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CANNABIS MEDICINAL:

MITOS Y REALIDADES
Dr. Federico Pavlovsky
Médico Psiquiatra, Magíster de Psiconeurofarmacología, Fundación Favaloro
Docente Adscripto de la Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires
Fundador del Capítulo de Psiquiatras en Formación, Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA)

Dra. María Celeste Romero


Médica Psiquiatra
Exbecaria del Programa de Actualización de Neurociencias (UBA-INEBA)
Integrante del Capítulo de Psiquiatras en Formación, Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA)

Dr. Pablo Sanz


Médico Especialista en Neurología
Magíster en Biología Molecular y Genética Médica de la Facultad de Ciencias Exacta, Farmacia y Bioquímica, Universidad de
Buenos Aires
Doctor en Medicina de la Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires
Docente Adscrito de la Cátedra de Neurología, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires

Dra. Rebeca Faur


Médica Concurrente de Psiquiatría, Centro de Salud Mental N.º 3 Dr. Arturo Ameghino

Lic. Brenda Triulzi


Diseño didáctico

Introducción
La planta Cannabis sativa, a menudo llamada cáñamo o marihuana, ha sido utilizada por
sus propiedades medicinales durante milenios para el tratamiento de una amplia gama de dolencias
médicas, además de las propiedades psicógenas que motivan su uso con fines recreacionales.
En la actualidad, se han aislado e identificado cerca de 400 compuestos naturales provenientes de
esta planta. Entre ellos, alrededor de 100 presentan una estructura química de tipo canabinoide, son
farmacológicamente activos y se los denomina fitocanabinoides.
En junio de 2016, la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología
Médica) realizó un informe sobre los usos terapéuticos de los canabinoides en el que se recabaron los
resultados obtenidos respecto a la eficacia y seguridad de su uso medicinal en 16 metanálisis y 2 estudios
observacionales, para el tratamiento de diversas afecciones, por lo general, crónicas o refractarias a
tratamientos convencionales, en pacientes de cualquier edad. En las consideraciones preliminares del
informe, se mencionan características del contexto actual en relación con la utilización
del cannabis medicinal:
“El cannabis, al contrario de otras sustancias naturales que también poseen un uso terapéutico
potencial, lleva asociado el estigma de su consumo lúdico y su consideración como droga de abuso. En la
actualidad, las drogas canabinoides disponibles comienzan a ser utilizadas en el tratamiento de diversas
enfermedades con la finalidad de aliviar sus síntomas. Sin embargo, su eficacia todavía permanece en
discusión. En este contexto, resulta necesario analizar desde una perspectiva científica, los datos clínicos
existentes que nos permitan obtener evidencias acerca de los beneficios y la seguridad de la utilización
terapéutica del cannabis o sus derivados”.
En los últimos años, se han sintetizado un gran número de nuevos compuestos que son capaces de
activar el sistema canabinoide endógeno, entre ellos:
• Nabilona (análogo sintético del THC).
• Dronabinol (preparación oral sintética a base de delta-9-THC-Marinol).
• Ácido ajulémico (compuesto sintético derivado del metabolito 11-carboxi-THC).
• Nabiximols (combinación de THC y CBD-Sativex).
• Levonantradol (canabinoide sintético análogo del dronabinol).

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No obstante, se encuentra en ascenso el conocimiento sobre las propiedades terapéuticas
del cannabis a partir del uso de la planta que hacen los pacientes frente a la falta de respuesta a los
tratamientos médicos convencionales. Ya sea a través del fumado o vaporización de la hierba, el uso
comestible de productos hechos con las flores o la ingesta diaria de bajas dosis de resina (preparada a
modo de aceite o tintura), cada vez son más las personas que utilizan cannabis en busca de un efecto
medicinal. Tal es así que, en varios países del mundo, los movimientos de usuarios consiguieron que
dicha actividad se regule para salir de la clandestinidad impuesta por las leyes de drogas.

❖ En nuestro país, el acceso al cannabis medicinal es restringido debido al costo,


burocratizaciones y la ausencia de productos efectivos. Sin embargo, los resultados obtenidos
por muchas familias que utilizan aceite de cannabis preparado en forma artesanal, alientan el
debate acerca del uso de la planta como fitoterapia complementaria a los tratamientos
tradicionales.

Esta Unidad didáctica se propone repasar este tema desde distintos puntos de vista.
Comenzaremos por reponer diversos usos terapéuticos del cannabis a lo largo de la historia. Luego, nos
detendremos en la actualidad de la regulación local y la experiencia en otras partes del mundo. Asimismo,
expondremos el asunto desde la perspectiva de la investigación, ejemplificando con la búsqueda de
evidencia en síndromes neurológicos popularmente difundidos como respondedores a los tratamientos
con cannabis o derivados. Por último, repasaremos usos clínicos en general.
Sin ánimos de agotar el tema, la principal invitación de este trabajo es generar esa inquietud
necesaria como paso previo a cualquier investigación en salud. El reclamo fuerte de los usuarios
de cannabis medicinal reside en el permiso legal de volver a la naturaleza en sistemas de salud
colapsados que no abastecen las necesidades individuales. Como médicos, nos toca ver el medicamento
más allá de la droga de abuso, un desafío que debemos asumir con responsabilidad y esmero.

Objetivos
➢ Compartir contenidos que contribuyan a la comprensión e investigación del uso medicinal del
cannabis.
➢ Fomentar la producción de pensamiento crítico y creativo que impulse nuevas líneas de acción.
➢ Promover un abordaje integral de la temática que nos compete.

RED CONCEPTUAL
CANNABIS MEDICINAL: MITOS Y REALIDADES
NOCIONES PRELIMINARES
CANABINOIDES Y SISTEMA ENDOCANABINOIDE
FARMACOCINÉTICA
RECORRIDO HISTÓRICO DEL CANNABIS TERAPÉUTICO Y SU PROHIBICIÓN
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL CANNABIS MEDICINAL
LA PROHIBICIÓN
REGULACIÓN DEL CANNABIS MEDICINAL EN LA ARGENTINA Y EL MUNDO
ARGENTINA: PROYECTO DE LEY
HOLANDA: “THE DUTCH MEDICAL CANNABIS PROGRAM”
ESTADOS UNIDOS: INDUSTRIA, DISPENSARIOS Y CAREGIVERS
CHILE: AUTOCULTIVO E INVESTIGACIÓN
EVIDENCIA MÉDICA PARA EL USO DE CANNABIS EN AFECCIONES
NEUROLÓGICAS
ESCLEROSIS MÚLTIPLE
EPILEPSIA / EPILEPSIA REFRACTARIA
ENFERMEDAD DE PARKINSON
USOS TERAPÉUTICOS MÁS DIFUNDIDOS DEL CANNABIS
DOLOR
CUIDADOS PALIATIVOS Y CALIDAD DE VIDA
NÁUSEAS Y VÓMITOS DEBIDO A QUIMIOTERAPIA

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ANOREXIA Y PÉRDIDA DE PESO
FIBROMIALGIA
GLAUCOMA
SALUD MENTAL Y CANNABIS: LA NECESIDAD DE INVESTIGACIÓN

Nociones preliminares
A continuación, se describirán los canabinoides y el sistema endocanabinoide. Posteriormente,
trataremos la farmacocinética.

Canabinoides y sistema endocanabinoide


Los canabinoides son sustancias que suelen tener una estructura carbocíclica con 21 carbonos. Están
formados generalmente por tres anillos:
• Ciclohexeno.
• Tetrahidropirano.
• Benceno.
Los principales fitocanabinoides son: el delta-9-tetrahidrocanabinol (THC) ̶el principal constituyente
psicoactivo de la planta de marihuana ̶, el delta-8-tetrahidrocanabinol, el canabinol (CBN) y el canabidiol
(CBD).
Otros canabinoides presentes en la planta son: el canabicromeno (CBC), canabiciclol (CBL),
canabigerol (CBG), monometileter del canabigerol (CBGM), canabielsoina (CBE), canabinodiol (CBND),
canabitriol (CBT), dehidrocanabifurano y canabicitrano, que aparecen en cantidades diferentes según la
variedad de Cannabis sativa valorada (Sociedad Española de Investigación sobre Canabinoides, 2002).

Fig. 1
Estructura química de los canabinoides naturales más importantes.

❖ Dada la elevada liposolubilidad de los canabinoides, durante años, se creyó que actuaban solo
sobre los lípidos de membrana. Sin embargo, con el tiempo, se descubrieron receptores
específicos que forman parte del sistema endocanabinoide. El propósito de este sistema parece
ser el de regular la neurotransmisión sináptica, con una amplia gama de posibles impactos

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fisiológicos entre los cuales pueden incluirse los ciclos sueño-vigilia, el apetito, la nocicepción,
memoria, termogénesis, dolor, inflamación y modulación de los ganglios basales.

El sistema endocanabinoide se encuentra compuesto por dos grupos de componentes


primordiales:
• Receptores endocanabinoides (acoplados a G)
• Ligandos lipídicos endocanabinoides
Los principales receptores endocanabinoides son: CB1 y CB2.
La estructura del primero de estos receptores fue establecida en 1990 y marcó el comienzo para la
comprensión actual del sistema (Mikuriya, 1969; Russo, 1998; Baron, 2015). Los receptores CB1 se
distribuyen ampliamente en todo el sistema nervioso. De forma más densa, en el hipocampo, los ganglios
de la base, el cerebelo y la médula espinal aferente dorsal. Más escasamente, en el tronco encefálico, la
médula espinal, el sistema nervioso periférico y algunos órganos. Los receptores CB2 se localizan
principalmente en los sistemas hematopoyético e inmunológico (Matsuda y cols., 1990; Baker y cols.,
2003; Croxford, 2003; Grotenhermen, 2003).
Los ligandos lipídicos endocanabinoides más comunes son:
• Araquidonil etanolamida (o anandamida)
• 2-araquidonilglicerol (2-AG)
Los endocanabinoides se sintetizan según sea necesario, en dianas postsinápticas, en respuesta a la
liberación intracelular de calcio resultante de la despolarización. Estos ligandos actúan sobre los
receptores endocanabinoides presinápticos, que a su vez resultan en una inhibición presináptica, a través
de una variedad de mecanismos, formando parte de un sistema que en su conjunto funciona como
un mecanismo de retroalimentación negativo (feedback negativo).

Farmacocinética

❖ La farmacocinética de cada producto será dependiente de la forma o ruta de administración y se


considerará, en especial, la vía inhalada (o fumada) y la oral. Sin embargo, ha habido alguna
investigación que explore la vía rectal, vaporizado-aerosolizado y entrega dérmico-sublingual.

En la forma de administración inhalada o fumada, el efecto pico ocurre 20 a 30 minutos después del
uso (con una duración de 45 a 60 minutos) y, por lo general, se resuelve a la línea de base después de 4
horas. La concentración plasmática máxima involucra que un solo cigarrillo de cannabis, que contiene
16mg o 34mg de THC, dará como resultado una concentración plasmática máxima de 84,3mg/L y
162,2mg/L, respectivamente.
El THC llega a la corriente sanguínea segundos después de la inhalación, con una concentración
plasmática máxima de 3 a 10 minutos después del inicio. La biodisponibilidad es del 10% al 35%, con
variabilidad basada en la cantidad inhalada por la aspiración en cuestión. La depuración conduce a que el
THC alcance niveles indetectables (<0,5mg/L) en una dosis de 16mg o 34mg, en un promedio de 7,2
horas y 12,5 horas, respectivamente. Sin embargo, la verdadera eliminación tarda mucho más, dado que
los componentes son liposolubles y se acumulan en el tejido adiposo del cual se liberan muy lento. Como
tal, la verdadera semivida de eliminación ha sido difícil de medir de forma confiable.
Ante la administración por vía oral, el efecto pico ocurre dos a cuatro horas después del uso (con
una duración de alrededor de dos a cuatro horas), en general con una absorción más lenta, un tiempo
más tardío hasta el pico de efecto y una concentración pico más baja comparada con dosis similares
inhaladas.
La concentración plasmática máxima implica que las dosis orales que contienen 20mg, 15mg y
2,5mg de THC son 4,4-11mg/L, 2,7-6,3mg/L y 0,6-12,5mg/L, respectivamente. La absorción es lenta y
errática, con una concentración plasmática máxima, por lo general, después de 60 a 120 minutos. La
depuración es extremadamente variable entre sujetos. En relación con el metabolismo y la excreción,
principalmente, el THC se metaboliza a 11-hidroxi-THC, que luego se metaboliza muy rápido a 11-nor-9-
carboxi-THC (THC-COOH), que no es psicoactivo. El metabolismo se produce a través de las enzimas
citocromo P450 2C9, 2C11 y 3A, y es, en esencia, hepático. La excreción es a través de heces (65% al

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80%) y orina (20% al 35%). Los metabolitos de una dosis única de THC son detectables en la orina
durante un promedio de tres a cinco días después del uso, aunque puede ser de hasta 12 días para los
usuarios poco frecuentes y hasta un mes para los habituales.

❖ En la actualidad, no es posible establecer la relación concreta entre los niveles específicos de


canabinoides, los efectos clínicos y los efectos secundarios.

En algunos casos, los pacientes experimentaron efectos clínicos de la marihuana a pesar de niveles
indetectables en su torrente sanguíneo. En consecuencia, hoy en día, la vigilancia de dichos niveles no
posee un valor clínico. Sin embargo, guarda un papel en los estudios de investigación para establecer los
niveles de sangre en relación con los efectos clínicos observados.
Todas las formas de cannabis atraviesan en forma rápida la placenta, aunque la vía oral alcanza
concentraciones más bajas en comparación con las formas inhaladas. El cannabis también se acumula en
la leche materna. Existe evidencia contradictoria sobre si la exposición intraútero conduce a déficits
cognitivos o del desarrollo.

Recorrido histórico del cannabis terapéutico y su


prohibición

➢ El cáñamo recibió su nombre científico a fines del siglo XVIII. En 1753, el naturalista sueco
Carlos Linneo describió, clasificó y catalogó a la planta que llamó Cannabis sativa, perteneciente
a la familia de las Cannabaceae. El término “cáñamo” se empezó a utilizar hacia el año 1000 d.
C. para designar a la fibra larga que se obtiene de dicha planta, la fibra textil más antigua, mejor
conocida y, hasta hace poco, la más utilizada a nivel mundial.

El cáñamo es uno de los cultivos más antiguos de la historia de la humanidad. El hombre y


el cannabis han tenido una relación muy estrecha a lo largo de miles de años. El cannabis se ha
utilizado y estudiado por diversas culturas para fines médicos, ritualísticos, nutricionales, religiosos y,
como materia prima de construcción y sobrevivencia.
Como dice Escohotado (2008), “los usos de cualquier droga se siguen de sus efectos”. En este
sentido, uno de los puntos que más confusión genera es equiparar la historia del cáñamo a la historia del
THC (tetrahidrocanabinol), su principal componente psicoactivo. Los arqueólogos, a lo largo de las
épocas, han descubierto semillas, tallos y cogollos de cannabis en casi todas las culturas. Aunque, en la
actualidad, varios estados contemplan distintos modos de regular el consumo de cannabis, tanto de su
uso recreativo como del medicinal, continúa siendo la sustancia ilícita más usada en el mundo.
El cannabis no fue la primera sustancia de abuso descubierta. Las personas bebían alcohol desde por
lo menos 6400 a. C. y se supone que la historia del opio es aún más antigua (8000 a. C.). El uso lúdico
del cannabis irradia desde el mediterráneo grecorromano hacia la Europa medieval y Medio Oriente.
Desde los días de Marco Polo, en una colección de historias conocida como Las mil y una noches, se
encuentran pasajes de embriaguez de hachís. Un médico portugués, Garcia Da Orta, fue quizá el primer
europeo, en 1563, que describió, de manera explícita, la psicoactividad del cáñamo de la India.
Para Escohotado, el efecto psicoactivo consiste en comenzar a captar los lados imprevistos en las
imágenes percibidas, el oído (en especial, la sensibilidad musical) aumenta, las sensaciones corporales
son más intensas, el paladar y el tacto dejan de ser rutinarios. Algunos experimentan viajes místicos que,
a veces, combinan sensaciones de muerte.
Escohotado describe una “polaridad básica”. Por un lado, las risas, la potenciación del lado jovial y
cómico de las cosas, así como de la arista erótica. Por otro, un elemento de aprehensión y oscura
zozobra, un sentimiento de gravedad, que Walter Benjamin llamó lucidez depresiva.

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❖ El cannabis es un poderoso relajante, de acción más rápida que el alcohol, que produce una
sensación de calma y da un hambre que hay que saciar.

