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Bravo y Allende Editores


Zenobio Saldivia Maldonado

Derechos Reservados
Primera Edición 2017
Inscripción Nº 267.036
I.S.B.N.: 978-956-307-080-4
Stgo., Chile.

Historia de la Ciencia en Colombia

Historia de la Ciencia en América

Diseño y Diagramación
Ricardo Mora Quiroz

Se terminó de imprimir en el mes de Junio de 2017.

Prohibida su reproducción total o parcial, en cualquier forma y por


cualquier medio, sin la autorización expresa y por escrito del autor-
compilador.

Impreso en Chile/ Printed in Chile

2
Dedicatoria

A los jóvenes investigadores interesados en la marcha de la


ciencia en Colombia, Chile y América en general, para
estimularlos a continuar con sus esfuerzos en aras de traer a
presencia los aportes de los preclaros científicos y viajeros
que recorrieron el Nuevo Mundo, imbuidos de los cánones
científicos de su tiempo y que se solazaron con la belleza de
una naturaleza pletórica y peculiar.

3
Agradecimientos

Para el autor-compilador de la presente publicación, es un grato deber


dejar constancia del apoyo, colaboración y estímulo de los colegas,
estudiosos y amigos de Chile, Colombia y México, que contribuyeron
con sugerencias, informaciones bibliográficas, textos específicos,
revistas y materiales diversos, para complementar los capítulos de este
ensayo.

Por ello, el investigador y compilador signatario se enorgullece de los


aportes de tantos académicos y estudiosos. Así por ejemplo, en
Colombia, destaco a la Dra. Maryorie Maya G., de la Universidad de
Antioquia y las autoridades de la biblioteca de la misma universidad,
(Medellín). Y al colega e investigador Dr. Carlos Eduardo Maldonado de
la Universidad del Rosario (Bogotá); también al Dr. Luis Carlos
Arboleda, miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Físicas y
Matemáticas. En México, al Dr. Alberto Saladino García, de la
Universidad del Estado de México, México, por enviarnos algunos de
sus textos, donde se encuentran referencias acerca de varios de los
científicos aquí tratados, y quien además, generosamente escribió el
Prólogo de este ensayo. Y en Chile, al Director del Sistema de
Bibliotecas de la Universidad Tecnológica Metropolitana, Sr. Carlos
Mallea G., en Santiago; a la Directora de la Biblioteca del Servicio
Hidrográfico de la Armada, Sra. Alexandra Smith K., en Valparaíso.

Y por supuesto, mi reconocimiento más sincero a todos los autores de


Chile que creyeron en este proyecto, y que con sus cuidadosas
investigaciones articularon sus capítulos, dando vida a este texto. Ellos
son: el Dr. Pablo Azócar Fernández, de la U. Tecnológica Metropolitana,
Stgo., el Mg. Francisco Díaz Céspedes, de la U. de Santiago de Chile,

4
Stgo., y el Licenciado Patricio Leyton Alvarado, de la Pontifica
Universidad Católica de Chile, Stgo.

Y de manera muy especial, valoro y agradezco algunas facilidades


académicas y administrativas que las autoridades de la Universidad
Tecnológica Metropolitana, de Santiago, Chile, otorgaron a este autor-
compilador para llevar a buen término este proyecto.

5
PRÓLOGO

Es una distinción colaborar con la presentación del libro compilado por


Zenobio Saldivia Maldonado, Una aproximación al desarrollo de la
ciencia en Colombia. Siglo XIX. Los once escritos que lo integran se
presentan en orden cronológico, tres son producto de la contribución de
Zenobio Saldivia y Maryorie Maya G.; tres son de la autoría de Zenobio
Saldivia, y el retos se debe a la pluma de Luis Carlos Arboleda, Pablo
Azócar F., Francisco Díaz C., Héctor Patricio Leyton y Carlos Eduardo
Maldonado.

Me parece pertinente argumentar sobre la trascendencia del esta obra


porque constituye una estupenda iniciativa del productivo y reconocido
profesional chileno para beneficio de nuestra historia de la ciencia, la
cual delata su evidente vocación latinoamericanista. El cultivo de su
praxis latinoamericanista lo corrobora su permanente interés por
escudriñar la labor de científicos, sistematizar el desenvolvimiento de
ramas del conocimiento o mostrar los procesos de institucionalización
de los quehaceres científicos; sus explicaciones generalmente son
contextualizadas y se refieren a acontecimientos de distintas latitudes
americanas, más allá de su país, pues ha entregado acuciosos estudios
históricos al respecto, por ejemplo, sobre la ciencia en Centroamérica,
específicamente con el contenido de su libro pionero: Una aproximación
al desarrollo de la ciencia en Nicaragua, publicado en su país en el año
2008.

Entonces no debe extrañarnos, sino agradecerle la entrega de este


nuevo libro a los interesados en el estudio la historia de la ciencia
colombiana del siglo diecinueve, porque indudablemente la viene a
acrecentar. Claro, los propios colombianos han generado toda una

6
escuela en este tipo de estudios, mas ahora esa tradición se enriquece
con esta compilación cuyo contenido desborda el título: es más que una
modesta Aproximación…, porque los textos que lo integran constituyen
estudios eruditos, novedosos y rigurosos sustentados en ricos aparatos
críticos; asimismo, se trasciende el espacio geográfico de Colombia no
sólo porque existen múltiples referencias a la Nueva Granada pues la
dominación colonial persistía en las primeras década del siglo XIX, sino
porque hay –ya en la vida independiente- aspectos abordados sobre la
vida cultural de Venezuela, y por el abordaje de personajes de otras
latitudes en virtud del impacto de sus actividades intelectuales en
Sudamérica.

Debo añadir otras virtudes del libro: como toda compilación muestra
pluralidad de perspectivas analíticas; consigna variedad de tópicos, no
obstante el predominio de las biografías intelectuales; abarca todos los
periodos de dicha centuria; construye la confluencia de trabajos tanto
de académicos chilenos como de colombianos, etcétera. De manera que
puede apreciarse esta obra como un aporte indiscutible por coadyuvar
al ennoblecimiento de los quehaceres científicos e intelectuales
desarrollados en esta parte de Nuestra América.

Con base en lo mencionado me parece justificado ubicar este libro como


producto de la profesionalización de los trabajos académicos relativos a
la historia de la ciencia que se vienen desarrollando en América Latina
desde la segunda mitad del siglo XX, efectuada por los propios
científicos interesados en conocer los antecedentes de sus inquietudes
teóricas y rubros de investigaciones específicos, como de los
historiadores preocupados por llenar los vacíos informativos existentes
en algunos ámbito de la cultura, entre ellos la escasa vinculación de los
conocimientos científicos con los acontecimientos sociopolíticos, pero
también por filósofos seducidos por el vertiginoso desarrollo de la
ciencia occidental, con el propósito de encontrar bases históricas de su

7
trayectoria en nuestros países como insumos para decantar sus
reflexiones.

Así el cultivo creciente de la historia de la ciencia en América Latina,


como lo abona el libro, permite dilucidar algunas tareas pendientes: 1)
complementar la historia de nuestras las sociedades debido a que
muchas continúan padeciendo ignorancia en algunas esferas
gnoseológicas; 2) determinar concepciones y modos de racionalizar la
realidad toda vez que son cambiantes en el tiempo, y la utilidad de
conocerlos implica, además de señalar diferencias entre el modo
moderno de hacer ciencia y el antiguo, valorar desarrollos del
conocimiento científico con la finalidad de mostrar su inculturación en
cada sociedad; 3) consolidar la existencia de tradiciones científicas en
nuestros territorios, a veces regateadas cuando no negadas, lo que pone
de manifiesto la ruta de sus esclarecimientos con base en la cual
explicar la situación actual de la ciencia y, 4) fundamentar reflexiones
sobre los efectos de los usos, desusos o abusos de los conocimientos
científicos para clarificar su función en los procesos de transformación
de hechos pasados como para visualizar los que requieran las naciones
latinoamericanas.

De modo que la profesionalización creciente en el campo de la historia


de la ciencia en los países latinoamericanos, ya resulta parte de la
normalidad académica y garantiza cada vez mayores contribuciones de
los estudiosos para conocernos mejor, al aportar nuevas y a veces
originales informaciones con las cuales comprender el papel de la
ciencia en la historia, cuya consecuencia será sin duda contar con más
elementos para entender mejor el presente y visualizar un futuro más
humano.

Por lo señalado, pienso, no habrá más que añadir, sino recomendar a


los lectores internarse en las páginas de esta obra que cuenta con la
colaboración de destacados estudiosos, de amplias trayectorias

8
académicas en la investigación histórica de la ciencia tanto de
Colombia, Luis Carlos Arboleda, Carlos Eduardo Maldonado y Maryorie
Maya Gallego, como de Chile, Pablo Azócar Fernández, Francisco Díaz
Céspedes, Héctor Patricio Leyton, y Zenobio Saldivia Maldonado. Con la
revisión de sus textos podremos vivenciar la experiencia de la actividad
científica durante el primer siglo de vida independiente en Colombia.

Dr. Alberto Saladino García


Facultad de Humanidades de la
Universidad Autónoma del Estado de México
asaladinog@uaemex.mx

9
ÍNDICE

Pág.

Prólogo (Dr. Alberto Saladino García)……………………………………….06.

José Celestino Mutis y los Albores de la Ciencia en Colombia


Zenobio Saldivia M. y Maryorie Maya G………………………………..….…12.

Francisco José de Caldas: entre la Astronomía y la Botánica en


los Inicios de la República de Colombia
Zenobio Saldivia M…………………………………………………………….….34.

Alexander Von Humboldt, su derrotero por Colombia y su mirada


científica
Zenobio Saldivia M…………………………………………………………….….56.

Agustín Codazzi y su aporte a las Ciencias de la Tierra en las


Repúblicas de Venezuela y Colombia.
Zenobio Saldivia M. y Maryorie Maya...............................................71.

Antonio María Vargas Reyes: El Precursor de la


Medicina Colombiana
Francisco Díaz Céspedes………………………………………………….…...96.

Tomás Cipriano de Mosquera y sus aportes científicos entre La


Nueva Granada y los Estados Unidos de Colombia
Zenobio Saldivia M………………………………………………………….…..117.

Jean Baptiste Boussingault y sus Aportes a la Ciencia en


Colombia
Zenobio Saldivia M. y Maryorie Maya G.…………………………………..136.

10
Los Matemáticos en Colombia Durante los Inicios de la
República en el Siglo XIX
Luis Carlos Arboleda…………………………………………………………..156.

Hacia la Institucionalización de la Astronomía. Los Casos de


Chile y Colombia en el Siglo XIX.
Héctor Patricio Leyton…………………………………………………………171.

Una aproximación al Desarrollo Cartográfico en Colombia


Siglo XIX.
Pablo Azócar F………………………………………………………………….198.

El positivismo y las Ciencias en Colombia.


Carlos Eduardo Maldonado………………………………………………...219.

Bibliografía empleada……………………………………………………...241.

Referencias sobre los autores……………………………………………253.

11
JOSÉ CELESTINO MUTIS Y LOS ALBORES DE LA CIENCIA
EN COLOMBIA*

Zenobio Saldivia M., UTEM, Stgo., Chile y Maryorie Maya G., U. de


Antioquia, Medellín, Colombia.

El hombre

José Celestino Bruno Mutis y Bosio, nació en Cádiz, España, el 6 de


abril de 1732. Es hijo de Don Julián Mutis y de Doña Gregoria Bosio.
Su familia fue numerosa pues llegaron a ser ocho hermanos. Durante
los primeros años de su vida José Celestino dividía su tiempo entre el
juego de pelota y el estudio en instituciones dirigidas por los jesuitas;
dichos establecimientos en aquel tiempo, eran junto con los del ejército
o los de la marina, uno de los principales medios de difusión de la
ciencia en España. Mutis estudió gramática y filosofía en el Colegio
Jesuita de San Francisco. Al parecer, su interés por el rigor lógico, su
espíritu minucioso y la lectura de los clásicos griegos y latinos, tuvo
aquí su génesis.

Más tarde, en 1748 inició su carrera de Medicina en la Universidad de


Sevilla y casi al mismo tiempo; esto es, en 1749, ingresa al Real Colegio
de Cirugía de Cádiz, donde tuvo un primer acercamiento a la medicina y
cirugía modernas, apoyadas en la física, la química, la botánica, la
anatomía práctica y la enseñanza clínica.1 En este período, Mutis está

* Los autores agradecen algunas sugerencias bibliográficas complementarias


aportadas por el profesor Patricio Leyton A., de la PUCCH, Stgo., Chile.
1 Rueda Enciso, José Eduardo. s/f. Mutis José Celestino. Gran Enciclopedia del Círculo

de Lectores, Tomo I, Biografías en:


http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografías/mutijose.htm. [Consulta: 06-
07-2014]

12
siguiendo simultáneamente los estudios de medicina entre 1748-1753 y
los de cirugía entre 1749 y 1752. Entre los maestros que le dejan cierta
impronta figura Pedro Virgili; quien era uno de los grandes exponentes
de la cirugía española, y quien además, logró fusionar las Facultades de
Medicina y Cirugía. Mutis de pronto se ve confuso, pero dentro de su
psiquis siente la satisfacción de ser uno de los primeros médicos-
cirujanos de España, egresado de la nueva entidad. Su práctica como
médico la realiza en el Hospital de Marina de Cádiz. Dicho colegio
poseía además un extenso jardín con plantas europeas y exóticas, que
les servía como fuente de farmacopea práctica.

Los estudios de medicina de Mutis en Sevilla, corresponden al estilo de


enseñanza tradicional de la época; esto es, centrados en la
memorización de textos, en los estudios de anatomía y en el
aprendizaje de la botánica para posteriores aplicaciones
medicamentosas. De modo que no es extraño que se apasione por estos
estudios, en especial cuando esté asentado ya en la Nueva Granada. El
17 de marzo de 1753 obtuvo el grado de Bachiller en Artes y Filosofía, lo
cual era un requisito indispensable para optar luego por el de medicina.
El 5 de julio de 1757, en Madrid, se tituló como médico del Real Proto-
Medicato, bajo la tutela del médico Andrés Piquer, la mayor eminencia
de la medicina española de esa época.2 Luego, gracias a las gestiones de
su antiguo profesor Pedro Virgili, es designado médico de cámara de la
Corte.

Más tarde, ya de regreso en Cádiz, acontece la designación del Nuevo


Virrey del Reino de Nueva Granada Don Pedro Messia de la Cerda, en
Mayo de 1760 y puesto que éste necesita llevar un médico para confiar
su salud y la de su comitiva, Mutis es el elegido. Luego de la alegría del
sabio gaditano de retomar el contacto con sus padres y de una espera
2
Cf. Rueda Enciso, José Eduardo. s/f.: Mutis José Celestino; op. cit. Y también en:
Knudsen, Hans-Peter: “Presentación”, en: Bernal V., Jaime y Gómez G., Alberto: A
Impulsos de una Rara Resolución. El Viaje de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de
Granada, 1760-1763; Pontificia Universidad Javeriana y U. del Rosario, Bogotá; 2010;
p. 13.

13
de poco más de un mes, finalmente parte de Cádiz el 7 de septiembre,
junto a la comitiva del Virrey rumbo a Nueva Granada, en el navío la
Castilla. Las observaciones y experiencias del viaje las dejó consignadas
en su Diario de Observaciones.3 La nave la Castilla llega a Cartagena de
Indias, el 28 de octubre de 1760. Aquí, muy pronto principió con sus
anotaciones y con sus primeras observaciones botánicas y zoológicas,
soñando con conocer las especies exóticas de la flora neogranadina y
con el deseo de escribir una historia natural de América. Tras una
reposada estadía en Cartagena de Indias continuó hacia Santafé de
Bogotá; finalmente llega a Santafé de Bogotá el 28 de febrero de 1761.

Ya en Nueva Granada, y casi a un poco más de un año de su arribo,


Mutis solicitó el permiso del Rey para iniciar una expedición científica.
Para ello, pidió una subvención para recolectar y clasificar el material
de Nueva Granada que había empezado a recoger, con la idea de
enviarlos al Jardín Botánico del Soto de Migas Calientes y al Gabinete
de Historia Natural. Además, pensaba que dicho acopio le sería muy
importante para la confección de una Historia Natural Americana, que
podría publicarse en Madrid. Así, la petición apoyada con documentos
ilustrativos de los beneficios de dos plantas de gran valor económico: la
corteza de quina y la canela silvestre, intitulada: “Expedición Científica
en la América Septentrional”, más conocido como Las Representaciones
(1763-1764), se envió al Rey Carlos III. La respuesta a Las
Representaciones, nunca llegó. O mejor dicho, la Real Cédula y su
contenido favorable para la empresa, llegó veinte años después, en
virtud de la Real Cédula del 1° de noviembre de 1783;4 donde el Virrey
Antonio Caballero y Góngora estimaba que puesto que ya habían
visitado estos extensos lares el alemán Alexander Von Humboldt y su

3 Cf. Martín, M. Paz: Celestino Mutis, Historia 16 e Ediciones Quórum, Madrid, 1987;
pp.15 y 150.
4 Cf. Fonnegra, Gabriel: Mutis y la Expedición Botánica, El Áncora editores, Bogotá,

2008; p.153. Los lectores interesados en conocer el detalle de la Real Cédula que
designa a Mutis Director de la Expedición y las características administrativas de la
misma, pueden consultar por ejemplo: Vezga, Florentino: La Expedición Botánica, Ed.
Minerva, Bogotá, Colombia, 1936; pp. 26-28.

14
colega francés Aimé Bonpland, resultaba conveniente que el corpus
físico de Nueva Granada fuera estudiado por científicos españoles, para
no quedar atrás en este tipo de investigaciones. Por ello, “…nombró el
primero de abril de 1783 y sin autorización real una comisión científica
provisional con el nombre de Expedición Botánica del Nuevo Reino de
Granada de la que nombró a Mutis director.”5

En 1772, a los cuarenta años, Mutis fue ordenado sacerdote. Un año


más tarde de su ordenación sacerdotal, el virrey Messia de la Cerda
había concluido su mandato e invitó a Mutis a regresar a España, pero
éste desea continuar en Nueva Granada; ahora con sus tres roles bien
internalizados en su persona: médico, naturalista y sacerdote. Para el
sabio gaditano, el estudio y la observación de la naturaleza era una
forma de apreciar la existencia de Dios y también una manera de
continuar la labor divina, en el microcosmos peculiar en el cual él debió
desempeñarse. Finalmente, este mismo año, arribó a Nueva Granada el
nuevo virrey Manuel de Guirior, quien se llevó muy bien con Mutis.

En marzo de 1808 una gripe -como la llamaríamos hoy- lo pone en la


antesala de la muerte y le obliga a tomar todos los resguardos para la
continuación de su obra científica. Entre tales medidas sugirió dividir
las responsabilidades de la expedición botánica: su sobrino Sinforoso
Mutis Consuegra quedaría encargado de la parte botánica, Francisco
José de Caldas asumiría la conducción de las investigaciones en lo
referente a la astronomía y zoología. Y Salvador Rizo debería hacerse
cargo de las ilustraciones y de la Dirección de la Escuela de Dibujo. El
11 de septiembre de 1808, murió a la edad de 76 años de un ataque de
apoplejía,6 rodeado del cariño de sus amigos y discípulos.

Sus contactos científicos

5 Martín, M. Paz; op. cit.; p.56.


6 Cf. Rueda Enciso, José Eduardo. s/f.: Mutis José Celestino; op. cit.

15
El puerto de Cádiz, durante el Siglo de La Ilustración, era en uno de los
lugares más cosmopolitas del Viejo Mundo y un punto obligado para
las transacciones del comercio indiano. Era la puerta de la península
hacia las Indias. Y por ello, era un buen lugar para los contactos
científicos de Mutis. En efecto, en los años 1753 y siguientes, de regreso
en Cádiz, éste entabló una grata relación profesional con el médico
Pedro Fernández de Castilla, con quien comparten tanto sus pacientes
como el vivo interés por asistir a las demostraciones anatómicas en el
Hospital Real.7 Más tarde en esta misma ciudad-puerto, conoció a
Jorge Juan, quien influyó notoriamente sobre Mutis. Por ello, cuando
Jorge Juan instauró en 1755 la Asamblea Amistosa Literaria, entidad
donde se reunían destacados científicos, Mutis asistió a las sesiones
donde compartió con científicos tales como: Luis Godin -quien había
participado con Jorge Juan en la medición del Meridiano en el
Virreynato del Perú-, José Carbonell -Bibliotecario y maestro de
idiomas- y Pedro Virgili -Director del Colegio de Cirujanos Navales-,
entre otros. Aquí se leían disertaciones de historia, geografía, física,
matemática y otras disciplinas y se discutían nuevos inventos y
aplicaciones de la ciencia en medicina, salubridad, agricultura,
industria, construcción naval y diversas otras áreas. Esto es mutatis
mutandis, el equivalente a las preocupaciones de la Royal Society, en
este mismo período. Mutis asistía también a la Real Academia de
Ciencias de Madrid, absorbiendo toda la información astronómica, física
y matemática, que le era posible; en especial el conocimiento y
aplicaciones de las teorías de Newton y Copérnico.

También en Madrid, desde 1757, Mutis interactuó con el Director del


Jardín Botánico del Soto de Migas Calientes, José Quer y Martínez,
fundado por Real Orden de Fernando VI sólo hacía un par de años
antes. El jardín tenía una pequeña biblioteca y los herbarios estaban
clasificados de acuerdo a los criterios de Joseph Pitón de Tournefort;

7 Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.; p.13.

16
empero, Mutis no compartía la postura antilinneana de Quer y su
nomenclatura para la clasificación de especímenes de la flora. En todo
caso, no enganchó nunca con discusiones al respecto y únicamente
luego de su arribo al Nuevo Mundo, expresó epistolarmente su
desacuerdo con Quer, pero… a Linneo; en donde además, aprovechó de
criticar algunos de los tomos de la última obra de José Quer: Flora
española, o historia de las plantas que se crían en España y que
constituía la primera historia de las plantas que se daban en España.8

Con el sucesor de Quer en el Jardín del Soto de Migas Calientes, Miguel


Barnades, que reconocía a Linneo como verdadero maestro, Mutis
congenió mucho más y también profundizó un poco más su formación
botánica. Miguel Barnades era en la práctica, el difusor de la taxonomía
linneana en España y un connotado botánico que indujo a Mutis a
concentrarse en la botánica y que finalmente gatilló en la psiquis de
Mutis, para que éste aceptara el puesto de médico para atender al
nuevo Virrey de Nueva Granada. Ello con la esperanza de conocer la
naturaleza vernácula de dicha posesión de la Corona española.9 Y una
vez en Nueva Granada la relación Mutis-Barnades continuó gratamente
por vía epistolar.

Otro personaje con el que Mutis se relacionó y con quien logró decantar
una gran amistad, fue con Jacobo Gahn, cónsul sueco en Cádiz, quien
además era un naturalista autodidacta y aficionado. Gahn actuó
también como puente entre Mutis y los intelectuales suecos,
contribuyendo así, indirectamente en la retroalimentación de las
comunidades científicas de la época.

8 Vd. Quer, José: Flora española, o historia de las plantas que se crían en España (6
vol.) (1762-1784). Impr. de Joaquín Borrachina, Madrid.
9 Cf. Del Pino D., Fermín: “América y el desarrollo de la ciencia española en el Siglo

XVIII: Tradición, Innovación y Representaciones a propósito de Francisco Hernández”,


en: La América Española en la Época de las luces; Edic. Cultura Hispánica, Madrid,
1988; p.135.

17
Además de los autores mencionados que se relacionaban con Mutis,
hay que considerar la estrecha y afectuosa relación epistémica y
epistolar mantenida entre Mutis y Karl Linneo, durante 17 años (1761-
1778). Y con otros sabios europeos a quienes Mutis les envío
colecciones, plantas, semillas y bosquejos de flores y plantas que le
valieron grandes elogios y su pertenencia a la Academia de Estocolmo y
a otras sociedades europeas.10

La relación científica y afectiva entre Mutis y Karl Linneo fue muy


provechosa para ambos; así por ejemplo, al primero le permitió
insertarse en la red de discípulos y conocidos de Linneo, quienes
también le enviaban plantas, semillas, informaciones y notas al sabio
sueco. Y a su vez, Mutis recibió de Linneo y otros, un reconocimiento
internacional que se tradujo en la denominación de algunas plantas con
su nombre, como es el caso de la Musita. Pero por sobre todo, lo más
importante es que gracias a esta relación, Mutis pudo contar con un
referente científico para compartir sus puntos de vista y sentirse
participando de una tarea en común; esto es, la inserción de los
especímenes desconocidos de Nueva Granada a la ciencia universal. Y
para Linneo, esta amistad le significó contar con otro corresponsal más
para su red de intelectuales, que desde América lo actualiza con
especímenes y notas botánicas. La amistad del sabio gaditano con
Linneo, surgió de una manera casual. Como hemos dicho, Linneo
enviaba a sus discípulos a diferentes países como corresponsales e
informantes, con el propósito de buscar nuevos especímenes de la flora
europea. Entre éstos figuran Logie y Klas Alströmer, quienes visitaron el
puerto de Cádiz dentro de su amplio itinerario de herborización por
Europa. Es aquí pues donde Mutis los conoció y principió la conexión, y
en este contexto, Mutis remitió luego a Linneo algunos ejemplares que
había recolectado en los cerros de Paracuellos durante su permanencia
en Madrid. Por su parte, Logie y Klas Alströmer, regalaron a Mutis

10
Cf. Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.; pp. 40, 46, 57 y 151.

18
algunas publicaciones recientes de Linneo: el Sistema Naturae,
publicado en 1759 en Estocolmo; la Philosophia Botanica (1751) y el
Iter Hispanicum (1758). Tales obras, sumadas al Species Plantarum
(1753), también del mismo autor, le serían más tarde de gran ayuda al
sabio gaditano.

Por tanto, dada la estrecha amistad entre Mutis y Linneo, no resulta


extraño que éste último denomine a un género florístico, con el apellido
de su colega gaditano: Mutisa. A este respecto, recuérdese algunas
variedades de las Mutisa que aparecen en las obras de Linneo, v. gr.:
“Syngenesia Poligamia Frustanea. Mutisia.” Gen. pl. 1165. tom. vi. p.
565. I. Mutisia Clematide. Receptáculo desnudo: vilano plumoso: caliz
cilindrico, apiñado: corolillas del radio entre ovales y oblongas: y las del
disco hundidas en tres partes.”11

Las colecciones remitidas por Mutis a Suecia, incluían referentes


disecados, muchas láminas a color y algunas notas. Más tarde, con el
material aportado por Mutis, Linneo publicó varios trabajos tanto en
su Segunda Mantissa del Systema Natural, como también en el
Supplementum. En dichas obras, nuevamente es frecuente observar la
referencia a Mutis, tal como lo exige la parsimonia de las diagnosis
especializadas sobre especímenes de la flora.

Por supuesto que otro contacto científico altamente relevante para


Mutis fue su encuentro con Alexander Von Humboldt, con quien el
sabio gaditano había sido muy generoso, pues lo recibió y acomodó a él
y a su acompañante Aimé Bonpland en una casa contigua a la suya y
les aportó una amplia información sobre la flora y fauna neogranadina
en general, e incluso le mostró y le explicó las notas más relevantes de
cientos de sus dibujos ya terminados, que a la fecha de su encuentro

11Linneo, Karl: Sistema de los vegetales. Resumen de Don Antonio Paláv y Verdéra,
Segundo catedrático en el Real Jardin Botánico de Madrid, Imprenta Real, Madrid,
1788; p. 507.

19
con Humboldt ya eran más de 2.000 ilustraciones;12 también le regaló a
este sabio alemán, cientos de láminas de plantas neogranadinas.13 En
rigor, secuelas positivas para Mutis de esta vinculación sólo la recibió
algunos años después, por ejemplo cuando Humboldt publicó su obra
Plantas Equinoxiales colectadas en México, en la Isla de Cuba, etc.
(1808-1809).

Mutis y su aporte científico

Intentar determinar el aporte de Mutis al desarrollo de la ciencia


universal, no resulta una tarea fácil, por la diversidad de aportaciones
disciplinarias que nos ha legado y por su participación en diversas
disciplinas. Empero, lo que sí esta claro, es que este autor es un típico
exponente de los científicos ilustrados que se caracterizaban por
dominar amplios espectros del saber científico de su tiempo. Es por
tanto, un científico de la Ilustración en América por antonomasia, como
Hipólito Unanue en Perú o Miguel Larreynaga en Centroamérica.14 Su
saber cubre la matemática, la medicina, la inmunología, la astronomía,
la taxonomía, la botánica, la mineralogía, la historia natural en general
y la ecología entre otras disciplinas. A continuación, se presenta una
selección de sus aportes cognoscitivos en las disciplinas ya
mencionadas, para comprender mejor su mirada y su praxis científica
ilustrada.

Medicina

12 Cf. Ibáñez, Pedro M.: Las Crónicas de Bogotá y sus inmediaciones, Bogotá, 1981; p.
193.
13 Cf. Ramírez, Alex: “La etnobotánica latinoamericana en la obra de Humboldt”, en:

Zea, Leopoldo y Magallón, Mario: El Mundo que encontró Humboldt, Instituto


Panamericano de Geografía e Historia, Fondo de Cultura Económica, México D.F.,
1999; p.93.
14 Los lectores interesados en conocer en profundidad los aportes de estos sabios
ilustrados, pueden consultar: García Cáceres, Uriel: La Magia de Unanue, Fondo
Edit. del Congreso del Perú, Lima, Perú; 2010. Y Saldivia M., Zenobio: Una
Aproximación al Desarrollo de la Ciencia en Nicaragua, Bravo y Allende Editores, Stgo.,
Chile, 2008.

20
Sabemos que Mutis dio su examen para Bachiller en Medicina el 2 de
mayo de 1755 y que luego en julio de 1757, se presentó ante el Real
Protomedicato, en Madrid, para rendir su examen que lo habilitó como
médico cirujano; tal como ya lo hemos indicado con antelación. En
rigor, su ejercicio de la medicina profesional se desarrolló en dos
mundos: primero en España y luego en Nueva Granada. Así,
recordemos que sus primeros trabajos médicos los realizó en el Hospital
de Marina de Cádiz y en el Hospital General de Madrid. El primero de
ellos poseía además un extenso jardín con plantas europeas y exóticas,
que les servía a Mutis y a los otros médicos, como fuente de farmacopea
práctica. Y en relación a la estadía de Mutis en el Hospital de Madrid,
sabemos que la alternaba con visitas sistemáticas al Jardín Botánico de
Migas Calientes.15

Más tarde en 1782 ya en Nueva Granada, durante la epidemia de


viruela, lo encontramos trabajando como médico y difundiendo algunos
procedimientos prácticos para paliar las dolencias de los pacientes y
para evitar el contagio;16 y a comienzos de 1783, sugirió formalmente
organizar una cruzada para la inoculación de la vacuna contra esta
epidemia.17 Y luego, para enfrentar la lepra elefancíaca, que a la fecha
estaba muy extendida en Nueva Granada, solicitó a las autoridades que
comisionen a especialistas para determinar el tipo de aceite de palma
que se usaba en África para calmar los dolores de esta última
enfermedad.18 Todo lo cual es un hito relevante para el desarrollo de la
medicina social en América. Su visión como médico no se agotó
simplemente en prevenir las epidemias, sino que fue más allá, y sugirió
un vasto plan de modernización de la profesión y un aumento en el
control de los que la ejercían. Mutis planteaba la conveniencia de
realizar visitas aleatorias a hospitales y cárceles y controlar los títulos

15 Cf. Gómez D., Nicolás: “Madrid. Siglo XVIII de Austrias y Borbones”, en: Bernal V.,
Jaime y Gómez G., Alberto: A Impulsos de una Rara Resolución. El Viaje de José
Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada 1760-1763; op. cit.; p. 32.
16 Cf. Vezga, Florentino: La Expedición Botánica; op. cit.; p.37.
17 Martín, M. Paz; op. cit.; pp. 55-56.
18 Cf. Vezga, Florentino; op. cit.; p.37.

21
extranjeros, dado que en las colonias españolas eran muy escasos los
médicos con formación académica y los pacientes simplemente eran
atendidos por rivalidados o cirujanos formados en la mera práctica, o
por parteras, o por boticarios aficionados o por simples sangradores.19
En este contexto por tanto, se comprende que se presentaban muchos
pseudocientíficos y falsos médicos20 y de aquí la preocupación de Mutis.

Botánica y taxonomía

La formación botánica de Mutis y de historia natural en general, se


remonta a sus estudios in situ en el Jardín Botánico del Soto de Migas
Calientes, los cuales son complementados luego en Nueva Granada por
métodos autodidactos.21 Aquí en Madrid, Mutis además de su trabajo
como médico de la Corte, dirigió la Cátedra de Anatomía del Hospital
General, y continuó con sus estudios de botánica, en el Jardín Botánico
del Soto de Migas Calientes desde 1757 a a 1760; en esta etapa y para
estos avatares contó con el apoyo del botánico Don Miguel de
Barnades.22 Entre los autores que le sirvieron de modelo explicativo
para el estudio de las ciencias de la vida y de las ciencias físicas, Mutis
consideró los trabajos de física de Newton, los estudios médicos y
botánicos de Boerhaave y las clasificaciones de Linneo.

Desde el momento de su llegada al Virreinato, Mutis se perfiló


claramente como botánico; en efecto, se preocupó por formar un
herbario, por encontrar variedades de la quina y por realizar una
expedición botánica con apoyo de la Corona Española; por ello, a un
poco más de un año de su arribo, como se ha mencionado, Mutis
solicitó permiso al Rey para iniciar una expedición científica, en 1763.

19
Cf. Knudsen, Hans-Peter: “Presentación”, en: Bernal V., Jaime y Gómez G., Alberto:
A Impulsos de una Rara Resolución. El Viaje de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de
Granada, 1760-1763; op. cit.; p. 13.
20 Cf. Peset, José Luis: “José Celestino Mutis y las etapas de la ciencia

novogranadina”, La Ciencia Española en Ultramar, Ateneo de Madrid, Madrid, 1991; p.


180.
21
Rueda Enciso, José Eduardo. s/f.: Mutis José Celestino; op. cit.
22 Cf. Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.; p. 14.

22
La que finalmente se inició dos décadas después, como ya
adelantáramos. José Celestino Mutis quedó como Director y el
presbítero y naturalista Eloy Valenzuela, fue nombrado 2do director; a
su vez, los pintores Don Joaquín Gutiérrez y Don Pablo Antonio García,
quedaron también como miembros de la Expedición; la cual se
estableció en La Mariquita hasta su traslado a Santafé de Bogotá, en
1791.23 El interés de Mutis por la quina y su deseo de encontrar
distintas especies de esta planta, continuó en esta etapa y lo instó a
designar o comisionar a algunos de sus colaboradores, en especial a
fray Diego de García, para determinar en qué sitios se encontraba y qué
posibilidades económicas podía ofrecer. Mutis, por su parte, estudió las
características y virtudes terapéuticas de diversas variedades de la
quina. Y justamente en relación a las quinas, recordemos además que
Mutis nos ha legado su ensayo el “El Arcano de la Quina revelado a
beneficio de la humanidad” publicado por entregas en el Papel Periódico
de Santafé de Bogotá.24 Más tarde, en 1809, salió a la luz la Historia de
los árboles de la quina, editada por su sobrino Sinforoso Mutis, donde
se daba cuenta de todas las especies de este referente botánico,25 tan
significativo para la medicina y para el comercio farmacológico de la
época.

El núcleo central del trabajo botánico de Mutis, se nutrió de sus


estudios de las obras de Löfling, Linneo, Barnades, Alströmer y
Boerhaave entre otros, tal como señaláramos cuando dimos cuenta de
los contactos científicos del sabio gaditano. También fueron muy
importantes los conocimientos empíricos que le entregaron los
campesinos en relación a las plantas de la región y a otros referentes
autóctonos y que Mutis supo rescatar. Este criterio de considerar el
conocimiento popular, también se observa en este mismo período, en el

23
Cf. Ibáñez, Pedro M.: Las Crónicas de Bogotá y sus inmediaciones; op. cit.; p. 158.
24 Este trabajo fue publicado por secciones en el Papel Periódico de Santafé de Bogotá
(dirigido por Manuel del Socorro Rodríguez) a partir del N°89 del 10 de mayo de 1793,
hasta el N°129, del 14 de Febrero de 1794.
25 Cf. Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.; pp.11-12.

23
trabajo taxonómico de Juan Ignacio Molina en el Reyno de Chile, y más
tarde también en Claudio Gay, pero ya en el Chile republicano.26

Los estudios botánicos en general y los taxonómicos en especial del


sabio gaditano, en su tiempo, estaban descollando como conocimientos
importantes pues formaban parte de las denominadas “ciencias útiles”,
junto a los estudios de agricultura, contabilidad, comercio, matemática
y otros, y en este sentido eran muy relevantes para la población del
Nuevo Mundo. Esto, puesto que a través de un adecuado conocimiento
del mundo orgánico de las colonias españolas en América, sumado a
una adecuada política científica de la Corona, se podía mejorar la
calidad de vida de los habitantes, al mismo tiempo que se contaba con
elementos teóricos para “sanear el medioambiente y acrecentar los
bienes materiales necesarios para el bienestar de la sociedad.”27

Y nada más para formarnos una idea de la impresionante cantidad de


especímenes florísticos que clasificó y/o estudió este sabio gaditano,
recordemos por ejemplo: que nos ha legado un herbario de
aproximadamente 20.000 plantas y más de 5.000 ilustraciones de
plantas novogranadinas, un vasto semillero y una amplia colección de
maderas y minerales.28 A lo anterior, hay que adicionarle su cuidadosa
diagnosis de centenares de plantas; entre las cuales recordemos por
ejemplo, un género de plantas que denomina Barnadesia spinosa que
observó en su viaje de Cartagena a Mompox y de la cual él mismo nos
ha legado un dibujo.29 O de la Pentandria, que la describió en estos
términos: “Pentandria. Corolla campaniformis tubulata lymbo

26 Al respecto puede consultarse Saldivia, Zenobio: “El abate Juan Ignacio Molina y el
saber Ilustrado”, Rev. Creces Vol. 16, N°9, Stgo., Chile, 1998; pp. 42 y ss. Y también
del mismo autor en: La Visión de la Naturaleza en tres científicos del siglo XIX en Chile:
Gay, Domeyko y Philippi; Ed. U. de Santiago de Chile, Stgo., Chile; 2003; pp. 53 y ss.
27 Figueroa, Marcelo F.: “Botanizar y herborizar la flora americana. Mutis, Gómez

Ortega y el Inventario Ilustrado español del S. XVIII”, en:


http://eh.net/XIIICongress/cd/papers/60Figueroa49.pdf [Consulta: 08-05-2014].
28 Cf. Caldas, Francisco José de: “Nota Biográfica. Artículo necrológico del señor José

Celestino Mutis”, Semanario del Nuevo Reino de Granada, Santafé de Bogotá, N°37.
29 Cf. Bernal V., Jaime y Gómez G., Alberto: A Impulsos de una Rara Resolución. El

Viaje de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada, 1760-1763; Pontificia


Universidad Javeriana y U. del Rosario, Bogotá; 2010; p. 111.

24
quinquefido reflexo. Stilus unicus. Stigma obtusum….. nux…
orbicularis. Latius in descriptione.”30

Uno de los puntos fuertes de su trabajo taxonómico, como hemos


adelantado, corresponde al estudio e identificación de nuevos tipos del
género cinchona. En efecto, el propio Mutis dejó de manifiesto en su
trabajo “El Arcano de la Quina revelado a beneficio de la humanidad”,
que él ha estudiado siete variedades de quinas; también sugiere aquí
tener mucho cuidado con los autores que señalan haber descubierto en
Nueva Granada supuestas variedades de cinchona no conocidas; ello
puesto que él y sus colaboradores habían recorrido el territorio y habían
determinado ya casi todas las variedades de este género. Y justamente
dentro del universo de las variedades de cinchona que identificó el sabio
gaditano, recuérdese que realizó la diagnosis de la quina amarilla: la
cinchona cordifolia y le envió un espécimen de esta variedad a Linneo.31

También identificó y estudió nuevas especies de portulaca, convulvulus,


malpigia, solanum, Bijao rosario, Bidens scandes, Sidas, Lotus, Bombax
aculeatus, Aristoloquia y Cephaelis;32 y el veso Viverra mapurito y el
Zarcillejo (Chaetogastra canescens) que tiene el mérito de ser la primera
planta pintada por los miembros de la Expedición Botánica;33 entre
tantas y tantas otras, que no podemos consignar en un mero capítulo
de libro.

Pero Mutis no solamente se dedicó a recolectar plantas, hierbas y


semillas y a realizar diagnosis de las mismas, sino que también realizó
diversos estudios sobre la vigilia y el sueño de las plantas. En dicho
trabajo va comparando como despiertan y/o como asumen el sueño
diversas plantas, tales como las Tiandras, las Exandras y las
Commelinas, entre otras, y al respecto va indicando minuciosamente

30
Cf. Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.; pp. 113-114.
31 Cf. Vezga, Florentino: La Expedición Botánica; op. cit.; p. 98.
32 Cf. Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.; pp. 30-36 y 144.
33
Cf. Vezga, Florentino: La Expedición Botánica; op. cit.; p. 41.

25
como se van presentando los pétalos, el cáliz, las corolas y otras partes
de las flores indicadas, al ojo del observador experimentado.34

Y por supuesto, estudios botánicos tan completos sobre referentes


florísticos endógenos o exógenos propios del universo neogranadino,
llevaron aparejados estudios sobre la química y la estructura de sus
objetos de estudio, como por ejemplo sobre la quina y otros, tal como lo
ha señalado Saladino García, entre otros.35 E incluso también, en tanto
la quina era un elemento utilizado como sustancia medicamentosa,
Mutis se vio obligado a indicar la preparación de la quina y la
proporción de los otros componentes que finalmente van a constituir el
remedio propiamente tal; tal como ha quedado de manifiesto en uno de
los números del Papel periódico de Santafé de Bogotá.36

Pero si queremos presentar una sinopsis de sus trabajos taxonómicos,


hay que tener presente que su esfuerzo de clasificación no se centraba
solo en identificar especímenes florísticos, de plantas o de hierbas; sino
que también realizó diagnosis de peces, aves, coleópteros y otros
referentes. Así, recuérdese que ya de partida, en el viaje de España
hacia Colombia, en la nave La Castilla en 1760, venía identificando
diversos referentes bióticos. Entre éstos por ejemplo, algunas aves tales
como ciertos tipos de pelícanos (familia Pelicanae), o algunos tipos de
gaviotas, del género Laurus; o peces como la barracuda (Sphyraena), o
insectos de la familia Panorpidae, como el Panorpa pelágica o el
Pyrophurus noctilucos, por mencionar algunos, tal como han venido
destacando Bernal Villegas y Gómez Gutiérrez.37 Y así continuó Mutis
luego en 1761, ya en Nueva Granada, por ejemplo en su viaje por el río

34 Ibídem.; pp. 120 y ss. Y también en Fonnegra, Gabriel: Mutis y la Expedición


Botánica, El Áncora editores, Bogotá, 2008; p.128 y ss.
35 Cf. Saladino García, Alberto: Ciencia y Prensa durante la Ilustración latinoamericana;

U. Autónoma del Estado de México, México; 1996; pp. 218 y ss.


36 Vd. Mutis, José Celestino: “El Arcano de la Quina revelado a beneficio de la

humanidad”, Papel periódico de Santafé de Bogotá, 1793.


37 Cf. Bernal V., Jaime y Gómez G., Alberto: A Impulsos de una Rara Resolución. El

Viaje de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada, 1760-1763; op. cit.; pp. 73 y
ss.

26
Magdalena, donde identificó a decenas de tipos de aves y de peces cuyo
hábitat es justamente este río; con razón uno de los documentos de
estudio que nos ha legado el sabio gaditano se titula: Catálogo de los
pájaros y peces del río Magdalena.38 En rigor, esta notable preocupación
taxonómica ilustrada continuó cuando contó formalmente con su
equipo de dibujantes y pintores, al constituirse la Expedición Botánica;
a quienes les exigió pintar diversos mamíferos, aves y peces que
encontraran a su paso. Y su esfuerzo en este sentido se comprende aún
más, cuando observamos que Humboldt describió a un tipo de pez
andino -el denominado “pez capitán”- tipificándolo como Eremophilus
mutisii (1805),39 como un manifiesto homenaje a Mutis. También,
sabemos que Mutis durante un tiempo se dedicó a estudiar a las
hormigas y a las termitas, observando cuidadosamente sus
terromonteros y midiendo sus alturas.40

Como corolario de todos estos trabajos sostenidos por más de 25 años,


en 1807, envió a las autoridades políticas de la Corona Española su
magno trabajo: Flora de Bogotá. Empero, España estaba en una
situación política muy difícil y la ciencia no era la prioridad, por tanto,
el trabajo quedó arrumbado en los archivos del Jardín de Plantas de
Madrid.41

Ecología

Por supuesto que Mutis ni sus pares estaban conscientes de una


ecología como es entendida ahora, toda vez que esta voz fue empleada
por primera vez por el zoólogo alemán Ernst Haeckel (1869). Empero,
Mutis al igual que otro sabios ilustrados como A. J. Cavanilles o Manuel

38 Ibídem.; pp. 151 y ss.


39 Cf. Mujica, José Iván et al.: “Peces del Valle Medio del Río Magdalena, Colombia”,
Rev. Biota Colombiana, U. Nacional de Colombia e Instituto Humboldt, Vol. 7 (1),
Bogotá; 2006; p. 24.
40 Cf. Vezga, Florentino: La expedición Botánica; op. cit; p. 100.
41
Cf. Núñez Uricolchea, José María: Memoria sobre el sabio Naturalista español Don
José Celestino Mutis; op. cit.; p. 75.

27
de Aguirre, que van dejando atrás las concepciones fijistas y estáticas
de la tierra,42 sí percibía a la naturaleza como un universo dinámico que
es vulnerado por la acción humana, e intuía claramente la idea central
de lo que hoy sabemos que estudia la ecología: el equilibrio y
conservación del medio ambiente, y en este sentido, hay que tener
presente que Mutis en las notas que escribía a los miembros de su
equipo técnico en relación al acopio de quinas, dejaba muy en claro que
por ningún motivo debía destruirse totalmente el árbol, sino más bien
“…cortar con hacha a una vara de altura de sus raíces: y de este modo
queda proporcionado a retoñar, ocupando un lugar útil en el monte
para la posteridad.”43

Este tipo de sugerencias era muy frecuente en las cartas y notas de


Mutis a su personal. Lo propio realizaba para preservar vastas áreas
verdes; v. gr. a este respecto recordemos que Mutis escribió una carta a
un funcionario público de su época en que apuntaba a la conservación
de ciertas zonas en Santafe de Bogotá: Justamente el breve ensayo se
intituló: “Preservación de las zonas verdes en Bogotá” y aquí principiaba
llamando la atención sobre la necesidad de superar la suciedad e
inmundicia que afean las calles y contaminan el aire, y clamaba por
una urgente limpieza y aseo de las calles por parte de los propios
vecinos, para que se aboquen “a la sencilla pensión de barrer el suelo
de su respectivo reciento, limpiándolo de los excrementos, basuras y
escombros, en que consiste la sanidad y decoro de la capital;”44 y luego
sugería no cortar la grama y las plantas menudas de Santafé de Bogotá
para que dicha tala no afecte al equilibrio entre el corpus físico y la
salud de la población.45

42 Cf. Urtega, Luis: La Tierra esquilmada. Las ideas sobre la conservación de la


naturaleza en la cultura española del siglo XVIII, Edic. del Serbal S.A. (Barcelona) y del
Consejo superior de Investigaciones Científicas (Madrid), 1987; pp. 31 y ss.
43 Mutis, J.C.: Nota Remitida al Comandante de Barina, D. Fernando Mijares, el 25 de

abril de 1790; citado más ampliamente por Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.;
pp. 136 y ss.
44 Fonnegra, Gabriel: Mutis y la Expedición Botánica, El Áncora editores, Bogotá, 2008;

p. 213 y ss.
45 Ibídem.; p. 216.

28
Matemática y astronomía

Otra faceta destacable en Mutis es su pasión por la matemática, la


física y la astronomía; en especial cabe destacar que el sabio gaditano,
casi recién llegado a Santafé de Bogotá, se enfrascó en una
confrontación contra el sistema de enseñanza escolástica de las
matemáticas, que se daba en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del
Rosario, donde dictó clases entre 1762-1767. En efecto, como
astrónomo, nuestro sabio gaditano, tenía muchos y actualizados
conocimientos de las matemáticas de su tiempo; por ello no es extraño
que en marzo de 1762, sea Mutis quien inaugure el curso de
matemáticas en el Colegio Mayor de Nuestra señora del Rosario. Así, en
su discurso inaugural, enfatizó en la utilidad de esta ciencia como base
de la filosofía experimental, destacando que es la utilidad de una
ciencia lo que más obliga a cultivarla con algún empeño y justamente a
su juicio era la matemática la que más utilidad ha aportado a lo largo
de los siglos.46 Y luego, en otro momento de su discurso, señalaba que
“el camino está ya abierto en nuestros días y son imponderables los
aumentos que ha recibido la física por el grande Newton, y sus
esclarecidos secuaces Gravesande, Munschenbroek y Nollet, entre otros
igualmente acreedores a las mayores alabanzas.”47 Lo anterior, es
claramente una afirmación de principios que deja de manifiesto que en
su cátedra, lo que primará será la matemática y física newtoniana. Y
este asentamiento de la matemática y física newtonianas, continuó
durante sus próximos años de docencia en el Colegio Mayor de Nuestra
Señora del Rosario. Así en 1764, nuevamente lo encontramos
enfatizando en la conveniencia de seguir estos estudios para
comprender adecuadamente los efectos naturales y sus causas, pues
desarrollar la física para abordar “…cuestiones sin ninguna

46 Cf. Mutis, José Celestino: “Discurso pronunciado en la apertura del curso de


matemáticas en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario”, 13 de marzo de
1762. Citado más ampliamente por Fonnegra, Gabriel; op. cit.; p. 27.
47 Ibídem.; p.33.

29
importancia, como se ha cultivado generalmente por el dilatado espacio
de veinte siglos, se mira ya como una tierra ingrata que sólo produce
malezas y espinas”48 y por ello recalcaba que la física experimental que
Newton representa, es la que viene haciendo “de día en día mayores
progresos, introduciéndose en todas las ciencias y las artes”49. Y luego
señala que Newton “…enriqueció tanto las matemáticas con sus
profundas meditaciones cuanto es fácil de conocer por el nuevo lustre
que les dio.”50 Y así sucesivamente, va dejando de manifiesto el mayor
alcance epistémico de la física newtoniana y su mayor rango de
utilidad, al mismo tiempo que va mencionando las obras de Newton.
En suma, un claro rayado de cancha para colegas y alumnos. Tales
confrontaciones epistémicas y metodológicas en relación a la enseñanza
de la física y de la matemática seguirán en los próximos años, pero
Mutis, apoyado en la protección de los virreyes Pedro Messia de la
Cerda, Manuel Guirior y Manuel Antonio Flores,51 siguió con sus
reformas curriculares para dejar atrás la enseñanza de la filosofía
escolástica y asentar la filosofía experimental.

En astronomía, recuérdese que al erigirse el Observatorio de Santafé de


Bogotá en 1802, Mutis es designado director de la entidad y esto es un
reconocimiento cabal al trabajo sistemático del sabio gaditano y
también a la importancia que él ha logrado darle a este saber, dentro
del modelo de la ciencia ilustrada y utilitarista que Mutis representa.
Ello es la máxima expresión de asentamiento de la disciplina de la
astronomía en el Nuevo Reino de Granada y en toda América central y
meridional; en especial si tenemos presente que para esta fecha, en

48 Cf. Mutis, José Celestino: “Elementos de la filosofía natural que contienen los
principios de la física demostrados por las matemáticas y confirmados con
observaciones y experiencias dispuestos para instruir a la juventud en la doctrina de
la filosofía newtoniana en el real Colegio del Rosario de Santa Fé de Bogotá en el
Nuevo Reino de Granada” (1764). Citado más ampliamente por Fonnegra, Gabriel; op.
cit.; p. 39.
49 Ibídem.
50 Ibídem.; p. 47.
51
Vezga, Florentino; op. cit.; p.86.

30
muchos otros países de la Corona española, aun falta mucho para que
cuenten con una entidad científica de esta naturaleza.

Mineralogía y metalurgia

Entre los años 1766 a 1770, Mutis se incorporó a una compañía


privada para explorar las minas de plata de San Antonio en la
Montuosa Baja, zona cerca a Pamplona. Se trasladó en 1766 en
compañía de Pedro Ugarte con quién había hecho sociedad minera.
Esta empresa fracasó debido a su ignorancia metalúrgica. Mientras
Clemente Ruiz, un enviado suyo, viajó a Suecia para aprender nuevos
conocimientos metalúrgicos. Entre 1777 y 1782 estuvo en las minas
del Sapo, en las proximidades de Ibagué. En ambos intentos fracasó
económicamente, aunque introdujo, junto con su socio Juan José
D'Elhuyar, el método de amalgamación para la extracción de la plata.
En suma, Mutis contribuyó a la modernización de la minería en el
Virreinato, tanto en los aspectos de producción, con nuevas técnicas de
explotación, como en los de industrialización, con novedosas formas de
empresas mineras.

El trabajo en las minas logró alternarlo con la recolección de algunos


observables botánicos de su interés. A partir de 1770, luego de
abandonar las minas, Mutis regresó a Santafé de Bogotá. Pero cuando
asumió la Dirección de la Expedición Botánica, y tras decidir asentar
las bases científicas y operativas de la misma en la ciudad de La
Mariquita, rodeada por las montañas del Quindío y próxima al río
Magdalena; volvió a realizar tareas de prospección minera. En efecto, el
virrey Antonio Caballero y Góngora le solicitó buscar terrenos
metalíferos ricos en mercurio, por ello y durante un tiempo Mutis
recorrió las regiones del Quindío y obtuvo algunas muestras de sulfuro
de mercurio que ofreció a la autoridad política de Nueva Granada. Al

31
parecer, finalmente no se continuó con la fase siguiente de
implantación del laboreo, puesto que no se ubicaron las vetas madres.52

Como se ha podido observar, la producción científica de Mutis cubre


diversas disciplinas y se desplaza entre la educación superior, la
historia natural, las ciencias vinculadas a las ciencias de la vida, la
astronomía, la medicina, la matemática y la técnica, entre tantas otras.
Estos campos del saber, en rigor los fue desarrollando en torno a su
praxis centrada en dos ejes temáticos: como el difusor de la ciencia
moderna en Nueva Granada y como el principal buscador de lo
identitario de la naturaleza neogranadina.

Hacia una conclusión

La obra del sabio gaditano, fue un pilar muy significativo para el


desarrollo de la ciencia en Nueva Granada primero y más tarde para la
joven República de Colombia; en rigor, sus logros científicos específicos
actuaron como un puente entre la ciencia Ilustrada y los albores de la
ciencia de lo que hoy es Colombia. En esencia, podemos colegir que
Mutis cumplió un importante papel en la construcción de la ciencia
neogranadina al pensar y articular la Expedición Botánica por una
parte y al actuar como difusor del conocimiento ya alcanzado desde esta
región de América para insertarlo al corpus científico universal.
También actuó como embajador o gestor de redes de intelectuales y de
científicos; tanto por tener que buscar, estructurar y orientar a los
pintores, dibujantes, botánicos, técnicos y otros científicos miembros de
la Expedición Botánica; cuanto por el fluido intercambio de
conocimientos, obras y referentes botánicos con los más destacados
científicos de su época.

Por otra parte, creemos que su trabajo en general, muestra dos etapas:
La primera de ellas, alude a la consolidación de la ciencia moderna

52
Cf. Vezga, Florentino; op. cit.; p.36.

32
identificada con el paradigma de las tesis copernicanas y newtonianas
que le tocó defender y asentar en Nuevagranada. Y la segunda, se
identifica claramente con la praxis de una ciencia útil que busca lo
vernáculo y lo identitario in situ para asentar lo peculiar novogranadino
en la ciencia universal. Ello, en virtud de la Expedición Botánica que
pensó, esperó, articuló y puso en marcha; aportando así, un perfil
cualitativo y epistémico nuevo de la ciencia en los orígenes de la actual
Colombia. Un verdadero pivote para el proceso de construcción de la
ciencia no sólo en Colombia, sino para todas las emergentes
comunidades científicas de América.

33
FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS: ENTRE LA ASTRONOMÍA
Y LA BOTÁNICA EN LOS INICIOS DE LA REPÚBLICA DE
COLOMBIA

Zenobio Saldivia M., UTEM, Stgo., Chile.

El hombre

Francisco José fue el quinto hijo del alférez español José de Caldas y
Gamba y de la payanesa Vicenta Tenorio y Arboleda, quienes tuvieron
en total 15 hijos. Aunque no se conoce un documento oficial que
registre el nacimiento de Francisco José, la fecha que se considera más
probable es octubre de 1768, en Popayán. Aquí realizó sus primeros
estudios y luego siguió con latín y filosofía en el Colegio Seminario de
Popayán. En 1788 se dirigió a Santafé de Bogotá para estudiar Derecho,
para lo cual contó con una beca previa la presentación de documentos
de hidalguía -requisito ineludible para disfrutar de tal privilegio- como
correspondía a un criollo de abolengo de la época y aunque no obtuvo
los grados de licenciado y/o de doctor, obtuvo su título de Bachiller en
Derecho53 en 1793. Fue un científico, militar, ingeniero, geógrafo,
botánico, astrónomo, naturalista, periodista, ensayista, prócer y mártir
colombiano. Por su erudición y vastos conocimientos sobre tantas
disciplinas fue conocido entre sus contemporáneos como El Sabio;
epíteto con el cual pasó a la historia de la ciencia americana. En 1808,
tras un curioso noviazgo por carta, probablemente porque sus tareas
científicas le demandaban mucha atención y no le dejaban muchos
espacios para la conquista amorosa o para el romance, contrajo
matrimonio por poder con María Manuela Barahona, joven payanesa.

53Cf. Pohl Valero, Stefan: Soy Caldas, Alcaldía Mayor de Bogotá, Secretaría de
Cultura, Recreación y Deporte. Secretaría de Educación, Fundación Gilberto Alzate A.;
Bogotá, 2009; p. 16.

34
Caldas y su esposa tuvieron cinco hijos, dos de los cuales fallecieron en
la infancia. No quedó descendencia directa de este ilustre hombre.

A finales de 1815, fue enviado por el presidente José Fernández Madrid


a prestar sus servicios en el Ejército del Norte y fue apresado en batalla
de la Cuchilla del Tambo. Luego fue trasladado a Santafé de Bogotá y
fusilado el 28 de octubre de 1816.54 Posteriormente en agosto de 1819,
las tropas españolas fueron derrotadas por el ejército libertador dirigido
por Simón Bolívar, y la memoria de Caldas y de la Expedición Botánica
fueron reivindicadas. Por cierto, la muerte de un sabio tan polifacético y
que se encontraba en pleno ascenso de su producción intelectual,
significó un duro golpe a las investigaciones científicas en Colombia.

Su cadáver fue sepultado en la iglesia de la Veracruz, que es


actualmente Panteón Nacional. Más tarde, sus despojos fueron
trasladados a Popayán y depositados en la Iglesia de San José.

Sus estudios y su formación científica

Francisco José de Caldas hizo sus primeros estudios en Popayán, y


continuó luego en el Colegio Seminario de esta ciudad, como ya se ha
señalado, en donde tuvo la tutoría de José Félix de Restrepo55 de quien
recibió instrucción básica y una sólida formación en aritmética,
geometría, algebra, trigonometría y física experimental. Al respecto,
Caldas señaló: “Por fortuna me tocó un catedrático ilustrado que
detestaba esa jerga escolástica que ha corrompido los más bellos

54 Rueda Enciso, José Edo: “Caldas, Francisco José de” Documento electrónico
disponible en: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/caldfran.htm
[Fecha de consulta, 2 de febrero del 2013].
55 José Félix de Restrepo fue uno de los criollos que más trabajaron durante la

segunda mitad del siglo XVIII y el primer cuarto de siglo del XIX, en pro de la
secularización del pensamiento y de la socialización de la nueva ciencia en el medio
neogranadino. La publicación de su obra Lecciones de Física, en 1825, constituye la
normalización de su enseñanza iniciada en el Colegio Mayor de San Bartolomé (1778-
1780), continuada en Popayán (1782-1812), luego en la Universidad de Antioquia
(1812-1819) y de nuevo, finalmente, en San Bartolomé (1822-1826). En Popayán,
Restrepo fue profesor de muchos de los gestores de la emancipación de Nueva
Granada.

