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276 DESHACER EL GÉNERO ¿EL FIN DE LA DIFERENCIA SEXUAL?

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cés, de! existencialismo, de la fenomenología y de varias formas ya no tienen un hogar en un país y que todavía no tienen un
de formalismo lingüístico. Yo creo que tendría sentido decir, hogar en un nuevo país, sino que viven en una zona de ciuda-
como hace Braidotti, que a veces yo me mantengo dentro de la danía en suspenso? ¿Qué formas toman e! dolor y e! sufri-
teología de la falta, que a veces me centro en e! trabajo que rea- miento en los procesos de colonización continuada? ¿Qué es
liza lo negativo, en e! sentido hegeliano, y que esto me lleva a lo que significa estar desplazado en e! propio hogar, lo que sin
considerar la melancolía, e! duelo, la conciencia, la culpabili- duda es la experiencia actual de los palestinos bajo la ocupa-
dad, e! terror y temas parecidos. Yo tiendo a pensar que esto es ción?
simplemente lo que ocurre cuando una niña judía con una be- Creo que Braidotti no desestimaría dichas escenas de sufri-
rencia psiquica de! Holocausto se sienta a leer filosofía a una miento como tal, sino que, metodológicamente, trataría de
edad temprana, especialmente si recurre a la filosofía en cir- identificar dichos lugares de fractura y de movilidad como las
cunstancias violentas. También podría ser que a menudo estu- condiciones para abrir nuevas posibilidades. En este sentido,
viera interesada por las cuestiones de supervivencia porque no su modo crítico de lectura trata de identificar las posibles loca-
estaba segura de que ni mi propío género ni mi sexualidad lizaciones para la transformación, trata de abrir lo que de otra
-cualquiera que sea e! signifícado último de estos términos- manera podría considerarse como una trampa o un cut de sac,
me permitirían ser inmune a la violencia social de varios tipos. y encontrar allí una nueva condición social para la afirmación.
La supervivencia no es lo mismo que la afirmación, pero no hay Un estado fracturado, o un estado de desplazamiento, es sin
afírmacíón sin supervivencia (a menos que interpretemos cier- duda un lugar de sufrimiento, pero también puede ser e! em-
tos actos suicidas como afirmativos). Sin embargo, la supervi- plazamiento para una nueva posibilidad de agencia. Podemos
vencia no es suficiente, aunque no le puede acontecer nada lamentar la pérdida de la proximidad y de la privacidad como
más a un sujeto si no hay supervivenciaY Cuando Braídotti condiciones para la comunicación humana, pero también con-
considera e! dolor y e! sufrimiento y la limitación, se siente im- siderar las posibilidades tanto para la transformación mediante
pulsada a buscar e! camino a través y más allá de ellos, a invo- redes globales como para una alianza global.
lucrarse en cierto tipo de activismo que supera la pasividad sin Creo que en Metamorfosis no se presenta un programa
transformarse en dominio o control. Éste es un dificil arte que para la transformación que ofrezca un plan detallado acerca
se desarrolla a base de insistir en encontrar las posibilidades de lo que debería transformarse y cómo. Más bien, e! trabajo
tanto para la afirmación como para la transformación, en temas de transformación está ejemplificado en e! propio libro, en su
que pueden resultar difíciles, cuando no potencialmente peli- práctica de lectura, en su incansable búsqueda de lo que se
grosos, como las nuevas tecnologías corporales, las redes de co- mueve y genera. Por otra parte, Braidotti contesta a las pre-
municación global y los patrones de inmigración y desplaza- dicciones pesimistas de una izquierda que cree que los proce-
miento transnacional. sos sociales ya han hecho todo e! trabajo sucio y que actual-
Supongo que algunas de las preguntas que me siento im- mente vivimos como las consecuencías inertes de su previa
pulsada a formular acerca de la inmigración forzosa serían: eficacia. Además, critica las formas de agencia -usualmente
¿qué formas de pérdida sufren aquellos que son forzados a presentadas como e! falogocentrismo dominador- que o bien
emigrar? ¿Qué tipo de disonancia experimentan aquellos que níegan e! cuerpo o bien rechazan la diferencia sexual; así pues,
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en términos de Braidotti, son formas de agencia que no logran EL DESEO BUTCH


comprender cómo la vida misma requiere el juego de la multi-
plicidad. Podriamos completar el comentario anterior con la si-
Por supuesto, hay algunas cuestiones en las que Braidotti y guiente observación: puede que haya mujeres que amen a
yo disentimos. Voy a tratar de formularlas en forma de pregun- otras mujeres, que amen incluso lo que podriamos llamar la
tas con la esperanza de que este texto, como otros de mis escri- «feminidad», pero que no encuentren una forma de entender
tos, sea considerado como parte de una conversación crítica su propio amor dentro de la categoria de mujer ni tampoco
permanente. como una permutación de la feminidad." Como dicen algu-
nos, el deseo butch puede ser experimentado como parte del
«deseo de las mujeres», pero también puede ser experimenta-
LA DIFERENCIA SEXUAL do, es decir, nombrado e interpretado, como un tipo de mas-
culinidad, una masculinidad que no se halla en los hombres.
