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Lecturas de Epistemología
Lecturas de Epistemología
3
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El editor autoriza citas en revistas, diarios o libros,
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Título:
Derechos Reservados
Primera Edición 2020
Inscripción Nº 232.743
I.S.B.N. 978-000-000-000-0
Diseño y Diagramación
Ricardo Mora Quiroz
Se terminó de imprimir en
el mes de Octubre de 2020
4
Índice
Pág.
– Prólogo (Dr. Walter Cornejo Báez, Ica, Perú) ...................................... 7
– La ciencia como objeto de estudio ................................................ 11
– Paradigmas que han incidido de manera relevante en la
marcha de las ciencias ................................................................... 21
– Epistemología, progreso y diseño ................................................. 45
– Introducción al concepto de causalidad en David Hume .............. 57
– El positivismo y su impacto en Chile ............................................ 75
– Jean Piaget y la Teoría de la Evolución de la Inteligencia
y los Niños en Latinoamérica ........................................................ 93
– Principales diferencias y semejanzas en la prosa epistémica
de Lakatos y Bachelard ................................................................. 111
– La visión de Paul Feyerabend en torno a los modelos
científicos de Newton y de Einstein .............................................. 135
– La identidad latinoamericana: una búsqueda de siglos ................. 149
– Aproximaciones al concepto de ciencia en Einstein, Popper
y Feyerabend ................................................................................. 163
– Palabras finales .............................................................................. 171
– Bibliografía empleada ................................................................... 175
5
6
Prólogo
Por ello, estamos ciertos que el presente trabajo marca un hito sin
precedentes en el nivel académico de las áreas mencionadas, dado que los
tópicos que se abordan en este texto son novedosos y relevantes para la
reflexión de nuestros estudiantes universitarios de los distintos países de
América. Con base en este propósito, estimamos también que a partir de
la lectura de estas páginas se está brindando a la comunidad universitaria
de Chile y otros países de nuestro continente, una oportunidad para
contar con elementos teóricos que permitan desarrollar nuevos avances
en el desarrollo de las disciplinas de la epistemología y de la historia
de la ciencia. Así, nuestros docentes y alumnos insertos en un proceso
de aprendizaje colaborativo, pueden activar, reflexionar y fortalecer sus
conocimientos tanto teóricos como metodológicos y dar énfasis a la
investigación como una actividad académica responsable, necesaria y
comprometida con la ciencia, la profesión elegida y las demandas de la
sociedad.
7
autocontrol y compromiso social, científico y profesional; características
todas que por lo demás ya hemos observado en los autores de este libro,
por ejemplo en las charlas y conferencias en Ica, Huancayo y Lima del Dr.
Saldivia, o los trabajos del investigador Mg. Francisco Díaz en Buenos
Aires o Río de Janeiro entre otros.
Por otra parte, no cabe duda también que este trabajo es una manifiesta
continuación del texto del Dr. Saldivia: Ensayos de Epistemología
Contemporánea, publicado en Chile en el año 2012 y que reunió diversos
temas de interés epistémico relacionados con disciplinas tales como la
sociología de la ciencia, la metodología científica, la prospectiva y la
epistemología como sustrato de la ciencia jurídica y de la enseñanza de
las ciencias.
8
sobre la temática tantas veces trabajada pero nunca totalmente cerrada,
de la identidad latinoamericana, pero ahora desde un enfoque holístico
que cubre filosofía, literatura, pintura, arte e historia, entre otras miradas.
9
10
La Ciencia como Objeto de Estudio
11
en el uso de los descubrimientos científicos y en las consecuencias de
los mismos para los distintos estamentos sociales; o en la presencia de
determinadas formas de ideología en el proceso de investigación científica.
Y en cuanto a la perspectiva filosófica para estudiar a la ciencia, el análisis
epistemológico puede provenir ora de la filosofía tradicional, ora de las
propias comunidades científicas, cuyos miembros ven que sus paradigmas
en uso no ofrecen respuestas adecuadas a una lógica de la investigación
científica, frente a los nuevos posibles o nuevos observables. Desde esta
perspectiva, los tópicos de interés para el análisis del proceso cognitivo en
general y de la génesis y desenvolvimiento científico, son prácticamente
innumerables; sin embargo, lo que se explícita a continuación, pretende ser
una muestra ilustrativa acerca de los temas de interés de la epistemología
contemporánea.
2. Forbes, R.J.: La Conquista de la Naturaleza, Monte Ávila Editores, Caracas, 1969, pág.
45.
3. Cf. Barros Arana, Diego: “Don Claudico Gay y su obra”, Revista Chilena... T. III, J.
Nuñez Editor, Stgo. 1875, pág. 232.
13
Actualmente en la práctica, lo que se observa es un proceso de
desarrollo incrementante científico-tecnológico, con un carácter dialéctico.
La separación es únicamente mental, lo que efectivamente existe es el
proceso, el continuo ciencia-tecnología-ciencia; o como diría Heráclito,
es el fluir, lo esencial, el devenir de un estado al otro, retroalimentándose
y complementándose sin detenerse jamás. Así entonces, hoy la ciencia
y la tecnología constituyen un proceso compacto, más que un o unos
resultados específicos de cada ámbito.
La Aprehensión Cognoscitiva
14
de captación intelectual. Por otra, es una temática que sugiere el estudio del
desarrollo de las distintas formalizaciones incrementantes, en lingüística,
matemática y lógica; así como también una manera de demandarle a las
ciencias formales en general, una expansión de sus estructuras lógicas
para que colaboren en la tarea de dar cuenta de las nuevas interacciones,
de los nuevos observables, o de los “nuevos posibles” al decir de Piaget.
Tales interacciones acotadas entre los objetos de estudio, se obtienen
cotidianamente gracias al avance de la ciencia normal. La cuestión
cognoscitiva, dentro de la epistemología es más que un simple problema
inserto en un universo de temas a dilucidar. Es un hito en la marcha de la
inteligibilidad, un momento del desenvolvimiento de la razón para analizar
sus propios límites y para determinar la validez del propio conocimiento.
Tradicionalmente, el conocimiento ha sido percibido intelectualmente
como una construcción histórica de visiones de mundo, características
de un tiempo histórico determinado. Más recientemente, el análisis del
conocimiento focaliza la atención tanto en el rol del sujeto como en el
rol que desempeña el objeto. Ello enfatiza la interacción como génesis
de las construcciones cognoscitivas. A su vez, tanto la epistemología
como la sociología de la ciencia contemporánea, están muy interesadas
en lograr una explicación acerca de la base ideológica del conocimiento.4
Lo anterior, sugiere un mayor énfasis en analizar el conocimiento en su
construcción histórica misma; esto es, en los estadios de desarrollo en
el cual determinadas verdades alcanzan el nivel de tales. Las tendencias
contemporáneas, por tanto, indican una mayor preocupación por las
condiciones históricas y epistemológicas en las cuales se obtiene el saber.
Ello está aparejado a los criterios de validez que utilizamos para determinar
un conocimiento como verdadero. Se estaría produciendo así, un viraje
en el interés cognoscitivo; más que estudiar el resultado, o el producto
final del conocimiento (el carácter pragmático de la investigación). Así,
actualmente se estaría llamando la atención en el proceso mismo de la
4. Cf. Bunge, M.: Sociología de la Ciencia, Ed. Siglo Veinte, Bs. Aires, 1993.
15
gestación del conocimiento (en las distintas etapas de su construcción). Éste
es, por ejemplo, el camino seguido por Jean Piaget y otros constructivistas
que privilegian la identificación y el dinamismo de las estructuras, como
una forma de estudiar el conocimiento desde dentro.
5. Piaget, Jean et al.: Debates sobre psicología, filosofía y Marxismo, Amorrortu Editores,
Bs. Aires, 1973, pág. 14.
16
delimitar bien el objeto de estudio y aplicar sobre él un método que cumpla
con los cánones científicos, entonces ese contenido puede llegar a ser
científico. De este modo, la visión piagetiana no considera la existencia
de fronteras definitivas entre filosofía y ciencia, a lo más consideraría
un tiempo de espera para que ciertos contenidos alcancen el estatuto
científico.
6. Cf. Popper Karl: La lógica de la investigación científica, Ed. Técnos, Madrid, 1971.
17
2.- La discusión epistemológica sobre este tópico, continúa entonces,
principalmente entre los filósofos de la ciencia, los sociólogos del
conocimiento y los epistemólogos provenientes de las ciencias; pero
sin alcanzar aún un acuerdo intersubjetivo sobre el límite entre ciencia
y metafísica.
Por otra parte, al estudiar las nociones científicas por ejemplo, se centra
la atención en una función denominada análisis formalizante del lenguaje.
De este modo, se alcanza una teorización sobre una de las conquistas
18
científicas más preciadas: sus conceptos específicos. Así, una porción
significativa de la literatura de la filosofía de la ciencia, corresponde a una
teorización de los resultados científicos, a la clasificación de la ciencia y
al análisis del discurso científico en general.
19
20
Paradigmas que han Incidido
de Manera Relevante
en la Marcha de las Ciencias
21
e intelectual cerrada y centrada en sí misma. Y constructivista porque se
privilegiarán aquí algunas nociones del constructivismo piagetiano, para
apreciar y dilucidar las novedades científicas.
La Definición de Paradigma
7. Cf. Kuhn, Thomas S.: La Estructura de las Revoluciones científicas, Ed. Fondo de Cultura
Económica, México D. F., 1982, p. 51.
8. Kuhn, Thomas S.: “Los paradigmas científicos” en: Barnes, B. et al: Estudios sociales de
la Ciencia, Alianza Editorial, Madrid, 1980, p. 89.
22
rango explicativo de estas nuevas teorías. Y situados desde esta perspectiva,
queda claro que habría ciertos paradigmas exitosos que han estimulado
o contribuido a innumerables avances en astronomía, en las ciencias de
la vida, en las ciencias fisicoquímicas o en las ciencias de la tierra, por
ejemplo. Para el primer caso, piénsese en la Teoría Heliocéntrica, que
deja atrás el Modelo planetario centrado en el Geocentrismo. Para el
caso de las ciencias de la vida, la Teoría de la Evolución, se nos aparece
en gloria y majestad como un paradigma muy persistente, que deja en el
recuerdo las explicaciones fijistas, estáticas, catastrofistas o puramente
creacionistas sobre los exponentes del mundo orgánico. Para el ámbito
físico-químico, la Teoría de la Combustión, resulta un claro exponente
que en el siglo XVIII, –gracias a Antoine Louis Lavoisier– quien da
cuenta de la presencia del oxígeno en los procesos de la combustión, y
con ello deja definitivamente atrás a la Teoría del Flogisto sostenida por
los químicos del Siglo XVII. A su vez, en el campo de las ciencias de la
tierra, la Teoría de Placas, que corresponde en parte a una consecuencia
de la Teoría de la Evolución, pero dentro del universo inorgánico, deja en
el pasado los enfoques deterministas o creacionistas y muestra una clara
concatenación con el dinamismo en general del mundo orgánico y del
universo abiótico. Chile, por ejemplo, desde esta perspectiva, se encuentra
sobre uno de estos pedazos de la placa Sudamericana.
23
Y por cierto, volviendo a Kuhn y los paradigmas, encontramos también
otros autores que continúan con la difusión e ilustración de la noción
de paradigma haciéndola extensiva a nuevos campos disciplinarios. Es
el caso por ejemplo de Guillermo Briones, quien desde el campo de las
ciencias sociales, concibe dicho concepto como “...una concepción del
objeto de estudio de una ciencia, de los problemas generales a estudiar,
de la naturaleza de sus métodos y técnicas, de la información requerida y,
finalmente, de la forma de explicar, interpretar o comprender los resultados
de la investigación realizada”.9
24
incluye un conjunto de criterios, métodos e instrumentos de trabajo, al
cual se adscriben consciente o inconscientemente los investigadores de
un o unos campos científicos determinados.
Por cierto, dentro del universo de enfoques sobre la ciencia como forma
de adquisición cognitiva, hay también posiciones radicalizadas y muy
críticas; como es el caso de Paul Feyerabend que ha criticado duramente a
la ciencia tradicional, en sus libros tales como: Contra el Método (1970),
La Ciencia en una Sociedad Libre (1978), Adiós por la Razón (1987).
Pero es justamente en el primero donde articula su Teoría anárquica del
conocimiento, a partir de su conocida tesis: “todo vale en el conocimiento
científico”, popularizada a partir de la publicación de este texto.10
25
Para este autor, la denominada racionalidad científica en que descansa el
método científico, con sus cánones y parsimonia obligatoria; en síntesis, no
corresponde a un espíritu verdaderamente crítico y pluralista que debería
existir en el proceso de investigación científica y por tanto, a su juicio,
esa forma tradicional de ejercer la racionalidad científica, no es el pilar
en el que descansan los nuevos descubrimientos. Ello, toda vez que para
Feyerabend, el conocimiento nuevo sólo se alcanza, justamente cuando
los científicos se alejan de los elementos constitutivos del paradigma en
uso en una disciplina y de una identificación con el éxito y el progreso
científico; esto es, cuando audazmente abandonan los procedimientos,
métodos, reglas, criterios y valoraciones, propias del ámbito de la
justificación aceptadas dentro de la investigación científica y deciden
guiarse por sus propias ideas.
