para el orgullo masculino.

Una de las tensiones en algunos matrimonios es el que la mujer

trabaje y, si encima está más cotizada que el marido, puede ya suponer un

deterioro de la pareja.

El hombre necesita sostener su propia imagen social. El que la mujer

trabaje puede suponerle una aparente incapacidad para mantener a la

familia y, sobre todo, si él se tiene que preparar la comida o la cena porque

su mujer trabaja.
La jubilación, que viene de “júbilo”, no es tal cuando crea tensiones

en la convivencia. En primer lugar, la persona no acepta su disminución de

fuerzas y energías. Está más lleno de saberes que nunca y menos

capacitado para ejercerlos. Es un sentimiento de bajada de valoración en el

mercado útil: “¿Yo para qué sirvo ahora? ¿Ya no me necesitan? Un niñato

ocupa ahora mi puesto. ¿Cómo puedo justificar mis días?”

Es en estos momentos cuando invade los dominios de su pareja y le

reprocha: “Es que todo lo haces mal, vete de aquí...”

Se han dedicado totalmente a sus hijos y han descuidado su vida de

pareja. Ahora se encuentran en una selva en la que no se pueden

encontrar. El sexo aburrido de la postura del misionero les ha agotado.

La mujer aumenta su control compulsivo, provocando riñas y

tratando de echarle de sus espacios vitales. Él ya no cuenta con el escape

de su trabajo, ni con sus amistades de tomar vinos. Todo el afecto lo

debería volcar ahora en su relación de pareja. Pero esta cuenta está a

cero...

Es terrible que la sociedad no prepare a las personas para aspirar a

una cultura que enriquezca la última etapa de la vida de las personas. Como

mucho, pueden aspirar a jugar a las cartas, a ver la televisión o a disfrutar

de sus bailes, de sus partidas y de sus viajes... Hay jubilados que con estas

actividades no se encuentran satisfechos.

El reencuentro de la pareja debería ser de comunicación y aventura,

sin tener que necesitar imperiosamente que los hijos y los nietos les presten

una atención especial.


 CAMBIO DE PISO.

Cuando uno anda buscando piso y odia el que tiene, todos los que

vea le resultarán horribles.

Dejar un piso es como dejar el vientre materno.

Los vecinos, los tenderos, los bares del barrio se hacen partícipes de

la convivencia diaria. Sabemos por dónde sale el sol y hasta el día que va a

hacer. Conocemos las nubes. Esta prolongación de la familia se abandona y

hay que ir aprendiendo a vivir de nuevo.

Esto va a influir en la convivencia. Van a necesitar los dos una gran

flexibilidad ante los reajustes de la nueva vida.

Si con ellos van los hijos, tendrán que crear nuevos ambientes. Cada

uno tratará de marcar su territorio y esto puede exacerbar los ánimos. El

marido puede enojarse ante una resistencia pasiva si no lo han realizado de

común acuerdo.

La mujer puede reaccionar ante la mudanza retrayéndose y

adoptando un comportamiento infantil que a él le desespera.

Si el cambio es de ciudad, el túnel se hace más largo. Es necesaria

una gran dosis de ilusión que puede unir a los dos.

Estos cambios no se pueden hacer en un momento de depresión o

cuando se está buscando un escape a la vida, porque puede producir una

gran frustración que les haga culparse constantemente.

A los hijos adolescentes les supone una ruptura de grupo que, en ese

momento, es muy importante.


 DESDE EL EMBARAZO AL PRIMER HIJO.

Una de las más fascinantes historias que la pareja puede vivir es el

período del embarazo de la mujer, hasta que nace el hijo.

Un grupo de novios preguntaba un día con emoción a unos padres

qué es lo que se sentía con un hijo. Ellos les narraron todos los problemas y

satisfacciones que habían vivido con sus hijos, ya mayores.

Es lógico que unos novios pregunten qué se van a encontrar a la

vuelta de la esquina del amor.

“Estoy embarazada”. El impacto que el embarazo produce en la mujer

raya la ficción y el drama. Alegría, miedo, inseguridad, asombro y angustia

son facetas que afectan a la pareja.

La historia de un embarazo es seguida paso a paso y trastoca el idilio

de una pareja. Ya no son dos: son dos y un misterio. La manera en que

enfrenten el embarazo va a determinar la dirección de la nueva convivencia.

“El niño se mueve, da pataditas...” Casi, casi se le oye, se le

presiente, es el presente ausente.

Para ella, es una experiencia única. Vive en contacto íntimo con un

desconocido. Ella está pendiente de su cuerpo grávido. Se volverá torpe,

sentirá molestias, tendrá que orinar con frecuencia, querrá dormir y él no la

dejará. Su cuerpo está alquilado por el amor.

Ella se sentirá como algo especial y también recibirá beneficios del

embarazo. Ella y él pueden sentir que ya los idilios no serán a dúo.

¿Qué significa tener un hijo? ¿La madre tendrá que renunciar a su

empleo? ¿Qué pasa con el padre? ¿Qué dice la comadrona?


Tanto el nacimiento como la muerte están envueltos en misterios.

Toda la preparación que os den para ello será poca. En el fondo, son los

dos, la pareja, la que se tiene que ver cara a cara con ese reto de la vida.

El nuevo padre va a tener que encarar un sentimiento de alejamiento

de su pareja, hasta que la nueva familia le encuentre un sitio en una nueva

relación de tres personas.

Ya están tan comprometidos con el bebé que ven que no podrían

seguir adelante si algo le sucediera.

La competencia que el marido pueda sentir ante la presencia del niño

que vendrá, tiene que ser anulada por su participación como padre en todo

el proceso hasta el parto. Son momentos de madurar muy deprisa. Ella se

está haciendo aún más mujer y él acelera su sentido de la masculinidad. Él

puede ver en la mujer la figura de su propia madre, como sexualmente

“prohibida”.

Hoy ya sabemos que la mujer, para ser una buena madre, no

depende de una energía instintiva.

Hay mujeres que se asustan cuando experimentan que la crianza del

hijo no coincide con las expectativas instintivas de su propia naturaleza

femenina.