En Francia, en 1830, el psiquiatra y hombre de literatura Moreau de Tours usó el cannabis (en forma
de hachís) como una herramienta para explorar lanaturaleza de las enfermedades mentales en el hospital
de Bicetre. Moreau le dio a esta droga un estatuto de instrumento de investigación científica (estudiar los
desórdenes morales que caracterizan la locura a través del uso del hachís) y de tratamiento. El hachís
daba acceso al “hecho primordial” que estaba, en su concepción, en el mismo origen de la locura. Al igual
que otros estudiosos de la psicopatología, buscaba el “grano de arena que trababa el engranaje
intelectual” en la psicosis. Luego de encontrar similitudes entre el soñar y la locura, a Moreau de Tours, le
pertenece la frase: “la locura es un sueño de un hombre despierto”.
El estudio de Moreau de Tours sobre el hachís constituye un antecedente de las experiencias que
realizaron diversos autores con posterioridad, buscando en las “psicosis experimentales” provocadas por
el LSD o la mescalina, un modelo de estudio para la esquizofrenia. Moreau formó un grupo de voluntarios
que accedieron a consumir la droga con el fin de ser observados, entre ellos famosos novelistas y él
mismo.
Este grupo de voluntarios dio lugar al Club des Hachischins, que se juntaba cada mes en una vieja
mansión de París y reunía a toda una serie de celebridades como Baudelaire, Balzac, Dumas, Flaubert y
Gautier. Moreau de Tours publicó sus descripciones en 1846 y recibió distinciones importantes por la
Academia de las Ciencias de Francia. También, investigó el efecto de la marihuana para tratar la
depresión, tal y como Robert Burton había sugerido en 1621 en su texto clásico Anatomía de la
Melancolía. Además, distinguió ocho tipos de síntomas en relación con la resina hachís:
• Sensación general de bienestar, comparable a la que precede a los delirios de ciertas
enfermedades mentales.
• Estados de hiperexcitación con sensibilidad general aumentada.
• Errores en lo que se refiere a las dimensiones de espacio y tiempo, por lo general, aumentos de
las dimensiones reales.
• Mayor agudeza del oído asociada a una gran sensibilidad por la música, con la particularidad de
que también los ruidos corrientes son sentidos como musicales.
• Presentación de ideas fijas que, a menudo, llegan a lindar con la manía persecutoria.
• Trastornos de la vida de los sentidos que se traducen, por lo general, en aumento de las
sensaciones ya existentes.
• Impulsos irresistibles.
• Ilusiones y alucinaciones.
Sin embargo, la historia de esta planta va mucho más allá de su poder psicoactivo y tiene un pasado
insospechado para muchos.
A continuación, daremos un repaso por los usos y costumbres de esta planta.

Antecedentes históricos del cannabis medicinal


El uso medicinal del cannabis comenzó alrededor del 2737 a. C., mucho después de ser utilizado por
primera vez como fibra. Este uso se originó en Asia Central y Oriental, junto con el lúpulo (Humulus
lupulus).
Hindú Kush es una amplia región montañosa y árida. También, se considera el origen geográfico del
género cannabis que, si bien se desconoce con exactitud, siempre se ha situado en esta región
montañosa de encuentro entre Europa y Asia. La región del Hindú Kush y el antiguo Turquestán Oriental
es el lugar donde se originó la subespecie Cannabis indica spp. afghanica (Vavilov, 1924) gracias a la
domesticación del hombre, que tradicionalmente la cultivaba para la extracción de su resina psicoactiva,
el hachís.
Desde hace miles de años, el cáñamo es uno de los medicamentos más versátiles que
disponemos. La primera información de su uso terapéutico procede de China y se halla en el Shen Nong
Ben Cao Jing, un herbario tradicional escrito en el siglo primero o segundo. El emperador Shen Nong
recetó el té de cannabis para el tratamiento de la gota, malaria, beriberi, reumatismo y la falta de
memoria.

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En China, la semilla del cáñamo se comía habitualmente y sus efectos psicoactivos ya por ese
entonces se habían descrito. Hua To, fundador de la cirugía en China (100 d. C.), utilizaba el cáñamo en
una mezcla con vino para anestesiar a los pacientes.
La primera referencia como droga psicoactiva aparece en el Pen Tsao Ching: “si se toma en exceso
producirá visiones de demonios (…) Durante largo tiempo, hace que uno se comunique con espíritus y
aligera el cuerpo”.
En el antiguo Egipto, se empleaba el cannabis para fumigar, como ungüento para tratar patologías
oftálmicas y como óvulo para aumentar las contracciones vaginales.
Para la cultura hindú, es una “planta de poder” y otorga facultades “extraordinarias”. En la India, en el
segundo milenio a. C., en el texto sagrado Atharva veda (colección de textos sagrados de autor
desconocido), consideraba al cannabis como una de las cinco hierbas sagradas para aliviar la ansiedad.
Era una de las pocas sustancias que se utilizaban para liberar la ansiedad en la cultura hindú, ya que el
uso de alcohol estaba sancionado. En contraposición a los dichos del famoso Harry Anslinger, que
señalaba al cannabis como fuente de violencia, la historia nos muestra que en la India, a los presos de
alta peligrosidad, se les hacía consumir cannabis para neutralizar su comportamiento hostil.
En Grecia y Roma, el cannabis se empleaba, de forma abierta, para fines de los más diversos, desde
droga ritualista para los funerales “que permitía cantar y bailar” hasta aplicaciones médicas como la
otalgia, para tratar la limitación articular, la gota y las quemaduras.
Galeno, en el siglo II d. C., observó los efectos gastrointestinales del cannabis y lo recomendó para
tratar el dolor y las flatulencias. También, como anestésico. Además, describió su potencial psicoactivo en
caso de ser consumido en exceso. Un uso obstétrico muy difundido fue como calmante de los dolores
relacionados con el parto.
En Arabia, los compendios médicos como el de Avicena, postulan al cáñamo útil como:
• diurético.
• digestivo.
• antiinflamatorio.
• antiepiléptico.

❖ La introducción efectiva del cáñamo en la medicina occidental se produce a mediados del siglo
XIX a través de las obras de William B. O’Shaughnessy, un médico irlandés, y por el libro de
Jacques-Joseph Moreau (de Tours), un psiquiatra francés.

O’Shaughnessy sirvió en la India (Bengalí) durante varios años y tuvo el primer contacto con el
consumo de cáñamo en este país. En 1893, publicó la obra Preparativos del cáñamo en la India. En su
libro, describió varios experimentos realizados en humanos, utilizando preparaciones de cáñamo para el
reumatismo, convulsiones, y sobre todo para los espasmos musculares producidos por el tétanos y la
rabia.
Moreau utiliza el cáñamo con un propósito diferente. En París, alrededor de 1840, decidió experimentar
de manera sistemática diferentes preparaciones del cáñamo. Primero, en sí mismo y luego, en los
estudiantes. Como resultado, publicó en 1845 el libro Del hachís y la alienación mental: estudios
psicológicos, siendo una de las descripciones más completas de los efectos agudos del cáñamo.
El uso médico de la sustancia se extendió desde Inglaterra hasta Francia, después a toda Europa y
luego a América del Norte. En América, se cree que el cáñamo llegó primero a América del Sur, en el
siglo XVII, a Brasil, mediante semillas traídas por esclavos provenientes de Angola. Se utilizaba
básicamente con un fin religioso, en particular, en el catimbo, un culto a las deidades africanas. En 1860,
tuvo lugar en Estados Unidos la primera conferencia clínica sobre el cáñamo, organizada por la
Sociedad Médica del Estado de Ohio.

❖ La marihuana fue el principal analgésico en América entre 1842 y 1900, año del descubrimiento
de la aspirina, y se estima que entre 1850 y 1937, el cannabis fue el medicamento más recetado
de la farmacopea americana.

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En la segunda mitad del siglo XIX, más de 100 artículos científicos se publicaron en Europa y Estados
Unidos sobre el valor terapéutico del cáñamo. El momento de mayor apogeo en el uso médico del
cáñamo se produjo a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Varios laboratorios
comercializaron extractos y tinturas de cannabis como:
• Merck (Alemania).
• Burroughs-Wellcome (Inglaterra).
• Bristol-Meyers Squibb (Estados Unidos).
• Parke-Davis (Estados Unidos).
• Eli Lilly (Estados Unidos).
Las indicaciones médicas a comienzos del siglo XX están resumidas en tres áreas:
• Sedante e hipnótico: contra el insomnio, el insomnio senil, la melancolía, la manía, el delirium
tremens, corea, tétanos, la rabia, etc.
• Analgésico: dolores de cabeza, migrañas, fatiga ocular, menopausia, tumores cerebrales, tics
dolorosos, neuralgias, úlcera gástrica, gastralgia (indigestión), tabes, neuritis múltiple, etc.
Durante el siglo XIX, los opiáceos comenzaron a disputar la hegemonía del cannabis en relación
con la analgesia. Al ser hidrosolubles, los opiáceos podían administrarse por medio de las
novedosas agujas hipodérmicas y, por lo tanto, proporcionaban un efecto analgésico muy rápido
y se tenía un manejo más preciso de la fabricación y dosis.
• Otros usos: para mejorar el apetito y la digestión, para la anorexia como consecuencia de
enfermedades agotadoras, neurosis gástrica, dispepsia, diarrea, etc.
Para 1860, la Sociedad Médica de Ohio redactó un informe enumerando un amplio rango
de condiciones médicas que se habían tratado con éxito mediante el uso de cannabis. Los médicos
prescribían cannabis en forma libre y se podía obtener en farmacias. Los preparados cannábicos
(tinciones, extractos, líquidos y pastillas) se administraban, en general, de forma oral, como la mayor parte
de los productos a base de plantas medicinales.
Los doctores Spivey, Wood y Easterfield, a fines del siglo XIX, son los primeros en señalar la ausencia
de dosis letal del cáñamo, así como su escaso impacto en la salud en dosis moderadas. Incluso
describen posibles usos terapéuticos. Se contempló su uso como tratamiento para el alcoholismo crónico
y, la adicción a morfina y cloral.
En 1894, un informe preparado por el Ejército británico (Indian Hemp Drugs Commission) señala que el
cáñamo en una dosis moderada puede ser beneficioso y considerado medicinal, agregando que su
uso moderado no daña la salud, pero sí su uso abusivo. La propuesta del informe, de más de tres mil
páginas, es no tomar ningún tipo de medida restrictiva, concluyendo que su uso moderado no producía
efectos graves.

❖ En las puertas del siglo XX, el uso del cáñamo no se percibía como una amenaza para la
población.

La prohibición
La primera sanción conocida de un gobierno por el empleo de esta hierba se realizó por orden del rey
Zahir Baybars al final del siglo XIII. En Europa, desde Inocencio VIII (1484), se asoció el cannabis a la
brujería y su uso pasó a la clandestinidad. Algunas de las primeras evidencias sobre los efectos
perniciosos de estas sustancias aparecieron en el texto Los venenos del alquimista árabe Ibn Wahshiyah.
Allí, se advierte que el hachís puede producir ceguera y mudez, y conducir a la desgracia y la muerte.
Hay algunos actores clave en la genealogía de la prohibición del cáñamo, que son:
la prensa
la familia Dupont
Harry Anslinger
la alianza de la industria tabacalera y del alcohol

La prensa

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En la cadena de periódicos de William R. Hearst, desde la década del 30, se asociaba la marihuana
como una droga diabólica que incitaba a la violencia y al vicio. Se relacionaba con músicas sucias
como el jazz y producía en los negros “un sentimiento de coraje”.
Hearst, un admirador de Hitler, tomó a la población inmigrante y al cáñamo como enemigos. Durante
la segunda y tercera década del siglo XX, protagonizó una campaña enérgica de prensa con un perfil
racista para que el cáñamo fuera prohibido. Presentaba a los negros y a los mexicanos como bestias
enfurecidas bajo la influencia de la marihuana, así como detallaba una “ola de crímenes” y “violaciones” a
mujeres blancas.
En sus medios de comunicación, describió en todos los formatos periodísticos posibles (28 diarios de
gran difusión, 18 revistas y un número considerable de estaciones de radio) cómo los mexicanos usaban
la marihuana y se transformaban en seres violentos, violadores en serie y desalmados asesinos.
Sin embargo, Hearst no solo se dedicaba a la prensa. Uno de sus negocios era la producción de papel,
un negocio relacionado por cierto. La Hearst Paper Manufacturing Company denunciaba la urgencia en
erradicar los cultivos de cáñamo, que se constituía como un firme candidato a competir con el
monopolio del papel procedente de árboles.

La familia Dupont (o la historia de un banquero y su sobrino)


La compañía Dupont era la mayor productora de municiones para el gobierno Federal de Estados
Unidos entre 1920 y 1930. Esta familia, dueña de un emporio industrial con intereses en el mundo de los
combustibles, se opuso al cáñamo en la medida en que era una fuente de combustibles que competían
con el petróleo, pero más económicos.
El cáñamo era un poderoso competidor para varias industrias y era necesario eliminarlo en forma
comercial. La guerra contra la marihuana representó una oportunidad. Es, en este contexto, que Andrew
Mellon, la tercera fortuna de Estados Unidos (Banco Mellon, Pittsburgh) y secretario del Departamento del
Tesoro, en 1930, creó la Oficina Federal de Narcóticos y Drogas Peligrosas (Federal Bureau of
Narcotics and Dangerous Drugs, FBNDD). Además, nombró a Harry Anslinger, el marido de su sobrina, a
su cargo, quien ocuparía esa función por 31 años.

Harry Anslinger
Estableció una campaña de persecución a las drogas sin precedente. Utilizó el mecanismo de
propaganda mediática de Hearst en forma diaria, con reportes de casos de terror, pánico y locura entre
aquellos que fumaban marihuana. Nos detendremos más adelante en su persona y papel en la historia de
la prohibición.

Alianza de la industria tabacalera y del alcohol


La tabacalera, una de las industrias más fuertes en la contribución de dinero a la Asociación para una
América Libre de Dogas, fue una de las principales interesadas en que el cáñamo desaparezca.

❖ A principios del siglo XX, el cannabis se enfrentó a un encarnecido ataque de prohibición


legislativa que condujo a retirarlo de las farmacias de todo el mundo, a pesar de la oposición de
muchos núcleos de médicos que expresaron su disconformidad.

Tras la derogación de la Ley seca(1920-1930), la marihuana pasó a ser el objetivo del control
gubernamental. Diversas historias sensacionalistas relacionaban actos de violencia con el consumo
de cannabis. Los primeros borradores de la legislación antinarcóticos prohibicionista, que finalmente se
conoció como la Ley Harrison de 1914, mencionaron, en forma repetida, al cannabis junto con los
opiáceos y la cocaína. La ley se hallaba penetrada por el principio de Brent (cualquier uso “no médico” de
ciertas drogas es inmoral). De esta manera, a partir de esta ley, el uso de ciertas drogas ya no iba a
depender ni del médico ni del usuario, sino de una terceridad, la ley.
Con la Ley Harrison, además, comenzó una persecución a la población médica que recetase
narcóticos a sus pacientes y miles fueron enjuiciados y detenidos. Muchos adictos a
sustancias acudieron a sectores marginales y, en forma ilegal, hicieron lo imposible para conseguir
drogas.
Entre los años 1900 y 1925, tanto en la conferencia de Shanghái (1909) como en la que se llevó a
cabo en La Haya (1912), se realizaron intentos por controlar el negocio del opio. En 1912, se firmó el
primer Convenio Internacional sobre el control de drogas, que comprometía a los países firmantes a

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perseguir toda la cadena de producción y venta de básicamente la morfina, cocaína y derivados. Hubo
intentos de prohibir el cannabis en esta convención que fracasaron.
Se relacionó la marihuana con poblaciones marginales, clases bajas y bohemias, ya sea núcleos de
migración provenientes de Siria, hindúes y negros; que además se dedicaban a hacer una música “sucia”
llamada jazz. El desarrollo del jazz y el consumo de marihuana van de la mano desde sus comienzos y
quizá la primera ciudad emblemática haya sido Nueva Orleans.

❖ Eran épocas del apartheid norteamericano contra la población negra y el cannabis se transformó
en un símbolo de peligro, el vehículo de un temido cambio.

Los “negros adoradores del cannabis violarían a las mujeres blancas, y mirarían a los ojos al hombre
blanco”. La demonización del cannabis aumentó, en forma significativa, en la década de 1930 de la mano
de la obra de Harry Anslinger, el primer miembro de la comisión del recién formado Federal Bureau of
Narcotics (FBN), que comenzó una campaña sin tregua para convencer a la nación de que
el cannabis constituía una amenaza que esclavizaba a la juventud. Fue un enérgico militante que
estaba convencido de que las drogas destruirían a la sociedad y que era necesario implementar leyes
nacionales uniformes para luchar contra ese “flagelo”.
Al presionar de manera intensa a legisladores estatales e incorporar a los medios de comunicación,
Anslinger construyó una exitosa campaña de prensa: el uso de cannabis provocaba una adicción, pero
sobre todo locura y delincuencia. De 1943 a 1948, Anslinger ordenó a sus agentes que vigilaran a la
mayoría de músicos de jazz y swing de todo el país. La literatura periodística se refirió a muchos casos de
“furia criminal” causada por la marihuana. Harry Anslinger se valió de las noticias y del clima de
preocupación social en relación con las drogas (el cual creó con apoyo mediático) y presentó al Congreso
la Marijuana Tax Act de 1937 que, si bien no ilegalizó la droga, le imprimió tasas tributarias tan altas que
hizo prohibitivo su uso. La Marijuana Tax Act de 1937, a través de un impuesto prohibitivo al transporte de
marihuana, provocó un radical descenso en el uso de la marihuana como una droga medicinal. El debate
sobre la marihuana reproduce, en sus formas, los ritos practicados en el caso del opio:
• Informes parlamentarios.
• Medidas fiscales.
• Progresiva penalización.
• Creación de instrumentos internacionales.

❖ Escohotado señala que esta medida, fundante en materia de política de drogas, es una norma
penal maquillada de disposición administrativa.

