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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA CORTE

SUPREMA - Sistema de Notificaciones Electronicas


SINOE
SEDE PALACIO DE JUSTICIA,
Secretario De Sala - Suprema:SALAS CAMPOS Pilar
Roxana FAU 20159981216 soft
Fecha: 18/12/2019 17:34:43,Razón: RESOLUCIÓN
JUDICIAL,D.Judicial: CORTE SUPREMA /
LIMA,FIRMA DIGITAL - CERTIFICACIÓN DEL
CONTENIDO
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA
SALA PENAL PERMANENTE

RECURSO NULIDAD N.° 1515-2018/LIMA


PONENTE: CÉSAR SAN MARTÍN CASTRO

Deber de esclarecimiento
Sumilla. La cadena de indicios es de tal gravedad y
concreción que apunta más bien a una lógica de
defraudación al Estado con adquisiciones concertadas, bajo
la coartada de un conflicto armado –por lo demás, de
conocimiento público y notorio– que duró en el curso de su
desarrollo más de tres años, pero que en modo alguno
justificaba festinación de trámites y concertaciones con dos
proveedores. Éstas se efectuaron sin rigor económico ni
justificación técnica en defensa del tesoro público –de lo que
no están al margen los extraneus, directamente beneficiados
con las adquisiciones–, e incluso se trató de maquillar la
ausencia de un procedimiento debido y preestablecido con
una “regularización” por entero ilícita e improcedente. No se
cuestionó, por lo demás, que los bienes no se entregaron al
Estado ni se afirmó que éstos fueron inútiles o deficientes
desde la perspectiva técnica o funcional; se cuestiona cómo
fueron adquiridos, y bajo qué reglas y condiciones reales.
Las pericias de parte, hasta el momento, no han enervado el
mérito de las pericias oficiales. En todo caso no medió el
imprescindible debate pericial, a partir del cual se tendría un
cuadro fáctico más claro y esclarecido de lo realmente
ocurrido. Para que se cumpla el deber de esclarecimiento
que se impone al órgano jurisdiccional es menester que los
peritos oficiales (que intervinieron en las tres pericias
citadas) concurran al juicio oral para explicar sus
conclusiones y, en su caso, debatan con los peritos de parte.

Lima, veintiocho de agosto de dos mil diecinueve.

VISTOS: el recurso de nulidad interpuesto por el


ABOGADO ESPECIALISTA DE LA PROCURADURÍA PÚBLICA ESPECIALIZADA EN
DELITOS DE CORRUPCIÓN DE FUNCIONARIOS contra la sentencia de fojas diecisiete
mil ochocientos cuarenta y nueve, de dieciocho de diciembre de dos mil diecisiete,
que absolvió a Carlos Alberto Bergamino Cruz, César Montero Doig, Armando
Julio Alcócer Lara, Roberto Correa Vergara, César Enrique Saucedo Sánchez,
Jesús Ricardo Ángel Moschella Vásquez, Marcial Walter Melgarejo Palacios,
Gustavo Willy Beuermann Cancino y Guillermo Santiago Zariquiey Guillot de la
acusación fiscal formulada contra ellos por delito de colusión (artículo 384 del
Código Penal, según la Ley 26713, de veintisiete de diciembre de mil novecientos
noventa y seis) en agravio del Estado; con lo demás que al respecto contiene.
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RECURSO NULIDAD N.° 1515-2018/LIMA

OÍDO el informe oral.


Ha sido ponente el señor SAN MARTÍN CASTRO.

FUNDAMENTOS

§ 1. DE LA PRETENSIÓN IMPUGNATIVA DE LA PROCURADURÍA PÚBLICA

PRIMERO. Que el abogado especialista de la Procuraduría Pública del Estado en


su recurso formalizado de fojas diecisiete mil novecientos treinta, de cinco de
enero de dos mil dieciocho, instó la anulación de la sentencia absolutoria por una
deficiente argumentación y no contrastada valoración de la prueba. Alegó que el
Tribunal Superior soslayó hechos abiertamente irregulares y contrarios a la
legalidad y a los preceptos de procedimiento de pagos, que prohibían incluir
autorizaciones de gatos sin el financiamiento correspondiente; que en las
adquisiciones efectuadas se obvió la intervención de diversos órganos del Ejército
y, además, no se designó un Comité Especial; que estas conductas ya consumadas
fueron materia de una ilegal “regularización” luego de la firma de los contratos
cuestionados; que el pago dispuesto al coronel Cusicanchi Vega no salió de los
presupuestos oficiales de dos mil siete y dos mil ocho; que en los otros contratos
se produjeron irregularidades específicas.