Braidotti sostiene que, a menudo, los teóricos rechazan la Hay muchas formas de tratar la cuestión del deseo y el género.
diferencia sexual porque el significado de la feminidad misma Podriamos culpar inmediatamente a la comunidad butch y de-
se entiende de una forma peyorativa. A ella le desagrada este cir que ellas/nosotras sencillamente somos antifemeninas o
uso peyorativo del término, pero piensa que el término mismo que hemos rechazado una feminidad primaria, pero entonces
puede ser liberado y orientado hacia un futuro diferente. Pue- nos quedaríamos con la duda de si la mayoría de las mujeres
de ser que esto sea cierto. Pero ¿es justo decir que aquellos butch (aunque no sólo ellas) están profunda y fatalmente atra-
que se oponen a este marco rebajan o degradan la feminidad, o ídas por lo femenino y, por tanto, aman lo femenino.
más bien creen que la feminidad sólo puede tener un significa- Si extendiéramos el marco de referencia de Braidotti, se
do degradado? ¿Es justo decir que aquellos que no admiten podría decir que este juicio negativo del deseo butch es un
este marco están, como consecuencia, en contra de lo femeni- ejemplo de lo que ocurre cuando lo femenino se define dema-
no o, incluso, que son misóginos? Me parece que el simbolis- siado estrechamente como un instrumento del falogocentris-
mo del futuro será aquel en que la feminidad tenga múltiples mo; sin embargo, la serie completa de las posibilidades de la
posibilidades, cuando, como afirma la misma Braidotti, sea li- feminidad no se encuentra dentro de sus propios términos, y,
berada de la exigencia de ser una sola cosa o de cumplir con por tanto, el deseo butch deberia ser apropiadamente descrito
una sola norma, la norma creada para ella a través de medios como permutación del deseo femenino. Este último punto de
falogocéntricos. Pero ¿debe el marco de la conceptualización vista explora una comprensión más abierta de la feminidad que
de la diferencia sexual ser binario para que esta multiplicidad va en contra de los fundamentos de la versión falogocéntrica.
femenina emerja? ¿Por qué no puede el marco de la diferen- Este punto de vista es mejor que el primero, el cual simple-
cia sexual moverse más allá del binarismo y aceptar la multi- mente atribuye una disposición psicológica de aversión a una
picidad? misma o de misoginia al sujeto butch que desea. Pero si existe
una masculinidad que está funcionando en el deseo butch, es
decir, si éste es el nombre a través del cual el deseo adquiere
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sentido, entonces ¿por qué temer e! hecho de que puede que opuso al psicoanálisis, Braidotti no se opone. Para Deleuze, e!
haya formas en las que la masculinidad surja en las mujeres y psicoanálisis se centra en e! problema de la falta; en cambio yo
que lo femenino y lo masculino no pertenecen a cuerpos que tiendo a centrarme en e! problema de la negatividad. Una de
han sido sexualizados de forma diferente? ¿Por qué no debería las razones por las que me opongo a De!euze es que no hallo
ser e! caso que estuviéramos al borde de la diferencia sexual ninguna referencia a lo negativo en su trabajo, y me temo que
para e! cual e! lenguaje de la diferencia sexual no es suficiente, lo que él propone es una defensa a ultranza frente a la negativi-
y que esto sea, en cierta manera, consecuencia de una manera dad. Braidotti vuelve a enlazar a De!euze con e! psicoanálisis de
de entender e! cuerpo como constituido por múltiples fuerzas una forma nueva y, por tanto, posibilita una nueva lectura de
y constituyente de múltiples fuerzas? Si esta construcción es- De!euze. Pero ¿cómo reconcilia Braidotti e! rechazo de! in-
pecifica de! deseo excede e! marco binario o confunde sus tér- consciente de De!euze con un psicoanálisis que, de forma co-
minos, ¿por qué no podría ser un ejemplo del múltiple juego rrecta, insiste sobre el inconsciente?
de fuerzas que Braidotti acepta en otras ocasiones?

