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Stamateas, Bernardo

Él se expresó : maravillados por Cristo / Bernardo Stamateas.


- 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Presencia de
Dios, 2020.
Libro digital, PDF

Archivo Digital: descarga


ISBN 978-987-1338-95-5

1. Espiritualidad Cristiana. I. Título.


CDD 248.4

ÉL SE EXPRESÓ
MARAVILLADOS POR CRISTO

Bernardo Stamateas
- 1ª edición -
2020

Presencia de Dios
José Bonifacio 332, Caballito,
Buenos Aires, Argentina
Tél.: (54011) 4924-1690
www.presenciadedios.com

Edición: Silvana Freddi


Diseño de tapa y diagramación: Creativos Presencia

No se permite la reproducción parcial o total de este libro, en cualquier


forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante foto-
copias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del
editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.
ÍNDICE

CAPÍTULO 1: LOS VESTIDOS DE CRISTO 7


Lección 1: Vestidos de Gloria 9
Lección 2: Estoy vestido de Gloria 13
Lección 3: Vestido de lino y de lirio 17
Lección 4: Vestido de guerra 21
Lección 5: Vestido de transfiguración 25
Lección 6: Voy de Gloria en Gloria 29

CAPÍTULO 2: CINTO DE ORO 35


Lección 1: Un cinto en el pecho 37
Lección 2: Si hay fruto por dentro, hay fruto por fuera 41
Lección 3: Cuando crecemos por dentro, crecemos
por fuera 45
Lección 4: Si me enciendo por dentro, me enciendo
por fuera 49
Lección 5: El techo es mi alma 53

CAPÍTULO 3: SU CABELLO 57
Lección 1: No son mis fuerzas, son las de Cristo 59
Lección 2: Distintos tipos de fuerza 63
Lección 3: Cuando Cristo crece, yo crezco,
y el plan de Dios es que yo crezca en Él 67
Lección 4: Él se expresó en mí. Sus fuerzas son
mis fuerzas 73

-3-
Lección 5: Cuando perdés a Cristo, perdiste la
visión, y terminás siendo como un juguete 79

CAPÍTULO 4: OJOS DE FUEGO 83


Lección 1: No perder lo logrado 85
Lección 2: Somos transformados de gloria en gloria 91
Lección 3: Parte práctica: En mi peor tormenta,
mi mejor milagro 93
Lección 4: La mirada de Cristo 99
Lección 5: Dejate mirar por Él, y algo de Él va a
crecer en vos 103
Lección 6: Estar enfocados en Cristo 107

CAPÍTULO 5: SUS PIES 111


Lección 1: Nuestras decisiones con Cristo 113
Lección 2: Vayamos a la parte práctica. La buena parte 117
Lección 3: Las decisiones cambian la atmósfera 121

CAPÍTULO 6: SU VOZ 127


Lección 1: Volver al principio 129
Lección 2: Mi tiempo de comunión con Dios es el
mejor momento del día 133
Lección 3: En el principio solo estaba la Voz 139

CAPÍTULO 7: SU ROSTRO COMO EL SOL 141


Lección 1: Cristo se muestra a través mío 143
Lección 2: A más luz, menos tinieblas 149
Lección 3: Parte práctica. Distintos niveles de luz 153

-4-
Lección 4: A más luz, más influencia y dominio 157
Lección 5: El nivel de luz es el nivel de vida: La vida Zoé 161

CAPÍTULO 8: EN MEDIO DE LOS


SIETE CANDELEROS 165
Lección 1: Cristo fue la cuarta persona en el horno 167
Lección 2: Mi vida es Cristocéntrica 173
Lección 3: ¡La bendición siempre te ensancha! 179
Lección 4: Cristo tiene que estar en el centro 185

CAPÍTULO 9: LA LEY DEL INTERCAMBIO


PERFECTO 189
Lección 1: La ley del intercambio 191
Lección 2: Cristo en la cruz hizo un intercambio
perfecto 197
Lección 3: Más motivos de por qué la cruz
fue el intercambio perfecto 203
Lección 4: Sin cruz, no hay exaltación 209

CAPÍTULO 10: TODO ESTÁ EN EL NOMBRE 215


Lección 1: Un nombre sobre todo nombre 217
Lección 2: Yo pertenezco a Cristo 223

CAPÍTULO 11: CUANDO TUS DEBILIDADES


SON TUS FORTALEZAS 229
Lección 1: Mi debilidad transformada en victoria 231
Lección 2: Dios usa lo débil para humillar lo fuerte 237

-5-
Lección 3: La debilidad me recuerda que
dependo del Señor 247
Lección 4: Cuanto más amo Su Palabra, que es
Cristo, y más quiero aprender de Él, más fuerte
me vuelvo 253

CAPÍTULO 12: LAS CARGAS 257


Lección 1: Fuimos llamados a cargar a alguien 259
Lección 2: No dejes caer a los que Dios te asignó 265
Lección 3: Todo el que camina, es porque hubo
alguien que cargó a esa persona 271

CAPÍTULO 13: FORTALEZA INTERIOR 277


Lección 1: Estoy en el espíritu 279
Lección 2: Quiero que La Palabra se plante en
mi espíritu 283
Lección 3: Cuando La Palabra se planta, nos da
velocidad divina 289
Lección 4: El enemigo y Cristo 293

-6-
CAPÍTULO 1

LOS
VESTIDOS
DE
CRISTO

-7-
LECCIÓN #1

VESTIDO DE GLORIA

Todos los hijos de Dios estamos observando hoy la “última


imagen de Cristo”. Disfrutamos el privilegio de ver a un Cristo
glorioso en el último libro de La Biblia. Se trata de la última
foto de Cristo después de que ascendió al cielo. La encontra-
mos en el capítulo 1 de Apocalipsis y es la imagen del Cristo de
gloria. Este Cristo que Juan vio y describió fue tan impactante
para el discípulo amado, el que recostaba su cabeza sobre el
pecho de Jesús, que cayó como muerto. Y el Señor le dijo: “Le-
vántate porque tengo que soltarte esta revelación”. Entonces,
escribió el libro de Apocalipsis.

Leemos en Apocalipsis 1:13: En medio de los siete candeleros


vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa
que llegaba hasta los pies.

En este capítulo estudiaremos el vestido de Cristo. Cristo vive


en mi espíritu. Cuando yo tengo comunión con Él y lo experi-
mento, lo contemplo, lo disfruto, Cristo no queda dentro de mí,

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ÉL SE EXPRESÓ

sino que sale de mí. Y cuando sale, Él se expresó. Él se está


expresando.
¿Recordás cuando Adán y Eva estaban en el huerto del Edén?
El relato bíblico cuenta que estaban desnudos, pero no se aver-
gonzaban. ¿Estaban desnudos y no se avergonzaban? No sen-
tían vergüenza de sí mismos, de su desnudez, porque estaban
vestidos de la gloria de Dios. Cuando uno está vestido de la
gloria de Dios, no existe la vergüenza en nuestra vida. Ellos ca-
minaban y hablaban con el Señor en medio del huerto; estaban
desnudos, pero no se avergonzaban porque la gloria los vestía.
La gloria los cubría.

¿Qué hicieron luego Adán y Eva? Desobedecieron a Dios, por


lo cual, cuando se volvieron a ver, se vieron desnudos. Ahora
bien, seguramente preguntes: “¿Acaso no estaban desnudos
antes?”. Sí, lo estaban, pero cubiertos de la gloria. En el mo-
mento en el que ellos le dieron la espalda a Dios, la gloria (el
vestido de la gloria) se fue, y ellos se percibieron desnudos.

Al verse “desnudos”, dice La Palabra, tuvieron miedo. Sintie-


ron vergüenza, se escondieron y se cubrieron con hojas de hi-
guera. Tuvieron miedo. ¿Sabés qué es el miedo desde el punto
de vista bíblico? La ausencia de gloria. Cuando la gloria se
disipa de la vida de una persona, esta se llena de miedo. Cuan-
do a vos y a mí la gloria se nos va de nuestra vida, nos llenamos
de vergüenza. Cuando vos y yo perdemos la gloria, vivimos
escondidos buscando hojas de higuera. La gloria es el vestido
con el que el Señor nos quiere vestir.

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ÉL SE EXPRESÓ

Ellos se vieron desnudos y se escondieron. Entonces, Dios


mató un cordero y los vistió. Ya no los vistió con la gloria, sino
con la piel de un cordero, símbolo de que un día Cristo vendría
y nos volvería a vestir con la gloria del Señor.
Ahora bien, cuando vos y yo no nos vestimos con la gloria de
Dios, vivimos como Adán y Eva:

Primero, vivimos escondiéndonos. Si te sentís rechazado, te


escondés del mundo y te alejás de los proyectos y los sueños, es
porque te falta gloria.

Segundo, vivimos con culpa. Hace un tiempo, subí un video a


YouTube sobre por qué a la gente no le gusta festejar su cum-
pleaños. La razón es que la mayoría de las veces sienten cul-
pa. Hay personas a las que, al nacer, mamá les reprochó: “Me
arruinaste la vida”; o papá les dijo: “Por tu culpa, yo no pude
estudiar”. Muchos no pueden disfrutar la vida por culpa.

La culpa es la falta de gloria. Cuando nos falta gloria, nuestra


alma nos tortura: “Por tu culpa… no te lo merecés… tenés que
sufrir”. A algunas personas, el alma les perfora la vida. En-
tonces, se castigan y viven juzgándose. A veces, ese juicio lo
proyectan en los demás y creen que los otros los miran para
condenarlos y lastimarlos. Buscan el autocastigo o viven ta-
pándonos con hojas de higuera. ¿Qué son las hojas de higuera?
Las miserias.

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ÉL SE EXPRESÓ

¿Lograron cubrirse Adán y Eva con hojas de higuera? Las ho-


jas de higuera representan: “Estoy sobreviviendo… estoy ha-
ciendo… ¡ay, Bernardo, pedile a Dios que me ayude a salir de
esta situación!”. Dios no quiere que nos tapemos con hojas de
higuera; Él desea vestirnos de gloria.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Adán y Eva estaban desnudos físicamente, pero espi-


ritualmente vestidos de la gloria de Dios. ¿En qué mo-
mento has sentido que estabas vestido de Su gloria?

• ¿Te ocurrió alguna vez que, cuando te faltó vestirte de


Su gloria, aparecieron el miedo, la culpa y el rechazo?

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LECCIÓN #2

ESTOY VESTIDO DE GLORIA

Tu vestido es el vestido de la gloria del Señor.


Cuando Juan vio al Señor vestido hasta los pies, expresó: Yo lo
vi con gloria. Y esa gloria (porque el vestido es Cristo) saldrá
de tu vida para vestirte y bendecir a los demás.

Hay una historia muy interesante en Marcos. Estaban llevan-


do preso al Señor y el evangelista dice, en el capítulo 14: Pero
cierto joven le seguía cubierto el cuerpo con una sábana, y le
prendieron, mas él dejando la sábana huyó desnudo. ¡Qué
historia extraña! Jesús estaba en el Getsemaní y los romanos
vinieron a apresarlo. El relato cuenta que había un joven ahí,
cuyo nombre desconocemos, que estaba desnudo, cubierto
con una sábana. Seguramente se levantó de madrugada para
ir a ver qué sucedía. Y nos enteramos de que los soldados lo
prendieron. Cuando lo hicieron, lo tomaron de la sábana y el
joven salió corriendo desnudo. Este joven sos vos y soy yo.

En el Antiguo Testamento, antes de que Cristo viniera, se ele-


gían dos corderos, pero solo uno de ellos iba a la muerte. Al

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otro, lo soltaban vivo en el desierto. Este joven nos representa


a nosotros. Cristo y el joven fueron prendidos. Pero Cristo fue
a la cruz a morir, mientras que el joven se escapó y salió a la
vida. Cristo fue desvestido para poder desvestirnos y nosotros
fuimos desvestidos de la sábana para poder ser vestidos de la
gloria del Señor. Uno fue preso y llevado a la cruz para morir.
Y, gracias a que Cristo fue a la cruz, nosotros hemos escapado
desnudos de las hojas de higuera (el miedo, la vergüenza, la
mediocridad) para ser revestidos con la gloria del Señor.

¡Estoy vestido con gloria!

Vos y yo somos este joven: también teníamos que ir a la muerte


pero, gracias a que Cristo fue a la cruz, nosotros huimos a la
vida y la victoria.
Cuando oremos, nos quitaremos las sábanas, las hojas de hi-
guera: el miedo, la culpa, la vergüenza, etc., para vestirnos del
Cristo glorioso que vive en nosotros.

El evangelio de Juan narra también lo siguiente: Cuando los


soldados lo vieron crucificado a Jesús tomaron sus vestidos y
los hicieron cuatro partes, una para cada soldado (eran cua-
tro soldados), y tomaron también su túnica.

Cristo tenía una túnica, símbolo de la gloria. Los soldados to-


maron esa túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido y de
arriba para abajo. Como no quisieron romperla, la sortearon
entre ellos. La gloria de Cristo es una gloria celestial de arriba

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hacia abajo. Y es de un solo hilo. No es un remiendo ni un par-


che, es completa. No tiene costura, no está arreglada. “De un
solo hilo” quiere decir que nos cubre perfectamente. La gloria
con la que nos vamos a vestir será una gloria perfecta, extraor-
dinaria, que viene del cielo para nosotros.

Hoy nos despojamos de las sábanas de la vergüenza, de las


hojas de higuera de la mediocridad, la culpa, la angustia; y
nos vestimos de gloria. Ya no estamos vestidos de miedo ni
de vergüenza ni de condenación. ¡Estamos vestidos de la
gloria del Señor!

La palabra gloria significa “belleza, esplendor”. Es decir, algo


bello que se expresa. Nosotros solemos decir: “¡Qué glorioso
paisaje!”. O: “¡Qué glorioso el vuelo de ese pájaro!”. Cuando
vemos a alguien bailar con gracia, expresamos: “¡Qué lindo!”.
Cuando oímos buena música, comentamos: “¡Qué gloriosa
es!”. Todo eso habla de belleza.
Vos y yo estamos vestidos de la belleza, el esplendor y la her-
mosura del Señor. El Cristo que vio Juan es el Cristo que vive
en vos y en mí. Él está vestido hasta los pies, completamente.
Ese Cristo se va a expresar en vos, vistiéndote de Él. Vestirse
de Cristo es vestirse de gloria, de esplendor.

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ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿En qué circunstancias, podés recordar que, al estar


vestido de la gloria, Cristo se pudo expresar por medio
de vos?

• Gloria es esplendor, belleza. ¿Qué experiencia con


Cristo te recuerda la palabra gloria?

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LECCIÓN #3

VESTIDO DE LINO Y DE LIRIO

Al estudiar los vestidos que aparecen en La Biblia, encontré


muchísimos vestidos de gloria, pero voy a mencionar solo tres
de ellos. Los dos primeros son el vestido de lino finísimo y el
vestido de lirio.

a. Vestido de lino finísimo


Después de ser arrojado al pozo y vendido como esclavo, José
llegó al palacio. Y cuenta la narración bíblica que Faraón le co-
locó un vestido de lino finísimo. El primer vestido del que
Cristo te va a vestir es el vestido de la victoria absoluta. Ese
es el vestido del palacio, del éxito, sobre el que vas a decir: “Me
costó, sufrí, luché; ¡pero llegué al palacio!”. José les pidió a sus
hermanos cuando fueron a verlo a Egipto: “Díganle a papá que
venga para ver mi gloria”.

Declaramos que el Señor te vestirá de lino finísimo: de éxito,


de victoria, de abundancia. José le dio pan a todo el mundo. La
gente venía a Egipto y compraba el pan. Dios te vestirá de éxito
financiero, de fuerza y de realeza. Y nadie te podrá quitar ese

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vestido. De jovencito, José usaba una túnica de colores. Los


hermanos, por celos, se la robaron y lo vendieron como escla-
vo; pero, cuando Faraón le dio la túnica de rey en el palacio, na-
die más se la pudo robar. Cuando la gloria de Cristo te envuelve
y te viste de victoria, nadie puede quitarte eso. ¡Gloria a Dios!

Estoy vestido de lino finísimo. Estoy vestido de éxito.

b. Vestido de lirio
El vestido de lirio es el vestido de “ya no me preocupa nada
más”. Cuando Jesús dijo en Mateo 6: “Mirad los lirios del cam-
po, que no trabajan ni hilan; ni Salomón se vistió como ellos”,
estaba diciendo: “No se preocupen por el vestido”. Hoy Dios
nos va a vestir de lirio, lo cual quiere decir: “Ya no me preocupa
ni me afecta lo que antes me angustiaba, me torturaba”.

¿Cómo es que no me afecta? ¿Cómo es que no estoy desanima-


do? Es que Cristo me vistió. ¡Estoy vestido de lirio! Hay mo-
mentos en los que Dios te vestirá con la túnica fina del éxito; y
hay momentos en los que Él te vestirá de lirio, y las cosas ya no
te van a afectar.
“Te criticaron”. “No me afecta”.
“No tenés dinero”. “No me afecta”.
“¡Pero mirá los problemas que hay!”. “No me afectan”.
“¿Cómo hacés para que nada te afecte?”. “Yo no hago nada. Es
el Cristo que está en mí y me vistió de lirio”.

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Estoy vestido de lirio. Antes era derrotado y me caía, pero


ahora el Señor me dio el vestido de gloria. Antes me preocupa-
ba, pero ahora estoy vestido de gloria.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• De niño, José usaba una túnica de colores; pero, cuan-


do Faraón lo ascendió, le dio una túnica de lino finísimo.
¿Para qué situación que estás viviendo declarás que es-
tás vestido de lino fino: de éxito, victoria y abundancia?

• Vestido de lirio: lo que antes me afectaba, ahora, ya no


me afecta más. ¿Cuándo viviste algo así?

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LECCIÓN #4

VESTIDO DE GUERRA

El tercer vestido que encontré es el vestido de guerra.


Efesios 6 presenta la “armadura del guerrero”. Hay momen-
tos en los que Cristo saldrá de vos con el vestido del éxito. Hay
momentos en los que el Señor te vestirá de lirio y nada te va a
afectar. Y hay momentos en los que Dios te vestirá con fuerza
y te vas a sentir fuerte, firme, valiente, seguro, determinado.

Estoy vestido de guerra y el vestido es Cristo. Yo sé


lo que Dios me prometió, yo sé quién vive en mí. La gente te va
a mirar y te va a preguntar: “¿De dónde sacás esa fortaleza?”.
Marcos 16:17-18 dice: Y estas señales seguirán a los que creen:
En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas
lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa
mortífera, no les hará daño.

Una persona vestida de guerra tiene una lengua nueva: habla


fe, seguridad y victoria. Ya no declara ni derrota ni desánimo.
“¡Ay, que Dios te escuche!”… ¡no! Hablaremos nuevas lenguas.
Hablaremos el idioma de la fe, el poder, la seguridad y la deter-

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minación. La gente querrá saber: “Pero, ¿cómo es que hablás


así?”. No lo fabriqué, no me esforcé, no hice un curso de auto-
mejoramiento. Es Cristo que me ha vestido de Él; por lo cual,
ahora tengo una nueva lengua.

Cuando estás vestido de guerra, atrapás a las serpientes en


la mano. ¿Qué son las serpientes? Las autoridades del siste-
ma. Faraón, en Egipto, tenía una corona de serpiente. Moi-
sés tenía una vara y Dios le preguntó: “Moisés, ¿qué tienes
en la mano?”. “Una vara”. “Tírala”. La tiró y se convirtió en
serpiente. “Vuélvela a tomar”. Y cuando la tomó, volvió a ser
vara.

¿Sabés qué le estaba diciendo? “Vas a ir a hablarle a Faraón.


Él adora las serpientes y tiene una corona de serpiente. Tiene
autoridad, poder humano. Vos vas a asir ese poder humano,
pero esa serpiente no te morderá, sino que será una vara in-
móvil, petrificada”.
El Señor te vestirá de guerra y no solo vas a hablar fe, sino
que vas a tomar toda voz que te atemorizó, toda serpiente que
te quiso lastimar. La vas a atrapar y no tendrá poder porque
ninguna serpiente te puede morder.

Cuando estás vestido de guerra, todo lo que quiera entrar para


matarte quedará bajo el impacto del Cristo que vive en tu inte-
rior. ¿Qué simboliza la frase si bebieren cosa mortífera, no les
hará daño? Que todo lo que quiera entrar a tocar tu espíritu

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quedará bajo el impacto de la gloria del Señor y caerá muerto


en el Nombre de Jesús.
Nada de lo que venga de afuera y quiera lastimarte
tendrá autoridad en tu vida. Nada de afuera te podrá
lastimar. Estás vestido de guerra y ese vestido no se fabrica
porque es de arriba para abajo, es de un hilo, ¡es Cristo!

No es por esfuerzo, ni por “voy a meditar”, ni por “voy a hacer


cuatro afirmaciones positivas para sentirme más fuerte”.
¡No! No es una hoja de higuera, es Cristo que te viste. Yo sé
que vos lograste cosas y te sentiste vestido de túnica fina.
Dijiste: “Esto fue por el Señor”. Yo sé que te sucedieron cosas
negativas y dijiste: “La verdad que no me afectó”. Porque te
vestiste de lirio, ¡te vestiste de Cristo!

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Estar vestidos de guerra nos da fuerzas para derro-


tar a todos nuestros enemigos. Los de afuera y los de
la mente. Declará en que áreas de tu vida te gustaría
vestirte así.

• ¿Qué cosas de afuera te quieren lastimar y van a ser


vencidas por estar vestido con el vestido de guerra de
Cristo?

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LECCIÓN #5

VESTIDO DE TRANSFIGURACIÓN

Hay momentos en los que te vestís de victoria, y hay momentos


en los que Cristo te viste de transfiguración. ¿Recordás
cuando Jesús fue al monte? Leemos que su ropa (esa túnica
que después sortearon los soldados) se hizo blanca, se transfi-
guró como la luz del sol. Hay momentos en los que el Señor te
viste de plenitud y estás contento. Las personas te preguntan:
“¿Qué te pasó?”, y respondés: “Nada”. Porque Cristo te envolvió
de luz, de túnica blanca. Estás feliz y caminás en gozo. “¿Por
qué estás contento?”. “¡No sé!”, decís, pero sabés que Cris-
to te vistió de luz, te transfiguró y te abrigó.

Adán y Eva estaban desnudos, pero no se avergonzaban por-


que estaban vestidos de la gloria de Señor. Pero, luego, entró
el pecado y la gloria se fue. Se vieron con culpa, con hojas de
higuera, y empezaron a sobrevivir. Sin embargo, el Señor les
dijo: “Voy a matar un cordero y los voy a cubrir” (porque un día
Cristo volvería a vestir al ser humano).

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ÉL SE EXPRESÓ

En el Getsemaní, apresaron a Cristo y un joven desnudo, que


representa tu vida y la mía, salió huyendo porque otro hombre
fue a la cruz. Él se quitó Su túnica perfecta para que ahora no-
sotros podamos ser vestidos de la gloria del Señor.

Hay momentos en los que Dios te va a vestir de la túnica de


José. Cuando lográs algo, vos decís: “Ese fue el Señor”. Él pone
pan en tu mano para que le des a todo el mundo.

Hay momentos en los que el Señor te va a vestir de lirio. Ya


nada te afecta.

Hay momentos en los que el Señor te va a vestir de guerra. Es-


tás firme y, ante todas las serpientes, tomarás autoridad. Ellas
no tienen poder sobre tu vida. Hablarás nuevas lenguas y todo
aquello que quiera entrar para envenenarte, como las palabras
que te digan, no te va a afectar.

Hay momentos en los que el Señor te va a vestir de transfigu-


ración. Dirás: “Estoy feliz, estoy contento. Estoy vestido de la
gloria del Señor”.

Israel pasó cuarenta años en el desierto y siempre tuvo la mis-


ma ropa, los mismos zapatos. ¿Por qué sucedió eso?

Hay gente a la que la gloria no ha renovado. Ellos siempre


están igual. Están vestidos de Cristo, pero siempre es lo mismo
en su vida. Siempre recuerdan lo que saben. Siempre viven lo

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que ya vivieron antes. No tienen ninguna experiencia nueva.


Recuerdan todo su pasado. “Sí, una vez el Señor…”. “Recuerdo
que me pasó esto…”. “Pastor, eso que usted dijo me ocurrió
hace diez años”. Hace años que usan la misma ropa. Mantie-
nen la misma gloria. ¡Cuarenta años! ¡Siempre igual! ¡Con la
misma ropa!

La Palabra cuenta que al profeta Samuel, la mamá lo consagró


para ser sacerdote en el templo. Lo dejó allí, de pequeño, al
cuidado de Elí: Y el joven Samuel ministraba en la presencia
de Jehová, vestido de un efod de lino, y le hacía su madre una
túnica pequeña y se la traía cada año cuando subía con su
marido para ofrecer el sacrificio. El niño tenía una túnica;
pero al año siguiente, la túnica le quedaba chica y la mamá le
traía una nueva. Y al año siguiente, otra túnica nueva.

Te profetizo que vas a crecer mes a mes y, cada semana que


pase, el Señor va a traerte una gloria nueva… y otra gloria nue-
va. Él va a decir: “Esta gloria que le di ya le queda chica. ¡Mi
hijo, mi hija, ha crecido! Vengo con otra gloria nueva. Y cada
día vamos a ir de gloria en gloria”.

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ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• El vestido de la transfiguración nos ilumina. ¿Qué si-


tuación difícil se transformó en alegría? Ahí estuvo ese
vestido.

• Las túnicas nuevas, que cada año le llevaba su ma-


dre al joven Samuel, representan crecimiento continuo.
¿Qué fue lo último que aprendiste de Cristo?

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LECCIÓN# 6

VOY DE GLORIA EN GLORIA

Todos los días necesitamos aprender algo nuevo del Señor.


Hacé girar toda tu vida solamente en función de aprender algo
nuevo de Cristo. No en función de tu trabajo ni de tu familia.
Leé los manuales, como Ahí estás y Comunión Diaria. Escu-
chá las prédicas hasta aprender algo nuevo. No uses más la tú-
nica vieja. Aprendé algo nuevo y escribilo. Así vas a crecer y el
Señor va a decir: “Está creciendo, le voy a dar una gloria nueva
más grande”. No vivas con la gloria de siempre. Ya no recuer-
des más lo que ya sabés. Dejá de traer el pasado al presente.
¡Hoy hay que aprender algo nuevo!

Estoy aprendiendo algo nuevo hoy.


Debo vestirme con la gloria del Señor.

Dijo el apóstol Pablo: Mientras tengamos comida y vestido,


estemos contentos. Yo siempre pensé que era comida y vestido
literalmente, pero La Biblia es un lenguaje de símbolos. Co-
mida es Cristo y vestido es la gloria.

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ÉL SE EXPRESÓ

Si vos aprendés cada día algo nuevo de Cristo y tenés gloria,


estarás contento. Por eso, Pablo dijo también en Hechos: No
codiciéis el vestido de nadie. Me impactó esa parte del pasaje.
No hay que codiciar el vestido de nadie. No habló de la fortuna
ni de los bienes, sino del vestido. ¿Qué estaba diciendo allí?
Él hablaba el lenguaje del espíritu: “No envidien la gloria de
nadie”. No te compares con nadie. No sientas envidia de nadie.
Sé como el profeta Samuel y aprendé cada día algo nuevo. El
Señor te dará una gloria nueva día tras día. Y la gente que te vea
comentará: “Veo algo nuevo en vos por fuera; no veo tu desnu-
dez. Te veo envuelto de una gloria mayor”. Vamos caminando
de gloria en gloria.

Es triste no crecer. No aprender algo nuevo a diario. Vivir re-


cordando lo que sabemos y repetirlo pensando que eso es cre-
cimiento. Repetir lo que aprendimos ayer no nos lleva a crecer.
El Señor tiene algo nuevo para darte cada día. Y eso nuevo te
ayudará a seguir creciendo. Cuando crecemos, viene el Espíri-
tu Santo con una túnica gloriosa nueva. ¡Gloria al Señor!

Había una mujer llamada Dorcas (Hechos 9). Cuando ella fa-
lleció, Pedro estaba con una multitud de gente y las amigas que
lloraban. Le dijeron al apóstol: “¡Pedro, esta mujer hacía túni-
cas!”. Cuando él escuchó eso, les pidió a todos que salieron y se
quedó con la mujer en la habitación. Entonces, le dijo: Tabita,
mujer, levántate. ¡Y la mujer resucitó! Ese milagro fue tan im-
pactante que todo el pueblo se convirtió. Dios te usará para que

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ÉL SE EXPRESÓ

todos en tu familia, tu ciudad, tu pueblo, te vean resucitado y


se entreguen a Cristo.

¿Sabés por qué Pedro la levantó? Porque sus amistades le dije-


ron: Ella hace túnicas para los pobres. Y, como La Biblia utili-
za un lenguaje del espíritu, si vos sos un constructor de gloria
para los demás que los lleva a Cristo; si vos permitís que Cristo
salga de tu vida y vestís a otros; si vos dejás que la gloria, pri-
mero, crezca en vos aprendiendo algo nuevo cada día y, luego,
empezás a vestir a los demás; cuando vengan los problemas,
habrá una voz que dirá: “¡Levántate!”.

No hay poder de muerte sobre tu vida. Sé un fabricante de tú-


nicas. Pero, para fabricar túnicas, Cristo tiene que crecer en
vos. Por eso, el apóstol Juan, cuando vio al Señor, dijo: Lo vi.
Su rostro era como el sol; Sus cabellos y Su cara eran blancos
como la nieve; Sus ojos eran como fuego y tenía un vestido
hasta los pies. Vi la gloria del Señor.

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ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿En qué situación te diste cuenta de que Cristo creció


en vos?

• ¿Alguna vez sentiste envidia por alguien? Declará en


tu espíritu: “Estoy vestido/a de gloria. Este vestido es
más alto que cualquier otra situación”.

• Si ayudamos al prójimo, le estamos haciendo una túni-


ca. ¿A quién estuviste ayudando esta semana?

Buscá al Señor. Aprendé algo nuevo de Él todos los días. Dejá


que Él salga y te vista. No te vistas vos con la sábana. Dejá la
sábana en manos de los romanos. Vos y yo estamos vestidos de
Cristo. Permití que Él te vista:

De lino fino: y tendrás victoria.

De lirio: y ya no te preocupará nada más.

De transfiguración: y estarás feliz por amar al Señor.

- 32 -
ÉL SE EXPRESÓ

De guerra: y ninguna serpiente tendrá poder sobre tu vida.

Y, cuando esa gloria salga, otros serán tocados por ese vestido
y te convertirás en un fabricante de vestidos.

Padre, te damos gracias. Hoy nos desvestimos de las


hojas de higuera de la depresión, del miedo, de la culpa,
del autocastigo, de la mediocridad, de la comparación, de
la apatía, de la falta de iniciativa, de la vergüenza. Hoy
soltamos la sábana de nuestra vida y nos revestimos de
Cristo.

Señor, hoy nos vestimos de gloria. Cristo glorioso, te


pedimos que ahora, en este momento, seamos vestidos de
Tu gloria. Que hoy seamos vestidos de lino fino y estemos
en el palacio. Que logremos nuestros sueños y haya pan en
nuestra mano.

Señor, hoy nos vestimos de lirio para que nada nos afecte.
Hoy somos vestidos de resplandor para disfrutar cada
momento. Y hoy somos vestidos de guerra porque hablamos
nuevas lenguas. Las serpientes, las autoridades de este
sistema, no tienen poder sobre nosotros. Y todo lo que
quiera entrar para dañarnos no nos podrá tocar. Hoy
crecemos como el profeta Samuel y somos como Dorcas.
Te pedimos que en estos días podamos llevar Tu gloria a
cada persona y seamos constructores de Tu vestido a un

- 33 -
ÉL SE EXPRESÓ

mundo que está tapado con hojas de higuera, con miedo y


vergüenza, escondidos detrás de un árbol. Para que toda la
Tierra sea llena de la gloria del Señor.

Lo declaramos, no por nuestra fuerza ni por nuestro


automejoramiento, sino porque Cristo vive en mí. Ya no
vivo yo, vive Cristo en mí; y lo que antes vivía en la
carne, ahora lo vivo en la gloria del Hijo, el cual me
amó y se entregó a sí mismo por mí.

En el Nombre de Jesús, amén, amén y amén.

- 34 -
CAPÍTULO 2

CINTO
DE
ORO

- 35 -
LECCIÓN #1

UN CINTO EN EL PECHO

Cristo vive en nuestro espíritu, no solo para que nosotros lo


disfrutemos, sino para que Él pueda salir de nosotros y se ex-
prese en nuestra casa, en nuestra familia, en el trabajo y de-
más lugares en el mundo. En este capítulo quiero compartirte
acerca del significado del cinto de oro. Apocalipsis 1:13 dice:
En medio de los siete candeleros vi a uno semejante al Hijo
del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies y
ceñido por el pecho con un cinto de oro.

Cristo tenía un cinto de oro en el pecho. No lo tenía en la cintu-


ra, sino en el pecho o el corazón, lo cual simboliza Su carácter
divino, el mundo interno. Tu corazón, el Cristo que vive dentro
de vos, se manifestará como un cinto divino, glorioso, como
un fruto externo. Es por ello que cada día debemos declarar:
“Hoy” (el día que vivimos) es el día de mi victoria y mi bendi-
ción”. Si nos predisponemos a avanzar, como lo hacía el após-
tol Pablo a pesar de los castigos y la persecución que recibió,
si nuestro interior está encendido, todo lo externo se moverá.

- 37 -
ÉL SE EXPRESÓ

Cuando el motor de un auto se enciende, este comienza a an-


dar. Cuando una persona enciende su interior, su espíritu en
comunión se mueve por fuera. Es alguien con sueños, con pro-
yectos, a quien nadie detendrá. Porque nada ni nadie pueden
detener a un hombre exteriormente si su interior está encen-
dido. El cinturón de oro, que es Cristo, saldrá de nosotros y
nos empujará a movernos. Cada vez que nuestro interior se
enciende, nuestro exterior se mueve. No se trata ni de motiva-
ción ni de mejora, sino de conectar con Cristo, de disfrutar de
Su presencia, de tener comunión con Él para que el cinto de oro
se haga visible.

Si anhelamos que nos vaya bien afuera, debemos primero ocu-


parnos de nuestro interior. Si tengo fruto por dentro, sí o sí, voy
a tener fruto por fuera. Leemos en Gálatas 5:22-23: Este es el
fruto del Espíritu: amor… Luego comienza a describir el amor
en sus ocho variables: …gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe, mansedumbre, templanza. Y dice de este fruto,
que es Cristo: Contra tales cosas no hay ley. No hay ley. ¿Qué
es una ley? Algo que funciona las 24 horas. Si yo suelto el mi-
crófono, la ley de la gravedad hace que este se caiga y que la ley
funcione. Si vos tenés fruto por dentro, contra vos no hay ley.

En el mundo existen dos leyes: las leyes naturales y las leyes


espirituales. Pablo señala que, si yo tengo fruto por dentro, no
hay ley espiritual que opere en mi vida. Los seres humanos no
somos libres de las leyes naturales (si saltamos al vacío, nos
caeremos). Pero somos libres de las leyes espirituales. En el

- 38 -
ÉL SE EXPRESÓ

mundo hay una ley de pecado, una ley de oscuridad, una ley
de ignorancia, una ley de maltrato, una ley de tinieblas. Y Pa-
blo expresa: Cuando yo tengo fruto por dentro, en mi vida no
opera ninguna ley de este sistema.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• El cinto de oro en el pecho de Jesús indica un mundo


interno encendido. ¿Qué experiencia te recuerda esta
figura?

• Cuando tenemos fruto interno somos libres de la ley el


pecado, de la oscuridad y la ignorancia. ¿En qué área de
tu vida te gustaría tener más fruto interno?

- 39 -
LECCIÓN #2

SI HAY FRUTO POR DENTRO, HAY


FRUTO POR FUERA

Jesús dijo en Marcos 16:17-18: Y estas señales seguirán a los


que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán
nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebie-
ren cosa mortífera, no les hará daño.
En mi nombre echarán fuera demonios: Cuando uno
recibe a Cristo, entra en Él y comienza a hablar nuevas len-
guas: las lenguas del espíritu. ¿Qué quiere decir esto? Que co-
menzamos a hablar fe, victoria, éxito, avance. Ya no opera la
ley del desánimo, de la queja, de la derrota, de la maldad, de la
dificultad. Ninguna de esas leyes opera en nosotros, dado que,
cuando el fruto está en nuestro interior, el fruto se manifiesta
en el exterior.
…tomarán en las manos serpientes: La serpiente re-
presenta la autoridad máxima de las tinieblas. En la antigüe-
dad, los egipcios tenían una corona con una serpiente. Pero
Dios le dijo a Moisés: “Tira la vara”. Moisés obedeció y esta se
convirtió en serpiente. La volvió a tomar y se hizo vara nueva-
mente. Lo que Dios le estaba diciendo es: “No hay autoridad

- 41 -
ÉL SE EXPRESÓ

demoníaca sobre tu vida, porque fruto por dentro, fruto por


fuera”. ¡Las tinieblas no tienen autoridad sobre nuestra vida!

…y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño:


Todo lo que quiera entrar dentro de tu cuerpo para lastimarte
recibirá el impacto violento del Cristo que vive dentro de vos.
Esa palabra, ese chisme, esa ironía, ese comentario, aquello
que bebas que quiera entrar para ser parte de tu ser, no ten-
drá lugar. La Palabra declara que ninguna cosa mortífera que
bebas te va a afectar. ¿Por qué? Porque fruto por dentro,
fruto por fuera.