§ 2. DE LOS HECHOS OBJETOS DEL PROCESO PENAL

SEGUNDO. Que, según la acusación fiscal de fojas catorce mil novecientos


ochenta, los encausados materia de absolución, integrantes del Comando Conjunto
de las Fuerzas Armadas, del Ejército Peruano y de la Fuerza Aérea, incluso el
condenado conformado Hermoza Ríos –presidente del Comando Conjunto y
Comandante General del Ejército Peruano–, de uno u otro modo pero
coordinadamente, desde el mes de julio de mil novecientos noventa y cinco hasta
el mes de agosto de mil novecientos noventa y ocho, intervinieron en una
pluralidad de actos de concertación con dos empresas: BMP Ingenieros Sociedad
Anónima –representada por los imputados Melgarejo Palacios y Beuermann
Cancino– (en cinco oportunidades) y Dekada Inversiones Sociedad Anónima –
representada por el encausado Zariquiey Guillot– (en dos oportunidades), con
motivo de la adquisición de diversos bienes para el Sector Defensa, con los que
defraudaron al Estado.

TERCERO. Que los actos de concertación continuados son los siguientes:


1. En el contrato –adquisición de equipos de seguridad criptográfica por
adjudicación directa– suscrito el veintiuno de julio de mil novecientos noventa y
cinco con la empresa Dekada Inversiones, materia de una adjudicación directa por
exoneración, intervinieron Alcocer Lara (jefe del Servicio de Comunicaciones del
Ejército), Hermoza Ríos (presidente del Comando Conjunto y Comandante
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RECURSO NULIDAD N.° 1515-2018/LIMA

General del Ejército) y el occiso Pancorbo Rivera (jefe del Comando Logístico del
Ejército). Se pagó al representante de esa empresa Dekada Inversiones SA en
efectivo y, luego, se le abonó más de lo estipulado contractualmente. El proceso de
adjudicación (adjudicación directa por exoneración número veinte guión noventa y
cinco) fue simulado y se aparentó la intervención de tres empresas –no intervino la
empresa A. Olaechea SA, mientras que Zariquiey Guillot estaba vinculado a
Dekada Inversiones SA y Adquisiciones y Servicios SA–.
2. En el contrato –adquisición de radios y centrales telefónicas digitales para
integrar el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, el Servicio de Inteligencia
del Ejército y los Institutos Armados– con la empresa BMP Ingenieros SA,
celebrado el catorce de julio de mil novecientos noventa y siete, intervinieron
Montero Doig (jefe de la V División del Estado Mayor del Comando Conjunto),
Correa Vergara (tesorero del Comando Conjunto) y el condenado Hermoza Ríos
(presidente del Comando Conjunto y Comandante General del Ejército). Hubo un
incremento irregular de la contratación; no existe documento formal de
convocatoria, no consta informe de evaluación técnica de las propuestas de las
empresas postoras; no se respetaron las leyes de presupuesto respecto de la
prohibición de incluir autorizaciones de gastos sin el financiamiento
correspondiente; la compra se realizó como secreto militar pese a no estar
autorizada; no se dispuso la participación de los órganos técnicos de economía,
abastecimiento y asesoría jurídica; se pagó directamente el noventa y tres punto
sesenta y dos por ciento del monto total del contrato, y, se dispuso la contratación
directa sin ningún criterio técnico ni evaluación de la empresa y los equipos
ofertados.
3. En el contrato –adquisición de la tercera etapa del sistema de comunicación vía
satélite– con la empresa BMP Ingenieros SA, celebrado el veintinueve de octubre
de mil novecientos noventa y siete, materia de la licitación privada número doce
guión noventa y siete, intervinieron Moshella Vásquez (jefe del Servicio de
Comunicaciones del Ejército), el condenado Hermoza Ríos (presidente del
Comando Conjunto y Comandante General del Ejército) y el Ministro de Defensa,
encausado Saucedo Sánchez. No se produjo la licitación privada –el expediente
administrativo revisado así lo demostró–; no se convocó a los integrantes del
CRAEP; no se realizó evaluación técnica alguna ni consultas de las empresas
supuestamente intervinientes en la licitación; y no existe un orden cronológico en
la documentación y resoluciones administrativas. Luego, se trató de un proceso
simulado y se llevó a cabo una “regularización” ilícita.
4. En el contrato –adquisición de trece cifradores de FAX OMNISEC-OC520 para
la red de criptofax del Comando Conjunto– con la empresa Dekada Inversiones
SA–, celebrado el once de marzo de mil novecientos noventa y ocho, intervinieron
Montero Doig (jefe de la V División del Estado Mayor del Comando Conjunto), el
condenado Hermoza Ríos (presidente del Comando Conjunto y Comandante
General del Ejército), Correa Vergara (tesorero del Comando Conjunto) y
Bergamino Cruz (jefe del Estado Mayor del Comando Conjunto). No se respetó
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las leyes de presupuesto de mil novecientos noventa y siete y mil novecientos