De hecho, hay mujeres que aprenden técnicas y conductas

temperamentales para criar a los hijos mejor que otras, y no hay ninguna

contraindicación para que los hombres también las puedan aprender.

Hoy la pediatría apunta a que las madres que trabajan representan

modelos muy válidos para sus hijos. Así se acepta que la mujer que está a

caballo entre su maternidad y su trabajo tiene más probabilidades de

comportarse con una autoestima más optimista para educar a sus hijos.
Cuando la mujer se dedicaba exclusivamente al hogar y a los hijos,

adquiría una gran presencia la figura de la matriarca, una figura abstracta

de la madre en un pedestal. Aún perdura en la nostalgia esta figura de

mujer envuelta en el gran celofán de la “Gran Madre”. Es más una invención

de las sociedades jerárquicas que un ser humano que da de mamar al hijo y

cumple con su ejercicio de pareja y de sociedad.

La buena madre, por naturaleza, prefiere la igualdad a la jerarquía.

Es concreta en sus pensamientos y proclive al consenso para resolver

conflictos.

Pero hay muchas madres que quieren tener un hijo sin el compromiso

de un padre. También hay madres que adoptan a niños de otras razas. El

genoma humano es igual en todos, pero hay genes muy particulares,

porque su origen histórico y geográfico es diverso.

El tiempo y la experiencia darán su veredicto. El amor es la clave de

todo.

Hoy se da un problema cuando la mujer espera hasta una edad tardía

para tener un hijo. Esto puede producirle problemas psicológicos y físicos.

 EL VOLCÁN DE LA ADOLESCENCIA.

En una convivencia la eclosión de un adolescente, chico o chica,

supone una revolución. Como si en un bello y romántico paisaje surgiera de

repente un volcán.

La omnisciencia y perfección del padre se han puesto bajo sospecha.

El padre y la madre se sienten desconcertados y se enfrentan a problemas

que ni en ellos mismos tienen resueltos.


La madre culpa al padre del mal ejemplo que da: “Tú tienes la

culpa...”

La madre se ve convertida en una criada, pues el hijo o la hija abusan

de ella y no tienen ninguna consideración de las necesidades de sus padres.

La mujer, eclipsado su control, descarga su furia contra su marido.

Los conflictos que se inician entre un padre y un hijo adolescente

terminan por explotar como una bomba de relojería en la convivencia de los

esposos.

 “Pero, ¿es que ya no podemos tener una comida tranquila?”

 “¿Qué está tratando de probar este hijo?”

Uno de los hechos más frecuentes es la revelación del sexo del hijo:

“Papá, soy homosexual”, “Mamá, soy lesbiana”. O se enteran a través de

cartas perdidas o conversaciones telefónicas.

Si los padres no tienen resueltos estos problemas, los conflictos de la

identidad sexual puede suponerles una amenazadora frustración. Esto es

algo que no tiene solución, como una muerte, aunque sea parcial.

Enriquecer esta situación con una aceptación supone comprender y no ver

desgracias donde no las hay.

Hoy proliferan los hijos únicos, cuya sola compañía es el televisor, los

videojuegos o Internet. En estas pantallas todo es posible. Se evaden de

todas las limitaciones que suponen unos padres, una familia y hasta una

sociedad. El akelarre de Internet le conecta con absolutamente todas las

facetas del mundo exterior. Todo se vive delante de esa pantalla. No

necesita padres, ni hermanos. Sólo un ordenador más o menos potente y


conectarse a Internet. Todo virtual, realidad peligrosa. Son sordos y ciegos

a la realidad. Así son estos adolescentes: introvertidos y solitarios.

El ser humano necesita contacto físico, acogida de grupo, jugar con

otros que le ayuden a evolucionar. Hoy el adolescente tiene un cúmulo de

impresiones, datos e imágenes a tal velocidad que su cerebro no puede

procesar. Le falta desarrollo emocional y le sobra impulso virtual. Pero en la

realidad, está atado de pies y manos. La imaginación se mueve y

virtualmente es capaz de levantar una espada de samurai para asesinar a

su familia, sin ningún remordimiento. O son capaces de reventar las fiestas

patronales de un pueblo por un juego de rol.

La crítica que es propia del adolescente se eclipsa ante la fantasía. Es

como una droga que anula las conexiones del cerebro con la realidad. Esta

mente descontrola a una familia sencilla donde la convivencia tiene un gran

valor y el traer el pan de cada día es una obligación del cariño.

 LA CRUELDAD DEL AMOR.

La violencia doméstica ha llegado a preocupar a los presupuestos

europeos.

El maltrato doméstico alcanza una gran dimensión en Europa, desde

Dinamarca a España, pasando por Francia e Italia. No se puede soslayar

esta tragedia que, según las estadísticas, se cobra en España una víctima a

la semana.

La violencia en el hogar se puede mirar desde muchos ángulos. No es

tan simple como la presentan en la televisión o como la describen los


políticos. La prueba es que cuando hay un altercado en una pareja, nadie se

quiere meter en medio: “Alto...son pareja”.

En la violencia de pareja interviene él, ella, los hijos, el dinero,

terceras personas y hasta el juez.

El comienzo del terror es muy simple. Él levanta la voz, ella le

contesta: “No estoy sorda, ¿puedes serenarte?”

La segunda vez es un portazo y un insulto que no viene a cuento. Así

hasta que un buen día él explota rompiendo puertas y armarios. Lloros de

ella, envueltos en groserías y culpas.

Y por fin otro día se rompe la barrera del silencio y él le pone la mano

encima a ella.

Charo coge el teléfono y me llama, sorbiendo las lágrimas: “Estoy al

límite... Joaquín se ha propasado y no aguanto más. Tú, que eres amigo de

Joaquín, a ver si puedes hablar con él...”

Ahora es cuando empieza a correr por mis venas una rabia

incontenible hacia mi amigo, siempre campechano con los amigos y

derrochando humor por todos los poros de sus cien kilos.

Y de nuevo Charo al teléfono: “Mira, olvida todo lo que te dije ayer.

Hoy hemos hablado y parece que ha cambiado”.

Y yo le insisto: “Mira, Charo: esto se va a repetir y va a ir a más. No

debes ceder, deja que te ayude”. Ella llora y suplica que “es un mal

momento, que está en crisis con la empresa y tiene unos marrones

encima...” Se despide con un “Ya nos veremos”.

