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Resonancia de José Alberto Barrera titulada Los Laicos

protagonistas y obreros del Primer Anuncio

Muy buenos días, primero agradecer a Mons. Novell, Mons. Munilla y a


todos los que han hecho posible este congreso desde el Departamento de
Juventud de la Conferencia Episcopal Española, y por supuesto a
Monseñor Osoro y Valencia como diócesis que nos acoge.

Muy brevemente quisiera primero presentarme y contar a lo que nos


dedicamos: soy el responsable de los Cursos Alpha en España, que es una
iniciativa, un método de evangelización que no movimiento, en la que
conseguimos tener la tremenda dicha de trabajar con parroquias, diócesis,
comunidades y en general gente de la Iglesia que quiere evangelizar; y es una
tremenda dicha digo, porque podemos compartir las esperanzas, las ilusiones -
también los fracasos- y las necesidades de nuestra Iglesia.

Vemos de alguna manera a pie de campo todos esos sacerdotes, religiosos,


religiosas, laicos, comunidades que quieren evangelizar y no saben cómo,
porque no hay tantos métodos- aunque tenemos al mejor método: Jesucristo.
Pero hace falta concretarlo, hace falta aterrizarlo y nosotros siempre decimos en
Alpha que Alpha no es mas que un método y que si encontramos uno mejor
cerraremos Alpha y nos dedicaremos a otro.

Por lo cual yo no voy a hablar de Alpha, para eso están los talleres, sino que voy
a hablar del Primer Anuncio que al fin y al cabo es lo que nos congrega y a lo
que nos dedicamos desde Alpha igual que desde Sentinelle o Tornar a Creure
(Volver a Creer) que es lo que hace don Xavier Morlans, y al fin y al cabo todos
los que estamos en este extraño negocio de la evangelización en el que
buscamos almas, buscamos personas y buscamos hacer lo que la Iglesia nos está
llamando a hacer.

Por eso a la hora de hacer la resonancia agradeciéndole a Monseñor Osoro sus


claras palabras, lo primero que hay que decir es que resonamos; yo
como laico con lo que dicen nuestros pastores, con lo que dice la Iglesia, con lo
que dice el Magisterio. De hecho sólo hay que acudir ahí para encontrar una
guía valida, unas directrices, una enseñanza.

Y muchas veces lo que hace falta, lo único que hace falta, es que sepamos
interpretarlo y que sepamos aterrizarlo. Ese es el desafío actual, porque
teorías tenemos muchas, teología también tenemos mucha, y muy buena.
Doctores tiene la iglesia, pastores tiene la iglesia, pero a veces faltan laicos y
por eso quería hablar de los laicos como protagonistas y obreros del
primer anuncio. Porque si queremos hacer la Nueva Evangelización harán
falta obreros, hará falta gente que ponga en practica aquello a lo que la Iglesia
nos está llamando.

Voy a plantear la cuestión partiendo de un hecho del que no sé si nos hemos


dado cuenta. Para eso hace falta rebobinar y caer en la cuenta de que estamos
hablando de Nueva Evangelización y esto conlleva un objeto.

Monseñor Osoro hablaba de Jesucristo como objeto, Él es el objeto de la


evangelización; estamos transmitiendo a Jesucristo, la fe cristiana es la fe en
una persona.

También conlleva un medio, yo lo llamaría el Primer Anuncio. El Primer


Anuncio es el medio por el que la gente llega al objeto. A través de un
anuncio llegamos a Jesucristo, si nos anuncian a Jesucristo podemos conocerle.

Y hay dos sujetos, un primer sujeto que es el que evangeliza y un segundo


sujeto que es el evangelizado.

Parece una obviedad pero hasta ahora hemos hablado muy poco del
evangelizador y hemos hablado un poquito más del evangelizado y hemos
hablado mucho del objeto, de Jesucristo y del medio, el Primer Anuncio.
Cometeríamos no un error de fondo sino un error de orden si nos
olvidamos de que esto empieza por el hecho de que haya
evangelizadores, de que haya laicos.

Ya tenemos una historia, la historia de la salvación, ya tenemos a Jesucristo,


Camino, Verdad y Vida, ayer, hoy y siempre; pero hace falta aterrizarlo y
para eso la Iglesia se está lanzando a la Nueva Evangelización.

Pero tenemos que tener en cuenta que no podemos ponernos a trabajar, a


actuar, sin formarnos y sin mirar a ese sujeto de evangelización que es el
evangelizador, que es el laico. Y el laico tiene que ser fundamental para esta
labor que nos toca.