noventa y ocho y el Decreto Ley 19350 sobre pagos del Tesoro Público; no se
designó un Comité Especial para determinar la conveniencia de la contratación; se
efectuó el pago en efectivo –no en cheques, como correspondía– y a través de un
recibo simple mediante entrega de Hermoza Ríos; y, la hoja de recomendación se
elaboró con fecha posterior al contrato.
5. En el contrato –adquisición de sistema de integración de las redes satelitales de
IRTP con las PC por el Comando Conjunto, Institutos Armados y el Servicio de
Inteligencia Nacional–, celebrado el doce de mayo de mil novecientos noventa y
ocho, intervinieron Montero Doig (jefe de la V División del Estado Mayor del
Comando Conjunto), el condenado Hermoza Ríos (presidente del Comando
Conjunto y Comandante General del Ejército), Correa Vergara (tesorero del
Comando Conjunto) y Bergamino Cruz (jefe del Estado Mayor del Comando
Conjunto). La compra no estaba autorizada como secreto militar, los actos
preparatorios y de ejecución se realizaron sin la participación de los órganos de
economía, abastecimiento y asesoría jurídica, no se cautelaron las disposiciones
del Reglamento Único de Adquisiciones –en adelante, RUA– pues no se efectuó
un proceso de selección ni se designó un Comité Especial, los pagos se realizaron
en efectivo y a través de un recibo simple mediante entrega de Hermoza Ríos, y la
hoja de recomendación se formuló con fecha posterior al contrato.
6. En el contrato –adquisición de un sistema de video conferencia para el
Comando Conjunto–, celebrado el diecisiete de julio de mil novecientos noventa y
ocho, intervinieron Montero Doig (jefe de la V División del Estado Mayor del
Comando Conjunto), el condenado Hermoza Ríos (presidente del Comando
Conjunto y Comandante General del Ejército), Correa Vergara (tesorero del
Comando Conjunto) y Bergamino Cruz (jefe del Estado Mayor). La compra fue
ilegal al no respetarse las normas de las leyes de presupuesto mil novecientos
noventa y siete y mil novecientos noventa y ocho y el Decreto Ley 19350, de
procedimientos de pagos del Tesoro Público, pues importaron pagos sin fuente de
financiamiento y al margen de las asignaciones presupuestales autorizadas, así
como pagos sin el giro de cheques; la compra no estaba autorizada como secreto
militar; los actos preparatorios y de ejecución se realizaron sin la participación de
los órganos de economía, abastecimiento y asesoría jurídica, y no se cautelaron las
disposiciones del RUA pues no se efectuó un proceso de selección ni se designó
un Comité Especial, así como se llevó a cabo una previa apreciación técnica de la
necesidad del equipo; los pagos se realizaron en efectivo y a través de un recibo
simple mediante entrega de Hermoza Ríos.
7. En el contrato –adquisición e instalación de un sistema de microondas para
generar interfaces y hacer remotas las señales de los radares de CORPAC con el
Comando Conjunto–, celebrado el siete de agosto de mil novecientos noventa y
ocho, intervinieron Montero Doig (mayor general FAP, jefe de la V División de
telemática del Estado Mayor del Comando Conjunto), el condenado Hermoza Ríos
(presidente del Comando Conjunto y Comandante General del Ejército) y Correa
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Vergara (tesorero del Comando Conjunto). La compra fue ilegal al no respetarse


