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Espero que estéis muy bien, viviendo con gozo y generosidad vuestra labor evangelizadora. Os
saludo cordialmente a todos y a cada uno desde Roma.
Me gustaría seguir desarrollando en mis cartas el espíritu y algunas concreciones del plan de la
Junta general para el este sexenio, para así poder colaborar entre todos y sumar fuerzas en
este proyecto evangelizador. En las dos cartas anteriores desarrollé el objetivo general del
proyecto, que estaba centrado en la misión de formar apóstoles de Cristo y comunidades
evangelizadoras. En esta carta quiero continuar motivando a toda la FMVD un campo
específico de nuestra misión, que el pasado Congreso de la FMVD definió como algo
prioritario: EL TRABAJO CON JÓVENES1.
Ya en el sexenio anterior, la misión con jóvenes era algo a lo que se quería dar un mayor
énfasis en las tres ramas, si queríamos tener savia nueva y joven tanto en la FaMVD como en
la Fraternidad. El V Congreso ordinario realizado el pasado año, ha vuelto a ratificar la
necesidad que tenemos de continuar con el trabajo evangelizador con los jóvenes, como algo
prioritario. En este sentido me pregunto qué tipo de opciones deberíamos tomar para que en
verdad, la labor con jóvenes sea una prioridad. La decisión 1.1 del V Congreso ordinario lo
expresa con claridad de la siguiente forma:
“Que cada comunidad local, instancia intermedia o país dedique personas al trabajo con
jóvenes”. Si queremos que el trabajo con jóvenes sea prioridad, se debe expresar en las
opciones que hacemos y en las fuerzas que invertimos para ello. Por eso, el Congreso pide
que dediquemos personas para el trabajo evangelizador con jóvenes. Es cierto que ya hay
comunidades locales en las que el trabajo en la universidad es una prioridad desde hace
bastantes años. Pero también es cierto que en la mayoría de comunidades, los jóvenes son un
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Entendemos por el apostolado con jóvenes, los muchachos/as jóvenes, parejas y matrimonios jóvenes.
HEREDEROS DE UN CARISMA Y ABIERTOS AL DINAMISMO DEL ESPÍRITU
grupo más y a veces un grupo muy minoritario, porque los pocos miembros de la FMVD no dan
abasto para las otras muchas atenciones, que también son necesarias en una comunidad local.
Por otra parte, también es cierto que el trabajo con jóvenes es fatigoso, muy exigente y poco
rentable a nivel económico; y por todo ello el apostolado de jóvenes se ha ido debilitando poco
a poco en muchos lugares.
Que las tres ramas de la FMVD veamos necesario y prioritario el trabajo evangelizador de
jóvenes, supone que estemos dispuestos a dedicar personas para esta labor. Si queremos que
en nuestras comunidades haya muchos jóvenes y muchas parejas jóvenes debemos dedicar
exclusivamente personas a esta tarea. En este sentido considero que una plasmación de esta
decisión tomada en el Congreso, sería que al menos una persona de cada comunidad local se
dedique con exclusividad a los jóvenes. También sería muy aconsejable que en los lugares que
haya eclesialidad, al menos uno de cada rama formen un equipo eclesial para trabajar y
coordinar la labor con los jóvenes.
Invito, por tanto, a los responsables locales y de estancias intermedias, a “que evalúen y
proyecten el trabajo con los jóvenes”2, y, sobre todo, a que puedan dedicar alguna persona de
su comunidad, para que trabaje con exclusividad en este apostolado.
Otra invitación del Congreso es la de ir a los “areópagos juveniles”, es decir a las escuelas y
universidades para hacer misión y formar apóstoles jóvenes que puedan a su vez atraer a otros
jóvenes. Así como hace unas décadas, la pastoral universitaria era una de las plataformas más
fuertes en el apostolado Verbum Dei, también ahora se nos invita a potenciar el apostolado
universitario. Todos sabemos lo mucho que exige y conlleva el apostolado con universitarios,
pero a la vez nos damos cuenta que necesitamos y queremos el aporte que los jóvenes nos
ofrecen. También deseamos que Cristo llegue muchas personas en una edad temprana y antes
de que se metan en los vericuetos dolorosos de la vida. Por otra parte, tener presencia en las
universidades es llegar a todo tipo de jóvenes, también a aquellos que está alejados de la
Iglesia: ateos, agnósticos y personas que no van “de Iglesia” pero que buscan autenticidad y
verdad.
Otra cosa que está a nuestro alcance para fomentar el apostolado y la misión con jóvenes, es
aprovechar los puntos fuertes que tenemos y que sin duda pueden ser un gran atractivo para
para los jóvenes.
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Decisión 1.2 del V Congreso Ordinario.
HEREDEROS DE UN CARISMA Y ABIERTOS AL DINAMISMO DEL ESPÍRITU
- Nuestra propia identidad misionera. Pero más que hacer cosas extrañas, nuestro
esfuerzo debe estar en ofrecer aquello que somos. Hemos de creer profundamente que
en nuestra identidad reside nuestra fuerza y fecundidad. Por eso el mayor esfuerzo
debe estar en plasmar aquello que somos: Fraternidad misionera Verbum Dei. Tratar de
ofrecer ambientes fraternos tiene hoy y siempre un poder de atracción muy potente, al
que no debemos renunciar, aunque a veces palpemos incongruencias y fragilidades.
Luchar por ofrecer ambientes de fraternidad misionera es algo que está en nuestro ADN
y que la gente anhela y añora.
Os animo a todos a ponernos en camino, para poder hacer realidad la invitación del
V Congreso de hacer del trabajo con jóvenes una prioridad en este sexenio. Espero que estas
palabras puedan animar y estimular vuestro dinamismo misionero y el de vuestras
comunidades. Un cordial saludo a todos.