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PALABRAS PRELIMINARES

En 1952 había sido designado profesor de la Escuela de Pe-


riodismo de la Universidad de Chile.
El 4 de noviembrede 1968 se le otorgó el Premio Nacional de
Literatura, y el año siguiente fue elegido miembro de número de
la Academia Chilena de la Lengua.
Hernán del Solar murió en Santiagoel 22 de febrero de 1985.

Todos los pueblos tienen fundadores,


conocidos o ignorados. Así, pues, hace muy
largo tiempo —tan largo que es inútil tratar de
saber cuándo fue— existió sobre la tierra un
hombre negro llamado Upa-Upa. Eraalto,
fuerte, valeroso y manejaba las armas mucho
más diestramente que todos los suyos. Noes
extraño, por lo tanto, que lo nombraran jefe.
Upa-Upa cuando daba sus órdenes se gol-
peabael pecho con el puño cerrado,y el ruido
de los golpes era como el de un tambor que
HERNÁN DEL SOLAR
aA

cruza los valles y las montañas, y se pierde cazando,se vio venir desde las alturas a un pájaro
nadie sabe dónde. de siete colores, que cantaba como un millón
Upa-Upareunió,cierta vez, a sus guerreros, de trompetas, estremeciendo el mundo. Upa-
y les dijo que partirían a conquistar tierras Upa supo inmediatamente,al levantar los ojos,
extrañas. Los guerreros bailaron agitando sus que todos los dioses negros habían celebrado
armas con estruendo y cantando unos himnos unareunión y decidido llevarse a Upa-Upaal
que ya nadie recuerda. castillo en que vivían, en un lugar quebrilla
Y partieron por los montes, y cruzando las como unaestrella. “Voy a morir —murmuró
selvas llegaron a unas tierras en que vivían Upa-Upa, entre los cazadores—, y quiero que
otros hombres negros, que fueron dominados. mis enseñanzas no se olviden nunca”. Después
De este modo fundó Upa-Upa un pueblo se inclinó para que el pájaro pudiera tomarlo de
muy grande, y se hizo respetar y temer. A los la cintura y conducirlo fácilmente a su nueva
guerrerosde este jefe se les llamó los upa-upa, morada. Desde entonces, Upa-Upa vela por
y con este nombre fueron conocidos a través los suyos, allá en lo desconocido delosaires, y
de los años. asomado a una ventana mira todo lo que pasa
Cuando Upa-Upa murió, como mueren en la Tierra. Á veces está contento, y entonces
todos los hombres, los hechiceros arrojaron crecen los trigos, hay lluvias favorables, soplan
su cuerpo en el río más torrentoso, para que buenosvientos; a veces está enojado, y entonces
nunca se le encontrara. Después inventaron la lluvia desaparece,la tierra sufre de sed y los
una leyenda que hasta hoy cuentan los viejos animales salvajes salen de las selvas para atacar
de la tribu con las siguientes palabras: a los hombres.
—Upa-Upa estabaviejo, y ya no podía alcanzar Losviejos de la tribu cuentan esta historia,
mayorgloria. Entonces un día, mientras estaba y todos los niños negros la escuchan con una
HERNAN DEL SOLAR
AALASAVENTURASDETOTORA

atención extraordinaria, conteniendola res- extensión de un país de los de buen tamaño.