las normas de las leyes de presupuesto mil novecientos noventa y siete y mil
novecientos noventa y ocho y el Decreto Ley 19350, de procedimientos de pagos
del Tesoro Público, pues importaron pagos sin fuente de financiamiento y al
margen de las asignaciones presupuestales autorizadas, así como pagos sin el giro
de cheques; la compra no estaba autorizada como secreto militar; los actos
preparatorios y de ejecución se realizaron sin la participación de los órganos de
economía, abastecimiento y asesoría jurídica, y no se cautelaron las disposiciones
del RUA pues no se efectuó un proceso de selección ni se designó un Comité
Especial; los pagos se realizaron en efectivo y a través de un recibo simple
mediante entrega de Hermoza Ríos.

§ 3. DE LA ABSOLUCIÓN DEL GRADO

CUARTO. Que, desde la perspectiva pericial institucional, los hechos acusados


fueron analizados por el Informe Especial cero cero tres guión dos mil dos guión
dos guión cero ocho cuatro ocho, elaborado por la Inspectoría General del
Ministerio de Defensa [fojas mil trescientos veintiuno], el dictamen pericial
contable cero dos cinco cero guión dos mil cuatro guión DIRPOCC guión
DIVAMP guión DICF, elaborado por peritos de la Dirección de Policía contra la
Corrupción [fojas mil seiscientos cincuenta y dos], y el dictamen pericial
contable–financiero ampliatorio cero cuarenta y seis guión dos mil cuatro guión
DIRCOCOR punto PNP punto DIVAMP guión DICF, elaborado por peritos de la
Dirección de Policía contra la Corrupción [fojas cinco mil cuatrocientos noventa y
cuatro].

QUINTO. Que los informes periciales antes indicados resaltaron lo siguiente:


1. Las adquisiciones se efectuaron sin contar con financiamiento presupuestos.
Éstas se realizaron sin cumplir las normas sobre compras con carácter de Secreto
Militar y del RUA. No se cobraron sesenta mil cinco punto ochenta y dos dólares
americanos por concepto de penalidad.
2. De otro lado, se entregó la suma de trescientos cincuenta y uno ochocientos
veinticinco dólares americanos sin estar contemplado en el presupuesto del
Servicio de Inteligencia Nacional; no se sustentaron los gastos por Apoyo
Económico Extraordinario y Rondas de Conversaciones del Perú con países
limítrofes; no se acreditó que el Comando Conjunto giró cheques por
adquisiciones de capital; lo adquirido no estaba contemplado en el Plan de
Obtención para los años fiscales mil novecientos noventa y siete–mil novecientos
noventa y ocho; se efectuaron pagos a Dekada SA con parte de un presupuesto
asignado a otros menesteres; parte de las adquisiciones no estaban autorizadas por
el titular del Sector Defensa; y, se trasgredió el RUA.
3. Finalmente, las adquisiciones no estaban incluidas en las partidas presupuestales
de Gastos de Capital; se adquirieron equipos a Dekada y BMP con fondos
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provenientes de Unidades Ejecutores distintas a éstas; no aparece registrado el


aporte del Sistema de Inteligencia Nacional –en adelante SIN–; las compras no se
sustentaron en el RUA (no se formularon bases administrativas, especificaciones
técnicas, convocatoria mediante invitación, recepción y apertura de sobres,
selección del postor y otorgamiento de la buena pro, en regla); y, las adquisiciones
de equipos no estaban contempladas en el Plan de Obtención para los años fiscales
mil novecientos noventa y siete y mil novecientos noventa y ocho.

