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TRABAJO DE CONTRATACION PUBLICA

La Urgencia Manifiesta

Presentado por
Denis Martínez Gonzales

Universidad Autónoma del Caribe


2023
LA URGENCIA MANIFIESTA EN LA CONTRATACIÓN PÚBLICA
La urgencia manifiesta es una figura o un tipo de contratación establecido en el Estatuto de
Contratación Pública de Colombia al que alcaldes, gobernadores y demás ordenadores pueden
recurrir si fenómenos naturales (o pandemias como el coronavirus) impiden la prestación de un
servicio público, el suministro de bienes o la ejecución de obras. Por tanto, esta figura les permite
a los gobernantes contratar sin tener que licitar y hacer traslados presupuestales sin necesidad de
autorizaciones del Concejo o la Asamblea, en el caso de alcaldes y gobernadores.
Como el riesgo de corrupción aumenta, la Contraloría y la Procuraduría, en su rol de órganos de
control, vigilan aún más la ejecución de la plata pública.
La "urgencia manifiesta" es una situación que puede decretar directamente cualquier autoridad
administrativa, sin que medie autorización previa, a través de acto debidamente motivado. Que
ella existe o se configura cuando se acredite la existencia de uno de los siguientes presupuestos:
• Cuando la continuidad del servicio exija el suministro de bienes, o la prestación de
servicios, o la ejecución de obras en el inmediato futuro.
• Cuando se presenten situaciones relacionadas con los estados de excepción.
• Cuando se trate de conjurar situaciones excepcionales relacionadas con hechos de
calamidad o constitutivos de fuerza mayor o desastre que demanden actuaciones
inmediatas y,
• En general, cuando se trate de situaciones similares que imposibiliten acudir a los
procedimientos de selección o concurso públicos.
De acuerdo con el Estatuto de Contratación Publica en su ARTÍCULO 42, Existe urgencia
manifiesta cuando la continuidad del servicio exige el suministro de bienes, o la prestación de
servicios, o la ejecución de obras en el inmediato futuro; cuando se presenten situaciones
relacionadas con los estados de excepción; cuando se trate de conjurar situaciones excepcionales
relacionadas con hechos de calamidad o constitutivos de fuerza mayor o desastre que demanden
actuaciones inmediatas y, en general, cuando se trate de situaciones similares que imposibiliten
acudir a los procedimientos de selección o concurso públicos.
La urgencia manifiesta se declarará mediante acto administrativo motivado. Con el fin de atender
las necesidades y los gastos propios de la urgencia manifiesta, se podrán hacer los traslados
presupuestales internos que se requieran dentro del presupuesto del organismo o entidad estatal
correspondiente.
Del análisis sistemático de las normas citadas se concluye lo siguiente:
Que la declaratoria de “urgencia manifiesta” le permite a la correspondiente autoridad
administrativa:
- Realizar de manera directa, en sus propios presupuestos, los ajustes o modificaciones
presupuestales a que haya lugar, de conformidad con lo previsto en la ley orgánica de presupuesto.
- Hacer los traslados presupuestales internos que se requieran dentro del presupuesto del organismo
o entidad estatal correspondiente.
Que dada la mayor autonomía con que se dota a las autoridades administrativas, para afrontar
situaciones de urgencia y excepción, la vigilancia sobre las actuaciones que se deriven de su
declaratoria, deberá ejercerla el organismo de control de manera especial e inmediata, según lo
establece el artículo 43 de la Ley 80 de 1993.
Tales disposiciones se confrontarán a continuación con el ordenamiento superior y con las
disposiciones del Estatuto Orgánico de Presupuesto, contenido actualmente en el Decreto 111 de
1996, para establecer si efectivamente vulneran o contrarían la normativa constitucional y/o la
normativa orgánica vigente en materia presupuestal.
En ningún caso, de conformidad con los preceptos de la Constitución Política y con las
disposiciones del Ley Orgánica de Presupuesto, las “autoridades administrativas” pueden,
directamente, ajustar y/o modificar los presupuestos de las entidades públicas.
El artículo 345 de la C.P. establece lo siguiente:
“En tiempos de paz no se podrá percibir contribución o impuesto que no figure en el presupuesto
de rentas, ni hacer erogación con cargo al tesoro que no se halle incluida en el de gastos.
“Tampoco podrá hacerse ningún gasto público que no haya sido decretado por el Congreso, por
las asambleas departamentales, o por los concejos distritales o municipales, ni transferir crédito
alguno a objeto no previsto en el presupuesto.”
Por su parte, el artículo 346 de la C.P. señala:
“El gobierno formulará anualmente el presupuesto de rentas y ley de apropiaciones que deberá
corresponder al plan nacional de desarrollo y lo presentará al Congreso, dentro de los primeros
diez días de cada legislatura.
“En la ley de apropiaciones no podrá incluirse partida alguna que no corresponda a un crédito
judicialmente reconocido, o a un gasto decretado conforme a ley anterior, o a uno propuesto por el
gobierno para atender debidamente el funcionamiento de las ramas del poder público, o al servicio
a la deuda, o destinado a dar cumplimiento al plan nacional de desarrollo.
“Las comisiones de asuntos económicos de las dos cámaras deliberarán en forma conjunta para
dar primer debate al proyecto de presupuesto de rentas y ley de apropiaciones.”