35
entendimientos, me apliqué bajo sus dirección al estudio de la
aritmética, geometría, trigonometría, álgebra y física experimental,
porque nuestro curso de filosofía fue verdaderamente un curso de física
y matemáticas.”56

Y concluidos por tanto los estudios de latinidad y filosofía cursados en


el Colegio Seminario de Popayán, pasó a Santafé de Bogotá donde
obtuvo su título de bachiller ya mencionado. Luego decidió retornar a
Popayán y en virtud de su condición de Bachiller de Derecho, principió
a desempeñarse como Juez de Menores y como asistente en el gabinete
de un abogado, desde el año de 1792. Pero tres años más tarde debió
abandonar estas labores por problemas de salud y renunciar también a
una cátedra de Derecho Civil. Desde que estudiaba en Popayán,
Francisco José de Caldas se inclinó por el estudio de las matemáticas y
de la astronomía. Al parecer, sus problemas de salud lo obligaron a
reorientar su quehacer y animosamente se volcó primero a operaciones
comerciales y luego a los estudios de historia natural, taxonomía y
astronomía como han destacado tanto sus biógrafos. Así, en relación a
sus labores comerciales ya en el año 1795 se propuso participar en el
mercado de vestuario de la época, que proveía las ciudades de Quito, La
Plata y de Timaná;57 lo cual facilitó el afloramiento de sus habilidades
para estudiar e investigar las zonas geográficas que él visitaba. En este
contexto, por tanto, se dedicó a investigar y profundizar por su cuenta y
sin muchos recursos bibliográficos y técnicos, los objetos de estudio
propios de las ciencias mencionadas; y también a comprar y/o recabar
instrumentos científicos. Por eso no es extraño que tras unos años
lograra contar con un amplio surtido de aparatos de mensuración y
otros, tal como ya lo ha destacado Saladino.58 En efecto, recordemos
que Caldas utilizaba acromáticos de Dolland, aparato astronómico de

56 Cf. Caldas, Francisco José de: “Cartas de Caldas”, en: Rev. de la Academia
Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Bogotá, N°52; 1978; p. 99.
57 Vd. http://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/caldas.htm [Fecha de consulta,

2 de febrero del 2013].


58 Cf. Saladino G., Alberto: Dos Científicos de la Ilustración Hispanoamericana: J.A.

Alzate y F. J. Caldas, Universidad Autónoma de México, México, 2010; pp. 259-260.

36
Herschel, hipsómetro (de su propia invención), barómetro,
antracómetro, brújula de La Borda, cronómetro, cuartos de círculos,
eirómetro, gnomon, grafómetro, hidrómetro, microscopio, telescopio de
reflexión, termómetro, teodolitos y octantes de reflexión entre otros.59 La
búsqueda y adquisición de instrumentos astronómicos o científicos en
general, fue un hábito que acompañó siempre a Caldas. Por ello no es
extraño que en 1805 y recién incorporado como Director del
Observatorio Astronómico de Nueva Granada, en Santafé de Bogotá,
adquiriera un Círculo de Bird y un Péndulo de Graham para la flamante
institución. 60

La influencia de sus pares

En rigor, a este respecto se observa que Caldas recibió una influencia


indirecta de los sabios ilustrados y una influencia directa de los
científicos contemporáneos con los cuales trabajó, compartió o
interactuó. Así, para lo primero recordemos que las numerosas lecturas
y sesiones de estudio personales centradas en los libros de autores
ilustrados que él mismo iba eligiendo y/o encontrando, lo volvían a
retroalimentar para su acercamiento a la historia natural. Entre estas
obras, están las de Georges Louis Buffon, tales como los diversos tomos
de la Historia Natural que causaban sorpresa en toda América. Y antes
de la difusión de la obra de Georges Louis Buffon, los Tomos del Teatro
Crítico Universal ó Discursos varios en todo género de materias para
desengaño de errores comunes del padre Benito Gerónimo Feijoo, cuyo
primer tomo había aparecido en 172661; también habían causado honda
impresión en las colonias, y por cierto también en Caldas. Por su parte,

59 Ibídem.
60 Cf. Minniti M., Edgardo R.: Astronomía Colombiana. Apuntes Históricos. Versión
electrónica en:
http://historiadelaastronomia.files.wordpress.com/2010/05/astronomia-
colombiana.pdf [Fecha de consulta, 28 de septiembre del 2013].
61 El lector puede consultar una edición de 1778 asequible en Internet: Feijoo, Benito

Gerónimo, el Teatro Crítico Universal ó Discursos varios en todo género de materias


para desengaño de errores comunes, T.I, Impreso por D. Joachin Ibarra, impresor de la
Cámara de S.M.; Madrid, 1778.

37
las obras de Pierre Bouguer y de Charles María de la Condamine
referentes a la misión científica en Quito para medir un grado del
meridiano cerca del ecuador, también eran buscadas y leídas con avidez
en su tiempo, y lo propio sucedía con los textos de Jorge Juan y
Antonio de Ulloa, tales como: Observaciones astronómicas y físicas
hechas en los reinos del Perú (1748) o Relación histórica del viaje hecho
de orden de su Majestad a la América Meridional (1748). También
muchos de sus biógrafos han señalado que Caldas consultó y estudió
las obras de Joseph Lalande, tales como el Tratado de Astronomía y las
Tables de Logarithmes, entre otras.

También autores como Noël Antoine Pluche y Christoph Christian


Strum eran conocidos y muy leídos; no había biblioteca de convento, ni
de colegio que no poseyera un ejemplar del Espectáculo de la Naturaleza
(1754) de Pluche. A su vez, la primera traducción al castellano de
Reflexiones sobre la Naturaleza (1807) del alemán Strum, no tardó en
llegar al Nuevo Mundo y también contribuyó a despertar en las colonias
de América la afición al estudio de las ciencias naturales. Tampoco
eran desconocidas las obras de Bernard de Lacépède sobre los reptiles,
tales como la Histoire Naturelle des quadrupèdes ovipares et des serpens
(1788-1789); o los textos de Karl Linneo tales como El Sistema de la
Naturaleza (1735), o la Filosofía Botánica (1751) del mismo autor. En
este sentido, este ambiente intelectual y las lecturas de obras científicas
en boga -como las mencionadas- contribuyeron a despertar la
inteligencia y el espíritu crítico del joven Caldas y de otros intelectuales
criollos del Virreinato de Nueva Granada.

Así, imbuido de esta autoformación científica libresca Caldas aprovechó


sus actividades económicas, centradas en la región aledaña a Popayán y
en el Ecuador, para dedicarse a su trabajo científico y realizar diversas
tareas auto-asignadas; entre éstas determinar la latitud, la longitud y la
altitud de los pueblos, valles y montes de los lugares que frecuentaba
así como también pudo observar los fenómenos astronómicos acaecidos

38
en la región de sus desplazamientos. Además por supuesto, de observar
y describir diversos aspectos topográficos, arqueológicos, médicos,
sociológicos y costumbristas de tales lugares. Sin embargo, imbuido de
su afán por el rigor científico y por la excelencia cuantitativa, una
buena parte de sus actividades de esta etapa de su vida, consistió en
confirmar en algunos casos los conceptos, datos e informes
consagrados en obras como las mencionadas.62 Es decir, en continuar
con la rutina de la ciencia normal, como diríamos hoy, luego de la
aparición de la obra de Thomas Kuhn, La Estructura de las Revoluciones
Científicas. Y en otros, sus esfuerzos apuntaron a desmitificar y corregir
muchas de las descripciones sobre referentes bióticos que aparecían en
aquellas obras. Continuó la línea de investigación de los suizos Horace
Bénédict De Saussure y Jean André Deluc para correlacionar el punto
de ebullición del agua con la altura sobre el nivel del mar, y determinar
la altitud en función de la variación del punto de ebullición del agua y
la presión atmosférica. Con razón, más tarde, en El Semanario, (1809)
llegará a presentar cuidadosas tablas de correlatos entre los niveles de
altura y los distintos grados de temperatura en que se alcanza el punto
de ebullición del agua.63

En relación a la influencia directa y vivencial que sufrió Caldas, por


parte de los científicos de su tiempo, cabe destacar que al igual que a
otros sabios neogranadinos, recibió el impacto y la influencia que Mutis
ejerció en todo el antiguo Virreinato de Santafé; ésta fue muy
significativa para Caldas. Así el 5 de agosto de 1801 entró en
comunicación con el sabio Mutis, director de la Real Expedición
Botánica y logró entablar una fluida comunicación con él sobre tópicos
taxonómicos, florísticos o botánicos en general; por ejemplo uno de los
tópicos de interés común, fue la quina y luego la recopilación
sistemática de plantas. Y de lo cual se sintió muy orgulloso, tal como se

62 Rueda Enciso, José Edo: “Caldas, Francisco José de”; Documento electrónico; op.
cit.
63 Cf. Caldas, Francisco José: Semanario del Nuevo Reino de Granada, T.II., Biblioteca

Popular de Cultura Colombiana, Bogotá; 1942; pp. 109 y ss.

39
observa en su prosa científica un tiempo después, en donde expresa
que luego de tres años de trabajo, su acopio constituye “…un herbario
respetable de cinco a seis mil esqueletos disecados en medio de las
angustias y de la velocidad de un viaje; dos volúmenes de descripciones,
muchos diseños de las plantas más notables hechos de mi propia
mano…”64

La influencia y cooperación de Mutis va tomando nuevas expresiones,


así por ejemplo este mismo año del encuentro, Mutis le envió a Caldas
como obsequio, la Philosophia botánica de Karl Linneo, en la versión de
Gómez Ortega; este gesto estimuló a Caldas y lo motivó a seguir
trabajando en el estudio de las plantas. Justamente este mismo año de
1801, Caldas viajó a la provincia de Quito, con el fin de atender
asuntos familiares, pero era tal su entusiasmo por la botánica que se
dedicó principalmente a esta labor. Aquí en Quito, en diciembre de este
año conoció al sabio alemán Alexander von Humboldt y a su compañero
Aimé Bonpland, con quienes inició una estrecha relación que fue
mucho más allá de lo estrictamente científico, y que le sirvió a Caldas
para cualificarse en el estudio sistemático y técnico de la botánica.
Consciente de los vacíos e inconsistencias de su formación científica,
consideró que acompañando a Humboldt y a Bonpland en su viaje por
América, muchas de tales carencias podrían ser cubiertas en virtud de
los conocimientos de los exploradores; por ello le pidió a Mutis y a José
Ignacio de Pombo que intercedieran ante Humboldt para que éste lo
aceptara en su expedición.65

El sabio Humboldt, a instancias de los dos protectores, aceptó


inicialmente a Caldas en su expedición, pero al conocer al hijo del
marqués de Selvaalegre, prefirió a éste antes que al payanés. Tal
circunstancia frustró las aspiraciones de Caldas, pero fue propicia a su

64 Caldas, Francisco José de: Obras Completas, U. Nacional de Colombia, Bogotá,


1966; p. 351.
65 Rueda Enciso, José Edo: “Caldas, Francisco José de” Documento electrónico; op.cit.

40
vez, para que José Celestino Mutis y José Ignacio de Pombo lo
contrataran para que se adelantara en tierras caucanas y quiteñas, y
realizara una cuidadosa exploración en busca de nuevas especies
factibles de ser explotadas y comercializadas66 y aunque Caldas solo
había recibido nociones básicas siguiendo el Curso elemental de
Botánica teórico y práctico de Casimiro Gómez Ortega y tan solo contaba
con las Tabulae botanicae tournefortianae y unas cuantas obras
proporcionadas por José Ignacio de Pombo, como por ejemplo la
Explicación de la Filosofía y Fundamentos Botánicos de Linneo de
Antonio Palau,67 aceptó.

Así, gracias a Mutis, Caldas queda definitivamente, incorporado como


adjunto o agregado de la Expedición Botánica del Nuevo Reino de
Granada. Para este año Caldas ya disponía de un primer manuscrito
que remite a Santafé y que había sido elaborado a partir de las
observaciones realizadas el año anterior. Se trataba de la Memoria sobre
la nivelación de las plantas en las vecindades del Ecuador, obra en la
que se daba especial énfasis a sus observaciones sobre el trigo y donde
destacaba las características de las zonas aptas para su cultivo.

La influencia y amistad de Mutis hacia Caldas fue altamente relevante


para este último y correspondió a una sana relación entre un maestro
protector y un destacado discípulo; con razón esta amistad trascendió
más allá de la muerte del primero en 1808, pues en su testamento el
sabio gaditano, había dejado de manifiesto que la Expedición de Nueva
Granada continuara con nuevos jefes asignados para las distintas
áreas; así aparece Caldas en aquél documento propuesto como Jefe de
la Sección de Astronomía y Geografía; voluntad que el gobierno
neogranadino aceptó.68

66 Cf. Rueda Enciso, José Edo: “Caldas, Francisco José de” Documento electrónico,
op.cit.
67 Díaz-Piedrahita, Santiago: Caldas y la Historia Natural. Francisco José de Caldas,

1ra Edic., Molino-Velasquez editores, Bogotá; 1994, p.111.


68 Minniti M., Edgardo R.: Astronomía Colombiana. Apuntes Históricos. Versión

electrónica; op. cit.

41
Por otro lado, la llegada de Bonpland y del barón de Humboldt al
territorio de Nueva Granada, parece haber sido un hito muy relevante
que motivó a Caldas de sobremanera; tanto como para ofrecerse a
acompañar a estos naturalistas por el cuerpo físico de lo que hoy es
Colombia, como ya se ha señalado. Es increíble cuanto influyó la
presencia de Humboldt en las provincias neogranadinas no sólo para la
percepción de las ciencias naturales, sino hasta para el adelantamiento
político de la colonia. Y para el caso específico de Caldas, recuérdese
que Humboldt recomendó a Mutis para que designen a Caldas como
Director del Observatorio Astronómico que se había construido para la
Expedición Botánica de Nueva Granada. Así, una vez ya en el ejercicio
de su cargo, a partir de 1805, Caldas dotó a la entidad de los
instrumentos que le faltaban; entre éstos un Círculo de Bird y un
Péndulo de Graham, como ya hemos adelantado.69 Ello es consecuente
con su notorio interés por contar con instrumentos astronómicos que
venía de su juventud, como lo hemos mencionado en su momento.

Todo lo anterior, sus lecturas ilustradas y sus contactos


contemporáneos, impactaron notablemente en su formación, lo que nos
permite sostener que Caldas fue un autodidacta en relación a su
inclinación científica.

Sus aportes científicos

Caldas nos ha dejado diversos trabajos astronómicos, geográficos,


cartográficos, ingenieriles, algunos aportes en educación y abundantes
descripciones en relación al conocimiento de la flora neogranadina,
como hemos señalado; pero otra contribución muy significativa de este
sabio acontece en el plano de los instrumentos científicos acaecidos en
los inicios del Siglo XIX. En efecto, él nos ha legado la invención del
hipsómetro. Es decir, un termómetro que sirve para medir la altitud de
un lugar observando la temperatura de ebullición del agua. Más tarde

69 Ibídem.

42
en 1817, el físico y químico inglés William Hyde Wollaston, presentó un
hipsómetro más perfeccionado que se caracterizaba porque el
termómetro dejaba de encontrarse inmerso en agua y pasaba a estar
expuesto únicamente a su vapor. Luego en 1845, el también físico y
químico francés, Henri Victor Regnault presentó a su vez, el hipsómetro
transportable, de dimensiones mucho más reducidas.70

Sus Estudios sobre la flora y trabajos taxonómicos en general

Ya hemos adelantado que la mayoría de estas diagnosis se daban en


relación con su labor como adjunto de la Expedición Botánica de Nueva
Granada y específicamente con sus estudios acerca de las quinas. En
efecto, en sus Memorias al mismo tiempo que iba dando cuenta de sus
viajes, describía todos los conocimientos adquiridos sobre las quinas y
explicita los detalles de sus viajes dentro del Virreinato. A este respecto,
en un momento de su prosa se observa: “…en Julio de 1803, recorrí los
bosques de Malbucho en solicitud de las Quinas. En Octubre del mismo
año entre a Intag, pueblo situado en las faldas occidentales de la
cordillera 0° 26’ de latitud boreal. En Julio de 1804 me interné en el
Tagualó, Macuchí y también en las faldas occidentales de la Cordillera
por 0° 53’ 21’’ de latitud sur. En Agosto del mismo año recorrí los
montes de Alausí, Sibambe por 2° 10’ de latitud austral. En Septiembre
las de Paute, Taday, Gualaceo en cercanías de Cuenca y pasé a visitar
las de Loja en Octubre y Noviembre.”71

Justamente en relación a las diversas especies de quinas, Caldas llegó a


la conclusión de que la variedad de quina conocida con el nombre de
Cinchona Officinalis, previamente ya bosquejada por el sabio Mutis, no
se hallaba esparcida como las otras de su género, y que ésta se
encontraba mayoritariamente en el corregimiento de Loja. Y la ubicó

70 Rueda Enciso, José Eduardo: “Caldas, Francisco José de”, Documento electrónico;
op.cit.
71 Mendoza, Diego de: Expedición Botánica de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de

Granada y Memorias Inéditas de Francisco José de Caldas, Librería General de V.


Suárez, Madrid, 1909; p. 66. (de las Memorias…)

43
exactamente en estos términos. “…desde los 3° 44’ de latitud austral,
faltando del todo en otra latitud menor que la asignada”. 72 Y en cierta
manera esta ubicación tan peculiar de este referente de la flora
americana, es una especie de invariante de la naturaleza, y
seguramente por ello el sabio Caldas, denominó a este fenómeno
florístico-geográfico, como el “término boreal de la Cinchona
Officinalis”.73

En su comunicación “Viaje de Quito á las Costas del Océano Pacífico,


por Marbucho, hecho en Julio y Agosto de 1803”, el sabio gaditano,
sugirió que en la región de Ibarra, se cultive el tabaco (Nicotina
tabacum) pues es una región situada a 0°, 13’ de lat. bor. y a 1.264
toesas sobre el nivel del mar; y por tanto satisface las características
geográficas, climatológicas y fitogeográficas muy apropiadas para este
cultivo.74 Y además, de acuerdo a su esquema de la episteme al servicio
social y político, sugirió también la confección de un mega-mapa o carta
política, económica y geográfica de toda Nueva Granada, que
panópticamente entregue una visión de todas las características de los
ríos, lagos, montañas, volcanes, bosques, caminos y puertos del
Virreynato. Ello permitiría proyectar todo el potencial económico,
agrícola e industrial de Nueva Granada y para su confección, a su juicio
bastarían cuatro profesionales: Un astrónomo, un botánico, un político
y un estudioso de la química y de la minería.75

También en este mismo trabajo, Caldas describió al pueblo de Salinas,


desde una perspectiva económica e industrial, destacando que se
sustentaba principalmente de la venta de la sal; y en relación a la
mirada botánica del mismo, acotó que este sector “…no produce mas
que mimosas, cactus, eurphorbias, crotón, Dorotea resinosa, tribulus y
amaranthos espinosos”76 y aprovechó de consignar las coordenadas

72 Ibídem.; p.69.
73 Ibídem.
74 Ibídem.; Cf. p.57.
75 Ibídem.; Cf. pp.62-63.
76 Ibídem.; p. 48.

44
geográficas de dicha localidad, situándola en: 0°,31’,46’’ de lat. bor. y a
0°, 23’ 28’’ al E. del meridiano de Quito.77

Entre otros trabajos de carácter botánico y agrícola, y que hoy


ubicaríamos en los tópicos referentes a la agroindustria, Caldas nos ha
dejado comunicaciones tales como: “Memoria sobre la solución al
problema propuesto en el N°21 del Semanario (1808) ¿Cual es la
Producción propia de nuestro clima que se debe cultivar con preferencia
a las demás, y cuál la producción extranjera que nos interesa
connaturalizar en nuestro suelo?”; “Memoria sobre la importancia del
Cultivo de la Cochinilla que produce el reino y la trasplantación a él de
la canela, clavo, nuez moscada y demás especias del Asia” (1810).

Así, nada más a manera de ilustración, al analizar el primero de estos


trabajos, se observa que el sabio gaditano, parte en su prosa científica,
imbuido de la idea de que el Creador ha distribuido todos los referentes
orgánicos y mineralógicos entre todos los pueblos, dándoles a unos más
recursos que a otros, y que ello por tanto, obliga a los hombres a su
acercamiento e intercambio mercantil. Y que en el caso de la región de
Nueva Granada, ésta cuenta entre su flora con el añil, las quinas, el
algodón, el tabaco, el té de Bogotá y la canela y otras y con referentes
inorgánicos como el cinabrio, la platina, las esmeraldas y las ametistas
entre otros. Y en el plano de la fauna destacó a la cochinilla (Cocus
cacti) Linn., describiendo minuciosamente todo lo que a la fecha se
conocía sobre este insecto que se utilizaba para las tinturas en general.
Y destacó además que se podía industrializar al máximo su crianza
pues “es un insecto que se acomoda muy bien desde las 392 varas
sobre el nivel del mar hasta las 3216 varas”. 78

Esta preocupación por los correlatos entre la altitud y las expresiones


de vida vegetal, continuó y tomó más fuerza y claridad con su ensayo:
“Del Influjo del Clima sobre los seres organizados”, donde tras partir

77Ibídem.; p.49.
78Cf. Caldas, Francisco José: Semanario del Nuevo Reino de Granada, T.III., Biblioteca
Popular de Cultura Colombiana; op. cit.; pp. 150 y ss.

45
definiendo el clima como el grado de calor y frío de cada región en
interacción con variables tales como los vientos, la presión atmosférica,
la carga eléctrica, la abundancia de ríos y de lagos, las lluvias y los
truenos, entre otras, determinó que la fuerza de todos estos elementos
de la naturaleza corresponden en rigor, a lo que se denomina
“influencia del clima”. Y enseguida principió a ilustrar cómo este influjo
afecta al hombre en locus donde las situaciones son muy extremas, ora
por el frío ora por el calor. Y tras explicitar lo propio en relación a los
animales, entre los cuales destacó principalmente al elefante, al lobo, al
lince, al oso blanco, al tigre y otros, señaló que “los animales han hecho
por el clima y el clima para los animales”, continuando luego con
ejemplos en que muestra como la vida vegetal a su vez, se acomoda en
determinados niveles de altura; llegando a la conclusión de que a su
juicio, tras numerosas excursiones en los montes de Nueva Granada, la
vida vegetal solo llega hasta la altura de 5.320 varas y que este sería un
límite de la naturaleza.

En relación a la visión de la naturaleza americana, Caldas al igual que


muchos otros miembros de su generación, asumió una posición de
defensa del hombre y la naturaleza americanas y enfatizó en la
diferencia y en la biodiversidad de este continente; destacando además,
que los referentes bióticos de América no pueden ser analizados con los
mismos paradigmas eurocéntricos de la Historia Natural con que se
estudiaba la naturaleza del mundo europeo, pues el trópico es distinto a
las zonas templadas.79 Es decir, fue un continuador de las nociones
planteadas por Humboldt con respecto a la enorme biodiversidad y
particularidad de la naturaleza americana.

Caldas también destacó el conocimiento que desde América se


incorporaba a la ciencia universal, por ejemplo en relación a la
identificación y diagnosis de nuevas plantas existentes en Nueva
granada. Criticó la administración impuesta por España en sus colonias

79 Cf. Rueda Enciso, José Eduardo: “Caldas, Francisco José de”, Documento
electrónico; op.cit.

46
y rescató muchos elementos de las culturas precolombinas, cuyo
testimonio se podía rastrear a través de la arqueología; llamó la
atención sobre la estatuaria de San Agustín. Una buena parte de la
literatura científica de Francisco José de Caldas se publicó en los
periódicos de la época: El Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de
Bogotá, dirigido por Manuel del Socorro Rodríguez, y el Correo Curioso,
erudito, económico y mercantil de la ciudad de Santafé de Bogotá, bajo la
tutela de Jorge Tadeo Lozano. Sin embargo, muchas de sus
aportaciones científicas aparecieron también en el Semanario del Nuevo
Reino de Granada, órgano cultural y orientado expresamente a la
difusión científica, creado por Caldas en enero de 1808 y que tuvo
vigencia hasta 1811; aquí aparecieron sus trabajos tales como: “Estado
de la Geografía del Virreynato con relación a la economía y al
comercio”80 y “El influjo del clima sobre los seres organizados”,81 entre
otros. Más tarde aparecieron once artículos llamados “Memorias”, que
constituyen el grueso de su obra científica en forma de ensayos. Este
Semanario se proponía divulgar el conocimiento de las plantas útiles,
fomentar el desarrollo de la agricultura y la industria y conocer la
naturaleza de las diversas regiones del país apoyado en datos
científicos.

Sus contribuciones en astronomía

A este respecto, recordemos que a fines de 1805, Caldas fue vinculado


como astrónomo a la Real Expedición Botánica con residencia en
Santafé de Bogotá, a donde llegó a comienzos de 1806 y aquí -por
encargo de Mutis- se hizo cargo del recién construido Observatorio
Astronómico, asumiendo como director del mismo -como ya se ha
mencionado-. En este ámbito de la astronomía, Caldas lo primero que
realizó fue instalar los instrumentos obsequiados por el propio Mutis y
por don José Ignacio de Pombo, en el flamante Observatorio, y con ello
inició una rigurosa observación de los fenómenos celestes bajo el cielo
80 Cf. Caldas, Francisco José: Semanario del Nuevo Reino de Granada, T.I., Biblioteca
Popular de Cultura Colombiana; op. cit.; pp. 15 y ss.
81 Ibídem.; pp.136 y ss.

47
neogranadino. Enseguida asumió diversos trabajos de importancia, y
presentó a los estudiosos de su tiempo, algunas comunicaciones o
ensayos astronómicos breves; tales como la “Descripción del
Observatorio Astronómico de Bogotá” o las “Tablas de Observaciones
Meteorológicas”, las que publicó en el primer número del Semanario
(1808). En el primero de estos trabajos, se destaca la insistencia del
autor en relación a la conveniencia de usar cuidadosamente el
barómetro para obtener resultados precisos en la medición orográfica.
En este mismo grupo de trabajos, debemos añadir la comunicación
acerca de la explicación de un fenómeno meteorológico que amortiguó
los rayos del sol en su entrada a la atmosfera; el cual comenzó a
observarse en los primeros días de mes de diciembre de 180882 y la
descripción del eclipse total de luna, observado el 9 de mayo de 1808,
en donde quedó de manifiesto que para determinar el punto máximo de
inmersión del eclipse, utilizó todos los instrumentos disponibles en su
tiempo: acromático de Dollond, el cuarto de círculo de Bird y el péndulo
astronómico de Graham.83

También en este plano de inquietudes astronómicas de Caldas, es


conveniente traer a presencia su nota “Elevación del Pavimento del
Salón principal del Observatorio Astronómico de Bogotá” (1809). En
relación a esta última comunicación, que apareció en el Tomo III del
Semanario, cabe destacar que el propósito esencial de la misma, era
determinar con la máxima precisión la altura sobre el nivel del mar en
que se ubicaba el Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá. Y
para ello estudió cuidadosamente todos los recursos bibliográficos
especializados a su alcance, especialmente los provenientes de Europa,
para así aplicar nuevas fórmulas matemáticas y astronómicas, además
de una serie de observaciones de la temperatura regional y en distintos
cortes cronológicos durante varios días, arribando así a la conclusión de

82
González Suárez, Federico: Un Opúsculo Inédito de Don Francisco José de Caldas.
Tipografía y Encuadernación Salesiana, Quito, 1907; pp. 5-6.
83 Cf. Caldas, Francisco José, en: Semanario del Nuevo Reino de Granada T.I, 1808;

p.55.

48
que el edificio se ubicaba exactamente a 2686,33 metros, equivalentes a
1378,54 toesas, sobre el nivel del mar.84

Además, debemos recordar las distintas Memorias relacionadas con los


fenómenos atmosféricos y astronómicos en general; v. gr: “Memoria
sobre las mareas atmosféricas basadas en los preciosos manuscritos de
Mutis…”, “Memoria sobre la elevación media del Mercurio entre los
trópicos al nivel del mar”, “Memoria sobre el origen del Sistema de
medir las montañas”, o la “Memoria acerca de las refracciones
astronómicas al nivel y latitud del observador”. También corresponde
ubicar aquí en el universo de sus trabajos astronómicos, el breve
ensayo Almanaque de 1811 y su prefacción.

E incluso tengamos presente además, que también actuó como difusor


científico de la astronomía, tanto por divulgar amplia información sobre
el desarrollo de los observatorios europeos de su tiempo, como también
por dar cuenta de los esfuerzos de los científicos que restauraron esta
disciplina, tal como ya lo ha destacado Saladino.85 También se le
encargó la cátedra de Matemáticas Elementales. En relación a sus
esfuerzos por divulgar y fomentar los estudios astronómicos en Nueva
Granada, recordemos que justamente en el Semanario 1808, invitaba a
los lectores cultos o relativamente bien informados a construir vasos
pluviométricos para a tomar el registro de los niveles de agua caída en
las distintas regiones del país. Y luego en Semanario de 1809, apareció
un acopio de estadísticas breves sobre la cantidad de lluvia caída en
lugares tales como Cartagena, Alegría, Popayán y otras, que habían sido
enviadas como información por estudiosos o interesados de dichos
lugares y a los cuales Caldas felicitó animosamente.86

84
Cf. Caldas, Francisco José: Semanario del Nuevo Reino de Granada, T. III, Biblioteca
Popular de Cultura Colombiana; op. cit.; p.33.
85 Saladino G., Alberto: “El papel de Francisco José de Caldas en la divulgación de la

ciencia moderna en Nueva Granada”, Rev. Cuadernos Americanos, Nueva Época N°47,
UNAM, México D.F., 1994; p. 222.
86
Caldas, Francisco José de: Semanario del Nuevo Reino de Granada, T. II, Biblioteca
Popular de Cultura Colombiana; op. cit.; pp. 192 y ss.

49
Sus aportes a la geografía y cartografía neogranadina

Como geógrafo, sus aportes fueron considerables y muy asertivos, y


entre estos podríamos hablar de dos fases: primero los logros
alcanzados en esta disciplina antes de sus contactos con Humboldt y
los posteriores a esta etapa de su vida. Así en relación a lo primero
tengamos presente que midió la altura del cerro Guadalupe, en las
proximidades de Bogotá, en 1796, tal como lo ha dejado de manifiesto
en su artículo “Observaciones sobre la verdadera altura del cerro de
Guadalupe que domina esta ciudad”, aparecido en el Correo Curioso,
erudito, económico y mercantil, en 1801. En sus trabajos publicados en
el Semanario destacó la privilegiada y estratégica situación geográfica
del entonces Virreinato del Nuevo Reino de Granada, que además de
ofrecer una gran variedad de paisajes y climas en distancias
relativamente cortas, facilitaba la actividad del comercio a lo cual se
sumaban las posibilidades que ofrecía el Istmo de Panamá y el Chocó
para construir canales interoceánicos. En efecto, Caldas en el
Semanario lo expresó en estos términos: “La posición geográfica de
Nueva Granada parece que la destina al comercio del Universo…
Convengamos, nada hay mejor situado en el viejo ni en el Nuevo Mundo
que la Nueva Granada…” 87 Esto es, una especie de prosa que pretende
unir la geografía regional y el patriotismo emergente del período. Su
interés por la geografía lo instó también a presentarle a las autoridades
algo equivalente a la anterior Expedición de Mutis; esto es, una nueva
mega expedición geográfica y económica que dotada de botánicos,
zoólogos, mineralogistas, botánicos, diseñadores y un economista,88 se
concentraran en la topografía y en las vicisitudes del corpus físico de
Nueva Granada. Esto es, nuevamente parte del énfasis utilitarista y del
ideal patriótico que trasunta su prosa científica. Su interés por la
geografía tiene múltiples vertientes, una de ellas lo instaba a la difusión
científica de este tipo de conocimientos, tal como queda de manifiesto
cuando se leen los trabajos aparecidos en el Semanario. Otra vertiente

87 Caldas, Francisco José de: Semanario del Nuevo Reino de Granada, T. I, 1808; p.2.
88 Ibídem.; op. cit.; p.11-12.

50
corresponde a la línea de su propios trabajos geográficos, climatológicos
y astronómicos, tales como la medición de la altura del cerro de
Guadalupe, o sus ensayos breves aparecidos en los distintos tomos del
Semanario; v. gr.: “El estado de la Geografía del Virreinato de Santafé
de Bogotá con relación a la Economía y el Comercio”,89 o el trabajo
“¿Cuál es la propia de nuestro clima que se debería cultivar con
preferencia de las demás, y cuál la producción extranjera que nos
interesa connaturalizar en nuestro suelo?90 También entre sus ensayos
vinculados a la geografía recordemos: la “Memoria sobre el origen del
Sistema de medir las montañas y sobre el proyecto de una expedición
científica”, o el trabajo: “Ensayo de una Memoria sobre un nuevo
método de medir por medio de termómetro las montañas”.91 Y aunque
esta comunicación está fechada como realizada en Quito, en abril de
1802, no está claro cuando exactamente descubrió el nuevo método de
mensuración orográfica. Además continuando con la preocupación por
las ciencias de la tierra del autor, recordemos la comunicación: “Viaje
de Quito a las costas del Océano Pacífico por Malbucho, hecho en Julio
y Agosto de 1803.”92 Y una tercera variante de su interés por la
geografía se hace patente cuando este autor propuso a las autoridades
algo equivalente a la anterior Expedición de Mutis, ya mencionado.

En cuanto a conquistas cognitivas cartográficas, recuérdese que levantó


varios mapas, entre ellos uno sobre el Virreynato del Perú y trazó y
señaló algunas cumbres andinas.93 En el año 1797 realizó diversas
mediciones que contribuyeron a crear el primer mapa del río
Magdalena, la principal vertiente hídrica de la región de lo que hoy es
Colombia. También nos ha legado una Carta geográfica de la región de

89 Caldas, Francisco José de: Semanario del Nuevo Reino de Granada, T. I, Biblioteca
Popular de Cultura Colombiana, Bogotá, 1942; pp. 15 y ss.
90 Ibídem.; T. III; pp. 150 y ss.
91 Mendoza, Diego de: Expedición Botánica de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de

Granada y Memorias Inéditas de Francisco José de Caldas; op. cit:, pp. 1-43.
92 Ibídem.; pp. 43 y ss.
93 Francisco José de Caldas. Documento electrónico. [Fecha de consulta, febrero 2 de

2013] Disponible en http: www.simon–bolivar.org/bolivar/caldas-biografia.mtl.

51
Timaná y un trozo de Carta de Tocaima a Neira.94 Luego, en 1805, otra
Carta del Río Magdalena desde Neiva hasta la embocadura de Bogotá.

Además, sabemos que confeccionó una copia de la Carta de


Neogranada, para el ejército del Norte, aprovechando inteligentemente
los trabajos de los pintores de la expedición Botánica. Al parecer
también elaboró algunos mapas de caminos y esbozos de itinerarios de
marchas para comunicar el altiplano con el Orinoco.95

Caldas el Ingeniero y el Militar

En el plano de la ingeniería, Caldas propuso durante el Virreynato, la


creación de un Cuerpo Militar de Ingenieros Mineralógicos, con sede en
Santafé de Bogotá, e incluso formuló también el reglamento, las
características académicas y los planes de estudio para dicha entidad.
Los objetivos del mismo eran “…ayudar a fomentar el progreso del reino
en general y familiarizar a los habitantes con el conocimiento de las
ciencias útiles.”96 Y para “…el fomento y perfección del laboreo de minas
en el Nuevo Reino de Granada, y por tanto todos los individuos en que
se componga deben tener la instrucción conveniente en las ciencias y
las artes relativas á aquel importante fin.”97 Desde el punto de vista
organizacional y de los requerimientos de infraestructura, llama la
atención en nuestro tiempo la claridad que tenía Caldas, para solicitar
las dependencias técnica y científica que podían materializar dicho
proyecto. En efecto, el sabio gaditano sugirió que éste Cuerpo Militar de
Ingenieros, debería contar con una casa amplia con la capacidad
necesaria para atender todas las funciones inherentes y por tanto debía
incluir: dependencias para la Escuela, una biblioteca, un gabinete de

94
Cf. Mendoza, Diego de: Expedición Botánica de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de
Granada y Memorias Inéditas de Francisco José de Caldas; op. cit.; p.9.
95 Cf. Gaviria O., Álvaro: “Francisco José Caldas. Ingeniero”, en: Valencia, Asdrúbal

(Compilador) Tres documentos del Coronel de Ingenieros Francisco José Caldas, U. de


Antioquia, Medellín, 2010; p.31.
96 Cf. Mendoza, Diego de: Expedición Botánica de José Celestino Mutis al Nuevo Reino

de Granada y Memorias Inéditas de Francisco José de Caldas; op. cit.; p.94. (de las
Memorias…)
97 Ibídem.; p. 106.

52
historia natural, un laboratorio químico, máquinas físicas y una casa-
habitación para el director.98

Pero su proyecto no fue aceptado. Más tarde durante los inicios de la


república, insistió nuevamente con un proyecto similar y logró fundar
en Antioquia, la Escuela de Ingenieros Militares con el apoyo del
dictador Juan Bautista del Corral.99

Como militar Caldas principió a descollar desde 1811, luego de que


Antonio Nariño asumiera la presidencia de la Nueva Granada y Caldas
fue nombrado capitán del recién formado Cuerpo de Ingenieros, donde
trabajó con el teniente José M. Gutiérrez y el alférez Luciano
D'Elhuyar.100 En rigor, los roles de ingeniero y militar estaban muy
unidos en Caldas, pues fue en su condición de ingeniero que colaboró
con el ejército patriota y en su condición de ingeniero militar, fue
apresado por los realistas en 1816.

En mayo de 1812, Caldas firmó el acta que desconoció la autoridad de


su antiguo amigo y protector, el Precursor Nariño. El 6 de octubre del
mismo año, fue nombrado miembro de la Comisión Militar con grado de
teniente coronel.101 En 1813 participó en la rebelión armada contra el
presidente Nariño, y al ser derrotada la fracción rebelde, Caldas
temiendo represalias, se marchó a Antioquia, donde fue acogido por el
gobernador Juan del Corral. En Antioquia fue nombrado Director de
Fábricas e Ingeniero General, y se le confirió el grado de coronel.
Adelantó, entre 1813 y 1814, las fortificaciones del río Cauca, la
instalación de una fábrica de fusiles, de pólvora y municiones, montó
unas máquinas para acuñar monedas y fundó el primer curso de

98 Ibídem.; p. 104.
99 Cf. Gaviria O., Álvaro: “Francisco José de Caldas. Ingeniero”, en: Tres Documentos
del coronel de Ingenieros Francisco José de Caldas; op. cit.; pp. 25-26.
100 Rueda Enciso, José Eduardo: “Caldas, Francisco José de” Documento electrónico;

Op. cit.
101 Cf. Gaviria O., Álvaro: “Francisco José de Caldas. Ingeniero”, en: Tres Documentos

del coronel de Ingenieros Francisco José de Caldas; op. cit.; p. 31.

53
estudios de la Academia de Ingenieros en Medellín, por lo que se le
considera el padre de la Ingeniería en Colombia.102

En 1815 fue llamado por el entonces presidente Camilo Torres y


Tenorio, para hacerse cargo de la fundación de una Escuela Militar en
Cundinamarca y continuar con la confección del Atlas de la Nueva
Granada, levantar puentes en las llanuras inmediatas a la capital y
montar en ellas baterías y fosas.103 Luego, a finales de 1815, fue
enviado por el presidente José Fernández Madrid a prestar sus servicios
en el ejército del norte y a fortificar los caminos de Guanacas y del
Quindío. Ante el incontenible avance español, Caldas huyó al sur y fue
apresado en la batalla de la Cuchilla del Tambo y puesto a las órdenes
del vencedor, el virrey Juan Sámano. Trasladado a Bogotá y juzgado
sumariamente por un Consejo de Guerra, fue fusilado en octubre de
1816, como ya se ha señalado. Seguramente, entre otras
consideraciones, el Diario Político de Santafé de Bogotá que Caldas
había fundado en 1810 con otros preclaros independentistas, inclinó la
balanza para que los partidarios de la Corona Española tomaran tan
drástica decisión.

Hacia una Conclusión

Los aportes de Francisco José de Caldas a la ciencia de la joven


República de Colombia y a la ciencia universal, fueron importantes para
su época, principalmente en las áreas de la astronomía, geografía,
cartografía, difusión científica e ingeniería. Sin embargo, su principal
mérito -mirado desde nuestro tiempo- radica en su postura epistémica
que se caracterizó por articular la ciencia y la política; esto es
observable en su prosa, que muestra planteamientos que aluden a una
idea de ciencia utilitarista y externalista orientada hacia la cooperación
con el Estado-nación en relación al acopio de información geográfica,

102 Rueda Enciso, José Eduardo: “Caldas, Francisco José de” Documento electrónico;
Op. cit.
103 Cf. Gaviria O., Álvaro: “Francisco José de Caldas. Ingeniero”, en: Tres Documentos

del coronel de Ingenieros Francisco José de Caldas; op. cit.; p. 33.

54
topográfica u orográfica que sirvió para la posterior delimitación del
cuerpo físico del país. Pero su énfasis epistémico también se observa en
su notorio interés por cautelar la objetividad y el rigor en la aplicación
del método científico, lo que se dio aparejado a su vez, con su obsesión
por la obtención de instrumentos científicos. Todas estas
particularidades de su trabajo científico, apuntarían a su juicio, a la
obtención del progreso y al intercambio comercial entre las naciones.
También, su visión de la ingeniería fue altamente relevante para su
tiempo, toda vez que la percibió asentada sobre un énfasis militar que
pudiera ayudar al conocimiento del territorio para las futuras
transformaciones viales, o para las necesarias innovaciones para el
transporte y desplazamiento entre las regiones del país, e incluso como
elemento coadyuvante para la logística militar. No en balde es
considerado el creador de la ingeniería colombiana. Subrayó la
importancia de reconocer geográfica y etnográficamente a la América
española, pues tenía muy claro que una vez que se tiene el catastro de
lo que hubiere en Colombia y en el continente, sería posible conocer
cómo somos los americanos; y de este modo se estaría mejor preparado
para salir del estado de letargo y dependencia en que se encontraba el
continente, luego de tres siglos de dominación.

55
ALEXANDER VON HUMBOLDT, SU DERROTERO POR
COLOMBIA Y SU MIRADA CIENTÍFICA

Zenobio Saldivia M. Utem, Stgo., Chile.

El Hombre

Alejandro de Humboldt nació en Berlín el 14 de Septiembre de 1769. Su


educación elemental así como la de su hermano Carlos Guillermo quedó
en manos de preceptores particulares, entre éstos Johann Heinrich
Campe, destacado educador imbuido de ideas filantrópicas e ilustradas.
A los dieciocho años decidió seguir algunos cursos de economía en la
Universidad de Frankfurt.104 Dos años después continuó sus estudios
superiores en la Escuela de Minas de Freiberg y en la Universidad de
Göttingen. Estuvo en contacto científico con los mejores profesores y
sabios de la época: el geógrafo Johann Heinrich Zöllner,105 los
naturalistas Georges Forster y Joseph Banks que habían trabajado
antes como miembros del equipo científico en los viajes del capitán
James Cook; el geólogo Leopold Von Buch, el director de la Escuela de
Minas de Freiberg: Abraham Gottob Werner, el químico y físico Gay
Lussac; el físico Dominique Françoise Arago, el químico Antoine de
Lavosier y el botánico y farmacólogo Carl Ludwing Willdenow, entre
otros.106 Además, hay que tener presente que la psiquis del joven
Humboldt también se vio influenciada por las ideas y la visión del

104 Cf. Von Hagen, V.W.: Grandes naturalistas en América, Ed. Taurus, Bogotá, 2008;
p. 112.
105 Cf. Beck, Hanno: “Cómo el joven Alexander inició su camino. El decano de la

investigación humboldtiana en Alemania esboza un afectuoso cuadro de la juventud y


años de aprendizaje de su figura-modelo”, Rev. Humboldt, Bonn, Nº126, 1999; p. 11.
106 Cf. Castillón, Alberto: “La Expedición científica de Humboldt en América (1799-

1804) y el surgimiento de la Geografía de las Plantas”, en: De la Ciencia Ilustrada a la


Ciencia Romántica, Díez Torre, Alejandro et al. (Coordinadores), Ed. Ateneo de Madrid
y Ediciones Doce Calles, Madrid, 1995; pp. 285-287.

56
mundo de un gran amigo de la familia: el poeta, escritor, ensayista,
abogado, Johan Wolfgang Goethe.107

En 1796, falleció su madre y recibió una cuantiosa herencia que le dio


holgura económica y le permitió preparar y costear su anhelado viaje de
exploración e investigación.

Entre 1799 y 1804 realizó un viaje por las regiones equinocciales de


América, acompañado del joven naturalista Aimé Bonpland. En rigor,
los lugares que visitó corresponden a lo que hoy son las repúblicas de
Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, México, Cuba y los Estados
Unidos. Luego, entre 1804 y 1827, decidió radicarse en París, para
compilar y publicar los resultados de su expedición a América, cuyos
contenidos descriptivos y analíticos llegaron a abarcar 30 volúmenes.
La muerte lo sorprendió en Berlín, en Mayo de 1859.

Su obra científica

La tarea y producción científica de Humboldt, generalmente es asociada


con el viaje y exploración que realizó a América, pero ello es únicamente
una parte relevante de su quehacer. Para hacer justicia a un adecuado
reconocimiento de su obra, hay que recordar tanto sus trabajos previos
al viaje al Nuevo Mundo, el viaje a América, pero también los trabajos y
excursiones posteriores al mismo. En relación a lo primero recuérdese
que entre 1799 y 1804 realizó un viaje por las regiones equinocciales de
América, como ya se ha indicado. La estructura del viaje, las
características del mismo y los resultados de tales exploraciones, fueron
publicados en obras tales como: Viaje a las regiones equinocciales del
Nuevo Continente (1805-1839), y otros; todo lo cual, le permitió dar
cuenta de la geografía física, de la orografía, de la vulcanología, de la

107Cf. Castrillón, Alberto: “La expedición científica de Humboldt en América (1799-


1804)”, en: De la Ciencia Ilustrada a la Ciencia Romántica. Actas de las II Jornadas
sobre España y las Expediciones científicas en América y Filipinas, Díez T., Alejandro;
Mallot, T. y Pacheco F., Daniel, Coordinadores; Ediciones Doce Calles, Madrid, y
Ateneo de Madrid, Madrid, 1995; p. 287.

57
fitogeografía, de la flora y fauna de esta porción de América; así como
también de diversos aspectos estadísticos, sociológicos y costumbristas
de los habitantes de esta región de América. El impacto de los trabajos,
investigaciones y publicaciones de Humboldt sobre el mundo natural y
social de América, fue tan grande durante el Siglo XIX, que los
estudiosos contemporáneos de la historia de las ideas, le atribuyen la
condición de ser el descubridor científico de América; ello en relación a
la difusión de los aspectos referentes a la naturaleza, a la sociología y
etnografía del Nuevo Mundo que realizó este autor en su tiempo. Lo
anterior, se comprende mejor si tenemos presente por ejemplo, que
Humboldt realizó un acopio de más de 60.000 plantas y que llevó a
Europa 45 cajas con muestras mineralógicas,108 aportando además al
conocimiento botánico del viejo continente, más de 5.000 plantas,
centenares de dibujos de la flora y fauna americanas, lecturas
magnéticas de diversas regiones visitadas y 459 medidas de altitud de
algunos montes.109 Además de numerosos mapas, observaciones
astronómicas y estadísticas sobre la población y el comercio de las
regiones que recorrió y exploró. Con razón, a fines del Siglo del
Progreso, fue considerado “el científico más famoso del mundo.”110

Y en cuanto a las tareas científicas que realizó a posteriori de su viaje a


América, recordemos su viaje a Siberia y sus obras tales como Recueil
d’observations zoologiques et d’anatomie comparée, (1805-1832), el
texto Asie Centrale Recherches sur les Chaines de Montagnes et de
climatologie compareé (1843), o los cuatro volúmenes del Cosmos
aparecidos entre 1845 y 1858, entre tantos otros.

Su Viaje a América

108 Cf. Martul-Ortega, Perfecto Y.: “Humboldt e a Cultura Universal”, en: Díaz-Fierros
V., y Rozados G., Daniel (Coordinadores): Un Novo Mundo para un Home Universal.
Partida de Humboldt desde a Coruña cara á súa viaxe americana, Consello da Cultura
Galega, Santiago de Compostela, 1999; p.24.
109 Cf. Rojas Marín, Alvaro: “Una Nueva Visión de América”, El Mercurio, Stgo., Chile,

21-11-1999, p. E 13.
110 Cf. Sarton, George.: Ensayos de Historia de la Ciencia, Ed. Uteha, México D. F.,

México, 1968. p. 244.

58
Algunos autores que han estudiado las visiones europeas sobre
América, como Collier por ejemplo, hablan de tres etapas interpretativas
para comprender el Nuevo Mundo: la visión peyorativa, la imagen
fantástica y la mirada empírica. La primera partiría desde el siglo XVI y
parte del XVII y luego se iría trocando en fantástica hasta
probablemente los inicios del siglo XIX, y desde las primeras décadas
del Siglo del Progreso, se arribaría a una percepción empírica y más
asentada en el criterio de objetividad científica.111 En este estadio se
ubicaría Humboldt.

Rojas Mix, por su parte, en su obra América Imaginaria, también señala


que hemos recurrido a diversas imágenes para pensar a América en
tanto continente y como cultura.112 Entre éstas, por ejemplo, están la
imagen barroca (desde mediados del S. XVII), la neo-clásica (fines del S.
XVII y XVIII) y la imagen romántica (inicios S. XIX). La primera se
centraba principalmente en el aspecto decorativo de los nativos, en la
observación de determinados rasgos peculiares, y en los animales como
exponentes degenerados de la naturaleza, porque no coincidían con los
cánones conocidos en Europa. El enfoque neo-clásico, a fines del siglo
XVIII, centraba la mirada interpretativa en el nativo americano como
exponente del “buen salvaje”; esto es, como si fuera un europeo en su
estado originario. Por su parte la mirada romántica, se sustentó
principalmente en los aportes cognitivos de Alexander Von Humboldt y
es lo que abordaremos a continuación.

Humboldt llegó a Cumaná el 16 de Julio de 1799 y con ello principió su


vasto recorrido por Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Cuba y
terminó el 7 de Marzo de 1804 en Veracruz, en la Nueva España, y de
aquí enfiló a Filadelfia, EE.UU. Tras este derrotero regresó a Europa con

111 Cf. Collier, Simón: “Visiones Europeas de América Latina: en busca de una
Interpretación Global”, Rev. Historia, Nº21, Inst. de Historia, P.U.C.Ch, Stgo., Chile,
1986; p. 148.
112
Cf. Rojas Mix, Miguel: América Imaginaria, Edit. Lumen, Barcelona, España, 1992.

59
más de 60.000 muestras de aproximadamente 6.200 especímenes y
referentes abióticos. Y para cautelar su acopio siempre tomó todas las
providencias del caso, como por ejemplo, enviar por separado toda su
colección en cajas y barcos distintos para evitar cualquier desastre o
disminuir los efectos de la eventual intromisión del azar.113 Sus obras y
su gigantesca provisión de material fueron la base de su éxito científico
y corresponden al resultado de sus estudios y observaciones; todo lo
cual finalmente cambió la concepción interpretativa sobre la naturaleza
y la cultura americanas. Humboldt navegó por todo el Orinoco
verificando el sistema de drenaje del Amazonas; recogió especímenes de
la flora y fauna americanas, estudió las corrientes de la costa occidental
de Sudamérica y descubrió la corriente que lleva su nombre. Observó
que los volcanes del continente parecían estar en línea recta, como si
siguieran una grieta profunda de la corteza terrestre. En Ecuador
realizó una ascensión al Volcán Chimborazo y otras actividades
exploratorias. Éstas y un sinnúmero de otras actividades, sumado a
años de reflexión, lo llevaron a difundir una nueva forma de mirar y
entender a América. Así, de esta magna tarea, se construyó la imagen
científica que resultó de la incursión directa a la flora y fauna vernácula
de este continente, así como del contacto directo con los nativos.
Gracias a los descubrimientos de Humboldt sobre la gea, flora y fauna
americanas, así como por las observaciones sociológicas y
costumbristas de los nativos americanos, del centro y de parte del sur
del continente que realizó el sabio alemán, los europeos principiaron a
ver a América en un contexto menos idealizado y más distante de los
mitos que se difundían en la comunidad científica internacional. Así por
ejemplo, los dibujos sobre los indios del Nuevo Mundo que Humboldt
nos ha legado, tienen rasgos étnicos mucho más reales.

Su derrotero por Colombia y su mirada científica

113Cf. Humboldt, A.: Viage á las Regiones equinocciales del Nuevo Mundo, En casa de
Rosa, Calle de Chartres Nº12, Paris, 1826; T. I., Introducción, pp. xii y xiii.

60
Humboldt arribó a Cartagena de Indias en marzo de1801 y aunque no
tenía planificado recorrer lo que hoy es Colombia, luego de consensuar
con su amigo Bonpland e influenciado por el economista José Ignacio
de Pombo, decidió seguir a Santafé de Bogotá en julio del mismo año,
remontando el curso del río Magdalena para apreciar la fuerza de la
naturaleza neogranadina; luego continuó por diversos lugares tales
como Turbaco, donde observó los pequeños volcanes de lodo;114
también el sector de Honda, El Zapote, Mompox, Mariquita, la laguna
de Guatavita, Tequendama, Pandi, Ibaqué, el páramo de Chingaza, la
regiones de Ibaque, Buga, Pasto y otros lugares hasta pasar al Ecuador.
De su derrotero por Colombia, Humboldt nos ha dejado algunas
ilustraciones de lugares tales como la Cascada del Río Vinagre, el Paso
del Quindío o el Salto del Tequendama. Una gran cantidad de
observaciones costumbristas y sociológicas. Y aportes específicos
referentes a la flora, fauna y gea neogranadina, vinculados a diversas
disciplinas, tales como astronomía, taxonomía, botánica, fisiología
animal, vulcanología, geografía, hidrografía y cartografía entre otras; de
las cuales sintetizaremos algunas de ellas en cada caso, a manera de
ilustración.

En el territorio neogranadino una de sus tareas geográficas, consistió


en demostrar la conexión entre los ríos Negro y Orinoco y determinar
exactamente el punto de conexión. Tarea que cumple cabalmente
logrando identificar dicho punto en 2º 0’ 43’’ de latitud N.115

En relación a trabajos geológicos, recuérdese que Humboldt dio cuenta


de la Sabana de Bogotá, precisando sus características más relevantes,
lo que será a su vez la base de nuevos estudios sobre la Cordillera
Oriental,116 tal como ha quedado de manifiesto en su obra Mélanges de

114 Cf. Revista Carta de España, N° 665, Madrid, 2010; p. 10. En línea. [Consulta
realizada el 6-12-2013].
115 Cf. Von Hagen, V.W.: op. cit.; p. 151.
116 Cf. Espinoza Baquero, Armando: “Humboldt y las Ciencias de la Tierra”, en:

http://www.sogeocol.edu.co/documentos/humbold_01.pdf
[Consulta realizada el 09 -12-2013].

61
Géologie et de Physique Générale (1854). Y en relación a la
paleontología, sabemos que logró un abundante acopio de fósiles de
referentes de la Nueva Granada, que los donó a diversos paleontólogos
europeos; entre éstos: a Alexander Broiniart y Georges Cuvier. Entre
otros trabajos relacionados con la geología y geografía de Nueva
Granada, recuérdese también que analizó químicamente el aire
proveniente de los volcanes de Turbaco, llegando a la conclusión de que
la cantidad de nitrógeno que desprenden, no alcanza para afectar la
salud de la población del lugar. En rigor, el trabajo realizado en dicha
ocasión, Humboldt lo resumió en estos términos: “La prueba
eudiométrica realizada en un agua (agua de lluvia) que, como el agua
destilada, de 100 partes de gas nitroso muy puro absorbía 11 partes.
El aire de los volcanes contiene a duras penas 0.014 de oxígeno, pues
100 partes de gas nitroso absorbieron solamente 5 partes. El aire
atmosférico era ese mismo día en Turbaco (con cielo nuboso) de 0,267
de oxígeno o 105 grados eudiométrieos.”117

En cuanto a trabajos hidrográficos, recuérdese que Humboldt, visitó la


laguna de Guatavita, y tras ejecutar una desecación momentánea en la
misma, dejó de manifiesto que dicho lago que daba origen a la Leyenda
del Dorado donde se suponía que estaba la ciudad de oro, no mostró un
sustento empírico de tales riquezas. En relación a estudios
potamológicos, Humboldt a lo largo de su trayecto por el río Magdalena,
y luego de determinar la longitud de éste desde Honda hasta la Boca, en
130 leguas marinas o 371,020 toesas, siguió estudiando
sistemáticamente la corriente de los distintos lugares por los cuales
atraviesa el sabio alemán. Así por ejemplo, en Barranca Vieja,
determinó que el Magdalena en este punto, llevaba una corriente de 1,3

117 Alexander Von Humboldt en Colombia. Extractos de sus Diarios, Academia


Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Matemáticas, Bogotá, Colombia; p. 20.
Versión electrónica http://www.comunidadandina.org/bda/docs/CO-CA-0004.pdf
[Consulta realizada el 07-02-2014].

62
metros por segundo,118 y así sucesivamente hizo lo propio en otros
lugares.

Y en relación a incrementos referentes a una cartografía de Colombia,


tengamos presente que nos ha legado una Carta del Curso del Rio Meta
y de una parte de la Cadena oriental de montañas de la Nueva Granada,
donde deja de manifiesto la hidrografía y las características de la flora
de la provincia de los Llanos de las planicies de Casanare y de la
Cordillera Oriental.119 Y también la Carta del curso del río Magdalena
desde Honda hasta el Dique de Mahares (1801), para cuya confección
recibió importantes informaciones de parte de Francisco José de
Caldas, tal como ya lo ha destacado Nieto Olarte.120 Y nos ha dejado
también un Mapa de Colombia del relieve. Perfil de Alturas.121

Aunque Humboldt dedicó sus mayores esfuerzos a la geografía de las


plantas, a la vulcanología, a la geología, a la hidrografía y a la
potamología; desde el punto de vista taxonómico, Humboldt también
destacó diversos especímenes de la flora y fauna lo que hoy es
Colombia; entre los especímenes ictiológicos recordemos que identificó a
la raya sangradora, Rocher jaune y también nos ha dejado la diagnosis
del pez capitán, característico del altiplano de Bogotá y al cual le asignó
el nombre de Eremophilus mutusii. Con razón es considerado el
fundador de la ictiología andina a partir de 1805.122 También señaló
algunas características de aves tales como el Psittacus, o las
guacharacas Phaisanus guianensis. O algunos tipos de Passeres, y
118
Alexander Von Humboldt en Colombia. Extracto de sus Diarios preparados y
presentados por la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y la
Academia de Ciencias de la República Democrática Alemana, Edic. preparada por la
Flota Mercante Grancolombiana, Editado por Publicismo ediciones, 1982, Bogotá,
Colombia; p. 31.
119 Cf. Humboldt, A.: Atlas Geographique et Physique du Nouveau Continent, Paris,

1814.
120 Cf. Nieto Olate, Mauricio: Americanismo y Eurocentrismo, U. de Los Andes, Bogotá,

Colombia, 2010.
121 Cf. Humboldt, A.: Voyage aux Régions Équinoxiales: Atlas, plancha 7, Perfil del

camino de Cartagena de Indias a Santafé.


122 Cf. Maldonado-Ocampo, Javier et al.: Peces de los Andes de Colombia, Instituto de

Investigaciones de Recursos Biológicos “Alexander von Humboldt”, Bogotá, Colombia,


2005; p. 17.

63
Sittas de colorido plumaje, la tanagra, la fringílla.123 Pero, al parecer,
entre los referentes de la fauna neogranadina, los tipos de zancudos le
llamaron mucho la atención, no solo porque los tiene presente como
observables bióticos, sino que además porque debe defenderse de ellos y
de sus picaduras como explorador y viajero. Por eso no es extraño que
al menos haya descrito cuidadosamente dos tipos de éstos, indicando
sus propiedades, en estos términos:
“Culex lyanopterus, abdomine fusco piloso, annulis six albis notato, alis
caeruleis ciriatis, pedum extrimitate atrofusca annulis albis variegata”.
Y enseguida agrega:
“Culex lincatus. Humb. Violaceo-fuscensens, thorace lineolis lateralibus
argentéis longitudinaliter notato. Alae viras centes. Abdomen annulis
sex. Pedes posteriores cruribus albis extrimitate alba.”124

En relación a sus aportaciones de diagnosis sobre observables


botánicos, éstas son numerosas, como por ejemplo las descripciones de
diversas flores, plantas y árboles que lo asombraron cerca de Turbaco;
tales como las extensas plantaciones de plátano guineo o la presencia
de Bambúes, o los árboles de los manantiales como el Anacardium
Caracoli Mut. y la Ocotea Aublet, parecido al laurel.125 O también la
identificación de diversos árboles “útiles”, o que dan algunos frutos
tales como un tipo de ciruelo nativo el Spondias mombin, o el cocos
butyracea, o el crescente cujete, que hoy se ubica en la familia de las
bignoniáceas. También recordemos una planta que le llamó mucho la
atención en las cercanías de Río Vinagre, porque su tronco tenía una
pasta arenosa y esponjosa que servía de alimento para algunos
animales y eventualmente para los nativos; ésta es la Pourrutia
pyramidata, de la familia de las bromeliáceas y que ya la habían
descrito antes Hipólito Ruiz y José Pavón, en sus viajes por Perú.