Los argumentos periodísticos y seudocientíficos de Anslinger fueron corregidos uno por uno por los
dos médicos convocados: Walter Treadway y William Woodward, este último físico y abogado, consejero
de la American Medical Association (AMA). Pero sus aportes no tuvieron ninguna importancia en el
resultado final. De hecho, en el caso de Woodward, su posición frente al cannabis le costó su carrera
profesional. Pese a que el Informe LaGuardia, por el alcalde de Nueva York, Fiorello LaGuardia (1934-
1945) como los estudios llevados a cabo por el Ejército norteamericano (1932 y 1933), señalaban la
ausencia de daños en el uso moderado, el gobierno decidió no utilizar estas descripciones.
Fiorello LaGuardia fue casi el único político que puso en discusión la prohibición. Frente a las
acusaciones seudocientíficas, en 1938, solicitó que se realice un estudio científico acerca de la marihuana
y sus influencias. En este informe, que fue elaborado por profesionales durante seis años y publicado en
1944, se desmintió la relación entre consumo de marihuana y los actos de violencia, locura y robos que se
le atribuían. Anslinger declaró en público que esos doctores nunca volverían a realizar experimentos con
marihuana o investigaciones sin su consentimiento, de lo contrario irían a la cárcel.
En el contexto de la mayor ferocidad anticomunista en Estados Unidos, entre 1948 y 1950, Anslinger
lanzó una nueva y sorpresiva acusación frente al Congreso norteamericano. Advirtió que la marihuana
tenía la capacidad de aplacar el ánimo y volver pacifistas a los jóvenes americanos (lo opuesto
sostenido por décadas), lo cual sería facilitar la caída en manos del yugo comunista. La idea de Anslinger,
sostenida seriamente, fue que el comunismo quería que los jóvenes tomaran drogas para debilitar su
deseo de lucha y convertir a Estados Unidos en una nación de “zombis pacifistas”.

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En las décadas del 40 y 50, tanto su uso medicinal como las investigaciones decrecieron en forma
notable, particularmente en Estados Unidos. En 1941, el cannnabis desaparece de la farmacopea de
EE. UU.
En la década del 60, y como un remake del “Club de Hachís” parisino del siglo XIX, en un clima de
protesta política, un grupo de intelectuales conocido como “la generación Beat” hace un uso explícito y
simbólico del cannabis.
En 1951, se sancionó la Boggs Act (por Thomas Boggs que fue el propulsor) donde la marihuana se
comparaba en su letalidad con la cocaína y la heroína, señalando que a través de la figura de una
“psicosis transitoria”, quien consumía podía realizar crímenes violentos o sexuales. Esta ley impuso una
pena mínima de dos años de cárcel para usuarios que eran detenidos por primera vez, sea por tenencia o
consumo. Al igual que en otras ocasiones, la opinión disidente de expertos médicos, como el Dr. Isbell en
este caso, no fue tomada en cuenta. En 1956, se sancionó la llamada Narcotics Control Acts que
aumentaba la pena a cinco años de cárcel por primera implicación.

❖ En la posguerra, se comienza a hegemonizar el paradigma que entiende a todo usuario de


drogas como adicto y como única alternativa sanitaria el abstencionismo. La Argentina tuvo su
propio experto médico que fogoneó la imagen de la marihuana como la droga del apocalipsis, de
la marginación y la degeneración. Fue Osvaldo Wolff, que llegó a ser asesor de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU).

En 1923, el diputado radical Leopoldo Bard, médico y primer presidente de River Plate, presentó el
proyecto de ley para la represión del abuso de los alcaloides, que se aprobaría al año siguiente, y sería
la primera ley penal de drogas argentina. En 1924, nació la punición local.
En la Argentina, se reprodujo el mismo esquema que se dio en otros países del mundo embebidos en
la doctrina prohibicionista. Incluso cuando no había una “epidemia de adicciones”, ya se hablaba de las
drogas como un flagelo que iba a llevarse por delante la sociedad. Una suerte de demonización de las
sustancias. Tres especialistas de renombre (Mariano Castex, José Arce y Udaondo) opinaron acerca del
proyecto Bard, quienes señalaron la no practicidad y sus dudas respecto de la prohibición.

❖ En 1961, la Convención Única de Estupefacientes establece que el cannabis esté incluido en la


lista I, junto con el opio y la coca, y también en la lista IV de sustancias con propiedades
particularmente peligrosas, junto con la heroína y de escaso valor terapéutico.

La convención de 1961 es el instrumento que funda el actual orden represivo en materia de drogas.
Una de las consecuencias políticas de esta convención es que los sospechosos a partir de allí serían
siempre los mismos, los países productores de materias primas, los países pobres productores de
adormideras, marihuana o coca. Las agencias internacionales, pero en particular aquellas bajo la órbita
del gobierno norteamericano, bajo el lema de “guerra contra las drogas” tuvieron y tienen un dominio
militar y económico sin precedentes.
En 1964, el tetrahidrocanabinol (THC) fue aislado y sintetizado en Israel por el equipo de Raphael
Mechoulam y en 1972 el NIDA (National Institute of Drug Abuse) comenzó a subvencionar estudios sobre
el cannabis para demostrar sus efectos deletéreos. Pero decidió no publicar resultados dudosos ni
negativos a sus expectativas.
En 1971, el presidente norteamericano Richard Nixon declaró “la guerra contra las drogas”, lo que
afianzó a las mafias y el narcotráfico a nivel mundial. No tuvo ningún impacto en los niveles de demanda.

❖ En 1972, se desarrolló un estudio por la llamada Comission Schafer (1972), que estableció que
la marihuana en un uso moderado no causaba toxicidad, psicosis, comportamiento criminal,
dependencia física, daño genético o progresión a otras drogas y recomendaba descriminalizar su
posesión.

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Existen dos estudios que los gobiernos y la prensa médica han citado históricamente para graficar el
supuesto “poder letal” de la marihuana. El primero de Heath (1974), en donde se postuló que este
confirmaba que el uso diario de marihuana en una población de monos Rhesus, a lo largo de un año,
producía lesiones cerebrales permanentes. Esta información apareció en todos los folletos oficiales del
gobierno, así como médicos. Algunos años después se reveló que los monos, en realidad, habían muerto
por asfixia a monóxido de carbono durante el experimento, lo que provocó un escándalo entre los colegas
y el retiro de fondos para futuras investigaciones. El segundo estudio, de Gabriel Nahas (1976), mediante
el estudio de metabolitos en orina, postulaba que el uso de cannabis disminuía el sistema inmunológico y
la capacidad reproductiva.
Ninguno de ambos estudios recibió alguna vez una validación experimental posterior. Pero
incrementaron la literatura propagandística y seudocientífica. En 1975, el presidente del mismo país,
Gerald Ford, negó fondos oficiales para promover investigaciones sobre las propiedades terapéuticas
del cannabis.
En 1988, se aprueba la Anti-Drug Act, una ley fundamental en la llamada “guerra contra las drogas”.
Esta dispuso préstamos a países (Bolivia, Perú, Colombia y Afganistán) y planes de cooperación militar
antidrogas. Es el año de la Convención Única de 1988 en donde se estableció que la violación de lo
establecido por la Convención es ahora un delito. Se instauró (a diferencia de las convenciones de 1961 y
1971) como delito penal la posesión, compra o el cultivo de drogas para consumo personal y se equiparó
a los consumidores con los delincuentes.
En la década de 1980, se militariza el territorio sudamericano. Las décadas del 90 y 2000 tuvieron
nuevos y trágicos planes, como el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida o el Plan México.

❖ En la Argentina y el mundo, los entrecruzamientos entre el uso como psicoactivo y el medicinal


han propiciado la expansión de la prohibición, limitando incluso la producción de investigaciones
dada la prevalencia de la matriz prohibicionista sobre los potenciales efectos terapéuticos de la
planta. Desde fines de siglo XX, distintos estados han regulado el acceso al cannabis medicinal
(y algunos también al recreativo), trascendiendo preconceptos arraigados en la sociedad
occidental.

Actividad 1
a. ¿Qué son los canabinoides y qué efectos clínicos y secundarios provocan?

b. ¿Cuáles fueron los usos históricos del cannabis antes de la prohibición?

c. ¿Cuándo y con qué objetivo se prohibió su uso? ¿Qué intereses se encontraban por detrás de su
prohibición? ¿Cómo se instaló la matriz prohibicionista?

Regulación del cannabis medicinal en la


Argentina y el mundo
En nuestro país, la Ley de Tenencia y Tráfico de Estupefacientes (23737, 1989) penaliza tanto el
cultivo como la tenencia de cannabis. La duración de la pena depende del tipo de carátula: los delitos de
tráfico de drogas implican una condena que va de 4 a 15 años de prisión, la tenencia simple de 1 a 6 años
y la tenencia para consumo personal implica un castigo de un mes a dos años.

En este último caso, existe la posibilidad de recibir una medida de seguridad en lugar de ir preso,
decisión que dependerá del tribunal a cargo y que requerirá medidas curativas o educativas según el tipo
de consumo.

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❖ En consecuencia, vemos cómo en la legislación vigente, no existe una figura que contemple el
consumo personal no problemático, tanto para fines recreativos como medicinales ni tampoco el
cultivo, sea este para fines personales (autocultivo) o para un tercero (cultivo solidario).

El primer registro del uso de aceite de cannabis medicinal dentro de un marco legal en nuestro país
data de octubre de 2015, momento en que los padres de Josefina Vilumbres, una niña de 2 años y 8
meses con diagnóstico de síndrome de West, ganaron su infatigable lucha por conseguir la autorización
estatal para ese tratamiento. A partir de entonces, varias familias comenzaron a tramitar la autorización
para importar aceite de canabidiol a través de la ANMAT, que hacia octubre de 2016 emitió un
comunicado en que se explicaba que la única autorización que este organismo realizaría sería para el uso
de aceite de canabidiol en las epilepsias resistentes.

Hasta la reciente sanción de la Ley 27350 de “Investigación Médica y Científica del Uso Medicinal de la
Planta de Cannabis y sus Derivados”, el acceso legal al cannabis medicinal en la Argentina ha sido a
través de fallos específicos en respuesta al pedido de los pacientes o sus familias. Así, con autorización
de la ANMAT, se puede importar aceite de cannabis. Este cuesta alrededor de 300 dólares y dura
alrededor de un mes. Requiere trámites que exponen a las familias a burocratizaciones innecesarias en
caso de que se acordara una regulación para su producción en el país.

Por otro lado, las madres de niños usuarios de cannabis medicinal explican que existen muchas
variedades de cannabis y la respuesta de sus hijos cambia. A veces, cuesta encontrar la variedad
que les hace bien y otras es necesario darles aceites de distintas variedades en distintos momentos del
día o, por ejemplo, cambiar la variedad cuando las mujeres menstrúan.

❖ En consecuencia, la gran mayoría de los usuarios realizan esta actividad en la ilegalidad.


Algunos cultivan las plantas que utilizarán como medicina, otros acuden a cultivadores solidarios,
otros las compran en el mercado negro. Cada vez son más las personas que reclaman el acceso
legal al cannabis.

Los motivos son variados. Desde exigir tratamientos naturales para condiciones crónicas
(enfatizando que la calidad de vida mejora con ellos), hasta sostener que no son consumos problemáticos
y que la libertad es tan importante como la salud.

En otras partes del mundo, la situación es diferente. De hecho, pensado desde la lógica de nuestra
formación prohibicionista, resultará sorprendente conocer que en Canadá existen empresas que lo
producen a gran escala o bien que en varios estados de Estados Unidos el cultivador solidario
o caregiver realiza una actividad regulada por ley.

Un argumento esparcido en nuestro medio es que nuestra pasional sociedad latinoamericana no se


encuentra preparada para un sistema en el que exista el acceso al cannabis legal. Sin embargo, Chile
posee un proyecto de investigación en curso para el que se autorizó el cultivo de una hectárea
de cannabis para proveer a cuatro mil usuarios de aceite de cannabis. Uruguay, en un movimiento aún
más radical, desde 2013, reguló toda la cadena de producción y distribución de cannabis. En el país
vecino, próximamente se venderá en farmacias bajo registro de identidad confidencial (a través de huellas
dactilares). Los usuarios tendrán acceso legal a 10 gramos semanales de flores de cannabis cultivadas en
forma legal, apostando a separar al consumidor que no cultiva su marihuana (sea para uso medicinal o
recreativo) del mercado ilegal y el acceso a drogas duras. Desde ya que el autocultivo, el cultivo colectivo
y la tenencia para consumo personal de cannabis no se encuentran penadas por ley.

Argentina: reciente legislación


El pasado 29 de marzo, la Cámara de Senadores aprobó por unanimidad el proyecto de Ley sobre
"Investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados",
transformándose esta fecha en el día histórico en el que el Estado Argentino reconoció el potencial
medicinal de la planta de cannabis, durante décadas proscripta, dado su uso con fines recreativos. Esta
Ley, que aún no se encuentra reglamentada, busca establecer un marco regulatorio para la
investigación y el uso medicinal del cannabis. Asimismo, crea un programa nacional para el estudio y la

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investigación del uso medicinal de la planta y sus derivados en la órbita del Ministerio de Salud,
organismo que debe garantizar el acceso gratuito a derivados del cannabis para las personas que se
incorporen al programa. Por último, autoriza al Conicet y al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
(INTA) a cultivar cannabis con fines de investigación médica o científica, y a elaborar la sustancia para el
tratamiento, al priorizar y fomentar la producción a través de laboratorios públicos nucleados en la
Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP).

❖ Se estipula la creación de un registro voluntario, donde se prevé la inscripción de pacientes (y


familiares) que sean usuarios de aceite de cannabis, en virtud de no ser penalizados.

Los objetivos del programa son:


• Emprender acciones de promoción y prevención orientadas a garantizar el derecho a la salud.
• Promover medidas de concientización dirigidas a la población en general.
• Establecer lineamientos y guías adecuadas de asistencia, tratamiento y accesibilidad.
• Garantizar el acceso gratuito del aceite de cáñamo y demás derivados del cannabis a toda
persona quese incorpore al programa, en las condiciones que establezca la reglamentación.
• Desarrollar evidencia científica sobre diferentes alternativas terapéuticas a problemas de salud
que no abordan los tratamientos médicos convencionales.
• Investigar los fines terapéuticos y científicos de la planta de cannabis y sus derivados en la
terapéutica humana.
• Comprobar la eficacia de la intervención estudiada o recoger datos sobre sus propiedades, y el
impacto en el organismo humano.
• Establecer la eficacia para cada indicación terapéutica que permita el uso adecuado y la
universalización del acceso al tratamiento.
• Conocer los efectos secundarios del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados y
establecer la seguridad y las limitaciones para su uso, promoviendo el cuidado de la población
en su conjunto.
• Propiciar la participación e incorporación voluntaria de los pacientes que presenten las
patologías que la autoridad de aplicación determine y/o el profesional médico de hospital público
indique, y de sus familiares, quienes podrán aportar su experiencia, conocimiento empírico,
vivencia y métodos utilizados para su autocuidado.
• Proveer asesoramiento, cobertura adecuada y completo seguimiento del tratamiento de la
población afectada que participe del programa.
• Contribuir a la capacitación continua de profesionales de la salud en todo lo referente al cuidado
integral de las personas que presentan las patologías involucradas, a la mejora de su calidad de
vida y al uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados.
Los elementos que considera el proyecto de ley son los siguientes:
• Autoridad de aplicación
• Registro
• Consejo consultivo
• Producción

Autoridad de aplicación

Debe ser determinada por el Poder Ejecutivo, en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación. Se
encontrará autorizada a investigar y/o supervisar la investigación con fines médicos y científicos de las
propiedades de la planta de cannabis y sus derivados. En coordinación con organismos públicos
nacionales, provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, debe promover la aplicación de la
presente ley en el ámbito de las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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Podrá articular acciones y firmar convenios con instituciones académico científicas, organismos
públicos y organizaciones no gubernamentales. Tendrá la facultad de realizar todas las acciones
requeridas para garantizar el aprovisionamiento de los insumos necesarios a efectos de llevar a cabo
los estudios científicos y médicos de la planta de cannabis con fines medicinales en el marco del
programa, sea a través de la importación o de la producción por parte del Estado nacional. A tal fin, podrá
autorizar el cultivo de cannabis por parte del Conicet e INTA, tanto con fines de investigación médica y/o
científica, como para elaborar la sustancia para el tratamiento que suministrará el programa.

❖ En todos los casos, se priorizará y fomentará la producción a través de los laboratorios públicos
nucleados en la ANLAP.

Registro

Se creará en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación un registro nacional voluntario a los fines
de autorizar, en virtud de lo dispuesto por el Artículo 5 de la Ley 23737, la inscripción de los pacientes y
familiares de pacientes que, al presentar las patologías incluidas en la reglamentación o prescriptas por
médicos de hospitales públicos, sean usuarios de aceite de cáñamo y otros derivados de la
planta cannabis, con el resguardo de protección de confidencialidad de datos personales.

Consejo consultivo

Se creará un Consejo Consultivo Honorario que estará integrado por instituciones, asociaciones,
organizaciones no gubernamentales y profesionales del sector público y privado, que intervengan y
articulen acciones en el marco de la presente ley.

Las instituciones que lo integren deberán acreditar que actúan sin patrocinio comercial ni otros
conflictos de intereses que afecten la transparencia y buena fe de su participación.

Producción

El Estado nacional impulsará, a través de los laboratorios de producción pública de medicamentos


nucleados en ANLAP, creada por la Ley 27113 y en cumplimiento de la Ley 26668, la producción
pública de cannabis en todas sus variedades y su eventual industrialización en cantidades suficientes
para su uso medicinal exclusivo, terapéutico y de investigación.

Autocultivo: un debate pendiente

❖ La reciente ley no contempla la necesidad de regular el autocultivo, actividad que se ha


convertido en uno de los ejes principales en la discusión sobre el cannabis medicinal en la
Argentina.

En el último año en nuestro país, un grupo de madres de niños con patologías neurológicas graves y
refractarias a tratamientos convencionales ha decidido organizarse para solicitar la legalización del cultivo
de marihuana para fines medicinales (“Mamá Cultiva Argentina”). El argumento fuerte de este pedido es
que, en la actualidad, tienen que recurrir a prácticas ilegales para mejorar la calidad de vida de sus
hijos, ya que los tratamientos ofrecidos por la medicina tradicional han fracasado. Estas madres, frente a
la desesperación de ver en sus chicos los efectos adversos de los fármacos indicados con mínimos
efectos terapéuticos, decidieron buscar otras alternativas. Así, se toparon con experiencias de otras
partes del mundo y, decidieron comenzar a cultivar y elaborar aceite de cannabis de forma artesanal, en
sus casas. De esta manera, lograron mejorar la calidad de vida de sus hijos.