HABLA, CUERPOS Y PERFORMATIVlDAD


DELEUZE
Desde mi punto de vista, 'la performatividad no trata sólo
Aunque Braidotti se refiere a mi libro de 1987, Subjects 01 de los actos de! habla. También trata sobre los actos corporales.
Desire, para sostener la afirmación de que yo rechazo a De!eu- La relación entre los dos es complicada y yo la llamé «quías-
ze, debo hacerle saber que cada año recibo varios ensayos y co- mo» en Cuerpos que importan.'Siempre existe una dimensión
mentarios en los que se me define como de!euziana. Creo que de la vida corporal que no puede ser totalmente representada,
para ella puede ser terrible pensar esto, pero yo le pediría que aunque funcione como la condición por excelencia y, en con-
considerara que e! conatus de Spinoza está en e! centro de mi creto, como la condición activadora de! lenguaje.
propio trabajo. Al igual que ella, estoy a favor de la filosofía de- En términos generales, estoy de acuerdo con e! punto de vis-
sinstitucionalizada (una filosofía «minoritaria») y también es- ta que Shoshana Fe!man expone en The Scandal 01 the Spca-
toy buscando lo nuevo, buscando las posibilidades que surgen king Body: siguiendo a Lacan, Fe!man afirma que e! cuerpo da
de! fracaso de la dialéctica y que exceden a la dialéctica misma. lugar al lenguaje y que e! lenguaje conlleva propósitos corpora-
Sin embargo, confieso que no soy muy buena materialista. les y performa actos corporales que no siempre pueden ser
Cada vez que intento escribir acerca de! cuerpo termino escri- comprendidos por aquellos que utilizan e! lenguaje para lograr
biendo sobre e! lenguaje. Esto no es porque crea que se puede ciertos objetivos conscientes. Entiendo que es aqui donde resi-
reducir e! cuerpo al lenguaje; no se puede. El lenguaje surge de la importancia de la transferencia, no sólo para la situación
de! cuerpo y constituye una especie de emisión. El cuerpo es terapéutica sino también para la teorización de! lenguaje a la
aquello sobre lo cual e! lenguaje vacila, y e! cuerpo lleva sus que da lugar. Decimos algo y queremos dar a entender algo con
propios signos, sus propios significantes, de formas que per- lo que decimos, pero también hacemos algo con nuestra habla,
manecen en su mayor parte inconscientes. Aunque De!euze se y lo que hacemos, cómo actuamos sobre cada uno de nosotros
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con nuestro lenguaje, no es lo mismo que e! significado que Estoy totalmente de acuerdo con e! punto de vista de Brai-
conscientemente expresamos. Es en este sentido que los signi- dorti según e! cual e! niño siempre está enamorado de una ma-
ficados de! cuerpo exceden las intenciones de! sujeto. dre cuyo deseo se dirige a otra parte, y que esta triangulación es
la condición de! sujeto que desea. Si ésta es su formulación de
la edipalización, entonces ninguna de nosotras rechaza la edi-
LA HETEROSEXUALIDAD palización, aunque ella no la interpretará a través de la falta, y
yo incorporaré la prohibición en mi explicación de la heterose-
Sería un error decir que estoy en contra de la heterosexua- xualidad obligatoria. Sólo tiene sentido preguntar, como lo
lidad. Sencillamente creo que no pertenece sólo a los heterose- hizo Freud en Tres ensayos sobre teoría sexual, cómo se lleva a
xuales. Además, las prácticas heterosexuales no son lo mismo cabo la heterosexualidad dentro de! modelo que postula la dis-
que las normas heterosexuales; la normatividad heterosexual posición heterosexual en e! niño como un hecho dado. En
me preocupa y ocasiona mi crítica. Sin duda, los heterosexua- otras palabras, sólo si partimos de la tesis de una heterosexua-
les tienen todo tipo de perspectivas críticas y cómicas sobre la lidad primigenia surge la cuestión de la homosexualidad pre-
normatividad heterosexual. En las ocasiones en las que he tra- via, ya que se necesita alguna explicación sobre cómo se esta-
tado de dilucidar la melancolía heterosexual, es decir, e! recha- blece la heterosexualidad. Mi compromiso critico con estos
zo al apego homosexual que surge dentro de la heterosexuali- esquemas de desarrollo ha tratado de mostrar cómo la teoría de
dad como la consolidación de las normas de género «<soy una las disposiciones heterosexuales presupone lo que las venceria,
mujer, por lo tanto no quiero a una mujer»), intento mostrar a saber, una historia erótica previa a la heterosexualidad de la
cómo una prohibición de ciertas formas de amor se instala cual ésta surge. Si existe una triangularidad a la que llamamos
como una verdad ontológica acerca de! sujeto: e! «soy» de «yo edipalización, ésta sólo surge sobre la base de una serie de
soy un hombre» lleva codificada en sí la prohibición «no pue- prohibiciones o restricciones. Aunque acepto que, sin duda, la