123 Alexander Von Humboldt en Colombia. Extractos de sus Diarios., Academia


Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Matemáticas, Bogotá, Colombia; op. cit. p.
14.
124 Humboldt, A.: Cartas Americanas, Fundación Biblioteca Ayacucho, Caracas,

Venezuela, 1989; p.150.


125 Ibídem.; p. 15.

64
Además, Humboldt nos ha legado la diagnosis de distintas quinas, pero
hay que tener presente que muchas de las mismas, ya antes las había
descrito Mutis por ejemplo. Por eso no es extraño que el mismo
Humboldt le ponga mutisia a muchas de éstas quinas, recogidas de los
bosques de Nueva Granada para reconocer respetuosamente la
colaboración y la apropiación cognitiva de Mutis.126 En todo caso, desde
el punto de vista estadístico, también dejó consignado que Nueva
Granada exportaba anualmente a Europa 200.000 libras de cinchona
indígena.127

También realizó algunas observaciones astronómicas para determinar


las coordenadas de distintos lugares del derrotero del Río Magdalena,
como por ejemplo, la Isla del Cotorreo, el Regidor, Morales, Boca de
Nares, Guarumo, Paturria y Honda, entre otros.128 Además de
observaciones climatológicas y nivelaciones barométricas en general
sobre Nueva Granada, tal como lo hace constar en su Diario y en su
obra Viage a las Regiones Equinocciales del Nuevo Mundo.129 Así por
ejemplo, Humboldt señala que el pueblo de Mompós, de 14.000
habitantes, tiene una altura barométrica de 326,7 líneas en el mar
alrededor de las dos de la tarde. Luego 338 líneas; es decir que Mompós
está a 140 toesas sobre el mar.130 En rigor, Humboldt determinó
además, las coordenadas geográficas de muchos pueblos y ciudades
que visitó en el territorio de lo que hoy es Colombia; por ejemplo a
Cartagena la ubica a la longitud de 78° 4’ O. Y a Ibagué le asigna 4°

126 Cf. Humboldt. A.: Viage a las Regiones Equinocciales del Nuevo Mundo, Impr. en
Casa de Rosa, calle de Chartres Nº12, Paris, 1826, Introducción T.I; p. xvii.
127
Alexander Von Humboldt en Colombia. Extracto de sus Diarios preparados y
presentados por la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y la
Academia de Ciencias de la República Democrática Alemana; op. cit.; p. 29.
128 Cf. Arias de Greiff, Jorge: “El Mapa de Humboldt del Río Magdalena”, Rev.
Academia Colombiana de Ciencias, Bogotá, Colombia; 13 (51); p. 399.
129 Cf. Humboldt. A.: Viage a las Regiones Equinocciales del Nuevo Mundo, Impr. en

Casa de Rosa, calle de Chartres Nº12, Paris, Introducción T. I; p. xxviii.


130 Alexander Von Humboldt en Colombia. Extracto de sus Diarios preparados y

presentados por la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y la


Academia de Ciencias de la República Democrática Alemana; op. cit.; p. 31.

65
27’ 23’’ lat. y 77° 40’ long.131 A la cueva del Guaracho, le asignó una
altura de 424 toesas y la ubicó a 10° 11 de latitud. Al cerro Guadalupe,
en las proximidades de Santa Fé de Bogotá, le atribuyó una altura de
1706,9 toesas sobre el nivel del mar,132 y así sucesivamente realizó lo
propio con los distintos poblados o referentes geográficos que va
encontrando en su derrotero.

Lo anterior, por cierto, no es nada más que una apretada sinopsis del
trabajo científico de Humboldt en Colombia, pero nos permite ilustrar la
envergadura de su labor y de su aportación científica.

Características de la visión romántica de Humboldt

La visión romántica de Humboldt compromete a la naturaleza como un


ente protagonista de la historia, presenta la flora y fauna en interacción
con los nativos y lugareños; destaca lo vernáculo a ultranza y la enorme
diversidad de los exponentes de la vida en el continente. En esta
interpretación romántica se persigue conciliar el rigor, el apego a la
verdad, la información cuantitativa, la descripción cualitativa del
paisaje y la identificación de todas las fuerzas y formas de la vida para
captar la totalidad de la realidad, ora en el Nuevo Mundo, o en
cualesquiera otra parte del globo. Es una mirada que va desde el cielo a
la superficie de la tierra, observando aquí al hombre y su estructura
social y de aquí al centro mismo de la gea, tal como ya lo ha señalado
Labastida.133 Este enorme despliegue de objetos de estudios del mundo
natural, Humboldt lo consigue con una colaboración muy estrecha
entre ciencia y arte; por ello, “los poetas, los pintores y científicos se
unen en una aspiración común de reflejar lo real en forma
documentada y viva.”134 Es lo que hace Humboldt y que luego otros
científicos imbuidos de este paradigma, realizarán en distintos lugares

131 Ibídem.; pp.16 y 72.


132 Ibídem.; p.66.
133 Cf. Labastida, J.: “Una jornada de trabajo de Alexander von Humboldt: su método

científico”; Cuadernos Americanos, México, N°76; p.45.


134 Cf. Rojas Mix, Miguel; op. cit.; p.180.

66
de América y del mundo. En rigor, el paradigma exitoso del
romanticismo científico de Humboldt, se sintetiza en el juego
balanceado de su prosa descriptiva, sumado al dato estadístico duro y
al apoyo iconográfico.

El énfasis científico que complementaba las descripciones realizadas


por Humboldt, contribuyó a desmitificar las falsas ideas sobre los
especímenes y los nativos de América existentes en Europa, y el énfasis
artístico (pintura y dibujo), pretendió difundir mejor los conocimientos
sobre lo real en América e ilustrar o mostrar más fidedignamente lo que
los datos y las descripciones especializadas no pueden lograr por la
delimitación de su objeto de estudio. Así, dibujó algunos mapas, estudió
los volcanes, la gea, la agricultura, la ganadería, la minería, las
comunicaciones fluviales, la flora y la fauna americanas; escudriña
todo, desbordando la frontera entre la ciencia natural y la ciencia social,
“semantizando la flora, estableciendo el origen de los vientos, pero
también relacionando la topografía con los “monumentos indígenas”;
analizando lenguajes y tipos humanos”.135

Humboldt desautoriza la nominación de “bárbaro” para los nativos de


este continente, porque estima que tradicionalmente se ha venido
presentando tanto en la literatura especializada cuanto en la literatura
de viajes, únicamente un conocimiento parcial sobre los indígenas y
sobre el territorio del nuevo continente. Sostiene por tanto, la
conveniencia de recorrer América con fines científicos y exploratorios,
para obtener una visión globalizante en la cual los aspectos puntuales
que llaman la atención de viajeros y autores tengan un adecuado marco
para la comprensión de la naturaleza y cultura americanas. Gracias a la
disciplina por él fundada -la geografía de las plantas- el naturalista
alemán logra descubrir una serie de vinculaciones entre el clima, la

135 Sanhueza, Carlos: “Dos narraciones de la distancia: Un análisis comparativo de los


relatos de Alexander von Humboldt y Benjamín Vicuña Mackenna, en base a dos
elementos: la construcción de un discurso moderno y la conformación de una
identidad nacional en la América del siglo XIX”, Humboldt, Nº126, Bonn, Alemania,
1999; p. 40.

67
temperatura, los vientos y el desarrollo de las plantas; logrando así una
verdadera radiografía de la ubicación de las distintas especies de la
flora, en este continente y de Europa. En este sentido es uno de los
precursores de la ecología.

El romanticismo que en el ámbito de las ciencias representa Humboldt,


permitió mostrar claramente lo exótico, lo vernáculo de América. Así, en
sus explicaciones científicas por ejemplo en Viaje a las regiones
equinocciales del Nuevo Mundo, da cuenta de la belleza de los paisajes
de América, destacando la enorme diversidad de los exponentes de la
flora y fauna regionales, y la fuerza y el dinamismo de la bullente
naturaleza autóctona. Ello sin olvidar la presencia de los nativos en el
paisaje, insertos plenamente en su espacio natural. Lo propio sucede
también en su obra Vistas de la Cordillera y monumentos de los pueblos
indígenas de América.

Para la presentación de la nueva imagen de América, Humboldt recurrió


al dibujo y la pintura, como ya se ha mencionado; y por ello buscó la
colaboración de pintores y artistas como Mauricio Rugendas, Friedrich
Wilhelm Gmelin, Thomas Thibaut, Françoise Gerard, Pierre Jean
Françoise Turpin, Jacques Barraband y Eulalie Delile entre otros136. Así
logró traer a presencia el exotismo perdido de América, el silencio de
sus paisajes vernáculos; despertando así, el asombro de la comunidad
científica internacional. No en balde Humboldt está convencido que
para mostrar la fuerza de paisaje americano, hay que trabajar en
colaboración con el arte. Sólo la unión fructífera de la ciencia natural y
el arte, pueden retratar debidamente a los especímenes de la flora y
fauna americanas. América le debe a Humboldt y Rugendas la difusión
durante el siglo XIX, de los más hermosos cuadros sobre la naturaleza.

136 Löschner, Renate: “Ya que soy un inepto en cuestión de colores…” Las
ilustraciones de las obras de Humboldt influyeron en la imagen visual que se formó de
América en el Siglo XIX”, Humboldt, Nº126, Bonn, 1999; pp. 88-89.

68
En rigor, la nueva visión de América que presentó Humboldt tanto a los
europeos como a los propios americanos, obedeció a una estrategia
metodológica que conciliaba la prosa científica y los íconos. Esto es, la
superposición cuidadosa de descripciones de lugares específicos o de
referentes de la flora o fauna, y la representación gráfica o pictórica del
mismo. Esto es una característica del período, pues todas las
expediciones románticas contaban entre los miembros del equipo
científico, algún dibujante o ilustrador especializado, y ello continuó
durante el siglo diecinueve, hasta el aparecimiento de la fotografía. Esta
última reemplazará por ejemplo desde la década del 70 del decimonono,
a los antiguos dibujantes; empero, Humboldt no alcanzó a usar esta
herramienta de apoyo científico, como medio de presentación de la
naturaleza americana, pues como hemos señalado la muerte lo visitó
en Berlín en Mayo de 1859.

La naturaleza americana en la obra de Humboldt, es presentada a


través de esta hermandad de la ciencia y el arte; las imágenes fueron
cuidadosamente seleccionadas por el sabio alemán en vistas a su
corrección y concordancia con el objeto taxonómico, por una parte, y a
la variable estética por otra; esto es, que efectivamente muestra un
icono, pero no cualquier icono, sino una imagen cuidadosa en los
detalles y en el conjunto. En suma, siempre buscó una imagen
armónica, y con ello despertó en Europa el asombro por lo novedoso del
espécimen y el interés entre los miembros de la comunidad científica,
para la realización de nuevas exploraciones y viajes al continente
americano. Esta nueva visión de América que se expresa a través de la
ciencia gracias al discurso científico y a las ilustraciones supervisadas
por él, es continuada en el ámbito de la literatura gracias a los
innumerables exponentes románticos, que valoran el paisaje y la
conciencia de la soledad; entre ellos, en Chile: Andrés Bello, José
Victorino Lastarria y Alberto Blest Gana; en Venezuela, en el plano del
romanticismo como forma de vida: Simón Bolívar.

69
En rigor, toda Hispanoamérica quedó imbuida de la visión romántica
en el ámbito literario, artístico y cultural, cuyas expresiones se
extendieron a lo largo de todo el siglo XIX, paralelo al proceso de
consolidación de las repúblicas recién independizadas de la Corona
Española. Esa misma influencia romántica se estima que también
estuvo presente -en el plano científico- en otros viajeros y naturalistas
que durante el siglo decimonono hicieron los primeros aprontes de
clasificación de los distintos exponentes del cuerpo físico de América
Septentrional, Centroamérica y de América del Sur; v. gr., en la obra de
Claudio Gay en Chile,137 o de Thomas Belt en Nicaragua,138 o la de Karl
Sartorius sobre México; pero esto es todavía un tema que muy
recientemente se está abordando entre los historiadores de las ciencias
en nuestro continente.

137 Cf. Saldivia M., Zenobio: La Visión de la Naturaleza en tres científicos del Siglo XIX
en Chile: Gay, Domeyko y Philippi, Ed. Universidad de Santiago de Chile, Stgo., Chile,
2003.
138 Cf. Saldivia M., Zenobio: Una Aproximación al Desarrollo de la Ciencia en Nicaragua,

Bravo y Allende Editores, Santiago, Chile, 2008.

70
AGUSTÍN CODAZZI Y SUS APORTES COGNITIVOS EN LA
REPÚBLICA DE COLOMBIA

Zenobio Saldivia M., UTEM, Stgo., Chile y Maryorie Maya G., U. de


Antioquia, Medellín, Colombia.

Codazzi, sus primeros pasos y sus estudios

Giovanni Agustín Codazzi nació el 10 de julio de 1793 en la localidad de


Lugo, de la legación de Emilia Romagna, Estados Pontificios, en la
actual Italia. Hijo de Doménico Codazzi y de Constanza Bartolotti.139 Su
infancia transcurrió en una época turbulenta de la historia de Italia; en
efecto, tres años después de su nacimiento, los ejércitos napoleónicos
invadieron los Estados Pontificios y la ocupación napoleónica afectó la
vida de la familia Codazzi, puesto que su padre se dedicaba a la
fabricación y comercio de la seda, que era la única manufactura
importante para el siglo XVIII en la Italia del norte. Y en este contexto,
la política impuesta por Napoleón que pretendía favorecer la industria
francesa por sobre la italiana, hizo que esta última entrara en un franco
deterioro; ello, sumado a los altos impuestos y al bloqueo comercial
continental, impactó en el comercio de las sedas italianas que
dependían en este período principalmente del mercado británico. Por
ello, muy pronto sobrevienen dificultades económicas y las
enfermedades no tardaron en agobiar a esta familia.140 Uno de los
biógrafos de Codazzi, Nicolás Perrazo, sostiene que Agustín Codazzi
tuvo seis hermanos y hermanas, de los cuales cinco murieron en la
infancia.141

139 Codazzi, Agustín: Resumen de la Geografía de Venezuela, T. I., Biblioteca


Venezolana de Cultura, Caracas, 1940; Introducción; p.VII.
140 Sánchez, Efraín: Gobierno y Geografía. Agustín Codazzi y la Comisión Corográfica de

la Nueva Granada; Banco de la República, El Áncora Editores. Bogotá, 1998; p. 89.


141
Perrazo, Nicolás: Agustín Codazzi (1793-1859), Caracas, 1956; pp. 5-6.

71
Codazzi en su niñez recibió lecciones de Pier Matteo Zappi, un hombre
ciego, que le habría enseñado los rudimentos de gramática y latín. De
esta educación temprana, según se presume, pasó a los dos ciclos
bienales de la Scuole Elementari de Lugo, seguidos por cuatro años de
Scuole Ginnasiale, donde aprendió más gramática, más latín,
humanidades y retórica.142

Pero la ocupación napoleónica si bien afectó a la familia del joven


Codazzi, también lo estimuló para buscar nuevos horizontes. Así, luego
de un breve período como escribano en el Juzgado de Paz de Lugo,
decide abandonar su patria y enrolarse en la milicia. Por ello, en 1811
a la edad de 18 años, el joven Codazzi se presenta en Bolonia como
voluntario ante el mayor Pier Damiano Armandi, del Real Teggimento d’
Artiglieria a Caballo, quien lo asigna a la Academia de Pavía.143 Y dos
años después, ya integrado a las fuerzas napoleónicas y al igual que
todo el ejército italiano, se encuentra combatiendo en la Campaña de
Alemania, donde se destacó en distintas batallas. En 1818, decide viajar
a América motivado por la simpatía que despertó en su espíritu la gesta
de los países del Nuevo Mundo. Por ello tras arribar en Baltimore, en
Estados Unidos, casi de inmediato principió a combatir a favor de los
independentistas de América Meridional, entre 1819 y 1822. Al año
siguiente regresó a Italia pero no logró acomodarse y por ello volvió a
América en la primavera de 1826; donde poco después el vicepresidente
de Colombia, Francisco de Paula Santander, lo nombró comandante de
artillería.144

En cuanto a su formación como geógrafo, el propio Codazzi no nos ha


dejado testimonio alguno, aunque sí existen evidencias acerca de su
gran facilidad para las operaciones geodésicas y topográficas. Al
enrolarse en el Regimiento de Artillería a Caballo, Codazzi no solo

142 Magnani, Domenico: Biografía de Agustino Codazzi, Tipografía del Lavoro, Lugo,
1880, p. 2.
143 Ibídem.; p.3.
144 Ibídem.; p.7.

72
ingresó al mundo de la milicia, sino que también al mundo de los
mapas y de la cartografía en general. Su entrenamiento como artillero y
como topógrafo, debe haber tenido lugar desde fines de 1811 hasta
principios de 1813 en la Scuola Teorético-Pratica d’Artiglieria de Pavía.
En este hito evolutivo de Italia, todo soldado, suboficial u oficial del
cuerpo de artillería, tenían la obligación de asistir a la Escuela Teórico
Práctica y éste es, sin duda, argumento suficiente para afirmar que
Codazzi tuvo allí su aprendizaje inicial en cuanto al conocimiento de las
ciencias de la tierra.145 Tales enseñanzas, giraban en torno a
asignaturas prácticas, esenciales para la formación de un buen
artillero; v. gr.: redacción de informes, diseño de trigonometría para el
dibujo de mapas, matemáticas para el cálculo de la trayectoria de
proyectiles, métodos prácticos para medir superficies, descripción y uso
de la escuadra de agrimensura, los principales métodos para medir el
área irregular, métodos prácticos de aproximación para la medida de
prismas truncados de una elevación o depresión del terreno, reducción
aritmética y gráfica de un ángulo en el horizonte, y otras; es decir, todas
las técnicas necesarias para confeccionar adecuadamente un mapa.146
Lo anterior, aseguraba un alto nivel de enseñanza basada en una
política estricta de selección de profesores y conferencistas,
normalmente procedentes de las universidades de Bolonia y de Pavía.147

Su metodología de trabajo

Tratar de reconstruir el pensamiento geográfico y el método de trabajo


cartográfico de Agustín Codazzi, no es tarea fácil, debido a que sus
observaciones en estas materias son escasas y sus notas están
dispersas entre sus manuscritos y obras publicadas. Empero, Codazzi
por su formación en Pavía, (entre 1811 y 1813) que era esencialmente
matemática y orientada hacia la medición de superficies -como

145 Sánchez, Efraín: Gobierno y Geografía. Agustín Codazzi y la Comisión Corográfica


de la Nueva Granada; op. cit.; p. 94.
146 Ibídem.; p. 95.
147
Ibídem.; p. 94.

73
mencionamos con antelación- y por sus contactos con oficiales
franceses durante las guerras napoleónicas, en contra de Alemania,
deber haber aprendido muchos conocimientos cartográficos. Por todo lo
cual, estaba en óptimas condiciones para aplicar los conocimientos de
este tipo luego en el Nuevo Mundo. Una dificultad adicional, para hacer
esta evaluación, es el hecho de que los análisis que hasta hoy se han
realizado de sus mapas; particularmente los de Alfred Hettner y
Francisco Javier Vergara y Velasco, son superficiales, y se refieren a la
Carta General y al Atlas de los Estados Unidos de Colombia elaborados
por Manuel Ponce de León y Manuel María Paz, publicados en 1865.
Estos mapas, ofrecen una visión parcial y en gran medida distorsionada
del trabajo de Codazzi. No es mucho lo que dicen Hettner y Vergara
sobre los métodos de Codazzi. El primero, afirma que en la
construcción de su carta el sabio italiano “utilizó los puntos
astronómicos de Humboldt para la determinación de coordenadas
geográficas de ciertos lugares, y por lo demás parece basada en
levantamiento de ruta y por lo mismo tiene considerables errores en la
ubicación de los pueblos”.148 Y Vergara y Velasco, por su parte, señala
que Codazzi “procedía levantando el plano de una red de itinerarios,
siempre de mallas muy abiertas, sobre el cual apoyaba, mediante
rápidas triangulaciones, los puntos aledaños de importancia,
completando el resto de la topografía por informes de los conocedores,
excursiones breves, documentos locales, etc.”149

En rigor, el número de puntos astronómicos de latitudes y meridianos


establecidos por Codazzi durante sus exploraciones por Venezuela, fue
considerable: determinó 1.002 puntos, 58 de los cuales se pueden
equiparar con los cálculos de Humboldt y Boussingault. También
determinó, la altura de 1.054 puntos con barómetros Fortin. Estos
datos sobre las alturas permiten una clara visión del relieve del espacio

148 Hetter, Alfred: La cordillera de Bogotá. Resultados de viajes y estudios, Traducido


por Ernesto Jul., Bogotá, 1966; pp. 24-25.
149 Vergara y Velasco F. J.: Memoria sobre la construcción de una Nueva Carta

Geográfica de Colombia y de un Atlas completo de geografía colombiana, Bogotá, 1906;


p. 21.

74
que debe quedar consignado en los mapas; Codazzi también observó
con cuidado y continuidad los fenómenos climáticos y además fue muy
cuidadoso con los datos estadísticos de la población, pues no se limitó a
consignar los más conocidos sino que partiendo de aquella información,
hizo sus proyecciones.150 Y desde el punto de vista del apoyo
bibliográfico en relación a su trabajo sobre Venezuela, utilizó las fuentes
previas de José Luis de Cisneros: Descripción Exacta de la Provincia de
Benezuela (1764); el texto de Francisco Depons: Viaje a la Parte Oriental
de Tierra Firme (1806), y el trabajo de Alexander Humboldt: Viaje a las
Regiones Equinocciales del Nuevo Continente (1799-1804), con lo cual su
obra geográfica y cartográfica va adquiriendo su perfil.151 Estas y otras
obras de Humboldt lo van marcando fuertemente para articular su
propia visión geográfica de Venezuela y Colombia.

Con razón, más tarde en París, el 15 de marzo de 1841, el matemático y


físico Dominique François Jean Arago, el geólogo Elie de Beaumont y
otros científicos que respaldaron el trabajo de Codazzi, en la Academia
de Ciencias de París y en el Instituto de Francia; enfatizaron mucho en
los métodos rigurosos utilizados en el levantamiento cartográfico por el
militar y geógrafo, destacando que el oficial Codazzi había utilizó los
puntos astronómicos determinados por Fidalgo y Humboldt,
estableciendo las horas, mediante cronómetros muy bien instalados.152

Pero dejando a un lado estos aspectos, Codazzi debió tener un gran


talento para poder representar cartográficamente una región desde un
solo punto de observación tan correctamente y hasta en sus últimos
detalles, y para usar acertadamente la información de la gente común;

150 Cf. Codazzi, Agustín: Memorias, Documento electrónico.


http://www.lablaa.org/blavirtual/biografias/codazzi-1/indice.htm Consulta: [6-07-
2013].
151 Cf. Venegas F., Pascual: Viajeros a Venezuela en los siglos XIX y XX, Ed. Monte

Avila, Caracas, Venezuela, 1973; p.40.


152
Cf. Codazzi, Agustín: Memorias, Documento electrónico; op. cit.

75
recurso metodológico muy utilizado desde fines del Siglo XVIII y
comienzos del XIX.153

La influencia de algunos maestros en ciencias de la tierra

En cuanto a las influencias que recibió Codazzi para la posterior


ejecución de su trabajo cartográfico, están los aportes de Humboldt y
Boussingault. Al respecto, el propio Codazzi ha señalado: “…a
Humboldt le debemos los mapas, además del ordenamiento de nuestras
más importantes plantas, sin olvidar aquí a Bonpland, quien lo
acompañó en su trascendental viaje. Boussingault, como botánico y
químico, nos enseñó sobre los productos de nuestra propia tierra.
Roulin enriqueció, a fuerza de ágil observación y de exactas
descripciones, los catálogos europeos con maravillosos ejemplares de
nuestro mundo animal”. 154

Codazzi -para articular sus trabajos- además de las obras ya


mencionadas de Cisneros, Depons y Humboldt, consiguió también
algunas obras cartográficas: Una de Humboldt, que contenía los
levantamientos cartográficos del camino de La Guaira a Caracas, los
cuadros sobre el desplayamiento del río Orinoco, y los viejos mapas de
éste, también los dibujos de toda la subcuenca del Orinoco, además de
los ríos Atabapo, Casiquiare, Negro, Apure, Meta, Caura y Guaviare.
Después en Santafé de Bogotá, el Ministro del Interior Don Pedro
Alcántara Herrán, que se interesaba mucho por los trabajos de Codazzi,
le aportó un mapa especial de Roulin y el Atlas de la extinguida
Colombia, publicado en 1827 en París, que contenía, además de un
mapa general del viejo territorio colombiano, cartas de los doce

153 Justamente en este mismo ensayo, en el capítulo sobre Mutis, señalamos que este
recurso a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, era utilizado como complemento
metodológico por sabios como Juan Ignacio Molina, José Celestino Mutis y Claudio
Gay entre otros.
154
Codazzi, A.: “El orijen del Magdalena i la Comisión Corográfica”, en: El Porvenir, Sta.
Fé de Bogotá, N°117, 1 de Dic. de 1857.

76
departamentos en que se dividía, no sin valor, pero sí carentes de bases
científicas y en las cuales figuraba Restrepo como autor.155 Luego, años
después, tras la lectura de algunas obras de Humboldt, Codazzi se
enteró de un trabajo reciente del alemán Robert H. Schomburgk, quien
-al servicio de Inglaterra- había explorado durante casi cinco años la
región de las Guayanas y acababa de publicar en Londres los
resultados de tales exploraciones científicas, donde se apreciaban
descripciones relativas a la geografía de la cuenca del Orinoco, entre
otros lugares. Codazzi, por tanto, decide seguir la pista a estos trabajos,
probablemente la Descripción de la Guyana británica (1840). No
olvidemos que Codazzi admiró el trabajo de Humboldt y que se apoyó
mucho en la obra Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo
Continente (1799-1804) -como ya hemos mencionado- y siempre lo
consideró su maestro. Y a su vez, Humboldt también le reconoce a
Codazzi su esfuerzo por describir el corpus geográfico de Venezuela y
Colombia, tal como se lo hace saber en una conceptuosa carta del 20 de
junio de 1841.156 Así que es un reconocimiento mutuo y caballeresco.

Sus aportes científicos

Codazzi realizó numerosas contribuciones científicas que se ubican en


disciplinas tales como la geografía, la orografía, la hidrografía, la
potamología, la topografía y la cartografía; pero su obra no se constriñe
a un solo país, toda vez que realizó exploraciones y tareas científicas
tanto en Venezuela como en Colombia, inmerso en los procesos políticos
de consolidación republicana de ambos países. Por ello, analizaremos
parcialmente los aportes científicos de este militar-geógrafo en relación
a Venezuela y luego profundizaremos sobre sus conquistas cognitivas
relativas a Colombia.

155 Cf. Codazzi, Agustín: Memorias, Documento electrónico; op. cit.


156 Cf. Vannini de Gerulewicz, Maritza: “Afectos científicos italianos”, en: Erickson, R.;
Font, M.; Schwartz, B., (Coordinadores): Alexander von Humboldt. From the Americas
to the Cosmos, Bildner Center for Wester Hemisphere Studies, New York, 2004; p. 537.

77
Algunas contribuciones científicas en Venezuela

En Venezuela en 1826, como se ha señalado, es nombrado comandante


de Artillería, con sede en Maracaibo. Luego, es designado jefe de la
división de matemáticas en la Escuela Militar de Caracas y
posteriormente profesor de ciencias de artillería. Más tarde el Presidente
de la República de Venezuela, lo designa miembro de su Estado Mayor y
le asigna la confección de una Geografía Estadística de la República y
de un Atlas cartográfico de todas las provincias de la joven república.157
Sin embargo, todo este tratamiento preferente no logró satisfacer las
necesidades apremiantes para el grabado e impresión de su obra
geográfica en curso, por lo que recurrió a principios de 1840 al
Congreso de Venezuela, y éste ordenó el 16 de marzo, disponer de la
suma de diez mil pesos para el proyecto, siempre y cuando se
consiguiera un fiador para devolver el dinero en caso de incumplimiento
del contrato. Esta fianza la asumió Don Martín Tovar y Ponte, uno de
los hombres más respetados de Caracas, con lo cual la empresa de
Codazzi quedó totalmente asegurada.158 Empero, en la joven República
de Venezuela no se contaba aún con los medios técnicos especializados
para este tipo de impresiones, de modo que Codazzi, su familia y sus
colaboradores y amigos Rafael María Baralt y Ramón Díaz, se
embarcaron, el 11 de julio de 1840, rumbo a Europa, para finiquitar
sus grabados en París.159 Codazzi, acomodado ya en París con su
familia, principia con sus colegas el trabajo de tres tomos que abarcaría
la historia política y geográfica de Venezuela. Codazzi, por lo pronto,
presentó las planchas originales de sus mapas a las personas
entendidas, antes que sufrieran deterioro: entre éstos al físico
Dominique François Jean Arago; quien presentó a su vez, dichas
planchas a la Sociedad Geográfica. Por su parte, el 4 de septiembre, el
naturalista Sabine Berthelot informaba en dicha entidad que el coronel

157
Cf. Magnani, Domenico: Biografía de Agustino Codazzi; op. cit.; p. 8.
158 Cf. Codazzi, Agustín: Resumen de la Geografía de Venezuela; T. I., op. cit.; p. XIX.
159 Ibídem.

78
Codazzi, procedente de Puerto Cabello, había viajado a Francia por
encargo del gobierno de Venezuela para hacer grabar e imprimir su
gran Mapa de Venezuela y su Atlas ordenado por provincia. Dicha
institución honró a Codazzi, nombrándolo socio. Y en general, todos los
miembros de esta institución “admiraban su obra y lo elogiaban del
modo más sincero”.160
El Atlas Físico y Político de la República de Venezuela, se publicó en
1840 y entre los mapas que incluía, figuraban:
-Campañas de Independencia en Venezuela, Nueva Granada y Quito.
1819-1820.
-Campañas de Independencia en Ecuador, Perú y Bolivia. 1823-1826.
-Capitanía General de Venezuela.1810.
-Provincia de Guayana, Cantón Caycara,
-Provincia de Guayana, Cantón Angostura; además de los mapas de las
distintas provincias que existían a la fecha de publicación del Atlas en
comento.161

A su vez, el Resumen de la Geografía de Venezuela se publicó en 1841.


Esta obra estaba destinada especialmente a apoyar la instrucción
pública y perseguía también dar cuenta ilustrada de los avatares de la
historia política de Venezuela, amén de consignar la descripción
geográfica de ese país. El libro parte dando cuenta de la geografía física,
desde la situación geográfica de Venezuela y las provincias de la época,
límites políticos, hoyas hidrográficas, superficie, aspectos orográficos,
descripción de flora y fauna. Luego, sigue la geografía política
enfatizando en la población, antecedentes históricos y etnográficos. Y
finalmente la detallada geografía y divisiones territoriales y sus
producciones de cada una de las provincias de la época: Caracas,
Carabobo, Barquisimeto, Coro, Maracaibo, Trujillo, Mérida, Barinas,
Apure, Barcelona, Cumaná, Margarita y Guayana.162 Desde la

160 Ibídem.
161 Cf. Atlas Físico y Político de la República de Venezuela, Lithographie de Thierry
Freres, Paris, 1840.
162 Cf. Codazzi, Agustín: Resumen de la Geografía de Venezuela; op. cit.; T. I, II, III.

79
perspectiva contemporánea de la historia de la ciencia, llama mucho la
atención la cuidadosa identificación de los especímenes florísticos,
herbáceos, arbóreos, que señala y sintetiza el autor. Y lo propio se
observa en relación a los exponentes de la fauna venezolanis. Al
respecto, sabemos que recibió la colaboración de los sabios Roulin y
Berthelot y de estudiosos adscritos al Museo mejicano, para estos
tópicos;163 pero aún así, es impresionante el acopio descriptivo y la
inserción bien estructurada de tales referentes en esta obra. Es un
verdadero catastro que complementa la información geográfica del
cuerpo físico del país.

En rigor, Codazzi entre los años 1830 a 1840, prácticamente da cuenta


geográficamente de más de un millón y medio de kilómetros
cuadrados,164 si tenemos presente que en este período nuestro científico
se desplazaba por la República de la Gran Colombia. Y luego ya
específicamente en lo que hoy es la República de Colombia, por ejemplo
entre 1849 a 1855, sabemos que recorrió más de veinte mil kilómetros
de vías fluviales y terrestres; tomando centenares de cotas y
determinando las coordenadas de puertos, montes, aldeas y pueblos.

Codazzi y sus logros científicos en la joven República de Colombia

En 1849 desde la gobernación de la provincia de Barinas, Codazzi tuvo


que enfrentar de nuevo la inestabilidad política y se ve obligado a salir
de Venezuela. Entonces, dado este estado de cosas, decidió aceptar la
propuesta del general Tomás Cipriano de Mosquera, a la sazón
Presidente de Nueva Granada durante su primer período (1845-1849),
para trabajar en el Colegio Militar y desempeñarse como geógrafo. Otra
vez, Codazzi llegaba a un país agitado por las tensiones políticas y las
guerras civiles. Igualmente, arribaba a un país donde la exploración del
territorio con estatuto científico y el manejo del espacio y el

163 Cf. Codazzi, Agustín: Resumen de la Geografía de Venezuela; op. cit.; T. I.; p. 3.
164 Cf. Venegas F., Pascual: Viajeros a Venezuela en los siglos XIX y XX; op., cit.; p. 39.

80
conocimiento del cuerpo físico, eran una preocupación relevante para
las autoridades que requerían información para futuras decisiones
administrativas y/o para la formulación de leyes; o simplemente para
elegir eventuales lugares para asentamientos humanos y/o para
aprovechar los recursos naturales, o para el control regional.165

La diferencia que encontró Codazzi entre Nueva Granada y Venezuela


desde el punto de vista científico, se centra básicamente en el hecho de
que en Nueva Granada existía una trayectoria científica y cultural más
notoria que en Venezuela, y además porque en Nueva Granada el
quehacer científico tenía una tradición más colegiada, de mayor
preocupación por el trabajo en equipo, tal como observó luego el propio
Codazzi, al interactuar con los miembros de la Comisión Corográfica en
dicho país, tras asumir la dirección de la misma. A diferencia del
trabajo individual realizado por Codazzi en Venezuela, en la actual
Colombia, desde un principio asumió una labor colectiva y altamente
especializada: debió interactuar con geógrafos, cartógrafos, botánicos,
pintores y escritores que estaban dispuestos a cumplir las altas
exigencias científicas, administrativas y normativas, y deseosos de
obtener los mejores resultados.

En este contexto, Agustín Codazzi asumió la dirección de la Comisión


Corográfica en 1850, encargado fundamentalmente de la parte
geográfica y cartográfica de la misma. Dicha Comisión tuvo su génesis
en una iniciativa del general Tomás Cipriano de Mosquera, quien logró
convencer al militar y científico italiano para que la ejecutara. Para ello,
el coronel Codazzi debió recorrer las diferentes provincias de Nueva
Granada entre 1850 y 1859.
En cuanto al equipo humano y científico de la Comisión propiamente
tal, recordemos que en la Dirección estaba Codazzi y que también era el

165Cf. Gómez G., Lucella: “Codazzi, Agustín” Documento electrónico:


<http://www.lablaa.org/blavirtual/biografias/codaagus.htm> Consulta: [18-12-
2013].

81
encargado de la parte geográfica y cartográfica de la misma. En lo
administrativo por su parte, quedó en una primera etapa, el abogado
Manuel Ancízar, quien fue además el secretario del jefe de la Comisión,
y también en lo científico debía responsabilizarse de la confección de
estadísticas y de dar cuenta de los aspectos costumbristas y de la vida
social y cultural de Colombia, hasta 1852. El médico José Jerónimo
Triana, a su vez, asumió como responsable del acopio de un herbario y
de los estudios de la flora; por su parte, el acuarelista Carmelo
Fernández, el pintor Enrique Price y el cartógrafo y pintor Manuel María
Paz; participaron como los dibujantes y cartógrafos de la Comisión. Por
su parte, el educador Santiago Pérez continuó en 1852 con las
actividades encargadas previamente a Manuel Ancízar; y tras la muerte
de Codazzi en 1859, el periodista y geógrafo Felipe Pérez, continúa este
esfuerzo cartográfico y geográfico iniciado por Codazzi, tomando
apuntes de los cuadernos del militar italiano y complementándolos con
su propio acopio de datos históricos y geográficos, hasta publicar en
1863 la Jeografía Física i Política de los Estados Unidos de Colombia
General. Y a su vez, en 1865, publicó también la Jeografía Jeneral de
los Estados Unidos de Colombia escrita de orden del Gobierno Jeneral. Y
luego en 1889, publicó en París el Atlas Geográfico e Histórico de la
República de Colombia; cerrando así el ciclo de los resultados científicos
esperados de la Comisión Corográfica.166

En rigor, en esta mega-comisión que además fue muy cambiante,


trabajaron: Agustín Codazzi, (geógrafo-cartógrafo); Tomás Cipriano de
Mosquera, (político y difusor científico, aspectos normativos), Manuel
Ancízar, (Estadístico, secretario hasta 1852); Manuel Uribe Ángel
(médico, geógrafo); Joaquín Esguerra; Francisco Vergara y Velasco;
Eliseo Reclus; Ángel María Díaz Lemos;Carmelo Fernández (acuarelista
y detalles gráficos 1850-1852);José Jerónimo Triana, (herborista);Carlos

166Cf. Patiño M., Carlos A.: “Agustín Codazzi: Precursor de la Geografía en Colombia”,
en línea:
http://observatoriogeograficoamericalatina.org.mx/egal9/Teoriaymetodo/Investigacio
n/02.pdf [consulta: 13 -04-2013].

82
Martínez Silva, (periodista, escritor);Enrique Price (acuarelista);Santiago
Pérez (educador, secretario a partir de 1852);Sergio Arboleda; Juan
Manuel Royo; y Felipe Pérez (geógrafo y periodista, desde 1864);Manuel
María Paz (pintor y cartógrafo, desde 1853); Manuel Ponce (ingeniero,
desde 1859), y eventualmente Domingo y Lorenzo Codazzi; entre
otros.167

La Comisión Corográfica organizada bajo la dirección de Agustín


Codazzi, por tanto, fue el proyecto cartográfico más ambiciosos que se
acometiera en este período de mediados del siglo decimonono en
Colombia y permitió hacer el mapa del país mediante una serie de
levantamientos parciales. Es importante comprender que dicha labor se
dio en el marco de un proyecto político decimonónico, el cual buscaba
conocer la geografía nacional y favorecer el proceso de administración
de las antiguas provincias de Nueva Granada. Dicha Comisión fue
también institución que continuó el trabajo de exploraciones,
descripciones e inventarios, sobre el cuerpo físico del país, iniciado
antes con Mutis en 1783, pero ahora bajo el sello político de la
República de Nueva Granada y asentando así un antecedente de gran
importancia en la trayectoria geográfica y en la investigación científica
colombiana.

Y en este contexto, Agustín Codazzi descolló como el hombre apropiado


para inventariar, describir, clasificar y cartografiar todo el territorio de
la actual República de Colombia. La selección de este militar y científico

167 Los miembros de la Comisión Corográfica aquí indicados, han sido tomados a
partir de: Agustín Codazzi, Vida y empresas de un geógrafo Emiliano-romagnolo en la
América Tropical; Serie Multimedial editada por Turchi, María Cristina, en línea:
http://www.codazzi.mitreum.net/es/biografia/biografia.php Fecha de consulta: [18-
11-2014]. Y también de: Villegas V., Álvaro: “El Difícil arte de gobernar la Nueva
Granada: Biopolítica y Proyecto Letrado en la Comisión Corográfica, 1850-1859”; Rev.
Historia, PUCCh, Stgo., N°46, Vol. II, 2013; p. 448. Y también de: Gómez G., Lucella:
“Codazzi, Agustín” Documento electrónico; op.cit. Y de Domínguez, Camilo Arturo:
“Felipe Pérez (1836-1891): geógrafo e iniciador de la novela histórica en Colombia”, en
línea:
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/septiembre1991/sept
iembre4.htm Fecha de consulta: [25-11-2014].

83
italiano para dicha empresa, por parte del general Tomás Cipriano de
Mosquera, no fue utópica; sino más bien muy pragmática, realista y
política. En efecto, Codazzi contaba a su haber con obras similares
realizadas en Venezuela, tales como: la Geografía de Venezuela y el
Atlas físico y político de Venezuela; obras celebradas por la Academia de
Ciencias de París y la Sociedad Geográfica de Francia,168 tal como ya lo
hemos destacado. Y también porque Codazzi como militar, tenía ya de
partida, un amplio conocimiento de los planes de defensa, fortificación y
levantamiento de planos y mapas, adquirido en los distintos conflictos
armados de Venezuela y además como resultado de su formación como
ingeniero militar en Europa, estaba debidamente formado para realizar
tales registros. Por lo anterior, creemos que no hubo tanta generosidad
de Mosquera para la designación de Codazzi como director; sino más
bien realismo puro.

Algunos rasgos epistémicos y metodológicos descriptivos de los


incrementos cognitivos de Codazzi

Codazzi, tras asumir la dirección de la Comisión Corográfica, inicia la


mega-empresa científica itinerante, con una serie de actividades que
incluían tanto los viajes de observación, la recolección y descripción de
especímenes, cuanto la medición y descripción lo más completa posible
de cada una de las regiones estudiadas.169 Y ante la imposibilidad de
mencionar todos los logros de esta Comisión en disciplinas tales como
la cartografía, topografía, orografía, potamología, hidrografía,
climatología, estadística, sociología, comunicaciones y otras; nos
limitaremos aquí a analizar su método de presentación o su modus
operativo. Esta es esencialmente descriptiva, cualitativa y cuantitativa
regional y local. Para ello seleccionamos a continuación algunas de sus
principales presentaciones sobre lugares relevantes de la actual
Colombia.

168 Cf. Codazzi, Agustín: Memorias, Documento electrónico; op. cit.


169
Cf. Gómez G., Lucella: “Codazzi, Agustín” Documento electrónico; op. cit.

84
Así entonces, desde el punto de vista geográfico, para comprender mejor
este estudio holístico que va dando cuenta de las distintas provincias
de la actual República de Colombia, tengamos presente que su
estructura metodológica descriptiva, es muy completa y cubre al menos
8 puntos con los cuales va construyendo la imagen físico-hidrográfica y
social de la república. Estos son: una sinopsis con los antecedentes
histórico-políticos de cada provincia; la indicación de la población
existentes y las respectivas coordenadas geográficas; los límites de la
provincia; la presentación de las características orográfica relevantes; la
identificación de las propiedades y peculiaridades hidrográficas de cada
provincia; las características del clima regional; la división político y
religiosa regional; y el detalle cuidadoso de las vías de comunicación y
los avances agrícolas e industriales de cada provincia. Así, su prosa
geográfica, organizada bajo esta estructura, va dando cuenta de todas
las ciudades, pueblos, aldeas, montes y volcanes y sus coordenadas
geográficas, y lo propio hace con los ríos, lagos y lagunas y la
temperatura y pluviosidad de estas regiones; amén del detalle
cuidadoso sobre los referentes bióticos exógenos y endógenos de cada
provincia. Y además, considerando siempre los aspectos que puedan
servir al desarrollo de lo que hoy día denominamos agroindustria. Y al
igual que casi todos estos exploradores que recorrieron América Central
y América Meridional, destacó notoriamente los aspectos relacionados
con la vida social, las costumbres y la vestimenta; entre tantos y tantos
otros. No en balde la Comisión Corográfica nos ha legado hermosos
retratos, escenas costumbristas, paisajes e ilustraciones de la Nueva
Granada de la segunda mitad del Siglo decimonono; al respecto
recordemos los retratos de corte sociológico del antiguo militar y pintor
Manuel María Paz tales como “Notables de la Capital”, o “”India y
mestizo. Provincia de Pamplona”, o “Comerciante y minero. Provincia de
Neiva”, por mencionar algunos.170

170Cf. Tobar G., Oscar: “La obra pictórica de Manuel María Paz y la Comisión
Corográfica”: En línea:

85
Así por ejemplo, en relación a la provincia de Soto, luego de cumplir con
lo referente a la sinopsis histórico-política de la provincia, señala lo
relativo a la población en estos términos. “Piedecuesta, ciudad de 4.000
almas, fundada en 1774 al abrigo de la mesa de Jerira, es la capital de
la provincia, la cual se halla entre los 60 30’, 70 35’ de latitud Norte, y
00 13’ 50’’ y 10 longitud oriental del meridiano de Bogotá. Su territorio
es de forma irregular, más largo que ancho, midiendo el contorno 87
leguas granadinas por distancias directas.”171 Y en relación al tercer
punto relativo a los límites, acota. “Confina esta provincia con la de
Ocaña, Santander, Pamplona, y Socorro inmediatamente, y por medio
del Magdalena, con las de Córdova, y Mompós en pequeña parte.”172 Y
en cuanto al punto referente a la hidrografía, señala: “El Lebrija, por su
largo curso y el caudal que lleva, ocupa el primer lugar entre los ríos d
esta provincia. Tiene su nacimiento, a 3.050 metros de altura en la
mesa de Juan Rodríguez, al N.O. de Piedecuesta; pasa por los arrabales
de esta ciudad, y recibe el río del Hato, que viene de la misma serranía y
comienza en las filtraciones de la laguna Encantada, puesta en la
cumbre, y al aproximarse a Jirón, le tributa el Río-frío, proveniente del
páramo así llamado…”173 Y así sucesivamente Codazzi, va cubriendo los
puntos señalados con una penetrante descripción cualitativa y
cuantitativa, tanto para esta provincia cuanto para todas las de la
república. En rigor, recorre, explora y describe el corpus geográfico y
biótico de las provincias de Soto, Santander, Pamplona, Ocaña,
Antioquia, Medellín, Socorro, Vélez, Tundama, Tunja, Córdoba,
Mariquita, Barbacoas, Buenaventura, Cauca, Chocó, Popayán, Pasto,
Túquerres, Bogotá, Casanare, Caquetá y Neiva.

http://www.rtspecialties.com/tobar/conex1/ostogo/mmpaz.htm Consulta: [ 10-03-


2014].
171 Codazzi, Agustín: Jeografía Física y Política de las Provincias de la Nueva Granada,

Comisión Corográfica, Publicaciones del Banco de la República, Archivo de la


Economía Nacional, Bogotá, 1958; en línea:
http://intranet.comunidadandina.org/Documentos/BDA/co-ca-0002.pdf Consulta:
[10-12-2013]
172 Ibídem.
173 Ibídem.

86
Uno de los aspectos que adquirió mayor trascendencia en el trabajo de
Codazzi, fue la necesidad de alcanzar un conocimiento geográfico de las
regiones de Colombia y enfatizar en la conveniencia de contar con las
vías de comunicación. Dicha preocupación ya había sido expresada y
enfatizada por los sabios neogranadinos de principios del siglo XIX,
como por ejemplo Francisco José de Caldas, quien en distintas
comunicaciones publicadas el Semanario del Nuevo Reyno de Granada,
ya había aludido a estos temas, destacando la situación geográfica
privilegiada de Nueva Granada que le permite contar con puertos en el
Atlántico y en el Pacífico destacando la abundancia de sus productos
como un medio de conectar e integrar a la república a través del
intercambio comercial.174 Los planteamientos de Codazzi, por su parte,
muestran un enfoque novedoso sobre las vías de comunicación. En
efecto, este militar y geógrafo sugiere la conformación de un sistema de
mercados y su relación con la consolidación del Estado. Codazzi señala
al respecto, la conveniencia de interconectar las regiones entre sí como
parte de un trazado nacional y no conectarlas individualmente con el
extranjero, como se venía haciendo hasta entonces.175

Inmigrantes para el progreso

Otro de los asuntos que interesó a Codazzi fue el de las inmigraciones;


tema que apasionaba a muchos autores y políticos decimonónicos y del
cual Codazzi no podía abstenerse. En efecto, es sabido que desde
mediados del Siglo XIX, en la mayoría de las jóvenes repúblicas de
América se creía que el incremento de inmigraciones de europeos
traería aparejado para los habitantes de estos países, la consecución de
riquezas y la obtención de los ideales de civilización y de progreso
generalizado. Esto se percibe claramente en Chile desde la década del

174 Vd. Por ejemplo: Caldas, Francisco José: “Estado de la geografía del Virreinato de
Santa Fé de Bogotá, con relación a la economía y al comercio”, en el T.II, de la obra
mencionada; pp. 15 y ss. de la Edición de la Biblioteca Popular de Cultura
Colombiana, Bogotá, 1942.
175 Cf. Cf. Gómez G., Lucella: “Codazzi, Agustín” Documento electrónico; op.cit.

87
cincuenta del siglo decimonono, en que principian a llegar centenares
de alemanes, como parte de este ideario.176 Y lo propio acontece en
Argentina y otros países de América. Por ello, Codazzi en su época y al
analizar el fenómeno en comento, señala valientemente que la escasa
presencia de inmigrantes europeos en Nueva Granada y Venezuela, se
debe principalmente a la inestabilidad política y a las continuas guerras
civiles. Y agrega que los obstáculos geográficos, tales como la falta de
vías, el calor, la humedad y el aislamiento regional, solo entorpecían
parcialmente la colonización europea, pero que lo más grave era la
inestabilidad política.177

Por otra parte, Codazzi no desconocía las distintas propuestas de los


geógrafos del siglo XIX sobre la reducción de indígenas, o acerca de la
traída de inmigrantes europeos, o del establecimiento de misiones, o en
cuanto a la vigorización de las razas nativas en virtud de nuevos
hábitos laborales y de convivencia social. Recuérdese que él coronel y
geógrafo italiano sugirió incorporar alemanes cuando estaba en
Venezuela y el mismo instauró una colonia alemana en Tovar, en 1843.
Y volviendo a Colombia, Codazzi, pensaba que debían incorporarse
capitanes pobladores de color y realizar una especie de
“transmigración”, donde la raza negra terminara por absorber al
indígena, que era percibido como semi-bárbaro y perezoso. Por ello
sugiere a las autoridades dictar leyes al respecto y constituir “…una
buena policía, formada de los más inteligentes, activos y formales de
entre los mismos negros, bien pagados, que serviría perfectamente”178 a
este propósito de motivar a los nativos.

El Sueño ingenieril Transoceánico

176 Cf. Blancpain, Jean Pierre: Los alemanes en Chile, Edic. Pedagógicas Chilenas,
Stgo., 1985.
177 Cf. Gómez G.; Lucella: “Codazzi, Agustín” Documento electrónico; op. cit.
178 Cf. Codazzi, A.: “Carta al Gobernador de Barbacoas” (24-06-1853).

88
En relación a ciertos aspectos geopolíticos, como por ejemplo sobre el
sueño centroamericano de abrir un canal transoceánico, que ilusionaba
a nicaragüenses, costarricenses y colombianos, y que muchos
empresarios ingleses y algunos norteamericanos inducían a construirlo
lo más pronto posible en alguno de estos países;179 Codazzi aclara los
anhelos con información científica dura. En efecto, recuérdese que
Codazzi estuvo en el Darién como parte de sus exploraciones, en el año
1854 y dejó diversos manuscritos y notas sobre este istmo, en especial
a su colaborador Felipe Pérez.180 Con respecto a la construcción de esta
eventual vía interoceánica en Colombia, por el Atrato o el Darién,
Codazzi deja muy claro la imposibilidad de su ejecución, destacando
que los informes difundidos por los ingleses no aludían a la existencia
de las montañas en esta región y que son un óbice geográfico y técnico
para tal proyecto. Por ello sugiere abrir dicha vía por el Canal de
Panamá, por ser la parte más angosta del Istmo y porque ofrecería
menos problemas ingenieriles. Esta postura de identificar al Canal de
Panamá como lugar eventual de ejecución de tan caro anhelo de
progreso centroamericano, se contrapone con los informes de otros
exploradores que estaban recorriendo Nicaragua y Costa Rica
contratados principalmente por empresarios ingleses, los cuales son
respaldados por los intelectuales centroamericanos en general en este
período.181

En otro plano, sus anotaciones sobre el estado político de la frontera


ecuatoriana y la falta de claridad en la definición de los límites con
Venezuela, demuestran una visión política importante que complementa
su labor geográfica. Al respecto, recuérdese el impacto social y el alto
interés que alcanzaron a nivel nacional, en esta lonja de tiempo, la

179 Cf. Saldivia M., Zenobio: Una Aproximación al desarrollo de la ciencia en Nicaragua,
Ed. Bravo y Allende, Stgo., Chile, 2008; pp. 47-62. Y del mismo autor también en:
“Política, Tecnología e Imaginarios Colectivos de América”, Rev. Letralia, Cagua,
Venezuela, Nov., 2006. En línea: http://www.letralia.com consulta: [16-11-2013].
180 Cf. Restrepo, Vicente: Viajes de Lionel Wafer al Istmo del Darién; Impr. de Silvestre

y Compañía, Bogotá, 1888; p. VIII. (Prólogo).


181 Saldivia M, Z: Una Aproximación al desarrollo de la ciencia en Nicaragua; op. cit.

89
exploración del Istmo de Darién; así por ejemplo, entre 1850 y 1861,
ocho mensajes presidenciales, se refirieron a los diferentes problemas
confiados a la Comisión: los límites internacionales, la exploración de la
zona del Istmo, las vías de comunicación, los proyectos de inmigración,
la conveniencia de la utilización de baldíos y la división político-
administrativa.182

Del mismo modo, siete informes de la Secretaría de Relaciones


Exteriores y once de la Secretaría de Gobierno, mencionaron estos
trabajos. En este contexto, Codazzi para realizar su cometido, debió
enfrentar las constantes modificaciones en el régimen político-
administrativo, los trastornos políticos y militares, las dificultades
topográficas y climáticas y las de tipo financiero y administrativo.183

Un recuento cronológico de las actividades de la Comisión Corográfica


arroja los siguientes datos importantes: En 1850 se inició la primera
excursión, que partió de Bogotá hacia el altiplano cundi-boyacense y los
Santanderes; en esta etapa se realizó la clarificación de la red
hidrográfica del Orinoco y la determinación del sistema hidrográfico
entre el río Magdalena y el Lago de Maracaibo. En 1852 el Congreso
promovió a Codazzi al grado de coronel. A comienzos de este año,
empezó la exploración de Antioquia, Cauca, Córdoba, Mariquita y
Medellín; Codazzi resaltó allí las posibilidades de navegación por el
Cauca. En 1853, exploró la región del Atrato hasta llegar a la frontera
con Ecuador; sobre esta etapa, Gabriel Poveda Ramos opina que fue la
más extensa y la que produjo más material de informes, planos, dibujos
y datos sobre la flora.184

En 1854, a raíz del derrocamiento de José María Obando por José


María Melo, Codazzi debió unirse a los ejércitos del general Tomás
Cipriano de Mosquera, como jefe de su Estado Mayor. Mosquera le

182 Cf. Gómez Lucella, Giraldo: “Codazzi, Agustín” Documento electrónico; op. cit.
183
Ibídem.
184
Ibídem.

90
encargó, además, la preparación de los documentos relativos a la
campaña militar. En 1855 continuó la preparación del Resumen del
diario histórico del Ejército del Atlántico, Istmo i Mompox, llamado
después Ejército del Norte, levantado i mandado por el ciudadano
General en jefe Tomás C. de Mosquera.185

Este mismo año se dedicó al levantamiento del mapa de la hoya del río
Bogotá. En 1856 recorrió las llanuras de San Martín y Casanare,
Caquetá y Putumayo; pero durante la presidencia de Mariano Ospina
Rodríguez, su proyecto encontró menos apoyo y muchas dificultades
económicas que le impidieron emprender viaje hacia la costa norte. En
1858, Codazzi completó la geografía y los mapas del Estado de
Cundinamarca. Y al año siguiente, decidido a concluir su obra, se
dirigió hacia los estados de Bolívar y Magdalena, pero el 7 de febrero de
1859 la muerte lo sorprende en Colombia, en los alrededores de la
Sierra Nevada de Santa Marta, el 7 de febrero de 1859 producto de una
fiebre maligna.186

En relación a las obras puramente geográficas de Codazzi sobre


Colombia, recordemos al menos las siguientes: Jeografía física i política
de la provincia de Ocaña (1850), Jeografía física i política de las
Provincias de la Nueva Granada (1856), Descripción del territorio del
Caquetá (1858). Y por supuesto, a este listado hay que adicionarle las
Cartas informativas de la Comisión Corográfica (1850-1859), además de
los numerosos informes geográficos y técnicos; entre estos por ejemplo:
Labores. Camino de Rio negro en Antioquia. La Provincia de Antioquia.
Caminos de Antioquia. Antioquia. El Puente del Río Balsillas. La
Provincia del Chocó. La Provincia de Barbacoas. La Provincia de
Buenaventura. La Provincia de Casanare. Una vía entre Popayán y el
Pacífico. El Río Meta. El origen del Río Magdalena y otras
particularidades. Y trabajos históricos como por ejemplo: Resumen del

185
Ibídem.
186
Cf. Codazzi, Agustín: Resumen de la Geografía de Venezuela; T. I., op. cit.; p. XXIX.

91
diario histórico del Ejército del Atlántico, Istmo y Mompox, llamado
después Ejército del Norte (1855); o geopolíticos como: Apuntaciones
sobre inmigración y colonización (1850). O bien los trabajos
arqueológicos como: Antigüedades indígenas. Ruinas de San Agustín
(1858);187 o bien informes sociológicos como “Descripción General de los
Indios de la Nueva Granada”,188 por mencionar sólo algunos. Y por
supuesto, a esta enumeración debemos agregarle los textos de geografía
que se publicaron luego de la muerte del coronel Codazzi: la Jeografía
física i política de los Estados Unidos de Colombia (1862) de Felipe Pérez,
y luego la Jeografía Jeneral de los Estados Unidos de Colombia, escrita
de orden del gobierno jeneral (1865), y también el Atlas de los Estados
Unidos de Colombia, París, (1864) publicado por Manuel María Paz.
Finalmente también en París, se publicó en 1889, el “Atlas Geográfico e
Histórico de la República de Colombia”,189 y así se cerró el ciclo de las
nuevas aprehensiones cognitivas de la Comisión Corográfica.

Su legado Cartográfico

Ahora bien, en relación a la aportación cartográfica sobre Colombia,


tengamos presente que Codazzi, nos ha legado como resultado de su
trabajo en la Comisión en relación al cuerpo físico de Colombia, decenas
de mapas y cartas regionales. Con razón, diversos autores han estimado
que su trabajo en la Comisión Corográfica (1850-1859), le significó un
recorrido de más de 12.000 kms. por el territorio de Nueva Granada, lo
que le permitió levantar cerca de 140 mapas entre los manuscritos y los
impresos; además de unas 2000 láminas de interés geográfico y
cartográfico.190 En relación a los incrementos cartográficos que nos ha
legado, destaquemos al menos los siguientes:
Carta de la Nueva Granada dividida en provincias 1832-1356.

187
Cf. Gómez Lucella, Giraldo: “Codazzi, Agustín” Documento electrónico; op.cit.
188 Cf.: Patiño M., Carlos Augusto: “Agustín Codazzi: Precursor de la Geografía en
Colombia”, en línea; op. cit.
189 Cf.: Patiño M., Carlos Augusto: “Agustín Codazzi: “Precursor de la Geografía en

Colombia”; op.cit.
190 Cf. Nieto, Mauricio et al.: Ensamblando la Nación, Cartografía y Política en la

Historia de Colombia; Uniandes, Alfagura, Bogotá, 2010.