26
como también señala que los astrónomos de formación escolástica por
ejemplo, se negaban a usar el telescopio y cuando los menos, procuraban
utilizarlo, no veían nada; no veían las manchas solares, no veían las
protuberancias de la luna, ni las lunas de Júpiter.12 Ello es comprensible,
puesto que estos astrónomos estaban enfrentando los observables, a partir
del antiguo paradigma geocéntrico de Ptolomeo y no desde el punto de
vista de un Modelo heliocéntrico, como el que sostenían Copérnico y
Galileo. Y por otra parte, es comprensible también dicha situación, toda
vez que tal cómo hoy sabemos, cualquier instrumento científico requiere
entrenamiento anticipado y demanda un acucioso dominio previo para
interpretar adecuadamente el observable para el que ha sido construido.
27
Por otro lado, sus críticas a los procedimientos propios de la comunidad
científica, aluden a la tradicional confianza extrema en el paradigma
vigente que tienen muchos científicos, y en este sentido, es un vivo llamado
a la tolerancia, a desarrollar el espíritu crítico y a no instalarse en el
dogmatismo; también es un mecanismo para lograr el adecuado equilibrio
del oficio propio del investigador que se desliza entre los criterios de
búsqueda de la objetividad científica y la amplitud de las variables de las
humanidades y la condición antrópica en el proceso cognitivo.
El Constructivismo Piagetiano
28
Epistemología genética, la concibe la como “...una disciplina que estudia
el paso de un conocimiento de menor validez a otro de mayor validez”,13
con lo cual acota el tema epistemológico “al estudio de la constitución de
los conocimientos válidos”14 y por ende, sitúa el problema de la adquisición
cognoscitiva en el fenómeno del conocimiento y en la comprensión del
dinamismo de las estructuras que lo constituyen.
13. Piaget, Jean: Logique et connaissance scientifique, Ed. Gallimard, Paris, 1967, p. 7.
14. Ibídem., p. 6.
29
de las mismas. Ello sirve de pábulo, por tanto, para homologar tanto la
adquisición cognitiva individual como la aprehensión cognoscitiva de las
comunidades científicas, tal como Piaget lo deja aclarado en obras tales
como Introducción a la Epistemología Genética, Biología y conocimiento,
Psicogénesis e Historia de las ciencias, entre otras.
15. Vd. por ejemplo: Maturana, Humberto: El árbol del conocimiento, Ed. Universitaria,
Stgo. O bien, Maturana H. y Mpodozis, J.: Origen de las especies por medio de la deriva
natural, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Stgo., 1992, p. 14.
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conceptos y teorías en los campos disciplinarios mencionados. Tanto
es así, que la tendencia más moderna y remozada, denominada neo-
constructivismo, continúa como eje directriz de muchas reformas
educacionales en Chile, América y España, y ofreciendo interesantes
hipótesis sobre la realidad biológica y social del conocimiento. Luego,
si tuviéramos que enumerar algunas conquistas vinculadas a este modelo
explicativo, La Teoría de la Inteligencia, la Teoría de los Estadios evolutivos,
la Teoría de la equilibración, la Teoría del Isomorfismo biología-lógica
y otras subsumidas en el modelo constructivista, nos indican que en los
campos de la psicología, de la sociología del conocimiento, de las ciencias
sociales, así como en el ámbito de la historia de las ciencias en general
y de la historia de las ciencias en América, en especial, ha contribuido
con interesantes hipótesis y nuevas explicaciones sobre los procesos de
institucionalización de la ciencia en los países de América.16
El Racionalismo Científico
16. Vd. trabajos tales como: Saldivia M., Zenobio: “¿Qué puede aportar Piaget a América
Latina?”, Revista Solar, Stgo., Nº1, 1991. O también:
Berríos C., Mario y Saldivia M., Z.: “Una propuesta constructivista para el análisis
epistémico en América Latina”, Revista Trilogía, U. Tecnológica Metropolitana, Stgo.,
Vol. 16, Nº 25-26, 1996-1997. O también: Berríos, M. y Saldivia, Z.: “La construcción de
un concepto de ciencia en Chile: Manuel de Salas y Claudio Gay”, Revista de Sociología,
U. de Chile, Stgo., Nº8, 1993, entre otros.
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en la coherencia y uniformidad en el ejercicio de la adquisición cognitiva;
tal como se señala en sus obras, entre las cuales, recordemos al menos:
Investigación científica, Epistemología y Racionalidad y realismo, entre
otras.17 Desde esta perspectiva, por tanto, queda claro que la historia de
las ciencias es la marcha de nuevas verdades que son el resultado de la
totalidad del corpus científico y del orden tecnológico imperante. Y en este
mismo camino, pero desde la perspectiva de la historia de las ciencias, se
ubicaría George Sarton, quien concibe a la ciencia como un continuo de
verdades y de resultados en constante progreso, pero esencialmente abierta
a los avatares de las influencias culturales de Oriente y Occidente, tal como
lo deja de manifiesto en su obra: Ensayos sobre la ciencia.18 Y justamente
desde esta perspectiva difundida desde los años sesenta del siglo XX, su
visión ha servido para desarrollar la investigación y la comprensión de
la construcción científica de Estados Unidos y de los países anglófonos
y europeos, entre otros.
17. Cf. Bunge, Mario: La investigación científica. Y del mismo autor: Racionalidad y realismo,
Ed. Alianza Universidad, Madrid, 1985.
18. Cf. Sarton, George: Ensayos de Historia de la Ciencia, Ed. Uthea, México D.F, 1968.
19. Foucault, Michel: Las palabras y las cosas, Ed. Siglo XXI, México D.F. Madrid, 1999.
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interés de la comunidad científica, se entrecruzan con el entramado del
lenguaje. O dicho en términos del propio Foucault: “...la naturaleza sólo
se ofrece a través de la reja de las denominaciones, y ella que sin tales
nombres, permanecería muda e invisible, centellea a lo lejos tras ellos,
continuamente presente más allá de esta cuadrícula que la ofrece, sin
embargo, al saber y sólo la hace visible atravesada de una a otra parte por
el lenguaje.”20 Lo anterior es relevante, puesto que al aplicarlo a la historia
de las ciencias, las disciplinas interesadas, por ejemplo a los fenómenos
del mundo orgánico en general, como el caso de la Historia Natural de los
siglos XVIII y XIX, únicamente estarían haciendo nuevas contribuciones
en la medida que logren dejar atrás el estatismo o fijismo de los discursos
y nombres consagrados para explicitar el mundo natural. Y justamente
el esfuerzo de toda la Historia Natural, así considerado sería bifronte:
por un lado va dando una nueva ordenación del universo biótico de las
distintas regiones del mundo, y por otra, va consolidando una terminología
más precisa que supera la fábula u otras maneras tradicionales de hacer
representaciones discursivas sobre el mundo natural. Así, la botánica, la
farmacopea, la geografía, la taxonomía y otras disciplinas habrían seguido
este doble derrotero.
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hacen del desarrollo científico. En efecto, partiendo de los criterios
analíticos indicados, resulta pertinente incluir algunos movimientos
culturales, filosóficos, históricos y estéticos, que en general fueron capaces
de encontrar expresiones que los hicieron llegar a la comunidad científica
universal y a sus exponentes. Entre estos, sin pretender dar cuenta de
todos, consideremos al menos al movimiento cultural, político, filosófico
e ideológico de La Ilustración, al movimiento cultural, científico, artístico
y estético del Romanticismo; o también a la corriente científica, filosófica
y cultural del Positivismo.
El Aporte de la Ilustración
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Recuérdese al respecto, los viajes de Hipólito Ruíz y José Pavón, a las
costas de Chile, Perú y otros lugares de América entre los años 1777-1778,
o los viajes de Jean François La Pérouse a distintos lugares del Pacífico,
entre 1785 y 1788, o la gran expedición global de Alejandro Malaspina,
entre 1789 y 1794, que tanto rédito significó para la ciencias de la vida,
para la geografía, la taxonomía y la farmacopea, aunque el gigantesco
acopio de sus observaciones y la abundante diagnosis de la flora y fauna
americana, sólo se analizaron muchos años más tarde. Desde el punto de
vista de la Historia de las Ciencias en Chile, es significativo, dentro de
este marco de la Ilustración, las diversas expediciones que acomete José
de Moraleda en Chiloé y la zona austral del Chile Colonial, las cuales se
realizan entre 1786 y 1801. Ello, porque significó principalmente para la
ciencia española, un incremento muy significativo; en especial en cuanto a
la hidrografía, al estudio de las mareas, a la climatología, a la astronomía
y a la actualización de cartas y derroteros náuticos.
35
Septentrional Oriental. O el texto de Charles Marie de la Condamine,
que sale de las prensas en 1778. Relation abrégée d’un vogaye fair
dans l’interieur de l’Amerique Meridionale, après la côte de la Mer du
Sud. En rigor, la bibliografía científica que queda para la comunidad de
especialistas europeos, como resultado del impulso de la Ilustración es
extraordinariamente abundante y si se consideran las distintas ciencias de
la época, pasan de centenares, y esto focalizando la atención nada más en
los ensayos que aportan una visión sobre la naturaleza del Nuevo Mundo,
tal como lo ha estudiado Alberto Saladino.21 Por eso no resulta extraño
que en Chile, recientemente algunos investigadores como Rafael Sagredo,
traigan a presencia estos esfuerzos de circunnavegación científica, al dar
cuenta detallada de los viajes de Alejandro Malaspina en América y en
el Chile Austral, en particular.22
El Romanticismo
21. Vd. Saladino García, Alberto: Libros científicos del Siglo XVIII Latinoamericano, U.
Autónoma del Estado de México, 1998.
22. Cf. Sagredo, Rafael: La expedición de Malaspina en la frontera austral del Imperio español,
Ed. Universitaria, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana y DIBAM, Stgo., 2004.
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que ocasionan los trabajos de Vicente Fidel López, Bartolomé Mitre,
Domingo Faustino Sarmiento, José Victorino Lastarria, Alberto Blest
Gana, Esteban Echeverría y tantos otros. Los contenidos tratados por
estos autores chilenos y argentinos, así como la prosa de los mismos,
trasuntan un nuevo modelo de sensibilidad y de valores estéticos que
pasa a constituirse en un acopio teórico relevante para abordar problemas
vinculados al marco social. Lo anterior, coincide con la consolidación
política y cultural autónoma, en que están empeñados los exponentes de
esta tendencia y que se presenta en casi todos los ámbitos del quehacer
intelectual y artístico de los países de América.
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en tanto sujeto observador y las exigencias de objetividad propias de la
diagnosis taxonómica, además de un notorio énfasis por los íconos, en
lo referente a la descripción de locus específicos y a la identificación y
clasificación de los referentes de la flora y fauna locales.
23. Belt, Thomas: El naturalista en Nicaragua (Traducción y notas de Jaime Incer B.), Banco
Central de Nicaragua, Managua, 1976, p. 182.
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en mostrar lo curioso, lo vernáculo. La misma es presentada como un
universo extraño, lleno de vida y colorido que provoca un claro asombro
en el europeo, o en el visitante del hemisferio norte en general; tanto por
los especímenes de la flora y fauna que en ella viven, como por la forma
de vida y comportamiento social y cultural de los nativos que la habitan.
Con razón, también, al igual que Humboldt en la América Meridional,
Squier viaja con un artista: James Mc Donough, quien se encarga de
ilustrar muchas de las notas referentes a situaciones sociales, a estatuas
aborígenes y a algunos exponentes del medio orgánico en general de
Nicaragua. En cuanto a una descripción más específicamente de la flora,
la cita a continuación nos ilustra parte de la percepción de la misma que
tiene el autor: “...los mercados de León ofrecen tal profusión de frutas y
legumbres que sería casi imposible enumerarlos todos. Sandías, papayas,
piñas, naranjas, mameyes, nísperos, granadillas, marañones, jocotes,
yucas, plátanos, bananos, frijoles, maíz, y a veces cierta clases de papas
apenas más grandes que las balas, llevadas allá en zurrones desde las
tierras altas de Honduras y Costa Rica que la venden por libra”.24
24. Squier, E. G.: Nicaragua, sus gentes y paisajes, Editorial Universitaria Centroamericana
(Educa), Trad. de Luciano Cuadra, 1970, Costa Rica, p. 212.
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científicos románticos, de destacados dibujantes y pintores, entre estos,
Mauricio Rugendas; quien también había colaborado antes con Humboldt.
Lo precedente es parte de la producción teórica y bibliográfica de los
científicos románticos, pero también es parte de un peculiar estilo de vida
que se identifica con la dedicación absoluta y total a un proyecto científico.
El Positivismo y su Influencia
40
educación científica y la educación de la mujer, el desarrollo de obras
ingenieriles tendientes a la obtención del progreso, la difusión de la ciencia
y la separación de los poderes del estado. Para ello fundan sus propios
medios comunicacionales, tales como la Revista de Chile, en Santiago, o
el periódico El positivista, entre otros, donde difunden dichas nociones
y dan cabida a científicos nacionales para exponer sus tesis vinculadas a
los propios paradigmas vigentes en esta era, en las distintas disciplinas.
Por ello no es extraño encontrar en éstas y otras fuentes del período
abundantes trabajos de economía, botánica, taxonomía, ciencias sociales,
educación, historiografía, geología, antropología, política, arqueología e
higiene pública. Y es frecuente además observar en estos medios, trabajos
de Philippi, análisis de la obra taxonómica de Gay, tesis de medicina,
y de la educación en general, y en especial, los mejores esfuerzos de
los seguidores de esta doctrina, apuntan a inculcar el conocimiento del
método experimental y de las leyes de la naturaleza en la curricula del
sistema educacional chileno. Lo propio acontece en muchos otros países
de América, en México ya en 1867 por ejemplo, el positivismo es el
eje de una profunda reforma educacional, a cargo de Gabino Barreda,
con el propósito de instaurar los cánones científicos y experimentales
en la formación de los estudiantes, como un mecanismo efectivo que
contribuya a alcanzar el anhelado progreso material y el ordenamiento
social. En Venezuela, a su vez, en la Universidad de Caracas en 1866,
Rafael Villavicencio inaugura la Cátedra de Filosofía Positiva, y en 1882,
se instaura la Sociedad de Amigos del Saber, ambas entidades apuntan a
similares propósitos formulados por sus pares chilenos.