El otro día me tropecé con ella y me desvió la mirada.

Hoy he estado tomando un vino con Joaquín y estaba dicharachero

hasta el extremo. Y yo me estaba comiendo los hígados y controlándome:

“Hace falta ser cínico...”.


Manejar a un hombre inteligente lo puede hacer cualquier mujer,

pero para manejar a un imbécil agresivo hace falta tener más agresividad

que él o huir rápidamente.

El papel de la mujer agredida es el papel de la Bella ante la Bestia.

Ella se preguntó hace mucho: “¿Es divertido estar con la Bestia? Es

divertido si necesita mi amor para cambiar...a príncipe feliz”.

La intensidad de este deseo redentor es más una necesidad

compulsiva que una elección de pareja.

La Bestia era amable, buena y seductora fuera de casa, pero en casa

–donde ya tenía su altar- podía permitirse ser exigente, crítico, mezquino,

dictador y sádico. Sabe hacer difícil la vida.

La mujer ya se ha echado sus cuentas: es mejor callar y ceder. Pero

ni aún así puede impedir el sentirse agredida moral y físicamente.

Si al menos no se produjera la negación, no sería tan grave. Pero

esta clase de mujeres calla, soporta y lo tapa todo: “¡Que nadie se entere

de este infierno...!”

Cuando revienta, ya es tarde. Ella ha logrado desconectar con sus

sentimientos de autoestima. Sólo le queda un resentimiento de ira cada vez

que se ve violada en su propio hogar. El vacío que siente se va

acrecentando cuando ella no tiene valor para gritar. Con su silencio quiere

tener la vivienda y el pan asegurado para sus hijos.

María se había casado con el chulo de su hermana, que era

prostituta. Había tenido ya dos hijos con él y tenía otro de una relación

anterior.

Ella sufría verdaderas torturas con este hombre, 20 años mayor que

ella. Además de hacerles pasar hambre a todos, la pisoteaba a ella. Yo les

vi una vez y los insultos y desprecios de él eran inhumanos. Pero ella no


tenía valor para enfrentarse, porque vivían en un piso que lo tenían por ser

él empleado del ayuntamiento. Ella, limpiando escaleras, apenas podía

alimentar a sus tres hijos.

Hay casos en que, por el contrario, es él el que se ve en la calle y sin

sus hijos. Las vejaciones de una mujer pueden ser sumamente sangrantes y

hasta más profundas que un manotazo. Además, un hombre tiene menos

recursos que una mujer y se encuentra perdido.

El papel del juez es un factor fundamental. Los abogados han podido

agravar, más si cabe, la acritud de la situación.

El juez decide la custodia de los hijos y quién es el culpable de la

situación. Hace falta mucho asesoramiento para intervenir con acierto entre

el ensañamiento apasionado y las divergencias patológicas. La

responsabilidad del juez con su sentencia es de repercusiones profundas y

duraderas para la pareja y sus hijos.


Capítulo X

LA OTRA DIMENSIÓN

 EL A MOR VA MÁS ALLÁ DEL AMOR:

M i t ec h o d e c r i st a l / E l c í rc ul o de fu e go / L a co ne x i ón co n e l

ce nt ro / F ue r a d el p a r a í so / El A m an te P i r at a / La Isla de l

Te so ro / E l p er s o n a je / E l Ma e st r o Int e r io r / En cu e n tr o co n el

A m ad o I nt e r io r.

Todo milagro no es más que el final de


una ilusión y el comienzo del Amante
Interior.
EL A MOR VA MÁS ALLÁ DEL AMOR

 MI TECHO DE CRISTAL.

 “Tu cara me suena...”

 “Perdona, ¿me das fuego?

 “¿Eres de aquí?”

 “¿Bailas?”

Al amparo de los penetrantes flases de una sala de fiestas, envueltos

en una música ensordecedora, se suelen oír frases como éstas, balbuceos,

intentos, conatos de una relación.

Nadie te hace vibrar de emoción hasta que, entre la masa, divisas a

alguien que te gusta. Ves que te mira. Tú le miras. Viene hacia ti. Ves que

te va a hablar...y te dice de pronto: “¿Me presentas a tu amiga?”

En ese momento sientes que algo grave se ha roto dentro de ti. Un

ego, una idea de ti, algo que tu crees ser, se ha desmoronado en ese

momento. Tu Yo-Idea se ha convertido en un gran charco de nada.

Era una idea de ti misma que habías creado para colgarte de ella

cuando de niña no recibías el amor necesario para seguir adelante.

Cuando en la convivencia te sentías herida, porque no te prestaban

atención; cuando al sentirte tan poca cosa, soñabas con ser una gran cosa,

un Yo –Ideal.
Cada persona llevamos grabada en nuestro interior una consigna de

vida y a través de ella contemplamos el mundo. Ése es el argumento de

nuestra existencia.

Todos tenemos un techo de cristal para proteger al pobre Yo-Idea

que tengo dentro de mí. Me lo tuve que construir cuando el regazo de mi

madre dejó de ser el regazo acogedor donde acurrucarme. Después voy

recorriendo la vida buscando personas que me acojan, fascinado por sus

cualidades, sintiéndome siempre incompleta y dependiente.

La necesidad de tener al otro no me deja ver el montaje mental y

emocional que me he ido fabricando. La persona no se da cuenta de que

está viviendo de ideas e interpretaciones, y para nada roza con el Yo-

Experiencia del explorador. Va de ilusionista por la vida.

Tengo que caer en la cuenta de ese globo sonda que es el Ego, mi

Yo-Idea, ese personaje, no soy yo. Que yo soy mucho más que eso.

Mientras tanto seguiré sufriendo.

 EL CÍRCULO DE FUEGO.

Las cosas son así. ¿Qué cosas? Pues las respuestas que damos a

nuestros estímulos.

-“¡Pepe, Pepe! ¡Coge la bici y corre, que tu padre ha muerto!

Él coge la bici y corre...hasta que se detiene y piensa: “Pero si yo no tengo

bici, ni padre... ¡ni me llamo Pepe!

