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COSA JUZGADA

Auto Supremo: 67/2017
Sucre: 01 de febrero 2017
Proceso: Nulidad de documento.
En el Auto Supremo Nº 1121/2015 de 4 de octubre de 2015 se ha señalado sobre la
procedencia de la acción civil para la reparación del daño en ella se ha indicado que no es
necesaria la emisión de una sentencia condenatoria ejecutoriada, cuando el proceso
penal hubiese sido extinguido por duración máxima del proceso conforme a lo
siguiente: “1.- Respecto a la acusación relativa a que fuera necesario una sentencia penal
ejecutoriada para la reparación del daño emergente de un ilícito penal. El art. 16 del
Código de Procedimiento Penal de 1972  señalaba lo siguiente: “La acción civil se
sustanciará conjuntamente con la penal y en el mismo proceso. Solamente en caso de
fallecimiento del imputado podrá seguirse por cuenta separada…”, asimismo el art. 327
del mismo cuerpo legal, tenía el texto de referencia: “Ejecutoriada la sentencia
condenatoria, si el ofendido y, en su caso, el actor civil o simplemente el damnificado, o el
fiscal, pedirán al Juez que hubiere pronunciado el fallo proceda a la calificación y
ejecución de la responsabilidad civil…”. Por otra parte, la disposición transitoria primera
de la Ley Nº 1970 (actual Código de Procedimiento Penal) señala: “(Vigencia). El
presente Código entrará en vigencia plena veinticuatro meses después de su publicación
y se aplicará a todas las causas que se inicien a partir del vencimiento de este plazo…”
(el demarcado no corresponde al texto original); de acuerdo a la interpretación sistemática
de estas normas se tiene que las disposiciones contenidas en los arts. 36 al 38 del
Código de Procedimiento Penal (Ley Nº 1970), no podían ser aplicables al presente caso,
ahora en aplicación de las reglas de la analogía para aplicarlas al sub lite, se tiene el art.
16 del Código de Procedimiento Penal de 1972, que señala que solo en caso de
fallecimiento del imputado (como causa de extinción de la acción penal), se pueda
intentar la reparación del daño en la jurisdicción civil, que resulta ser un texto análogo
pues su similitud se basa en que la norma aludida se refiere a la extinción de la acción
penal, y la disposición transitoria tercera de la mencionada ley Nº 1970, también refiere la
extinción de la acción penal; consiguientemente, en caso de extinción de la acción penal -
por duración máxima del proceso penal- para acudir a la competencia civil, no es
necesaria la sentencia penal condenatoria, como requería el art. 327 del Código de
Procedimiento Penal de 1972, pues en el caso presente, el antecedente del ilícito se
remonta a la extinción de la acción penal por duración máxima del proceso no imputable
al demandante (querellante), de lo contrario asimilar el criterio del recurrente implicaría
conceder también la impunidad en la vía civil, que no engranda con el criterio de lo justo,
por lo que la responsabilidad civil debe ser demostrada en la presente causa, no siendo
necesario una sentencia penal condenatoria, pues la presente acción es iniciada a causa
de la extinción de la acción penal por duración máxima del proceso…”
El art. 39 del Código de Procedimiento Penal, señala lo siguiente: “(Cosa juzgada penal).
La sentencia condenatoria ejecutoriada, dictada en proceso penal, producirá efecto de
cosa juzgada en el proceso civil. La sentencia absolutoria y el sobreseimiento
ejecutoriados producirán efectos de cosa juzgada en el proceso civil en cuanto a la
inexistencia del hecho principal que constituya delito o a la ausencia de participación de
las personas a las que se les atribuyó su comisión...”, la norma penal describe los casos
en que resulta inviable la acción civil, enfatizando a específicos supuestos de una
sentencia condenatoria, la sentencia absolutoria y sobreseimiento fundados en  la
inexistencia del hecho, la participación de las personas a las que se les atribuyó  el delito,
no describe otras causas de extinción como resulta ser la extinción por duración máxima
del proceso.
