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Nombre de la Práctica: Sistema Nervioso y Artemias

Práctica No. 3

Alumnos:

Barrera Hernández Arlette

Munive Cardenas Christian Giovanni

Ortiz Gómez José Alfredo

Sánchez Guzmán Eira Yenig

Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Psicología

Materia:

Prácticas de Psicobiología

Profesor:

Fabián Vergara Ovalle

Grupo: 4323

Fecha de Entrega:
Práctica No.3 de Psicobiología: Sistema nervioso y artemias

Introducción

Efectos de la temperatura en el sistema nervioso central


Orozco-Chinome et.al (2020) menciona que, para los mamíferos, el control de la temperatura
corporal es vital y que generalmente, actuamos conscientemente a una temperatura de 37°C.
Si llega a ocurrir una desviación, las afecciones a las propiedades celulares pueden causar
disfunciones fisiológicas.

El sistema nervioso central, junto con el sistema nervioso periférico, participan en la


termorregulación. La termorregulación es un proceso de activación que tiene por objetivo
mantener la homeostasis corporal y las funciones vitales constantes, su efectividad disminuye
con la edad. A su vez, permite que haya estabilidad en procesos cardiovasculares, endocrinos,
respiratorios, renales, entre otros. Igualmente, el hipotálamo participa a través de un sistema
de retroalimentación, donde la temperatura es modulada según las condiciones ambientales y
a través de comparación de la información térmica interna y la del medio, misma que es
detectada por los sensores térmicos que se encuentran en la piel, la médula espinal, órganos
internos y la región posterior del hipotálamo. Cabe aclarar que dichos sensores considerarán
como referencia los 37°C (Orozco-Chinome et.al, 2020).

Además, la termorregulación implica distintos procesos según Orozco-Chinome et.al (2020),


pues existe la termorregulación autonómica y la voluntaria, La primera se caracteriza por la
activación del sistema nervioso autónomo, es decir, sin la voluntad del sujeto; por tanto, se
darán respuestas hacia el frío y el calor como escalofrío en el músculo esquelético, aumento
de la actividad metabólica y de espiración de dióxido de carbono (frío) o taquicardia,
vasodilatación y sudoración (calor). Por otro lado, la termorregulación voluntaria refiere a las
conductas tomadas por el individuo ante la pérdida de su confort térmico, lo que no resulta
necesariamente exitoso.

La temperatura también está muy relacionada a los ciclos circadianos y a actividades como el
hambre, el sueño, la emoción y la atención. De hecho, según datos de la Revista Eubacteria
(2015) la acrofase (pico de temperatura) en los seres humanos se halla aproximadamente a las
18:00 h de la tarde, lo que coincide con lo que plantea Valdez (2015) de la atención, pues
dichos procesos muestran mayor eficiencia entre las 18:00 h y 21:00 h. Igualmente, la
temperatura puede ser indicadora de un cambio emocional e incluso estrés.

Pero, ¿qué sucede cuando se altera la temperatura corporal? Ayala (2007) explica que
pueden ocurrir diversos tipos de trastornos producto del aumento en la temperatura corporal y
que suceden cuando la producción de calor es más rápida que su eliminación. Comenzando
por los calambres, éstos son espasmos dolorosos de musculatura esquelética debidos a la
depleción sódica producto de las pérdidas por sudoración. Mientras que la síncope por calor
es una reacción ante la exposición prolongada al calor y por la pérdida de agua y sales, causa
debilidad, sed intensa, cefaleas, vértigo, hipotensión y taquicardia. El golpe de calor implica
presentar una temperatura corporal mayor a 40°C y con disfunción del sistema nervioso
central, se da una disfunción orgánica múltiple e induce una respuesta inflamatoria; hay del
tipo pasivo y activo, siendo que la forma pasiva ocurre en condiciones de humedad ambiental
y altas temperaturas, la forma activa se da debido al ejercicio extenuante en ambientes
calurosos. Así, en los golpes de calor hay un aumento del sodio en la sangre, de glóbulos
blancos, de urea y entre otras.