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incorporación de los referentes orgánicos o abióticos del cuerpo físico de
los países de América, al capitalismo en general. En el caso de Chile, es
notorio el esfuerzo de científicos como Philippi, Gay, Domeyko, Pissis
y otros, quienes comparten estos aspectos utilitarios de la ciencia y su
articulación con los sistemas productivos, tal como ya lo ha destacado
por ejemplo Benjamín Subercaseaux.25
A manera de Conclusión
25. Cf. Subercasseaux, Benjamín: Historia de las ideas y de la cultura en Chile (2 vol.). Ed.
Universitaria, Stgo., 1997.
42
también que el lector piense en la perspectiva del racionalismo griego,
principalmente en el idealismo de Platón, en el modelo mecanicista del
universo asentado por Newton, o en el modelo cibernético a partir de
Wiener, o en el paradigma marxista, a partir de las obras de Karl Marx y
Lenin entre otros, para futuros análisis; debido al enorme impacto que estos
paradigmas, también han generado en la ciencia y en la cultura universal.
43
44
Epistemología, Progreso y Diseño
45
del conocimiento científico; apunta a un análisis cualitativo y holístico
acerca de la ciencia como institución social y en cuanto a estructura
metodológica de apropiación cognitiva. Este tipo de preocupaciones por
cierto, alude al análisis de tópicos de carácter metodológico, a aspectos
vinculados a los supuestos últimos de la validez y de la objetividad de los
conocimientos que va recabando la ciencia; y en general, apunta también
a un análisis del cuerpo de reglas y procedimientos, que utiliza la ciencia
para cumplir su tarea: identificar, nombrar, describir, explicar y predecir
los hechos del mundo.
26. Radnitzky, G. y Andersson, G. (1982). “¿Hay criterios objetivos del progreso científico?”,
en: Gerad Radidnitzky y Gunnar Andersson: Progreso y racionalidad en la ciencia, Alianza
Editorial, Madrid, 1982.
46
los resultados de las ciencias”.26 Pues bien, el diseño como quehacer
profesional, y más exactamente como corpus cognitivo, si bien no ha
llegado a un consenso en lo referente a su propia definición, tal como
lo hemos destacado en otra ocasión,27 sí muestra un consenso entre sus
exponentes, toda vez que los mismos están de acuerdo en que dicha
disciplina, es en parte técnica, en parte arte y en parte teorización. Luego,
un adecuado punto de anclaje entre epistemología y diseño, para efectos
de este análisis y que articule efectivamente la tríada mencionada en el
epígrafe, parece ser el interés por el progreso.
47
Ahora, si entramos al universo de la historia de las ciencias, por ejemplo
en cuanto a la idea de progreso específicamente en América durante el siglo
XIX, se observa que éste, es entendido en esta centuria, como el resultado
de la aprehensión cognitiva del universo orgánico e inorgánico que será
utilizado por los gobiernos de las jóvenes repúblicas, como un corpus
informativo para una posterior explotación, cultivo o industrialización de
muchos referentes del cuerpo físico del país. El progreso, es entendido
también en este período, como un desplazamiento de la naturaleza por
la civilización europea, representado por los inmigrantes y sus valores
culturales, políticos y sociales que irradian nuevos ejes posibles de acción
y de desarrollo laboral. El ideario del progreso decimonónico que se da
en estos científicos, por tanto, es entendido como el dinamismo de un eje
confrontacional entre naturaleza y civilización; o entre la civilización
y la barbarie. Ahora, desde esta perspectiva decimonónica, el progreso
extrapolado al diseño, debería apuntar a ilustrar y difundir las bondades
de lo europeo, debería mostrar productos y artificios que contribuyan a
la dominación y sometimiento de la naturaleza americana, a mostrar las
características de las razas nórdicas y de su supuesta superioridad. Sin
embargo, como el diseño en los países americanos en dicho siglo aún no
despega, este ideario será replicado solo a mediados del siglo XX.
48
XX, pero a finales, principia a asociarse con una adecuada descripción
y comprensión del entorno auténticamente americano, de respeto a las
etnias y de una mayor consideración por lo vernáculo.
Por eso no es extraño que en los años setenta y ochenta del siglo XX,
por ejemplo, se principie a analizar desde las diversas ramas de la histórica
y de la sociología; temas tales como las variables de la institucionalización
de la ciencia en los distintos países de América, la eventual participación
de la mujer en el sistema productivo, o el papel de los gobiernos locales
en la consolidación y orientación de la ciencia en nuestro continente; y
en general, se observa una revisión sobre el rol de los distintos agentes
sociales latinoamericanos en la construcción científica.
Epistemología y Progreso
49
sería entendido como la aparición continúa de nuevos aparatos que buscan
la comodidad y el bienestar del ser humano, pero que resultan, per se de
la actividad profesional e institucional del diseño. Esto es, sin influencias
significativas, sin una matriz peculiar propia, puesto que la mera adición
ya sería incremento cuantitativo, y entonces, el diseño, en tanto se
comporte como un apéndice de la comunidad científica internacional,
repetiría de suyo las innovaciones en el esquema del ascenso infinito.
Así, en este esquema, si la ciencia muestra siempre nuevos conceptos y
nuevas teorías, y las tecnologías nuevos materiales; entonces, el diseño
a su vez, mostraría siempre novedades y artificios por la mera adición
cumulativa de tales tecnologías y de los nuevos materiales que se van
alcanzado. Aquí, más que la novedad, el incremento es el progreso. Y
con alguna licencia, es posible ubicar aquí entonces, la idea de Escobar,
que sostiene la conveniencia de estructurar “un proceso de diseño integral
que anticipa y deduce las necesidades de los individuos para los cuales
desarrolla su trabajo, y aprovecha las funcionalidades y posibilidades de
las nuevas tecnologías.”29
29. Escobar, E.: Usuarios, marca y nuevas tecnologías; Encuentro Académico: “El Diseño
en los entornos de las nuevas tecnologías: Una mirada a la digitalización del objeto”,
Santiago, 2003.
50
del gobierno, o de los consumidores. Así, si algunos diseñadores están
entrabados en la búsqueda de soluciones de aparatos e instrumentos,
según los estándares de los años anteriores, o de un gobierno pasado, o
de un modelo explicativo comprometido con ciertas tesis educacionales o
sociales, se ven sobrepasados de pronto, por los productos más dinámicos,
llamativos, ergonómicos, digitales, funcionales y operativos de sus pares;
entonces, este ultimo sería el nuevo paradigma imperante y exitoso en
el universo del diseño. Por lo menos, mientras dichos productos puedan
satisfacer los requerimientos del mercado, de los industriales que los
fabriquen, o de empresarios que los distribuyan masivamente y de los
consumidores cada vez más organizados y exigentes. Entonces, lo más
equivalente al modelo explicativo kuhniano, para ilustrar el progreso en
el diseño, sería una teoría ecléctica del diseño, que permita la presencia
de diversas tendencias, gustos y formas en uso.
51
Esto, extrapolado al diseño, sería equivalente a las innovaciones propias
de diseñadores más inconformistas, más contestatarios y más anárquicos
que se lanzan contra los modus operandi tradicionales del diseño,
contra la metodología de las formas estéticas, y contra las producciones
enmarcadas en los consensos industriales y/o empresariales vigentes. Y
si tales aparatos, constructos o implementos así audazmente diseñados,
por la simple y fuerte energía de la constancia, de la innovación y de la
búsqueda de una mayor flexibilidad democrática, o de una imaginería
personal abundante, dan en el blanco, o “prenden” en el mercado, entonces,
he ahí el progreso.
31. Piaget, Jean: Logique et connaissance scientifique, Ed. Gallimard, Paris, 1967, p. 6.
52
esta naturaleza, llevado al diseño, se identificaría con una idea de progreso
que resulta de las estructuras materiales y operativas e instrumentales
alcanzadas sistemáticamente por el gremio, como un derrotero ascendente,
en el cual alcanzado el nivel a, necesariamente se llegará al nivel b, y así
sucesivamente, pero centrado principalmente en los aspectos cognitivos
de la construcción estética, o en las fases operatorias y funcionales de los
diseñadores, más que en el impacto de las influencias externas; las que en
este caso, no tendrían tanta fuerza explicativa para alcanzar la innovación
y el progreso por no ser parte de la propia estructura.
32. Lenk, H.: Entre la epistemología y la ciencia social, Ed. Alfa, Barcelona, 1988, p. 6.
53
específico, estarían indicando el progreso, el nuevo dominio sobre los
observables del mundo natural y social. Y el énfasis en este caso, queda
centrado principalmente en un nuevo y mejor dominio lógico-operativo
del sujeto sobre el medio, con lo cual queda de manifiesto que tales hitos
superiores o más avanzados son cuantificables, medibles. En el caso de
las ciencias formales cómo por ejemplo la geometría euclidiana de las tres
dimensiones, sería un hito de menor conocimiento y otro superior, sería
el paso al empleo de las geometrías de cuatro o más dimensiones, cómo
las desarrolladas por Gauss y otros matemáticos desde el siglo XIX en
adelante; éste nuevo escenario sería el dominio de mayor riqueza lógico-
matemática. A su vez, en el diseño entonces, el progreso entendido desde
la perspectiva piagetana, sería equivalente a un set de formas y estructuras
funcionales que puestas en uso por los consumidores, necesariamente dan
un paso a un nuevo hito en que se haga indispensable aplicar un mayor
rigor lógico y cuantitativo en las proporciones, en las formas o en ciertos
detalles y/o en las aristas de determinados diseños o artificios.
A manera de Conclusión
54
formales, empíricas o ergonómicas que aglutine las producciones del
diseño dentro de un marco de matrices que muestren de suyo el progreso
contemporáneo en dicho campo.
33. Jaspers, Karl: Origen y meta de la historia, Alianza Editorial, Madrid, 1985, p. 325.
55
muy especial, además, junto a tales criterios, el diseñador deberá atender
a las expresiones de goce estético y a los juicios acerca de la belleza o no
de tales constructos, de acuerdo a las sensibilidades de la época histórica
que le toque vivir.
56
Introducción al Concepto
de Causalidad en David Hume
Francisco Díaz C.
U. Tecnológica Metropolitana, Stgo., Chile.
Introducción
57
físico. Si bien es cierto, este último presenta un cuestionamiento de larga
tradición en la historia de la filosofía occidental, aunque en este escrito
sólo vincularemos, a modo de introducción, el pensamiento de Hume y,
en particular, la noción de causalidad física. Para ello, se analizará la obra:
Tratado de la naturaleza humana.34
58
extirpar los fanatismos religiosos y otros. Todas estas nociones vinculadas
al mundo de la conciencia y, en particular, al problema de la capacidad
y el comportamiento del conocimiento humano. Por lo cual, evidencia
una relación directa que se expresa en el mundo exterior. El alcance y
desarrollo de los planteamientos de Hume, descansan en las lecturas
previas que este autor realizó de los estudios de René Descartes (1596-
1650) e Isaac Newton (1643-1727).
37. Francis Bacon (1561-1626). Durante toda su vida Bacon trató de reformar el saber, es decir,
reorganizó el método de estudio científico y clasificó todas las formas del conocimiento
en función de la mente, formulando su modelo que llamó La Gran Instauración.
59
pasos de Newton y coloca énfasis en lo empírico. De aquí en adelante en
su obra Tratado de la Naturaleza Humana nos comenta, generalmente que:
“…del espíritu se halla falseada por preocupaciones provenientes de falsas
analogías con la ciencia de la naturaleza y que reposa en un esquemático
sistema de asociaciones; su mérito, aparte de haber ensayado una solución
fundamental de los problemas filosóficos de un modo clásico.”38
38. Cf. Hume, David: Tratado de la Naturaleza Humana; op. cit., pp 12-13.
39. Cf. Galilei, Galileo: Diálogo acerca de dos nuevas ciencias, Ed. Losada, U. de Bs. Aires,
1945, pp. 207-208.
40. Cf. Hume, David: Tratado de la Naturaleza Humana, op. cit., p. 85.
60
causalidad; por lo que estas relaciones pueden dividirse en dos clases:
Primero, las que dependen enteramente de las ideas que se comparan
entre sí; y las segundas, que pueden se permutadas sin cambiar las bases
de las ideas.41 De este modo, en ciencia de la física la “identidad” y
la “causalidad”, reproduce que dos objetos, aunque semejantes en su
totalidad y aun apareciendo en el mismo lugar en tiempos diferentes,
pueden ser diferentes numéricamente, y como la fuerza por la que un objeto
produce otro no puede jamás descubrirse simplemente por su idea, lo que
es evidente que causa y efecto son relaciones de las que nos informamos
por la “experiencia” y no por el razonamiento.42
Es así como entre los años 1581 a 1638,43 el método empírico utilizado
por el toscano Galilei logró determinar y fundamentar una metodología
que explicaría los fenómenos físicos de la realidad, tales como: La caída
de los cuerpos, las formas del movimiento, observaciones y registros de
los astros por medio del telescopio e interpretaciones de la luna, manchas
solares, Vía Láctea y nebulosas, fases de Venus y la confirmación asertiva
de la teoría de Copérnico.44 Todas estas observaciones con las décadas
venideras serían la fuente científica que gatilló grandes descubrimientos
que revolucionaron durante la treintena del siglo XVII.
