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Nicolás Maquiavelo

Nicolás Maquiavelo (1469-1527) fue escritor, filósofo político y diplomático. Hoy en día es considerado el
padre de la teoría política moderna. En su época, durante el Renacimiento, fue una figura de gran relevancia
en Italia. Su principal obra, El príncipe, escrita en 1513, durante su confinamiento en San Casciano, solo vio
luz póstumamente, en 1531.
El príncipe
El príncipe es la obra en la cual Nicolás Maquiavelo plasma su visión de la política, basada en su particular
experiencia y su profundo conocimiento de la historia y la psique humana. A continuación hacemos un
resumen temático de los contenidos del libro.
En esta obra, Maquiavelo, tiene la necesidad de explicar cuáles son los métodos más eficaces para fundar un
Estado, hacerse con el poder, o mantenerlo, ajeno a las consideraciones morales o religiosas.
Una de las finalidades de El príncipe es la descripción de una teoría que ofrece una idea de cómo sería el
gobernante ideal. Para ello, el diplomático enumera una serie de rasgos esenciales que caracterizan a un
buen político, entre ellos destacan:
 Manipulación, haciendo uso de los medios necesarios para alcanzar los fines
 Tenacidad y astucia para esquivar obstáculos
 Inmoralidad, debe estar por encima del bien y el mal
 Ingenio, carencia de escrúpulos
 Experto en el engaño
De este modo, El príncipe supone la exposición de un conjunto de estrategias que debe seguir todo aquel
gobernante que desee alcanzar y conservar el poder político.
Clases de principados, formas de adquirirlos y gobernarlos (capítulos 1-11)
Las repúblicas y los principados
Los primeros capítulos de la obra están dedicados a explicar las distintas clases de principados que hay y las
maneras en que estos pueden adquirirse. Comenta que los Estados pueden ser repúblicas o principados, y
que pueden ser hereditarios, cuando se trasmiten a través del linaje, o nuevos, cuando se obtienen por
herencia o conquista, mediante las armas propias o las ajenas, por fortuna o por virtud.
Principados hereditarios, nuevos o mixtos
Expone que los principados hereditarios, así como los nuevos, precisan políticas de continuidad en lugar de
cambios radicales que puedan trastornar la vida y costumbres de la población.
En cambio, aquellos que denomina mixtos (que son nuevos, pero que se anexan a un principado antiguo),
implican tratos diferentes, acordes con las circunstancias políticas que intervinieron en su adquisición.
Advierte sobre las dificultades de asumir el gobierno de un principado nuevo, y avisa especialmente sobre la
importancia de imponerse al grupo de poder anterior, de sofocar rebeliones y de manejar la política interna
con cautela y eficacia.
El poder absoluto o compartido
Maquiavelo considera que existen dos formas esenciales de gobernar un principado según las circunstancias
políticas: detentando el poder absoluto o administrándolo conjuntamente con un grupo de barones de
nobleza propia (no adquirida por gracia del príncipe).
Aconseja optar, de ser posible, por la primera de las opciones: detentar el poder absoluto, pues con la
segunda, el príncipe ostentará una menor autoridad y deberá sofocar frecuentemente rebeliones internas.
Sobre los Estados que se regían por leyes propias
También analiza Maquiavelo la forma en que se debe proceder en un Estado que, antes de su conquista, se
gobernaba por leyes propias, y, enumera las tres opciones que tiene el gobernante: 1) destruirlo, 2) radicarse
en él, o 3) mantener las leyes y costumbres anteriores, pero obligándolo a pagar tributos y ser gobernado por
un grupo leal al príncipe.
Advierte que, sin embargo, este tipo de Estados o ciudades tienen un gran orgullo por su libertad, razón por
la cual siempre estarán dispuestos a levantarse para reconquistarla. Así, pues, la única opción segura que
tiene el príncipe para mantener el poder es arrasarlo y dispersar a la población.
Sobre la adquisición de principados con armas propias o ajenas
Según Maquiavelo existen dos formas de adquirir los principados: con las armas propias y con virtud, o con
las armas y la fortuna de otros.
En el primer caso, señala que, si bien estos principados son más difíciles de adquirir, son, a la larga, más
fáciles de mantener, siempre y cuando se disponga de las suficientes fuerzas.
