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Leyenda De Niu Lang Y Zhi Nu Día de los

Enamorados.
1 La leyenda cuenta que Niu Lang era un pastor de corazón amable y cuyos padres habían
fallecido. Viviendo con su hermano y su cuñado, a menudo era maltratado. Un día, después de
haber sido expulsado de su hogar, un anciano (que resultó ser un ser sobrenatural) le guía
hasta un buey enfermo procedente del cielo. Con los cuidados de Niu Lang, el buey logra
recuperarse. Para mostrar gratitud a Niu Lang, el buey le presenta a Zhi Nu, un hada del cielo.
Ambos se enamoran y finalmente se terminan casando. Mientras Niu Lang se dedicaba al
cultivo de sus tierras, Zhi Nu tejía en su hogar, y de esta forma logran vivir una vida feliz. Con el
tiempo, la pareja amplía su núcleo familiar con un hijo y una hija. Sin embargo, los buenos
tiempos no durarán mucho ya que finalmente todo lo acontecido con Zhi Nu y el hecho de
casarse con un simple mortal es descubierto por el rey del cielo, que la enviará de regreso al
reino. Con la ayuda del buey y su sacrificio, Niu Lang logra volar hasta el cielo junto sus dos
hijos mientras siguen a su madre, y justo antes de que puedan alcanzar a Zhi Nu, la reina del
cielo crea un enorme río para separarlos, dando forma así a la Vía Láctea. Las lágrimas
derramadas por ambos enamorados consiguen incluso conmover a la reina. Como resultado,
les permitirá reunirse solo durante el séptimo día del séptimo mes lunar de cada año,
mediante un puente formado por miles de aves que acuden en dicha fecha para permitir el
ansiado encuentro.

2 En la noche del séptimo día del séptimo mes en el calendario lunar chino, según la leyenda,
el pastor de vacas Niu Lang y la doncella tejedora celestial viajarán a través de la Vía Láctea por
un puente formado por golondrinas para su encuentro anual. Los chinos han contado durante
mucho tiempo la historia de amor entre Niu Lang y la doncella tejedora. La doncella tejedora
es la hija menor del Rey Celestial, y es experta en tejer patrones y colores hermosos. Cuando
se ven los cielos brillantes y arcoíris de siete colores, deben haber venido de las hábiles manos
de la doncella tejedora. Liu Lang era un pastor de vacas que nació en una familia pobre en el
sur de China. Sus padres murieron cuando él era joven y creció con muchas dificultades. Vivía
solo y se ganaba la vida cuidando vacas. Era honesto, amable y diligente, pero al ser pobre, no
pudo encontrar una mujer con quien casarse. Un día, cuando cuidaba vacas en la pradera, Niu
Lang vio a nueve doncellas celestiales descender a la orilla del río. Se escondió detrás de los
árboles para observar. Las doncellas se quitaron sus coloridos vestidos, los dejaron en la orilla
del río y empezaron a jugar en el agua. Niu Lang estaba asombrado por su belleza,
especialmente de la más joven, en quien sus ojos estaban fijos. Una vaca que había cuidado
durante muchos años de repente comenzó a hablarle a Niu Lang: “Ella es la doncella tejedora
en el cielo. Si escondes su vestido, ella no podrá regresar, se quedará y se casará contigo”. La
vaca le dijo qué vestido pertenecía a la doncella tejedora. Unos momentos después, cuando
las doncellas se disponían a partir, la doncella tejedora tuvo que quedarse. Al no poder
encontrar su vestido, no pudo ascender al cielo. Niu Lang salió de entre los árboles. Le entregó
su vestido a la doncella tejedora. A estas alturas, el momento de su regreso al cielo había
pasado. Niu Lang le pidió a la doncella tejedora que se casara con él. Aunque no estaba
contenta de que hubiera escondido su vestido, vio que Niu Lang era un hombre amable, así
que aceptó casarse con él. Niu Lang y la doncella tejedora vivieron una vida feliz juntos.
Se amaban y respetaban mutuamente, y ambos trabajaban duro. Las finas manos de la
doncella tejedora transformaron la sencilla cabaña de Niu Lang en un hermoso y cálido hogar.
Pasaron rápidamente dos años, y la doncella tejedora había dado a luz a dos hijos, un niño y
una niña. Dos años en la tierra son solo un momento fugaz en el cielo. En cuanto las hermanas
de la doncella tejedora regresaron al cielo, el Rey Celestial descubrió que su hija menor había
desaparecido. Entonces vio que se había casado con un mortal en la tierra. Se enfadó y pidió a
la Reina Celestial que dirigiera un ejército de soldados celestiales para traer de vuelta a la
doncella tejedora. En la tierra, el cielo se oscureció de repente y el viento empezó a rugir. Un
momento después, los soldados celestiales llegaron y se llevaron a la doncella tejedora.
Aunque sospechaba que este día podría llegar, Niu Lang fue tomado por sorpresa y se
desesperó. Colocando a cada uno de sus hijos en una cesta y cargándolos con una larga vara
en los hombros, Niu Lang comenzó a correr tras los que habían capturado a su esposa.
Mientras los soldados ascendían al cielo con la doncella tejedora, Niu Lang se encontró
ascendiendo con ellos. Se apresuró a avanzar y la distancia entre él y su esposa parecía
reducirse. En ese momento, la Reina Celestial lanzó su pasador de cabello dorado frente a Niu
Lang. El pasador se convirtió en un río al instante, separándolo de su esposa. Este río se
conoció más tarde como la Vía Láctea. Niu Lang y la doncella tejedora se miraron a través del
ancho río celestial; con lágrimas en los ojos anhelaban estar el uno al lado del otro. Movidas
por su gran amor, las golondrinas formaron un puente con sus cuerpos sobre el río celestial.
La Reina Celestial vio el amor que se profesaban la doncella tejedora y Niu Lang. Ella les
permitió reunirse una vez al año, en la noche de su separación forzada, el séptimo día del
séptimo mes. En esta noche, encontrará muy pocas golondrinas, ya que la mayoría han subido
a formar el puente celestial. Si el viento está en calma y escucha con atención, podrá oír el
murmullo de Niu Lang y la doncella tejedora expresando su amor y anhelo mutuo.

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