61
creencia ni persuasión. Una impresión presente es, pues, absolutamente
necesaria para este proceso, y cuando después de esto comparo una
impresión con una idea y hallo que su única diferencia consiste en sus
diferentes grados de fuerza y vivacidad, concluyo de todo ello que la
creencia es una concepción más vivida e intensa de una idea que procede
de su relación con una impresión presente.”45
62
del enfoque racionalista, como fue el caso de los movimientos naturales
y violentos. Mientras que para los racionalistas, y en específico para
Descartes, conocer con certeza significa alcanzar verdades claras y distintas
o de naturalezas simples, cuya existencia sólo puede ser garantizada por
Dios;48 Hume advierte que de acuerdo a nuestras facultades, la idea de
substancia referida al mundo externo es problemática y escapa a nuestra
experiencia, ya que sólo nos da cuenta de las impresiones, ideas y
asociaciones de las ideas. A este respecto comenta: “Me atrevo afirmar,
como proposición general, que no admite excepción alguna, que el
conocimiento de esta relación (causa-efecto) en ningún caso se obtiene por
razonamiento a priori, sino que surge enteramente de la experiencia.”49
48. Cf. Descartes, René: Discurso del Método, Edic. Fontana, México, 2013, pp.63.
49. Ibídem., p.115.
50. Doctrina filosófica que tiene una larga tradición proveniente desde los antiguos filósofos
griegos, principalmente de Aristóteles (S.IV a.n.e). Dicho término significa mirar
cuidadosamente, pero en la tradición filosófica significa que no hay ni un saber sólido ni
ninguna opinión segura.
51. Cf. Hume, David: Tratado de la Naturaleza Humana, op. cit., p. 22.
63
Mas Hume presupone que las impresiones y las ideas se relacionan en
un constante despliegue de percepciones, consolidando la influencia de
una por sobre la otra.
52. Véase Platón: El Fedón. Aquí afirma que la verdadera causa es un principipio de donde
procede la razón de ser del efecto. En: Platón, Obras Completas, compiladas y ordenadas
por Patricio de Azcárate, Edic. Medina y Navarro, T.5, pp. 10-20.
53. Cf. Ada, Sofía: Guillermo de Ockam: El último medieval, Rev. A Parte Rei, Nº45, 2006,
pp. 4-5.
54. Cf. Galilei, Galileo: Diálogos acerca de dos nuevas ciencias; op. cit., p. 207.
64
Hume no está lejos de la idea de Ockham y Galilei, pero nos plantea la
tesis de la no deducibilidad del efecto, respecto de la causa. Descarta que
nuestros conocimientos a priori puedan evidenciar y dar certeza de que el
efecto se deduzca de la causa, sino por el contrario nos ofrece una nueva
visión subjetiva y escéptica del conocimiento racional, frente a que todo
fenómeno debe estar sometido a experimentación, tal como lo describió:
“Nada es más preciso para un legítimo filósofo que refrenar el inmoderado
deseo de investigar las causas, y habiendo establecido una doctrina sobre
un número suficiente de experimentos, debe contentarse con esto cuando
ve que un examen ulterior le llevará especulaciones obscuras e inciertas.
En este caso, su investigación estará mucho mejor empleada examinando
los efectos que indagando las causas de sus principios.”55
55. Cf. Hume, David: Tratado de la Naturaleza Humana, op. cit., p.28.
56. Cf. Locke, J.: Ensayo sobre el entendimiento humano, Ed. Aguilar, Bs. Aires, 1970, p.105.
57. Ibídem., pp. 105-108.
65
existencia absoluta de una cosa, parece ser completamente ininteligible.58
58. Cf. Berkeley, George: Tratado sobre los principios del conocimiento humano, en:
Weblioteca del pensamiento: www.weblioteca.com.ar, pp.2-11.
66
contiguas entre ellas y con los objetos distantes, y cuando en un caso
particular no podemos descubrir esta conexión presumimos que existe...
podemos considerar, pues, la relación de contigüidad como esencial de la
causalidad... La segunda relación que haré observar como esencial para
las causas y efectos no es tan universalmente reconocida, sino que se halla
sometida a alguna controversia. Es esta la de la prioridad en el tiempo de
la causa con respecto del efecto.”59
59. Cf. Hume, David: Tratado de la Naturaleza Humana, op. cit., p. 70.
60. Ibídem., p. 105.
67
grados de evidencia, distinguir en la razón tres grados a saber: el del
conocimiento, el de las pruebas y el de la probabilidad.”61
68
descubrir relaciones constantes o inconstantes de los objetos entre sí.
Pero, la causalidad es la única de las relaciones de hecho, que le permite
a la mente ir más allá de los sentidos y que nos informa de aquello que
no podemos percibir, como por ejemplo las relaciones: fuego-calor,
electricidad-luz, enfermedad-dolor y otras. En consecuencia, la causalidad
es el resultado de una conexión necesaria que permite a la mente inferir
o tener la creencia de la existencia o/u acción de un objeto cuando es
seguido o precedido por otro.63
63. Cf. Hume, D.: Tratado de la Naturaleza Humana, op. cit., p. 60.
69
es la naturaleza de ese modo de movimiento, su esencia o, si se prefiere,
su definición (lo que quiere decir lo mismo). Esa naturaleza es la que
constituirá ese principio evidente e indudable, axioma fundamental que
permitirá deducir todo el resto.”64 En contexto a nuestro tiempo, Koyré
interpretaría que: “Galileo renuncia a todo tipo de intento de explicación
causal, y no busca más que un principio, o un axioma que permita deducir
las leyes descriptivas de la caída de los cuerpos.”65
64. Cf. Koyré, A.: Estudios Galileanos; op. cit., pp. 77-78.
65. Ibídem., p.93.
66. Cf. Hume, D.: Tratado de la Naturaleza Humana, op. cit., p.70
67. Ibídem.,
68. Ibídem., p. 131.
70
La contigüidad y sucesión regular son imperfectas e insatisfactorias,
porque teniendo dos objetos contiguos, nunca percibiremos el vínculo
del por qué se unen, ni tampoco podremos declarar su conexión.69 Dicha
conexión la idearemos cuando tengamos varios casos en que los objetos
estén entrelazados entre sí. Además, un objeto puede estar contiguo
y preceder a otro, sin ser su causa.70 Cuando estudiamos un evento,
sólo podemos observar que éste sigue al otro; así distinguiremos que
estos eventos se asocian, pero no se conectan. Y en cuanto a lo que por
causalidad se refiere, no existe una impresión de algo más y por ende “no
tenemos en lo absoluto una idea de conexión o poder”.71
71
A Modo de Conclusión
73. Ibídem.
72
Los fundamentos de Hume no sólo se oponen a la visión filosófica
racionalista, como hemos señalado, sino que a una de las afirmaciones más
enraizadas del sentido común. El escocés consideró que nuestras creencias
relativas a los vínculos causales son de extraordinaria importancia puesto
que la investigación científica del mundo físico, tal como lo demostró
Galileo Galilei, parece ser en gran medida una investigación de las
causas de los fenómenos físicos observables, pero también porque la
relación causa-efecto es esencial para toda experimentación científica,
específicamente, en cuanto a los acontecimientos de los fenómenos,
incluidos los relativismos al modo de cómo comprendemos el mundo.
Así, Hume reitera con frecuencia que nuestras certezas del mundo físico
se sustentan en premisas causales; y señala que la causalidad manifiesta
una consistencia básica en suponer que todo lo que se determina es por
una modificación en función al estudio de los objetos a través de causa-
efecto, contigüidad y conjunción constante.
73
74
El Positivismo
y su Impacto en Chile
Zenobio Saldivia M.
U. Tecnológica Metropolitana, Stgo., Chile.
Algunos Antecedentes
75
que el movimiento de la humanidad en todas las esferas de su actividad,
se traduce por una marcha hacia adelante, acelerada o contenida, circular
o curva, rectilínea o trunca, pero siempre una marcha”.74
76
conmemoraba anualmente con conferencias y homenajes póstumos a los
hombres más destacados fallecidos el año anterior, ya sean estos del país
o del extranjero; v. gr. en el año 1879 los miembros de la misma, rinden
homenaje a José Tomás de Urmeneta (chileno), Claude Bernard (francés),
Tomás Cipriano de Mosquera (colombiano) y otros.
77
sugeridas por Comte, las cuales se identifican a su vez, con las normas
de rigor que exigen las obras científicas y en conformidad con los hechos
demostrados de acuerdo a los planteamientos de la filosofía positivista.
Entre estos nuevos temas que ahora complementan los focos de interés
de los autores seguidores del positivismo, están: el énfasis por el progreso,
la regeneración social, la preocupación por la ciencia, la sugerencia de
cambios curriculares en la educación para orientarla hacia el estudio del
método científico y la búsqueda del rigor lógico, la incorporación de la
mujer a la educación, el interés por los recursos hídricos y por el desarrollo
minero e industrial del país. Y más tarde, se comprometen también con
los esfuerzos para lograr una mayor autonomía del poder ejecutivo frente
a la iglesia. Estas inquietudes, quedan claramente de manifiesto en obras
tales como: Caracoles. Cartas descriptivas sobre este importante mineral
dirijidas al Sr. Tomás Frías, Ministro de Hacienda de Bolivia, o en las
Lecciones de política positiva, ambas de Lastarria, entre tantos otros
autores del período.
76. Lastarria, José V.: Caracoles. Cartas descriptivas sobre este importante mineral dirijidas
al Sr. Tomás Frías, Ministro de Hacienda de Bolivia, Impr. de la Patria, Valparaíso, 1871,
pp. 8-30.
78
prácticamente una apología de la riqueza de la zona y muestra un Lastarria
como político visionario y pragmático, pero también como geógrafo y
positivista.
Valentín Letelier
77. Cf. Galdámez, Luis: Valentín Letelier y su obra, 1852-1919, Impr. Universitaria, Stgo.,
1937, p. 30 y ss.
79
positivistas, como el que aparece en 1875, con el título Principios de
Filosofía Positiva.78 Este mismo año, Letelier es nombrado profesor de
Literatura y Filosofía en el Liceo de Copiapó y junto a otros profesores
funda una Academia Literaria. Son los años en que define su convicción
positivista y se identifica con el ideario comtiano del Orden y el Progreso,
que trata de alcanzar y mantener durante toda su vida profesional.
Entre sus aportes positivistas, recordemos que persigue determinar los
fundamentos del Derecho y de las instituciones jurídicas, partiendo de
un análisis etnográfico e histórico, para corroborar que la evolución de
tales organizaciones no es algo puramente normativo, sino que obedece
al resultado de la acción espontánea de las fuerzas sociales; una marcha
acelerada como diría Lagarrigue, o el avance inevitable hacia el progreso,
como diría Comte. Y en este sentido, logra articular la filosofía positivista
con el Derecho y la inserción de ésta como parte de la Sociología. En
rigor, el alcance de su obra es de tal magnitud que cubre la educación, la
sociología, la filosofía y las políticas públicas, como diríamos hoy.
80
humana y para alcanzar los valores de una moral positiva, que llegaría
finalmente a conciliar el amor y el conocimiento, sin apartarse de la
fe en la humanidad; alcanzando así, un estado de máxima perfección
en la condición humana. O como lo expresa Juan Enrique Lagarrigue:
“Todas las almas concurrirán de las diversas partes de la tierra a mejorar
incesantemente la existencia universal. Semejante estado de armonía
planetaria llevará consigo una indecible felicidad”.79 Dicha postura de
comprensión de la episteme como un constructo propedéutico para arribar
a un nuevo estadio moral, es muy similar entre los hermanos, tal como
se percibe por ejemplo en Jorge Lagarrigue, cuando luego de alabar la
clasificación de las ciencias que hace Comte, señala: “Vosotras no sois
sino ciencias preparatorias; nada valéis si vuestros estudios no convergen
hacia el estudio y mejoramiento del hombre, separadas de la moral no
sois sino ciencias inútiles o perjudiciales a la inteligencia y al corazón.”80
79. Cf. Lagarrigue, Juan Enrique: Circular Religiosa, Impr. Cervantes, Stgo., 1886, p.32.
80. Cf. Lagarrigue, Jorge: Positivismo y Catolicismo, Impr. Cervantes, Stgo., 1884, p.12.
81
quienes aparecen como traductores destacados de las obras de Comte y
como animosos difusores de las ideas positivistas, especialmente en lo
referente a las nociones de progreso, a las leyes de la Historia y a la idea
de ciencia que manifiesta el autor francés; así como también se observa
que se muestran defensores a ultranza, en relación a la separación entre
la Iglesia y el Estado y en cuanto a la educación para la mujer.
81. Cf. Turenne, Ernesto: “Profesiones científicas para la mujer”, Revista Chilena, T. VII,
Stgo., 1877, p. 366.
82
del orden: igual que en la mecánica animal el equilibrio y el progreso son
mutuamente indispensables, como fundamento o como destino”.82
82. Cf. Comte, A.: La Filosofía Positiva. Selección y estudio de René Hubert, Ed.
Sudamericana, Bs. Aires, 1943, p. 169.
