Está en la página 1de 46

SEGUNDO PARCIAL DOMICILIARIO – HISTORIA DE LA EDAD MEDIA

CÁTEDRA “D”

1.-) Feudalismo y relaciones feudo vasalláticas: A) Desarrollar en base a la bibliografía y al


análisis de las fuentes los orígenes, características y “funcionamiento” del feudalismo. B) ¿Se
puede hablar de modo de producción feudal? Argumentar con el uso de las fuentes y
bibliografía (no es necesario que sea solamente del bloque perteneciente al segundo parcial).
C) Relaciones campo-ciudad durante el período.

2) Conflicto Papado Imperio: A) desarrollar y analizar a la luz de las fuentes y la bibliografía


la problemática política que se desata en el siglo XI conocida como Querella de las
Investiduras. B) Elegir una de las dos posiciones dominantes y explicar cuáles fueron las
justificaciones teóricas-políticas por las que legitimaban su postura. Uso intensivo de fuentes y
bibliografía. C) ¿Qué implicancias tuvo esta querella en los grandes debates intelectuales del
Siglo XIV-XV?

3) Describir y desarrollar cómo se estructuraba la sociedad medieval occidental entre los


siglos X-XIII, teniendo en cuenta la relación campo-cuidad, las relaciones conyugales y
familiares, los aspectos económicos, la pobreza, la vida material y el rol de la mujer en los
distintos aspectos de la misma.

4) Desarrolle un panorama económico del Mundo Mediterráneo (Europa, Asia y África)


entre los siglos IX y XIII y la incorporación de las “áreas nuevas” a la Cristiandad.

5) Caracterizar al mundo espiritual islámico entre los siglos X y XIII, teniendo en cuenta el
principio de la Umma, la vida material e intelectual en el desarrollo urbano. Cómo resultó la
cohabitación con otros pueblos dominados por el Islam entre los Siglos IX y XIII? Tenga en
consideración lo aportado por las fuentes y la bibliografía. Puede usarse material de etapas
anteriores para ampliar referencias.
Consignas de elaboración:

Si se elabora en formato informático:


- Letra tamaño 12 para texto principal y 11 para notas a pie de página. Espacio y medio
para texto principal y espacio simple para notas.
- Máximo de 15 hojas a simple faz
- Consignado de bibliografía y fuentes utilizada a pie de página y en el final del trabajo
como Bibliografía Sumaria
- Se valorará prolijidad, calidad de expresión y pureza ortográfica
- Entrega: 24-10-13 en forma impresa o hasta las 24 hs de ese día en formato digital, en
caso de ausencia a clase. Pasada esa fecha, se considerará como aplazo.
- Se recomienda, en el caso de utilizar imágenes, citar título y fuente de origen de la
misma. No imprimir imágenes a color, para reducir costos.
La prensa revolucionaria de Buenos Aires y su mirada del Montevideo
regentista y contra revolucionario (1810-1814)
Daniel Omar De Lucia

Introducción: las ciudades del Rio de La plata frente a frente


El objeto del presente trabajo es analizar la construcción de la imagen de
Montevideo como baluarte del poder realista por la prensa revolucionaria patriota en
el periodo 1810-1814. El conflicto entre la capital virreinal y el apostadero y puerto de
aguas profundas situado en la margen oriental del estuario del plata, reconocía
antecedentes en una vieja rivalidad económica regional, convertida en conflicto
político-institucional durante la crisis de legalidad iniciada por las invasiones inglesas
(1806-1807) y la posterior invasión de la península por las tropas napoleónicas
(junta disidente montevideana de 1808). La revolución de mayo, el establecimiento
del primer gobierno patrio en Buenos Aires y su desconocimiento por Montevideo (2
de junio de 1810) elevo al enfrentamiento entre las autoridades de ambas ciudades
al nivel de un conflicto político ideológico que pronto derivaría en un conflicto
armado.(1) En esta versión regional de la lucha anticolonial entendida como “guerra
civil americana”, según la expresión de Halperin Donghi, la prensa se convertiría en
un poderoso instrumento de lucha construyendo una imagen virtuosa y siempre igual
a si misma del propio campo, construyendo la imagen contrapuesta del campo
enemigo como adversario político e ideológico y buscando apuntalar una moral de la
victoria sin fisuras ni puntos débiles.
Montevideo realista y regentista, una ciudad rebelde (1810-1811)
La primera mención de la disidencia montevideana en la prensa revolucionaria
porteña la encontramos en la Gaceta del 9 de junio de 1810, en un cambio de notas
entre la primera junta y la real audiencia sobre la necesidad de jurar fidelidad al
Consejo de Regencia sostenida por el tribunal colonial. Ante la falta de legitimidad
del Consejo y la falta de noticias sobre su reconocimiento a lo largo del continente, a
los que aludía la junta, los oidores argumentaban que en Montevideo ya se había
jurado fidelidad al Consejo residente en Cádiz. (2) El 14 de junio la Gaceta dio a
conocer la respuesta del Cabildo de Montevideo a la circular mandada por la junta el
27 de mayo a todas las provincias del virreinato anunciando su instalación.(3) Ante la
comunicación oficial del no reconocimiento de la junta de la capital virreinal y la jura
de fidelidad a la autoridad regentista por el Cabildo abierto montevideano el gobierno
patriota insiste con la falta de legitimidad del Consejo y alude a los vínculos de sus
miembros con la corte de Rio de Janeiro y los manejos del partido carlotista. Luego
de anunciar que la junta no reconocería al Consejo de Regencia hasta que no se
reuniera un congreso de los pueblos del virreinato el oficio termina en tono amistoso
recordándole al Cabildo montevideano que ambas ciudades forman parte de la
misma monarquía.(4)
En julio la prensa revolucionaria endurecerá el tono en relación a su análisis de
la evolución política de la Banda Oriental. Una carta firmada por “un comerciante
montevideano” daba su versión de cómo los realistas lograron por medio de
presiones formar una mayoría pro regentista en el Cabildo Abierto del 2 de junio. La
carta sostenía que Montevideo estaba siendo gobernada por la oficialidad de la
marina, complotada con comerciantes ligados al monopolio gaditano y soliviantada
por agentes del ex virrey Cisneros. Esta alianza realista marginaba a un importante
sector de los vecinos que no compartían la fidelidad a la Cádiz regentista. El
“comerciante” concluía su nota sugiriendo que Buenos Aires debería declarar el
bloqueo al puerto montevideano. (5) De hecho la junta ya había comenzado a tomar
a algunas represalias económicas para con la ciudad de la otra banda del rio. Entre
ellas la declaración de Maldonado como nuevo puerto de aguas profundas del
estuario del plata. Medida aplaudida por el Correo de Comercio, diario de temas
económicos y científicos redactado por el vocal de la junta Manuel Belgrano, que no
ahorraba algunas ironias respecto a como caería la noticia en la la orgullosa
Montevideo. (6) El 26 de junio la Gaceta describía la represión de un motín de tropas
criollas montevideanas favorables a reconocer a la primera junta. (7)
El 16 de agosto la Gaceta reproduce la Orden del dia de la Junta del 13 de
agosto que constituye una ruptura declarada con Montevideo. El documento en
cuestión afirma que las autoridades patriotas agotaron todos los recursos a su
alcance para llegar a un acuerdo con Montevideo pero que la actitud obstinada de
sus autoridades obligaba a preparar la defensa de la ciudad frente a la hostilidad
manifestada desde la otra orilla del rio. El siguiente párrafo expresa la estrategia con
el cual el poder patriota fundamentaba la legitimidad de la junta porteña e impugnaba
la legitimidad de la disidencia montevideana:
Son ya demasiado notorios los motivos, que produjeron la instalación
de la Junta en la Capital, y Montevideo no debió oponerse a la
sustancia del proyecto, después que con menos fundamentos sostuvo
su Junta de Observación que obtuvo aprobaciones de la Corte en el
acto de disolverla. Las apologías que se escribieron a favor de aquella
resolución, justificaban la nuestra; y una ciudad del rango de Buenos
Ayres no debió esperar resistencia de un pueblo subalterno, que
había clamado tanto por la integridad de aquellos derechos, que en
circunstancias del dia autorizan, a los pueblos a semejante conducta.
(GBA; 16 de agosto de 1810; Buenos Ayres 13 de agosto de 1810.
Orden del dia; págs. 171-172)

La orden del dia de la junta recordaba que en Montevideo se había recurrido a la


formación de una junta al producirse la invasión napoleónica a España en 1808.
Desde el razonamiento de la junta porteña lo antedicho les quitaba argumentos a las
autoridades montevideanas para desconocer la junta
establecida en la capital del virreinato al tomarse conocimiento de la actual situación
en la península. Pero yendo mas lejos se afirmaba la mayor legitimidad de la junta
de mayo fruto de una decisión tomada por el pueblo de la capital virreinal, que debía
ser acatada por Montevideo en su carácter de pueblo “subalterno”. El documento se
extiende en consideraciones sobre las obligaciones de la capital virreinal de
mantener la unidad de todos los pueblos del virreinato y las consecuencias negativas
que una disidencia como la del puerto de la orilla oriental tendría para sus propios
habitantes. Si bien se explicita que la principal responsabilidad por esta situación
recae sobre la camarilla formada por los “oficiales de la marina” y sus aliados que
han confundido a la mayoría del pueblo montevideano, la ciudad entera es vista
como un adversario. Montevideo ha desconocido su relación subordinada con la
capital virreinal para convertirse en el bastión de aquellos sectores que responden al
poder gaditano y a lo peor de la burocracia colonial vencida en mayo. Ante la
ocupación de las poblaciones de Colonia y Maldonado por tropas montevideanas la
junta decide tomar una serie de represalias: a) prohibición de mantener
correspondencia particular o mercantil con la ciudad rebelde; b) prohibición de viajes
a la otra banda del rio; c) el desplazamiento de los buques nacionales surtos en
Montevideo al puerto de Ensenada de Barragan; d) concesión de refugio a todo
habitante de Montevideo que pase a Buenos Aires; e) sugerencia a los emigrados de
la península para que se establezcan en Buenos Aires y no en Montevideo; f)
concesión de casa, tierras y oficios a estos refugiados.(8)
El 25 de septiembre la Gaceta da cuenta de una pequeña acción de la escuadra
montevideana lanzando algunos cañonazos contra la costa de toscas situadas más
al norte de la ciudad. Modestos inicios para un conflicto bélico que pronto crecería en
magnitud.(9) Hasta fines de octubre la prensa patriota seguirá dedicándole un buen
espacio a la disidencia montevideana insistiendo con los vínculos de las autoridades
realistas de la Banda Oriental con el monopolio gaditano, con los planes carlotistas
para apoderarse de esta parte del imperio español y con el circulo de Santiago de
Liniers y los realistas cordobeses.(10) A fines de noviembre se empieza a denunciar
en un tono mas virulento las acciones de los realistas para reducir a la obediencia a
toda la Banda Oriental y a la violencia ejercida contra la población rural. En la reseña
de un ataque realista contra la población de Arroyo de la China (Entre Ríos) se
describe crueldades cometidas por “españoles europeos” contra la población criolla.
(10) La Gaceta seguirá informando de los sucesos de la campaña oriental donde los
agentes patriotas estaban trabajando la insurrección gauchesca que estallaría en
febrero del año siguiente.
A comienzos del año el órgano del poder revolucionario polemiza con el jefe
realista de Montevideo, Gaspar Vigodet, desmintiendo un manifiesto de este ultimo
que acusaba a los patriotas desde Buenos Aires a Caracas de ser agentes de los
franceses. El comentario de la Gaceta carga en Cisneros y en los realistas
montevideanos la debilidad e indefensión de estas regiones al haber pretendido
sostener a un gobierno caduco e impotente como el regentismo gaditano. (11) En el
primer bimestre de 1811 se producirá un importante punto de inflexión en el
tratamiento del conflicto montevideano por parte de la Gaceta. Dos episodios marcan
esta inflexión. La llegada en enero de Xavier Elio, instalado en Montevideo como
nuevo virrey designado por Cádiz en el Rio de La Plata y; el Grito de Asensio
(28/2/1811) y la generalización de la insurrección de los gauchos orientales en
febrero. Desde fines de enero se empezaron a reproducir en las paginas del órgano
oficial de la junta el cruce de notas por las cuales Elio le comunicaba a la primera
junta, a la real audiencia y al cabildo de Buenos Aires su asunción del cargo de
virrey; y las respuestas de la junta y del Cabildo desconociendo su nombramiento y
sosteniendo que el cargo de virrey carecía de legalidad por haber recuperado el
pueblo su capacidad de auto gobernarse por la cautividad del soberano legitimo.(12)
A principios de febrero una carta firmada por El Labrador criticaba la designación de
Elio y les recordaba, a aquellos que pudieran haberse ilusionado por su
designación, los antecedentes poco felices de este personaje en los años finales del
periodo colonial.(13) Iguales argumentos contenía un Manifiesto de la junta al pueblo
en donde se recordaba que Elio era hombre del monopolio de Cádiz y el personero
de los proyectos regentistas para retrotraer las cosas a la víspera del mayo de 1810.
Se acompañaba dichas aseveraciones con un cuadro muy poco laudatorio de su
actuación militar durante las invasiones inglesas y con un resumen de sus actitudes
hostiles hacia Buenos Aires durante el periodo de la junta montevideana de 1808. En
su carácter de representante de la voluntad del pueblo de la capital virreinal, por
encima de todas las cosas, la junta es explicita a la hora de afirmar que Buenos
Aires solo puede esperar hostilidad de Elio ya que en la ciudad de la orilla occidental
del rio este: “no seria aceptado ni como el ultimo de los ciudadanos”.(14) En los
meses siguientes se seguirán reproduciendo cartas de “lectores”, comentarios sin
titulo y hasta alguna poesía satírica en donde se sindicaba a Elio como el enemigo
declarado de Buenos Aires y de la causa patriota.
A partir de la llegada a Buenos Aires de las noticias del pronunciamiento en
Asensio la Gaceta difundirá profusamente las acciones de los revolucionarios
orientales liderados por José de Artigas y su recuperación de pueblos en manos de
los realistas. En estos meses es también cuando la prensa porteña comienza a
incorporar a sus paginas las noticias de la guerra fluvial que la escuadra
montevideana comenzaba a llevar adelante en el estuario del plata bloqueando
comercialmente a Buenos Aires y saqueando pueblos y estancias bajo la
jurisdicción patriota. La insurrección de la campaña uruguaya le servirá a la prensa
patriota para trazar la imagen del Montevideo realista como la ciudadela sitiada cuya
autoridad opresiva es desconocida hasta por su propia campaña. A principios de
marzo la reseña de la toma de la Capilla de La Merced, en las afueras de
Montevideo, por 300 gauchos patriotas permite apreciar como se buscaba resaltar la
idea de la superioridad natural de la ex capital del virreinato sobre el resto de los
pueblos y como la adhesión a la causa patriota se consideraba inseparable del
reconocimiento de este hecho:

