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LA REVOLUCIÓN ARTIGUISTA (1811-1820)

            La Revolución Artiguista forma parte de la Revolución del Río de la Plata iniciada en mayo de 1810.
Basados en la idea de que ausente el rey de España (prisionero de Napoleón), la autoridad vuelve al
pueblo, en Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata se reunió un cabildo abierto que destituyó
al Virrey y creó una junta de gobierno.
De esta manera los dirigentes porteños desconformes con el sistema económico y político colonial
tomaron el poder en nombre del pueblo e invocando la defensa del rey, para el cual se guardaban estos
territorios mientras estuviera prisionero, Pero cuando esos dirigentes quisieron imponer el gobierno de la
Junta al resto del Virreinato del Río de la Plata se encontraron con el rechazo desde varios lugares. La
principal dificultad para imponerse que tuvo la junta creada en mayo de 1810 fue la desconfianza que los
territorios del interior le tenían a Buenos Aires. Montevideo, que había sufrido las arbitrariedades de Buenos
Aires en la “lucha de puertos” (competencia entre los comerciantes de ambos puertos para dominar el
comercio del Río de la Plata), decidió no reconocer a la Junta. Pero en la campaña de la Banda Oriental se
difundió el apoyo a la Junta creada en Buenos Aires. Fue así que se inició la Revolución Oriental o
Artiguista.
            Al principio la revolución artiguista se hizo bajo el mando de Buenos Aires y los
revolucionarios recibieron de ésta armas, dinero y hombres para enfrentarse con Montevideo. Pero luego la
revolución conducida por Artigas se fue distanciando de Buenos Aires y tomó un camino propio, aunque
nunca estuvo en la cabeza de Artigas la idea de convertir a este territorio (actual Uruguay) en una país
independiente.
¿Por qué se produce la revolución oriental? ¿Quién era Artigas y cual fue es su importancia?
¿Cuáles eran realmente sus ideas? ¿Por qué fue perseguido y olvidado y luego fue transformado en héroe
nacional? ¿Qué sucedió en la Banda Oriental durante la revolución? ¿Qué cambios se dieron y qué
participación tuvo en ellos el pueblo? Trataremos de responder estas preguntas
LAS ETAPAS DE LA REVOLUCIÓN
La Revolución Artiguista ocupó un período corto de tiempo pero de intensa conmoción. Puede
dividirse en cinco etapas:
Primera etapa. Sus inicios a partir de 1811 cuando se producen levantamientos armados en la
campaña que reconocen a la Junta de Buenos Aires como autoridad legítima y por lo tanto se oponen al
gobernador de Montevideo que no reconocía a aquella Junta. La rebelión logró tomar todo el territorio
menos Montevideo que quedó en poder de los “regentistas”. Después de la batalla de Las Piedras (18 de
mayo de 1811) Montevideo quedó sitiada por fuerzas orientales y porteñas.
Pero Montevideo tenía el dominio del mar y bloqueó el puerto de Buenos Aires. Se iniciaron
negociaciones entre las autoridades de ambas ciudades y se llegó a un acuerdo conocido como “el
armisticio de octubre”. (octubre de 1812).En el mismo Buenos Aires levantaba el sitio de Montevideo. Aquí
comenzaron las discrepancias con los orientales que querían mantener el sitio hasta que Montevideo se
rindiera. Las autoridades porteñas se dieron cuenta de que el caudillo de los orientales rebeldes era Artigas
y comenzó a maniobrar para sacarlo del medio.
Segunda etapa. Corresponde a la maduración del proyecto artiguista de autonomía provincial. Ello
ocurrió cuando en Buenos Aires, en 1813, se instaló una Asamblea Constituyente que debía resolver
asuntos de la revolución que aún estaban pendientes. Hacía tres años que se habían producido los sucesos
de mayo y aún se mantenía la fidelidad al rey de España Fernando VII. Se planteaba si se mantenía esa
fidelidad o directamente se declaraba la independencia. Si se daba esto último se debía resolver la forma de
gobierno a adoptar elaborando una constitución. Para el liberalismo imperante en la época, la constitución
era fundamental para establecer en ella todo lo referido a las obligaciones y los derechos de los gobiernos y
de los habitantes del país.
Cuando esa Asamblea Constituyente le solicitó a Artigas que la reconociera como máxima autoridad
del Río de la Plata, el caudillo oriental entendió que no debía resolver él sino convocar al pueblo oriental
para que decidiera. Para esto se convocó un congreso en abril de 1813, que se instaló en un lugar conocido
como Tres Cruces (en el campamento de quienes sitiaban a Montevideo por segunda vez). Este Congreso
resolvió reconocer a la Asamblea Constituyente instalada en Buenos Aires pero con algunas condiciones; se
eligieron diputados para concurrir a esa asamblea y llevar esas condiciones que son conocidas como “las
Instrucciones del año 13".

Tercera etapa. Es la ruptura de Artigas con Buenos Aires. Los diputados enviados a la Asamblea
Constituyente no fueron aceptados y el gobierno porteño trató de elegir otros que estuvieran de acuerdo con
sus ideas. Artigas se retiró del segundo sitio de Montevideo (esta seguía estando en manos de los
españoles) en enero de 1814. Se instaló en las costas del río Uruguay y comenzó a ejercer influencia sobre
las provincias argentinas que estaban al otro lado del río.
Cuarta etapa. El año 1815 es el año del apogeo artiguista. Los españoles se retiran de Montevideo
y todo el territorio oriental queda bajo el mando de Artigas. También lo reconocen como Protector las
provincias de Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe y Córdoba. La relativa paz que se vivió dentro de
la Banda Oriental, a esta altura transformada en Provincia Oriental, permitió a Artigas comenzar a organizar
la provincia. Se creó un gobierno, se hicieron elecciones y se intentó solucionar los problemas del campo
que se venían arrastrando desde la época colonial a través del Reglamento para el fomento de la campaña,
también conocido como “reglamento de tierras”.
Paralelamente a esto se hace más dura la lucha contra las tendencias unitarias de Buenos Aires.
Quinta etapa. Entre 1816 y 1820 el artiguismo debió enfrentar una agotadora lucha contra los
portugueses que invadieron la P. Oriental. Se siguió luchando contra Buenos Aires, por lo que Artigas
soportó dos frentes de lucha. Los caudillos artiguistas del litoral argentino vencieron a Buenos Aires pero
Artigas fue derrotado por los portugueses en la P. Oriental. La hábil diplomacia porteña, los intereses
personales de algunos caudillos artiguistas y el desgaste de la figura de Artigas, llevaron a un
enfrentamiento de éste con algunos de aquellos caudillos. Derrotado Artigas se retiró a Paraguay en 1820,
permaneciendo en aquel territorio hasta su muerte en 1850.

PRIMERA ETAPA: EL INICIO DE LA REVOLUCIÓN Y LOS


PRIMEROS          TRIUNFOS
La Junta instalada en Buenos Aires en mayo de 1810 envió notas a todos los cabildos que eran
parte del Virreinato del río de la Plata para que la reconocieran como autoridad en lugar del depuesto Virrey
Cisneros.
En Montevideo, cuyo gobernador Francisco de Elío se había trasladado a España, se recibió a un
delegado de la Junta que informó de la situación y se decidió convocar aun Cabildo Abierto para resolver
que hacer. Al llegar información de que en España se había instalado un Consejo de Regencia para
gobernar en nombre del rey y dada la tradicional enemistad que había con Buenos Aires, se decidió no
reconocer la Junta. Elío regresó de España con el Título de Virrey, se instaló en Montevideo y le declaró la
guerra a la Junta.