Según el Hospital de Quironsalud Campo de Gibraltar (2020), cuando un organismo se ve


expuesto a altas temperaturas, éstas afectan nuestro funcionamiento, haciéndonos sentir
fatigados físicamente. Además, se genera una actividad irregular en nuestro cerebro, pues las
altas temperaturas alteran el comportamiento de las células del sistema nervioso central,
dando como resultado un ritmo más ralentizado en estas. Pero cuando se superan los 40º
ocurren cambios estructurales en las neuronas, provocando un daño cerebral irreversible
principalmente ubicado en el cerebelo.

De igual forma, hay que tener en cuenta que Morales (2022) señala que, cuando hay una
exposición a los 40ºC, el hipotálamo deja de funcionar adecuadamente, por lo que nuestro
sistema natural de enfriamiento también deja de funcionar correctamente. Debido a esto, el
hipotálamo tiene que trabajar más para mantener una temperatura corporal idónea, por lo que
algunas funciones vitales pasan a segundo plano. Algo parecido pasa con el sistema de
comunicación cerebral, pues el tiempo de propagación de los impulsos nerviosos será mayor
al tiempo habitual, por lo que nuestra capacidad de respuesta será más lenta.

Asimismo, Ayala (2007) describe que ancianos, niños y pacientes psiquiátricos tienen
disminuido el centro termorregulador encargado de estimular la sed, por lo que son más
propensos a los trastornos ya mencionados y que existen trastornos del aumento en la
temperatura inducidos por fármacos.

Durante los procesos anteriormente mencionados hay que tener en cuenta que se ve
involucrado directamente el potencial de acción en las neuronas, esto, según Torres (2023), es
la señal eléctrica proveniente de las neuronas que será transmitida de neurona a neurona por
medio de la sinapsis. Esto ocurre cuando la carga eléctrica de una neurona en reposo es
menos positiva que la del interior de su membrana, pero más positiva que en el exterior, lo
que da como resultado un intercambio de cargas. La unidad de dicho potencial es el Voltio
(V).

Tal proceso inicia con el estado basal de la neurona. En este punto se abren los canales de
potasio de la membrana, mientras que los de sodio del interior de la membrana también son
abiertos, provocando que por cada 2 iones de potasio que entran salgan 3 de sodio. En la
segunda parte, se abren los canales de sodio en el exterior y las corrientes de sodio comienzan
a entrar a la membrana, provocando que los valores negativos se vayan haciendo menos
negativos hasta ser positivos. En la última etapa, los canales de sodio del exterior se cierran,
mientras que los canales de sodio del interior se abren, pero no hay más absorción de potasio
sino que este sale de la célula al exterior, para de esta forma restar carga positiva y hacerla de
nuevo negativa (Torres, 2023)

Efectos de la temperatura en las artemias

La artemia salina es un tipo de marisco artrópodo del tipo crustáceo, posee una adaptabilidad
fuerte ante los entornos adversos. Igualmente, al tener un grado alto de nutrientes se le
considera una dieta excelente para peces, camarones, cangrejos, langostas, entre otros. Se
reporta que hay más de 50 cepas geográficas de artemia (Kumar & Babu, 2015). Además, su
sistema de osmoregulación le permite habitar en un gran rango de salinidades.

Algunas de las características de la artemia especificadas por Sánchez (2018) son que tienen
un caparazón delgado y un cuerpo rígido cuya longitud podrá llegar a 10 o 15 mm en la edad
adulta. Anatómicamente se le divide en cabeza, tórax y abdomen. El género Artemia posee 8
segmentos en la región post-genital y presenta razas anfigónicas (bisexuales) y
partenogenéticas, algunas diploides y otras poliploides.