En los relatos de las madres cultivadoras, se destaca no solo la refractariedad a la medicación, sino
también la profusa presencia de efectos adversos en sus hijos. Síntomas tales como irritabilidad,
desconexión con el entorno, mirada perdida, arreactividad a estímulos dolorosos, apatía, sialorrea,
pérdida de cabello y aumento de peso, acompañaban a sus hijos desde el diagnóstico e inicio del

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tratamiento farmacológico. Estos síntomas son conocidos efectos secundarios propios de las
medicaciones, por lo general, prescriptas.

❖ Las madres refieren que, a partir de la incorporación del cannabis, dada las buenas evoluciones
de los cuadros de sus niños, han podido disminuir la medicación.

Fenitoína, risperidona, valproato de sodio y carbamacepina se destacan entre los fármacos recibidos
por estos niños con mayor frecuencia, impactando en la calidad de su infancia, su conexión con el mundo
y, por consiguiente, en la producción de subjetividad.

Como médicos, nos hemos habituado a comprender que los efectos secundarios de los tratamientos
farmacológicos muchas veces son fenómenos inevitables, naturalizando su presencia, como si de algún
modo también formaran parte de la vida de los niños que padecen estos síndromes. No obstante, las
madres aseguran que, a partir de la incorporación del aceite de cannabis, sus hijos comenzaron a mirar a
los ojos, a reír, a comunicarse con sus padres (a veces, con gestos, otras, con palabras). Algunos
lograron comenzar a gatear o caminar. Todos descansan mejor, disfrutan más de la comida y, si bien
algunos mejoraron muchos de sus síntomas y otros no tanto (quizá esto se debe a la falta de
investigación de las distintas especies de plantas y sus efectos), la calidad de vida, con frecuencia,
supera a la previa.

Cabe aclarar que el uso de cannabis no se limita a población pediátrica con cuadros neurológicos,
dada la amplia distribución en nuestro organismo de receptores para canabinoides, el efecto de esta
sustancia alivia y mejora muchos otros estados patológicos. Entre ellos:
• esclerosis múltiple
• glaucoma
• enfermedad de Parkinson
• dolor
• fibromialgia

❖ En consecuencia, el uso de aceite de cannabis se encuentra difundido en la población de


pacientes, quienes, en su gran mayoría, para garantizar la calidad del producto, cultivan las
plantas de marihuana con las que luego hacen su medicina o bien cuentan con un cultivador
solidario que realiza tal actividad por ellos para proveerlos de medicación elaborada de forma
artesanal. Todas estas actividades, así como la prescripción médica, son consideradas ilegales
en nuestro país a la fecha de redacción de la presente Unidad didáctica.

Holanda: The Dutch medical cannabis program


En la década de 1990, las personas que padecían enfermedades crónicas y utilizaban cannabis en
Holanda ascendían, los pacientes se automedicaban con cannabis adquirido en el mercado ilegal. A la
par, comenzó a crecer el número de profesionales de la salud y autoridades sanitarias que consideraban
que, si bien la evidencia científica era insuficiente, las personas se beneficiaban con dichas prácticas.

El acceso a través del mercado ilegal no hacía posible garantizar la calidad, consistencia y origen
del cannabis. En vistas de proveer a estos usuarios medicinales de un producto de mayor calidad y fuente
confiable, se estableció la Oficina de Cannabis Medicinal en el año 2000 que, a partir de 2001, comenzó
a funcionar como una Agencia Nacional. Esta oficina es una organización gubernamental responsable de
la producción de cannabis con fines médicos y científicos.

❖ La Oficina de Cannabis Medicinal es responsable de todo cultivo de cannabis medicinal para


propósitos científicos y tiene el monopolio de las transacciones que abarquen a estos productos,

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incluyendo importación y exportación. Además, maneja las solicitudes de licencias para trabajar
con cannabis o sus derivados.

Esta oficina:
• Facilita la producción de cannabis de calidad farmacéutica contratando a empresas cultivadoras.
• Distribuye cannabis para:
✓ uso medicinal a farmacias, médicos y veterinarios
✓ investigación
• Exporta para uso medicinal de extranjeros o para investigación, previa autorización del país en
cuestión.
• Prepara y maneja todos los documentos de importación y exportación.
• Se encarga de todas las licencias para trabajar con productos de cannabis en Holanda.
• Educa e informa a pacientes, médicos, farmacéuticos y otras partes interesadas acerca del uso
medicinal del cannabis.

El cannabis herbario medicinal (en forma de flores secas) comenzó a estar disponible en farmacias
holandesas en septiembre de 2003, siendo exclusivo el acceso a ellas con receta médica. Basándose en
la disponibilidad y calidad de los datos clínicos y de la literatura científica, se seleccionaron indicaciones
para el tratamiento con cannabis de calidad medicinal.

Indicaciones avaladas para el uso de cannabis medicinal

En Holanda, se considera que existe evidencia suficiente de que el cannabis puede ayudar en casos
de:

• Dolor y espasmos musculares asociados a esclerosis múltiple o lesiones de la médula espinal.


• Dolor neuropático crónico (en principio, el asociado al sistema nervioso, por ejemplo, el causado
en daño nervioso, miembro fantasma, neuralgia facial o dolor crónico posherpético).
• Náuseas, pérdida de apetito, pérdida de peso y debilidad por cáncer o sida.
• Náuseas y vómitos asociados a quimioterapia o radioterapia utilizados en el tratamiento de
cáncer, hepatitis C o pacientes HIV+ o cursando sida.
• Síndrome de Gilles de la Tourette.
• Glaucoma resistente a tratamiento.

Otras indicaciones

❖ Los médicos en Holanda están autorizados a prescribir cannabis medicinal en otras condiciones,
si consideran que puede beneficiar al paciente y las medicinas tradicionales no son
suficientemente efectivas o tienen efectos adversos severos.

Los pacientes y médicos han informado buena respuesta a otras condiciones como:

• enfermedad de Crohn
• colitis ulcerosa
• epilepsia
• migrañas
• reumatismo

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• artritis reumatoide
• déficit atencional
• trauma encefálico

En la actualidad, el cannabis medicinal no cura las afecciones mencionadas, pero puede aliviar los
síntomas asociados. También, puede contribuir a la disminución de la dosis de otros medicamentos, en
especial, la morfina y reducir sus efectos colaterales.

Prescribir cannabis

En este país, el cannabis está considerado legalmente como un similar a los opiáceos.
Son requisitos para su prescripción:

• Nombre de variedad prescripta: bedrocan, bedrobinol, bediol, bedica o bedrolite.


• Cantidad de cannabis prescripta en gramos, con el número escrito en letras. Por
ejemplo, cinco gramos (en vez de 5g).
• Descripción de la administración, dosis y máximo permitido de dosis total en 24 horas.
• Cuando se prescribe más de una variedad de cannabis, es necesario hacer una receta por cada
una de ellas.

Acceso al cannabis medicinal

El cannabis medicinal está disponible en farmacias holandesas. Se lo adquiere previa prescripción


médica. La primera vez que el médico prescribe, en general, se indica una cantidad pequeñapara
probar la efectividad del producto sobre los síntomas. Asimismo, la etapa inicial también implica la
búsqueda de la forma de administración más acertada para cada paciente.

Se lleva la receta a la farmacia como con cualquier otra medicación. Las farmacias entregan
el cannabis en empaques de cinco gramos. Cualquier farmacia puede pedir cannabis medicinal
directamente al distribuidor. Asimismo, existen farmacias especializadas que adquieren el cannabis del
productor en empaques de 250 gramos y lo fraccionan para la venta. Eso abarata los costos del
tratamiento.

❖ Para asegurar la buena calidad del cannabis, se contrató a una empresa que a la fecha realiza el
cultivo en condiciones estandarizadas. El proceso de cultivo, cosecha y empaque del material se
encuentra regulado por estándares farmacéuticos y es supervisado por la Oficina
de Cannabis Medicinal. La calidad es garantizada a partir de pruebas regulares realizadas por
laboratorios certificados.

Además de proveer a los usuarios de cannabis de alta calidad, se proporciona el mismo material
para investigación y desarrollo de preparados basados en cannabis y sus componentes.

Bedrocan BV: productores de cannabis medicinal

Bedrocan es la única compañía con licencia del Ministerio de Salud Canadiense para
producir cannabis flos. Las variedades están disponibles para su prescripción como medicamento. Luego
de una larga trayectoria en cultivos orgánicos, Bedrocan fue contratado por el ministro de Salud holandés
en 2003 para hacer cultivar cannabis medicinal.

Los productos disponibles son:

• Bedrocan®
• Bedrobinol®
• Bediol®

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• Bedica®
• Bedrolite®

El cannabis medicinal de Bedrocan es entregado en la forma de flores secas y manicuradas (el


manicurado consiste en cortar las hojas que sobresalen de la flor con una tijera). El empaque es en
bolsas plásticas de 5 gramos. Como se mencionó antes, algunas farmacias compran el cannabis en
bolsas de 250 gramos, que se fraccionan para entregar a los pacientes.

Como parte de su programa de investigación y desarrollo, Bedrocan está en proceso permanente de


investigación y desarrollo de nuevas variedades de cannabis que puedan tener propiedades
medicinales. Los últimos desarrollos incluyen la estandarización de un tipo de Cannabis indica y el
desarrollo de un producto solo de CBD. Las nuevas variedades solo pueden llegar al programa
de cannabis medicinal luego de que la planta ha sido estandarizada para garantizar su consistencia,
potencia y calidad

Bedrocan produce las flores de cannabis a pedido de la Oficina de Cannabis Medicinal. El cultivo se
hace conforme normas farmacéuticas para la producción de fitofármacos, siguiendo la guía de Buenas
Prácticas Agricultoras (Good Agricultural Practice, GAP).

La calidad y seguridad de los productos está garantizada por testeos de laboratorios certificados. Los
productos Bedrocan están libres de pesticidas, químicos usados en agricultura y metales pesados. El
producto final no posee concentraciones potencialmente riesgosas de bacterias u hongos, esto es
resultado del estricto manejo conforme a patrones de higiene en todo el proceso de cultivo y cosecha.
Todos los productos Bedrocan son testeados por contaminaciones microbiológicas antes y después de
ser esterilizados.

Para eliminar el crecimiento de microorganismos, las flores son esterilizadas con rayos gamma. Antes
y después de ser esterilizadas, son analizadas para asegurar que no estén contaminadas. Asimismo,
las concentraciones de sus componentes también son evaluadas dando cuenta de la estabilización de la
cepa. Esta actividad es supervisada por inspectores del Ministerio de Salud.

Con respecto al control de calidad, se considera:

• Apariencia general: las flores deben tener un tamaño y apariencia específicos. No deben estar
contaminados con polvo, pelo, insectos, etc.
• Contenido de agua: debe ser menor del 10%.
• Potencia: el contenido de THC, CBD y CBN debe estar en un rango específico.
• Microorganismos-hongos y bacterias: deben estar muy por debajo de los límites de seguridad.
Los pesticidas deben estar ausentes.
• Metales pesados: deben estar por debajo de los límites de seguridad.

Estados Unidos: industria, dispensarios y caregivers


La historia de la regulación del cannabis medicinal en Estados Unidos, que se inició en California en
1996, aún continúa en movimiento. A la fecha, el acceso al cannabis medicinal se encuentra autorizado
en 28 estados. La regulación varía entre ellos y está en proceso de modificación.

El pasado 11 de noviembre, en contexto de las elecciones presidenciales que llevaron a Donald Trump
al mando de Estados Unidos, ocho estados modificaron su postura política frente al cannabis. Algunos a
partir de la legalización del cannabis medicinal, otros legalizando todos sus usos.

❖ Si bien, a nivel federal, la marihuana sigue siendo ilegal, la Drug Enforcement Administration
(DEA) ha flexibilizado los requisitos de sus protocolos para la realización de estudios clínicos
con cannabis.

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En el mismo sendero descriminalizador, en 2014, el Congreso aprobó una ley que prohíbe que las
fuerzas de seguridad federales allanen las casas de los cultivadores de cannabis medicinal o los
detengan.

Las posibilidades de acceder al cannabis medicinal, en EE. UU., son variadas. Estas son:

• Autocultivo y cultivo solidario.


• Dispensarios.
• Productos de la industria.

Autocultivo y cultivo solidario

De los 28 estados que legalizaron el uso de cannabis medicinal, varios permiten el autocultivo. Al
mismo tiempo, teniendo en cuenta la posibilidad de que algunos usuarios no puedan cultivar, se creó la
figura del proveedor de cuidados primarios o caregivers.

➢ El proveedor de cuidados primarios o caregivers es la persona designada por un tercero que ha


asumido la constante responsabilidad de la vivienda, la salud o seguridad de un paciente.

El estado de California fue el primero en regular esta actividad.

Dispensarios

En muchos de los estados que legalizaron el uso de marihuana medicinal, existen los dispensarios que
proveen a los pacientes de marihuana, extracciones, alimentos comestibles, suplementos nutricionales de
alta concentración en CBD, cremas y ungüentos derivados de la planta. Los productos pueden
adquirirse solo bajo prescripción médica.

Productos de la industria

Se encuentran disponibles para su comercialización en farmacias los siguientes productos:

• Marinol®: Dronabinol (THC sintético, origen EE. UU.).


• Cesamet®: Nabilona (canabinoide sintético, origen EE. UU.).
• Sativex®: Extracto de THC y CBD (origen Gran Bretaña).

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Fig. 2
Acceso al cannabis estado por estado.

California: la cuna de la regulación

El modelo que estableció California en relación con el uso medicinal del cannabis en 1996, lo ubicó
como el estado pionero que determinó el inicio de la regulación de la sustancia en todo el país.

Fue, en prematuros tiempos de activismo canábico, cuando Dennis Peron se cruzó con Mary Jane
Rathbun quienes, cada uno desde su lugar y generando un interesante dinamismo, dispararon la lucha
por el libre acceso a esta sustancia para usuarios medicinales.

Mary Jane era voluntaria en un hospital de San Francisco y entregaba brownies con cannabis a los
pacientes con cáncer o HIV (que, en esa época, habitualmente evolucionaban al sida). Lo hacía para
paliar los síntomas de la enfermedad y los efectos no deseados de los medicamentos que se usaban para
tratarla.

A principios de la década del 90, Denis Rathbun, que era un reconocido activista, comenzó a difundir la
historia de Mary Jane. En 1996, el 55% de los ciudadanos californianos le dio el visto bueno a la
Proposición 215 que, a su vez, contó con el apoyo de oncólogos, enfermeros, pacientes y funcionarios
públicos. Desde entonces, la Proposición 215, también conocida como Ley de Uso Compasivo, rige en el
estado californiano.

La Proposición 215 (1996) hizo que se sumaran dos puntos al Código de Salud y Seguridad de
California:

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1. Los pacientes o sus cuidadores que posean o cultiven marihuana bajo indicación médica
quedan eximidos de las leyes penales. Vemos que no solo se autorizó el autocultivo de cannabis, sino
que también se creó la figura del caregiver o cultivador compasivo, una herramienta clave en la actualidad
para el acceso seguro al cannabis medicinal.

2. Los médicos que recomienden el uso de la marihuana para el tratamiento de pacientes que reúnan
los criterios que avala el estado, no serán castigados ni negados de cualquier derecho o privilegio.

Luego, la norma SB 420 (2004) autorizó a las cooperativas o colectivos sin fines de lucro a proveer
marihuana a sus miembros. Vemos cómo surge así el dispensario, de uso extendido en la actualidad en
casi todos los estados que regularon el acceso al cannabis medicinal. Estos locales funcionan sin fines
de lucro y los clientes tienen que estar registrados como miembros del dispensario, los miembros deben
ser pacientes. Existen algunos dispensarios que sí tienen fines de lucro. A ellos la ley estatal les exige
a los usuarios una devolución a la comunidad de los excedentes de ingresos a partir de servicios gratuitos
como clases de yoga, masajes y terapias corporales.

La ley no exige a los usuarios que posean una credencial que los identifique pero, en caso de
desearlo, pueden obtener la Medical Marijuana Identification Card (MMIC). La misma es expedida por
el Departamento de Salud Pública de California. Si un paciente recibe la ayuda de un caregiver, ambos
deben estar registrados y poseer su MMIC.

❖ Vale destacar que, en la actualidad, el uso, posesión y cultivo de cannabis con fines recreativos
no está penalizado en el estado de California.

Washington, Alaska y Colorado: compañeros de vanguardia

En Washington, el uso de cannabis medicinal está permitido desde 1998. Puede ser prescripto
siempre que el médico explicite que el padecimiento se trata de una enfermedad terminal y debilitante. La
tenencia es flexible conforme a indicación médica. No están autorizados los dispensarios. Los pacientes
pueden cultivar hasta 15 plantas y los caregivers deben ser mayores de 21 años. El registro de los
usuarios medicinales es voluntario.

Por su parte, Alaska reguló el cannabis medicinal en 1998 para el tratamiento de dolor crónico,
glaucoma, náuseas y convulsiones, y como paliativo para esclerosis múltiple, cáncer y HIV/sida. También,
contempla el caregiver. Debe ser mayor de 21 años y no puede haber sido condenado por un delito por
drogas. No hay dispensarios y los usuarios medicinales deben estar registrados.

En Colorado, desde 2001, está permitido el uso de cannabis medicinal para tratamiento de:

• dolor crónico
• glaucoma
• náuseas
• convulsiones y otros trastornos crónicos del SNC
• espasmos musculares persistentes
• esclerosis múltiple
• cáncer
• HIV/sida

Están permitidos los dispensarios y los caregivers (que deben ser mayores de 18 años) pueden tener
hasta cinco pacientes a su cargo. En Colorado, un usuario medicinal no puede ser caregiverde otro
paciente. Los usuarios deben estar registrados.