Conforme a lo dispuesto en el art. 1319 del Código civil, la cosa juzgada en materia civil,
se entiende como: “(Cosa juzgada) La cosa juzgada no tiene autoridad sino con respecto
a lo que ha sido objeto de la sentencia. Es menester que la cosa demandada sea la
misma, que la demanda se funde en la misma causa, que las partes sean las mismas y
que se entable por ellas y contra ellas…”,  la misma de acuerdo a la doctrina debe reunir
tres requisitos la identidad de objeto, de causa y de partes litigantes; la primera radica en
que debe versar sobre la misma pretensión, este requisito se genera cuando la pretensión
debatida ha merecido pronunciamiento judicial, sea acogiendo o negando la pretensión
debatida, el segundo tiene que ver con la causa de pedir radica en la identificación del
fundamento de los hechos debatidos, y la tercera resulta ser la identidad de las personas
que litigan en el proceso las que se encuentran vinculadas al decisorio.
Asimismo corresponde tomar en cuenta el contenido de la Sentencia Constitucional Nº
1564/2011-R  de 11 de octubre de 2011 en ella se señaló lo siguiente: “III.3.Persecución
penal única o “non bis in idem”
En su oportunidad, este Tribunal definió las implicancias y alcances del principio “non bis
in idem”; en ese sentido, la SC 0506/2005-R de 10 de mayo, precisó: “El principio non bis
in idem implica, en términos generales, la imposibilidad de que el Estado sancione dos
veces a una persona por los mismos hechos. En la doctrina y jurisprudencia española, el
principio implica la prohibición de imponer una doble sanción, cuando existe identidad de
sujeto, del hecho y del fundamento respecto a una conducta que ya fue sancionada con
anterioridad”.
El mencionado principio, está contemplado por un aspecto sustantivo; es decir, que nadie
puede ser sancionado doblemente por un hecho por el cual ya ha sido absuelto o
condenado; y, el aspecto procesal o adjetivo, esto es, que nadie puede ser juzgado
nuevamente por un hecho por el cual ya ha sido absuelto o condenado.
De las premisas antedichas, se tiene en una cabal dimensión, que se vulnera al “non bis
in idem”, no sólo cuando se sanciona sino también cuando se juzga nuevamente a una
persona por un mismo hecho.
Ahora bien, como se tiene precisado en líneas precedentes, se considera en la doctrina al
“non bis in idem” como un principio, sin embargo, tal y como se desarrolló en el
Fundamento Jurídico III.2 de la presente Sentencia Constitucional, el “non bis in idem”
viene a constituirse en una garantía específica del debido proceso, es por ello que en el
Derecho Internacional de los Derechos Humanos, el principio “non bis in idem”, está
consagrado no como un principio, sino como un derecho humano que forma parte del
derecho al debido proceso; así se tiene por ejemplo en la Declaración Americana sobre
Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica, que lo consagra en su art. 8.4
mismo que dispone: "El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido
a nuevo juicio por los mismos hechos"; por otro lado, también se encuentra consagrado
en el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, específicamente en su art.
14 inc. 7) que establece lo siguiente: “Nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito
por el cual hubiese sido ya condenado o absuelto por una Sentencia firme de acuerdo con
la ley y el procedimiento penal de cada país”.
La normativa citada resulta ser aplicable merced a que los instrumentos internacionales
que versan sobre derechos humanos integran el bloque de constitucionalidad según lo
dispone el art. 410 de la CPE y tomando en cuenta también el tenor del art. 256 de la
misma Constitución, que indica lo siguiente: “Los tratados e instrumentos internacionales
en materia de derechos humanos que hayan sido firmados, ratificados o a los que se
hubiera adherido el Estado, que declaren derechos más favorables a los contenidos en la
Constitución, se aplicarán de manera preferente sobre ésta”.
En consecuencia, el principio de “non bis in idem” ,se encuentra consagrado en la
Constitución Política del Estado como una garantía jurisdiccional en virtud a que se
encuentra contemplado en el art 117.II y que a la letra indica “Nadie será procesado ni
condenado más de una vez por el mismo hecho”; sin embargo, de acuerdo al art. 256 de
la CPE antes citado, se concibe al “non bis in idem” como un derecho que forma parte de
los elementos configurativos del debido proceso como un derecho de la persona.