En el segundo, explica que los principados adquiridos con las armas y la fortuna de otros aunque resultan
muy fáciles de obtener, son, al contrario, difíciles de mantener, pues se depende de un conjunto de factores
que lo condicionan.
El buen y mal uso de la crueldad
Maquiavelo también advierte sobre el uso de la crueldad y la forma en que esta debe ser aplicada. Sostiene
que es bien usada si se cometen todos los crímenes al principio, lo que permite que luego, poco a poco, se
pueda empezar a otorgar beneficios a los súbditos, para hacerlos olvidar las ofensas recibidas previamente.
La crueldad es mal usada cuando no son cometidas todas en un inicio, lo que fuerza a que deban seguir
cometiéndose en lo sucesivo, lo que le atrae la enemistad del pueblo y conduce al príncipe al fracaso.
Principados civiles y eclesiásticos
Son también referidos otros tipos de principados, como lo son el civil y el eclesiástico. El primero, el civil,
se obtiene con el favor de los ciudadanos (de los poderosos o del pueblo); para él se requiere sobre todo de
astucia política, principalmente para mantener al pueblo del lado del príncipe.
El segundo, el eclesiástico, por su parte, es bastante difícil de adquirir en un principio, pero luego es muy
fácil de mantener, puesto que se apoya en las leyes de la religión.
Clases de milicias y cómo lidiar con ellas (capítulos 12-14)
Sobre la forma de medir las fuerzas de los principados
Maquiavelo explica la forma en que han de ser medidas las fuerzas en los diferentes principados. En este
sentido, lo principal, comenta, es si el príncipe es capaz de valerse por sí mismo o no.
Tener hombres, dinero y un ejército adecuado lo calificarían como capaz. En cambio, si no posee ninguno de
estos elementos, entonces deberá refugiarse tras sus murallas y resistir los ataques enemigos.
Sobre el ejército
Con relación al ejército y los soldados que el príncipe debe tener a su disposición, Maquiavelo afirma que
estos pueden ser de tres tipos: propio, auxiliar y mixto. Advierte sobre los soldados mercenarios, que luchan
por dinero y no por lealtad.
Desaconseja los soldados auxiliares, que pertenecen a otro príncipe, al cual deben su fidelidad. E indica que
lo idóneo será tener un ejército propio, que solo al príncipe deba lealtad.
También refiere la importancia de que el príncipe se ocupe de la guerra, que es tarea fundamental en el
Estado, que ni siquiera en tiempos de paz debe abandonarse, pues, advierte, un príncipe que no es hábil en
los artes de la guerra será despreciado por el pueblo.
Sobre la forma de actuar y comportarse del príncipe (capítulos 15-21)
Sobre lo que hace que un príncipe sea alabado o censurado
En los capítulos siguientes, Maquiavelo aborda la forma en que ha de conducirse el príncipe en función de
las circunstancias y de las consecuencias de sus acciones y decisiones.
Refiere las cosas que hacen que sea alabado o censurado y aconseja, en este sentido, guiarse siempre por la
realidad en lugar de perseguir utopías irreales. Ya que para mantener el poder lo importante no es seguir la
moral sino hacer lo que sea necesario para la conservación del Estado.
La generosidad y la avaricia
Hace también referencia a la generosidad y la avaricia, y realiza consideraciones sobre cuál es más
conveniente. La primera, por un lado, suele ser tenida por buena, pero a la larga resulta perjudicial, pues
para mantener esta reputación, el príncipe habrá de gastar todo su patrimonio.
En cambio, si opta por la avaricia, entonces también podrá ahorrarle impuestos al pueblo, lo cual lo ayudará,
en momentos decisivos, a financiar empresas y ganar guerras, de modo que acabará por ser amado por la
mayoría.
La crueldad y la compasión
Un aspecto central en la administración de la justicia del príncipe es el asunto de la crueldad y la compasión.
La compasión, que es una virtud apreciada, puede llevar con el tiempo a verse obligado a la crueldad.
A la crueldad, por su parte, la considera más efectiva que la compasión siempre y cuando sea bien
administrada. Mucha crueldad aplicada al principio ahorra crueldades futuras, mientras que si se prefiere ser
compasivo en un inicio, es posible que se tengan que cometer más y más crueldades para conservar el
Estado.