Según el registro a 2016, existen 115 000 usuarios inscriptos, 500 menores de edad. A estos últimos el
estado autoriza que se les administre cannabis en la escuela para que no tengan que alterar su asistencia
y perder días de clase.

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Chile: autocultivo e investigación
Desde 2014, se encuentra en agenda la regulación de cannabis medicinal en Chile. Ese año, el estado
chileno aprobó un tratamiento con Sativex (con un costo total de cinco mil dólares mensuales). También,
entonces se presentaron distintas iniciativas en el país andino, con el objetivo primordial de establecer
una modificación en la ley de drogas que permita despenalizar el cultivo y la tenencia de marihuana para
uso personal.

En Chile, la Ley de Tráfico de Drogas (Ley 20000, 2005) condena el tráfico de marihuana. Pero el uso
personal o medicinal no está penado.

El Artículo 8 establece que “el que, careciendo de la debida autorización, siembre, plante, cultive o
coseche especies vegetales del género cannabis u otras productoras de sustancias estupefacientes o
psicotrópicas, incurrirá en la pena de presidio menor en su grado máximo a presidio mayor en su grado
mínimo y multa de cuarenta a cuatrocientas unidades tributarias mensuales, a menos que justifique que
están destinadas a su uso o consumo personal exclusivo y próximo en el tiempo”. A su vez, el Artículo 50,
al referirse al cannabis, establece: “se entenderá justificado el uso, consumo, porte o tenencia de alguna
de dichas sustancias para la atención de un tratamiento médico”.

En diciembre de 2015, la presidenta Michelle Bachelet firmó el Decreto N.º 1524 en el que
el cannabis pasó a estar en la lista dos de drogas del Ministerio de Salud. Así, el cannabis queda en el
mismo lugar que medicamentos que requieren una receta por duplicado, tales como un analgésico
opiáceo o un antidepresivo. Esta reclasificación autoriza el uso medicinal y la venta en farmacias de
productos derivados con una receta por duplicado.

Vale aclarar que, si bien se encuentra autorizada la compraventa de productos derivados


de cannabis (como fármacos), ninguna farmacia chilena ha incluido aún tales productos y tampoco
ninguna farmacéutica de ese país produce algún fármaco que se pueda comercializar. Por eso, el modo
de acceder al cannabis medicinal en Chile es a partir del autocultivo. En la actualidad, el número de
usuarios se encuentra en expansión.

El Servicio Agrícola y Ganadero es el organismo del Ministerio de Agricultura encargado de recibir


las solicitudes para la siembra de cannabis, las cuales son analizadas en forma particular, cuidando que
exista una concordancia entre las especificaciones de la solicitud y los fines para los que se solicita
establecer el cultivo.

❖ Para evitar inconvenientes legales, se les recomienda a los usuarios contar con una receta de su
médico tratante en la que este indique el formato y la dosis de cannabis(vaporizado, resina o
aceite de cannabis, macerados, tinturas, cremas), junto con los documentos necesarios que
acrediten la enfermedad que se está tratando y para la cual se está cultivando. Se recomienda
tener debidamente etiquetadas las plantas con nombre, fecha de cultivo y fines (para uso
medicinal).

Fundación Daya

Daya significa “amor compasivo” en sánscrito. La Fundación Daya es una organización sin fines de
lucro, cuyo objetivo es la investigación y promoción de terapias alternativas orientadas a aliviar el
sufrimiento humano, así como asesorar en el diseño de políticas públicas que promuevan el bienestar
físico y espiritual de las personas. Cuenta con un equipo de terapeutas y médicos que diariamente tratan
a pacientes con distintas patologías, todas sobre la base de un tratamiento de cannabis medicinal.

Los médicos de la fundación certifican por escrito la indicación de uso medicinal de aceite de cannabis.
Cuando la persona es atendida por los profesionales, se la ingresa como paciente, se le entrega un carnet
de “usuario medicinal” y se la incorpora al registro nacional de usuarios medicinales que lleva la
fundación para tal efecto y que ya ha tenido reconocimiento legal por los tribunales de justicia chilenos.
Además, la fundación provee a los usuarios de asesoría legal.

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La Fundación Daya promueve el autocultivo de cannabis. La idea es que cada paciente pueda cultivar
la materia prima de su medicamento. Este método reduce los costos y se presenta como estrategia
para regular el mercado y colaborar con el acceso global a la medicación. Además, la técnica de
autocultivo se propone como una actividad terapéutica en sí misma. En esta línea, asegura Ana María
Gazmurri (2016), presidenta de la Fundación Daya, que “para un paciente oncológico es bueno que su día
parta de ocuparse de sus plantas, es muy distinto de ir al hospital a que le den pastillas”.

En Chile, el 80% de los médicos atiende en el sistema privado, lo que dificulta el acceso a la salud y
genera grandes costos a los pacientes. La Fundación Daya brinda talleres de cultivo que acompañan al
paciente hasta la cosecha. Luego, cada uno asiste con su cultivo a un taller de elaboración de aceite en
el que se les enseña para que luego continúen con la actividad por su propia cuenta.

En septiembre de 2014, la Fundación Daya recibió la autorización del Servicio Agrícola y Ganadero
para cultivar 425 de plantas de Cannabis sativa destinadas a la elaboración de cannabismedicinal en la
comuna de La Florida. En abril de 2015, se cosecharon 100 kg de flores de cannabis, con las que se
hicieron ocho litros de aceite puro que sirvieron para abastecer el tratamiento paliativo de dolor a 200
pacientes oncológicos.

❖ El 18 de enero de 2016 fue un día histórico para la Fundación Daya y la región en desarrollo e
investigación del cannabis medicinal. Se hizo el lanzamiento oficial del mayor cultivo
de cannabis para uso medicinal de Latinoamérica, con más de 6400 plantas de 16 variedades
de cannabis, estimando que de cada planta pueden obtenerse 250 gramos de flores secas.

El proyecto se propone el abastecimiento de más de cuatro mil tratamientos, a partir de los cuales se
llevarán a cabo estudios clínicos sobre el abordaje de:

• epilepsia refractaria
• patología oncológica
• dolor crónico no oncológico

La fundación cuenta con el apoyo de 20 municipios que colaboraron con la financiación del proyecto.
Los cuatro mil pacientes para tratar provendrán de dichas localidades y accederán al aceite
de cannabis de forma gratuita y bajo control de los profesionales de la fundación. A partir de la evolución
de los casos, se construirá la evidencia.

Asimismo, el proyecto es avalado por el Ministerio de Salud chileno. Por tal motivo, los estudios se
desarrollarán con pacientes de hospitales públicos. Los servicios de salud de cada municipio evaluarán
cuáles son los pacientes que cumplen con los criterios de inclusión para los tres estudios clínicos que
se han programado: epilepsia refractaria: (Hospital Clínico San Borja Arriarán de Santiago), pacientes
oncológicos (Instituto Nacional del Cáncer) y pacientes con dolor crónico no oncológico (Hospital las
Higueras de Talcahuano).

A su vez, la Universidad de Valparaíso planea desarrollar investigaciones acerca del tratamiento de


ansiedad, depresión y trastorno obsesivo compulsivo.

En diciembre de 2016, comenzó la convocatoria para el primer estudio clínico, estableciendo como
requisitos: “pacientes mayores de 18 años con cáncer de mama o pulmón, con dolor agudo o severo que
estén en tratamiento para el cáncer y que al menos estén utilizando dos analgésicos para controlar el
dolor”.

El formato es un estudio doble ciego en el que se empleará aceite de cannabis (2,5 THC: 1 CBD)
producido a partir de la cosecha de 400 plantas.

❖ Chile apuesta a generar evidencia a la par de impartir un tratamiento gratuito y de fácil acceso
para sus habitantes.

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Actividad 2

a. ¿Cuáles son los cambios más significativos en relación con el uso medicinal del cannabis que propone
el proyecto de ley argentino?

b. ¿Cuáles experiencias internacionales considera más innovadoras y por qué razón? ¿Cómo se concibe
al enfermo y qué papel adopta el Estado?

c. ¿Considera posible la aplicación de las experiencias internacionales en el país? ¿Qué cuestiones


identifica como problemáticas para implementarlas?

Evidencia médica para el uso de cannabis en


afecciones neurológicas
Quizás por las restricciones legales y controversias vigentes, la información proveniente de ensayos
clínicos acerca del uso de cannabis medicinal es extremadamente escasa. Prueba de ello es que la
búsqueda sistemática en MeSh sobre uso médico de la marihuana solo arroja 364 artículos al 23 de
noviembre de 2016. El más antiguo de los cuales data de 2013 (los resultados de esta búsqueda se
encuentran listados en el apartado “Notas”).

La ausencia de ensayos clínicos que evalúen eficacia y seguridad del producto nos limita a una actitud
médica de prevención cuaternaria, donde lo primero es no hacer daño (primum non nocere). El uso fuera
de prospecto (off label) llega frente a una situación desesperada, por la demanda de un paciente, por lo
general, agotado de tratamientos que no le dan respuesta a sus síntomas y el ceder de un médico que no
puede saber qué es lo que sobrevendrá.

❖ Cabe destacar que los conocimientos médicos actuales se basan en la observación de los
efectos secundarios del uso agudo y no en su aplicación a largo plazo. Nuestra formación
médica nos ha provisto de información acerca del cannabis en términos de efectos adversos del
uso problemático. Conocemos al cannabis como droga de abuso, hemos estudiado las
consecuencias en la salud del uso compulsivo, indiscriminado, problemático.

Revertir esos preconceptos es un arduo trabajo, principalmente porque la sustancia continúa


prohibida. En este sentido, Raquel Peyraube (2015), médica especialista en consumo problemático de
drogas y asesora del Instituto de Regulación y Control del Cannabis en Uruguay asegura que “la
prohibición generó un producto, que es este romanticismo con el que estamos encarando la terapéutica
con el cannabis. Un ejemplo son los productos comestibles, como chupetines y brownies, que fueron una
buena manera de saltar los obstáculos de la prohibición, pero no estoy de acuerdo con su uso en la
práctica médica. Tienen más efectos adversos, una absorción errática y es imposible dosificar, no puedes
asegurar que todo el brownie tenga la misma concentración de cannabinoides”.

Por ello, en la presente sección, exponemos un apartado específico acerca de la información


disponible sobre la eficacia del cannabis en el tratamiento de distintas afecciones neurológicas,
concretamente tres:

• Esclerosis múltiple.
• Epilepsia.
• Enfermedad de Parkinson.

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Todas ellas son enfermedades crónicas y, en mayor o menor medida, discapacitantes, motivo por el
que las personas que las padecen han explorado el uso de derivados del cannabis aun más allá de la
evidencia médica disponible en la actualidad. Consideraremos la evidencia médica en relación a los
estudios en animales, el reporte de casos, los ensayos clínicos, las revisiones, los metanálisis y el
consenso de experto (guías). Nos interesa destacar la necesidad de investigación sobre el tema.

En palabras de Peyraube, para hablar de cannabis medicinal, necesitamos hacer posología, conocer
las interacciones, contar con un monitoreo pertinente, establecer las dosis necesarias. Y, aunque esta
colega apoya el uso del cannabis herbario para asegurar la acción de sus componentes en un acto
sinérgico por naturaleza, destaca la importancia de trabajar en la estabilización de las
cepas de cannabis y su estandarización, afirmando que de ese modo “todas las flores de una planta van
a tener la misma concentración de cannabinoides con una variación del 1% al 2%”.

Por supuesto, para lograr dichos objetivos, es necesario contar con la autorización del Estado para
investigar una sustancia a la fecha ilegal (Ley de estupefacientes, 1989), financiación y tiempo de
investigación. Del otro lado del escritorio, los pacientes exigen el acceso a una medicina natural que se
erige como una suerte de elixir que promete el paraíso.

En el medio, entre las justificadas demandas de los pacientes y las legislaciones insuficientes,
quedamos los médicos, quienes debemos enfrentar el dolor del otro cara a cara y buscar el método que
otorgue mejor calidad de vida a aquellos que nos consultan en busca de ayuda.

Esclerosis múltiple

➢ La esclerosis múltiple es una afección crónica producida por la desregulación en el


funcionamiento del sistema inmune, el cual se activa, induce inflamación, degeneración y
desmielinización en diferentes regiones del cerebro y de la médula espinal, provocando síntomas
y signos de déficit neurológicos que varían y fluctúan en el tiempo, dependiendo del área
lesionada.

Dentro de los síntomas más frecuentes, se encuentran:

• Alteraciones de la:
✓ Sensibilidad
✓ Visión
• Desequilibrio.
• Trastornos de la marcha.
• Pérdida de fuerza.
• Espasticidad.
• Fatiga.
• Incontinencia urinaria.

En la actualidad, esta patología afecta a alrededor de 2,5 millones de personas entre los 17 y los 65
años en todo el mundo, lo que se asocia a grandes costos sociales y económicos, dado su carácter
crónico e invalidante con deterioro progresivo en la calidad de vida.

❖ La espasticidad es uno de los síntomas que se presenta con más frecuencia conforme avanza la
enfermedad.

Se produce por lesiones inflamatorias y desmielinizantes que afectan la vía motora y provocan
una activación muscular involuntaria de manera intermitente o sostenida. Alrededor de dos tercios de

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los pacientes poseen algún síntoma de espasticidad y, en el 40% de ellos, la espasticidad causa
discapacidad y altera la calidad de vida.

Se presenta como:

• rigidez muscular
• calambres
• alteración del sueño y la movilidad
• aumento de la frecuencia urinaria

Según la Sociedad Española de Investigación sobre Canabinoides (2002), la Esclerosis Múltiple (EM)
es “una de las enfermedades neurológicas donde los cannabinoides podrían tener una prometedora
acción terapéutica”. Esta enfermedad de origen autoinmune produce importantes alteraciones
neurológicas, principalmente a nivel motor, como consecuencia de alteraciones en la mielina y pérdida
axonal.

En diferentes estudios, se ha observado la mejoría parcial de espasticidad y facilitación del inicio de la


marcha luego del tratamiento con productos de tetrahidrocanabinol + canabidiol (Sativex, Nabiximols), por
lo que se estima que los canabinoides podrían tener un papel importante en el manejo de la espasticidad
no controlable con las terapéuticas habituales.

❖ Cabe destacar que los pacientes que padecen esta enfermedad y utilizan cannabis,
experimentan un alivio sintomático evidente, principalmente en lo referido a la espasticidad y el
dolor. Asimismo, se estima que en la esclerosis múltiple se produce un aumento del tono
endógeno canabinoide como mecanismo de protección frente al daño neurológico.

Destaca la ANMAT (2016) en su revisión acerca de los usos terapéuticos del cannabis: “creemos
importante destacar que, si bien los resultados obtenidos no mostraron diferencias estadísticamente
significativas, los puntos estimados y la dirección del efecto observados sugieren beneficios”.

Evidencias para el uso de cannabis

Este es el tópico que quizás posee los argumentos más fuertes sobre efectividad y beneficios
del cannabis como tratamiento de enfermedades neurológicas.

En modelos con animales (ratones) de esta enfermedad (encefalomielitis autoinmune), se ha


demostrado que el THC reduce la espasticidad y el temblor. Efectos similares pueden ser vistos ante la
inhibición de la recaptación de endocanabinoides o degradación en la médula espinal. Por el contrario, la
administración de un antagonista del receptor puede empeorar la espasticidad en este mismo modelo con
animales. Los agonistas de los receptores canabinoides pueden disminuir los espasmos y el dolor en
modelos con animales.

En estudios humanos, se observaron concentraciones elevadas de CB1 en aferentes nociceptivos


primarios y se propone la participación de receptores CB2 en la regulación del dolor de origen
inflamatorio.

❖ En un estudio de cohorte que involucró a 112 pacientes con esclerosis múltiple y que se
automedicaron con cannabis, más del 90% de la muestra notó una mejoría en relación con la
espasticidad, dolor y temblor. (Consroe, 1998)

El estudio conocido como CAMS (The Cannabinoids in Multiple Sclerosis) evaluó la eficacia de los
canabinoides en los síntomas de esclerosos múltiple. En este trabajo, se analizaron 630 sujetos, con
formas de esclerosis múltiple a brotes y remisiones, secundariamente progresiva y progresiva primaria, a

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los que se asignó aleatoriamente un canabinoide o placebo para evaluar de forma controlada la eficacia
de THC y canabidiol (CBD) frente a dronabinol y frente al placebo. Logró demostrar la ausencia de
cambios significativos en el objetivo primario (espasticidad) entre los grupos, pero una mejoría subjetiva
significativa en la espasticidad, dolor, sueño y espasmos.

Desde entonces, numerosos ensayos europeos grandes, aleatorizados y, a menudo, doble ciego, que
utilizan el fármaco combinado THC/CBD nabiximols (también conocido como extracto oral de cannabis,
OCE) también han mostrado una mejora subjetiva significativa principalmente en espasticidad y dolor,
sin cambios en las medidas de discapacidad.

Una revisión sistemática de AAN 2014del cannabis para el tratamiento de trastornos neurológicos
seleccionados, encontró resultados similares a los del estudio CAM y el estudio de la medicina alternativa
AAN (Koppel y cols., 2014). Los autores concluyeron que, para la espasticidad en la esclerosis múltiple, la
OCE es eficaz para reducir las puntuaciones notificadas por los pacientes (dos estudios de clase I),
probablemente ineficaces para medidas objetivas de espasticidad a las 12 a 15 semanas (un estudio de
clase I). Pero posiblemente, en forma objetiva, eficaces en un año (un estudio de clase II).

