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ANTIALERGICOS
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Los antialérgicos son una gama de medicamentos que tiene por finalidad combatir los
problemas ocasionados por las alergias.
Estos medicamentos están compuestos por antihistamínicos, fármaco que actúa
antagonista en los receptores H1 (Histamina). Disminuyendo o eliminando la mayor
acción de la histamina en el cuerpo, al competir reversiblemente por el por el sitio de
unión al receptor de la histamina en los tejidos.
Definición
ANTIALERGICOS
Antihistamínicos
Antileucotrienos
Adrenalina (vaso constrictor) usado, por ejemplo: shock anafiláctico
Glucocorticoides Estabilizadores de membranas de mastocitos
Estabilizadores de membrana de mastocitos
ANTIHISTAMÍNICOS
Los antihistamínicos impiden que las células vean a la histamina y pueden tratar la
alergia común. Medicamentos como los esteroides pueden calmar los efectos
inflamatorios de la alergia.
La histamina es un neurotransmisor que actúa donde existen receptores los cuales se
distribuyen en todo el organismo. Se ven en el musculo liso donde genera la
contracción de musculo bronquial, células endoteliales donde producen VD (vaso
dilatación) y aumento de la permeabilidad vascular. A nivel del SNC, causando
disminución del apetito, aumento de la vigilia y al nivel periférico estimula las
terminaciones nerviosas.
Los Antihistamínicos son antagonistas del receptor H1, y disminuyendo la actividad del
receptor y compitiendo con la histamina por su unión, responsable de la acción
alérgica.
El fármaco compite con la histamina por su receptor, al unirse bloquea el sitio de unión
como una llave al cerrojo y la histamina ya no puede unirse.
Los antihistamínicos suelen clasificarse en seis o más grupos químicos, pero desde el
punto de vista clínico, se catalogan en antihistamínicos clásicos o de primera
generación, y antihistamínicos no sedantes o de segunda generación.
ANTILEUCOTRIENOS
ADRENALINA
GLUCOCORTICOIDES
Son análogos sintéticos de las hormonas adrenocorticales, de uso común, de gran
utilidad en la práctica clínica del pediatra y se considera la piedra angular del
tratamiento farmacológico de enfermedades alérgicas.
Los glucocorticoides sistémicos se pueden dividir en:
De acción corta: cortisona, hidrocortisona
De acción intermedia: metilprednisolona, prednisolona, prednisona,
triamcinolona
De acción prolongada: betametasona, dexametasona.
LA HISTAMINA
Es una de las sustancias que esta de tras de muchos de los procesos relacionados con
las alergias estacionales, la urticaria, el goteo nasal, el exceso de mucosidad y la
inflamación alérgica.
Según las investigaciones realizadas, constituye un mediador fundamental de la
respuesta alérgica. También se considera una enzima proinflamatoria responsable de
reacciones alérgicas, rinitis, dermatitis, migrañas y estudiada como factor de riesgos en
procesos inflamatorios que afectan a los intestinos incluso a las articulaciones.
VIAS DE CONTACTO.
Las principales vías de contacto con los alérgenos son la inhalación, la ingestión, la
inoculación y el contacto con la piel u otros órganos:
– Ingestión. Es la vía de contacto característica con los alimentos que producen alergia,
como por ejemplo marisco, frutos secos, leche de vaca, huevos, etc. También las
alergias a ciertos medicamentos se producen normalmente por ingestión.
– Contacto con la piel u otros órganos. Muchos alérgenos actúan por contacto con la
piel u otros órganos del cuerpo. Los más comunes son: minerales (níquel, cobalto y
cromo), sustancias químicas (tintes, productos de limpieza, etc.), tejidos (lana, seda,
etc.), cosméticos, perfumes, látex y un largo, etc.
¿Cómo se emplean?
Los antihistamínicos se pueden administrar por vía oral (en comprimidos, jarabes o
gotas), inyectable (intramuscular o intravenosa), o tópica (en crema, en colirio, en
espray nasal o en gotas óticas). La vía y las dosis dependerán del paciente y de la
enfermedad que se esté tratando, y será el médico responsable quien las indique.
¿Cómo actúan los antihistamínicos?
Los antihistamínicos se unen a los receptores H1 de la histamina, pero sin activarlos,
solo manteniéndolos en su forma inactiva durante horas. Con ello se logra que la
histamina no llegue a producir sus efectos sobre la piel (picor, habones o ronchas,
etc.), ni en la mucosa respiratoria (lagrimeo, picor nasal y ocular, estornudos,
destilación, etc.). Además, algunos antihistamínicos presentan también propiedades
antiinflamatorias, inhibiendo la propia liberación de histamina por los mastocitos y
frenan, hasta cierto punto, el desarrollo de las reacciones alérgicas. Esto solo ocurre a
altas concentraciones, que no es posible alcanzar a las dosis orales, aunque sí con la
aplicación directa en la conjuntiva ocular; así, la mayoría de los antihistamínicos en
colirio funcionan también como “estabilizadores de mastocitos”, o sea, como
antiinflamatorios locales.
¿Hay que tomar todos los días o solo cuando aparecen síntomas?
Los antihistamínicos son un tratamiento sintomático; es decir, contrarrestan los
síntomas de las enfermedades alérgicas, pero no se considera que “curen” la
enfermedad. Por ello, parece lógico tomarlos “a demanda” en función de los síntomas
alérgicos. Sin embargo, muchas enfermedades alérgicas, como la rinitis alérgica o la
urticaria, pueden ser muy persistentes en el tiempo y beneficiarse del tratamiento
continuo durante varios meses; además, las propiedades antiinflamatorias de los
antihistamínicos pueden contribuir a la prevención de nuevos síntomas. Por todo ello,
la decisión de indicar un tratamiento continuo o a demanda con antihistamínicos
dependerá siempre del médico que lo prescriba, en función de cada paciente.
Elegir antihistamínicos de dosis única diaria aumenta el cumplimiento cuando es
necesario un tratamiento continuo.
En cualquier caso, es importante suspender la toma de antihistamínicos varios días
antes de someterse a pruebas cutáneas de alergia, ya que, por su propio efecto,
invalidan los resultados.