piración para no perder unasola palabra, y Hacia la izquierda corre un río, llamadoel
mirando de vez en cuandohaciael cielo para del Colmillo, porque cuando fue descubierto
versi, por casualidad, divisan el castillo en que iba flotando sobre las aguas el colmillo de
Upa-Upa, asomadoa la ventana, se sobalas un elefante.
barbas con mano distraída; unas barbas que Las viviendas del pueblo son sencillas, re-
el tiempo ha hecho tan blancas e inmensas, dondas, con una puerta al centro y un techo
que ya parecen unrío de nieve que corre por puntiagudo. En medio del pueblo hay una plaza,
entre las estrellas. dondese celebran las principales ceremonias.
Bueno: todo esto sucedió —ya lo hemos Las dos viviendas más grandes son las del rey,
dicho— hace muchosaños, y ahora el pueblo Upanga, descendiente directo de Upa-Upa, y
de Upa-Upa, con las guerras, las enfermeda- la del hechicero Búa, un hombrecillo viejo,
des, las inundaciones y otras calamidades que flaco y temido.
nunca faltan, se ha vuelto pequeñito, no tiene Ante la puerta del palacio de Upanga hacen
muchoshabitantes, y trata de vivir lo mejor guardia tres o cuatro granaderos de la Orden
posible, entre bosques, montañas y lagos que del Jabalí, que usan grandes lanzas y van des-
tienen nombres muy bonitos o muyfeos, calzos. Ante la morada de Búa no hay guardia
según haya sido el gusto de aquellos que los alguno, pero siempre se ve subir un humo
han nombrado por primera vez. lento, que parece brotar dela tierra.
Pero vamos a ser más precisos, para que El pueblo se divide en guerreros, cazadores
todos sepamos cómo es el pueblo de Upa- y gente común. Los guerreros visten hermosas
Upa. Está situado, con toda exactitud, a la pieles y se adornan la cabeza con plumas de
entrada de unaselva tan enorme,quetienela diversos colores. Son los personajes más im-

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HERNÁN DEL SOLAR

portantes, después del rey y del hechicero. Los


cazadores son los que proveen de alimentosa la
población,y se les estima grandemente. Todos
los demás viven a su manera,sin preocuparse
ni poco ni mucho de las cosas, obligados a
mantenerse tranquilos y a hacer todo lo que
se les ordena, lo cual es siempre poquísimo.
En las noches, antes que los upa-upa se
vayan a dormir, se encienden hogueras a la
entrada de la selva, para que los animales
feroces, temerosos del fuego, no incursionen
por la población. De vez en cuando, un cen-
tinela va animando las llamas, para que no se
apaguen antes del amanecer. Y en el pueblo
hay un silencio absoluto. El único que suele
estar despierto muchas horas, entretenido en
escuchar los rumores que vienen dela selva,
es un niño. Se llama Totora, y se parece a
todos los demás niños del pueblo; pero tiene
una misteriosa sonrisa, que vuelve locos a sus
padres y a todo el mundo.
Los viejos, los jóvenes y los niños ya no
saben qué hacer con Totora. Los desorienta
LAS AVENTURAS DE TOTORA

a todos con sus rarezas. Una mañana, por Búa se quedó pensativo, y ya iba a contestar
ejemplo, se vio que había desaparecido el de una manera incomprensible, como siempre
centinela de las llamas. Su cuerpo apareció que no sabía algo, cuando Totora levantó la
despedazado, horas después, en un lugar de vozy dijo estas palabras asombrosas, entre los
la selva. Era evidente que un tigre le había grandes y chicos que había en la plaza:
clavadosus garras y sus colmillos. Nadie dijo —El Señor Hambrientoeraciego, sin duda,
queeraeltigre el asesino, porque los upa-upa y no vio las llamas. ¿Cómo podía, entonces,
no pronunciaban el nombre de este animal, temerlas?
convencidos de que bastaba nombrarlo para Búale lanzó a Totora una mirada terrible, se
atraerlo. Así, pues, le llamaban “el Señor encogió de hombros y empezó a pronunciar
Hambriento”, inclinando profundamente la un largo discurso, que nadie entendió, y que,
cabeza al decir estas palabras. por lo tanto, convenció a todos. Es así como
El día que desapareció el guardia, y antes proceden los hechiceros. Pero dos días después,
que fuera encontrado,los upa-upa se reunieron ante el asombro de los upa-upa, apareció To-
en la plaza para comentar su desaparición. tora seguido de untigre ciego, de vuelta de la
Búa,el hechicero, habló de esta manera, para selva. Los cazadores le dieron muerte, y luego
explicar el caso: le pidieron a Totora que explicara cómo había
—Seguramente ha venido el Señor Ham- encontrado ese tigre ciego.
briento y se lo ha llevado. No tardaremos en —No mecostó mucho —dijo Totora, sonriendo
encontrarle si buscamosporla selva. misteriosamente—. He oído decir que unafiera
Y alguien preguntó: vuelve siempre al lugar en que ha encontrado
—¿Cómo pudoentrar el Señor Hambriento una presa. Y para volver a nuestro pueblo,sin
estando encendidas las hogueras? perderse, no hay quealejarse mucho. De modo
HERNÁN DEL SOLAR
oLASAVENTURASDETOTORA