SEXTO. Que, desde la prueba personal testifical, en especial las testificales de


Fonseca Toledo –para la aprobación de la compra de las centrales telefónicas y los
radios enlaces se modificaron lo que se estableció en su configuración inicial al
punto que se incluyó al SIN e incluso se incluyeron precios, lo que no se había
estipulado– [fojas doscientos sesenta y doce mil cuatrocientos noventa y siete]; de
Nakaya Campana –por orden del Coronel Ejército peruano Torres Vegas se le hizo
firmar la documentación de una adquisición pese a que integró el Comité, y se
trató de una regularización a posteriori de una compra ya verificada– [fojas once
mil ciento setenta y uno, doce mil trescientos tres y dieciséis mil cuatrocientos
noventa y cuatro]; de Howell Ballena –firmó, a posteriori, toda la documentación
pese a que no participó en reunión alguna al respecto, y advirtió que el expediente
ya tenía las firmas de los integrantes del CRAEP, ver la hoja de recomendación y
de la Resolución Ministerial respectiva– [fojas once mil ciento cincuenta y nueve
y doce mil quinientos treinta y tres]; de Huamán Ascurra –una de las firmas que
aparece en el expediente referido a las compras en que intervino el SIN no es suya
y no intervino en ninguna adquisición de equipos– [fojas ciento noventa y uno y
doce mil doscientos veintiocho]; de Torres Vega –el dinero provino del SIN y fue
Huamán Ascurra quien abordó el tema económico con la empresa, que no fue
designado para el Comité, que parte de las firmas de las actas no le pertenecen,
que no se recomendó a ninguna empresa aunque la exposición la efectuó BMP
Ingenieros SA– [fojas ciento ochenta y cuatro y dieciséis mil doscientos noventa y
siete vuelta]; y, de Velásquez Loayza –no se solicitó el concurso de otras empresas
para las adquisiciones, en las reuniones que intervino no se trató de precios de los
equipos, y no sabe por qué el general Montero Doig se decidió por BMP
Ingenieros SA– [fojas ciento noventa y siete].

SÉPTIMO. Que, con independencia de las explicaciones proporcionadas por los


imputados en el acto oral [fojas dieciséis mil ciento nueve, dieciséis mil ciento
treinta y cuatro y dieciséis mil ciento cuarenta; fojas quince mil cuatrocientos
cincuenta y tres, quince mil seiscientos cuarenta y cuatro y quince mil seiscientos
cincuenta y nueve; fojas quince mil ochocientos treinta y cuatro, quince mil
ochocientos noventa y uno, quince mil novecientos dos y quince mil novecientos
seis; fojas dieciséis mil ciento cuarenta y ocho, dieciséis mil ciento cincuenta y
nueve y dieciséis mil ciento sesenta y seis; fojas quince mil setecientos cincuenta y
seis, quince mil ochocientos setenta y dos vuelta, quince mil setecientos ochenta y
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ocho, quince mil setecientos noventa y cinco y quince mil ochocientos; fojas
quince mil setecientos dos; fojas quince mil seiscientos ochenta y tres vuelta,
quince mil seiscientos noventa y uno y quince mil seiscientos noventa y cinco;
fojas quince mil setecientos treinta y cinco; y, fojas dieciséis mil ciento setenta y
seis y dieciséis mil ciento ochenta y cuatro], las pericias institucionales y las
testificales antes indicadas dan cuenta, primero, de un direccionamiento a las
empresas Dekada Inversiones SA y BMP Ingenieros SA; segundo, de una
ausencia de todo proceso de determinación equitativa de postores y de un análisis
previo, técnico y económico, de la necesidad de adquisición y determinación de un
precio razonable, favorable a los intereses del Estado; tercero, de una vulneración
patente del RUA y de los procedimientos de pago y de aplicación presupuestal –no
había una partida específica con esa finalidad–; cuarto, de un monto, en el caso del
SIN, no debidamente presupuestado y de pagos realizados en efectivo y no a
través de cheques; y, quinto, de pagos ulteriores sin justificación.
∞ El conjunto de indicios, mejor dicho: la cadena de indicios existentes, todos
concordantes entre sí, revela no solo simples irregularidades administrativas, sino
un concierto punible que defraudó efectivamente al tesoro público. La pluralidad
de adquisiciones, la presencia de solo dos empresas favorecidas, la ausencia
manifiesta de algún tipo o modalidad de procedimientos de contratación
pública –aun cuando simplificados–, el control de la razonabilidad de los montos
concertados, y el pago en efectivo, permiten entender que todos: funcionarios
públicos y proveedores, sabían de lo delictivo de las adquisiciones y, pese a ello,
intervinieron en su ejecución.