83. Cf. Comte, A.: Cours de Philosophie Positive, 1842, T. IV, p.612. (Traducción personal).
83
Las Ciencias en el Período
84. Cf. Kuhn, Thomas: La Estructura de las Revoluciones Científicas, op. cit.
84
Hidrográfica de la Armada, en 1874, que rápidamente comienza a realizar
trabajos científicos de hidrografía, cartografía, meteorología y otros. En
esta década se organiza además la Exposición Internacional de Santiago,
en 1875, con la cual Chile muestra sus producciones agrícolas, industriales
y técnicas al mundo. Son los años en que la comunidad científica está
orgullosa mostrando sus resultados específicos y su consolidación como
gremio de especialistas. También continúa la aparición de numerosas
revistas científicas, entre éstas: en La Serena, la Revista Científica y
Literaria (1871), en Santiago: la Revista Médica de Chile (1872), el
Anuario Hidrográfico de la Marina de Chile (1875). Y en Valparaíso la
Revista Gaceta Médica (1879).85 Además, en este hito ya se observa la
realización de una serie de congresos científicos; tales como el Congreso
Libre de Agricultura, en 1875, donde se analizan temas de distintas
disciplinas.
85. Los lectores interesados en profundizar sobre la aparición de revistas científicas chilenas,
pueden consultar: “Las Revistas científicas chilenas” en: Saldivia, Zenobio: La Ciencia
en el Chile Decimonónico, Ed. U. Tecnológica Metropolitana, Stgo., 2005, pp. 99-120.
85
meteoritos, como también de ciertos tipos de salitre, boratos y productos
volcánicos.86
En los años noventa podemos traer a presencia a los físicos Luis Zegers
y Arturo Salazar, quienes tomaron las primeras radiografías en nuestro
país, en 1896, pocos meses después del descubrimiento de los rayos de
Röentgen en Alemania. Zegers está además, en estos años, muy preocupado
por implementar la telegrafía sin hilos en nuestro país y lo expresa en
estos términos: “[...] de la misma manera que el telégrafo eléctrico vino
casi de inmediato después del descubrimiento de la imantación por las
corrientes, así también la telegrafía sin hilos de Marconi, nos anuncia un
nuevo modo de utilizar i transmitir la energía”.87 Con ello continúa la
enseñanza experimental de la física en el país, que se había asentado con
la cátedra de Física al fundarse el Instituto Pedagógico (1889).
86
arborescente que domina en los matorrales; le acompaña el molle y el
litre. En los sitios más asoleados crece también el boldo (Baldoa fragans)
y el quillai (Quillaja saponaria)”.88
87
abordarlo en esta ocasión, tan solo recordemos aquí que el ferrocarril es
el paradigma del progreso en el siglo XIX y que en 1899 Chile cuenta ya
con 4.359 km. de vías férreas, más otros 400 km. en construcción y cerca
de 1.850 km. en estudio.90
90. Cf. Mardones, Francisco: “La ingeniería en sus relaciones con el progreso”, La Revista
de Chile, Vol. III, Nº7, Stgo., Octubre, 1899, p. 212.
88
país. Las diversas menciones de los trabajos científicos de este período
en las academias europeas avalan lo anterior.
89
nuestro país. Ello es un indicador de que se está apuntando tanto al télos
del progreso como a la regeneración moral de la sociedad. Esto es, una
nueva fase científica que está acaeciendo en Chile en el período finisecular
decimonónico y que es equivalente al ascenso inevitable de la jerarquía
del conocimiento y que según Comte, sigue el derrotero de la matemática,
la astronomía, las ciencias físicas, la química y luego las biológicas, hasta
arribar a las ciencias sociales.
90
mayor discusión. Esto ante la primacía por la búsqueda del utilitarismo,
por el télos del progreso y por la necesidad de abocarse a las reformas de
las distintas institucionales nacionales.
91
92
Jean Piaget y La Teoría de la Evolución de la
Inteligencia y los Niños en Latinoamérica91
Francisco Díaz C.
U. Tecnológica Metropolitana, Stgo., Chile.
Introducción
91. Este trabajo en una primera versión fue presentado en las “XV Jornadas Trasandinas de
Aprendizaje: Los vínculos interpersonales en educación y aprendizaje”, U. de la Plata,
Argentina, 2014.
92. Por ejemplo recordemos a: Juan Pascual Leone, Perret-Clermont, Robbie Case y K. W.
Fischer.
93
hemisferio Norte, y que conjuntamente proyecta un estudio riguroso de
la naturaleza local. Por lo tanto, el desarrollo cultural Latinoamericano
tiene un rumbo complejo dado al sincretismo histórico entre europeos y
nativos. Dentro de estos desenvolvimientos atravesados por la violencia
y sumisión, los aspectos dominantes de la política, educación y una
práctica utilitaristas durante los siglo XVII, XVIII y XIX, han articulado
un conocimiento con miras al Viejo Continente, tanto de la presencia del
nivel científico-técnico, o científico-humanista, que nos van presentando
los nuevos desafíos que son necesarios reconsiderar a nuestra cotidianidad.
De estos, justamente en el plano educativo la cuestión de seleccionar,
tomar o repensar corrientes epistémicas, es un paso ineludible a estudiar.
94
Piaget: El Hombre y el Epistemólogo
93. Cf. Caparros, A.: “Piaget y sus orígenes científicos y filosóficos”. Rev. Psicología General
y Aplicada, Vol. 37 (2), Madrid, 1982, p. 292.
95
Durante la década de los treinta, Piaget continúa con sus investigaciones
sobre la evolución de la inteligencia infantil; como fruto de estos estudios
publica contenidos psicológicos, lógicos y pedagógicos. Más tarde, en
la década de los cuarenta realiza una serie de publicaciones referentes
al desarrollo de las nociones lógicas, físicas y matemáticas en el niño,
tanto de la idea del número, de movimiento, de velocidad, del azar, del
tiempo y del espacio. Y ya en 1950, publica su contundente investigación
científica Introducción a la Epistemología Genética. Aquí, presenta los
fundamentos teóricos y empíricos de una nueva disciplina científica,
interesada en estudiar en cómo se desarrolla el conocimiento en el sujeto.
96
esto significa que se incorporan rápidamente al discurso de la psicología,
los postulados constructivistas y los fundamentos cognoscitivas. Estos
alcanzan el primer plano en las revistas y discusiones de los excelsos
exponentes de la psicología. Dicho fenómeno, es lo que se conoce como
“el descubrimiento de Piaget en los Estados Unidos.” 95
95. Cf. Coll, C.: “Configuración y desarrollo de la Escuela de Ginebra: Las relaciones entre
la epistemología y la Psicología genética. Rev. Psicología General y Aplicada, Vol. 37,
(2), 1982, p. 315.
96. Cf. Saldivia, Zenobio: Jean Piaget: su Epistemología y su Obsesión por el Conocimiento,
Edic. U. Tecnológica Metropolitrana, Stgo., 2008, p. 26.
97
Piaget y su Teoría Evolutiva de la Inteligencia
98
la asimilación y la acomodación. El primero corresponde a las reacciones
de un ser vivo frente al ambiente en términos de una respuesta previamente
aprendida; v. gr. cada vez que un niño usa un objeto para alguna actividad
específica que ya ha aprendido, y se dice que está asimilando ese objeto a
su aprendizaje previo. Por ejemplo, cuando un niño está lamiendo un lápiz,
está asimilando el lápiz como una más de las acciones en que es posible
practicar la acción de lamer. Por otra parte, la acomodación, acontece cada
vez que se origina un cambio en la conducta del individuo, cuyo índice
es el resultado de la interacción con el contexto. Es decir, cuando un ente
no puede asimilar un nuevo objeto en las condiciones que ya son parte
de sus esquemas, entonces debe acomodarse a él. Un esbozo de ello, es
el concepto de creencia.
99
de esta transformación en relación con las acciones transformadoras.”98 Es
justamente por las características de esta evolución que Piaget considera
que la inteligencia es una estructura versátil, que se desarrolla a través de un
encadenamiento de etapas cualitativamente distintas y caracterizadas por
la adquisición de nuevas capacidades, o más propiamente por el tránsito
de un nivel de adaptación hacia otro progresivamente más avanzado.
Con tal razón, se comprende que para el autor suizo, el desarrollo de la
inteligencia se manifiesta en fases o en etapas superlativas de unas con
otras; esto es un proceso creciente de las estructuras, desde un nivel de
menor jerarquía cognitiva a otras de mayor rango operativo. Cabe destacar,
que el proceso del desarrollo inteligencia se divide en cuatro:99
98. Cf. Piaget, Jean: Psicología y Pedagogía, Ed. Ariel, Barcelona, 1971, p. 38.
99. Cf. Mounoud, P.: El Desarrollo Cognitivo del Niño: Desde los descubrimientos de Piaget
hasta las investigaciones actuales, Conferencia; U. Rovira i Virgili, Tarragona, 1966,
p. 10.
100
Teoría Evolutiva de la Inteligencia y los Niños de
Latinoamérica
101
brechas que se generan en términos de aprendizajes.”102 Por lo tanto en
toda una nación más el complemento del núcleo familiar, son los padres
los responsables en dirigir a sus hijos a través de una creciente rigurosidad
de valores y de información relativa a los procesos educacionales que
establecen los gobiernos de turno en cada Estado.
102. Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE): Estudio desarrollado por
el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE),
cuya coordinación está a cargo de la Oficina Regional de la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OREAL/UNESCO, Santiago). El
estudio tiene como objetivo obtener información sobre los logros de aprendizaje de los
estudiantes de los países de América Latina y el Caribe, y sobre los factores asociados
a dichos logros. Se aplica a estudiantes de 3° y 6° Año Básico en las áreas de Lectura,
Escritura, Matemática y Ciencias (Ciencias solo se aplica en 6° Año Básico). Sus dos
primeras aplicaciones fueron en los años 1997 (Primer Estudio Regional Comparativo
y Explicativo, PERCE) y 2006 (Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo,
SERCE). Véase en http:// www.agenciaeducacion.cl/terce/
103. Cf. Trucco, D.: “Educación en América Latina: ¿más equidad o desigualdad?” Revista
Humanum. 21 de agosto, 2012. p. 1.
102
nación. Sin embargo, conceptos como equidad, igualdad, estratificación,
entre otros, se emplean para comparar y diferenciar componentes sociales
que proyectan la uniformidad de un modelo social categorizante en las
distintos patrones de vida en América Latina.
103
que da como resultado un producto funcional (la tela) que es tanto
mostrado como intercambio…”106
106. Ibídem.
107. Ibídem., p. 50.
104
del conocimiento mediante el cambio estructural de una unidad sin que
ésta pierda su organización; siendo los protagonistas y sus hitos, elementos
claves que se encadenan por medio de interacciones provenientes del
contexto en dónde se encuentre el sujeto; y ello, incidirá en el producto
final de la dinámica interna de las estructuras.
108. Cf. Saldivia, Zenobio: Jean Piaget, Su epistemología…, op. cit.; p.26.
109. Véase en http://portal.oas.org/default.aspx?tabid=1268&language=es-co p. 1.
105
entre los años 20’ y 60’ del siglo XX, basada sólo en la autoridad y en
la obediencia al docente frente a sus enseñanzas y posibles aprendizajes
coercitivos. Por lo tanto, ya en los años 70’ Piaget concibe el ejercicio
de la libertad, sustentándose en los intereses del niño y en sus propias
acciones, pero en oposición completamente ante una moral hegemónica
que impone aprendizajes para uso exclusivo de naciones centradas solo
en la producción y el mercado.
110. Ibídem.
106
Consecuentemente, el compromiso histórico de la educación infantil
en América Latina estaría completo si podemos caracterizar las tesis
piagetanas como un método filosófico que considera a todos los niños y
niñas como estudiantes activos, y como sujetos que logran demostrar sus
necesidades y ciertos deseos colectivos de aprender, complementados con
las diversas didácticas que han brotado en los innumerables instrumentos
socio-técnicos occidentales. Así, “El programa diario se estructura en
grandes períodos que permiten a los niños explorar e investigar asuntos
en los que cada uno de ellos está interesado”.111 Y la forma “más correcta”
es en la sala de clases que se organiza con ambientes extrapolados a partir
de las ideas libres que se manifiestan y retroalimentan entre quien enseña
y quien aprende. No obstante, en varios Estados del Nuevo Continente los
contenidos a estudiar no son elegidos en libertad por los y las docentes,
sino por la imposición política-administrativa del Ministerio de Educación.
111. Cf. Stevens, J. y King, E.: Jean Piaget y el Movimiento de las Escuelas Infantiles Británicas,
Administración de Programas de Educación Temprana y Preescolar, p. 6.
107
A Modo de Conclusión
108
cambios curriculares sistemáticos en los campos de la pedagogía,
antropología, psicología y sociología, sólo por mencionar algunas.
Por otro lado, queda claro que tanto en la cultura latinoamericana como
en la europea, los postulados de Jean Piaget, en cuanto a los estadios
evolutivos se repiten, pero en Latinoamérica cambia la velocidad del
avance o del paso de una estructura a la superior, seguramente por las
dificultades del medio y la falta de estímulo que tienen estos niños por
lo general.
109
110
Principales Diferencias y Semejanzas
en la Prosa Epistémica de
Lakatos y Bachelard
Lakatos, el Hombre
112. Cf. Klimovsky, Gregorio: Las desventuras del conocimiento científico, Ed. A-Z Editora,
Bs. Aires, 1995, p. 373.
111
y que él llamaba Falsacionismo Dogmático y Falsacionismo Ingenuo.
Lakatos, para sus planteamientos recoge ciertos aspectos de la teoría
de Thomas Kuhn, entre éstos la importancia de la historia de la ciencia,
porque ensamblan con su enfoque de racionalismo crítico de la ciencia.
