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Oposición del pretérito y el antepresente de indicativo

Introducción

El español moderno emplea el pretérito para expresar una acción completa en el pasado (ej.
“Hace unos años canté en Barcelona” (CREA)). En cambio, el antepresente de indicativo se
emplea para expresar una acción pasada que llega al presente; se utiliza para expresar una
acción pasada, pero reciente o realizada en un tiempo que no ha terminado (ej. “Mire usted,
yo en mi vida he cantado a gusto” (CREA)). (Kany, 1969; Colombo, 2015). Sin embargo, en
algunos países hispanohablantes existe la tendencia de utilizar el pretérito con un valor
perfecto como el del antepresente.
El pretérito significa la acción pasada y acabada que no guarda relación con el
presente. Indica el momento inicial de la situación designada en pretérito, la anterioridad de
un suceso, sin importar cuánto duró pero sí considerándose como un proceso terminado,
perfectivo (Placencia, 2004), por lo que su empleo va normalmente asociado a narraciones
de eventos concretos (discursos narrativos); ej. “Yo hablé con algunos alumnos” (CREA).
Por el contrario, el antepresente se refiere a acciones no concluidas del todo (porque podrían
darse en el futuro, existe la posibilidad de que pueda suceder la acción verbal, por lo que
podría presentar un aspecto durativo en estos casos); ej. “Es mucho más sencillo de los que
hasta ahora he llevado a cabo” (CREA). O actúa como forma resultativa de relevancia
presente (acciones pasadas de implicación en el presente); ej. “Nunca he comido tantos
mariscos en mi vida” (CREA). E incluso como enfatizadora de la acción del verbo; ej. “Sólo
he sufrido dos accidentes en mi vida” (CREA). Este efecto se desarrolla sobre todo en los
contextos narrativos con una función expresiva concreta. Puede producir emoción sobre la
acción narrada, como parte de una secuencia de acontecimientos. (Aleza Izquierdo, 2010)
La NGLE (2009) recoge el panorama variado y complejo de soluciones que derivan
de la oposición y neutralización entre ambas formas:
a) La oposición entre el pretérito, que denota hechos anteriores al momento del habla,
pero relacionados con él, y el antepresente, que expresa la persistencia de hechos
pretéritos
b) El pretérito sustituye al antepresente independientemente de los valores temporales o
aspectuales, aunque esta situación no implica que el último desaparezca.

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c) El antepresente sustituye al pretérito sin que ello signifique que desaparezca e último.
Por su parte, Aleza Izquierdo (2010) afirma que las formas he cantado y canté
presentan un panorama muy complejo en cuanto a su uso, la oposición entre ellas y los
resultados de las tendencias a la neutralización de sus valores en el discurso cotidiano:
a) Tendencia a la neutralización: se señala la existencia de «neutralizaciones» entre las
dos formas en muchas zonas en beneficio del pretérito. También puede darse de forma
contraria en beneficio del antepresente.
b) Convivencia de las dos formas: la situación general refleja que en un mismo país
conviven ambas formas, aunque predomine una según zonas o se produzcan
neutralizaciones más radicales. Se conserva cierto tipo de oposición, que normalmente
está muy alejada de la temporalidad y tiene que ver más con aspectos modales o
pragmático-discursivos, e incluso estilísticos.

Distribución geográfica

- España: en el español peninsular la mayor o menor distancia cronológica entre la acción


expresada y el momento de enunciación no es relevante para el uso una forma y otra, sino el
que esa acción tenga o no relación con el presente. Si el pretérito no tiene modificadores
verbales designa un hecho sucedido en el pasado y que tuvo límite en el pasado. Por su parte,
el antepresente designa una acción que se aproxima al presente gramatical, es decir que se
produce en el “presente ampliado”, en un periodo desde un punto del pasado hasta al ahora,
siempre y cuando no haya modificadores verbales (Alarcos, 1947).
En este país, algunas regiones de Galicia, Asturias y León utilizan el pretérito para
expresar ambos significados (Menéndez Pidal, 1906). Se hacen diferencias entre pretérito y
antepresente en Navarra, Aragón y una parte de Castilla la Vieja, en el resto de España ambos
usos han tendido a fusionarse. En Madrid se prefiere el antepresente, llegando a utilizarse en
ocasiones donde anteriormente sólo se aceptaría el pretérito como en ayer he ido = ayer fui
(Kany, 1969). En la NGLE (2009) se afirma que la oposición entre ambas formas que se da
con claridad en la zona central y meridional del español europeo peninsular. En cambio, en
el noroeste del país y en las islas Canarias el pretérito sustituye al antepresente.
Los datos recogidos por Pato y Heap (2006) del Atlas Lingüístico de la Península
Ibérica (ALPI) muestran que Asturias, León y los enclaves del centro y norte de Zamora, así