Grito de Asencio, inicio de la revolución


Pero el interior de la Banda Oriental tomó una posición distinta. Al principio se reconoció a la Junta;
luego ante la presión de Montevideo se mantuvo a la expectativa y finalmente se produjo la rebelión.
¿Cómo, cuándo y por qué? La revolución en la Banda Oriental se inició en la zona del litoral del
río Uruguay. Allí se hacía sentir más la influencia de Buenos Aires donde se había instalado una Junta
sustituyendo al virrey. El primer hecho revolucionario fue el Grito de Asencio (28 de febrero de 1811); se
trataba de una levantamiento armado en la zona de Soriano, organizado por los caudillos locales Pedro
Viera y Venancio Benavides. Un centenar de hombres derrotaron a la guardia local y tomaron sin resistencia
a la ciudad de Mercedes. Más tarde, en carta dirigida al gobierno de Paraguay, Artigas reconoció ese
suceso como el iniciador de lo que se llamó “la admirable alarma”. Esta fue un levantamiento de la campaña
organizado por los caudillos locales de cada zona.
Se trataba de estancieros o comerciantes que tenían prestigio e influencia sobre sus vecinos; por
ejemplo, Tomás García de Zúñiga, Joaquín Suárez y Pedro Bauzá en Canelones y Florida, Fructuoso y Félix
Rivera en Durazno, Manuel Artigas en Santa Lucía, Juan Antonio Lavalleja en Minas, Blas Basualdo y
Baltasar Ojeda en el litoral oeste.
Más allá de las simpatías con que podía verse a la Junta de Buenos Aires (no hay que olvidar que
durante mucho tiempo el interior de la Banda Oriental había dependido directamente de Buenos Aires y no
de Montevideo) otro hecho determinó la rebelión. Para obtener recursos en la guerra contra Buenos Aires,
Elío exigió a los estancieros “donativos patrióticos”, es decir entregar dinero a la fuerza, y a los ocupantes
de tierras sin título se les exigió regularizar la situación pagando al estado por la tierra que estaban
ocupando. Estos intentos de obtener dinero en forma rápida, provocaron la disconformidad del campo. Eso
explica que los estancieros promovieran el levantamiento contra Montevideo y que se sumaran a la rebelión
con sus capataces y peones.
Pero el levantamiento era desordenado. Se trataba de levantamientos locales que carecían de
unidad. La incorporación de Artigas a la rebelión le dio a ésta unidad de mando. Artigas era una figura que
ya tenía una importante trayectoria en el campo oriental, era conocido y respetado por diversos sectores
sociales.
Pepe Artigas, el “coquito” de la campaña. Al enterarse de que Artigas se había incorporado a los
rebeldes, uno de los jefes militares españoles en Montevideo, José María Salazar, se lamentaba de ese
hecho, reconociendo que Artigas era el “coquito” de la campaña, es decir un caudillo capaz de movilizar a
mucha gente.
 

También Buenos Aires sabía de la importancia de tener a Artigas de su lado y por eso fue
gratamente recibido cuando se puso a disposición de la Junta.
Pero ¿quien era Artigas, por que era tan importante su presencia para las fuerzas revolucionarias?
José Artigas nació en Montevideo en 1764 en el seno de una familia importante por su posición
económica y social. Su abuelo Juan Antonio Artigas había sido una de los primeros pobladores de
Montevideo y había ocupado varios cargos en el Cabildo. También el padre de José, Martín, había ocupado
cargos en el gobierno de la ciudad. La familia, al ser una de las fundadoras de la ciudad, poseía chacras y
campos.
Se sabe poco de los primeros años de la vida de José Artigas. Cursó la escuela en el Colegio de los
Padres Franciscanos. Estando su familia, como todas las de la época a las actividades rurales, debemos
suponer que desde muy joven se habituó a la vida rural y es posible que haya abandonado a su familia en la
adolescencia para trasladarse al campo. Los pocos datos que se tienen indican que se dedicó a la venta
ganado hacia Brasil, actividad prohibida por las leyes españolas pero que era habitual dadas las
condiciones socio-económicas de la campaña. Documentación española de la época menciona a Pepe
Artigas “contrabandista” conduciendo ganado rumbo a la frontera y el envió de soldados en su persecución.
Estas actividades en el medio rural fueron creando  relaciones con la gente de la campaña que
después le permitirán conocerla y dirigirla. Además su vida, hasta donde sabemos era más de la de un
hombre de campo que la de un habitante de la ciudad.

Cuando en 1797 el gobierno de Montevideo creó el Cuerpo de Blandengues para cuidar la frontera
y poner orden en la campaña, se otorgaron indultos a “los contrabandistas, desertores y demás
malhechores que andan vagando y huyendo de la justicia” si integraban dicho cuerpo. Artigas optó por
ingresar al Cuerpo de Blandengues y obtener así el indulto. A partir de este hecho su vida es más conocida.
Teniendo en cuenta su experiencia en las actividades rurales y su conocimiento de la campaña y su gente,
obtuvo reconocimiento de sus superiores destinándosele para importantes tareas. Por ejemplo acompañó al
investigador Félix de Azara cuando este recorrió el norte de la Banda Oriental y le ayudó en la tarea de
fundar pueblos en la cercanía de la frontera con territorio portugués.
En 1805 se casó con Rosalía Villagrán Artigas que era su prima. Con ella tuvo un hijo, José María, y
dos niñas que fallecieron a los pocos meses. No eran los primeros hijos de Artigas ya que tuvo otras
relaciones antes y después de su matrimonio. Su primer relación amorosa conocida fue con Isabel Sánchez
con quien tuvo su primer hijo, Manuel, en 1791. Posteriormente tuvo otras mujeres, siendo una de las más
conocida Melchora Cuenca, “la paraguaya”.
Unos días antes del Grito de Asencio Artigas abandonó su puesto de Capitán de Blandengues y se
trasladó a Buenos Aires para unirse a la revolución. Tenía 46 años y problemas de salud, por lo tanto su
decisión no fue un impulso juvenil sino una resolución madura.
Volvió de Buenos Aires con un grado militar del ejército revolucionario. Esto significaba que el
gobierno porteño le otorgaba autoridad, pero también pretendía subordinarlo. La Junta de Buenos Aires no
tenía suficientes recursos militares para imponerse sobre el gobierno regentista de Montevideo y necesitaba
de la participación de hombres como Artigas.
Las primeras victorias. Después del Grito de Asencio y los levantamientos en distintos puntos de
la campaña, dominó un clima de entusiasmo propio de las revoluciones. Las milicias revolucionarias no
formaban un verdadero ejército: era población rural levantada en armas. Estaba compuesta por los
estancieros y sus peones y esclavos, los caudillos locales y sus seguidores, hombres sueltos, es decir los
gauchos, indígenas. Todo ese grupo heterogéneo estaba unido por su oposición al “godo” nombre
despectivo dado a los españoles (estos llamaron “tupamaros” a los rebeldes, nombre derivado del líder
indígena peruano Tupa Amarú).
La rebelión fue ganando batallas en sucesivos enfrentamientos contra los españoles, lo que le
permitió ir controlando el territorio. Finalmente las fuerzas rebeldes, a cuyo frente ya estaba Artigas, se
enfrentaron en Las Piedras con el ejército español dirigido por el capitán Posadas el 18 de mayo de 1811.
Los artiguistas triunfaron y esta victoria tuvo importantes consecuencias:
- Dejó a los rebeldes el dominio de todo el territorio oriental, quedando los españoles reducidos a la
ciudad de Montevideo.
- Aumentó el prestigio de Artigas dentro y fuera del territorio oriental.
- Fue un importante estimulo para toda la revolución del Río de la Plata, ya que en ese momento se
habían producido derrotas de las fuerzas revolucionarias en otras zonas (Alto Perú y Paraguay).
Inmediatamente después del triunfo de Las Piedras llegó un ejército desde Buenos Aires dirigido por
José Rondeau que, sumado a las fuerzas orientales, puso sitio a Montevideo. Esta quedó aislada del resto
de la Banda Oriental , conservando sólo la salida por mar.
El Virrey Elío, al ver que su situación era difícil y al no poder recibir ayuda desde España, solicitó
ayuda a Portugal. España y Portugal estaban unidos en Europa a la lucha contra Napoleón y el rey de
Portugal, establecido en Brasil, temía que la revolución rioplatense se extendiera a territorio brasileño. Las
tropas portuguesas ingresaron a territorio oriental en julio de 1811.
El armisticio de octubre. El gobierno de Buenos Aires observó con temor el avance portugués en
la Banda Oriental. Las tropas enviadas al Alto Perú habían sido derrotadas y se temía una guerra en dos
frentes. Además el puerto estaba bloqueado por la escuadra española, que aún dominaba el Río de la
Plata.  Como si esto fuera poco existían problemas políticos internos en el gobierno revolucionario. Había
una clara tendencia a centralizar el gobierno en menos manos y la Junta fue disuelta formándose un
Triunvirato.
Ante esta situación poco favorable Buenos Aires  se inclinó por negociar una paz con los españoles
de Montevideo. Se hicieron diversas gestiones tanto en Montevideo como enrío de Janeiro. En esta última
ciudad se encontraba el embajador inglés Lord Stranford que medió en el conflicto. A los ingleses les
interesaba que los españoles, tanto los nacidos en Europa como los americanos, y los portugueses se
mantuvieran unidos para enfrentar mejor a Napoleón.
Lo que se negociaba era: que los rebeldes levantaran el sitio a Montevideo, que Montevideo
levantara el bloqueo al puerto de Buenos Aires, que los portugueses se retiraran de territorio oriental, que se
estableciera una tregua a la guerra.
Los orientales fueron informados de las tratativas  de paz y Artigas decidió convocar una asamblea
para que todos estuvieran informados y resolver en conjunto. Fue así que se hizo una primera reunión en la
Panadería de Vidal, donde estaba el cuartel general artiguista. Los allí reunidos estuvieron de acuerdo en
que no se debía levantar el sitio a Montevideo y se debía enfrentar a los portugueses. Tal posición fue
trasmitida a Buenos Aires.
A pesar de esta opinión, Buenos Aires firmó una acuerdo de paz conocido como el Armisticio de
octubre (20 de octubre de 1811) donde se comprometía a levantar el sitio y entregar a Montevideo todo el
dominio de la Banda Oriental. A cambio Montevideo levantaba el bloqueo a Buenos Aires y solicitaba a los
portugueses su retiro de territorio oriental. Ambas partes firmantes, el Triunvirato porteño y el Virrey Elío,
reconocían a Fernando VII como el legítimo rey de España.
Diez días después de firmado el armisticio delegados de Buenos Aires informaron a los orientales lo
establecido en él. Los jefes artiguistas solicitaron una nueva asamblea, que se reunió en la Quinta de la
Paraguaya. Los allí reunidos se manifestaron contrarios al armisticio porque querían continuar con el sitio.
Se mostraba claramente la discrepancia con lo resuelto por Buenos Aires. En esta misma asamblea se
decidió designar a Artigas “Jefe de los orientales”. Este nombramiento marcó un giro importante de la
revolución oriental, porque hasta ese momento el artiguismo se había limitado a ser la mano armada de
Buenos Aires. La designación de Artigas como jefe indicaba la necesidad de los orientales de manifestarse
como una organización política diferenciada de Buenos Aires, con intereses propios y con la necesidad de
tener alguien que los expresara. A partir de la asamblea de la Quinta de la Paraguaya Artigas tenía dos
cargos: el militar que lo subordinaba a Buenos Aires, y el político que lo ponía al frente de los orientales.
A pesar del descontento manifestado en la asamblea el sitio fue levantado. Las tropas dirigidas por
Rondeau volvieron a Buenos Aires. Artigas fue designado por el Triunvirato como Gobernador del Yapeyú,
territorio ubicado al oeste del río Uruguay.