Lakatos cuestiona a Popper, pues a su juicio la historia de la ciencia
muestra que la falsación no es una acción cotidiana de los científicos
como este último defendía y enfatiza en la necesidad de la confirmación
de los supuestos científicos.
Por ende, Lakatos destaca que las condiciones del conocimiento son
supuestos reiterativos y señala que una teoría determinada puede cumplir
con la necesidad de explicar de manera creíble la realidad de un fenómeno
expuesto, pero el intento de ejecutar un método de prueba-error, es la
medida posible para explicar los hechos; tanto para un resultado positivo o
para uno negativo. Así, la prueba-error es un hito que permite argumentar
sobre el supuesto en una investigación científica. Y señala que a partir
de tales investigaciones se va gestando el desarrollo del conocimiento.
112
Su Idea de Ciencia
113. Producto de estas discusiones de dicho Coloquio, nos ha legado su texto colegiado:
Lakatos, I. y Musgrave, A.: La Crítica y el desarrollo del conocimiento: Actas del Coloquio
Internacional de Filosofía de la Ciencia celebrado en Londres en 1965, Edit. Grijalbo,
Barcelona, 1975.
114. Cf. Otero, Edison: Diccionario de Epistemología, Corporación de Promoción Universitaria,
Stgo., 2001, p. 93.
113
un conjunto de teorías en boga que pretenden explicitar un determinado
fenómeno o proceso en tal o cual campo disciplinario. Este ejercicio
sistemático de analizar teorías en circulación de acuerdo a los problemas
de la época, en los distintos ámbitos disciplinarios como adelantáramos,
es lo que Lakatos llama “programas científicos de investigación”. Su
enfoque es pues, esencialmente analítico y racionalista.
115. Cf. Lakatos, Imre: La Metodología de los Programas de Investigación Científica, Alianza
Editorial, Madrid, 1989, p. 13.
114
planteada por Kuhn, de conocer la historia y el desarrollo progresivo de
una ciencia. A menudo se interpreta la noción “programas de investigación
científica” de Lakatos, como un constructo de menor rigurosidad que
la construcción científica de Popper, pero mucho más selectiva que la
que postula Kuhn, y el esfuerzo de Lakatos se percibe como centrado
en criticar la capacidad científica para seleccionar teorías. En efecto, el
matemático y epistemólogo húngaro aspira a robustecer una metodología
que logre evaluar las especulaciones y para ello recurre a los programas
de investigación científica confrontando siempre las teorías con la praxis
científica. Y lo expresa en estos términos: “...la unidad descriptiva típica
de los grandes logros científicos no es una hipótesis aislada sino más bien
un programa de investigación.”116 Lo anterior, explica que el concepto del
programa de investigación científica, surge como una consecuencia de las
críticas que formuló Popper a los principios de la noción de “paradigma”
de Kuhn.
116. Ibídem.
117. Ibídem., p. 9.
115
fronterizos continúe con la práctica de otros métodos, y que éstos sí
pueden elaborar un marco distinto de explicación que logre sustituir las
limitaciones absurdas sostenidas en determinados períodos.
116
concepto de teoría nos conduce a manifestar nuevos supuestos, que hasta
entonces eran desconocidos. Y a su vez, los programas pseudo-científicos
corresponden a las diversas teorías construidas a partir únicamente de la
mera acomodación de los hechos ya conocidos.
120. Cf. Robinson, A.: Einstein: Cien años de Relatividad, Editorial Blume. 2010, pp. 74-77.
121. Cf. Otero, Edison: Diccionario de Epistemología, Corporación de Promoción Universitaria,
Stgo., 2001, p. 117.
122. Cf. Lakátos, I. “La Metodología…”op. cit., p. 37.
117
tanto, estima que la ciencia no puede probar ninguna teoría, pero si la
puede refutar en lo que concierne a la falsedad. Y por ello, la aceptación o
consolidación de una teoría descansa en una o unas hipótesis que expliquen
ciertas condiciones bien definidas de acuerdo a la base empírica de la
que se sostiene; por ende, esta nueva teoría articulada con las hipótesis
en cuanto a su base empírica, constituía un progreso científico mayor
del que se tenía. Estas últimas hipótesis son llamadas las “hipótesis ad
hoc”, que se entienden como estratagemas convencionalistas.123 Por lo
que, cualquier teoría debe ser evaluada en conjunto con las hipótesis
primarias argumentando que si se establecen “hipótesis ad hoc” éstas
serán elementos constitutivos de una serie de nuevas de teorías. Dicha
práctica fortalece la continuidad e interrelación con los miembros de la
comunidad científica. Esta continuidad, es también otra característica de
su Programa de Investigación Científica. La dialéctica de los programas
de investigación científica no se identifica necesariamente con una serie
alternante de conjeturas especulativas y de refutaciones empíricas, sino
con el análisis de teorías en boga.
118
enfáticamente a la esencia de la investigación científica. Aquí se estable-
cen las hipótesis primarias y/o las “hipótesis ad hoc”, que logran traducir
las variables heurísticas tanto en sus predicciones o proposiciones. Este
Cinturón Protector, además de poseer un estado dinámico, permite
evidenciar claramente las bases empíricas de la investigación, y por lo
tanto, cualquier elemento del mismo puede modificarse para mejorar los
resultados sin afectar el objeto de estudio.
119
Ahora bien, hay que destacar que los elementos que estructuran el
programa de investigación científica, el núcleo y el cinturón, tienen
funciones estáticas descriptivas, mientras que las otras dos, la heurística
positiva y la heurística negativa, cumplen un procedimiento pre-
descriptivo, aprobando o/y rechazando pautas de comportamiento según
la rigurosidad de los científicos que evalúan los fundamentos del objeto de
estudio. Estos dos componentes, si bien tienen bien definida su función,
también actúan como categorías que interaccionan entre sí, de forma que
los procesos de ambas heurísticas son las que establecen los cambios a
introducir tanto del cinturón como la del núcleo central. Esto nos deriva
al estudio no sólo de los componentes estructurales de los programas
de investigación, sino también a la extensión temporal de los mismos,
según la menor o mayor complejidad de sus rasgos particulares. Por ello,
Lakatos distingue dos tipos de programación científica: los progresivos y
los degenerativos. El primero, corresponde a las sucesivas formulaciones
del programa que incrementan el contenido empírico con respecto a la
formulación anterior y para que este aumente de contenidos, logre ser
adecuado a los márgenes reales. En cambio, el segundo se caracteriza
fundamentalmente por las soluciones “a posteriori”, mostrándose más
reacio al cambio, pues siempre trata de acomodar la formulación del
programa de investigación a cualquier hito ya observado. No obstante,
está la posibilidad de que un programa regresivo se convierta en uno
progresivo, con lo cual más tarde o más temprano será sustituido por el
primero.
120
obstante, si se renuncia a éste no se puede pretender que los programas
de investigación sean el más complejo entramado para dar cuenta de los
fenómenos estudiados; pues siempre puede existir una inconsistencia
metodológica. Y en este caso estaríamos frente a un coto al proceso
investigativo hasta que se descubra una nueva aproximación resolutiva.
124. Cf. Lakatos, I.: La Metodología de los Programas de investigación científica, op.
cit., p. 130.
125. Cf. Klimovsky, G.: Las desventuras del conocimiento científico, op. cit., p. 380.
121
Lakatos considera mucho el incremento cognitivo y el contexto histórico
metodológico en el cual se genera el progreso científico, por lo que en este
punto concuerda con Kuhn y además porque ambos le dan importancia
a la historia de la ciencia, utilizando los antecedentes históricos para
mostrar a los científicos que la falsación -en sentido de Popper- no es un
criterio para descartar teorías completas, sino para perfeccionarlas. La
falsación para Lakatos consiste en el perfeccionamiento de teorías rivales
y su confrontación con la experiencia, y de esta manera, una teoría será
aceptada y la otra será refutada. A raíz de lo anteriormente planteado,
surge una nuevo enfoque para el análisis epistémico: el “Programa de
Investigación Científica”, que hemos venido dilucidando.
Bachelard, el Hombre
122
sueños (1942), El aire y los sueños (1943) o El derecho de soñar (1970),
entre otros. Bachelard murió el 16 de octubre de 1962, en París.
123
de sus nociones impactaron en literatura, psicología, política, sociología,
historiografía y la psiquiatría entre otras.
Su idea de Ciencia
126. Cf. Bachelard, G.: La formación del espíritu científico. Contribución a un psicoanálisis
del conocimiento objetivo, Ediciones Siglo XXI, Buenos Aires, 2011, pp. 15-26.
124
o cultural. Lo que incluye tres dimensiones: el ser, el quehacer y la
materia. Por ende, la combinación analítica de ésta estructura de trabajo
debe conducir necesariamente a respuestas para preguntas como éstas:
¿Cómo se origina el conocimiento? y ¿De qué manera reflexionamos en
torno a ello? En rigor, su percepción del progreso de las ciencias pasa
necesariamente por el reconocimiento de esta realidad; es decir, por el
reconocimiento de que el avance de las ciencias requiere de la ruptura
entre un modo y otro de abordaje cognitivo dentro de cada disciplina como
el leiv motif del proceso de todo conocimiento. En síntesis, su visión de
la marcha científica corresponde a esta “discontinuidad dialéctica” que
se reconoce primero en la estructura elemental de un corpus científico,
y que luego, el énfasis filosófico y epistemológico trae a presencia los
obstáculos cognitivos de dicho avance. Así, hasta que la comunidad
científica logra dejar atrás dicha ruptura, como parte de un proceso de
negaciones y superaciones.127
127. Cf. Salazar B., Augusto: “La Epistemología de Gastón Bachelard”, Rev. Letras,
U.N.M.S.M., Lima, 1958, N° 60, pp. 105 y 107.
125
propio pensamiento”.128 Esto es, que el pensamiento científico requiere
de conceptos que hay que depurar para estirar al máximo las condiciones
de aplicación de los mismos, incluso hasta que ese concepto se haya
trastocado en técnico. Justamente por esto es que el epistemólogo francés
habla de fenomenotécnica (phénoménotechnique) para dar cuenta del
principal rasgo de la actividad científica, tal como ya lo ha destacado
Torreti.129
126
Del párrafo anterior, se puede colegir que los obstáculos epistemológicos
son equivalentes a las etapas que debe superar la ciencia. Empero, la
opinión y la observación básica son esenciales para ir reafirmando cada
procedimiento de investigación y para asentarlo debidamente en el
ejercicio de la razón y la experimentación. Por lo tanto, según Bachelard,
la ciencia no puede producir la verdad, sino que se debe profundizar la
capacidad de investigar los procesos de adquisición del conocimiento,
para dejar atrás las sospechas que apuntan al puritarismo, al animismo, al
conservadurismo y a las experiencias previas de los hitos ya estudiados,
como algunos de los factores relacionados con estos impedimentos
epistemológicos.
127
ello sería por tanto, otro factor más relacionado con las trabas u obstáculos
epistemológicos.
128
Su Visión en Ciencia Política
133. Cf. Salazar, A.: “La Epistemología de Gastón Bachelard”, Rev. Letras. UNMSM,
Lima, N° 60, 1958, p. 107.
134. Ibídem., p. 128.
129
esta perspectiva, para el epistemólogo galo, el progreso es un incremento
cuantitativo que resulta de suyo de la mera actividad práctica de los
exponentes de la comunidad científica, inmersos en su dialéctica operativa.
135. Vd. Martínez M., Arturo: Cosmos e imaginación en Gaston Bachelard: Una dinámica
del despertar, U. Pontificia Comillas, Madrid, 2017, pp. 51-52.
136. Vd. Bachelard, Gastón: Psicoanálisis del fuego, Alianza Edit., Madrid, 1966, p. 25.
130
aristas de incongruencias en la base de racionalidad de los tradicionales
supuestos de su confiabilidad y objetividad de este sistema organizado
de conocimientos.
131
Por su lado, para Bachelard, la variable del tiempo centrada en el
presente, es la clave de la interpretación del pasado, lo cual, manifiesta
la confrontación dialéctica histórica; de este modo, postula que
puede resolverse en dos líneas: la primera, por la ruptura que separa
el conocimiento común del científico. En cambio, la segunda, por el
“envolvimiento” de una teoría más amplia se encierra y se delimita el
alcance de una más particular. Ambas nociones, son transformaciones
revolucionarias en la epistemología, ya que cambian las entidades de
investigación científica individualizada por la investigación científica
colectiva y, por ende, a las especialidades del estudio experimental y no
experimental.
132
ingenuo que tradicionalmente tienen centrada a la ciencia. Por su parte, en
la prosa de Bachelard lo central de su idea de ciencia sería homologarla
a una fenomenotécnica; esto es como un proceso de revisión como se ha
explicado con antelación.
133
134
La Visión de Paul Feyerabend en torno a los
Modelos Científicos de Newton y de Einstein
Introducción
137. “El método hipotético lo convierte en un argumento a favor del carácter ‘hipotético’, es
decir, instrumentalista, de la cosmología copernicana... No es necesario que estas hipótesis
sean verdaderas; ni siquiera es necesario que sean probablemente verdaderas; es suficiente
con que conduzcan a cálculos que estén de acuerdo con los resultados observacionales.”
Feyerabend, P.: Contra el Método, Editorial Técnos, Londres, 1975, p. 98.
135
adopta y difunde su “Anarquismo Metodológico” que está ligado a su
texto: Contra el Método, aparecido en 1975.