92
Carta Jeográfica de los Estados Unidos de Colombia (Antigua Nueva
Granada), 1865, edición oficial.
Atlas histórico geográfico, 1865.
Mapa de la República de Colombia (antigua Nueva Granada), Agustín
Codazzi y Manuel María Paz, 1890, edición oficial, Erhard Schieble.
Thierry Frères, Paris.
Atlas Geográfico e Histórico de la República de Colombia (Antigua Nueva
Granada), Agustín Codazzi, Manuel María Paz y Felipe Pérez, 1889,
edición oficial, Imprenta A. Lahure, Paris.
Mapa de la Provincia del Cauca.
Mapa de la provincia de Buenaventura.
Mapa Topográfico de Bogotá y alrededores.
Mapa con las líneas de Correos de Colombia, dibujado por Codazzi y
litografiado por Celestino y Jerónimo Martínez.
Mapas Corográficos:
De la Provincia de Tundama.
De la Provincia de Tunja.
De la Provincia de Vélez.
De la Provincia de Socorro.
De la Provincia de Soto.
De la Provincia de Córdoba.
De la Provincia de Medellín.
De la Provincia de Barbacoas.
De la Provincia de Túquerres.
De la Provincia de Casanare.
De la Provincia del Cauca.
De la Provincia de Buenaventura y del Estado de
Cundinamarca.191

191La presente selección ha sido preparada a partir de: Sánchez C, Efraín:


“Agustín Codazzi y la Geografía del Siglo XIX”:
http://www.banrepcultural.org/node/32660 Y de: Blanco Barros, José A.:
“Historia de la Sociedad Geográfica de Colombia”. En línea:
http://www.sogeocol.edu.co/documentos/histo_sgc.pdf Consulta: [20-01-2015].
Además de trabajo como los de: Patiño M., Carlos Augusto: “Agustín Codazzi:
“Precursor de la Geografía en Colombia”; op.cit. Así como también del Mapa de la
República de Colombia (antigua Nueva Granada), Agustín Codazzi y Manuel María Paz,

93
Hacia una conclusión

Codazzi fue uno de uno de los más destacados y prolíferos exploradores


de la geografía de América Meridional. En rigor, logró articular el cuerpo
físico de Venezuela y de la actual República de Colombia,
principalmente desde la perspectiva de la geografía y de la cartografía. Y
en Colombia, su vasta obra concentrada en la Comisión Corográfica
comenzada en 1850, es la continuación del primer gran proyecto
científico de lo que hoy es la República de Colombia iniciado por Mutis
en 1783, tras articular la Expedición Botánica que duraría más de
veinte años. Y si bien, el deceso de Codazzi no le permitió ver su obra
completa, sus científicos escogidos previamente, lograron entregar los
productos científicos esperados y cerrar la expedición, tal como ya lo
hemos señalado.

Por otro lado, desde la perspectiva humana, la obra de Codazzi, es


realizada con una gran tensión personal, pues constantemente debió ir
adaptándose a los vaivenes de la política: ora en Venezuela, ora en
Colombia; todo lo cual, debe haberle significado un gasto emocional
impresionante para poder seguir ejecutando su tarea geográfica y
cartográfica y materializar su proyecto científico con su proyecto de
vida. Y en especial, para poder así articular su producción cognoscitiva
con el gran proyecto de nación que sufre bruscos cambios. Así, los
aportes geográficos y cartográficos de este sabio italiano, fueron el
marco confiable que permitió a los políticos, empresarios e
inversionistas de fines del siglo decimonono, bregar por el desarrollo de
la industria y por la red de comunicaciones que principiaron a
consolidarse en la joven República de Colombia. Lo anterior, permitió

1890, edición oficial, Erhard Schieble. Thierry Frères, Paris. Y del Atlas Geográfico e
Histórico de la República de Colombia (Antigua Nueva Granada), Agustín Codazzi,
Manuel María Paz y Felipe Pérez, 1889, edición oficial, Imprenta A. Lahure, Paris;
entre otros.

94
asentar definitivamente el conocimiento de las ciencias de la tierra en la
República de Colombia y retomar su autognosis, en estas disciplinas,
tras el esfuerzo primigenio de Mutis.

95
ANTONIO MARÍA VARGAS REYES:
EL PRECURSOR DE LA MEDICINA COLOMBIANA

Francisco Díaz C., UTEM, Stgo., Chile.

Introducción

En América Latina, a lo largo de todo el siglo XIX acontecieron sucesos


políticos y científicos altamente relevantes en la intelectualidad criolla
independentista. A mediados del siglo, los pueblos dominados por el
Imperialismo de la Corona Española lograron su autonomía política-
administrativa. No obstante, el resultado de la emancipación de las
colonias transformó la vida social de las personas, teniendo los ápices
necesarios de innovación, específicamente, en el desarrollo de las
ciencias.

De esta manera, ya en los inicios del siglo XIX, las Repúblicas


Iberoamericanas comenzaron a solicitar científicos con una mirada
positivista para el progreso constante de las ciencias. Por lo tanto, la
historia nos narra que las voluntades más osadas del viejo continente
se hicieron presentes, desde el Ilustre Alexander von Humboldt hasta
diversos viajeros que realizaron sus observaciones más significativas en
Nueva Granada, dando lugar así a las nuevas ideas del conocimiento
proteccionista latinoamericano. Por ende, los numerosos escritos,
muchos de ellos empíricos, forjarán los lineamientos “céntricos” de una
Hispanoamérica que estaba en la “frontera” científica, a pesar de que ya
existían criollos interesados en estos campos. Estos últimos, deseaban
ser los primeros en aplicar diferentes métodos científicos elaborados por
ellos mismos, con el objetivo socio-político de ser reconocidos por las

96
naciones “céntricas” de Europa, tales como España, Francia, Inglaterra,
Holanda y Alemania.

No obstante, una ciencia difícil de sobrellavar por su complejidad


teórica-práctica de las predicciones, era sin lugar a dudas, la medicina,
sabiduría compleja de experimentar, y que en su comienzo se ejecutó
rápidamente en el Nuevo Reyno de Nueva Granada, desde los tiempos
del “Maestro” Don José Celestino Mutis y Bosio y su ayudante, “el
Sabio” Don Francisco José de Caldas y Tenorio.

Luego, ya en la segunda mitad del siglo XIX, un joven comenzó a brillar


en el campo de la medicina, admirado por sus profesores, porque
expresaba habilidades innatas en las diversas técnicas de la anatomía.
Estamos hablando de Don Antonio María Vargas Reyes.

A la fecha no son muchos los investigadores interesados en la obra de


este científico e ilustrado colombiano, pero es necesario hacer mención
que entre los pocos autores más rigurosos, los escritos del Académico
Don Roberto Zubiria C. resultaron muy significativos para la
elaboración de esta investigación. Entre los trabajos de este autor
analizamos los siguientes: “Antonio Vargas Reyes y la medicina del siglo
XIX en Colombia” y “Biografía del Dr. Antonio Vargas Reyes, uno de los
fundadores de la facultad.” 192

De este modo, se da a conocer una biografía muy particular del ilustre


médico republicano del siglo XIX, tanto de su vida, como de su la
práctica médica y del legado póstumo para los estudios históricos
referentes al área de la medicina latinoamericana.

192
Zubiria, R. “Antonio Vargas Reyes y la medicina del siglo XIX en Colombia”
Academia Nacional de Medicina, Colombia, 2002.

97
Don Antonio María Vargas Reyes: El Hombre Intelectual

El intelectual Don Antonio María Vargas Reyes es considerado el


precursor de la medicina y de la salud pública en las “tierras cafeteras”
del Ex Nuevo Reyno de Granada.193 Él nació el 21 de Septiembre de
1816 en un entorno familiar realista muy sazonado económicamente en
la ciudad de Charalá;194 hijo de Don Nicolás Vargas y Tavera y Doña
María Rosaura de los Reyes.195

Con el transcurso del tiempo, un hito relevante se suscitó: La


Declaración de la Independencia de Colombia (1819), y entonces su
núcleo familiar más cercano fue acusado de haber propugnado a favor
del Imperio Español durante la guerra.196 No obstante, su linaje se
trasladó a la gran ciudad de Santafé de Bogotá, ya que el nuevo
Gobernador de la Provincia perseguía despiadadamente a la familia

193 Desde sus inicios el Nuevo Reyno de Granada se estableció a lo largo de toda su
historia como una complejidad política enunciada frente a los hechos partidarios del
quehacer económico y social, cuyas referencias se explican por sí mismas en el gran
espacio geográfico que la componen. Primordialmente entre sus dos periodos: el
primero, corresponde a los años 1550 - 1718, en el cual presidía la Real Audiencia y
gobernada por un presidente parte del organigrama político del Virreinato del Perú.
Empero, a partir de 1718 hasta 1819, los problemas financieros aumentaron, y bajo la
sabiduría del rey Felipe V de España decidió constituir el Virreinato del Nuevo Reyno
de Granada, cuya capital fue Santafé de Bogotá. A comienzos del siglo XIX, los temas
de la geografía abordados por los criollos e ilustrados se publican en El Semanario del
Nuevo Reyno de Granada, que incluía las preocupaciones tanto de economía, datos de
la población, el clima y los recursos naturales. De hecho, un hombre destacado como
El Sabio, don Francisco José de Caldas y Tenorio (1768-1816) se perfiló como el
profesional más capaz y que dominaba diversas áreas de la ciencia, tales como:
geografía, botánica, astronomía, matemático, jurista, periodista, militar, prócer y
mártir colombiano. Véase: Rev. Thélos, N° 9 (1): 58 - 78, 2014. Artículo por Francisco
Díaz Céspedes en “Francisco José de Caldas y Tenorio: Un criollo científico e
ilustrado”; p. 62.
194 Actualmente y tras el decreto ley 1644 del 2013, Churalá por su valioso aporte a

las luchas independentistas del siglo XIX es declarado Municipio del departamento de
Santander, “Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación.” Véase en:
http://wsp.presidencia.gov.co/Normativa/Leyes/Documents/2013/LEY.
195 Cf. Zubiria, R. “Biografía del Dr. Antonio Vargas Reyes, uno de los fundadores de la

facultad” Revista de la Facultad de medicina. Vol. 36. Nº 1-4. Universidad Nacional de


Colombia, 2002; p. 57. Su padre era considerado como el personaje más rico de la
región. Su capital ascendía a la suma de $ 200.000, suma exorbitante en aquellos
tiempos. Poseía numerosos campos, llenos de riqueza que le permitían una vida
holgada con sus doce hijos.
196 Cf. Ibídem.; p. 57. El hecho de que la hija mayor del matrimonio se hallase casada

con don Antonio Fominaya, español y Gobernador de la Provincia del Socorro, en los
aciagos días anteriores a la Independencia, fue funesto para la familia al ser
considerada como realista.

98
Vargas Reyes, decomisándole todos los bienes patrimoniales del padre
(1821).

Posteriormente, “El diamante en bruto de la medicina” a la edad de cinco


años fue entregado al sacerdote Mariano Vargas, cura de la parroquia
del Páramo ubicada en la ciudad de Suaita.197 Este capellán fue muy
fiero con el infante, dejándolo horas sin comer, negándole el vestuario
correspondiente y manteniéndolo en un analfabetismo persistente hasta
los doce años. Sin embargo, su hermana mayor estaba tras la búsqueda
del niño,198 encontrándolo en el camino que apuntaba a la Iglesia.

Ya al cuidado de su auxiliadora, junto a su esposo español, y de vuelta


a la ciudad de Santafé de Bogotá,199 el joven Vargas Reyes se liberó de
las condiciones indignas de los años de su infancia, perdidas,
principalmente en la formación educacional. Inmediatamente su
hermana lo inscribió en el Colegio de don Julián Torres, y allí aprendió
a leer y a escribir, para luego cursar las disciplinas de Gramática
Castellana y Aritmética. Enseguida, en 1831, estudió en el Colegio del
Rosario las disciplinas de: Lengua Latina y nuevos estudios de
Gramática Castellana. En seguida pasó al Colegio de San Bartolomé,
donde completó su formación con disciplinas científicas tales como
matemáticas, física y geografía. Y finalmente, en 1834 se matriculó en
la Escuela de Medicina.200

La provisión de recursos para estudiar era menesterosa en la vida de


Don Antonio Vargas Reyes; es decir, no tenía zapatos para presentarse
en los salones de cátedras, no tenía dinero suficiente para comprar
libros, y para la movilización recurría a las caminatas extensas; tal

197 Actualmente, Suaita es un Municipio de Colombia, de la Provincia Comunera,


perteneciente al Departamento de Santander.
198 Ibídem.; p. 57. De los doce hijos del matrimonio Vargas Reyes, algunos emigraron

hacia el Ecuador; desapareciendo por completo del entorno familiar.


199 Ibídem.; p. 57. Se enteró de que su padre había muerto hacía cuatro años.
200 Ibídem.; p. 58. La Facultad de Medicina que funcionaba en aquellos años se había

instalado el 3 de febrero de 1827. En esa época los jóvenes tenían que escoger entre
tres carreras: la teología, la jurisprudencia y la medicina; Antonio optó por la última.

99
como lo expresa la siguiente cita: “sin horma y sin atención al pie
derecho o izquierdo, que se vendían en cajetas de vender granos, de las
cuales se escogían las que más se acercaban a la proporción de pares
para cada persona.”201 Pero a pesar de todo, él era el estudiante más
destacado en las ciencias y en las técnicas propias del campo de la
Medicina.202 Por esto, los resultados de sus esfuerzos fueron observados
por el Rector de la Casa de Estudio,203 quien lo designa como asistente
voluntario catedrático de las clases de anatomía. Como preparador de
anatomía aprendió a diseccionar cadáveres, adquiriendo gran destreza
con el bisturí y a conocer todos los componentes generales del
organismo humano.

En 1836 una noticia lo deprimió enormemente, al enterarse de la


muerte de su madre, y se sintió responsable de no haberla ayudado
mientras ésta agonizaba. Tal decaimiento no lo superó inmediatamente.
Pero, por otra parte, los resultados de sus habilidades en los planos de
la cirugía y la anatomía lo llevaron a un reconocimiento mayor,
especialmente el del ilustre y noble Don Rufino J. Cuervo,204 quien
decidió pagarle remuneración por los servicios catedráticos que
realizaba el futuro médico.

201 Camacho, R.: Bogotá, en 1849. El libro de Santa Fe, Ediciones, Colombia, 1929, p.
112.
202 Ibídem.; p. 58. Al estudio de la anatomía dedicó Vargas todo el primer año bajo la

dirección de Francisco Quijano; disecó un buen número de cadáveres y al poco-


tiempo se distinguía por su habilidad en las disecciones.
203 Ibídem.; p. 58. El Congreso de 1826, a instancia del entonces Secretario del

Interior, doctor José Manuel Restrepo (Administración del General Santander), creó la
Escuela de Medicina. El Director de la Escuela era el doctor Juan María Pardo, quien
había estudiado medicina en el Colegio del Rosario. Vice-Director, doctor Benito
Osorio; Consiliario, doctor Bernardo Dasté; Conjuez, doctor José Félix Merizalde.
Como profesores figuraban el doctor Francisco Quijano, discípulo de Gil y Tejada en el
Rosario, sucesor de Broc en las cátedras de anatomía y cirugía. Completaban la
nómina de profesores los doctores José C. Zapata, Manuel María Quijano y José J;
García. En 1833 el doctor José Félix Merizalde abrió el primer curso de medicina legal
y el doctor Benito Osorio inició la primera enseñanza de química orgánica. En el
mismo año el sabio naturalista doctor Francisco J. Matiz reemplazó en la cátedra de
botánica al Padre Juan María Céspedes.
204 Ibídem.; p. 58. Don Rufino J. Cuervo era en su tiempo Rector de la Casa de

Estudio.

100
Dos años después, el estudiante más célebre de la Escuela de Medicina
enfrentaba una cuestión administrativa compleja: pagar el examen de
grado; para ello buscó todas los remediales posibles, y como solución
realizó un acto ingenioso comprometiendo económicamente al
portero,205 ante lo cual los examinadores no pudieron negarse a que el
joven diera su examen; éste se lució con sabiduría en su exposición.

Un año más tarde, ya con el título de medicina en sus manos y


poseedor de un conocimiento muy particular, como lo es la disciplina de
la anatomía, se inició rápidamente como médico-cirujano del Hospital
Militar de Bogotá. Las evaluaciones de postulación llamaron la
atención, específicamente por los conocimientos y la profundidad
científica de Don Antonio Vargas Reyes. Sin embargo, éste no quedó
calificado para cumplir dicha labor, probablemente por las influencias
políticas-militares de aquellos tiempos.206 De todas formas, el lozano
hombre intelectual decidió dirigirse en segunda instancia a entregar sus
servicios de medicina a las provincias del norte207 de la reciente
República Colombiana.208 Tras su viaje lo recibió el Coronel Don

205 El día señalado para el grado se presentó donde el portero y una vez entregada la
propina correspondiente, le dijo: "¿Tendría usted inconveniente en escribir en este
papel que me cede el valor de sus derechos?" "No señor", contestó el portero, y tomó la
pluma y escribió: "Cedo al bachiller Antonio Vargas Reyes los derechos que me
corresponden por su grado de doctor". Firmado N. N. Véase en Pereira Gamba,
Próspero; O. C.; p. 20.
206 Es necesario mencionar que los puestos de gobierno y los grados académicos eran

obtenidos mediante las relaciones sociales que componían las clases políticas
españolas. Por ejemplo: es el caso de Don Sinforoso Mutis Consuegra (1773-1822)
“quien tomó parte del movimiento de independencia y contribuyó a combatir al virrey
a quien algunos meses antes le había dedicado una nueva especie vegetal (…) la
actitud de Sinforoso frente a la Corona no es muy clara. Una vez establecido el nuevo
Estado y sin abandonar sus deberes como botánico de la expedición, se unió al
partido centralista de Nariño. Después de la reconquista de Pablo Morillo, fue puesto
en prisión y se le ordenó empacar todos los materiales de la expedición. A diferencia
de Caldas, Rizo y Carbonel, Sinforoso Mutis no fue ejecutado no condenado al exilio.”
Nieto, M. “Historia natural y la Apropiación del Nuevo Mundo” Instituto Colombiano de
Antropología e Historia, Colombia, 2000; p. 268.
207 Aquí lo incitaba a trabajar con su pariente común Jorge Vargas Suárez para

organizar la campaña de la vacuna contra la viruela durante las epidemias entre 1840
y 1841. En cierta prognosis en el año 1856, fue el primer paso para la creación del
Instituto Central de Propagación de la Vacuna.
208 Entiéndase que la República de Colombia tiene sus inicios en: “Tres naciones

extranjeras sirvieron de modelo para la organización del Estado colombiano:


Inglaterra, Estados Unidos Y Francia. Los criollos colombianos, educados en los
elitistas colegios santafereños, bajo los principios filosóficos y teóricos de moda en

101
Manuel González, Gobernador rebelde, quien lo incorpora a las hileras
del ejército revolucionario en 1840.209 No obstante, la campaña en que
estaba alistado el joven médico fue un completo fracaso, pero logró
sobrevivir. Y las heridas de sus compañeros en combate, lo ayudaron a
especializarse en sanarlas in situ. Sin embargo, un médico en guerra es
un plectro muy requerido, por lo que este cirujano se dedicó a salvar un
sin número de vidas, logrando una vez más destacarse, no sólo en la
teoría aprendida por sus maestros, sino en la práctica urgente de la
guerra.

Luego de la guerra, el aplicado médico contrajo matrimonio con la


señorita Elena Miralla210 en 1840. Dos años más tarde, el médico
cirujano decidió partir a Europa, principalmente a París, Francia. Aquí
participó en cursos de medicina, como un discípulo más, de las
cátedras de Sappey y Cloquet. Entre las disciplinas que estudió se
mencionan: Anatomía Práctica y Medicina Operatoria;211 aunque
también asistió a las lecciones de la “clínica interna de Chomel, a las de
clínica quirúrgica de Roux y Velpeauen el "Hotel Dieu", al curso práctico
de anatomía y medicina operatoria de Richet y al de obstetricia de

Europa y Norteamérica, diseñaron el proyecto político que daría lugar a una patria
libre y autónoma. Por pretender llegar a ser, se perdió de vista la realidad nacional que
hablaba de miseria y analfabetismo, por lo que la adopción de cualquier modelo, por
exitoso que éste se mostrara, resultó ajeno e inapropiado.” Véase en: Blanco. J.
“Fundamentos Ideológicos de la República Colombiana” Revista Derechos y Valores.
Facultad de Derecho de la Universidad Militar Nueva Granada de Bogotá. 24 de
octubre de 2005; Extracto General; p. 55.
209 El presidente José Ignacio de Márquez sancionó una ley que suprimía los

conventos católicos que albergaran menos de ocho religiosos, lo que ocasionó una
rebelión que causó la primera guerra civil colombiana entre 1839 y 1842 conocida
como la Guerra de los Conventos: es el primer conflicto interno que se produjo en
la Colombia independiente. Véase en: Guerrero, M."El poder del discurso religioso en la
guerra de los supremos. Colombia 1837-1842". Revista Critica.cl. 28 de octubre del
2011.
210 Cf. Zubiria, R. “Antonio Vargas Reyes y la medicina del siglo XIX en Colombia”

Academia Nacional de Medicina. Colombia. 2002.: “Hija del argentino Don José
Antonio Miralla y de Doña Elvira Zuleta. Don Antonio Vargas Reyes conoció a la
señorita Elena Miralla cuando atendió a su madre mientras yacía de una enfermedad
grave en 1839, ésta agonizando organizó el matrimonio de su hija, con la única razón
de que Elena Miralla no quedará abandonada… Posteriormente, se anuló el
matrimonio, efectuándose un escándalo social que el ilustre médico tuvo que soportar
hasta que partió a Europa”; pp. 172-174.
211 Cf. Óp. Cit. Zubiria, R. “Biografía del Dr. Antonio Vargas Reyes, uno de los

fundadores de la facultad”; p. 61.

102
Dubois en el Hospicio de Maternidad. En el año de 1844 concurrió a los
cursos de química de Orfila, de botánica de Richard, de clínica interna
de Rostan, de fisiología de Bernard y al de cirugía práctica de
Chassaignac.”212

Luego, en 1845 siguió un nuevo curso de anatomía bajo la dirección de


Petit. Al mismo tiempo sigue la clínica especial de Richard, las lecciones
de patología quirúrgica de Blandin y realizó estudios de enfermedades
de la piel en el Hospital de San Antonio. “En este mismo año obtiene
licencia para ejercer en Francia y emprende viajes por Inglaterra, Italia
y España visitando los hospitales, bibliotecas y facultades de
medicina.”213 Sin embargo, en la Cátedra de Terapéutica y Materia
Médica tuvo la fortuna de conocer al gran profesor Don Armand
Trousseau214 creador del texto célebre: “Traite de Therapeutique”; libro
que consultaba reiterativamente su alumno Don Antonio Vargas Reyes.
En este sentido, el colombiano estaba siendo formado por los grandes
investigadores de la medicina, pero es muy probable también que haya
tenido conversaciones con sus pares, como lo fue el exitoso médico Don
Claude Bernard.215

212
Ibídem.; p. 61.
213 Ibídem.
214 Armand Trousseau (1801-1867). Sus principales obras fueron el Traité de

thérapeutique et de matière médicale; sobre terapéutica, publicada entre 1836 y 1839 y


la Clinique médicale de l'Hôtel-Dieu de Paris, sobre clínica médica, publicada entre
1861 y 1862. Describió el signo de Trousseau que se produce en la hipocalcemia y la
asociación entre tromboflebitis y cáncer (Síndrome de Trousseau o signo de
malignidad de Trousseau). Véase en: Lectura completa del artículo Fresquet, J.
“Armand Trousseau (1801-1867).” Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación.
Universidad de Valencia – CSIC.
Artículo en http://www.historiadelamedicina.org/trousseau.html
215 Claude Bernard (1813-1878). Sus primeras investigaciones versaron sobre el papel

del jugo pancreático: desdoblamiento de las grasas, conversión del almidón en azúcar
y acción sobre las proteínas. Luego demostró la función glucogénica del hígado y aisló
el glucógeno, demostró su existencia en los músculos y su degradación hasta ácido
láctico durante el trabajo muscular, hecho clave para interpretar la contracción
muscular como fenómeno energético. Bernard, ya enfermo, se retiró a su casa de Saint
Julien, donde escribió su “Introduction à l'étude de la médicine expérimentale”,
aparecida en 1865, una de las obras más importantes en la medicina y que no ha
perdido actualidad. En ella formula las bases metodológicas de la medicina
experimental y enuncia los principios de la fisiología general. Véase en:
http://escuela.med.puc.cl/publ/historiamedicina/PositivismoClaudeBernard.html

103
Ya en 1845, el audaz médico iberoamericano terminó sus estudios de
Medicina y obtuvo su licencia médica para laborar en Francia, y por
supuesto, conoció algunos países como Inglaterra, Italia y España. Sin
lugar a dudas, Vargas Reyes mostró su habilidades y convicciones en la
praxis médica, como se explica en la siguiente cita: “Según algunas
referencias (…) la señora Cecilia Vargas de Droescher, nieta del galeno,
existe según tradición familiar la idea que durante el ejercicio
profesional en Francia le atendió a uno de los hijos del Rey de Francia,
Luis Felipe, y al parecer logró la curación de un caso bastante difícil.”216

Don Antonio Vargas Reyes cumplía el sueño de todo ciudadano


hispanoamericano del siglo XIX. Es decir, un investigador científico
Ilustrado colombiano que se destaca en el “Viejo Continente”; aunque el
conocimiento lo adquirió en las escuelas de medicina de París, cuna de
la ciencia y de la literatura. Más tarde, en 1847, volvió nuevamente a
tierras bogotanas, siendo recibido por el propio Presidente de la
República de Colombia, Don Tomás Cipriano de Mosquera-Figueroa y
Arboleda-Salazar (1798-1878)217 y sus colegas más influyentes del
gobierno.

En 1849 ocurrió un fenómeno muy particular, a lo largo de toda la


costa atlántica, cuantiosos pueblos se vieron embestidos por una
pandemia de cólera. Por lo tanto, el ilustrado Don Antonio Vargas Reyes
decide publicar una monografía de salud pública con el objetivo de
informar a los médicos locales de lo que estaba sucediendo, junto con

216Op. Cit. Zubiria, R. “Antonio Vargas Reyes y la medicina del siglo XIX en Colombia”;
p. 88.
217 Don Tomás Cipriano Ignacio María de Mosquera-Figueroa y Arboleda-Salazar

desempeñó el cargo de Presidente en La República de Nueva


Granada entre 1845 y 1849; luego, como Presidente de la Confederación
Granadina entre 1861 y 1863; y como Presidente de los Estados Unidos de
Colombia entre 1861 y 1864; y posteriormente como Presidente entre 1866 y 1867. Es
considerado una de las figuras más importantes de la historia colombiana. Véase en:
La Vida Íntima de Tomás Cipriano de Mosquera, William Lofstrom, Banco de la
República, El Áncora Editores, 1996.
Lectura en http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/bibliografias/blaa/indice-
mosquera.htm

104
implementar tareas de prevención y un tratamiento correspondiente de
dicha anomalía.

Luego, entre los años cincuenta y sesenta, el salvador de la pandemia


editó las primeras revistas científicas de medicina en colombiana;218 las
que tienen por nombre: “La Lanceta”219 y “La Gaceta Médica.”220 Y
también en 1865, decidió crear una Escuela de Medicina Privada, la que
sería posteriormente la base de la Facultad de Medicina de la
Universidad Nacional de Colombia inaugurada en 1867.221 Ya en los
inicios de los setenta, Vargas Reyes viajó a Europa para acompañar a
su hijo Don Antonio Vargas Villegas222 a la Escuela de Medicina de
París, mientras que su padre recorría y recordaba sus tiempos de
juventud cuando era un estudiante.

El viaje duró sólo un año, ya que a su regreso en 1873, decidió aislarse


en un pueblo llamado Villeta, para recuperarse por la muerte de su hijo.
Pero no hubo tal recuperación pues falleció este mismo año, el 23 de
agosto.

En sí, la vida de Don Antonio María Vargas Reyes se puede resumir


enfatizando que fue un médico perteneciente a una historia lineal de los
estudios pre-bacteriológicos, en el inicio de los tiempos modernos de la
medicina.223 El precursor de la medicina colombiana instauró el hábito

218 Se puede realizar una analogía entre los hechos de Caldas al editar “El Semanario”.
Revista científica que accedió a reconocer la autoridad de los Ilustrados, según los
principios de política clásica, y de las actitudes morales. Estas corrientes pueden
convertirse en el señorío eviterno de lo que les pertenecen por nacimiento del Nuevo
Reyno de Granada, y ya no de la Corona Española. En sí, este conocimiento
conformaría la élite criolla, mediante la prensa y el afianzamiento de su posición
política. Véase: Revista Thélos N° 9 (1); op. cit.; pp. 69-77.
219 De Abril a Octubre de 1852.
220 De Julio de 1864 a Diciembre de 1867.
221 Ubicada actualmente en Av. Carrera 30 No. 45-03 Bloque 471. Ciudad

Universitaria de Bogotá, Colombia. Bajo la dirección del Decano don Ariel Iván Ruiz
(2014-2016).
222 Don Antonio Vargas Villegas estudiante de medicina al igual que su padre,

naufragó en el Océano Atlántico en un viaje de vuelta, por sí sólo, a Nueva Granada;


mientras que el progenitor permanecía en Francia.
223 Un modo de exponer los grandes hitos de la medicina en los tiempos modernos, se

traducen en la explicación de los sucesos históricos, como por ejemplo hacer mención

105
constante de investigar las patologías severas que afectaban a la
población.224 Por ello las agrupó en determinadas categorías, las
clasificó en un orden determinado para identificar el grado febril del
paciente. Este esfuerzo y los deseos de organizar centros de estudios
con sus respectivas publicaciones, tienen el reconocimiento máximo de
la nación colombiana hasta nuestros días.

El Médico Científico e Ilustrado, continuador del “Maestro” Mutis y


del “ Sabio” Caldas

Don Antonio María Vargas Reyes es el prócer continuador del Maestro


Don José Celestino Mutis y Bosio (1732-1808)225; y del Sabio Don
Francisco José de Caldas y Tenorio (1768-1816)226 en el campo de la
medicina. Ya que estos dos últimos científicos ilustrados lograron
descubrir, clasificar, definir y publicar el conocimiento de ciertas
especies botánicas del Nuevo Reyno de Granada. Estos estudios más
tarde, influyeron a su vez en el desarrollo científico de la medicina,

que “el desplazamiento de los grandes centros científicos donde se experimentan


nuevos métodos de curación y, de otro lado, la proliferación de publicaciones ya en
textos o revistas en donde se consignaban tales adelantos. Es así como aparece la
obligada conexión Europa-América y la competencia entre ambos continentes por
alcanzar la mejor preparación de quienes intentaban ejercer la profesión hipocrática.”
Véase en http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-301355.
224 Cf. Enrique de la Figuera Von Wichmann “Las enfermedades más frecuentes a

principios del siglo xix y sus tratamientos” Presidente del Colegio oficial de Médicos de
Zaragoza médico de Familia del Centro de Salud Universitario Delicias Sur. Zaragoza.
Entre algunas patologías severas del siglo XIX en Colombia: Fiebre Amarilla (Plaga
Americana o vomito negro),… Tifus exantemático (tabardillo pintado, fiebre de los
campamentos)… Cólera (Cólera morbo)… Difteria (garrotillo)… Sarampión.…
Tuberculosis (tisis, consunción, escrófula, mal de Pott, plaga blanca… Viruela…; pp.
154-162.
225 Don José Celestino Mutis y Bossio nació en la ciudad de Cádiz, España; nació el 6

de Abril de 1762 y llegó a tierras Neogranadinas en el año 1760 como médico personal
del virrey Pedro Messía de la Cerda, y murió en Santafé de Bogotá el 11 de septiembre
de 1808. Caldas, F. Artículo necrológico del señor José Celestino Mutis, en Fonnegra G.
Mutis y la Expedición Botánica. Documentos. Bogotá: El Áncora Editores; 1983; pp.
15-20.
226 Don Francisco José de Caldas y Tenorio nació el 4 de Octubre de 1768 en Popayán,

ciudad perteneciente al Nuevo Reyno de Granada (1718-1819), se destacó como el


profesional más capaz de dominar diversas áreas de la ciencia, tales como: geografía,
botánica, astronomía, matemático, jurista, periodista, militar, prócer y mártir
colombiano. Es sin lugar a dudas, el pionero del criollismo ilustrado y ejemplo de los
próximos científicos y libertadores de América Latina. Cf. Revista Thélos, N° 9 (1); óp.
cit.; pp. 64-68.

106
cuyas proyecciones canalizan la búsqueda del bienestar social en
materias de salud.

Recordemos que Mutis en el año 1758, fue nombrado Primer Cirujano


de Cámara del rey de la Corona Española don Fernando VI de Borbón,
nombrado “el Prudente” y se trasladó a Madrid, durante aquel periodo,
Mutis fue nombrado profesor interino de la cátedra de anatomía del
Hospital General de la Armada, siendo el titular don Bernardo López.227
También, fue docente de anatomía con la asistencia al Jardín Botánico
de Madrid, donde tuvo la oportunidad de conocer y trabajar con el
médico catalán don Miguel de Barnadés. Es el momento en que se
familiariza con la taxonomía botánica de Carl Nilsson Linæus228 en el
Jardín del Soto de Migas Calientes.229

El “maestro” Mutis comenzó muy joven a escribir su Diario de


observaciones, en el cual describe una ampliada cantidad de
acontecimientos y menciona las especies bióticas estudiadas, y también
va dando cuenta de las situaciones que evidenciaban las personas
enfermas, y los tratamientos que daban los médicos a sus pacientes.230
Sus primeras observaciones en el campo de la medicina se relacionaban
con los enfermos que se presentaron durante su viaje a Colombia.

227 Cf. Amaya J. “Mutis y la historia natural española. En: Mutis y la Real Expedición
Botánica del Nuevo Reino de Granada” Comisión Nacional Quinto Centenario.
Coordinación Científica: San Pío Alardeen M del P. Barcelona: Villegas/Lunwerg
Editores; 1992; pp. 99-119.
228 Carlos Linneo, también conocido como Carl von Linné o Carolus Linnaeus, es

llamado con frecuencia el Padre de la Taxonomía. Todavía se usa (aunque con muchos
cambios) su sistema para nombrar, ordenar y clasificar los organismos vivos. Véase en
http://www.jmarcano.com/biografia/linneo.html
229 Cf. Sotos Serrano C. “Aspectos artísticos de la real expedición botánica de Nueva

Granada. En Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada”


Comisión Nacional Quinto Centenario. Coordinación Científica: San Pío Alardeen M
del P. Barcelona. Villegas/Lunwerg Editores. 1992; pp. 121-156. También es necesario
considerar que “El Jardin botánico de Madrid y el Gabinete de Historia natural son los
más antiguos y principales establecimientos que las Ciencias naturales deben en
España al movimiento civilizador desarrollado entre nosotros entre la segunda mitad
del siglo pasado…” Véase en Revista de España. Segundo Año. Importancia Científica
del Jardín Botánico de Madrid. Tomo VII Madrid, 1869; p. 122.
230 Quevedo E. “José Celestino Mutis y la medicina en Mutis y la Real Expedición

Botánica del Nuevo Reino de Granada” Comisión Nacional Quinto Centenario.


Coordinación Científica: San Pío Alardeen M del P. Barcelona: Villegas/Lunwerg
Editores; 1992; pp. 77-97.

107
Las publicaciones científicas de la medicina de Mutis fueron escasas;
entre la más célebre recordemos “El Arcano de la Quina”, publicada por
el periódico de Santafé de Bogotá que dirigía Don Manuel del Socorreo
Rodríguez, en 1793.231 En este texto se puede apreciar el estudio a la
Quina232 considerándola como una especie medicinal capaz de curar
distintas enfermedades.233

Por otra parte, el maestro tuvo que enfrentar varias epidemias de


viruela entre los años 1782 y1801, que ocasionaron incontables
muertes entre los habitantes de Nueva Granada. Los gobernantes,
médicos e intelectuales se preguntaban cómo se podría reducir el grave
daño que ocasionaba esta enfermedad.234 El sabio sugería por su parte,
limpiar la ciudad, quemar las basuras, purificar el aire y aislar a los
enfermos infectados,235 al igual como se realizó en el Medioevo con La
Peste Negra en su punto máximo entre los años 1347 y 1353.

Posteriormente, Caldas con las enseñanzas del Maestro Mutis a su


haber, introdujo todo su interés científico en los estudios de la quina.

231 Cf. Díaz-Piedrahita S. Mutis, el Botánico. Mutis y la Real Expedición Botánica del
Nuevo Reino de Granada. Comisión Nacional Quinto Centenario. Coordinación
Científica: San Pío Alardeen M del P. Barcelona: Villegas/Lunwerg Editores; 1992; pp.
77-97.
232 Mutis dedicó mucho tiempo y estudio a la quina. Las virtudes de la planta eran, a

juicio de Mutis, diferentes de acuerdo con el color. Véase en Cobo Borda, JG. José
Celestino Mutis, Biblioteca y Jardín. Bucaramanga: Editorial Sic; 2004. pp. 49-50.
233 Cf. Fernández, J.; Jiménez, C.; y Fonfría, J. “Las Quinas de Caldas” UCM Madrid,

I.E.S. Santa Teresa de Jesús. Actas VIII Congreso de La Sociedad Española de Historia
de las Ciencias y de las Técnicas. 2004: Es necesario hacer mención que la
competencia entre botánicos tenía un trasfondo doble. Por una parte, existían razones
de prestigio botánico frente a una confrontación científica; y por otro lado, se
establecían intereses económicos. Por ende, la corteza de quina era escasa y, por
consiguiente, caro, que se multiplicaba de forma considerable su valor, desde su
extracción en los bosques nublados, y su distribución en las boticas de Europa; p.
563.
234 Véase en Acero MM. De la viruela y el sistema de salud en Colombia

http://encolombia.com/heraldo231-viruela.htm Acceso: 12 de Julio del 2008.


235 Cf. España G. José Celestino Mutis, el sabio de la vacuna. Bogotá: Colciencias-

Editorial Panamericana; 1998. “El sabio realizó ingentes esfuerzos por vacunar a todos
cuantos pudo, pero la epidemia ocasionó muchas muertes. Se calcula que fallecieron
3.000 de las 15.000 personas que habitaban la capital. Una vez hubo pasado, el
esfuerzo de la vacunación continuó, y cuando llegó la epidemia de 1802, el número de
personas fallecidas fue mucho menor, pues no llegó a más de 300”; pp. 16-84.

108
De hecho, en uno de sus textos nos comunica: “En Julio de 1803
recorrí los bosques de Malbucho en solicitud de quinas, en octubre de
mismo año entré en Yntac, pueblo situado en las faldas occidentales de
la cordillera pr 0° 26’ de lat. Boreal., en julio de 1804 me interné en
Tagualó, Manchi etc., también en las faldas occidentales de la cordillera
pr 0º 93’ 21” de lat. Sur según mis observaciones. En Agosto del mismo
año recorrí los montes de Alausí, Cibambe pr 0º 10` de lat. Austral. En
Septiembre los de Paute, Anday, Gualasco en las cercanías de Cuenca;
y en fin pasé a visitar los de Loxa en Octubre y Noviembre.”236 El
resultado científico de su estancia en Loja237 a finales del 1804 fue su
“Memoria sobre el estado de las Quinas en general y en particular sobre
la Loxa”238 redactada al regreso de su viaje de investigación botánica,
encargada por el “maestro” Mutis. La investigación se detuvo por la
guerra de emancipación contra el Virreinato español, gesta en la cual el
mismo Caldas fue fusilado el 28 de Octubre de 1816.239

Tras la muerte de Caldas, pasarían veinte años hasta que Don Antonio
María Vargas Reyes se iniciara como médico en La Escuela de Medicina
de Colombia en 1839. Luego, en su viaje al Viejo Continente para
especializarse e informarse de los nuevos conocimientos de su época, se
contactó con varios científicos, como por ejemplo con Jean Louis Petit
(1674-1750) quien era uno de los estudiosos de los casos de trauma
craneoencefálico.240 Más tarde, el médico Vargas Reyes llegó a París,
justo en un hito significativo para la ciencia de la medicina moderna,
pues se había fundado La Sociedad de Cirugía por el profesor de Clínica

236 Caldas, F. “Memoria sobre el estado de las Quinas en general y en particular sobre
de Loxa.” 1805.
237 Actualmente Loja es una provincia meridional de la República del Ecuador ubicada

en el sur de la Sierra ecuatoriana. Tiene una superficie de 11.026 km². Forma parte de
la Región Sur comprendida también por las provincias de El Oro y Zamora Chinchipe.
238 El manuscrito de esta obra se encuentra en el Archivo Real Jardín Botánico de

Madrid. Archivo de José Celestino Mutis. División III, 62; folios 23-39.
239
Cf.: Revista Thélos, óp. cit.; p. 64.
240 Valladares Arriagada H. El traumatismo encéfalo craneano, Seix y Barral Hnos.,

S.A., Barcelona; 1970. In Revista Médica Electrónica. Hospital Provincial Clínico


Quirúrgico Docente José R. López. Por Matanzas, T.: Rev. Med. Electrón; Vol. 33, supl.
7, Matanzas, 2011. Lectura en
http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S1684-18242011000700005&script=sci_arttext

109
Quirúrgica Don Augusto Berard (1802-1846) y otros nobles, el 23 de
Agosto de 1843.241 Antonio Vargas Reyes, por tanto, aprende
directamente de los mejores profesores allí reunidos, tales como:
Armand Trousseau (1801-1867), Philibert Joseph Roux (1780-1854),
Velpeau M. (1795-1867) y Mateo Orfila (1787-1853), entre otros.
También, los viajes por Europa del médico colombiano le permitieron
aprender nuevas experiencias y conocer entidades médicas similares al
de la Escuela de Medicina de París; también visitó grandes centros
hospitalarios como el Edimburgo y el de Londres.242

En 1848, el médico Vargas Reyes, regresó a las tierras bogotanas, con


ciertos conocimientos de formación clínica y quirúrgica adquiridos con
los grandes investigadores y médicos de Francia ya mencionados. La
noticia llegó a las autoridades y al público local, quienes en esta época
estaban preocupados por el uso de las preparaciones con hierro en el
tratamiento de las anemias, ya que en un sinnúmero de ellos eran
confundidos con enfermos del corazón.243 Y de pronto, mermó el
amparo generoso del Presidente de la República Colombiana y nuestro
médico comenzó a pensar en otras opciones laborales.

En este contexto, Don Antonio María Vargas Reyes enfrentó el cierre


temporal de La Escuela de Medina, porque el Estado colombiano había
entrado en una guerra civil, entre los años 1860-1864.244 Por ello, el
ilustre médico decidió dictar clases privadas de medicina en su casa, a
los alumnos más interesados en la ciencia médica. En esta etapa de su

241 Entre los nobles fundadores se encuentran: Louis Marie Michón (1802-1866),
Alphose Robert (1801-1862), Paul Guersant (1800-1872), Adrien Gullerier (1805-
1874), Francois Joseph Malgaigne (1806-1865), Rene Marjolin (1812-1895), Gustave
Monod (1803-1890), Auguste Widal (De Cassis) (1803-1856), Edourd Chassaignac
(1804-1879), Jacques Gilles Maionneuve (1809-1897), Pierre Hugier (1804-1873),
Antoine Danyau (1803-1871) y Augusto Nelatón (1807-1873). Óp. Cit. Zubiria, R.
“Antonio Vargas Reyes y la medicina del siglo XIX en Colombia”; p. 81.
242 Ibídem.; p. 89.
243 Ibídem.; p. 91.
244 Cf. Alarcón, L.: Tesis Doctoral: Educación, Nación y Ciudadanía en el Caribe

Colombiano Durante el Periodo Federal 1857-1886. Departamento de Historia de la


Educación y Educación comparada Facultad de Educación Universidad Nacional de
Educación a Distancia, Madrid, 2011; pp. 138-147.

110
trabajo, un gran número de soldados de guerra fueron atendidos por
este grupo selectivo laborioso, tal como se puede apreciar en la
siguiente cita: “Señor Intendente: Los que suscribimos, profesores de
medicina, sabemos que existen en el Colegio del Rosario más de treinta
presos heridos a consecuencia del infausto acontecimiento del día 7;
que todos son de tierra extraña, la mayor parte desvalidos, y que la
curación de sus heridas demanda mucho trabajo y constante
asistencia, lo cual es imposible que estando a cargo de una o dos
personas (…) firman: Joaquín Maldonado, Antonio Vargas Reyes,
Antonio Vargas Vega, Samuel Fajardo y Juan de Dios Riomalo.”245

Cabe destacar, que los médicos no demostraban ideología alguna en


relación a la guerra civil, sino que manifiestan un gran esfuerzo y
compasión para la recuperación de la salud de los soldados.

En 1848, Don Antonio Vargas Reyes comenzó a inmiscuirse en los


avatares del período pre-anestésico, ya que las intervenciones
quirúrgicas eran altamente complicadas en su tiempo, por la ausencia
de este elemento. Así entre los años 1856 y 1864, observamos diversas
intervenciones quirúrgicas que practicó nuestro ilustre médico; entre
éstas: operaciones de cataratas, operaciones sobre la nariz, operaciones
proctológicas, y neuro-quirúrgicas;246 e incluso comentó en “La Gaceta
Médica Colombiana” sobre un enfermo cardiaco que después de haber
utilizado todo un arsenal de recursos instrumentales, mencionó lo
siguiente: “En cuanto a mí, quedo satisfecho con la localización de la
enfermedad en el corazón.” 247 La propuesta terapéutica de su tiempo
fue: “buen vino, carne, huevos, leche, hierro y baños fríos.”248 Cabe
subrayar que los recursos medicinales de la época eran escasos, y lo
mismo acontecía con los remedios, pues sólo existían muy pocos en las
boticas del mercado. Sin embargo, el desarrollo de la química permitió

245 Óp. Cit. Zubiria, R. “Antonio Vargas Reyes y la medicina del siglo XIX en Colombia”
pp. 163-164. Acto ocurrido el 7 de Mayo de 1864.
246 Cf. Ibídem.; pp. 153-159.
247 Vargas, A.: Gaceta Médica Colombiana, 13 de Septiembre de 1864.
248 Ibídem.

111
alternativas terapéuticas tan interesantes como los anestésicos de óxido
nitroso (1844), el éter (1846) y el cloroformo (1847); así como también
de medicamentos más específicos para el tipo de dolencias cardíacas,
como el nitrito de amilo (1867).249

Don Antonio María Vargas Reyes siempre se vio limitado en relación a


los insumos para su trabajo quirúrgico para enfrentar las
complicaciones habituales de su tiempo; tales como: infecciones
supuradas, erisipela, septicemia, tétanos y gangrena gaseosa. El índice
de mortalidad, aún en operaciones simples, era muy alto. Por ejemplo,
las heridas del tórax y del abdomen eran casi siempre letales y sólo
algunas excepcionales.250 Al respecto, Herrera Pontón relata dos casos
interesantes ocurridos entre los años 1839 y 1841: “un hombre que
había recibido una puñalada en el tórax con salida parcial del pulmón y
una mujer herida por puñalada en el abdomen con salida de epiplón,
intestino delgado y colon transverso con ruptura de este y salida de
materias fecales. Ambos casos fueron operados exitosamente por el
habilidoso cirujano doctor Antonio Vargas Reyes, pionero en la
aplicación del éter y del cloroformo.”251 De esta forma, en 1849 el
médico científico e ilustrado recurrió a la anestesia con cloroformo para
resecar exitosamente un tumor de seno, pese a que la paciente252 tuvo
un severo problema anestésico: palidez y frialdad, sin respiración ni
pulso. Siete años después vivía sin complicación alguna. 253

Otro caso quirúrgico más complejo de tratar, fue el de Don Alejo de la


Torre, quien sufría de una grave enfermedad del corazón. “De la Torre

249 Cf. Gómez, A.: Terapéutica Científica en Colombia: siglo XIX. Departamento de
Microbiología, Facultad de Ciencias, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá. D.C.
Colombia, Vol. 10-2, 2006. “Posteriormente aparecerían los antipiréticos y analgésicos
como la antipirina (1883), la acetofenitidina (1887) y la nitroglicerina (1879).” p. 91.
250 Venturini, A. Historia de la Anestesia en Sudamérica. Facultad de Medicina de la U.

B. A. Argentina. 2010; p. 3.
251 Herrera Pontón. J.; Óp. cit.: “Historia de la Anestesia en Colombia, Rev. Colom.

Anest., 1974, Nº 2. Art. Nº 7º.


252 Ibídem.; p. 10. Es necesario mencionar, que los cirujanos operaban generalmente

en los domicilios de los pacientes


253 Cf. Vaccarezza, O. A.; Lapunzina, E.: Historia de la Cirugía. Actas Primer Congreso

Hispanoamericano de la Medicina, Buenos Aires, 1982; pp. 459-464.

112
padecía de edemas de los miembros inferiores (los miembros inferiores
edematosos hasta la rodilla, la cara abultada y azulada), hepatomegalia
(“El Hígado infartado subía hasta la cuarta costilla”), el pulmón afectado
gravemente, con hidrotórax. Dificultad marcada en la respiración y
flatulencia marcada en el estómago e intestinos. Entre los antecedentes
cuenta la presencia de “apoplejía” en el pulmón y en el cerebro,
accidente este último que casi le cuesta la vida. ¿Por qué? Se pregunta
Vargas. “Porque la sangre que no circulaba con entera libertad
congestionaba la mayor parte de los vasos, trasudaba por exosmosis al
través de los tejidos permeables y daba lugar a esos depósitos de
serosidad. En aquellos órganos más frágiles, más vasculares, como el
pulmón, el cerebro, el hígado, no había exosmosis, sino rotura de
algunos vasos, de ahí la apoplejía que acabamos de citar.”254

El caso mencionado era muy complejo, por lo que, el ilustre cirujano


convocó una junta médica y entre ellos asistieron Don Vicente
Lombana, Don Jorge Vargas, y otros más.255 El diagnóstico de Don
Antonio Vargas Reyes fue el siguiente: “Hipertrofia del corazón, con
insuficiencia de una de sus válvulas.”256 Una vez elaborado el informe
de autopsia, en el estudio del corazón se encontró un peso de 17
onzas,257 un ventrículo izquierdo y las dos aurículas bastante dilatadas.
Es decir, válvula tricúspide insuficiente.258 Por lo tanto, el diagnóstico
propuesto por el médico científico e ilustre fue asertivo desde el inicio
del tratamiento.

En síntesis, la habilidad médica de Don Antonio María Vargas Reyes se


consolidó en el marco social colombiano. A lo largo de toda su carrera,

254 Se conserva la ortografía original. Op. Cit., Zubiria, R. “Antonio Vargas Reyes y la
medicina del siglo XIX en Colombia”; p. 168.
255 Ibídem.; p. 168.
256 Ibídem.; p. 169.
257 Peso que consta de 16 adarmes y equivale a 28,7 g. Es una de las 16 partes iguales

del peso de la libra, y la del marco de la plata se divide en 8 ochavas. Véase en


http://lema.rae.es/drae/?val=onzas
258 Óp. Cit. Zubiria, R.: “Antonio Vargas Reyes y la medicina del siglo XIX en

Colombia”; p. 169.

113
realizó innumerables intervenciones quirúrgicas, per destaquemos al
menos las siguientes: Operaciones sobre la glándula mamaria,
extirpación de tumor encefaloide del nervio mediano, extirpación de
tumor encefaloide del tendón de Aquiles, secciones tendinosas,
extirpación de uña encarnada, amputación de los dedos, amputación
del muslo, resecciones óseas, resección parcial de los huesos maxilares
superiores, resecciones del maxilar superior, resección de la extremidad
inferior del húmero, resección de un segmento la fosa ilíaca, resección
de la tibia, resección de una porción del fémur, resección de fragmento
de la clavícula, fracturas, tratamiento de luxaciones, ligaduras de
arterias, ligadura de la arteria lingual, ligadura de la arteria femoral,
ligadura de la arteria femoral, ligadura de la arteria subclavia,
extirpación de la parótida, extracción de una tabla de la glándula
parótida, laparotomía por imperforación anal, operaciones ginecológicas
y obstétricas extirpación de pólipos endometriales, intervenciones
obstétricas, operaciones en el sistema genitourinario, operaciones en los
órganos de los sentidos, operación sobre el seno maxilar, operaciones
oftalmológicas, operación de cataratas, operaciones sobre la nariz,
operaciones en los labios, operaciones proctológicas, extracción de
cuerpos extraños del esófago, operaciones sobre el cráneo,259 entre
otras.

Y en relación a trabajos teóricos realizados entre los años 1848 y 1873


con referencia en el campo de la medicina local, efectuó: El estudio de
los estados febriles, Estudios sobre la fiebre tifoidea y el tifo
exantemático, Las fiebres palúdicas, Variedades de la fiebre,
Clasificación de la Fiebres perniciosas, Estudio de la fiebre de Honda y
Ambalema, Las perturbaciones esplénicas y hemáticas, Estudio sobre
las clorosis y la terapéutica con hierro, Estudios farmacológicos sobre el
uso del mercurio, Estudios sobre la rabia, Aplicación de sedales,260
entre otros. Tales investigaciones de Vargas Reyes, ampliaron el

259 Cf. Ibídem.; pp. 74-103.


260 Cf. Ibídem.; pp. 103-159.

114
conocimiento específico para que otros médicos pudieran continuar con
el desarrollo de tratamientos patológicos y combatir mejor a los males
de salud que afectaban a los pueblos hispanoamericanos.

Hacia una Conclusión

Don Antonio María Vargas Reyes ha quedado reconocido en todas las


instituciones del campo de la medicina latinoamericana como uno de
los científicos que asentó la medicina en Colombia a mediados del siglo
XIX.

Los avatares económicos y su vida en general nos hacen pensar que


logró superar todas las dificultades que se le presentaron en su anhelo
infinito de practicar e investigar sobre temas médicos. Pasó así de la
soledad al máximo reconocimiento del Presidente de La República
Colombiana de su tiempo. Su desempeño profesional no estaba
orientado hacia la búsqueda de la riqueza material, sino al saber, a la
aplicación de la ciencia médica y para tratar a los enfermos con
diferentes procesos de terapias medicamentosas que permitieran salvar
más vidas.

Si bien es cierto, sus conocimientos no los desarrolló por completo en el


continente iberoamericano, sino que en la ciudad de París, Francia;
pero el joven ilustre médico agradecido de lo aprendido, vuelve a tierras
bogotanas, y sus nociones de medicina, las aplicó exitosamente en
diversas ocasiones trágicas del país. Por ejemplo, cuando enfrentó la
pandemia de cólera que arremetió en las aldeas más vulnerables de la
zona atlántica colombiana. Además, sus conocimientos trascendieron la
praxis médica y logró escribir y publicar para los próximos
investigadores que estudiaban el campo de la medicina. Así, entre sus
obras recordemos: La Lanceta (1852) y La Gaceta Médica de Colombia
(1864). Ambas tuvieron un impacto muy similar a las publicaciones de
Mutis y de Caldas.

115
Por lo tanto podemos definir a Don Antonio María Vargas Reyes como
un médico científico ilustrado, con una brillante trayectoria práctica en
la Colombia de mediados del siglo XIX. Es considerado como uno de los
mejores cirujanos de su tiempo, principalmente por las exitosas
intervenciones quirúrgicas ya mencionadas.

También es recordado por realizar estudios minuciosos con respecto a


las patologías que afectaban a las comunidades colombianas de
mediados del Siglo del Progreso, entre estos se encuentran: Estudio de
los estados febriles, Estudios sobre la fiebre tifoidea y el tifus
exantemático, Clasificación de la Fiebres perniciosas, Estudio sobre las
clorosis y la terapéutica con hierro, sólo por mencionar algunas.

Vargas Reyes también contribuyó en la especialización de la medicina a


nivel nacional, gracias a su trabajo en la Escuela de Medicina,
contratado por el Presidente Don Tomás Cipriano de Mosquera. La
disciplinas que atendió el ilustre médico fueron ginecología y
obstetricia, farmacología, botánica y química; y en general, ejerció todas
las ramas quirúrgicas en boga en el siglo XIX, y en las cuales se
distinguió como un orador y un destacado profesor de cada una de ellas
en esta Escuela de Medicina, que luego, se convertiría en la Facultad de
Medicina de La Universidad Nacional de Colombia.

116
TOMÁS CIPRIANO DE MOSQUERA Y SUS APORTES
CIENTÍFICOS ENTRE LA NUEVA GRANADA Y LOS
ESTADOS UNIDOS DE COLOMBIA

Zenobio Saldivia M., UTEM, Stgo., Chile y Maryorie Maya G., U. de


Antioquia, Medellín, Colombia.

El hombre, su familia y su formación

Tomás Cipriano de Mosquera nació en Popayán el día 26 de septiembre


de 1798. Fue el sexto de diez hermanos, muchos de los cuales se han
destacado en la historia de Colombia: Joaquín María por ejemplo, llegó
a ser presidente de la Gran Colombia, por un breve período en 1830 y
también en 1831; a su vez, Manuel María fue gobernador de Popayán
entre 1836 y 1838261 y un ilustre diplomático; también Manuel José,
que fue arzobispo de Santafé de Bogotá, descolló en su campo. Tomás
Cipriano era el segundo hijo varón de José Joaquín María Mosquera
Figueroa y Arboleda y de María Manuela Arboleda y Arrechea.262 La
familia Mosquera era de raigambre aristocrática y muy pudiente; sus
exponentes poseeían minas, haciendas y esclavos y estaban insertos
en la red administrativa y política de Popayán.263 Entre sus
antepasados lejanos también figuraban hombres públicos y destacados
militares; entre éstos el capitán Cristóbal de Mosquera y Figueroa que
fue integrante del grupo de Sebastián de Belcázar y gobernador de
Popayán en 1554.264 También otros de sus antepasados destacados

261 Cf. Chapman Q., Willian Alfredo: “Empleos Estatales y Redes Socio-familiares de
Poder en Popayán 1832-1853”, Rev. Diálogos, Vol. 16 (1), 2015, U. de Costa Rica, San
José, Costa Rica; p. 91.
262 Cf. Castrillón A., Diego: Tomás Cipriano de Mosquera, Litografía Arco, Bogotá,

1979; p. 5.
263 Cf. Otero Buitrago, Nancy: Tomás Cipriano de Mosquera Análisis de su

Correspondencia como fuente historiográfica y Mecanismo de Poder. 1845-1878, U. del


Valle, Cali, Colombia, 2015, p. 20.
264 Cf. Muller de Ceballos, Ingrid: “La primera Organización de un Sistema de Escuelas

Normales en Colombia”, en línea en:

117
fueron Francisco Arboleda Salazar y su hijo Francisco Antonio Arboleda
Hurtado; Cristóbal de Mosquera y sus tíos paternos, Marcelino
Mosquera y el doctor Joaquín Mosquera Figueroa, oidor de la Real
Audiencia de Santafé de Bogotá y Regente de España. Así pues, por su
estirpe, esta familia ocupaba una posición privilegiada en la comunidad
popayanesa del siglo XVIII; no sólo por la prestancia de las
personalidades citadas, sino también por su añejo origen español
particularmente por la línea Figueroa, Suero Fernández y Teresa, y cuyo
linaje a su vez se remontaba hasta los años en que los pueblos
cristianos del Mediterráneo -ya asentados en España- se convirtieron al
catolicismo y enfrentaron a los moros.265

De Tomás Cipriano en sus primeros años, se sabe que era parte de una
gran familia aristocrática, como ya se ha señalado. Su hermano mayor
fue enviado a Santafé de Bogotá a los dieciocho años a estudiar
derecho, dejando a Tomás Cipriano a los cinco o seis años de edad
como hijo interino en una familia de tres mujeres y dos infantes.266

Su primera formación académica la recibió de sus progenitores,


continuándola luego en la escuela pública de Joaquín Basto de donde
regresó al hogar a raíz de un incidente disciplinario. En este contexto,
sus padres decidieron retirar a Tomás Cipriano y lo dejaron bajo la
tutela del maestro Luna.267 En las postrimerías del coloniaje, tutores
privados enseñaban a los niños de la élite payanesa las primeras letras,
nociones de aritmética, grandes dosis de religión y algo de idiomas
extranjeros. Tomás Cipriano, se destacó por ser un alumno inquieto,
petulante, incorregible, indisciplinado y díscolo. No está claro el
número de años de instrucción formal que tuvo Tomás Cipriano, pero si
sabemos que su formación intelectual fue interrumpida a fines de 1813
y a principios de 1814 por la epopeya de la independencia. La

http://www.pedagogica.edu.co/storage/rce/articulos/20_05ens.pdf [Fecha de
consulta: 05-09-2015].
265 Cf. Castrillón A., Diego: Tomás Cipriano de Mosquera; op. cit.; pp. 13 y ss.
266 Ibídem.
267 Cf. Paz Otero, Victor: El Demente exquisito: La Estrafalaria vida de Tomás Cipriano

de Mosquera, Villega Editores, Bogotá, 2004; p. 155.

118
formación académica de Tomás Cipriano por tanto, fue interrumpida
por la emigración forzada de Don José Joaquín María Mosquera y su
familia al norte, con motivo de los disturbios entre las fuerzas españolas
y los republicanos durante la insurrección contra el virrey Amar y
Borbón en Santafé de Bogotá; Tomás Cipriano cursó después
latinidades en el Real Colegio Seminario, pero no terminó sus estudios
superiores. El joven estudiante se rodeaba de republicanos ardientes
guiados por el rector del seminario, Don José Félix de Restrepo, quien
reunía a todos los que se mostraban con una animadversión al régimen
colonial. Aunque Tomás Cipriano nunca volvió a estudiar formalmente,
había aprendido a leer y a escribir, y de joven su padre le insistió
mucho en que tratara de mejorar su ortografía y caligrafía. Esto debe
haberle sido de gran utilidad más tarde puesto que el uso de la
correspondencia para él fue muy relevante para entablar comunicación
desde la distancia con su familia, con sus amigos o con sus
enamoradas y para sus tareas económicas y políticas.268 No se sabe con
certeza cuales fueron los textos que influyeron más notoriamente en su
formación intelectual, pero si sabemos que la familia Mosquera-
Arboleda apreciaba mucho los libros. Su cuñada y prima hermana
María Josefa Mosquera y Hurtado, tenía una biblioteca que llamaba
mucho la atención en su tiempo por la gran cantidad de textos que
incluía. El acopio de textos de la biblioteca personal que Tomás
Cipriano de Mosquera logró formar a lo largo de su vida, al parecer,
correspondió a una de las más completas existentes en Colombia en las
primeras décadas del siglo XIX; por tanto, podemos colegir que
Mosquera era un hombre con muchas inquietudes intelectuales.
Además, dominaba medianamente el inglés, francés e italiano.269

Tomás Cipriano de Mosquera se casó en primeras nupcias con su prima


hermana Mariana Arboleda y Arroyo, y en segundas, con María Ignacia

268 Cf. Otero Buitrago, Nancy: Tomás Cipriano de Mosquera Análisis de su


Correspondencia como fuente historiográfica y Mecanismo de Poder. 1845-1878; op. cit.;
p. 56.
269 Cf. Lofstrom, William: La vida íntima de Tomás Cipriano de Mosquera (1798-1830),

1996, Ancora Editores, Bogotá; pp. 48-49.