Cristo intercede las 24 horas por nosotros. Cuando el apóstol


Pablo ascendió y subió al tercer cielo escuchó palabras inefa-
bles: voces de victoria, de éxito, de gloria; y, al descender, com-
partió con sus hermanos: “Como es en el cielo, debe ser acá
en la Tierra”. Cuando trabajamos duro por dentro, el trabajo
externo es fácil. Por eso, necesitamos buscar, desear, amar,
anhelar conocer más al Señor.

El pastor Mike Murdock cuenta que en una oportunidad fue


a comprarse un libro, entonces su secretario nuevo le dijo:
“Pastor, no irá a gastar tanta plata en este libro, es carísimo”
(creo que salía 100 dólares en ese entonces). Él lo miró y le
respondió: “El autor leyó todos estos libros y es un hombre que
caminó con Dios cincuenta años. Yo, por cien dólares, voy a
introducir todo eso en mí. ¡Este libro es barato!”. Esas palabras
realmente me impactaron. Eso es amar y desear conocer al

- 42 -
ÉL SE EXPRESÓ

Señor. Cuando uno trabaja duro por dentro, en lo privado, el


trabajo por afuera resulta sencillo.

¿Qué quiere decir “fácil por fuera”? ¿Observaste alguna vez


cómo funcionaba Jesús?
Él decía cosas como: “quiero”; “sé limpio”; “sé sano”; “vete y no
peques más”; “el que esté sin pecado, que tire la primera pie-
dra”; “al César, lo que es del César; y a Dios, lo que es de Dios”.
Cuando Pedro y Juan vieron al paralítico, que había estado
postrado por cuarenta años, lo miraron y le dijeron: “No tengo
plata ni oro, pero lo que tengo te doy: ¡en el Nombre de Jesu-
cristo, levántate!”. En un caso similar, ¿qué hacemos la ma-
yoría de nosotros? Oramos durante horas y horas esperando
ver un milagro. Pero, cuando comencemos a trabajar duro por
dentro, todo lo demás será fácil. Te levantarás y dirás: “Cris-
to reina… estoy sano… camino en victoria… ya está hecho”. Y
Dios va a obrar.

Simeón y Ana tenían ochenta años y oraban: “Queremos ver


al Mesías, queremos ver al Mesías, no moriremos sin verlo”. Y
así fue. María y José trajeron al Mesías, lo presentaron y ellos
pudieron conocerlo. ¡Ochenta años buscando al Señor, disfru-
tándolo y queriéndolo conocer! El cinto de oro es el corazón de
Cristo que sale y lo que verá la gente es un cinto en el corazón
con fruto.

- 43 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Frente a las dificultades, Cristo hablaba poco y senci-


llo. Pensá en una dificultad y declará con fe: “Que Cristo
crezca en mí”.

• Si trabajo duro por dentro, será fácil por fuera. ¿Qué


estás haciendo y te está costando mucho esfuerzo?

- 44 -
LECCIÓN #3

CUANDO CRECEMOS POR


DENTRO, CRECEMOS POR FUERA

Si anhelamos que todas las áreas de nuestra vida crezcan, de-


bemos crecer internamente. Zacarías, ya de edad avanzada,
añoraba tener un hijo. Pero un día, se le apareció un ángel y
le dijo: “Zacarías, tu oración ya fue escuchada, vas a tener un
hijo. Anotá el nombre: Juan. Él le abrirá el camino al Señor”.
Juan el Bautista vino al mundo con un diseño y un propósito
establecido. Su padre oró por años y buscaba a Dios, quería
conocerlo más. Cuando uno lo anhela cada día más, parirá a
los próximos profetas.

Darás a luz sueños que abren caminos, voces en el desierto,


hijos que marcarán a las nuevas generaciones. Porque, si cre-
cemos por dentro, crecemos por fuera. No se puede poner una
ballena en una pecera pero, si vos crecés por dentro, tu destino
es el océano. Una persona sin límites deja de competir, de com-
pararse con los demás, de perder tiempo en peleas o discusio-
nes sin sentido. Cristo es La Palabra, la semilla. Tu comunión
con el Señor es el agua y el sol que hace crecer a Cristo. Las

- 45 -
ÉL SE EXPRESÓ

personas pueden decir: “Amén, lo recibo”, pero si no se riega


esa palabra con comunión diaria, al invocarlo, al buscarlo, al
hablarle, al compartirlo, no hay crecimiento. Solo estarás re-
pitiendo algo que ya sabés.

Por eso, Dios siempre te da una palabra nueva y ¡cada


día necesitás aprender algo nuevo del Señor! Es tiempo de de-
jar de repetir lo que ya sabemos porque, para armar el próximo
gran sueño, necesitarás más ladrillos. Cada día hay que apren-
der algo nuevo del Señor. Tu mente, tu espíritu y tu cuerpo,
todo el día, tienen que girar en torno a aprender algo de Cristo.
Cada vez que releas este tema, que vuelvas a leer La Palabra
y a marcarla y declararla, habrás aprendido algo. Ese es un
ladrillo nuevo en tu vida porque, si crezco por dentro, crezco
por fuera.

La parálisis por fuera se debe a que nada crece por dentro.


Nada sucede interiormente. Hay personas que están deteni-
das y, ni siquiera, contestan un mensaje de WhatsApp. Están
paralizados por fuera porque su interior no es renovado.

Para los hijos de Dios, nunca el problema es el afuera; todo


tiene que ver con el adentro. Porque, como es por dentro,
es por fuera.

El poco movimiento por fuera es el resultado de que nada se


mueva adentro. Cuando a un líder, un discípulo, un pastor o
un apóstol, hay que decirle: “¡hacé!” o: “¿hiciste?”, es porque

- 46 -
ÉL SE EXPRESÓ

nada se ha movido por dentro. No podemos echarle la culpa a


lo exterior. Todo se resuelve adentro, en el espíritu, en el Cristo
que vive en nosotros. El poco movimiento por fuera es porque
nada se mueve adentro. La parálisis por fuera es porque nada
crece adentro. La falta de fruto externo es porque no hay fruto
interno.

Juan 15 dice: Si permanecéis en mí y mis palabras permane-


cen en vosotros, ustedes van a tener fruto, más fruto, mucho
fruto y va a permanecer. Todos experimentamos, en algún
momento de nuestra vida, circunstancias difíciles; pero dis-
tinto es que la vida entera sea una lucha constante. Hoy Dios
te dice: “No es el afuera, es el adentro. Ocupate de tu interior y
Yo voy a hacer que desde tu interior salga un cinto de oro en el
pecho. Yo voy a mostrar mi divinidad a través de tu corazón,
voy a mostrar Mi fruto”.

El mal carácter que muchos manifiestan por fuera es porque


nada pasa por dentro. Esas personas que todavía pelean, dis-
cuten, hablan de los demás, se ofenden, se derriban, agreden,
usan palabras ofensivas, lo hacen porque no han crecido por
dentro. Y, como es por dentro, es por fuera. No hay que ocu-
parse del afuera, sino del adentro y todos verán el cinto de oro
en tu vida. Cuando dejamos de crecer por dentro, dejamos de
crecer por fuera.

- 47 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR :

• ¿Qué fue lo último que aprendiste de Cristo que te hizo


crecer espiritualmente?

• Lo que no se mueve por dentro, no se mueve por fuera.


¿Qué área de tu vida estás viendo paralizada?

- 48 -
LECCIÓN #4

SI ME ENCIENDO POR DENTRO,


ME ENCIENDO POR FUERA

Moisés escribió Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deute-


ronomio. Los cuatro primeros libros son cronológicos. Géne-
sis habla de la creación, de Abraham y de todos los profetas.
Después vienen Éxodo, Levítico y Números. Y Deuteronomio
es un resumen de los cuatro anteriores, no sigue el orden cro-
nológico. ¿Por qué? Deutero quiere decir “segundo”; y nomos
significa “la segunda vez que da la ley”. Moisés estaba murien-
do, llamó a Josué y le contó los cuatro libros anteriores de una
sola vez. Le repitió la historia. Moisés, aún al final de su vida,
seguía creciendo. Él estaba pensando en Josué.

Josué escuchó a Moisés y avanzó. Formó el ejército y derribó


los muros de Jericó, pero no formó a sucesores. Josué tuvo
grandes logros, pero un día dejó de crecer. Entonces, él no
pudo hacer su Deuteronomio con otros. Luego viene el libro
de Jueces donde solo hay divisiones y peleas. Todos podemos
haber vivido momentos gloriosos con el Señor y, aun así, ter-
minar como Josué: haber dejado de crecer. Cuando uno crece,

- 49 -
ÉL SE EXPRESÓ

cree que ya creció; sin embargo, cada día uno debe seguir cre-
ciendo porque Cristo nos está formando por dentro.

Porque como es por dentro es por fuera. Si crece el carácter


de Cristo por dentro, crecerá el carácter de Cristo
por fuera. Si me enciendo por dentro, nadie me de-
tendrá por fuera.

Nadie te podrá hacer frente, todos los días de tu vida. Yo esta-


ré contigo, dice Dios. Si tengo fruto por dentro, siempre tendré
fruto por fuera. Y para que ese fruto crezca, necesitás invocar,
declarar, relacionarte con el Señor. Él es una relación, un vín-
culo de amor. Invertí en el fruto interior. Leé La Palabra. Es-
cuchá varias veces los mensajes. Porque, cuando te encendés
por dentro, nadie te detiene por fuera. Dios abrió la puerta de
Crónica TV en este tiempo y todos los días tenemos quince
minutos al aire sin haber tenido que gestionar nada por ese es-
pacio. El Señor me dijo: “Vos ocupate de nosotros, de nuestra
relación, y por fuera todo va a ser fácil. Pero, para que sea fácil
por fuera tiene que ser fuerte por dentro”.

Si crezco por dentro, crezco por fuera. Y si crece Su carácter


por dentro, crece Su carácter por fuera.

- 50 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Moisés le trasmitió el fuego a Josué para que conquis-


te. ¿A quién le estás pasando tu fuego interno?

• Para mejorar el carácter hay que invertir en el fruto


interior. ¿De qué manera estás invirtiendo en ese fruto
interno?

- 51 -
LECCIÓN #5

EL TECHO ES MI ALMA

Vamos a la parte práctica…

Observemos el capítulo 2 de Marcos. Leemos que Jesús entró


en Capernaúm y allí se juntó un montón de gente. La casa es-
taba llena. Había personas sentadas por todos lados y muchos
estaban de pie. Entonces, de pronto, cuatro amigos llegaron
con un hombre que estaba paralítico. Pero nadie les permitió
entrar. ¡Todos querían escuchar a Cristo! Esos cuatro hom-
bres no se fueron porque eran gente de fe y estaban encendidos
por dentro. Por eso, Jesús vio la fe de ellos. Ellos dieron la
vuelta, subieron al techo, hicieron un agujero y bajaron al pa-
ralítico. Y Jesús, al ver la fe de ellos, le dijo: “Hijo, tus pecados
te son perdonados, toma tu camilla y vete”.

Esta es la enseñanza: los amigos rompieron el techo. El techo


es tu alma. Hasta que tu alma no sea rota bajo la
cruz de Cristo, no habrá milagro en tu vida. La casa es

- 53 -
ÉL SE EXPRESÓ

tu vida y Cristo está dentro de esta. Él no obra fuera de la casa,


sino adentro. Él te está esperando adentro.

Jesús, que sabía todo, vio la fe de ellos y podría haber dicho: “El
Padre me muestra que no dejan entrar a un paralítico. ¡Abran
paso y que venga el paralítico!”. O: “El Padre me está mostran-
do que en diez minutos vienen cuatro personas cargando a un
paralítico”. El Señor no dijo nada de eso porque Él no va a
obrar hasta no ver que rompés el techo. El techo repre-
senta tu alma y tiene que ir a la cruz para ser roto. Y nunca más
será arreglado. Llevá tu alma a la cruz y decile: “Señor ya no
vivo yo, Cristo vive en mí”.

El techo es mi límite y mi límite es mi alma. Mi alma es la que


tiene que morir. El paralítico no podía entrar por la puerta
porque primero debía romperse su alma. Cuando el alma, que
son nuestros pensamientos (las personas que estaban en la
casa representan los pensamientos) es quebrada, el milagro
sucede.

Todos los días tenemos que declarar: “Señor mis emociones


no me gobiernan, mi alma no me gobierna, mis pensamientos
no me gobiernan. Llevo a la cruz del Calvario mis problemas,
rompo lo que me gobierna y me limita”. Porque es de arriba
hacia abajo y de adentro hacia afuera.

Cuando bajaron al paralítico, Jesús le dijo: “Toma tu lecho y


vete”. No le dijo “sé sano”, sino “vete”. ¿Por qué? Porque el mi-

- 54 -
ÉL SE EXPRESÓ

lagro que había hecho en su vida ahora sería expresado afuera.


“Aquí adentro te ven sano y caminando. Quiero que te vayas
porque ahora te tienen que ver afuera sano y caminando en
victoria”.

Nada sucede si primero no se rompe el techo. Jesús declaró: “Si


alguno quiere ser mi discípulo, tome su cruz y sígame”. Una vez
que el gobierno de tu alma muere, entonces, Dios hace la obra
desde adentro. Todo sucede dentro de la casa: en el espíritu.
Porque, si crezco por dentro, crezco por fuera. Si me muevo
por dentro, me muevo por fuera. Si amo por dentro, todo es
fácil por fuera.

Ya no te preocupes por el afuera porque allí habrá un cinto en


el pecho. El cinto se usaba en la cintura y servía para atarse
la ropa para servir. Pero ahora el cinto está en el pecho, en el
corazón, y es de oro. Quiere decir que Cristo va a salir, movién-
dose en servicio divino, y se va a expresar afuera. Porque es de
arriba hacia abajo y de adentro hacia afuera.

La única manera que Cristo haga algo en tu vida es, primero,


rompiendo el techo (llevando a la cruz). Y después todo lo de-
más lo hace Él: Cristo te perdona, te imparte, te transforma.
Nuestro gran error es querer movernos por fuera, tener fruto
por fuera, hacer lo que nosotros queremos por fuera; cuando,
en realidad, lo único que tenemos que hacer es morir
y dejar que Cristo crezca por dentro. Porque, como es

- 55 -
ÉL SE EXPRESÓ

por dentro, es por fuera. El Señor es quien nos determina, nos


guía y nos sana.

Fuerzas por dentro = fuerzas por fuera.


Carácter por dentro = carácter por fuera.

El Cristo que está dentro de nosotros crecerá tanto y lo dis-


frutaremos tanto, que todo va a ser fácil. Declararemos y su-
cederá, oraremos y vendrán las respuestas. Y muchas de esas
cosas tendrán lugar sin que hagamos nada porque, como es
por dentro, es por fuera.

¡Lo declaramos en el nombre de Jesús, amén!

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Romper nuestro techo es morir al gobierno del alma.


¿Qué parte de tu alma entregaste a la cruz para su
muerte?

• Cuando rompemos nuestro techo, y el límite de nues-


tra fe, nos llega el milagro. ¿Qué milagro hace mucho
que estás esperando?

- 56 -
CAPÍTULO 3

SU
CABELLO

- 57 -
LECCIÓN #1

NO SON MIS FUERZAS,


SON LAS DE CRISTO

Cuando yo vivo al Señor en mi espíritu, me lleno de luz, de


amor, de Él. Como resultado, Cristo se expresa a través de mí y
la gloria del Señor, lo que Él es, sale de mi corazón y se expresa.
La tercera manifestación del Señor es la fuerza de Él. Noso-
tros vamos a expresar Su fuerza. La última imagen de Cristo
está en el capítulo 1 de Apocalipsis. Juan, el último apóstol en
morir en una isla, vio la “foto” del Cristo glorificado. Ese Cristo
glorioso que el apóstol Juan describió está en tu corazón y el
mío. Juan caminaba con Jesús, era el discípulo amado, recos-
taba su cabeza en el corazón del Señor. Pero, cuando Juan vio
la foto última del Cristo glorificado, dijo: Caí como muerto a
sus pies, y el Señor me dijo: “No temas”.

¿Cómo era el cabello de Jesús? Leemos en Apocalipsis 1:14-


15: Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana,
como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejan-

- 59 -
ÉL SE EXPRESÓ

tes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz


como estruendo de muchas aguas.

Nuestros problemas son del tamaño de nuestras


fuerzas.

Cuando éramos chicos, no podíamos levantar 15 kilos. Ahora


que somos grandes, sí podemos. Los 15 kilos siempre fueron 15
kilos, pero las fuerzas del adulto aumentaron. Los problemas
y las personas vienen a medir nuestras fuerzas. ¿Por qué Dios
permitió ese problema que tenés? Porque te fue enviado para
medir tus fuerzas. Para comprobar si tus fuerzas crecieron, o
no. Las dificultades vienen a medir nuestras fuerzas. La enfer-
medad viene a medir nuestras fuerzas. Dios no nos manda los
problemas, pero estos vienen a medir nuestras fuerzas.

Cuando David vio a Goliat, no lo llamó “gigante”. ¿Por qué?


Porque las fuerzas de David eran más grandes que el gigante
que tenía por delante. El ejército de Israel anunció: “Nosotros
no vamos a pelear contra ese gigante que es más grande que
nosotros”. En cambio, David dijo: “Yo tengo más fuerzas que
ese hombre”. Porque:

Los problemas, las dificultades, las luchas, las adversida-


des, vienen a medir tus fuerzas para que descubras el nivel
de las fuerzas que hay en vos.

- 60 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Qué problema pudiste superar con la fuerza que nos


da Cristo?

• ¿En que circunstancias te diste cuenta que cuanta


más intimidad tenés con Cristo, más fuerza espiritual
estás desarrollando?

- 61 -
LECCIÓN #2

DISTINTOS TIPOS DE FUERZA

Existen distintos tipos de fuerza:

a. Fuerzas físicas. Algunas personas son capaces de le-


vantar entre 15 y 20kilos; y otras, hasta 50 kilos.
b. Fuerzas mentales. Mucha gente tiene una cabeza fuer-
te, dura.
c. Fuerzas espirituales. Estas son fuerzas del Espíritu,
son las fuerzas del Señor.

Las fuerzas físicas deben ser entrenadas. Para tener fuerzas


mentales, se debe entrenar la mente. Pero las fuerzas del es-
píritu no se producen por esfuerzo. Nosotros solemos decir:
“¡Metele garra! ¡Vamos! ¡Dale con todo!”; pero estas fuerzas
no nacen del esfuerzo humano.
Las fuerzas de Cristo saldrán de vos y te permitirán vencer to-
das las dificultades que se te presenten. Porque los problemas
vienen a medir el tamaño de tus fuerzas.

- 63 -
ÉL SE EXPRESÓ

Job 1:3 dice: Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil came-
llos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchí-
simos criados; y era aquel varón más grande que todos los
orientales. Job fue más grande que todos los del este. Dios va
a darte fuerzas que te harán más grande. No más grande que
tu problema ni más grande que tu barrio, sino más grande que
el este. La Biblia cuenta que Job superaba en grandeza a todos
los orientales. Tus fuerzas van a ser más grandes que todas las
dificultades, los obstáculos y los problemas que te están tortu-
rando, porque las fuerzas del Señor son poderosas y mayores
que cualquier adversidad que podamos enfrentar.
Hay fuerzas físicas, mentales y espirituales. Si yo tengo pocas
fuerzas, cualquier viento me va a derribar; pero si yo tengo
fuerzas espirituales, ninguna tormenta me derribará. Esto
significa que el problema no está en el tamaño de mi proble-
ma, sino en el tamaño de mis fuerzas. Job era el más grande del
este, lo cual quiere decir que Dios te va hacer más grande que
toda la región donde vos te estás moviendo.

¿Y cómo aumentamos las fuerzas? David lo explica en el Salmo


84:5: Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas,
en cuyo corazón están tus caminos. Las fuerzas de Cristo au-
mentan en vos cuando estás en el camino. Si estás aumentan-
do La Palabra, cada enseñanza, cada promesa, cada palabra
bíblica nueva que recibas, aumentará las fuerzas del Cristo
que vive en tu interior.

- 64 -
ÉL SE EXPRESÓ

Tu fuerza es del mismo nivel del conocimiento


que vos tenés del Señor

A más conocimiento, más fuerzas; a menos conocimiento, me-


nos fuerzas.
¿Por qué hay cristianos que abandonan, que no logran termi-
nar lo que comienzan, que se bajonean a mitad de camino? No
depende de las dificultades ni de los obstáculos. Se debe a que
han dejado de aumentar el conocimiento de Cristo. Han de-
jado de aprender cada día algo nuevo del Señor. Cada palabra
que vos recibís en tu espíritu es una vitamina, una cápsula,
que aumenta a Cristo en vos y las fuerzas de Él en tu interior.
Cada vez que vos y yo aprendemos algo nuevo, experimenta-
mos un aumento de fuerzas. Ya no oremos: “Señor, ayudame
a resolver mi problema”; y empecemos a orar: “Señor, que tus
fuerzas sean más grandes que mi Goliat”.

Todo tu día y toda tu vida deben girar en torno a: “Hoy quiero


aprender algo nuevo de Cristo”. Que el centro de tu día no sea
cómo ganar más dinero, o cómo llevarte bien con tu familia.
Todo eso es noble, pero el centro de tu día debe ser aprender
cada día algo nuevo de Cristo. Porque si yo recibo algo nuevo
de Cristo, Él crece en mí. Y si Cristo crece en mí, Sus fuerzas
salen de mí y tienen poder para derribar cualquier situación
negativa que se me presente.

- 65 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿En qué área de tu vida estás necesitando más fuerza


espiritual y para qué?

• A más conocimiento de Cristo, más fuerzas. ¿Qué co-


nocimiento podés compartir de Cristo que te hizo más
fuerte?

- 66 -
LECCIÓN #3

CUANDO CRISTO CRECE, YO


CREZCO, Y EL PLAN DE DIOS ES
QUE YO CREZCA EN ÉL

“¡Metele garra!” es una arenga temporal que fortalece el alma,


pero nada más. En cambio, cuando vos te levantás cada día y le
decís: “Señor, hoy quiero aprender algo nuevo de vos, hoy quie-
ro volver a escuchar este mensaje y recibir una palabra nueva,
un camino nuevo”, Dios te va hacer el más grande del este.
¡Dios te va a dar fuerzas! Por eso, David dijo que es bienaven-
turado el que tiene en Él sus fuerzas, en cuyo corazón están
Sus caminos”. El salmista estaba diciendo: “Yo pude vencer a
Goliat. Pero no porque soy inteligente ni porque voy al gimna-
sio, sino porque mi corazón está siempre girando alrededor de
los caminos del Señor, de Su Palabra, de aprender algo nuevo
de Él”.

Cuando Cristo crece, yo crezco, y el plan de Dios es que yo


crezca en Él.

- 67 -
ÉL SE EXPRESÓ

Yo no produzco las fuerzas. Lo que tengo que hacer es apren-


der algo nuevo de Él. El problema de mucha gente es que no
aprenden nada nuevo. Viven repitiendo lo que saben, en lugar
de aprender algo nuevo. Y aprender algo nuevo quiere decir:
“Mi corazón gira cada día en querer ver algo nuevo del Señor
y crecer”. Porque, si yo aprendo algo nuevo de Cristo, Él crece,
Sus fuerzas crecen y todo lo que haga me saldrá bien.

Job fue el más grande del este, de los orientales. Él era el más
fuerte, pero no de fuerzas físicas ni fuerzas mentales, sino de
fuerzas de Dios. ¿Por qué? Porque Job trazó su vida alrededor
de Dios. Él se propuso aprender cada día algo nuevo del Señor.
Lo que Job aprendió, y nos enseña, lo encontramos en el versí-
culo de Job 17:9: No obstante, proseguirá el justo su camino,
y el limpio de manos aumentará la fuerza. Lo que descubrió
este hombre es que el limpio de manos aumentará las fuerzas.
Lo voy a expresar al revés: cada vez que vos criticás, te debili-
tás; cada vez que vos te peleás con alguien, te debilitás; cada
vez que vos te involucrás en un chisme, te debilitás; cada vez
que vos querés hacerlo a tu manera, te debilitás. Job dijo: “Yo
le dije no a lo malo y, como le dije no a lo malo, me volví fuerte
en el Señor”.

El pecado te debilita. La mentira te debilita. La crítica te de-


bilita. Hablar mal de otros te debilita. La queja te debilita. La
competencia te debilita; pero Job dijo: “Las fuerzas que yo tuve
crecieron porque mis manos estaban limpias”. Traducido es:
“Le dije no a lo malo”.

- 68 -
ÉL SE EXPRESÓ

Todo cristiano carnal es débil. Todo cristiano peleador es dé-


bil. Todo cristiano mentiroso es débil. Mientras que todo cris-
tiano santo es fuerte. Todo cristiano que le dice “sí” a la verdad
es fuerte. Todo cristiano limpio es fuerte. Tenemos que decirle
que no a lo que nos debilita. Por eso, dejá a un lado la queja, la
competencia, las habladurías, porque, cada vez que hacés eso,
te estás debilitando. Job era el más grande porque él se movía
diciéndole “no” a lo malo. Él hizo un pacto con sus ojos para
no mirar lo malo, porque descubrió que el que hace lo malo se
debilita; en cambio, el que dispone su corazón a aprender algo
nuevo del Señor a diario se vuelve grande, se vuelve fuerte.

José tenía 17 años y ni aun su padre creía en él. Sus hermanos


le tenían celos. Entonces lo tiraron a un pozo y lo vendieron
como esclavo. ¡Le sucedió de todo! Como me dijo, en una opor-
tunidad, un rabino en un seminario rabínico: “¡Qué vida de
porquería tuvo José! Le pasó de todo. ¡Pobre muchacho!”. Pero
La Biblia cuenta que, aun así, José terminó en el palacio.

¿Cómo resistió Job todas las pérdidas que sufrió? ¿Cómo re-
sistió José la cárcel y todas las injusticias que vivió? A veces,
alguien habla mal de nosotros y nos derrumbamos durante
semanas. Hay gente que, incluso en las redes sociales, se pelea.
Job y José no hicieron control mental; ellos caminaron con
Dios. José cada día aprendía algo nuevo del Señor y toda su
vida giró en torno a Dios. Aprender algo nuevo del Señor no
consiste en ir a un instituto bíblico, sino en tener hambre de

- 69 -
ÉL SE EXPRESÓ

Él y decirle: “Señor, no quiero repetir lo que ya sé; quiero algo


nuevo de vos cada día”.

Si Cristo crece en vos, vas a ser el más grande


de tu generación.

A Daniel lo vendieron como esclavo cuando era un muchacho.


Lo llevaron a Babilonia y lo desterraron de su tierra y su fami-
lia. Pero, en un año, él terminó liderando a todos los brujos de
aquella época. Y, en tres años, ya era el número dos del imperio
más grande de aquel entonces. ¿Cómo resistió Daniel? El rey
había sacado un edicto que decía que el que adoraba a un Dios
que no fuese el rey moría. Pero eso a Daniel no le importó. ¿De
dónde obtuvo fortaleza, perseverancia, empuje? ¿Cómo es po-
sible que no lo haya derribado nada ni nadie? Porque Cristo
crecía cada día en él.

Al apóstol Pablo, lo apedrearon y le dieron latigazos y sufrió


naufragios. Un día, incluso, lo apedrearon y lo dejaron casi
muerto; pero él se levantó y volvió al pueblo donde intentaron
matarlo… ¡y siguió predicando! Les dijo a los cristianos: “No
se preocupen por mí, ¡vamos con todo que el Señor está con
nosotros!”. ¿De dónde obtenía la fuerza para hacer algo así?
Cristo crecía cada día en él.
El Cristo glorioso que vive en vos cada día tiene que crecer en
tu vida.

- 70 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Más fuerza es conocer algo nuevo de Cristo. Com-


partí algo antiguo y algo actual que hayas aprendido
de Cristo.

• Salirse del camino nos debilita. ¿En qué área perso-


nal estarías necesitando más fuerzas?

- 71 -
LECCIÓN# 4

ÉL SE EXPRESÓ EN MÍ. SUS


FUERZAS SON MIS FUERZAS

Vamos a un ejemplo práctico…

No hay nadie en el Antiguo Testamento que represente mejor


las fuerzas de Cristo que Sansón. Sansón tenía tanta fuerza
que arrancaba las puertas y las cargaba sobre sus hombros,
mataba leones y filisteos de a cientos. ¡Era el hombre más
fuerte del mundo! La Biblia menciona que la gente no sabía de
dónde sacaba las fuerzas. ¿Por qué? Porque Sansón no iba al
gimnasio y entrenaba todos los días. Su cuerpo no era muscu-
loso ni estaba trabajado por el entrenamiento diario. Por eso,
cuando la gente lo veía, se preguntaba: “¿De dónde saca las
fuerzas Sansón?”.

Yo siempre pensé que Sansón era una especie de Schwarze-


negger, pero en realidad era una persona normal, como vos y
yo. Por eso, la gente preguntaba: “¿De dónde saca las fuerzas?
¿Cómo puede matar un león? ¿Cómo puede matar a tantos fi-

- 73 -
ÉL SE EXPRESÓ

listeos? ¿Cómo es que arranca una puerta y se la carga sobre


los hombros? Te profetizo que la gente te verá y comentará:
“¿De dónde sacas las fuerzas? No lo puedo entender, no me en-
tra en la cabeza”. Vos vas a sonreír y vas a decir: Él se expresó
en mí, las fuerzas de Él son mis fuerzas.

Dalila le pedía insistentemente a Sansón: “Contame el secreto


de tu fuerza”. Hay un secreto que el mundo no sabe. Nuestro
secreto consiste en “cómo podemos tener fuerzas para que no
nos derriben los conflictos, las peleas, las luchas, las deudas y
las dificultades. Hay un secreto del Espíritu. Y la gente
quiere saber cuál es.

Leemos en Jueces 16:17: Le descubrió, pues, todo su corazón,


y le dijo: “Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy naza-
reo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi
fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos
los hombres”.

Vos y yo no somos como todos los seres humanos.

Vos y yo no somos como los demás. La gente tiene fuerza física


y fuerza mental; pero Sansón, dice La Biblia, no era como todos
los hombres porque tenía otra fuerza: la fuerza del Espíritu.
“¿Me estás diciendo que ustedes son mejores que yo?”, pregun-
tará alguien. No, somos distintos. Sansón dijo: “Todos tienen
dos fuerzas, pero yo no soy como todos. Yo tengo las fuerzas

- 74 -
ÉL SE EXPRESÓ

del pacto espiritual que hice con Dios”. Él le reveló a Dalila: “El
secreto de mis fuerzas es que nunca me corté el pelo”.
¿Que simboliza el pelo? Es el cabello sobre el que leemos en
Apocalipsis 1: Cristo creciendo en vos. El cabello es Cristo. Por
eso, mientras Cristo crezca en tu cabeza, vas a tener fuerzas
sobrenaturales.

No permitas que te corten a Cristo, no permitas que el cuchillo


te corte a Cristo. No permitas que las peleas ni las dificultades
ni nada te separe del cuerpo de Cristo. ¡No dejes que te corten
el pacto! El secreto de Sansón estaba en su cabello largo por-
que:

El cabello largo es Cristo

¿Sabés cuánto dinero le dieron los filisteos a Dalila para averi-


guar el secreto? Unos 550.ooo dólares al día de hoy. Le dijeron
a ella: “Te damos todo este dinero si averiguás cuál es el secreto
de las fuerzas de Sansón”. El Señor me dijo: “El enemigo está
dispuesto a pagar cualquier precio para cortarte las fuerzas
del Señor. Él está dispuesto a darte lo que quieras, con tal de
que el cuchillo pase por Cristo y Él sea cortado en vos”.
La unción que vos tenés, el Cristo que vive en tu interior, vale
mucho. Cuidá al Cristo que está creciendo en tu interior. Nos
cuidamos de las enfermedades, en las comidas, de los robos. Y
eso está bien, pero tenemos que cuidar a Cristo. ¡No descuides
al Señor!

- 75 -
ÉL SE EXPRESÓ

En la antigüedad, los guerreros se cortaban el pelo porque,


cuando iban a la guerra, si los capturaban, los tomaban de allí.
Por ese motivo, ellos se rapaban con piedras. ¿Para qué? Para
no ser atrapados. Pero Sansón se dejaba el pelo largo. ¿Por
qué? Porque nosotros somos raros para este mundo. La gente
te ve raro, rara. Te ven distinto, distinta. No te ven como todos.
Todos se cortan el pelo, pero vos buscás a Cristo, vos amás al
Señor. No sos como todos los demás.

Hay fuerzas de Cristo creciendo en vos. Su rostro, dijo Juan,


era blanco y sus cabellos eran blancos como la lana, blancos
como la nieve. No dejes que nadie te pase el cuchillo en Cristo.
Sansón no lo valoró y le contó a Dalila: “Si me cortan el pelo,
soy igual que todos, con fuerzas físicas y mentales”. Enton-
ces ella lo hizo dormir. Lo apoyó sobre su falda, lo durmió, lo
acarició y le cortó el pelo. No permitas que nadie te duerma.
¡No te duermas! Porque te cortarán a Cristo. Ese problema te
quiere adormecer; esa lucha te quiere adormecer. Mantenete
despierto. Nadie conocía el secreto de las fuerzas de Sansón,
pero cuando lo descubrieron le cortaron el pelo. Después lo
apresaron y le sacaron los ojos. Se convirtió en un juguete de
los filisteos.

- 76 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Recordás alguna ocasión donde Cristo te dio fuer-


zas cuando no la tenías?

• El secreto de la fuerza es que Cristo crezca. ¿En qué


circunstancia estás necesitando que crezca Cristo?

- 77 -
LECCIÓN #5

CUANDO PERDÉS A CRISTO,


PERDISTE LA VISIÓN, Y TERMINÁS
SIENDO COMO UN JUGUETE

El hecho de que Cristo está creciendo en tu vida está simbo-


lizado en el cabello de Sansón. El cabello blanco que vio Juan
es Cristo. Cristo está creciendo, permitile que crezca. Dice La
Palabra: “Los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas”.
Decile no a lo malo, no te debilites. Cuando alguien venga y se
queje o te diga algo de otra persona, no te involucres porque te
vas a debilitar.

Aprendé algo nuevo cada día del Señor. Volvé a leer este capítu-
lo. Cuidá al Cristo que está creciendo en vos. Aprendé, subra-
yá tu Biblia, unite a un equipo Zoé, leé los libros. Permití que
Cristo crezca.

Las fuerzas de Cristo pueden crecer rápido, si hoy le rendimos


toda nuestra vida al Señor y le decimos: “Ya no vivo yo, ahora
vive Cristo en mí; lo que antes vivía en la carne ahora lo vivo

- 79 -
ÉL SE EXPRESÓ

en las fuerzas del Hijo. Quiero aprender cada día algo nuevo de
Él. Me comprometo a hacerlo”. Así tendrás fuerzas crecidas so-
brenaturalmente y, como Sansón, arrancarás las puertas que
se te cerraron y las cargarás sobre tus hombros. Los leones que
te quisieron comer van a ser despedazados como cabritos en
tu camino. Y todos los filisteos, los demonios, las pruebas, que
vengan serán quebradas con un hueso. Sansón mató a miles.
Dios te va dar habilidad para que, con algo pequeño, mates y
destruyas todo lo malo porque los problemas son el centíme-
tro que mide tus fuerzas. Permití que Cristo crezca.

A Sansón, lo raparon, le sacaron los ojos y lo pusieron en una


piedra de molino que daba vueltas. Había perdido todo, pero
un día se tocó la cabeza y se dio cuenta de que el cabello le
había vuelto a crecer. Entonces pidió: “Señor, dame la última
gran victoria. Aunque yo me muera, que sean destruidos todos
los filisteos que están en este templo”. Leemos que Dios le dio
tanta fuerza que tiró las columnas que estaban cerca y cayeron
sobre los miles de filisteos matándolos a todos.

Si Cristo fue cortado de vos y hoy estás débil, tocate porque


Cristo está creciendo en tu vida. “Tengo muchos problemas,
fui creyente y me aparté, no me congrego”… tocate porque hoy
Cristo está creciendo y viene la revancha. Cuidá al Señor, ren-
dite a Él, aprendé de Cristo cada día. No es necesario ir a un
instituto bíblico, solo hay que amar La Palabra. Que todo tu
día gire en aprender algo nuevo del Señor.

- 80 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Si Cristo crece, tengo fuerzas sobrehumanas. Pensá


en un imposible que tenés en tu vida y hacé crecer a
Cristo en ese lugar. ¿Cuál es tu imposible?

• Cuando Cristo crece, la visión aumenta. ¿Recordás


algo nuevo que hayas visto que antes no lo alcanzabas
a ver?

Te invito a hacer esta oración:

Padre, hoy cancelamos toda debilidad, todo lo que nos gas-


tó, todo lo que nos quitó fuerzas, toda crítica, toda queja y
todo lo malo y lo llevamos a la cruz para su muerte. Hoy
comemos a Cristo. Que Cristo crezca en mí. Declaramos
que el cabello blanco como la lana y como la nieve crece en
nosotros con unas fuerzas del Espíritu extraordinarias. No
habrá precio ni Dalila ni engaño que nos vuelva a cortar las
fuerzas del Señor. Hoy nos revestimos de Cristo y nos levan-
tamos.