do amar a un hombre», de forma que la afirmación ontológica triangularidad es una condición de! deseo, también me cuesta
conlleva la fuerza de la prohibición misma. Sin embargo, esto aceptarla. Que me cueste sin duda prueba que ya está operati-
sólo ocurre bajo las condiciones de la melancolía, y no signifi- va, dado que es lo que introduce la dificultad en e! deseo, con-
ca que la heterosexualidad se estructure de esta forma o que, siderado de una forma psicoanalítica. Sin embargo, lo que más
por parte de algunos heterosexuales, no pueda haber una sim- me interesa es desarticular la edipalización de la tesis de una
ple «indiferencia» hacia la cuestión de la homosexualidad más heterosexualidad primigenia o universalizada.
que un repudio inconsciente (he tomado este punto de Eve
Kosofsky Sedgwick), Tampoco trato de sugerir que defiendo
un modelo de desarrollo en e! cual se dé en primer lugar un MIMESIS
amor homosexual, pero que ese amor se reprime y que enton-
ces la heterosexualidad surge como consecuencia. Sin embar- Braidorti relata e! placer que le produjo hallar en e! Institu-
go, me parece interesante que esta concepción parece seguir to de Arte Contemporáneo de Londres una pieza que contenia
los propios postulados de Freud. la frase «la mimesis irónica no es una crítica». Me pregunto si
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esta afirmación es cierta. ¿El tipo de mimesis crítica que per- biente, para nombrar sólo algunas. Es notoria la dificultad que
forma Luce Irigaray en The Speculum of the Otber Woman tienen las feministas de Estados Unidos y los teóricos en gene-
debe ser incluida en ese punto de vista? ¿Es que Braidotti quie- ral para tener en cuenta los privilegios de los que gozan en el
re deshacerse de aquella parte de Irigaray que entra en el len- Primer Mundo sin caer en una culpabilidad autoengrandece-
guaje de la filosofía como su sombra, para infiltrar sus térmi- dora o en una autoocultación histriónica. La teoría surge de la
nos, para manifestar lo femenino que queda oculto, y para situación y la situación misma está en crisis en Europa, ya que
trastornarla mediante la escritura que cuestiona la autoridad de sus fronteras son precisamente lo que está siendo cuestionado
la filosofía masculina basada en sí misma? ¿Por qué no debería en las disputas acerca de quién pertenece a la Unión Europea y
considerarse a este típo de mimesis como crítica? Creo que es quién no, acerca de las leyes concernientes a la inmigración (es-
erróneo pensar que este tipo de mimesis sólo deriva en una pecialmente en Bélgica, Francia y Holanda), así como los efec-
moralidad de esclavo, que acepta y refuerza los términos de la tos culturales de las comunidades islámicas y de las poblacio-
autoridad. Irigaray hace algo más con estos términos. Ella les nes árabes y norteafricanas. Yo soy norteamericana pero he
da la vuelta; crea un lugar para la mujer donde antes no lo ha- sido formada en filosofía europea. Hace sólo unas décadas yo
bía; expone las exclusiones a través de las cuales proceden al- formaba parte de una familia que se definía a sí misma como
gunos discursos; y muestra que dichos lugares de la ausencia judía europea y crecí rodeada de adultos que hablaban en va-
pueden ser movilizados. La voz que surge actúa como un «eco» rias lenguas que no entendía y en un inglés con un acento muy
del discurso del amo; sin embargo, este eco deja claro que exis- marcado. Cuando fui a Alemania a estudiar el idealismo ale-
te una voz, que hay un cierto poder de articulación que no ha mán mi abuela consideró que estaba «volviendo» adonde yo
sido obliterado y que está reflejando las palabras mediante las pertenecía, y que esto era bueno y apropiado. Sus hermanos
cuales tiene lugar su propia obliteracíón. Hay algo que persiste fueron a la escuela en Praga y ella sabía que existía una heren-
y que sobrevive, y las palabras del amo suenan diferente cuan- cia intelectual germano-judía. Yo pasé demasiados domingos
do son pronunciadas por alguien que, mediante su habla, su re- leyendo a Benjamin y a Scholem, y puede que esta herencia
citado, está socavando los efectos supresores de su afirmación. (que puede trazarse a través de Derrida) sea más importante
para mí que cualquier sociología o antropología norteamenca-
na. Yo escucho a Braidotti hablar en inglés sabiendo que el ita-
LA SEPARACIÓN ANGLOEUROPEA liana es su primera lengua (aunque vivió en Australia durante
muchos años) y soy consciente de que su inglés es más ágil que
Según Braidotti, en Europa la teoría femínista ha estado el mío. Cuando reflexiono sobre ello apostaría a que ella tiene
sujeta a la hegemonía del feminismo norteamericano, y yo su- más amigas que yo en la comunidad feminista norteamericana.