¿Qué harían los orientales que se habían rebelado y ahora quedaban nuevamente bajo el dominio de los
españoles de Montevideo? Muchos  temían represalias de parte de los “godos”. Por eso muchos decidieron
seguir a Artigas hacia el territorio donde había sido enviado y, refiriéndose a la situación en que habían
quedado tras el armisticio hablaban de la “redota” o sea la derrota que habían sufrido, no por las armas sino
por la resolución de Buenos Aires.
El éxodo: un pueblo en marcha. Al retirarse Artigas hacia el norte con destino a Yapeyú,
numerosas familias lo siguieron. Preferían abandonar sus bienes, si los tenían, antes que quedar a merced
de las represalias españolas y de los ataques de los portugueses. Es cierto que parte de aquella sociedad
era nómade y además los soldados como los Blandengues, los gauchos y los peones, estaban
acostumbrados a las largas recorridas. Pero en esta marcha iban también ancianos, mujeres y niños.

A fines del siglo XIX el historiador Clemente Fregerio llamó “éxodo” a este traslado  de familias en
forma voluntaria tras Artigas. Le daba así un carácter épico majestuoso al hecho con claras alusiones a un
episodio bíblico (el éxodo de los judíos buscando la tierra prometida relatado en la Biblia y que
universalmente se toma como  modelo de sacrificio en búsqueda de cierto objetivo).
La marcha cruzó el río Uruguay y se detuvo junto al arroyo Ayuí (frente al actual departamento de
Salto). Allí se instalaron las familias. Artigas mandó censar a los integrantes del campamento, registrando
845 carruajes, 800 familias con un total de 4031 personas, faltando registrar unos 100 carruajes que
estaban mas alejados. A esto hay que agregar los integrantes de las milicias artiguistas que eran unos 6000.
El éxodo tiene la importancia histórica que ratifica a Artigas como conductor de los orientales. El
abandonarlo todo para seguir a Artigas significaba que tenían confianza en él, que se sentían seguros en su
cercanía; era una especie de plebiscito que no pasó por la formalidad de una acto electoral. Los meses que
abarcaron la marcha y la estadía en el Ayuí, pusieron a Artigas en el papel de organizador de todo ese
pueblo. Debía resolver problemas como los de la alimentación y mantener el orden, es decir cumplir
funciones de gobernante.
Además aumentó la importancia de Artigas en las provincias del litoral argentino, con las cuales
ahora tenía un contacto directo, e incluso con Paraguay con cuyo gobierno intercambio correspondencia.
Buenos Aires comprendió que el aumento del prestigio de Artigas podía ser peligroso para sus
intereses. Por eso al reanudarse la lucha contra los españoles en territorio oriental, intentó desplazar a
Artigas enviando al frente del ejército que debía reiniciar la lucha a una figura de primer orden de la política
porteña: Manuel de Sarratea.
El conflicto con Sarratea.
Con la instalación del Triunvirato en setiembre de 1811, subió al poder la corriente unitaria o
centralista que entendía que la revolución debía estar dirigida centralmente desde Buenos Aires, porque era
mejor para mantener la unidad en la lucha contra los españoles y porque consideraba que la intelectualidad
porteña representaba a la civilización destinada a llevar adelante el progreso e imponerlo sobre la barbarie
que representaba el interior.
Atrás de esta actitud centralizadora también había claros intereses económicos: la oligarquía
porteña quería tener el poder para decidir en materia comercial. El puerto de Buenos Aires tenía la llave
para el ingreso y salida de productos. Las exportaciones e importaciones pagaban impuestos y el dinero
recaudado quedaba en Buenos Aires.
Para imponer su voluntad el grupo dirigente porteño debía someter a las provincias evitando que
estas tuvieran suficiente autonomía como para decidir por su propia cuenta. La unidad del pueblo oriental en
torno Artigas había despertado recelos de la dirigencia unitaria. Por eso se envió a Sarratea al Ayuí para
hacerse cargo de las operaciones que se iban a reiniciar en la Banda Oriental.  La tarea de Sarratea era
romper la unidad de los orientales quitándole respaldo a Artigas y evitar que este obtuviera un triunfo
resonante como el de Las Piedras. Por eso se le dio al ejército artiguista un papel secundario al marchar
nuevamente sobre Montevideo.
Esto provocó la reacción de Artigas. Al percatase de la maniobra de Sarratea y de los intentos de
desplazarlo decidió mantener su ejército separado del porteño. Mientras se reinició la lucha y se estableció
nuevamente sitio sobre Montevideo, el conflicto de Artigas con Sarratea se mantuvo.
Finalmente, debido a cambios ocurridos en Buenos Aires (se impuso una corriente unitaria más
moderada que formó un Segundo triunvirato) y a la presión de los jefes militares que acompañaban a
Sarratea, este fue desplazado. Entonces Artiga se sumó al sitio de Montevideo.
Pero una cosa había quedado clara: el distanciamiento entre los artiguistas y el gobierno porteño.
SEGUNDA ETAPA: EL PROYECTO POLÍTICO ARTIGUISTA
El Segundo Triunvirato instalado en Buenos Aires convocó a todas las regiones del Río de la Palta a
enviar diputados para integrar una Asamblea Constituyente que definiría la futura organización política de
estos territorios.
La solicitud de reconocimiento a la futura Asamblea Constituyente le llegó a Artigas a través de
Rondeau con quien compartía el mando del sitio. Artigas respondió que el reconocimiento de la Asamblea
no podía decidirlo él personalmente sino que le correspondía a una asamblea de orientales. Para eso
convocó a los pueblos del interior a elegir y enviar delegados a un congreso que sesionó en el paraje
conocido como Tres Cruces donde Artigas tenía su campamento. En los primeros día de abril funcionó este
congreso donde los orientales debían decidir, según lo propuso Artigas:
- si aceptaban a la Asamblea Constituyente, que ya estaba funcionando en Buenos Aires;
-si la aceptaban simplemente o ponían condiciones para su aceptación y en este caso que
condiciones;
-y, si la Asamblea era reconocida elegir los diputados que se iban a enviar para representar a los
orientales.