OCTAVO. Que, empero, el Tribunal Superior estimó que existió una necesidad de
modernización y estandarización del equipo de comunicaciones pues se estaba en
una posición desventajosa con Ecuador; que los funcionarios de menor grado no
estaban en condiciones de revertir lo que el presidente del Comando Conjunto y
comandante general del Ejército ya había decidido; que el sigilo para las
adquisiciones se justificaba por el peligro latente de conflicto con Ecuador –entre
enero de mil novecientos noventa y cinco y octubre de mil novecientos noventa y
ocho–; que existen actas de la recepción de los equipos adquiridos; que la
acreditación de una irregularidad administrativa no es suficiente para estimar que
medió una colusión fraudulenta; que no constan indicios que revele concertación
entre los funcionarios militares y los proveedores.

NOVENO. Que, sobre el particular, cabe apuntar que el marco normativo para las
adquisiciones del Estado era claro y debía cumplirse. La legislación preveía
adquisiciones céleres en caso de emergencia y de secreto militar –formalmente
declarado–, pero siempre cuidando la corrección y efectividad de las mismas en
aras del uso eficiente de los recursos públicos. El procedimiento estipulado
legalmente, como es obvio, fue excluido en el presente caso.

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∞ Como ya se mencionó, la cadena de indicios es de tal gravedad y concreción


que apunta más bien a una lógica de defraudación al Estado con adquisiciones
concertadas, bajo la coartada de un conflicto armado –por lo demás, de
conocimiento público y notorio– que duró en el curso de su desarrollo más de tres
años, pero que en modo alguno justificaba festinación de trámites y concertaciones
con dos proveedores. Éstas se efectuaron sin rigor económico ni justificación
técnica en defensa del tesoro público –de lo que no están al margen los extraneus,
directamente beneficiados con las adquisiciones–, e incluso se trató de maquillar la
ausencia de un procedimiento debido y preestablecido con una “regularización”
por entero ilícita e improcedente. No se cuestionó, por lo demás, que los bienes no
se entregaron al Estado ni se afirmó que éstos fueron inútiles o deficientes desde la
perspectiva técnica o funcional; se cuestiona cómo fueron adquiridos, y bajo qué
reglas y condiciones reales.
∞ Las pericias de parte, hasta el momento, no han enervado el mérito de las
pericias oficiales. En todo caso no medió el imprescindible debate pericial
(confróntese: artículos 167 y 259, segundo párrafo, del Código de Procedimientos
Penales), a partir del cual se tendría un cuadro fáctico más claro y esclarecido de
lo realmente ocurrido.

DÉCIMO. Que cabe enfatizar, desde la evolución legislativa del tipo delictivo de
colusión desleal, que desde siempre hasta la reforma operada por la Ley 29758, de
veintiuno de julio de dos mil once –descontando la ilegítima reforma por la Ley
29703, así declarada por el Tribunal Constitucional en la STC17-2011-PI/TC– este
delito se erigía en uno de peligro concreto –puesta en peligro concreto del
patrimonio público; es decir, posibilidad real de que dicho perjuicio se produzca,
que, por lo demás, es una forma de afectar dicho patrimonio [MONTOYA VIVANCO,
YVÁN: Aspectos Relevantes del delito de colusión tipificado en el artículo 384 del
Código Penal peruano. En: Revista Actualidad Jurídica, Tomo 171, febrero 2008,
Gaceta Jurídica, Lima, p. 101]–, y siempre exigía concierto (ponerse de acuerdo
con el interesado para despatrimonializar al Estado) sin la exigencia de un
resultado efectivo para ser consumada la conducta delictiva. Es recién, a partir de
la primera ley citada y en sus sucesivas reformas que se configuró (i) un supuesto
de peligro abstracto –delito tendencial de mera actividad que no requiere resultado
alguno o causación de daño patrimonial, solo un concierto para el fraude a la
Administración, por lo que castiga verdaderos actos preparatorios [STSE
394/2014, de siete de mayo] pues solo debe probarse el acuerdo colusorio–; (ii) y,
otro de lesión o de resultado de lesión.
∞ En el sub-lite es claro que no solo se afectó la legalidad e imparcialidad de la
actuación de los funcionarios de la Administración Pública sino también el
patrimonio administrado por el Estado –el tipo penal, es de rigor enfatizarlo, tutela
la asignación eficiente de los recursos públicos en las operaciones contractuales
que el Estado lleve a cabo, o en cualquier tipo de operaciones a cargo de este –se

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entiende de naturaleza económica [confróntese: MONTOYA VIVANCO, YVÁN:


Manual de Delitos contra la Administración Pública, IDEHPUCP-Open Society
Foundations, Lima, 2015, pp. 137-138]. Se vulneraron los procedimientos
legalmente preestablecidos, se concertó exclusivamente con dos empresas en siete
contratos y se le pagó unos montos bajo esquemas que, por lo anterior, importaron
una objetiva afectación del patrimonio público.
∞ De otro lado, no se ha tomado en cuenta que en el presente caso existió cadenas
de delegación –propias de cualquier estructura organizada compleja– que abarcan
desde la cúspide de la institución pública concernida hasta los últimos
intervinientes (ejecutores materiales) en el hecho –la simple referencia en el
sentido que el jefe institucional ya había decidido las adquisiciones y a la empresas
proveedoras, y que, por tanto, los demás intervinientes en el hecho no podían
hacer nada que lo remediara no es de recibo–. Recuérdese que un fenómeno
decisivo en organizaciones complejas es el de la delegación de
competencias –entendidas en un sentido amplio, material, de suerte que la
delegación empieza en el nivel de los órganos de dirección o gobierno
institucional (competencia originaria), y a su vez se “delega” sucesivamente a
otros miembros de la organización de diferentes niveles jerárquicos, lo que
configura un organigrama de competencias que puede ser de mayor o menor
complejidad, pero que, en todo caso, acaba afectando de modo absolutamente
significativo al modo de atribución de responsabilidad penal [confróntese: SILVA
SÁNCHEZ, JESÚS-MARÍA: La autoría delictiva en estructuras organizadas. En: La
dogmática penal frente a la criminalidad en la administración pública, Editorial
Grijley, Lima, 2001, pp. 15-16]. Al respecto, este Tribunal Supremo detalló estos
puntos, con mayor precisión, en la Ejecutoria Suprema RN. N° 2124-2018/Lima.

UNDÉCIMO. Que, en consecuencia, el recurso acusatorio de la Procuraduría


Pública debe ser estimado y así se declara. Es de aplicación la concordancia de los
artículos 299 y 301 in fine del Código de Procedimientos Penales.
∞ Para que se cumple el deber de esclarecimiento que se impone al órgano
jurisdiccional es menester que los peritos oficiales (que intervinieron en las tres
pericias antes citadas) concurran al juicio oral para explicar sus conclusiones y, en
su caso, debatan con los peritos de parte (autores de las pericias de fojas trece mil
novecientos doce, catorce mil setecientos setenta y siete, quince mil cuarenta y
seis y dieciséis mil trescientos cinco).

DECISIÓN

Por estos motivos, de conformidad, en lo pertinente, con el dictamen del señor


Fiscal Supremo en lo Penal: declararon NULA la sentencia de fojas diecisiete mil
ochocientos cuarenta y nueve, de dieciocho de diciembre de dos mil diecisiete, que
absolvió a Carlos Alberto Bergamino Cruz, César Montero Doig, Armando Julio
Alcócer Lara, Roberto Correa Vergara, César Enrique Saucedo Sánchez, Jesús
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Ricardo Ángel Moschella Vásquez, Marcial Walter Melgarejo Palacios, Gustavo


Willy Beuermann Cancino y Guillermo Santiago Zariquiey Guillot de la acusación
fiscal formulada contra ellos por delito de colusión (artículo 384 del Código Penal,
según la Ley 26713, de veintisiete de diciembre de mil novecientos noventa y seis)
en agravio del Estado; con lo demás que al respecto contiene. En consecuencia:
ORDENARON se realice nuevo juicio oral por otro Colegiado, en cuyo desarrolla
se llevarán a cabo las diligencias señaladas en el undécimo fundamento jurídico de
esta Ejecutoria, sin perjuicio de tener en cuenta lo dispuesto en el artículo 298,
último parágrafo, última oración, del Código de Procedimientos Penales.
DISPUSIERON se remita la causa al Tribunal Superior de origen para su debido
cumplimiento. Intervinieron los señores jueces supremos Castañeda Espinoza y
Pacheco Huancas por impedimento de los señores jueces supremos Figueroa
Navarro y Sequeiros Vargas, respectivamente. HÁGASE saber a las partes
personadas en esta sede suprema.
Ss.
SAN MARTÍN CASTRO

PRÍNCIPE TRUJILLO

CASTAÑEDA ESPINOZA

PACHECO HUANCAS

CHÁVEZ MELLA

CSM/egot.

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