Es tal el entusiasmo, que han tomado por la buena causa, que


persiguen con energía a quantos saber ser de contraria opinión; si por
su desgracia caen estos en sus manos, sin mas formalidad los pasan
por las armas, persuadidos que unos hombres semejantes jamás
podrán ser útiles: a una sociedad que intentan destruir. No han dado
cuartel ni a europeo ni a criollo, que resistían obedecer a la capital de
Buenos Ayres (GBA; 8 de marzo de 1811; Parte del comandante de la
Banda Oriental D. Ramón Fernández a la excma. junta; pág. 110.
Subrayado mío)

Los meses siguientes se seguirán comentando detalladamente las acciones


bélicas en la campaña oriental. En particular la batalla de Las Piedras (18/5/1811)
cuya reseña sirvió para cantar loas a los jefes orientales y a los oficiales porteños en
campaña. Al producirse un año de la revolución de mayo la Gaceta aprovechaba
para realizar un balance de la situación dedicándole un lugar privilegiado a la
situación en la Banda Oriental. Conflicto iniciado por la insidia de “la orgullosa
Montevideo” que rompe su “dependencia de esta capital” seducida por los embustes
de algunos aventureros y afrontando ahora hasta la furia de su propia campaña. (15)
Paralelamente la Gaceta seguía la guerra de posiciones contra Elio y su gobierno
reafirmando el uso del esquema consistente en publicar: a) bando de Elio/b)
respuesta de la junta/c) comentario de la Gaceta o carta de lectores rebatiendo al
primero. De esta forma se desmentía la sinceridad de los gestos de conciliación
ensayados por el virrey, se denunciaba sus gestos diplomáticos ante las autoridades
de Paraguay, Chile, etc como políticas divisionistas; se resaltaban sus actitudes
hostiles y represivas contra los patriotas orientales y su política de pedido de “auxilio
a los portugueses” que luego derivara en la invasión lusitana de la Banda Oriental
en julio de 1811. Es interesante destacar la estrategia de la Gaceta de polemizar con
Montevideo a través de la confrontación de documentos oficiales de ambos
gobiernos junto a comentarios de la prensa o de supuestos lectores anónimos que
vuelcan la balanza a favor del propio bando. En oposición al órgano del gobierno
realista, la Gaceta de Montevideo, que elegía polemizar directamente con su símil
del otro lado del rio, la Gaceta porteña solo polemiza con la prensa realista
montevideana en situaciones puntuales. Como por ejemplo lo hará en mayo de 1811
respondiendo a un Conciso publicado por el órgano montevideano con una fuerte
diatriba anti-revolucionaria acusando a los patriotas de querer reproducir los horrores
de los jacobinos parisinos. En dicho artículo se atacaba también otra de las lineas
argumentativas fuertemente sostenida por el órgano realista consistente en
desmentir la versión porteña sobre la guerra en España y presentar la situación en la
península en tonos favorables. En dicha ocasión la Gaceta de Buenos Aires, luego
de desmentir los temores apocalípticos del diario montevideano, resaltaba que la
única forma de legitimar a un gobierno como el de Elio era alentando la falsa
esperanza en un triunfo español contra los franceses.( 16) De la misma forma la
prensa patriota se detenía a señalar las consecuencias nefastas del bloqueo para el
comercio de ambas ciudades y las exacciones impositivas que los realistas imponian
al vecindario de Montevideo, en contraposición a las extensas listas de donaciones
“voluntarias” que los patriotas porteños entregan para la causa revolucionaria. A
mediados de 1811 comienzan aparecer las alusiones al aislamiento montevideano y
sus crecientes problemas de abastecimiento.

Para el mes de octubre puede apreciarse un importante cambio de tono en el


tratamiento de la cuestión oriental por la Gaceta. Los avances de la invasión lusitana,
unidos a las malas noticias de la guerra en el Alto Perú, llevaron a la caída de la
Junta Grande y la instalación del primer virreinato en septiembre. El nuevo gobierno
decide que ante la situación militar desfavorable debe negociar con el “tirano” Elio.
Luego de reproducir una serie de notas diplomáticas entre ambas ciudades la
Gaceta anunciaba el dia 14 de octubre que se había alcanzado a un acuerdo con
Montevideo.(17) El dia 26 se daba aviso de la publicación del acuerdo a corto plazo.
El texto del acuerdo de pacificación fue reproducido en el número del dia 27. (18) Por
este tratado el primer triunvirato reconocía al gobierno montevideano como autoridad
legitima sobre la campaña oriental y la mitad este de la actual provincia de Entre
Ríos y ordenaba la retirada de sus tropas al oeste del Uruguay. Por su parte el
gobierno realista reconocía, de hecho aunque no de manera explicita, al gobierno del
triunvirato. Ambos declaraban ser parte integrante de la monarquía española. El
gobierno porteño se comprometía a ayudar al esfuerzo bélico en la península. Elio
se comprometía a terminar la guerra naval en el delta y el Paraná y a solicitar el
retiro de las fuerzas portuguesas del territorio oriental. Así se cerraba una primera
etapa del conflicto y no de la mejor manera para la “orgullosa” Buenos Aires. Por otro
lado el tratado genero las primeras grietas en la alianza entre Buenos Aires y Artigas
y su gente. El texto del tratado fue precedido de una proclama del triunvirato en
donde se solicitaba a los habitantes de la campaña oriental, hasta hacia poco
arengados para no rendirse jamás a los realistas, a aceptar esta transacción como
única solución al dia:
La patria exige en este momento el sacrificio de vuestros deseos, y por
mucho que parezca contrariada esta propensión genial a servirla,
luchando con los rigores de la guerra, quiere economizar esa sangre,
que le es tan preciosa; para que oportunamente empleada decida de su
suerte futura. (GBA; 27 de octubre de 1811; Articulo de oficio; pág. 788)

Interregno y debate ideológico (1812)

Durante todo el mes que siguió a la publicación del tratado de pacificación la


Gaceta dedico varios números a elogiar la medida, a hacer la crónica de la retirada
de las tropas y a reseñar los homenajes que se le brindo en Buenos Aires a lo
oficiales y tropas del ejercito de la Banda Oriental. No obstante para fines de año,
ese relativo clima de distensión, que se reflejaba en las páginas de la prensa oficial,
comenzó a diluirse. El 20 de diciembre de 1811 se informaba que por noticias
llegadas de Cádiz, vía Montevideo, se había tomado conocimiento del desempeño
del clérigo Raúl Zufrategui como diputado de Montevideo en las Cortes de Cádiz, y
del tono fuertemente anti americano de sus participaciones en las cortes. Zufrategui,
según dejaba constancia el informante de la Gaceta, había pintado un cuadro
negrísimo de la situación de la Buenos Aires patriota y había clamado por la
necesidad de reforzar la presencia peninsular en el Rio de La Plata para aplastar a
los revoltosos porteños. (19) A fines de enero de 1812 las páginas de la Gaceta
comenzaron a reproducir oficios de Artigas y sus lugartenientes que denunciaban la
permanencia de los portugueses en la campaña oriental. El órgano oficial del
triunvirato interpelaba a Vigodet, principal autoridad realista luego de la vuelta de Elio
a la península en noviembre de 1811, por la presencia portuguesa en violación del
espíritu del tratado de pacificación.(20) De ahí en más el clima polémico iría in
crescendo. Mientras la Gaceta seguirá informando de las acciones de las fuerzas
artiguistas; reseñando las acciones de guerra fluvial (ataques en el Paraná, baterías
patriotas en Rosario, ataque realista a Carmen de Patagones, etc) y dando cuenta, a
partir de junio, de la movilización del ejercito de Sarratea hacia la Banda Oriental.(21)
Estableciendo una línea de acción que la Gaceta seguiría de ahí en mas hasta el fin
de la guerra con Montevideo en sus paginas se omite cualquier alusión a las
desinteligencias entre Sarratea y Artigas, que venia de liderar el éxodo oriental o
Redota y que había logrado consolidar una apreciable autonomía en relación a la
dirección de los militares porteños.
Distintos artículos, documentos, etc publicados en el primer semestre de 1812
acentuarían el discurso anti español que ya era apreciable desde el año anterior. Tal
el caso de una carta publicada en abril que describe los disensos internos y el
aislamiento que se vive en Montevideo cargándole la responsabilidad a los
españoles europeos que han separado a ese pueblo de los pueblos hermanos. (22)
En julio el descubrimiento de la conspiración de Alzaga eleva el tono anti español de
la Gaceta a una etapa superior. Según se informo a los lectores porteños existían
pruebas de que la conspiración había sido alentada desde el otro del rio y que
Alzaga pensaba deportar a la Banda Oriental a los criollos, castas y esclavos y
gobernar solo con los españoles europeos.(23) Unos días después se reprodujo un
manifiesto redactado por un cura seguidor de Alzaga en donde aparecían indicios de
los vínculos de este con Vigodet.(24) Para apoyar lo anterior se citaban fragmentos
de la Gaceta de Montevideo en donde se hablaba que los leales desperdigados por
la geografía patriota harían tronar el escarmiento.(25) Poco después la prensa
revolucionaria no se privaría de comentar, con indisimulable satisfacción, las
medidas represivas tomadas por Vigodet en Montevideo luego de conocerse el
fusilamiento de Alzaga por los patriotas.(26) Como comentaba el órgano oficial
porteño no solo que quedaba demostrado el carácter tiránico del gobierno de los
españoles realistas sino también puesta en evidencia su desesperación. Con
particular énfasis la Gaceta…desmiente durante el mes de agosto artículos de la
prensa realista montevideana afirmando que las tropas patriotas en la campaña
fusilaban gauchos acusados de cuatreros.(27) Tambien se desmintió la versión
ofrecida por ese diario de las conversaciones diplomáticas de Buenos Aires con la
corte portuguesa que pronto derivarían en la retirada de los lusitanos. La Gaceta dio
también publicidad a las propuestas diplomáticas patriotas para una paz honrosa
como prueba de una constante buena voluntad nunca respondida desde la otra
vereda.(28) A principios de octubre las noticias del triunfo de Belgrano en Tucumán
hicieron disminuir el protagonismo de los hechos de la Banda Oriental en las páginas
del órgano oficial. Pero para fines de noviembre las noticias sobre acciones bélicas y
avances de tropas en la campaña oriental comienzan a esbozar un nuevo cuadro del
teatro de operaciones que se traduce en el cercamiento del bastión realista por las
tropas patriotas. En los primeros días de 1813 el conocimiento del triunfo patriota en
la batalla del Cerrito terminaran de trazar una imagen unitaria del frente de batalla
hasta el fin del conflicto: la del segundo sitio de Montevideo.
El año 1812 fue para la prensa revolucionaria un año de expansión y
complejizacion. Vieron a la luz diarios que expresaban los puntos de ruptura político-
fraccionales e ideológicos internos de la elite patriota. Tanto El Censor del moderado
Pazos Kanki, aparecido en los primeros meses del año, como Mártir y Libre y su
continuador el Grito del Sud, redactados por el radicalizado Bernardo de
Monteagudo, se ocuparon de la cuestión de la Banda Oriental y desarrollaron una
vocación por polemizar con la prensa realista montevideana en una línea que se
diferencia de la seguida por la Gaceta. El Censor que reproducía odas poéticas a
Artigas y arengas a sus soldados secundo a la Gaceta en la tarea de rebatir la
versión de la Gaceta de Montevideo sobre las negociaciones con la corte de Rio de
Janeiro, desmintiendo a la vez supuestos reveses del ejercito del norte difundidos
por el diario montevideano. (29) Los diarios jacobinos llevarían adelante una
polémica más doctrinaria con la prensa de la ciudad sitiada. Es claro el redactor de
Mártir o Libre cuando afirma en marzo de 1812 que una guerra como la que se
desarrolla contra los realistas de Lima y Montevideo no se agota en las acciones
bélicas sino que requiere acciones políticas.(30) En mayo este periódico publico un
extenso articulo sobre la libertad, la democracia y los derechos del pueblo. El
extenso trabajo atribuido a “un americano del norte” es mechado con notas al pie de
página en donde se aprovechan fragmentos del escrito para satirizar a los realistas.
Por ejemplo se menciona la ironía de Alejandro Magno frente a un ultimátum de los
generales escitas y se lo acompaña con una nota al pie que reza: “Así nos reímos de
los mandatarios de Montevideo, de los marinos de Cádiz y del imbécil de
Goyeneche”. (31) Al igual que El Censor y la Gaceta los diarios jacobinos publican
odas poéticas a los héroes de la patria. Pero lo hace en un tono de exaltación de un
heroísmo de cuño clasicista que recuerdan a las imágenes patrióticas que por ese
entonces Vicente López y Planes plasmaría en los versos del Himno Nacional:
Si: flotaran muy breve los pendones
Del ínclito argentino
Sobre ese muro vil, Montevideo,
Que tus tiranos pérfidos perezcan,
Y sellen el destino
Que allí nos preparaban, y los males
Cesaran para siempre. ¡O dia, o trofeo,
Tú nos darás el último occidente!
(GDS; 28 de julio de 1812; Silva; pág. 23)