Con la misma estupidez respondemos a la propaganda: un coche rojo

con una rubia, rubia... Ni hay rubia, ni hay lo que aparece en el cartel.
Las cosas de la vida son como son. Pero mis respuestas pueden ser

como yo las decida, no como me las decidan. ¡Para quedar bien, para

parecer...! Mientras que no supere este círculo de fuego, mi vida será un

problema.

Nos creemos muy libres y señores de nuestro destino, y por el

contrario tenemos ya embargada nuestra decisión. “¡Para lo único que

tengo, y ni siquiera de ello dispongo! Dime: ¿qué me queda?” Soy como el

perro de Paulov o como dice Santa Teresa : “vivo sin vivir en mi”.

Voy por la vida presumiendo de mis elecciones de pareja, de coche,

de piso y de amistades. Y sin embargo, mis decisiones están ya decididas y

precocinadas.

Soy el gran ausente de mi mundo. Estoy amaestrado. Funciono con el

piloto automático para comprarme ropa y hasta para estar al día con el

idioma. ¡Qué guay! Si cada persona es única, ¿por qué las respuestas son

tan iguales y tan manejables?

Hasta que no tenga mi atención puesta más allá de esos mecanismos

condicionados y condicionantes, no me percataré de que soy libre de decidir

y hasta de equivocarme.

Tenemos tales embrujos emocionales, tales dependencias

inconscientes y tantos anclajes en temores infantiles, que incluso en las

parejas modernas existen respuestas rutinarias en la convivencia. Hoy, en

las parejas jóvenes, ellos son más hábiles en las labores domésticas, más

sutiles en depender de la mujer, y un hijo les perturba más que antes diez.

Las respuestas óptimas que debemos dar en las pequeñas y grandes

cosas de la vida deben llevar estos ingredientes: un gran corazón, una

mente clara y mucha fuerza. Será una respuesta creativa y enriquecedora.


El “¡Viva los novios!” y el “Ya no te aguanto” son dos respuestas

igualmente irracionales fruto del momento, pero no del conocimiento y de la

sensatez.

Envuelto en este círculo de fuego y bajo ese techo de cristal de mi

Yo-Idea, no puedo pretender vivir una vida de pareja enriquecedora. Mi vida

me está exigiendo conectar con mi Centro, igual que mis electrodomésticos

necesitan conectar con la red eléctrica para ser útiles.

 LA CONEXIÓN CON EL CENTRO.

En el centro de este laberinto emocional está nuestro ser. El que

siempre fue, es y será. El que siempre está ahí y al que siempre vestimos

con la ropa de los mil personajes que representamos en la vida.

He visto varias veces cómo un apicultor mete la mano en una

colmena y saca a la abeja reina. Allí donde lleva a la reina, le sigue toda

una constelación de abejas. Era toda una nube de vida suspendida en el

aire, toda alrededor de un punto central. Este enjambre es puro cambio,

parte del comportamiento de miles de abejas.

Así me imagino yo mi ser: como un centro y alrededor un enjambre

de moléculas y células vivas, cada una con su inteligencia, memoria y

emotividad.

Pero, ¿cuál es este centro invisible que une todo ese enjambre, le da

consistencia y hace que de un caos de células surja un ser viviente y

humano?
Se le ha llamado ALMA, pero ésta no es una abeja más grande que

las demás. Es algo de otra dimensión, de esa dimensión que voy a llamar

Amante Interior, la Inteligencia Íntima o la Energía Vital.

Este Amante Interior es como un dios que, mediante sus

pensamientos, sentimientos y acciones puede alterar el universo de una

vida. Él puede enfermarla y, de la misma manera, sanarla.

 FUERA DEL PARAÍSO.

Cuando trataron de educarnos para que nos acomodásemos a la

convivencia social, se cometieron dos graves errores:

1. Se valoró nuestro modo de ser: “Eres listo, bueno, el primero...”

2. Se trató de ajustar mi conducta a un modelo a imitar: “Como tu

hermano” o “Como San...” Nunca se nos valoró o amó por nuestro SER, por

nosotros mismos.

Yo, para que me quieran por mi modo de ser, tengo que aceptar

estas condiciones, para así conseguir:

 Seguridad: la hago depender de la aceptación de los demás.

 Felicidad: la hago depender del amor que me den los demás.

 Evidencia: la hago depender de lo que me digan los demás.

De esta forma me he vendido al AMANTE EXTERIOR. Él me ofrece el

éxito, el amor y el número uno en el podium. He puesto en manos de los

demás el poder, el valorarme, el quererme. Y este Amante Exterior lo único

que va a hacer es FRUSTRARME. Ha sido una equivocación dejar mi Centro,


donde radica toda mi fuerza, y caer en la trampa del Árbol del Paraíso,

donde creía que residía la ciencia del Bien y del Mal.

El niño pequeño llora desconsoladamente cuando, a pesar de haberse

sometido a los imperativos de sus padres o educadores, no ha conseguido

más que desengaños.

 DESENGAÑO MENTAL : se creará una angustia de identidad. No sé

quién soy ni a qué atenerme. O me someto o me convierto en un rebelde,

en un “contra todo”.

 DESENGAÑO AFECTIVO : sentimiento de abandono, de soledad, no

confiará en los demás.

 DESENGAÑO DE ENERGÍAS : angustia de impotencia. Me veo débil,

impotente, “no valgo”.

Nuestra existencia ha dado un giro de 180 grados. Nos hemos

desconectado de la red eléctrica. Es como si desenchufáramos todos

nuestros electrodomésticos y les pusiéramos pilas. Hemos abandonado

nuestro eje central interior y nos hemos puesto en manos de un personaje

que creemos ser. Y al identificarnos con ese personaje, nuestra vida se

somete a unas emociones destructivas. La duda, la culpa, el desengaño, el

temor y la soledad son la argamasa con la que se forman nuestros

personajes, que funcionan por estímulos y respuestas envueltas en un

laberinto de dolor. Para defenderse utilizará toda clase de máscaras.

Esta prisión de respuestas es un espejismo que ha creado nuestro

personaje y del que parece imposible salir. Por un lado, nuestro personaje

piensa que sufriremos más si intentamos liberarnos y por otro, que todas
las salidas son falsas. Sin embargo, sólo el dolor nos forzará a encontrar la

salida de este laberinto, no existe remedio que venga del exterior.