Se alcanzaron conclusiones similares para el THC y los nabiximoles. Para los pacientes con
esclerosis múltiple y espasmos dolorosos o dolor central, el OCE es eficaz (dos estudios de clase I) y los
THC/nabiximoles son probablemente eficaces (un estudio de clase I cada uno). Además, es posible que el
THC y OCE sean ineficaces (un estudio de clase I) y los nabiximoles posiblemente ineficaces (un estudio
de clase II), para tratar el temblor relacionado con esclerosis múltiple.

Epilepsia/epilepsia refractaria

➢ Para la Organización Mundial de la Salud, la epilepsia es un “trastorno neurológico crónico que


afecta a personas de todas las edades” (OMS, 2016).

Representa el 1% de la carga mundial de morbilidad en la población y, de ese porcentaje, solo el


70% recibe un tratamiento eficaz con medicación. El 30% restante puede evolucionar hacia una epilepsia
resistente a la medicación, lo que causa un deterioro neuronal progresivo.

El tratamiento tradicional y estandarizado de las epilepsias está basado fundamentalmente en la


administración crónica y continuada de fármacos antiepilépticos que inhiben la aparición de las crisis
epilépticas, pero no modifican el sustrato patológico esencial que genera la susceptibilidad de base a su
padecimiento.

➢ El término epilepsia refractaria describe a los pacientes que persisten con crisis epilépticas, las
que no pueden ser controladas pese al uso apropiado de al menos dos antiepilépticos, usados
en forma individual o combinada.

La epilepsia refractaria se presenta con mayor frecuencia en los pacientes con epilepsias secundarias
a anormalidades estructurales cerebrales (que incluye malformaciones congénitas, displasias corticales,
secuelas de infartos o hemorragias o la esclerosis hipocampal, entre otras afecciones), en aquellos
pacientes que debutan con crisis muy frecuentes o en pacientes con epilepsias de inicio en la infancia
temprana. Entre estas últimas, se incluyen las epilepsias de causa genética, como el síndrome de Dravet,
las epilepsias mioclónicas progresivas y otros síndromes de la infancia como el de Lennox Gastaut.

La investigación del uso terapéutico del cannabis en esta población comenzó con la aprobación por la
FDA (Food and Drug Administration) de proyectos que se iniciaron en enero de 2015, con un fármaco
basado en canabidiol puro, dada la existencia de una creciente presión en la búsqueda de alternativas
terapéuticas no tradicionales.

Según el análisis acerca del uso terapéutico de canabinoides de la ANMAT, se observó una reducción
mayor o igual al 50% en la frecuencia de las convulsiones en el 47% de los pacientes tratados con CBD o
su asociación con THC, concluyendo que puede ser considerada como una alternativa adyuvante en el

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tratamiento de estos pacientes. Agrega: “persisten aún dificultades para poder determinar la composición
exacta de los productos y las dosis a utilizar. Sin embargo, los estudios mencionados alientan la
posibilidad terapéutica efectiva para algunos pacientes” (ANMAT, 2016).

En relación con la epilepsia refractaria en niños y adultos jóvenes, la ANMAT destaca: “para esta
gravísima condición de difícil tratamiento y efectos adversos frecuentes derivados de la medicación, esta
evidencia, aunque débil, puede ser considerada como una alternativa adyuvante en el tratamiento de
estos pacientes” (ANMAT, 2016).

Evidencias para el uso de cannabis

❖ Del análisis de la búsqueda sistemática acerca del uso de cannabis para esta condición, se
desprende que aunque la investigación científica básica sugiere que puede suprimir las
convulsiones en la epilepsia, no hay datos clínicos suficientes para confirmar su eficacia
terapéutica.

El número y la calidad de los ensayos clínicos sobre el uso del cannabis son muy limitados. Esto
quizás puede responder a múltiples causas:

• restricciones legales para su uso


• variabilidad en los diseños de los estudios
• frecuente falta de ciego

Los modelos roedores han demostrado que hay un incremento en la expresión de receptores CB1 en
el corto tiempo posterior a un evento de estado epiléptico, con hallazgos similares en los modelos
roedores de convulsiones febriles. Esto ha sido interpretado como sugestivo de que existe un efecto
neuroprotector compensatorio, para suprimir la neuroexcitabilidad posterior a las convulsiones.

El tratamiento de ratones epilépticos con THC o agonistas similares (para el receptor CB1) reduce la
frecuencia de convulsiones a un nivel superior al logrado en ratones tratados con fenitoína y
fenobarbital; mientras que los canabinoides 2-araquidonoil glicerol y araquidonil etanolamida reducen la
frecuencia tanto de corrientes postsinápticas excitatorias espontáneas como en miniatura, a nivel de
tejidos.

Para apoyar aún más la hipótesis neuroprotectora del sistema canabinoide, varios estudios adicionales
en animales han demostrado que los antagonistas de los receptores canabinoides disminuyen el umbral
de convulsiones y disminuyen la frecuencia de crisis (a corto plazo) en ratones epilépticos (es decir, los
días libres de crisis). Sin embargo, el uso a largo plazo puede resultar en el desarrollo de tolerancia o
pérdida de efecto protector. Los estudios del tejido epiléptico crónico humano (frente a los controles) han
demostrado una disminución de los receptores CB1 y ligandos endocanabinoides en el hipocampo, lo que
sugiere que con el tiempo la respuesta neuroprotectora compensatoria se suprime como parte del estado
de enfermedad en la epilepsia crónica, lo que predispone a una mayor probabilidad de convulsiones
(Hampson y cols., 2000; Wallace y cols., 2003; Ludányi y cols., 2008; Hofmann and Frazier, 2013).

En una revisión de Cochrane, en 2012, reunieron todos los Ensayos Clínicos Aleatorizados (ECA) que
evaluaron el uso de cannabis en la epilepsia (Gloss y Vickrey, 2014). El resultado primario en esta
revisión fue la libertad de convulsiones durante al menos 12 meses, mientras que los resultados
secundarios fueron un alivio de crisis durante seis meses y cualquier evento adverso potencial. La
revisión encontró solo cuatro estudios aleatorios (entre 1978 y 1990), pequeños y de corta duración (el
estudio más grande fue de 15 pacientes), que consideraron de baja calidad y de alto sesgo. Ninguno de
estos estudios exploró los resultados deseados de la revisión. Los únicos datos que se pudieron sostener
fueron que las dosis de 200 a 300mg de canabidiol pueden ser seguras.

La revisión AAN 2014 del cannabis para el tratamiento de la epilepsia no encontró datos suficientes
para apoyar o refutar su efecto sobre la epilepsia (no hay estudios de clase I-III). (Koppel et al., 2014)

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Si bien en la actualidad existen testimonios dentro de la prensa popular (divulgación pública) del uso
del cannabis en pediatría para el manejo de la epilepsia refractaria, esto todavía no ha sido demostrado,
en forma adecuada, por medio de ensayos clínicos extensos y bien controlados (Porter; Jacobson, 2013).
Actualmente, se encuentra en curso un ensayo clínico multicéntrico evaluando Epidiolex, un derivado del
canabidiol, para la seguridad y tolerabilidad del cannabis para el tratamiento del Síndrome de Dravet y el
síndrome de Lennox-Gastaut, refractarios al tratamiento médico.

El estamento de la posición de la Sociedad Americana de Epilepsia en 2014 sobre el cannabis para el


tratamiento de la epilepsia (American Epilepsy Society, 2016) estableció los siguientes parámetros:

• Los recientes reportes anecdóticos de efectos positivos del derivado de la marihuana canabidiol
para algunos individuos con epilepsia resistente al tratamiento aportan razones de esperanza
(give reason for hope). Sin embargo, debemos recordar que estos solo son reportes anecdóticos.
Están faltando evidencias científicas robustas para el uso de la marihuana.
• La falta de información no significa que la marihuana sea inefectiva para la epilepsia. Esto
simplemente quiere decir que desconocemos si la marihuana es un tratamiento seguro y
efectivo, lo cual implica el por qué esto debería ser estudiado a través de los métodos de
investigación adecuados a los que los demás tratamientos antiepilépticos efectivos han sido
sometidos.
• Tales conceptos de seguridad se aparean con una ausencia de evidencia de eficacia en
resultados de estudios controlados en una razón riesgo/beneficio que no permite sostener el uso
del cannabis para el tratamiento de las convulsiones en este momento. La investigación es
desesperadamente necesaria.

❖ Para incrementar la investigación clínica sobre la eficacia y seguridad del cannabis como un
posible tratamiento de la epilepsia resistente, la Sociedad Americana de Epilepsia insta a que se
revise el estado de marihuana como una sustancia “controlada por la DEA en la lista 1”. Al
presente, la comunidad epiléptica desconoce tanto si la marihuana es un tratamiento seguro y
efectivo como los efectos que esta sustancia posee a largo plazo sobre el aprendizaje, la
memoria y la conducta, en especial, en infantes y niños jóvenes.

Cannabis y epilepsia: la experiencia de los usuarios

En 2013, fue pública la historia de Charlotte Figi, una niña de seis años con diagnóstico de síndrome
de Dravet, que padecía alrededor de 300 crisis por semana y no podía hablar, comer o caminar. Frente a
la falta de respuesta a los fármacos antirecurrenciales, sus padres decidieron intentar con aceite de
canabidiol. Al poco tiempo de iniciar el tratamiento, los ataques de Charlotte se redujeron de 300
semanales a solo 3 en un período de ocho meses, además de una notable mejoría general. A partir de
este caso, comenzó el interés en la utilización del cannabis medicinal para este tipo de patologías.

❖ En nuestro país, existe una organización no gubernamental de madres cultivadoras de cannabis,


Mamá Cultiva Argentina, que impulsa el uso medicinal del aceite producido, en forma artesanal,
por las familias de los niños con este tipo de patologías resistentes.

Entre los testimonios de las madres cultivadoras, se destaca:

• Mayor conexión de los niños con el entorno.


• Mejoría en el estado de ánimo.
• Disminución del número e intensidad de crisis epilépticas (se describen casos en los que el
número de las crisis ha descendido de 40/día a solo una o dos crisis diarias).
• Posibilidad de disminuir las dosis de los fármacos antiepilépticos, a partir de la incorporación del
aceite de cannabis como fitoterapia complementaria.

30
❖ En este punto, vale reponer el debate acerca de la medicalización de las infancias y la calidad de
vida de los pacientes.

El reclamo de las familias se desprende del impacto de la medicación en los niños. Para lograr el
efecto deseado, es necesario tolerar muchos efectos secundarios. Por ello, la posibilidad de disminuir la
dosis de fármacos antiepilépticos no es un detalle menor, dado que este grupo de medicamentos produce
toxicidad y efectos colaterales que, aunque mejoren el síntoma, repercuten en la vida de cada individuo
en particular.

Los efectos secundarios de algunos de los fármacos más utilizados, en la actualidad, son:

• Fenitoína (Epamin®): destacan entre los signos de toxicidad la aparición de nistagmo (sacudidas
involuntarias del globo ocular), visión doble y ataxia. Entre los efectos indeseables, cabe citar la
hipertrofia de las encías, rasgos faciales toscos, hirsutismo, insomnio, náuseas y erupciones
cutáneas. A dosis altas puede haber trastornos del comportamiento y falta de energía.
• Carbamacepina (Tegretol®): droga potencialmente hepatotóxica. Entre sus efectos adversos, se
destacan náuseas, vómitos, jaquecas, visión doble, mala coordinación y somnolencia.
• Fenobarbital (Luminal®): en niños pequeños, tiene el efecto paradójico de irritabilidad,
agresividad e hiperactividad, mientras que en los adultos produce sedación. Puede ocasionar
dependencia y, por tanto, ser difícil de retirar, precipitando aumento de las crisis. En los niños,
puede atenuar la atención y percepción, y ocasionar somnolencia, vértigo, cefaleas y náuseas. A
veces aparecen erupciones cutáneas y déficit de vitamina D. Puede darse anemia a largo plazo
cuando se toma junto con fenitoína.
• Valproato sódico (Depakene®): produce aumento de apetito, lo que en muchos casos genera
obesidad. Puede haber una pérdida temporal del cabello al comienzo de su administración y es
raro que el pelo vuelva a crecer ondulado o rizado. En un pequeño número de casos, se da
toxicidad hepática (sobre todo en niños que sufren retraso mental en asociación con trastornos
metabólicos). A altas dosis puede aparecer tendencia a la hemorragia.

Enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson o parálisis agitante es la forma más común de parkinsonismo progresivo
no asociado a etiología tóxica. Clínicamente, se expresa como un trastorno del movimiento en el que se
evidencia un temblor en reposo, rigidez, bradiquinesia y, luego, alteraciones en los reflejos posturales.
Con la progresión de la enfermedad, intercurre con demencia en alrededor del 10% al 15% de los
pacientes.

❖ El efecto del sistema endocanabinoide dentro de los ganglios de la base no se encuentra


claramente establecido. Sin embargo, los ligandos endocanabinoides, sus enzimas para síntesis
y degradación y los receptores para canabinoides son abundantes en esta área cerebral, región
afectada en la enfermedad de Parkinson en primer lugar.

Los receptores CB1 se encuentran a lo largo del subcórtex, lo que involucra tanto las vías directas
como indirectas, y se coexpresa tanto con la localización de los receptores D1 como con la de los D2. Se
localizan principalmente en neuronas medias espinosas GABAérgicas del cuerpo estriado, concentradas
en dendritas y terminales axónicos presinápticos que inervan el globo pálido externo e interno, así
como substantia nigra pars reticulata y compacta.

Dependiendo la región donde se expresan, los receptores endocanabinoides pueden servir para
inhibir la liberación de glutamato, así como para promover o inhibir la actividad GABA dentro de estas
regiones. Como tal, no está claro si el sistema endocanabinoide incluso soportaría un estado hipocinético
o hipercinético, y mucho menos efectos más matizados en regiones individuales.

Morante en su libro Sin dolor (2017) afirma: “el cannabis constituye un potencial neuroprotector para la
terapia de esta enfermedad. El THC emerge como un componente interesante para ser utilizado, en forma
aislada, exigiendo una pronta investigación en pacientes que padecen la enfermedad de Parkinson”.

31
Evidencias para el uso de cannabis

La publicación que informa a profesionales acerca del uso médico de cannabi,s realizada por el
Ministerio de Salud canadiense (Health Canada, 2013), describe que en los pacientes recientemente
diagnosticados con enfermedad de Parkinson y aquellos que realizaron un washout de su medicación
habitual, se registraron niveles de anandamida en el líquido cefalorraquídeo que duplicaban a los
controles, paralelamente a lo observado en modelos con animales de enfermedad de Parkinson en los
que la pérdida de células dopaminérgicas se acompaña de elevaciones en los niveles de anandamida en
LCR. Asimismo, relata que en modelos animales, los niveles de receptores CB1 parecen
sufrir downregulation durante etapas iniciales, presintomáticas, pero durante las etapas intermedias y
avanzadas de la enfermedad, se evidencia un incremento en la densidad y funcionamiento de receptores
CB1 y un aumento en los niveles de endocanabinoides.

Por otro lado, destaca que los resultados de estudios en animales sugieren que el estímulo de los
receptores agonistas para canabinoides induce hipocinesia. Por eso, se consideran inadecuados como
tratamiento de primera línea para la enfermedad de Parkinson. Igualmente, la hipocinesia inducida por
canabinoides podría ser útil en la atenuación de la discinesia observada en pacientes que reciben
tratamiento crónico con levodopa.

Por último, agrega que los canabinoides que poseen propiedades antagonista CB1/agonista CB2, así
como efectos antioxidantes (por ejemplo, tetrahidrocanabivarina-THCV-homólogo del THC que posee una
cadena lateral de propilo en lugar del grupo pentilo del THC), podrían poseer potencial terapéutico.
Pero se requiere más investigación para determinar si los efectos beneficiosos observados en animales
son extrapolables al uso en humanos.

De la búsqueda sistemática en Mesh sobre el uso médico de la marihuana (Motor de búsqueda:


“Medical Marijuana”[Mesh]), se desprende que el efecto del cannabis en la enfermedad de Parkinson
es contradictorio y escasamente entendido, tanto en su dinámica como en la clínica.

❖ La investigación básica sobre los efectos del cannabis sobre el Parkinson es limitada y
conflictiva. Los modelos de enfermedad de Parkinson de roedores y primates muestran
significativa hiperactividad del sistema endocanabinoide en el cuerpo estriado, con reversión de
estos cambios en el contexto de terapia con levodopa.

También, se observan receptores CB1 aumentados en el estriado de pacientes con enfermedad de


Parkinson post mortem. No está claro si estos hallazgos sugieren que los endocanabinoides están
contribuyendo al parkinsonismo o si son una reacción compensatoria a la enfermedad. Otros modelos en
animales de la enfermedad de Parkinson muestran un aumento del ligando canabinoide 2-AG en el globo
pálido externo, lo que sugiere la inhibición de una porción de la vía directa por el sistema
endocanabinoide. Algunos estudios han sugerido que la reducción de la señalización del receptor CB1
puede estar asociada con discinesias, mientras que los estudios con roedores han sugerido que los
agonistas canabinoides pueden inducir la catalepsia y la acinesia. (Müller-Vahl y cols., 1999; Benarroch,
2007; Di Filippo y cols., 2008).

Del mismo modo, los efectos clínicos también son conflictivos. Un estudio que examinó las
puntuaciones de 22 pacientes con Parkinson al inicio del estudio y 30 minutos después de la inhalación
de cannabis (sin placebo) mostró una mejoría del puntaje medio total de la UPDRS (Unified Parkinson’s
Disease Rating Scale) (p <0,004), con subgrupos que mostraron mejoría significativa en la rigidez (7,6 A
6,5), temblor (7,6 a 3,6) y bradicinesia (13,1 a 8,6). (Lotan y cols., 2014). También, hubo mejoría
significativa en la puntuación del sueño y el dolor. Estos efectos duraron dos a tres horas.