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como en la parte limítrofe de Cantabria con Asturias, se prefiere el pretérito. La misma forma
también aparece en las provincias de Cáceres y de Albacete; o en Soria, Ciudad Real y
Murcia. La forma en antepresente puede oírse en Madrid, provincias de Toledo, Guadalajara,
Cuenca, los enclaves fronterizos de Cáceres con Portugal, y los de Huesca y Teruel con
Cataluña. Por otro lado, los datos del Atlas Lingüístico de Castilla y León (ALCyL)
documentan el pretérito en las provincias de Palencia, Valladolid, Segovia, Ávila, Burgos,
Este de León, Zamora y Salamanca; mientras que el antepresente aparece en León, Zamora
y Salamanca. Los datos del Corpus Oral y Sonoro del Español Rural (COSER) corroboran
los del ALPI marcando predominio del pretérito en las provincias de León, Zamora y
Salamanca.

- México: Lope Blanch (1991) indica que la diferencia entre el pretérito y el antepresente no
es el valor perfectivo, sino la diferencia temporal, ya que el pretérito indica un hecho sucedido
en el pasado y que tuvo límite en ese mismo pasado, mientras que el antepresente da una idea
de presente ampliado. De acuerdo con el corpus de Kany (1969), en el país se tiene
preferencia por el pretérito. Moreno de Alba (2003) afirma que las diferencias de frecuencia
en el uso de antepresente deben buscarse en razón de geografía lingüística. De manera general
en América y particularmente en México el uso del antepresente se ve más restringido que
en España por razones de su diferente valor significativo.
La NGLE (2009) marca que la oposición que se presenta en la región es aspectual y
no temporal. Es decir, el pretérito se usa para acciones acabadas en el pasado (empleo
general) o para situaciones, aunque recientes, concluidas: “Hoy estuvo más tranquilo”; el
antepresente se reserva para acciones que continúan en el presente. Aleza Izquierdo (2010)
concuerda con que la oposición es aspectual, aunque con el matiz importante de que el
pretérito se puede emplear para acciones concluidas, no importa la lejanía o anterioridad de
la acción con respecto al acto de habla.
Se han analizado casos del uso del pretérito fuera de la situación de la conversación,
para resaltar la importancia que se da el hablante a sí mismo (valor deíctico) por encima de
lo que se está narrando. Además, el pretérito se usa para indicar acontecimientos reales e
identificables, mientras que el antepresente se utiliza para referirse a eventos que (aunque
sean perfectivos, concluidos en el pasado), son relativamente abstractos en la mente del
hablante, lo que explicaría su tendencia a usarse en un contexto negativo (un evento negado

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es más abstracto que uno no negado), con sujetos inanimados y en estructuras impersonales
con se (lo no personal lo aleja de lo real), y su uso en situaciones de énfasis para marcar una
acción y su transcendencia para el hablante. La autora añade que la vitalidad de la forma en
pretérito se extiende a contextos en los que la forma canónica es el antecopretérito de
indicativo, es decir, puede adquirir el valor de indicar anterioridad a una acción pasada.
Colombo (2015) dice que en la norma mexicana el pretérito puede aludir a una noción
de anterioridad próxima o en ahora de la comunicación o remota, en el pasado absoluto. Así
mismo, puede presentarse con determinaciones de tiempo en cuyo significado se incluye el
ahora del que habla cuando la situación se estima terminada. Su valor perfectivo determina
que las situaciones expresadas se consideren como unidades independientes, absolutas,
claramente insertadas dentro de sus límites temporales, un evento anterior al acto de la
palabra y desvinculado de ese momento. De ahí también su carácter dinámico, sucesivo y
singular que lo hace apto para la narración. La forma en antepresente tiende a emplearse con
un sentido aspectual de acción “imperfectiva” con un valor temporal de “aún presente” en un
buen porcentaje de sus usos. Se refiere a una situación que inició en algún momento pasado
y sigue vigente hasta el momento en que se enuncia, por lo que es una situación no terminada,
de la cual puede incluso inferirse continuidad futura. De igual forma puede emplease para
tratar situaciones que el hablante ha experimentado al menos una vez y pueden llegar a
repetirse o para la persistencia del resultado de una acción pasada. Un uso particular en la
norma mexicana es el de pasado perfectivo con sentido actualizador.

- Puerto Rico: en este país se conserva la oposición aspectual entre ambas formas, aunque
con el matiz importante de que el pretérito se puede emplear para acciones concluidas, no
importa la lejanía o anterioridad de la acción con respecto al acto de habla (Aleza Izquierdo,
2010).