El dolor que no soportamos en nuestra alma y cuerpo busca un

pseudo-remedio. Entonces recurrimos a la ciencia, que puede

proporcionarnos un frasco de pastillas que alivie nuestra angustia vital.

Nuestro Amante Interior resuelve problemas mucho más graves que

las enfermedades físicas.

La curación completa de nuestros males no está en luchar contra

ellos, sino en descubrir nuestro Amante Interior con su comprensión y

experiencia. Inmediatamente desaparecerá el temor y surgirá la fuerza, la

sabiduría y el amor que hemos reprimido al vivir en nuestro personaje.

¿Cómo podemos disfrutar de drogas que son tan perjudiciales?

¿Cómo puedo disfrutar con mi rabia, odio y venganza?

La vida no vale la pena si no puedes disfrutarla.

Aquél que yo llamo “personaje” tiene una forma de actuar contra sus

propios intereses. Nuestro personaje divide su mente en dos zonas: una

CONSCIENTE y otra INCONSCIENTE. En la mazmorra del inconsciente se

ocultan conflictos que nos resultarían insoportables: secretos inconfesables,

pesares del pasado que no nos dejan descansar.

Nuestra mente ha decidido negar una parte de sí misma, como el que

tiene un gran palacio y no conoce sus mazmorras. A veces controlamos

nuestra infelicidad ocultándola en esta prisión en lugar de expresarla.

¿Por qué nuestro personaje se crea tantas defensas?

Tiene reacciones complejas ante la frustración porque es débil, y es

débil porque es una creación de nuestra mente, fecundada por las

provocaciones del exterior.


Es el Amante Interior, nuestro ser profundo, el que puede corregir

este error al no identificarse con este personaje. Debe afrontar la vergüenza

y la autorrecriminación y ponerlas en su sitio conscientemente. Dando la luz

se cura la oscuridad. Tengo que poner las cosas en su sitio buscando el

origen y devolviendo los errores a quienes me los inculcaron. Los errores no

son míos.

Si supiéramos quiénes somos, no estaríamos dependiendo de las

penas y tragedias que nos trae la separación o la muerte del ser querido ni

de lo que creemos fracasos, que a veces son oportunidades de superarnos.

Estar solos no significa tener soledad. Siempre tengo conmigo a mi Amante

Interior. No necesitamos salir corriendo en busca de compañía. Estamos a

gusto con nuestro ser profundo, con él estamos completos.

Cuando alguien nos seduce, le estamos aplicando a esa persona las

cualidades que nuestro paraíso interior ya posee. En el espejo de lo bueno

de esa persona deberíamos ver reflejado lo maravilloso de nuestro Amante

Interior, que nos permite esa visión enamorada del exterior.

Un día la mujer le dice al hombre:

“Me sentí muy triste esta mañana

al darme cuenta de que tú, a pesar

de lo mucho que te amo, amor mío,

no puedes curar mi soledad”.

Robert Hans

...Ni añadir un gramo a mi compañía...

Cuando estoy bien con mi Amante Interior es cuando puedo estar

bien con los demás. Cuando me puedo enriquecer con los otros y cuando

puedo influir positivamente en la sociedad. Soy una estrella dentro de un

universo. Pero primeramente todo mi universo se centra en la convivencia


con mi pareja. En ese día a día, palabra a palabra, codo con codo voy

tejiendo y desarrollando mi Ser, mi AMANTE INTERIOR.

 EL AMANTE PIRATA.

Al niño no se le dice “¡Has hecho una tontería!”, se le dice “Tú eres

tonto”.

Al niño se le impone “una idea de sí mismo” que nada tiene que ver

con él. Él es siempre un SER que es el AMANTE INTERIOR, que lo tiene

todo, pero se le hace creer que él es UN MODO DE SER al que le falta todo.

Desde ese momento surge el AMANTE PIRATA. Él tratará a todos como

cosas, no como personas. Les amará por sus modos de ser, les odiará por

su “cómo son”.

Cuando trata a su pareja, el Amante Pirata la tratará de manejar

como a una cosa y él se sentirá cosa:

 “Te amo porque estás buena”.

 “Te odio, me das pena, eres tonto”.

El pirata juega con modos, convierte a las personas en IDEAS porque

él se cree una idea.

 Nadie es un CÓMO, sino un QUIÉN.

 Nadie es un MODO, sino una IDENTIDAD.

Cuando trato a mi pareja como un modo, la estoy arruinando,

expoliando, enajenando, pirateando. Es el Amante Pirata que grita “¡Al

abordaje!”
 LA ISLA DEL TESORO.

Ese Yo-Idea que me aplico a mi existencia, lo aplico también a mi

pareja y a mi idea matrimonial y social.

Pero esa idea que tengo de mí es de carácter limitativo y

comparativo.

Nunca soy lo guapo, lo listo, lo poderoso, lo buen tipo que debería

ser. De esta misma forma se lo aplico a mi pareja y a mi hijo.

Esta limitación en que me encuentro contrasta con la intuición más

profunda que tengo de mi ser, y de ahí sale mi deseo irrefrenable de “pero

un día llegaré a ser poderoso, rico y famoso”. Ésa será mi Isla del Tesoro.

Seguiré el plano del tesoro con ahínco y tesón. Y ésa será mi vocación, lo

más importante del argumento de mi vida. Llegaré con mi esfuerzo total a

ser poderoso, valioso, inteligente y mi pareja será perfecta, como la soñé.

 EL PERSONAJE.

El rol del pirata es hacer bien el personaje de superar dificultades.

Llegará a tener pata de palo y ojo de cristal con tal de ganar todas las

batallas en el mar. Su bandera es su Yo idealizado, que ha superado a los

demás. Por eso su bandera es la muerte del otro.

En pro de esta meta tienes libros y películas a la americana, donde te

ofrecen las mejores estrategias para ganar amigos, para vender lo

invendible y hasta para aprender tus valores y cualidades. “Pon tu rumbo

en positivo”, te dicen.
Todo está en la clave del personaje del Amante Pirata. ¿Quieres

engordar tu personaje? ¿Hacer mejor el teatro? Pero ese personaje nunca

eres tú, aunque te identifiques con él, así que la consecuencia será que

sufrirás sin cesar. Es un personaje condenado al fracaso.