136
newtoniana, no puede ser refutada con las teorías ortodoxas de tiempos
anteriores al sabio inglés. Así, nos daremos cuenta que esta teoría se
descubriría por contraste y no por análisis, puesto que Newton maximiza
el contenido empírico para comprender claramente otros puntos de vistas,
aunque esta puede ser determinada como una metodología pluralista,138 ya
que en estricto rigor, las ideas de Newton fueron el resultado de hechos
experimentales causales y observables con una proyección macroscópica
a su contexto histórico.139
137
Desde esta perspectiva, Feyerabend insiste en que no existen datos
empíricos independientes de las teorías científicas, de modo que, desde
su visión, la experiencia depende internamente de la teoría misma.141
De la constitución de lo que tomamos como base empírica, la teoría es
responsable tanto del modelo de Newton como del modelo de Einstein;
puesto que las hipótesis y las conceptualizaciones están relacionadas,
y que además en cierta medida provocan una división en la práctica
empirista. Por un lado, genera confusión entre: “El reconocimiento de
que la constitución de un dato empírico siempre presupone teorías, con
la afirmación de que la base empírica se constituye con la teoría que
contrastamos con ella.”142 Es de explicar que, “si se desea poner a prueba
una teoría X mediante datos de la base empírica Y, tal base empírica Y
presupone una base empírica epistemológica y una serie de ampliaciones
de ésta, las sucesivas bases empíricas metodológicas, constituidas por
medio de las teorías presupuestas en el análisis de la recién llegada teoría
X. Pero estos datos con los cuales se contrastará la teoría X no presuponen
la propia teoría X. Se trata, en cambio, de comparar la teoría X con todo
lo que, como resultado de la interacción entre teoría y experiencia, ha
sucedido anteriormente. No hay aquí nada parecido a un círculo vicioso
o a una situación puramente interna que contrastaría la teoría X con datos
constituidos a partir de ella misma.”143 Por ejemplo, Einstein utilizó el
método deductivo para elaborar la Teoría de la Relatividad. Él partió de una
teoría, que articuló y dio por supuesto una serie de verdades con postulados
previos. Al aplicar estas verdades conseguía leyes que contradecían “el
sentido común” de lo que se conocía. Sin embargo, al pasar los años sus
postulados fueron sometidos a experimentos, para que estos a su vez fueran
comprobados. Desde este punto de partida, la experimentación fue muy
difícil, más el éxito de su validación.
138
En el caso de Newton fue similar al de Einstein, ya que el inglés se
sustentó en la disciplina de las matemáticas y en las elaboraciones de
suposiciones tautológicas que él mismo enunció, apoyándose en estudios
anteriormente realizados por otros teóricos, como lo fue el caso de Galileo
(1564-1642) y Kepler (1571-1630), aunque es muy consabido que la
teoría de Newton es inconsistente con la Ley de la caída de los cuerpos
del italiano, y estudiadas con las leyes del alemán.144 Por su parte, Newton
no realizó ninguna experimentación personal, sino una teorización, tal
como lo explica Feyerabend: “En el caso de Newton, la discrepancia
cualitativa entre teoría y hechos fue eliminada por medio de una hipótesis
ad hoc. En otros casos, ni siquiera se hace uso de esta débil maniobra: se
conserva la teoría.”145
Por otra parte, las fórmulas obtenidas por Einstein le permitían calcular
espacios y velocidades que coincidían con los cuerpos estudiados, como
por ejemplo: el cuerpo de la luna y su trayectoria hacia la tierra, es decir,
que los cálculos y la observación fueron suficiente para validar con sus
leyes, la Ley de Gravitación Universal (1687) de Newton.
139
Feyerabend estima que tanto el método de inducción como el método de
deducción se utilizan dentro de los procesos de los dos modelos; es decir,
una reciprocidad continúa y que, a su vez, es el científico el que escoge
las formulaciones necesarias para ejecutar los estudios competentes del
fenómeno indagado. Empero, las dificultades de un método determinado
en relación a la semántica de los modelos teóricos aun presentan ciertas
dificultades, porque el vocabulario de una teoría científica adquiere su
sentido por las relaciones mutuas entre las concepciones que constituye
el lenguaje científico. Por ende, cada teoría emplea un vocabulario
propio y el sentido de este significado aparece definido o constituido
por analogías entre los términos empleados obligatoriamente y por las
propias hipótesis de la teoría.147 Es necesario señalar que en relación
con los conceptos teóricos y en conexión con lo que se afirma acerca
de entidades no observables es fundamental para formular los modelos
teóricos. Pero ocurre que, desde la mirada de Feyerabend, toma una
posición un tanto holística. Puesto que las palabras y no solamente las
teorías pertenecen a un vocabulario empírico, sino que adquieren sus
propiedades semánticas por la estructura interna de la teoría, tal como la
imponen sus hipótesis fundamentales. Desde este enfoque, entonces cada
teoría constituye su propia base empírica, que se traduciría en una virtud
semántica, cuya afirmación acerca de todo lo que se dice en relación a
la experiencia está dentro de una teoría, y sólo tiene sentido en relación
con ésta. Por ejemplo, en la física clásica se establecen las siguientes
suposiciones: primero, la realidad objetiva existe independientemente
de cualquier observación que se haga de él; y la segunda, supone que la
posición y la velocidad de un objeto pueden medirse sin límites en su
precisión, excepto para los instrumentos de medición. Por lo tanto, la
realidad objetiva es una realidad precisa sin incertidumbre e intrínseca,
lo que desde la perspectiva newtoniana, principalmente en la teoría de
la gravedad, es el resultado de un cálculo matemático apropiado, para
140
fundamentar coherentemente su modelo teórico. Este hito llevó a Newton
a diferenciarse de sus predecesores, y en virtud de sus innovaciones
científicas, logró que la física tenga un lenguaje más complejo de lo que
se intentaba comprender.148
148. Cf. Reguera, A.: Newton y Feijoo. Un episodio en la Historia de la difusión de las ideas
científicas, Universidad de León, 2001.
149. Cf. Nagel, E.: La Estructura de la ciencia, Ed. Paidós, España, 2006, pp. 153-155.
141
especificarse, sin ningún cuestionamiento. Si tal precisión es considerada
correcta, las futuras predicciones serían imposibles de llevarse a cabo. No
obstante, esto permitió a que existiera a la fecha, un modelo paradigmático
imposible de traspasar, porque todo experimento era consecuente con un
modelo teórico perfecto.150
150. Cf. Kuhn, Thomas: La Estructura de las revoluciones científicas, op. cit., pp. 55-67.
142
así en que la base empírica empleada para la operación de contrastar se
ampliaría,151 porque quedaría develada con los recursos de las teorías
alternativas. Por ejemplo, si formulamos una teoría X constituida por una
sola hipótesis de partida, Y (hipótesis), como es el caso de la mecánica
de Newton. ¿Qué ocurre si se niega tal teoría? Se asumirá una posición
contraria a la primera teoría y, en lugar de la única hipótesis Y que
constituye la teoría X, se formulará una nueva teoría X “2” cuya única
hipótesis es no Y. Pero X “2” por ser una teoría distinta de X, se constituye
en un fenómeno holístico diferente, desde un punto de vista semántico,
del representado por X. En efecto los conceptos, las palabras o términos
que estamos empleando, aunque parecen ser los mismos luego del acto
de negación, se transformarán en términos con un sentido nuevo. Esto
llevaría a una extraña paradoja, común a todas las posiciones holísticas:
cuando se niega una hipótesis fundamental con elementos de otra, ya no
se habla de lo mismo, es decir, hemos cambiado de modelos teóricos.
151. Cf. Feyerabend, Paul: Contra el Método, op. cit., pp. 175-177.
143
reloj en una nave espacial con un reloj en la tierra, verá que el reloj de la
nave espacial se mueve más lento que el reloj de la tierra.152
152. Einstein, Albert: El mundo como yo lo veo, op. cit.: Para un objeto que tiene en reposo una
masa cero, la teoría relativa especial expone que la relación entre la energía total (E) del
objeto, que incluye su energía cinética, y su masa (m): E = mc² donde “c” es la velocidad
de la luz en el vacío. La teoría especial de Einstein ha sido confirmada por diversos
experimentos. Puesto que en la teoría de la relatividad especial el espacio y el tiempo ya
no son absolutos, sino de una concepción euclidiana. Esto significa que dos líneas rectas
en el espacio-tiempo. Por ejemplo, en un sistema de coordenadas de paralelas en un punto,
siempre permanecerán paralelas sin importar las fuerzas gravitatorias, pp. 112-134.
153. Ibídem., p. 113.
144
independientes.154 De manera que el espacio es un concepto que nos
permite conceptualizar la separación de los objetos y las trayectorias de los
rayos de luz. Así, el tiempo también es un concepto y nos condesciende
conceptualizar el cómo fluctúan los objetos.
145
teórico del espacio curvo y en el que no había fuerzas gravitatorias. Es
decir, el sabio alemán no podría, probablemente, haber realizado esta
acción sin creer que el espacio era objetivamente real en lugar de ser un
mero contexto para aplicar las mediciones de longitud y de tiempo.
146
status propio del desarrollo de la ciencia, como lo fue el caso de Einstein,
dado a los valores, a la ética y al compromiso moral con la humanidad.
A Modo de Conclusión
147
aún estamos sujetos a la experiencia y de la separación y al aislamiento de
otros objetos. En cierto sentido, lo que hemos señalado puede traducirse
en una competitividad entre dogmatismo ontológico con un “escepticismo
metodológico.” Desde esta perspectiva, Feyerabend parece indicar con
claridad que, como resultado de este procedimiento, en determinados
momentos tendremos que admitir que la negación hecha a modo de
prueba, nos ha conducido a resultados satisfactorios y que es el momento
de volver a admitir aquello que ha sido negado. La negación metódica no
significa haber probado la tesis contraria a aquella que estamos negando.
En tal sentido, el escepticismo metodológico es curiosamente una defensa
en contra del dogmatismo, una precaución que debemos tomar para que
al adoptar una teoría o un sistema de creencias, y no nos olvidemos del
procedimiento correcto, porque también es parte de su negación.
148
La Identidad Latinoamericana:
Una Búsqueda de Siglos157
Zenobio Saldivia M.
Universidad Tecnológica Metropolitana, Stgo., Chile.
Algunos Antecedentes
157. Conferencia magistral presentada por el Dr. Saldivia, durante la investidura del Grado
de Honoris Causa, que le otorgó la Universidad Ada Byron, Chincha, Ica, Perú, el 9 de
Agosto del 2013.
149
Algunos, han destacado la conveniencia de analizar los aspectos
históricos y filosóficos de esta preocupación, asignándole un estatuto de
relevancia que le ha permitido asentar dicha inquietud, como un tópico
legítimo de la filosofía universal; v. gr., los trabajos de José Vasconcelos,
tales como la Raza cósmica, o los de Leopoldo Zea, tales como La
Filosofía Americana como Filosofía sin más, entre otros, se orientan en
dicha dirección.
150
desde la sociología e incluso desde la praxis académica del diseño;
así, desde la primera disciplina emergen temas tales como la eventual
participación de la mujer en el sistema productivo, en la educación superior
y en la investigación científica. Y desde el diseño, aparecen propuestas
que ilustran, grafican y difunden modelos estéticos que dan cuenta de la
naturaleza americana, de los picos andinos, de los lagos centroamericanos,
de las estepas de la Patagonia, de las flores típicas de la Amazonía, o de
una presencia de rostros de mujeres, hombres y niños morenos, con sus
atuendos típicos y en interacción con su medio local o regional.158 En
todos estos ámbitos, la directriz parece ser la búsqueda de las peculiares
condiciones del contexto social del hombre latinoamericano, de sus valores
y de sus sentimientos, del entramado de su cultura y de las etnias nativas
con relación al entorno natural y a las metrópolis urbanas del continente.
158. Cf. Saldivia M., Zenobio: “Epistemología, progreso y Diseño”, en: Rev. Constancias de
Diseño, Nº 4, UTEM, Stgo., Chile, p. 37.
151
satisfactorias explicaciones en los distintos campos del saber,159 parece ser
que han estimulado nuevos caminos de búsqueda entre los intelectuales.
152
Luego, en el siglo XVIII, la política y la ciencia europeas parecen
unirse en cuanto a un nuevo interés por el continente americano. Es
el período de las grandes expediciones europeas hacia América, o
las circunnavegaciones con propósitos botánicos, mineralógicos y
geopolíticos. En esta centuria, lo americano pensado desde Europa, es la
vastedad y peculiaridad de una flora que ofrece infinitas posibilidades a
la farmacopea y a la medicina europeas, es la riqueza mineralógica de un
territorio donde extraer más oro y más plata. América es percibida así,
como la cornucopia de la abundancia, un lugar que incluye universos
infinitos, tierras ignotas o un vasto mar del sur, una instancia para ordenar
especímenes, para expoliar sus minerales y para actualizar cartografías y
perfilar nuevos derroteros navales.
Y desde el siglo XIX, o más bien desde fines del Siglo de la Ilustración,
con el inicio del viaje de Humboldt en 1799, emerge otra vez la identidad
americana, focalizada ahora en el interés científico por los nativos y por
la diagnosis de la flora y fauna que se abre como una caja de sorpresas a
la comunidad científica internacional; primero con Humboldt, luego con
D’orbigny, Darwin y otros, quienes concentran el interés de los europeos
hacia lo americano en la visión de la naturaleza, en el conocimiento
objetivo de su gea, de su flora y fauna, y en el deseo de alcanzar una mejor
comprensión de la identidad mestiza y de las etnias existentes. Pero ello no
redundó en un cabal conocimiento de lo americano; más bien, casi podría
decirse que esta labor queda cortada o trunca, pues con el advenimiento
de las jóvenes repúblicas y la emancipación de la Corona Española,
desde 1824, gracias a la batalla de Ayacucho, la cuestión de la identidad
americana, más bien se bifurca enmarañada entre los nuevos temas de
la agenda pública y las nuevas corrientes o tendencias que barnizan al
continente: entre éstas, primero el romanticismo y luego el liberalismo
y el positivismo, que hacen más complejo la autognosis cultural y el
encuentro con la imagen de lo identitario.