Todos los proyectos que habías abandonado los volverás a


poner en la agenda; frente a todas las cosas que te derrota-

- 81 -
ÉL SE EXPRESÓ

ron, hoy te levantás y les anunciás: “Me derrotaron porque


fueron más grandes que el Cristo que estaba en mí; pero
hoy Cristo crece más que todos los conflictos que he tenido y
me levanto, pero no en las fuerzas del alma ni en las fuerzas
físicas, sino en las fuerzas del Espíritu del Cristo que
vive en mí, crece y sale de mí. Todo lo que me derrotó
lo voy a derrotar en el nombre poderoso del Señor. Toda mi
vida y mi día girarán alrededor de que Cristo crezca un poco
más en mí.

En el nombre de Jesús, amén amén y amén.

- 82 -
CAPÍTULO 4

OJOS
DE
FUEGO

- 83 -
LECCIÓN #1

NO PERDER LO LOGRADO

Cuando yo tengo comunión con el Señor, Él vive en mi espíri-


tu. Su luz, Su amor, Su presencia llenan mi ser y, ahora, Cristo
no solo me llena a mí, sino que Él sale de mí. ¿Adónde? A mi
familia, a mis amigos, al mundo. Él se expresa y trae bendición
a los demás.

Pero el Cristo que vive en nuestro corazón no es el Cristo de las


películas, ni el que leímos en un libro; es el Cristo glorioso del
cual tenemos una última imagen. Esa foto del Cristo glorioso
es tan impactante, que el apóstol Juan, cuando Él se le reveló
y antes de contar todo lo que iba a suceder en el mundo, cayó
como muerto.

En muchos de mis libros, aparece una foto de cuando yo tenía


25 años más o menos. En una oportunidad alguien me pre-
guntó: “Bernardo, ¿este es tu hijo?”. “No, soy yo, pero esa foto
tiene varios años”, le respondí. Esa persona comparaba la foto
vieja con la foto nueva. La foto nueva de Cristo está en Apoca-
lipsis 1. Vos tenés que gozarte de cómo es el Cristo que vive en

- 85 -
ÉL SE EXPRESÓ

tu interior. Lo primero que observamos de Él es que Su rostro


era como el sol y hablamos de la luz. En este capítulo, vamos a
analizar Sus ojos de fuego.

Leemos en Apocalipsis 1:14:

Y en medio de los siete candeleros a uno semejante


al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba
hasta los pies, ceñido por el pecho con un cinto de oro.
Su cabeza y sus cabellos eran, blancos como blanca
lana, como nieve. Sus ojos como llama de fuego.

Corintios 3:18 dice:

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubier-


ta como en un espejo la gloria del Señor, somos trans-
formados de gloria en gloria en la misma imagen
como por el Espíritu del Señor.

Te invito a desmenuzar este texto…

Por tanto, nosotros todos. Este es un mensaje para todos.


Todos tenemos que hacer algo, dice el apóstol Pablo. ¡Todos!

Por tanto, nosotros todos, mirando. Lo que tenemos


que hacer es enfocar nuestra atención en Cristo. Todos tene-
mos que mirarlo a Él. No habla de servir ni trabajar, sino de
mirar. ¿Y qué significa mirar? Estar atentos. Mirar es estar

- 86 -
ÉL SE EXPRESÓ

atento. Uno puede estar en un lugar y que su cabeza esté ocupa-


da con varios temas a la vez. En ese caso, no estamos atentos,
sino que vamos y venimos en nuestra mente.
Mirar a Cristo, explica Pablo, quiere decir mantener la aten-
ción en Él. ¿Estás mirando a Cristo?

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descu-


bierta. Pablo nos aclara cómo hay que mirar: mostrándonos
tal como somos, es decir, a cara descubierta. “No importa nada
de lo que sé, ni de lo que no sé. Señor, estoy atento a vos tal
como soy, a cara descubierta. Sin poses, sin máscaras, sin te-
ner que demostrarle nada a nadie”.
Cuando uno está con un amigo o con su pareja, no hay pro-
tocolo. Estamos relajados y nos mostramos como somos. El
apóstol nos enseña que, cuando miramos al Señor, no necesi-
tamos usar frases como: “Amantísimo Padre celestial, Dios de
amor…”. A cara descubierta.

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descu-


bierta como en un espejo. ¿Qué es un espejo? Algo que
nos muestra lo que somos. Un espejo nos revela dónde esta-
mos. Cuando vos y yo miramos al Señor como somos, Él, que
es un espejo, nos dirá qué hicimos bien y qué hicimos mal. En
qué áreas andamos bien y en qué áreas deberíamos mejorar.
En qué cosas Él nos bendijo y qué bendiciones vienen.
El espejo nos muestra dónde estamos hoy. Todos debemos sa-
ber dónde estamos actualmente. Hay gente que nunca mira
hacia adentro. Hay gente a la que le falta el espejo. No se sien-

- 87 -
ÉL SE EXPRESÓ

tan a pensar qué lograron, qué no lograron, en qué andan bien,


en qué andan mal, qué quieren para su vida, en qué se equivo-
caron. De eso se trata el espejo.

Por tanto, nosotros todos, mirando a Cristo


tal como somos, como en un espejo.

Si fijás tu atención en Él, si lo buscás cada día, el Señor te dirá


dónde estás parado; no es necesario que se lo digas vos. No
hace falta decir: “Voy a hacer una evaluación de mi vida”, por-
que Él te mostrará dónde estás parado.

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descu-


bierta como en un espejo la gloria del Señor. ¡Viene
gloria para tu vida! Siempre hay algo nuevo para aprender del
Señor. Todos los días tenés que comprometerte a aprender
algo nuevo de Él. Un aspecto nuevo de Cristo a diario. Deci-
le: “Señor, cada día voy a aprender algo nuevo de vos. Gracias
porque cada día hay gloria nueva de parte tuya para mi vida”.

Ahora te animo a hacer el siguiente ejercicio llamado “la línea


de la vida Zoé”:

Trazá una línea recta y, desde cero hasta el día de hoy, ano-
tá todos los momentos que vayas recordando, que el Señor te
muestre, donde viste la mano de Dios. Por ejemplo, cuando
te casaste, cuando nacieron tus hijos o cuando cambiaste de
trabajo. Vas completando la línea con los acontecimientos más

- 88 -
ÉL SE EXPRESÓ

importantes de tu vida donde viste Su mano sobre vos. ¿Para


qué? Para que, una vez que la completes, tengas una visión
panorámica de cómo Dios guió toda tu vida.

Por tanto, nosotros todos tenemos que estar atentos y mirar


al Señor como somos, a cara descubierta, como en un espejo.
Y Él nos va a decir dónde estamos y lo que aún nos falta. Por-
que Dios nos dará algo de la gloria del Señor.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Sentiste la mirada de Cristo en tu vida personal?


¿Cómo fue?
• Mirar a Cristo es estar atento. ¿Qué cosas nos quitan
la atención de Él?
• ¿Cómo sabés que estás con Cristo “a cara descubier-
ta”?

- 89 -
LECCIÓN# 2

SOMOS TRANSFORMADOS DE
GLORIA EN GLORIA

Pablo continúa diciendo: Por tanto, nosotros todos, mi-


rando a cara descubierta como en un espejo la glo-
ria del Señor, somos transformados. ¡Me encanta esta
palabra! No se refiere a cambio sino a transformación. El cam-
bio es bueno. Por ejemplo, yo cambio algo de lugar y ahora lo
coloco acá. Pero, así como lo coloqué acá, puedo volver a colo-
carlo allá. Esto significa que el cambio se puede perder.

En cambio, la transformación no tiene vuelta atrás. Una vez


que la oruga se convierte en mariposa no hay retorno posi-
ble. Lo que el Señor hace, cuando nosotros lo miramos a Él,
es transformarnos. Es decir, producir algo que nunca más se
puede ir.

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descu-


bierta como en un espejo la gloria del Señor, somos

- 91 -
ÉL SE EXPRESÓ

transformados de gloria en gloria. Es una “transfor-


mación gloriosa”. Vos y yo vamos a ir de gloria en gloria.
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descu-
bierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma ima-
gen como por el Espíritu del Señor. Somos transforma-
dos a la imagen del Señor. Y esto lo lleva a cabo el Espíritu
Santo de Dios. Pablo está diciendo: “¿Saben quién hace esto?
El Espíritu de Dios. No es por esfuerzo, ni por ‘ponerle garra’
ni por autosuperación”.

Pero tenemos que comenzar, ¿haciendo qué? Mirando. Apoca-


lipsis declara que Cristo tiene “ojos de fuego”…

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• El cambio se puede perder; pero la transformación


no tiene vuelta atrás. ¿En qué cosas podés reconocer
que Cristo realizó una transformación en tu vida?

• El Espíritu de Dios nos guía a la transformación. Y


siempre hay más áreas que necesitan ser transforma-
das. Declará en cuáles van a ocurrir transformacio-
nes de Cristo.

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LECCIÓN #3

PARTE PRÁCTICA: EN MI PEOR


TORMENTA, MI MEJOR MILAGRO

Leemos en Mateo 14:22-27: En seguida Jesús hizo a sus dis-


cípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera,
entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multi-
tud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, es-
taba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada
por las olas; porque el viento era contrario. Mas a la cuarta
vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron,
diciendo: “¡Un fantasma!”. Y dieron voces de miedo. Pero en
seguida Jesús les habló, diciendo: “¡Tened ánimo; yo soy, no
temáis!”.

Estamos frente a un “milagrazo” del Señor. Les dijo a los discí-


pulos que subieran al barco y cruzaran al otro lado, mientras
Él saludaba a la gente. Ellos subieron al barco y Jesús se quedó
orando solo. Se hizo de madrugada y, de pronto, se desató una
tormenta sobre el barco. ¿Qué hizo Cristo? ¡Empezó a caminar

- 93 -
ÉL SE EXPRESÓ

sobre el mar hacia ellos! Todos conocemos esta historia. Los


discípulos tenían miedo. Entonces Jesús les dijo: “No soy un
fantasma, soy yo. ¡Tengan ánimo!”. Y continúa la historia en
los vv. 28-33:
Entonces le respondió Pedro, y dijo: “Señor, si eres tú, manda
que yo vaya a ti sobre las aguas”. Y él dijo: “Ven”. Y descen-
diendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a
Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando
a hundirse, dio voces, diciendo: “¡Señor, sálvame!”. Al mo-
mento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: “¡Hom-
bre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”. Y cuando ellos subieron
en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en
la barca vinieron y le adoraron, diciendo: “Verdaderamente
eres Hijo de Dios”.

Pedro soltó una invocación, una declaración: “Señor, si sos vos,


yo quiero hacer lo que vos estás haciendo”. Decile al Señor: “Yo
quiero hacer lo que Cristo está haciendo”. El apóstol entendió.
No es que él quería caminar sobre las aguas; él quería ser una
copia del Cristo que adoraba, del Cristo que admiraba. Él se
dijo: “Si Cristo puede caminar sobre las aguas, lo que Él hace
yo también lo puedo hacer”.

Hay gente que expresa: “Bueno, pero es Cristo, ¿cómo voy a


hacer yo eso? Yo no soy Cristo”. Cristo quiere hacer en nosotros
lo que Él hace.

- 94 -
ÉL SE EXPRESÓ

Pedro le pidió al Señor: “Yo quiero hacer lo que vos hacés”.


Pero, por más voluntad que tuviera, no pudo caminar sobre las
aguas. Entonces Cristo tuvo que producir eso, al decirle: “Ven”.
Una sola palabra produjo un milagro. Una sola palabra nueva
que aprendas del Señor te alcanza para caminar sobre tu tor-
menta. Una enseñanza nueva que recibas por día te alcanza
para caminar sobre tu día.

Esa palabra armó un puente para que Pedro caminara sobre


las aguas. Profetizo que, en tu peor tormenta, viene tu mejor
milagro. En tu peor tempestad, viene un milagro extraordina-
rio que jamás has vivido en tu vida.

En mi peor tormenta, mi mejor milagro. En mi peor enfer-


medad, mi mejor milagro. En mi peor lucha económica, mi
mejor milagro.

La misma tormenta que Pedro temía ahora estaba debajo de


sus pies. Caminarás sobre lo que te ha estado atemorizando.
Lo que estaba amenazándote con quitarte la vida va a estar
debajo de tus pies. Pero todos los días tenés que proponerte
aprender algo nuevo de Cristo. Escribilo y tenelo cerca para
verlo a cada momento. Porque, a través de eso nuevo que vas
aprendiendo, Cristo te va a permitir caminar sobre tu tormen-
ta.

¿Cómo es que Pedro caminó sobre las aguas? Porque, cuando


Pedro le dijo: “Si eres tú, manda que vaya a ti”, estaba mirando

- 95 -
ÉL SE EXPRESÓ

a Jesús. Solo debo mirarlo a Él. Y, siempre que mires a Cristo,


Él te va a dar algo. Siempre que lo busques a Cristo, que estés
atento a Cristo, Él te va a soltar un “ven”, un milagro. Cada vez
que le digas: “Cristo, te adoro”, cada vez que leas La Palabra,
cada vez que te enfoques en el Señor, Él te dará algo.

¿Qué es mirar a Cristo? Estar atentos a Él. No a la gente, no a lo


que siento, no a lo que me sucede. Y, cada vez que yo lo miro a
Él, que me enfoco en Él, que le presto atención a Él, Cristo me
da algo. ¿Cuántas veces hablamos de los demás, de lo que nos
ocurre, de la enfermedad, de los problemas, y no estamos aten-
tos a Él? Vos podés ser un experto en tormentas, pero aun así
tu tormenta no va a desaparecer. Lo único que te hará caminar
sobre las aguas es mirarlo a Él.

“Señor, si eres tú, manda que vaya a ti”, dijo Pedro. Él no les
propuso a los otros apóstoles: “Muchachos, ¿qué les parece
si nos animamos a salir del barco a ver si podemos caminar
sobre las aguas?”. Tampoco les pidió: “¡Intercedan por mí que
voy a salir del barco!”. Pedro se olvidó de todo y de todos. Se
olvidó de la tormenta, del barco, de sus compañeros, y lo miró
a Él. Puso su atención en Cristo porque estaba enfocado en Él.
¿En qué o en quién estás enfocado?

Muchas personas se hunden en las tormentas porque se des-


enfocan. Ponen su atención en el trabajo, en el estudio, en el
dinero, en la familia. Pero siempre que yo me enfoco en Cristo,
Él pone en mí algo de Su fuego.

- 96 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿En qué tormenta viste la mirada de Cristo en tu vida?

• ¿Sobre qué tormenta actual, vas a fijar tu mirada en


Cristo?

• ¿Qué significa para vos estar enfocado en Cristo?

- 97 -
LECCIÓN #4

LA MIRADA DE CRISTO

Veamos ahora algunos pasajes que nos hablan de cuando Je-


sús miró a alguien, y qué sucedió:

Lucas 6:20: Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía:


“Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el
reino de Dios”.
Cuando Cristo te mira, se suelta una revelación. Miró a sus se-
guidores y los llamó “bienaventurados”. ¿Recordás el sermón
del monte? No se lo estaba diciendo a todo el mundo; estaba
mirando a los discípulos y hablándoles a ellos. Cuando Cristo
te mira, siempre se suelta alguna revelación.

Lucas 13:12: Cuando Jesús la vio (a la mujer encorvada), la


llamó y le dijo: “Mujer, eres libre de tu enfermedad”.
La sanó. Cada vez que Cristo te mira, te da una revelación o te
da sanidad.

- 99 -
ÉL SE EXPRESÓ

Lucas 19:5: Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia


arriba, le vio, y le dijo: “Zaqueo, date prisa, desciende, porque
hoy es necesario que pose yo en tu casa”.
Le dio aceptación. Cuando Cristo te mira, te da una revelación,
sanidad o aceptación.

Lucas 21:1-3: Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban
sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Vio también a una
viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. Y dijo: “En ver-
dad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos”.
La validó, la felicitó. Esa mujer que dio solo dos monedas era
la más grande. Cada vez que Cristo te mira, te da revelación o
sanidad o aceptación o validación.

Estaban llevando preso a Jesús, y Pedro lo había negado. En-


tonces, Jesús lo miró y, cuando ambos se miraron, dice La Bi-
blia que “Pedro entendió y recordó todo lo que Cristo le había
dicho”. El Señor le anunció a Pedro que él lo iba a negar; pero el
apóstol le respondió: “¡Jamás te voy a negar!”. Cuando Cristo
lo miró, él entendió. Cuando Cristo te mira, recibís revelación
o sanidad, o aceptación, o validación, o entendimiento. Algo
se te hace luz.

Dice La Escritura que, “al ver Jesús las multitudes, tuvo com-
pasión de ellas”.

Un día lo buscaban al Señor y alguien le avisó: “Tu madre y tus


hermanos te buscan”. Jesús estaba sentado con la gente, miró

- 100 -
ÉL SE EXPRESÓ

al que tenía a un lado, miró al que tenía al otro lado, y les dijo:
“Los que me aman y hacen mi voluntad son mi madre y mis
hermanos”. Imaginate, si hubieses estado sentado ahí, que Je-
sús te diga: “Vos sos mi mamá, vos sos mi hermano, vos sos mi
hermana”. Cuando Cristo te mira, te da restauración familiar.

El joven rico le dijo a Jesús: “Señor, te quiero seguir”. Y La Bi-


blia nos cuenta que Él, mirándolo, le dijo: “Vende lo que tienes
y dalo a los pobres”. Cuando Cristo te mira, te da un desafío.

Y, por último, leemos en Juan que, mirándolo, le dijo: “Tú eres


Simón, pero serás llamado Pedro”. Cuando Cristo te mira, te
da un futuro glorioso.

Cada vez que Cristo te observa, algo de Él, de sus


ojos de fuego, se suelta en tu vida

Permitite ser mirado por Él. Decile: “Señor, me dejo mirar por
vos”. Hacé este ejercicio: hoy y durante la semana, sentate y
declará: “Señor, me dejo mirar por vos”. Y no hagas nada, solo
permití que los ojos de fuego de Él te miren. Sentite observado.

Hay iglesias donde le dicen a la gente: “Cuidá tus ojos porque


tu Padre celestial te vigila”. O: “¡Ojos de fuego es el juicio de
Dios!”. No, los ojos de fuego de Cristo significan que, cuando
vos te sentás a disfrutar de Él, le decís: “Señor, me dejo mirar
por vos”. Él nos mira como cuando uno mira a un bebé, se que-
da horas observándolo, y exclama: “Qué tierno”. Dejate mirar

- 101 -
ÉL SE EXPRESÓ

por el Señor y quedate unos minutos en silencio porque Él te va


a soltar: revelación, sanidad, aceptación, validación, entendi-
miento, compasión, restauración, desafío, futuro.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Cada vez que Cristo me mira, me da una revelación.


¿Cuándo fue la última vez que viviste esa experiencia?

• También Su mirada nos da restauración familiar. ¿Re-


cordás alguna relación que haya sido sanada en tu fa-
milia?

• ¿Viviste la experiencia de sentarte, relajarte y dejar


que Cristo te mire en silencio?

- 102 -
LECCIÓN# 5

DEJATE MIRAR POR ÉL, Y ALGO DE


ÉL VA A CRECER EN VOS

Él nos suelta algo que nos transforma. ¡Dejate mirar por el Se-
ñor! Él quiere mirarte, pero, tal vez, vos estás mirando otras
cosas, estás hablando de otras cuestiones, estás enfocado en
otras situaciones. A partir de hoy, decile: “Señor, me dejo mi-
rar por vos”. Y percibí cómo Él te observa. No es una mirada de
juicio, sino una mirada de fuego.
¿Y qué es el fuego? El amor de Dios. Eso es el fuego. Cada vez
que Jesús miraba a alguien, algo glorioso se soltaba.

Cristo caminó sobre las aguas mientras miraba a los discípu-


los. Pedro clavó su mirada en la mirada de Él y le dijo: “Señor,
entiendo lo que sos y yo también voy a hacer lo que Vos hacés. Si
sos Vos, mandá que vaya a tu encuentro”. Y Jesús le respondió:
“Ven”. Entonces Pedro abandonó la barca y empezó a caminar
sobre las aguas (fue más liviano que el agua). En medio de la
tormenta, ahora, Pedro estaba caminando. ¿Por qué? Porque

- 103 -
ÉL SE EXPRESÓ

la mirada de Cristo le soltó lo que Cristo es, lo que Cristo hace


y lo que Cristo puede hacer.
Ya no luches para producir vos a Cristo. No se trata de imitar a
Cristo, sino de dejarme mirar por Él. Porque, cuando me dejo
mirar por Él, Él suelta lo que Él es y me transforma.

Pedro estaba caminando, pero de pronto miró el viento. Sacó


la mirada de Cristo y eligió mirar la enfermedad, la deuda, los
problemas, las dificultades… y se empezó a hundir. ¿Por qué?
Porque cuando vos mirás a Cristo, Cristo siempre te suelta
algo; pero cuando dejás de mirar a Cristo, eso que Él te soltó se
pierde. Cuando Pedro miró la tormenta, se hundió. Mientras
Pedro miraba, y se dejaba mirar por Cristo, estaba bendecido,
en victoria y fuerte. Pero cuando miró la tormenta, automáti-
camente lo que había recibido se cortó.

En muchas ocasiones perdemos las bendiciones porque de-


jamos de mirar al Señor. Yo me dejo mirar por Cristo y Él me
suelta algo; pero, para mantener y hacer crecer lo que Él me
suelta, debo mantener mi mirada en Él.

“Bernardo, yo soy cristiano. Tenía gozo, servía a Dios, pero


ahora estoy destruido. ¿Dios me está castigando?”... no, mi-
raste la tormenta y lo perdiste.

“Había momentos en los que yo servía a Dios y tenía fuerzas,


gozo, paz; pero ahora no tengo nada de eso, Bernardo”… no es
por la tormenta, es por tus ojos. Jesús dejó la tormenta. Es la

- 104 -
ÉL SE EXPRESÓ

mirada, es a quién estás atento. Pedro miró hacia otro lado,


desvió su mirada, y perdió el “ven”. Cada vez que vos y yo mi-
remos a otras personas, los problemas, las dificultades, lo que
sentimos, vamos a perder el “ven”, vamos a perder lo que Él nos
soltó. Porque:

Lo que Él me da por su mirada, lo mantengo si


mantengo mi mirada en Él

Por eso, Pablo dijo: Puestos los ojos en Jesús. En Hebreos 11


aparecen todos los héroes de la fe. Y Hebreos 12 pregunta:
“¿Saben cómo lo lograron? Porque pusieron sus ojos en el Au-
tor y el Consumador de la fe”. El apóstol Pablo habló de poner
los ojos arriba, no abajo. Es decir, en las cosas celestiales, en
Cristo. ¿Cómo lo resolvió Pablo? Diciendo: Por tanto, nosotros
todos, mirando.

¿Querés ser transformado? Mirá al Señor. ¿Qué estás miran-


do? “Bueno, uno tiene que mirar muchas cosas”… mirá solo a
Cristo para que todas esas cosas sean bendecidas.

Cuando Pedro se estaba hundiendo, se dio cuenta de que lo


había perdido y volvió a mirarlo a Él y le pidió: “¡Sálvame!”.
Volvió a mirar a Cristo. ¿Qué vamos a hacer en este día? Volver
a mirar al Señor. Si dejaste de mirar a Cristo y estás hablando
de muchas otras cosas (excepto de Cristo), decile: “Hoy, Señor,
vuelvo a mirarte. Hoy vuelvo a enfocarme en Vos. Hoy vuelvo
a mirarte a Vos”.

- 105 -
ÉL SE EXPRESÓ

-Veo una noticia, miro a Cristo.


-Tengo un problema, busco a Cristo.
-Me levanto a la mañana, quiero aprender algo nuevo de Cristo
hoy.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• La mirada de Cristo nos transmite algo de Él. ¿Qué te


gustaría recibir de Su mirada?

• ¿Puede ser que, alguna vez, una tormenta te haya


desenfocado de Cristo y te perdiste una bendición?

• Pablo nos enseña: puestos los ojos en Jesús. ¿Qué si-


tuación difícil atravesaste con los ojos puestos en Je-
sús?

- 106 -
LECCIÓN #6

ESTAR ENFOCADOS EN CRISTO

El secreto es estar enfocado en Cristo. Miremos todos al Se-


ñor y Él nos va a soltar algo, siempre. Yo creo que, si Pedro
hubiese mantenido la mirada en Cristo, habría llegado donde
Él estaba. Entonces se habría dado vuelta y les habría dicho
a los demás: “Muchachos, vengan ustedes también”. Porque
cuando vos te mantenés, mirándolo a Él, todo lo que Cristo te
da, los ojos de fuego de Él salen de tu vida. Esos ojos son Cristo
mismo.

Pedro se hundió y pidió ser salvado. Cristo lo asió, se lo ató


a sí mismo y le dijo: “Ahora, no te vas a hundir más”. Y des-
pués le dijo: “¡Hombre de fe corta!” (literalmente es “de corta
duración”). No necesitaba tener una mega, ultra fe, sino solo
mantener la mirada en el Señor. ¿Qué quiso decir Jesús con
“hombre de fe corta”? “Me miraste poco tiempo, me miraste
unos segundos nada más. Si me hubieses mirado más tiempo,
habrías tenido más fe”.

- 107 -
ÉL SE EXPRESÓ

Entonces, ¿dónde está el secreto? En mirarlo a Él sin des-


viar la mirada.
Si me dejo mirar por Él, Él siempre me da algo. Si lo sigo miran-
do, si mantengo mi mirada fija en Él, Cristo me transforma. Y
ahora sale de mí el Cristo que me ha transformado. Vas a mirar
a tus hijos y, de tu mirada, va a salir para ellos revelación, sani-
dad, aceptación, validación, compasión, restauración.

Se descubrió lo que se denomina la “mirada amorosa”. Hay


miradas de segundos en las que sale el amor humano. Tal vez
te ocurrió que alguien te miró amándote, y esa mirada te res-
tauró. O que le dijiste a alguien: “¡Gracias por escucharme!”,
porque el otro estaba atento mirándote. No con una mirada
inquisidora, sino con una mirada de atención, de interés, de
afecto. Nosotros solemos decir: “¿Por qué me mirás así?”. O:
“¡Qué mirada!”. ¡Cuánto hablan los ojos! Pero cuando yo me
dejo mirar por Él, algo lindo de Él sale. Y si yo me mantengo
enfocado en Él, ahora puedo darme vuelta y lo que Él me dio
soltárselo a quienes están a mi alrededor.

Pedro y Juan iban caminando y, a la entrada del templo, había


un paralítico. Le dijeron: No tengo plata ni oro, pero lo que
tengo te doy: ¡en el nombre de Jesús, levántate! Pero lo pri-
mero que le dijeron al hombre fue: Míranos. Es decir: “Algo de
nuestra mirada de Cristo va a salir de nosotros”.

Si yo me mantengo enfocado en Él, lo que Él puso en mí va a


salir de mí. Declaro que, en esta semana, cuando mires a tus

- 108 -
ÉL SE EXPRESÓ

hijos, a tu pareja, a tus padres y las circunstancias, Cristo va a


salir de vos, se va a expresar en vos. Vas a mirar a alguien y esa
persona te va a decir después: “¿Sabés que, después de que ha-
blé con vos, me vino esta revelación, o se me abrió una puerta
de trabajo, o me sentí restaurado”. Eso es Cristo que salió de
tu mirada.

¡Todo lo que Cristo hace en nosotros vuelve a salir con ojos de


fuego!

PREGUNTAS PARA COMPARTIR :

• ¿Qué cosas son las que más comúnmente nos desenfo-


can de la mirada de Cristo?

• Hay miradas en las que se puede sentir el amor hu-


mano. ¿Te animás a mirar a tu familia con la mirada de
Cristo? ¿Quién creés que la necesita más?

• ¿Además de tu familia, a que otra persona pensás


que sería bueno mirar con los ojos de Cristo? ¿Por qué?
Cuando la veas, hacelo.

- 109 -
ÉL SE EXPRESÓ

Te invito a hacer esta oración

Tan fácil es Señor que perdamos la mirada puesta en Vos.


Hay tantas tormentas y tantas distracciones en el mundo.
Pero en este día volvemos a mirarte y nos dejamos mirar
por Vos. Dice tu Palabra que tus ojos recorren la Tierra.
Acá estamos, Señor, dejándonos mirar por tu Amor, y
mantenemos el foco en Cristo. Hablamos de Cristo. Oramos
a Cristo. Comemos a Cristo. Servimos a Cristo. Y lo hacemos
disfrutándote. Y a partir de hoy, cuando miremos, tus
ojos de fuego saldrán de nosotros con revelación, sanidad,
aceptación, validación, entendimiento, compasión,
restauración familiar, desafío y futuro.

Lo declaramos en el nombre de Jesús, amén.

- 110 -
CAPÍTULO 5

SUS
PIES

- 111 -
LECCIÓN #1

NUESTRAS DECISIONES
CON CRISTO

Apocalipsis 1:14 dice: Su cabeza y sus cabellos eran blancos


como blanca lana, como nieve, sus ojos como llama de fuego,
sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgentes
como en un horno.
Cuando Juan vio los pies del Cristo glorioso, se dio cuenta de
que eran de bronce lustrado; pero estaban lustrados de tal ma-
nera que tenían un brillo extraordinario semejante al de un
horno.

Cada día necesitamos conocer algo nuevo del Hijo. Nuestra


vida tiene que girar alrededor del Hijo. Todo lo que Dios hace
es revelarnos al Hijo para hacernos iguales al Hijo. El único
objetivo de Dios y por el que Él creó al hombre es para revelar-
nos al Hijo. Las pruebas, las luchas, las bendiciones que tene-
mos son todas las cosas que el Señor permite que atravesemos
para hacernos iguales al Hijo. Dios no quiere que tengamos

- 113 -
ÉL SE EXPRESÓ

más paciencia, sino hacernos iguales al Hijo. Dios nos prospe-


ra para que seamos iguales al Hijo.

Todo lo que Dios hace es para hacernos


igual a Su Hijo

Tu multiplicación, tu bendición, la casa que conseguiste, la sa-


nidad que disfrutás y todo lo que Dios hace en tu vida ayuda a
bien. ¿A qué bien? A ser igual al Hijo. Todas las luchas, las difi-
cultades, las pruebas y las circunstancias son para formarnos
y hacernos iguales al Hijo.

Dios Padre envió al Hijo para que muera por nosotros. Así, po-
dríamos tener el modelo de lo que nosotros debemos ser. Hu-
manamente, nadie puede ser igual al Hijo, pero yo soy igual al
Hijo, si permito que Él se me revele, porque esta es la obra del
Espíritu Santo. Al recibir a Cristo, el Hijo se reveló en tu vida.
Él te transformó y te está haciendo igual a Él.

El Padre quiere que seamos iguales al Hijo para que el Hijo se


exprese en la Tierra, y esta sea llena de Su gloria. ¿Cómo suce-
derá esto? Cuando cada persona exprese a Cristo. Entonces,
cuando la gente nos vea, verá al Hijo en nuestra vida. Nuestro
hablar, nuestros ojos, nuestros vestidos tienen que ser los del
Hijo. Esto es lo que vio el apóstol Juan. Y, además: Tus pies
serán los pies del Hijo.

- 114 -
ÉL SE EXPRESÓ

Los pies representan tus pasos, tu caminar, tus acciones. Los


pies son un símbolo de las decisiones. “Camino de acuerdo a
lo que decido”. Hoy me encuentro donde estoy de acuerdo a
las decisiones que tomé ayer; y mañana me encontraré en un
determinado lugar de acuerdo a las decisiones que tome hoy.

Las decisiones marcan el rumbo de mis pies; los pies


representan las decisiones

Se calcula que, por lo general, por día tomamos unas 300 de-
cisiones. Desde las más pequeñas hasta las más grandes. Y,
cuando el Hijo crece en nosotros, las decisiones que tomamos
nosotros y el rumbo que siguen nuestros pies son extraordi-
narios. Todas las decisiones del Hijo son brillantes. La gente
sabia toma buenas decisiones.

- 115 -
PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Qué aspectos del carácter de Cristo estás incorporan-


do a tu vida en este tiempo?

• ¿En qué decisiones que tomaste estuvo involucrado


Cristo?

• ¿Te han dicho: “Últimamente te veo cambiado”? ¿Por


qué fue?
LECCIÓN #2

VAYAMOS A LA PARTE PRÁCTICA.


LA BUENA PARTE

Quiero compartirte la historia conocida del evangelio de Lu-


cas 10:38 sobre María y Marta. Cuando Jesús llegó a la casa de
los tres hermanos, Marta lo recibió. María decidió sentarse a
Sus pies para escucharlo. En cambio, Marta estaba preocupa-
da con los muchos quehaceres del hogar. Al ver lo que sucedía,
Marta se acercó a Jesús y le dijo:

“Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir


sola? Dile, pues que me ayude”. Respondiendo Jesús le dijo:
“Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas,
pero solo una cosa es necesaria y María ha escogido la buena
parte que no le será quitada”.

Marta se puso a cocinar, a moverse; María estaba quieta, a los


pies de Jesús. Porque, cuando queremos recibir algo del Se-
ñor, debemos permanecer en quietud. La pregunta a hacernos
es la siguiente: ¿por qué Marta se movió y María permaneció

- 117 -
ÉL SE EXPRESÓ

quieta? Marta vio a Jesús cansado y pensó que ella podía darle
algo; María, por su parte, vio a un Cristo glorioso de quien po-
día obtener algo. Ella vio al Cristo de gloria que llegó a su casa
para soltarle algo. María eligió la buena parte. ¿Qué significa la
frase “la buena parte”? No es la mejor parte, no hay dos partes,
sino solo una: la buena parte.

María se sentó a los pies de Cristo (recordá que los pies son las
decisiones) y, con ese acto, estaba diciendo: “Yo decido lo que
Vos decidas. Yo me siento a tus decisiones. Tus decisiones, tus
pies, son los que guían mis decisiones. Lo que el Hijo decide es
lo que yo decido”.

En el capítulo 11 del evangelio de Juan leemos que Lázaro mu-


rió. Jesús llegó cuatro días más tarde. Entrando en la casa (aún
no lo había hecho), Marta, con gran ansiedad, salió corriendo
y le reprochó: “¡Señor! ¿Por qué llegaste tarde? Mi hermano se
murió”. María también supo que Jesús había llegado, pero ella
no fue a su encuentro. María esperó a que el Hijo la llamara.

María ya estaba decidiendo. No decidió nada que el Hijo no de-


cidiera. Muchas veces erramos al blanco porque nos dejamos
llevar por nuestro corazón, y este nos lleva a cualquier lugar.
Necesitamos sentarnos a los pies de Jesús para oír la voz del
Hijo.

Marta, llorando, le dijo: Señor, mi hermano se murió; luego lo


dejó, corrió hasta la casa y le anunció a María: “Jesús te llama”.

- 118 -
ÉL SE EXPRESÓ

Cuando María escuchó ese Jesús te llama, fue a encontrar-


se con Él. María no hacía nada que el Hijo no le dijera que hicie-
ra. Y Cristo, nunca decidió mal. Todas Sus decisiones fueron
perfectas. María corrió, se tiró a los pies del Señor y empezó a
llorar desconsoladamente. Le dijo: ¡Si hubieses estado acá, mi
hermano no habría muerto! Las lágrimas son la expresión de
intimidad más profunda, representan nuestra vulnerabilidad.

Cuando Jesús la vio llorando, ¿sabés qué hizo? Lloró. Jesús


lloró, al ver a María llorar. Jesús no lloró en la tumba, sino con
María. Y, al hacerlo, empatizó con ella. En ese momento, Jesús
no le dijo: “Tranquila, tené fe”, sino que se puso a llorar y se
unió a ella. Él estaba creciendo en su vida. Después de llorar,
el Señor preguntó: “¿Dónde está?”. María respondió: “Lo lle-
varon a la tumba”. Entonces Él les pidió: “Corran la piedra”, y
le dijeron: “Señor, ya huele feo”. Jesús, mirando al cielo, oró:
“Padre, gracias. Yo sé que me has oído, pero lo dije a causa de
estos para que crean… ¡Lázaro, ven fuera!”. Pegó un grito.

La primera vez que María se sentó a los pies de Jesús, no hubo


un grito, sino una voz dulce. Sin embargo, cuando necesitó
un milagro, Jesús dio un grito. La voz del Cristo glorificado
es como un estruendo, es poderosa. El Señor gritó a gran voz,
no solo para que Lázaro lo escuchara, sino para que todos los
que estaban allí lo escucharan. Así sucederá en nuestra vida:
el Hijo soltará su voz como el estruendo de las muchas aguas y
verás el milagro caminando en el nombre de Jesús. Todo lo que
hiede y los sueños muertos vivirán.

- 119 -
ÉL SE EXPRESÓ

María conoció la voz dulce a los pies,


y la voz poderosa en medio de la dificultad.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Sabemos que Cristo no se equivoca. ¡Cuántas veces


hacemos cosas sin consultarlas con Él! ¿Y cómo nos va?

• Las lágrimas representan vulnerabilidad. ¿Has llo-


rado en medio de una experiencia con Cristo? ¿Podés
compartirla?

- 120 -
LECCIÓN #3

LAS DECISIONES CAMBIAN LA


ATMÓSFERA

Lázaro resucitó y todos celebraron. María, entonces, tomó un


perfume de gran precio y, dice La Palabra, que lo rompió y lo
derramó a los pies de Jesús. Porque todo tiene que ver con sen-
tarnos a Sus pies y decirle: “Señor, tu voz será mi voz. Tus de-
cisiones serán mis decisiones. Lo que vos hables, yo hablaré”.

Al ver lo que María había hecho, Judas reaccionó (habrá gente


que no querrá que inviertas en el Hijo) y exclamó: “¡Eh, gas-
taste el dinero de un perfume caro; se podría haber repartido
entre los pobres!”. Pero Jesús lo detuvo y dijo: No la molesten.
A lo que María respondió: Este perfume es para el Hijo. Y lee-
mos que la casa se llenó de olor.