Conozco muchos ejecutivos que se dejaron la piel en la empresa, con

unos estudios que les llevaron al pináculo del éxito. Sin embargo, se

encuentran en la depresión más dolorosa. Su Yo-Idea, su personaje, quiere

más. El personaje es una trampa del Ego cuando lo identificamos con el

Ser. El Ego inventa la culpabilidad y la divinidad insaciable. Esta luz ciega

nuestra visión del Ser que no permite ni deprimirse ni ilusionarse, sino

disfrutar de lo que somos ahora. Os recomiendo ver la película “Instinto”.

Tal vez creas que eres responsable de lo que haces, pero no de lo que

piensas. La verdad es que eres responsable de lo que piensas. Solamente

en ese nivel puedes ejercer tu decisión (“Un Curso de Milagros”).

Los pensamientos prefiguran y moldean mi modo de actuar y

configuran el personaje. Éste es un conjunto de ideas cristalizadas.

Según este personaje, aceptaré un partido político concreto, aceptaré

un dios a mi medida, seré más o menos un fanático y le juzgaré a un dios

que, o actúa como yo creo que debería haber actuado durante el

Holocausto, o lo niego como lo hacen hoy personajes famosos en la radio y

en la televisión, no creyendo en nada. Han puesto una pica en flandes de su

personaje. El Ser es otra cosa. Al Ser no le has creado tú, al personaje sí.

No confundas al Dios que te ha creado con el dios que tú creas para

que te solucione tus problemas. El uno es experiencia de tu vida y el otro es

una idea de tu mente.


YO HAGO MI PAPEL. Nuestra vida social, como ya hemos visto, se

convierte en un gran teatro donde los personajes desarrollan su papel. Pero

el personaje no es la persona. Persona significa “careta” del Ser.

La pareja es la causa de todas las desgracias o de toda la felicidad. Si

yo percibo a mi pareja falsamente, como un personaje, terminaré

haciéndome daño a mí y al otro le convertiré en un extraño. Nunca

confundas la persona con su obra. Por mucho que uno diga “¡Muuu!”, no

será nunca una vaca. No identifiques al personaje con la persona. Del

personaje pronto me cansaré, siempre le exigiré el “más difícil todavía”. El

Ser es siempre inagotable, siempre nuevo. El personaje es discusión,

culpabilidad, exigencia insatisfecha. El personaje, para que me entendáis,

es como las películas o comedias que veo en la pantalla. Pasan, y siempre

queda la misma pantalla. Nada más que la pantalla -que es el Ser- es la que

de verdad se va realizando. Es AMOR, MENTE y ENERGÍA.

 ¿De dónde surge tu capacidad de amar?

 ¿De dónde surge tu capacidad de comprensión?

 ¿De dónde surge tu capacidad de determinación?

Observa y verás que todo ello surge de tu AMANTE INTERIOR, nunca

de tu Amante Pirata. El mejor regalo que puedes hacer a tu familia y a la

sociedad es ser más TÚ MISMO y menos personaje.

Para ser más tú mismo:

 Ejercita el estar atento.

 Moviliza tu potencial de Amor y Mente en cada acto.

 Aprende a modificar las ideas de tu mente.

Hay alguien que te lo dijo (“Eres torpe”). Ése es su pensamiento.

Devuélveselo y en su lugar pon tu nuevo pensamiento (“Si quiero, puedo”).


Algunas mujeres tienen los mismos problemas que los que le

causaron al hombre el miedo a la intimidad, pues ellas también temen a la

intimidad.

Como resultado, ellas mismas contribuyen a aumentar lo que luego

lamentan. Existe un conflicto entre lo que las mujeres dicen desear y lo que

realmente buscan.

Son los mismos prejuicios los que atenazan a hombres y mujeres. El

convertir al hombre en un apoyo económico y emocional hace que no se

pueda tolerar verle dudoso, débil y frágil.

Un hombre, visto así, es como una barca que hace agua. Lo primero

que viene a la cabeza es que uno se puede ahogar, pero no se pone a

remar.

La mujer busca al hombre silencioso, pero cuando necesita emoción

considera su silencio como una debilidad; cuando necesita apoyo exige

ternura y lamenta su rudeza.

Por eso el hombre misterioso provoca las fantasías femeninas, pero

luego les produce frustración porque no satisface sus necesidades de

comunicación.

Las mujeres caen víctimas en la misma tela de araña que ellas tejen

para cazar. Los hombres se refugian en su silencio emocional, donde nada

se gana pero tampoco se pierde. Temen jugar a “hacer que los hombres

sean fuertes cuando ellas lo quieran y vulnerables cuando a ellas les

apetezca”. Ellas temen pedir más intimidad y apertura de la que están

dispuestas a dar.
 EL MAESTRO INTERIOR.

Así comienza el libro “Un Curso de Milagros”.

 “Nada real puede peligrar”.

 “Nada irreal existe”.

Se puede sufrir tanto por algo que es irreal como por algo que es

real. Parece irracional que una pareja que acaba de hacer placenteramente

el amor una noche, a la mañana siguiente, sin que haya mediado nada,

estén devorándose en una pelea de gallos. Tenemos derecho a nuestros

sentimientos locos e irracionales, pero también debemos saber que son

irreales, pertenecen al teatro del personaje.

Nuestro ser es como el mar, pero más allá de las olas, o como el azul

del cielo, pero más allá de las fantasmagóricas nubes. Mi SER tiene infinitos

modos de ser. Yo soy todos ellos y con ninguno me identifico.

Mi problema es ¿por qué sufro tanto por cosas tan irreales?

Al embarcarnos con otra persona, emprendemos un viaje espiritual.

Nos empeñamos en el proceso de recobrar nuestro paraíso perdido, el

Amante Interior. Nos desprendemos de las viejas tierras y navegamos mar

adentro hacia el verdadero Yo interior, procurando dejar atrás las cargas del

inconsciente, soportadas durante años y que no nos permiten ser uno

mismo. Hemos vivido rotos por dentro, en una dualidad donde la honradez,

la generosidad, la ternura y el respeto por la vida eran imposibles.