pongo que se está refiriendo también a la teoría de las muje- Mi alemán no es del todo malo y paso más tiempo discu-
res blancas. Para ella es importante defender un feminismo tiendo con seguidores de Habermas de lo que la mayoría de la
europeo con el fin de tratar de cuestiones claves, como, por gente está dispuesta a creer. Hay un intercambio transatlántico
ejemplo, la inmigración, los nuevos racismos europeos, la ética que funciona entre nosotras: ambas cruzamos hasta la otra on-
de las tecnologías reproductivas y las políticas del medio am- lla. Braidotti ha contribuido a mostrarnos lo que es este proce-
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do en contra de la primacía de la misma diferencia sexual? Y si


so y cómo las múltiples situaciones que habitamos producen
las tecnologías del cuerpo (quirúrgicas, hormonales, atléticas)
nuevos lugares para la transformación. ¿Podemos entonces
generan nuevas formas de género, ¿lo hacen precisamente para
volver con facilidad a la distinción bipolar entre Estados Uni-
conseguir una mayor habitabilidad del cuerpo o constituyen
dos y Europa? Está claro que las guerras contra Afganistán e
una peligrosa desaparición? Parece crucial mantener abiertas
Irak han producido una nostalgia de la izquierda europea entre
estas preguntas de forma que se pueda trabajar política y teóri-
muchos norteamericanos progresistas, aunque en su forma más
camente en amplias coaliciones. Las líneas que señalamos son
naif este anhelo tienda a olvidar la resurgencia de la soberanía
invitaciones para cruzar al otro lado, y cruzar al otro lado,
nacional y el extendido racismo institucional en contra de los
como sabe todo sujeto nornádíco, constituye lo que somos.
nuevos emigrantes que inundan Europa en la actualidad. Sin
embargo, no hay duda de que se necesita la distinción entre lo
europeo y lo norteamericano para poder señalar el funciona-
miento hegemónico del feminismo norteamericano. Pero quizá
en este momento sea más importante considerar los feminis-
mos que no salen en la foto, aquellos que surgen de localiza-
ciones subalternas, de los países «en desarrollo», del hemisfe-
rio sur, de Asia y de las nuevas comunidades de emigrantes
tanto dentro de Estados Unidos como de Europa.
Si el feminismo norteamericano se muestra preocupado
por el género, entonces parecería que lo «norteamericano» está
aliado con lo sociológico, con la teoría de la construcción so-
cial, y que la doctrina de la diferencia corre el riesgo de perder
su preeminencia. Pero quizá lo más importante sea reflexionar
en profundidad sobre los debates acerca del cuerpo, ya que
puede que sea cierto que la construcción cultural borra tanto la
diferencia sexual como el proceso corporal. Si el «impulso» es
la convergencia de la cultura y la biología, entonces éste sus-
tenta la posibilidad de un intercambio productivo entre aque-
llos que hablan en nombre del cuerpo y aquellos que hablan en
nombre de la cultura. Y si la diferencia no es una clave para re-
ferirse a la normatividad heterosexual, entonces está claro que
necesita ser articulada de forma que la diferencia se entienda
como aquello que trastorna la coherencia de cualquier postula-
do identitario. Si las nuevas políticas de género arguyen en con-
tra de la idealización del dimorfismo, entonces ¿están arguyen-

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