Sobre ser amado o temido
En este sentido, aconseja Maquiavelo ser amado y temido simultáneamente, pero afirma que, puestos a
elegir, lo mejor es ser temido que amado, pues el pueblo —explica— siempre puede olvidar el amor, pero
nunca el temor, y gracias a esto disminuyen las posibilidades de ser destronado.
Sobre el león y el zorro (alegoría)
Maquiavelo, con relación a la forma de conducirse en los asuntos del Estado, aconseja poseer la fuerza y la
cautela al mismo tiempo. Lo ilustra empleando la alegoría del león y el zorro. El león no sabe evitar las
trampas, mientras que el zorro no sabe cómo defenderse de los lobos, por ello, el príncipe debe ser capaz de
evitar las trampas, como el zorro, pero también de aterrorizar a los lobos, como el león.
Sobre las virtudes y el poder
Sobre la importancia de las virtudes en el ejercicio del poder, advierte que poseerlas es bueno, pero que es
más importante aparentarlas. De hecho, afirma que no toda virtud es buena para el poder y que, en todo
caso, la mayoría de la gente solo juzga por las apariencias y los resultados, de allí que se atribuya a
Maquiavelo la frase “el fin justifica los medios”, aunque no la exprese con estas mismas palabras.
Sobre ser odiado y menospreciado
Advierte que los únicos defectos que deben evitarse son el ser menospreciado y odiado, pues son estos los
defectos que pueden llevar a que el pueblo, los nobles o los soldados puedan ir contra su propio príncipe.
Sobre las fortalezas
Maquiavelo también discurre sobre la utilidad de armar o desarmar a los súbditos, y sobre la eficacia de las
fortalezas, que solo son útiles cuando se teme más al propio pueblo que a los invasores.
Sobre la forma de conducirse para ser amado por el pueblo
Maquiavelo explica que el príncipe debe conducirse de cierta manera para ser estimado y admirado por su
pueblo, los nobles y el ejército. Para ello, aconseja el acometimiento de grandes empresas, el manejo
adecuado de la política interna y realizar premiaciones o castigos que sirvan de ejemplo para sus súbditos.
La elección de secretarios (capítulos 22-23)
Advierte Maquiavelo sobre los criterios que debe seguir el príncipe a la hora de elegir a sus secretarios o
ministros, que serán el cuerpo de ayudantes y consejeros más cercanos y que, por lo mismo, han de ser los
más fieles, los que pongan por encima de su interés personal al príncipe y el Estado. En esa misma línea,
recomienda, más adelante, huir de los aduladores, porque no dicen la verdad.
Sobre la fortuna (capítulo 25)
También dedica Maquiavelo un capítulo a explicar el poder de la fortuna. Sin embargo, afirma que no todo
debe dejarse en manos de esta, sino que se ha de estar preparado para las adversidades de tal modo que se les
pueda hacer frente.
Las causas de la pérdida de Italia y la importancia de recuperarla (capítulos 24 y 26)
En los capítulos finales, Maquiavelo hace un balance sobre las causas por la cuales los príncipes de Italia
han perdido sus Estados, y enumera, entre ellas, carencia de ejércitos, mala relación con el pueblo, así como
falta de previsión y de decisión al actuar.
Por todo lo anterior, cierra la obra exhortando al príncipe, en este caso, Lorenzo de Médici, a quien va
dirigida la obra, a liderar Italia y liberarla de los bárbaros, es decir, de los extranjeros.
Discurso sobre la primera década de Tito Livio
Escrita entre 1512 y 1517, Discurso sobre la primera década de Tito Livio supone otra de las grandes obras
que hacen comprender el pensamiento político de Maquiavelo. Sin embargo, a menudo, es comparada
con El príncipe ya que parece contradecir aquí algunos supuestos que defiende en su obra más popular.
Al contrario que ocurre en El príncipe, en este libro Maquiavelo defiende una república con ciudadanos
libres e iguales. Asimismo, la república se alza como el sistema político ideal, ya que es el único que
garantiza el bien común y conduce a la igualdad.
Del arte de la guerra
Esta obra de Maquiavelo tiene su origen en 1520 y es un tratado militar destinado a Lorenzo Filippo Strozi.