119
Arboleda. En 1824, en la defensa de Barbacoas, recibió un tiro en la
mandíbula, lo que le trajo una secuela en relación a su expresión oral
puesto que se vio obligado a realizar una serie de gesticulaciones y
ruidos por el resto de su vida, cada vez que hacía uso de la palabra; por
ello se ganó el apelativo de “Mascachochas”.270

Sus contribución científica

En rigor, su tributo científico a nuestro juicio tiene dos vías relevantes.


Por un lado están las contribuciones indirectas que en virtud de su
condición de Presidente de la República -en sus distintos períodos-
incidieron en la marcha técnica, educacional y científica del país, y por
otro lado, están las obras que escribió como autor en disciplinas tales
como: matemática, geografía, cartografía, meteorología, cosmografía e
historia por ejemplo. Y justamente estos dos carriles de contribuciones,
serán los ejes de nuestro acopio para respaldar la contribución
científica que ha legado a Colombia y a América toda.

Su contribución desde la presidencia

En relación a los aportes técnico-científicos propiciados por Mosquera


para la joven República de Colombia, en sus distintos períodos
gubernativos, se destacaron varias obras de importancia que en su
tiempo, a mediados del Siglo XIX, impactaron en la educación, la
industria, la ingeniería, las comunicaciones y la ciencia nacional; entre
otras.

Así por ejemplo, en educación, durante su primer período gubernativo


(1844-1849), como Presidente de la República de Nueva Granada,
implementó diversas mejoras en los niveles básico, medio y de la
enseñanza universitaria. En relación a la enseñanza elemental,
recordemos que formuló la Ley de Márquez del 9 de mayo de 1846, que

270Cf. Gran Enciclopedia de Colombia, Círculo de Lectores, T. X, Bogotá, 1994; p. 405.


Y también en: Mantilla R., Luis: “Sobre el Doloroso origen de un abyecto
Sobrenombre”, Boletín de Historia y Antigüedades, Vol. XCII, Nº 830, Septiembre,
Bogotá; 2005; pp. 679-680.

120
eximía de los servicios local y militar, a los maestros de escuela
primaria como un estímulo para la formación de un universo de
profesores instructores. Y por otra parte, ya en 1849, el gobierno de
Mosquera había instaurado escuelas normales en gran parte de las
provincias de la Nueva Granada y las había dotado de libros,
mapamundis y otros implementos.271
El sistema de educación secundaria, si bien no tuvo grandes cambios
curriculares recibió a un par de profesores franceses contratados por el
gobierno (1846), para enseñar matemática y física. Y al final del
gobierno de Mosquera, los alumnos de enseñanza media que en 1845
eran 742, se habían incrementado a 1809 estudiantes en el año
1849.272

Pero los mayores logros en éste ámbito educacional, acontecieron


principalmente en el nivel universitario. En efecto, recuérdese en este
plano que en septiembre de 1845, Mosquera propició algunas reformas
a la ley orgánica de universidades, posibilitando así una cierta
liberalización mínima de la enseñanza universitaria; lo que implicó a su
vez por ejemplo, que se abordaran las ideas del filósofo y escritor inglés
Jeremy Bentham, vinculadas al liberalismo, al sensualismo, a la
expansión del utilitarismo y a la difusión de la legislación moderna.273
Y luego, en 1846, la Universidad de Santafé de Bogotá logró construir
un anfiteatro anatómico con ayuda gubernativa y además importó de
Europa todo el equipo médico necesario para los estudios de
medicina.274 También este mismo año se contrató al napolitano José

271 Cf. León Helguera, J.: “La Educación durante el Primer Gobierno de Mosquera:
1845-1849”; (Traducido por Enrique Hoyos Olier), en línea en:
http://www.pedagogica.edu.co/storage/rce/articulos/rce26_04ensa.pdf [Fecha de
consulta: 09-11-2015].
272 Ibídem.
273 Ibídem. (También recuérdese que Bentham propagaba el ideal filosófico, moral y

arquitectónico del panóptico en las cárceles; modelo que perseguía la construcción de


cárceles y hospitales con diseños que permitieran más rápidamente la visión y control
de los internos y también más aireación y luminosidad, lo que era para su tiempo, una
notoria expresión de progreso arquitectónico y moral; pero al parecer, esto no llegó a
plantearse, puesto que la abundante bibliografía sobre el primer gobierno de
Mosquera no lo menciona.)
274 Ibídem.

121
Eboli para enseñar química y metalurgia en la Universidad de Popayán,
donde además realizó investigaciones en altimetría e instaló un
laboratorio de química.275

En relación a la docencia de la medicina, se contrató al médico


neogranadino con estudios actualizados en Europa Don Antonio Vargas
Reyes, en 1847. Y este mismo año además, se contrató al danés
Bernard Lewy, para dictar las clases de química y metalurgia en esta
misma universidad. A ello hay que adicionarle la preocupación por
apoyar la edición de textos de estudio para la academia; v. gr. el texto
del médico Don Jósé Joaquín Garcia sobre terapias para el tratamiento
de la elefantiasis, entre otros.276 También en 1847, se formuló un nuevo
plan de estudios universitarios que favorecía la protección al estudio y
difusión de la literatura, la filosofía, las ciencias naturales, la física y las
ciencias aplicadas; por ello el plan incluso ordenaba a las universidades
del país, la conveniencia de dictar cursos de “hidráulica aplicada a la
construcción de canales”, o “usos del vapor en la fuerza motriz”, o
“aplicaciones del vapor a las máquinas” o “botánica de la zonas tórrida”,
entre otros.277

Asimismo, en 1848, se observa que el gobierno contrató al jesuita


Ignacio Gomilla, antiguo profesor de matemáticas y física del Colegio de
Nobles de Madrid y del Colegio de Loyola, para trabajar en la
Universidad de Santafé de Bogotá, como profesor de química.278

Y también, recordemos que Mosquera y Arboleda creó en 1847 el


Colegio Militar para formar oficiales del estado mayor, de artillería, de
infantería y además ingenieros civiles; dicho Colegio principió sus

275 Ibídem.
276 Ibídem.
277 Cf. Ahern, Evelyn J.G.A. “El Desarrollo de la Educación en Colombia 1820-1850”,

en línea en: http://www.pedagogica.edu.co/storage/rce/articulos/rce22-23_04arti.pdf


[Fecha de consulta: 05-11-2015].
278 León Helguera, J.: “La Educación durante el Primer Gobierno de Mosquera: 1845-

1849”; op. cit.

122
actividades en 1848 con una planta docente de excelencia, que incluía
destacados generales para los ramos militares y profesores tales como
Lino de Pombo, para servir las cátedras de trigonometría, geometría
descriptiva, geometría práctica y otras; o como Aimé Bergeron para
dictar matemática y astronomía; o Ramón Guerra Azuola para los
cursos de dibujo lineal y resoluciones gráficas de problemas
geométricos.279 También se había contratado a Agustín Codazzi para la
cátedra de práctica topográfica, y quien asumió al año siguiente,
conjuntamente con otras labores directivas dentro del la institución.

En 1861, durante su segundo período gubernativo, como Presidente de


la entonces Confederación Granadina, Mosquera fundó la Escuela
Politécnica, asociada al Colegio Militar. “Esta decisión respondió a su
pensamiento marcial respecto a la forma de la enseñanza y a la idea
que tenía de que las materias deberían estar vinculadas a los
requerimientos bélicos y de defensa de los ejércitos”280; por eso no es
extraño que al mismo tiempo reorganizara y ampliara el contingente
militar. También, este mismo año, Mosquera ratificó a Manuel Ponce de
León y a Manuel María Paz para confeccionar un mapa general y el
Atlas comprometido con Codazzi; además comisionó a Felipe Pérez para
escribir La Geografía Física y Política de Estados Unidos de Colombia.281

En 1867 durante su cuarto mandato, Mosquera y Arboleda fundó el


Instituto Nacional de Artes y Oficios integrados por el Colegio Militar y
la Escuela Politécnica. Recuérdese que el Colegio Militar perseguía la
preparación de oficiales militares con una fuerte formación en
disciplinas científicas vinculadas a los requerimientos bélicos y
operativos de las ramas del ejército, como ya se ha mencionado. Y por

279 Cf. Torres S., Jaime y Salazar H., Luz Amanda: Introducción a la Historia de la
Ingeniería y la Educación en Colombia, U. Nacional de Colombia, Bogotá, 2002; p. 164.
280 Vásquez, William: “Antecedentes de la Escuela Nacional de Bellas Artes de

Colombia. 1826-1886: De las Artes y Oficios a las Bellas Letras”, Cuadernos de


Música, Artes Visuales y Artes Escénicas, Vol. 9, N°1, Bogotá, 2014; p. 40.
281 Cf. La Comisión Corográfica. Aporte interdisciplinario para el Mundo; Biblioteca

Nacional de Colombia, Bogotá, 2008; p.6.

123
ello, el Colegio Militar y la Escuela Politécnica ofrecían para la
formación científica algunas cátedras en común, tales como dibujo
lineal, levantamiento de planos, y la formulación de mapas. Mosquera
tenía una idea muy ambiciosa en relación a la educación universitaria y
se había propuesto crear la Universidad de los Estados Unidos de
Colombia, pero no pudo materializar este proyecto, porque fue depuesto
del gobierno en mayo de 1867.282

En el plano de las ciencias aplicadas, Mosquera contrató al arquitecto


Thomas Reed para que proyectara y dirigiera la construcción del edificio
para la sede del Congreso Nacional (el Capitolio), en 1846; empero la
escacez de recursos y las dificultades políticas impidieron su
construcción.283 Y algo similar aconteció con la Escuela Práctica de
Arquitectura, que había sido inaugurada en noviembre de 1847, y cuyo
director -por mandato de Mosquera- era también este arquitecto.284

Mosquera y Arboleda era un hombre culto y estudioso, preocupado por


el conocimiento de la ciencia, la historia, la geografía, la cartografía, la
meteorología y la cultura en general, materias a las que dedicó buena
parte de su vida. Esta preocupación personal se tradujo en dos obras
importantes sobre la geografía de Colombia y unos cuantos artículos
científicos, que analizaremos en su momento, en el marco de su
condición de autor. Volviendo a sus aportes como Presidente,
recuérdese además que en enero de 1848 instaló el Instituto Caldas, en
Santafé de Bogotá.285 La finalidad de este instituto era fomentar la
cultura, la administración pública, los trabajos científicos, las
comunicaciones y el desarrollo del país en general. Justamente inserto
en el marco de estas inquietudes, surgió la idea de contar con un mapa

282
Torres Sánchez, Jaime y Salazar, Luz Amanda: Introducción a la Historia de la
Ingeniería y la Educación en Colombia, Universidad Nacional de Colombia, 2002.
283 Cf. “Historia extensa de la arquitectura en Colombia”. En línea en:
http://aplicaciones.virtual.unal.edu.co/blogs/hacolombia/2011/08/28/1-el-
capitolio-y-tomas-reed/ [Fecha de consulta: 09-10-2015].
284 Cf. Ahern, Evelyn J.G.A. “El Desarrollo de la Educación en Colombia 1820-1850”;

op. cit.
285 Cf. Restrepo Forero, Olga: “En Busca del Orden: Ciencia y Poder en Colombia”,

Rev. Asclepio, Vol. L (1), 1998; p. 58.

124
que diera cuenta de todo el cuerpo físico de la Nueva Granada y por ello
el gobierno de Mosquera contrató al militar y cartógrafo Agustín
Codazzi, para que levantara un Mapa general y otro corográfico de todas
las provincias existentes a la fecha en el país, lo que permitiría conocer
la realidad del ordenamiento territorial de la época y las propiedades
físicas, orográficas, potamológicas y geográficas en general de las
regiones. Y en abril de 1849, Codazzi arribó a Santafé de Bogotá para
iniciar esta labor y las actividades docentes en el Colegio Militar, como
ya se mencionó, para contribuir así también desde este Colegio, en la
formación de los primeros ingenieros de Colombia.286 En otro plano,
recuérdese también que Mosquera propició el primer censo del período
republicano y que formuló algunas políticas públicas para evitar la
destrucción masiva de los bosques.287

Desde el punto de vista político, este gobierno llegó hasta el 31 de


marzo de 1849, fecha en que Mosquera entregó la presidencia a José
Hilario López, y se separó de la vida pública por algunos años.

Algo similar aconteció tras su salida forzosa del gobierno en 1867 por la
acción del general Santos Acosta, lo que obligó a Mosquera a exiliarse
en Lima por los siguientes tres años, durante los cuales escribió un
libro titulado Cosmogonía (1868). Esto es, un estudio sobre los diversos
sistemas de la creación del universo, que comentaremos en su
momento.

Sus aportes como científico individual

Su labor científica individual corresponde al acopio de sus numerosas


observaciones y apuntes que hacía durante sus viajes y campañas
militares. También de los mapas que levantó y de los estudios
comparativos que realizó a partir de las diversas lecturas de las obras

286 Cf. Patiño M., Carlos: “Codazzi: Precursor de la Geografía en Colombia.” En línea
en:
http://observatoriogeograficoamericalatina.org.mx/egal9/Teoriaymetodo/Investigacio
n/02.pdf [Fecha de consulta: 10-11-2014]. Y también en: Restrepo Forero, Olga; op.
cit.
287
Cf. Castrillón A., Diego: Tomás Cipriano de Mosquera; op. cit.; p. 286.

125
de geógrafos, astrónomos, botánicos, naturalistas y mineralogistas en
boga en su tiempo; fundamentalmente de los trabajos de la Expedición
Botánica y de los escritos de algunos científicos europeos.288

En cuanto a la geografía, la etapa en que Tomás Cipriano estuvo muy


interesado en estos temas parece ser la década del cincuenta. En efecto
al término de su primer período como Presidente de la República, viajó
a Nueva York para dedicarse a los negocios de la familia y creó allí en
1850, una casa comercial llamada Mosquera Herrán Ltda., con oficinas
en Panamá, Nueva York y Washington. La casa comercial
agroexportadora quebró en 1857.289 Pero además de los negocios,
también se dedicó a escribir y publicar su Memoria sobre la geografía
física y política de la Nueva Granada, dedicada a la Sociedad Geográfica
de Nueva York (1852), la cual fue traducida luego también al inglés. Al
mismo tiempo, en este período de dedicó a trazar y dibujar su Carta de
la República de la Nueva Granada, conforme a la última división Política
(1852).

Este mapa de Mosquera de 1852, ya se ha comentado bastante, por ello


bástenos recordar aquí que en cierta manera era la continuación y
corrección de otro similar realizado por Agustín Codazzi y que éste lo
había incluido en su Atlas físico y político de la República de Venezuela
(1840). Comprendía Venezuela, Nueva Granada y Ecuador; Tomás
Cipriano de Mosquera se centró aquí en la corrección de varios aspectos
de esta carta como por ejemplo, el dibujo de la Costa Pacífica, la
dirección de las cordilleras, el curso de algunos ríos y los límites del
territorio granadino, tal como ya lo ha destacado Duque.290 Dichas
correcciones -especialmente las relacionadas con el área del Pacífico- le

288 Cf.: “Tomás Cipriano de Mosquera” en línea en:


http://web.presidencia.gov.co/asiescolombia/presidentes/09.htm [Fecha de consulta:
08-11-2014].
289 Cf. Otero Buitrago, Nancy: Tomás Cipriano de Mosquera Análisis de su

Correspondencia como fuente historiográfica y Mecanismo de Poder. 1845-1878; op. cit.;


p. 173.
290 Duque, Lucía: “Territorio Nacional, cartografía y poder en la Nueva Granada
(Colombia) a mediados del siglo XIX”, 2008. En línea en:
http://alhim.revues.org/2907#tocto1n2 [Fecha de consulta: 10-11-2014].

126
salieron muy fluidas a Mosquera puesto que esta zona y en particular la
zona sur-occidental del país, era una de las más conocidas por él, pues
era su área natural de movimientos toda vez que aquí se ubica
Popayán, su ciudad natal. Y también porque ya en 1825, Tomás
Cipriano de Mosquera había sido gobernador de dicha región e incluso
había elaborado en ese mismo año, el Mapa geográfico de la Provincia de
Buenaventura en el Departamento del Cauca.291 Actualmente los
estudiosos han contrastado los mapas de Agustín Codazzi y el de Tomás
Cipriano de Mosquera, en relación a la región que ambos dibujaron de
la Costa Pacífica. Así por ejemplo, en la carta de Mosquera, se observa
un mayor detenimiento en el dibujo de las islas e islotes de la región, lo
que seguramente proviene del conocimiento directo que tenía de la zona
el autor, tal como lo hemos venido mencionando.

Por otra parte, aunque Mosquera no indica en las fuentes que haya
utilizado en su Carta de la República de la Nueva Granada, conforme a
la última división Política de 1852, el mapa previo de José de Acosta:
Carta de la República de Nueva Granada (1847),292 al comparar los
mapas de José Acosta (1847) y de Tomás Cipriano Mosquera (1852)
referentes al territorio nacional, queda claro que el de Acosta buscó
mayor rigurosidad en el trazado de la geografía física al relacionar el
mayor número de fuentes e incluir medidas astronómicas de autores
como Fidalgo, Humbodlt, Boussingault y Roulin. Y Mosquera por su
parte, enfatizó los espacios desde una perspectiva ideológica y política,
lo que se expresa en el hecho de que resaltó de sobremanera los límites
políticos de la Nueva Granada. La diferencia en las fuentes utilizadas y
en los énfasis puestos por cada mapa, hace que los límites del sur y
sur-oriente del país, principalmente con Ecuador, Perú y Brasil,
resulten distintos en cada documento. Así, en la carta de Tomás
Cipriano de Moraleda los límites se extienden hacia el sur del río

291 Ibídem.
292 Duque Muñoz, Lucía: “Vasos comunicantes entre la Cartografía, Historia y
Geopolítica en el Mapa de la República de Nueva Granada (1847) de José de Acosta”
En línea en: http://www.sbhc.org.br/revistahistoria/view?ID_REVISTA_HISTORIA=47)
[Fecha de consulta: 10-11-2014].

127
Putumayo, hasta el río Solimoes o Amazonas. Por su parte en el mapa
de Acosta, el límite está puesto precisamente en el Río Putumayo, desde
donde se trazó una línea imaginaria hasta unirla con el Río Caquetá y,
a partir de ese punto, se dio una curva en dirección nor-oriental hasta
el Río Negro. Por tanto, tal como lo ha destacado Duque, queda claro
que cada uno de estos mapas propone una lectura diferente
principalmente con respecto a los límites del territorio nacional en estas
regiones.293

Esta preocupación cartográfica de Mosquera por el cuerpo físico de


Colombia, se complementa a su vez con la preparación y publicación de
su Memoria sobre la geografía física y política de la Nueva Granada,
(1852) y continuará también en la siguiente década con la publicación
de su Compendio de Geografía General Política, Física y Especial de los
Estados Unidos de Colombia, en 1866.

Así, en la Memoria sobre la geografía física y política de la Nueva


Granada, Mosquera parte dando cuenta de la situación geográfica de la
Nueva Granada, de sus límites, de la extensión territorial, de la parte
continental del país y de las islas que lo constituyen; para luego
describir los ríos y lagos, las bahías y puertos, las cadenas montañosas
y mencionar algunos aspectos geológicos propios de la Nueva Granada;
asimismo incluye cuidadosos listados y referencias sobre los referentes
bióticos de Nueva Granada de su tiempo. V. gr., a manera de
ilustración, en cuanto a la extensión de la República acota: “La área
continental del territorio granadino que dejamos determinado en la
descripcion de sus límites es de 394,664 millas cuadradas. De 60 al
grado.”294

Y en cuanto a las islas en posesión de la joven república, Mosquera


señala: “En el Atlántico, ó mar Caribe, están las islas de San Andrés y

293 Cf. Duque Muñoz, Lucía: “Territorio Nacional, cartografía y poder en la Nueva
Granada (Colombia) a mediados del siglo XIX”; op. cit.
294 Mosquera, Tomás Cipriano de: Memoria sobre la geografía física y política de la

Nueva Granada, dedicada a la Sociedad Geográfica de Nueva York, Impr. de S.W.


Benedict, N. York, 1852; p. 7.

128
Providencia a 12º 35’ long. occidental la segunda; y once en el
archipiélago de la bahía del Almirante, llamado laguna del Chiriquí; de
las cuales la principal es Boca del Toro, cuyo nombre se ha dado a todo
el territorio…”295 Y luego sigue: “En la costa de Cartagena hai unas 20
islitas desde Barú, hasta el Golfo de Marrasquillo y puerto de
Zispata…”296 Y tras nombrar otras del sector, más adelante expresa:
“En el Occidente Pacífico posee el archipiélago de Las perlas en el Golfo
de Panamá, que consta de unas 10 islas…”297 Y así sigue indicando los
otros archipiélagos e islas. Para luego seguir con las hoyas
hidrográficas, los montes, los ríos y otros aspectos del cuerpo físico de
su país y hasta una enumeración de los referentes de la flora y fauna de
la república.

Y en relación a los puertos, su manera de describirlos incluía los


vientos que lo fustigaban, las coordenadas geográficas, y algún
comentario histórico. Así, en cuanto al puerto de Bahía Honda,
Mosquera lo define en estos términos: “…es el primer puerto en la costa
N.E. de la Nueva Granda; y allí fue donde los conquistadores trataron
de fundar una ciudad con el nombre de Santa María, pero que la falta
de aguas potables hizo abandonar. Dicha bahía es hermosa y cubierta
de los vientos fuertes del este y Norte, y está situada á 12º 20’ latitud N.
71º 44’ long. Occidental.”298

En cuanto a la identificación de especímenes bióticos, en esta obra


Mosquera identifica y menciona mamíferos, aves, ofidios, coleópteros e
insectos diversos, indicando su nombre con la nomenclatura científica
aceptada y utilizada por los cultores de las ciencias de la vida y de la
taxonomía en general. En este sentido llama la atención el completo
cuadro en el que incluye todas las aves que los especialistas ya habían
clasificado en relación a este país, mencionado el orden, la familia y el

295
Ibídem.; p. 8.
296 Ibídem.
297
Ibídem.
298
Ibídem.; p. 18.

129
nombre científico de cada uno. V. gr. en relación a los gorriones,
menciona a las diversas familias que los constituyen, luego da los
nombres vernáculos y científicos respectivamente. Así, mencionando a
una de las tantas familias de gorriones que incluye en su listado acota:

“Familia Fisirostros: Golondrina nocturna Hirundo nocturna Golondrina


Hirundo flaviventer Golondrina de agua Hirundo fulvo Tijereta Variedad
de Hirundo rufo…” 299 Lo anterior, indica que Mosquera había leído y
conocía los trabajos taxonómicos sobre Nueva Granada.

Y algo similar a la presentación que hemos ilustrado en relación a los


fisirostros, aborda el autor en relación a las plantas que se estimaban
que eran de utilidad para las artes y la medicina, tal como se puede
observar en el anexo al final del texto, donde aparece un extenso listado
con los árboles, las plantas, las hierbas, los frutos y otros referentes
bióticos.300

Por su parte, en su Compendio de Geografía General Política, Física y


Especial de los Estados Unidos de Colombia (1866), abordó desde las
nociones de geografía astronómica de la época, los antecedentes
históricos de la colonización en Colombia, los límites políticos de su
país, la situación de la población, los aspectos de la geografía física, de
la hidrografía, la vulcanología y la mineralogía. Así como también, la
determinación de las coordenadas y descripción de los nueve estados de
Colombia en los años sesenta del Siglo del Progreso; esto es: Panamá,
Cauca, Boyacá, Santander, Magdalena, Cundinamarca, Antioquia,
Bolívar y Tolima. Llama la atención la identificación y descripción de los
diferentes especímenes de la flora y fauna colombiana de su tiempo,
como la identificación de diversas maderas útiles a la industria y las
artes, entre tantos otros tópicos propios de una obra de esta naturaleza.

Así por ejemplo, en relación a los límites políticos de su país, Mosquera


acota: “La extensión de los Estados Unidos de Colombia por la parte
299
Ibídem.; p. 35.
300
Ibídem.; pp. 97-104.

130
norte de la línea equinoxial llega hasta 12° 30’, que es su latitud Norte,
y por la parte al Sur de la línea llega hasta 5° 8’ que es su latitud
sur.”301 Y respecto a la longitud señala que va desde “…los 8° 23’ 3’’ al
este del meridiano de Bogotá, hasta 8° 50’ 45’’ al oeste del mismo.”302

Y en cuanto a las descripciones de los estados, Mosquera sigue una


parsimonia descriptiva que parte indicando las coordenadas geográficas
de la misma, su población y luego se concentra en los accidentes
geográficos más específicos. Así, en relación al estado de Tolima parte
señalando: “El estado de Tolima está entre las cordilleras central y
oriental, desde donde se separan y comienza la grande hoya del
Magdalena á 1º 34’, y vá hasta 5º 44’ latitud norte en la boca del rio de
la Miel: su situación de longitud es de 0º 11’ á 2º 21’ al occidente de
Bogotá, siendo ésta su mayor anchura en lo menos poblado, y limitando
al este y occidente con el Estado del Cauca, que abraza por decirlo así,
todo el sur de este Estado. Su población alcanza á 190,252 habitantes,
y no hai en él indios salvajes.” 303

Llama la atención desde nuestra contemporaneidad, que Mosquera en


esta obra -al igual que en su Memoria…- no sólo haya abordado las
temáticas geográficas, hidrográficas, orográficas o las cuestiones de una
geografía humana de su tiempo, sino que además incluyera la
identificación del gigantesco universo biótico colombiano del siglo XIX, y
que aunque él no las descubrió ni mucho menos, ni aunque tampoco
hace una descripción taxónómica de las mismas, supo incluir
mencionando con su denominación taxonómica de género y especie en
latín, a casi toda la fauna colombiana que los taxonomistas ya habían
identificado, descripto y clasificado para su país desde el siglo de la
Ilustración. Así por ejemplo, Mosquera menciona a los carnívoros,
roedores, quirópteros, rumiantes, marsupiales, cetáceos y otros

301 Mosquera, Tomás Cipriano de: Compendio de Geografía General Política, Física y
Especial de los Estados Unidos de Colombia, Impr. Inglesa y Extranjera de H. C.
Panzaer, Londres, 1866; pp. 7-8.
302
Ibídem.
303
Ibídem.; p. 271.

131
mamíferos; a las aves, a los peces, a los crustáceos, así como a los
anélidos, ortópteros, himenópteros, lepidópteros y coleópteros diversos;
entre otros exponentes de la fauna colombiana de su tiempo. V.gr., en
relación a los Himenópteros acota: “En el órden de los Hymenopteros se
encuentran diferentes especies de Abejas Apig mellifica, Apis peronii, y
Apis unicolor; que es la mas comun, y todas dan buena miel; pero la
cera no puede blaquearse, sino en las del oriente, que es la verdadera
abeja de miel, Avispas Clorion lobatum, y Abejones Bombus Dahlboni.”304

Y en cuanto a los arácnidos, Mosquera escribe: “Entre las arañas hai


una variedad grande: los alacranes, scorpius, de ellos los mas terribles
por su picadura son el alacran negro, Scorpius Buthus, y el pardo,
Scorpius centrurus. Existe una araña que produce seda de buena
calidad, y nos parece ser una especie de la Mygala Coementaria; la
araña grande, Mygala Antipodracia; y la araña brava, Mygala
avicularia.”305

Y así sucesivamente con casi todos los referentes orgánicos de su país.


Desde esta perspectiva, esta obra de geografía sigue el paradigma
descriptivo-explicativo de Codazzi, como por ejemplo en su Resúmen de
la Geografía de Venezuela (1841), puesto que aquí este militar y
geógrafo incluye también la identificación de los referentes orgánicos, de
manera suscinta.

Pero su preocupación científica no se reducía a la geografía y cartografía


nada más, como hemos venido comentando, también abordaba otras
disciplinas, como por ejemplo la meteorología. En efecto, en su trabajo
“Memoria sobre varias observaciones meteorológicas hechas por el
Jeneral Tomas C. de Mosquera” da cuenta de diversas observaciones
termométricas, según la altura, la latitud, la longitud, o por regiones,
por meses o por estaciones entre tantas otras variables, y por supuesto
muchas de estas notas aluden a su querido Popayán. Así por ejemplo,

304
Ibídem.; p. 256.
305
Ibídem.; p. 258.

132
en un momento de su prosa y en relación a la determinación de la
temperatura media de algunas regiones expresa: “ En todos los lugares
del interior de la Nueva Granada puedo asegurar que los términos
medios están en la siguiente proporcion: á 360 m. 26º, á 667 m. 25º, á
874 m. 24º, á 900 m. 23º, á 1000 m. 21º, á 1500 m. 20º, á 1770 m.
19º, á 2000 m. 18º, á 2500 m. 16º, á 2660 m. 14º, á 2700 m. 13º, á
3211 m. 10º, á 3500 m. 9º, á 4000 m. 7º, á 4500 m. 5º, á 4800 m.
1º,5.”306

Las inquietudes científicas de Mosquera no solo se reflejan en sus


estudios históricos, geográficos, meteorológicos, estadísticos y
cartográficos, sino que también han quedado de manifiesto en los
títulos y reconocimientos que le otorgaron distintas sociedades
científicas latinoamericanas y europeas; v. gr.: miembro honorario de la
Sociedad de Agronomía de París, corresponsal del Instituto Histórico y
Geográfico del Brasil y miembro fundador de la Sociedad Real de
Antigüedades del Norte de Dinamarca, entre otros.307

En relación a su texto Cosmogonía (1868), Tomás Cipriano de Mosquera


parte explicando que hay un cielo empírico, dentro del cual se desplaza
un fluído imponderable repartido en núcleos que van cohesionando la
materia cósmica que se transmite en los cometas y los planetas. Así, el
universo estaría cubierto de nebulosas hasta llegar al planeta tierra
donde se dan los distintos fenómenos astro-físicos.308 Esta obra en la
actualidad está en el ojo del huracán analítico pues se ha encontrado

306 Mosquera, Tomás Cipriano de: “Memoria sobre varias observaciones meteorológicas
hechas por el Jeneral Tomas C. de Mosquera”; apéndice incorporado en: Memoria
sobre la geografía física y política de la Nueva Granada; op. cit.; p. 83.
307 Cf. Vásquez L., Claudia: “Mosquera, Tomás Cipriano de” en línea en:
http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/mosqtoma.htm [Fecha de
consulta: 08-12-2015]. Y también sus reconocimientos han quedado consignados en
el frontispicio de algunas de sus obras, como por ejemplo en su Memoria sobre la
geografía física y política de la Nueva Granada, 1852, donde él autor se preocupó de
ponerlos debajo del título de la obra.
308
Mosquera, Tomás Cipriano de: Cosmogonía. Estudio sobre los diversos sistemas de
la Creación del Universo y de los adelantos hechos en las Ciencias en los últimos
Tiempos, Impr. del Estado, Lima, 1868.

133
un folleto de 1869, supuestamente de Sergio Arboleda,309 en el que
presenta una comparación de muchas de las páginas del texto de
Mosquera, con otras del francés A. Victor Guillemin sobre una obra
similar y en las cuales se observa una similitud considerable. Por
tanto, este texto de Mosquera podría no tener la originalidad
deseable.310 Independientemente de esta situación, hay que ser
cauteloso pues este folleto es muy irónico y burlesco y parece ensañarse
por la condición de masón de este autor.311 El resto de la obra científica
de Mosquera sigue a pie firme.

Más tarde, una vez terminada la guerra civil de 1876-1877 con el


triunfo del gobierno liberal sobre el alzamiento clerical-conservador,
Mosquera viajó a Honda y luego a Cartagena para continuar a Panamá,
donde pasó varios meses de descanso. En 1878, tuvo un nuevo hijo con
su segunda esposa María Ignacia Arboleda y al que denominó José
Bolívar, en homenaje al libertador. Empero, para esta fecha, ya la salud
del político y científico estaba muy deteriorada y en el mes de octubre
de este mismo año falleció.312

Hacia una conclusión

Mosquera y Arboleda no siempre ha sido visto como científico ni por los


historiadores de la ciencia latinoamericana ni por los propios
historiadores de la ciencia en Colombia; seguramente ha influido en
este olvido para incluirlo entre los científicos colombianos, la
personalidad contradictoria del autodidacta y sus acciones políticas,
aspectos que si están muy bien estudiados y que seguramente han
diluido u opacado la faceta de científico de este autor. Sin embargo, en

309 Cf. Arboleda, Sergio (?): La Cosmogonía del Gran General, Impr. de Focion Mantilla,
Bogotá, 1869. (8 pp.)
310
Independientemente de esta situación, hay que ser cauteloso pues este folleto es
muy irónico, burlesco y parece ensañarse con la condición de masón de Mosquera.
311 Cf. Acevedo L., Antonio: “Los Principales masones de Colombia y que es la

masonería”, 2013; en línea en: http://www.las2orillas.co/los-principales-masones-de-


colombia-que-es-la-masoneria/[Fecha de consulta: 19-12-2015].
312 Cf. Iriarte, Alfredo: Muertes legendarias. Editorial Intermedios Bogotá, 2003; pp.

121 y ss.

134
cuanto a su vinculación con las ciencias, ahí están sus aportes que
fueron el resultado directo de las dos vías que hemos mencionado: su
actividad como Presidente y como estudioso solitario. A nuestro juicio,
sus trabajos si bien fueron discontinuos, contribuyeron a estructurar y
complementar adecuadamente el cuadro científico de la República de
Colombia de las décadas del cuarenta al setenta del Siglo del Progreso;
principalmente en las áreas de educación, geografía, cartografía,
cosmografía y otras. También -desde la perspectiva de la historia de las
ciencias- nos llama la atención tanto el esfuerzo personal de este
hombre público como el entramado histórico, social y político que le
tocó vivir. Dichos factores gatillaron los esfuerzos científicos de este
político, pues si bien no tuvo una preparación académica formal, logró
fortalecer a la comunidad científica colombiana, gracias a su propia
constancia de autodidacta y al estudio que realizó de los sabios de su
tiempo. Y principalmente por estar imbuido del deseo de dejar una obra
científica que marcara la presencia geográfica de Colombia en América
toda y en Europa.

135
JEAN BAPTISTE BOUSSINGAULT Y SUS APORTES A LA
CIENCIA EN COLOMBIA

Zenobio Saldivia M., UTEM. Stgo., Chile, y Maryorie Maya G., U. de


Antioquia, Medellin, Colombia.

Sus primeros años

Jean Baptiste Boussingault nació en París, en la calle de La


Parcheminerie, una de las más pobres de la metrópolis, el 2 de febrero
de 1802. Le tocó crecer y afianzarse en el mundo en un período de
mucha efervescencia política. Por estos años, Francia se encontraba
subsumida en los avatares pos revolucionarios y las actividades propias
de la consolidación de Napoleón en el poder, primero como Cónsul
vitalicio (1802) y luego como Emperador (1804); luego decidió invadir
Inglaterra el mismo año; más tarde España se sublevó contra las tropas
francesas (1808).313 Era una época de guerras por doquier y donde todo
el mundo estaba en la ruina. El padre de Jean Baptiste Boussingault,
era un antiguo militar francés casado con una joven alemana, poseía
una pequeña tienda de tabaco surtida con algo de miscelánea. La niñez
de Jean Baptiste Boussingault, por tanto, transcurrió en un período
político muy complejo y cambiante: entre El Consulado, El Imperio, las
Guerras Napoleónicas y la Restauración.314

Su formación

Sus primeros estudios básicos los realizó con una señora que enseñaba
a leer a los párvulos de su barrio, entre los años 1806 y 1807, como el

313 Vallaud, D. y Ayala, Roseline de: Petite Cronologie Universelle, Librairie Générale
Francaise, Paris, 2005.
314 España, Gonzalo: Jean Baptiste Boussingault. El padre de la Agricultura Moderna.

Colciencias, 1ra Edic., Colombia, 1998; pp. 5-6.

136
mismo Boussingault lo relató más tarde en sus Memorias. Luego
estudió en el Liceo Imperial Louis-le-Grand. Más tarde, ya en los años
veinte del Siglo del Progreso, en relación a su educación superior, el
joven Boussingault consiguió tomar los cursos libres de química con
Thénard, los de física con Lefebvre y Gay Lussac, los de botánica con
Cuvier y los de mineralogía con el abate Hauy. En ésta época, hacían
furor en París los cursos libres dictados por los sabios ilustres. Su
madre le compró los cuatro tomos de la Química de Thénard y su padre
pensaba que su hijo llegaría a ser un gran farmaceuta militar.
Posteriormente ingresó a la Escuela Práctica de Mineros de Saint-
Etienne; dicha localidad correspondía a un pequeño pueblo minero
situado cerca de Lyon. Boussingault, además de estudiar química, física
y matemáticas; se interesó también por la metalurgia, la geología, la
mecánica y la geometría subterránea. Uno de sus profesores, Le
Boulanguer, lo inició en el análisis de muestras metálicas.315

La formación en esta escuela, incluía una intensa actividad de campo:


visitas a fundiciones y minas cercanas, exploraciones de cuevas,
experimentos de laboratorio, trabajos subterráneos y largas caminatas.
En la Escuela de Saint-Etienne, el joven Boussingault realizó un
experimento para combinar platino y carbón. El experimento requería
temperaturas extremas y la chimenea se caldeó de tal forma que
prendió fuego a la madera del techo y el incendio se extendió hasta la
biblioteca. El desastre fue conjurado a tiempo, pero aquello le permitió
a Boussingault, descubrir la presencia de silicio en el platino; era algo
nuevo, pues a la fecha no había noticias de ello en los Anales de la
química. Repitió una y otra vez el experimento confirmando así su
descubrimiento. Cuando estaba totalmente seguro, redactó una
memoria y la presentó como un examen final. Fue su primer trabajo
científico, a los 18 años. Luego, los estudios de minería y metalurgia se

315 Ibídem.; pp. 7-9.

137
prolongaron por dos años más.316 De esta manera, Boussingault recibió
una amplia educación en ciencias naturales, minería y química; tales
estudios le permitieron graduarse en dicha escuela como Ingeniero.317

Su vida en América

A pesar de lo convulsionado que estaban en ese momento los territorios


americanos, debido a las guerras de independencia; éstas a su vez
generaron en América, la necesidad de recabar un adecuado
conocimiento sobre los territorios reconquistados. Simón Bolívar
tampoco fue ajeno a ello, y por eso dispuso de inmediato que Francisco
Antonio Zea, uno de los más ilustres exponentes del mundo político,
militar y científico que lo rodeaba, abandonara la dirección del periódico
el Correo del Orinoco y se dirigiera al Viejo Mundo. Lo anterior,
perseguía llevar a cabo la tarea de gestionar un empréstito que
permitiera a los patriotas la continuación de la guerra, y a su vez,
contratar exponentes para una misión científica que viniera a establecer
en Santafé de Bogotá, una Escuela de Minas.318

Con esta tarea en mente, Francisco Antonio Zea viajó a Francia con el
título de “Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario”, con el
propósito de “…reunir un grupo de hombres capacitados que viajaran a
Colombia, para fundar allí un establecimiento dedicado al estudio de las
ciencias naturales”.319 Para ello se contactó en los primeros días de
mayo de 1822, con el barón de Cuvier, el ilustre sabio francés, para que
le sirviera de intermediario ante los directivos del Museo de Historia
Natural y los de la Academia de Ciencias de París. Los trámites debían
cumplirse en absoluto sigilo. Tras la caída definitiva de Napoleón, los

316 Ibídem.
317 Boussingault, J. B. Sección Miscelánea. “Recuerdo de la América del Sur”. Revista
de la Instrucción Pública, Vol. III, Nº31: 1896-1897; p. 490.
318 España, Gonzalo: Jean Baptiste Boussingault. El padre de la Agricultura Moderna;

op. cit.; p. 13.


319 Ibídem.

138
Borbones fueron restituidos en Francia, y el gobierno de Luis XVIII se
mostró totalmente adverso a la causa de los patriotas americanos. Por
ello, la policía secreta efectuaba batidas en los puertos y apresaba a los
sospechosos que querían unirse a las legiones extranjeras que peleaban
al lado de Simón Bolívar y de José de San Martín.320

En este delicado contexto, un prestigioso grupo de sabios convocado por


Cuvier, se encargó de adelantar los contactos y de elegir los posibles
candidatos que podrían viajar a América. Dichos sabios eran: Laplace,
Arago, Gay Lussac, Poisson, Biot y Alejandro de Humboldt, quien por
entonces residía en París. Estos miembros de la comisión, exigieron que
los aspirantes debían ser jóvenes, solteros y muy bien preparados. La
contratación incluía 7000 francos de sueldo, un grado en el cuerpo de
ingenieros del Ejército Libertador, transporte en un barco de guerra y
un contrato por cuatro años de trabajo. Uno de estos científicos
interesados en venir a lo que hoy es Colombia, fue el peruano Mariano
de Rivero, ingeniero de minas y química y graduado en la Escuela de
Minas de París. Los demás fueron franceses, a saber: Deseado
Francisco Ruolin, médico y fisiólogo; Jacques Bourdon, entomólogo y
cirujano militar; Joustine Marie Goudot, botánico y preparador de
Historia Natural; y finalmente Jean Baptiste Boussingault, químico e
ingeniero en minas de la Escuela de Saint-Etienne.321

Así, los primeros integrantes de la denominada “Misión Zea”, arribaron


al puerto de la Guaira, en la actual Venezuela, en 1822. Ruolin y su
familia, Goudot y Bourdon, continuaron por el río Magdalena hasta
Santafé de Bogotá y durante el viaje capturaron en estas aguas, algunos
peces para las colecciones de la futura escuela. Boussingault llegó a
Santafé de Bogotá en 1823, pues antes se había dirigido a Caracas,
dado que la primera misión de este último, consistía en realizar un

320 Ibídem.; p.15.


321 Ibídem.

139
perfil barométrico de todas las alturas entre aquella ciudad y luego
también de Santafé de Bogotá, la capital de la Nueva Granada.322

Cuando Jean Baptiste Boussingault salió de Francia, a la edad de


veinte años, no pensaba en absoluto que su permanencia en el
extranjero se prolongaría por más de 10 años; período que le permitió
por otra parte, acopiar una inmensa cantidad de descripciones y de
observaciones sobre la naturaleza de Colombia y de Venezuela. Durante
su recorrido por América Meridional, trabó relaciones con distintos
científicos; visitó el Ecuador y las provincias de Venezuela, así como
también recorrió las regiones ubicadas entre Cartagena y la
desembocadura del Orinoco, desconocidas a la fecha; por último, en
medio de la insurrección general de las colonias españolas, se unió al
Estado Mayor de Bolívar con el grado de teniente coronel. De este modo
y ya como un miembro más del Ejército Libertador, Boussingault tomó
parte en numerosos combates junto a Bolívar, del que era uno de los
oficiales más abnegados y de confianza; v. gr. en el saqueo de un pueblo
que realizó el Ejército de Bolívar, asumió como el encargado oficial para
proteger un convento de monjas. Lugar en el cual aprovechó de
instalarse por algún tiempo.323

A su llegada a Caracas, Boussingault y Rivero, percibieron a esta


ciudad como un lugar muy bombardeado, aislado y solitario. Algo de
eso estaba latente pues diez años atrás, en 1812, un terremoto la había
arrasado por completo. Otros centros como La Guaira, San Felipe,
Barquisimeto y Mérida, habían quedado igualmente reducidos a
escombros. En cambio, los pueblos de Coro, Maracaibo, Valencia y
Angostura no habían sufrido daños. Sin que nadie se lo pidiera,
Boussingault convirtió el terremoto de 1812 en un objeto de estudio
personal -como uno de sus problemas científicos más inmediatos-. Así,

322Ibídem.; p. 23.
323 Boussingault, J. B.: Sección Miscelánea. “Recuerdo de la América del Sur”,
Revista de la Instrucción Pública, Bogotá, Vol. III, Nº31: 1896-1897; p. 491.

140
su principal inquietud al respecto, apuntaba a responder a la pregunta
¿Por qué unos pueblos habían sido destruidos por la fuerza telúrica y
otros no? Esto fue un acicate para su mente de científico y lo motivó a
nuevas investigaciones. Por ello, decidió recorrer los alrededores de
Caracas para estudiar los suelos de la región. Igual cosa realizó en las
otras ciudades y con ello se va desplazando por toda Venezuela.324 Sus
trabajos geológicos finalmente le ofrecieron poco a poco un indicio
científico: las ciudades donde los temblores habían causado grandes
estragos, habían sido construidas fundamentalmente sobre terrenos
cristalinos, granitos y traquitas; en cambio, los poblados que sufrieron
poco o ningún daño estaban construidos sobre terrenos formados por
rocas sedimentarias: arenisca, calcáreas y aluvión. Muy probablemente
entonces, el choque subterráneo del terremoto, se propagó con gran
intensidad en la roca cristalina, pero resultó atenuado por las rocas
arenáceas y los depósitos de aluvión del subsuelo, que se encontraban
superpuestos en capas.325

A este respecto, Boussingault comentó: “Un hecho es el de la rareza de


los temblores en ciertas condiciones geológicas. Hay rocas en las que la
propagación de una onda es difícil, donde el terreno hace puente. Basta
que una capa salga a la superficie del suelo para que las sacudidas en
ella sean raras y casi sin efectos visibles. Es lo que he observado en las
riberas del Meta, Casanare, del Apure, en las misiones del Orinoco.
Cuando el temblor de 1812, en Caracas que se sufrió hasta en la Nueva
Granada, no hubo en esos parajes más que ondulaciones muy
suaves.”326

324 España, Gonzalo: Jean Baptiste Boussingault. El padre de la Agricultura Moderna;


op. cit.
325 Ibídem.; p. 25, 26.
326 “Sacudidas subterráneas en los Andes”, Revista de la Instrucción Pública, Vol. VII.

Nº37, 1897; p. 187.

141
Una de las cosas que llamó mucho la atención de Boussingault, y que lo
asombró, fue el hecho de que las mujeres venezolanas fumaran largos
cigarros; así, cierto día, la esposa del general Páez lo sorprendió dándole
a probar un pellizco de tabaco de mascar. Boussingault encontró el
bocado terrible, entre otras cosas, debido a que tenía un gusto picante
derivado de una sustancia extraña que llamaban urao, y que era
extraída del fondo de una pequeña laguna, en la provincia de Mérida. A
su paso por allí se las arregló para que unos indios sacaran de sus
aguas dos extraños compuestos minerales. Los estudió con
detenimiento y concluyó que éstos no figuraban aun en los catálogos de
mineralogía, cuyos contenidos se sabía de memoria. El urao resultó así,
ser un sesquicarbonato de soda.327 Y el otro mineral, al que los indios
daban el nombre de clavo, con apariencia de agudos cristales;
prismáticos, trasparentes e irregulares, cuya característica es que rayan
la cal sulfatada; era en rigor, un carbonato doble de cal y de sosa,
análogo a la dolomia que recibió el nombre de Gay-Lucita por haber sido
dedicada al sabio físico y químico Gay-Lussac.328

Por tanto, Boussingault a solo unos meses de su estadía en América, ya


había descubierto dos nuevas sustancias minerales nativas. Con los
años llegaría a convertirse en un experto analista de sustancias
químicas muy complejas. El mundo científico le reconocerá más tarde
este mérito, poniendo su nombre al sulfato doble hexahidratado de
magnesio y amonio, que se conoce hoy como la boussingaultita.329

Posteriormente, pero ya en territorio de la Nueva Granada, hizo otro


descubrimiento con respecto a otro mineral: la blenda negra de
Marmato; dicho mineral Boussingault lo había encontrado en las minas

327 España, Gonzalo: Jean Baptiste Boussingault. El padre de la Agricultura Moderna;


op. cit.; p. 32.
328 Boussingault, Jean Baptiste: Viajes a los Andes Ecuatoriales. Colección de

Memorias sobre Física, Química e Historia Natural. Nueva Granada, Ecuador y


Venezuela. Presentada a la Academia de Francia. Traducidos por D. J. Acosta,
Librería Castellana 2, Calle Saint-Germain des Preés, Lasarre Editor; 1849; p. 156.
329 España, Gonzalo: Jean Baptiste Boussingault. El padre de la Agricultura Moderna;

op. cit.; p. 32.

142
de este mismo nombre. Esta materia negra de estructura lamelar,
presentaba todos los caracteres físicos y químicos de la blenda negra
ordinaria; pero al analizarla y examinarla con atención, dejó de
manifiesto una composición bastante diferente y suficiente para
constituir una especie mineral nueva que recibió el nombre de
marmatila. Esta blenda no es solo un sulfuro de zinc sino un doble
sulfuro de zinc y de protosulfuro de fierro.330

El trabajo de Boussingault en Venezuela, no solo se centró en el


descubrimiento de nuevos minerales como la Gay-lussita y el urao.
También realizó estudios en diversas fuentes termales, además de
numerosas observaciones barométricas y botánicas.331

Dentro los trabajos botánicos realizados por este oficial, recordemos al


menos, el estudio de un espécimen singular conocido como el árbol de
la leche, al que Boussingault lo llamó el árbol nodriza, porque
consideraba que esta planta milagrosa podía aliviar en parte a las
mujeres de los penosos deberes de la maternidad porque podría
encargarse de nutrir a sus hijos. Humboldt había bebido antes de este
jugo, en la hacienda de Bárbula, situada en la cordillera litoral de
Venezuela. Por eso, uno de los encargos que le había hecho Humboldt a
Boussingault antes de que éste partiera a América, era el de averiguar
la composición del árbol nodriza,332 y enviarle la flor del árbol que la
produce, el cual crecía con abundancia en la montaña que dominan
Periquito, pueblo situado al noroeste de Maracay. Boussingault
procedió en su momento a cumplir el pedido de Humboldt y sometió al
análisis, dicha sustancia, llegando a la conclusión de que la leche
vegetal aunque poseía las mismas propiedades físicas que la leche de

330 Boussingault, Jean Baptiste: Viajes a los Andes Ecuatoriales. Colección de


Memorias sobre Física, Química e Historia Natural. Nueva Granada, Ecuador y
Venezuela; op. cit.; p. 158.
331 Pioneros en Venezuela. Jean Baptiste Boussingault (1802-1887). Código Geológico

de Venezuela. PDVSA, Documento electrónico, 1997. [Fecha de consulta, Marzo 16 de


2013] http://www.pdvsa.com/lexico/pioneros/boussingault.htm
332 España, Gonzalo: Jean Baptiste Boussingault. El padre de la Agricultura Moderna;

op. cit.; pp. 28-29.

143
vaca y tenía el mismo sabor, a pesar de ser más viscosa; tenía una
composición química diferente. Estaba compuesta de: cera, fibrina, un
poco de azúcar, sal de magnesia y fosfato de cal. A la fibrina entonces,
debía sus propiedades nutritivas el árbol nodriza.333

Otra de las actividades que realizó en Venezuela y de la que aún se


tiene poca información, son sus trabajos de espeleología. A pesar de la
pródiga obra de Boussingault, que incluye más de 200 publicaciones
científicas, nunca mencionó en ellas nada sobre las cuevas de
Venezuela. Las únicas descripciones espeleológicas aparecieron después
de su muerte en sus Memorias. Aquí, hace referencia a la visita del 19
de febrero de 1823 en los Morros de San Juan, Estado Guárico. Y la
otra, en Valencia, en el Estado de Carabobo. De la primera se lamenta
de que Humboldt a pesar de que conocía muy bien la Villa de Cura, a
San Juan y a los Morros, se le haya pasado por alto tan notable
fenómeno geológico como son sus inmensas cavernas. Con respecto a la
cueva ubicada cerca de Valencia, Boussingault tuvo la ocasión de
examinar “una gruta formada en el calcáreo granoso intercalado en el
gneis. Como quiera que sea esta toba o este calcáreo modificado, al
reflejar intensamente los rayos solares, contribuye al calor excesivo, a la
sequedad y a la aridez de la llanura.”334

Su paso por Colombia y sus aportes científicos

Además de Venezuela, Boussingualt recorrió una buena parte de lo que


hoy se conoce como Colombia y Ecuador. Así, realizó en 1824 una
expedición a los llanos del Meta; recorrió la cordillera central y oriental,

333 Boussingault, Jean Baptiste: Viajes a los Andes Ecuatoriales. Colección de


Memorias sobre Física, Química e Historia Natural. Nueva Granada, Ecuador y
Venezuela, op. cit.; p. 26.
334 Pioneros en Venezuela. Jean Baptiste Boussingault (1802-1887). Código Geológico

de Venezuela. PDVSA, Documento electrónico. 1997. [Fecha de consulta, Marzo 16 de


2013] http://www.pdvsa.com/lexico/pioneros/boussingault.htm

144
el Valle del Cauca, las Minas de oro de la vega de Supía y de la
provincia de Antioquia; luego pasó de la cordillera central por el
Quindío, donde realizó estudios de la cera de la palma del mismo
nombre y se internó en la región aurífera y platinífera del Chocó. En su
deseo de realizar estudios sobre la región volcánica, emprendió el
ascenso a distintos volcanes a los cuales les va calculando su respectiva
altura; por ejemplo, entre éstos al volcán Puracé, asignándole 4700 m.,
al de Pasto, 4266 m., y al Cumbal 4764 m.335 Luego visitó las
localidades de Popayán y Pasto; en esta última permaneció por algún
tiempo para luego dirigirse al Ecuador y enfrentar el ascenso a los
volcanes de Pichincha, Antisana -y al igual que Humboldt- también el
Chimborazo, en el Ecuador en el año de 1831.336

Quizás una de sus mayores actividades en la Nueva Granada, fue su


énfasis por la minería, y esto seguramente, se debió en parte al fracaso
del proyecto de la Escuela de Minas. En todo caso, Boussingualt
alcanzó a hacer algunas clases de mineralogía en dicha institución,
antes del inicio de sus expediciones mineras en Antioquia que
acontecieron en 1825.337 Las guerras habían dejado al erario público de
la joven Gran República en ruinas, por ello las autoridades políticas de
este período decidieron la cancelación del contrato de los cinco
científicos seleccionados y el cierre de la Escuela de Minas.
Boussingault en este contexto, resultó el más afortunado del grupo,
pues sus conocimientos de minería eran muy apetecidos y diversos
establecimientos del país vinculados a este rubro, habían comenzado a
requerir de sus servicios. V. gr. los dueños o -ejecutivos- como diríamos
hoy, de las minas de la Montuosa Baja, en Pamplona; de las de Santa
Ana, en Mariquita; de las del Sapo, en Ibagué; y las de Antioquia y

335 Cf. Mc Cosh, F.W.J.: Boussingault, D. Reidel Publishing Company, Holanda, 1984;
p. 46.
336 Memorias de Boussingault 1830-1832. Del Chocó al Ecuador. El Puracé. Quito. El

Chimborazo. Mi regreso; Banco de la República, Bogotá, 1985; p.178.


337 Cf. Espinoza B., Armando: “La Misión de Boussingault (1822-1831), sus resultados

y su influencia en la Ciencia Colombiana”, Rev. Academia Colombiana de Ciencias,


Vol. XVIII, Nº68, Mayo 1991; p. 17.

145
Chocó, aceptaron cubrir todos los gastos de correría de Boussingault, a
cambio de que los visitara y les diera sus consejos y asesorías. La
medida también favoreció al negro Johnston, su ayudante de campo.338
Con ello, el problema de la manutención de este científico y su
ayudante, quedó resuelto y pudo dedicarse a nuevas exploraciones.

En estas exploraciones por el país, llegó a las minas de Marmato, recién


adquiridas por una compañía inglesa. Los empresarios querían saber su
opinión sobre la riqueza de tales yacimientos, y por ello Boussingault
trabajó aquí varios meses. Tras muchos cálculos e inspecciones, llegó a
la conclusión de que los yacimientos de Marmato rendirían más
utilidad, en la medida que se aumentara la mano de obra y se
incorporaran algunas mejoras técnicas. Boussingault introdujo
entonces los molinos de pistón y de arrastre, pero éstos sólo eran útiles
en la medida en que se dispusiera de una mayor cantidad de material
extraído de los socavones. Para aumentar la mano de obra e
incrementar así el material extraído de los túneles, los ingleses trataron
entonces, de seducir a los indios Chamíes para trabajar en estas minas;
pero éstos, si bien llegaban en sus correrías hasta allí, vivían libres y los
máximos trabajos que aceptaban era cargar pesos pequeños sobre sus
hombros.

Los empresarios mineros entonces, decidieron traer al país, a unos


cientos de obreros ingleses, para ocuparse en los trabajos de laboreo,
pero lamentablemente éstos fueron minados por la malaria y la
disentería. Por ello recurrieron luego, a los negros esclavos, pero a
medida que éstos iban llegando, los problemas de abastecimiento y
logísticos en general, se multiplicaban. Boussingault en este contexto,
estimó que mientras las minas no sean autosuficientes, ensanchar las
explotaciones resultaría un error. Al parecer, esta situación lo motivó a

338España, Gonzalo: Jean Baptiste Boussingault. El padre de la Agricultura Moderna;


op. cit.; p. 35.

146
bajar a la orilla del Cauca, al frente de una cuadrilla de macheteros,
donde se empeñó en hacer roces para combatir el monte y preparar
terrenos para la siembra. En efecto, aquí sembró yuca, arracacha, maíz
y banano.339

Por otro lado, cuando se piensa en los aportes científicos de este oficial
en Colombia, es imposible no mencionar sus obras tales como: Viajes a
los Andes Ecuatoriales. Colección de Memorias sobre Física, Química e
Historia Natural. Nueva Granada, Ecuador y Venezuela (1849), puesto
que aquí encontramos diversas descripciones sobre los ríos, montes,
minas y pueblos de Colombia; así como también datos estadísticos de
su población y la determinación de las coordenadas geográficas de los
pueblos y ciudades de Colombia. También aquí se observan algunas
menciones sobre diversos especímenes del mundo biótico de la
Colombia de su tiempo. Uno de sus estudios en este sentido, hacía
referencia al jugo de un árbol que los nativos denominaban “ajuapar” y
que utilizaban como un complemento más de sus artes de pesca;
finalmente determinó que correspondía a lo que Linneo había tipificado
como uva crepitans. Luego en el laboratorio, Boussingault estableció
que la composición química de la misma correspondía a: albúmina,
aceite volátil cáustico, alcalí vegetal, nitrato de potasio y otras
sustancias salinas.340 Y en las cercanías de Santafé de Bogotá describió
a algunos tipos de sauces, salix humboldtiana y otros y a algunas flores
del tipo pasifloras y a plantas hiérbaceas como las daturas.341

En cuanto a insectos, dípteros, culex u otros, menciona a algunos tipos


de zancudos, tales como el culex cyanopteras de vientre azulado y de
gran tamaño, también menciona a otros más pequeños tales como el
“jején”.342

339 Ibídem.; p. 54.


340 Cf. Boussingault, Jean Baptiste: Memorias, Trad. de Alexander Koppel de León,
Digitalizado por la Biblioteca Virtual del Banco de la República de Colombia, Bogotá,
2005.
341
Ibídem.
342 Ibídem.

147
Su mirada sobre algunas regiones de Colombia

En relación a algunas ciudades o poblados específicamente de la región


de Antioquia, o Abejorral, entre otros lugares, Boussingault describió
las localidades de Rionegro, Envigado, Titiribí, Buriticá y Medellín, entre
otras. Además, dio cuenta de algunos ríos del sector e incluso
determinó las características químicas de la sal que consumían los
habitantes de los pueblos y lugarejos de la región. V. gr. en relación a
algunos puntos geográficos visitados en la región de Antioquia, acota
que recorrió Medellín, que subió el Alto de San Ignacio atribuyéndole
una altura de 2.730 m., y señala además que la ciudad de Envigado se
encuentra a 1.568 m. y que habían 16º de temperatura.343

Y en cuanto a la localidad de Rionegro, señala: “En Rionegro que tiene


una población de 12.000 habitantes, hallamos los recursos de que
habíamos estado privados durante tres meses en el distrito de La
Vega.”344 Luego agrega: “Rionegro según una altura meridiana del sol,
se halla entre 6º,13’ y 1º,16’ al O. del meridiano de Bogotá. La altura es
de 2115 metros en la Plaza mayor; la temperatura media 17º, durante
la estación lluviosa; la inclinación de la aguja imanada es de 28º,12’.”345
Y en cuanto a Envigado señala que está ubicado a una altura de 1.568
m. y que su temperatura, a la fecha de su visita, es de 16º. Y en cuanto
al pueblo de Titiribí, hace constar que: “La altura media del lugar es de
1.569 m., y que la temperatura media es alrededor de 23º.”346 Y en
relación a Medellín acota: “Medellín es una ciudad encantadora, que se
halla cerca de un río que atraviesa una llanura muy cultivada. Su
altura es de 1.547 mts. Durante mi permanencia la temperatura fue de

343 Ibídem.
344 Robledo, Emilio: Boussingault en Antioquia, Repertorio Histórico de la Academia
Antioqueña de Historia, año 1920; Nº3.
345 Ibídem.
346 Ibídem.