Esto fue manifestado por Artigas al inaugurar el Congreso de Tres Cruces, además de hacer una reseña de
los hechos acontecidos desde el comienzo de la revolución.
El Congreso aceptó reconocer a la Asamblea Constituyente pero  siempre y cuando esta  aceptara
ocho condiciones. Algunas de ellas hacían referencia a los sucesos ocurridos con Sarratea y a que no se
levantara el sitio de Montevideo. Pero las más interesantes son las dos que plantean la relación de la Banda
oriental con el resto de las provincias. Se dice allí que se reconocerá que los pueblos de la Banda Oriental
forman una provincia con plena libertad y que esta provincia forma una confederación ofensiva y
defensiva con las otras provincias y que ninguna de ellas intentará someter a las otras. Estaba aquí
expresada en síntesis la idea federal. Esta idea será parte de las que los diputados designados por el
Congreso de tres Cruces llevarán a la Asamblea.
Las Instrucciones del Año 13. El Congreso luego de decidir aceptar a la Asamblea Constituyente y
poner sus condiciones eligió cinco diputados para enviar y le dio las instrucciones que lo que debían
proponer en la Asamblea. Dichas instrucciones eran una especie de borrador de las ideas expuestas en el
Congreso y seguramente de las ideas expresadas por Artigas.
Se conocen tres textos de las Instrucciones pero el aceptado como auténtico o aquel que expresa
mejor las ideas artiguistas es el que tiene fecha del 13 de abril de 1811.
En dicho texto la primer instrucción se refiere al tema de la independencia y sostiene que la
Asamblea Constituyente debe declarar la independencia absoluta de estas colonias, disolviendo toda
vinculación política con España. El tema de la independencia aún no había sido abordado públicamente por
los gobiernos que se habían sucedido en Buenos Aires. Desde 1810, de hecho el Río de la Plata y casi toda
la América española era independiente, pero aún no se había declarado oficialmente. Incluso había temor
de que la población aún no estuviera preparada para aceptar la separación de España; no debemos olvidar
que la revolución había comenzado como una lucha entre españoles, juntistas y regentistas y todos
reconocían a Fernando VII como el legítimo rey.

La Provincia Oriental había sufrido la guerra contra los españoles que aún estaban sitiados en
Montevideo y esto seguramente había radicalizado las posiciones. Por eso se consideraba que ya era el
momento de decir claramente que se quería la independencia. No se trataba de la independencia de la
Provincia Oriental sino de todos los territorios españoles del Río de la Plata.
Otro tema que planteaban las instrucciones era el de la organización política de las provincias.
En varios artículos y en forma desordenada se hace referencia al tema. En algunos casos se habla de
confederación y en otro de estado federal confundiendo ambos conceptos. Jurídicamente son cosas
distintas pero seguramente quienes planteaban el tema no tenían totalmente clara la diferencia; para
algunos historiadores se querían ambas cosas pero en diferentes etapas.
Una confederación de estados es un conjunto de estados que forman una alianza o liga para lograr
un objetivo común, por ejemplo defenderse de otros países. Obtenido el objetivo la confederación puede
desaparecer, incluso los estados que la integran pueden renunciar a ella.
En cambio en un estado federal estamos ante un estado, cuyas regiones o provincias mantienen
autonomía, o sea que pueden tener leyes distintas siempre y cuando no vayan en contra de las leyes
generales para todo el estado.
El artiguismo no se proponía separar a la Provincia Oriental del resto de los territorios del Río de la
Plata que habían formado el virreinato en la época colonial; lo que si se reclamaba era autonomía, poder
tomar decisiones propias e incluso tener su propio ejército.
Para algunos historiadores (por ejemplo Petit Muñoz) la propuesta de Artigas era por etapas. El
principio básico estaba en la idea de que con la revolución el pueblo oriental se había convertido en
soberano, o sea había reasumido sus derechos y por lo tanto podía decidir su destino. Cada pueblo, cada
aldea era libre, pero se ponían de acuerdo para estar unidos en una provincia y ésta se mantenía unida por
pactos con otras provincias mientras se mantuviera la guerra con España. O sea que había una primera
organización que era una confederación: una alianza entre las provincias para hacer la guerra.
Cuando la guerra terminara, las provincias tendrían tiempo para profundizar esa alianza y ahí se
transformarían en un estado federal, o sea que habría una constitución y un gobierno común para todas las
provincias (la constitución federal y el gobierno federal). Pero como las provincias tenían poblaciones y
producciones diferentes, tenían intereses distintos, era necesario que conservaran cierto poder de decidir
por si mismas, o sea cierta autonomía. Por eso cada provincia tendría su constitución y su gobierno (la
constitución provincial y el gobierno provincial).
Artigas se habría inspirado para estas ideas en la organización política de Estados Unidos. Se
sostiene por parte de algunos historiadores que a través de un libro publicado por el venezolano García de
Serna, Artigas tenía conocimiento de la constitución de EEUU y de varios de sus estados miembros y de
fragmentos del libro del revolucionario Thomas Payne, “El sentido común”, donde este justificaba la
independencia de aquel país.
Si analizamos las instrucciones a la luz de esta interpretación y la relacionamos con lo ya dicho
sobre las condiciones exigidas para reconocer a la Asamblea Constituyente, podemos afirmar que el planteo
artiguista era el siguiente:
- Con la invasión napoleónica a España y los sucesos que le siguieron no había más autoridad
española y por lo tanto, al no haber gobierno legítimo, el poder volvió al pueblo.
- Por lo tanto los orientales, como los restantes habitantes de la América española, son libres de
decidir su destino
- Los orientales recurren a los porteños para que los ayuden a luchar contra los españoles. No se
someten  a Buenos Aires sino que hacen una alianza ofensiva-defensiva con ella.
- Los orientales deciden formar parte de un mismo estado con las otras provincias del Río de la
Plata. Para eso envían diputados a la Asamblea Constituyente.
-Esta Asamblea debe aprobar una constitución y si los orientales están de acuerdo con lo que se
dice en ella la aprobarán. Pero no se les puede obligar a que la acepten. Lo mismo sucede con los demás
pueblos del Río de la Plata. Cada provincia tiene derecho de aceptar o no la constitución. Si la acepta pasa
a formar parte del estado federal.
- Si bien la Provincia Oriental, al aceptar la constitución, pasa a formar parte de un estado (las
Provincias Unidas) mantiene su autonomía para decidir todo aquello que la constitución no le prohíbe. Los
temas que son de interés de todas las provincias los resuelve el gobierno federal; los temas que son interés
exclusivo de una provincia los resuelve el gobierno de esa provincia.
Este es en síntesis el planteo federal que hace Artigas.
Las instrucciones expresan que la forma de gobierno que se adoptara es la republicana. De esta
manera los artiguistas salían al cruce de los intentos de establecer una monarquía en el Río de la Plata.
Inspirados por el liberalismo moderado europeo, algunos integrantes de la clase dirigente porteña proponían
que el poder ejecutivo quedara a cargo de un monarca e incluso se envió delegados a Europa a buscar
algún príncipe europeo que quisiera ser coronado como monarca rioplatense. Los artiguistas, inspirados en
un liberalismo más radical eran partidarios de establecer una república.
Las instrucciones también establecen la necesidad de que tanto el gobierno federal como el
gobierno provincial tengan división de poderes, otro concepto propio de liberalismo político que va a
inspirar estas revoluciones. Además un artículo reclamaba que el despotismo militar será aniquilado con
trabas constitucionales. En plena revolución, donde la guerra era lo cotidiano, los jefes militares se
transformaban en personajes populares y de gran influencia. Este artículo prevé la posibilidad de que algún
militar quiera usar su prestigio para imponerse y establecer un gobierno personal y tiránico. Posiblemente lo
sucedido en Francia con Napoleón era un ejemplo de lo que no se quería que sucediera por estas tierras.
Otro tema abordado en las instrucciones es el de los derechos, indicando que el gobierno
promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable.
También había instrucciones que se referían exclusivamente a la Provincia Oriental. En el texto de
las instrucciones los pueblos de la Banda Oriental aparecen mencionados como un todo unido, con una sola
jurisdicción y se le llama Provincia Oriental. Al usar esta expresión, la revolución artiguista le da jerarquía
política a este territorio y lo pone en pie de igualdad con las otras provincias.
Al referirse al territorio oriental como una sola provincia, negaba la división de la época colonial en
tres partes con autoridades diferentes: la parte que dependía de Montevideo, la que dependía de Buenos
Aires y la que dependía de las Misiones. Establecía además la frontera de la provincia y reclamaba como
parte integrante de ella los pueblos de Misiones que habían sido ocupados por los portugueses.

TERCERA ETAPA: LA RUPTURA          CON BUENOS AIRES.