Las artemias tienen un rango de tolerancia térmica que oscila de entre los 6ºC a los 35ºC, sin
embargo, la temperatura más óptima para este tipo de crustáceo se ubica entre 20-25ºC
(Sánchez, 2018). Ahondando un poco más en la temperatura, según un estudio de Browne y
Wanigasekera (1999) aproximadamente 15°C es la temperatura mínima para que las artemias
se reproduzcan exitosamente, aunque la artemia salina en particular está adaptada a las bajas
temperaturas. Asimismo, Kumar & Babu (2015) reportan que la temperatura causa cambios
en el contenido nutricional de las artemias, pues el pico de los carbohidratos (16%) se alcanza
aproximadamente a los 30°C, así como el de lípidos (22%) y proteínas (44%). Esto quiere
decir que los mayores cambios se observan de los 20°C a los 40°C.

Es importante destacar que las artemias tienen cilios que les permiten desplazarse a través de
su medio y según un artículo de Larsen et.al (2008) la velocidad del nado de las artemias
puede verse influida por la temperatura y la viscosidad del medio acuoso en el que se
encuentra, esto debido a que dichas propiedades afectan a individuos que son propulsados por
cilios. Así, obtuvieron que la velocidad del nado de la artemia salina aumenta con la
temperatura, pero disminuye proporcionalmente al aumento de la viscosidad del agua (debido
al decremento de la fuerza de propulsión).

Por otro lado, Sánchez (2017) concluyó que la temperatura tiene efectos en la eclosión y
descapsulación de las artemias, éstas son fases de su reproducción, donde la descapsulación
refiere a cuando la membrana de los quistes se rompe y la eclosión a cuando la membrana se
rasga y finalmente, el nauplio emerge para nadar. Así, se obtuvo que la temperatura puede
modificar la eficiencia y el tiempo de dichas etapas, siendo que con 28°C la eficiencia de la
descapsulación y la eclosión disminuye (aunque esto dependerá del tipo de cepa). Respecto al
tiempo, individuos expuestos a 12°C tardaban un día más en descapsular y eclosionar (48
horas en total) a diferencia de otras temperaturas más altas, que lo hacían a las 24 horas. Lo
anterior sucede debido al aumento de metabolismo que trae consigo una temperatura alta.

En base a lo anterior, el planteamiento es conocer cuál es el efecto de la temperatura sobre la


frecuencia de aleteo en las artemias, de manera que, la hipótesis propuesta es que la
frecuencia de aleteo incrementará de manera proporcional a la temperatura del agua.
Igualmente, se espera que a los 35°C las artemias mueran y, por tanto, dejen de moverse. Para
ello, se expondrá a un grupo de artemia salina a temperatura alta y creciente.

Método

El experimento consistió en observar el comportamiento de una población de artemias ante el


incremento de temperatura del agua en dónde se encontraban. Para ello, se emplearon los
siguientes materiales:

● Una bolsa de plástico (con una población de aproximadamente 40 artemias)


● Jeringa de 5ml
● Recipiente transparente
● Termómetro manual
● Agua (con una temperatura de 55°C)
● Cronómetro

Se inició por tomar la temperatura de la solución en su estado basal, posteriormente, se vertió


una muestra de artemia salina en un recipiente transparente. Entonces se seleccionó una
muestra más pequeña con ayuda de la jeringa y con un cronómetro, cada integrante del
equipo se encargó de observar el número de aleteos de al menos 2 artemias distintas durante
un periodo de diez segundos.

Una vez ésto, se calentó el agua hasta los 50°C y luego se colocó la muestra de artemias
dentro del recipiente de agua caliente a baño María hasta que la solución alcanzó una
temperatura de 40°C; después de llegar a la temperatura deseada, se recogió otra muestra de
Artemias con la jeringa y se repitió el proceso de observación ya descrito.
Finalmente, se cambió de muestra de artemias, así como la solución que se encontraba en el
recipiente. Se continuó repitiendo el mismo proceso de calentamiento a una temperatura de
32°C y 50°C, y se registraron los cambios conductuales de las artemias.