queyo resolví salir en busca del Señor Ham- Y Búa comenzó a hablar de Totora como
briento que mató al centinela de las llamas. se habla siempre de los niños ociosos que no
No mevio venir. Y cuandosintió que yole sirven para nada. Por su nacimiento,pertenecía
acariciaba la cabeza, se mostró muy extraña- Totora a la casta de los guerreros; pero Búa
do. Moviendo la cola, pareció decirme: “No se dio maña para convencera la tribu de que
tengo hambre y no pienso devorarte. Además, Totora no sería nunca un guerrero valeroso
acabas de tener una idea que me gusta: me has y robusto. Y lo convirtieron en aprendiz de
rascado la cabeza, cosa que nunca le ha hecho cazador. Así vivió dos años, hasta que Búa
nadie a un Señor Hambriento. Si quieres ser insistió en una asamblea que era inútil tratar
mi amigo, iré adonde me lleves. Comoves, de hacer un buen cazador del infeliz Totora.
soy ciego, y tú verás por los dos”. Entonces Entonces el niño pasó a ser uno de los innu-
eché a andar y el Señor Hambriento se vino merables chicos negros que solo sirven para
a mi lado, como los perritos que queremos. traer aguadel lago y para ayudar a las mujeres
Eso es todo. en la cocina.
Esta historia impresionó hondamentea los Los padres de Totora, muy humillados,
upa-upa. Los hombres,las mujeres y los niños enviaron al niño a casa de su abuelo, la que
hablaron durante cuatro días de Totora, como estaba al pie de la montaña. El abuelo era un
se habla de los grandes héroes. Esto desagradó anciano que se había distinguido en varios
a Búa como nada le había desagradado en su combates y poseía un conocimiento muy
larga existencia. exacto de los hombres.
“Totora es un peligro —pensó—. Cualquier —Tu gran enemigo es el hechicero Búa —dijo
día lo nombran hechicero. Algo hay que hacer el anciano—.Es dificil combatir con él. Su poder
para desacreditarlo”. es tan grande comoel del rey Upanga. Pero no

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debes desanimarte. Mientras vivas conmigo,te -Yo seré hechicero aunque Upa-Upa se
ejercitaré en el manejo de las armas,y llegarás a oponga —respondió Totora, sonriendo como
ser uno de nuestros guerreros más temibles. El lo hacía siempre, es decir, con una sonrisa que
rey Upanga permitirá que te midas en ruidosos resultaba indescifrable.
torneos con sus mejores oficiales. Tú los vencerás, El anciano volvió a gritar su desesperación
y de este modo recobrarás el aprecio de todos. y después, con gesto furibundo, le señaló a
—Nomeinteresa lo que me propones —con- Totora la puerta.
testó sonriendo Totora—. Yo deseo algo más. —¡Márchate ahora mismo! —aulló—. No quiero
—¿Algo más? —preguntóel anciano, estupe- tenerte un minuto más en mi casa.
facto—. ¿Qué más puedes desear? Eres muy Totora inclinó la cabeza, pidió que le per-
joven para saber lo que te conviene. donara su osadía y luego se marchó comose
—Sin embargo lo sé —dijo Totora. lo ordenaban.
—¿Y quées lo que sabes? Me gustaría oírlo. “¿Qué haré? —se dijo—. No puedo volver a
—Quiero ser hechicero, pero muy superior casa de mis padres. Búa me odiará siempre.
a Búa —dijo el niño. Estoy de más en el pueblo de los upa-upa”.
Entonces el anciano juntó las manosy lan- Y empezó a subir la montaña. Después en-
zó un grito que significaba la más inmensa tró en el corazón de la selva. Y como estaba
desesperación. cansado, se tendió a dormir.
—Para ser hechicero —dijo por fin— hay que
aprender importantes secretos y conseguir un
poder maravilloso, que únicamente lo otorgan
nuestrosdioses allá arriba, en el castillo en que
vive Upa-Upa, el inmortal.