Para los redactores de los periódicos jacobinos la crueldad que manifiestan los
bandos de Vigodet reproducidos en la Gaceta de Montevideo es la de los españoles
europeos y de su eterno afán de dominación sobre los criollos. En agosto el Grito del
Sud comenta las medidas represivas de Vigodet y sus aprestos bélicos y dice que
los realistas odian aun más al pueblo de Buenos Aires que al gobierno patriota. En
esa línea rebate por hipócritas las afirmaciones realistas de que en Montevideo no se
distingue entre españoles y americanos. En una ingeniosa inversión de una imagen
tomada de la retorica realista, dice que las invocaciones a Sagunto y Numancia no
encuentran símil en la España actual. En una interesante información sobre los
ámbitos de debate y discusión en el Buenos Aires patriota el Grito comenta que en
un bar de Buenos Aires un vecino leyó en voz alta la Gaceta de Montevideo y las
proclamas de Vigodet que siguieron a la ejecución de Alzaga y que sus palabras
fueron saludadas por la carcajada general. (32) En octubre el periódico jacobino
comenta en tono burlón las crónicas de la Gaceta de Montevideo sobre la jura de la
constitución gaditana en la ciudad sitiada. Le reprocha al diario realista haber
tergiversado el significado del movimiento porteño del 8 de octubre que derivo en la
asunción del segundo triunvirato. Contestándole al órgano realista que calificaba al
incidente como la destitución de “tres déspotas” por el mismo pueblo que los había
entronizado, el Grito sube la apuesta y afirma que la mudanza de gobierno por un
movimiento cívico militar es una muestra de la madurez y la conciencia política del
pueblo de Buenos Aires. Pueblo que tendría un nivel mayor de conciencia que el
pueblo español ya que, aparte de no haber podido expulsar a los franceses de su
suelo, tampoco se conocían movimientos del pueblo en Cádiz, Alicante, Cartagena o
Valencia. Respondiendo a la acusación de impiedad que se le hace a los patriotas
en una carta publicada en la Gaceta de Montevideo el Grito acusa de anticristianas a
las tropas realistas a las que criticaba por haber saqueado la iglesia del pueblo de
San Nicolás en un reciente ataque.(33) En noviembre el Grito reproduce una arenga
de Monteagudo ante la sociedad patriótica en donde luego de loar los triunfos
patriotas en distintos frentes se refiere a la “orgullosa Montevideo” como la espina
que la perfidia realista mantiene clavada en el costado de la heroica y virtuosa
Buenos Aires.(34) A comienzos de enero, el Grito… ya pronto a dejar de editarse,
comenta en tono exaltado el triunfo de la batalla de Cerrito en las afueras de la plaza
en manos realistas. El fuerte tono anti español que caracteriza a este periódico
vuelve a hacerse presente en el siguiente párrafo en el cual le regala también una
ironía a los redactores de la Gaceta de la ciudad sitiada:
Pero Dios que ha derramado sobre los españoles el espíritu del error, y
de aturdimiento infundio tal entusiasmo a nuestros soldados, que
siendo menor el número que el de los enemigos, los batieron
con bizarría, los desordenaron, y obligaron a refugiarse a la plaza,
dexando en el campo gran multitud de muertos y heridos. Aseguran
que el gazetero de Montevideo se hallo en esta acción, y que al huir
despavorido, dixo, que ya creía ser cierta la victoria de Tucumán, y que
así lo iba a poner en su gazeta. (GDS; 12 de enero de 1813; S/t; pág.
205)

El sitio a la ciudadela del despotismo (1813-1814)


Durante el año y medio que medio entre la batalla del Cerrito y la capitulación
definitiva del Montevideo la prensa porteña construyo una imagen compacta de la
guerra basada en elementos ya presentes en la crónica del conflicto en etapas
anteriores pero ahora desarrollados y unificados en una representación mas unitaria.
La imagen del “Sitio de Montevideo” en la Gaceta se articulo alrededor de un solido
mecanismo de connotación que buscaba asociar la actual etapa de la guerra con el
desenlace inevitable y final de la misma. Una imagen siempre igual a si misma
construida alrededor de los siguiente elementos: a) la idea del cerco compacto de la
ciudad por las fuerzas terrestres (a la que se sumara el cerco marítimo de la
escuadra comandada por Guillermo Brown en 1814); b) la descripción meticulosa y
periódica de las acciones militares, pequeñas o grandes, a los pies de la muralla; c)
la enumeración regulada y pormenorizada de los protagonistas de las operaciones
(oficiales, soldados que se destacan por su heroísmo, unidades del ejercito que
entran en combate, etc); d) el protagonismo de los comandantes porteños (José
MariaRondeau y Carlos María de Alvear a partir de comienzos de 1814); e) la reseña
de las formaciones y actos institucionales del ejercito libertador del este (juras,
revistas, paradas, congreso de los pueblos liberados); f) la reproducción bimestral de
los órganos internos del ejercito sitiador en la Gaceta (Boletín del ejercito sitiador).
En las paginas de la prensa patriota el ejercito sitiador formado por orientales y
porteños y con el apoyo de toda la campaña oriental, sin fisuras, representaba a la
patria acampada y cercando a los muros del despotismo.
Por oposición, frente al ejército patriota unido, invencible y virtuoso se encuentra
una ciudad que no cuenta con ningun apoyo fuera de sus muros. Una plaza
agobiada por el hambre, las epidemias, el hacinamiento, las exacciones fiscales, las
violaciones al derecho de propiedad y la represión feroz contra cualquier forma de
disenso. Una ciudad que ya esta cada vez mas lejos de ser presentada como la
“orgullosa Montevideo” de anteriores etapas, aunque la expresión se resista a
desaparecer definitivamente de las paginas de la prensa revolucionaria. Frente al
heroísmo de las tropas patriotas se suceden los motines, las deserciones y pases de
bando de los realistas desmoralizados. La prensa porteña acompaña las noticias de
llegada de refuerzos peninsulares a Montevideo con comentarios que afirman que la
presencia de las tropas españolas solo agrava la situación interna de la ciudad
atestada. En septiembre de 1813 se informa que la llegada de uno de estos
contingentes fue saludada por unos 300 españoles fanatizados que gritaban mueras
a los criollos.(35) La pluma satírica de los redactores de la prensa patriota, bajo la
forma de carta de un patriota residente en Montevideo, describen la jura a la
constitución gaditana tras los muros de la ciudad sitiada como un acto forzado en
donde se invoca una ciudadanía rechazada por la mayoría de los vecinos y solo
asumida por una minoría de peninsulares obstinados.(36) Por contraposición se
presenta la emotiva ceremonia de jura de la fidelidad a la patria y a la Asamblea
General por los “ciudadanos con divisa de soldados” agentes conscientes de la lucha
por la libertad.(37) Mas aun, aquellos que mas alejados habían estado en el pasado
del disfrute de sus derechos, son los mas entusiastas en la lucha por su conquista
definitiva, como constata la Gaceta al hacer el elogio de los libertos del regimiento
numero 6 de pardos y de morenos que habían llevado la peor parte en el Cerrito y
habían estado (o mejor dicho habían sido colocados) en la primera línea de lucha
frente a los muros de la ciudad.(38) Frente al despotismo y el saqueo realista la
solidaridad y humanidad virtuosa del campo patriota se manifiesta en la información
que las fuerzas sitiadoras recogieron la cosecha de las chacras de los extramuros
montevideanos y la repartieron entre la población de la campaña.(39)
Al igual que en el bienio 1811-1812 los recursos de los que se sirve la prensa
porteña para trazar el rostro agonizante del poder realista en el Montevideo son los
oficios y boletines del ejercito, y las “cartas” enviadas por los patriotas cercados, a
las que ahora se sumaran las noticias recogidas de boca de los desertores que se
pasaban al ejercito patriota. En febrero y marzo de 1814 la Gaceta reproducirá una
serie de cartas de Vigodet al virrey Abascal de Lima, requisadas por los patriotas
chilenos de una fragata española interceptada cuando iba camino del Perú. En estas
misivas Vigodet le confiaba a Abascal que la situación de la plaza era insostenible.
(40) Durante el “Sitio” la crónica de la guerra fluvial como una agresión del realismo
agonizante sobre los civiles patriotas seguirá ocupando un lugar importante en la
economía de espacio del diario porteño. La aparición en escena de la escuadra
patriota liderada por Guillermo Brown le dará a la reseña de los combates navales un
claro sabor de revancha. En ese orden se inscriben las crónicas triunfantes de el
combate de Martin García (marzo de 1814) y el combate de Buceo (mayo de 1814).
Ya casi al fin del conflicto el nombre de Brown se suma a la galería de heroicos y
virtuosos jefes patriotas que luchan contra el realismo residual. La captura de barcos
realistas y las negociaciones finales a bordo de la fragata patriota Hércules jalonan
los últimos días de la guerra. (41)
La representación del sitio como un conflicto no solo militar sino también político
e ideológico entre dos campos que no reconocen ningun terreno común no podía
permitirse ni la más remota apariencia de fisuras y disenso en su propio campo.
Como ya venia pasando desde las primeras desinteligencias del periodo 1811-1812
las crónicas del periodo del segundo sitio ignoraron por completo en sus paginas las
crecientes tensiones entre los jefes porteños y el campo artiguista aun cuando estas
se colaran lateralmente en ellas. En septiembre de 1813 el Redactor de la Asamblea,
especie de libro de actas de las sesiones del órgano legislativo que vio a la luz entre
1813 y 1815, informaba escuetamente del rechazo de los diputados orientales
elegidos en el Congreso de Tres Cruces organizado por Artigas. Aludiendo
cuestiones de forma se dejaba afuera a los representantes de los pueblos orientales
que llevaban como mandato la defensa de un programa federalista, anti centralista y
abiertamente independentista. ( 42) A fines de 1813 la Gaceta informo de la
realización del congreso de Maciel, un conclave de los elementos filo porteños de la
Banda Oriental, organizado bajo la tutela del ejercito de Rondeau, con la intención de
elegir diputados orientales pro porteños para la asamblea general. (43) En octubre
de 1813 la Gaceta había hecho la reseña del juicio y condena de Felipe Cardoso
Anastasio Barragán por difundir panfletos federalistas con criticas al centralismo
porteño, obviando toda alusión a los vínculos del condenado con la disidencia
artiguista.(44) En marzo y abril de 1814, preparándose para el escenario de
postguerra, se publican una serie de decretos del Director Gervasio Posadas
creando la provincia oriental y nombrando las autoridades de acuerdo a la concesión
centralista del gobierno directorial que no le reconocía a las provincias el derecho de
elegir su propio gobierno. En esa ocasión entre medio de los documentos
reproducidos se colaron algunos comentarios sobre actitudes divisionistas que no
ayudaban a la causa de la patria en dicha coyuntura. (45) Luego de la capitulación
de la ciudad en junio de 1814 la Gaceta informara de los combates entre las tropas
de Alvear y las fuerzas de Otorgues, el caudillejo artiguista. Estos cruentos
combates, que concluyeron con fusilamientos masivos de milicianos artiguistas,
fueron presentados en la prensa de la otra orilla como contiendas con elementos
anárquicos sueltos.(46) En los meses siguientes, mientras se pudo ocultar el
conflicto en ciernes, la prensa informara de acuerdos y reconciliaciones entre Artigas
y los jefes patriotas que luego se desmentirían en los hechos.
El fin de la guerra que se mencionaría por primera vez en la Gaceta el 2 de julio
de 1814 seria celebrado con la pompa que había acompañado a todos los triunfos
patriotas desde 1810. Pero, a diferencia de la celebración de las victorias en
territorios mas alejados, el triunfo sobre el baluarte realista en Montevideo fue
presentado, más que cualquier otra victoria, como la obra de Buenos Aires, esa
ciudad que había parido un nuevo mundo. Las notas, oficios y partes reproducidos
en el órgano oficial de la prensa describieron la entrada en la ciudad sitiada
convocando a la imagen de los patriotas que vivían bajo la tiranía realista vivando a
sus liberadores y de las fuerzas patriotas entrando en orden y disciplina en la ciudad,
encabezados por el regimiento n 6 de pardos y morenos.(47) Preeminencia
acordada en homenaje al coraje de los libertos a los que su lugar destacado en el
campo simbólico “compensaba” por haber sido usados como carne de cañón en el
fragor del combate. Del otro lado del rio todos los honores: salvas de cañones,
iluminación general de la ciudad, desfile de las banderas capturadas, medallas y
títulos para los oficiales, soldados y para el Ejercito del Este en su conjunto. A
principios de agosto el triunfador de Montevideo es recibido por una multitud que lo
viva mientras una parada militar lo acompaña hasta la sede de gobierno donde el
Director Supremo lo declara Vencedor de Montevideo y pacificador de oriente.
Finalmente, como remedo del jubileo de un héroe romano, el vencedor de los
realistas fue acompañado por el pueblo en romería hasta su casa. (48)
La glorificación de Carlos María de Alvear como liberador/conquistador de
Montevideo implicaba, desde ya, el panegírico de la fracción política que se había
consolidado en el aparato del estado directorial y que había alcanzado un grado de
solidez y autonomía del que no habían gozado los demás elencos gobernantes que
se habían sucedido desde mayo de 1810. Así lo resalta un suelto publicado el 13 de
julio en donde se afirma que la creación del directorio y la centralización del mando
militar habían sido aciertos que posibilitaron el triunfo en la guerra de la Banda
Oriental.(49) Alvear, vencedor de Montevideo, había vencido al bastión enemigo
que durante cuatro años había desafiado a la ex capital virreinal fomentando el
divisionismo en el mismo corazón del campo patriota, que usaba su dominio sobre el
rio para bloquear el comercio y ejercer la piratería y que representaba la ultima línea
de defensa de la supremacía de los arrogantes españoles peninsulares sobre los
criollos. En la “orgullosa Buenos Aires” el 23 de junio fue vivido como un puerto de
llegada. De ahora en más se pensaba, algo prematuramente, que el “sordo ruido de
corceles y de aceros” se dejaría escuchar en escenarios más distantes:
Ya no existe para el Rio de La Plata la antigua Montevideo, pero es
preciso no dormir sobre nuestros laureles: que vive el tirano del Perú,
y su campo nos llama a la Victoria: hagamos sucumbir la esperanza
que les queda, y fixemos la suerte que merecen las Provincia Unidas
del Plata. (GM; 13 de julio de 1814: S/t; pág. 618)

