Está en la página 1de 1

[75] VOSOTRAS SERÉIS LA OBRA *

Con el mayor gusto os envío la carta que dirijo a todas las teresianas y por ella sabréis cuáles son mis
deseos.
Recibid, pues, con toda veneración y amor la entrega que os hago de la Obra teresiana. De hoy en
adelante, vosotras 1 seréis la Obra. Ahora, sabiendo vosotras que amo a la Obra más que a mi vida, podéis
deducir la confianza que me inspiráis y el concepto que me merecéis.
Que habéis de cumplir mis deseos, no me cabe la menor duda: que desempeñaréis fielmente vuestra
misión es para mí cosa segura; y de que Dios nuestro Señor cuya gloria habéis de procurar siempre, bendecirá
vuestros trabajos, estoy convencidísimo.
Cual ninguna otra persona conozco el peso de la enorme carga que hoy pongo sobre vuestros hombros;
pero también sé como nadie que la llevaréis con extraordinaria alegría ¡El Señor premie vuestra generosidad! 2
__________________________________________

* Desde 1915 a 1917 la documentación y los escritos povedanos reflejan dos procesos en clara interacción. Por un lado, la
campaña de acoso y derribo contra las academias y su creador, con altibajos en su desarrollo, pero siempre en ascenso hasta 1917. Y
por otro lado, la reacción de Pedro Poveda para salvar su Obra, coordinándola y dándole una dirección, no solo unipersonal como hasta
aquí, sino colegiada que la haría menos vulnerable.
La campaña de hostilidad hacia la persona de Poveda y de sus colaboradoras, ha sido rigurosamente documentada por Flavia Paz
Velázquez, en el núm. 6 de sus Cuadernos biográficos, que lleva el título, de sí significativo, Una Institución se abre camino. Madrid,
Narcea, 1997. Desde mayo de 1915 los círculos y núcleos de la sociedad giennense, primero propicios y ahora adversos a la Obra
teresiana, desencadenan una batería de descalificaciones y rumores insidiosos que culminarán en la prensa con artículos tan graves
como el del Inspector A. Barea Molina, El Retablo de maese Pedro, publicado en «El Defensor» de Jaén, 15 septiembre 1916.
La campaña fue tan dura que Poveda la recuerda en sus apuntes autobiográficos con frases muy dolorosas: «He sido el tema de
las tertulias; se me ha puesto en solfa, he tenido enemigos de todas clases; he recogido muchas ingratitudes; nadie conoce ni estima
como se merece la Obra (...). No tengo conciencia de haber hecho daño positivamente a nadie; consagro toda mi vida al prójimo».
(PP, Notas autobiográficas, cit. 1915). Incluso se vio obligado a aclarar su situación, a explicarse sobre su pasado ante quienes
compartían su proyecto. Ése es el origen de las Notas autobiográficas que escribió para Josefa Segovia el 23 de mayo de 1915, según
atestigua Flavia Paz Velázquez, apoyada en la versión oral de J. Grosso. (Flavia Paz Velázquez, op. cit. p. 20).
Distintas circunstancias, posiblemente entre ellas las económicas, obligaron asimismo a la supresión del Boletín de las academias
teresianas en junio de 1915. Precisamente en agosto de 1915 escribía el autor: «Qué comienzo de mes. Tomo 1000 pts. (mil) a rédito
y para no molestar a los amigos me entrego en tales manos que me llevan 20 duros por los réditos. ¡Qué espanto! Resulta una
enormidad, pero las circunstancias apremian de una manera tal, que no hay otro remedio. Dios me dé fuerza». (PP, Diario, 1 a 3,
agosto, 1915). El BAT no volvería a salir hasta el 1 de octubre de 1916. Paralelamente a la campaña de hostilidad y como reacción a la
misma, en el horizonte mental de Poveda se inicia un cambio. Las academias concebidas hasta ahora como parte de un todo
englobante —la proyectada Institución Católica de Enseñanza— empiezan a tomar carácter de totalidad en sí mismas. Se convierten en
un «algo» que va tomando configuración autónoma, aunque se observa que recoge elementos organizativos de la I.C.E.; sigue
viviendo del espíritu común creado en las academias y se afirma el perfil diseñado por Poveda para las profesoras de las mismas.
En el Diario, 14 de abril, 1915, escribe el autor: «En Madrid trabajan activamente para organizar las obras y la labor del Consejo»,
un apunte revelador de los pasos que se están dando hacia el giro indicado.
El documento que publicamos, fechado el 11 de abril de 1915, parece a nuestro juicio expresión del inicio de este cambio. Está
dirigido a las cinco colaboradoras que habían sido hasta el momento pilares de los proyectos povedanos. Josefa Segovia, directora de
la Academia de Jaén; Mariana Ruiz Vallecillo, de la de Madrid; M.ª del Mar Terrones, de la de Cádiz; Antonia López Arista, alma de los
centros de Linares y Rosario Alvarez Victorero, figura representativa de Oviedo, ya que por estas fechas Carmen Trío parecía haberse
alejado de la Obra: «Recibid —escribe Poveda— la entrega que os hago de la Obra teresiana. De hoy en adelante vosotras seréis la
Obra». Y en efecto, excepción hecha de M.ª del Mar Terrones que dejó la Academia de Cádiz, todas las citadas figurarán en el Consejo
nombrado el 29 de junio de 1916. (Véase nota a Espíritu de nuestra Obra teresiana (1916) [78]).
Pero existe un problema que no hemos resuelto. Para la total aclaración del nuevo diseño organizativo de la Obra de las
academias, se echa en falta el documento al que alude Poveda al principio del texto: «Os envío la carta que dirijo a todas las teresianas
y por ella sabréis cuáles son mis deseos». Carta, que hasta el momento presente ha sido imposible detectar en los fondos del AHIT. No
aparece en la correspondencia de Pedro Poveda ni en la de Josefa Segovia; tampoco en sus respectivos diarios. No se registra en la
documentación relativa a las protagonistas de este texto ni en la de sus círculos afines.
© narcea, s.a de ediciones

También podría gustarte