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En Atapuerca, provincia de Burgos, se han encontrado dientes de individuos que vivieron 350.000 años antes de Cristo. En
sus dientes se pudieron constatar huellas, a nivel ameocementario, provocadas por el uso de palillos con evidentes
intenciones higiénico-sanitarias.
Lo que comenzara haciéndose por necesidad, esto es hurgándose las encías para librarse de la incomodidad de restos
alimenticios, se fue transformando en una actividad más compleja. Con esto se buscaba, no ya solo el bienestar producido
por la higiene, sino la satisfacción por la belleza de unos órganos considerados el ornato del rostro.
Mesopotamia
Hay numerosas referencias al tratamiento de las molestias bucodentarias. Para limpiarse la dentadura recomendaban
una mezcla compuesta de alumbre, menta y turu aromático. Mediante deshidratación se obtenía el alumbre calcinado que
se usaba en medicina como cáustico, astringente y antipútrido.
Debido a su poder corrosivo atacaba al esmalte de los dientes, por lo que se evitaba administrarlo en gargarismo y
colutorios. Sin embargo, se empleaba a dosis pequeñas, en preparados dentífricos, porque atacaba el sarro y las manchas
de los dientes.
Dejó de usarse durante los siglos XVIII y XIX cuando se comprobó que hacía más perjuicios que beneficios. La menta y el
Turu se emplearían para dar buen sabor y aromatizar el preparado.
Egipto
En la Tierra de los Faraones había médicos especialistas dedicados a dolencias concretas, entre ellos dentistas.
Desgraciadamente los egipcios, sobre la higiene bucodentaria apenas dejaron huella en sus escritos. Algunos investigadores
sostienen que se enjuagaban la boca después de las comidas. Esto lo hacían con agua que contenía una sustancia llamada
“bed” compuesta de potasa obtenida de cenizas vegetales. También se servían de una pasta conocida como “saua bou”,
desengrasante.
India
El Caraka – Samitha, aconseja limpiarse los dientes con la raíz de una planta astringente que debe ser machacada dos
veces al día. Pero es el Sushruta, otro texto médico, dice: “Un hombre debe cepillarse los dientes al levantarse de la cama”.
Aconseja frotarlos con una mezcla de miel y diversas sustancias. Así se evitaría el mal aliento y al mismo tiempo: “Se sanea
la boca, saben mejor los alimentos y produce satisfacción al espíritu”. Las personas de la Península Arábiga, Norte de África
y la India limpiaban sus dientes masticando palos, hechos del árbol Salvadora persica.
China y Japón
Los chinos, en el siglo XV, inventaron el cepillo de dientes con las cerdas verticales al mango, con la higiene dental como
objetivo. En sus grandes libros el “Nei Ching” y “El espejo dorado” hay recetas para limpiar los dientes con polvos de
caparazón de tortuga. También se utilizaban cuernos de ciervo pulverizado, conchas de cigarra, etc.
Los japoneses usaron también desde antiguo, los cepillos dentales y polvos dentríficos. Al principio empleaban tallos de
ramitas de sauce desflecadas. En cuyo extremo ponían un dentífrico compuesto de tierra mezclada con sal y aromatizada
con almizcle.
Antigua Grecia
Hipócrates fue uno de los primeros en recomendar la limpieza de los dientes con una pasta dental seca.