Liquidando la herencia realista en Montevideo


Hasta febrero de 1815, cuando luego de la batalla de Guayabas lo porteños
entreguen la ciudad a las fuerzas artiguistas, la antigua plaza sitiada será
considerada el laurel mas preciado de la testa directorial. Diez días después que la
ciudad hubiera capitulado ve a la luz el periódico El Sol de las Provincias Unidas
diario que será concebido como la versión montevideana de la Gaceta porteña. El
nuevo diario saldría los sábados y sus editores serian Nicolás Rodríguez Peña,
gobernador de la Banda Oriental designado por el Directorio y el general Antonio
Díaz. El Prospecto de El Sol…vio la luz el 2 de julio de 1814 e incluyo un clamoroso
llamado a ejercer los derechos de hombres libres y ciudadanos para los vecinos de
una ciudad hasta hace poco sometida al despotismo:
Los que por timidez no se atrevieron hasta ahora a usar de su propio
entendimiento sobre el estado de esclavitud y miseria en que han
vivido, y los que por una arraigada preocupación han desechado
hasta la misma idea de la posibilidad de ser dichosos, darán muy
pronto en el desengaño de sus envejecidos errores. (ESDLPU;
Prospecto; 2 de julio de 1814; S/p)

Los redactores del Sol se esforzaron por afirmar que la nueva era que
comenzaba a partir de la derrota de los realistas significaría para Montevideo el
nacimiento de una vida política como la que había nacido en Buenos Aires a partir
del 25 de mayo de 1810. El nuevo orden se instalaba en Montevideo incorporando
como primer punto de su agenda la necesidad de liquidar la herencia del despotismo
realista vencido por las armas. En el plano simbólico esta tarea se iniciara
incorporando a la ciudadela vencida todos los rituales de triunfo que se habían
celebrado en Buenos Aires. Al triunfo de una ciudad sobre otra debía seguir el triunfo
de la ciudad vencida sobre su propio pasado. El órgano oficial de los vencedores
promovió la incorporación a la sociabilidad de la ciudad liberada de los rituales
patriotas reproduciendo los bandos de los jefes militares y políticos porteños y
reseñando los homenajes a los vencedores realizados del otro lado del rio. Tambien
difundiendo la idea que los infortunios de la ciudad fueron consecuencia de la
camarilla realista que se había encaramado al poder y fomentado una guerra inútil
con Buenos Aires metrópoli natural de la región. Las páginas de El Sol… le recuerda
machaconamente a los montevideanos que Buenos Aires había marchado a la
guerra contra la ciudad de la Banda Oriental del rio, contra su voluntad expresada en
su continua búsqueda de la paz. (50) En el mismo orden las proclamas de Alvear y
los bandos directoriales reproducidos en la prensa de ocupación insisten que los
liberadores no guardan rencor para con nadie. La ciudad se ha rendido a un ejercito
de hombres virtuosos:”…fieles a los principios del honor, como invencibles en el
campo de la guerra, solo son terribles para los enemigos del orden, de la libertad, y
de su gobierno”. (51) Este nuevo orden, humano y virtuoso será, sin embargo,
inflexible contra los enemigos de la patria. Mientras el Sol…reproduce llamados a los
españoles europeos a integrarse al nuevo orden triunfante, también publica los
bandos de Alvear que ordenan, bajo amenaza de castigos, entregar testamentos,
deudas, títulos y dinero de los peninsulares y de los naturales de las provincias bajo
el poder de los realistas.

El 28 de agosto la Gaceta reproduce un oficio del nuevo Cabildo patriota de


Montevideo que anuncia su instalación y afirma que entre sus prioridades se cuentan
la lucha por la regeneración moral y cívica de esa ciudad hasta hace poco en manos
de la tiranía. (52) Ese mismo dia El Sol anunciaba la llegada a Montevideo de
Nicolás Rodríguez Peña como gobernador de la Banda Oriental. A continuación se
reproduce una proclama del nuevo gobernador a los habitantes de la campaña que
Buenos Aires solo controlaba en teoría. (53) Unos días después el novel Cabildo
proclamaba miembro honorario y perpetuo de dicho cuerpo a Carlos María de Alvear
a quien llenaba de elogios. (54) Contemporáneamente se daban a conocer sendos
bandos de las nuevas autoridades haciendo extensivas a la Banda Oriental la
libertad de vientres o aboliendo el monopolio del abasto de carnes. Pero también
ordenando la entrega de armas a particulares y reglamentando la salida de la ciudad.
( 55) El órgano patriota en Montevideo también incluía en sus paginas noticias sobre
la guerra en Alto Perú buscando acercarle a sus lectores montevideanos una versión
del proceso político militar en el norte del virreinato distinta de la que había difundido
hasta hacia poco la Gaceta de Montevideo y los bandos de Vigodet.(56)
Contemporáneamente las paginas de el Sol daban cuentas de las primeras noticias
que llegaban desde España sobre la restauración absolutista y la abolición de la
constitución de 1812 llevada adelante por Fernando VII.(57) Continuando la tónica
de la Gaceta durante el conflicto, el Sol publicara en varias ocasiones noticias
alentadoras respecto a la sutura de las tensiones existentes entre Buenos Aires y
Artigas y su gente.(58) En el numero del 4 de septiembre se reprodujo una breve
polémica entre uno de los redactores del periódico y un lector debido a que el
primero de los nombrados había resaltado que en un acto en el coliseo de la ciudad
las damas no habían cantado el himno de López y Planes. En defensa de las damas
montevideanas el lector afirma que las señoras orientales no cantaron el himno por
desconocerlo y no por desconsideración hacia la canción patria. (59)
Significativamente un extenso artículo aparecido el 8 de septiembre con el titulo de
Reflexiones patéticas, se quejaba de la falta de entusiasmo de los vecinos de la
ciudad a la hora de incorporarse a la nueva sociabilidad hija del orden patriota:
Pasan ya dos meses que nos hallamos en esa ciudad, y es preciso
confesar con dolor, que todos los caracteres de la tristeza a excepción de
muy pocas familias agobian a sus habitantes. (ESDLPU; 8 de septiembre
de 1814; Reflexiones patéticas; pág. 41)

El articulista afirmaba que la mayor parte de los vecinos prefería quedarse en sus
casas que recorrer los paseos de la ciudad, participar de los fastos públicos, del
teatro, etc. Luego se preguntaba si los montevideanos no estaban contentos de
haberse liberado del yugo realista. Les recordaba que su ciudad había sido ocupada
por los ingleses en 1807 y en ese entonces no se había notado un retraimiento
semejante. Reconocía la existencia de un cierto malestar producto de algunos
destierros dispuestos por las autoridades patriotas y por las contribuciones que el
poder patriota ha solicitado de los vecinos. (60) Unos días después el Sol…
publicaba su último número marcando el fin de un intento de difundir en la
Montevideo “liberada” las pautas, los discursos y los rituales de la sociabilidad
patriota importados desde la otra orilla del rio. Unos meses después las tropas
porteñas evacuarían una ciudad en donde ya habían dejado de ser vistas como
liberadoras.