Dicen los Lineamenta para el Sínodo para la Nueva Evangelización que el


problema de la transmisión de la fe no es tanto un problema de métodos, es
decir de técnicas si queremos asociar los métodos a saber hacer las cosas de una
manera, cuanto de fe de la propia Iglesia; es un problema eclesiológico, de
fe. Si tenemos fe, si somos una iglesia que tiene fe, por naturaleza podremos dar
lo que tenemos, querremos dar lo que tenemos.

Por lo tanto, dicen los Lineamenta, que para evangelizar primero hay que
ser discípulos: sería un error lanzarnos a evangelizar sin ser discípulos de
Jesucristo, sin escuchar al maestro, sin tener algo que dar.

Esto significa para mi que el primer sujeto de Evangelización de la Iglesia, el


primer sujeto en este momento de Nueva Evangelización es la propia
iglesia, los propios evangelizadores que necesitan ser discípulos para poder
evangelizar. No podemos lanzarnos a evangelizar a tontas y a locas sin primero
ser discípulos, sin primero aprender a los pies del maestro, sin primero
llenarnos de aquello que queremos dar.

Y por eso si hablamos del Primer Anuncio yo quiero que entendamos una cosa:
hay que hablar de personas. Está muy bien que nos enseñen acerca del
Primer Anuncio, vamos a enseñar. Yo voy a enseñar el método Alpha igual como
se nos van a enseñar otros métodos.

Pero no podemos olvidar ni perder del horizonte que esto se trata de personas.
El evangelio de San Juan empieza así: “Hubo un hombre llamado por Dios
que dio testimonio de la luz. Él no era la luz pero él daba testimonio”…hubo un
hombre. Dios envió a su hijo Jesucristo, envió a una persona…todo se trata de
personas en este “negocio” de la evangelización.

Yo creo que a veces estamos demasiado centrados en nuestros proyectos,


en nuestros planes, y nos olvidamos de las personas. Tenemos un plan
maravilloso, tenemos un proyecto pastoral desarrolladísimo (con esto no critico
ninguno en concreto) pero nos olvidamos de quién va a llevarlo a cabo.

También estoy convencido de que Dios bendice antes personas que


proyectos. Hubo un hombre llamado Juan, enviado por Dios para ser
testimonio, para ser testigo. Dios bendice a las personas. Y a veces nosotros le
pedimos a Dios que bendiga lo que estamos haciendo, bendice mi proyecto,
bendice mi plan, y nos olvidamos de pedirle a Dios que nos dé a trabajar en
aquello que Él está bendiciendo, que podamos trabajar con aquellos
que Él bendice, con aquellas personas que Él está señalando en esto
de la evangelización. Esas personas por supuesto guiadas por los pastores, que
para eso los tenemos y es un lujo tenerlos; aquí tenemos una grandísima
representación.

¿Por qué los laicos? Yo recuerdo una conversación con don Andrea Brugnoli
en un coche camino de una presentación y yo le decía: “¿no será mejor ser cura
para hacer estas presentaciones?” Y él me dijo “no, la fuerza de lo que estás
haciendo es precisamente que eres laico”.

En la Iglesia tenemos que despertar esa corresponsabilidad, esa


responsabilidad bautismal de la que también nos ha hablado Mons. Osoro. Lo
sabemos teológicamente. Somos responsables también, corresponsables de la
evangelización y tenemos la misión como bautizados. Pero yo no vengo a
hablar como teólogo, como sacerdote; yo soy un laico casado, evangelizo con mi
mujer, como familia, y me dedico a la evangelización a pie de calle.

Y a pie de calle nos encontramos con que humanamente muchas veces no


hay obreros. No hay un laicado formado, no hay un laicado encendido, que
arda en el fuego de Jesucristo. Y ese es el problema, el problema primero.
¿Quién forma al formador? ¿Quién prepara al que va a formar a otros en estos
temas?

El problema segundo: ¿Quién evangeliza al evangelizador? No podemos


lanzarnos a evangelizar sin estar evangelizados. Todos necesitamos conversión.
Pero todos también tenemos que pasar por el Primer Anuncio. Si no hemos
tenido esta experiencia de conversión personal, ¿de qué conversión personal
podemos predicar?¿Acerca de qué vamos a hablar? Hay que pasar por ahí. La
Iglesia es sujeto de evangelización también, el evangelizador es sujeto de
evangelización también.

Nosotros lo vemos en el Curso Alpha. Suscitamos equipos de las propias


parroquias que se dedican a evangelizar. Pero los primeros que reciben, que se
renuevan en su fe dándola, los primeros que redescubren un Jesucristo vivo, son
los propios laicos que forman el equipo y que intentan evangelizar.

Hay un extraño equilibrio entre dar la fe y recibirla; cuanto más la das,


más la recibes. Pero hace falta prestar atención a esto. No lanzarnos a un primer
anuncio sin haber sido evangelizados, para poder ser capaces de evangelizar.