153
desde América: es la gesta independentista, pues a partir de aquí, América
es un continente que se conoce como soberano e independiente de la
Corona Española y principian los primeros esfuerzos culturales para
rescatar lo identitario en las jóvenes repúblicas. V.gr. En Venezuela los
esfuerzos de Bolívar, en 1821, para crear el supra estado de la Gran
Colombia, que unía las repúblicas actuales de Venezuela, Colombia,
Panamá y Ecuador, por contar con una naturaleza, una historia y lances
en común. O en Chile decimonónico cuando en los años cuarenta se
perciben los esfuerzos metodológicos de Lastarria para escribir la historia,
alejados de los criterios colonialistas e hispánicos y encontrar así lo
auténticamente chileno y americano. O los trabajos de Bello en poesía,
en educación superior o en el ámbito normativo. O en Perú, por ejemplo
en 1862, cuando Mateo Paz Soldán con sus estudios sobre la geografía
de la República del Perú, realiza una impresionante tarea exploratoria por
el cuerpo físico de Perú, identificando millares de referentes inorgánicos
y dilucidando los accidentes de las distintas regiones del país para lograr
conciliar los requerimientos científicos de asentar en la ciencia universal,
los exponentes orográficos, vulcanológicos e hidrográficos de la gea
peruana. Y al mismo tiempo dejar asentadas las características de éstos
y otros referentes peculiares, debidamente cuantificadas, en los libros de
geografía que requerían urgente los gobernantes de mediados del siglo
XIX, en Perú para difundir tales nociones adecuadamente las nociones en
el sistema educacional peruano de la época.161 Y lo propio sucedía también
en Chile, Argentina y el resto de las repúblicas americanas. En fin...
161. Cf. Paz Soldán, Mateo: Geografía del Perú, Librería de Fermin Didot Hermanos, Hijos
y Cia., Paris, 1862.
154
caníbales y de animales monstruosos, y nos invita a repensarnos como
continente y como universo de culturas con una historia en común.
Hirshbein por su parte, sugiere que los ensayos latinoamericanistas vienen
mostrando la cuestión de la identidad como una forma de autoafirmación
cultural frente a Europa. Y señala que en este sentido, autores como Bello,
Bolívar, Miranda y otros, intentaban en sus trabajos reflexionar sobre lo
específicamente americano, buscaban las categorías más apropiadas para
pensarse a sí mismos, para pensar a América, como distinta a Europa y
poder así dar cuenta de la particular realidad latinoamericana, dentro de
una cierta dirección romántica durante gran parte del siglo XIX. Ello sería
un ejemplo de esfuerzo de orientación hacia la búsqueda de la identidad a
través del ensayo y dicha labor continuaría en la ensayística venezolana
más contemporánea, v. gr. con los trabajos de autores como Briceño
Iragorren y Picón Salas, quienes entre otros, buscan la autoafirmación de
lo nacional, de lo regional y de lo esencialmente americano, oponiéndose
así al imperialismo y a otros cánones de orientación europeas.162
162. Cf. Hirshbein, Cesia Ziona: “El ensayo como forma literaria del pensamiento venezolano:
¿Qué significa que la cuestión de la identidad sea la clave de pensamiento latinoamericano
contemporáneo?” VII Seminario Internacional de Ciencias Sociales y Humanidades, Usach,
Stgo., Enero 2001, pp. 4-6.
163. Cf. Arroyo Pichardo, Graciela: “Obstaculos y necesidades de un pensamiento
latinoamericano para el siglo XXI”, VII Seminario Internacional de Ciencias Sociales y
Humanidades, Usach, Stgo., Enero 2001, p. 2.
155
europeizante, sería deseable encauzar los estudios con orientaciones hacia
la sustitución de la herencia cultural sociológica eurocéntrica, terminar
con el binomio cultura/naturaleza, reunificar orgánicamente las ciencias
sociales, tomar más en cuenta a la mujer como actor social, o superar la
confrontación nosotros-alteridad y pensarnos más como una colectividad
en su dinamismo.164
156
la identidad latinoamericana y queda de manifiesto el reconocimiento del
eurocentrismo como eje de los análisis de las distintas disciplinas humanas
y sociales en nuestro continente.
165. Cf. Saldivia, Z.: La visión de la naturaleza en tres tres científicos del Siglo XIX en Chile.
Gay, Domeyko y Philippi, Usach, Stgo., Enero 2003. Y Una Aproximación al desarrollo
de la ciencia en Nicaragua, Bravo y Allende Editores, Stgo., 2009.
157
Por tanto, la ciencia en los diversos países de América ha ido
perfilándose a partir de campos distintos del saber, v. gr. en Chile su fase
institucional está fuertemente comprometida con las ciencias de la vida,
especialmente la taxonomía. En cambio –a manera de ilustración– en
Nicaragua, dicho proceso se da a la par con el desarrollo de las ciencias
de la tierra; ello por el imaginario cultural decimonónico, que estimaba
posible la construcción de un canal transoceánico por ese país, luego
la cartografía, la geografía y la geología fueron unas de las primeras
ciencias en mostrar y aplicar sus conocimientos y acrecentar dichos corpus
cognitivos con los nuevos referentes geográficos que los exploradores
fueron describiendo en dicho país.166
166. Cf. Saldivia, Z.: Una Aproximación al desarrollo de la ciencia en Nicaragua; op. cit.
167. Para el detalle y desgloce de esta propuesta es posible leer, Saldivia, Z.: “¿Qué puede
aportar Piaget a América Latina?”, en Saldivia, Z.: Jean Piaget, su Epistemología y su
Obsesión por el Conocimiento; op. cit.
158
apropiación cognitiva que permita incrementos en todo lo referente a la
comprensión y desenvolvimiento de la realidad social, cultural y científica
de América Latina, desde las áreas ya mencionadas.
159
como así también en lo referente a los cánones de belleza y de los factores
que a juicio de los mismos son proclives para la obtención del ideal
decimonónico consistente en la obtención del progreso. Por ejemplo
en cuanto a lo metodológico, los referentes orgánicos o inorgánicos,
son vistos como algo externo, que queda frente al hombre y que urge
sistematizarlo; esto es, una expresión de la tesis europeizante que divide
el universo en la dicotomía: hombre-naturaleza, y que por cierto estos
científicos repiten en su aproximación al objeto de estudio. Algo similar
ocurre en cuanto al ideario del progreso por ejemplo; este es entendido
como un télos que se alcanzará con la dominación de la naturaleza y con
acantonamiento o residencia de los individuos en una región no explotada.
Y para el cumplimiento de tales requisitos, se estimaba la presencia del
verdor, de los bosques y de la humedad, como algo sin lo cual no hay
progreso; por ejemplo así lo señala Philippi, en cuanto a sus referencias
sobre el desierto de Atacama.168
168. Cf. Philippi, R. A.: Viage al desierto de Atacama (1853-1854), Librería de Eduardo Antón,
Halle, Sajonia, 1860.
160
presente por parte del historiador para dar cuenta de tal o cual corpus o
discurso científico, sea de las ciencias de la vida, de las ciencias de la
tierra, o incluso de las ciencias sociales. Los resultados de la apropiación
científica en los países de América tradicionalmente se comparan con los
estándares y criterios europeos, dejando de lado las variables que vinculan
tales procesos de institucionalización con la cultura o la praxis social
que pudieran mostrar una orientación peculiar, un énfasis metodológico
novedoso, o una alusión al conocimiento vernáculo, o alguna peculiaridad
del trabajo in situ, ocasionada por la naturaleza de la región o del lugar,
por ejemplo; entre tantos aspectos que pueden reconstruir el marco
epistémico decimonónico de instauración de la ciencia en las repúblicas
de las jóvenes repúblicas de América.
161
analítico, hasta arribar a una comprensión acerca de cómo se llegó a la
construcción de la ciencia en nuestros países.169
¡Muchas gracias!
169. Vd. por ejemplo: Berríos, M. y Saldivia, Z.: Claudio Gay y la ciencia en Chile, Bravo y
Allende Editores, Stgo., 1995. Y también: “La epistemología constructivista y la historia
de las ciencias en América Latina”, Rev. Estudios Latinoamericanos Solar, Stgo., 1998,
pp. 121-125.
162
Aproximaciones al Concepto de Ciencia en
Einstein, Popper y Feyerabend
Introducción
Aproximaciones
163
y más elevada, a menos que lleguemos a explicaciones últimas...” y
Einstein, refiriéndose al desarrollo específico de la física acota: “...en
nuestro ámbito de trabajo, nos vemos afectados por la eterna antítesis
entre los componentes inseparables de nuestro conocimiento: lo empírico
y lo racional”. Por tanto se observa aquí que tanto Popper como Einstein
consideran la participación de los miembros de la comunidad científica
en este devenir. También Feyerabend, aludiendo a la cognición humana
en general y su conexión con la ciencia, deja muy claro la idea de ciencia
como proceso, pero no le atribuye una directriz “El proceso mismo no
está guiado por un programa claramente definido; y no puede ser guiado
por tal programa porque es el proceso el que contiene las condiciones de
realización del programa”. Aquí se percibe que el desenvolvimiento de
la ciencia escapa a la directriz del investigador y su dinamismo puede
obedecer a distintas variables, sociales, políticas o metodologías audaces
y no tradicionales, por ejemplo.
164
al más extraordinario nivel de evolución de la abstracción, y por tanto de
la lógica, de la metodología, del lenguaje científico, de las aplicaciones
tecnológicas, etc… en una palabra la racionalidad conocería todos sus
contornos, su punto de llegada y su límite. La serpiente se habría atrapado
su cola.
165
explicar la nueva ley. Expresado esta vez con palabras de Einstein: “La
estructura del sistema es el resultado del trabajo de la razón, el contenido
empírico y sus mutuas relaciones deben hallar sus representaciones en
las conclusiones de la teoría.” Y luego en otro contexto agrega: “El puro
pensamiento lógico no puede brindarnos ningún conocimiento del mundo
empírico. Todo conocimiento de la realidad comienza en la experiencia
y desemboca en ella”.
166
contractibilidad, etc. Así como por la idea compartida con sus pares, al
concebir la ciencia como un proceso, podemos colegir con cierta licencia,
que participa de un enfoque similar.
167
que podríamos llamar de “quiebres metodológicos”; esto es, que en
ciertas condiciones socio-culturales los investigadores rompen las reglas
metodológicas imperantes y con ello hacen avanzar el conocimiento más
allá de los argumentos existentes en la época, para satisfacer en forma
más adecuada una explicación sobre los eventos de la naturaleza y o de
la sociedad; con lo cual, se produce además de la ruptura metodológica,
una apertura cognoscitiva nueva al superar la visión aportada por las
teorías que participaban de la canónica clásica. Pero esta arremetida
metodológica que genera un caudal de nuevos conocimientos, tiende
a su vez a institucionalizarse con todos los mecanismos de inhibición
intelectual, social y política que logre validar. Para superar estas etapas
de estancamiento en los argumentos científicos, propios de la ideología
imperante que avala y defiende las últimas conquistas metodológicas,
propone como parte de su teoría anárquica del conocimiento, el principio
de la “proliferación de teorías”; la cual, en síntesis consiste en hacer
contrastaciones entre teorías, que sean inconsistentes con los puntos de
vista usuales y en generar una gama muy amplia de innovaciones que
van desde lo científico, a lo social y político, o en sus propias palabras:
“...tomando el punto de vista opuesto, sugiero la introducción, elaboración
y propagación de hipótesis que sean inconsistentes o con teorías bien
establecidas o con hechos bien establecidos. O dicho con precisión sugiero
proceder contrainductivamente además de proceder inductivamente”.
Ahora bien, podríamos seguir con esta enumeración, pero para nuestro
propósito inicial, que busca una aproximación o introducción para apreciar
la idea de ciencia entre Einstein, Popper y Feyerabend, estimamos que
sería suficiente. Es importante destacar por último, que la noción de ciencia
de estos estudiosos representa un esfuerzo de alcanzar una extraordinaria
objetividad, amplitud y abertura hacia las conquistas teóricas y sociales; y
sobre todo aluden a una reflexión novedosa en lo referente a las estructuras
metodológicas, a los planteamientos lógicos, a los criterios de verdad,
168
así como a los principios filosóficos, que descansan en la investigación
científica. Y tales reflexiones dejan de manifiesto que no hay una certeza
absoluta para la obtención de la verdad en ciencia, únicamente unas
aproximaciones mejores que otras.
169
170
Palabras Finales
171
de epistemólogos como Lakatos, Popper o Feyerabend entre otros, no
pueden negar esa idea central.
172
También, esperamos que tras estas lecturas de epistemología se
comprenda que actualmente no hay una sola tendencia que lleve la
primacía para el análisis crítico del trabajo científico; sino más bien, se
haya entendido que hoy existe una pluralidad de tendencias en boga, las
cuales se diferencian en algunos aspectos y se complementan en otros
a la hora de abordar el objeto de estudio de la epistemología; esto es, la
ciencia como un todo.
173
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