La Asamblea Constituyente reunida en Buenos Aires no aceptó a los diputados enviados por el
Congreso de Tres Cruces, argumentando que no se había cumplido con el procedimiento correcto para
elegirlos. En realidad, más allá de los formalismos, el sector unitario de la asamblea trataba de impedir que
los sectores federales fueran mayoría. Otras provincias argentinas también tenían proyectos similares a los
que llevaban los representantes orientales y el federalismo podía llegar a ser mayoría.
Se convocó a un nuevo congreso que se reunió en la Capilla de Maciel y no en el campamento de
Artigas como el anterior. Artigas pidió a los delegados de los pueblos que pasaran por su alojamiento para
ser informados de los que había resuelto el anterior congreso. Las invitaciones cursadas por Rondeau
omitieron esta parte y los delegados concurrieron directamente al congreso, limitándose a invitar a Artigas a
que fuera a informar. Artigas no lo hizo y solicitó que se suspendiera el congreso y se hiciera una nueva
convocatoria. Rondeau se negó y amenazó con levantar el sitio como había ocurrido en octubre de 1811.
Entonces Artigas decidió retirarse del sitio y marchar hacia el norte (enero de 1814).
El Congreso de Capilla Maciel había mostrado división en las fuerzas orientales ya que muchos
aceptaron lo resuelto por Buenos Aires.  Tal vez por eso Artigas decidió marcharse y buscar apoyo en la
campaña.
Para Buenos Aires el retiro de Artigas era un acto de traición. En esos momentos el Triunvirato
había sido disuelto y el poder ejecutivo había sido centralizado en manos de una sola persona: el Director
Supremo designándose para ese cargo a Gervasio Posadas. Este pidió la captura de Artigas declarándolo
fuera de la ley y enemigo de la patria.
El retiro de Artigas del sitio parecía beneficiar a los españoles que estaban sitiados, ya que los
sitiadores eran menos; sin embargo al no recibir ayuda de España las autoridades de Montevideo optaron
por rendirse. Así terminaba el dominio español en el Río de la Plata. Inmediatamente Montevideo fue
ocupada por el ejército porteño quien se dispuso a luchar contra Artigas. Este se había establecido junto al
río Uruguay y mantenía contactos con las provincias del litoral argentino, mientras dominaba el interior de la
P. Oriental. Durante el año 1814 hubo enfrentamientos entre artiguistas y porteños hasta que a comienzos
de 1815 los jefes artiguistas Rivera y Bauzá derrotaron a los porteños en la batalla de Guayabos.
El ejército de Buenos Aires se retiró y los artiguistas pudieron entrar en Montevideo. La Provincia
Oriental estaba en manos de los orientales.
CUARTA ETAPA: APOGEO DEL ARTIGUISMO (1815)
En el año 1815 la influencia de Artigas alcanzó la mayor extensión territorial. Lo reconocieron como
Protector las provincias de Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe y Córdoba.
Era el jefe militar y político de la Provincia Oriental donde logró el dominio completo al obtener
después de cuatro años de lucha, el control sobre la ciudad de Montevideo.
La relativa paz que se vivió durante 1815 permitió a los artiguistas esbozar una obra de gobierno
tanto en la P. Oriental como en las otras sobre las que Artigas tenía influencia.
La Provincia oriental autónoma. Desde que los porteños se retiraron de la provincia y hasta que
esta cae en manos de los portugueses, los orientales gozaron de autonomía, es decir formaron su propio
gobierno tratando de aplicar lo expresado en las instrucciones del año 13.
La autoridad máxima era Artigas que se mantuvo en su campamento de Purificación, junto al río
Uruguay, porque era un punto estratégico desde donde podía atender los asuntos de la P. Oriental y de las
provincias federales que lo seguían. En abril de 1815 los pueblos de la P. Oriental lo nombraron Gobernador
y Capitán General dándole doble autoridad: civil y militar.
La organización institucional fue flexible adaptándose a las circunstancias que se vivían: se trataba
de un proceso revolucionario, donde los españoles había sido derrotados pero se temía que regresaran con
una expedición de reconquista y donde la guerra con el unitarismo porteño estaba siempre latente.
Además de Artigas había otra autoridad que era el cabildo de Montevideo, este actuaba con
jurisdicción no solo en la ciudad de Montevideo sino sobre todo el sur de la provincia, por eso se le llamó
Cabildo Gobernador.
En un primer momento, la primera mitad del año 1815, Artigas designó a Fernando Otorgués como
delegado para que actuara junto al Cabildo. Otorgues desde que entró con sus gauchos en la ciudad de
Montevideo provocó temores entre el patriciado montevideano. Un sector, españolista, temía las represalias
de los revolucionarios, y otro sector, el que había apoyado al revolución, quería un cambio que le permitiera
manejar sus negocios sin las trabas de España, pero no estaba interesado en cambios profundos y que
afectaran sus intereses económicos. No veían con buenos ojos a los elementos populares del artiguismo,
gente ruda de campo.
Además Otorgues tomó una actitud severa con los españoles controlandolos con firmeza y hubo
algunos desbordes autoritarios de las milicias artiguistas.
El Cabildo protestó por la severidad de Otorgues y Artigas lo envió a la frontera norte donde había
amenaza de invasión portuguesa.
A mediados de año Artigas designó a otro delegado, Miguel Barreiro y a un Comandante de Armas,
Fructuoso Rivera, para que co-gobernaran junto al Cabildo. Barreiro, hombre de confianza del caudillo,
actuaba como intermediario entre Artigas y el Cabildo. Rivera, Comandante en Armas era el encargado de
las tropas de la capital y de vigilar que se cumplieran las órdenes de Artigas. El Cabildo cumplía funciones
similares a las de la época hispánica. Su integración se hacía con delegados de   todos las ciudades al sur
del río Negro que tenían cabildo.
El norte del río Negro, zona con pocos habitantes y donde la amenaza portuguesa era constante era
gobernada por Artigas a través de alcaldes y comandantes militares.
Principales realizaciones del artiguismo. Durante el corto de tiempo en que los artiguistas
dominaron la provincia se intentaron tomar medidas de gobierno, entre otras las siguientes:
- Un inventario de todos los bienes del estado.
- Una reorganización de la recaudación de impuestos estableciéndose aduanas en Montevideo,
Colonia y Maldonado.
- Disponer de los bienes de aquellos que habían emigrado y que eran opositores a la revolución.
- Establecer que la venta  de productos extranjeros dentro del territorio de la provincia sólo podían
hacerla los nacidos en territorio americano, lo mismo que la venta de ganado y derivados de la ganadería.
- Una división departamental. La P. Oriental quedó dividida al sur del Río Negro en seis
departamentos: Montevideo, Colonia, San José, Soriano, Canelones y Maldonado, con un cabildo para
encargarse de la administración.
- El Reglamento de tierras que repartía bienes y ganado.

EL REGLAMENTO DE TIERRAS
Por su importancia el reglamento de tierras merece un análisis detenido.

Antecedentes Artigas compartía con la élite dirigente la preocupación por la recuperación