Las decisiones que tomes cambiarán la atmósfera del lugar


donde te encuentres. Solo sentate a los pies del Hijo y permití
que sea Él quien transforme el ambiente.

- 121 -
ÉL SE EXPRESÓ

El pastor T.D. Jakes dice que hasta los que estaban enojados
tuvieron que oler el perfume que se había derramado, porque
hasta incluso los críticos podrán ver la existencia de Dios.

Ella derramó el perfume porque sabía que Jesús iría a la cruz.


Y cuando las mujeres fueron a la tumba, llevaron perfume,
pero ninguna lo pudo ungir porque Cristo había resucitado.
María ya lo había ungido antes porque ella tomó una decisión
anticipada; no porque era más inteligente que el resto, sino
porque se había sentado a Sus pies unos días antes para oír la
voz del Señor.
Nuestra vida tiene que consistir en “sentarnos con el Hijo, in-
vocar al Hijo, oír al Hijo, amar al Hijo”.

Retomando el momento del encuentro entre Marta y Jesús,


Él le dijo: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas
cosas, pero María ha escogido la buena parte”. La única parte
que existe es sentarse a oír la voz de Jesús. Aprender a decidir
escuchando Su voz. Pero, cuando María derramó el perfume,
Jesús señaló: “Ella ha hecho la buena obra”. La buena obra
son las acciones extraordinarias, gloriosas, que cambian la
atmósfera, se anticipan al futuro y determinan que el Hijo te
defienda. Si querés tener buenas acciones y buenas decisiones
(la buena obra), primero necesitás la buena parte.

Si tenemos la buena parte,


siempre haremos la buena obra.

- 122 -
ÉL SE EXPRESÓ

La buena parte te preparará para la buena obra. Nunca hagas


la buena obra, si primero no estás en comunión, en intimidad,
si no amás al Hijo, si no aprendés de Él, si no lo disfrutás a Él.

María no oró en el momento de la dificultad, sino que lo hizo


antes. Por eso, supo qué hacer con el perfume. Dios no es una
aspirina que tomamos, cada vez que nos duele la cabeza; cada
día debemos buscarlo, disfrutarlo, cantarle, adorarlo, priori-
zarlo y aprender algo nuevo de Él.

Cuando hagamos la buena parte, sabremos qué hacer en los


momentos difíciles. Dios guiará tus pies porque, como apren-
diste a estar a Sus pies, tus pies serán los Suyos. Y tus decisio-
nes serán brillantes y refulgentes. Buscá más al Señor. Oílo a
Él. Más de Él, menos de los demás. ¡Disfrutá del Señor!

Cuando vengan momentos dolorosos, echate a los pies a llorar,


a llorar, a llorar. María no dijo: “No tengo que llorar, tengo que
confiar”. Ella fue a llorar a Sus pies. Si tu corazón está doli-
do, en lugar de subirlo a Facebook, buscá al Señor y escucha-
rás que el Hijo tiene compasión y te pregunta: “¿Dónde está el
problema? Llevame al problema”. Vos le responderás: “Señor,
hace cuatro días que está muerto”; y Él te dirá: “No te preocu-
pes. Como me buscaste a mí, ahora, esa piedra escuchará mi
voz como un estruendo y traerá una bendición extraordina-
ria”. Y, al festejar, Él también estará en tu celebración.

- 123 -
ÉL SE EXPRESÓ

Lo mejor es para el Hijo. Buscá lo mejor: al Hijo. Decidí por


el Hijo.

¿Querés tomar buenas decisiones? Decidí por el Hijo. Oí más


la voz del Hijo.

Dice La Biblia: El hombre fuerte tiene el palacio custodiado,


pero viene uno más fuerte y le quita el botín.
¿Sabés quién es el hombre fuerte? Satanás, quien tiene el pa-
lacio.
¿Sabés qué es el palacio? La gente cautiva. Las bendiciones
cautivas. Es todo lo que él nos robó y mantiene guardado en
su palacio. A la gente que no conoce a Cristo, él los tiene en su
palacio porque es el hombre fuerte. ¿Sabés cómo construye
Satanás su palacio? Con mentiras. Todo el poder del enemigo
está basado en la mentira. El castillo, el palacio de Satanás, se
llama “ladrillos de mentira”.

… pero viene alguien más fuerte: vos y yo.


¿Por qué somos más fuertes? Porque nosotros venimos con
el ladrillo de la verdad. Cristo es la verdad. Y la verdad es más
fuerte que la mentira.
… pero viene uno más fuerte y le quita el botín, y recupera lo
perdido.
Todo lo que el enemigo nos quitó, lo recuperaremos con la ver-
dad. Y la verdad es la voz del Hijo. Todo debe girar alrededor de
Él. Somos la casa de Dios. Fuimos creados para que el Hijo se
nos revele para hacernos igual a Él. Cuando lo seamos, el Hijo

- 124 -
ÉL SE EXPRESÓ

se expresará en nuestra casa, en nuestro trabajo y en todas


partes.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• María rompió un perfume de gran precio a los pies


de Jesús. ¿Qué experiencia con costo personal (tiempo,
esfuerzo o dinero) viviste con Cristo?

• Somos el hombre fuerte que quita el botín. ¿Recupe-


raste algo después de tener una experiencia con Cristo?

Te invito a hacer esta oración:

Soy esta casa construida sobre la roca y quien me creó es


el Dios todopoderoso, glorioso, amoroso y maravilloso. No
fui hecho por manos humanas, sino que Él me formó. Yo
tengo su ADN en mí, Él es el autor de mi vida. Los materiales
con los que Él me hizo son bellos y eternos. Fui creado y
construido en Cristo Jesús que no muere, que es eterno, a
quien ni la muerte ni la enfermedad ni nada pueden vencer.
Él es el material del que estoy hecho.
Todo en mí es Él, cada pieza de mi vida es de material Cristo.

- 125 -
ÉL SE EXPRESÓ

Él vive en mí, estoy habitado y lleno de Él, vivo en Él y Él,


en mí. Soy un espíritu con Él, nada me puede separar de Su
amor, porque las veinticuatro horas del día, los siete días de
la semana y todos los años de mi vida Él está en mí y llena mi
vida de Su gloria.
Él me da sus recursos y me dijo que peleará mis batallas.
Los recursos que Él puso en mí son todos porque Él se dio a sí
mismo por mí. Él es “mis recursos” y, en Cristo, están todos
los recursos. Por eso, lo tengo a Él y, si lo tengo a Él, lo tengo
todo.
En este día, Señor, entramos en el palacio donde se nos han
quitado las bendiciones; derribamos y tomamos el botín por
el poder de la verdad de Cristo. ¡Somos libres en el Señor!
¡Somos sanos, prósperos y bendecidos en el Nombre de
Jesús!

- 126 -
CAPÍTULO 6

SU
VOZ

- 127 -
LECCIÓN #1

VOLVER AL PRINCIPIO

Apocalipsis 1:14 dice: Su cabeza y sus cabellos eran blancos


como blanca lana, como nieve, sus ojos como llama de fuego
y sus pies semejantes al bronce bruñido refulgente como en
un horno y su voz como estruendo de muchas aguas.

Cuando el apóstol Juan vio a Cristo dijo: “Su voz no es un silbo


apacible, una vocecita dulce, un ‘te amo’, un ‘qué lindo’, sino
que es como el estruendo de muchas aguas, un ruido intenso,
una voz potente de autoridad”. El Cristo glorioso que vive den-
tro de vos no es alguien que habla suavemente.

En una oportunidad, le preguntaron a Jesús si las personas


podían divorciarse. “Señor, ¿qué opinas del divorcio?”, le dije-
ron. Mateo 19:6 nos presenta su respuesta: “Habéis leído que
el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer,
y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino
una sola carne. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el
hombre”. Entonces quisieron saber (v. 7): “Entonces, ¿por qué
mandó Moisés dar carta de divorcio y repudiarla”. Y Jesús les

- 129 -
ÉL SE EXPRESÓ

contestó: “Por la dureza de vuestro corazón Moisés permitió


divorciarse; mas al principio no fue así”.

Dios quiere llevarnos al principio. El principio era distinto de


todo lo que vino después.

Yo tengo que volver al principio

El Señor estaba diciendo: “Sí, Moisés dio la carta de repudio,


de divorcio, pero en el principio eso no existía”.
¿Cuál es el principio? Génesis. Cuando Adán caminaba en
la Tierra, era una copia de Cristo, el representante de Cristo.
Cuando Adán hablaba, hablaba Cristo. Cuando Adán ejercía
autoridad, ejercía autoridad Cristo. Porque Adán fue creado,
en el principio, para que Dios le revelara al Hijo.
Vos y yo fuimos creados para que se nos revele el Hijo. Fuiste
creado para que el Hijo eterno, Cristo, se te revele.

Cuando Dios pensó en crear al hombre, dijo: Voy a crear al


hombre para revelarle a mi Hijo. Yo quiero que los humanos
conozcan a mi Hijo. Ese es el principio.
Entonces, el propósito de Dios es que se nos revele el Hijo, que
conozcamos al Hijo, que cada día aprendamos algo nuevo del
Hijo, que el Hijo llene nuestra vida y cada día conozcamos algo
nuevo de Él.

- 130 -
ÉL SE EXPRESÓ

El único plan de Dios es que yo conozca al Hijo

La pregunta a hacernos es la siguiente: ¿para qué Dios que-


ría revelarnos al Hijo como seres humanos? Para que seamos
como el Hijo. Dios quiere que vos y yo seamos como Su Hijo. El
Hijo es la copia de lo que Dios espera de vos y de mí.

El Hijo, Cristo, es el modelo de lo que yo debo ser

Lo que Dios esperaba del Hijo, lo espera de vos y de mí. Porque


Él creó al hombre para que sea como el Hijo. Trabajar, formar
una familia, ser feliz y todos esos logros que vienen después
son buenos. Pero Dios no me creó para eso, sino para revelar-
me al Hijo para que yo sea como el Hijo. ¿Para qué? Para que
todo lo que hace el Hijo yo también lo haga. Por eso, Jesús dijo:
Lo que Yo hice, ustedes van a hacer y cosas más grandes.

Entonces, cuando Romanos dice que “todas las cosas ayudan a


bien a los que aman a Dios”. ¿A qué bien se refiere el versículo?
A que seamos como el Hijo. Cuando Dios te prospera, lo hace
para hacerte como el Hijo. Cuando Dios te sana, lo hace para
hacerte como el Hijo. Cuando Dios te da un viaje, no es para
que seas feliz, porque Su único objetivo es revelarte al Hijo
para hacerte como el Hijo, para que vivas como el Hijo. El plan
del Señor es tener muchos hijos.

Cuando La Biblia habla de “aprovechar bien el tiempo porque


los días son malos”, no significa que necesitamos aprender a

- 131 -
ÉL SE EXPRESÓ

planificar, sino que no debemos perder tiempo en actividades


que no nos acerquen a ser como el Hijo.

Cada cosa que nos sucede, Dios la permite para empujarnos


a ser más iguales al Hijo. Está claro que no somos Jesús y no
podemos ser iguales al Hijo por esfuerzo. No se trata de imitar
al Señor, porque no es por esfuerzo, sino por revelación. Por
eso, nuestro tiempo privado con Dios tiene que ser nuestro
tiempo favorito.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Cristo es nuestro modelo. ¿Qué característica de Él es-


tás trabajando para que crezca en tu vida?

• ¿Qué situación que hayas vivido creés que te empujó a


ser más igual a Cristo?

- 132 -
LECCIÓN #2

MI TIEMPO DE COMUNIÓN
CON DIOS ES EL MEJOR
MOMENTO DEL DÍA

Cada cosa nos empuja a ser iguales al Hijo y Dios lo envió a la


Tierra para mostrarnos el modelo de lo que Él espera de no-
sotros. Porque todo lo que Dios esperaba del Hijo, lo espera de
nosotros. Dios Padre envió a Jesús al mundo. Dios nos envía a
nosotros al mundo. El Hijo dio su vida. Nosotros tenemos que
dar la vida. Jesús les lavó los pies a sus discípulos y les dijo:
“Ejemplo os he dado”. Nosotros tenemos que servir como el
Hijo. Todo lo que Dios espera es revelarnos al Hijo para que el
Hijo crezca y vos y yo seamos iguales al Hijo y el Hijo se exprese
al mundo. ¡Hagamos todo lo que Él hizo!

Cristo no fracasó; vos no vas a fracasar tampoco. Cristo no se


derrumbó; vos no te vas a derrumbar. Cristo no se desesperó;
vos no vas a desesperarte. Porque el plan de Dios es revelarte
al Hijo para hacerte como el Hijo, para que el Hijo salga de
vos y se exprese. Por eso, a Jesús se lo llamaba el Hijo único,

- 133 -
ÉL SE EXPRESÓ

el Unigénito; pero, cuando Cristo resucitó, se lo llamo el Pri-


mogénito.
Cuando Cristo resucitó, se sumergió en el espíritu. Ahora, es el
primero, el Primogénito, y los demás somos segundogénitos,
tercerogénitos, cuartogénitos, etc. El mundo está lleno de hi-
jos. Por eso, nos llamamos hijos de Dios.

Entonces, volvamos al ejemplo del divorcio. Cuando le pre-


guntaron Su opinión, Jesús les respondió: “Ustedes leyeron
que Dios los creó varón y mujer. Serán una sola carne y lo que
Dios unió…”. “Entonces, ¿por qué en la ley de Moisés había
carta de divorcio?”. “Es verdad, por la dureza del corazón del
ser humano. Pero, al principio, no era así”.

¿Tenés miedo? En el principio, no había miedo.


¿Tenés desánimo? En el principio, no había desánimo.
Vos y yo estamos llamados a volver al principio.
“Yo tengo vergüenza”. En el principio, no había vergüenza.
Sí, es verdad que, en el mundo, hay miedo, culpa, dolor, pobre-
za; pero vos y yo vamos a volver al principio y, en el principio,
no era así. Dios creó a Adán para que fuera una copia del Hijo.
Adán hablaba y los animales escuchaban al Hijo. Adán cami-
naba y la Tierra veía al Hijo. Dios le dijo a Adán: “Quiero que se
multipliquen, porque quiero llenar la Tierra de mis hijos y que
todos sean imagen de mi Hijo Jesucristo”. El Hijo Jesús vino al
mundo para darnos el modelo de lo que Dios quiere hacer con
nosotros. Y ese modelo no es el de una película, sino el de un

- 134 -
ÉL SE EXPRESÓ

Cristo glorioso. El Cristo del Apocalipsis es el que vio Adán. Él


caminaba con un Cristo glorioso.

Cuando Dios Hijo se hizo hombre, se desvistió de Su gloria


y tomó forma humana, sin dejar de ser Dios. Se desvistió y,
cuando estaba yendo a la cruz, le dijo a Dios: “Padre, ahora voy
a ir a la cruz; pero, después de que resucite, dame la gloria que
tuve al principio”.
Volver al principio. En el principio no era así. Vos y yo no te-
nemos que vivir en derrota. Tenemos que vivir en el principio.
El Hijo nos reviste y nos hace iguales al Él. Pero no es por es-
fuerzo. Por eso, Pablo dijo: “Ya no vivo yo, ahora vive el Hijo en
mí; y lo que antes vivía en la carne, en el esfuerzo, ahora lo vivo
en Cristo que vive en mí”.

Continuaron increpando a Jesús: “¿Por qué en Levítico y Nú-


meros Moisés dice que se dé carta de divorcio?”. Y el Señor les
respondió que era por la dureza que había en sus corazones.
Todo lo que afecte tu espíritu te aleja del principio. Todo lo que
endurezca tu corazón te aleja del principio. Todo lo que ensucie
tu corazón te aleja del principio. Todo lo que no perdones, los
resentimientos, las broncas, te alejan del principio.

Adán y Eva le dieron la espalda a Dios y su corazón, su espíri-


tu, se fue ensuciando y haciéndose cada vez más duro. Cada
día el enemigo coloca pequeñas durezas en nuestro corazón y,
lentamente, nos vamos endureciendo. Así es como nos aleja-
mos del principio. Por eso, Salomón escribió: Sobre toda cosa

- 135 -
ÉL SE EXPRESÓ

guardada, guarda tu corazón. Porque, si todos los días perdo-


nás, si todos los días tenés hambre del Señor, si todos los días
lo buscás con todo tu corazón, vas a vivir en el principio. En el
principio, hay victoria. En el principio, Adán caminaba y lo que
Él hablaba era la Voz de Dios.

En el principio. Sobre toda cosa guardada… no permitas que


nada te contamine. No se ponga el sol sobre vuestro enojo,
decía Pablo… no permitas que pasen 24 horas estando enoja-
do. ¡No dejes que nada te endurezca! Perdoná, soltá, bendecí,
buscá al Señor. ¡Volvé al principio!

En el principio había una sola voz: la Voz de Dios. La Biblia


comienza diciendo: “En el principio, Dios dijo”. Una voz. Sa-
bremos si estamos en el principio, cuando solo escuchemos
una voz: la Voz del Señor. No es la voz de las noticias, ni la voz
de tus amigos, ni la voz de la serpiente, ni la voz de descalifica-
ción de tus seres queridos; es una sola Voz. En el principio solo
estaba la Voz de Dios.

Si la única voz que te viste, que te cubre, es la Voz de


Dios, estás funcionando en el principio

Adán y Eva estaban desnudos y no se avergonzaban porque


estaban cubiertos por la Voz de Dios, por la gloria. “Mis ovejas
oyen mi voz”, dijo Jesús. Pero, luego, apareció otra voz: la voz
de la serpiente: “Si ustedes comen de este árbol, serán como
Dios”. Adán y Eva escucharon la segunda voz, y esta los sacó

- 136 -
ÉL SE EXPRESÓ

del principio. Terminaron desnudos, en pecado, y con un cora-


zón endurecido. El accionar de ellos trajo todos los males que
vemos hasta el día de hoy. Entraron la muerte, la enfermedad,
la división, los cataclismos. Caín mató a Abel solo porque se
salieron del principio. Porque en el principio solo había una
Voz.
Adán y Eva se salieron del principio porque oyeron otra voz.

Satanás entró con una sola arma: su voz. Habló y les mostró
otra voz. De modo que, ahora, había dos voces en el Paraíso.
Pero, después de esa segunda voz, Adán expresó: “Estoy des-
nudo”, y ya había tres voces. Eva dijo: “Tengo miedo”. Cuatro
voces. Adán sugirió: “Pongámonos una hoja de higuera”. Cinco
voces. Y a partir de ese día hasta el día de hoy, el mundo está
lleno de voces. Pero vos y yo, volvemos al principio.

- 137 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Todo lo que nos endurece el corazón nos aleja del prin-


cipio. ¿Qué te enoja mucho y debés dejar en la cruz?

• Leemos en La Biblia que, en el principio, Dios dijo.


¿Alguna vez sentiste que Dios te dijo algo? ¿Te gustaría
compartirlo?

• Satanás tiene una sola arma: su voz. ¿Cómo te das


cuenta de que es él quien te está hablando?

- 138 -
LECCIÓN #3

EN EL PRINCIPIO SOLO
ESTABA LA VOZ

Volvamos a la única voz, al principio. Pero para hacerlo, tene-


mos que limpiar nuestro corazón de toda dureza. Cuando una
persona se mantiene en la Voz del Señor, cuando Dios es su
tiempo favorito, el Hijo se le revela. En Su presencia, aprende-
rás cosas nuevas y el Hijo se expresará en tu vida. Lo único que
necesitás hacer es seguir escuchando Su Voz.

Jesús preguntó: “¿Saben por qué resucito a los muertos? ¿Por


qué sano a los enfermos? Porque Yo oigo la voz de mi Padre. Yo
no digo nada que no oiga de Él”. El éxito de Jesús fue que
oía una voz. Por eso, cuando Juan lo vio, describió Su voz
como el estruendo de muchas aguas.

Cuando volvamos a la única voz, ella saldrá de nuestra boca y


habrá mucho ruido, creación, victoria, movimiento de aguas.
Veremos el poder de Dios saliendo de nuestro interior como el
estruendo de las muchas aguas.

- 139 -
ÉL SE EXPRESÓ

Cuando Jesús se fue a bautizar, el cielo se abrió y una voz dijo:


Este es mi Hijo amado. Jesús no dijo: “Ay, pero tengo baja esti-
ma, no sé cómo me va a ir”. Él no interpuso Su voz ni oyó Su voz.
Solo escuchó la Voz del Padre. Y, cuando la escuchó, el Espíritu
Santo bajó y lo envolvió.

En una oportunidad tomaron prisionero a Pedro y lo castiga-


ron con latigazos; sin embargo, todo dolorido, él oró: “Señor,
Tú eres el Dios del cielo y de la Tierra”. Comenzó a hablar la Voz
de Dios y, al hacerlo, un viento fuerte con estruendo descendió.
Si vos y yo nos mantenemos en esa Voz, todo lo que hagamos
nos va a salir bien. Porque los que funcionamos en una sola
voz, funcionamos en el principio y hablamos lo que Dios dijo.
Buscamos que el Hijo se nos revele, crezca y sea formado y
transformado en nosotros.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Cuando escuchamos esa única Voz, aprendemos cosas


nuevas. ¿Qué cosa nueva recordás haber escuchado de
parte de Dios?

• Hablar la única Voz nos trae ruido de victoria. ¿En qué


área de tu vida estás necesitando escuchar esa única
Voz?

- 140 -
CAPÍTULO 7

SU
ROSTRO
COMO
EL
SOL

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LECCIÓN #1

CRISTO SE MUESTRA
A TRAVÉS MÍO

Todo lo que hemos estudiado hasta ahora es Gálatas 2:20 que


declara: Ya no vivo yo. Ya hemos mencionado la importan-
cia de morir, de llevar a la cruz, de entregar todo nuestro yo
con sus miedos, emociones y creencias. Después pasamos a la
segunda fase que es: Ya no vivo yo, ahora vive Cristo en
mí. Esto se refiere a ser uno con Cristo porque, ahora, yo estoy
en Cristo y Cristo vive en mí. Y en este capítulo analizaremos
la próxima fase que es: Ya no vivo yo, ahora vive Cristo
en mí; y lo que antes vivía en la carne, lo vivo en la fe
del Hijo. Es decir, que yo le entregué todo al Señor. Aprendí a
ser uno con Él y a tener experiencias con Él.

Ahora el Señor, que está en tu espíritu, se va a expresar con Su


fe, Su poder, Sus milagros. ¿En qué dirección? Hacia afuera.
Así que vamos a empezar a expresarnos a través de vos en el
mundo, dice el Señor.

- 143 -
ÉL SE EXPRESÓ

Leemos en Juan 17 que Jesús oró: “Señor que, así como tú y


yo somos uno, ellos sean uno en nosotros para que el mundo
crea”. Esto significa que nuestra experiencia de unidad con
Dios va a ser tan poderosa, que Cristo saldrá de vos y de mí y
se expresará en el mundo. ¿Y qué va a suceder con el mundo
externo, con la gente que nos rodea? ¡Van a creer!

Cristo no es nada más para que yo lo disfrute, sino, princi-


palmente, para que salga de mí. Pero yo no tengo que imitar
a Cristo ni esforzarme. “Voy a intentar mostrarle al mundo
cómo es Cristo, voy a tratar de copiar al Señor”, dicen algunos.
No es necesario. Hay un libro viejísimo que se llama La imita-
ción de Cristo y enseña que los cristianos debemos imitarlo.
¡No hay que imitar nada! Lo que tenemos que hacer es decla-
rar: Ya no vivo yo, ahora vive Cristo en mí.

Nuestra tarea es disfrutarlo a Él, y Él solo se va a


expresar

Así como todos conservamos y compartimos fotos viejas de


hace años atrás, en las que parecemos nuestros hijos, La Biblia
nos presenta la “última foto de Jesús”. Tal vez vos te quedaste
con una imagen antigua del Señor. Él es el mismo ayer, hoy y
por siempre; pero Apocalipsis nos comparte la última imagen
de Jesús. ¿Para qué? Para que tengamos bien en claro cómo es
Él hoy.

- 144 -
ÉL SE EXPRESÓ

Después de que Cristo resucitó, le mostró esa foto al apóstol


Juan, y es en ella que basamos todo este libro. Este es el Cristo
glorificado de Apocalipsis 1:12-18 (quiero que te lo imagines):
Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi
siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a
uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que
llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de
oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana,
como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejan-
tes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz
como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete
estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y
su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra
sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el últi-
mo; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por
los siglos de los siglos, amén.

Muchos tienen la imagen del Jesús de las películas o las nove-


las, que camina despacio, que pareciera tener rasgos depresi-
vos, que dice: “Bienaventurados los pobres”. Otros tienen una
idea de un Jesús más político o social. Pero la foto del Cristo
eterno, que es la foto del Apocalipsis y el Cristo que vos y yo
experimentamos y te acabo de describir, se expresa y sale a
través de nosotros. ¿Adónde? Afuera. Él se expresó.

- 145 -
ÉL SE EXPRESÓ

¿Qué ocurre cuando el Hijo se expresa a través de mí?

Cristo tiene un rostro como el sol y, cuando salga de tu vida, se


va a expresar luz. La luz de Cristo. Cristo es luz.

Dice Proverbios 20:27: Lámpara de Jehová es el espíritu del


hombre.

Tu espíritu es una lámpara y La Palabra de Dios es luz. Enton-


ces, cuando La Palabra viene a tu espíritu, la lámpara se en-
cendió. ¿Para qué sirve una lámpara? Para alumbrar. ¿Cómo
enciendo una lámpara? La Palabra es luz. Cuando yo in-
troduzco Palabra en mi espíritu, empiezo a tener luz.

La luz que permito que ingrese (La Palabra) en mi corazón, en


mi espíritu, es una lámpara. La Palabra es luz. Y cuanta más
Palabra tenga en mi interior, más luz tendré. Porque la luz se
mueve por niveles. Por eso, el apóstol Juan describe el rostro
de Cristo como la luz del sol en su máximo esplendor.

Ahora, cuando yo recibo poca Palabra, hay poca luz en mi vida.


Pero si yo recibo más Palabra, hay mucha luz. ¿Cuánto nivel de
luz hay en tu corazón? De lo único que depende tu espíritu para
alumbrar es de Su Palabra, porque La Palabra de Dios es luz.
Cuando yo introduzco Palabra, estoy introduciendo a Cristo; y
a más Cristo, más Palabra, más luz. Por esa razón, Proverbios
4:18 declara que los hijos de Dios somos como la luz la aurora
que va en aumento hasta el mediodía, que es lo más potente

- 146 -
ÉL SE EXPRESÓ

del día. Entonces, la luz tiene niveles y, a más intimidad o co-


munión con La Palabra, con Cristo, más luz.

En lugar de buscar cómo resolver tu problema y poner el foco


ahí, poné el foco en tener más intimidad con La Palabra, con el
Señor; porque, a más intimidad, más luz vas a recibir.

¿Qué es la luz? ¡Es vida! La luz da vida y nos permite caminar,


ver, movernos y hacer cosas. Cuando hay oscuridad, no po-
demos ver ni caminar ni hacer nada porque nos tropezamos.
Entonces, cuanta más luz, cuanta más Palabra, cuanta más
intimidad, más luz disfrutaré.

Hay creyentes con distintos niveles de luz.


Recordá: tu espíritu es una lámpara. La Palabra, que es Cristo,
es la luz. Así que, cuanta más Palabra, cuanto más nivel de luz,
haya en tu vida, menos nivel de tinieblas habrá.

- 147 -
PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Qué experiencia recordás en la que alguien te agra-


deció por algo que hiciste y aprendiste de Cristo?

• A más Palabra de Dios, más luz en la vida. ¿Cuál fue la


palabra que iluminó tu camino?

• ¿Recordás haber vencido una palabra de las tinieblas


con una palabra de luz?

- 148 -
LECCIÓN #2

A MÁS LUZ, MENOS TINIEBLAS

¿Qué son las tinieblas? Los problemas son tinieblas. La frus-


tración es tinieblas. Los conflictos son tinieblas. El odio es ti-
nieblas. La envidia es tinieblas. Las peleas son tinieblas. El in-
dividualismo es tinieblas. Las luchas constantes son tinieblas.
Mucha gente se pregunta: “¿Por qué tengo tantos problemas
en mi vida?”… ¡porque necesitás aumentar la luz! No luches
más con las tinieblas; en lugar de eso, procurá aumentar la luz.

No trates de resolver tus tinieblas. Es inútil


intentar pelear contra las tinieblas. Lo que hay
que hacer es aumentar la luz.

Cuando uno prende la luz, las tinieblas se van solas. Uno no


tiene que decir: “¡Oscuridad, andate!”. Prendé más luz en tu
vida porque, a más luz, menos tinieblas. Hoy la gente necesi-
ta ser alumbrada. Dice La Escritura que tinieblas cubrirán la
Tierra, mas sobre nosotros, los hijos de Dios, será vista la luz
de Jehová.

- 149 -
ÉL SE EXPRESÓ

Resumiendo, tu espíritu es una lámpara. La Palabra es la luz,


Cristo es la luz. Cuanta más intimidad, cuanta más experien-
cia, cuanto más disfrute del Señor, más luz.
Hay distintos niveles de luz. Cuantos más niveles de luz, me-
nos niveles de tinieblas. Los problemas son tinieblas, las lu-
chas son tinieblas, la escasez es tinieblas. Hay personas que
viven rodeadas de tinieblas y están luchando contra ellas. ¡Son
expertos en tinieblas! Las investigan y las conocen de memo-
ria. Pero no hay que luchar contra las tinieblas, sino aumentar
la luz. No pelees más contra las tinieblas, solo aumentá la luz.

Me gusta como lo expresa Witness Lee: “La luz es la esencia y


la expresión de la luz es el conocimiento”. ¿Qué significa eso?
Que la luz es Su esencia y la expresión es la verdad o el co-
nocimiento. Tú espíritu es una lámpara, La Palabra es la luz.
Cuanta más Palabra, más luz. Hay niveles de luz. Cuanta más
luz, menos tinieblas.
Ahora, una vez que yo, a través de buscar al Señor, orar, invo-
car, hacer los ejercicios, etc., tengo luz en mi espíritu, ¿cómo
va a salir esa luz? Con un conocimiento en mi alma. Mi mente
va a expresar la luz. La luz no es para que yo la disfrute y diga:
“¡Ahh, qué hermoso es el Señor”, y ya está. Ahora la luz se va a
expresar, como verdad o como conocimiento, iluminando mi
mente.

Tu mente, tu cabeza, tu rostro van a ser iluminados. Porque, a


más niveles de luz por comunión, más luz en tu mente. Y cuan-
ta más luz divina, menos tinieblas.

- 150 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Mientras nos rodean las tinieblas, sobre nosotros está la


luz de Jehová. ¿Cuándo sentiste que, en medio de un pro-
blema grave, estabas experimentando la luz de Jehová?

• Hay luchas que tenemos por áreas que todavía están


oscuras. Declará completando la frase: Cristo es luz
en…

• La luz se expresa con un conocimiento. ¿Qué fue lo


nuevo que aprendiste de tu intimidad con la luz Cristo?

- 151 -
LECCIÓN #3

PARTE PRÁCTICA.
DISTINTOS NIVELES DE LUZ

Al profeta Daniel, lo tomaron como prisionero junto con tres


amigos. Leemos en Daniel 1:4 que sus amigos eran jóvenes de
buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia
y de buen entendimiento. Eso es un nivel de luz. Estos jóvenes
tenían un nivel de luz que era su buen aspecto. Es decir, que
eran agradables, inteligentes y sabios.
Ahora, José, cuando Faraón le contó el sueño de las vacas, le
explicó que las vacas gordas eran siete años de abundancia y
las vacas flacas, siete años de miseria. Ese es otro nivel de luz.
José tenía más luz que los tres amigos de Daniel, porque hay
niveles de luz.

Pero el profeta Daniel tenía más luz que sus amigos y que José.
¿Por qué? Porque un día el rey tuvo un sueño. Entonces llamó
a todos los brujos y les anunció: “Quiero que me interpreten el
sueño que tuve”. Y los brujos le respondieron: “Bueno, conta-
nos el sueño y te lo vamos a interpretar”. Pero el rey pensó: “Me

- 153 -
ÉL SE EXPRESÓ

van a decir cualquier cosa”. Así que les dijo: “No les voy a decir
qué soñé. Ya que ustedes son tan inteligentes me van a decir el
sueño que tuve y lo que representa”. “¡Ehhh, rey! ¿Estás loco?
¿Querés que te digamos el sueño y que te lo interpretemos?”.
“Sí. Y es más, si no me lo dicen, ¡los decapito a todos!”.

¿Qué hizo Daniel frente a eso? Daniel estaba ahí en el grupo. La


Biblia cuenta en el capítulo 2:17-23 que él se juntó con los tres
amigos (que tenían nivel de luz de sabiduría y conocimiento):
Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber lo que había a Ana-
nías, Misael y Azarías, sus compañeros, para que pidiesen
misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de
que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sa-
bios de Babilonia. Entonces el secreto fue revelado a Daniel
en visión de noche, por lo cual bendijo Daniel al Dios del cielo.
Y Daniel habló y dijo: “Sea bendito el nombre de Dios de siglos
en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. El muda
los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sa-
biduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. El revela lo
profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con
él mora la luz. A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te
alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me
has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer
el asunto del rey”.

Los tres amigos de Daniel tenían conocimiento. Ese es un nivel


de luz. José le interpretó el sueño a Faraón. Ese es otro nivel

- 154 -
ÉL SE EXPRESÓ

de luz. Pero Daniel recibió no solo la interpretación del sueño,


sino el sueño mismo. Ese es otro nivel de luz.

Porque a más luz, menos tinieblas. A más experiencias y dis-


frute de Cristo, más luz. Tu nivel de luz depende de tu bús-
queda, tu amor y tu experiencia con el Señor, para que esa luz
ilumine tu mente y salga al mundo. Para que el mundo vea a
Cristo y no digas: “¡Qué inteligente que soy!”.

Daniel no dijo: “Sí, rey, ya tengo el sueño: una estatua que tiene
varias partes. Y esto es lo que significa… ¡Soy un fenómeno!”.
No dijo nada de eso porque Daniel sabía que Él se expresó. “Él
se expresó, porque Él es luz”, dijo.

Ahora, la pregunta del millón es: ¿por qué Daniel tenía más
luz? Porque nos enteramos, en el capítulo 6, que él oraba tres
veces en el día. Daniel abría la ventana y experimentaba al
Señor. Por eso, tenía más luz que sus amigos e, incluso, que
José. No porque era mejor que los demás; tampoco porque se
esforzaba en una especie de “moralina”, para imitar a Cristo y
portarse bien. Eso no es el Evangelio. Él buscaba a Dios. El que
más busca, más luz tiene. Y a más luz, más luz en la mente. Y a
más luz en la mente, menos tinieblas. Todos experimentamos
problemas… ¡pero las tinieblas no pueden vencer la luz!

Le pido al Señor que te ilumine para que entiendas que, en vez


de luchar con tus problemas, tenés que quitar la energía y el
foco de eso, y meterte en Cristo, en La Palabra, en Él. Busca-

- 155 -
ÉL SE EXPRESÓ

lo de todo corazón. Porque a más intimidad, a más Palabra,


más luz. La Biblia dice que: Tinieblas cubrirán la Tierra,
pero sobre ti será vista la luz de Jehová.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Hemos aprendido cosas que, después de un tiempo,


entendimos mejor. ¿Qué cosas que aprendiste te permi-
tieron subir tu nivel de luz y mejorar tu entendimiento?

• Más luz es más intimidad. ¿Cómo estás creciendo en


forma personal, en tu nivel de intimidad con Cristo?

- 156 -
LECCIÓN #4

A MÁS LUZ, MÁS INFLUENCIA


Y DOMINIO

Si yo te quiero enseñar a andar en bicicleta y te digo: “Poné la


mano derecha y la mano izquierda sobre el manubrio; tenés
que mover esta pierna así, y la otra pierna así”, vos no podés
decir después de escucharme: “¡Ah! Ya aprendí a andar en bici-
cleta”. Uno no aprende hasta que se sube a la bicicleta y “expe-
rimenta andar en bicicleta”. Podemos tener un conocimiento
en la mente, pero la experiencia es otra cosa.

Yo te puedo repetir: “Más intimidad, más luz; más luz, más se


ilumina tu mente y menos tinieblas”, y vos vas a aprenderlo en
tu mente. Pero hasta que no lo hagas, no lo experimentarás.

Ahora, tu nivel de luz marca tu nivel de dominio e influencia.


Cuanta más luz tengas, más territorio influenciarás. ¡Esto es
poderoso!
Mi nivel de luz es mi nivel de dominio, de influencia, de acción.
A más luz, más dominio. Por eso, Jesús declaró: Yo soy la luz

- 157 -
ÉL SE EXPRESÓ

del mundo. Él estaba diciendo: “Mi territorio de dominio y


de influencia no es de tres metros cuadrados; yo soy la Luz de
toda la Tierra porque mi nivel de poder excede los límites”.

El Señor que nosotros seguimos no es el Jesús de las películas


o el que te enseñaron. Observá la foto del Apocalipsis. Su cabe-
llo era blanco como la lana y como la nieve. Su rostro era como
el sol en su máximo esplendor. Juan vio el rostro del Cristo y él
empezó a experimentar una luz potente, una luz que no tiene
límites.

Entonces, cuando aumenta tu nivel de luz, ella llega a tu casa.