148
22º,4 el higrómetro se mantuvo allí a 70º y 80º y solo una vez lo vi
marcar una sequedad excepcional: 30º.”347

También da cuenta del pueblo de Ubaté, y su ubicación a 2.562 metros


de altura entre dos lagos que hace décadas atrás, formaban uno solo. Y
enfatiza en observaciones sociológicas de los habitantes de estos
lugares en que señalan que hace años viene bajando las aguas.348

Desde la perspectiva geológica, a su vez, destaca que en lo que hoy es


Colombia, los terrenos de la planicie de Santafé de Bogotá, son de hulla
constituidos en mantos inclinados, comenzando en Pancho y Zipaquirá,
extendiéndose hasta Canoas por el Sur y hasta los Lanches por el
Oriente, lo que a su juicio implica una riqueza considerable para
eventuales tareas de industrialización.349 Y en este mismo sentido deja
muy en claro que los ricos pórfidos metalíferos de la Vega de Supia y de
Antioquia que acompañan las piritas auríferas que corresponden a las
minas de Marmato o que las vegas del Magdalena, del Sapo, de Ibague,
Santana y otras, no existirían si no estuvieran sobre esos pórfidos o
rocas eruptivas del período intermedio en las que éstas descansan.350

Recuérdese también que desde el punto cartográfico e hidrográfico,


Boussingault, en conjunto con Rivero y Roulin, recorrieron los llanos
del Meta, y levantaron una carta del río homónimo, identificando
además la desembocadura del mismo, en el Orinoco.351

347 Ibídem.
348
Boussingault, Jean Baptiste y Roulin, Francois Desire : Viajes Científicos a los
Andes Ecuatoriales. Colección de Memorias sobre Física, Química e Historia Natural.
Nueva Granada, Ecuador y Venezuela, Traducida por J. Acosta, Laserre Editor, Paris.
1849; p. 8
349 Boussingault, Jean Baptiste y Roulin, Francois Desire : Viajes Científicos a los

Andes Ecuatoriales.; Instituto Colombiano de Cultura Hispánica, Colección V


Centenario, Ed. Facsimilar; 1971; op. cit.; pp. XV-XVI.
350
Boussingault, Jean Baptiste : pp. XVIII-XIX.
351 Cf. Espinoza B., Armando: “La Misión de Boussingault (1822-1831), sus resultados

y su influencia en la Ciencia Colombiana”; op. cit.; p. 17.

149
Ahora bien, el plano mineralógico, tal como hemos vendo señalando, es
el ámbito cognitivo teórico-práctico donde Boussingault realizó sus
mayores contribuciones científicas para Colombia;352 tanto por la
clasificación, ubicación geográfica y determinación de la altura de las
minas, cuanto por las descripciones y explicitaciones técnicas de los
distintos filones en que le tocó visitar y/o trabajar, como por los
estudios y sugerencias técnicas para mejoras en los métodos de
amalgamación, aplicaciones y nuevos procedimientos para incrementar
la producción de oro y de plata.

Su Regreso a París

Boussingault se encontraba en el distrito de las minas de oro de la Vega


de Supia, cuando se enteró de la muerte de Simón Bolívar acaecida en
diciembre de 1830. El estado caótico de la situación económica y
política, producto de la desintegración de la Gran Colombia, lo
desilusionó profundamente y decidió volver a Francia.353 Así, poco
después, en 1833, arribó a su país y de inmediato fue nombrado
profesor de Química en la Facultad de Ciencias de Lyon, en la que
asumió como decano poco tiempo después. En 1839 es llamado por la
Academia de Ciencias y por ello se encaminó a París donde asumió
luego como profesor del Conservatorio de Artes y Oficios. Años después,
en la Asamblea Constituyente, en 1848, lo encontramos representando
a la provincia del Bajo Rhin. Enseguida tomó un puesto entre los
republicanos moderados y llegó a ser, por elección, miembro del
Consejo de Estado. La política al parecer no lo sedujo totalmente y el 2
de Diciembre del mismo año, salió del Consejo y renunció para siempre
a la vida política, dedicándose desde entonces exclusivamente a la
ciencia. En 1876 recibió un nuevo reconocimiento: es promovido a Gran
Oficial de la Legión de Honor.

352 Ibídem.; p.18.


353
Cf. Mc Cosh, F.W.J.: Boussingault; op. cit.; p. 45.

150
En relación a trabajos colegiados, recuérdese que ejecutó con J. B.
Dumas los memorables experimentos sobre la composición del aire
atmosférico.354 Al final de su carrera, Boussingault se ocupó mucho de
la metalurgia, sus análisis de muestras de hierro y acero han prestado
servicios señalados a una de las ramas capitales de las aplicaciones de
la química. Nuestro eminente profesor cesó su curso de Artes y Oficios
en 1873, siendo reemplazado por M. Schloesing y desde entonces vivió
retirado de la academia,355 pero no del estudio.

El número de trabajos y memorias de Boussingault es considerable.


Por muchos años fue uno de los redactores de las actas de la Academia
de Ciencias de París y de los Anales de Física y Química. Su Tratado de
la Economía Rural es una obra clásica que puede considerarse como
uno de los más significativos momentos de la agricultura científica
francesa. Boussingault por la seguridad de su método y la perspicacia
de su mente, merece ser llamado el padre de la Economía rural y
creador de la Agronomía en Colombia.356

Boussingault y su acercamiento a la Agricultura

El encuentro con aquella maravillosa colección de plantas en América le


abrió la puerta a la faceta más creativa de su vida. Así, desde 1836 y ya
de regreso en Francia, Boussingault se dedicó al estudio de la fisiología
vegetal. Esto fue el paso previo para la aparición del gran agrónomo, el
que ya en 1839, principió a entregar a la comunidad científica sus
investigaciones químicas sobre los tipos de vegetación que le
interesaban. Boussingault comprobó en este período, balanza en mano,
un hecho entrevisto solamente por algunos de sus predecesores; esto
es, la fijación de las plantas por el carbono, contenido en el ácido
carbónico del aire; también probó al mismo tiempo, que las plantas
354 Ibídem.; pp. 492-493.
355 Ibídem.; p. 493.
356 Ibídem.; pp. 493-494.

151
descomponen el agua para apropiarse de su hidrógeno. Además,
demostró que los cereales sacan el azoe de la tierra y que según la
formula de Lavoisier, en la naturaleza vegetal y en un laboratorio, “nada
se crea ni nada se pierde”. Lo que se pone en el suelo como abono, se
encuentra en la planta como cosecha.357

Además, analizó el contenido orgánico del suelo y descubrió la


presencia de fosfatos y nitratos; elementos que también se hallaban en
los tejidos de las plantas. Algunos años después, continuó estas
observaciones en su granja experimental de Pechelbronn, en la Alsacia
francesa; aquí emprendió una serie de análisis de algunos vegetales, de
la cantidad de gluten en los distintos tipos de trigo, de los abonos y
sobre la mutación de las plantas; investigaciones que en su conjunto,
dieron paso a la creación de una nueva disciplina: la Teoría Agrícola. En
este contexto del interés de Boussingault por la composición orgánica
de los suelos, se comprende muy bien que se haya interesado también
por estudiar la composición de los guanos que llegaban a Europa por
los años sesenta del Siglo XIX, puesto que realizó numerosos trabajos
para dar cuenta de las características y de la composición química de
los guanos de las Islas Galápagos, de las costas de Perú y de Chile.358 Y
justamente en estos informes, deja muy en claro que dentro del
conjunto de compuestos de los guanos provenientes de estos lugares,
los que “…dan realmente al guano su valor son: el ácido fosfórico i el
amoniaco, o en una palabra, las sales de fósforo i amoniacales, asi
como las materias azoadas, porque contienen los dos elementos
asimilables, el ácido fosfórico y el azoe. Estos dos últimos cuerpos

357 Boussingault. J.B. Sección Miscelánea. Recuerdo de la América del Sur. Revista
de la Instrucción Pública. Vol. III. Nº31, 1896-1897; p. 492.
358 Vd. Informes hebdomadarios de las sesiones de la Academia de Ciencias de Paris,

T. XLI, nov. 1865; T. XLII, setiembre, 1856, Paris.

152
deben, pues, considerarse como determinantes del valor de un guano
como materia fertilizante.”359

También en esta etapa de sus investigaciones, descubrió lo que hoy se


conoce como el “ciclo del nitrógeno”. Este elemento, que se halla en
abundante cantidad en la atmósfera, termina fijándose en pequeñas
cantidades en los tejidos vegetales y animales, donde contribuye a la
formación de unas sustancias muy importantes: las proteínas.360

Boussingault coligió entonces, que el nitrógeno del aire es incorporado


al suelo por la acción de ciertos organismos muy pequeños, llamados
bacterias nutrificantes. Estas bacterias se encuentran principalmente
en las raíces del fríjol, el trébol y otras plantas. También los propios
animales, que consumen y asimilan las proteínas de los vegetales,
devuelven el nitrógeno al suelo, a través de la orina, de los excrementos
y de la descomposición de sus propios cuerpos.361

Por ello, sabemos que la presencia de estos vegetales mencionados,


enriquecen y revivifican las tierras de laboreo; con razón ya en el
medioevo, dentro del conjunto de las técnicas agrícolas de sembradío
del período, estaba la denominada la “de los tres campos”, que consistía
en alternar la siembra de los productos agrícolas tales como trigo o
avena, en los mismos terrenos, y en cautelar que se siembren
leguminosas cada año en uno de los tres campos, para evitar el
desgaste del suelo.362 Ello facilitó más tarde, el descubrimiento a su vez,
de los ciclos del carbono, del calcio y del fósforo. Éstos son los llamados
ciclos de circulación de la materia. Boussingault abrió así las puertas a
la comprensión de estos procesos y por eso es considerado como el

359 Larroque, Luis (Injeniero de minas): Informe sobre los Depósitos de Guano de
Mejillones presentado al Señor Ministro de Hacienda, Impr. Nacional, Stgo., Chile,
1863; p. 43.
360 España, Gonzalo: Jean Baptiste Boussingault. El padre de la Agricultura Moderna;

op. cit.; p. 55.


361 Ibídem.; p. 56.
362 Cf. Saldivia M., Zenobio: “El obscurantismo en la Edad Medieval, un juicio

apresurado”, Rev. Creces, Stgo., Chile, Vol. 11, N°10; pp. 18-21.

153
creador de la química agrícola y el padre de la agricultura moderna. Sus
estudios y conclusiones al respecto, han quedado consignadas en los
cinco tomos de una obra denominada Agronomía, Química Agrícola y
Fisiología, publicados entre 1860 y 1874. Además, todavía en relación a
la agricultura científica, no se puede olvidar la obra de Boussingault:
Économie Rurale avec la Chimie, Physique et la Météorologie, donde
aborda los fenómenos físicos y químicos de la vegetación; su estructura,
las materias minerales, los contenidos de las plantas, su origen y
composición. También en esta línea, recordemos el estudio sobre suelos
que realizó este científico. Cabe señalar que dentro de las plantas que
analizó Boussingault, también se encuentran: las guaduas, los
bananos, las papayas, el árbol de la vaca, el opio, el curare, diversas
gomas y resinas y la caña de azúcar.363

Además, se le deben también algunos avances en zootecnia,


especialmente acerca de las raciones más apropiadas para los animales
en cautiverio.

Por tanto y dada su copiosa producción, los exponentes del mundo


científico decidieron honrarlo con un monumento en su honor,
levantado en el jardín del Museo de Artes y Oficios, en París, unos años
después de su muerte. Así mismo, se le ha dado su nombre a un género
de plantas trepadoras de América tropical que comprende once
especies, cuyos tubérculos son comestibles: el género Boussingaltia,364
entre otros especímenes en que la ciencia universal hace referencia a su
nombre.

Su Muerte

363 Boussingault, J.B. : Économie Rurale avec la Chimie, la Physique et la Météorologie,


Paris, Bechet, Jeune, Libraire-Editeur, La Rue Monsieur Le Prince, 1851, p. 818.
364 España, Gonzalo: Jean Baptiste Boussingault. El padre de la Agricultura Moderna;

op. cit.; p. 56.

154
Antes de morir, sufrió una cruel enfermedad que lo llevó a su deceso a
los 85 años de edad, en mayo de 1887. Sus trabajos ocupan lugar
distinguido en la Historia de la Química, de la Teoría Agrícola, de la
Zootecnia, de la Economía Rural y de la Fisiología, entre otras
disciplinas. Boussingault fue sin duda una de las grandes figuras que
contribuyeron al desarrollo de la ciencia no solamente en Colombia,
sino también a la evolución científica en América meridional y a la
ciencia europea y universal.365

365 Boussingault, J.B.: Sección Miscelánea. Recuerdo de la América del Sur. Revista
de la Instrucción Pública. Vol. III. N°31,1896-1897; p. 494.

155
LOS MATEMÁTICOS EN LOS INICIOS DE LA REPÚBLICA
DE COLOMBIA DURANTE EL SIGLO XIX

Luis Carlos Arboleda


Universidad del Valle, Cali, Colombia.

Introducción

En este capítulo analizaremos diversos aspectos de la actividad


intelectual de Caldas, Restrepo, Pombo, Liévano y Garavito
específicamente en tanto matemáticos e ingenieros, y como miembros
de la élite republicana. Para ello hemos tenido en cuenta las siguientes
problemáticas:
a) Patriotismo científico y conciencia de excentricidad, b) La ciencia y el
ideal de ascenso social de la élite, c) El nuevo orden social y la
matematización de la naturaleza, d) El ideal republicano de rigor
matemático y d) La ciencia republicana y el reto de erigir una razón
matemática en la formación del ciudadano.

Caldas: Matematización de la naturaleza y sentimiento telúrico

Es bien conocida la capacidad y el talento con los cuales Caldas


adelantó sus mediciones y cálculos en la Nueva Granada, aprovechando
al máximo las oportunidades y superando al mismo tiempo las
dificultades del medio natural y el entorno intelectual de la sociedad
colonial. Quien más contribuyó a proyectar esta imagen de Caldas fue
Humboldt quien incluso sugirió que el genio de Caldas estaría
relacionado con un sentimiento telúrico que alentaba a los eruditos
criollos a privilegiar el conocimiento ligado con problemas del entorno
natural aprovechando las observaciones científicas de los misioneros
europeos. Estas ideas se encuentran en el más conocido de los elogios

156
de Humboldt, el cual aparece en una carta que envió a Mutis a su paso
por Popayán el 10 de noviembre de 1801 (Hernández de Alba, 1983).
Poco después Caldas tendrá la oportunidad de conocer esta opinión de
Humboldt cuando el prusiano le muestra algunos de los apartes de su
diario en su encuentro de Quito. Caldas lo transcribe, lo traduce del
original en francés y, por supuesto, le da amplia divulgación a través de
su red de amigos y corresponsales. Este es el texto según la versión
francesa transcrita por el mismo Caldas (Carta a Mutis del 6 de abril de
1802, ver: (Caldas, 1978); comparar con la traducción castellana en
p.151):
“Este Caldas es un prodigio en astronomía. Nacido en las tinieblas de
Popayán y sin haber ido nunca más allá de Santafé, ha construido
barómetros, un sector, un cuarto de ciclo en madera. Mide meridianos y
latitudes mediante gnomones de 12 a 15 pies.
¡Qué no habría hecho este joven hombre en un país con más medios, en
donde no hay que aprender todo por sí mismo! Las obras de Bouguer y
de La Condamine han tenido una influencia singular sobre los
americanos de Quito a Popayán. El territorio (sol) de este país ha
llegado a ser clásico y podría decirse que esto tiene que ver con una
característica telúrica (sol natal).”

En este texto de legitimación del talento científico de Caldas como


miembro destacado de la élite científica criolla, Humboldt destaca dos
características de la práctica de esta misma élite a comienzos del siglo
XIX. En primer, lugar la naturaleza peculiar de la empresa científica en
las periferias dado su alejamiento de los centros metropolitanos. Si el
autodidactismo era el recurso para superar las precariedades de la
formación en las instituciones educativas del estado colonial, en todo
caso su peso predominante en las prácticas científicas locales las ponía
en riesgo de separarse de las redes internacionales de investigación y
sanción del conocimiento. La soledad del erudito criollo hacía más
meritorio su talento, pero al mismo tiempo era un obstáculo para
desplegar a fondo la creatividad de manera razonable. La invención de

157
Caldas del hipsómetro es tal vez el ejemplo más representativo. El
modelo lineal empleado por Caldas para calcular las alturas de los
lugares por medio de las correlaciones entre medidas del termómetro y
del barómetro era anacrónico con respecto al modelo exponencial
europeo (básicamente de Saussure y De Luc) que Humboldt ya conocía
cuando Caldas le explicó el suyo en el encuentro de Quito de noviembre
de 1801(Arboleda, 2007).

La segunda característica del criollismo científico, según Humboldt, es


un cierto optimismo telúrico que movía a los criollos a encontrar razones
propias para la realización del saber en las condiciones del espacio geo
cultural local. En el contexto de la cita anterior, Humboldt se refiere a la
gran influencia sobre “los americanos de Quito a Popayán” de las obras
de Bouguer y La Condamine con los resultados de la expedición al
Ecuador para medir un grado de meridiano y validar la teoría
newtoniana de la figura de la tierra. Humboldt estaba impresionado por
la manera como los criollos adecuaban e incorporaban las
observaciones científicas de los misioneros europeos en la selección e
investigación de problemas sobre el territorio de la Nueva Granada. En
su paso por Popayán (si no con anterioridad en sus charlas con Mutis
en Santafé), Humboldt recibió testimonios sobre las motivaciones,
modalidades y resultados de los trabajos astronómicos de Caldas, en
particular la fundamentación de sus actividades de reconocimiento
científico del territorio en dos obras con las que estaba bastante
familiarizado y a las cuales confería mucha autoridad y confianza: las
Observaciones astronómicas (Juan & Ulloa, 1748), y la Figure de la Terre
(Bouguer, 1744). Sus lecturas de las Observaciones fueron decisivas,
por ejemplo, para que Caldas pudiera construir el cuadrante de círculo
con el cual identificó el anillo de Saturno, los satélites de Júpiter y
finalmente determinó la posición de Popayán. En otro elogio de Caldas
incluido en su Diario de 1810 (citado en: Bateman, 1978; p. 85).
Humboldt retoma estos testimonios y destaca que el sentimiento
telúrico o pulsión de conocimiento basado en la explicación de las

158
propiedades del espacio geográfico local fue un motor de creatividad en
Caldas. Esto le permitió incluso ir más allá de las descripciones
incompletas de las obras de este género que se esmeró en consultar.
Refiere Humboldt la admirable competencia de Caldas en la apropiación
del estado del arte en el conocimiento astronómico para la
determinación de la latitud y longitud de las alturas de ciertos lugares
de la Nueva Granada empleando para ello instrumentos construidos por
él mismo:

“El señor Caldas, de quien no se elogiará bastante el celo por el


progreso de la geografía (…) observó la latitud de Gigante con
instrumentos construidos por él mismo, a saber un cuarto de círculo de
16 pulgadas, y un gnomon de cinco pies...Para fijar la longitud, el señor
Caldas observó con cuidado extremo, el eclipse de luna del 3 de
diciembre de 1797, se sirvió para esto de un anteojo acromático de
treinta pulgadas y de un buen reloj.”

Humboldt retiene la circunstancia de que Caldas haya vinculado, con


las mediciones de Gigante, la observación del eclipse total de luna del 3
al 4 de diciembre de 1797, un acontecimiento científico al cual los
astrónomos europeos le habían conferido una especial importancia.
Pero en las condiciones locales, esta observación tenía una significación
adicional en términos geográficos, socioeconómicos y en la propia
posición profesional de Caldas. En lo geográfico, era un medio para
establecer la longitud de Gigante y poder determinar, a partir de allí,
otras latitudes más importantes por medio de triangulaciones. Los
cálculos de Gigante tenían igualmente una connotación social: hacían
parte del trabajo de levantamiento de la carta de la provincia de
Timaná, con el cual debía finalmente resolverse el contencioso de
límites entre los cabildos de La Plata y Timaná. Era claro para Caldas y
los cabildantes que tales disputas fronterizas no podían zanjarse
consultando el género ya anacrónico de mapas descriptivos como el
elaborado por Piedrahita en el siglo XVII.

159
En cuanto al interés personal de estas mediciones, hay que recordar
que para Caldas y otros miembros de la élite de científicos criollos, la
apropiación social del conocimiento astronómico y geográfico apunta al
mismo tiempo a la búsqueda de legitimidad con respecto al Estado y a
apuntalar sus roles en la categoría socio profesional emergente. El
contrato para elaborar este mapa le brinda la primera oportunidad para
vender sus servicios profesionales como geógrafo a las administraciones
locales, en una carrera que va a conducirlo, a la muerte de Mutis, a
ocupar la dirección del Observatorio astronómico de Santafé. La figura
de Caldas, el astrónomo cuyos méritos intelectuales y profesionales
fueron elogiados por Humboldt, no podría ser comprendida en su real
dimensión histórica si no se tiene en cuenta el propósito que caracterizó
su práctica científica: ser útil en la ciencia y con la ciencia al doble
proyecto social de la élite criolla (Arboleda, 1994). Esta idea se
encuentra presente en varios de sus escritos. Por ejemplo, en el
siguiente extracto del prefacio del almanaque de 1811, año I de la
independencia de la Nueva Granada (Caldas, 1966):
“Observar el cielo por observarlo sería una ocupación honesta, pero no
pasaríade ser una curiosidad estéril que llenase los momentos del
hombre ocioso y acomodado. Este observador sería inútil, y la Patria lo
miraría como un consumidor de quien no esperaba nada. Nosotros no
queremos representar este papel en la sociedad: queremos que nuestros
trabajos astronómicos mejoren nuestra geografía, nuestros caminos y
nuestro comercio.”

Restrepo: El eclecticismo de la nueva física en la formación del


ciudadano

Esta imagen de ciencia útil al progreso y bienestar fue promovida


sistemáticamente en el programa republicano de educación pública a
partir de los años 1820. La élite que sobrevivió a la guerra de
independencia asumió el compromiso, en alianza con el nuevo estado,
de adelantar este programa, el cual tenía la escritura de textos de

160
enseñanza y divulgación científica como uno de sus pilares. Al
introducirse este género de publicaciones educativas, se abre en el país
una época de formación en la nueva ciencia distinta al saber privado
que reproducían en la cátedra los eruditos ilustrados. Uno de los textos
más representativos de este programa fue Lecciones de física de José
Félix de Restrepo, publicado en Bogotá en 1825 (Restrepo, 2002),
(Rodríguez & Arboleda, 1993). Maestro de la élite de criollos a la cual
perteneció Caldas, Restrepo jugó un papel importante en la transición
del régimen colonial a la república en las actividades educativas,
investigativas y en la administración de las nuevas instituciones. Fue
uno de los pioneros de la modernización cultural del país, en contra de
las viejas tradiciones del método escolástico y la filosofía peripatética.

Las Lecciones de física fue el primer texto escrito en el país para


adelantar la enseñanza moderna y sistemática de la física. Recoge la
experiencia docente que Restrepo había impartido durante decenios en
varias instituciones educativas de la Nueva Granada. Es un tratado
didáctico para formar a los jóvenes en la nueva ciencia, de acuerdo con
la orientación que Mutis había introducido cincuenta años antes, de
crear en el país una cultura en la física newtoniana. Pero en las
circunstancias de los años 1820 la función educativa de las Lecciones
era otra. No se trataba de una obra que circulaba en las manos de unos
cuantos miembros restringidos de la élite, sino de un texto destinado a
formar a una capa social más amplia de alumnos de la recién creada
red de establecimientos regionales de educación pública. Tampoco se
trataba de tener como último referente de la formación, la obra
canónica (los Principia de Newton que Mutis tradujo y estudió con los
más dilectos de sus alumnos). La enseñanza de Restrepo se basaba en
textos de difusión de la “nueva física” como los de Musschenbroek,
Gravessande, Nollet, Sigaud de la Fond. Restrepo no parece haberse
interesado por discutir los aspectos contradictorios que esta enseñanza
tenía con el programa de formación en el país de una cultura
newtoniana de la física. El asunto es que tal enseñanza no estaba tanto

161
dirigida a ayudarle al lector a captar el entramado filosófico del sistema
del mundo de Newton, como a presentarle una exposición positiva de
las leyes y principios de la gravitación universal, la mecánica racional, y
la teoría de la luz.
Sin embargo, todas estas teorías no se presentan de manera
transparente en las Lecciones de Restrepo. De acuerdo con el ideario
republicano de ciencia integral y utilitaria al cual suscribe Restrepo, la
obra se propone enseñar a la juventud los fundamentos de la nueva
cosmovisión científica. Restrepo es ecléctico en cuanto a la presentación
de los contenidos, pues no se limita a seguir el canon de texto de la «
nueva ciencia » que debía limitarse a exponer los principios de la
mecánica, óptica, teoría de fluidos, neumática, calor, meteorología,
geofísica, electricidad y magnetismo.
También incorpora en las Lecciones otros temas de las ciencias
biológicas, la química y la medicina que correspondían a la visión
globalizante y cualitativa de la física tradicional. Pero también es
ecléctico en cuanto a la orientación pedagógica de tales contenidos. En
su empeño de darle a los estudiantes la explicación que le parece más
clara y sencilla, Restrepo no manifiesta ningún escrúpulo intelectual
cuando apela a tradiciones científicas sustancialistas y mecanicistas
(Wolff, Descartes), que le parecen más convincentes que las teorías de
Newton para explicar ciertos fenómenos, particularmente la naturaleza
de la luz.

Para Restrepo, el asunto ya no es tanto mantenerse firme al lado de


Mutis, en la defensa de los preceptos newtonianos contra el
escolasticismo de las cofradías religiosas. Ahora se trata de dotar al
ciudadano que acceda a la lectura de la obra, sea en las instituciones
educativas o en la lectura individual, de instrumentos efectivos para
que pueda formarse en los principios de la nueva ciencia y cumpla la
aspiración de participar en la vida republicana de acuerdo con los
dictados de la razón. Los nuevos tiempos exigían proyectos más
aterrizados a la realidad. Las concepciones metropolitanas de

162
desarrollar en el país ciencia académica de alto nivel pero para un
número muy reducido de miembros de la élite, eran ahora parte de un
pasado, si bien heroico lleno también de frustraciones. Como parte de la
política de Santander de ampliar la base de ciudadanos con formación
científica, las Lecciones de Restrepo promueven la aplicación del “orden
matemático” al entendimiento de la lógica de distintos fenómenos
naturales, sociales, económicos o políticos. Es llamativo que la
exposición en varios apartes retome el estilo de los eruditos ilustrados
de apelar al sentimiento telúrico como pulsión de conocimiento. Un
ejemplo significativo es el papel central que le asigna Restrepo a la
narración del acontecimiento de la expedición a la Nueva Granada para
medir el grado de meridiano en el ecuador, cuando se trata de presentar
la teoría de la tierra como parte del capítulo de la gravitación universal
newtoniana.

Pombo y Liévano: Los ideales de la élite en el rigor de la educación


matemática

Indalecio Liévano pertenece a la primera y única promoción de


ingenieros matemáticos formados en el Colegio Militar (1848-1854)
junto con Juan Nepomuceno González, Antonio Dussán y Antonio R. de
Narváez. Este establecimiento se inspiró del modelo de la École
Polytéchnique de París y fue creado como parte de la política de la
primera administración de Mosquera de generar capacidades científicas
e intelectuales endógenas tanto para el desarrollo económico, como
para la organización de un estado republicano que rompiera finalmente
sus ataduras con el pasado colonial. En el Colegio Militar y luego en
Escuela de Ingeniería de la Universidad Nacional, se educaron los
ingenieros civiles y profesores de ingeniería que a lo largo de la segunda
mitad del siglo XIX tuvieron la responsabilidad de asegurar, junto con
contratistas extranjeros, los programas de construcción de obras
públicas y la enseñanza de las matemáticas y la ingeniería. Una de las
funciones más importantes de esta élite de “matemáticos de la

163
república” era pues, acrecentar el capital cultural del Estado
representado en la reproducción del cuerpo de profesionales con
formación técnica e intelectual. Y una manera de garantizar la
idoneidad de esta formación era la escritura de textos autóctonos.

Les correspondió a Lino de Pombo y a Indalecio Liévano la


responsabilidad de publicar los primeros textos para la enseñanza
superior en geometría, aritmética y álgebra en la década de los años
1850. Liévano fue el alumno más destacado de Pombo en el Colegio
Militar, y éste a su vez fue el primer colombiano que se graduó como
ingeniero civil en la Academia de Ingenieros de Alcalá de Henares. Entre
1833 y 1857 Pombo alternó sus funciones en la enseñanza de las
matemáticas y la ingeniería con las responsabilidades de Estado bajo
nueve administraciones de la República, como secretario de varias
carteras (interior, relaciones exteriores y hacienda), embajador,
representante a la cámara, senador, banquero y encargado de la
primera codificación del sistema de leyes del país. En consecuencia,
Pombo era el individuo mejor situado como funcionario de Estado para
fijarle su rumbo estratégico a la empresa de producción de textos, y
tenía la suficiente idoneidad como ingeniero y matemático para
establecerle el canon de rigor para su realización conceptual y
pedagógica. En el prólogo a sus Lecciones de geometría analítica escribió
lo siguiente (Pombo,1850): “La falta de textos adecuados para la
enseñanza ó solitario aprendizaje de varios ramos de las matemáticas
puras en su estado actual de adelanto, falta lamentable en la presente
época en que principia a estar en boga en el país el estudio reflexivo de
las ciencias exactas, es lo que ha motivado la publicación de esta obra,
como ensayo para otras de la misma especie.”

En 1856 Liévano publica la primera edición de su Tratado elemental de


Aritmética que resume su experiencia docente en la materia en el
Colegio de San Bartolomé, y que desarrolla el plan de exposición que
había concebido en sus años de alumno del Colegio Militar (Liévano,

164
1856). En la dedicatoria a Pombo, se reconocen las nuevas
circunstancias del contexto educativo republicano que tuvo en cuenta
Liévano en la producción. En primer lugar, el Tratado busca emular con
el “patriota filósofo” en sus designios de formar a la juventud en
aritmética y coadyuvar a su “celo patriótico y filantrópicos deseos”.
También es posible percibir en la dedicatoria el interés de utilizar el
Tratado como instrumento de ascenso social a través del conocimiento.
Esto se expresaría en la retórica de gratitud al maestro y en la
manifestación de lealtad a la República, en el énfasis de dedicar su
primer trabajo profesional como matemático y profesor a alguien como
Pombo, y en la búsqueda de legitimidad social a través de la aprobación
del ingeniero mejor situado en el campo del Estado.

Liévano obtendrá la aprobación del maestro y “patriota filósofo” dos


años después cuando Pombo publique sus Lecciones de Aritmética i
Álgebra (Pombo, 1858). Conviene recordar que éste fue el primer texto
de Algebra escrito en Colombia con base en la experiencia docente de
Pombo en el Colegio Militar. En el prólogo se expresan los propósitos de
la obra. En primer lugar, contribuir a definir un patrón de referencia en
contenidos básicos y enfoque de rigor para la enseñanza de la
aritmética y el álgebra en los establecimientos de la República. Se trata
de superar la enseñanza empírica, rutinaria y memorística, retomando
la tradición de enseñanza de las matemáticas en el Colegio Militar. En
segundo lugar, divulgar los fundamentos de las matemáticas
(contenidos útiles - lógica y método) necesarios para la “regeneración
constitutiva de la República y el desarrollo de su industria”. En tercer
lugar, contribuir a la elaboración de textos para la enseñanza en las
condiciones del contexto colombiano. Los textos autóctonos de la élite
(Indalecio Liévano, Manuel Peña) con estas características constituyen
un valioso capital científico para el cual Pombo reclama una estrategia
de fomento por parte del Estado. La legitimación de Liévano como
alumno y colega se manifiesta en varios lugares. Al trazar de manera
implícita el perfil de matemático de la República (Prólogo, p. vi), Pombo

165
presenta a Liévano como el joven instruido autor del ingenioso tratado
de aritmética que le presta un meritorio servicio al país. Como muestra
de la originalidad de su aporte conceptual a la Aritmética (anexo, p.
175), incluye en anexo dos proposiciones de Liévano que formulan
relaciones aritméticas de la clase de fracciones irreductibles en
términos de las nociones de mínimo común múltiplo y máximo común
divisor. Pombo transcribe el enunciado y la demostración de los
algoritmos para el cálculo de estas relaciones en la forma más general,
con sus respectivos ejemplos.

Es interesante observar que en el prólogo de su Tratado, Liévano


igualmente hace evidente los ideales y motivaciones que están acordes
con el nuevo espíritu de la época y que constituyen el entramado
discursivo de la obra. Ideal de rigor en la exposición de las propiedades
de los números y operaciones aritméticas mediante el razonamiento
deductivo. Ideal de simplicidad en la explicación y en la estrategia
comunicativa: “He sido algo lacónico en algunos puntos; pero esto ha
sido precisamente porque creo que así conviene en los tratados
elementales que han de servir de guía en la enseñanza.”
Ideal de originalidad en el enfoque “enteramente diferente al rumbo
ordinario seguido por todos los autores”. En fin en la presentación de
las “notabilidades” de la obra:
1º Una presentación exhaustiva de la teoría de número y cantidad, 2º
La simplificación de la división de enteros, 3º La generalización de las
cuatro operaciones y 4º La teoría de las cantidades inconmensurables.
En este sentido, en la presentación grosso modo deductiva de los
contenidos de la aritmética el Tratado contiene una propuesta, original
para la época, consistente en construir los números irracionales a partir
de los racionales. Es la “notabilidad” número cuatro de la “teoría de las
cantidades inconmensurables”. Liévano precede esta exposición con las
otras tres “notabilidades” que se expresan en una reflexión conceptual
sobre los objetos y técnicas constructivas involucrados en su teoría
(número, cantidad, variación, magnitud, conjunto, continuo, infinito).

166
Pero el pensamiento de Liévano oscila entre un razonamiento positivo
dirigido a caracterizar las propiedades matemáticas nuevas del objeto
que se propone construir (los números inconmensurables), y un
discurso escolástico que trata de conducir ese razonamiento a las
especulaciones ontológicas y sustancialistas. En todo caso, la propuesta
de Liévano rompe con la tradición aritmética consistente en restringir el
número a una relación entre magnitudes homogéneas.

Garavito: Ingeniería y desarrollo en el contexto de una modernidad


fragmentada

Garavito fue el hombre de ciencia con mayor reconocimiento dentro de


la élite académica colombiana hacia finales del siglo XIX y hasta bien
avanzado el siglo XX.
Liévano, Garavito, Rozo, Álvarez, entre otros, fueron todos ingenieros
que se destacaron en por su participación en obras civiles, por su
magisterio y por sus actividades investigativas en astronomía, física y
matemáticas. Garavito se formó como ingeniero en la Universidad
Nacional de Colombia, dentro de ese concepto de ciencia de fundamento
teórico pero al mismo tiempo utilitaria, que hemos asociado con el
ideario de Caldas y de la élite republicana.
Como ingeniero, astrónomo, consultor, economista y funcionario de la
administración pública, compartió esa visión de ciencia integral
aplicada al desarrollo nacional. Puede decirse que Garavito continuó la
obra histórica empezada por José Celestino Mutis un siglo antes,
orientada a consolidar en el país instituciones educativas modernas, a
organizar la enseñanza superior científica y a difundir a través de estas
una sólida cultura científica. En la época de la profesionalización
científica, Garavito comparte algunos de los rasgos característicos del
«autócrata de la ciencia» que mantuvo Mutis : reconocido como oráculo
del saber en varios campos, ejerció el monopolio de tales saberes, y
dispensó el poder de otorgar méritos y oportunidades.

167
Su actividad educativa se desenvolvió principalmente en torno a la
enseñanza de los fundamentos del análisis matemático moderno, la
mecánica racional y las teorías de Newton sobre el sistema del mundo.
A diferencia de sus antecesores, Garavito se preocupó por publicar y
mantener intercambios con instituciones y colegas de otros países.
También asumió conscientemente el papel de divulgador en nuestros
establecimientos educativos, los lineamientos de la cultura científica
francesa en la organización de los programas de formación de
ingenieros. Sus trabajos matemáticos se acompañaron generalmente de
reflexiones pedagógicas y filosóficas.

En filosofía, se interesó particularmente por pensar el estatuto


ontológico de los conceptos de espacio y tiempo con base en sus
lecturas de Euclides, Descartes, Kant y Poincaré. A partir de allí, y de
una reflexión personal sobre las obras de Lobachévski y Riemann,
cuestionó la pertinencia de incluir las geometrías no-euclidianas (GNE)
en los planes de enseñanza. Así pues, quien por una parte fue
responsable de la modernización educativa, además de promotor de
paradigmas de rigor de pensamiento, y quien sentó las bases para la
profesionalización de la investigación en matemáticas en el país,
aparece por otra parte asumiendo posiciones contrarias a la
introducción y divulgación entre nosotros de las GNE, uno de los
avances matemáticos y científicos más fecundos del siglo XIX (Arboleda
& Anacona, 1996).

Esta actitud no fue el resultado del atraso cultural del medio, ni del
aislamiento de Garavito con respecto a los centros intelectuales
europeos, ni de un capricho de un individuo. Esta actitud se explica
ante todo por la manera como Garavito se representa la formación en el
pensamiento de la noción de espacio geométrico. En otra parte hemos
tratado de caracterizar esta concepción que, si no estamos equivocados,
comporta una ambigüedad filosófica sobre la cual Garavito pasa de
largo. Por una parte toma partido por la idea kantiana de espacio, en

168
virtud de la cual nuestro conocimiento de las propiedades de
dimensión-3 y de continuidad del espacio son empíricas, es decir,
deducibles de los fenómenos. En consecuencia, el objeto legitimo de la
geometría es ese espacio inherente a nuestro ser y que corresponde
perfectamente con la realidad. Por otra parte, a partir de su lectura de
Poincaré, Garavito le reconoce a otras geometrías la posibilidad de
existir, pero como entes imaginarios, como artefactos teóricos, como
constructos mentales que, en todo caso, no pueden explicar la realidad.
Por su pertinencia conceptual, comodidad y carácter intuitivo, la
geometría euclidiana era la única geometría que podía tener cabida en
los programas educativos y en los espacios sociales de formación de
cultura científica. Esta posición refractaria frente a la introducción de
las GNE en la enseñanza, fue asumida a rajatabla por varios de los
alumnos de Garavito. Mientras Garavito mantuvo un debate académico
abierto con base en la publicación de sus argumentos filosóficos y
pedagógicos, otros como Álvarez Lleras asumieron una defensa
dogmática de las ideas del maestro. Incluso las extrapolaron a tal
punto, que entrabaron la enseñanza de la física relativista; su
propuesta prácticamente reducía los programas educativos e
investigativos al desarrollo de la llamada “ciencia clásica”.

Conclusión

Los casos antes mencionados de Caldas, Restrepo, Pombo, Liévano y


Garavito muestran que en ese período de la historia colombiana, a estos
miembros destacados de la élite se les hizo imprescindible cultivar las
matemáticas en su doble función de instrumento para la organización
del campo del Estado, y en sus actividades en tanto categoría socio
profesional. La explicación matemática de la naturaleza y de la realidad,
asumió para ellos las mismas características de necesidad de
sobrevivencia cultural que otras actividades consideradas vitales para el
desarrollo social y humano de la sociedad durante el naciente régimen
republicano. Por tal razón, sus prácticas matemáticas y las

169
producciones a las que dieron lugar, estuvieron impregnadas de los
colores particulares del momento en que se desempeñaron.
Estos individuos sabían por otra parte que, en el fondo, los problemas a
los cuales la matemática aportaba solución eran comunes a otras
naciones y trascendían por ello las fronteras del país. Generalmente la
clase de matematizaciones que les eran familiares, resultaron de
ejercitar el razonamiento matemático en sus funciones básicas de
medir, calcular, aproximar. Pero, de nuevo, no les era desconocido que
este universal de la razón matemática se declinaba de manera diferente
según el contexto socio-cultural, ya que los logros esperados en
términos de desarrollo y progreso, de prestigio y ascenso social a través
de la ciencia, y de obtención de beneficios en oficios y profesiones
calificadas, jamás eran comparables en las potencias imperiales y en las
repúblicas emergentes. A pesar de esta inequidad estructural y del
desasosiego producido por un entorno con un comportamiento cada vez
más imprevisible, estos pioneros perseveraron en sus empeños de
desarrollar una razón matemática culturalmente diversa como proyecto
de vida.

170
HACIA LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA ASTRONOMÍA:
LOS CASOS DE COLOMBIA Y CHILE EN EL SIGLO XIX

Patricio Leyton Alvarado.


PUCCH, Stgo., Chile.

Presentación

Los descubrimientos geográficos de fines del siglo XV e inicios del XVI


(en especial el de América), por parte de los imperios ibéricos,
propiciaron el mejoramiento de las técnicas de navegación y de la
formación de los pilotos, para lo cual el estudio de la astronomía fue
vital para desarrollar este objetivo. En este aspecto, la monarquía
española decidió fundar la Real Casa de Contratación en 1503, con el
fin de instruir a los marinos en una fuerte preparación en navegación,
astronomía y cartografía; transformándose en uno de los principales
centros de ciencia aplicada en la España del Renacimiento.366 La Real
Casa de Contratación, por lo tanto, fue el primer intento de
institucionalizar la ciencia de los astros en el mundo hispánico, ésta
junto con otras disciplinas, de acuerdo con el historiador Serge
Gruzinski, le permitió a las grandes potencias europeas expandir sus
dominios a través del Atlántico, ya que “los técnicos del cálculo, los
especialistas de mapas y astronomía, los cosmógrafos, los dibujantes y
los pilotos son, no hay que dudarlo, los prácticos más indispensables de
la monarquía, porque sin navegantes no hay monarquía, y sin pilotos
navegación”.367

Sin embargo, la institucionalización de la ciencia a nivel social en


España, solo se logró en el siglo XVIII producto de las reformas
borbónicas, las cuales favorecieron el proceso de modernización de las

366 Cf. González, Francisco José: Astronomía y navegación en España. Siglos XVI-XVIII;
Editorial MAPFRE, Madrid, 1992; pp. 47-54.
367 Gruzinski, Serge: Las cuatro partes del mundo. Historia de una mundialización;

Fondo de Cultura Económica, México, 2010; p. 212.

171
estructuras políticas, económicas y culturales de la sociedad.368 La
astronomía en este contexto fue parte de ese proceso, puesto que en el
año 1753 se fundó el Observatorio de Cádiz bajo la dirección del
astrónomo francés Louis Godin, siendo éste el primer centro
astronómico creado en el imperio español, fomentando la entronización
de esta disciplina.369

La institucionalización de la astronomía, tanto en Colombia como en


Chile, fue posterior al caso español, debido a que hubo que esperar
hasta el siglo XIX para que esta ciencia se estableciera como un
conocimiento socialmente aceptado. La instauración de esta disciplina
se vio posibilitada por una serie de factores de tipo social, cultural y
político que en ambas naciones sudamericanas presentaron algunos
elementos en común, y que fueron determinantes para que este saber
científico se erigiera de forma institucional. Razón por la cual,
proponemos que en ambos países la astronomía se logró establecer a
partir de componentes tanto externos como internos a las respectivas
sociedades, lo cual motivó la fundación de los dos primeros
observatorios astronómicos de América del Sur.370

368 La ciencia como actividad social comenzó en el ámbito hispánico con la fundación
de instituciones científicas y educativas, la contratación de sabios y la publicación de
textos de ciencia, principalmente, gracias al apoyo dado por los monarcas y los
primeros ministros, en espacial se destacó el rol de Carlos III como promotor de la
ciencia en la Metrópoli. Sobre este punto consúltese en Sellés, Manuel (et. al.): Carlos
III y la ciencia de la Ilustración; Alianza Editorial, Madrid, 1988.
369 Sobre el proceso de fundación del Observatorio de Cádiz y la institucionalización de

la astronomía en España véase en Lafuente, Antonio y Manuel Sellés: El Observatorio


de Cádiz (1753-1831); Ministerio de Defensa, Instituto de Historia y Cultura Naval,
Madrid, 1998.
370 Aunque se debe hacer notar, que la segunda institución astronómica en ser

fundada en América del Sur fue el Observatorio Imperial de Rio de Janeiro en 1827, a
través de una autorización del gobierno, sin embargo, éste comenzó su
funcionamiento efectivo sólo en 1850, cuando Antonio Manuel de Melo asumió su
dirección. Por lo tanto, el Observatorio Astronómico Nacional de Chile fue la tercera
corporación científica en ser fundada en el extremo austral del continente, empero,
para términos de este artículo, fue el segundo en la América española, razón por la
cual mantendremos esa posición dado el problema cronológico anteriormente descrito.
Con respecto a este tema examínese en Keenan, Philip: “The Earliest National
Observatories in Latin-America”. Journal for the History of Astronomy, Vol. 22, N° 1,
1991; pp. 21-26.

172
Dentro de los factores sociales externos, cabe señalar, fue fundamental
que tanto en el primer como en el segundo caso, arribara a los
respectivos países una expedición científica extranjera con personas
dotadas con conocimiento e instrumental adecuado para la práctica
científica de la astronomía. Mientras que en los elementos internos fue
de suma importancia el apoyo dado por el poder político y de la elite
ilustrada, tanto económicamente como en términos culturales, puesto
que tanto en Colombia como en Chile, existía un ambiente en el cual se
valoraba positivamente el quehacer de la ciencia como promotor del
progreso y del bienestar de la nación.
Por lo tanto, en este artículo realizaremos un estudio histórico
comparativo entre la fundación del Observatorio Astronómico de
Santafé de Bogotá en 1803 (que posteriormente se llamará Observatorio
Astronómico Nacional de Colombia) y el Observatorio Astronómico
Nacional de Chile en 1852, de los cuales se analizarán la creación y los
primeros años de funcionamiento de estas dos instituciones, las que
posibilitaron que la astronomía se consolidara socialmente en sus
respectivos países.

Antecedentes astronómicos e históricos

Colombia y Chile tienen la particularidad histórica de que en ambos


países se fundaron los primeros observatorios astronómicos en la
América hispánica, posibilitando con esto que la astronomía tuviera un
cariz social como disciplina. Pero antes que se erigieran estas
corporaciones científicas, hubieron algunos esfuerzos personales y
colectivos desde las respectivas elites para poder difundir e instaurar la
práctica de este saber. En este sentido, se establecieron algunas
diferencias entre los acontecimientos ocurridos en Colombia como en
Chile. Así, por ejemplo, en el primero la ciencia de los cielos estuvo
ligada a figuras que estuvieron directamente involucradas en la
fundación del Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá, como lo
fueron José Celestino Mutis y Francisco José de Caldas, quienes

173
además estaban directamente vinculados con la Expedición Botánica
que dio origen al Observatorio, y asociados a la tradición universitaria
neogranadina. En tanto que en Chile, los antecedentes astronómicos
que precedieron a la creación del Observatorio Astronómico Nacional,
estuvieron en manos de personas individuales sin ligazón la una con la
otra, cuyos esfuerzos estuvieron dirigidos a realizar algunas
observaciones esporádicas y a la difusión y enseñanza de esta
especialidad; tal y como veremos a continuación.

En el periodo colonial, en Colombia, los primeros intentos de estudio de


la astronomía local corresponden a hechos aislados y sin continuidad
realizados en las primeras décadas del siglo XVIII. Un ejemplo de esto lo
constituyó el caso del sacerdote de origen francés, Louis Feuillée, quien
en su paso por el futuro Virreinato de Nueva Granada a comienzos de
los mil setecientos, “releva la bahía de Santa Marta y determina su
latitud. Observa además, en compañía de Couplet, el eclipse lunar del 3
de Agosto de 1704.”371 Estas observaciones no tuvieron un carácter
sistemático, ni dejaron una tradición científica tras su arribo. Al caso
del sacerdote francés se debe agregar los aportes efectuados a la
astronomía neogranadina por el español Juan de Herrera y Sotomayor,
ya que el hispano “observó seis eclipses de Luna y varias emersiones de
los satélites galileanos entre 1719 y 1726; además determinó la latitud
de Cartagena y de Panamá”.372 Tanto Feuillée como Herrera y
Sotomayor no fueron gravitantes en la conformación de una
institucionalidad científico-astronómica en el Virreinato de Nueva
Granada, razón por la cual hubo que esperar algunos años hasta que
llegara al reino el sabio español José Celestino Mutis.373

371 Minniti, Edgardo: Astronomía Colombiana (apuntes históricos), en (recurso


electrónico), p. 5. Documento electrónico. 2010. [Fecha de consulta 21 de julio de
2015] https://historiadelaastronomia.files.wordpress.com/2010/05/astronomia-
colombiana.pdf
372 Ibídem.; p. 5.
373 Feuillée y Herrera no fueron los únicos precursores de la astronomía neogranadina

antes del arribo de la Real Expedición Botánica, por asunto de prioridad histórica y
espacio se decidió no incluirlos. Para pormenorizar sobre este tema consúltese en
Arias de Greiff, Jorge: “Historia de la astronomía en Colombia”, en Arboleda, Luis

174
Mutis (1732-1808) recibió instrucción en astronomía por parte del físico
y astrónomo peninsular Jorge Juan, gracias a quien “se hace un
seguidor de las teorías de Copérnico y del sistema filosófico de
Newton”,374 siendo uno de los primeros científicos profesionales en
asentarse en la Colombia colonial a su llegada en el año 1762. Esto
significó que “en el virreinato de la Nueva Granada, José Celestino
Mutis se hace pionero de la enseñanza de esta “nueva filosofía”,375 vale
decir, el sabio gaditano fue el primero en difundir la filosofía natural
moderna que surgió tras la revolución científica de los siglos XVI y XVII.
Fue así como Mutis definió el rol de la “nueva filosofía” en el contexto
neogranadino, indicando que “el objetivo de la filosofía natural es
describir los fenómenos de la naturaleza, descubrir sus causas, exponer
sus relaciones, y hacer descubrimientos sobre toda la constitución y
orden del universo”.376

Además, el médico peninsular fue quien introdujo el estudio de la


astronomía copernicana en virreinato neogranadino, la cual comenzó a
enseñarse “en España, desde 1769, con la reforma de estudios
ordenada por el rey [Carlos III] y materializada por el Consejo de Castilla
en 1770”.377 Para Mutis la astronomía copernicana era considerada
“para beneficio del género humano”, ya que “con un descubrimiento de
la mayor importancia y de que resultan tantas utilidades en la
navegación, en el cómputo de los eclipses, y en las demás observaciones
astronómicas”.378 La divulgación de la teoría heliocéntrica le acarreó al
naturalista español algunas polémicas con los grupos contrarios a la

Carlos, Arias de Greiff, Jorge y Espinosa Barquero, Armando: Historia social de la


ciencia en Colombia tomo II: matemática, astronomía y geología; Instituto Colombiano
para el Desarrollo de la Ciencia y Tecnología Francisco José de Caldas, COLCIENCIAS,
Bogotá, 1993; pp. 201-209.
374 Soto Arango, Diana: Mutis: Educador de la élite neogranadina; Universidad

Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Bogotá, 2005; p. 23.


375 Ibídem.; pp. 27.
376 Mutis, José Celestino: “Elementos de Filosofía Natural”. Cuadernos de filosofía

latinoamericana, Nos. 41-42 (jul.-dic. 1989), p. 80.


377 Soto Arango, Diana: Mutis: Educador de la élite neogranadina; op. cit.; p. 26.
378 Mutis, José Celestino: “Lección sobre el Sistema Copernicano”. Cuadernos de

filosofía latinoamericana, Nos. 41-42 (jul.-dic. 1989); p. 101.

175
“nueva astronomía”, debido a que en “la España de la segunda mitad
del Siglo XVIII” era considerado opuesto “a la ortodoxia por los grupos
religiosos más reaccionarios, a la cabeza de los cuales se encontraban
los dominicos y la Inquisición”.379 Estas disputas deben entenderse a
partir de las “controversias que se dieron en la América española entre
las órdenes religiosas, especialmente entre los jesuitas y dominicos”, las
cuales “se trataba de luchas por conquistar los privilegios de enseñar y
conferir grados”.380 Cabe hacer notar que si bien la Inquisición romana
se mostró hostil ante las ideas de la cosmología copernicana, su par
española no solía sentirse obligada a adoptar cada una de las medidas
provenientes desde el Vaticano.381

La segunda figura determinante en la configuración de la tradición


astronómica neogranadina, fue la del criollo Francisco José de Caldas
(1768-1816), quien fue discípulo de Mutis y participó en la Real
Expedición Botánica como astrónomo y geógrafo. Caldas en su juventud
se dedicó al comercio y estudió abogacía, profesión que le provocó una
“desilusión frente a la práctica del derecho como disciplina y como modo
de vida”,382 lo que le incitó a escoger el camino de la ciencia como
proyecto laboral. Por ello, el futuro director del Observatorio será un
científico autodidacta, que incluso llegó a construir sus propios
instrumentos de observación y medición. Además, este astrónomo
colombiano fue uno de los máximos exponentes y difusor de la ciencia
en el virreinato, ya que constantemente “se queja de la ausencia de
botánicos, astrónomos y geógrafos para conocer y describir el territorio
neogranadino”.383

379 Soto Arango, Diana: Mutis: Educador de la élite neogranadina; op. cit.; p. 109.
380 Ibídem.; p. 111.
381 Sobre el copernicanismo y su relación con la Inquisición española véase en Pardo

Tomás, José: Ciencia y censura: La Inquisición española y los libros científicos en los
siglos XVI y XVII: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1991; pp.
183-189.
382 Silva, Renán: Los Ilustrados de Nueva Granada 1760-1808: Genealogía de una

comunidad de interpretación; Fondo Editorial Universidad EAFIT, Medellín, 2008; p.


192.
383 Ibídem.; p. 193.

176
La influencia del naturalista prusiano Alexander von Humboldt fue
trascendental en la formación de Caldas como astrónomo,384 debido a
que éste último pudo comparar sus observaciones con las del científico
alemán y así poder determinar el nivel de exactitud de las mismas, tal y
como señala el astrónomo neogranadino al respecto: “Yo no creía que
obraba con tanto acierto hasta la llegada del Barón. He confrontado mis
observaciones, he manifestado mis pobres y miserables instrumentos, y
han agradado á este viajero”.385 El astrónomo y geógrafo de la Real
Expedición Botánica se destacó por “esa escrupulosa exactitud, nada
desechable en las ciencias, es la actitud de conjunto de Caldas frente a
su actividad investigativa, la que impresiona a sus compañeros en
Popayán, como lo hará luego en Santafé”.386 Humboldt no solo elogió los
resultados de las mediciones hechas por Caldas, sino que también le
proporcionó y le instruyó en las más modernas técnicas en astronomía,
tal y como el mismo Francisco José indica:
“Es preciso confesar en honor de este sabio y de la verdad que me ha
dado luces inmensas en la astronomía, me ha perfeccionado en el uso
del optante, me ha dado un catálogo de quinientas sesenta estrellas, la
fórmula para el cálculo de las declinaciones, tablas de refracción á
diferentes elevaciones sobre el mar, los métodos de La Borda para las
distancias de la luna al sol, mil pequeñas prácticas para la perfección
de las observaciones; todo esto y mucho más le debo á este
prusiano”.387

384 La relación entre Caldas y Humboldt fue de gran admiración mutua y causó gran
euforia en un comienzo en el criollo neogranadino, convirtiéndose al pasar el tiempo
en una gran frustración para éste, producto del posterior rechazo que tuvo hacia su
persona el naturalista prusiano. Para profundizar en esta materia consúltese en Nieto,
Mauricio: “Alexander von Humboldt y Francisco José de Caldas: Americanismo y
Eurocentrismo en el Nuevo Reino de Granada”, en Cuesta Domingo, Mariano y Sandra
Rebok (coordinadores): Alexander von Humboldt: Estancia en España y viaje
americano; Real Sociedad Geográfica, Consejo Superior de Investigaciones Científicas,
Madrid, 2008; pp. 127-142.
385 Caldas, Francisco José de: “Memoria sobre el origen del sistema de medir las

montañas y sobre el proyecto de una expedición científica”. Obras de Caldas; Imprenta


Nacional, Bogotá, 1912; p. 76.
386 Silva, Renán: Los Ilustrados de Nueva Granada 1760-1808: Genealogía de una

comunidad de interpretación; op. cit.; p. 210.


387 Caldas, Francisco José: “Memoria sobre el origen del sistema de medir las

montañas y sobre el proyecto de una expedición científica”. Obras de Caldas; op. cit.;
p. 77.

177
Mientras que en Chile, en tanto, a diferencia de la Colombia colonial, no
hubo una tradición científica que desembocara en la fundación de un
observatorio astronómico, sino que más bien los primeros precursores
de la ciencia de los cielos fueron personas que no tuvieron una
formación científica adecuada, y solo se registran algunos aportes
esporádicos y sin continuidad en el tiempo. Más bien, fue a partir de
iniciativas personales o colectivas que al final no trascendieron, ni
dieron cuenta de una institucionalización social de esta ciencia. El
primer registro documentado corresponde “al soldado Pedro Cuadrado
Chavino, residente de la plaza de Valdivia a fines del siglo XVI.
Siguiendo las instrucciones de la Corona, observó el eclipse de Luna del
19 de junio de 1582; utilizando el antiguo método griego de los eclipses
para calcular la longitud geográfica”.388

La astronomía científica en la Capitanía General solo se va a practicar


por algunos europeos de paso por las costas chilenas en el siglo XVIII,
correspondiendo principalmente a miembros de las expediciones
científicas enviadas por la monarquía española o a comisiones de otra
nacionalidad, como lo fueron los casos de Louis Feuillée, José de
Moraleda389 y Alejandro Malaspina,390 entre otros; los cuales no dejaron
tras su arribo ni instituciones científicas, ni tampoco una influencia
determinante en la creación de una “comunidad epistemológica”
nacional.
Los registros que poseemos sobre algunos miembros de la elite criolla,
que dejaron alguna documentación relacionada con la astronomía,
corresponden a textos de enseñanza y difusión de la ciencia de los

388 Quintana, Hernán y Salinas, Augusto: “Cuatro siglos de astronomía en Chile”.


Revista Universitaria, N° 83, 2004; p. 54.
389
Acerca de los métodos científicos empleados por José de Moraleda en el extremo
austral de Chile y su aplicación a la navegación véase en Sagredo, Rafael: “Navegación
científica en el Mar del Sur. El piloto Moraleda (1772-1810)”, Revista de Historia
Iberoamericana; Vol. 1 N° 1, 2008; pp. 46-78.
390 Para un detallado análisis de esta expedición en los mares australes véase en

Sagredo, Rafael y González, José Ignacio: La expedición Malaspina en la frontera


austral del imperio español; Editorial Universitaria, Santiago, 2004.