económica de la provincia, deteriorada por las guerras a partir de 1811. En carta dirigida al Cabildo de
Montevideo, en mayo de 1815, Artigas señalaba: “Los males de la guerra han sido trascendentales a todo.
Los talleres han quedado abandonados, los pueblos sin comercio, las haciendas de campo destruidas y
todo arruinado, la miseria agobia al país...”  
Para Artigas el desarrollo económico debía ir acompañado de la creación de una sociedad más
justa en la que los más infelices serían los más privilegiados, punto que tal vez no fuera compartido por la
élite.
La ganadería era la riqueza básica de la provincia. Los ganados habían precedido a los hombres en
el poblamiento del territorio. Las tierras no tenían un valor en si mismas sino por el ganado que pastaba en
ellas. Desde la época colonial se arrastraban varios problemas que afectaban a la explotación ganadera: la
indefinición de la propiedad por falta de cercados y de marcas de ganado, la falta de vigilancia que permitía
el robo y el contrabando de ganado, la explotación extensiva y la matanza indiscriminada, la falta de
propietarios que residieran en el campo y la existencia de poseedores de tierras que si vivían en ellas pero
no tenían título de propiedad.
Con la revolución la situación se agravó. Disminuyó el ganado porque los ejércitos se alimentaban
del ganado que encontraban en la marcha. Muchos estancieros y capataces abandonaron las estancias
porque se unieron a la revolución. Muchos propietarios españoles huyeron y abandonaron sus tierras. Faltó
mano de obra porque los peones también estaban luchando. Los hábitos de trabajo, que ya eran pocos en
la colonia, se perdieron definitivamente. Ante la falta de autoridad fue más fácil para los portugueses
ingresar a territorio oriental y hacer arreos hacia Brasil.
Esta situación requería un plan que solucionara tanto aspectos económicos como sociales. Artigas,
en coordinación con los principales estancieros, redactó el “Reglamento Provisorio para fomento de la
campaña y seguridad de los hacendados” aprobado el 10 de setiembre de 1815.
Contenido del Reglamento. El título oficial del reglamento señala su carácter y sus objetivos. Su
carácter era provisorio porque la intención era tomar medidas urgentes que luego se complementarían y
ajustarían sobre la marcha. Sus objetivos eran dos: 1) el fomento de la campaña por medio del
asentamiento de gente en el campo que permitiría una mayor producción; 2) la seguridad para asegurar la
tranquilidad de los hacendados. También había un objetivo político: castigar a los enemigos de la
revolución ya que ellos perderían las tierras que se entregarían a otros.
El aspecto más trascendente del reglamento es el reparto de tierras y ganados que anunciaba.
¿Cuál era el origen de las tierras y el ganado a repartir?
Se basaba en la expropiación por motivos políticos pues los terrenos a repartir eran los de “los
emigrados, malos europeos y peores americanos”. Los emigrados eran aquellos propietarios que se habían
ido de la provincia huyendo de los artiguistas; los malos europeos eran los españoles opositores y los
peores americanos eran los criollos contrarios al artiguismo.
También se repartirían las tierras que habían sido donadas o vendidas por las autoridades
españolas o porteñas entre 1810 y 1815, es decir desde el comienzo de la revolución.
La expropiación era sin pago de indemnización. Se tomaba en cuenta si los expropiados eran
casados y el número de hijos que tenían para dejarles lo suficiente que les permitiera vivir. De los solteros
contrarrevolucionarios todo era disponible.
¿Quienes eran los beneficiados con los repartos?
El concepto básico para repartir las tierras y el ganado era que “los más infelices serán los más
privilegiados”. El texto del reglamento aclara a quienes se consideraba más infelices: los negros libres, los
zambos (mestizos de indio y negro), los indios, criollos pobres y las viudas pobres. El reglamento contempló
la situación de las muchas viudas que había dejado la guerra y que quedaban al frente del hogar, con hijos y
sin bienes.
En el reparto tenían prioridad los casados sobre los solteros y los americanos ante cualquier
extranjero. La familia fue contemplada por el artiguismo tanto a la hora de castigar como de premiar: el más
perjudicado era el contrarrevolucionario soltero y el más beneficiado el criollo pobre casado.
¿Qué bienes recibían los beneficiados?
Los bienes entregados eran tierras y ganado. La tierra consistía en una suerte de estancia de legua
y media de frente por dos de fondo. Tenían la forma de un rectángulo cuyo frente era el lado menor que
daba hacia las corrientes de agua, de esta manera se hacía un reparto más equitativo del agua necesaria
para el ganado.
Esta tierra permitía criar una cantidad de ganado suficiente para que los poseedores de ella vivieran
adecuadamente. Se calcula que se podían extraer unos 360 cueros al año lo que permitía satisfacer las
necesidades de la familia beneficiada.
¿Qué obligaciones tenían los beneficiados?
Los que recibían la tierras debían mostrar su interés de establecerse en ella construyendo un
rancho y dos corrales. Tenían un plazo de dos meses para hacerlo con un mes más de prórroga. Si
cumplido este tercer mes no lo habían hecho, la donación quedaba anulada y la tierra se entregaría “a otro
vecino más laborioso y benéfico para la provincia”.
El beneficiado sólo podía recibir una suerte de estancia, o sea sólo un terreno y no podía venderla
ni hipotecarla. Esta prohibición remarcaba la razón por la cual se entregaba la tierra: para ser trabajada,
para poder explotar el ganado en forma productiva y no para hacer dinero vendiéndola. Además se evitaba
que alguien comprara varias de estas suerte de estancia formando latifundios o aumentando los ya
existentes.
El reglamento no prohibía ni atacaba a los latifundios que ya existían, pero evitaba que se formaran
otros con las tierras repartidas.
¿Qué medidas de seguridad establecía el reglamento?
Se formaba una policía rural encargada de “desterrar a los vagabundos y aprehender a
malhechores y desertores” Los hacendados debían entregar una papeleta a sus peones como comprobante
de que estaban trabajando y los que al ser detenidos en el campo  no llevasen papeleta eran considerados
vagos y serían enviados a las milicias artiguistas.
Se prohibía la matanza de ganado sin propietario y del hembraje y  el arreo hacia Brasil.
Para cumplir estas disposiciones el reglamento otorgaba facultades a las autoridades existentes y
creaba otras. Las autoridades que intervenían en la aplicación del reglamento eran, por orden jerárquico:
Artigas, el Cabildo Gobernador, el Alcalde Provincial, tres subtenientes y los jueces pedáneos.
El territorio de la provincia se dividía en cuatro zonas que quedaban a cargo del Alcalde Provincial y
de tres subtenientes. Cada uno de ellos en su zona tenían que ver los terrenos disponibles y recibir las
solicitudes de tierras. Entregaban la tierra al beneficiado y lo comunicaban al cabildo. Este otorgaba el título
de propiedad. El Alcalde y los subtenientes podían designar jueces pedáneos para que los ayudaran en la
tarea.
Artigas debía ser informado periódicamente de la aplicación del reglamento.
Objetivos del reglamento. Eran varios:

a) Políticos: el artiguismo estaba en su apogeo pero necesitaba consolidar su poder ampliando su


apoyo social. El reparto de tierras era un premio a los revolucionarios artiguistas y la creaba un grupo
comprometido con la revolución y dispuesto a defenderla porque de ella había recibido su tierra.
b) Económicos: recuperar la ganadería superando la forma primitiva de explotación. Las matanzas
indiscriminadas y el traslado de ganado hacia Brasil debían terminar. Había interés de aumentar el número
de ganado y mantenerlo y para eso se creaba una clase de propietarios medianos cuidadosos de sus
propios bienes.
c) Sociales: desarrollar una clase media rural fuerte, estimular la formación de familias afincadas en
el campo e inculcar hábitos de trabajo. Se remediaban las injusticias sociales favoreciendo a aquellos que
hasta el momento eran los más pobres y se fomentaba el poblamiento del campo y la sedentarización del
gaucho.
LA LIGA FEDERAL

En 1815 la influencia de Artigas llegó a varias zonas del  Río de la Plata. Varias provincias lo designaron
como Protector y adoptaron el sistema federal para relacionarse entre ellas. Se pueden distinguir
claramente dos casos: las provincias del litoral (Entre Ríos, Corrientes y Misiones) y las más alejadas Santa
Fe y Córdoba
La unión de las provincias del litoral en torno a Artigas se vio favorecida por la proximidad
geográfica y por la similitud entre ellas en su geografía, economía y sociedad. Se trataba de praderas
fértiles con salida fácil al mar a través de los ríos Uruguay o Paraná. Tenían una economía ganadera y una
sociedad con mucho peso de los caudillos rurales.
La agrupación de estas provincias del litoral en torno a Artigas se inició en 1814. Entre Ríos, carente
de centros urbanos importantes tenía a los caudillos como actores principales. Esos caudillos, propietarios
de ganado tenían intenciones de comerciar su ganado con el exterior sin la intervención del puerto de
Buenos Aires de quien siempre habían dependido. Decidieron separase de los porteños y buscar el apoyo
de Artigas. Con el apoyo de este derrotaron al ejército porteño en la batalla de Espinillo y reconocieron a
Artigas como Protector.
En Corrientes los sectores federales destituyeron al gobernador que era favorable a Buenos Aires y
lo sustituyeron por un artiguista. Un congreso provincial designó a Artigas como Protector.
En Misiones existía una masa indígena considerable. Allí también los caciques-caudillos se unieron
a Artigas, destacándose la figura de Andresito.
El triunfo de los artiguistas sobre los porteños en la Provincia Oriental aumentó el prestigio de
Artigas en las provincias. En Santa Fe, zona muy importante porque era el territorio de paso entre Buenos
Aires y las provincias del norte (Tucumán, Alto Perú), los caudillos artiguistas Hereñú y Manuel Francisco
Artigas derrotaron a las tropas de Buenos Aires y el nuevo gobernador adhirió a la causa federal y se unió a
los artiguistas. En Córdoba un cabildo abierto decidió separarse de Buenos Aires También triunfó el
federalismo y se pusieron bajo la protección de Artigas. Pero en estas dos provincias la influencia artiguista
fue menor y de poco tiempo; la existencia de fuertes tendencias “provincialistas”, la existencia de caudillos
con intereses personales (como Estanislao López en Santa Fe) o de oligarquías que no veían con agrado el
predominio de elementos populares en los artiguistas, llevaron a su separación y limitaron la influencia de
Artigas en la zona. Además estaban más alejadas territorialmente y no hubo contacto directo con el
Protector ni con sus ejércitos.
El conjunto de estas provincias unidas en torno a Artigas ha sido llamado Liga Federal; Artigas se
refería a ellas como “el sistema de los pueblos libres”. Nunca existió una constitución o leyes comunes a
ellas (salvo un acuerdo aduanero) no se firmó un pacto de alianza entre todas ellas. La unión era muy débil
y estaba dada por la defensa del federalismo (aunque algunos historiadores consideran que no era un
federalismo doctrinario sino una especie de “defensa instintiva de la autonomía”), el enfrentamiento a
Buenos Aires y la figura de Artigas. Por esto último las provincias que estuvieron más cerca de Artigas (y
más lejos de la influencia porteña) fueron las que más tiempo permanecieron en la liga.
El reglamento aduanero de 1815. Artigas intentó regular el comercio de las provincias federales
entre ellas y con el exterior. Hay varios documentos pero el más importante, aprobado el 9 de setiembre de
1815, es el “Reglamento Aduanero para las provincias confederadas de la banda oriental del Paraná”, o sea
que se aplicaba a la Provincia Oriental, Entre Ríos, Corrientes y Misiones.
Este reglamento establecía aranceles aduaneros para el comercio con el exterior y el libre comercio
entre las provincias.
Los aranceles se aplicaban con tarifas diferenciales o sea que el valor del impuesto variaba de un
producto a otro, y tanto se aplicaban a la importación como a la exportación.
En lo que se refiere a los aranceles de importación se establecía una tasa general del 25% sobre el
precio de la mercadería que ingresaba.  Esa tasa bajaba al 15% para el tabaco y la azúcar, al tratarse de
productos de consumo popular y que no se producían en la región. Entre un 15 y un 20% pagaban el papel,
el vidrio, la loza y los muebles, productos que tampoco se producían en la región. Tratándose de productos
hechos en países americanos el arancel era de 5%, favoreciendo el intercambio comercial con los países
hermanos con los cuales no se descartaba una futura unificación.
No pagaban ningún impuesto de importación los productos necesarios y beneficiosos para el
desarrollo de las provincias como los libros, las imprentas, las medicinas, las máquinas e instrumentos de
ciencia. Tampoco pagaban impuestos la pólvora y las armas, elementos necesarios para territorios que aún
estaban en guerra. Tampoco se pagaba impuestos por la introducción de oro y plata.
Por el contrario el arancel subía a un 40% cuando se trataba de productos importados que
competían con la producción artesanal local como era el caso de los zapatos y ropas.
En cuanto a los aranceles de exportación eran bajos para estimular las ventas al exterior. Se
cobraba un impuesto del 8% a la exportación de cueros, grasas, crines y cuernos. Pagaban sólo un 4% el
jabón y el carbón de leña, que tenían más trabajo incorporado y por lo tanto daban más empleo a la mano d
obra local. No pagaban ningún impuesto la exportación de galletas y harina, estimulando la agricultura y la
instalación de molinos.
El arancel  de exportación subía a un 10% en el oro y un 12% en la plata, porque se quería evitar su
salida del país.
Este reglamento consagraba una unión aduanera de las provincias que serviría de base para su posterior
integración política. Con el reglamento las provincias actuaban como si se tratara de un sólo país en materia
comercial. Tenían los mismos impuestos de importación y exportación y si un producto importado pagaba el
impuesto en una, ese producto podía pasar luego a las otras provincias sin volver a pagar el impuesto.
 Esta unión aduanera requería de un puerto atlántico para las exportaciones e importaciones. Ese
puerto era Montevideo que estaba en inmejorable situación geográfica y poseía el personal administrativo
capacitado. Los productos de las provincias del litoral que antes salían por el puerto de Buenos Aires ahora
podían hacerlo por Montevideo.