Conclusiones
Tal vez la conclusión mas primaria que emerja del análisis del tratamiento de la
disidencia montevideana en la prensa porteña es la constatación de la centralidad
que el conflicto de la Banda Oriental tuvo para los sucesivos gobiernos patriotas. La
mayor importancia conferida en la prensa revolucionaria al conflicto con Montevideo
en relación a la guerra en otros frentes (Alto Perú, Paraguay) no se manifiesta,
solamente, en el mayor espacio reservado a la reproducción de documentos y
reseña de los hechos políticos y militares ocurridos al otro lado del rio. Para la
Gaceta el desafío montevideano de 1810, herencia de un reciente conflicto regional
no del todo olvidado, tomaba la forma de un intento de reconstrucción en las mismas
narices de la ex capital virreinal del orden colonial vencido y del poder de sus
agentes políticos recientemente derrotados. La “orgullosa” e insubordinada
Montevideo era un puñal apuntado a la yugular de la ciudad que había cargado
sobre sus espaldas la tarea de crear un mundo nuevo. Era el lugar desde donde se
bloqueaba el comercio porteño, desde donde se saqueaba las costas patriotas y
donde la prepotencia del europeo sobre el criollo se negaba a morir. La ciudad
donde el símbolo máximo de la burocracia colonial vencida reaparecía personificado
en el nombre, particularmente irritativo, de un virrey enviado por la metrópoli
gaditana para gobernar un virreinato residual desde los muros del apostadero naval
de la vecina orilla. Entre 1810 y 1814 la guerra en la Banda Oriental será para la
prensa patriota la guerra de Buenos Aires. Y será sobre los ejes anteriormente
trazados que la imagen de Montevideo como adversario de Buenos Aires mantendrá
una fuerte continuidad estructural sin que por eso dejase de evolucionar el peso
específico de los distintos elementos particulares que le daban forma. Evolución
apreciable en la transición entre la “orgullosa Montevideo” de 1810-1812 y la
ciudadela del despotismo realista del periodo del segundo Sitio entre 1813-1814. Si
bien desde el primer momento la prensa porteña sindico a las autoridades del
Montevideo como una camarilla de realistas recalcitrantes, autoritarios y
manipuladores durante el bienio 1810-1812 Montevideo (la ciudad y su vecindario)
siguió siendo presentado como una entidad política y moral que había tomado el
partido de los enemigos de la patria. Para la prensa de la capital patriota durante los
dos primeros años del conflicto la ciudad de la Banda Oriental del rio era un pueblo
soberbio e insubordinado que se había dejado seducir por los enemigos de la patria.
En cambio en el periodo 1813-1814 la ciudad sitiada por el ejercito patriota, a la que
su propia campaña le había retirado la obediencia para transferirla a la
causa revolucionaria, fue presentada como una plaza ocupada en la que una
pandilla de realistas y españoles europeos oprimía a la inmensa mayoría de sus
ciudadanos victimas del despotismo colonial.
A esta continuidad estructural, no exenta de rupturas internas, de la imagen de
Montevideo como el “otro” de la patriota y virtuosa Buenos Aires se corresponde una
cierta continuidad de los distintos instrumentos y esquemas utilizados por la prensa
revolucionaria para construir y reproducir la imagen de la ciudad rival. Principalmente
la polémica con las autoridades montevideanas a través del esquema basado en la
reproducción de documento patriota/ respuesta realista/contra respuesta patriota (o
viceversa), seguida de un comentario editorial en donde se podía apreciar la toma de
posición del órgano revolucionario. Este esquema fue utilizado tanto para brindar una
versión propia de los intercambios diplomáticos con los realistas como para
presentar la versión patriota de las acciones bélicas. El otro recurso particular
utilizado fue la carta “anónima” escrita por un leal a la causa patriota que vive bajo el
yugo realista. Este recurso utilizado profusamente por la prensa patriota en relación
a la reseña de la situación en otras plazas controladas por realistas (Lima, Chile
después de 1814, etc) (61) permitía dibujar una imagen del despotismo, sus
arbitrariedades y sus debilidades contada desde sus mismas entrañas. Mientras la
estrategia principal de la Gaceta fue reproducir la polémica directa entre ambos
campos a través de sus documentos la polémica directa con la prensa realista se
relego a algunas discusiones más puntuales. Tácitamente las gacetas de ambos
campos mantenían un contrapunto a través de las versiones contrapuestas que
presentaban de la guerra en la península y, en menor medida, de la guerra en el Alto
Perú. En lo concerniente al conflicto Buenos Aires/Montevideo la Gaceta reservaba
la polémica entre ambos órganos oficiales para desmentidas de hechos puntuales.
En ese sentido los diarios no oficiales que aparecieron en 1812 tuvieron mucho más
vocación por la polémica directa con el órgano de prensa realista. Se trataba en
parte de una división de funciones que diferenciaban a los diarios fraccionales del
órgano oficial pero, también, de una vocación mayor por abordar la polémica política
e ideológica. Los diarios jacobinos se la pasaron rebatiendo distintas acusaciones de
la Gaceta de Montevideo hacia el campo patriota (impiedad, vandalismo, traición a la
causa de la península). No obstante creemos que, en un sentido mas profundo, la
iniciativa en fijar la agenda siempre residió en el campo de la prensa patriota. La
prensa realista, mas modesta en recursos y en debilidad de condiciones frente al
experimentado aparato de propaganda patriota, expresión de un naciente ámbito de
sociabilidad política que en Montevideo solo existía en el plano simbólico, siempre
estuvo conminada a responder a la ofensiva política e ideológica que llegaba del otro
lado del rio. O si se quiere siempre tuvo necesidad de trabajar mas para responder al
ataque ideológico y propagandístico que llegaba desde Buenos Aires. No existía en
la Montevideo ocupada una versión realista y regentista de la Sociedad Patriótica
Porteña con sus exaltados oradores y eso se reflejaba también en la prensa.
Como lo vienen señalando distintos trabajos sobre el discurso revolucionario
(62) ya desde 1810 la prensa revolucionaria construyo una imagen del español
europeo como el sostén básico de la causa realista y el enemigo natural del campo
revolucionario. Hemos tenido oportunidad de señalar en otro trabajo que la imagen
del español europeo en la prensa porteña como enemigo fue tomando
características diferentes a lo largo del quinquenio 1810-1815. ( 63) El tratamiento
del conflicto Buenos Aires/Montevideo por la prensa de Buenos Aires acentuó, mas
tempranamente, que en relación a otros escenarios y otros recortes temáticos, la
imagen del español europeo como represor sanguinario. Esta ya estuvo presente a
fines de 1810 en la reseña de las acciones militares de las fuerzas de Montevideo
por controlar la campaña oriental y se acentuó a partir de la rebelión de los gauchos
orientales y el incremento de la guerra fluvial contra el litoral. Hasta final del conflicto
la imagen negativa del “español europeo” fluctuara en su aparición en las páginas
de la prensa patriota sobredimensionándose su importancia en coyunturas
específicas como la conspiración de Alzaga o la llegada de refuerzos peninsulares
en los últimos meses del sitio.
Hemos señalado mas arriba que fue una política permanente de la prensa
patriota el soslayar, o minimizar cuando no podía ignorárselas del todo, las tensiones
entre Buenos Aires y el campo artiguista. En nuestra opinión no se trataba de una
política que buscaba evitar el conocimiento en Buenos Aires de la existencia de un
conflicto ya que el cumulo de impresos y folletos de todo tipo que circulaban en la
ciudad desde 1810 y aun antes, traían los ecos de estos disensos. Tambien por la
Gaceta de Montevideo que alguna difusión tenia de este lado del rio. La política de la
prensa de alternar la negación con la minimización de las tensiones en el campo
patriota apuntaba a consolidar la imagen de un conflicto binario en el cual las
tensiones laterales carecían de importancia o a lo sumo eran perturbaciones que no
afectaban el curso general de los acontecimientos. Mientras sirvió a la estrategia
política porteña los diarios editados en Buenos Aires presentaron a Artigas y sus
lugartenientes como la primera línea de defensa de la patria en tierra enemiga y
como la avanzada de los ejércitos liberadores patriotas enviados desde Buenos
Aires. Los distintos momentos anteriores a junio de 1814 en el cual las tensiones
derivaron en conflicto abierto vieron la disminución y aun la desaparición de las loas
a los jefes orientales en las páginas de la prensa. El relato oficial de la prensa
patriota nunca reconoció un conflicto abierto, a la sumo se reconocieron a posteriori
tensiones que se anunciaban como superadas. Junto con la negación de un conflicto
puertas adentro del campo patriota la prensa busco en todo momento demostrar que
las autoridades realistas de Montevideo no contaban con el reconocimiento o el
beneplácito oficial de ningun otro actor político de peso en el marco regional (La
corte portuguesa de Rio de Janeiro,(64) la flota británica en el Rio de La Plata, etc)
En las paginas de la Gaceta porteña los únicos apoyos externos que se le
reconocían a la Montevideo sitiada eran el Cádiz regentista y monopólico y el auxilio
del perverso virrey Abascal, “Visir de Lima”.
La construcción en el bienio 1813-1814 de la imagen del Sitio de Montevideo
como una representación unitaria del conflicto político-militar en la Banda Oriental
refleja una cierta aplicación de la experiencia adquirida por la prensa revolucionaria a
la hora de presentar imágenes potentes y claras de la guerra patriota como un
proceso no solo militar sino también político. Pensamos, por ejemplo en la imagen
que la Gaceta construyo en el periodo 1810-1811del Alto Perú liberado por el
Ejercito del Norte. (65) La imagen del Sitio buscaba confundirse con la etapa final y
el desenlace inevitable del conflicto. Y es evidente que era una imagen funcional a la
caracterización del Montevideo de las vísperas de la capitulación como una ciudad
oprimida por una camarilla de españoles europeos que gobernaba sobre las
bayonetas de las tropas peninsulares. Pero también, incluso, en esa imagen del Sitio
con la figura en primer plano de los jefes militares heroicos y virtuosos y de los
ciudadanos-soldados en formación de combate frente a los muros del despotismo,
pueda leerse como un reflejo bélico del orden político e institucional patriota. Es
tentador relacionarla con la imagen de centralidad eficiente del poder político y
militar, organicidad y desarrollo institucional que el segundo triunvirato, desde la
convocatoria de la Asamblea, y luego el Directorio se propusieron difundir. El cerco
de Montevideo por el Ejercito Libertador era un espacio donde no solo se hacia la
guerra sino que se ejercía contra poder tanto en el plano simbólico como en el
terreno político institucional (jura de fidelidad a la patria y a la Asamblea, instalación
de las autoridades de los pueblos, realización de un congreso de los orientales para
elegir representantes a la Asamblea, etc) Mientras que la ya citada imagen del
ejercito del Norte impulsando la revolución en Alto Perú había sido una imagen
plural, que invocaba la diversidad de actores sociales en curso y la derogación del
viejo orden colonial a gusto de los paladares jacobinos de los primeros tiempos de la
revolución (abolición del sistema de castas, creación de las milicias de indios,
formación de juntas locales como embriones de poder revolucionario) la imagen del
Sitio se adaptaba mas a la morfología del poder pensada por los gobiernos patriotas
que habían avanzado por el camino de institucionalización del proceso
revolucionario.
La prensa porteña presento la capitulación de Montevideo como el fin del
dominio español en el Rio de La Plata y la definitiva consolidación del poder político
y territorial nacido de la revolución de 1810. A Buenos Aires, como sujeto político y
moral, le competía el merito de este triunfo. Así lo presento la prensa y ese es el
espíritu que anima el relato de la victoria en testimonios de la época de cuño
porteñista como las Memorias Curiosas de Berutti.(66) Al capitular Montevideo
Buenos Aires celebraba un triunfo semejante a la rendición de los ingleses en 1806 y
1807. El meta mensaje asociaba este triunfo con un puerto de llegada y con el fin de
los enemigos del proceso emancipador en el Rio de La Plata. Con esta idea y esta
simbología se afronto la tarea de liquidar la herencia realista en Montevideo e
incorporar a la antigua plaza rebelde al coro de pueblos que reconocían en Buenos
Aires la maternidad de la nueva patria por nacer. El Sol, como efímera prensa
porteñista montevidiana, intento cumplir esta misión adaptando para dicha tarea los
instrumentos y estrategias forjados en cuatro años de combate político e ideológico.
El fracaso de este objetivo se hace manifiesto en sus paginas donde no es posible
disimular la tensión existente entre los rituales de la libertad a los que se invita a los
vecinos a sumarse entusiastamente y la resistencia que suscitan las medidas de
control propias de un ejercito ocupante que tomaban las nuevas autoridades
patriotas.