En un estudio no controlado de 399 pacientes con la enfermedad de Parkinson


tomando cannabis durante meses, 46% reportaron alguna mejoría sintomática global (45% en el temblor
de reposo, 38% en la bradicinecia y 14% en las discinesias), en relación con el 4% que cayeron en
empeoramiento de los síntomas (Venderová y cols., 2004).

Por otro lado, un pequeño estudio aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo, de 14 pacientes
con la enfermedad de Parkinson que utilizaron cannabis, demostró ausencia de beneficio por UPDRS,
sin evidencias de efecto neuroprotector, y sin mejoría definida en las mediciones de calidad de vida
(Chagas y cols., 2014).

32
Un pequeño ensayo exploratorio de antagonista CB1 (aleatorizado, doble ciego, controlado con
placebo) no demostró mejoría en la función motora (Mesnage y cols., 2004).

En relación con el efecto clínico del cannabis sobre las discinesias, un estudio de 17 pacientes con
la enfermedad de Parkinson (aleatorizado, doble ciego, cruzado, controlado con placebo) que
recibiendo cannabis oral frente a placebo por cuatro semanas, no demostró mejoría en el UPDRS o las
discinesias, tanto de forma objetiva como subjetiva, con un 65% de pacientes que no arribaron a los
niveles blanco de cannabis en su sangre (Carroll et al., 2004).

En contraste, otro estudio aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo cruzado de siete
pacientes, mostró una significativa reducción de las discinesias con un agonista de los receptores
canabinoides. Sin embargo, dos de los pacientes tuvieron un altamente desproporcionado beneficio en
comparación con el efecto promedio de los cinco restantes (Sieradzan y cols., 2001). La revisión del 2014
de la AAN concluyó que OCE es probablemente inefectivo para el tratamiento de las discinesias inducidas
por levodopa en pacientes con la enfermedad de Parkinson (1 class I study) (Koppel y cols., 2014).

Actividad 3

a. ¿A qué nos referimos con el uso de cannabis “fuera de prospecto” y por qué razón ocurre esto?

b. ¿Existen evidencias con respecto al uso de cannabis para abordar el tratamiento de esclerosis múltiple
y epilepsia o epilepsia refractaria? Le pedimos que justifique su respuesta.

c. Afirmamos que los efectos del cannabis sobre la enfermedad de Parkinson “son conflictivos”. ¿Cuál es
la razón de esta afirmación?

Usos terapéuticos más difundidos del cannabis


Dolor
El dolor crónico es una condición compleja que involucra factores físicos, psicológicos y psicosociales,
y que contribuye a una reducción de la calidad de vida (Berlach, 2006). Su tratamiento, en especial, el del
dolor derivado de procesos cancerosos, y el dolor neuropático, representa un desafío (Callado, 2012) y
las opciones terapéuticas eficaces son limitadas (Lynch, 2011).

➢ En la Resolución N.º 105/2013 del Ministerio de Salud de la Nación, se aprobaron las “Pautas de
tratamiento de dolor crónico” en las que se define al dolor como “una experiencia sensorial y
emocional desagradable, vinculada con daños reales o potenciales a los tejidos, o descritas en
términos de dichos daños”, aclarando que por definición el dolor “está vinculado a la experiencia
subjetiva, personal, única y multidimensional (biopsicosocial)”.

La OMS propone una escalera analgésica de tres niveles:

• 1 (dolor leve): analgésicos no opioides (por ejemplo, paracetamol, AINE) a los que se les puede
agregar un adyuvante si es necesario. Si un no opioide ya no controla el dolor adecuadamente,
se debe agregar un analgésico opioide.
• 2 (dolor leve a moderado): analgésicos opioides de acción débil (por ejemplo, codeína) a los
cuales se les puede agregar analgésicos no opioides y adyuvantes si el dolor persiste o
aumenta.

33
• 3 (dolor moderado a intenso): opioides potentes a los cuales se les puede agregar analgésicos
no opioides y adyuvantes si es necesario. Si el dolor se incrementa, se debe aumentar
gradualmente la dosis de opioides hasta que el paciente no sienta más dolor. La dosis efectiva
analgésica de morfina variará considerablemente y va desde solamente 5mg hasta más de
1000mg cada cuatro horas. La dosis efectiva varía debido a cambios propios de la
biodisponibilidad sistémica. Por lo tanto, la dosis correcta es la dosis que proporciona analgesia
efectiva.

Los alcaloides derivados del opio que actúan a nivel central (poseen receptores a distintos niveles
del sistema nervioso) tienen la capacidad de aliviar el dolor y producen sensación de bienestar. También,
pueden provocar estupor, coma y depresión respiratoria cuando se consumen en dosis altas. Los más
utilizados, como morfina, hidromorfina, metadona y petidina, producen:

• Analgesia
• cambios del estado de ánimo: euforia, apatía, disforia
• depresión respiratoria
• somnolencia
• constipación
• retraso psicomotor
• habla farfullante
• alteración de la concentración o la memoria y alteración del juicio de realidad

En pacientes críticos, son útiles fundamentalmente para aliviar el dolor agudo moderado a intenso,
producido bien por politraumatismo, quemaduras, cirugía, infarto agudo de miocardio, etc.

El uso continuado de morfina y sus análogos induce tolerancia (menor efecto a igual dosis, con
necesidad de incrementarla) y cambios neuroadaptativos que son responsables de la hiperexcitabilidad
de rebote, que aparece cuando se retira la sustancia, cuadro conocido como síndrome de abstinencia
(alteraciones físicas que se producen al suprimir la administración de la droga o descender su dosis), y el
desarrollo de dependencia (conjunto de fenómenos del comportamiento, cognitivos y fisiológicos que
pueden desarrollarse tras el consumo repetido de una sustancia, con persistencia de consumo a pesar de
las consecuencias perjudiciales de la droga en el organismo). Asimismo, el alcohol, los antihistamínicos,
los relajantes musculares, los antipsicóticos, los antidepresivos tricíclicos y los sedantes hipnóticos
pueden interactuar con los opioides e intensificar sus acciones superpuestas, como la depresión
respiratoria y los efectos anticolinérgicos.

❖ En contraposición, los canabinoides son considerados analgésicos de alta potencia, bajo riesgo
letal y acción combinada central/periférica que optimizan el control del dolor con riesgo de dosis
letal mínimo. Resultan ser opciones muy útiles cuando se asocian a otras alternativas
terapéuticas para el manejo del dolor (ANMAT, 2016).

El THC ha demostrado potenciar la eficacia de los opioides (Cichewicz, 2003) al aumentar la


analgesia sin elevar las concentraciones de opioides en la sangre y sin inhibir su metabolismo,
probablemente a través de un mecanismo farmacodinámico (Abrams, 2011).

En la actualidad, se conoce la capacidad de los derivados del cannabis de bloquear o inhibir la


transmisión del impulso nervioso a través de la activación de receptores CB1 a nivel del cerebro, la
médula espinal y las neuronas sensoriales periféricas. Los receptores CB2 periféricos podrían estar
implicados en el control del dolor inflamatorio (Guindon, 2009).

Conforme a la guía de la ANMAT (2016) sobre usos terapéuticos de los canabinoides, en la


comparación de estudios clínicos estas moléculas muestran beneficios leves a moderados para el
tratamiento del dolor cuando se los compara con placebo. Asimismo, se destaca que el THC inhalado ha
demostrado ser la intervención con mayor efectividad. El alivio del dolor crónico representa una de las
condiciones más informada por los pacientes que utilizan cannabis medicinal y existe evidencia de que,

34
en algunos casos, comienza a reemplazar a los fármacos utilizados, en forma convencional, en el manejo
del dolor (Academy of Sciences Report, 2017).

Estudios a corto plazo sugieren que las medicaciones con canabinoides, como nabiximols, dronabinol
y nabilona, muestran una eficacia moderada en la reducción del dolor central o periférico persistente
en individuos que reciben otras drogas analgésicas. En tanto, los efectos adversos más frecuentes
(mareos, sedación, confusión, ataxia, xerostomía y hambre, entre otros) son comparables a los de los
tratamientos existentes en la actualidad y pueden ser minimizados si se comienza con una dosis baja y se
aumenta, de manera gradual, según sea necesario (Health Canada, 2013).

En una revisión sistemática y metanálisis realizado por Whiting y cols. (2015), se incluyeron 28
estudios clínicos evaluando nabiximols, THC fumado, nabilona, spray de THC,
dronabinol, cannabisvaporizado, cápsulas de ácido ajulémico, y THC oral, la gran mayoría comparando su
eficacia con placebo en el tratamiento del dolor crónico de diversas etiologías (neuropático, relacionado
con cáncer, fibromialgia, neuropatía diabética, neuropatía asociada a HIV, entre otras). Los resultados
mostraron que el promedio de pacientes que informaron una reducción en el dolor de al menos un 30%
fue significativamente mayor con el uso de canabinoides que con placebo. Los autores del estudio
consideran que existe evidencia de calidad moderada que sugiere que los canabinoides pueden ser
beneficiosos para el tratamiento del dolor neuropático y del dolor relacionado con el cáncer, en especial,
el THC fumado y nabiximols. Esto concuerda con los hallazgos de otra revisión realizada en el mismo
año, en la cual los autores concluyeron que el uso de productos derivados del cannabis para el
tratamiento del dolor relacionado con el cáncer mostraba evidencia significativa que lo sustentaba, a la
vez que obtuvieron resultados positivos con el uso de cannabis para el dolor neuropático (Jensen,
2015).

Según la revisión de Whiting, la Academy of Science concluyó en su informe sobre cannabis medicinal
que los canabinoides son un tratamiento eficaz para el dolor crónico en adultos (Academy of Sciences,
2017). A su vez, la Canadian Pain Society (2014) considera a los productos canabinoides como agentes
de tercera línea en el manejo del dolor neuropático.

❖ Vale destacar que el hábito de fumar cualquier sustancia es lesivo en sí mismo y no puede ser
un consejo médico.

Las guías de información para profesionales sobre la utilización del cannabis con fines medicinales del
Ministerio de Salud de Canadá (Health Canada, 2013) resaltan la disminución del daño producido por el
consumo a partir de vaporizadores, un aparato que calienta la materia vegetal sin exponerlo a la
combustión. “La vaporización del cannabis ha sido explorada como una alternativa al fumado. Las
potenciales ventajas de la vaporización incluyen la formación de menor cantidad de productos tóxicos
como monóxido de carbono, hidrocarburos aromáticos policíclicos y alquitrán”.

❖ Para determinar posibles dosificaciones, es necesario realizar más estudios. No obstante, la


Sociedad Española de Investigación de Canabinoides (SEICA, 2002), señala en la Guía Básica
sobre los Canabinoides: “es de destacar que la dosis de 5mg de THC se tolera bien en el
tratamiento del dolor neuropático sin producir alteraciones en la conciencia” y en relación con el
tratamiento del dolor crónico observa que “el THC a dosis de 10mg presenta una potencia similar
a 60mg de codeína”.

Cuidados paliativos y calidad de vida


Según la OMS, “los cuidados paliativos constituyen un planteamiento que mejora la calidad de vida de
los pacientes (adultos y niños) y sus allegados cuando afrontan problemas inherentes a una enfermedad
potencialmente mortal. Previenen y alivian el sufrimiento a través de la identificación temprana, la
evaluación y el tratamiento correctos del dolor y otros problemas, sean estos de orden físico, psicosocial o
espiritual” (OMS, 2015).

35
Aliviar el dolor y otros síntomas que padecen los pacientes es una parte esencial de la medicina
paliativa. Pero afrontar el sufrimiento implica mucho más que las cuestiones físicas. Los cuidados
paliativos tienen como objetivos centrales el bienestar del sujeto y mejorar su calidad de vida, y deben
proporcionarse a través de servicios de salud centrados en la persona, que presten especial atención a
sus necesidades y preferencias.

❖ En esta área de la medicina, en la cual la autonomía de los pacientes, su bienestar y en especial


su calidad de vida, son los ejes centrales de la terapéutica, el uso de cannabis ha crecido
notablemente (Green, 2010).

La experiencia sugiere que el uso de cannabis puede resultar eficaz para el alivio de diferentes
síntomas presentes en esta población, a saber:

• Náuseas y vómitos asociados a quimioterapia o radioterapia.


• Anorexia y caquexia.
• Dolor severo que no cede con los tratamientos convencionales.
• Ánimo depresivo e insomnio.

Además, el uso de canabinoides podría ayudar a reducir la cantidad de fármacos que estos
pacientes utilizan (Sutton, 2006).

Por otro lado, muchas de las drogas utilizadas en cuidados paliativos son de alta toxicidad y tienen
potencialmente efectos letales. En tanto, los canabinoides poseen una toxicidad notablemente baja y su
dosis letal en humanos no ha sido aún descrita (Carter, 2001; Bagshaw, 2002; Carter, 2004).

Algunos estudios clínicos han evaluado la relación entre el uso de cannabis y sus derivados, y mejoras
en la calidad de vida de los pacientes a través de instrumentos estandarizados. Pero los hallazgos son
variados en cuanto a su eficacia para mejorar la calidad de vida en los diversos trastornos analizados
(Health Canada, 2013). El padecimiento espiritual y existencial, de gran relevancia en los cuidados
paliativos, puede evolucionar, en forma favorable, con las terapias canabinoides, y sus beneficios
potenciales son conocidos a través de los usos medicinales y culturales tradicionales y confirmados en
informes anecdóticos de pacientes y cuidadores.

La sensación de bienestar o euforia leve producida por los canabinoides puede desempeñar un
papel terapéutico importante para los pacientes que se enfrentan con la desesperación de una
enfermedad terminal y la pérdida de función que suele acompañarla. Otro beneficio potencial podría
encontrarse en el papel que desempeña el sistema endocanabinoide (a través de su probable papel en la
extinción de recuerdos aversivos y la ansiedad que los acompaña) en disminuir el trauma que el
diagnóstico de una enfermedad terminal y los tratamientos cada vez más invasivos con frecuencia causan
a los pacientes.

Además, el efecto del cannabis sobre las percepciones puede tener un papel en la optimización de
los placeres sensoriales primitivos, lo cual podría incluir una mayor apreciación de la música, los
sabores, los aromas u otros placeres estéticos, desviando el foco de atención del dolor o la muerte
inminente. Asimismo, el aumento de la conciencia del momento, junto con el aumento de la introspección
y la meditación que el cannabis puede promover, y para la que se ha utilizado a la planta en diversas
tradiciones espirituales, podría conducir al crecimiento espiritual, lo cual ayuda al paciente a crear “una
buena muerte” (Aggarwal).

Náuseas y vómitos debido a quimioterapia


Las náuseas y vómitos son efectos adversos comunes de muchos agentes citotóxicos utilizados en
quimioterapia (Navari, 2009). Además de las molestias que generan al paciente, pueden causar lesiones
en la mucosa y alteraciones hidroeléctricas. También, en muchos casos, es la causa de abandono del
tratamiento (Callado, 2012). Se presentan en hasta el 80% de los pacientes y puede tener un impacto
importante en su calidad de vida.

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❖ Si bien existen casos de emesis secundaria a quimioterapia que responde a los fármacos
habituales, las náuseas agudas, retrasadas o anticipatorias no responden a los tratamientos de
primera línea de la misma forma (Health Canada, 2013), situación en la que los canabinoides
pueden proporcionar algún grado de beneficio.

Whiting y cols. (2015) evaluaron 28 estudios que informaron sobre los efectos de canabinoides en el
tratamiento de náuseas y vómitos relacionados con la quimioterapia. Los productos analizados incluían:

• Nabilona
• THC
• Levonantradol
• Dronabinol
• Nabiximols

Los hallazgos de la revisión sugieren que se obtenía un mayor beneficio con el uso de canabinoides
que con otros fármacos o placebo. Pero esta mejoría no alcanzaba relevancia estadística en todos los
estudios.

Según el informe de la ANMAT, los canabinoides fueron cuatro veces más efectivos que el placebo
para el control de náuseas y vómitos en pacientes bajo tratamiento quimioterápico. El mecanismo de
acción parece estar relacionado con la activación de receptores CB1 presentes en las regiones cerebrales
que participan en el control del vómito. Los canabinoides sintéticos más utilizados con este propósito son
la nabilona y el dronabinol, como problemas secundarios a esta terapia están los efectos psicotrópicos
producidos por los canabinoides y la potenciación de la inmunosupresión por efectos de la patología
neoplásica y del tratamiento con quimioterapia.

En Canadá, la Reglamentación de Acceso Médico a la Marihuana permite el uso de marihuana seca


para el tratamiento de las náuseas y vómitos en casos de pacientes oncológicos, que padecen estos
síntomas por la medicación utilizada en el tratamiento de sus patologías.

Anorexia y pérdida de peso


Se estima que dos terceras partes de los pacientes con cáncer sufren anorexia o pérdida significativa
de apetito, lo que conduce a una pérdida acentuada de peso y desnutrición grave, condición clínica
conocida como caquexia.

Se caracteriza por una alarmante pérdida de masa muscular esquelética, a la cual se atribuyen casi
un tercio de las muertes por cáncer. La caquexia se presenta en muchos tipos de cáncer, por lo general
en estadios avanzados de la enfermedad. Es muy frecuente en un subconjunto de tumores malignos,
principalmente en el cáncer de páncreas y cáncer gástrico, pero también en cáncer de pulmón, esófago,
cabeza y cuello y colorrectal.

El adelgazamiento es una característica de los pacientes infectados por el virus de la


inmunodeficiencia humana y constituye una entidad clínica de características propias
denominada wasting syndrome.

En personas que conviven con HIV, el estado nutricional desempeña un importante papel en la
regulación de la resistencia del huésped a las infecciones. Existe una relación directa entre la pérdida de
peso y la morbimortalidad debida a diferentes enfermedades infecciosas.