Está estructurado en forma de diálogo y desarrollado en siete capítulos, en los cuales Maquiavelo hace una
crítica hacia el arte militar de la época y ofrece sus propuestas y estrategias en lo referente al terreno político
y militar.
El fin de esta obra es abordar de manera exhaustiva cómo debe ser la política militar de los gobernantes.
Para asegurar su estabilidad como gobernante, este debe poner todos sus esfuerzos en construir un aparato
militar fuerte.
Aportaciones
Estas son algunas aportaciones de Maquiavelo en lo referente al pensamiento político:
El método
Se trata de una de las aportaciones más novedosas de Maquiavelo. Está relacionado con la forma que tiene el
autor de analizar la realidad política. A diferencia de cómo se hacía anteriormente, Maquiavelo sigue un
sistema empirista. Algo poco usual entre los ideólogos, teólogos y moralistas de la época. Para ello, parte de
una base realista, y acata el comportamiento humano y la situación política tal como son y no como deberían
ser.
Análisis de los elementos políticos
Puso de manifiesto los elementos políticos que debían someterse a estudio. Con ello, el filósofo trató de
describir una forma de Estado estable y permanente. Asimismo, plasmó las instrucciones necesarias para
obtener el poder y conservarlo.

Análisis del comportamiento de los líderes


En su obra El Príncipe establece las características de un buen gobernante y cómo este debe comportarse
para aspirar a ser el mejor. A su juicio, esto se consigue mediante la astucia, la inteligencia o el
pragmatismo.
Separación entre Iglesia y Estado
En este sentido, Maquiavelo pone de manifiesto la influencia y fuerza política que la Iglesia había tenido
sobre el Estado hasta ese momento.
Frases de Nicolás Maquiavelo
Existe un adjetivo que se suele emplear para calificar actitudes similares a las que Maquiavelo defiende a lo
largo de sus obras, este es “maquiavélico”. La palabra sirve para referirse a alguien o algo que resulta
“astuto o engañoso”.
Asimismo, al autor se le atribuye erróneamente la frase “el fin justifica los medios”, ya que esta afirmación
resume muy bien su pensamiento. Sin embargo, hay citas que sí mencionó en sus libros, estas son algunas de
ellas:
 “Nunca intentes ganar por la fuerza lo que se puede ganar mediante el engaño”.
 “Nada grandioso fue jamás conseguido sin peligro”.
 “El que desea ser obedecido debe saber cómo mandar”.
 “Es mejor actuar y arrepentirse que no actuar y arrepentirse”.
 “La habilidad y la constancia son las armas de la debilidad”.
https://www.culturagenial.com/es/nicolas-maquiavelo/
“EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS”1: El fin justifica los medios es una frase atribuida erróneamente al
escritor y personaje relevante de la Italia renacentista, Nicolás Maquiavelo. La misma expresa que cuando
el objetivo o la causa son importantes, cualquier medio utilizado para lograrlo es válido.
Es habitual escuchar decir que ‘el fin justifica los medios’ cuando alguien ha conseguido algo por algún
método no del todo ético, pero que el hecho de realizarlo de aquel modo ha valido la pena por el resultado
conseguido (aplicándose sobre todo en el terreno de la política y los negocios especulativos).
Muchos son los que han atribuido, erróneamente, esta frase al escritor, y relevante personaje de la Italia
renacentista, Nicolás Maquiavelo, quien defendió a través de su obra literaria la manera más amoral y
déspota de hacer política. Incluso existen fuentes que indican que fue el propio Napoleón Bonaparte quien
la dijo tras la lectura de ‘El Príncipe’, la obra más insigne de Maquiavelo.
La mayoría de expertos e historiadores coinciden en señalar que la famosa cita atribuida a Maquiavelo es, en
realidad, el resultado y transformación de una frase extraída del texto en latín “Medulla theologiae
moralis” (1645) y cuyo autor fue el teólogo alemán Hermmann Busenbaum.
La frase que se encuentra en dicho texto, dice literalmente:
Cum finis est licitus, etiam media sunt licita
(Cuando el fin es lícito, también lo son los medios)

1
https://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/sabias-que-la-frase-el-fin-justifica-los-medios-no-pertenece-a-
maquiavelo/

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