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DE LA RADIO
GUGLIELMO MARCONI
La pasión es la clave
Guglielmo Marconi creció en el norte de Italia a finales del siglo XIX.
No le fue bien en la escuela y nada en él sugería que eventualmente
construiría un negocio a escala global. Pero su pasión por la
radiotelegrafía y las ondas electromagnéticas fue evidente desde la
infancia: a los 10 años atrajo un rayo al techo de la casa de sus
padres, ya los 16 años estaba realizando sus primeros experimentos
con la telegrafía inalámbrica. Esta pasión infantil se convirtió en una
obsesión de por vida, convirtiendo a Marconi en una superestrella
mundial y una figura histórica en la cúspide del siglo XX.
Construir y experimentar
Para poder transmitir a través del Atlántico, Marconi construyó grandes
estaciones de transmisión y recepción en el Reino Unido y Terranova,
con centrales eléctricas y enormes antenas, pero ambas estaciones
fueron destruidas por fuertes tormentas. Cuando se le acabó el dinero,
Marconi improvisó cometas y globos para reemplazar la compleja y
costosa antena, e hizo un gran avance científico: la primera señal
inalámbrica enviada a través del Atlántico, una revolución científico-
tecnológica a escala global histórica.
La comunicación es vital
Marconi conocía la importancia de las buenas relaciones públicas. Sus
avances tecnológicos y su estilo de vida de playboy ya habían atraído
mucha atención, que incrementó organizando con regularidad pruebas
y experimentos públicos espectaculares, y manteniéndose en estrecho
contacto con los ricos y poderosos de su tiempo. En 1899, Marconi
informó de forma inalámbrica sobre la carrera de yates de la America's
Cup. Fue la primera transmisión deportiva en vivo de la historia; una
sensación que causó un gran impacto en el público.
Como los vientos no eran tan ideales construyeron una catapulta para
ayudarlos con sus despegues. Fueron necesarios muchos intentos
fallidos, pero en poco tiempo estaban haciendo un gran progreso,
incluso lograron dar medio giro para aterrizar de nuevo donde
comenzaron.
El contrato les valió $200,000 por un Flyer, que estaba sujeto a ciertas
condiciones, como las demostraciones públicas que eventualmente los
llevarían al otro lado del mundo. En 1907, los hermanos recibieron una
patente para la Wright Flying Machine y su negocio en el mercado
europeo pronto repuntó. Los intereses alemanes ofrecieron $ 500,000
por 50 Flyers mientras aún se negociaba el trato con los empresarios
franceses.
A principios de 1908, los hermanos recibieron buenas noticias: el
Departamento de Guerra de los EE. UU. había aceptado su oferta de
$25,000 por un Flyer. El nuevo Flyer surcó los cielos en el circuito de
Le Mans. Se elevó durante dos millas, a una altura de 30 a 35 pies del
suelo, hizo dos medias vueltas exitosas y aterrizó suavemente. Fue un
tremendo éxito, provocando un cambio inmediato en la opinión
pública.
Fue su carácter lo que les sirvió para perseguir su pasión por los
vuelos tripulados. La genialidad de los hermanos Wright no fue solo
que inventaron un avión sino que descubrieron cómo controlarlo, cómo
hacerlo volar.
Determinación
Su coraje fue impulsado por su creencia y confianza en lo que estaban
haciendo. Sabían cómo lidiar con el fracaso. Nos en enseñaron que
los problemas imposibles se resuelven con trabajo duro y atención al
detalle. Al principio, recibieron poco apoyo de los demás. Fueron
ridiculizados por los vecinos y la presna de Washington DC, La región
de las pruebas en Kitty Hawk fue todo un desafío físico ya que lidiaron
con los elementos (los mosquitos, el calor, los vientos), pero
persistieron. Eran altamente disciplinados y enfocados. Estaban
motivados por su trabajo y encontraban alegría en él. Por lo tanto,
pudieron mantener una perspectiva adecuada sobre las críticas
externas o la adulación.
Aprendizaje permanente
Aunque ninguno de los hermanos fue a la universidad ni terminó la
escuela secundaria, tenían una buena educación. Su padre, el obispo
Wright, que era un ministro de fe, mantuvo la casa bien provista de
libros. Él defendió de todo corazón el valor ilimitado de la lectura. “Él
nunca estuvo demasiado preocupado por la asistencia de sus hijos a
la escuela. Si uno u otro de ellos decidía perder uno o dos días por
algún proyecto o interés que consideraba digno, estaba bien. Y
ciertamente, clasificó la lectura como valiosa”. Fue un libro de su
biblioteca familiar, Animal Mechanism , lo que despertó el interés de
Wilbur en la "locomoción aérea". La lectura alimentó su curiosidad
sobre casi todo, especialmente Wilbur. Nunca dejaron de aprender.
Comunicación
El hermano supo comunicar sus ideas con claridad y eficacia. Debido
a cómo fueron criados, su dominio del idioma inglés fue impresionante.
Wilbur fue “un orador público excepcional y un escritor lúcido”. Cuando
habló en público, "sus comentarios fueron invariablemente articulados,
directos y bastante memorables". “Su vocabulario y uso del lenguaje
eran del más alto nivel, debido en gran medida a los estándares en los
que insistió su padre durante mucho tiempo”.
Trabajo en equipo
Los hermanos trabajaron bien juntos y aprovecharon las fortalezas de
cada uno. Se entendieron. “No es que las cosas siempre salieran bien.
Podían ser muy exigentes y críticos entre sí, estar en desacuerdo
hasta el punto de gritarse. A veces, después de una hora o más de
acalorada discusión, se encontraban tan lejos de estar de acuerdo
como cuando comenzaron, excepto que “cada uno había cedido un
poco la posición original del otro”. Era su forma de encontrar las
soluciones a los problemas que enfrentaban.
LA INVENCION DE LA IMPRENTA
Liderazgo y legado
¿Fue Gutenberg un líder?