Cuando dentro llevamos la división, la multiplicamos en la

convivencia con el otro y las intenciones de resolver los problemas no hacen

más que empeorarlos.


Cuando pretendemos conocer no empleamos el verdadero

conocimiento, empleamos la percepción virtual, el Yo-Idea.

El conocimiento capta la realidad, la verdad sólida, inalterable, el Yo-

Experiencia, lo que existe.

Es posible no reconocer la verdad, pero es imposible cambiar la

verdad que vivimos. La verdad está más allá del aprendizaje, es

experiencia, descubrimiento. Simplemente, ES. Y la vida no consiste en otra

cosa más que en descubrirla.

La percepción virtual conoce una existencia aparente, pero no real.

Separar las fantasías de la realidad es un proceso de la convivencia. Frente

a la irrealidad, la vida.

Este mundo de la percepción de los sentidos que no enraíza en el

Amante Interior es el mundo del miedo, de la escasez, de la pérdida, de la

separación y de la limitación. Es un mundo que hay que defender sin

descanso, precisamente porque no es real.

El cuerpo y sus sentidos se ponen al servicio de esta irrealidad y

proyectan su sueño de “pequeño personaje conservado en formol” que

procura engrandecerse obteniendo de un mundo virtual aplausos,

aceptación y amor.

Esta percepción virtual es la que provoca en la convivencia la desazón

de las dudas que nos surgen de las limitaciones, de las comparaciones con

algo mejor, del descontento y de la rabia por no lograr la perfección de los

sueños.

Todo es una limitación que mi percepción virtual no soporta y lo

convierte en discusión y pelea rabiosa.


El mundo del Amante Interior no necesita nada. Es íntegro, amoroso,

busca compartir en vez de quitar. El Amante Interior soñaba el camino de

retorno a la felicidad. El Amante Interior hace de la relación el mejor cursillo

de superación, puesto que la convivencia se convierte en el mejor Maestro

Interior, frente a una fuente de dolor y de cinismo que es la fantasía.

¿Cuál es la luz que guía tus pasos? ¿La del conocimiento o la de la

percepción virtual? Los resultados en tu vida te darán la respuesta.

 ENCUENTRO CON EL AMADO INTERIOR.

Desde que el hombre fue hombre, colgado del Bing Bang, ha buscado

puentes entre el mundo físico y el mundo espiritual. Hoy, en las junglas de

cemento, un virus parecido a los de Internet está borrando este atávico

sustento del hombre. Los niños y los jóvenes de este mundo prácticamente

son agnósticos. No tienen mirada hacia arriba ni hacia adentro. Los padres

dejan a la improvisación esta necesidad de encontrar sentido a la vida.

Me parece una injusticia dejar desprotegido a un niño de sus fuerzas

superiores, sin enseñarle a ver la realidad que se esconde más allá de los

sentidos.

Cuando doy conferencias a novios, quiera o no, me asomo a analizar

cuál es el origen de ese milagro del amor, del sexo. Y enseguida brota un

Ser superior como explicación. Es como una experiencia vital que está ahí,

llamando a la puerta del éxtasis del amor. En el principio de la vida parece

que ese Ser superior es ya testigo del más universal de los problemas de

pareja. En la cocina de los tiempos ya se echaban la culpa el uno al otro y

se inventaron los juegos de pareja.


“Y dijo Dios:

- ¿Dónde estás?

Adán contestó:

- Tengo miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí. La

mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.

Y preguntó Dios a la mujer:

- ¿Por qué lo has hecho?

Y contestó la mujer:

- La serpiente me sedujo y comí.”

En el principio de la vida ya se da el primer juego de rol: “Jugando a

Dioses”. Hubo un cebo y un trofeo.

Ellos se convirtieron en rivales. La unidad se hizo dualidad y creyeron

romper su unidad con el Creador. Lo único que pudieron hacer es creerlo,

pero no pudieron hacer que fuese verdad.

Dentro de cada persona se repite el juego del Paraíso. La mente culpa

al corazón de seducirla y el corazón culpa a la mente de darle pistas falsas.

El hombre dividido, la pareja dividida, no puede más que suspirar en

sus agonías con llamar a la puerta del paraíso, cuando éste debería ser su

casa natural. El hombre, aunque no lo sepa, busca al Ser superior. Su vida

en pareja es como un anticipo de otro encuentro mayor.

Cuenta Chopra, autor de “Curación Cuántica”, que su abuelo visitó en

el Ganges a un “yogui”:

“Mientras hablaba con él, mi abuelo observó que los brazos y las

piernas las tenía llenas de mordeduras de serpiente. Mi abuelo,

dirigiéndose al santón, le preguntó:

- Estás rodeado de cobras y cubierto de mordeduras.


El santón le miró compasivo:

- Quizá tú veas serpientes, pero yo sólo veo a mi Dios y créeme: él

no muerde.”

Los sentidos ven serpientes, pero para el santón toda la realidad es

Dios. Lo que a otro le hubiera matado, a él, que ha superado todos los

sentidos, no le afecta para nada.

Si nos damos cuenta, nadie se casa con el ideal que tiene en sus

sueños, porque no existe. Como mucho, se casa con alguien que en algo se

parece al Amante Interior.

Es que en realidad con quien nos queremos unir es con el Ser

Supremo. Pero para lograr esta unión, necesitamos aprender a unirnos a

nosotros mismos con el otro. Todos tendemos a regresar al Paraíso y

encontrarnos desnudos sin avergonzarnos.

Y en este camino están nuestras parejas y nuestra convivencia. Con

nuestros logros y equivocaciones vamos aprendiendo a llegar a la casa del

anhelo.

Todos necesitamos tanto a Dios, como Dios nos necesita tanto a

nosotros. Escuchemos cómo Dios ama, cómo el ser humano ansía a Dios.

En el Cantar de los Cantares:

CT 3 “En mi lecho, por las noches, he buscado

al amor de mi alma.

Busquéle, no lo hallé,

Por las calles y plazas.”


