Está en la página 1de 5

1

La Tenacidad En Medio De Una Tragedia

Maya-Andrade, Jhony

Mayo 2023

Universidad Nacional De Colombia


Contaduría Pública
Lectoescritura
Trabajo Final, Cronica
2

La tenacidad en medio de una tragedia


Era un viernes 31 de marzo en la ciudad de Mocoa (Putumayo). Hubo un aviso

anticipado del clima sobre lo que pudiera ocurrir horas después en la noche. Corría el día normal

de mi abuela Emperatriz, una señora que se dedicaba al reciclaje de cartón, plástico, botellas de

vidrio y cobre; una mujer de 78 años de edad muy activa en su hogar, siempre colaborando con

los quehaceres de su casa. Mi abuela es de las personas que no abandona su humilde choza por

nada del mundo. Entonces pasadas las 5 de la tarde mi abuela relata que en todo el día no paraba

de llover, lo cual llenaba de preocupación a mis demás familiares (algunos primos y tíos), por la

creciente del rio, el cual pasa al frete de la casa de ellos. Pero, nadie se imaginaba lo peor estaría

por suceder

Ya eran las 10 de la noche, hora habitual en la que se acuestan a dormir todos los días,

ellos se hablaban porque no cesaba la lluvia, pero las únicas que sí demostraron preocupación

fueron mi abuela Emperatriz y mi tía Rubiela. Ya siendo cuarto para la media noche cuando

dormían la mayoría en la casa, mi abuela fue la única que quedó despierta afuera en el patio

parada con su pijama y el perro de mascota a lado, entonces fue presenciando el inicio de la

catástrofe. Escuchando los primeros estruendos, las alarmas de emergencia y personas

exclamando preocupación. Me cuenta que por la angustia de levantar a mis tíos y primo se

tropezó, se alcanzó aporrear una rodilla, pero mi abuela está hecha prácticamente de piedra, pues

no sentía ni dolor de la preocupación por querer despertarlos a ellos para que salgan de la casa.

Durante los primeros instantes de la avalancha, les daba tiempo de reaccionar, tener la

oportunidad de apurarse más rápido por irse de la casa. Mi abuela siempre insistió en que se

fueran ellos primeros y ella sea la última en partir de ahí.


3

Cuando miró que el agua y el lodo invadía sus ¨tres paredes¨ de casa que ella le llamaba.

levanto a mi tío por tener su moto y sacarla del lodazal a la carretera para que lleve a mi tía y a

mi primo a un lugar seguro fuera de peligro, el cual si lo hizo. Me cuenta mi tía que mientras

iban en camino al lugar seguro. Miraban a las personas muy desesperadas. También presenciaron

como crecía en gran magnitud el crecimiento y la venida de la avalancha, fue algo que los

conmocionaba mucho. Por otro lado, estaba mi abuela con el temor de quedar atrapada en medio

del caos mientras esperaba su auxilio por parte de mi tío que iba en camino a recogerla, pero mi

tío no contaba con la terquedad de mi abuela, cuando llego no la encontraba y era que la señora

estaba como niño pequeño buscando sus juguetes ósea como tratando de preservar su material de

reciclaje lo cual era su sostenimiento económico, por esta razón ella quería quedarse salvando

sus enseres y su humilde choza como la llamaba ella. Mi abuela esa noche se apresaba por su

gran y humilde hogar en el que ha hecho prácticamente toda su vida desde su niñez. Así fue

como mi abuela por ese afecto a su hogar casi no sale de ahí y pierde algo más valioso que su

propia vida.

Aun así, por esa madrugada del lunes 1 de abril amaneció en un edifico en construcción

en la que trabaja mi tío, con mis demás familiares salvaguardando sus vidas. Primera vez que ella

salía de su casa en contra de su voluntad, sin embargo, paso la catástrofe y volvieron a la casa en

la mañana del lunes y viendo con tristeza como quedaron estragos en su hogar, no la pensó ni

una vez en entrar a minimizar todo el barrial que le dejo la avalancha, mientras mi tía, tío y

primo traumados del hecho no pensaban volver por lo menos ese día. Decidieron ver que les

había pasado a los demás vecinos y conocidos como quien dice ¨chismeando¨ lo ajeno. Cuando

mi abuela clarito les dijo ¨si no lo hago yo, quien me recompone¨. Paso una semana en la que ya

todos se colocaron las botas, para empezar a baldear el interior y exterior de la casa, esta semana
4

muy difícil aguantando hambre, recolectando agua potable por lo que la avalancha corto todo

tipo de servicios y establecimientos, por lo tanto, tenían que rebuscar de las ayudas que iban

ofreciendo los mandatarios o personas adineradas que donaban recursos. Fueron días difíciles en

esta semana que reorganizaron la casa, pero por obvias razones se perdieron muchas cosas que se

podrían denominar recuerdos valiosos, en medio de la reorganización mi abuela les dedicó unas

palabras a quienes vivían con ella ¨vean después de esto van a saber todo lo que yo sentí antes de

salir de esta casa, mi sentido de pertenencia por este techo en el que vivimos es grande.

Después de esa semana, cuando la familia ya sabía del suceso, decidimos ir a socorrerla

algunas necesidades por lo tanto le donamos algo de enlatados, un poco de alimento, ropa y

logramos conseguir más recursos que estaban ofreciendo el estado por la catástrofe. En carne

propia vivimos una semana con mi abuela, puedo deducir que es algo muy difícil de afrontar,

aunque ya había pasado todo el desorden se sentía como ese vacío y un gran cambio

infraestructural en el entorno y las cuestiones recursivas de tener lo esencial como la comida y el

agua era muy duro de poseer es decir que un día puedes comer y al otro no, soportar la oscuridad

y conversar con los familiares de anécdotas y recuerdos hace referencia a la vida antigua como

convivían las generaciones de antes o sea nuestros mayores. En medio esta semana, los

familiares que visitamos a mi abuela valoramos mucho lo que tenemos hasta el momento y la

conformidad en la que vivimos en mi casa (en otro pueblo) por eso, este es uno de los estándares

que deja la pena de un cataclismo como lo fue aquella madrugada, que no se esperaba que fuera

con esa magnitud de gravedad en un pueblito del que rara la vez que de una creciente ocurre una

avalancha.
5

Al final de todo nos marchamos el fin de semana terminando la semana santa de ese año

un 15 de abril del 2017 donde dejamos a mi abuela muy bien acondicionada pues en el modo en

el que podían subsistir de ahí en adelante hasta que se mejorara la situación para todo el

municipio en general. Por otra parte, mi abuela sigue con su vida normal y está firme con su

posición de nunca dejar su casa y dejarla tal y como es. Total, nosotros como familia entendemos

el significado tan grande que tiene ella por su casa por lo que siempre vamos a seguir dispuestos

a proporcionarles cualquier tipo de ayuda con el fin de demostrarles que no están solos. Con todo

esto dimos por acabado nuestro apoyo y creer que la tragedia fue la causante de dejar varias

familias y hogares damnificadas, incluyendo mi abuela.

También podría gustarte