Tu casa es tu influencia. Tu casa es tu lugar de dominio. Si tu
luz sigue creciendo, ahora va a tocar tu trabajo. Si sigue cre-
ciendo, va a tocar a tus amigos, y también a tus enemigos. Y si
sigue creciendo, al norte, al sur, al este y al oeste, donde vayas
el Señor te bendecirá y serás bendición.

¿Cómo entró Daniel en el palacio?


De adolescente, lo llevaron como esclavo y, después de un año,
era el jefe de todos los brujos que estaban ahí. En tres años,
era el hombre más poderoso del gobierno. ¿Cómo terminó de
esclavo a ese nivel de dominio? Por la luz.
A José, los propios hermanos lo vendieron como esclavo. Des-
pués estuvo en la cárcel y atravesó muchísimas adversidades.
Y, aun así, terminó gobernando la potencia más grande del
mundo llamada Egipto. ¿Cómo un adolescente de 17 años, ven-

- 158 -
ÉL SE EXPRESÓ

dido como esclavo, en trece años llegó a gobernar el mundo?


Porque aumentó la luz.

Oro para que se te revele esto: “Tengo que aumentar la luz”.

Hoy, al levantarme, el Señor me dijo: “Decile esto a mi pueblo:


Toda tu vida tiene que girar alrededor de la ense-
ñanza de Cristo. El centro de tu vida tiene que ser
aprender más de Él”.

No tiene que ser ni tu trabajo ni tu familia. Todo eso es bue-


no. Ya hablamos del círculo de la vida. Toda tu vida tiene que
girar alrededor de la enseñanza, porque esta es la puerta de
entrada a La Palabra, a la experiencia. Pero no la enseñanza
de un instituto bíblico. No estoy hablando de realizar un es-
tudio formal, sino de que tu vida entera gire sobre, cada día al
levantarte, aprender a Cristo, aprender más de Cristo. ¿Cómo?
Escuchando o leyendo las prédicas de los pastores, leyendo La
Biblia, leyendo los libros, etc. Porque tu espíritu es una lámpa-
ra y La Palabra, Cristo, es la luz. Cuanta más Palabra, más luz.
Y cuanta más luz, menos tinieblas.

La luz sale, ilumina mi mente y, de repente, me volví un José,


un Daniel. Y a más nivel de luz, mayor nivel de influencia. Por
eso, Jesús oró: “Padre, que ellos sean uno en nosotros, como tú
y yo somos uno, para que el mundo crea”.

- 159 -
ÉL SE EXPRESÓ

¿Qué quiere decir eso? Que tu nivel de influencia, de bendi-


ción, de poder, tiene que ser el mundo. Donde vos vayas, tenés
que llevar la luz porque la gente está cubierta de oscuridad.
Y vos no podés ser oscuridad en la oscuridad. ¡Tenés que ser
luz! Pero recordá que no es por esfuerzo ni por voluntad. No es
“me voy a esforzar, voy a meterle garra”. ¿Por qué? Porque ya
no vivo yo, ahora vive Cristo en mí; antes vivía en el esfuerzo,
pero ahora la fe del Hijo, la luz del Hijo, el poder del Hijo y la
gracia del Hijo salen de mí. ¿Para qué? Para llevar luz donde
hay tinieblas.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• A mayor luz, más influencia. Esto significa que hay


situaciones que vamos a poder manejar mejor si nos
enfocamos en aprender algo nuevo de Cristo. ¿Cuál si-
tuación es la tuya?

• La luz de Cristo no tiene límites. Compartí algún im-


posible que tengas y va a ser iluminado por esa luz ili-
mitada.

- 160 -
LECCIÓN #5

EL NIVEL DE LUZ ES EL NIVEL DE


VIDA: LA VIDA ZOÉ

Leemos en Juan 1:4-5: En Él (Cristo) estaba la vida (Zoé), y la


vida (Zoé) era la luz de los hombres. La vida Zoé y la luz es lo
mismo. Si vos decís: “Yo tengo la vida de Cristo”, es lo mismo
que decir: “Yo tengo la luz de Cristo”.
Y continúa diciendo el pasaje: La luz en las tinieblas (en la
frustración, en los problemas, en la escasez, en las luchas) res-
plandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hoy
nos tenemos que levantar en Cristo y decirle:

“Padre, Vos sos mi luz y mi salvación. ¿De quién he de atemori-


zarme? Cuando se junten contra mí los malignos, caerán. Se-
ñor, Vos sos la Luz del mundo y la luz vence las tinieblas. Yo te
disfruto, te amo, te abrazo, te experimento, como uno. Renun-
cio al gobierno de mi alma, de mi mente, de mis emociones,
de mis luchas. Suelto mis preocupaciones y hago que toda mi
vida y mi espíritu giren alrededor de Cristo que es La Palabra.
Y a más luz, Señor, te vas a expresar iluminando mi mente y

- 161 -
ÉL SE EXPRESÓ

vas a darme los sueños, las interpretaciones, las soluciones, las


palabras. Porque a más luz, más vida.

Todos los que están a tu lado necesitan luz. No necesitan con-


sejos ni que les digan algo lindo. Necesitan luz. Pero la luz tiene
que salir y es Cristo que se expresó. A más luz, menos tinieblas.
¿Por qué hay tantas tinieblas en el mundo? Porque hay poca
luz.

Mateo 4:16 dice: El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz.


Tu nivel de luz es tu nivel de influencia. No se trata de que te
den un título; se trata de que tu luz, que es la luz de Cristo, au-
mente.

¿Qué vio Juan? No vio a un Jesús sufriente. Él vio luz, y vio


tanta luz que cayó como muerto. Entonces la luz de Cristo le
dijo: “Levantate porque ahora me voy a expresar a través de
vos para llevar mi luz a las naciones”.

Que toda tu vida gire alrededor de Cristo. Que tu anhelo sea


Cristo. Que tu búsqueda sea Cristo. Que tu conocimiento sea
Cristo. Que tu prioridad sea Cristo. Que puedas tener intimi-
dad y ser uno en el Uno. No se trata de que sepas cómo colocar
las manos en la bicicleta. ¡Subite a la bicicleta y disfrutá la ex-
periencia!

Hoy hay tinieblas en todo el mundo. Pero no seamos exper-


tos en tinieblas, seamos expertos en luz. Busquemos más de

- 162 -
ÉL SE EXPRESÓ

Cristo porque el nivel de luz que tengamos será nuestro nivel


de influencia.

“Bernardo, necesito paz en mi casa”… aumentá la luz de Cristo


y tu casa va a caer bajo Su luz. Llevá la luz al trabajo. Llevá la
luz a los equipos. Hablá del Señor. No seas de tinieblas, sé de
luz. Cuando Dios creó todo el mundo, lo primero que dijo fue:
Sea la luz. Porque, cuando vos ponés primero la luz, todo tu
mundo después se va a crear en orden y en bendición.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Cuando la luz resplandece, las tinieblas no prevalecen.


¿En qué etapa de tu vida experimentaste esta verdad?

• Algunas cosas todavía nos causan temor. Declará con


fe y certeza que la luz de Cristo ilumina esas circunstan-
cias atemorizantes.

Te invito a hacer esta oración

Padre, en el nombre poderoso de Jesús, te damos gracias


porque tenemos a un Cristo que es luz, y la luz resplandeció
en este mundo. Él es la Luz del mundo. Hoy soltamos en

- 163 -
ÉL SE EXPRESÓ

la cruz del Calvario, y llevamos para su muerte, todos


nuestros pensamientos, nuestras preocupaciones, nuestras
luchas, lo que hablamos mal. Te disfrutamos, Señor.
Queremos que el centro de nuestras vidas solo sea conocer
a Cristo y Su luz. A más Palabra de Dios, más intimidad. Te
damos gracias porque en este tiempo te vas a expresar a
través de nuestra mente con palabras gloriosas, soluciones
divinas, ideas de oro, manifestaciones poderosas. Y, cuando
eso suceda, sabremos con seguridad que ese fuiste vos.
Aumentá nuestro nivel de luz. Que no sea solo en nuestro
grupo o en nuestra casa; que seamos luz en medio de tantas
tinieblas y que Cristo resplandezca.

En el Nombre de Jesús, amén.

- 164 -
CAPÍTULO 8

EN MEDIO
DE LOS
SIETE
CANDELEROS

- 165 -
LECCIÓN 1#

CRISTO FUE LA CUARTA PERSONA


EN EL HORNO

En este capítulo quiero compartirte este aspecto del Cristo que


vio el apóstol Juan, que encontramos en Apocalipsis 1:12-13:
Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi
siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a
uno semejante al Hijo del Hombre.
Voy a contarte sobre el Cristo que está en medio de los sie-
te candeleros. Los siete candeleros (después se lo menciona
a Juan) representan a la Iglesia. Es decir, a todos nosotros.
Siete es el número perfecto.
En medio… me impactó esta frase porque en La Biblia cada
palabra está usada por alguna razón. No dice ni en la esquina,
ni dentro, ni arriba, ni debajo, sino “en medio.

El propósito de Dios, al crearnos a nosotros, fue revelarnos al


Hijo. Dios quiere que yo conozca a Cristo, al Hijo. ¿Para qué?
Para revelarme al Hijo, para que yo sea igual al Hijo. ¡Esto es
glorioso! Dios dijo en la eternidad: “Quiero tener muchos hijos

- 167 -
ÉL SE EXPRESÓ

como mi Hijo Cristo”. Entonces, Él creó al hombre. No para ser


feliz, ni para trabajar, ni para tener una familia. Todo eso es
bueno, pero el plan de Dios y Su único objetivo fue que vos y yo
conozcamos al Hijo para que seamos iguales a Él. ¿Para qué?
Para expresar a Cristo. Esta revelación necesitás recordarla
siempre:

Yo fui creado para conocer al Hijo, para ser igual


al Hijo, para que el Hijo se exprese y yo pueda ex-
presar al Hijo. ¡Y la Tierra sea llena de la gloria del
Señor!

En el Antiguo Testamento, encontramos una historia intere-


sante de tres amigos del profeta Daniel, a quienes arrojaron al
horno de fuego. Cuando el rey fue a ver si estaban quemados,
prendidos fuego, leemos que vio a cuatro y a uno en medio. El
que estaba con esos tres muchachos era Cristo. Así que el rey
dijo: “Pero si echamos a tres, ¿por qué hay cuatro?”.
El cuarto es Cristo. Cristo se metió, dice Daniel 3, en el horno
para salvarlos del fuego. Y estas tres personas que estaban en
el horno con el cuarto, que es Cristo, no olían a quemado. ¡No
se les quemó absolutamente nada! Cristo viene a tu vida, a tu
horno, a tus problemas, y Él se mete allí para que nada, ningún
fuego alrededor, pueda tocarte en el Nombre poderoso del Se-
ñor.

Ahora, eso es en el Antiguo Testamento. En el Nuevo Testa-


mento, la cuarta persona es la Iglesia. Vos y yo somos la cuar-

- 168 -
ÉL SE EXPRESÓ

ta persona. En el AT había tres hombres en el horno y el cuarto


es Cristo que se metió allí para salvarlos del fuego; pero en
el nuevo pacto vos y yo somos la cuarta persona que estamos
inmersos en el horno de la Trinidad, en el fuego de Dios, y es-
tamos encendidos.

¡Somos la cuarta persona en el horno!

Cuando vos y yo recibimos a Cristo, Él se metió en nuestro


horno (problemas, pecados, luchas, etc.) para liberarnos. Ya
no necesitás orar más: “Señor, ayudame, salvame”. Ahora sos
la cuarta persona que está unida con Dios, que es fuego consu-
midor, con el Cristo del Apocalipsis, que es todo fuego, y con el
Espíritu Santo, que te bautiza con fuego.

Vos ahora estás encendido en el fuego del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. ¿Por qué cito esto? Porque si vos vivís la vida
cristiana, pidiéndole a Cristo que se sumerja en tu horno para
ayudarte, las cosas no sucederán. Pero si vos declarás: “Yo soy
la cuarta persona, yo soy la Iglesia, y estoy en el horno; pero
no en el horno de los problemas, sino en el fuego del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. ¡Estoy encendido en fuego!”, todo lo
que venga para dañarte será quemado con ese fuego porque
ya no jugás más de visitante, ahora jugás de local.

No juegues más de visitante: “Señor, ayudame, por favor”.


Decí: “Yo soy la cuarta persona y estoy encendido en el fuego
de la Trinidad. Todos los problemas, las deudas, la enferme-

- 169 -
ÉL SE EXPRESÓ

dad, las luchas y todo lo que venga se tendrá que quemar por-
que estoy en fuego. Ahora estás encendido y todo lo que se te
acerca se tiene que quemar con el fuego, porque vos y yo somos
la cuarta persona, somos la Iglesia.

Juan, antes de describir al Cristo glorioso, tiene una ubicación


geográfica del Señor. El apóstol dice: “Yo me di vuelta para ver
al que hablaba, y lo vi al Hijo en medio de siete candeleros”.
Pensá en siete antorchas y, en medio, a Cristo. Eso habla de la
organización. Necesitamos organizarnos.
Si vos querés tener victoria y que ese fuego que está en tu vida
queme absolutamente todo, tenés que vivir organizado de la
manera en que te compartiré en los próximos puntos.

Cristo está en el centro, está en el medio. El centro de toda tu


vida, de todas tus situaciones, tiene que ser Cristo. Vos tenés
que tener una vida Cristocéntrica.

- 170 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Qué horno de la vida atravesaste en compañía de


Cristo y sin consecuencias?

• Cuando estamos encendidos, los problemas que nos


rodean se queman. ¿Sobre qué problema te declarás
encendido/a?

- 171 -
LECCIÓN #2

MI VIDA ES CRISTOCÉNTRICA

A mi canal de YouTube subí un video acerca de la manera de


cómo necesitamos organizarnos. Hablé de la “check list” (lista
de control) y de la importancia de tener una lista de activida-
des para revisar. Tenemos que confeccionar la lista y, a conti-
nuación, empezar y terminar cada punto. Cuando uno hace
varias tareas a la vez, pierde el 60% del tiempo. Pero si vos
querés tener victoria eterna, necesitás organizarte y permitir
que Cristo esté en el medio de todo lo que te sucede. Vos debés
tener una vida Cristocéntrica; es decir, colocar a Cristo en el
centro.

¿Qué quiere decir colocar a Cristo en el centro? Que el centro


debe ser Él y no yo. Si vos pedís: “Oren por mí, ¡ayúdenme, me
siento mal!”, sacaste a Cristo del centro. Tu centro tiene que ser
Cristo y que eso te lleve a decir: “Quiero conocer algo de Cristo.
Quiero ver a Cristo. Quiero que Cristo se revele en mi vida”.
Cuando tu foco no sos vos ni lo que sentís ni lo que te sucede,
sino que tu foco es Cristo, lo colocaste en el medio y, como re-
sultado, habrá bendición y victoria.

- 173 -
ÉL SE EXPRESÓ

Cuando leas La Biblia, no lo hagas para ver qué te habla Dios a


vos. Leela para encontrar a Cristo. Todo tiene que ver con Cris-
to. Si vos pensás: “Hoy me siento bajoneado… a ver… Salmo 27:
“Jehová es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré?”, todavía
estás en el antiguo pacto. Tenés que buscar a Cristo y declarar:
“Quiero conocer a Cristo, quiero amar al Señor, quiero que se
me revele”. Porque, cuando vos ponés el foco en Él, vivís en
victoria. Tu centro no tiene que ser ni Bernardo, ni Alejandra,
ni ningún pastor. Tu centro tiene que ser el Señor y conocerlo a
Él, alabarlo a Él, glorificarlo a Él, hablar de Él. ¡El centro de tu
día tiene que ser Cristo!

Cuando tengas un problema, no busques consejo; colocá a


Cristo en el centro del problema y preguntate: “¿Qué va a for-
mar de Cristo el Padre en mí? ¿Qué está haciendo crecer de
Cristo Dios en mí con este problema?”. Lo voy a expresar de
manera más sencilla: yo tengo un problema, por ejemplo: me
quedé sin trabajo; entonces pregunto: “Señor, ¿qué aspecto de
Cristo estás formando en mí a través de esta situación?”. No
busques trabajo desesperadamente, Dios te va a dar todo lo
que necesitás. Lo que vos tenés que hacer es desarrollar una
mente Cristocéntrica.

Tus problemas no tienen que empujarte a ver quién ora por


vos, o quién te aconseja, o quién te ayuda; sino a decir: “Acá
Cristo quiere formarse en mí, acá quiero conocer a Cristo. No
voy a hablar de lo que siento, ni de lo que me pasa, ni de lo que
me dijeron; voy a hablar de Cristo, de lo que aprendí de Él, de lo

- 174 -
ÉL SE EXPRESÓ

que veo de Él”. Cuando vos y yo colocamos a Cristo en el centro,


nos volvemos Cristocéntricos y… ¡la bendición se activa sin
límites!

Mi hablar tiene que girar alrededor de Cristo. Cuando te en-


cuentres con alguien, en vez de hablar durante media hora de
tus problemas, hablá del Señor. Cuando tengas un problema,
escribí lo siguiente: Cristo te amo, Cristo sos mi centro, Cristo
te ubico en el medio de mis problemas. Frente a un problema
no es lo mismo decir: “¿Cómo lo voy a resolver? ¡Ayyy, estoy
preocupado por mi familia!”; a decir: “El Padre está formando
algo nuevo de Cristo en mi casa; el Padre está haciendo una
imagen nueva de Cristo en mí. Yo solo tengo que buscarlo a Él”.
Así, vos ahora estás encendido en el fuego de la Trinidad.

Cuando leas La Biblia, buscá a Cristo. Cuando hables, hablá


de Cristo. Cuando compartas con alguien, hablá de Cristo. Si
estás en un equipo y hablan de sus problemas, recordá que los
problemas no se resuelven hablando. Los problemas se resuel-
ven cuando colocamos al Hijo de gloria en el medio y decimos:
“Señor, esta es la vida eterna: que te conozcan a ti”.

Cristo tiene que ser el centro. Pero, ¿qué es lo que sucede si Él


no está en el centro de nuestro día? El centro de nuestro día no
tiene que ser la familia, ni ganar plata, ni ver qué vamos a hacer
con alguna cuestión difícil; el centro tiene que ser Cristo. El
centro de todo lo que hacemos tiene que ser Cristo porque, si

- 175 -
ÉL SE EXPRESÓ

Cristo es el centro, desde el centro, Él que es fuego y bendición


sale hacia todos lados.

Algunas ideas sobre la bendición…

Proverbios 10:22 dice: La bendición de Jehová es la que


enriquece, y no añade tristeza con ella. La bendición te en-
riquece. Pero no habla de bendiciones, sino de “bendición”.
¿Por qué? Porque vos no tenés bendiciones; vos tenés a “la Ben-
dición”. La bendición es una persona: Cristo. Cuando
vos colocás a Cristo en el centro, la bendición siempre te va a
expandir y enriquecer financieramente, en amigos, en sueños
y en proyectos.

Cuando a José lo sacaron de la cárcel y lo llevaron al palacio,


¿sabés qué hicieron ahí? Movieron la bendición, que era el
Cristo que vivía en José, de la cárcel al palacio. Cuando él le
interpretó el sueño a Faraón, no fue la interpretación la que
hizo que terminara en el palacio, sino la bendición que salió de
su boca (Cristo).
Cuando José, llegó al palacio y le interpretó los sueños de las
siete vacas gordas y las siete vacas flacas, Egipto no era poten-
cia mundial. Egipto se convirtió en potencia mundial porque
él entró en el palacio. Pero no era José, era porque José tenía
la bendición. Y la bendición es una persona que ocupa el
centro de tu vida. Cuando vos tengas a Cristo como el centro
de tu vida, pero no de discurso sino en acción, en verdad, irás a
Egipto y ese lugar se terminará transformando en una poten-

- 176 -
ÉL SE EXPRESÓ

cia mundial. No porque llegaste vos, sino porque en vos vive la


bendición. La bendición siempre te enriquece.

Proverbios 11:11 declara: Por la bendición de los rectos la


ciudad será engrandecida. Yo solía pensar que la ciudad cre-
cía si yo repetía “te bendigo, te bendigo, te bendigo”. Pero este
versículo no dice que las bendiciones de los rectos engrande-
cen la ciudad; sino que “la bendición” de los rectos engrandece
la ciudad. Cuando vos te levantás cada día y decís: “Cristo es el
centro de este día, Cristo es el centro de mis problemas, Cristo
es el centro de mis luchas, Cristo es el centro de mis bendi-
ciones”, la ciudad es engrandecida. ¿Por qué? Porque cuando
colocás al Señor en el centro, la ciudad siempre termina siendo
iluminada.

¿Por qué, cuando leemos el libro de los Hechos, vemos que


había milagros extraordinarios y todos se sanaban? ¿Porque
declaraban y hacían guerra espiritual? No era por eso. Era
porque Cristo era el centro de sus vidas. Cuando vos hacés del
Señor el centro de tu vida, de tu barrio, de Argentina, de La-
tinoamérica y de donde estés, ese lugar es engrandecido. Las
tinieblas de una ciudad no resisten, no pueden tolerar, que un
hijo de Dios ubique a Cristo en el centro.

- 177 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Estás en medio de un problema? ¿Te animás a pre-


guntarte qué parte de Cristo va a crecer en medio de esa
dificultad?

• ¿Qué experiencia recordás en la que Cristo fue el cen-


tro y hubo bendición abundante?

- 178 -
LECCIÓN #3

¡LA BENDICIÓN SIEMPRE TE


ENSANCHA!

Un joven de nombre Jabes, que significa “dolor” (seguramente


su mamá murió al darlo a luz y lo llamó así), oró y pidió: Dame
la bendición. Y Dios le dio tierra y le ensanchó todo. Cuando
Cristo está en el centro, no importa tu pasado doloroso. El Se-
ñor te va a ensanchar la visión para que tengas sueños nuevos.
Algunas personas se pasan toda la vida revisando su pasado:
“Mi mamá me abandonó, mi papá no me quiso, y no lo puedo
sanar”. Ubicá a Cristo en el centro y Él te va a ensanchar, te va
a dar una visión nueva, te va a dar proyectos. Y vas a disfrutar
de expansión.

Por eso, la bendición no es algo que yo hago, sino alguien que


vive en el centro de mi día, en el centro de mis acciones, y en el
centro de todo lo que llevo a cabo a diario.

Hoy hay mucha gente con depresión, que es una enfermedad


compleja. Ellos comparten que fueron desilusionados: “Yo di,

- 179 -
ÉL SE EXPRESÓ

yo ayudé, yo esperaba… y me fallaron”. Esa falla de alguien fue


tan dolorosa que quedaron pasivos, deprimidos, porque asu-
mieron un rol pasivo. Les fallaron y, por eso, ahora están espe-
rando que alguien les pida perdón, que alguien les diga algo.
Pero cuando colocás a Cristo en el centro, dejás de ser pasivo y
te volvés activo como Jabes. Entonces te levantás y decís: “Me
fallaron, pero yo sigo adelante; me engañaron, pero yo sigo
adelante; me dejaron, me echaron, me maltrataron, pero yo
sigo adelante. Porque soy la cuarta persona y estoy encendido
en el fuego de la Trinidad. Ya no vivo más yo, ahora estoy en-
cendido, porque puse a Cristo en el centro. No verbalmente,
sino de verdad”. De esta manera dejás de ser un receptor pasi-
vo y débil, de colocarte en la posición de víctima, para jugar de
local. Cristo tiene que ser el centro.

¿Te gustaría que en tu día te vaya bien? Organizalo con Cristo


en el medio. “No tengo tiempo porque me anoté en un curso”…
no hagas del centro de tu día el placer, el ejercicio, la familia,
etc. Todo eso es bueno, pero, si Cristo no es tu centro, la ben-
dición no va a funcionar. “Lo que sucede es que ahora tengo
mucho trabajo”… la fe no te va a funcionar porque Cristo está
en medio, en el centro, o no está. Cristo quiere estar en tu vida
externa, en el centro, en el medio de la cuarta persona que es la
Iglesia. Allí tiene que estar el Hijo.

Leemos en Isaías 51:2: Mirad a Abraham vuestro padre, y a


Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo

- 180 -
ÉL SE EXPRESÓ

(Abraham y Sara eran uno) lo llamé, lo bendije y lo multipli-


qué.
Les hablo a los que están solos, a los que están sin compañía,
sin finanzas, sin sueños: Dios te llama, te bendice, te da a Cris-
to, y la bendición se multiplica. ¿Estás solo? Dios te llama, te
bendice, te revela al Hijo. Y el Hijo te multiplica.
¡Hay victoria cuando colocamos a Cristo en el centro!

Los soldados romanos que llevaron a Cristo a la cruz hacían


muchas cosas, pero había tres que tenían que llevarlas a cabo
todos. Primero, tenían que llevar a quien iba a morir a la cruz.
Segundo, tenían que estar cerca de la cruz. Y tercero, se que-
daban con las posesiones del crucificado. ¿Recordás que los
soldados sortearon la túnica de Jesús entre ellos? Los soldados
llevaban a la persona a la cruz, estaban cerca de la cruz y toma-
ban los beneficios del crucificado. Pero nunca les importaba
quién era el que moría en la cruz. Hay cristianos que llevan
gente a la cruz; hay cristianos que están cerca de la cruz; y hay
cristianos que buscan las bendiciones de la cruz, pero no co-
nocen al crucificado.

Vos y yo no tenemos que ser gente que lleva a la cruz. No tene-


mos que ser gente que está cerca de la cruz ni gente que busca
las bendiciones de la cruz sin conocer al crucificado. Nosotros
amamos al Señor y Él es el centro de nuestra vida. El centro de
tu estudio mental tiene que ser Cristo. El centro que organice
tu día no tienen que ser las muchas actividades que realizás,

- 181 -
sino el Señor. No corras detrás de lo que te apasiona, poné a
Cristo en el centro de tu llamado y de lo que te apasiona.

Cristo tiene que ser más fuerte que nuestro llamado

Él tiene que ser más fuerte que todas las tareas que realiza-
mos. Porque, si nosotros ponemos a Cristo en el medio de los
siete candeleros (en el medio de todo), ese Cristo de gloria, que
es la bendición, que es el fuego, nos va a encender y vamos a ir
de victoria en victoria.

Decile: “Señor, yo no quiero llevar solo gente a la cruz; yo no


quiero estar cerca de la cruz ni tener los beneficios de la cruz.
Yo quiero conocer al que está en la cruz”.
Antes de ir a la cruz, Jesús les dijo a los apóstoles: “Hagan esto
en memoria de mí. Tomen, este es mi cuerpo y esta es mi san-
gre”. No les dijo: “Hagan esto y recuerden cuando nací de la
virgen María; o hagan esto para recordar las parábolas que les
enseñé”. El Señor les pidió a los suyos: “Ustedes tienen que re-
cordar que yo voy a ir a la cruz y voy a hacer un intercambio
perfecto. Tienen que recordarlo y colocarlo en el centro”.

Todos los días, nosotros tenemos que levantarnos y ubicar a


Cristo en el centro. Decirle: “Señor gracias porque moriste en
la cruz por mí. Tomaste lo mío para que yo ahora pueda tomar
lo tuyo. Cargaste con lo mío para que ahora yo pueda ser reves-
tido de lo tuyo. Vos no sos un anexo más de mi lista. Vos sos el
ÉL SE EXPRESÓ

centro”. ¡Qué lindo cuando Cristo es el centro de toda nuestra


vida!

El auto tiene fuerza, pero el tren tiene más fuerza que el auto.
El avión tiene más fuerza que el auto y el tren, pero el cohete
tiene más fuerza que el auto, el tren y el avión. ¿Por qué? Por-
que la fuerza depende de su motor. Si Cristo es el centro de tu
día, de tu vida, de cada acción que realices, Él va a ser tu motor
en ese día. ¡Y Cristo es más fuerte que el auto, que tus fuerzas,
que el cohete, que el barco y que todo lo que existe en esta Tie-
rra! Recordá: Cristo tiene que estar en el centro.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Qué situación de estrechez que viviste, Cristo la hizo


ensanchar?

• ¿Qué sucedió la última vez que pusiste a Cristo en me-


dio de una situación dura que te tocó vivir?

- 183 -
LECCIÓN #4

CRISTO TIENE QUE ESTAR


EN EL CENTRO

La fuerza con la que te vas a mover cada día dependerá del mo-
tor que te mueva. Por eso, Cristo tiene que ser el centro. Cada
vez que te suceda algo, tu primera reacción tiene que ser: “Pa-
dre, ¿qué estás formando de Cristo en mí?”. Cuando alguien te
bendiga, no digas: “Gracias porque me ayudaste y me bendi-
jiste”. Decile: “Cristo, te amo, vos me has bendecido”. Ponelo a
Cristo en el centro y la bendición va a engrandecer la ciudad.
La bendición te va a enriquecer a vos. La bendición te va a en-
sanchar. La bendición te va a llevar al palacio. Porque la ben-
dición no son cosas, sino una persona que es Cristo el Señor.

Cristo es mi centro, Cristo está en medio de mi familia, de mi


mente, de mis emociones, de todo lo que me ocurre. En el me-
dio. Eso es estar bien organizado. ¿Querés organizarte bien?
Sé Cristocéntrico. Colocá al Señor en el medio y permití que
Cristo brille.

- 185 -
ÉL SE EXPRESÓ

Una mujer con cáncer le regaló el libro Resultados extraordi-


narios a una señora y después la invitó a la iglesia. Esta señora
no solía leer, pero cuenta en su testimonio que lo leyó en una
semana y dice lo siguiente: “Vi a un montón de locos que gri-
taban y cantaban. Yo no entendía nada… hasta que conocí al
Señor y se me reveló Cristo. Hoy quiero agradecer”. Yo pensé:
“¡Qué extraordinario!”. Ese libro no habla de Dios, pero fue el
primer paso (porque fue escrito para acercar a la gente al Se-
ñor). Alguien le dio el libro a esta persona, pero no se trata de
un libro ni de quien te invita, sino de que el centro sea Cristo y
que lo conozcan a Él. Esta señora hoy es líder y está sirviendo
al Señor en Presencia de Dios.
El Señor me dijo: “¿Ves, Bernardo? Cuando Yo estoy en el me-
dio del cuerpo, el que se luce soy Yo”. Ninguno de nosotros tie-
ne que lucirse. En el medio de los siete candeleros, en el me-
dio del cuerpo, tiene que estar Cristo. El candelero alumbra
porque en el medio está la luz divina, el fuego encendido, la
bendición. En todo lo que hacemos, Cristo está en el medio.
Uno realiza una actividad, otro realiza otra y otro realiza otra;
pero, como somos uno, somos un cuerpo, y colocamos a Cristo
en el centro de Presencia de Dios, miles de personas están re-
cibiendo revelación de Él.

En el lugar en el que ahora estés, decile: “Señor, hoy me quito


del centro y coloco al Hijo en el centro. Hoy ubico a Cristo en
el centro de este día, en el centro de mi familia, en el centro de
mis circunstancias. Toda mi vida girará alrededor de conocer
a Cristo. Hoy me vuelvo Cristocéntrico. Suelto los problemas

- 186 -
ÉL SE EXPRESÓ

que estaban en el centro de mi día, suelto las preocupaciones


que eran el centro de mi cabeza, suelto la ansiedad que era
el centro de mis emociones; y pongo al Hijo en el centro. Te
entrego mis angustias y permito que el Hijo esté en el centro.
Declaro que la bendición está conmigo, que soy como José.
Me podrán mover pero, donde me muevan, el Hijo estará en
mí y yo, en Él. Entro en el palacio, en Egipto, y cada lugar será
multiplicado porque la bendición ha entrado”.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Creés que actualmente tenés una vida Cristocéntri-


ca? ¿Por qué?

• ¿Alguna vez lograste que nadie se enterara de algo


bueno que hiciste para que Cristo se luciera? ¿Cómo te
sentiste?

Padre, declaramos en el Nombre de Jesús que ahora Cristo


será quien nos arrastre a Él cada día. Seremos arrastrados
por la fuerza de Su amor y envueltos en el ropaje de Su
mirada amorosa. Ya no te pediremos que entres en nuestro
horno de fuego, porque ahora nosotros estamos encendidos

- 187 -
ÉL SE EXPRESÓ

en el fuego consumidor del Padre, del Hijo y del Espíritu


Santo. Somos la zarza encendida que no se apaga y creemos
que todo lo que vino contra nosotros es quemado ahora
en el fuego trinitario. Todo lo que vino a lastimarnos, a
enfermarnos, a desviarnos, es quemado por el fuego que
consume y vence. Señor, nos levantamos, tomamos un rol
activo, nos volvemos en la valentía del Espíritu y salimos al
mundo. Dejamos de jugar de visitantes y nos paramos como
locales. Declaramos que todo está debajo de nuestros pies y
Cristo será el centro. No queremos solo llevar gente a la cruz
ni obtener los beneficios de la cruz ni estar un poco cerca de
la cruz; queremos conocer al crucificado, al que nos amó,
al que hizo el intercambio perfecto, al Dios Hijo que se hizo
hombre para que nosotros podamos ser hijos de Dios, al que
se despojó de Su gloria para que nosotros nos despojemos
de nuestras miserias, al que dejó la gloria celestial para
que nosotros dejemos las desgracias terrenales, al que nos
amó profundamente y vive en nosotros. Nos levantamos
y declaramos multiplicación en todo, porque ponemos a
Cristo, la bendición, en el centro. Y sabemos que, aunque
tinieblas cubran la Tierra, sobre nosotros será vista la luz
de Jehová.

En el Nombre de Jesús, amén.

- 188 -
CAPÍTULO 9

LA LEY
DEL
INTERCAMBIO
PERFECTO

- 189 -
LECCIÓN #1

LA LEY DEL INTERCAMBIO

Antes de explicarte esta frase extraordinaria, necesitás saber


de memoria para qué Dios nos creó. ¿Para qué Dios te creó?
Para revelarte al Hijo. El único propósito por el que Dios creó
al ser humano, como un vaso, es para que conozca al Hijo, a
Cristo. El Padre nos creó para que todos los seres humanos
conozcamos el amor, la grandeza, la plenitud, la hermosura
del Hijo, de Cristo.
Leemos en Apocalipsis 1:17-18: Cuando le vi, caí como muer-
to a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: “No
temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estu-
ve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos,
amén”.
Jesús le recordó Su muerte al apóstol Juan: “Soy el que vivo;
estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos”.

Yo fui creado para conocer al Hijo

Pero no solo para conocerlo, sino para que, al conocerlo, yo


sea igual al Hijo. Dios creó al ser humano para que sea un clon

- 191 -
ÉL SE EXPRESÓ

del Hijo. Para que vos y yo seamos iguales al Hijo. Pero no por
imitación ni por esfuerzo, sino para que, al conocer al Hijo, Él
se reproduzca en nosotros.

Hay gente que dice: “¡Pero yo no voy a ser como Jesús! Jesús
fue Jesús y yo soy una persona”. No, no, no. Vos y yo fuimos
creados para que el Padre nos revele al Hijo, para ser iguales al
Hijo. Y ya vimos que todo lo que te está ocurriendo, Dios lo va
a usar para que seas igual a Cristo y Él crezca en tu vida. Todas
las cosas nos ayudan a bien. ¿Pero a qué bien? Para ser iguales
al Hijo.

Cuando Dios nos prospera, no es para que nos vayamos de


viaje, sino para que seamos iguales al Hijo. Cuando Dios nos
sana, no es solo para que estemos con salud, sino para que sea-
mos iguales al Hijo. Cuando Dios nos abre una puerta, el único
propósito que Él tiene es hacernos iguales al Hijo y que el Hijo
sea formado en nosotros. ¿Para qué? Para que el Hijo salga de
cada uno de nosotros y se exprese. Para que seamos los ojos
de Cristo, las manos de Cristo, los pies de Cristo, el corazón de
Cristo.

Y todo esto no es por esfuerzo ni por portarse bien. La vida


cristiana no es moral. No es dejar de fumar, robar o mentir.
La vida cristiana es conocer al Hijo para yo hacerme igual al
Hijo, para que el Hijo se exprese en mí y la Tierra sea llena de la
gloria del Señor. Entonces, ¿cómo hago para alcanzar eso? Yo
no puedo hacer nada. Porque:

- 192 -
ÉL SE EXPRESÓ

Todo lo hace el Hijo

El Hijo le anunció al apóstol Juan: Yo soy el que vivo. Es decir:


“Juan, recordá que estuve muerto y ahora vivo por los siglos
de los siglos”.
Tenemos que entender cómo es que Dios nos va a revelar al
Hijo para hacernos igual al Hijo para expresar al Hijo. Esta es
la visión de Dios y este es el único plan que Él tiene para cada
ser humano. Algunas personas expresan: “Yo tengo un llama-
do para viajar a las naciones”; sin embargo, el único llamado
que vos y yo tenemos es conocer al Hijo, para que Dios nos haga
iguales al Hijo, para que el Hijo se exprese a través de nosotros.

Al Hijo, se lo llama el último Adán. Qué interesante. El primer


Adán fue Adán. Y uno de los nombres que tiene Cristo es “el
último Adán”, o “el segundo Adán”, o “el postrer Adán”.
Ahora, cuando Dios creó a Adán, lo hizo para que conocie-
ra al Hijo, para que fuera igual al Hijo y llenara la Tierra con
hijos iguales a Él. Para eso lo creó. Pero, ¿qué hicieron Adán
y Eva? Desobedecieron. Dijeron: “A nosotros, eso no nos in-
teresa. Nosotros queremos hacer nuestra voluntad”. Es el “a
mi manera”. La consecuencia de lo que hicieron Adán y Eva
fue que les abrieron la puerta, al separarse de Dios, a todos
los problemas que hoy vemos. Todos los problemas nacieron
por una sola causa: en lugar de comer de Cristo (del árbol de la
Vida), le dijeron a Dios: “Nosotros queremos actuar y vivir a
nuestra manera”.