Notas
1. De Lucia, Daniel Omar; Oger, Adriana; Filipon, Leandro y Lucas Ricci; El Buenos
Aires patriota vs el Montevideo realista. Imágenes y representaciones en una
contienda político-ideológica en Anuario de investigaciones (2011) del Centro de la
Cooperación Floreal Gorini (Edición en CD)
2. Gaceta de Buenos Aires (GBA); 9 de junio de 1810; Excmo señor; pág. 9
3. Ibídem; 14 de junio de 1810; Contestación de la junta de Montevideo a la circular
de la junta; págs. 23-24
4. Idem; Nuevo oficio en contestación del anterior; págs. 25-28
5. Ibídem; 5 de julio; Carta de un comerciante de Montevideo a un corresponsal de
Buenos Aires; págs. 61-68
6. Correo de Comercio; 14 de julio de 1810; Reflexiones que pueden hacerse a favor
de la habilitación del puerto de Maldonado; págs. 154-158
7. GBA; 26 de julio de 1810; Montevideo 13 de julio de 1810; págs. 126-127
8. Ibídem; 16 de agosto de 1810; Buenos Ayres 13 de agosto de 1810. Orden del
Dia; págs. 169-178
9 .Ibídem; 25 de septiembre de 1810; Buenos Ayres 24 de septiembre de 1810;
págs. 9-11
10. Los comentarios sobre el contubernio entre los realistas y la corte portuguesa en
GBA; 18 de octubre de 1810; S/t; págs. 310-311. La alusión a los vínculos de
Montevideo con los realistas cordobeses en GBA; 23 de octubre de 1810; S/t; pág. 4
11. GBA; 17 de enero de 1811; Reflexiones sobre el manifiesto del gobierno de
Montevideo; págs. 497-501
12. Ibídem; 24 de enero de 1811; Contestación de la junta; págs. 516-517
13. Ibídem; 31 de enero de 1811; Sr. editor de la Gaceta; págs. 527-529
14. Ibídem; 7 de febrero de 1811; Manifiesto; págs. 537-541
15. Ibídem; 25 de mayo de 1811; S/t; págs. 583-587
16. Ibídem; 16 de mayo de 1811; En la Gaceta de Montevideo de 7 del corriente se
inserta un capitulo del Conciso bastante notable por el modo con que lo explica
sobre nuestra revolución y dice así; págs. 713-717. (Subrayado en el original)
17. Ibídem; 14 de octubre de 1811; Montevideo; pág. 676
18. Ibídem; 27 de octubre de 1811; Tratado de Pacificación entre la Excma. Junta
executiva de Buenos Aires, y el excmo. Sr Virrey D. Francisco Xavier de Elio; págs.
688-692.
19. Ibídem; 20 de diciembre de 1811; Artículo comunicado; pág. 60
20. Ibídem; 31 de enero de 1812; El Editor; pág. 85. Al articulo citado siguen una
serie de oficios del triunvirato y Vigodet discutiendo sobre la presencia de los
portugueses de la Banda Oriental
21. Gaceta Ministerial (GM); 12 de junio de 1812; Noticias de los ejércitos de la
Banda Oriental y el Perú; pág. 42
22. Ibídem; 3 de abril de 1812; S/t; págs. 2-3
23. Ibídem: 10 de julio de 1812; S/t; págs. 55-58
24. Ibídem; 17 de julio de 1812; Manifiesto político y moral tomado de texto; págs.
59-62.
25. Suplemento a la GM; 17 de julio de 1812; Nota al pie al manifiesto que continua
del numero anterior; pág. 62
26. GM; 31 de julio; Primer bando publicado en Montevideo; págs. 69-70
27. Ibídem; 7 de agosto de 1812; Relaciones Exteriores; págs. 71-73
28. Ibídem; 28 de agosto de 1812; Relaciones Exteriores; 84-85
29. Suplemento a El Censor (EC); 14 de enero de 1812; En la gaceta de Montevideo
de 7 de enero de 1812. Se lee el articulo siguiente; pág. 7
30. Mártir o libre; 29 de marzo de 1812; Observaciones didácticas; pág. 2-4
31. Ibídem; 4 de mayo de 1812; El grito de la libertad; pág. 42
32. Grito del Sud (GDS); 4 de agosto de 1812; Carta dirigida a los editores de este
periódico; págs. 26-32
33. Ibídem; 27 de octubre de 1812; Reflexiones sobre la gaceta de Montevideo del
20 del corriente; págs. 121-128
34. Ibídem; 10 de noviembre de 182; Declamación. Que en la sesión del 29 hizo el
ciudadano Monteagudo presidente de la sociedad; págs. 139-143
35. Ibídem; 29 de septiembre de 1813; Del ejercito sitiador se ha recibido la relación
que sigue, con detalle que recomienda su publicación; págs. 447-448
36. Ibídem; 22 de enero de 1813; Carta recibida de Montevideo; págs. 192-194
37. Ibídem; 14 de abril de 1813; Oficio del general D. José Rondeau al Supremo
Poder Ejecutivo; pág. 452.
38. Extraordinaria de la GM; 8 de enero de 1813; PARTE DEL CORONEL JOSÉ
RONDEAU XEFE DE LOS CUERPOS que bloquean la plaza de Montevideo, sobre
la completa victoria conseguida de los enemigos en la salida general que hicieron
para atacar a nuestro campo el dia 31 de diciembre (S/p) (En mayúsculas en el
original)
39. GM; 28 de abril de 1813; págs. 143-144
40. Ibídem; 9 de marzo de 1814; Continua la correspondencia de Montevideo
interceptada en la Fragata dos Hermanas; págs. 537-539
41. Ibídem; 2 de junio de 1814; A bordo del Hércules al frente de Montevideo 10 de
mayo de 1814; págs. 599-600. En el mismo numero se reproducen varios
documentos sobre las negociaciones.
42. El Redactor de la Asamblea; 12 de junio de 1813; Sección del 11 de junio; págs.
39-40
43. GM; 29 de diciembre de 1813; Guerra. Diario militar del exercito de oriente.
Boletín 8; págs. 501-502
44. Ibídem; 6 de octubre de 1813; EXCM O S.P.E.; págs. 451-452
45. Ibídem; 12 de marzo de 1814; S/t; pág. 443
46. Extraordinaria de la GM; 4 de julio de 1814; Oficio del General D Carlos de
Alvear dando cuenta al Director Supremo del Estado, de haber derrotado al caudillo
Otorgues (S/p)
47. GM; 2 de julio de 1814; Excmo señor; pág. 612
48. Ibídem; 9 de agosto de 1814; Buenos Aires 1 de agosto; pág. 629
49. Ibídem; 13 de julio de 1814; S/t; págs. 617-618
50. El Sol de las provincias unidas (ESDLPU); 9 de julio de 1814; S7t; págs. 5-6
51. Ibídem; 3 de julio de 1814; Proclama del Director Supremo del Estado a las
tropas de mar y tierra que han rendido la plaza de Montevideo; pág. 3
52. GM; 28 de agosto de 1814; La municipalidad de Montevideo hace la siguiente
comunicación al Director Supremo del Estado; págs. 641-642
53. ESDLPU; 18 de julio de 1814; Proclama de Nicolás Rodríguez Peña como
gobernador de la Banda Oriental; págs. 9-10 y Pacificación de la campaña de la
Banda Oriental; pág. 11
54. Ibídem; 2 de septiembre de 1814; Oficio del cabildo de Montevideo; págs. 37-38
55. Ibidem; 1 de septiembre de 1814; págs. 35-36 y 8 de septiembre de 1814; págs.
43-44
56. Ibídem; 15 de septiembre de 1814; Relaciones interiores; pág. 48
57. Ibídem: 18 de agosto de 1814; S/t; págs. 26-27
58. Ibídem; 18 de julio de 1814; Pacificación de la campaña de la Banda Oriental;
pág. 11 y 25 de agosto de 1814; S/t. Decreto de Posadas reponiendo a Artigas en su
cargo de comandante de blandengues; pág. 13
59. Ibídem: 2 de septiembre de 1814; Sr editor; pág. 39
60. Ibídem; 8 de septiembre de 1814; Reflexiones patéticas; págs. 41-42
61. De Lucia, Daniel Omar; La imagen de los movimientos emancipatorios
hispanoamericanos en la prensa revolucionaria de mayo (1810-1815) en Anuario de
la UNLA (en prensa)
62. Goldman, Noemí; El discurso como objeto de la historia; Bs. As., Hachette, 1989;
Goldman, Noemí; Historia y lenguaje. Los discursos de la revolución de mayo; Bs.
As, Ceal, 1992
63. De Lucia, Daniel Omar; op. cit.; pág. 42 y siguientes
64. Luego de la polémica por el contubernio carlotista en 1810 y la complicidad con
la invasión portuguesa a la Banda Oriental concluida por el tratado Rademaker-
Herrera (26 de mayo de 1812) la prensa de Buenos Aires siempre intento demostrar
el no apoyo de la corte portuguesa de Rio de Janeiro al gobierno realista de
Montevideo.
65. Idem; págs. 7-9 y 13-16
66. Berutti, Juan Manuel; Memorias Curiosas, Emece, 2001; págs. 246-250

(En los casos de citas textuales se respeto la grafía de la época)

Bibliografía:

Diarios consultados:
El Censor (1812)
El Correo de Comercio (1810-1811)
Gaceta de Buenos Aires (Luego Gaceta Ministerial) (1810-1814)
El Grito del Sud (1812-1813)
Mártir o Libre (1812)
El Redactor de la Asamblea (1813-1815)
El Sol de las Provincias Unidas (1814)

Obras de consulta:

Beraza, Agustín; El pueblo reunido y armado; Montevideo, Ediciones de la Banda


Oriental, 1967.
Beraza, Agustín; La revolución oriental 1811; Montevideo, Imprenta Nacional; 1961
Beruti, Juan Manuel; Memorias curiosas; Bs. As., Emece, 2001
Canter, Juan; Introducción en Gazeta de Montevideo. Volumen Primero, 1810.
Octubre-Diciembre; Montevideo, Universidad de La República, 1948; págs. 25-46.
Carozzi, Silvia; La filosofía de la revolución. Mariano Moreno y los jacobinos
rioplatenses en la prensa de Mayo: 1810-1815; Bs. As., Prometeo libros, 2011
Chiaramonte, José Carlos; Ciudades, provincias y estados: orígenes de la Nación
argentina (1800-1846); Bs. As., Emece
De Lucia, Daniel Omar; Oger, Adriana; Filippon, Leandro y Lucas Ricci; El Buenos
Aires patriota vs el Montevideo realista. Imágenes y representaciones en una
contienda político-ideológica en Anuario de investigaciones (2011) del Centro de la
Cooperación Floreal Gorini (Edición en CD)
De Lucia, Daniel Omar; La imagen de los movimientos emancipatorios
hispanoamericanos en la prensa revolucionaria de mayo (1810-1815) en Anuario de
la UNLA (en prensa)
De Lucia, Daniel Omar; El proceso emancipatorio de la Capitanía General de
Venezuela en la prensa revolucionaria porteña (1810-1815) en II Jornadas de
Historia (2011) CCC Floreal Gorini-ADHILAC (Edición en CD)
De Marco, Miguel Ángel; Intento criollo de apoderarse de Montevideo en 1810 en la
web
Estado Mayor del Ejercito de la República Oriental del Uruguay; Boletín Histórico N
84-87, 1960. (Numero integro)
Esteiro, Juan; Una lección de cultura cívica para los pueblos de América “Cabildo
abierto de San Felipe y Santiago de Montevideo en Internet
Fradkin, Raúl O (comp.); Y el pueblo donde esta? Contribuciones para una historia
popular de la revolución de independencia en el Rio de La Plata; Bs. As., Prometeo,
2008.
Garavaglia, Juan Carlos; Construir el estado, inventar la nación; Bs. As., Prometeo,
2007
Goldman, Noemí; El discurso como objeto de la historia; Bs. As., Hachette, 1989.
Goldman, Noemí; Historia y lenguaje. Los discursos de la revolución de mayo; Bs.
As, Ceal, 1992.
Halperín Donghi; Tulio; Revolución y guerra. Formación de una elite dirigente en la
Argentina criolla; Bs. As., Siglo XXI, 1972.
Heredia, Edmundo A.; Planes españoles para reconquistar Hispanoamérica (1810-
1818); Bs. As., Eudeba, 1974.
Herrero, Fabián; Sobre algunos temas políticos en la trayectoria de Bernardo de
Monteagudo en Dimensión antropológica (en la web)
Oger, Adriana; Filippon, Leandro y Ricci, Lucas; Un bastión realista a través de su
prensa y documentos. La Gaceta de Montevideo y su confrontación con la prensa
patriota de Buenos Aires (1810-1814) (en preparación)
Paris, Blanca M. y Cabrera Piñón, Querandí; Estudio preliminar en Gaceta de
Montevideo. Volumen primero, octubre-diciembre de 1810; Montevideo, Universidad
de la República, 1948; págs. 45-86.
Pivel Devoto, Juan y Muñoz Fonseca, E.; La diplomacia de la patria vieja (1811-
1820); Montevideo, Ministerio de Relaciones Exteriores. Instituto Artigas del servicio
exterior, 1990.
Pivel Devoto, Juan; Raíces coloniales de la revolución oriental de 1811; Montevideo,
Editorial Medina, 1957
Puentes, Gabriel A.; Don Francisco Javier de Elio en el Rio de La Plata; Bs. As.,
Esnaola, 1966.
Pautas para preparar la evaluación de la Unidad III de Historia Americana y
Argentina II, 2.D.; ISP Joaquín V González (2009)