La capacidad del cannabis para estimular el apetito y la ingesta de alimentos ha llevado a que sea
considerada para mejorar estas situaciones clínicas problemáticas (Healthcanada, 2013). Según la
publicación del Ministerio de Salud Canadiense (2013), el consumo de canabinoides en sujetos sanos, ya
sea a partir de la inhalación o la ingesta de cápsulas de delta 9 THC, se correlaciona con un incremento
en la ingesta de comida, con mayor ingesta calórica y consecuente ganancia de peso, estimando que
dicha asociación se debería a la presencia de receptores CB1 en áreas cerebrales de control ingesta y

37
saciedad. Agrega: “la evidencia creciente sugiere un papel para el sistema endocanabinoide no solo en la
modulación del apetito, la palatabilidad de los alimentos y las ingestas, sino también en el metabolismo
energético y la modulación del metabolismo de lípidos y glucosa”.

De hecho, la reglamentación de Acceso Médico a la Marihuana canadiense autoriza el uso de


marihuana seca para el tratamiento de anorexia/caquexia o disminución de peso en pacientes con
patología oncológica o que conviven con HIV o síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y no han
recibido beneficios o no serían beneficiados por las opciones terapéuticas tradicionales.

❖ No existen aún ensayos clínicos aleatorizados que estudien los efectos del cannabis sobre el
apetito y el peso, en parte, debido a las limitaciones para el desarrollo de la investigación sobre
los beneficios terapéuticos de la planta de marihuana (Academy of Science, 2017).

Mücke (2016) realizó una revisión sistemática y metanálisis en la cual se incluyeron nueve estudios
que informaban sobre el aumento del apetito en pacientes con cáncer o HIV. Los canabinoides
resultaron superiores al placebo para el aumento de peso y los cambios en el apetito fueron significativos
para los pacientes con cáncer.

Fibromialgia

➢ La fibromialgia es un trastorno que se caracteriza por el dolor generalizado con alodinia e


hiperalgesia, al cual se suman otros síntomas como alteraciones del sueño, fatiga y alteraciones
cognitivas o emocionales (Smith, 2011).

Si bien las causas y su fisiopatología son aún desconocidas, se han percibido alteraciones en el
funcionamiento de las vías de procesamiento del dolor y en los niveles de ciertos
neurotransmisores (serotonina, noradrenalina, dopamina, opioides, glutamato y sustancia P) en
pacientes que padecen esta condición (Clauw, 2011; Becker, 2012).

Una revisión sistemática Cochrane realizada en 2016 encontró escasa evidencia sobre la eficacia de
los productos de cannabis para el tratamiento de la fibromialgia. Los autores concluyeron que la nabilona
no mostró resultados que sugieran beneficios para los pacientes con fibromialgia y no se encontraron
estudios relevantes con otros canabinoides a base de plantas o sintéticos. Otra revisión del mismo año
sobre la eficacia de los canabinoides en las enfermedades reumáticas coincide en que la evidencia es
insuficiente para recomendar el uso de productos cannábicos en el tratamiento de la fibromialgia. Pero los
autores consideran que podría haber algún beneficio terapéutico en el alivio del dolor y en el sueño,
aunque con considerables efectos adversos(Fitzcharles, 2016).

Sin embargo, los pacientes parecen no coincidir con estos resultados. En una encuesta en línea
realizada en 2014 por la National Pain Foundation, en la cual participaron más de 1300 enfermos de
fibromialgia, se designó al cannabis como el tratamiento más eficaz para tratar los síntomas.

❖ La mayoría de los pacientes de fibromialgia que participaron en el estudio afirmaron haber


probado los tres medicamentos con receta (Lyrica, Cymbalta y Savella), pero ninguno de estos
fármacos fue tan eficaz en el alivio de sus debilitantes síntomas como el cannabis.

38
Fig. 3
Encuesta realizada por la National Pain Foundation a 1300 pacientes con diagnóstico de fibromialgia
(2014).

Glaucoma

➢ Es una neuropatía óptica progresiva que constituye la primera causa de ceguera irreversible en
el mundo occidental.

Esta se produce por daño del nervio óptico, por lo general, asociada a un aumento de la presión
ocular. Una de las causas más frecuentes de este daño es el aumento patológico de la presión
intraocular, considerado un factor de riesgo que puede ser controlado (Prum, 2016). La mayoría de los
tratamientos están dirigidos a disminuirla.

En la actualidad, se estima que el delta 9 THC reduce la presión intraocular, esto sería por
disminución de la producción del humor acuoso, por disminución de la presión capilar o bien por mejoría
en la circulación del humor acuoso.

39
Según la publicación del Ministerio de Salud Canadiense, un estudio de seis pacientes (número
pequeño) demostró:

• Diminución de la producción ocular luego de la administración sublingual de 5mg de THC.


• Ausencia de respuesta frente a la administración sublingual de 20mg de CBD.
• Aumento de la presión ocular luego de la administración sublingual de 40mg de CBD.

Este organismo remarca en su publicación que “mientras el fumar o comer cannabis ha demostrado
disminuir la presión ocular, las terapias basadas en canabinoides parecen estar limitadas por su corta
duración de acción (tres o cuatro horas) y la presencia de efectos adversos físicos y psíquicos”.

Algunas investigaciones realizadas en la última década sugieren que los canabinoides poseen
potencial terapéutico para reducir la presión intraocular (Tomida, 2007). Pero la evidencia existente
es limitada y de hecho, en algunos casos ha demostrado ser un tratamiento ineficaz para tratar esta
condición (Academy of Science).

La ANMAT, por su parte, refiere en su informe de junio de 2016 que “no existen evidencias
sustentables para su aplicación en esta patología”.

Salud mental y cannabis: la necesidad de investigación


Sin ánimos de agotar el tema, en este apartado, solo pretendemos dar cuenta de la existencia
de nuevas investigaciones en el área de la salud mental orientadas a lograr una mayor comprensión
acerca del efecto terapéutico del cannabis en nuestro campo.

Los efectos psicotrópicos de los canabinoides y el estigma sociocultural de la marihuana como droga
de abuso han constituido una barrera para el desarrollo de investigaciones sobre el potencial terapéutico
de esta sustancia. Como sabemos, es habitual que se asocie al THC con la precipitación y agravación de
eventos psicóticos en individuos predispuestos, un hecho que deja a esta sustancia en un lugar prohibido
para este tipo de pacientes. Sin embargo, el CBD, también presente en la planta Cannabis sativa (su
concentración con relación a la cantidad de THC depende de la variedad de la planta), ha
demostrado propiedades antipsicóticas en estudios con animales de laboratorio, en ausencia de los
efectos adversos típicos de los bloqueantes dopaminérgicos.

El CBD se ha vuelto un interesante candidato como potencial agente terapéutico para patologías
crónicas como la esquizofrenia, donde el deterioro no solo se produce por la enfermedad en sí, sino
también por la utilización de fármacos con frecuentes efectos secundarios, de diversa magnitud, pero, en
general, de amplio impacto en la vida del paciente.

Por supuesto, para pensar en el uso del cannabis en este tipo de patologías, es necesaria la
realización de más estudios.

Ansiedad

La relajación y el alivio de la ansiedad constituyen dos de los motivos más informados para el
consumo de cannabis (Crippa, 2009).

Evidencia reciente parece indicar que existe potencial terapéutico para el uso de canabinoides en
el trastorno por ansiedad social (Schier, 2012). La administración de canabidiol se asoció con una
disminución de la percepción subjetiva de ansiedad en pacientes con este trastorno (Crippa, 2010; Crippa,
2011, Whiting, 2015; Academy of Science Report, 2017) y con mejoras en la esfera cognitiva y la
ansiedad en la prueba de hablar en público (stimulated public speaking task) (Bergamaschi, 2011).

Los estudios sobre uso de cannabis con fines recreativos en la población general sugiere que
las personas con ansiedad social podrían tener mayor probabilidad de un consumo
problemático(Buckner, Bonn-Miller, Zvolensky y Schmidt, 2007; Buckner, Heimberg, Matthews y Silgado,
2012; Buckner, Mallott, Schmidt y Taylor, 2006; Buckner y Schmidt, 2008; Buckner, Zvolensky y Schmidt,
2012).

40
❖ La investigación sobre el uso terapéutico de cannabis en el trastorno por ansiedad social muestra
tanto beneficioscomo posibles efectos perjudiciales, volviendo compleja la evaluación de su
potencial impacto sobre este trastorno (Walsh, 2016).

Trastorno por estrés postraumático

Los criterios diagnósticos para el trastorno por estrés postraumático (TEPT) incluyen la exposición a
un evento traumático (p. ej., lesiones graves, abuso sexual o amenaza de muerte) que se acompaña de
manifestaciones de malestar psicológico como pensamientos, recuerdos o sueños intrusivos sobre el
evento, conductas de evitación en relación con los estímulos asociados al hecho traumático, alteraciones
del estado de ánimo, síntomas persistentes de aumento de la activación (arousal) ausentes antes del
trauma, que conducen a un deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del
individuo (APA, 2013).

El sistema endocanabinoide se asocia con la regulación emocional y la cognición y se ha detectado


la presencia de elementos de este sistema en estructuras cerebrales involucradas en el aprendizaje y la
memoria y en regiones que desempeñan un papel central en el condicionamiento del miedo y la respuesta
a este (Lutz, 2007).

En una extensa revisión publicada en el Clinical Psychology Review en 2016, los autores hallaron un
aumento en el uso de cannabis medicinal para tratar los síntomas de TEPT. A pesar de lo incipiente de la
investigación sobre su eficacia para esta indicación, concluyeron que los resultados preliminares eran
prometedores (Walsh, 2016).

❖ El THC oral y los canabinoides sintéticos demostraron eficacia en mejorar la duración y calidad
del sueño y, en la disminución de pesadillas y flashbacks en pacientes resistentes al tratamiento
convencional (Fraser, 2009; Roitman, 2014).

Por el momento, la evidencia parece ser insuficiente para recomendar su uso (ANMAT, 2016;
Whiting, 2015; Mücke, 2016).

Psicosis

Los trastornos del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos son condiciones
psiquiátricas caracterizadas por la presencia de síntomas positivos (alucinaciones, delirios), síntomas
negativos (aplanamiento afectivo, falta de motivación o interés en la interacción social, anhedonia) y
deterioro cognitivo (por ejemplo, desorganización del pensamiento) (APA, 2013; NIMH, 2015).

Los estudios que han evaluado la administración de THC de forma aislada sugieren que esta
intervención no sería beneficiosa y podría resultar dañina para los sujetos que presentan un trastorno
psicótico o que poseen una predisposición genética o antecedentes familiares de psicosis (Healthcanada).
Sin embargo, estos estudios no reflejan los efectos de las diversas preparaciones con canabinoides que
son elegidas para el uso terapéutico (Walsh, 2016).

❖ Mientras que el THC tiene una acción psicotomimética, el canabidiol ha mostrado propiedades
antipsicóticas que podrían contrarrestar o atenuar los efectos de THC (Schubart, 2014).

En una revisión sistemática reciente, los autores consideraron que el CBD contrarrestaba los síntomas
psicóticos y el deterioro cognitivo asociado a la administración de THC, y que potencialmente
mostraba eficacia y seguridad como antipsicótico (Iseger, 2015).

Marihuana como puerta de salida

41
Un importante capítulo de este debate se lo lleva el uso de cannabis terapéutico en el campo de los
consumos problemáticos. En la práctica, ha demostrado ser útil tanto para los síntomas de abstinencia en
el tratamiento con drogas más nocivas (como el alcohol o la cocaína), como en su uso como puerta de
salida, para evitar el consumo crónico de drogas con mayor impacto en la salud del paciente, como el
paco (cocaína fumable).

❖ Estas prácticas, enmarcadas en la reducción de daños, son estrategias que se presentan como
eficaces para mejorar la calidad de vida de los pacientes atravesados por los consumos
problemáticos de sustancias.

Un estudio publicado en 2009 por el Harm Reduction Journal, realizado en un dispensario de


marihuana medicinal en California, evidenció que el 40% de los usuarios utilizó cannabis como sustituto
del alcohol y el 26% como sustituto de drogas ilícitas (cocaína, MDMA).

Actividad 4

a. ¿Cuál es su posición sobre el uso de la marihuana como puerta de salida?

b. En función de su experiencia profesional, le solicitamos que describa dos casos donde el paciente no
respondió a la medicina tradicional y podría considerarse el uso del cannabis con fines medicinales.

c. Una vez abordada la presente unidad didáctica, le pedimos que elabore una opinión sobre el uso de
cannabis con fines medicinales, los potenciales usos en beneficio de nuestros pacientes, los
preconceptos instalados y su posible implementación en el país.

Conclusiones
A lo largo de la investigación y producción del presente trabajo, nos hemos topado sistemáticamente
con la resistencia que genera pensar en prescribir una sustancia que hemos incorporado a nuestro
imaginario como dañina, adictiva y productora de enfermedad. También, con la incomodidad que nos
produce pensar en el impacto de este texto en los colegas. Texto que, sin ánimos de ser una apología al
consumo, intenta trabajar la problemática actual del acceso al cannabis como medicina y trata de aislar a
la sustancia del contexto sociocultural, de la historia. Considerarla como lo que es, una planta que, como
tantas otras, sirve para mejorar los síntomas de desequilibrios homeostáticos productores de lo que
conocemos como enfermedad.

Sin embargo, el tema cannabis medicinal nos expone ante un debate complejo. Por un lado, se
presenta como un dilema biopolítico y, por el otro, como una encrucijada médico-legal.

Desde una perspectiva biopolítica, el conflicto reside en darle lugar a la experiencia individual que
surge de conocimientos folklóricos en un universo médico en el que las variables poblacionales han
determinado todo el andamiaje de los conceptos de salud, enfermedad y abordajes terapéuticos. En este
sentido, es interesante reponer algunos conceptos de pensadores contemporáneos para, lejos de
concluir, abrir nuevos horizontes de pensamiento que fomenten nuestro principal objetivo, sembrar la
intriga.

En post scriptum sobre las Sociedades de Control, Deleuze (1990) destaca que en el régimen de los
hospitales, la nueva medicina existe “sin médico ni enfermo”, ya que lejos de buscar la individualización,
“sustituye el cuerpo individual o numérico por la cifra de una materia ‘dividual’ que debe ser controlada”.
Como resultado, el cuerpo individual y el cuerpo colectivo se imbrican simbólicamente en un concepto de
salud que despojará al sujeto de su cuerpo, en tanto este es parte de un colectivo que se rige a partir

42
de patrones estéticos, culturales y morales que dicha población comparte y, de algún modo, impone a
cada uno de los individuos que forman parte de ella.

Así, desde una perspectiva biopolítica, el saber/poder médico se empecinará en delimitar un concepto
de salud que tratará de aplicar al total de los cuerpos. En este sentido, Judith Butler (2002) explica que la
performatividad del discurso debe entenderse como una práctica reiterativa y referencial mediante la cual
este produce los fenómenos que regula e impone. Consideramos que esto mismo sucede con los
tratamientos, hoy en día atesorados por la industria farmacéutica hasta el punto de que resulta
perturbador pensar en la efectividad de un medicamento de elaboración artesanal. No obstante, las
madres cultivadoras refutan los conocimientos médicos hegemónicos argumentando que no hay mejor
medicina que la preparada en casa, con amor y a medida. Este discurso confronta con las terapéuticas
a las que los profesionales de salud estamos habituados. Pero se ha instalado en nuestra sociedad como
sostén de aquellos pacientes que no han obtenido resultados de los tratamientos convencionales
y exigen tomar una posición activa frente a las decisiones médicas.

Con respecto a la perspectiva “médico-legal”, si bien a lo largo del texto hemos intentado escindirnos
del concepto cannabis como droga de abuso, en este apartado, necesitamos reflexionar al respecto.
Por un lado, entendemos que las fricciones tienen que ver con esa dificultosa necesidad de apartarnos lo
más que podamos de preconceptos que solo obstruyen nuestra percepción del tema. Por el otro, si se
trata de hablar de drogas de abuso, nos interesa rescatar el concepto de la adicción como producto del
malestar social, no de la química del cuerpo. Como dijera el reconocido periodista Johann Hari, autor
de Tras el grito (2015): “Lo opuesto a la adicción no es la abstinencia, lo opuesto a la adicción es la
conexión”.

Sin embargo, el sujeto atravesado por el consumo es abolido de sus derechos y sistemáticamente
criminalizado. Desatender la situación de la criminalización de los usuarios es desestimar el impacto en la
salud de los individuos de las políticas prohibicionistas.

Un caso estremecedor es el de Miguel Ángel Durrels, un joven de 29 años que cayó preso en 2015 por
poseer cannabis para consumo personal. Esa noche, en la comisaría, se ahorcó con un cable. Nos
preguntamos qué implicancias tendría el castigo social en ese consumo para justificar tamaña
consecuencia. Lejos de entender el consumo problemático de sustancias como un tema de salud, el
prohibicionismo en materia de drogas genera una brecha entre las personas que requieren ayuda
médica y los profesionales.

En paralelo a la producción de este escrito, han sido varios los casos de allanamientos y
detenciones de cultivadores de cannabis para uso personal (recreativo o medicinal) o de terceros
(actividad que se asemeja a la de un caregiver estadounidense). A la fecha, varios de ellos permanecen
detenidos bajo las mismas carátulas que podría tener un narcotraficante.

Consideramos que la principal conclusión de este trabajo es que es urgente la investigación en materia
de salud, para poder conocer y poner al servicio de los pacientes los efectos del cannabiscomo
medicamento. Asimismo, creemos tanto o más urgente la revisión de la actual ley de drogas que, a
nuestros días, ha demostrado ser insuficiente para el correcto abordaje de la problemática vinculada al
consumo de sustancias.

Notas
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