DEL CONTROL DE LA CONTRATACIÓN DE URGENCIA. Inmediatamente después de


celebrados los contratos originados en la urgencia manifiesta, éstos y el acto administrativo que la
declaró, junto con el expediente contentivo de los antecedentes administrativos, de la actuación y
de las pruebas de los hechos, se enviará al funcionario u organismo que ejerza el control fiscal en
la respectiva entidad, el cual deberá pronunciarse dentro de los dos (2) meses siguientes sobre los
hechos y circunstancias que determinaron tal declaración. Si fuere procedente, dicho funcionario
u organismo solicitará al jefe inmediato del servidor público que celebró los referidos contratos o
a la autoridad competente, según el caso, la iniciación de la correspondiente investigación
disciplinaria y dispondrá el envío del asunto a los funcionarios competentes para el conocimiento
de las otras acciones. El uso indebido de la contratación de urgencia será causal de mala conducta.
Lo previsto en este artículo se entenderá sin perjuicio de otros mecanismos de control que señale
el reglamento para garantizar la adecuada y correcta utilización de la contratación de urgencia.
FUNDAMENTOS DE LA CORTE DE ACUERDO CON UN CASO DE URGENCIA
MANIFIESTA.
Bogotá, D.C., miércoles 1 de marzo de 2023. La Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia recordó que, para decretar la urgencia manifiesta, que flexibiliza las formalidades
ordinarias del régimen de contratación estatal, no sólo debe tratarse de eventualidades
imprevisibles e irresistibles, sino que lo importante es que existan circunstancias excepcionales de
crisis cuya superación precise de una respuesta rápida de la administración. La Sala de Casación
Penal hizo esta aclaración al absolver y ordenar la libertad inmediata de un exalcalde de Tasco
(Boyacá) y de un contratista, quienes habían sido condenados en primera y en segunda instancia
por el delito de contrato sin cumplimiento de requisitos legales. Los hechos sucedieron en 2011,
en medio de la ola invernal, cuando un tramo de la red de alcantarillado de Tasco colapsó y, ante
la gravedad por la inundación de aguas negras en el espacio público y algunas viviendas, el
entonces alcalde declaró la urgencia manifiesta y contrató de forma directa la reparación del
alcantarillado con una organización cooperativa.
El alcalde y el representante legal de la cooperativa fueron procesados porque se consideró que la
declaratoria de urgencia manifiesta, que le permitió contratar sin acudir a una licitación, fue
injustificada pues el servidor público conocía de tiempo atrás que la red de alcantarillado se
encontraba en mal estado y, por lo tanto, le era previsible que podía colapsar ante el aumento de
las lluvias. La Sala de Casación Penal los absolvió al determinar que el alcalde decretó la urgencia
manifiesta en respuesta a circunstancias que justificaban esa medida excepcional. Para ello, la
Corte recordó que la figura de urgencia manifiesta es un mecanismo que flexibiliza los
procedimientos de contratación ordinarios, con el fin de dotar a la administración pública de
respuesta inmediatas, céleres y expeditas que resulten idóneas para atender situaciones de crisis
sumamente graves, que no admitan espera.
En ese sentido, no es cierto que la urgencia manifiesta únicamente pueda ser declarada ante
eventualidades constitutivas de caso fortuito o fuerza mayor, pues también se puede decretar ante
la paralización de servicios públicos esenciales, circunstancias de calamidad o desastre u otra
similar que no dé espera en su solución. La Corte aclaró que una cosa es que por la negligencia,
desidia, indiferencia o desatención dolosa de un servidor público haya una afectación en la
prestación de servicios públicos o emergencias que pueda derivar en que se les imputen
responsabilidades patrimoniales, disciplinarias o penales. Pero otra cosa distinta es que, ante una
situación de crisis -independientemente de cuál sea su causa- no se pueda declarar la urgencia
manifiesta.
Por ejemplo, si una represa colapsa, ya sea por la falta de mantenimiento de esa infraestructura o
por un hecho fortuito e imprevisto como un terremoto, al margen de la causa del colapso que
genera la catástrofe, los alcaldes y la administración deben tomar medidas inaplazables para
atender esa situación. “Que en uno u otro evento se pueda o no imputar responsabilidad a las
autoridades, es asunto diverso, mas, de cara a la teleología de la urgencia manifiesta, lo pertinente
es determinar si se requiere atender una situación de crisis con prontitud y celeridad, en la medida
en que su solución no admite espera y reclama, además, restituir la prestación continua de servicios
públicos paralizados”, consigna la providencia. Es así como, en el caso del alcalde de Tasco, la
Corte determinó que para verificar si incurrió en contrato sin cumplimiento de requisitos legales,
lo pertinente no era su diligencia o negligencia en haber evitado el colapso del alcantarillado, “sino
establecer si la superación de la calamidad requería de medidas de urgencia”.
“Ante un hecho calamitoso de tal magnitud, de cara a evaluar la necesidad de medidas
extraordinarias y ágiles para superar el desastre y reestablecer los servicios públicos cuya
prestación se interrumpe, los cauces ordinarios de los procedimientos contractuales han de perder
preponderancia frente al apremio de superar la crisis, al margen de que haya sido causada por
negligencia estatal o un evento de caso fortuito o fuerza mayor imputable al hombre o a la
naturaleza”, señala la Corte. Finalmente, la Sala precisó que en la contratación directa por urgencia
manifiesta no es imprescindible que concursen varios oferentes, sin perjuicio de que el contratista
deba ser elegido con respeto del principio de selección objetiva.

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