La resolución de que las mercaderías de origen americano pagaran un arancel bajo demuestra que
la idea integracionista de Artigas iba más allá del ámbito estrecho de la Liga Federal. La idea era lograr una
integración de más territorios donde se podía complementar la producción de distintas regiones: la
ganadería y sus derivados de la P. Oriental y Entre Ríos, la yerba mate y la madera de Misiones y
Corrientes, las pasas y las nueces de Mendoza, las telas de algodón de Catamarca y La Rioja, los
productos agrícolas de Santa Fe, etc.
¿Qué podían obtener las provincias del proyecto político-económico artiguista?  Los pueblos
del interior del ex-virreinato del Río d la Plata habían apoyado la revolución impulsada desde Buenos Aires
en mayo de 1810 con la expectativa de derogar el régimen colonial que les impedía el total desarrollo de sus
economías y restringía sus posibilidades de gobernarse a si mismos. Como vecinos esperaban obtener la
posibilidad de decidir en los temas de su interés; como productores esperaban obtener la libertad de
exportar su producción sin depender en forma exclusiva del puerto de Buenos Aires; como consumidores
esperaban que los productos elaborados en el exterior les llegaran sin arruinar a la producción artesanal
local y sin la intermediación de Buenos Aires que aumentaba su precio.
Pero la revolución, dirigida por la alta burguesía porteña (el patriciado), partidaria del liberalismo
económico, había frustrado las expectativas. El libre comercio decretado por las autoridades había volcado
sobre las provincias cantidad de mercaderías inglesas que competían con los productos de los pequeños
talleres artesanales dejando sin trabajo a numerosos artesanos. En lo político los sucesivos gobiernos
instalados a partir de mayo de 1810 habían mantenido y agravado la dependencia del interior con la capital.
El federalismo difundido por Artigas ofrecía a las provincias la posibilidad de integrase a un proyecto
que les permitía la autonomía provincial teniendo cada provincia su propio régimen de impuestos, su propio
ejército, decidir sobre sus economías. Como cada provincia era demasiado débil para depender de si
misma, el “sistema de los pueblos libres” les permitía tener cierta relación y coordinación, por ejemplo un
sistema aduanero común, integrar sus producciones complementandose, usar los ríos comunes (Paraná y
Uruguay) para trasladar sus mercaderías y utilizar un puerto que no fuera Buenos Aires para exportar. El
proyecto federal artiguista integraba la economía del interior, minera, agrícola y artesanal (teniendo como
eje el puerto fluvial de Santa Fe) con la economía ganadera del litoral, usando como puerto de exportación a
Montevideo, la antigua rival de Buenos Aires desde la época colonial.
¿Por qué fracasó la Liga Federal? Las razones son varias:
1) La imposibilidad de extender el sistema a más territorios. Al no integrarse Paraguay (encerrado
en si mismo y sin querer tener relaciones con el resto de los territorios del ex-virreinato), Alto Perú (territorio
donde aún estaban peleando con los españoles), Cuyo (San Martín estaba allí preparando el ejército para
cruzar los Andes y no estaba interesado en los problemas internos de las provincias), la integración
económica era débil. Además, la participación de Córdoba y Santa Fe en la Liga fue escasa.
2) La guerra permanente que le hizo Buenos Aires. El federalismo artiguista socavaba la base
económica del dominio porteño al impedir a este seguir teniendo la llave para el ingreso y salida de las
mercaderías. Si las exportaciones no se realizaban desde Buenos Aires, los exportadores se perdían el
negocio y además no se cobraban los aranceles aduaneros que se obtenían con las ventas al exterior de los
productos de las provincias (dinero que las provincias nunca recibían). Las autoridades porteñas habilmente
generaron la desconfianza de las burguesías de las ciudades provinciales (Córdoba, Santa Fe, Corrientes,
Montevideo) hacia el artiguismo, al que mostraron como un movimiento popular, de ascenso de las clases
bajas, la temida “chusma” que podía hacerles perder los privilegios de clase social. Eso explica que
importantes personajes de las provincias que en su momento fueron artiguistas, fueron cambiando de bando
uniéndose a Buenos Aires y abandonando a Artigas.  En cambio, “la chusma” se mantuvo con Artigas hasta
el final.
3) La invasión portuguesa, con el estímulo y apoyo de Buenos Aires, y la caída de Montevideo en
poder del jefe portugués Carlos Federico Lecor, quitaron a la Liga el único puerto que podía ser usado para
evitar a Buenos Aires. Finalmente el triunfo portugués en la P. Oriental privó a Artigas de la base de sus
recursos económicos, la ganadería, para mantener la guerra y la organización del sistema. Los caudillos
artiguistas de las provincias, al ver la derrota de Artigas en la P. Oriental, decidieron salvar sus intereses
personales y los de sus provincias, separándose del Protector. Francisco Pancho Ramírez, caudillo
entrerriano, y Estanislao López, caudillo santafecino, firmaron el Pacto del Pilar (febrero de 1820) con
Buenos Aires sin consultar a Artigas  desconociendo la autoridad de éste. Artigas reprochó a Ramírez el
acuerdo y finalmente se produce la lucha entre ambos que termina con la derrota de Artigas y su internación
en territorio paraguayo.
Con el alejamiento de Artigas del escenario rioplatense, el patriciado porteño tenía las manos libres
para proseguir con su política centralista y el proyecto federal integrador de las provincias desapareció.
QUINTA ETAPA: LA INVASIÓN PORTUGUESA Y LA DERROTA
DEL          ARTIGUISMO
La clase dirigente porteña no aceptó el predominio artiguista en las provincias. El federalismo, la
autonomía de las provincias para decidir su destino, y la política aduanera que intentaron aplicar aquellas
provincias, no convenía a sus intereses. La clase dirigente quería mantener el control del comercio exterior
a través del puerto d e Buenos Aires; de esta manera obtenía dinero actuando como intermediario y
cobrando los aranceles. Si las provincias comerciaban directamente con el exterior o a través de otro puerto,
por ejemplo Montevideo, perdían ese control.
Por eso la actitud de hostilidad hacia Artigas de los gobiernos que se sucedieron en Buenos Aires.
Tal hostilidad llevó incluso a estimular la invasión portuguesa a la Provincia Oriental como forma de
deshacerse de Artigas y terminar con su influencia.
El Director supremo Carlos de Alvear envió a Río de Janeiro a Manuel García para proponerle al rey
de Portugal, Juan VI, que se coronara rey de las Provincias Unidas, sin unir a estas con el territorio de
Brasil. Pero la propuesta incluía también que la P. Oriental si pasara a ser parte del Brasil.
Estas iniciativas fueron luego retomadas por el Congreso de Tucumán reunido en 1816.
Pero esa no es la única causa que explica la invasión portuguesa.
Existía un tradicional interés de los portugueses de extender sus dominios hasta el Río d el Plata al
que consideraban el “límite natural” entre sus posesiones y las españolas. Este interés de extender sus
territorios había aumentado desde que Juan VI había decidido quedarse en América. El rey portugués había
venido a Río de Janeiro escapando de la invasión napoleónica. Pero en 1815, derrotado Napoleón en
Europa y libre el territorio de Portugal del dominio francés, Juan VI decidió quedarse en Brasil y ser rey
“desde América”. Por lo tanto intentó aumentar su poder y prestigio extendiendo sus dominios americanos
ya que no podía extenderlos en Europa donde ya no era una país importante.