- Cuba: Se emplea con más frecuencia el pretérito de acuerdo con el corpus de Kany (1969).
La NGLE (2009) marca que las dos formas conviven en el país

- Santo Domingo: se emplea con más frecuencia el pretérito de acuerdo con el corpus de
Kany (1969).

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- Belice: se conserva la oposición entre las dos formas, aunque con el matiz importante de
que el pretérito se puede emplear para acciones concluidas, no importa la lejanía o
anterioridad de la acción con respecto al acto de habla (Aleza Izquierdo, 2010).

- Guatemala: se conserva la oposición entre las dos formas, aunque con el matiz importante
de que el pretérito se puede emplear para acciones concluidas, no importa la lejanía o
anterioridad de la acción con respecto al acto de habla (Aleza Izquierdo, 2010).

- Honduras: se conserva la oposición entre las dos formas, aunque con el matiz importante
de que el pretérito se puede emplear para acciones concluidas, no importa la lejanía o
anterioridad de la acción con respecto al acto de habla (Aleza Izquierdo, 2010).

- El Salvador: se emplea con más frecuencia el pretérito de acuerdo con el corpus de Kany
(1969). Y se conserva la oposición entre las dos formas, aunque con el matiz importante de
que el pretérito se puede emplear para acciones concluidas, no importa la lejanía o
anterioridad de la acción con respecto al acto de habla (Aleza Izquierdo, 2010).

- Costa Rica: se emplea con más frecuencia el pretérito de acuerdo con el corpus de Kany
(1969). Y se conserva la oposición entre las dos formas, aunque con el matiz importante de
que el pretérito se puede emplear para acciones concluidas, no importa la lejanía o
anterioridad de la acción con respecto al acto de habla (Aleza Izquierdo, 2010).

- Panamá: se emplea con más frecuencia el pretérito de acuerdo con el corpus de Kany
(1969). De acuerdo con Aleza Izquierdo (2010) se conserva la oposición entre las dos formas,
aunque con el matiz importante de que el pretérito se puede emplear para acciones
concluidas, no importa la lejanía o anterioridad de la acción con respecto al acto de habla, y
la vitalidad de la forma en pretérito (canté) se extiende a contextos en los que la forma
canónica es el antecopretérito de indicativo (había cantado), es decir, puede adquirir el valor
de indicar anterioridad a una acción pasada. (Aleza Izquierda, 2010).

- Colombia: se emplea con más frecuencia el pretérito de acuerdo con el corpus de Kany
(1969). La NGLE (2009) marca que la oposición que se presenta en la región es aspectual y
no temporal. Es decir, el pretérito se usa para acciones acabadas en el pasado (empleo
general) o para situaciones, aunque recientes, concluidas; el antepresente se reserva para
acciones que continúan en el presente.

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Aleza Izquierdo (2010) concuerda con que la oposición es aspectual, aunque con el matiz
importante de que el pretérito se puede emplear para acciones concluidas, no importa la
lejanía o anterioridad de la acción con respecto al acto de habla, y añade que la vitalidad de
la forma en pretérito se extiende a contextos en los que la forma canónica es el antecopretérito
de indicativo, es decir, puede adquirir el valor de indicar anterioridad a una acción pasada.

- Venezuela: se emplea con más frecuencia el pretérito de acuerdo con el corpus de Kany
(1969). La NGLE (2009) marca que la oposición que se presenta en la región es aspectual y
no temporal. Es decir, el pretérito se usa para acciones acabadas en el pasado (empleo
general) o para situaciones, aunque recientes, concluidas; el antepresente se reserva para
acciones que continúan en el presente.

De acuerdo con Aleza Izquierdo (2010) en el país se conserva la oposición aspectual entre
ambas formas, aunque con el matiz importante de que el pretérito se puede emplear para
acciones concluidas, no importa la lejanía o anterioridad de la acción con respecto al acto de
habla. Además se han analizado casos del uso del pretérito fuera de la situación de la
conversación, para resaltar la importancia que se da el hablante a sí mismo (valor deíctico)
por encima de lo que se está narrando.

- Ecuador: en este país la tendencia es que el antepresente sustituya al pretérito. (NGLE,


2009). En el país se presenta la convivencia de ambas formas, donde la forma no marcada es
el pretérito, que convive con la marcada, que es la antepresente. Ambas formas han adquirido,
además de los comunes para el español, valores evidenciales. El pretérito indica experiencia
directa en el evento y antepresente implica que el hablante no ha experimentado
personalmente el evento, sino que lo ha inferido o se lo han contado. (Aleza Izquierdo, 2010)

- Perú: se utiliza más habitualmente el antepresente que el pretérito. (Kany, 1969). En la


zona costeña del norte del país la tendencia es que el antepresente sustituya al pretérito.
(NGLE, 2009). Aleza Izquierdo (2010) afirma que zonas de Perú es más frecuente la forma
en antepresente (favorecida por la influencia de las lenguas amerindias).