- 193 -
ÉL SE EXPRESÓ

¿Qué le ocurrió al primer Adán y, en él, a toda la raza humana?

Primero, Adán trajo espinas. Dios les anunció: “La tierra les
va a producir espinas”. Vino el dolor. Empezaron a tener dolor.
Comenzó el sufrimiento. Todas las enfermedades nacieron
ahí. También la búsqueda de poder. Caín mató a Abel. El poder
y el orgullo vinieron a ellos. La vergüenza vino a ellos porque,
de pronto, se vieron desnudos. Tuvieron vergüenza y miedo. Se
sintieron prisioneros, terminaron esclavos. Vino el pecado y,
con todo eso, la muerte.

En Romanos 6, Pablo analiza la condición del hombre que no


es muy positiva. Explica que este está caído, vencido, en peca-
do porque es malo, como un cuerpo de muerte. No tiene una
visión de que el ser humano es maravilloso y puede construir
una sociedad mejor. El apóstol deja en claro que el hombre está
lejos de Dios. Adán está con espinas, con dolor, con vergüenza,
con muerte, con desnudez, con prisión, con esclavitud.
Entonces, ahora viene el Hijo, Cristo, el segundo Adán.

En la cruz, Cristo hizo un intercambio perfecto.

- 194 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Dios nos creó para revelarnos al Hijo, a Cristo. ¿Qué


significa, para mi vida, que Cristo se me revele?

• La vida cristiana no es portarse bien, sino conocer a


Cristo. ¿Qué fue lo que conociste de Cristo, qué aspecto
nuevo se te reveló, durante este último mes?

- 195 -
LECCIÓN #2

CRISTO EN LA CRUZ HIZO UN


INTERCAMBIO PERFECTO

¿Por qué mencionamos tanto la cruz? Porque, en la cruz, Cris-


to tomó todo lo que tenía el primer Adán, lo cargó sobre sí mis-
mo y lo cambió por la gloria de Él. Lo voy a repetir: todo en la
cruz. El primer Adán nos metió en un gran problema, pero en
la cruz el segundo Adán nos liberó de ese problema.

Cristo, el Hijo, tomó el lugar de cada ser humano para que,


ahora, nosotros podamos tomar el lugar del Hijo. Estamos en
aguas profundas…

Cristo, el Hijo, tomó el lugar del hombre para que,


ahora, el hombre pueda tomar el lugar del Hijo.
Cristo en la cruz tomó todo lo mío, para que yo aho-
ra pueda tomar todo lo Suyo.

- 197 -
ÉL SE EXPRESÓ

Repetí esa frase en voz alta ahí donde estás. Cristo tomó todo
lo mío, todo lo de Adán, todo lo del hombre, y lo cargó en la cruz
porque allí se activó la ley del intercambio perfecto.
Nosotros pensamos que Jesús murió por los pecados de la hu-
manidad, que el hombre es pecador, que el hombre es malo,
que hay gente muy mala, que cosas como mentir, fumar, robar
o adulterar son pecados. Pero Cristo no vino a liberarnos de
eso. Esa es una visión muy idealista del ser humano. En Ro-
manos 6, Pablo dice que el hombre tiene espinas, dolor, carne,
orgullo, poder, vergüenza, muerte, desnudez, esclavitud, y que
está condenado. Todo eso era lo que tenía el primer Adán; pero
vino el último Adán y tomó lo que tenía el primero para cam-
biarlo y darnos lo que Cristo tenía.

En la cruz tuvo lugar la obra perfecta

Esto lo descubrió Pablo, se le reveló a él. En Romanos escribió:


Por un hombre, vino el pecado; y, por otro hombre, vino la
salvación. Por un hombre, vino la muerte; y, por otro hombre,
vino la vida.
A Pablo, se le reveló que el ser humano estaba destruido. Lo
único bueno del humano es la imagen de Dios. Todo lo demás
está perdido. Pero vino Cristo y, en la cruz, Él tomó lo mío para
que yo pueda tomar lo de Él.
Cristo tomó lo mío para que yo pueda tomar lo de Él. ¡Qué
extraordinario!

- 198 -
ÉL SE EXPRESÓ

La cruz fue el intercambio perfecto. Y voy a nombrar varios


hechos de este intercambio que ocurrió en la cruz del Calvario:

A Cristo, le colocaron una corona de espinas. Él tomó las espi-


nas de Adán y las cargó, para que ahora vos y yo tengamos la
“corona de honra”. ¿Sabés qué es la corona de honra? La men-
te de Cristo. Vos y yo tenemos una mente extraordinaria. No
declaremos más: “no puedo”, “no sé”, “es muy difícil”. Porque
Cristo tomó las espinas para que nosotros tengamos la corona
de honra.

A Cristo, le dieron latigazos. Él tomó el dolor para darnos sa-


lud. Por sus llagas, fuimos nosotros curados. ¿Por qué le die-
ron latigazos? Porque Cristo cargó con las llagas, para que no-
sotros ahora tomemos su sanidad divina.

A Cristo, le crucificaron las manos. Sus manos estaban quietas


para que ahora tus manos puedan hacer en el espíritu. Cristo
cargó las manos del hombre que no podían hacer nada nuevo.
Él asumió eso para que vos y yo podamos hacer cosas grandes
en el Nombre del Señor. ¡Tus manos van a construir en grande!

Los pies de Cristo estaban crucificados, sin poder moverse,


para que vos y yo ahora podamos caminar en el espíritu, para
que vayamos hacia sueños grandes y caminemos con alegría
y con gozo.

- 199 -
ÉL SE EXPRESÓ

Cristo en la cruz no tenía movimiento porque eso era lo que le


ocurría a Adán para que ahora vos y yo seamos libres. Porque,
donde está el espíritu de Dios, hay libertad. ¡Vos estás libre
ahora! Tal vez digas: “Pero no me puedo mover, no puedo hacer
nada”. Quiero decirte que, en la cruz del Calvario, Cristo cargó
con todo lo malo de Adán para que ahora nosotros carguemos
con todo lo bueno de Él.

Cristo fue desnudado, le quitaron la túnica, y quedó desnudo


como Adán. Él cargó la desnudez de Adán para que ahora vos
y yo seamos vestidos de Su gloria. Vos tenés que caminar con
gozo, con autoridad y con alegría porque el Cristo que servís
y que nos ama es tan glorioso que tomó todo lo malo de Adán
para soltarnos todo lo bueno de Él.

Cristo murió parado en la cruz para que vos y yo podamos es-


tar sentados en lugares celestiales con Cristo. Vos estás sen-
tado en lugares (le estoy hablando a tu espíritu, no a tus emo-
ciones ni a tu mente) celestiales con Cristo, porque Él tomó el
estar parado. ¿Sabés quiénes morían parados? Los esclavos.
Cristo murió como un esclavo. ¿Y sabés quiénes se sentaban en
el trono? Los reyes. Cristo murió como un esclavo para darnos
su reinado. Vos y yo somos reyes y sacerdotes.

Cristo murió desnudo en vergüenza para que vos y yo tenga-


mos Su autoridad. Vos no podés caminar más con vergüenza,
con culpa, con baja estima. Cristo tomó todo eso en la cruz y lo
cargó sobre sí para darnos autoridad.

- 200 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Cristo tomó lo mío para que yo pueda tomar lo de Él.


¿Qué estás tomando de Cristo?

• Él cambió su corona de espinas por una corona de


honra. Esta acción significa tener una mente renovada.
¿Qué frases ya no decís más?

• Sus pies fueron clavados para liberar los nuestros.


¿Qué sueño o proyecto te dio esta nueva forma de vivir?

- 201 -
LECCIÓN #3

MÁS MOTIVOS DE POR QUÉ


LA CRUZ FUE EL INTERCAMBIO
PERFECTO

Cristo estuvo varias horas en la cruz. Leemos que hubo tinie-


blas. Esas tinieblas eran las tinieblas de Adán. Cuando él des-
obedeció a Dios, caminaba en oscuridad. Cristo cargó la os-
curidad para ahora darnos Su luz. Nosotros no andamos más
en tinieblas, andamos en luz. Antes te drogabas, te alcoholi-
zabas, engañabas, robabas, mentías, porque había tinieblas;
mas ahora sobre vos es vista la luz de Jehová.
Vos y yo tenemos a un Cristo glorioso que no vino para hacer-
nos buenas personas. Él vino para cargar toda la suciedad que
trajo Adán a esta Tierra y soltarnos toda la gloria del Hijo, para
que nosotros seamos como Él.

En la cruz, también, Jesús preguntó: “Padre, ¿por qué me has


abandonado?”. Por primera vez, en toda la eternidad, la Trini-
dad sufrió un cambio. Porque el Padre, por primera vez, le dio
la espalda al Hijo. ¿Por qué le dio la espalda a Su Hijo? Porque,

- 203 -
ÉL SE EXPRESÓ

en Adán, el Padre no nos podía ver. Entonces Cristo cargó con


todo eso y, cuando el Padre le dio la espalda al Hijo, nos estaba
mirando a vos y a mí. El Padre abandonó al Hijo para que
ahora nosotros no seamos abandonados jamás por el Padre.

En la cruz, Cristo murió. En la carne, Él murió para que ahora


nosotros tengamos Su vida eterna porque el que cree en el Hijo
tiene vida eterna.

Cristo murió en un palo vertical. ¿Por qué la cruz tenía un palo


vertical? Porque el Hijo estaba reuniendo otra vez el cielo con
la Tierra y la Tierra con el cielo; y el palo horizontal representa
y simboliza: “Voy a unir el cielo con la Tierra y la Tierra con el
cielo, y el cielo ahora estará abierto”. De todo el mundo pueden
venir a reconciliarse con el Padre. ¡La cruz fue algo glorioso!
Algo que no podemos entender y es muchísimo más profundo
de lo que estamos viendo.

En Filipenses 2, dice La Biblia que Cristo dejó el cielo y se hizo


hombre. Él dejó el cielo para que nosotros dejemos el infierno.
Cristo dejó Su gloria para venir a la Tierra. Él dejó Su gloria
para que nosotros dejemos la desgracia, las tinieblas. El Señor,
cuando se hizo hombre, dejó todo para que nosotros dejemos
todo lo que nos aprisiona.

Hace poco, en un momento del día, el Señor me mostró que el


hijo pródigo le dijo a su padre: “Dame lo mío, dame mis bienes”.
El hijo pródigo representa al primer Adán. “Dame lo mío”, le

- 204 -
ÉL SE EXPRESÓ

dijo y tomó lo que era de él y se fue. Terminó malgastándolo


todo. Porque lo mío, lo del primer Adán, siempre se malgasta
y nos hace terminar en el chiquero. Una vez que el hijo pródigo
había gastado lo de él, su herencia, sus cosas, ya no tenía nada
más. Entonces volvió al padre y le dijo: “Papá, haceme como un
esclavo, como un jornalero”. Ahora que el hijo no tenía nada, el
padre le dio lo que era de él. Cuando vos te quitás lo tuyo, estás
listo para recibir lo del Padre. Y después el papá ordenó: “Den-
le el mejor vestido”. ¿De quién era el mejor vestido? Del padre.
“Pónganle anillo”. ¿De quién era el anillo? Del padre. Porque
de la herencia del joven, no quedaba nada. ¿De quién era todo
lo que el hijo estaba recibiendo? Del padre. “Y pónganle calza-
do”. ¿De quién era el calzado? Del padre.

En la cruz hubo un intercambio perfecto. Vos debés tener luz


del Cristo glorioso que vive dentro de vos. No es el Cristo de
las películas. Tampoco es: “Qué bueno que el Señor me está
ayudando”; ni: “Voy a orar a ver si Cristo puede hacer algo por
mí”. Vos y yo tenemos a un Cristo glorioso que tomó el pecado,
la muerte, la vergüenza, las espinas, la desnudez, el infierno,
la oscuridad, y cargó todo eso sobre sí mismo. Él tomó lo mío
para que, en la cruz, yo ahora pueda tomar lo de Él. Y el após-
tol Pablo (¡cómo me gusta Pablo!) dijo: Si el Padre nos dio al
Hijo, ¿cómo no nos dará con Él todas las cosas?

Tenemos que gastar todo lo nuestro hasta terminar en el chi-


quero. Tenemos que volver al Padre sin nada de Adán (“yo opi-
no”… “a mí me parece”… “yo tengo una idea”… “yo, yo, yo”…).

- 205 -
ÉL SE EXPRESÓ

El Padre no nos va a recibir hasta que no lleguemos a Él con


nada de Adán. Porque nada de Adán sirve. Adán es lo huma-
no. “Bueno, Bernardo, pero yo estudié. Estos son mis dones y
estas son mis capacidades…”. ¡Nada de Adán sirve! Por eso,
Pablo escribió: Ya no vivo yo. Estaba diciendo: “Ya no vive
Adán, ahora es Cristo el que vive. Ahora yo recibí la luz
de Cristo, la gloria de Cristo, la victoria de Cristo, la sabiduría
de Cristo, la corona de Cristo”.

El apóstol lo explica brillantemente en el pasaje de Filipenses


2 que es glorioso. Uno lo lee y parece una canción. A Pablo, le
bajó revelación y dijo: Haya, pues, en vosotros este sentir que
hubo también en Cristo Jesús, lo cual quiere decir: “Ustedes
tienen que hacer lo que hizo Cristo”.
Estamos en aguas profundas, ya no estamos en la orilla, por-
que vos y yo ya estamos listos para la profundidad. Leemos en
Filipenses 2:5-11:
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en
Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios (arranca en el
cielo, siendo en forma de Dios), no estimó el ser igual a Dios
(ya empieza a bajar) como cosa a que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo (ahí siguió ba-
jando), hecho semejante a los hombres (ahí siguió bajando); y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo (ahí
siguió bajando), haciéndose obediente hasta la muerte (ahí
siguió bajando, y aclarara Pablo que no fue cualquier muerte),
y muerte de cruz (¡lo más bajo!).

- 206 -
ÉL SE EXPRESÓ

Cuando el Señor llegó a la cruz, hizo un cambio y Pablo conti-


núa diciendo:

Por lo cual (porque dejó la gloria celestial, se hizo siervo, se


hizo hombre, se humilló ¡y murió en la cruz!) Dios también
le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo
nombre (ahora la curva empieza a subir), para que en el nom-
bre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos,
y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que
Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Cristo se despojó, se hizo hombre, se humilló, murió y sufrió


muerte de cruz. Por tanto, Dios lo exaltó y le dio un Nombre so-
bre todo nombre para que en el nombre de Cristo se doble toda
rodilla. Y Jesús dijo: Lo que yo hice, ustedes también lo
harán.

Cuando dice que se hizo obediente hasta la muerte, pero no


cualquier muerte, sino muerte de cruz, significa que, cuando
vos y yo llevamos a la cruz todo lo de nuestra naturaleza hu-
mana, allí se produce el intercambio en la práctica. Y Dios nos
exalta.

La puerta para ser levantado y exaltado es la cruz. Por eso,


Jesús habló de tomar la cruz. ¿Qué cruz? La que yo voy a tomar
para hacer el intercambio. Cada vez que vos te levantes cada
día y digas: “Señor, ya no vivo yo, ahora vive Cristo en mí”, Él

- 207 -
ÉL SE EXPRESÓ

te dirá: “Yo te voy a exaltar y te voy a activar lo que Cristo inter-


cambió en la cruz”.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Cristo murió en tinieblas para que vivamos en luz. ¿De


qué tinieblas te rescató Cristo?

• Todo lo que llevamos a la cruz, Dios lo exalta. ¿Qué


área estás necesitando que el Señor active? Hacé una
oración de entrega en la cruz.

- 208 -
LECCIÓN #4

SIN CRUZ, NO HAY EXALTACIÓN

“Yo tengo ganas… yo siento… a mí me parece…”, decimos to-


dos, pero, hasta que no morimos, no hay exaltación. Y no es
cualquier muerte (“bueno, está bien, voy a obedecer porque
hay que obedecer”), es muerte de cruz.
Decile: “Señor, lo dejo en la cruz para su muerte”. Esa bronca,
ese mirar al otro, ese hacer lo que quiero, ese preferir otras
actividades antes que las cosas de Dios, esa indiferencia, esa
ansiedad, ese problema, ¡dejá todo en la cruz!

Señor, yo voy a hacer lo que hizo Cristo: me voy a despojar


de todo eso hasta su muerte. Pero no cualquier muerte, sino
la misma cruz donde el Cristo que sirvo hizo el intercambio.

Recién ahí, el Padre te va a decir: “Ahora, te voy a dar corona de


gloria, vestido de autoridad, manos para construir, pies para
caminar en victoria, boca de trueno. Te voy a hacer como el
Hijo, y el Hijo se va a expresar a través de tu vida”.

- 209 -
ÉL SE EXPRESÓ

Tu nivel de sometimiento a Cristo, al Señor, es tu ni-


vel de exaltación

En las áreas donde vos y yo gobernamos con nuestra voluntad,


con el viejo Adán, no hay exaltación. Todas las áreas en las
que nosotros funcionamos con nuestra naturaleza adánica,
que están activas todavía, hay que llevarlas cada día a la cruz.
Dicha naturaleza la tenemos, y la vamos a tener hasta el último
día. ¿Por qué aún Dios no la arrancó? Para que practiquemos
ir a la cruz. Y cuando vamos a morir y llevamos algo a la cruz,
esta es nuestro nivel de altura y de exaltación.

Entonces, ¿qué es la guerra espiritual? Es la guerra interna.


Mientras vos no lleves a la cruz tus preocupaciones, tus asun-
tos personales (no solamente lo que no te gusta), y entregues
allí el querer hacer tu deseo, no habrá exaltación.

Por eso, Jesús oró: “Padre, pasa de mí esta copa, pero no se


haga mi voluntad”. Lo llamó “Padre”. Cuando vos tenés un
buen papá, como Dios, es fácil someterse. El Señor estaba di-
ciendo: “Padre, pasa de mí esta copa, pero yo voy a ser obe-
diente”. Cristo actuó como hombre, porque era cien por ciento
hombre y cien por ciento Dios. Como hombre, aprendió a lle-
var a la cruz. Decile cada día: “Padre, no se haga mi voluntad,
sino la tuya”. Y luego Él fue a la cruz donde se produjo el inter-
cambio perfecto.

- 210 -
ÉL SE EXPRESÓ

Cada vez que llevo a la cruz y lo dejo en la cruz, el


intercambio se activa

Todo lo de Cristo se activa. Ya fue hecho judicialmente por Él


hace dos mil años, pero experiencialmente se activa cada día
cuando nosotros llevamos todo a la cruz.

Por eso, Pablo escribió: “Haya en ustedes este sentir que hubo
en Cristo Jesús, que bajó y murió para que el Padre lo exaltara”.
El primer Adán empezó a lo grande, tenía todo y, sin embar-
go, acabó sin nada. El último Adán, Cristo, empezó sin nada
y, ahora, es Dueño de todo. Si estás empezando sin nada, es
porque viene todo. Porque vos y yo fuimos creados para ser
iguales al Hijo. Tal vez, estás pensando: “Yo lo perdí todo”. No
importa. El Hijo empezó sin nada y terminó Dueño de todo.
El primer Adán tenía todo, era dueño de todo, y lo perdió.
El Cristo de gloria empezó sin nada (lo más bajo), pobre en
un pesebre, y ahora es Dueño del oro, la plata, la Tierra y su
plenitud.

Me dirijo a los que hoy están quebrados, en medio de las tinie-


blas que hay en el mundo: vos y yo tenemos un recurso que es
la cruz. Podemos ir a la cruz cada día para morir en Cristo y ser
resucitados con Él. El primer Adán empezó con esposa e hijos,
pero acabó sin hijos y con su familia destruida porque Caín
mató a su hermano Abel. En cambio, el Cristo de gloria em-
pezó solo, pero hoy tiene una esposa llamada Iglesia que está
revestida de gloria, una familia hermosa que somos todos los

- 211 -
ÉL SE EXPRESÓ

hijos de Dios que creímos en Él a lo largo de la historia. Somos


miles de millones los que amamos a Cristo.

A Napoleón, le preguntaron un día: “¿A quién admira usted?”,


y él respondió: “Admiro a Cristo porque Él nunca levantó una
espada ni un puñal, y hay miles de millones dispuestos a morir
por Él. Yo levanté puñal y espada, y estoy solo en esta cárcel”.

Vos y yo fuimos creados para que el Hijo se nos revele. Oro


para que se te revele esto en el espíritu: fui creado para ser
igual al Hijo, para que el Hijo se exprese. Cristo no murió en
vano para que vos y yo ahora le digamos: “Señor, ayudame en
este problema”. ¡El Señor no es una aspirina! Cristo cambió
el mundo espiritual al cargar toda la basura del primer Adán
para darnos toda la gloria celestial. Fuimos trasladados, dice
Pablo, del reino de las tinieblas al Reino de la luz. Y, cada vez
que llevamos a la cruz, todo lo de Cristo se activa en nosotros.

Si hoy estás en cero, recordá que Cristo empezó así y terminó


en gloria. Cristo empezó solo y terminó con una familia. Cris-
to empezó escondido, anónimo y terminó siendo el Rey de la
gloria. ¡Vos y yo estamos revestidos de Cristo!

Yo estoy revestido de Cristo

Yo no vivo por el primer Adán que no tiene mejora. Se puede


educar un poco o corregir con algunas leyes, pero siempre se-
guirá siendo el hombre caído. Pero el último Adán (como lo

- 212 -
ÉL SE EXPRESÓ

llama Pablo), que es Cristo, ahora nos revistió de Él y podemos


ser como Él.

Te invito a declarar: Cristo es el centro de mi vida. Todos


los días, levantate para conocerlo a Él un poco más. El Señor
me dio luz verde y me dijo: “Bernardo, vienen revelaciones glo-
riosas sobre el Hijo para Presencia de Dios. Ya las hemos esta-
do teniendo, pero lo que viene ¡va a ser mejor todavía!

Conocé al Hijo. Amá al Hijo. Proponete cada día aprender algo


nuevo de Cristo. Que tu centro no sea resolver tus problemas,
sino conocerlo a Él, que se te revele Él, para que Cristo crezca y
seas como Él y Cristo se exprese.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Sin cruz, no hay exaltación. ¿Qué forma de pensar o


que opinión personal dejaste en la cruz? Después viene
la corona de gloria.

• Mi nivel de obediencia marca mi nivel de altura espiri-


tual. ¿A qué cosas renunciaste por obediencia a Cristo?

- 213 -
ÉL SE EXPRESÓ

Padre, te damos gracias. Tu nombre es eterno. Estamos


revestidos de Cristo, tenemos un Señor poderoso que ha
vencido el infierno, la muerte, el pecado y la enfermedad.
Los que lo amamos estamos creciendo en Él. Comemos de
Cristo. Gracias porque, en la cruz del Calvario, ocurrió el
intercambio perfecto. Él tomó todo lo malo para que ahora
nosotros tomemos todo lo celestial; Él tomó todo lo del
primer Adán para que nosotros ahora vivamos en Cristo.
Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.
Amén.

- 214 -
CAPÍTULO 10

TODO
ESTÁ
EN EL
NOMBRE

- 215 -
LECCIÓN #1

UN NOMBRE SOBRE TODO


NOMBRE

Ser cristiano no significa conocer a Cristo, sino vivir a Cristo,


experimentar la vida del Señor. Todos los seres humanos so-
mos vasos creados por Dios para conocer al Hijo.

Cada día necesitamos aprender algo nuevo del Señor y en este


capítulo analizaremos Apocalipsis 1: 10-11 que dice: Yo estaba
en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran
voz como de trompeta, que decía: “Yo soy el Alfa y la Omega,
el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo
a las siete iglesias que están en Asia”.

Cuando el Señor se le aparece en visión al apóstol Juan, él ex-


presa: Yo estaba en el espíritu. El Señor le revela su nombre
y le pide: “Juan, tenés que saber mi nombre: Alfa y Omega, el
Primero y el Último”.

- 217 -
ÉL SE EXPRESÓ

Juan comienza a describir los cabellos, la vestidura hasta los


pies y todo lo demás del Cristo glorificado; y luego menciona
que, al ver toda Su imagen, cayó muerto a Sus pies. Pero Cristo
colocó su diestra sobre el apóstol y le dijo: “No temas, Yo soy el
Primero y el Último”. Lo primero que el Señor le dice a Juan es
el nombre: “Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último”.
Y vuelve a repetirle Su nombre. Observamos que, cuando el
Señor repite por segunda vez Su nombre, coloca Su mano de
poder sobre Juan que estaba caído como muerto. ¿Por qué lo
repitió? En primer lugar, porque el nombre nos da existencia.
Todo lo que nombramos es porque existe; si algo no tiene nom-
bre, no existe. Por ejemplo, si alguien te dice: “Mirá eso…”, se-
guramente responderás: “¿Qué?”, porque no sabrás qué mirar.
Pero, si te dicen: “Mirá la silla”, ese objeto tiene existencia y tu
mirada irá hacia este.

En segundo lugar, todo lo que tiene nombre crea una ima-


gen. Si yo menciono el término “vaca”, en tu mente crearás la
imagen de una vaca y no de otro animal. Casi todo lo que nom-
bramos no solo tiene existencia, sino que además provoca en
nosotros una imagen.

En tercer lugar, el nombre nos da una posición. Si yo digo la


palabra “soldado”, no es lo mismo que si dijera “capitán”, “co-
ronel” o “presidente”. Es decir que el nombre nos da existen-
cia, crea una imagen, y nos indica una posición.
El nombre también trae una habilidad. Si yo te digo “mecá-
nico”, pensarás en una persona que arregla autos; si nombro

- 218 -
ÉL SE EXPRESÓ

a un “odontólogo”, pensarás en aquella persona que tiene la


habilidad de sanar una parte de nuestro cuerpo: la boca; y si
hablo de un “abogado”, te imaginarás a aquel que tiene la ha-
bilidad de trabajar con las leyes. A su vez, el nombre trae algo
asociado a él.

Si menciono el término mafioso, ¿qué idea viene con ese nom-


bre? Muerte. La palabra ladrón trae asociado conceptos como
peligro, pérdida, miedo. Por el contrario, la palabra fiesta in-
cluye ideas como alegría, compartir, festejo.

Todo lo que se nombra, lo que tiene un nombre, le


pertenece a algo o a alguien.

El sol pertenece al cielo y, sin importar cuán grande sea, siem-


pre va a pertenecer a este. Las estrellas y la luna también perte-
necen al cielo, porque todo lo que tiene un nombre le pertenece
a algo o a alguien. Un perro, un gato o un conejo pertenecen a
la tierra. Todos los que tenemos un nombre le pertenecemos a
alguien o a algo. El cielo, la Tierra y el universo todo le perte-
necen a Dios.

Hechos 19:13-16 nos cuenta lo siguiente: Pero algunos de los


judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre
del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, dicien-
do: “Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo”. Lo hicieron
porque veían que, cuando el apóstol Pablo usaba el nombre del
Señor, los demonios se iban. Entonces, estas personas trata-

- 219 -
ÉL SE EXPRESÓ

ron de imitarlo. Pero el relato bíblico continúa así: Había siete


hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían
esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: “A Jesús co-
nozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?”. Y el
hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos
y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huye-
ron de aquella casa desnudos y heridos. ¡Qué impresionante!
Usar el nombre de Jesús significa declarar a quién le pertene-
cemos. Cuando el apóstol Juan vio a Cristo, el Señor le dijo:
“Quiero que sepas mi nombre: soy el Alfa y la Omega, el Pri-
mero y el Último”, y Juan comenzó a describirlo. Cayó como
muerto y, como ya mencionamos, el Señor puso sobre él Su
mano diestra, la derecha, que es la mano de poder. Su mano
sobre Juan le estaba diciendo: “Vos me pertenecés y Yo te per-
tenezco; vos sos mío”. Y después le volvió a decir el nombre.
Cuando, por ejemplo, nosotros oramos por sanidad en el nom-
bre de Jesús, le estamos diciendo a la enfermedad a quién le
pertenecemos.

El nombre de Jesús no es una varita mágica, ni una cábala,


ni una palabra fetiche, ni una fórmula; es la declaración de a
quién le pertenezco: a Cristo. Mencionar el nombre del Señor
significa que vos le pertenecés a Él, porque todo lo que tiene un
nombre le pertenece a algo o a alguien. Nosotros le pertenece-
mos a Cristo, pero hay algo diferente: Cristo es más grande que
el sol, que la luna y que el universo todo porque:

- 220 -
ÉL SE EXPRESÓ

Él tiene un Nombre que es sobre todo los otros nom-


bres.

El nombre de Cristo trae habilidad, poder, gloria, victoria. Y,


cuando permitimos que la diestra de Él nos toque, le pertene-
cemos a Él. Entonces, ahora, podemos orar en el nombre de
Jesús, no porque Su nombre sea una fórmula, sino porque le
estamos diciendo a aquello a lo que le estamos hablando: “Yo
soy de Cristo y le pertenezco a Él. Y, como soy de Él, nada ni
nadie podrá poner mano en mi vida”.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Cuando usamos el nombre de Jesús, estamos decla-


rando a quién pertenecemos. ¿En qué ocasión nom-
braste a Jesús y la charla cambió completamente?

• ¿Declaraste alguna vez el nombre de Jesús y cobraste


fuerza, o la atmósfera cambió?

- 221 -
LECCIÓN #2

YO PERTENEZCO A CRISTO

Pedro y Juan iban caminando y, de pronto, vieron a un para-


lítico que les pidió “una limosnita”. De manera que Pedro y
Juan le respondieron: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo
te doy: en el nombre de Jesús, levántate. Ellos le hablaron a la
enfermedad: “Pertenecemos a Cristo, levántate”.

A tus problemas, a tus circunstancias adversas, debés recor-


darles a quién le pertenecés. El Cristo de gloria colocó Su
diestra sobre tu hombro y te dijo: “Vos sos mío”, porque todo
lo que tiene un nombre le pertenece a algo o a alguien, y noso-
tros le pertenecemos al Nombre que es sobre todo nombre.

Tus finanzas tienen que pertenecerle a Cristo, tu día tiene que


pertenecerle a Cristo, tus fuerzas tienen que pertenecerle a
Cristo, tu familia tiene que pertenecerle a Cristo. Cuando nos
casamos con Alejandra, no teníamos nada y nos sembraron la
casa. Y recuerdo claramente que, al entrar en nuestra casa, es-
taba vacía y mi papá nos dijo: “Vamos a orar para que esta casa
le pertenezca al Señor”. Solo cuando nos rendimos, cuando

- 223 -
ÉL SE EXPRESÓ

le pertenecemos al Señor por completo, las cosas comienzan


a funcionar: las finanzas, la salud, las emociones, la familia.
Hasta que no le pertenezcas, la fe no te funcionará, porque
todo lo creado le pertenece a alguien.

Cuando cada cosa en tu vida es de Él, tu día, tus recursos, tus


fuerzas, etc., entonces le pertenecés al Nombre. Filipenses 2
habla de: El nombre que es sobre todo nombre. ¡Es tan pode-
roso ese nombre! ¿Y cuál es el nombre que es sobre todo nom-
bre? No es Jesús sino Señor. La Biblia nos cuenta que Dios
le exaltó hasta lo sumo y le dio un nombre que es sobre todo
nombre. Pero no es Jesús. Ese nombre ya lo tenía; el Nombre
es Señor. Por eso, nosotros decimos “en el nombre del Señor
Jesús”.

Señor era una palabra secular. La palabra kirios quería de-


cir “dueño de todo”. Los romanos usaban este saludo: “César
es el Señor”; mientras que los cristianos repetían: “Cristo es
el Señor”. Por esa causa, comenzaron a ser perseguidos y los
quemaban vivos, violaban a las mujeres, los arrojaban a los
leones. Les decían: “Si confiesan que César es el Señor (que le
pertenecen al César), los liberamos”. Pero los cristianos, aun
cuando iban a ser comidos por los leones y prendidos fuego, no
cesaban de decir: Jesucristo es mi Señor, yo le pertenezco a Él.
Cada día, al levantarnos, declaremos: Yo pertenezco a
Cristo. Cuando vengan las tinieblas sobre tu vida, declará:
“Yo pertenezco a Cristo, en el nombre de Jesús”, lo cual quiere

- 224 -
ÉL SE EXPRESÓ

decir: “Yo pertenezco a ese nombre. Por eso, Jesús declaró:


“Todo lo que hagas, hacelo en mi nombre”.

Recordale al mundo en el que te movés, a tu tormenta, a tus


luchas, a quién le pertenecés. A los cristianos, les permitían
reunirse, realizar tareas solidarias y cantar, pero no podían
hablar de Jesús ni nombrarlo.
Todo lo creado le pertenece a algo o a alguien, y nosotros he-
mos decidido que le pertenecemos al Señor. Yo pertenezco al
Señor, mis hijos pertenecen al Señor, mi familia pertenece al
Señor, mi tiempo pertenece al Señor, mis sueños pertenecen
al Señor.
¿Recordás cómo lo llamó Pedro a Jesús cuando, caminando
sobre las aguas, comenzó a mirar la tormenta y sintió miedo
de caerse? Le pidió: “¡Señor, sálvame!”. Señor quiere decir: Te
pertenezco, soy tuyo. Por eso, el apóstol Pablo escribió: Ni la
muerte ni la vida, ni lo alto ni lo profundo, ni lo presente ni lo
porvenir, ni nada de lo creado, me podrán separar del amor
del Señor.

Yo pertenezco a Cristo; si vivo, vivo para Él y, si mue-


ro, muero para Él
Las ovejas oyen la voz del Señor y nadie puede arrebatarlas
de Su lado. En todo lo que hagas, confesá el nombre del Señor
porque, cada vez que lo nombramos, cuando le pertenecemos,
somos liberados de todas las tormentas. Rendí toda tu vida a
Cristo. Él es el Nombre sobre todo nombre y leemos en Isaías
6:9: Su nombre es admirable.

- 225 -
ÉL SE EXPRESÓ

Todos nosotros necesitamos admirar a alguien, es decir, un


modelo que no nos falle. Isaías nos dice: Ese nombre es Cristo,
Cristo es admirable.

“A mí me falló mucha gente y me dolió mucho porque yo di


siempre lo mejor”… esto nos sucede cuando le pertenecemos a
otro ser humano. Sin embargo, cuando le pertenecés a Cristo
y lo admirás a Él, nadie podrá hacerte frente. Escribí en cada
lugar que puedas: “Yo solo admiro al Señor”.

Su nombre es admirable, consejero. Él es el mejor Consejo de


todos los consejos que existen porque es el consejo de Dios.
Buscá al Señor, que es tu consejero, cuyo nombre es admira-
ble. Consejero significa “Dios fuerte”. ¿Tenés una adicción?
Él es el Dios fuerte. ¿Sufriste un ataque? Él es el Dios fuerte.
Porque todo nombre trae consigo una habilidad, una
posición, una imagen.

Él es admirable porque es nuestro modelo. Él es consejero por-


que nos resuelve los problemas. Él es Dios fuerte porque tiene
poder para cambiar nuestro carácter. Tal vez, frente a esa lu-
cha, ya probaste cientos de métodos distintos, pero nada fun-
cionó. Te animo a que puedas probar rendirte a Cristo. Si hoy
no tenés mamá y/o papá, si no tenés familia, si no te amaron, si
no te validaron, si te abusaron, recordá que, en el nombre del
Señor, hay un Padre que te está esperando.

- 226 -
ÉL SE EXPRESÓ

El nombre más grande es el nombre de mi Cristo


Ante tan glorioso nombre, todos se postrarán. Es tan podero-
so que hasta quienes niegan su existencia, los enemigos de la
cruz, un día caerán vencidos de rodillas y toda lengua confe-
sará, los que queremos y los que no quieren, que Jesucristo es
el Señor.

Vos y yo le pertenecemos al Señor. Por eso, cuando vengan las


dificultades, usá el nombre de Jesús, que no es una fórmula ni
dar algunos gritos. Usar el nombre de Jesús es recordarle al
mundo que yo le pertenezco a Él y Él es mi Señor.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• “Todo lo que hagas, hacelo en mi nombre”, dice el Se-


ñor. ¿Qué cosas has hecho y, antes de hacerlas, dijiste:
“En el nombre de Jesús”?

• Nosotros pertenecemos a Cristo y debemos recordár-


selo a todo lo que nos rodea. Elegí algo por lo que estés
pasando y recordale que pertenecés a Cristo.

- 227 -
CAPÍTULO 11

CUANDO
TUS DEBILIDADES
SON TUS
FORTALEZAS

- 229 -
LECCIÓN #1

MI DEBILIDAD TRANSFORMADA
EN VICTORIA

Estamos describiendo, parte por parte, cómo es el Cristo glo-


rioso de Apocalipsis 1. Aquí vamos a describir y analizar la
boca del Señor. Leemos en el v. 16: Tenía en su diestra siete
estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos.
De la boca, le salía una espada aguda, o afilada, que tenía doble
filo

Todos nosotros tenemos áreas débiles, vulnerabilidades, fla-


quezas. Si bien hay áreas donde somos fuertes, hay otras áreas
donde nos cuesta levantarnos y mostrar fortaleza. Dios te va a
usar para humillar todo lo que te está humillando.