Además, y este el principal argumento de los portugueses para justificar su invasión a territorio oriental, se
temía que la acción del artiguismo se contagiara al sur del Brasil. Allí había rebeliones de tipo federal y
republicano que podían llevar a que ese territorio, limítrofe con los territorios donde Artigas ejercía el
protectorado, terminara separándose de Portugal. Por otra parte no hay que olvidar que los artiguistas
reclamaban territorios tomados por los portugueses: las Misiones Orientales.
También existía un interés de los saladeristas de Río Grande del Sur por el territorio oriental que le
proporcionaba ganado. Los arreos de ganado hacia su territorio habían sido  impedidos por Artigas para
recuperar la ganadería oriental.
Pero también desde la P. Oriental hubo quienes vieron con buenos ojos la invasión portuguesa.
La oposición a Artigas en la P. Oriental. Al iniciarse la revolución Artigas emergió como una personalidad
capaz de unificar la voluntad de la población y por eso la élite dirigente vio en él el instrumento para crear un
gobierno estable. La clase dirigente quería cambios pero al menor costo posible. Para ellos el cambio era
participar en las decisiones cosa que el régimen colonial español no les permitía.
Artigas necesitaba el apoyo del patriciado oriental porque tenían influencias y poder económico; eran
necesarios para la administración, ya que tenían conocimientos adquiridos durante la colonia.
Pero a medida que el artiguismo se radicalizó y propuso cambios más profundos, la clase dirigente comenzó
a tomar distancia. Había desconfianza hacia el ejército gaucho cuyo mantenimiento significaba un alto costo
en ganado; la guerra con Buenos Aires paralizaba el comercio y no todos estaban de acuerdo con el
reglamento de tierras.
La clase dirigente concentrada en Montevideo anhelaba seguridad y orden. Los portugueses ofrecían eso.
No debe extrañarnos que miembros del Cabildo Gobernador los recibieran con homenajes de bienvenida.
Desarrollo de la invasión. La invasión se inició en agosto de 1816. Los invasores, con el nombre de
“Ejército Pacificador” ingresaron a territorio oriental en dos columnas: una por el sureste bajo el mando del
General Carlos Federico Lecor (que tenía el mando de toda la invasión) y otra por el norte.
El plan de Artigas fue evitar que ambas columnas se unieran y llevar la guerra a territorio de Brasil para
cortar los suministros a los invasores y ponerlos a la defensiva.
Los portugueses obtuvieron rápidos éxitos en el sur donde derrotaron a Rivera en India Muerta y en el mes
de enero de 1817 ingresaron a Montevideo. Los artigusitas mantuvieron el control del interior durante 1817.
Pero algunos jefes fueron capturados y otros, persuadidos por la campaña diplomática emprendida por
Lecor, abandonaron a Artigas. Oribe y Bauzá pasaron a Buenos Aires, Lavalleja, Andresito y Otorgués
fueron tomados prisioneros. Rivera, luego de la derrota artiguista en Tacuarembó, firmó un acuerdo con
Lecor (febrero de 1820) y se incorporó a los portugueses.
La intención de atacar territorio brasileño y tomar las Misiones fracasó por el espionaje, las infidencias y la
superioridad portuguesa. Los ejércitos de Portugal eran superiores en número y armas; muchos de los
soldados habían sido entrenados por los ingleses y habían peleado contra Napoleón.
La derrota final del artiguismo. Derrotado en territorio oriental, Artigas pasó a las provincias del litoral
argentino buscando apoyo para continuar la lucha. Los intentos para que el gobierno de Buenos Aires
declarara la guerra a Portugal fracasaron. Formalmente la P. Oriental era parte de las Provincias Unidas del
Río de la Plata, cuya organización se estaba discutiendo en un Congreso reunido en Tucumán. Pero el
gobierno porteño no sólo no declaró la guerra a los portugueses, sino que, aprovechando la ocasión, atacó
a los artiguistas en el litoral.
Mientras los artiguistas eran derrotados en la P. Oriental, del otro lado del río derrotaban a los porteños en la
batalla de Cepeda (1 de febrero de 1820). El Director Supremo, que en ese momento era Rondeau,
renunció, y las Provincias Unidas quedaron disueltas. Buenos Aires quedó como una provincia sin ningún
poder sobre el resto del territorio rioplatense y con los porteños asustados por la presencia cercana de las
“montoneras” gauchas.
La situación parecía favorable a Artigas. Pero no lo fue porque:
A) En Buenos Aires una asamblea eligió gobernador a Manuel de Sarratea, antiguo enemigo de Artigas.
B) Los caudillos triunfadores en Cepeda, Estanislao López y Francisco Ramírez, no sentían obligación de
estar sometidos al protectorado de Artigas. Buscaron un acuerdo por su cuenta con Buenos Aires dejando
de lado a Artigas.
Sarratea no desaprovechó la ocasión y con López y Ramírez firmó el Pacto del Pilar (20 de febrero). En
este acuerdo se establecía el fin de la guerra entre las provincias federales y Buenos Aires, se aceptaba el
federalismo como el sistema para la futura organización de las provincias (aunque esto quedaba para
resolver en un futuro congreso) y se “prometía” ayuda a los orientales para su lucha contra los portugueses.
En el texto se mencionaba Artigas como Capitán General de la P. Oriental y no como Protector de los
Pueblos Libres.
Artigas no aceptó el Pacto del Pilar y le reprochó a Ramírez por firmarlo. Esto provoca la guerra entre
Ramírez y Artigas. El pacto incluía un artículo en el cual Buenos Aires se comprometía a entregarle armas a
Ramírez; estas fueron usadas contra Artigas. Artigas contó con el apoyo de Corrientes y Misiones (Pacto de
Avalos). Pero fue derrotado y perseguido trasladandose hacia el norte.

Artigas en Paraguay, se considera el


único dibujo auténtico de Artigas
El 5 de setiembre de 1820 cruzó el Paraná e ingresó a territorio de Paraguay con los restos de su ejército:
un grupo de indios y negros. Tal vez su intención era buscar apoyo en los sectores federales paraguayos
para proseguir la lucha. Pero el gobierno de Paraguay, dirigido por Gaspar Rodríguez, temeroso de que la
presencia de Artigas estimulara una rebelión federal o sirviera de excusa a Portugal para atacar a Paraguay,
lo envió hacia el interior.
Artigas en el Paraguay. Al mismo tiempo que enviaba a Artigas hacia una zona alejada, Gaspar Rodríguez
fusiló a los dirigentes federales paraguayos que podían unirse a Artigas.
Veinticinco años pasó Artigas en San Isidro del Curuguaty. Al morir Gaspar Rodriguez, como aún se lo
consideraba peligroso (tenía 76 años) fue hecho prisionero durante seis meses.
En 1844 el nuevo gobernante de Paraguay Carlos Antonio López invitó a Artigas a trasladarse a las
cercanías de Asunción, haciéndole una casa en la quinta que aquel poseía.  Allí pasó Artigas sus últimos
años hasta su muerte el 23 de setiembre de 1850.
A pesar de los intentos de uno de sus hijos, José María, y de alguno de los gobiernos del nuevo estado que
se había creado en la Provincia Oriental a partir de 1830, nunca aceptó regresar al territorio oriental.

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