Profesor Daniel Omar De Lucia

La presente unidad de la materia obliga a la lectura de una serie de textos muy


cargados de información y también de análisis. La cátedra sugiere subdividirlos en
los siguientes sub grupos temáticos:

a) Crisis y revolución en Buenos Aires 1810-1815 que incluye el texto de


Halperin Donghi sobre la crisis del orden colonial y el nacimiento del orden
revolucionario, el texto de Pilar González sobre las nuevas formas de legitimidad y
el de Noemí Goldman sobre los discursos jacobinos.

b) Crisis y revolución en el virreinato que incluye el texto de Halperin Donghi


sobre el impacto de la revolución en el Alto Perú, el NOA y el litoral; un articulo de
Sara Mata sobre la revolución en Salta y el Alto Perú; de Nidia Areces sobre el
proceso paraguayo y el de Azcuy Ameghino sobre el movimiento independentista de
la Banda Oriental y la disidencia artiguista enfrentada al gobierno de Buenos Aires.

c) Del fin del primer ciclo revolucionario a la crisis del poder central en el año
1820 que incluye el texto de Halperin sobre disolución del orden revolucionario de
mayo y el desarrollo del proyecto centralista y neo colonial del directorio, el de
Romero sobre la crisis del 20 y el de Di Meglio sobre los movimientos políticos de la
plebe porteña en el decenio emancipador.

Respecto al sub grupo a) la cátedra propone los siguientes ejes para abordar el
análisis de los textos que lo integran. Del texto de Halperin Donghi nos interesa
comprender las lineas generales sobre la cual se desarrolla la lucha de facciones en
Buenos Aires entre 1806 y 1810 y cuales son los factores de poder y grupos de
interés que forman en el bando realista y patriota en vísperas de la revolución de
mayo de 1810. Tambien nos interesa establecer los alcances y limites del proceso
que Halperin Donghi denomina “movilización limitada de la plebe”. O sea cual es el
sujeto central de esta vida política naciente, cuales son sus aliados, cuales son los
canales de movilización y cual es el “otro”, en términos políticos y sociales, de este
nuevo orden. Del texto de Pilar González nos interesa comprender cuales eran las
formas de concebir ideológicamente el nuevo orden saliente y los distintos actores
sociales que participan en el. Del texto de Noemí Goldman nos interesa retener la
idea general de la autora sobre las características del “jacobinismo” porteño y las
lineas generales del discurso ideológico de los tres dirigentes patriotas mencionados
en el texto.

En el sub grupo b) nos interesa extraer del texto de Halperin Donghi la


hipótesis del autor sobre los objetivos y el impacto a posteriori que la política
revolucionaria tuvo en a) el Alto Perú; b) NOA (Tucumán, Cuyo) y c) en el caso
especial de la Salta de Güemes. El texto de Sara Mata nos servirá para profundizar
nuestra mirada sobre las transformaciones en Salta y el Alto Perú- De Areces nos
interesa conocer los elementos que hacen a la particularidad del caso paraguayo y
explican las tendencias localistas expresadas en 1810-1811 y su posterior evolución
hacia el sistema político impulsado por Gaspar de Francia. Del texto de Azcuy
Ameghino nos interesa comprender las lineas generales del movimiento patriota de
la campaña de la Banda oriental y su sucesiva definición de antagonistas: a) los
realistas de Montevideo; b) el centralismo porteño, c) imperialismo portugués.
Tambien nos interesa comprender las bases económico-sociales y político
ideológicas sobre la cual el artiguismo termino de constituir un poderoso bloque
regional opuesto a Buenos Aires. Del texto de Ana Frega nos interesa poder analizar
la contra cara del proceso artiguista, incluso del conjunto del proceso emancipador,
en la Banda Oriental. Como fue leído este proceso por las clases subalternas que se
sumaron a el como soldados y milicianos. Cuales fueron las tensiones que
atravesaron al campo artiguista como un bloque político multi clasista y multi
sectorial y cuales fueron sus puntos de ruptura interna.

En el grupo c) debemos empezar por el texto de Halperin sobre la disolución del


orden revolucionario. Nos interesa analizar los cambios en el estilo político que
caracterizaran a la era directorial, las bases sociales y políticas del nuevo régimen
así como los conflictos que surgen entre el poder central y las distintas regiones del
pais. Tambien nos interesa analizar el surgimiento de fuerzas políticas antagónicas
en Buenos Aires durante el periodo 1815-1820. Este tema es abordado tanto en el
texto de Halperin como en el de Romero y Di Meglio. Del texto de Romero nos
interesa también analizar los proyectos de organización constitucional del pais
promovidos por el poder directorial y las reacciones que estos provocaron en el pais
hasta la disolución del estado central en 1820. Del texto de Di Meglio nos interesa
comprender el rol jugado por la plebe porteña como sujeto político a finales del
decenio emancipador hasta la llamada “anarquía del año 20”.
Coloquio Internacional “José Martí y los proyectos emancipatorios en
América Latina” Centro de Estudios Martianos, 13-16 mayo de 2008

Martí, Páez y los procesos emancipadores de


América Latina

Autor: Lic. Rodolfo Zamora Rielo


Analícese en la narración el carácter del que la narra, y para hallar la
verdad de lo narrado, quítese de ello lo que le pone la naturaleza y punto
íntimo de vista especial del narrador.
“Cuaderno de Apuntes, número 2”. S/F. O.C. 21:76.

El respeto a los héroes ayuda al nacimiento de héroes nuevos.


“Álbum de Hidalgo”. Revista Universal. México, abril 20 de 1875. O. C.
Edic. Crít. 4:139

Mucho se ha escrito sobre el inagotable ideario latinoamericanista de José


Martí, por eso siempre se corre el riesgo de caer en redundancias o, peor, de
regodearse en lugares comunes, cuando se trata de ahondar en ese tema. No
obstante, como fuente infinita, todavía ofrece resquicios que permiten resaltar
puntos de inflexión, elementos atrayentes y luminiscencias de genialidad. En
esta oportunidad, trataré de llegar al contenido a través de la forma y
desentrañar, por lo menos intentarlo, los objetivos que persiguió en obras tan
significativas en pos de lograr varias metas: la independencia de su país, la
construcción de una nación moderna y el diseño de un sentido de pertenencia
continental.
Martí demostró no ser un improvisado, aunque parezca esto una verdad de
Perogrullo. Al contrario, exhibía un poder de razonamiento y un conocimiento
del espíritu humano que no sólo se demostró en la preparación de una guerra y
en la unión de fuerzas dispersas, sino en su capacidad de analizar de forma
dialéctica los hechos y los factores que los promueven y determinan. En
momentos en que aunar era una necesidad y llevar a los pueblos al progreso de
la autodeterminación casi un reclamo de supervivencia, consideró esencial la
relectura de los agentes que aseguran la victoria y los que provocan el revés.
Hacia sus objetivos independentistas y republicanos y con estos métodos es
que desarrolla gran parte de su prédica periodística entre 1880 y 1892, en las
noches frías neoyorquinas en que, más que soñar, se imponía trabajar. Sin
embargo, hoy no vengo a hablar de periodismo, aunque me apoye en sendos
artículos escritos por El Maestro sobre el prócer venezolano José Antonio Páez;
uno, para el diario La Nación, de Buenos Aires, publicado el 13 de mayo de
1888 titulado “Un héroe americano” y, el otro, para El Porvenir, de Nueva York,
el 11 de junio de 1890, con el título Páez.
Y digo que no voy a hablar de periodismo, porque creo que va siendo hora
de que estudiemos los textos martianos de este corte como textos narrativos,
pues exceden la mera inmediatez informativa del periodismo y se sumergen
mucho más en el campo creativo de la narrativa. No por casualidad el Apóstol
emprende ese oficio a tenor de los últimos aportes de la prensa plana occidental
y escoge la crónica para eso: el género periodístico más cercano a la literatura y
menos ceñido por los formalismos de brevedad, economía sintáctica, fidelidad a
los hechos, rechazo de opiniones de autor, etc.
Aunque el Maestro cumple con otras convenciones periodísticas como la
intencionalidad, la focalización psicológica del destinatario y la rigurosidad
histórica de los hechos y los protagonistas, sus crónicas —también conocidas
como escenas norteamericanas— trascienden los propios límites de ese género y
aporta elementos nuevos, promotores incluso del Modernismo, mucho más
cercanos a la narración que discurre, recrea, describe, modela, proyecta, fabula.
En ese sentido acudo a las apreciaciones de Manuel Pedro González cuando
destaca “los vínculos de carácter genésico que ligan a Martí con el modernismo
y con la llamada prosa modernista. Más de una vez he sostenido el hecho
axiomático de que Martí es a la prosa artística lo que Darío al verso: su
auténtico creador y promotor”.1
Martí “reporta” en estos artículos las exequias tributadas por el Ejército de
los Estados Unidos a los restos de Páez al ser trasladados sus restos a Venezuela
desde Nueva York, donde muere en el destierro y la pobreza el 7 de mayo de
1873. Ahora bien, ¿por qué Páez? ¿Martí sólo toma un pretexto para hacer la
historia de un llanero venezolano que murió triste y desengañado lejos de su
tierra? No, esa sería una lectura maniqueísta. En realidad ambos artículos
pertenecen a una serie de obras enfiladas, con evidentes objetivos ideológicos, a
presentar a los héroes de las gestas independentistas latinoamericanas, junto a la
historia de sus vidas y de sus proezas, para educar a los lectores en el
conocimiento y respeto de sus próceres, para crear un panteón de honor en el que
respaldar los impulsos independentistas que estremecían a su Patria, para acercar
más a los latinoamericanos a los compromisos que tenían con su pasado y con la
necesidad de mantener las conquistas de esos personajes contra ingerencias y
manipulaciones. En esa cuerda escribe sobre Bolívar, San Martín, Hidalgo, el
padre Las Casas y muchos otros.
Con respecto a Páez, como figura histórica, Martí utiliza el ensalmo, el
magnetismo del personaje para hacerlo más cercano a los lectores. No se puede
decir que lo exalta exageradamente; más bien lo presenta como modelos a
analizar, a estudiar, con sus defectos y sus virtudes; no como santos

1
Manuel Pedro González: Conciencia y voluntad de estilo en Martí, La Habana, s/n, 1957, p. 5
inmaculados, sino como seres humanos hijos de las circunstancias y de las
pasiones. Lo que sí es evidente es que presenta al personaje con un equilibrio tal
que ajusta a los ojos del lector los aciertos por encima de los deslices. Para ello,
utiliza una idea muy similar a la que utilizó para describir a Bolívar en el artículo
“Los tres héroes” de La Edad de Oro: “(…) pero ¿quién que sea digno de mirar
al sol verá antes sus manchas que su luz?”.2
Todo el que conozca la historia de la vida de Páez, que Martí ofrece en el
artículo de 1888 con excelente poder de síntesis, coincidirá en el carisma que
disfrutó Páez mientras fue general de los llaneros venezolanos y jefe de la
Caballería de Bolívar y hasta después de su muerte. Personaje nacido en
Venezuela de padre blanco y madre con rasgos indígenas, ya en su adolescencia
demostró coraje al defenderse de unos asaltantes matando a uno de ellos.
Después, en su vida de peón aprendió en dura prueba la vida del llanero, repleta
de escenas extraordinarias como dormir a la intemperie en parajes inhóspitos,
cruzar a nado ríos atormentados, pastorear reses y domar potros y toros bravos.
Un personaje típico de las dotaciones de peones de la Doña Bárbara, de Rómulo
Gallegos.
Era el prototipo del héroe salido del pueblo que dio un vuelco a las batallas
emancipadoras de América Latina, pues en su primera etapa, los jefes
independentistas no poseían un proyecto social y por su elitismo, no supieron
aprovechar el aporte de los sectores sociales más humildes. Martí bebe de toda
esa historia y al presentar la figura de Páez trata también de formar una
conciencia que cercenar sucintamente cualquier brote de estas tendencias en su
proyecto libertador. En efecto, el fracaso de la II República venezolana se ubica
en la falta de una proyección social hacia los estratos más humildes. Esta falla
fue utilizada por generales realistas para utilizar con éxito a los rudos y
excepcionales soldados llaneros contra sus compatriotas. Páez es un ejemplo del
cambio de esa política:

2
José Martí: Obras Completas, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1973, tomo 8, p. 213.
El ascenso en el ejército patriota del elemento popular a costa
de la vieja oficialidad mantuana que, desde entonces, se observó
tuvo su mejor expresión en el caso de José Antonio Páez (1790-
1873), que de oscuro peón de un hato ganadero de Barinas devino,
a los 26 años, jefe indiscutido de los llaneros y uno de los más
importantes generales de la República.3
Asimismo, junto a la preponderancia del héroe, Martí presenta y
cuestiona el panorama interno que compartieron la mayoría de los procesos
independentistas en todo el continente: la desunión, las contradicciones, los
conflictos de intereses, las desavenencias, los errores de los revolucionarios que
muchas veces convirtieron en derrotas lo que pudieron ser victorias. Dice de
Páez: “Tres años sirvió de soldado en la primera guerra, y cuando en sus filas no
había llegado más que a sargento, en las del enemigo, triunfante en 1813, lo
querían para capitán de caballería”.4
Al parecer seduce a Martí su poder sobre sus subordinados, su capacidad
para resurgir y superarse, pues conoce que son estos los héroes que aglutinan las
fuerzas, las que logran los grados a golpes de coraje y de fidelidad, por encima
del celo y las divisiones de raza y clase social, también presentes en Cuba. Estos
indomeñables llaneros, a los que al principio Bolívar le fue difícil disciplinar
bajo su mando, se asemejan mucho a los recios mambíses, como Maceo, que
desconfiaban de los extraños y sólo seguían a los que compartían sus penurias,
aunque después valoraran el genio y la integridad de los que antes habían
recelado. Martí describe a Páez con su estilo característico, plástico, exaltado,
abundante, atrayente:
Al azar nada fía, y lo prevé todo antes de empeñar el combate; pero
ya en él, no pierde un gesto. Improvisa recursos singulares en los
instantes más comprometidos. Engaña al más astuto. Siempre le ocurre

3
Sergio Guerra Vilaboy: El dilema de la independencia, Editorial de Ciencias Sociales, Instituto Cubano del
Libro, La Habana, 2007, p. 161.
4
José Martí: Ob. Cit., p. 215
lo que el enemigo no puede prever. Lleva la carne muerta de tres días,
para que no lo delaten los buitres que caen sobre la matazón reciente.
Cada encuentro le enseña el modo de vencerlo.5
En otro momento incluso lo compara con un héroe clásico para exaltar sus
cualidades y lograr referencias instantáneas acerca de sus estrategias con una
apoyatura veraz y ineludible, algo que habla muy bien de las tácticas
comunicativas de El Maestro. Dice de Páez un poco más adelante:
Se prepara Morillo, con el favor de la noche, a echarles encima
sus fuerzas mayores; y Páez, que no sabe de Aníbal ni de sus dos mil
bueyes, ata cueros secos a la cola de cuatro caballos, y a la vez que
echa al aire un tiroteo, lanza a los brutos desesperados sobre el
campo español, que presa del pánico levanta tiendas.6
Un historiador venezolano subraya este sortilegio que rodeaba a la figura de
Páez y lo hizo destacarse:
Páez no se quedó en la verdad tumultuosa de de sus compañeros
de armas simplemente porque el proceso de institucionalización del
país exigía la reflexión más que el instinto, la creación más que la
fuerza. De aquí que Páez era el hombre que buscaba en la
convivencia con el grupo social que lo apoyaba un estilo de vida que
se adecuara a la realidad.7
Estos dos son algunos de los ejemplos de la plasticidad y riqueza con que
Martí describe, narra y transmite las emociones de los ingenios militares de Páez,
pues cualquier lector pudiera hasta llegar a afirmar que Martí narra lo que vivió y
admiró en el mismo terreno, aunque, como sabemos, El Apóstol no necesitaba
encontrarse en un lugar para escribir sobre lo que pasaba allí. En un ejemplo de
periodismo moderno, Martí se alimentaba de informaciones de varios medios y
creaba sus propias versiones. Así nos legó joyas como sus crónicas El terremoto
5
José Martí: Ob. Cit., p. 217
6
José Martí: Ob. Cit., p. 218
7
Edgardo Mondolfi: Páez: las razones del héroe, Monte Ávila, 2 tomos, Caracas, Venezuela, 1990, p. 13.
de Charleston, Un drama terrible (que acaeció en la ciudad de Chicago), La
inundación de Johnstown, El linchamiento de los italianos en Nueva Orleáns y
otros.
Martí estudia la trayectoria de estos hombres y aunque trata sus hechos con
benevolencia, los presenta con decoro. Incluso en lo que pueden derivar los
héroes que como muchos, y no sólo en las guerras independentistas del siglo
XIX, creyendo preservar un legado y oyendo opiniones capciosas, apostaron por
caminos alejados de sus primeras trayectorias. Se sabe que Páez, mientras fue
presidente de Venezuela, no sólo expulsó a Bolívar a la isla de Santa Marta sino
que optó por el gobierno dictatorial, pero Martí lo trata con indulgencia, viendo
en todo eso un producto de la circunstancia y un ejemplo aleccionador:
Esa música heroica, ese estruendo de cureñas (…) son cortejo
propio del que con el agua al pecho y la lanza en los dientes salió de
los esteros del salvaje para ganar en la defensa de la libertad los
grados y riquezas que otros ganan oprimiéndola (…) Erró después:
reyó que el brazo es lo mismo que la frente, vencer lo mismo que
juzgar, pelear lo mismo que gobernar, ser caudillo de llaneros lo
mismo que ser presidente de república…8
En lo que a la figura de Páez respecta, Martí trata de presentar sus hechos e
historia de una manera novedosa, atractiva, que se mantiene en el límite entre la
realidad y la fantasía, sobre todo para lograr un estado de emoción en el lector.
Sépase, y por eso es que insisto en la riqueza narrativa de este periodismo
cronicado que las convenciones actuales pugnan por alejar de la literatura como
si fuera el hermano díscolo y desheredado, que también la influencia romántica y
naturalista, española y francesa, se encuentra en la preocupación por insertar
elementos psicológistas, tanto de su personaje como hacia los receptores. Y esto
lo maneja el Maestro con algunos de sus más usuales recursos formales como la
repetición anafórica, la afirmación por medio de preguntas que remedan un

8
José Martí: Ob. Cit., pp. 212-213.
emplazamiento y, también, el uso de los pensamientos del propio personaje,
protagonista de su texto. En un párrafo dice Martí:
¿No era él quien desmontaba en un encuentro a treinta jinetes?¿el
“tío”, “el compadre”, “el mayordomo” de los llaneros?¿el que por
generoso los deslumbraba, y por astuto y por fuerte?¿el que veía de una
legua, clavaba de un saetazo al puerco montés, domaba un potro con
mirarlo fijo, volcaba el toro de un tirón de cola?9
Otro elemento que no se debe pasar por alto, algo que no hizo Martí, es la
relación del general Páez con los proyectos bolivarianos de extender la ofensiva
libertadora a las Antillas. Martí conocía que Páez era el oficial que Bolívar
pretendía enviar en sendas expediciones para libertar a Puerto Rico y a Cuba,
aunque condiciones ajenas a sus deseos no lo permitió. Asimismo, Páez también
era promotor, y no sólo ejecutante, de ese proyecto; algo que, gracias a Martí, lo
dignifica ante los cubanos beligerantes. En una carta a Bolívar de agosto de
1824, El León de Apure escribe:
(…)Yo cuento con que usted no hará otra cosa que voltear las
bayonetas en el Perú, a favor de aquella preciosa parte de nuestros
hermanos, que gimen bajo el pesado yugo de los españoles (…) y sobre
quienes recargan su odio y furor. Para ésto sí cuente Ud. Conmigo y
cuente con 3 o 4,000 hombres de Venezuela, los más guapos, y que en
un mes de recibidas las órdenes aquí estaremos en La Habana.10
No sería festinado decir que esta actitud también caló hondo en el sensible
espíritu martiano, ante tamaña actitud de aquel caudillo. Por eso, en la otra
crónica que dirige a El Porvenir, de Nueva York, en junio de 1890, Martí le da
una presencia a los cubanos en las ceremonias luctuosas tributadas a, como él
mismo dice, “los restos, harto tiempo solitarios, de José Antonio Páez”. En
primer lugar, señala que entre las ofrendas florales que cubrían el féretro del

9
José Martí: Ob. Cit., p. 215.
10
Citado por Sergio Guerra Vilaboy: El dilema de la independencia, Editorial de Ciencias Sociales, Instituto
Cubano del Libro, La Habana, 2007, p. 194.
héroe estaba la de los cubanos y ya al final de su texto, como un último y
definitivo homenaje, dice Martí:
¿Podrá un cubano, a quien estos recuerdos estremecen, olvidar
que, cuando tras dieciséis años de pelea, descansaba por fin la lanza
de Páez en el Palacio de la Presidencia de Venezuela, a una voz de
Bolívar saltó sobre la cuja (…)para caer en un puerto cubano, dar
libres a los negros y coronar así su gloria de redentores con una
hazaña que impidieron la sublevación de Bustamante en el Perú (…) y
la protesta del Gobierno de Washington, que “no deseaba cambio
alguno en la condición ni en la posición política de Cuba.11
Ningún cubano bueno olvidó su legado y el mismo Martí tuvo su
recompensa en una guerra organizada con los preceptos de mesura, respeto al
enemigo y relámpago que aconsejaba Páez después de tantas campañas. La
historia recogió el arrepentimiento del héroe por todos los errores que cometió en
el pasado y su humildad es tal que en sus Memorias escribe: “Bien merece
perdón quien sólo pecó por ignorancia o por concepto equivocado. Mi propio
naufragio habrá señalado a mis compatriotas los escollos que deben evitar”. 12 Y
el héroe también recibió la admiración de un latinoamericano universal que
definió el sentir de todos, y con el también perfiló su aporte a la libertad, ahora
renaciendo, de Nuestra América, en el epitafio que reza en su lápida del Panteón
Nacional de Caracas, Venezuela: “¡Dondequiera que estés, duerme! ¡Mientras
haya americanos, tendrás templos; mientras haya cubanos, tendrás hijos”.13

11
José Martí: Ob. Cit., p. 221.
12
Jesús Antonio Cova: Páez y la independencia de Cuba, discurso leído el 4 de marzo de 1949 en la sede de la
Academia de Historia de Cuba, Imprenta Siglo XX, La Habana, 1949, p. 30.
13
Jesús Antonio Cova: Ob. Cit., p. 31.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

 Batlle, Jorge Sergio: José Martí. Aforismos, Centro de Estudios Martianos, La


Habana, 2004.

 Cova, Jesús Antonio: Páez y la independencia de Cuba, discurso leído el 4 de


marzo de 1949 en la sede de la Academia de Historia de Cuba, Imprenta Siglo
XX, La Habana, 1949.

 García Marruz, Fina: Temas martianos, Centro de Estudios Martianos, Ediciones


ARTEX, La Habana, 1995.

 González, Manuel Pedro: Conciencia y voluntad de estilo en Martí, La Habana,


s/n, 1957.

 ______________: Aspectos inexplorados en la obra de José Martí, Buenos


Aires, 1955.

 ______________: José Martí: jerarca del modernismo, La Habana, 1956.

 Guerra Vilaboy, Sergio: El dilema de la independencia, Editorial de Ciencias


Sociales, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 2007.
 Martí, José: Obras Completas, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1973.

 Mondolfi, Edgardo: Páez: las razones del héroe, Monte Ávila, 2 tomos, Caracas,
Venezuela, 1990.

 Rodríguez, Pedro Pablo (comp.) El periodismo como visión, Centro de Estudios


Martianos, La Habana, 2002.

También podría gustarte