Así también lo entendió este Tribunal Constitucional, cuando en la SC 1764/2004-R de 9
de noviembre indicó: “Tomando en cuenta que las normas previstas por los tratados,
pactos o convenciones internacionales sobre derechos humanos que hubiesen sido
suscritos o ratificados por el Estado boliviano forman parte del bloque de
constitucionalidad, haciendo una interpretación integradora de las normas previstas por el
art. 16 de la Constitución en concordancia con los instrumentos internacionales antes
referidos, se infiere que al formar parte del derecho al debido proceso se constituye en un
derecho constitucional de la persona, por lo tanto oponible ante las autoridades públicas y
tutelable por la vía del amparo constitucional. Es en esa perspectiva que el legislador
ordinario ha previsto, en el art. 4 del CPP, la persecución penal única, referida a que
nadie podrá ser procesado ni condenado más de una vez por el mismo hecho, aunque se
modifique su calificación o se aleguen nuevas circunstancias, lo que significa la
prohibición de un ejercicio reiterado del ius puniendi del Estado”. (las negrillas nos
corresponden).
A mayor abundamiento, se debe recurrir a la jurisprudencia comparada citada en la SC
1764/2004-R de 9 de noviembre; así: “… la Corte Constitucional de Colombia, en su
Sentencia T-520/92, al referirse al alcance del non bis in idem, sostiene lo siguiente: `Es
una garantía que prohíbe a las autoridades investigar, juzgar o condenar a una persona
más de una vez por el mismo hecho respecto del cual ya se tramitó un proceso y se
profirió una decisión, constituyéndose en elemento enderezado a realizar los valores de la
justicia y la seguridad jurídica, al lado de otros principios-también fundamentales- como la
presunción de inocencia y el derecho de defensa´; de su parte el Tribunal Constitucional
de España, en su Sentencia 154/1990, al referirse a su finalidad y alcances, ha sostenido
que con el principio del non bis in idem, `Se impide sancionar doblemente por un mismo
delito, desde la misma perspectiva de defensa social, o sea que por un mismo delito
recaiga sobre un sujeto una sanción penal principal doble o plural, lo que también
contradiría el principio de proporcionalidad entre la infracción y la sanción, que exige
mantener una adecuación entre la gravedad de la sanción y la de la infracción”.
De lo desarrollado, se puede afirmar que el “non bis in idem”, no sólo se constituye en un
principio procesal, sino más bien como un derecho humano reconocido y consagrado en
los Tratados y Convenios Internacionales e integrado al sistema constitucional boliviano
como un derecho fundamental que forma parte del derecho al debido proceso, vinculado
además con el derecho a la seguridad y el principio de la presunción de inocencia. Por lo
tanto, este derecho podrá invocarse en el caso de duplicidad de procesos o de sanciones
frente al intento de sancionar de nuevo; en efecto, si la finalidad del derecho al “non bis in
idem” es evitar el doble enjuiciamiento y la aplicación de la doble sanción, se entiende
que la condición para invocarlo es que se hubiese sustanciado materialmente un proceso
culminando con una decisión firme en cualquiera de las formas de conclusión previstas
por el Código de Procedimiento Penal, esto es: La prescindencia de la persecución penal
dispuesta por el Juez (art. 21); el desistimiento o abandono de la querella o conciliación
respecto de los delitos de acción privada (arts. 27.5, 377, 380 y 381); desestimación de la
querella porque el hecho no esté tipificado como delito en los casos de delitos de acción
privada (art. 376.1); por prescripción (arts. 27.8) y 29); extinción por mora judicial (art.
27.10); o cuando se dicte sentencia ya sea condenando al procesado o absolviéndolo de
pena y culpa, en cuyos casos no puede intentarse un nuevo proceso sin infringir este
derecho.
Conforme a esto, no existirá violación al principio “non bis in idem”, cuando alguna de las
identidades no se presenta; por ejemplo, cuando el sujeto a quien se le imponen las
sanciones, administrativa y penal, no es el mismo, o cuando se trata de hechos diferentes
o finalmente, cuando el fundamento de ambas sanciones es distinto.”

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