- Bolivia: en el país se oye el antepresente de indicativo en lugar del pretérito. (Moreno de


Alba, 2001: 181). La NGLE (2009) concuerda con que la tendencia del país es que el

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antepresente sustituya al pretérito. De hecho, Aleza Izquierdo (2010) comenta que se ha
documentado un extraordinario predominio del antepresente en el país.

- Chile: se puede ver una preferencia por el pretérito, pero se encuentran ejemplos en los que
se utiliza un tiempo verbal cuando debería emplearse el otro, devolví por he devuelto o se ha
estremecido por se estremeció. (Kany, 1969). De acuerdo con la NGLE (2009), en el país el
pretérito sustituye al antepresente. Aleza Izquierdo (2010) concuerda con la NGLE y añade
que la vitalidad de la forma en pretérito (canté) se extiende a contextos en los que la forma
canónica es el antecopretérito de indicativo (había cantado), es decir, puede adquirir el valor
de indicar anterioridad a una acción pasada.

- Paraguay: el pretérito sustituye al antepresente. (NGLE, 2009). De acuerdo con Aleza


Izquierdo (2010) el antecopretérito (había cantado) se extiende a contextos en los que la
forma canónica es el pretérito (canté). Es decir, puede perder el valor de indicar anterioridad
a una acción pasada.

- Argentina: se oye el antepresente e de indicativo en lugar del pretérito en el noroeste.


(Moreno de Alba, 2001: 181). En San Luis se utiliza más habitualmente el antepresente que
el pretérito, mientras que en la mayor parte del resto del país se emplea con más frecuencia
el pretérito. (Kany, 1969). La NGLE (2009) afirma que en el español de gran parte del país
el pretérito sustituye al antepresente.

Aleza Izquierdo (2010) confirma que en la zona litoralpampeana de Argentina se utiliza


mucho más la forma canté, mientras que en el noroeste (influjo quechua) y centro se utiliza
mucho más he cantado. Además, el antecopretérito (había cantado) se extiende a contextos
en los que la forma canónica es el pretérito (canté). Es decir, puede perder el valor de indicar
anterioridad a una acción pasada.

- Uruguay: se emplea con más frecuencia el pretérito. (Kany, 1969). La vitalidad de la forma
en pretérito se extiende a contextos en los que la forma canónica es el antecopretérito de
indicativo, es decir, puede adquirir el valor de indicar anterioridad a una acción pasada. Se
ha registrado el fenómeno en los países del Uruguay en hablantes de todos los niveles (Aleza
Izquierdo, 2010).

Conclusiones

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Fenómeno Zona Nivel Sociocultural Notas
Argentina El noroeste prefiere el
pretérito, mientras que San
Oposición del Luis y Córdoba prefieren el
pretérito y el antepresente.
antepresente de Belice Se conserva la oposición
indicativo entre las dos formas
Bolivia El antepresente sustituye al
pretérito, en una pequeña
parte sigue utilizándose el
pretérito
Chile El pretérito sustituye al
antepresente
Colombia Se prefiere el pretérito, la
oposición entre ambos
tiempos es aspectual, no
temporal.
Costa Rica Se prefiere el pretérito y se
conserva la oposición entre
las dos formas
Cuba En general se prefiere el
pretérito, pero siguen
conviviendo ambas formas.
Ecuador En la mayor parte el
antepresente sustituye al
pretérito, aunque siguen
conviviendo ambas formas.
El Salvador Se prefiere el pretérito y se
conserva la oposición entre
las dos formas

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España En Galicia, Asturias y León
el pretérito sustituye al
antepresente. Navarra,
Aragón y parte de Castilla
la Vieja se diferencia entre
ambos tiempos. Madrid
prefiere el antepresente.
Guatemala Se conserva la oposición
entre las dos formas
Honduras Se conserva la oposición
entre las dos formas
México Se prefiere el pretérito. La
oposición entre ambos
tiempos es aspectual, no
temporal.
Panamá Se prefiere el pretérito y se
conserva la oposición entre
las dos formas
Paraguay El pretérito sustituye al
antepresente.
Perú El antepresente sustituye al
pretérito.
Puerto Rico La oposición entre ambos
tiempos es aspectual, no
temporal.
Santo Domingo Se prefiere el pretérito
Uruguay Se prefiere el pretérito
Venezuela Se prefiere el pretérito. La
oposición entre ambos
tiempos es aspectual, no
temporal.

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Bibliografía

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Nueva gramática de la lengua española, Madrid: Espasa Libros, volúmenes 1
(Morfología y Sintaxis) y 2 (Sintaxis).

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