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Por lo cual yo no voy a hablar de Alpha, para eso están los talleres, sino que voy
a hablar del Primer Anuncio que al fin y al cabo es lo que nos congrega y a lo
que nos dedicamos desde Alpha igual que desde Sentinelle o Tornar a Creure
(Volver a Creer) que es lo que hace don Xavier Morlans, y al fin y al cabo todos
los que estamos en este extraño negocio de la evangelización en el que
buscamos almas, buscamos personas y buscamos hacer lo que la Iglesia nos está
llamando a hacer.
Y muchas veces lo que hace falta, lo único que hace falta, es que sepamos
interpretarlo y que sepamos aterrizarlo. Ese es el desafío actual, porque
teorías tenemos muchas, teología también tenemos mucha, y muy buena.
Doctores tiene la iglesia, pastores tiene la iglesia, pero a veces faltan laicos y
por eso quería hablar de los laicos como protagonistas y obreros del
primer anuncio. Porque si queremos hacer la Nueva Evangelización harán
falta obreros, hará falta gente que ponga en practica aquello a lo que la Iglesia
nos está llamando.
Parece una obviedad pero hasta ahora hemos hablado muy poco del
evangelizador y hemos hablado un poquito más del evangelizado y hemos
hablado mucho del objeto, de Jesucristo y del medio, el Primer Anuncio.
Cometeríamos no un error de fondo sino un error de orden si nos
olvidamos de que esto empieza por el hecho de que haya
evangelizadores, de que haya laicos.
Por lo tanto, dicen los Lineamenta, que para evangelizar primero hay que
ser discípulos: sería un error lanzarnos a evangelizar sin ser discípulos de
Jesucristo, sin escuchar al maestro, sin tener algo que dar.
Y por eso si hablamos del Primer Anuncio yo quiero que entendamos una cosa:
hay que hablar de personas. Está muy bien que nos enseñen acerca del
Primer Anuncio, vamos a enseñar. Yo voy a enseñar el método Alpha igual como
se nos van a enseñar otros métodos.
Pero no podemos olvidar ni perder del horizonte que esto se trata de personas.
El evangelio de San Juan empieza así: “Hubo un hombre llamado por Dios
que dio testimonio de la luz. Él no era la luz pero él daba testimonio”…hubo un
hombre. Dios envió a su hijo Jesucristo, envió a una persona…todo se trata de
personas en este “negocio” de la evangelización.
¿Por qué los laicos? Yo recuerdo una conversación con don Andrea Brugnoli
en un coche camino de una presentación y yo le decía: “¿no será mejor ser cura
para hacer estas presentaciones?” Y él me dijo “no, la fuerza de lo que estás
haciendo es precisamente que eres laico”.
Hay que cambiar la dinámica de las cosas. Si queremos hacer una Nueva
Evangelización, necesitaremos evangelizadores.
Por supuesto que evangelizando. Pero también hace falta descubrir iniciativas
que existen en otras partes del mundo en la Iglesia Católica, como escuelas de
evangelización, que enseñen de una manera práctica a aterrizar las cosas. Si
no se aterrizan las cosas, vamos mal.
También hacen faltas escuelas de discípulos. No basta sólo con pretender ser
evangelizadores. Hace falta que aprendamos a ser discípulos. Sigue siendo algo
práctico. A veces trabajamos desde nuestras propias fuerzas. Nos falta Espíritu
Santo porque no somos sobrenaturales, porque no somos discípulos,
porque no estamos a los pies del maestro.
Y también hace falta que esto sea algo muy transversal. Es la hora de los
métodos. A eso nos llama el Papa, a eso nos llama la Iglesia. Sí, es la hora de
los movimientos, es la hora de una Iglesia diocesana, es la hora de los carismas -
lo sabemos después del Concilio Vaticano II- pero aquello que nos une, aquello
que es común a todos ahora mismo es el Primer Anuncio.
Eso lo llamo yo transversalidad, y hay gente como Mons. Rey de Toulon que lo
llama conversión pastoral de la Iglesia.
Una Iglesia que pueda evangelizar pasa por unos laicos que sean
protagonistas del Primer Anuncio y por supuesto apunten a
Jesucristo, porque ése es nuestro objeto y nuestro contenido.