CT 5 – 6 (...) “Si le encontráis a mi amado

¿qué le habéis de anunciar?

Que enferma estoy de amor.”

(...) “Cuando encontré el amor de mi alma

lo aprehendí y no lo soltaré.”

Todo ser que viene a este mundo, viene equipado con todo lo

necesario para ejercitar su naturaleza. Un elefante no nace con alas, ni un

ave nace con trompa. El ser humano viene equipado para encontrarse con

su Amado Interior. ¿Quién le retrasa ese encuentro?

“Nada irreal existe.

Nada real puede peligrar”.

Lo que retrasa nuestro encuentro es nuestro enredo entre la paz de

lo real y la angustia de lo irreal de nuestra vida. Hasta que no te hagas

sensible a lo invisible, no empezarás a descubrir la realidad que se oculta

detrás de lo irreal, detrás de las apariencias.

Esto es el cometido de la pareja: ayudarse a descubrir la realidad

que eres, detrás del error que vives y crees ser. Y te darás cuenta de que

esa realidad es el amor. Y el amor eres tú.


EPÍLOGO

La boda. Allí estaba yo, y tú al lado. Tú y yo, yo y tú. Cerca los

padres, los invitados, los amigos... todo en un ambiente de blanco radiante.

Éramos como los primeros creadores del amor... “¡Viva los novios!”

El velo blanco de la novia era como una burbuja de ilusión. Al novio le

oprimían la corbata y los zapatos. Las alianzas brillaban recién puestas, el

ritmo de nuestros besos y abrazos infinitos, en un frenesí de sonrisas...

“¡Que se besen!”

Después, un amanecer hecho de flases. Un reportaje para el

recuerdo. Detrás se perdían las últimas notas de la marcha nupcial...

Por fin solos, tú y yo...

Y así pasaron los años, vinieron y se fueron los hijos... Dio tiempo al

amor y al “Ya no te aguanto”.

Una mañana fría salimos de viaje. El coche voló por los aires, no sé

por qué. Sólo sé que aquel día todo se rompió como se rompe un vaso o un

plato de cristal... Él estaba a mi lado, desangrándose. Me tendió la mano y

se la cogí. En ella brillaba su alianza. Me acerqué más a él y me susurró al

oído: “Qué pena, podríamos haber sido tan felices...Tú y yo, nosotros...” En

aquel momento sólo pensé en gritar, pedir auxilio, mientras las lágrimas

humedecían mis recuerdos. Por mi mente pasó, como en una película, toda

una vida de amor y desamor, de rutina y alejamientos, de dar importancia a

tantas cosas que ahora veía tan insustanciales... Era una historia de amor
que cabía en un puño. Después perdí el conocimiento. Desperté en el

hospital, pero él ya se había ido. Entonces descubrí al Amante Interior que

brotaba de mis adentros y me sentí plena y radiante, como el día de mi

boda.

Este libro es para los que tenéis hoy la oportunidad de vivir y convivir

en pareja. Para que no busquéis quereros más, sino quereros mejor.


BIBLIOGRAFÍA

Libros consultados y recomendados:

 Un curso de milagros. Fundation For Inner Peacer.

 Vida incondicional. INCONDICIONAL. Deepak Chopra. (Plaza &

Janés).

 Las mujeres que aman demasiado. Robin Norwood. (Javier Vergara).

 Imágenes creativas. William Ferler. (Nueva Era).

 Terapia a corazón abierto. Bob Mander. (Mandala).

 Pareja ideal. Linda Georgian. (DAT).

 La nueva pareja. Luis Casado. (Kairós).

 ¿Eres mi media naranja? Barbara de Angelis. (Grijalbo).

 Vivir con un hombre difícil. Nancy Good. (Javier Vergara).

 El encanto de la vida simple. Sarah Ban Breathnach. (Ediciones

B.S.A.)

 Amantes para toda la vida. Daniel Ellenberg / Judith Bell. (Sirio, S.A.).

 La fidelidad, la infidelidad. Jean Gondonneau. (Kairós).

 Miradas de mujer. Catherine Rihoit. (Circe).

 Matrimonios en conflicto. Facundo Garre / Mariano Varguer. (PPC).

 Naturaleza hombre y mujer. Alan Watts. (Kairós).

 Etapas en la vida amorosa de la pareja. Laura J. Singer / Barbara

Lang Stern. (Juan Granica, S.A.).

 El arte de comunicarse. Thierry Tournebise. (Robin Book).

 La pareja armónica. Susan Page. (Vergara).


 La pareja humana: su vida, su muerte, su estructura. Jean G.

Lemaire. (Fondo de Cultura Económica).

 Todas las depresiones se curan. Daniel Román. (Espejo del Alma).

 Hacer el amor. Eric Berne. (Alfa).

 Maridos y mujeres. Anthony Pietropinto / Jacqueline Simenauer. (Plaza

& Janés).

 Mi ver irá contigo. Sidney Rose. (Paidós).

 Nuevas relaciones humanas en el núcleo familiar. Virginia Satir.

(Pax México).

 La mejor amante. Ives Moigno. (Llave Maestra).

 Los hombres se dejan querer. Wilfried Wieck. (Urano).

 Fundamentos sociales de la felicidad individual. Enrique Martín

López. (Artes Gráficas Miján)

 Amor es amar cada día. Bill O’ Harrlon y Pat Hudson. (Paidós)

 Amores y desamores. Mª Antonia Güell Roviralta.

 La práctica de la inteligencia emocional. Daniel Goleman. (Kairós).

 Controle su destino. Anthony Robbins. (Grijalbo)

 Teoría de la comunicación humana. Paul Watrlawick. (Herder).

 El valor de educar. Fernando Savater. (Ariel).

 La pareja rota. Luis Rojas Marcos. (Temas de Hoy).

 La ilusión de vivir. Luis Rojas Marcos. (Espasa Hoy).

 El amor inteligente. Luis Rojas Marcos (Vivir Mejor).

 Personalidad y niveles. Antonio Blay. (Indigo).

 Cómo afrontar los problemas a tiempo. (Deusto).

 P.E.T. en acción. Thomas Gordon. (Diana).

 Claves para la solución en terapia breve. Steve de Sharer. (Paidós).

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