Voy a ser usado para humillar a las tinieblas

En medio de la oscuridad, las pruebas, las luchas, que te es-


tán humillando, Dios te levantará para que humilles todo eso.
Durante muchos años fuimos lastimados y humillados por-

- 231 -
ÉL SE EXPRESÓ

que “jugábamos de visitantes”; pero vienen días, dice el Señor,


en los que ahora nosotros “saldremos a la cancha” a humillar.
Donde vos vayas y haya tinieblas y dificultades, serás el agente
de Dios para humillar.

Ahora, ¿cómo nosotros vamos a humillar a las tinieblas?


Mis debilidades van a humillar a las tinieblas.
Cuando nosotros pensamos que vamos a humillar a las tinie-
blas, creemos que vamos a ir a enfrentarlas, pero no es así.
Esas debilidades que vos y yo tenemos son las que Dios usará
para humillarlas.
Todos nosotros rengueamos en algún área, todos tenemos
debilidades, áreas que nos angustian; y también áreas donde
estamos fuertes y nos sentimos sólidos. Los aspectos de nues-
tra vida en los que nos sentimos débiles son los que Dios usará
para humillar a lo que nos ha estado humillando.

¡Es que a Dios le encanta hacer las cosas al revés! Nosotros, en


general, creemos que a las tinieblas las vamos a humillar con
nuestras áreas fuertes. Pero Dios dice: “No, Yo no voy a usar
tu fortaleza. Yo voy a usar tu debilidad para humillar lo que te
está humillando”.

Tres ejemplos

El primer ejemplo es el de Goliat, un gigante de tres metros que


era un asesino serial y el soldado número uno de la potencia
mundial de los filisteos. Para humillar a Goliat, Dios no envió

- 232 -
ÉL SE EXPRESÓ

al mejor soldado de Israel, tipo Schwarzenegger o Stallone, es


decir alguien armado y con entrenamiento; envió a un adoles-
cente que nunca había peleado en la guerra llamado David. Un
muchacho sin armadura que estaba actuando de mozo, lleván-
doles comida a los hermanos. Cuándo él vio al gigante, Dios le
dijo: “Andá porque te voy a usar para humillar a este hombre”.

Por eso, cuando Goliat lo vio, se enojó y le dijo: Pero ¿qué soy
yo? ¿Soy un perro que venís con palos? Lo empezó a malde-
cir. A todos los gigantes que te estaban humillando, Dios los
va a humillar a través de tus debilidades. David era un joven
adolescente que no tenía armadura, que no había estado en la
batalla, que no había hecho el servicio militar, que no había
empuñado jamás una espada, que no tenía habilidades para la
guerra. Y, sin embargo, Dios lo levantó con toda su debilidad
para humillar a Goliat. ¡Vas a estar contento de tus debilida-
des!

Uno suele esconder sus debilidades. Escondemos nuestras


flaquezas, nuestros miedos, nuestras inseguridades. Frente
a ello, Dios nos dice: “A partir de ahora, tranquilo, tranquila,
porque yo voy a usarlas para humillar lo que te está humillan-
do”.

El segundo ejemplo es el de Faraón, el hombre más poderoso


de la Tierra. Él tenía una corona con una serpiente (símbolo
del poder) y era la persona más importante de toda la historia
de Egipto. Cuando Dios tuvo que liberar al pueblo de Israel de

- 233 -
ÉL SE EXPRESÓ

su cautiverio, no le envió a alguien armado ni a un genio de la


estrategia militar. Le envió… ¡a dos viejos! ¿Acaso no es eso
humillar al hombre más poderoso del mundo que tenía todos
los ejércitos? Un día aparecieron dos hombres mayores, Moi-
sés de 80 años y Aarón de 83 años, y le anunciaron al soberano:
“Tenés que soltar al pueblo de Dios”. ¿Cómo Dios va a mandar
a dos personas mayores para humillar a la potencia mundial,
al poder, a la fuerza gloriosa, que era Egipto? Es que Dios usa lo
débil para humillar a lo fuerte. ¡Qué extraordinario!
Imaginate la escena… los dos ancianos llegaron y le anuncia-
ron: “Dios quiere que sueltes a mi pueblo”. Faraón no enten-
día nada. El Señor no envió un equipo SWAT armado que lo
amenazó: “Si no soltás al pueblo, te vamos a liquidar”, ni a un
hombre rico y poderoso, ni un ejército, ni otra nación. Envió a
dos personas mayores. Así que los que estamos arriba de los
50 años podemos declarar: Tengo esperanza. ¡Gloria a Dios!

Dios te va a exhibir

La Biblia nos cuenta que Moisés tenía una vara. La arrojó al


piso y se convirtió en serpiente. Los magos que estaban con
Faraón tenían también una vara; ellos la arrojaron y se convir-
tió en serpiente. Ahora había dos serpientes, pero la de Moisés
se comió a la de Faraón. No importa cuántos ataques recibas.
Todo lo que salga de tu vida terminará devorando todo aque-
llo que te quería destruir. Porque Dios te está usando, y te va
a usar, para humillar todo aquello que te estaba humillando.

- 234 -
ÉL SE EXPRESÓ

A todos aquellos que se sienten débiles económicamente, o de


salud, o de fuerza, a los que están atravesando situaciones de
angustia y dificultad, el Señor les dice: “Yo usaré tu debilidad
para humillar lo que te estaba humillando”.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Dios usa lo débil para derrotar lo fuerte. ¿En qué situa-


ción de debilidad personal Cristo te hizo fuerte?

• Dios hace las cosas al revés de lo que pensamos. ¿Al-


guna vez Él te sorprendió utilizando una debilidad tuya
para bendecirte?

- 235 -
LECCIÓN #2

DIOS USA LO DÉBIL PARA


HUMILLAR LO FUERTE

El tercer ejemplo es Saúl, el rey de Israel. Él tenía poder y ejérci-


to y, durante trece años, persiguió a David. David se escapaba y
Saúl más lo perseguía. Pero, en todo ese tiempo, nunca lo pudo
capturar. David corría solo, no tenía ejército ni nada, y, aun así,
Saúl con todo su ejército nunca lo pudo atrapar. Leemos en 1
Samuel 18 que Saúl temía a David porque Dios estaba con él.
A David, solo lo perseguía un ejército. ¿Cómo es posible que
un ejército como el de Saúl no fue capaz de encontrar y matar
a David durante trece años? Israel es una nación más pequeña
que Tucumán. Yo estuve allá y comprobé que, en tres horas, se
recorre completa de arriba hacia abajo. ¿Cómo es que el ejérci-
to de Saúl no podía con David?

Me surgió esta pregunta cuando estaba leyendo el pasaje: si


Dios tenía que vencer a Goliat, ¿no habría sido más lógico que
lo llamara a David y le dijera: “Escuchame, David, necesito
que vayas al gimnasio y hagas el curso de artes marciales, y en

- 237 -
ÉL SE EXPRESÓ

cuatro años armamos la batalla”? ¿No habría sido más lógico


que Dios mejorara las debilidades de David para enfrentarlo a
Goliat? ¿No habría sido más lógico que, a Moisés que tenía 80
años y a Aarón que tenía 83 años, Dios les hubiera dicho: “Es-
cúchenme, quiero que saquen a mi pueblo de Israel de Egipto.
Pero vamos a hacer esto: los voy a internar en la montaña diez
años y van a juntar a los jóvenes y fuertes a quienes van a en-
trenar. Van a armarse un equipo de 500 soldados y 500 estra-
tegas para, recién entonces, ir a ver a Faraón”.

Cuando vos y yo tenemos un área débil, intentamos mejorarla.


Si yo soy débil en un área, la mejoro hasta hacerme fuerte. Pero
Dios no llevó a estos hombres a mejorar sus debilidades, sino
que las usó para humillar a los fuertes.
“Perfecto, entonces, yo tengo un área débil y no hago nada”, tal
vez pienses. ¡No! Dios no les mejoró los puntos débiles porque,
a la debilidad, Él le coloca al lado Su Palabra.

Cuando David fue a pelear contra Goliat, le habló las palabras


de fe que Dios le había dado a él para esa batalla. Le anunció:
Yo vengo en el nombre de Jehová de los ejércitos. David había
aprendido algo: que a la debilidad, hay que sumarle una ense-
ñanza actual del Señor. Porque:

Tu debilidad más La Palabra de Dios te traerán la


victoria.

- 238 -
ÉL SE EXPRESÓ

Dios no les mejoró la debilidad, sino que le agregó una luz


nueva, una palabra, una espada que salía de Su misma boca.
Cuando vos vas a pelear tu batalla, lo hacés con tu debilidad,
pero a esa debilidad le agregás una palabra, una espada. Aho-
ra, esa palabra, que sirve para enfrentar tu debilidad, tiene que
ser actual. No tiene que ser lo que ya sabemos, lo que aprendi-
mos antes. Todo eso está viejo. Debe ser algo actual.

Cuando David peleó contra Goliat, le dijo: Yo vengo en el


Nombre de Jehová de los ejércitos. Jehová es el dueño de la
batalla. David no improvisó, no repitió como un lorito (como
hacemos nosotros en algunas ocasiones), porque había apren-
dido algo. El Señor nos tiene que enseñar algo nuevo cada día.
Todos los días tenemos que aprender algo nuevo de Cristo.
Proponete aprender algo nuevo de Cristo a diario. “A mí me
cuesta, Bernardo, ¿qué hago?”… escuchá las prédicas que es-
tamos soltando, leé el manual Ahí estás y todos los libros que
estamos escribiendo, hasta aprender algo nuevo. Eso nuevo
que aprendas es la espada de dos filos que, sumada a tu debili-
dad, te hará vencer a tu gigante.

Cuando Moisés tuvo que ir a enfrentar a Faraón, ¿qué hizo


Dios antes? No lo entrenó ni le pidió que se armara un ejército.
Le dijo: “Moisés te tengo que dar unas espadas para ir a pelear
con Faraón. ¿Sabés cómo me llamo?”. “¿Cómo te llamás, Se-
ñor?” “Yo soy”. Le dio una revelación. Moisés nunca había
escuchado eso. Y después le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham,
de Isaac y de Jacob”. Es decir: “Yo tuve una experiencia con

- 239 -
ÉL SE EXPRESÓ

Abraham, tuve una experiencia con su hijo Isaac y tuve una


experiencia con su nieto Jacob. Yo soy un Dios de experiencia
y me llamo el Gran Yo soy”. Moisés anotó eso y aprendió que la
fórmula de la victoria es:

Debilidad + una palabra = victoria

“Yo soy débil, pero confío en el Señor”... no se trata de confian-


za, sino de que aprendas algo nuevo de Cristo cada día. Si tenés
un problema económico, no pidas que oren por vos ni declares
nada que ya sepas. ¡Aprendé algo nuevo de Cristo! Sentate a
aprender algo nuevo. Leé La Palabra o escuchá una prédi-
ca. Todos los pastores de Presencia de Dios estamos soltando
cosas nuevas. Hoy aprendiste esto nuevo. Si lo mantenés en
tu espíritu, esa es la espada de dos filos que va a ir en tu mano.
En lo natural, el mundo ve tu debilidad; pero, en tu espíritu,
hay una Palabra, una espada aguda de dos filos que va a matar
lo que te quería humillar. Recordá:

Debilidad + una palabra fresca hoy = ¡victoria!

El gran problema que tenemos los cristianos es que siempre


repetimos lo que sabemos: “El Señor está con nosotros, yo sé
que Jehová peleará por mí porque Él es todopoderoso”, y lo
repetimos como loros. Pero, ¡no sucede nada! Porque no se
trata de lo que sabemos. Dios no le dijo a Moisés: “Acordate de
Abraham”, sino que le dio una palabra fresca, una espada para
la batalla.

- 240 -
ÉL SE EXPRESÓ

Para cada batalla que vos tenés, necesitás una espada, una pa-
labra. La Voz de Dios que sale es la espada que es un arma de
guerra.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Debilidad + una palabra = victoria. ¿Qué palabra que-


rés elegir para poner al lado de tu debilidad?

• ¿De cuántas maneras podés encontrar una palabra


fresca, una palabra nueva, cada día?

Las palabras que salen de la boca de Dios son luz

Con Alejandra nos hemos propuesto todos los días (ya lo ve-
níamos haciendo, pero ahora más fuertemente) aprender algo
nuevo de Cristo. ¡Todos los días! Cuando vos escuches las pré-
dicas o leas los libros, vas a aprender cosas nuevas del Señor.
Cada palabra que Dios te da es luz porque La Palabra es Cristo
y Él es luz. Ahora, hay niveles de luz y hay niveles de Palabra.
Encontré estos cuatro niveles:

1. Llamas de fuego. Vos recibís una palabra y tenés una lla-


ma de fuego. ¿Te acordás cuando vino el Pentecostés? La Biblia

- 241 -
ÉL SE EXPRESÓ

dice que era como lenguas de fuego (llamas de fuego). Cuando


aprendés algo nuevo, tenés una llama de fuego.

2. La luz. Seguís buscando más del Señor y decís: “Yo no quie-


ro una llamita, quiero aumentar mi nivel de La Palabra”. En-
tonces tenemos el segundo nivel que es la luz. Jesús declaró:
“Yo soy la luz del mundo”. Ahora vos recibiste más Palabra. Ya
no sos una llamita a la que un vientito puede apagar; ahora sos
luz.

3. Gran luz. Vos decís: “Bernardo, esto me está enloquecien-


do, ¡yo voy por más de Cristo!”. Así vas a tener el tercer nivel
que es gran luz. Leemos en Mateo 4 que “gran luz se manifes-
tó”, hablando de Cristo.

4. El sol. Ahora vos tenés como veinte espadas. Ya no tenés


una sola. Pero no te quedás con llamita de fuego, ni con luz,
ni con gran luz. Si vos hacés que todo tu día gire alrededor de
Cristo, si invocás al Señor, si buscás al Señor, si amás al Señor,
pasás al cuarto nivel que es el más alto: el sol. La Escritura nos
cuenta que, cuando Cristo se transfiguró, brillaba como la luz
resplandeciente del sol. El Cristo que vio el apóstol Juan es
todo luz y es luz del sol.

Cuando Moisés bajó de la montaña, no podían mirarle la cara


porque brillaba como la luz del sol. Si vos sos llamita de fuego,
hoy le tenés que decir: “Señor, quiero conocerte más, quiero
dejar de repetir como un loro, quiero aprender algo nuevo”.

- 242 -
ÉL SE EXPRESÓ

Porque no es mejorando tu debilidad que vas a vencer, sino


sumándole a tu debilidad la espada, La Palabra, lo nuevo de
Cristo.
Debilidad + luz = victoria

Ahora yo tengo una debilidad, aprendo algo nuevo de Cristo, lo


declaro y esa es mi espada aguda. Porque debilidad más esta
palabra que aprendí, más todas las palabras que voy apren-
diendo, aumenta la luz. De llama de fuego, pasa a ser luz, gran
luz y el sol. Entonces, la pregunta que surge es esta: ¿por qué
Dios algunas de nuestras debilidades no las arranca de raíz?
A mí, no me gusta tener debilidades. Hace poco, enfrenté una
situación difícil y me angustié. Estaba angustiado y me sentía
mal por por estar angustiado. “¿Cómo puede ser que esté an-
gustiado? Si yo tengo un Dios grande. Señor, arrancame la an-
gustia”, oré. Pero la angustia no se iba. Entonces Dios me ha-
bló: “Te estoy enseñando algo para que lo sueltes el domingo·.

Hay debilidades que Dios arranca. Todos tuvimos alguna de-


bilidad que Él nos arrancó de raíz. Seguramente el Señor te
arrancó una debilidad, pero aún te quedan otras. ¿Por qué
quedan otras? Dios va arrancando las debilidades y nos va
fortaleciendo. Pero siempre hay alguna debilidad que queda.
¡Siempre! Hasta el último día de nuestra vida, todos tendre-
mos “aguijones en la carne” que el Señor no nos quitará. Pablo
le pidió: “Señor, sácame este aguijón”. “No, bástate mi gracia”,
fue la respuesta. ¿Por qué, si Dios nos saca las debilidades,
siempre quedan algunas? ¿Por qué no nos arranca todas las

- 243 -
ÉL SE EXPRESÓ

debilidades de una sola vez? Porque la debilidad nos re-


cuerda la cruz. Nos recuerda que debemos morir en la cruz.
Por eso, cuando Jesús estaba en el Getsemaní, se angustió. En
la cruz Él cargó con todo el dolor de toda la historia de la huma-
nidad. Cuando nosotros nos sentimos débiles, por lo general,
nos volvemos humildes. Cuando tenés un hijo enfermo o en la
droga, cuando te enfermás, sos dócil porque sos débil. Porque
la debilidad nos recuerda que debemos llevar nuestra vida a
la cruz.

José fue al palacio que simboliza la resurrección. Pero, ¿desde


dónde fue? Desde la cárcel. José estaba en la cárcel y, de allí,
fue al palacio. La cárcel representa la cruz. Cuando hay cruz,
siempre va a haber palacio, siempre va a haber resurrección.

David vivió en una cueva, sin nada ni nadie, pero de la cueva


salió con el mejor ejército de la historia de todos los tiempos.
El ejército representa la resurrección, mientras que la cueva
representa la cruz.

Moisés fue a rescatar a Israel de Egipto para llevarlos a la Tie-


rra Prometida que representa la resurrección. Pero vinieron
de 40 años en una montaña que es símbolo de la cruz. Siem-
pre que yo llevo mi vida a la cruz, automáticamente
entro en la resurrección.

- 244 -
ÉL SE EXPRESÓ

Entonces, la debilidad nos recuerda: “Señor, llevo mi vida a la


cruz, ya no vivo yo, no es por mi habilidad ni por mi capacidad.
Esta debilidad me lo está recordando”. Dios arranca las de-
bilidades, pero después de que arranque una vendrá otra… y
después vendrá otra. Y está bien. “Señor, arrancame esta debi-
lidad”, le pedimos pero siempre va a quedar alguna. ¿Por qué?
Porque la debilidad es para recordarnos que tenemos que ir a
la cruz y decir: Señor, ya no vivo yo.

Cuando uno tiene más o menos plata y más o menos salud, está
todo bien. Como me sucedió en una ocasión con una persona
que vino y me pidió: “Bernardo, orá por mí porque no consigo
trabajo, aunque envié muchísimos currículums”. Oramos y un
domingo vino y me contó: “¡Conseguí trabajo!... Bueno, ¿cómo
no iba a conseguir con todos los currículums que mandé?”. ¡Ya
había creído que fue por él! Entonces le contesté: “Tenés razón,
vamos a orar: ‘Señor, si vos le diste el trabajo, quitáselo’”. “¡No,
no, no! ¡Fue Dios! ¡Fue Dios!”. Ese hombre consiguió trabajo y
se llenó de orgullo creyendo que había sido por él.
Cuando tenemos esa actitud, Dios dice: “¡Otra vez te la creís-
te!”. Entonces nos trae una debilidad para que “diga el débil:
fuerte soy”. Siempre habrá un aguijón que nos recuerde la cruz:
que no me gobierno a mí mismo. No me gobierno yo porque no
es con ejército ni con espada, sino con Su Espíritu Santo.

La cruz fue la bomba atómica que Dios le colocó en la boca al


imperio de la muerte y al diablo para volarlos en mil pedazos.

- 245 -
ÉL SE EXPRESÓ

La cruz es la bandera eterna de la victoria de Dios que flamea


hasta el día de hoy.
La cruz es la puerta que te lleva a todas las riquezas del Señor.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Hay diferentes niveles de luz espiritual. ¿Recordás


algo que antes pensabas y ahora te das cuenta de que
has crecido en revelación?

• Nuestra debilidad nos recuerda la cruz. Recordá una


debilidad que todavía no superaste y llevala nueva-
mente a la cruz con una oración.

- 246 -
LECCIÓN #3

LA DEBILIDAD ME RECUERDA QUE


DEPENDO DEL SEÑOR

Cuando el apóstol Pablo escribía sus cartas, no citaba las pará-


bolas de Jesús ni las bienaventuranzas ni nada de los evange-
lios. ¿Por qué? Porque él tenía otra visión. El apóstol se subió
a un helicóptero y miró la vida de Cristo desde arriba. ¿Qué
vio? Las cimas. Entonces anotó varias de ellas y dijo: “No voy
a hablar de los valles. Para eso tenemos los cuatro evangelios
con sus enseñanzas, parábolas, etc. Yo les voy a hablar de las
cimas”.

La primera cima que vio es la cruz. La segunda es la resu-


rrección. La tercera es la ascensión. Y la cuarta es la glo-
rificación. Esto es lo que se le reveló a Pablo en la cima donde
Cristo murió: “Yo estoy muriendo con Él”. Es decir, la cocru-
cifixión, la cual significa que yo tengo que llevar esa cruz to-
dos los días. Otras revelaciones de las cimas son:

- 247 -
ÉL SE EXPRESÓ

Cristo resucitó y yo estoy resucitado con Él.


Cristo ascendió y yo estoy sentado en lugares celestiales con
Él.
Cristo está glorificado y ¡yo voy de gloria en gloria!

Dios quiere que yo tenga el mismo ministerio que el Hijo, que


yo actúe como el Hijo. “¡Pero eso no se puede hacer!”, tal ver
pienses. No, porque eso lo hace el Espíritu Santo. Dios te creó a
vos y me creó a mí para revelarnos al Hijo y aprender espadas
nuevas. Para hacernos iguales al Hijo, para expresar al Hijo. Y:

Debilidad + palabra = victoria

Dios arranca muchas debilidades, pero siempre todos, hasta


que Cristo venga y seamos transformados por completo, se-
guimos teniendo alguna. Tu debilidad pueden ser tus hijos, o
tus padres, o tus finanzas, o tu salud, o tu carácter, o el futuro.
Quizás has orado a Dios y le has dicho: “Señor, ¿por qué no
me transformás en esta área, si me transformaste en tantas
otras?”. Y Dios te dice: “Te lo estoy dejando por ahora para re-
cordarte que tenés que ir a la cruz. Porque no es con capacidad,
es tu debilidad, más Mi presencia, más Mi Palabra”.

La Palabra de Dios es una espada de guerra para humillar lo


que te está humillando. Por eso, cuando busques a Cristo y
leas Su Palabra, no lo hagas como si leyeras el diario. Cada vez
que aprendas algo nuevo de Cristo, involucrate de verdad en
ello. Porque, si vos tomás La Palabra como un consejo, ¡no vas

- 248 -
ÉL SE EXPRESÓ

a decapitar a Goliat! Tenés que tomar en serio el aprender a


Cristo. “Entonces me voy a anotar en un instituto bíblico”… no
me refiero a eso, sino a que te comprometas con el Señor, que
lo ames y lo anheles.

Tu espíritu tiene la forma de las palabras que has recibido, y


de lo único que se alimenta es de La Palabra. Tu espíritu se
enciende solo con La Palabra. Vos podés ser fuerte por fuera
pero, si tu espíritu está apagado, nunca tendrás victoria. Por-
que en Dios la victoria no es la fuerza externa, sino la fuerza in-
terna más la debilidad externa. Es la fuerza de tu espíritu.
Génesis 2:16-17 dice: Y mandó Jehová Dios al hombre, dicien-
do: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de
la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de
él comieres, ciertamente morirás”. Y punto. Se lo dijo una vez
a Adán. Ahora, si yo te pidiera: “¿Me podrías repetir el pasaje
de Génesis?”, ¿qué dirías? Vos y yo tenemos que amar La Pa-
labra de verdad. El problema es que muchas veces, cuando la
recibimos, es una cosa más. Lo voy a volver a citar: Y mandó
Jehová Dios al hombre, diciendo: “De todo árbol del huerto
podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal
no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás”.

Se lo dijo a Adán y él se lo dijo a Eva. Ahora, Adán y Eva estaban


en el huerto y, de repente, vino la serpiente. Entonces esta les
dijo: “Hola, chicos, ¿cómo están? ¿Así que Dios les dijo que
no coman de todo árbol del huerto?”. Y la mujer le respondió

- 249 -
ÉL SE EXPRESÓ

(Génesis 3:2): Del fruto de los árboles del huerto podemos co-
mer. ¿Eso es lo que Dios les había dicho? Sí, exactamente. Eva
le estaba repitiendo a la serpiente lo que Dios le había dicho
a Adán y él, a ella. Y continuó: … pero del fruto del árbol que
está en medio del huerto… Dios no le dijo eso. Dios le habló del
árbol de la ciencia del bien y del mal. Eva cambió el árbol de la
ciencia del bien y del mal por el árbol del medio. Primera falla
de Eva. Pero Adán estaba al lado de ella y no la corrigió. Él le
podría haber dicho: “No, no era el árbol del medio, era el árbol
de la ciencia del bien y del mal”. … pero del fruto del árbol que
está en medio del huerto no comeréis. ¡Dios no dijo eso! Lo
vuelvo a decir tal como lo dijo Dios: Y mandó Jehová Dios al
hombre… Dios no le dijo, Dios le mandó; pero Eva lo cambió.
“Él me lo dijo”... ¡mirá cómo arranca el chisme! Fue una orden:
Te ordeno que, del árbol de la ciencia y del mal, no comas.

Eva le dijo a la serpiente: Dijo Dios: “Del fruto del árbol que
está en medio del huerto no comeréis ni le tocaréis…”. Dios
no dijo que no lo tocaran, eso se lo agregó ella. ¡Dios le dijo no
comas! Eso que le pasó a Eva, también nos pasa a nosotros. “…
para que no muráis”. En el original hebreo es muriendo mori-
réis. Una certeza. El día que coman del árbol de la ciencia del
bien y del mal (el día que quieran gobernarse ustedes solos sin
mí), muriendo moriréis. Cuando Satanás escuchó eso, dijo:
“Estos dos no tienen nada, ni llama de luz; no tomaron seria-
mente La Palabra”. En tu corazón tiene que haber un anhelo
por aprender. Cada palabra que aprendas, escribila, declarala.
¡Pero no la cambies! No le saques ni le agregues nada. No uses

- 250 -
ÉL SE EXPRESÓ

palabras que otros te han dicho. Porque la debilidad repre-


senta la cruz, pero sumada a la espada, que es La Palabra, trae
victoria.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Qué palabra de Cristo te viene a la memoria en mo-


mentos difíciles?

• ¿Recordás cuál fue el primer pasaje de La Biblia que


aprendiste?

- 251 -
LECCIÓN #4

CUANTO MÁS AMO SU PALABRA,


QUE ES CRISTO, Y MÁS QUIERO
APRENDER DE ÉL, MÁS FUERTE ME
VUELVO

Pablo pidió: “Señor, sacame el aguijón”. Tres veces se lo pidió.


Y Dios le respondió: “No, te lo voy a dejar. Te voy a dejar esta
debilidad y te voy a ir sacando otras. Siempre te voy a dejar
una para que te acuerdes que es importante depender de mí”.
Porque:

Si hay cárcel, va a haber palacio.


Si hay cueva, va a haber victoria.
Si hay montaña como la de Moisés, va a haber Tierra Prome-
tida.

Pablo escribió: Ya no vivo yo. Pero no terminó ahí: Ya no vivo


yo, ya lo entregué en la cruz; ahora vivo la vida de resurrec-
ción. Ahora me empecé a fortalecer. Ahora entendí todo lo
que me está pasando: Dios está formando a Cristo. Cada vez

- 253 -
ÉL SE EXPRESÓ

que tengas un problema, tu primera pregunta tiene que ser:


“¿Qué aspecto de Cristo Dios está formando en mí en esta si-
tuación?”. Preguntate qué aspecto de Cristo está formando en
vos esa prueba, esa lucha. Todas las cosas nos ayudan a bien
para formar a Cristo. Todo tiene que ver con Cristo. Pero no
tenemos que ser como Adán y Eva que escucharon, pero no es-
cucharon… Hay gente que escucha los mensajes, pero no logra
comprenderlos porque está escuchando la voz interna de su
problema, de lo que sabe, de lo que aprendió. Está escuchando
La Palabra, pero no la está escuchando. Está escuchando para
ver cómo resuelve sus circunstancias.

Te invito a declarar: “Señor yo tomo en serio tus cosas”. Vos po-


dés ser budista, aprender budismo, y no saber mucho de Buda;
podés ser mahometano y no saber mucho de Mahoma; pero,
si vos sos cristiano, el cristianismo no es una enseñanza sino
Cristo mismo. Vos no podés ser creyente, si Cristo no vive en
vos y vivís el vivir de Él. Porque, para mí, el vivir es Cris-
to. Cada palabra que Dios te da no es un tip, es Cristo mismo
que te da algo de Él. Él es la espada que sale de Su boca como
un arma de guerra.

Por fuera, podemos ser débiles o viejos como Moisés y Aarón;


pero, por dentro, somos una zarza ardiendo. Podemos ser jo-
vencitos como David, pero, por dentro, venir en el Nombre de
Jehová de los ejércitos. Podemos ser un muchachito que sale
de la cárcel, vendido por los hermanos y abandonado por su

- 254 -
ÉL SE EXPRESÓ

familia como José, pero, por dentro, decirle a Faraón: “Dios


está conmigo y yo tengo La Palabra del cielo para esta Tierra”.

¡Buscá al Señor!

No seas como Adán y Eva. No juegues con las cosas de Dios,


tomalas en serio. Amá a Cristo. Buscá Su palabra, porque so-
mos como la luz de la aurora que va en aumento hasta la luz del
mediodía perfecta del sol. Dios está tratándote para aumentar
a Cristo en vos. Sos débil, como todo el mundo. Pero tu debili-
dad es para recordarte que no confíes en los hombres, que tu
esperanza es Cristo. Llevá eso a la cruz y dependé del Señor. Y
si toda tu vida está yendo de victoria en victoria, no te llenes de
orgullo. Seguí dependiendo del Señor, buscándolo a Él, amán-
dolo a Él.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Qué versículo de La Biblia te da fuerzas?

• ¿Qué aspecto de Cristo se está formando en tu debili-


dad?

- 255 -
ÉL SE EXPRESÓ

Señor, nos paramos en fortaleza. Hay debilidades que nos


recuerdan que te necesitamos, que dependemos de vos.
Gracias por recordárnoslo porque el gobierno de nuestra
alma nos hace creer que podemos solos. Pero cada debilidad
nos recuerda ir a la cruz para pasar a la resurrección. En
este día nos volvemos fuertes y tu poder se fortalece en
nuestra debilidad. Vamos como David delante de Goliat. Se
burlarán de nosotros, se reirán de nosotros, pero iremos
en el Nombre de Jehová de los ejércitos. Iremos débiles,
tal vez con el cuerpo cansado como Moisés y Aarón; sin
embargo, iremos encendidos en el Espíritu. Señor, en
esta hora te pedimos perdón y llevamos a la cruz toda
distracción por tus cosas, por considerar tu Palabra como
algo más, por escuchar nuestras propias voces y por
buscar que nos resuelvas nuestros problemas. Cristo, te
amamos. Queremos que la espada de dos filos esté saliendo
continuamente de nuestra boca. No queremos ser una llama
ni ser luz ni ser gran luz; ¡queremos ser luz del sol! Que
Cristo se exprese en nosotros. En esta semana iremos donde
está Goliat, donde está Faraón, y declararemos victoria.
Porque somos débiles pero, aunque nuestro cuerpo exterior
se va desgastando, el interior se va renovando de día en día
y nos vamos transformando de gloria en gloria a la misma
imagen del Hijo amado. ¡Que Cristo crezca en nosotros!

En el Nombre de nuestro Señor, Jesús el Cristo, amén.

- 256 -
CAPÍTULO 12

LAS
CARGAS

- 257 -
LECCIÓN #1

FUIMOS LLAMADOS A
CARGAR A ALGUIEN

El plan de Dios es que todos nosotros tengamos revelación de


su Hijo, de Cristo. Y todo lo que Él hace en tu vida y en la mía
es para que conozcamos al Señor. ¿Para qué? Para que seamos
como Él. Todas las cosas que nos suceden Dios las usa para for-
mar a Cristo en nosotros. Dios usa todas las circunstancias, las
buenas y las malas, para bien en la vida de los que lo amamos.
Cuando Cristo se nos revela, Él crece en nosotros y empieza
a expresarse a través de nosotros. Entonces la Tierra es llena
de la gloria del Señor. Vos debés tener claro que fuiste creado
para conocer a Cristo y el centro de tu día y de tu vida tiene que
ser Él. Cristo crece, yo me vuelvo como el Hijo y Él se expresa a
través de mí. Cada día, decile:
Yo quiero conocer más a Cristo.

Leemos en Apocalipsis 1:10-11: Yo estaba en el Espíritu en el


día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trom-
peta, que decía: “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el

- 259 -
ÉL SE EXPRESÓ

último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete


iglesias que están en Asia”. El Señor le dijo a Juan: “Antes de
que Yo te muestre mi gloria, quiero que lo escribas y lo envíes a
las siete iglesias de Asia”. Y le da la dirección: Éfeso, Esmirna,
Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

Después de que Juan puede ver a Cristo (y esto me impactó),


vemos en Apocalipsis 2 y 3 que les habla efectivamente a esas
siete iglesias. Dios le pide a Juan que cargue con siete igle-
sias. Él tiene una tarea, una responsabilidad: cargar con siete
iglesias. Primera enseñanza: Dios nos llama a cargar gente.
Todos nosotros fuimos llamados a cargar a alguien. Todos
necesitamos que alguien nos cargue y todos necesitamos car-
gar a alguien. Dios lo carga y le encarga al apóstol Juan que él
cargue a las siete iglesias de Asia. El apóstol Pablo escribió: “Yo
cargo con todas las iglesias”; y les dijo a los Gálatas: “Yo cargo
con ustedes hasta que Cristo sea formado”.

Todos nosotros fuimos llamados a cargar a alguien


Cuatro amigos cargaron a un paralítico y lo llevaron hasta la
casa donde estaba Jesús. Y allí Cristo le dio el milagro. El após-
tol Pablo, que era un asesino, se convirtió con Cristo. Vio una
luz, se cayó y quedó ciego durante tres días; pero Dios le dijo
a Ananías: “No sabés nada de ese hombre, pero quiero que
vayas y le ores porque él me va ser útil”. Ananías cargó a Pablo.
Andrés fue uno de los primeros discípulos de Cristo. Él fue
donde estaba su hermano Pedro y le dijo: “Vení, encontramos
al Mesías”.

- 260 -
ÉL SE EXPRESÓ

Los cuatro cargaron al paralítico. Ananías cargó a Pablo. An-


drés cargó a Pedro. La mamá de Moisés cargó a su hijo. Todos
nosotros fuimos llamados a cargar a alguien.

Nunca sabemos a quién cargamos


Cuando Andrés trajo a su hermano Pedro a Cristo, le dijo que
habían hallado al Mesías. Pero jamás Andrés imaginó que
aquel a quien él estaba cargando iba a escribir un par de car-
tas del Nuevo Testamento e iba ganar a 8.000 personas para
Cristo inaugurando el avivamiento más grande de la historia
en Pentecostés.

Dios no te va decir a quién estás cargando, pero hay algo glo-


rioso en esa persona que se va soltar.
Cuando Ananías le oró a Pablo, jamás se imaginó que ese hom-
bre al que le oró iba a escribir trece epístolas del Nuevo Testa-
mento, a hacer cuatro viajes misioneros y a recibir la revela-
ción más gloriosa del Cristo resucitado. No imaginó que esa
persona conocida como Saulo de Tarso iba a hacer todo eso.
¡Vos no sabés a quién estás cargando!
Los cuatro llevaron al paralítico hasta una casa y, como no po-
dían entrar, hicieron un agujero en el techo y lo bajaron. ¡Y ese
hombre se fue caminando! Estos cuatro no se imaginaron que
iban a terminar haciendo un agujero y lo iban a ver caminar.
Cuando Moisés era un bebé y Faraón soltó un edicto de matar
a todos los hijos varones, su mamá lo protegió. Dice La Biblia
que lo dejó al costado del río y lo cuidó hasta que la hija de Fa-
raón lo encontró y decidió adoptarlo. Ella jamás se imaginó

- 261 -
ÉL SE EXPRESÓ

que ese bebé iba escribir Génesis, Éxodo, Levítico, Números


y Deuteronomio y a liberar a dos millones de judíos de Egipto.
Dios puso a ciertas personas bajo tu responsabilidad para que
los cargues, pero no te ha mostrado todo lo que ellos van a ha-
cer. Ni vos ni yo nos imaginamos lo que el Señor puede hacer
con la gente que estamos cargando.
Dios le pidió al apóstol Juan: “Tengo una tarea para vos: quiero
que escribas mi visión; pero no es para vos, sino para que car-
gues a estas siete iglesias”.

Cargar a alguien es llevarlo a Cristo


Cuando los cuatro cargaron al paralítico, ¡imaginate lo que
pesaba ese hombre! Lo cargaron entre cuatro y lo bajaron por
el techo. No es fácil cargar, pero quiero que sepas que todos
fuimos llamados a cargar a alguien, y Dios no te revela lo que
va a hacer con esa gente.
¿Qué significa cargar a alguien? Llevarlo a la Presencia de
Cristo. No es ir a comer juntos y subir fotos en las redes, ni
irnos de vacaciones juntos y pasarla bien, ni aconsejarlo. Vos
cargás a las personas que Dios te asignó, y a todos Él nos asigna
a alguien para que lo llevemos a la Presencia de Cristo.
Si vos estás cargando con tus hijos porque estás preocupado,
o estás cargando con tu pareja porque te preocupa, soltá esa
carga. La única carga que Dios te da es gente para que la lleves
a la Presencia del Señor. Tal vez sean tus hijos, o tus amigos, o
unos desconocidos. Pero tu única tarea es llevarlos a Cristo y
es una carga ligera que tenemos todos los hijos de Dios.

- 262 -
ÉL SE EXPRESÓ

Dios le dijo a Ananías: “Quiero que cargues a Saulo de Tarso”.