Diseño experimental

La conducta a cuantificar fue la frecuencia de aleteos de las artemias en un intervalo de 10


segundos. Por tanto, la VI fue la temperatura de la solución y la VD fue la frecuencia del
aleteo de las artemias. A continuación se presentan los datos recopilados en cuatro puntos:

Temperatura (VI) Promedio total de Frecuencia de aleteos


(VD)

26°C 22

32°C 62

40°C 40

50°C 0

Resultados

La frecuencia de aleteo de las artemias en estado basal (26°C) fueron de aproximadamente 22


aleteos en un intervalo de 10 segundos. Con la temperatura de 32°C se observó un
incremento en el número de aleteos que en las muestras anteriores, siendo aproximadamente
62 aleteos en un intervalo de 10 segundos. En la segunda temperatura la cual fue de 40°C se
observó un aumento en el número de aleteos de 22 a 40 en un intervalo de 10 segundos. En
esta temperatura, la mayoría de las artemias murieron. En la última temperatura, que fue de
50°C, todas las artemias murieron.
Para el análisis estadístico se empleó el cálculo de Wilcoxon; el cual nos permite distinguir
las diferencias conductuales de las artemias a diferentes temperaturas. La siguiente tabla
muestra los resultados obtenidos durante el experimento. Donde 26°C fue la temperatura
basal de la solución y los 50° fue la temperatura en la cual murieron todas las artemias.

Cálculo de Wilcoxon
Diferencia Clasificación de la
Temperatura C1 C2
(C1-C2) diferencia

26°C 24 20 4 (+)2

32°C 60 64 -4 (-)2

40°C 42 38 4 (+)2

50°C 0 0 0 0

Mediana 24-42 20-38

Positivos Negativos

4
4
4

Σ8 Σ4

El valor de W es igual 4, por lo tanto es menor que el valor crítico a una p<0.25, rechazando
la hipótesis nula (H0) y se acepta la hipótesis alternativa (H1), donde existe una relación entre
la frecuencia de aleteos con la temperatura.
Media

Promedio total de
Temperatura C1 C2 Suma
No. de Aleteos

26°C 24 20 44 22

32°C 60 64 124 62

40°C 42 38 80 40

50°C 0 0 0 0
Las tablas anteriores muestran la desviación estándar de cada temperatura registrada; los
valores fueron los mismos (exceptuando la temperatura de 50°C), siendo de 2.82 en cada
caso. Se observó una desviación estándar baja.

Al analizar los resultados, la hipótesis propuesta fue rechazada. Las siguientes gráficas
muestran los datos propuestos y los datos obtenidos:
Se planteó que la frecuencia de aleteos aumentaría de forma proporcional con la temperatura
de la sustancia. Sin embargo, se rechazó está hipótesis, debido a que se observó que en un
inicio, la frecuencia de aleteos incrementó proporcionalmente con la temperatura, siendo el
punto máximo de actividad a los 32°; desde este punto, un aumento en la temperatura
disminuiría la frecuencia del aleteo, llegando hasta un punto donde no hay respuesta.

Discusión

Como pudimos apreciar, el número de aleteos de las artemias en un intervalo de 10 segundos


y a una temperatura de 26ºC (temperatura basal), fue de 22 aleteos en total. Durante dicho
periodo, no hubo alteraciones en su comportamiento, pues el organismo se encontraba a sólo
1º por encima de su temperatura óptima, teniendo en cuenta que ésta oscila de entre 20ºC a
25ºC.