178
cielos, pero vale advertir que a éstos no se les pueden catalogar de
científicos. Siendo el primero en esta disciplina, la cosmografía
publicada por el fraile dominico Sebastián Díaz (1741-1812), quien “fue
miembro del claustro de la Universidad de San Felipe como doctor en
teología, desde 1763, y fue examinador de esta materia”.391 Cuya obra
se titula Noticia general de las cosas del mundo por el orden de su
colocación. Para el uso de la casa de los señores marqueses de la Pica, y
para instrucción común de la juventud de reino de Chile, impresa en
Lima en 1783.392 Mientras que un segundo caso correspondió al fraile
franciscano, de origen paraguayo, avecindado en Chile llamado Manuel
Antonio Talavera (1761-1814) quien estudió en la Universidad de
Córdoba y escribió un manuscrito que utilizó como “libro de texto para
la física redactado, mientras dictaba en el Convictorio Carolingio el
curso de 1792”.393 El cual llevó por nombre Trienalis philosoficicursus
institutiones phisicae. Secundam naturalisphilosofiae partem phisicam
scilicet particularem complectentes. Tras el período de independencia
hubo que esperar hasta el año 1848, cuando el sabio caraqueño,
Andrés Bello, publicó un texto astronómico para la enseñanza en los
liceos de Chile titulado La Cosmografía, el cual contiene los últimos
descubrimientos hechos en esta ciencia hasta el año de publicación del
libro, el cual se imprimió un año antes de la venida de la expedición
astronómica que fundará el Observatorio Astronómico Nacional.394
Contexto histórico social

391Ávila Martel, Alamiro de: “La Universidad y los estudios superiores en Chile en la
época de Carlos III”. Estudios sobre la época de Carlos III en el reino de Chile; Ediciones
de la Universidad de Chile, Santiago, 1989; p. 196.
392 El texto de fray Sebastián Díaz es un tratado astronómico que sigue los cánones de

los manuscritos cosmológicos del Renacimiento del siglo XVI. Al respecto consúltese
en Iommi, Virginia y Uribe, Ignacio: “Esferas: Una aproximación a la cosmología
renacentista en Chile colonial”. Asclepio Vol. 66 N° 2, 2014; pp. 4-7.
393 Ávila Martel, Alamiro de: “La Universidad y los estudios superiores en Chile en la

época de Carlos III”. Estudios sobre la época de Carlos III en el reino de Chile; op. cit.;
p. 194.
394 Andrés Bello fue una persona que escribió sobre los ámbitos más variados de la

cultura, siendo la astronomía uno de sus temas científicos predilectos, en la que tuvo
injerencia desde el punto de vista literario, político y educacional. En relación a esto
véase en Leyton Alvarado, Patricio: “Andrés Bello y la Cosmografía: la literatura
científica desde la perspectiva de la historia cultural de la ciencia”. Cuadernos de
Historia Cultural, N° 3, 2014; pp. 77-108.

179
Como hemos propuesto, fue fundamental el apoyo dado a la astronomía
por parte del poder político y de la elite ilustrada, tanto en el Virreinato
de Nueva Granada como en la República de Chile, para que esta ciencia
se institucionalizara. De esta forma, la fundación de ambos
observatorios fue producto de las condiciones sociales y culturales que
posibilitaron el desarrollo de esta disciplina, ya que los gobiernos
implementaron medidas a favor de la enseñanza y difusión de la ciencia
en ambas naciones.

En la Colombia colonial, hacia mediados del siglo XVIII, se estableció un


estamento social que introdujo reformas en el virreinato y llegaron a
constituirse en el grupo de “los ilustrados en Nueva Granada, tanto si
nos referimos a los funcionarios que intentaron poner en marcha los
proyectos de reforma, como si nos referimos a los nuevos hombres de
letras que fueron producto precisamente del proceso”.395 Los
ilustrados396 fueron esenciales para que el estudio de la ciencia se
llevara a cabo en la sociedad virreinal, tanto por personas
pertenecientes al poder político como a la elite, de esta manera, los
saberes de la naturaleza tuvieron su espacio por antonomasia en la
universidad, debido a que “el virrey de la Nueva Granada, don Manuel
de Guirior, encarga al fiscal Francisco Moreno y Escandón la redacción
de un plan de estudios que sirva de base a la organización de una
universidad capaz de formar a la elite criolla en los principios científicos
de la Ilustración”.397 Por lo tanto, en la universidad virreinal se
introducirán nuevos contenidos en la enseñanza académica, la cual “los

395 Silva, Renán: Los Ilustrados de Nueva Granada 1760-1808: Genealogía de una
comunidad de interpretación; op. cit.; p. 39.
396 La existencia de una Ilustración o cultura ilustrada en la América colonial ha sido

cuestionada y debatida en el último tiempo por la historiografía, llegando a proponer


que este movimiento intelectual tuvo sus propias particularidades en el continente.
Sobre la especificidad de estas controversias consúltese en Cañizares Esguerra,
Sergio: Cómo escribir la historia del Nuevo Mundo: Historiografías, epistemologías e
identidades en el mundo Atlántico del siglo XVIII; Fondo de Cultura Económica, México,
2007; pp. 447-561.
397 Castro-Gómez, Santiago: La hybris del punto cero: Ciencia, raza e ilustración en la

Nueva Granada; Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2005; p. 21.

180
propios actores del proceso, amigos y enemigos, llamarán “filosofía
moderna”, o “filosofía natural”.398

El apoyo del poder político no solo fue trascendental en el cambio de los


planes de estudios universitarios y, por consecuencia, el de la
enseñanza de la ciencia en el virreinato, sino que además, fue
determinante en la traída de sabios y científicos. Un ejemplo de estas
medidas fueron las que implementó el virrey-arzobispo Antonio
Caballero y Góngora (1782-1789), quien “impulsó a la minería; por
recomendación de Mutis se trajo al mineralogista José Delhuyar; pero lo
más relevante, es que apoyó la Expedición Botánica que fue aprobada
por Real Cédula del primero de noviembre de 1783, bajo la dirección de
José Celestino Mutis”.399 Esta comisión científica será de suma
importancia para la institucionalización social de la ciencia, debido a
que “lo más significativo y de impacto para la elite criolla neogranadina,
[fue] el hecho del reconocimiento de las riquezas naturales del
virreinato”, el cual era uno de los propósitos de la misma. Junto a esto,
otra de las consecuencias fue que “la Expedición se distinguió por haber
sido uno de los vehículos para la formación de la primera generación de
científicos colombianos”.400 Fue así como “Mutis se convirtió en uno de
los principales difusores de la cultura Ilustrada, con incidencia directa
en los cambios que se dieron en los ámbitos de la cultura y la
educación”.401

En Chile, por su parte, hubo que esperar hasta el advenimiento del


régimen republicano posterior a la independencia, debido a que en el
periodo colonial no se realizaron avances significativos en la
institucionalización e instauración de la ciencia en la antigua Capitanía
General. De esta manera a partir de 1830, con la asunción al poder de
la llamada “República Conservadora” o autoritaria, y gracias a una

398 Silva, Renán: Los Ilustrados de Nueva Granada 1760-1808: Genealogía de una
comunidad de interpretación; op. cit.; p. 51.
399 Soto Arango, Diana: Mutis: Educador de la élite neogranadina; op. cit.; p. 45.
400 Ibídem; p. 135.
401 Ibídem; p. 49.

181
cierta estabilidad política, económica y social que logró alcanzar el
sistema administrativo se pudieron dar los primeros pasos y afianzar la
actividad científica en el país. A partir de los primeros años de la
experiencia republicana “los chilenos se enteraban de las nuevas
construcciones racionales, cientificistas, secularizadoras y eclécticas
que les inspiraron a pensar a partir de nuevos supuestos
epistemológicos”.402 De esta forma, a partir de la década de los treinta,
en Chile se comenzó a construir “un Estado nacional soberano y
representativo [el cual] era congruente con el afán de incorporarse a la
economía internacional y a la revolución científica y técnica”.403

La entronización social y enseñanza de la ciencia se plasmó a través de


la fundación y creación de instituciones científicas y educativas en los
albores del régimen conservador republicano. En este sentido, se
crearon corporaciones como el Museo Nacional de Historia Natural
(1830), la Quinta Normal de Agricultura (1842), la Universidad de Chile
(1842), la Oficina de Estadística (1843), la Escuela de Artes y Oficios
(1849) y el Observatorio Astronómico Nacional (1852). Estos
establecimientos científicos, como ha señalado Sol Serrano para el caso
de la Universidad de Chile, fueron la “expresión del afán racionalizador
del Estado nacional moderno que busca ordenar la sociedad de acuerdo
a los patrones de la razón y la ciencia”.404 En consecuencia, la ciencia
se va a afianzar socialmente a través distintas variables, tales como: “la
presencia de sabios extranjeros en el país; la existencia de una
bibliografía científica previa (…); la consolidación de diversas
instituciones educacionales y otras propiamente científicas; así como la
existencia de revistas de difusión de los contenidos científicos”.405 Bajo
esta perspectiva, será trascendental la contratación de sabios,

402 Stuven, Ana María: La seducción de un orden: Las elites y la construcción de Chile
en las polémicas culturales y políticas del siglo XIX; Ediciones Universidad Católica de
Chile, Santiago, 2000; p. 31,
403 Serrano, Sol: Universidad y nación: Chile en el siglo XIX; Editorial Universitaria,

Santiago, 1994; p. 63.


404 Ibídem; p. 18.
405Saldivia, Zenobio: La ciencia en el Chile decimonónico; Ediciones Universidad

Tecnológica Metropolitana, Santiago, 2005; p. 38.

182
naturalistas y científicos por parte del poder político, ya que éstos
posibilitarán, “por una parte, la institucionalización de la actividad
científica en el país y, por la otra, el conocimiento del propio cuerpo
físico del territorio”.406

Gestación de los observatorios astronómicos

Como anteriormente esbozamos la fundación de ambos observatorios


respondió a una valoración social positiva de la ciencia en los
respectivos países abordados. A esto se debe agregar un hecho que fue
determinante para la institucionalización de la astronomía, tanto para
el caso colombiano como para el chileno, el cual fue la llegada de una
expedición científica foránea que proveyó a las respectivas sociedades
de los materiales tecnológicos, científicos y de capital humano y cultural
necesarios para que la ciencia de los astros se pudiera desarrollar de
manera sistemática y continua.

En 1783 arribó al Virreinato de Nueva Granada la Real Expedición


Botánica al mando del médico y naturalista gaditano José Celestino
Mutis, la cual seguía las lógicas propias de las expediciones científicas
financiadas por la corona española en el siglo XVIII, las que tenían
como propósito fundamental el conocimiento científico de las
posesiones de ultramar del monarca borbónico, para de esta forma
obtener un control racional y eficiente sobre las colonias y reinos
allende el Atlántico. Desde esta perspectiva, dichas comisiones deben
entenderse dentro de las políticas reformistas instauradas por la
monarquía hispana desde la segunda mitad del siglo XVIII tendiente a
modernizar la administración y la política imperial a nivel cultural,
económico y social. Para lo cual se intentó establecer un control político
más férreo sobre los reinos americanos, centrado principalmente en la
figura del monarca, y por funcionarios designados directamente por su
persona. De esta forma, las expediciones científicas debían brindar un

406 Ibídem; p. 40.

183
conocimiento utilitario sobre la naturaleza americana, sobre todo
valorando las aplicaciones comerciales que le podían brindar la flora, la
fauna y la mineralogía del Nuevo Mundo. Por lo cual, los intereses
científicos y políticos de estas comisiones estaban íntimamente ligados.
La Real Expedición Botánica tenía como función principal, como señala
Carlos III, de realizar “el examen y conocimiento metódico de las
producciones naturales de mis dominios en América” y para lo cual se
debía, en palabras del rey, “enriquecer mi Gabinete de Historia Natural
y Jardín Botánico de la Corte, remitiendo a España semillas y raíces
vivas de las plantas y árboles más útiles, señaladamente de las que se
empleasen o merezcan emplearse en medicina y construcción naval.”
Además, la ciencia de los cielos tenía un rol fundamental dentro de la
práctica científica que debía llevar a cabo la expedición, ya que según el
monarca no se debía “omitir las observaciones geográficas y
astronómicas que se puedan hacer de paso en adelantamiento de estas
ciencias”.407 Si bien la delegación científica tenía como misión
primordial estudiar el cuerpo biótico del virreinato, las otras ciencias,
como la astronomía, tuvieron su cabida e importancia dentro de la
comisión, razón por la cual el rey nombró a Mutis como “mi primer
Botánico y Astrónomo de la expresada Expedición por la América
Septentrional”.408

La Corona Española dedicó parte del erario estatal a financiar las


actividades científicas de la expedición, incluyendo expresamente las
actividades de tipo astronómicas, debido a que, como indica Carlos III al
respecto, se deben destinar dineros de la Real Hacienda que les
“proveerá de los libros e instrumentos botánicos y astronómicos que ha
podido y pidiere para el desempeño de su comisión”. Asimismo el virrey
debía colaborar con “esta Expedición [en] el adelantamiento de la
botánica, historia natural, geografía y astronomía y generalmente todos

407 “Cédula Real autorizando la Expedición y nombrando a mutis como su director”,


Ciencia y la Expedición Botánica en la Independencia; Ministerio de Educación
Nacional, Bogotá, 2010, p. 24.
408 Ibídem; p. 24.

184
los objetos y fines importantes que abraza el plan propuesto por el
mismo don José Celestino Mutis en su presentación”.409
El sabio gaditano y el resto de los miembros de la expedición se
instalaron en la localidad de Mariquita, en donde “Mutis fundó un
Jardín Botánico y organizó investigaciones en diferentes áreas. La
expedición se dedicaría al estudio de las plantas medicinales (quina,
canela, té), la domesticación de abejas, la minería, la recolección de
aves y de insectos”.410 El médico español y su comitiva tuvieron que
trasladarse a la capital virreinal en 1791, debido a que “el gobierno
español, ávido de ver resultados, temía que el sacerdote, quien cada día
estaba más enfermo, nunca completara los tan esperados trabajos.
Desde Madrid Mutis recibió órdenes de trasladar la expedición a
Santafé”.411 El encargado de la delegación, ante la petición del gobierno
peninsular de desplazar la comisión científica a otra ciudad, se mostró
algo disgustado, ya que consideraba la determinación como “puramente
arbitraria y sin designio directo de los progresos de la misma Flora”.412
Si bien el naturalista hispano mostró cierto malestar ante la decisión,
finalmente terminó aceptando la disposición, para lo cual, ante la
inminencia del cambio de locación, solicitó una amplia residencia para
el desarrollo de las actividades de la misión, indicando que:
“trasladándose de golpe a la capital ignoro la espaciosa casa que
necesito, si no para la decencia de mi estado según mantuve siempre
antes de entrar al real servicio, a lo menos la extensión necesaria a las
principales oficinas y un jardín para los depósitos de las plantas
vivas”.413

La Real Expedición Botánica continúo con las actividades científicas en


Nueva Granada hasta 1808, año en que muere Mutis y se da por

409 Ibídem; p. 25.


410 Nieto, Mauricio: Remedios para el imperio: Historia natural y la apropiación del
Nuevo Mundo; Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Bogotá, 2000, p. 239.
411 Ibídem; p. 239.
412 Mutis, José Celestino: “Informe de labores presentado al virrey Ezpeleta, en

respuesta a la orden de trasladarse a Santafé, 1790, Ciencia y la Expedición Botánica


en la Independencia; Ministerio de Educación Nacional, Bogotá, 2010; p. 26.
413 Ibídem; p. 32.

185
finalizada dicha comisión, la cual fue la formadora de la primera
generación de científicos neogranadinos, dentro de los cuales se pueden
nombrar a “Francisco Antonio Zea, más tarde director del Real Jardín
Botánico de Madrid, Jorge Tadeo Lozano, el zoólogo de la expedición,
José y Sinforo Mutis, los sobrinos del director, y Francisco José de
Caldas”.414 Además, se debe agregar un hecho se suma relevancia para
la astronomía colombiana, la cual está relacionada con la creación del
primer observatorio astronómico de América del Sur, gatillado por el
interés que el médico peninsular demostró tener hacia la ciencia de los
cielos. La afinidad de Mutis hacia esta disciplina la podemos identificar
claramente a partir de su propia formación científica obtenida en
España, y también por el hecho de ser nombrado astrónomo real por
Carlos III al embarcarse con dirección al virreinato neogranadino en
1783. Asimismo, el sacerdote y naturalista español dedicó parte de su
tiempo a la enseñanza de la astronomía en Nueva Granada siendo
relevante su actuar en la difusión de la ciencia moderna y la cosmología
copernicana, por lo cual no es de extrañar que haya estado dentro de
sus planes fundar un observatorio.

Igualmente, se deben añadir dos hechos determinantes en la relación


entre Mutis, la astronomía y la fundación del observatorio. La primera
fue el encuentro con el barón prusiano, ya que “alentado seguramente
por Von Humboldt, reaparece el interés de Mutis por iniciar la
construcción del Observatorio, obra que, según parece, tenía en mente
desde hacía algunos años”.415 Mientras que el segundo hecho fue que
“su biblioteca, compuesta por cerca de 8524 volúmenes, llegados de
Europa, dedicados a temas religiosos en su mayoría aunque también a
la botánica, las matemáticas y la astronomía”, le ayudaron a
materializar su iniciativa. Estos libros, principalmente los referidos a
temas de cosmología, “muy probablemente fueron consultados durante

414 Nieto, Mauricio: Remedios para el imperio: Historia natural y la apropiación del
Nuevo Mundo; op. cit.; p. 239.
415 Londoño, Roberto José y Alessandra Morales: Observatorio Astronómico de Bogotá:

pades in terra ad sideravisum; Universidad de Los Andes, Departamento de


Arquitectura, Bogotá, 2007; p. 24.

186
el proceso de diseño y construcción del Observatorio”.416 Fue así como
el primer edificio construido para el estudio científico de los astros en
América del Sur dio inicio, el cual “llamado inicialmente Real
Observatorio de San Carlos, fue promovido y financiado por José
Celestino Mutis, con planos y dirección de fray Domingo de Petrés”.417
Además, el sabio gaditano contó “con el apoyo del poder político, en
particular del Ministro Marqués de Sonora”.418

La obra de construcción del inmueble “comenzó el 24 de mayo de 1802


y terminó el 20 de agosto de 1803, tras 15 meses de construcción y de
un costo de 13845 pesos”.419 Según Francisco José de Caldas, su
primer director, nombrado por el mismo Mutis en 1805, el edificio
poseía “una torre octógona de 13 piés de rey de lado, y de 56 de altura.
El diámetro, quitado el grueso de los muros, es de 27 piés. Tiene tres
cuerpos: el primero de 14,5 piés de elevación, se compone de
pilastrones toscanos pareados en los ángulos sobre un zócalo por todo
el edificio”.420 La cúpula superior del observatorio era “hemisférica,
perforada en el centro, y sostiene el último piso al mismo tiempo de
ante-techo”, mientras que “el agujero de la segunda bóveda da paso a
un rayo de luz que va á pintar la imagen del sol sobre el pavimento del
salón en que se ha tirado una línea meridiana, y forma un gnomon de
37 pies y 7 pulgadas de elevación”.421

En el Chile republicano, al igual que en la Colombia colonial, la


institucionalización de la astronomía dependió del arribo de una
expedición científica foránea y, además, de la positiva valoración que
recibió la ciencia en ambas sociedades. Junto a esto, cabe destacar, el

416 Ibídem; p. 26.


417 Ibídem; p. 17.
418 Minniti, Edgardo; Astronomía Colombiana (apuntes históricos), op. cit.; p. 10.
419 Londoño, Roberto José y Alessandra Morales: Observatorio Astronómico de Bogotá:

pades in terra ad sideravisum; op. cit.; p. 17.


420 Caldas, Francisco José de: “Descripción del Observatorio Astronómico de Santa Fé

de Bogotá, situado en el Jardín de la Real Expedición botánica”, Semanario de la


Nueva Granada: Miscelanea de ciencias, literatura, artes e industria; Editorial Kelly,
Bogotá, 1942; p. 44.
421 Ibídem.; pp. 44-45.

187
determinante rol que jugó el poder político en la instauración de los dos
primeros observatorios astronómicos fundados en la América hispánica.
En 1849 recaló en Valparaíso una comisión científica estadounidense al
mando del Teniente de Marina James Meville Gilliss, quien tenía por
misión calcular el ángulo de paralaje de la Tierra al Sol utilizando el
tránsito de Venus. Para dicho cometido se necesitaba realizar
“observaciones simultáneas desde dos lugares de la tierra tan
separados en latitud como sea posible”,422 de esta forma era menester
ubicar un punto que estuviera a una latitud similar al Observatorio
Naval de Washington, razón por la cual “la isla de Chiloé entre las
latitudes -42° y -43°, había sido originalmente sugerida por Gilliss como
estación austral, en parte porque era en esa época uno de los puntos
más meridionales de Chile”.423 Esta locación fue descartada por motivos
climatológicos siendo el lugar escogido, finalmente, “el Cerro Santa
Lucía, cerca del centro de Santiago. En esta colina de pórfido columnar
había dos viejos fuertes españoles. Sobre uno de ellos, en el costado
norte, justo bajo la cumbre, a una altitud de 53 metros sobre la ciudad,
se levantaron los dos edificios del observatorio”.424

La comisión astronómica norteamericana permaneció en la república


chilena hasta agosto de 1852. En esos tres años “la curiosidad de
Gilliss para aprender tanto como pudiera sobre Chile lo impulsó a
realizar varias exploraciones a través del país en aquellos intervalos de
tiempo en que Marte y Venus no estaban favorablemente ubicados para
la observación”.425 El gobierno decidió comprar los instrumentos, libros
e instalaciones de la expedición, pero el interés del Estado en fundar un
observatorio astronómico sería anterior a la venida de la delegación
estadounidense. Según el historiador Diego Barros Arana, el ministro de
Chile en Washington, don Manuel Carvallo, al ser consultado por las

422 Keenan, Philip (et al.): El Observatorio Astronómico Nacional de Chile: (1852-1865);
Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Santiago, 1985; p.
100.
423 Ibídem; p. 100.
424 Ibídem; p. 103.
425 Ibídem; p. 104.

188
autoridades estadounidenses sobre la instalación de un observatorio en
el territorio chileno, antes que la comisión astronómica zarpara, señaló
“que unos seis años antes se había tratado en Chile de fundar un
observatorio astronómico, y que si no había sido posible llevar entonces
a cabo ese proyecto por la falta de hombres competentes, no se
desperdiciaría ahora esta ocasión.”426 Si consideramos válida la
información entregada por Barros Arana, entonces podemos concluir
que al interior de la elite gobernante se habría proyectado la posibilidad
de establecer un centro astronómico con antelación a la venida de
Gilliss y sus hombres.

Las gestiones para adquirir los instrumentos, libros e instalaciones de


la delegación estadounidense en el cerro Santa Lucía, por parte del
gobierno chileno, fueron posibles gracias a la mediación de las
autoridades universitarias como Andrés Bello e Ignacio Domeyko,
quienes vieron en ella la oportunidad de establecer un observatorio para
la República. De acuerdo con lo expresado, el rector de la Universidad
de Chile al saber de la permanencia de la expedición en el país “se puso
la tarea de conseguir que se incorporaran al grupo norteamericano
algunos estudiantes chilenos para que aprendieran y practicasen esta
clase de observaciones”.427 Mientras que Domeyko, en su calidad de
Delegado Universitario, “propuso oficialmente la compra del
observatorio”,428 ante lo cual “el teniente Gilliss no tuvo dificultades en
obtener una aprobación del Departamento de Marina de los Estados
Unidos para la transferencia”.429

426 Barros Arana, Diego: Un decenio en historia de Chile (1841-1851): tomo segundo;
Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 2003; p. 281.
427 Aldunate Phillips, Arturo: Chile mira hacia las estrellas: pequeña historia

astronómica, Editora Nacional Gabriela Mistral, Santiago, 1975; p. 124.


428 Ibídem; p. 126.
429 Keenan, Philip (et al.): El Observatorio Astronómico Nacional de Chile: (1852-1865);

op. cit.; p. 103.

189
La fundación del Observatorio Astronómico Nacional430 se concretó a
través de una ley firmada por el Presidente de la República Manuel
Montt (1809-1880) y el Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública
Silvestre Ochagavía (1820-1883) el 17 de agosto de 1852, la cual
indicaba: “Con lo espuesto en la nota que precede del Delegado
universitario encargado de recibir los instrumentos i demás objetos del
Observatorio Astronómico comprados por el Gobierno, conforme a lo
dispuesto por decreto de 30 de junio último”.431 Con este decreto se da
inicio a la práctica científica y a la institucionalización de la astronomía
en la República chilena, siendo la participación del poder político clave
en esta materia, ya que fue el Estado quien hizo las compras del
material científico y de los inmuebles de la expedición, las que se
materializaron a través de “los Ministros de la Tesorería [quienes]
entregarán del Tesoro Nacional, a M. Gilliss, Jefe de la Expedición
científica Norte-Americana, la suma de siete mil ochocientos veinte i
tres pesos en que han sido apreciados los instrumentos, edificios i
libros del Observatorio Astronómico”.432 La suma de 7.823 pesos que
desembolsó el gobierno chileno en la adquisición del Observatorio,
según Karl Moesta (primer director del Observatorio Astronómico
Nacional), se modificará ya que el “valor se había ajustado en la suma
de 7,939 pesos”.433

430 Se ha establecido por parte de la historiografía de la ciencia chilena, que el


Observatorio Astronómico Nacional fue el primer centro astronómico fundado en
América del Sur, aunque en términos cronológicos es el tercero. Desde esta
perspectiva, no compartimos lo señalado por Miguel González Polanco sobre que el
Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá no se puede considerar como la
primera institución astronómica, puesto que éste tuvo que cerrar a partir de las
guerras de independencia y no tuvo un funcionamiento sistemático como su par
chileno. El Observatorio de Santafé de Bogotá, durante sus primeros años, realizó una
serie de trabajos científicos en las áreas de astronomía, geografía y meteorología, lo
cual lo sitúa como la primera corporación que se dedicó al estudio del cosmos. Sobre
este punto véase en González Polanco, Miguel: “Primeros Observatorios Astronómicos
en América”. Sesquicentenario del Observatorio Astronómico Nacional de Santiago de
Chile; Universidad Católica del Norte, Instituto de Astronomía, Antofagasta, 2002; pp.
4-7.
431 “Leyes i decretos del Supremo Gobierno. Compra de los instrumentos, edificios i

libros del Observatorio Astronómico”, Anales de la Universidad de Chile; p. 419.


432 Ibídem; p. 419.
433 Moesta, Carlos: Observaciones astronómicas hechas en el Observatorio Nacional de

Santiago de Chile en los años 1853, 1854 i 1855, Imprenta del Ferrocarril, Santiago,
1859; p. I.

190
Los instrumentos científicos adquiridos por el Estado republicano a la
delegación astronómica norteamericana consistieron en:
“Un Círculo-Meridiano hecho por Pistor i Martins; una Ecuatorial, cuyo
objetivo mide 6.4 pulgadas (inglesas), hecho por Fitz; una Ecuatorial de
Fraunhofer, objetivo de 4 pulgadas; un Círculo de refleccion[sic] hecho
por Ertel; dos termómetros normales, hechos por Simms i Barlow; dos
sizemómetros(inservibles); un péndulo de tiempo sidéreo, hecho por
Molineaux; un cronómetro de tiempo sidéreo, N° 2671 de Parkingson i
Frodsham; un cronómetro de tiempo medio, N° 2598 de Parkingson i
Frodsham; varios catálogos de estrellas, efemérides astronómicas i
algunos libros, i dos casitas de madera”.434

Los primeros años de funcionamiento de los observatorios


astronómicos.

Los observatorios astronómicos de Colombia y de Chile en sus primeros


años de funcionamiento presentaron un desigual desarrollo histórico.
Un hecho determinante en esta materia está directamente relacionado
con la estabilidad política que mostraron ambos regímenes
administrativos, los cuales incidirán en el desarrollo científico de la
astronomía en ambas sociedades. Para el caso del Virreinato de Nueva
Granada, la inestabilidad social y política que traerán consigo las
guerras de Independencia435 será decisiva para que las tareas científicas
del Observatorio Astronómico de Santafé de Bogotá cesen y se reanuden
algunos años tras la instauración de la República en Colombia.
Mientras que en el período en que fue fundado el Observatorio
Astronómico Nacional de Chile existía en el país una consolidación
política del régimen republicano conservador, lo cual se materializó en
una cierta perdurabilidad y estabilización del régimen político, a pesar

434Ibídem; p. I.
435 Sobre las causas y consecuencias políticas de las guerras de emancipación en el
Virreinato de Nueva Granada, véase en Calderón, María Teresa y Thibaud, Clement:
La majestad de los pueblos en la Nueva Granada y Venezuela (1780-1832); Taurus,
Universidad Externado de Colombia, Colombia, 2010.

191
de la rebelión social que afectó a Chile en el año 1851, un año antes de
la fundación del Observatorio. Esto posibilitó que la astronomía se
desarrollara de forma sistemática y continua.

Las actividades científicas llevadas a cabo en el Observatorio


Astronómico de Santafé de Bogotá se desarrollaron de modo regular
desde su fundación en 1803, y en especial cuando Francisco José de
Caldas asume su dirección en 1805, hasta aproximadamente 1810
fecha en que comienzan las asonadas independentistas en toda América
Latina. Uno de los primeros pasos que se dio, en pos del estudio
científico de los astros, en el Virreinato de Nueva Granada, fue la
donación que hizo S.M. de instrumentos astronómicos, meteorológicos y
geográficos al observatorio, consistente en: “un cuarto de círculo de
Sisson, dos teodolites de Adams, dos cronómetros de Emery, dos
termómetros de Nairne, dos agujas portátiles y seis docenas de tubos
para barómetros”. Junto a esto, se deben sumar a esta lista, algunos de
los instrumentos utilizados por el marqués de Sonora en la Real
Expedición Botánica, los cuales fueron: “un péndulo, un instrumento
de pasajes, dos acromáticos con retícula romboidal y un aparato
astronómico de Herschel”.436 Cabe mencionar que dichos aparatos se
extraviaron en Cádiz.

Asimismo, Francisco José de Caldas, adquirió por cuenta propia,


instrumental destinado a las tareas científicas que el Observatorio debía
desarrollar, dentro de éstos se cuentan: “cuatro acromáticos de Dollond
de diferentes longitudes, tres telescopios de reflexión del mismo artista,
un grafómetro, octantes, horizonte artificial, muchas agujas,
termómetros de Dollond, barómetros, globos, muchos anteojos menores,
etc., y sobretodo un péndulo astronómico de Graham”.437

436 Caldas, Francisco José de: “Descripción del Observatorio Astronómico de Santa Fé
de Bogotá, situado en el Jardín de la Real Expedición botánica, Semanario de la Nueva
Granada: Miscelenea de ciencias, literatura, artes e industria; op. cit., p. 45.
437 Ibídem; p. 45.

192
Una de las primeras tareas astronómicas que realizó el director del
centro astronómico fue determinar la latitud y longitud del inmueble,
para lo cual tuvo algunos inconvenientes, puesto que “las nubes que
ocultaron al sol en el solsticio de diciembre de 1805, y en los de 1806, y
uno de 1807 no han permitido concluir de modo invariable é
independiente de toda suposición la latitud de este edificio”. A pesar de
los importunos que las nubes causaron, Caldas pudo determinar la
latitud geográfica del lugar haciéndose valer de “numerosas alturas
meridianas del sol y estrellas, tomadas al Norte, al Sur y al cenit he
hallado que está á 4° 36’ 6’’ N., determinación que no puede incluir 5’’
de error, atendiendo al cuidado que hemos puesto en este elemento
capital para un Observatorio”.438

Mientras que la longitud el astrónomo neogranadino la determinó


mediante la observación de “muchas emersiones é inmersiones del
primero y segundo satélite de Júpiter en el discurso de 1806 y 1807
(…), pero nuestros primeros ensayos, usando del cálculo, situan el
meridiano del nuestro á 4 hor. 32’ 14’’ al Occidente del Observatorio
real de la Isla León”.439 También, Caldas pudo deducir la altura sobre el
nivel del mar en que se encontraba la corporación científica a través “de
una larga serie de observaciones del barómetro lleno con todas las
precauciones que hemos indicado en las notas precedentes, es de
1352,7 toesas (3156,3 varas de Burgo)”.440 En 1808 fallece José
Celestino Mutis, fundador del Observatorio Astronómico de Santafé de
Bogotá, que en cuyo testamento legó a esta institución “la parte de
librería que trate de astronomía con los instrumentos que ha cedido
para el servicio público con los del Rey, haciéndose un inventario formal
de todo ello para que en todo evento sea responsable el encargado de
dicho Observatorio.” 441

438 Ibídem; p. 47.


439 Ibídem; p. 47.
440 Ibídem; p. 47.
441 Mutis, José Celestino: “Testamento del doctor José Celestino Mutis (fragmento),

1808, Ciencia y la Expedición Botánica en la Independencia; Ministerio de Educación


Nacional, Bogotá, 2010; p. 50.

193
Los trabajos científicos que llevó a cabo Francisco José de Caldas en el
centro astronómico entre los años 1805 a 1810 estuvieron relacionados
con la observación del “paso de un cometa que coincidió, exactamente,
un año antes, con la fecha de muerte de Mutis. Se registraron estrellas,
estrellas dobles y otros fenómenos naturales. Se tomaron datos
barométricos que procuraban pronosticar el clima”. Además, el director
del Observatorio dejó un proyecto inconcluso de “producir el catálogo de
las estrellas australes”.442 Junto a las labores astronómicas efectuadas
por sabio y astrónomo neogranadino, también se elaboraron estudios de
tipo meteorológico y geográfico. Pero no solo el Observatorio
Astronómico será una corporación en la que se desarrollarán
actividades científicas múltiples, sino que incluso será un lugar en
donde un grupo de patriotas se reunían, ya iniciadas las acciones
independentistas, debido a “que se hallaba entonces en un sitio aislado
de la ciudad, para el trazado de sus planes y organización de sus
acciones”.443

El uso del Observatorio para actividades que no fueran las científicas


por parte de una facción de neogranadinos ilustrados no es algo de
extrañar, puesto que las personas cercanas a Mutis y de la Real
Expedición Botánica (entre los cuales se encontraba Caldas)
“constituyeron un grupo de criollos ilustrados en cuyas manos la
historia natural, la medicina, la geografía y las astronomía se convierten
en la expresión de sus propios intereses políticos”.444 Dentro de los
patriotas que se reunían en la institución astronómica se pueden
mencionar a: “José Acebedo y Gómez, Antonio Baraya, Luis Caicedo y
Flores, Joaquín Camacho, Baltazar Miñana, Antonio Nariño, Joaquín
Ricaurte Torrijos, Antonio Rosillo, José Ignacio Sanmiguel, Camilo

442 Londoño, Roberto José y Alessandra Morales: Observatorio Astronómico de Bogotá:


pades in terra ad sideravisum; Universidad de Los Andes, Departamento de
Arquitectura, Bogotá, 2007; p. 17.
443 Minniti, Edgardo, “Francisco José Caldas: Un heroico astrónomo latinoamericano”,

p. 14. Documento electrónico. 2011. [Fecha de consulta 21 de julio de 2015]


http://historiadelaastronomia.files.wordpress.com/2011/11/caldas.pdf
444 Nieto, Mauricio: Remedios para el imperio: Historia natural y la apropiación del

Nuevo Mundo; op. cit.; p. 257.

194
Torres”.445 Cabe señalar que Caldas, producto de las guerras de
Independencia, dejó la dirección de la institución científica en 1810
quedando el edificio clausurado hasta 1823, fecha en que llega al país
la Misión de Boussingault,446 tiempo en que se vuelven a retomar las
actividades astronómicas y que para dicho periodo su primer director se
encontraba fallecido en 1816.

El Observatorio Astronómico Nacional de Santiago, por su cuenta,


realizó una serie de trabajos científicos similares a los que efectúo su
par en Santafé de Bogotá. La diferencia entre ambas instituciones
científicas radica en que la corporación chilena mantuvo una
sistematicidad en sus actividades, lo que en parte se debe esta
consecuencia de la relativa estabilidad política que mantuvo el país
hasta 1891, fecha en que se produce la guerra civil, viéndose el
Observatorio Nacional en la obligación de suspender sus labores hasta
que finalizó el conflicto político para luego proseguir sus funciones
normalmente.

Una de las primeras ocupaciones que tuvo Karl Moesta, como director
del Observatorio, fue establecer la latitud y longitud de la ciudad de
Santiago. Para la primera medida se logró establecer mediante la
corrección de “las distancias zenitales por el efecto de la refracción se
han convertido en distancias al polo septentrional, adoptando la latitud
del círculo meridiano en -33° 26’ 25.’’ 38”, este cálculo lo obtuvo Moesta
mediante “una discusión preliminar de un número de observaciones
practicadas en el año 1853 i 1854”.447 La longitud se pudo determinar
por medio de “la diferencia de los meridianos de este Observatorio i del
de Greenwich he deducido hasta ahora esclusivamente [sic] de las

445Minniti, Edgardo, “Francisco José Caldas: Un heroico astrónomo latinoamericano”,


op. cit.; pp. 14-15.
446 Cf. Londoño, Roberto José y Alessandra Morales: Observatorio Astronómico de

Bogotá: pades in terra ad sideravisum; op. cit.; p. 19.


447Moesta, Carlos: Observaciones astronómicas hechas en el Observatorio Nacional de

Santiago de Chile en los años 1853, 1854 i 1855, Imprenta del Ferrocarril, Santiago,
1859; p. XXXIII.

195
culminaciones de la Luna i de ciertas estrellas, situadas cerca de su
paralelo, comparándolas al efecto con observaciones correspondientes a
ellas i hechas en localidades, cuya diferencia de longitud está conocida
exactamente”.448
Finalmente la “longitud adoptada del Observatorio = 4h 42m 33s al
Oeste de Greenwich”.449 Lo interesante es que el director emplea el
meridiano de Greenwich como longitud cero o punto de referencia
meridional antes del año 1884, año en que se establece por convención
esta medida. Además, a Moesta le “pareció conveniente practicar de
preferencia observaciones meridianas de estrellas”. Junto a esto el
astrónomo alemán estudió “las ocultaciones de estrellas por la luna,
[que] se comenzaron a hacer desde el día 19 de septiembre de 1852, día
en que me hice cargo del establecimiento”.450 A raíz del interés primario
del director del Observatorio Nacional en la investigación sobre las
estrellas, es que en 1856 Moesta hizo entrega de un catálogo de 999
estrellas boreales al gobierno chileno. Asimismo, efectúo un viaje al
Perú con ocasión de un eclipse solar donde participarían científicos y
astrónomos de Europa y Estados Unidos. Así como realizó
observaciones sobre cometas y meteoritos, e incluso, trabajos geológicos
analizando algunos extraños fenómenos acaecidos en el cerro Santa
Lucía, entre otros estudios de tipo astronómico y meteorológico.

Conclusión
La institucionalización de la astronomía en Colombia como en Chile, se
gestó, principalmente, por la positiva valoración que se dio a la ciencia
en ambas naciones, especialmente por la clase política dirigente y la
elite cultural, las cuales consideraron que esta actividad sería fructífera
para el progreso material y social de los respectivos países. Esta actitud
ante el conocimiento de la naturaleza permitió la generación de una
incipiente comunidad científica, así como la enseñanza en las
universidades de disciplinas afines y de filosofía natural. Además, se

448 Ibídem; p. XXXVIII.


449 Ibídem; p. XXXIX.
450 Ibídem; p. II.

196
crearon las primeras corporaciones científicas que darán paso a la
institucionalización de esta actividad mediante la socialización y
difusión de los distintos saberes.
Se suma a lo anterior, las circunstancias externas que favorecieron el
crecimiento de la ciencia en ambas realidades, las cuales fueron
determinantes para el desarrollo de la astronomía, como lo fueron las
expediciones científicas que arribaron a Colombia y Chile en el siglo
XVIII y XIX respectivamente. Estas comisiones trajeron consigo el
capital humano, científico y tecnológico necesario para que se
establecieran las condiciones basales de la práctica científica de la
astronomía, debido a que los científicos y sabios llegados permitieron
que la sociedad colombiana como la chilena tuvieran acceso a los
instrumentos, libros y publicaciones necesarios para el cultivo y estudio
del cosmos.

Por lo tanto, fueron los factores sociales internos, como las


posibilidades externas a ésta, las variables que se conjugaron para que
los poderes locales, así como la clase dirigente, apoyara
económicamente la fundación de los primeros observatorios
astronómicos de América hispánica, a través de la contratación de
personas idóneas para esta actividad, la compra y adquisición de
instrumentos y bibliografía especializada, y la donación de material
científico. Por lo cual, la astronomía se estableció como una de las
primeras ciencias institucionalizadas, tempranamente, en ambos países
producto de los esfuerzos mancomunados de los diversos estamentos de
la sociedad ya mencionados.

197
MAPAS HISTÓRICOS DE COLOMBIA:
UN ANÁLISIS EPISTEMOLÓGICO DESDE LA
CARTOGRAFÍA

Pablo Azócar Fernández


U. Tecnológica Metropolitana, (UTEM), Stgo., Chile.

Introducción

La cartografía como ciencia, técnica y arte presenta ciertas tendencias


paradigmáticas durante su desarrollo en el mundo occidental. Por otra
parte, los mapas principal producto y objeto de estudio de esta
disciplina, muestran explícita e implícitamente el desarrollo histórico y
social de los pueblos. De esta manera, seguir la historia de Colombia a
través de sus productos cartográficos y los autores e instituciones que
están detrás, ofrece interesantes elementos para validar esquemas
metodológicos que permiten entender el desarrollo de la cartografía
como forma de conocimiento.

Se parte de la base que todo mapa es el resultado de un contexto


histórico, político, social y cultural determinado. Por tanto un mapa o
documento cartográfico concebido, en un comienzo, como un elemento
objetivo, exacto y real -es decir, de carácter científico- puede ser usado
para ciertos fines dependiendo del contexto en el cual es creado o
producido. En este caso, el mapa es considerado como texto, un texto
retórico. De esta manera, el mapa es una construcción social que
desafía las tendencias científicas y de objetividad y por tanto, repercute
en otros ámbitos y quehaceres.

198
El objetivo de seguir el desarrollo histórico de Colombia a través de sus
productos cartográficos es aplicar el esquema teórico de paradigmas en
cartografía a una realidad latinoamericana como es el caso de la nación
colombiana. Se han analizado corrientes de pensamiento y tendencias
paradigmáticas en la concepción de los mapas que explican el
desarrollo de la cartografía especialmente en el contexto europeo y
norteamericano. Sin embargo, las investigaciones y estudios para
latinoamerica apenas existen. Este capítulo pretende asociar, a grandes
rasgos, dicho marco conceptual al desarrollo histórico de Colombia a
través de los mapas resultantes de dicha evolución.

Como marco teórico se ha empleado los aportes de John B. Harley


quien es considerado uno de los pioneros en el análisis de la historia de
la cartografía: su visión crítica en la interpretación de los mapas
contrasta con las concepciones tradicionales de la cartografía científica.
Por otra parte, respecto al análisis de la historia de la cartografía
colombiana se ha considerado el relevante texto de los autores
Sebastían Diaz, Santiago Muñoz y Mauricio Nieto titulado Ensamblando
la Nación. Cartografía y Política en la Historia de Colombia (2010) y el
artículo La Gran Colombia de la Gran Bretaña: la importancia del lugar
en la producción de imágenes nacionales 1819-1830 perteneciente a
Lina del Castillo (2010). Del primer texto serán extraídos varios
episodios de la historia de la nación para relacionarlos con las
tendencias paradigmáticas identificadas en cartografía y mapas, y del
segundo documento se analiza y discute las dos concepciones de mapas
en pugna o contrapuestas que se avizoran en sus páginas. Es claro que
el análisis en cuestión obvia otros importantes aportes al desarrollo
histórico de Colombia. Este capítulo es un primer intento y
aproximación en este campo de estudio.

Marco conceptual y antecedentes

199
Las comisiones de “Cartografía Teórica” e “Historia de la Cartografía”
pertenecientes a la Asociación Cartográfica Internacional-ICA han
incursionado tópicos en cartografía y mapas que van más allá de
consideraciones tecnológicas. Como el desarrollo teórico en cartografía
ha sido mínimo en la región latinoamericana, frente a la tradición
anglosajona, germana y europea oriental (especialmente Hungría y
Rusia), se pretende un análisis que contribuya al cuerpo de
conocimiento de la disciplina. De esta manera, se ha analizado la
cartografía en el contexto de las ciencias451 y la mirada epistemológica
de los paradigmas que han permeado la disciplina en su desarrollo
reciente.452

Revisando las principales tendencias y cambios en cartografía y mapas


durante la segunda mitad del siglo XX, Matthew Edney ha resumido
dos paradigmas a saber: el paradigma empírico y el paradigma crítico.453
En acuerdo con el autor, además se agrega la tendencia paradigmática
post-representacional en cartografía. Por tanto, desde una perspectiva

451
Para temas y principios en cartografía, veáse: Azócar, P.: “Hacia una Formalización
Teórica en Cartografía: Temas y Principios de la Praxis Cartográfica”. Revista
Cartográfica, Instituto Panamericano de Geografía e Historia. México, 2006, N° 82; pp.
75-91. Para el análisis de cartografía y ciencias, veáse: Azócar, P.: “La Cartografía en el
contexto de las ciencias: Aproximaciones teóricas de la disciplina”. Revista Geográfica
de Chile Terra Australis, Instituto Geográfico Militar, Santiago, 2007-2008, N° 51-52;
pp. 133-140; junto con: Buchroithner, M. and Azócar, P.: “Cartography in the Context
of Sciences: Theoretical and Technological Considerations”, The Cartographic Journal.
2011, Vol. 48, N°1; pp. 4-10. Para reflexiones epistemológicas en cartografía y paisaje,
consultar: Azócar, P.: “Una mirada epistemológica de la representación cartográfica del
paisaje”. Revista de Historia y Geografía. Universidad Católica Silva Henríquez,
Santiago, 2012, N° 27; pp. 89-100.
452
Para mayores detalles de paradigmas en cartografía, veáse: Azócar, P.: Paradigmatic
Tendencies in Cartography: A synthesis of the Scientific-Empirical, Critical and Post-
Representational Perspectives. Doctoral Thesis. Dresden University of Technology,
Faculty of Environmental Sciences. 2012a, Dresden, Germany. Consulta en sitio web
http://nbn-resolving.de/urn:nbn:de:bsz:14-qucosa-83806. Para actualización y
mayores referencias de documento anterior, consultar: Azócar, P. and Buchroithner,
M.: Paradigms in Cartography. An Epistemological Review in the 20 th and 21st
Centuries. Springer-Verlag Berlin-Heidelberg, 2014.
453
Edney, M.: “Recent Trends in the History of Cartography: A Selective Annotated
Bibliography to the English-Language Literature”, Coordinates, Series B, Nº 6, 2007
http://purl.oclc.org/coodinates/b6.htm

200
Kuhniana454 la disciplina estaría enmarcada por un paradigma
científico-empírico, un paradigma crítico y un paradigma post-
representacional.455 Desde un punto de vista epistemológico, el primer
paradigma tiene un carácter esencialista (nivel científico), el segundo un
perfil constructivista (nivel sociológico), y el tercer paradigma
mencionado posee un carácter emergente (nivel ontológico). Sin
embargo, el presente capítulo se centra principalmente en los primeros
dos mencionados.

Este esquema teórico-metodológico se fundamenta en el análisis de


autores a partir de la segunda mitad del siglo XX hasta la primera
década del siglo actual. Sin embargo, podemos plantear la hipótesis que
estas visiones paradigmáticas con frecuencia se han presentando en el
desarrollo de la cartografía desde los tiempos modernos. En este caso,
la modernidad es considerada a partir del quiebre con las tradiciones
medievales en el contexto europeo. Es aquí donde comienza la tradición
científica en cartografía durante la época de los grandes
descubrimientos geográficos.

Adicionalmente, los siguientes eventos impactaron el desarrollo


geográfico y cartográfico, especialmente en Europa durante los siglos
XVIII y XIX:456

- El espacio europeo se organiza para la exploración del mundo por


necesidad de materias primas, alimento y trabajo

- Se crea una nueva profesión, el científico. Su misión es descubrir


el orden que existe en el mundo, en particular el mundo natural

454
Kuhn, T.: La Estructura de la Revoluciones Científicas. 1993. Fondo de Cultura
Económica Chile S.A.
455
Azócar, P.: Paradigmatic Tendencies in Cartography: A synthesis of the Scientific-
Empirical, Critical and Post-Representational Perspectives; op. cit.
456
Vico, E. y Bentancor, N.: “Evolución y Método de la Geografía”. ANEP Departamento
de Educación a Distancia; Edición 1999.

201
- Los autores en Geografía (…) son hombres de su época, influidos
por las ideas del momento y colaboradores en la expansión del
conocimiento

- En la segunda mitad del siglo XIX se institucionaliza la enseñanza


formal, se fomenta la exploración y se sistematiza la investigación

- La creación de Sociedades Científicas habilita la exploración del


mundo y la discusión académica de los conocimientos adquiridos.

Todos los factores históricos arriba mencionados ayudaron a


materializar y desarrollar la corriente de pensamiento positivista.
Además, el positivismo invade todas las disciplinas especialmente las
ciencias naturales y posteriormente a las ciencias sociales. En tanto
que Geografía y Cartografía no escapan a esta tendencia: la primera,
como disciplina puente en la interrelación entre elementos naturales y
humanos, y la segunda como representación espacial de los territorios
descubiertos, conquistados y administrados. En otros términos, la
“realidad” representada a través de mapas y atlas.

Por otra parte, una visión distinta de cartografía y mapas es propuesta


por John B. Harley hacia fines de la década de 1980 del siglo XX. Sin
embargo, esta postura se remonta hacia atrás en la historia de los
mapas y es perfectamente aplicable, también, a partir de la edad
moderna. El autor efectúa un acucioso análisis de la historia de la
cartografía y propone una nueva naturaleza de los mapas; en otras
palabras, una nueva interpretación de ellos considerando
planteamientos de Jacques Derrida (retórica) y Michael Foucault
(relaciones de poder-conocimiento).457 El resultado es una interpretación
subjetiva, parcial y valórica de los productos cartográficos que

Harley, J. B.: La Nueva Naturaleza de los Mapas. Ensayos sobre la Historia de la


457

Cartografía. Paul Laxton (ed.) 2005, México, Fondo de Cultura Económica.

202
dependen del contexto en que son creados. Esta postura se contrapone
a la tendencia tradicional en cartografía que considera el mapa como un
reflejo de la realidad -un producto estable, objetivo, exacto y libre de
valores. En este contexto se habla de una postura crítica o cartografía
crítica, la cual, si bien ha sido sistematizada recientemente, ha existido
de manera paralela a la visión científica de los mapas.458

Harley en una interpretación crítica de la historia de la cartografía


visualizó las relaciones de poder en los mapas y consecuentemente el
poder de la cartografía como práctica social. Para mostrar cómo los
mapas en la sociedad trabajan como una forma de poder-conocimiento,
propuso una distinción entre el poder externo y el poder interno en
cartografía.459 De acuerdo al autor, el sentido de poder más familiar es
el poder externo. Aquí el poder es ejercido en la cartografía y también el
poder es ejecutado con la cartografía. Ambos son poderes exteriores, a
menudo estructuralmente centralizados y ejercidos de manera
burocrática, impuesto desde arriba (monarquías, estados, centros
políticos, ministerios, estrategia militar, etc.).

Por otra parte, Harley define el poder interno en cartografía de una


manera muy diferente: aquí el foco cambia desde el lugar de la
cartografía como un sistema jurídico de poder hacia los efectos políticos
de lo que los cartógrafos hacen cuando crean sus mapas. De esta
manera, el poder viene del mapa mismo e implica las maneras cómo
son hechos. La clave de este poder es el proceso cartográfico, es decir,
los procesos de compilación, generalización, clasificación, jerarquización
y estandarización cartográfica. Así, catalogar el mundo es apropiarse de
el, todos los procesos técnicos representan actos de control sobre la

458
Crampton, J. and Krygier, J.: “An Introduction to Critical Cartography”, ACME: An
International E-Journal for Critical Geographies, Vol. 4, N°1; pp. 11-33.
459
Harley, J. B.: La Nueva Naturaleza de los Mapas. Ensayos sobre la Historia de la
Cartografía; op. cit.

203
imagen del mapa la cual se extiende más allá de los usos estipulados en
cartografía. De esta forma, el mundo es disciplinado y normalizado.

Desde un punto de vista epistemológico, Harley señala que si bien el


mapa nunca es la realidad, éste ayuda para crear una realidad
diferente. Una vez imbuidos en el texto publicado, las líneas sobre el
mapa adquieren autoridad. Así, los mapas son imágenes autoritarias, y
aun sin que los usuarios estén consciente de esto, un mapa puede
reforzar y legitimar el status quo dentro de una determinada sociedad.

El anterior enfoque ha sido aplicado al análisis de mapas antiguos, pero


las implicaciones sociales de estos productos han sido identificadas
también para mapas contemporáneos. Autores tales como Denis Wood y
Mark Monmonier han trabajado en estos temas, especialmente en sus
libros The Power of Maps460 y How to lie with Maps,461 respectivamente.
Por otro lado, Gyula Pápay realiza un exámen histórico de las relaciones
entre política, secretos y mapas políticos en el contexto de la Guerra
Fría en la Europa Oriental.462

460
Wood, D.: The Power of Maps, 1992, New York: Guilford Press.
461
Monmonier, M.: How to Lie with Maps, (2nd Edition): 1996, University of Chicago
Press.
462
Pápay, G.: “Politics and Cartography”. Dagmar Unverhau (Ed.) Sate Security and
Mapping in the GDR: Map Falsification as a Consequence of Excessive Secrecy? 2006;
(pp. 1-13), Berlin: Lit Verlag.

204
Análisis cartográfico-histórico de la construcción de Colombia

El primer texto a considerar en este capítulo se titula Ensamblando la


Nación. Cartografía y Política en la Historia de Colombia de los autores
Sebastian Díaz, Santiago Muñoz y Mauricio Nieto. Este documento
analiza –con una visión secuencial e histórica- la cartografía y mapas
desde el siglo XVI durante el Descubrimiento y Conquista, pasando por
la cartografía imperial del siglo XVIII, hasta llegar a la revisión de los
principales documentos cartográficos durante la época del
reconocimiento de la República (siglo XIX). En este último período la
obra se centra mostrando el aporte de los principales autores e
instituciones que han contribuido en la gran tarea de cartografiar e
inventariar el territorio colombiano. En toda la extensión del texto
diversas imágenes, figuras y mapas documentan el análisis. Por otra
parte, en la introducción aludiendo a la importancia de los mapas se
plantea: “Desde los primeros mapas del Nuevo Mundo, en el siglo XVI, y
el cometido de los imperios de la Europa cristiana de controlar los
nuevos territorios y posesiones, hasta los mapas nacionales del siglo
XIX, podemos ver una continua construcción y ordenamiento espacial;
un proceso a través del cual, de manera simultánea, se constituyen
sujetos con autoridad científica y política. A través de los mapas y de
quienes los elaboran, entendemos mejor la emergencia de nuevas
naciones como Colombia, en el contexto de reordenamientos políticos
locales y globales”.463

Se aprecia aquí el poder de la cartografía y los mapas en la construcción


de los territorios. Al respecto, John B. Harley documentó varios
ejemplos, especialmente acerca del “poder y legitimación en las atlas

463
Díaz, Sebastían; Muñóz, Santiago y Nieto, Mauricio.: Ensamblando la Nación.
Cartografía y Política en la Historia de Colombia. 2010, Universidad de Los Andes.
Bogotá; p. 9.

205
geográficos ingleses del siglo XVIII”,464 y “la cartografía de Nueva
Inglaterra y los nativos norteamericanos”.465 En el artículo Mapas,
conocimiento y poder Harley analizó algunos casos considerando, entre
otros, el imperio británico a una escala global de análisis, mensajes
propagandísticos alemanes a una escala regional y casos de
propiedades rurales y urbanas a escala local, pero siempre el análisis
centrado en Europa.466 En sus escritos quedó ausente este análisis a
nivel latinoamericano. Sin embargo, las incipientes naciones del
llamado Nuevo Mundo, como es el caso de la construcción de Colombia
como la “Nueva Granada”, es un claro ejemplo que estos territorios no
se sustrayeron al poder ejercido con la cartografía como instrumento de
conocimiento y control.

Francisco José de Caldas (1768-1816) con sus grandes conocimientos


de geógrafo y astrónomo, aprendidos en Europa, dio forma al proyecto
de un Atlas del Nuevo Reino de Granada. En cuanto a su obra
cartográfica: “Los mapas más interesantes de Caldas y los de mayor
originalidad científica son sus perfiles de los Andes y nivelaciones
botánicas. En este caso, el interés está en los relieves geográficos, las
montañas y la distribución de los recursos naturales y de las plantas
útiles en relación con la altura, estas imágenes evidencian que las
montañas son claves para entender la geografía de la Nueva
Granada”.467

464
Harley, J. B.: “Power and Legitimation in the English Geographical Atlases of the
Eighteenth Century”. John A. Wolter and Ronald E. Grimm (eds.), Images of the World:
The Atlas through History; (pp. 161-204). 1997, New York: McGraw-Hill.
465
Harley, J. B.: “New England Cartography and the Native Americans”. Emerson W.
Baker, Edwin A. Churchill, Richard D’Abate, Kristine L. Jones, Victor A. Konrad and
Harald E. L. Prins (eds.), Beginnings: Exploration, Culture, and Cartography in the Land
of Nurumbega; (pp. 287-313), 1994, Lincoln: University of Nebraska Press.
466
Harley, J. B.: “Maps, Knowledge, and Power”, Denis Cosgrove and Stephen Daniels
(eds.) The Iconography of Landscape: Essays on the Symbolic Representation, Design
and Use of Past Environments (pp. 277-312) 1988, Cambridge: Cambridge University
Press.
467
Díaz, Sebastían; Muñóz, Santiago y Nieto, Mauricio.: Ensamblando la Nación.
Cartografía y Política en la Historia de Colombia; op. cit.; p. 31.

206
Se evidencia así el paradigma dominante: el mapa como modelo de la
realidad, en este caso la realidad físico-natural. Las mapas no sólo
deben representar en forma fidedigna los territorios, sino también el
orden natural imperante. Esta es una visión de conjunto acerca de la
naturaleza, en la que se explicita la interrelación de factores naturales,
formando un todo armónico y bello. El naturalista prusiano Alexander
von Humboldt (1769-1859) es el principal exponente de esta corriente
en el período de la Ilustración y que puede ser entendida con clave
positivista. Es decir, este planteamiento se enmarca en el proyecto
ilustrado europeo que consistía en comprender, clasificar y ordenar el
mundo. Por tanto, el mapa con toda su rigurosidad y exactitud es un
factor de vital importancia en dicho proyecto.

Posteriormente, durante las primeras décadas del gobierno


independiente la cartografía de la República de Colombia tuvo dos
objetivos fundamentales: definir su organización territorial y ser
reconocida en el ámbito internacional como república independiente. El
primer objetivo en parte fue concretado por las obras de Francisco
Antonio Zea (1766-1822) y José Manuel Restrepo (1781-1863); y para el
logro del segundo objetivo hubo muchas vicisitudes que son
ampliamente analizadas por Lina del Castillo. La autora señala las
difíciles circunstancias diplomáticas que llevaron a la producción del
tratado geográfico que Zea comisionó, y las imágenes producidas sobre
la Gran Colombia (1819-1830) en la ciudad de Londres como parte de
los esfuerzos en ganar reconocimiento para la nueva república en el
exterior.468

De esta manera, Colombia fue concretando su organización territorial


en la cual: “El primer mapa de Colombia producto de la iniciativa del

468
Del Castillo, Lina: “La Gran Colombia de la Gran Bretaña: la importancia del lugar
en la producción de imágenes nacionales 1819-1830”. Araucaría Revista
Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades, 2010, Vol. 12, N° 24; pp. 124-
149.

207
gobierno republicano fue grabado e impreso en Londres, en 1823, y se
titula Colombia tomada de Humboldt y de otras autoridades recientes. Se
incluyó en un libro publicado tanto en inglés como en español por
encargo de Francisco Antonio Zea, quien se desempeñaba como
representante internacional de Colombia, con el fin de promover la
inversión, el comercio y la migración europea al país”.469

En este mismo sentido, José Manuel Restrepo, historiador, geógrafo y


cartógrafo oficial del gobierno colombiano, en su Atlas Carta de la
República de Colombia (publicado en París en 1827) permitió, a través
del método cartográfico, el ensamblaje del país. “Al igual que los libros o
los textos, las representaciones del espacio no son el producto de
mentes individuales ni observaciones solitarias. En su mayoría son el
resultado de una suma de tareas y de datos recopilados por muchas
personas en lugares y tiempos distintos. En particular, las que llegan a
la imprenta implican una división de labores amplia y compleja. Mapas,
datos o mediciones astronómicas de cartógrafos, viajeros anteriores,
dibujantes, grabadores e impresores son procesados, estudiados y
compendiados. La construcción de un mapa nacional de “Colombia”, tal
y como es evidente en el atlas de Restrepo, no es la tarea de un
explorador que recorre el territorio y lo plasma objetivamente en una
hoja del papel; requiere un cuidadoso trabajo de ensamblaje,
desmontaje y reensamblaje de distintas fuentes de información”.470

Esta metodología para recolectar, en forma sistemática, información


proveniente de distintas fuentes también se aplica durante la segunda
mitad del siglo XIX con la creación de la llamada Comisión Corográfica.
Dicha comisión fue encomendada por el gobierno colombiano al
ingeniero militar italiano Agustín Codazzi (1793-1859). La comisión
pretendía un trabajo colectivo y especializado con la ayuda de

469
Díaz, Sebastían; Muñóz, Santiago y Nieto, Mauricio.: Ensamblando la Nación.
Cartografía y Política en la Historia de Colombia; op. cit.; p. 41.
470
Ibídem.; pp. 44-46.