Y la tercera pregunta es: ¿y quién apoya al evangelizador? ¿Quién libera al


evangelizador para que evangelice? Nos decía don Xavier Morlans que
hacen falta iniciativas concretas de Primer Anuncio. Para eso hacen falta
personas concretas, comunidades, laicos. Dirigidos por sus pastores, alentados
por ellos, suscitados por ellos. Pero hace falta esa gente. Y esa gente no es tan
fácil encontrarla.

Mi testimonio personal es que cada vez que me llama un sacerdote para


hacer un Curso Alpha, casi el 70% de las veces nos dice: “estoy solo, no tengo
con quien empezar”. “Tengo muy poco equipo o el equipo que tengo está
quemadísimo porque está a mil cosas en la parroquia”.

Hay que cambiar la dinámica de las cosas. Si queremos hacer una Nueva
Evangelización, necesitaremos evangelizadores.

Esto me lo decía el Delegado de la Misión-Madrid: “para hacer la Misión-


Madrid si no conseguimos equipos de seis, siete, diez personas en cada
parroquia, conscientes, formados y capaces, no vamos a poder hacer ninguna
misión”. Esto pasa por estas personas, por estos equipos, por los laicos y la
Iglesia necesita replantearse en una cierta medida cómo apoyar a
estos laicos.

Cómo liberarlos cuando sea necesario liberarlos, porque es muy difícil a


veces poderte dedicar al Evangelio si no tienes los medios materiales, si no
tienes un apoyo, una comunidad detrás. Y los sacerdotes están hasta arriba.
Nosotros estamos ayudando a sacerdotes, estamos descargando trabajo de ellos,
pero estamos haciendo algo juntos.
¿Cuál es la manera de hacer todo esto? ¿Cómo aterrizamos el Primer Anuncio?
¿Cómo conseguimos suscitar personas? ¿Cómo educamos laicos,
formadores? ¿Cómo evangelizamos?

Por supuesto que evangelizando. Pero también hace falta descubrir iniciativas
que existen en otras partes del mundo en la Iglesia Católica, como escuelas de
evangelización, que enseñen de una manera práctica a aterrizar las cosas. Si
no se aterrizan las cosas, vamos mal.

También hacen faltas escuelas de discípulos. No basta sólo con pretender ser
evangelizadores. Hace falta que aprendamos a ser discípulos. Sigue siendo algo
práctico. A veces trabajamos desde nuestras propias fuerzas. Nos falta Espíritu
Santo porque no somos sobrenaturales, porque no somos discípulos,
porque no estamos a los pies del maestro.

Y también hace falta que esto sea algo muy transversal. Es la hora de los
métodos. A eso nos llama el Papa, a eso nos llama la Iglesia. Sí, es la hora de
los movimientos, es la hora de una Iglesia diocesana, es la hora de los carismas -
lo sabemos después del Concilio Vaticano II- pero aquello que nos une, aquello
que es común a todos ahora mismo es el Primer Anuncio.

Podemos evangelizar juntos, debemos evangelizar juntos como


movimientos, debemos transcender nuestras propias barreras, nuestros propios
prejuicios e incluso nuestras propias maneras de hacer, para evangelizar con
otros. Eso es lo que hace Sentinelle, llama a gente de diferentes movimientos
para evangelizar juntos. Hay una riqueza enorme en la unidad de la
propia Iglesia a la hora de dar un testimonio ante el mundo. Y eso
significa salir de tu propia lógica y servir al Primer Anuncio.

Eso lo llamo yo transversalidad, y hay gente como Mons. Rey de Toulon que lo
llama conversión pastoral de la Iglesia.

Una Iglesia que pueda evangelizar pasa por unos laicos que sean
protagonistas del Primer Anuncio y por supuesto apunten a
Jesucristo, porque ése es nuestro objeto y nuestro contenido.

Así que termino agradeciendo a Mons. Osoro sus palabas, su claridad y


habernos vuelto a explicar algo que parece de cajón pero que nos habíamos
olvidado: Catequesis y Primer Anuncio no es lo mismo, uno precede a la
otra y se complementan.

Me quedo con una cosa de su intervención que me ha encantado: “como los


santos nosotros somos el método”.

El método de la Iglesia es que nosotros somos piedras vivas edificadas en


el cimiento de los apóstoles. Esto se hace a través de personas, de piedras vivas.
Vamos a explicar métodos en el Congreso. Son muy buenos los métodos, son
necesarios, son un camino en este momento.
Pero nosotros somos el método, igual que Jesucristo es el enviado del
Padre y en la persona de Jesucristo se concreta el mensaje de Jesucristo.

Nosotros somos los que daremos testimonio al mundo. Muchas gracias.

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