Al sumergir el recipiente que contenía a las artemias en baño maría el agua alcanzó una
temperatura de 32ºC y se pudo observar un cambio en su comportamiento, pues el aleteo de
las artemias aumentó drásticamente, llegando a los 62 aleteos en un intervalo de 10 segundos.
Aunado a lo anterior, también hubo un aumento en su velocidad, así como en la dirección a la
que se dirigían. Es importante mencionar que algunas de las artemias murieron. Los cambios
abruptos descritos anteriormente se deben a que las artemias estaban a punto de alcanzar su
rango de tolerancia térmica máxima (35ºC) y por ende, en dicha temperatura catalogada
como “alta”, su sistema nervioso se vió afectado por la baja concentración de oxígeno
causada por la respiración corta y repetitiva que suelen tener los organismos en estas
condiciones.
Al colocar el recipiente de las artemias en una solución de agua hirviendo, la temperatura
alcanzó los 40ºC, lo que sobrepasa su rango de tolerancia térmica máxima y por tanto, resultó
en que la mayoría de las artemias murieran. Mientras que, las que quedaron con vida
redujeron su número de aleteos a 40 por cada 10 segundos, un número de aleteos inferior en
comparación a los 32ºC y superior a los 26ºC. Esto se debe a que el sistema nervioso, al
verse comprometido por estas altas temperaturas, buscaría un proceso de regulación
homeostática, por ende, se vería en la necesidad de inhibir los movimientos para de esta
forma, perder calor y que haya una regulación paulatina de la temperatura corporal. Además
de que, en altas temperaturas, los impulsos nerviosos tardan más en propagarse, y las células
del sistema nervioso se ven ralentizadas, lo que causa respuestas más lentas, por lo tanto, se
tiene una sensación de cansancio y fatiga.

Finalmente, al alcanzar los 50ºC de temperatura se reporta que todas las artemias habían
muerto, al haberse sobrepasado altamente su rango de temperatura tolerable.

Tras haber realizado la práctica y haber hecho el análisis de los datos obtenidos de la muestra,
pudimos obtener una mejor comprensión acerca de los efectos de la temperatura sobre el
aleteo de las artemias, así como de otros comportamientos y su relación con el sistema
nervioso.

Retomando la hipótesis propuesta en un principio, planteamos que la frecuencia del aleteo


aumentaría proporcionalmente a la temperatura del agua, en donde también propusimos el
supuesto de que a los 35ºC habría una mortalidad total en artemias. Tales puntos fueron
refutados y rechazados, pues, aunque en un inicio la frecuencia de los aleteos sí aumentó de
manera proporcional al aumento de la temperatura, al llegar a los 40ºC hubo una reducción
bastante significativa en la frecuencia, ya que, como mencionamos anteriormente, el sistema
nervioso (en situaciones de temperatura alta) se ve obligado a reducir el movimiento para
perder calor. Asimismo, no fue sino hasta los 50ºC que hubo mortalidad total en las artemias,
pues el crustáceo solamente soporta temperaturas de hasta 35ºC.

En definitiva, los planteamientos elaborados en un principio fueron erróneos, pero tras haber
culminado la práctica, pudimos replantear nuestra idea, por lo que la hipótesis reformulada
sería: La frecuencia del aleteo incrementará de forma proporcional a la temperatura del agua,
pero solamente hasta los 40ºC aproximadamente, pues al sobrepasar su rango de tolerancia
térmica, la frecuencia del movimiento disminuye. Por otro lado, el punto en donde habrá una
tasa de mortalidad total en las artemias será a los 50ºC.

En conclusión, pese a que los resultados fueron distintos a los planteados en un principio,
fueron fructíferos, ya que fuimos capaces de reformular los supuestos que habíamos
elaborado a partir de los datos obtenidos. Y aunque los datos resultaron inesperados, fueron
interesantes, debido a que observamos comportamientos de los que no teníamos
conocimiento previo. Aunado a lo anterior, hicimos uso de elementos teóricos revisados con
anterioridad, (tanto durante la práctica como después de la misma). Durante el proceso
práctico hicimos uso correcto de las artemias, así como de los otros materiales (termómetro,
agua caliente, jeringa, cronómetro etc.), por lo que no se presentaron elementos adversos o
variables extrañas que hayan afectado el proceso o los resultados ya presentados. Todo esto
nos permitió desenvolvernos con autonomía en la práctica, pues aunque estuvimos recibiendo
asesoramiento por parte del docente, la manipulación de las variables dependiente e
independiente, así como de los materiales fue responsabilidad casi totalmente nuestra. Aún
con las ligeras confusiones y dudas respecto a algunas partes del experimento, pudimos
terminar la práctica en el tiempo establecido y enriquecer nuestro conocimiento respecto al
tema.

Referencias

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