208
geógrafos, cartógrafos, botánicos, pintores y escritores, cuyas tareas y
estudios se iniciaron en el año 1850. Respecto a los mapas que esta
comisión originó, se puede señalar que: “A diferencia de los mapas
manuscritos, la cartografía terminada de la Comisión borra toda alusión
al recorrido de la expedición. Este mapa ya no es el producto de la
experiencia de un observador en el lugar, sino que es una
representación objetiva del espacio. En este proceso, las convenciones
son necesarias para transformar esa experiencia del trabajo de campo
en un producto cartográfico neutro, en el cual desaparece el punto de
vista del observador. El territorio se convierte así en un dispositivo
móvil, en un dibujo de dos dimensiones que facilita el control a
distancia de un inmenso territorio. La sistematización de la información
en patrones comunes -distancias, alturas, temperaturas, productos de
cultivo y caminos- permitió dar cuenta de las particularidades de cada
región y de su importancia dentro de los proyectos nacionales”.471

Una representación objetiva del espacio o del territorio, significa entre


otros, que el punto de vista del observador no es considerado. En otras
palabras, el mapa es un producto neutro, libre de valores. Por otra
parte, los detalles y las particularidades de cada territorio son
complementadas con láminas que cumplían la función de inventario:
registrar los tipos humanos y las características del paisaje de cada
región. Aquí se percibe una perspectiva regional o corológica como
método de estudio cuya rigurosidad se inscribe en un enfoque empírico-
científico de envergadura. En síntesis, las láminas y mapas cumplen
funciones similares y complementarias: acumular tiempo y espacio en
representaciones que permitieran ver la nación en su unidad y
diversidad. A esto se agrega, que dicho mensaje cartográfico se entrega
en clave científica, enmarcado en los cánones positivistas de la época.

471
Ibídem.; p. 51.

209
Posteriormente, en el año 1889 se publicó el Atlas Geográfico e Histórico
de la República de Colombia (Antigua Nueva Granada) el cual constituye
una narración que, hasta ese entonces, entrelaza el espacio y el pasado
de la nación. “En el atlas, la geografía y la historia son efectivos medios
para hacer de la nación un hecho natural y consolidar el sentido de
pertenencia a un territorio y a una comunidad política imaginada”.472

Este atlas estaba compuesto de veinte mapas detallando tanto un


recuento histórico como los atributos geográficos del país. Tal como los
documentos cartográficos anteriores, el atlas corresponde a un catastro
lo más exacto posible de los recursos naturales y los elementos sociales
y culturales. Sin embargo, los grupos indígenas y nativos tienen un
tratamiento diferente en cuanto a su representación cartográfica. Esto
queda de manifiesto cuando los autores mencionan que: “Uno de los
ejes que muestran las ambigüedades de la construcción del mapa
nacional es el lugar que ocupa la población indígena. Así, en los mapas
del siglo XVIII de D’Anville, Olmedilla y Arrowsmith la población
indígena sobresale en el mapa. Los grupos nativos incluidos son
abundantes y resaltan como en control del territorio. Es curioso,
entonces, que posteriormente estos grupos se encontrarán menos
visibles en los mapas de Francisco José de Caldas, José Manuel
Restrepo y Joaquín Acosta. Caldas realizó un mapa con base en el
mapa de D’Anville y José Manuel Restrepo menciona que entre sus
fuentes para el atlas estaban Olmedilla y Arrowsmith; sin embargo, a
pesar de que los mapas que tomaron como referente marcaron la
presencia de grupos indígenas, en ambos casos fueron borrados de
éstos”.473

Esta consideración de representar y a veces no representar la población


indígena del Nuevo Mundo en un producto cartográfico, la podemos

472
Ibídem.; p. 54.
473
Ibídem.

210
encontrar cuando Harley muestra algunas apreciaciones acerca de los
silencios de los mapas. Para el autor existe “los silencios intencionales”
y “los silencios epistemológicos o no intencionales de los mapas”. En
estos últimos existe el discurso científico junto con los discursos
político y social de los mapas. En cuanto al segundo discurso, Harley
señala: “[…] Una categoría es el silencio toponímico. Los Estados
conquistadores imponen un silencio a la población minoritaria o
sometida a través de la manipulación de su toponimia. Todo el estrato
de identidad étnica es suprimido del mapa en actos que equivalen a un
genocio cultural. Mientras que estas manipulaciones, en cierto nivel,
son resultado de censura deliberada o de políticas de aculturación, en
otro nivel, el epistemológico, también se pueden ver como
representantes del rechazo inconsciente de este “otro” pueblo por parte
de los que pertenecen a los grupos políticamente más poderosos”.474

De este modo, vastas poblaciones de indígenas eran vistas como


reductos salvajes que entorpecían el progreso de la nación colombiana,
por tanto no fueron consideradas en esta cartografía oficial. Como
consecuencia, al no estar representados en los mapas, estos grupos
humanos inmediatamente eran “invisibilizados”. Este proceso se
reforzaba aun más con el imperante discurso científico de los mapas. La
metáfora “el mapa como reflejo de la realidad” cobra todo su sentido: si
el mapa es considerado un modelo fiel de la realidad, implica que todo
su contenido es objetivo y real. Como corolario, en el colectivo se crea la
imagen de que aquello que el mapa muestra es verídico, de lo contrario
–lo que no muestra- simplemente no existe.

Dos visiones paradigmáticas en pugna en el “Mapa de 1823”

Harley, J. B.: La Nueva Naturaleza de los Mapas. Ensayos sobre la Historia de la


474

Cartografía; op. cit.; p. 132.

211
A continuación se analiza algunos planteamientos de la autora Lina del
Castillo al mapa del año 1823 titulado Colombia tomada de Humboldt y
de otras Autoridades Recientes. Como ya fue señalado anteriormente,
este mapa tuvo vital importancia en los albores de la República. Aquí
será analizado bajo dos perspectivas o visiones contrapuestas desde un
punto de vista epistemológico.

Respecto a la ideología de la decoración cartográfica, desde el


Renacimiento las imágenes de los mapas están acompañadas por una
amplia gama de emblemas decorativos. A decir de Harley, el papel
simbólico de la decoración se puede encontrar en gran parte de la
historia de la cartografía europea: “Los frontispicios y las portadas de
muchos atlas [...] definen explícitamente, mediante emblemas
generalmente claros, tanto la importancia ideológica como el alcance
práctico de los mapas que contienen. Los arcos monumentales son
expresión de poder; el globo y la esfera armilar se asocian con
dedicatorias reales; los retratos de reyes y reinas, así como la imagen de
escudos reales de armas se incorporan al diseño; otros emblemas reales
como la flor de lis o el águila imperial también tienen una carga política,
así como ideas geográficas más mundanas acerca del espacio que se
registra en el mapa”.475
En el contexto latinoamericano, estas mismas características
decorativas son aplicables al caso colombiano y se pueden encontrar en
el cartucho oficial que decora y anuncia el mapa de 1823. De acuerdo a
Lina del Castillo el cartucho que acompañaba al mapa es el mejor lugar
para explorar el sentido político e ideológico que colombianos en el
exterior querían dar a la nación. En este cartucho: “Un hombre de tez
clara, que apoya su bastón de mando se reclina sobre un jarrón con
aguas que fluyen. Representa al Orinoco. Una mujer, igualmente
blanca, con frutas en sus manos, se reclina sobre otro jarrón y
representa el Río Magdalena. Detrás de ellos, la cumbre nevada del
volcán Chimborazo escenifica este romántico encuentro nacional. Esta

475
Ibídem.; p. 104.

212
imagen alegoriza la situación política de Colombia a comienzos de 1820.
Las tropas venezolanas (el Orinoco masculino con bastón de mando)
habían ganado importantes victorias militares en la Nueva Granada
(liberando a la atractiva joven Magdalena). Quito, al todavía estar en
manos de los ejércitos expedicionarios, no se antropomorfiza en esta
imagen, pero sí sirve como un escenario pasivo, aunque imponente en
la imagen del Chimborazo. El mensaje no es sutil; Colombia era una
nación cuya unidad geográfica estaba sancionada por la naturaleza
misma. El intercambio de miradas románticas penetrantes entre el
Orinoco y el Magdalena, a la sombra del Chimborazo, prometen un
futuro fértil que sólo podría alcanzarse mediante la unidad entre la
fuerza de armas y la riqueza natural. El cartucho, por lo tanto, anuncia
a sus lectores que Colombia es el resultado de un enlace entre
territorios distintos cuyas trayectorias apuntaban al matrimonio, no al
divorcio”.476

Seguidamente, la autora sintetiza: “En pocas palabras, el cartucho en


conversación con el mapa, anuncia una nación republicana con un
terreno montañoso, salpicado con minas de oro y plata que podía ser
atravesado de ciudad en ciudad mediante un sistema de caminos y ríos
bien conectados con las costas. Ésta es una Colombia civilizada y con
riqueza natural, madura para la inversión y la colonización europea”.477

En este sentido, el mapa de 1823 es considerado un mapa de Estado-


nación y corresponde a una síntesis simbólica de un complejo de ideas
nacionalistas. Sin embargo, a diferencia de mapas tales como South
America 2 (1819) de Aaron Arrowsmith y el Diccionario histórico-
geográfico de las Indias Orientales o América (1786-1789) de Antonio de
Alcedo y Bejarano, este mapa borra completamente todas las
poblaciones indígenas del paisaje colombiano. De esta manera: “Los

476
Del Castillo, Lina: “La Gran Colombia de la Gran Bretaña: la importancia del lugar
en la producción de imágenes nacionales 1819-1830”; op. cit.; p. 142.
477
Ibídem.; pp. 143-144.

213
diseñadores del mapa de 1823 nunca fueron explícitos sobre la causa
de sus silencios cartográficos. Lo que sí se puede acertar es que el texto
geográfico escrito, el mapa que lo ilustra con su cartucho oficial y
aquellos préstamos notariados con sellos oficiales fueron todos parte de
la parafernalia simbólica y material que le daba credibilidad oficial a la
entidad política de la Colombia independiente. Por medio de ellos, se
intentaba capturar y estabilizar un discurso oficial sobre cómo
Colombia debía ser identificada por las audiencias internacionales”.478

Si bien es cierto que el mapa en comento parte como una


representación exacta y objetiva del territorio, posteriormente se va
despojando de esta objetividad y se transforma en una imagen
inherentemente retórica. Harley señalaba que “es un lugar común decir
que la cartografía es un arte de persuasión”. Los mapas son parte de un
discurso persuasivo y pretenden convencer. Según el autor, el asunto
no es si algunos mapas son retóricos o si otros son parcialmente
retóricos, sino que la retórica es un aspecto universal de todos los
textos cartográficos.479 Como imágenes del mundo, los mapas nunca
son neutrales o sin valor. En este sentido, el mapa de 1823 es un claro
ejemplo del arte retórico aplicado en cartografía.

La producción del mapa mencionado y sus características así como su


difusión en Gran Bretaña podemos interpretarla a la luz de lo que
plantea Harley en cuanto a la teoría del poder en cartografía. Se observa
el poder interno del mapa en cuanto al empleo de los criterios de
generalización y jerarquización: en este caso, al silenciar
deliberadamente las comunidades indígenas de Colombia. De manera
complementaria, se observa el poder externo del mapa y al interior de
éste el poder con la cartografía. En este sentido el mapa es usado por
los líderes pro-independentistas para producir imágenes sobre la Gran

478Ibídem.; p. 147.
479Harley, J. B.: La Nueva Naturaleza de los Mapas. Ensayos sobre la Historia de la
Cartografía; op. cit.

214
Colombia como parte de los esfuerzos por ganar reconocimiento y
aceptación de la incipiente república en el exterior, especialmente en
Gran Bretaña.

Finalmente, otro ejemplo de estas dos concepciones opuestas que se


visualizan en el Mapa de 1823 se rescatan cuando Del Castillo señala:
“Para producir mapas se requiere comunidades de personas incluyendo
a aquellas que tienen acceso a la información geográfica, conocimiento
técnico especializado, una imprenta y un público receptivo. La
producción y recepción de la cartografía que representaba la Gran
Colombia necesariamente cruzaba límites nacionales. Al leer el mapa de
1823 como el denso archivo cartográfico que es, nos ayuda a entender
como esta visión nacional incorporó conocimiento cartográfico que
cruzó fronteras imperiales y cómo se produjo dentro de un contexto
transnacional”.480

La primera parte nos situa en la visión pragmática y científica de los


mapas: los especialistas o expertos, la especificidad de la información y
los dispositivos tecnológicos para llevarlo a cabo. Sin embargo, a partir
del público receptivo o usuarios se entra al ámbito de la subjetividad y
persuasión: quiénes encargan el mapa y con qué fines. Aquí la
neutralidad valórica de la obra cartográfica se pierde: el mapa habla a
un público específico y emplea invocaciones de persuasión y autoridad,
en otras palabras: invoca poder, el poder cartográfico.

Conclusiones

Abordar el análisis de la cartografía de Colombia a través de su historia,


nos sitúa en una interesante perspectiva ya que los estudios
epistemológicos en cartografía se han centrado principalmente en

480Del Castillo, Lina: “La Gran Colombia de la Gran Bretaña: la importancia del lugar
en la producción de imágenes nacionales 1819-1830”; op. cit.; p. 148.

215
Europa. La interpretación crítica de la historia de la cartografía ha
tomado como ejemplos los imperios europeos y los territorios
norteamericanos durante los siglos XVI al XIX, no así el caso
latinoamericano. Esta ha sido una oportunidad para darse cuenta que
hay autores que han desarrollado análisis crítico de los mapas en
nuestra región, pero faltaba situarlos en un marco teórico explicativo
como son los planteamientos de John B. Harley. De esta manera, se
han tratado dos importantes documentos centrados en la cartografía de
Colombia, a la luz de dos visiones paradigmáticas que han permeado el
desarrollo de la cartografía: las perspectivas positivista y crítica.

De acuerdo al planteamiento de Thomas Kuhn, las crisis internas que


ocurren durante el desarrollo de una ciencia o disciplina en particular,
conduce a la idea de quiebres paradigmáticos en donde una nueva
visión reemplaza a la anterior. El nuevo paradigma resultante no sólo
comprende objetos de estudio, métodos y resultados diferentes, sino
que también surge una nueva visión de la realidad, no asimilable a la
perspectiva reemplazada. Para el caso de cartografía y los mapas
concebidos como forma de conocimiento, perspectivas contrapuestas se
han dado durante su desarrollo.

Del análisis del primer texto señalado, referido al ensamblaje de la


nación colombiana con el apoyo de productos cartográficos
(principalmente atlas y mapas), resalta la visión positivista en el
esfuerzo de levantar topográficamente el territorio, inventariando sus
recursos naturales y humanos de manera sistemática y detallada. Aquí
jugó un importante rol la visión empírica y pragmática de la cartografía
en el contexto de la mencionada metáfora del mapa como reflejo de la
realidad. Sin embargo, en esta visión científica y tradicional intervienen
otros factores controvertidos en la representación espacial, tales como el
trazado de los límites nacionales y el tratamiento de las poblaciones
indígenas distribuidas a lo largo y ancho del territorio colombiano. Por
tanto, secretos y omisiones deliberadas se incorporan a estos mapas

216
construidos sobre redes matemáticas precisas en cuanto a dimensiones
y distancias. Paradojalmente, el producto cartográfico es tan “exacto y
preciso” –es decir, verdadero- que aquello que no muestra u omite, se
invisibiliza o deja de existir en el imaginario. En otras palabras, el poder
y autoridad del mapa se impone en clave científica. No es casual que los
autores declaren el subtítulo del texto como “Cartografía y Política en la
Historia de Colombia”.

Para el segundo documento analizado, acerca de la importancia del


lugar en la producción de imágenes nacionales, el mapa del año 1823
permite identificar dos visiones contrapuestas, pero a la vez nos
conduce a superar este dualismo. En primer lugar, si bien este mapa
intenta representar características físicas del paisaje colombiano con
precisión y exactitud, dicho producto lleva implícito la no-neutralidad
en sentido valórico. A través de sus accesorios (en este caso el cartucho
oficial) se recrea toda una alegoría y tratamiento metafórico para que su
deliberado mensaje trascienda las fronteras y se incorpore en el
colectivo con una clara intención de propaganda pro-independentista.
Tal como plantea Harley, aquí tenemos el llamado poder interno y
externo de la cartografía en toda su expresión. En segundo término,
existe un detalle que no se puede obviar: si bien el mapa se interpreta a
la luz de dos visiones contrapuestas (la científica y la crítica), una de
ellas no reemplaza a la otra. Al contrario de como opera la dinámica de
los paradigmas, el documento cartográfico como objeto que es, posee
ambas visiones a la vez.

La tercera tendencia paradigmática, la cual fue señalada al principio del


capítulo, vendría a explicar la suerte de paradoja mencionada al final
del párrafo anterior. Estamos en presencia de una cartografía post-
representacional en la cual el mapa emerge en procesos mediante un
conjunto diverso de prácticas. En otros términos, para esta nueva
tendencia en cartografía, los mapas no tienen una seguridad ontológica:
están constatemente en un estado de llegar a ser. Ellos son del

217
momento, transitorios, fugaces, contingentes, relacionales y
dependientes del contexto. En este sentido, aquel mapa que es objetivo
y subjetivo a la vez, corresponde a esta categoría. Por supuesto que esta
mirada alternativa y paradigmática que nos proporciona la cartografía
post-representacional no es el tema que nos ha convocado; no obstante,
deja abierta la posibilidad de superar el dualismo positivismo-criticismo
(objetividad-valoración) que ha estado implícito en la lectura del
presente capítulo.

218
EL POSITIVISMO COMO PROBLEMA EN COLOMBIA.
Evaluación crítica de una ausencia

Carlos Eduardo Maldonado


Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia.

Introducción

La Ilustración, el Romanticismo y el Positivismo conforman una sólida


unidad consistente en la fe en los seres humanos, en la creencia de que
éstos pueden tomar su destino en sus propias manos, en fin, un
optimismo en la fuerza de la razón –o del corazón, lo mismo da-, que se
traduce en autonomía, independencia y criterio propios. La Ilustración
comienza con el llamado de Kant al sapere aude (atrévete a saber) y el
positivismo se inicia con el llamado de Comte a una ciencia de los seres
humanos, individuos o sociedades, análogamente a la ciencia de la
naturaleza de la modernidad cuyo epítome era la física de I. Newton.
Todo, un capítulo apasionante de la historia de la cultura y el espíritu
humanos.

Dicho en una frase, el positivismo significa la fe en la ciencia, y por


tanto, en la capacidad de razón propia por parte de los seres humanos y
de la organización de la sociedad y el mundo con base en criterios de
razonabilidad y argumentación. A estas ideas está dedicado el Curso de
filosofía positiva de A. Comte, uno de cuyos pivotes es el reconocimiento
explícito acerca de la importancia de las matemáticas.

La historia y el significado del positivismo, la historia que conduce de


Comte a Spencer, de un lado, o bien de Comte a Bentham, por otra
parte, ha sido narrada cientos de veces.481 Remito sencillamente a esta
bibliografía a fin de concentrarme en otro aspecto.

481Cfr.
J. S. Mill, Auguste Comte and Positivism, Create Space Independent Pub, 2015;
M. Forrin, J. D. Martz, Latin_American political Thought and Ideology, The University of
North Carolina Press, 1970.

219
En Colombia, el positivismo (como por lo demás la mayoría de las cosas
en la historia de este país) entró tardíamente; con alguna propiedad,
apenas en el siglo XX. Los nombres más destacados que incorporan
(parte de)el ideario positivista incluye a filósofos como Carlos Arturo
Torres, Fernando González, Luis López de Mesa, Luis Eduardo Nieto
Arteta, Baldomero Sanín Cano y Cayetano Betancur, entre otros. Todos
ellos liberales por convicción o militancia.

En el siglo XIX el positivismo sencillamente no existe, no entra al país,


debido al fraccionamiento del mismo, a las incontables guerras
existentes por consiguiente, y al peso que el partido conservador
desempeñó en el curso de la segunda mitad del siglo XIX como
consecuencia de lo cual se impone la Constitución de 1889, que
consagra al país al Sagrado Corazón de Jesús. Esta Constitución, como
es sabido, prevalece hasta el año 1991 cuando se introduce una nueva
constitución política, más liberal, menos confesional, y que clama
abiertamente por la construcción y defensa del estado social de
derecho.482

Dicho aún mejor, a Colombia entra la versión spenceriana del


positivismo, debido principalmente a C. A. Torres (1867-1911), y
algunos pensadores e intelectuales del siglo XIX lo asumen como
propio, entre los cuales se destacan Salvador Camacho Roldán, Diego
Mendoza Pérez, Tomás Eastman, Ignacio V. Espinoza y Nicolás Pinzón,
entre otros.

En rigor, hay que decir que la apropiación del positivismo en Colombia


tuvo, en el mejor de los casos, un sentido y una apropiación ecléctica,

482Sin embargo, la historia desde 1991 hasta la fecha es la del desmonte sistemático
de los supuestos liberales de la Constitución de 1991 y el retorno amañado a criterios
más ortodoxos y conservadores, en economía y religión, en materia social y de
seguridad y mecanismos militares, en temas energéticos y de medioambiente, por
ejemplo.

220
mezclada con otros componentes filosóficos de la época, algunos de los
cuales se debatían en círculos de América Latina.

A fin de entender este panorama, se exige, sin embargo, un rodeo más


globalizante sobre el tema. Una mirada a este rodeo permitirá arrojar
mejores luces sobre el estado del positivismo en la historia del
pensamiento en Colombia.

1-. La familia del positivismo. Derivaciones e implicaciones

El positivismo constituye, en realidad, una familia que se amplía y


desarrolla, que varía y se transforma al mismo tiempo. Esta familia está
conformada por el propio positivismo,el neopositivismo, el utilitarismo,
el empirismo lógico, la filosofía analítica y, más recientemente, el
pragmatismo. El cuadro N° 1 ilustra esta familia:

Cuadro 1: Esquema de la familia del positivismo

Fuente: Elaboración propia

221
El neopositivismo resalta particularmente tres aspectos, en el desarrollo
de la actividad científica, a saber: la importancia de la cuantificación
(estadística, por ejemplo), el conductismo y la epistemología
propiamente positivista.Mientras que de un lado, la idea de base de
Compte es la de elaborar un cuadro científico del mundo, más allá de
supuestos y prejuicios idealistas y metafísicos y, de otra parte,
establecer una ciencia de los seres humanos análogamente a la ciencia
existente en su momento. El neopositivismo resalta la idea misma de
unidad o unificación de las ciencias y gira la mirada más hacia el papel
de las matemáticas y la lógica. Vale recordar que el curso de filosofía
positiva de A. Comte se compone de dieciocho lecciones sobre
matemáticas, algo que se desconoce generalmente. En cualquier caso,
gracias a Compte nacen las ciencias sociales o las ciencias humanas
(sciences humaines) por primera vez en la historia de la humanidad. Y
es también gracias al positivismo que se establece un diálogo entre
ciencia y filosofía en términos de lo que habrá de conocerse como
filosofía científica.

El utilitarismo, creado originariamente por J. Bentham, fue


desarrollado más ampliamente por J. S. Mill y constituye, por así
decirlo, la vertiente práctica y centrada en la ética y la filosofía moral de
los motivos que conforman la atmósfera del positivismo. Dicho en
términos sociológicos, el positivismo es en Francia la obra de A. Comte
que corresponde en Inglaterra a la obra de Bentham y Mill. Más
recientemente, H. Sidwick y R. H. Hare se destacan entre las
contribuciones más recientes de la corriente utilitarista.

El empirismo lógico, llamado igualmente como positivismo lógico, se


encuentra estrechamente vinculado con el neopositivismo, y el
momento pinacular de este movimiento pivota en torno al Círculo de
Viena, a partir de los años 1920s, y que se prolonga luego en los
Estados Unidos entre los años 1940s y 1950s. Originariamente, la

222
figura de M. Schlick, conjuntamente con R. Carnap y O. Neurath
influyen grandemente sobre una pléyade de filósofos y científicos entre
los cuales se incluyen a K. Gödel, A. J. Ayer, H. Feigl, R. Von Mises, E.
Nagel, K. Popper, W. V. Quine, H. Reichenbach, F. Ramsey, A. Tarski, y
L. Wittgenstein, entre otros. Culturalmente representa un momento
sorprendente y maravilloso.483

La filosofía analítica es una derivación del empirismo lógico, y centra


toda la atención en el análisis del uso del lenguaje. No solamente
resulta evidente que hacemos cosas con palabras (Austin), sino,
además, cuando el lenguaje se va de vacaciones (Wittgenstein)
incurrimos en desaciertos y errores lógicos que tienen profundas
consecuencias sobre el orden del mundo. Literalmente, los límites del
mundo son los límites mismos del lenguaje, y un uso y cuidado del
lenguaje permite, ulteriormente tanto un mejor conocimiento de la
realidad, como un manejo más adecuado de los asuntos del mundo.

Por su parte, el pragmatismo nace de manera independiente con los


otros movimientos Su padre se reconoce generalmente que es Ch. S.
Pierce, y puede decirse sin dificultad que constituye una variante
refinada y más elaborada del utilitarismo. La idea central consiste en el
reconocimiento del carácter variable de la realidad y el mundo,
contrario sensu al idealismo, a las formas de Tomismo, e incluso del
realismo filosófico.

En términos de la sociología del conocimiento, esta familia es conocida


o bien como la filosofía anglosajona, o también con cualquiera de sus
componentes. Los ejes articuladores abarcan Praga, Budapest y Viena,
pero también Oxford y Cambridge. De la misma forma se extiende a
Berlín, y conforma un conjunto en el que la ciencia, en el sentido

483Cfr. F. Stadler, El Círculo de Viena. Empirismo lógico, ciencia, cultura y política, F. C.


E.-UAM, 2011; A. Janik y S. Toulmin, La Viena de Wittgenstein, Barcelona, Taurus,
1998.

223
amplio, y la filosofía, en sentido preciso, conocen una inflexión
maravillosa consistente en una crítica y distanciamiento del idealismo,
notablemente el neokantismo y las formas de neotomismo.

Pues bien, el eslabón, por así decirlo, que unifica el esquema presente
en el Cuadro 1 es el del surgimiento de la filosofía científica. Esto es, la
filosofía de espíritu crítico y abierto pero riguroso y metódico gracias a
la cual se sientan las bases del más fructífero de los diálogos entre
ciencia y filosofía que tiene lugar en el siglo XX.

El positivismo en Colombia

El positivismo en la historia intelectual, cultural y social de Colombia


constituye, en el mejor de los casos, un flash de media duración que
permanece esencialmente atado a algunos académicos e intelectuales,
pero que no logra, en propiedad, permear a la sociedad o las diferentes
instituciones del sector privado y del estado. De manera puntual, no
logra inscribirse en la educación colombiana, dominada por el amplio
predominio de la iglesia católica, tradicionalmente reacia en Colombia a
cualquier atisbo de progreso, cambio y espíritu crítico reflexivo.

Historiográficamente, tres fuentes confiables sobre la historia del


positivismo en Colombia son los trabajos de O. Saldarriaga (2004,
2006a, 2006b), S. Castro-Gómez (2005) y R. Sierra Mejía (1985). Para
los efectos de este trabajo, nos hemos basado en ellos con total
confianza.

A Colombia no llegó el positivismo ni ninguna de sus variaciones


filosóficas debido al exagerado peso de la tradición católica,
específicamente tomista y neotomista. (Análogamente a como a
Colombia tampoco llegó la Ilustración).484 Del positivismo llega, sí, una

484 En la historia cultural y científica de Colombia, la expedición botánica es en


realidad tan sólo una anécdota, un episodio fugaz que nada tiene que ver con las
diferentes ilustraciones alemana o francesa.

224
versión amañada y conservadora, como utilitarismo y spencerismo, de
la mano del conservador Rafael Núñez, el padre de la Constitución de
1886, cuyas dos consecuencias más inmediatas son: la proscripción del
pensamiento liberal y por tanto de cualquier pensamiento progresista
en el país, y el fundamento para el sistema de Frente Nacional que nace
en 1953 pero que se proyecta con nombres diferentes hasta la fecha.

En Colombia el positivismo no tuvo mayor acogida más allá de los


escritos de algunos intelectuales, políticos y teóricos. Es decir, no
existe, propiamente dicha, una apropiación social de las ideas
fundamentales del positivismo, y ciertamente del texto cimero de A.
Comte, Discurso sobre el espíritu positivo, y claramente menos del Curso
de filosofía positiva.

Según diversos testimonios, existen elementos del espíritu positivista en


obras de Rafael Núñez (presidente de Colombia, influido por H.
Spencer); sin embargo, lo cierto es que Núñez, símbolo de la
Regeneración, asumió la religión como elemento esencial del orden
social.485

Otros nombres que cabe destacar como apropiadores o divulgadores del


ideario positivista incluyen a Carlos Arturo Torres, Salvador Camacho
Roldán, Diego Mendoza Pérez, Tomás Eastman, Ignacio V. Espinoza,
Nicolás Pinzón, Spencer y el positivismo), (Cfr. Ocampo López, 1968)
– según Santiago Gómez-Castro (2005).

Se ha sostenido que Tomás Cipriano de Mosquera, quien introdujo en el


país los ferrocarriles, telégrafos y otras obras públicas llevó a cabo estos
trabajos bajo el influjo del pensamiento positivista. Sin embargo, no es

485Cfr. Núñez, R., “Sociología” (1883), en: Cien años de la sociología en Colombia,
Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1982, pp. 15-22.

225
posible establecer una relación de causalidad necesaria entre una cosa
y otra.486

Como quiera que sea, entre los expositores y difusores del positivismo
ocupa un papel destacado el educador suizo Ernst Röthlisberger (citado
por O. Saldarriaga, 2004) gracias principalmente a las reformas
radicales y que hicieron posible introducir estudios científicos.
Asimismo, vale recordar a César Guzmán, quien tradujo en 1883 una
compilación con el título Curso de filosofía experimental, que incluía
textos de y sobre Stuart Mill, Taine, Spencer, Claude Bernard y otros.

Igualmente destacado es Salvador Camacho Roldán (1827-1900) cuyo


discurso en la Universidad Nacional de Colombia en 1882 está
considerado como la carta fundacional de la sociología científica en
Colombia.487 Asimismo, Ignacio V. Espinoza (m. 1903) quien expone en
un folleto publicado en 1893 las doctrinas de Spencer.488

Al respecto, cabe una reflexión puntual. Estos trabajos apuntaban en la


dirección correcta, aunque en ocasiones con las herramientas
equivocadas. La tragedia consiste en que en 1889 Rafael Núñez logra
crear la Constitución de Colombia que habrá de imperar durante casi
cien años, en los que cualquier atisbo o señal del espíritu positivista y
de sus extensiones o derivaciones será sencillamente eliminado. Basta
una mirada a la historia política, social e intelectual del país (Brushnell,
2001) para verificar el talante anti-progresista de las élites nacionales,
en toda la acepción de la palabra. Pues bien, la herramienta equivocada

486 Por lo demás, vale recordar que Colombia es el único país de la región que a la
fecha carece por completo de un sistema de ferrocarriles nacionales. Esta es otra
historia que raya con lo anecdótico.
487 Cfr. S. Camacho Roldán, “Discurso leído por Salvador Camacho Roldán en la sesión

solemne de la Universidad Nacional, el 10 de diciembre de 1882”, Bogotá: Imprenta


Nacional de Echeverría Hermanos, 1882, 22 pp. Reimpreso en: Cien años de la
sociología en Colombia, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1982, pp. 1-32.
488 Cfr. I. Espinoza, El positivismo, Bogotá: Imprenta de Torres, 1893, 47 pp. E

igualmente, bases positivas del neoliberalismo, Bogotá: Imprenta de Torres Amaya,


1895, 115 pp.

226
se refiere a la influencia de Spencer por encima de la del propio Comte,
olvidando incluso por completo la importancia de Stuart Mill o de
Bentham, por ejemplo, à la limite.

En efecto, el social-darwinismo no es, como la historia lo pone de


manifiesto, en absoluto incompatible con la existencia de regímenes
verticales, dictatoriales, violentos o excluyentes. Ningún texto mejor al
respecto que (Lukacs, 1975). Sería de gran interés realizar un contraste
entre los contenidos y las consecuencias políticas del Comtismo y de
Spencer. No sería difícil extraer conclusiones ilustrativas. Pero ese es el
tema de otro trabajo aparte. Así, que como lo señalan Saldarriaga
(2006b) o Castro (2005) que R. Núñez hubiera podido eventualmente
acoger algunos elementos de Spencer no es en absoluto incompatible
con su espíritu confesional, conservador y retardatario.

La primera obra explícita de cuño claramente spenceriano procede del


conservador José Eusebio Caro: “Mecánica social o teoría del
movimiento humano, considerado en su naturaleza, en sus efectos y en
sus causas” (1836), Ed. Instituto Caro y Cuervo, 2002. Desde Caro
hasta Núñez, la vertiente más conservadora del positivismo y acaso la
menos crítica e inteligente de Comte permea ya al pensamiento
conservador, y no se hace, en modo alguno, incompatible con el ideario
confesional y metafísico defendido siempre por el partido conservador.

Positivismo, su familia y el ethos de un país

Los movimientos filosóficos emergen allí y cuándo suceden gracias a


que, para decirlo rápidamente, existe un colchón cultural que es el que
les otorga sentido. Algo análogo puede decirse en el caso de la ciencia.
Así, la cultura es un tema, un campo y un problema bastante más
amplio, profundo y rico cuya complejidad se corresponde, grosso modo,
con estructuras y procesos educativos, intelectuales, artísticos y de
orden académico, entre otros.

227
En el caso colombiano y, mutatis mutandi, para el conjunto de América
Latina, cuando el conjunto de factores mencionados no tienen lugar en
el sentido preciso y fuete de la palabra, cabe sencillamente hablar de
recepción – de una escuela, un movimiento, un pensador, por ejemplo.
Dicho en otras palabras, la apropiación social y cultural de una filosofía
determinada demanda la participación activa de los procesos mismos de
normalización del conocimiento. Así por ejemplo, deben existir
congresos en torno al tema, revistas especializadas, debates orales y
escritos consignados en prestigiosos órganos académicos, participación
en el circuito internacional de conferencias y de publicaciones, en fin,
deben poder crear y permearse a través de currículos y ser el objeto
normal de discusión y debate por parte de diferentes actores sociales.
Nada semejante aconteció en Colombia en el caso del positivismo. No
hubo, por así decirlo, una fuerza social que movilizara y nutriera los
ideales, programas, problemas y tesis positivistas y de sus extensiones.
En unos lugares, se trató de la fuerza de círculos y grupos de judíos; en
otros lugares, de académicos y científicos prestigiosos, y casi siempre de
sectores nacionales de la burguesía con una clara conciencia nacional y
mundial acerca de los avances y tendencias más progresistas del
conocimiento.

Cabe elaborar un conjunto amplio de los rasgos que al mismo tiempo


son característicos del positivismo y de su familia y sus derivaciones.
Un conjunto semejante habrá de incluir elementos sustanciales tales
como el verificacionismo, el análisis del lenguaje, la unidad de la
ciencia, (la (anti)metafísica, la (meta)ética, y de lejos, definitivamente
una concepción científica del mundo. Manifiestamente que estos
elementos se condensan en el Circulo de Viena, pero es igualmente
evidente que se encuentran ya palpitantes en los fundamentos
establecidos por Comte (Stadler, 2010).

228
Quisiera subrayar un elemento puntual, importante tanto desde el
punto de vista filosófico, como cultural e histórico. Se trata del criterio
semántico de la verificación. Este puede ser adecuadamente entendido
como la columna vertebral que unifica y atraviesa al positivismo, al
neopositivismo, al empirismo lógico, la filosofía analítica, el utilitarismo
y el pragmatismo. Sencillamente, no debemos poder hacer uso del
lenguaje de manera impune. Si, de un lado, los límites del mundo son
los límites mismos de nuestro lenguaje (Wittgenstein), al mismo tiempo
el análisis del uso del lenguaje tiene consecuencias de tipo ético, social
y cultural innegables.

Los enunciados de la ciencia empírica, tanto como los del lenguaje


natural son susceptibles de someterse a verificación semántica. Esto es,
las cosas no pueden decirse y ciertamente no de manera impune y
alegre. Debe existir un criterio de responsabilidad al mismo tiempo
epistemológica, lógica y cultural acerca de las aseveraciones que la
gente va haciendo acerca del mundo y de las cosas. Pues bien, un
criterio semejante se erige al mismo tiempo como garantía de vida y de
democracia. De lejos, el positivismo y su familia son elementos que
coadyuvan al fortalecimiento de la vida democrática y al buen desarrollo
de las cosas en general.

La idea anterior puede radicalizarse de la siguiente manera. Si bien no


se aplica à la lettre para Compte, el hilo conductor de la familia del
positivismo es la importancia de la lógica. Una disciplina que, por lo
demás, nace en paralelo a la historia que estamos estudiando aquí.489
Pues bien, en toda la historia de la lógica hasta la fecha, no ha habido
absolutamente ningún lógico que haya sido partidario de regímenes
verticales, violentos, sangrientos y dictatoriales, en ninguna acepción de
la palabra. Ni Neurath, ni Carnap, ni Schlick, ni Gödel, o tampoco

489La lógica formal clásica, esto es, la lógica sin metafísica (la expresión es de E.
Nagel), comienza a nacer en 1847, gracias a los trabajos pioneros de Boole y de
Morgan, y termina de nacer en 1933-36 en virtud de las contribuciones de Tarski, y
con aportes significativos

229
Peano o Turing, por ejemplo. Lo mismo no puede decir en general ni de
la filosofía ni de la ciencia en general. Como es sabido, a lo largo de la
historia ha habido numerosos casos de connivencia entre regímenes
autoritarios, en toda la acepción de la palabra, y ciencia o filosofía;
desde Aristóteles a Hegel, desde Von Braun a Von Neumann, por
ejemplo. La lista puede extenderse sin dificultad. Pero nada semejante
puede decirse con propiedad en el caso de la lógica y de los lógicos.

De manera paradójica y sintomática a la vez, la familia del positivismo


alcanza su ápice bajo el imperio de los Habsburgo, en Austria
(Johnston, 2009). Pero no solamente: también emerge allí una literatura
grande como la de R. Musil, la pintura de Klimt y todo el Art Nouveau, y
justamente lo que genéricamente se ha llamado “la Viena de
Wittgenstein”. A ellos se hace preciso agregar a Ernst Mach en teoría
psicofísica, Carl Menger en teoría económica, o Hans Kelsen en teoría
del derecho, entre otros. Un momento único en toda la historia de la
humanidad.

Dicho en términos más técnicos, es un hecho reconocido en esta familia


que las teorías son construcciones de cálculos axiomáticos parcialmente
susceptibles de interpretación, con ayuda de las reglas de
correspondencia en un lenguaje observacional. Un lenguaje semejante
no habrá de encontrarse jamás, ni por los rincones en la historia social,
educativa, política o (neo)institucional de Colombia. Tal y como está de
manifiesta en la literatura de Gabriel García Márquez, de Fernando
Vallejo o de Laura Restrepo, por ejemplo, el lenguaje en Colombia ha
sido siempre incendiario, lleno de ideologías, adjetivado y adverbiado
hasta el extremo. En Colombia en numerosas ocasiones las cosas se
han abordado en términos de palabras y se han resuelto igualmente
como problemas de palabras.490 Ya un historiador conspicuo ha puesto
el dedo en la llaga al respecto (Deas, 1993).

490Esto se ilustra recientemente a partir de las discusiones bizantinas, introducidas


por lo demás por los ideólogos de la extrema derecha (J. O. Gaviria) que afirman que

230
Dicho de forma más amplia, como es sabido, aunque se trata de una
expresión après la lettre, lo que caracteriza al positivismo en general y
su familia es el reconocimiento explícito de la importancia tanto de la
historia de la ciencia, como de la filosofía de la ciencia. Pues bien, el
proceso de normalización de la filosofía es un fenómeno tardío en
Colombia que apenas se inicia en la década de los años 1950s y 1960s,
con figuras como D. Cruz Vélez. Esta historia ha sido narrada mil y
unas veces. Por su parte, la filosofía de la ciencia es un capítulo aún
más reciente cuya normalización ocurre apenas a finales del siglo XX,
cuando comienzan a crearse sociedades, currículos y congresos en
torno a la filosofía de la ciencia.491

Mi tesis central en este punto es que hay que distinguir, de un lado,


recepción de la ciencia o la filosofía -en este caso, en Colombia-, y de
otra parte, su vigencia vital en el marco de la cultura, la sociedad y la
institucionalidad. Los trabajos de Stadler, Janik y Toulmin, Lukacs, o
Johnston son suficientes ilustrativos acerca de la realidad vivencial del
positivismo, del neopositivismo, el empirismo lógico, la filosofía
analítica, el utilitarismo y el pragmatismo como más, bastante más que
un asunto que concierne tan solo a unos pocos académicos e
intelectuales. Lapidariamente, el positivismo nunca existió como
realidad social y cultural en Colombia. Habría sido deseable que
hubiera sucedido lo contrario. Esto nos conduce al siguiente ejercicio,
un rápido experimento mental, que es el mérito central de la lógica de
contrafácticos.

tres cosas son distintas: los paramilitares, las autodefensas y las bacrim (bandas
criminales). Y así han manejado a buena parte de la opinión pública.
491 Sin embargo, en rigor, el estado de la filosofía de la ciencia es precario

comparativamente con el México o España, por ejemplo. La primera revista en el tema,


la Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia se funda apenas en 1999.

231
Un ejercicio de contrafácticos

No se trata de pensar las relaciones entre pensamiento y cultura en


términos de causalidad. Antes bien, se trata de interpretarlos en
términos de correlaciones. Manifiestamente, el positivismo nace en un
país y en un momento en el que la ciencia ya existe y posee una larga
tradición, en la que la modernidad se inicia con un filósofo racionalista
que hace contribuciones fundamentales a la geometría (R. Descartes).
La Académie Française des Sciences es una institución prestigiosa,
reputada y respetada por el todo el espectro de la sociedad en el sentido
más amplio e incluyente. Unas semanas más tarde a la publicación de
los dos textos fundacionales de A. Comte, se creará el prestigioso
Collège de France y algunos científicos participarán activamente en las
revoluciones en marcha que tienen lugar o que sucederán, tales como L.
De Broglie en los desarrollos de la física cuántica. En una palabra,
existe un evidente resorte social en toda la extensión de la palabra que
contribuye a darle sentido a la vez que catapulta el propio positivismo.
Algo análogo puede y debe decirse con respecto a los otros elementos de
lo que hemos llamado la familia del positivismo, en cada uno de los
países en los que se desarrollaron, respectivamente, el neopositivismo,
el empirismo lógico y demás.

Pues bien, nada semejante ocurre en Colombia. La gran tragedia


intelectual que le sucede a Colombia, y por lo demás a buena parte de
los países de América Latina es la expulsión de los jesuitas en el siglo
XVIII, un acontecimiento que en paralelo en Europa asiste al
nacimiento de la microbiología, la consumación de la mecánica clásica y
avances esenciales en la industria. Un autor ha llamado al
acontecimiento de los jesuitas como la circunstancia del barroco en
América Latina (Echeverría, 2013). El positivismo fue un alumbrón
episódico que conmovió a varios pensadores e intelectuales, la mayoría
de ellos liberales.

232
Por lo anterior, quisiera adentrarme en un experimento mental, para lo
cual haré uso de la lógica de contrafácticos.

Quisiera, para terminar realizar un pequeño ejercicio de contrafácticos.


La lógica de contrafácticos es una lógica no-clásica cuya finalidad
consiste o bien en elaborar experimentos mentales, o bien en ampliar
los espectros de comprensión y explicación de modo que las
afirmaciones triviales y las evidencias directas quedan cuestionadas, o
por lo menos relativizadas.

El esquema formal de la lógica de contrafácticos es el siguiente:

i) A→B
ii)  A
iii) ¿B?

Esto es, en síntesis, si A implica a B, pero no es el caso que A, entonces


¿qué sucede con B?

La lógica de contrafácticos tiene el mérito de que, en contraste con las


evidencias directas e inmediatas, admite ejercicios de explicación
basados en inferencias indirectas, analogías, y razonamientos oblicuos
o cruzados. Se trata, manifiestamente, de un fuerte ejercicio de
experimentos mentales, que tienen una sola condición a saber: llevar el
experimento, o lo que es equivalente, las inferencias indirectas hasta el
extremo; no simplemente como una divagación ligera (Cfr. Ferguson,
1998; Hawthorn, 1995).

Quisiera decirlo de manera franca y directa: El positivismo, allí donde


ha existido realmente, ha jugado, en cualquiera de sus vertientes, un
papel positivo en el desarrollo del pensamiento y el conocimiento (A →
B). Ahora bien, el positivismo nunca tuvo un espacio propio y un papel
protagónico en la vida social y cultural de Colombia ( A). Por tanto,

233
¿qué hubiera sucedido si el positivismo hubiera tenido una presencia
real, más allá de algunos intelectuales y académicos? (¿B?).

Seguramente Bogotá no habría sido como Viena (pensando simplemente


en capitales de cada país, correspondientemente). Pero sería deseable
que por lo menos se hubiera acercado un tanto. En Colombia la
comunidad judía no desempeñó ningún papel destacado en el orden del
conocimiento debido principalmente a que Colombia no constituyó
nunca un espacio de refugio para los judíos perseguidos durante la
segunda guerra mundial, si bien la primera migración importante
sucede a partir de los años 1920s. La comunidad judía en Colombia se
concentra más en los negocios y el comercio antes que en la cultura, las
artes y la ciencia. Con seguridad los conservadores, una fuerza
definitivamente importante en la historia del siglo XX en Colombia, no
habrían tenido la importancia que tuvieron si el positivismo hubiera
permeado la vida social del país. Así las cosas, más radicalmente, no se
hablaría de hegemonías en la historia nacional: la hegemonía
conservadora, la hegemonía liberal. (El concepto mismo de “hegemonía”
para referirse a los gobiernos nacionales constituye, sin la menor duda,
una patología. Esta patología se expresa tanto en la masacre de las
bananeras, como en los magnicidios como el de Jorge Eliécer Gaitán, y
la proliferación de las primeras guerrillas liberales y comunistas. Sin la
menor duda, la existencia de estas hegemonías fue uno de los
elementos nutrientes de la larga y terrible violencia en Colombia. Así las
cosas, verosímilmente, la historia no habría existido, por lo menos en la
extensión de tiempo y con la virulencia que tuvo. La historia del
genocidio de la Unión Patriótica (UP) posiblemente no habría tenido
lugar. Sin que Colombia hubiera conocido las dictaduras que sí
conocieron los países del cono sur del continente, la cifra de muertes,
desapariciones y torturas supera con mucho las de las dictaduras de
Pinochet o de Videla, por ejemplo.

234
La ciencia y el pensamiento racional, el lenguaje adecuado y no
incendiario no habrían sido, plausiblemente, los catalizadores de la vida
nacional. De manera sencilla, el pensamiento abstracto, la lógica y la
filosofía, las matemáticas y la filosofía de la ciencia y la epistemología
habrían tenido una existencia decente y amplia en el país. De manera
puntual, el grupo de los Leopardos no habría existido (Silvio Villegas y
demás autores fascistas de los años 1920s y 1930s), y como derivación,
tampoco el gobierno de Laureano Gómez. El quintafalangismo de
Gilberto Alzate Avendaño no habría alcanzado las proporciones que
conoció, y, mucho tiempo antes, verosímilmente, Panamá no hubiera
sido cercenada de Colombia (en 1903).

El siglo XIX se dirime en Colombia entre la promulgación de numerosas


Constituciones y largas guerras civiles entre liberales y conservadores –
o entre Bolivarianos y Santanderistas-, entre centralistas y federalistas,
en un período que ha sido legítimamente llamado como la Patria Boba
(1810-1819). Y en el siglo XX las relaciones de poder se establecen entre
lo que será llamado como la Hegemonía Liberal y la Hegemonía
Conservadora. (“Hegemonía”: un concepto perfectamente ajeno al
espíritu científico y a la investigación científica).

Hay que decir que Colombia crea apenas en el año 1991 el sistema
nacional de ciencia y tecnología (SNCyT) pero que éste desaparece
cuando es integrado o subsumido en Abril del 2015 bajo el
Departamento Nacional de Planeación, el cerebro económico del Estado,
y más exactamente este se subsume bajo el Sistema Nacional de
Innovación y Competitividad (SNIC).492

De manera sintomática, en general en la historia de Colombia la ciencia


ocupa un papel secundario en el sistema de educación -desde los
niveles de primaria hasta los de Universidad-. Más exactamente, el

492De ser admitida Colombia en la OCDE será el único país que carece de un sistema
nacional de ciencia y tecnología.

235
pensamiento abstracto –esto es, la lógica, las matemáticas, la filosofía y
la música no ocupan los principales renglones de interés educativo y
profesionales de los colombianos, en contraste con otras áreas:
administración, educación, derecho, medicina, ingeniería. Durante
muchos años, la educación es éticamente normativa (con el Manual del
Padre Astete),493 y la religión se convierte en una materia obligatoria de
enseñanza a todos los niveles.

Análogamente a lo que acontece en los EE.UU., en donde los


presidentes y los ciudadanos hacen mención de Dios a diestra y
siniestra, es habitual que desde los juramentos del Ejecutivo hacia
abajo la misma mención de Dios -el Dios católico- se haga habitual y
obligatoria. El contraste con la tradición norteamericana es notable: los
franceses que tienen prohibido por constitución hacer cualquier
profesión de fe pública. La Declaración Universal de los Derechos
Humanos fueron traducidos por Camilo Torres, pero este fue pronto
asesinado, y el espíritu francés de la revolución fue prontamente
eliminado. En Colombia las matanzas del período de la violencia fueron
muchas veces alimentadas por curas liberales o conservadores en
contra del otro bando. En el plano de la literatura, F. Vallejo pinta muy
bien en La Virgen de los Sicarios (1994) (situada en Sabaneta,
Antioquia), cómo los grupos sicariales y paramilitares se encomendaban
a la Virgen antes de llevar a cabo sus crímenes. La religión y no la
ciencia ha sido un factor directo de violencia en la historia
colombiana.494

Leopoldo Zea llevó a cabo un balance ponderado acerca del positivismo


en México (1943, 1944), que ha sido de una enorme enseñanza para el

493 Se trata en verdad del Catecismo del Padre Astete, promulgado ya desde 1836, y
cuya enseñanza, aprendizaje y repetición se hace compulsiva en los colegios públicos
y en muchos privados.
494 No es extraño que en las conversaciones cotidianas de los colombianos, a distintos

niveles aparezca la pregunta: “¿Usted cree en Dios?”. La simple formulación de la


pregunta es un fenómeno altamente significativo de lo que aquí estamos estudiando.

236
conjunto de los países de América Latina. Pero Zea no lleva a cabo un
ejercicio de contrafácticos. ¿Qué hubiera sucedido si la importancia del
tomismo y el neotomismo no hubiera sido tan fuerte y hubiera podido
entrar el positivismo a Colombia y se hubiera hecho una apropiación
social? Una consecuencia inmediata: no habría habido conflicto
armado: el conflicto más largo de toda la historia de Occidente.
Supuesto, claro, que el positivismo era el respeto a los hechos, por
encima de las ideologías y los credos. Facts es el leit motiv del
positivismo en el sentido más amplio de la palabra. Facts es, al fin y al
cabo, la piedra arquimédica de toda la filosofía de L. Wittgenstein. Y no
que los hechos son tozudos. Son el primero de los criterios para la
identificación y crítica de los pseudo-problemas (Carnap).

Conclusiones

Manifiestamente, no se trata aquí de hacer una apología del positivismo


y sus derivaciones. El positivismo se encuentra lejos de ser una
panacea para la cultura y la sociedad. Una lectura política de la familia
del positivismo pone rápidamente de manifiesto que una de sus
vertientes más atractivas a la vez peligrosas es el racionalismo crítico, la
postura filosófica y científica defendida por K. Popper. Hay que decirlo
por tanto de manera directa y explícita: Popper se encuentra en los
fundamentos mismos de la Sociedad de Monte Pelegrino (1947), que
sienta los cimientos de lo que más tarde será el Consenso de
Washington (1989); esto es, el neoliberalismo. Popper, conjuntamente
con von Mises, Hayek, para no mencionar a Stiglitz, Buchanan o Coase,
por ejemplo. El positivismo en el sentido amplio e incluyente de la
palabra no es impune.

Las élites colombianas siempre adoptaron una postura contra-


revolucionaria en la historia del país. Nunca se llevó a cabo la reforma
agraria, jamás de promovió una educación laica y secular, nunca se
cuestionaron los fundamentos tomistas y neo-tomistas del mundo,

237
Colombia jamás dejó de participar en todas y cada una de las guerras
del siglo XX (I guerra mundial, II guerra mundial, guerra de Corea,
guerra de Vietnam, tropas en el Sinaí, las dos guerras de Irak, y fue el
único país que estuvo contra Argentina en la guerra de las Malvinas,
por ejemplo). Toda la historia de Colombia ha estado signada por
guerras y violencias, físicas o simbólicas, de baja o de alta intensidad.
Verosímilmente nada de esto habría ocurrido si la familia del
positivismo hubiera permeado a la vida social, intelectual y cultural del
país. Colombia jamás tuvo una política proteccionista y por el contrario,
estuvo desde siempre abierta y entregada a las potencias mundiales:
España, Francia, Inglaterra y EE.UU., respectivamente. La burguesía
colombiana jamás cumplió el papel histórico que le correspondía en la
historia, y de lo cual Europa y Estados Unidos son ejemplos
conspicuos. O que en América Latina desempeñaron, mal que bien, las
burguesías de México (Lázaro Cárdenas), Brasil, Chile o Argentina, con
todos y sus imperfecciones.

Colombia jamás ha estado integrada en América Latina, sino, ha


constituido una ínsula, cerrada, hasta la fecha. En marcado contraste
con el conjunto de las naciones y países latinoamericanos.
Atávicamente, las élites y los gobiernos nacionales siempre han mirado
más allá de la región, al oro lado del Atlántico, o al extremo norte del
continente americano.

Sin la menor duda, a las revoluciones francesa e industrial el


Romanticismo, la Ilustración, el Romanticismo y el Positivismo y su
familia les corresponden como momentos culturales y del pensamiento.
La Viena del Círculo constituye, manifiestamente, un jalonamiento
civilizatorio en la historia de la humanidad, pero él no hubiera sido
posible en absoluto, sin, entre otras razones, la emergencia misma del
positivismo gracias a A. Comte. La historia jamás habría sido la misma
sin ese momento pinacular hecho posible, contradictoriamente, bajo el
imperio de los Habsburgo. Las consecuencias del Círculo de Viena

238
habrían de sentirse por lo menos durante los próximos cuarenta o
cincuenta años en la historia mundial, pero ya desde otro foco: los
Estados Unidos (Reisch, 2009).

En cualquier caso, una cosa queda en evidencia: en contra de las


lecturas fáciles y superficiales acerca del positivismo en sentido amplio,
la ciencia es asumida en las vertientes aquí consideradas como el
instrumento más importante para la vida. Ello comporta, por
consiguiente, la importancia de desarrollar más y mejor ciencia, más y
mejor investigación, en fin, más y mejor conocimiento de suerte que la
vida se haga más grata y posible.

En contraste, la religión en general, y las tres religiones monoteístas


constitutivas de Occidente representaron siempre el miedo al
conocimiento y el control a la investigación. Esta logofobia fue siempre
un motivo de violencia, exclusión, segregación y poder. Al fin y al cabo,
el principal opositor del positivismo en sentido amplio fue la iglesia, y
los círculos más recalcitrantes del poder y la cultura. Hubo países que
pagaron un elevado precio con estas actitudes. Colombia ha sido uno de
ellos.

Considerado de manera histórica, el paradigma antimetafísico,


positivita y realista a la vez, se constituye como la condición para el
surgimiento de la filosofía de la ciencia. Filosofía de la ciencia, o teoría
de la ciencia, o incluso también historia de la ciencia. La idea de base es
sencillamente la de una reflexión teórica de orden al mismo tiempo
social cultural e histórica acerca del sentido y el significado de la
ciencia. Una condición sin la cual la vida y la democracia no son
posibles en manera alguna.

No es posible echar marcha atrás a la historia. Pero sí señalar que la


historia constituye además un tejido de posibilidades y potencialidades,
muchas de las cuales no llegaron a realizarse efectivamente. Pues bien,

239
hubiera sido deseable que el positivismo hubiera tenido un papel
protagónico en la cultura y la sociedad colombianas. Las cosas habrían
podido ser bastante más amables.

240
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REFERENCIAS SOBRE LOS AUTORES

Francisco Díaz Céspedes:

Magíster en Ciencia Política. Universidad Tecnológica Metropolitana,


Santiago, Chile.
Magíster en Filosofía de las Ciencias. Universidad de Santiago de Chile.
Santiago, Chile.
Diplomado en Participación y Gestión Municipal para el Desarrollo
Local. Universidad Central. Santiago, Chile.
Profesor de educación General Básica Con Mención en Educación
Tecnológica y Lenguaje y Comunicación. Universidad Tecnológica
Metropolitana. Santiago, Chile.
Licenciado en Educación. Universidad Tecnológica Metropolitana.
Santiago, Chile.

Patricio Leyton Alvarado:

Licenciado en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile


(PUCCh) y Diplomado en Filosofía y Ciencias por la Universidad Alberto
Hurtado, Stgo., Chile. Ha publicado artículos sobre la historia de la
astronomía y de la física en Chile y América. Entre éstos destacan:
“Andrés Bello y la Cosmografía: la literatura científica desde la
perspectiva de la historia cultural de la ciencia”, “La física en la
Expedición Malaspina (1789-1794): Ideología, práctica y
experimentación” (en coautoría con Zenobio Saldivia) y “El rol social de
la física en el pensamiento científico de Ignacio Domeyko en el Chile
republicano del siglo XIX”.

Pablo Azócar Fernández:

Cartógrafo, Magister en Geografía y Dr. en Cartografía, académico del


Departamento de Cartografía de la Universidad Tecnológica

253
Metropolitana UTEM. Hizo sus estudios de postgrado en la Universidad
Técnica de Dresden (Alemania) en el tema de cartografía teórica. El
profesor Azócar ha participado en varios congresos nacionales e
internacionales, así como en diversas publicaciones en el tema de
geografía, cartografía y medioambiente urbano en Chile y América. Una
de sus más recientes publicaciones es el texto “Paradigms in
Cartography”, editado por la Editorial Springer. Actualmente con el
Profesor Zenobio Saldivia participa en una investigación interna
patrocinada por la Dirección de Investigación y Desarrollo Académico de
la UTEM, (Proyecto Inv. N°L 215-11), cuya temática alude a determinar
el poder ejercido por los mapas durante el siglo decimonónico en Chile.

Zenobio Saldivia Maldonado:

Profesor de Estado en Filosofía (U. de Chile, Stgo., Chile), Mg. en


Filosofía de las Cs. USACH, Stgo., Chile, Dr. en Historia de las Cs,
USACH, Santiago, Chile. Dr. Honoris Causa U. Ada Byron, Ica, Perú.
Actual profesor e investigador de la U. Tecnológica Metropolitana, Stgo.,
Chile. Tiene diversos libros y artículos sobre el desarrollo de la ciencia
en Chile y América. Entre sus últimos libros figuran: Una Aproximación
al Desarrollo de la Ciencia en Nicaragua, Bravo y Allende Editores, Stgo.,
Chile; Adiós a la Época Contemporánea (Bravo y Allende Editores, Stgo.,
Chile y U. Continental de Ciencias e Ingenierías, Huancayo, Perú); Chile
y Darwin: La Respuesta al evolucionismo desde 1869, Ed. Ril, Stgo.,
Chile.

Maryorie Maya Gallego

Antropóloga Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.


Magíster en Estudios Regionales. Universidad de Antioquia, Medellín
Colombia. Magister en Planificación Territorial y Medio Ambiente.
Universidad Tecnológica Metropolitana y Universidad de Barcelona,
Santiago de Chile.

254
Doctora en Planificación Territorial y Medio Ambiente. Universidad de
Barcelona, España.
Profesora e investigadora. Universidad de Antioquia, Medellín.
Colombia.

Luis Carlos Arboleda: Es Licenciado en Matemáticas por la


Universidad Santiago de Cali y Doctor en Historia y Enseñanza de las
Matemáticas por École D' Hautes Études En Sciences Sociales de
Francia. Es profesor emérito del Instituto de Educación y Pedagogía de
la Universidad del Valle y miembro y uno de los fundadores de la
Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y la Tecnología.
Miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Físicas y Matemáticas
de Colombia. Su trabajo ha tenido varios reconocimientos a nivel
internacional. Ha publicado numerosos estudios sobre la historia de la
matemática y la física en Colombia.

Carlos Eduardo Maldonado: Es Doctor en Filosofía por la K.U. Leuven


de Bélgica y profesor titular de la Facultad de Ciencia Política y
Gobierno de la Universidad del Rosario de Bogotá, Colombia., Dr.
Honoris Causa por la U. de Timisoara (Rumania). Ha publicado de
manera profusa artículos, capítulos de libros y libros en inglés, francés
y español; en universidades y revistas de Estados Unidos, Argentina,
Brasil, Chile, México, Perú, España, Rumania y Colombia, sobre temas
relacionados con la filosofía política, filosofía de las ciencias, entre
otros.

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