Cuando él llegó donde estaba Saulo, le dijo: “Hermano Saulo,
Dios me ha enviado porque tiene un propósito para tu vida y
te levanta para cosas grandes”. Ananías no se puso a hablar de
Saulo diciendo: “¡Qué loco que estabas, cómo matabas gente!
Contame un poquito”. No se puso a tomar un café y charlar,
sino que lo cargó a la Presencia de Dios.
Los cuatro que cargaban al paralítico, lo llevaron adonde es-
taba Cristo. Vos y yo tenemos que cargar gente y llevarlos a la
Presencia de Dios.

Andrés tenía un hermano llamado Pedro que era muy impul-


sivo. Lo llevó a Cristo. Tu única carga tiene que ser: “¿Cómo
llevo a mis padres o a mis hijos a Cristo? ¿Cómo llevo a mis
discípulos a un aumento de Cristo? ¿Cómo llevo a esta persona
a Cristo?”. El único objetivo que Dios te ha dado es que lleves a
alguien hasta la Presencia del Señor. Porque:
Nuestra única tarea es llevar a Cristo.

- 263 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• No sabemos a quién estamos cargando. ¿Alguna vez,


alguien te dijo: “Lo que me dijiste me hizo acercarme a
Dios, o conocer más de Cristo”? ¿Cómo sucedió?

• Dios no nos revela lo que va a hacer con la gente que


cargamos. ¿Te pasó que, después de hablarle de Cristo
a alguien, te enteraste de un milagro que el Señor hizo
en su vida?

- 264 -
LECCIÓN #2

NO DEJES CAER A LOS


QUE DIOS TE ASIGNÓ

No dejes caer a la gente que Dios te dio para que la cargues.


Imaginate si los cuatro que cargaron al paralítico hubieran
dicho: “¡Cómo pesás! ¡No aguantamos más! Bueno, no pode-
mos entrar en la casa, volvamos mañana”. Los cuatro no lo
soltaron.
Dios te ha asignado gente para que la cargues. ¡No la sueltes!
“Bueno, ya se lo dije, ya hice lo que tenía que hacer, ya está, no
hago nada más”… no sueltes a esa persona. Tu única carga es
llevarlo al Señor. No es preocuparte ni angustiarte por ella;
tampoco es salir a compartir ni aconsejarla (aunque esas cosas
son buenas). Esa no es la carga espiritual que Dios te dio.
Dios nos dio la carga con nuestros hijos, con nuestro esposo
o nuestra esposa, con nuestros amigos, y es llevarlos a la Pre-
sencia de Dios. Porque solo en la Presencia de Dios suceden
cosas gloriosas.

- 265 -
ÉL SE EXPRESÓ

Hay gente desconocida, que Dios te la va a dar para


cargar

Tal vez estás preocupado, preocupada, por tus hijos. ¡No lo


estés! “Yo tengo problemas porque mi hijo está en la droga”…
no te preocupes por eso. Tu oración tiene que ser: “Señor, me
asignaste a mi hijo y lo voy a guiar, le voy a sembrar tu Palabra
para llevarlo a la presencia del Señor”.
Ananías cargó a Saulo de Tarso porque fue y le oró y lo llevó a
Cristo. Saulo era un desconocido para Ananías y Ananías era
un desconocido para Saulo. Hay gente que vos no conocés que
Dios va a poner en tu camino, para asignarte que la lleves al Se-
ñor. Gente desconocida. Andrés cargó con su hermano Pedro
y lo trajo a Cristo. Hay familiares sobre quienes te preguntás:
“¿Para qué tengo este familiar? ¡No lo soporto!”. Sin embargo,
Dios lo colocó sobre tus hombros para que lo cargues y lo lleves
a la presencia del Señor. Hay amigos que están paralíticos en
el espíritu, que no se pueden mover. A esos amigos, Dios te los
dio para que los cargues y los lleves a la presencia del Señor.

Todo lo que te domina, lo vas a dominar


Vamos a detenernos ahora en la historia de los cuatro amigos
que cargaron, literalmente, a su amigo. Dice Marcos 2:3-12:
Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era
cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a cau-
sa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y
haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el pa-
ralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus

- 266 -
ÉL SE EXPRESÓ

pecados te son perdonados. Estaban allí sentados algunos de


los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: “¿Por qué
habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar peca-
dos, sino sólo Dios?”. Y conociendo luego Jesús en su espíritu
que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo:
“¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más
fácil, decir al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’, o
decirle: ‘Levántate, toma tu lecho y anda’? Pues para que se-
páis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para
perdonar pecados (dijo al paralítico): ‘A ti te digo: Levántate,
toma tu lecho, y vete a tu casa’”. Entonces él se levantó en se-
guida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de mane-
ra que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo:
“Nunca hemos visto tal cosa”.

¡Qué impresionante! Los cuatro cargaron a su amigo que no


tenía fuerzas. El paralítico representa a la gente que no tiene
fuerzas, que no puede caminar en la vida, que está detenida.
Nos enteramos que hicieron un agujero en el techo. Ahora,
Cristo estaba en la casa y del otro lado estaba la gente. Ellos hi-
cieron un agujero en el techo y bajaron al paralítico por ahí. ¿Y
dónde lo pusieron? En el medio. Lo ubicaron entre la gente y
Cristo. Los cuatro lo trajeron a la presencia del Señor y Jesús,
antes de darle fuerzas en los pies, le dijo: Tus pecados te son
perdonados. Es decir, que ministró al espíritu de ese hombre,
le habló al espíritu, le soltó el perdón y le dijo: Te digo que te
levantes, tomes tu lecho y te vayas.

- 267 -
ÉL SE EXPRESÓ

Este hombre se sanó y Jesús le dijo: “Toma tu lecho”. Lo que te


tomaba, ahora lo vas a tomar vos. Lo que te ataba, ahora lo vas
a atar vos. Lo que te dominaba, ahora lo vas a dominar vos. Lo
que te hundía, ahora vos lo vas a tomar en tu mano. Frente a lo
que te asfixiaba, ahora te vas a levantar en el nombre del Señor.
Antes te dominaba la droga, pero el Cristo de gloria te libera
y ahora vos vas donde están los adictos y les decís que ¡Cristo
sana, libera, prospera y bendice!
Antes caíste en depresión, pero ahora la vas a tomar vos de la
mano y vas a salir a ayudar y cargar a otras personas con de-
presión. Porque todo lo que te tomaba, ahora lo vas a tomar vos
en las manos en el nombre del Señor.

Todos nosotros tenemos que llevar a un aumento de


Cristo a los demás
Al ex paralítico, lo trajeron cargado sus cuatro amigos a la pre-
sencia de Dios… y se fue caminando solo. Toda persona que
lleves a Cristo, la verás caminar sola. Los hijos, las parejas, los
amigos, e incluso los enemigos, que llevemos a Cristo, los va-
mos a ver fuertes, sanos, caminando y diciendo: “Ya no necesi-
to que me cargues, Cristo hizo la obra en mí”. Al exparalítico lo
trajeron cargado y se fue caminando solo. Llegó con las fuerzas
de cuatro hombres, pero se fue con las fuerzas de Cristo sobre
él. Vino con las fuerzas humanas de sus cuatro acompañantes,
pero recibió las fuerzas del cielo y se fue caminando con las
fuerzas de Cristo.
Mucha gente está dependiendo de las fuerzas humanas y quie-
re quedarse ahí; pero vos y yo los vamos a llevar a quien les va a

- 268 -
ÉL SE EXPRESÓ

dar Sus fuerzas y los vamos a ver caminar solos. Profetizo que
verás a tus hijos caminar solos con las fuerzas de Cristo; que
verás a tus padres caminar solos con las fuerzas de Cristo; que
verás a tus amigos caminar solos con las fuerzas de Cristo. A
todos los verás en victoria. Porque, si los cargás, es solo para
llevarlos a la presencia de Dios.

Si cargo a alguien es solamente para llevarlo a la


Presencia de Dios
Los cuatro amigos no lo cargaron para ir a comer, ni para ir a
hacer un picnic, ni para ir a tomar sol; lo cargaron para llevarlo
a la presencia del Señor.
Dios nos asigna cargas a todos. Pero la única carga que tene-
mos no es que los demás estudien, ni les vaya bien en el trabajo,
ni tengan una linda familia, ni que los aconsejemos y resuel-
van sus problemas. Todo eso es noble y glorioso, pero la única
carga, responsabilidad y tarea que Dios nos da es que los lle-
vemos a Él para que Cristo crezca. Cuando bajaron al expara-
lítico, Jesús le dijo: “Te levantás y te vas”. Vos llevás a alguien
a Cristo y Él lo termina enviando. Vos llevás a alguien al Señor
y lo ves salir con las fuerzas del Señor a la ciudad, al trabajo, al
mundo. Ese hombre, con la camilla en la mano, se convirtió en
un testimonio viviente.
El Evangelio no es aprender unas enseñanzas de Cristo, es
vivir a Cristo. El cristianismo no es repetir unos lindos con-
ceptos, es vivir a una Persona. Es llenarnos de Cristo, amar a
Cristo, experimentar a Cristo.

- 269 -
ÉL SE EXPRESÓ

Yo, en todos estos años en el pastorado, conocí a personas que


saben La Biblia de tapa a tapa, pero no han experimentado a
Cristo. Vos debés tener una experiencia interna personal con
Cristo.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Estás cargando a alguien desde hace un tiempo? ¿A


quién? Esa persona es tu asignación.

• No elegimos a quién cargar. ¿Alguna vez te sucedió


que tuviste que orar por alguien que te hizo mal, o no te
caía para nada bien?

• Cargar a alguien es solamente llevarlo a Cristo. ¿Al-


guna vez, cuando le hablaste de Cristo a alguien, se
complicó la charla con muchas explicaciones?

- 270 -
LECCIÓN #3

TODO EL QUE CAMINA, ES


PORQUE HUBO ALGUIEN QUE
CARGÓ A ESA PERSONA

El exparalítico salió cargando lo que lo cargaba antes a él, to-


mando lo que lo había tomado a él. Y salió para dar testimonio.
Todo lo que camina, lo que funciona, en la vida de una persona
es porque hubo alguien que la cargó. Cuando ves a alguien ca-
minando con las fuerzas de Dios, es porque hubo alguien que
cargó a esa persona.

El Reino del Señor funciona así: todos cargamos a alguien


para llevarlo a Cristo, para que Cristo los envíe. A mí me cargó,
y me carga, gente que me lleva a Cristo. A Alejandra la cargó, y
la carga, gente que la lleva a Cristo. Y nosotros cargamos a ami-
gos, a familiares y a desconocidos para llevarlos a Cristo, para
que Él les diga: “Tomá tu lecho, yo te doy mis fuerzas. Hasta
acá dependiste de los demás, pero, a partir de ahora, yo te hago
fuerte para que vos cargues a otros”. Todo lo que funciona en tu
vida y en la mía, es porque alguien nos cargó.

- 271 -
ÉL SE EXPRESÓ

Los testimonios que recibimos de quienes hicieron la “carta


de honra” son maravillosos. El que te predicó te cargó. El que
te regaló un mensaje o una prédica te cargó. El que te soltó una
revelación te cargó. Todo lo que funciona en nuestra vida es
porque Dios designó a alguien para que nos cargue y provoque
un aumento de Cristo.

El exparalítico empezó mal, pero terminó bien


Al exparalítico lo bajaron por el techo, pero él salió por la puer-
ta. Empezó mal, pero terminó bien. No hay que empezar por
el techo, hay que empezar por la puerta. Él empezó por el lugar
incorrecto, pero se fue por el lugar correcto. No importa cuán
mal hayas empezado, ¡vas a terminar bien! Si empezaste algo
mal, te digo de parte del Señor que hoy vas a terminar bien la
carrera. ¡Vas a salir por la puerta!
Toda la multitud que estaba en la casa, que no dejó entrar a los
cuatro amigos, aunque le habrán dicho: “Pero este paralítico
viene a buscar un milagro”, no recibió nada. En cambio, este
hombre cargado por cuatro valientes, fue sano y salió cami-
nando. Ellos lo cargaron y le dijeron: “Tranquilo, no te solta-
mos hasta llevarte a Cristo”. No sueltes a tus hijos, no sueltes
a tu pareja, no sueltes a tus padres, no sueltes a tus discípulos,
no sueltes a los desconocidos… hasta que Cristo los toque, los
sane y los veas caminar y salir por la puerta. Me imagino a toda
la gente murmurando y al hombre saliendo con la camilla en el
brazo y diciendo: “Permiso, por favor”.
¿Sabés cuál es el mensaje de Cristo?

- 272 -
ÉL SE EXPRESÓ

La gente que camina con las fuerzas de Dios entra por el te-
cho, pero sale por la puerta.
No importa cómo empieces, sino cómo vas a terminar. El ex-
paralítico era una carta viviente donde iba. Dios te va hacer
una carta viviente y el que te mire verá un cambio extraordi-
nario. Todos verán a un Cristo glorioso que sale por tus manos,
por tu boca, por tu cuerpo, por tu fuerza. Todos dirán: “No
cabe duda de que lo hizo el Señor”. Cuando este hombre se fue
caminando, nadie dijo: “Parece que hizo un poco de ejercicio
y logró caminar”. Ellos lo miraban caminar y decían: “¡Fue
el Señor el que hizo el milagro!”. Dice el pasaje de Marcos al
final: Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho,
salió delante de todos, de manera que todos se asombraron,
y glorificaron a Dios, diciendo: “Nunca hemos visto tal cosa”.
Declaro que la gente que te vea dirá: “Eso que te está pasando
no lo vi nunca; esa prosperidad que tenés, no la vi nunca; esos
hijos que tenés, no los vi nunca; esa fuerza que tenés, no la vi
nunca”.
Y Jesús dijo: “Acá se terminó la prédica”. La prédica fue: tenés
que cargar a alguien. Todos nosotros fuimos llamados a car-
gar a alguien. Pero cargar no es preocuparse ni angustiarse
ni aconsejar. Todo eso es lindo, pero nuestra única carga es
llevarlos a Cristo, a conocer y amar más al Señor, a que Cristo
crezca.

Estimado Juan, le dijo la voz que le habló, antes de que te


muestre mi gloria, quiero que lo escribas: vas a cargar con
siete iglesias. Dios te va a designar a una persona, o a cinco

- 273 -
ÉL SE EXPRESÓ

personas, o a diez personas, para que los cargues y los lleves


a Cristo. En Apocalipsis 2 y 3, vemos que Juan ahora le envió
una carta a cada iglesia. Por ejemplo, a la segunda iglesia le
dijo: “Les habla el Alfa y la Omega”; y a otra iglesia le dijo: “Les
habla el que tiene ojos como llamas de fuego”. Toda la visión
que Juan tuvo se las compartió a las siete iglesias. ¿Sabés qué
estaba haciendo Juan? Los estaba llevando a Cristo.

Dios no te pone gente extraordinaria


para cargarlas

Dios no te va a asignar gente extraordinaria. No vas a decir:


“Yo cargo con ellos porque nos llevamos bien y somos buenos
amigos”. El Señor te va a poner en tu camino a los Saulos de
Tarso que te dan miedo; a los Pedros impulsivos que son difí-
ciles; a los bebés débiles como Moisés; a personas que pesan
mucho y no se pueden mover, porque han sido heridos en la
vida. Cargalos, no los sueltes. A todos nosotros, alguien nos
cargó y nos sigue cargando y llevando al Señor para que noso-
tros podamos cargar a otros.
Te invito a pensar, cuáles son las personas que Dios te asignó.
No aquellas con las que te llevás bien y querés mucho.

¿Cuál es la gente que Dios te asignó?


Quizás sean familiares, o compañeros de trabajo, o incluso
enemigos. Si Dios te los asignó, cargalos e intercedé por ellos.
William Carey decía: “Cuando te venga un nombre a la cabeza,
orá por esa persona. No lo dudes ni lo dejes pasar porque, tal

- 274 -
ÉL SE EXPRESÓ

vez, en esa oración Dios la esté librando de un accidente o de


algo malo”. Eso me impactó. Orá por todos los nombres que se
te crucen por la cabeza, por todas las personas que conocés. No
es casualidad. Dios te los dio para que los cargues y los lleves
al Señor. Nuestra mayor alegría es ver a la gente caminar, pero
no con nuestras fuerzas, sino con las fuerzas de Cristo. Y sal-
dremos al mundo para que todos digan: “Nunca vimos
tal cosa”.

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Cuál es la gente que Dios te asignó? Haz una oración


por ellos.

• ¿Alguna vez te vino el nombre de alguien a la cabeza?


¿Quién era? Orá por esa persona.

Padre, te damos gracias por esta hora en el nombre de Jesús


de Nazaret. Hay gente que hoy está apartada y Dios te
dice: “Quien te invitó a la reunión, quien te regaló ese libro,
te cargó para que vuelvas a Cristo”. Si estás apartado, o
si nunca recibiste a Cristo en tu corazón, ahí donde estás,
decile: “Señor, vuelvo a Cristo”. Si has perdido tu comunión

- 275 -
ÉL SE EXPRESÓ

con Dios, si has dependido de la fuerza de los demás, ahí


donde estás, decí: “Me vuelvo a Cristo, me vuelvo a Cristo,
me vuelvo a Cristo”. Declaro que hoy nos levantamos y nos
vamos caminando con fuerzas sobrenaturales. Declaro,
Señor, que vas a crecer en nosotros y todo lo que nos
dominaba y nos oprimía ahora lo tomaremos en la mano.
Declaramos victoria sobre todo lo que nos controlaba y
nos comprometemos a cargar gente hasta el último día de
nuestra vida. Pero no para preocuparnos y angustiarnos,
sino solo para llevarlos a Cristo, para sembrarles a Cristo,
para hablarles más de Cristo, para adorar más a Cristo.
Creemos que se levantan los Pedros que van a ganar a miles
de personas; que se levantan los exparalíticos que serán
un testimonio viviente de la fuerza de Dios; que se levantan
los Moisés que liberarán a millones de personas; que se
levantan los Saulos, los Pablos, que van a escribir la nueva
historia de nuestro país y del mundo hispano.

En el nombre de Jesús lo declaramos, amén.

- 276 -
CAPÍTULO 13

FORTALEZA
INTERIOR

- 277 -
LECCIÓN #1

ESTOY EN EL ESPÍRITU

Todo en el mundo de la fe funciona en el espíritu, con minúscu-


la. Tu espíritu, el espíritu humano. Por eso es que necesitamos
adorar en el espíritu. Dice La Biblia que Dios busca adoradores
que lo adoren en espíritu. El apóstol Juan pudo ver la gloria del
Señor. En Apocalipsis 1:10 dice:

Yo estaba en el espíritu en el día del Señor y oí detrás de mí


una gran voz.

No podemos adorar con la mente o con el cuerpo; tenemos que


adorar, primero, en el espíritu. También tenemos que orar en
el espíritu. Pablo escribió: “Orando en todo tiempo con toda
súplica en el espíritu”.

Tengo que adorar en el espíritu, orar en el espíritu,


servir en el espíritu

Leemos en Romanos 1:9: Dios me es testigo, a quien sirvo en


mi espíritu.

- 279 -
ÉL SE EXPRESÓ

Vos no tenés que servir en tus fuerzas, sino en el espíritu. Mo-


vete en el espíritu.
Juan el Bautista, dice La Escritura, crecía y se fortalecía en el
espíritu. En el Reino de Dios todo es en el espíritu, con minús-
cula, porque se refiere al espíritu humano.
Entonces yo tengo que orar en el espíritu, leer La Biblia en el
espíritu, hablar en el espíritu, servir en el espíritu, adorar en el
espíritu. Todo eso me hacer ser espiritual. Todo lo tengo que
hacer en el espíritu.

¿Cómo sé que estoy haciendo las cosas en el espíritu?


Nosotros somos tierra y Cristo es la semilla. Todos nosotros
somos suelo, tierra.
Imaginemos una línea horizontal, lo que está por debajo es la
tierra que nos representa. Cristo, que es La Palabra, es como
una semilla que tiene que caer dentro de la tierra. Ahora, la
semilla está en la tierra que es nuestro espíritu.

Tu espíritu es aquello que está dentro de vos. Es el nuevo ser


que Cristo creó. Y este solo se fortalece, se alimenta y crece con
Cristo. La única comida de tu espíritu es Cristo. No se alimen-
ta de nada más.
Podés escuchar buena música, pero que no llegue a tu espíritu.
Porque la buena música llega hasta la línea del cuerpo-alma.
La música no llega al espíritu. Todo lo que vos estudiás no llega
a tu espíritu, sino a tu cuerpo-alma; y queda en tu mente o en
tus emociones (en tu cuerpo). Solo las palabras de Cristo llegan
a tu espíritu.

- 280 -
ÉL SE EXPRESÓ

Tu espíritu es la suma de todas las palabras de Dios


que vivimos a diario

Entonces, somos suelo, somos tierra. Y nos tenemos que llenar


de las palabras de Cristo, de la presencia del Señor.

La Palabra se va a revelar en tu interior y a cambiar tu vida.


Cuando yo escucho un mensaje o leo La Biblia, eso es la semilla
que va directamente al interior de mi espíritu.
¿Qué sucede si no pasa a mi espíritu? ¿Dónde queda? Sobre la
tierra-alma.
Entonces uno puede escuchar un mensaje o leer La Palabra y
que no se plante en el espíritu; queda solo en el alma-cuerpo,
en la superficie, y no somos transformados.

Escuchar o leer La Biblia no nos cambia; La Palabra tiene que


ser plantada en tu espíritu.

Mucha gente lee La Escritura, adora, escucha música de ala-


banza y a diferentes predicadores, se congrega e, incluso, par-
ticipa de un equipo Zoé; pero las palabras que reciben quedan
en la superficie y nada sucede. La Palabra opera solo si entra en
nuestro espíritu. Podemos decir “¡amén!”, “¡gloria!”, “¡santo!”
levantando las manos, pero que esa semilla quede en la super-
ficie. La Palabra tiene que ser plantada en el espíritu para que,
entonces, podamos adorar en el espíritu, servir en el espíritu,
orar en el espíritu.

- 281 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Alguna vez, una palabra que habías escuchado mil


veces con el alma se te reveló y te impactó en el espíritu?
¿Recordás cuál fue?

• ¿Qué promesa de Dios guardás en lo profundo de tu


espíritu?

- 282 -
LECCIÓN #2

QUIERO QUE LA PALABRA SE


PLANTE EN MI ESPÍRITU

Sabemos que La Palabra ha sido plantada cuando sentimos


que nuestro corazón arde. Cuenta la historia bíblica que un
día domingo había dos personas yendo hacia su casa. Ellas
sabían que Cristo había muerto y que los sacerdotes se habían
complotado con los romanos en su contra… sabían todo, pero
estaban tristes. Debían caminar once kilómetros hasta la
ciudad de Emaús. Entonces se les apareció Cristo resucitado,
pero ellos no se dieron cuenta de que era Él. Al verlos, Jesús les
preguntó:
—¿Qué están hablando? ¿Por qué están tristes?
—¡Cómo! ¿No te enteraste? Jesús fue llevado a la cruz. Noso-
tros pensábamos que nos iba a salvar.
Y Cristo les empezó a citar Las Escrituras: “¿Pero ustedes no
leyeron en Génesis y Éxodo que tenía que venir el cordero?”. Y
cuenta La Biblia que estas dos personas ardían en su corazón
al escucharlo.

- 283 -
ÉL SE EXPRESÓ

¿Qué significa arder? Tener pasión, exclamar “¡wow!”. Ardés


cuando algo te impacta, cuando te alegrás de escuchar una
palabra, cuando tenés ganas. Ahí mismo, cuando tu corazón
arde, es que La Palabra se te plantó en el espíritu.

Cuando se sentaron a comer, Cristo partió el pan y se los dio;


entonces lo vieron, pero Él desapareció. Ellos decían: “¡¿No
ardía nuestro corazón?!”. Arder es la pasión, el anhelo, el de-
seo, las ganas.

Yo soy un coleccionista de Cristo

Otra forma de comprobar que una palabra se ha plantado en


nuestro espíritu es que seamos coleccionistas. Necesitamos
ser coleccionistas de Cristo.

Hace un tiempo visité la casa de un periodista muy famoso


para grabar un programa. Cuando terminamos, le pregun-
té: “Vos sos coleccionista, ¿no?”. Y me llevó a una habitación
enorme. El cuarto estaba lleno de colecciones de juguetes y
revistas. Me comentó: “Esto no es nada, vení a esta otra habi-
tación”. Entonces me guió hasta un lugar más grande donde
tiene todos los juguetes que venían en los chocolates Jack. ¡Dos
colecciones completas!

Un coleccionista pasa horas con sus colecciones, es metódico.


Va a los sitios donde sabe que hay intercambio y posibilidad

- 284 -
ÉL SE EXPRESÓ

de compra. Es una persona apasionada que invierte tiempo y


dinero en su colección, que es su orgullo.
Cada uno de nosotros debe ser un coleccionista de Cristo. De-
sarrollemos mentalidad de coleccionista y aprendamos de Él.

Dice Mateo 13:44: Además, el reino de los cielos es semejante


a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla,
y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que
tiene, y compra aquel campo.

Un hombre común, como vos y yo, iba caminando y, de pronto,


en un campo (en esa época no había bancos y la gente escondía
sus bienes en la tierra) se encontró un tesoro perdido.
Entonces lo escondió, fue y compró el campo. Eso representa
la salvación. El tesoro es Cristo. Todos nosotros nos encon-
tramos “de casualidad” con Cristo. Alguien te habló de Cristo
y vos no sabías que Él era “el tesoro”, que Él era todo para tu
vida, que Él murió en la cruz y nos perdonó. De pronto, to-
dos nosotros tropezamos con Cristo y le entregamos nuestra
vida. Así, “de casualidad”, nos tropezamos con el Señor. Pero
no queríamos el campo, queríamos el tesoro (Cristo) y que este
viviera en nuestro corazón.

Soy un coleccionista de perlas preciosas

Al terminar esta parábola, Jesús enseñó otra. Los vv. 45-46


continúan diciendo: También el reino de los cielos es seme-
jante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo

- 285 -
ÉL SE EXPRESÓ

hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y


la compró.
El primer hombre, un hombre común, se tropezó con el tesoro.
Vendió todo y lo compró. Pero ahora, Jesús habla de un merca-
der, un coleccionista, un comerciante, un negociante, que salió
a buscar. No es un hombre común que se encontró algo, sino
un buscador de buenas perlas.
Las buenas perlas son las características de Cristo. Cada ca-
racterística, cada palabra de Cristo, es una perla preciosa que
necesitamos salir a buscar y encontrar. ¡Y tenemos que dar
todo para tenerla! No te conformes con el tesoro de la salva-
ción, convertite en un buscador de perlas preciosas.

En mi biblioteca personal, tengo unos 2.500 libros sobre Cris-


to. Y los leo, los leo, los leo, y busco. Busco las perlas preciosas
del Señor. Y cuando encuentro una, digo: “Esto vale más que
todo lo que tengo hasta ahora”. Finalmente, cuando tenemos
la perla con nosotros, ¿qué tenemos que hacer? “Venderla”. Se
la damos a alguien porque, siempre que damos, algo ganamos.

Cada vez que vos aprendés algo de Cristo, una perla preciosa
de Él, y se la das a alguien, Dios te añade más recursos para
seguir buscando.

Este mercader juntaba buenas perlas, pero fue sorprendido


porque no encontró una perla buena, sino una perla preciosa.
Él se dijo: “Debo tener esta perla, tiene que ser mía”. ¿Por qué
la anhelaba? Porque, como es por dentro, es por fuera.

- 286 -
ÉL SE EXPRESÓ

Alegría interna, alegría externa. Si la semilla, que es Cristo, se


te plantó, tendrás fuerza interna. Y al que tiene fuerza interna,
nada externo lo derriba.

¿Estás débil externamente? Es porque estás débil interna-


mente.
¿Estás herido externamente? Es porque estás herido interna-
mente.
¿Necesitás que te motiven, que te alienten? Es porque estás
desmotivado internamente. Tu problema no está afuera; tu
problema está adentro.

Buscá la perla preciosa de Cristo. Sé un buscador, dedicate a


buscar, a aprender una palabra de Cristo para vivirla, para ex-
perimentarla.

Todas las palabras, las perlas preciosas, que ames y sumerjas


en tu espíritu te fortalecerán por dentro. Y, como es por dentro,
es por fuera. Si por dentro estás fuerte, por fuera estarás en
victoria. Si por dentro estás lleno, por fuera estarás satisfecho.
Si por dentro estás ungido, por fuera nada te va a derribar.
Nunca nuestro problema es el afuera; siempre nuestro pro-
blema es el adentro.

- 287 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Recordás alguna experiencia espiritual que hayas


vivido donde sentiste que ardías en tu espíritu?

• Compartí algo sobre Cristo que te haya llamado mu-


cho la atención: alguna perla preciosa de Él.

- 288 -
LECCIÓN #3

CUANDO LA PALABRA SE PLANTA,


NOS DA VELOCIDAD DIVINA

Todas las perlas preciosas, las revelaciones de Cristo, que in-


troduzcas en tu espíritu te darán velocidad divina. En el
sermón del monte, La Biblia nos cuenta que había unas 10.000
personas. Jesús miró a sus discípulos y les dijo: “Denles de
comer”. Felipe le respondió: “Señor, ni un año de salario nos
alcanzaría para darles de comer a todos”. Jesús entonces les
pidió: “Denme los panes”. Dio gracias y, en un minuto, hizo lo
que habrían tardado un año en hacer.

En la boda de Caná, alguien dijo: “No hay más vino, se acabó”.


De modo que Jesús les pidió: “Llenen las tinajas de agua”. Y el
agua se transformó en vino. Cuando el jefe de los mozos lo pro-
bó, dijo: “Este es un vino excelente. ¿Por qué dejaron el buen
vino para el final?”. Un buen vino necesita veinte años de añe-
jamiento para ser uno de los mejores. Por eso, cuando Cristo
se planta en tu corazón, lo que tardabas veinte años en lograr,
Dios lo hace en minutos.

- 289 -
ÉL SE EXPRESÓ

Cuando Cristo es plantado, se abren y se cierran


puertas

Cada vez que yo encuentro una perla preciosa de Cristo y


aprendo algo del Señor, hay puertas de bendición que se abren
y puertas de maldición que se cierran. Dios cerrará todo lo que
no sirva en tu vida.

José estaba en la casa de Potifar y la esposa de este hombre


intentó seducirlo. Pero él se negó y huyó. Luego de este hecho,
ella lo acusó falsamente y terminó preso. ¿Te preguntaste qué
habría sucedido en la historia de José, si él hubiera cedido al
requerimiento de esta mujer? Habría caído y no habría sido
llevado al palacio. No habría sido capaz de interpretar los sue-
ños de Faraón y millones de personas de su pueblo habrían
muerto de hambre. Gracias a José, millones de personas fue-
ron alimentadas.

Dios cerrará las puertas de maldición y abrirá las puertas de


bendición.

Las perlas preciosas son la verdad, no la realidad

Esas perlas preciosas son la verdad. Cristo es la verdad.


Nosotros no hablamos la realidad, lo que nos sucede, sino la
verdad que es Cristo. A la realidad, le soltamos la verdad. La
verdad es una semilla que es Cristo y se la sembramos a la rea-
lidad. Si tenés conflictos con tu hijo, no declares maldición

- 290 -
ÉL SE EXPRESÓ

sino bendición. No hables la realidad sino la verdad: “Cristo


crecerá en su vida y será un hombre de Dios”.
No hables la realidad, hablá la verdad que es Cristo. Declara-
les a tus circunstancias: “Mi Dios suplirá todo lo que necesito
conforme a sus riquezas en gloria. Diga el débil: fuerte soy”.

A tu debilidad, sembrale la fortaleza del Señor. Las personas


que no tienen a Cristo hablan la realidad, todo lo que ocurre
a diario; pero, si vos sos un coleccionista de perlas preciosas,
Cristo saldrá de tu vida y hablarás la verdad: “Somos más que
vencedores; mayor es el que está en mí que el que está en el
mundo; voy a lograrlo porque todo lo puedo en Cristo que me
fortalece”.
Cuando buscás de Cristo, todas las ideas se ordenan.

- 291 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• ¿Qué actividad pudiste realizar en tiempo récord,


cuando dejaste que Cristo interviniera?

• ¿Qué puerta sobrenatural que no esperabas se abrió


en tu vida?

• Pensá en algo de tu realidad que sea difícil y, en lugar


de compartirlo, declará una verdad de Cristo para esa
situación.

- 292 -
LECCIÓN #4

EL ENEMIGO Y CRISTO

Leí un libro de uno de los pastores de la iglesia del pastor


Moody, un gran teólogo. Es la obra más extraordinaria de
guerra espiritual y demonología. En el prólogo, dice que sus
páginas contienen “una demonología sana”. Me llamó la aten-
ción leer eso. Y el Señor me habló: “Ese hombre sabía el lugar
que ocupa el diablo. ¿Sabés por qué? Porque conocía a Cristo”.
Cuando una persona tiene a Cristo y lo busca, no quiere ver al
diablo.
Kurt Koch fue un pastor alemán, el número uno experto en
demonología, que escribió Ocultismo y cura de almas y Entre
Cristo y Satanás, entre otros libros. Cuando estaba a punto de
fallecer, le preguntaron: “Si volviera a empezar, ¿qué cambia-
ría de su vida?”. Y él respondió: “Pasaría más tiempo estudian-
do a Cristo, buscando a Cristo, y no tanto al enemigo”.

Cuando buscás a Cristo, el mundo profético se ordena. Todo


(las ideas, la familia, los negocios, la guerra espiritual) se co-
mienza a ordenar. Cristo es como el centro de una rueda donde
todos los otros temas son sanados y están balanceados. No

- 293 -
ÉL SE EXPRESÓ

busques equilibrar tus asuntos. Colocá a Cristo en primer lu-


gar. Sé un buscador de perlas preciosas porque estas te darán
armonía en tu antropología, en tu cosmología, en tu guerra
espiritual, en las ideas que tengas sobre la cultura, la política,
etc.

Solo disfrutarás de una sana armonía, si Cristo es


el centro

Cristo tiene que ser el centro. Por eso, buscá Sus perlas. Hablá
de Cristo y tendrás velocidad divina, las puertas negativas se
cerrarán y las puertas bendecidas se abrirán. Todo se aclara
cuando Cristo es el centro de tu corazón. Cuando Cristo sea
revelado en tu espíritu, todas las palabras habitarán en tu co-
razón. Ubicá a Cristo en primer lugar y permití que Él sea el
centro de todo. Compartí con los demás lo que aprendiste del
Señor. Cuando lo hagas, Él te dará aumento y ganancia. Ten-
drás aumento de alegría, de fuerzas, de gozo, para poder ir en
busca de nuevas perlas. Te transformarás en un coleccionista,
un apasionado de Cristo.

Una visión

En una visión el Señor me mostró que, mientras estábamos


reunidos, el techo se volaba y una luz blanca salía hacia arriba
e iluminaba todo nuestro país. Y Dios me habló: “Bernardo y
Presencia de Dios, prepárense porque voy a quitar todos los
techos y voy a soltar mi luz como jamás nadie la ha visto. Pero

- 294 -
ÉL SE EXPRESÓ

búsquenme con todo su corazón”. Amarás al Señor tu Dios y


lo buscarás como un coleccionista.

A mayor presión, el que está preparado se multiplica

Mientras el pueblo judío estaba en cautiverio, cuanto más los


presionaban para trabajar como esclavos, más se multiplica-
ban y crecían. Porque, cuando la presión se aplica, el que está
preparado se multiplica. Cuando uno es un coleccionista de
perlas de Cristo, siempre está listo para multiplicarse, para
recibir la bendición y el llamado.

Los dos peregrinos de Emaús iban caminando cuando Jesús


les empezó a hablar. Ellos sabían que Él había muerto, pero
solo tenían semillas en la superficie. Cuando hablamos mal los
unos de los otros, estamos plantados en nuestras emociones y
nos mantenemos en la superficie. En cambio, cuando disfruta-
mos del Señor y somos buscadores sin horarios ni condiciones,
La Palabra entra en nuestro espíritu, somos transformados y
crecemos. Los dos caminantes, continúa diciendo la historia,
al reconocer al Señor, dijeron: “¡Esto hay que compartirlo!”, y
fueron a contárselo a los apóstoles. Mientras estaban reuni-
dos, el Señor traspasó el lugar y entró.

- 295 -
ÉL SE EXPRESÓ

PREGUNTAS PARA COMPARTIR:

• Buscar las perlas siempre nos trae aumento y ganan-


cia. ¿Fuiste prosperado después de declarar una pala-
bra que Dios te dio?

• Estamos llamados a compartir bendiciones. ¿Cómo


estás compartiendo las bendiciones que Cristo añadió
a tu vida?

Te invito a hacer esta oración:

Señor queremos ser buena tierra, ser coleccionistas de


perlas preciosas. Aprender de Cristo. Disfrutarlo. Buscarlo.
Verlo más a Él que a nosotros. Estar más con Él y menos
con la gente. Amar Su palabra, amarte a Vos. Declaramos
que Cristo ha sido plantado en nuestros corazones, que ya
no somos la persona que compró el tesoro; ahora somos
buscadores de perlas preciosas.
Te amamos, Señor. Enciéndenos en tu fuego, en tu pasión.
Todos, en Presencia de Dios, somos coleccionadores de
Cristo.

- 296 -
ÉL SE EXPRESÓ

Solo Cristo basta.


Solo con Cristo es más que suficiente.
¡Amén y amén!

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