20: ¡21
ES
Totora medita y sigue
adelante

Dn
Pros rr rr rr rr rr rr rro rr rro rro sor ross rss rro rr 02.

Elaire frío de la mañana despertó a Totora.


Se sobó un rato los brazos y las piernas, para
desentumecerse, y miró entretanto hacia todas
partes. Recordó entonces que había huido de |
su pueblo y sintió una secreta angustia.
“¿Qué haré, completamente solo? —pensó,
fijando la mirada en la tierra—. Yo no sirvo
para nada. Búa tiene razón”.
Pero interrumpió sus pensamientos al advertir
que alrededor suyo había numerosas huellas

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HERNÁN DEL SOLAR
OLASAVENTURASDETOTORA

de grandes y pequeñas bestias, que, mientras difícil conseguir un solo bocado. Se levantó
dormía, habían venido a olfatearle. de prisa, sacudió el cuerpo como un perrito
“No han querido comerme —dijo para sus quese ha caído al agua, y empezó a caminar.
adentros—. Sin embargo, soy tan apetitoso Para acompañarse en su marcha, imitó con
como todos los demás. Talvez un poco flaco, la boca, lo mejor que pudo,el sonido de un
no muy grande; pero más vale un mordisco tambor negro.
en unapresa chica que ninguno en una presa ¡Bum, bum, bum! —cantaba—. ¡Bum, bum,
gorda”. bum!
Y enese preciso momentose le ocurrió algo Mucho más allá, unos monos que comían
quele llenó de alegría. Pensó que únicamente en las copas de los árboles sintieron el extraño
a los grandes hechiceros no los devoraban las ruido y miraron hacia abajo. Nunca habían
bestias. A cualquier otro, en un caso comoel visto a un negro ni a un blanco, y tanto se
suyo —dormidoallí, indefenso—, ¿no lo tomaría asombraron quedejaron caer, pelada,la fruta
el Señor Hambriento entre sus dos grandes que comían. Totora se detuvo y, sin mirar
patas, entornadoslos ojos, relamiéndose, para hacia arriba, para no perder tiempo, recogió
ir poquito a poquito quitándole la vida, en la fruta y se la llevó a la boca.
una cenacallada y feliz? “Ando consuerte —pensó—.Si esto continúa,
“Enrealidad -se dijo—, si tanto he deseado los upa-upa lamentarán mi ausencia. Búa es
siempre ser hechicero, es porque ya lo soy, sin un envidioso. Nunca lo he visto hacer nada
saberlo. El día menos pensado me voy a dar que valga la pena. Estoy seguro de quesi an-
cuenta deesto. ¡Y qué gozo va a ser el mío!” duviera solo por aquí, se moriría de hambre”.
Tanto le entusiasmóla idea quenisiquiera Y caminó largamentehasta llegar a orillas
recordó que tenía hambre y queiba a serle de un río que no conocía. El sol empezaba a

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e rlSEEa

calentar con fuerza, y Totora se dirigió hacia sin soltar los remos se quedó mirandoa los
el agua para refrescarse. Se mojó la cabeza, dos hombres, sonriendo con su misteriosa
las manos, las piernas, el pecho. Y de pronto sonrisa.
lanzó una exclamación ahogada pero gozosa. ¿Quién eres? —le preguntó uno deellos,
Entre unas altas hierbas, amarradaa la orilla, poniendo cara de enemigo.
vio una canoa con sus remos. Mellamo Totora, y puedo llevarlos donde
“Unbuenviajero no pierde una oportunidad quieran —respondió el muchacho.
tan hermosa”, pensó con regocijo. Los dos hombres se miraron con extrañeza
Desató las amarras, subió en la canoa y y gruñeron rápidamente todo lo queel caso
movió los remos pausada y firmemente. El exigía. ¡No era poco audaz el muchacho!
agua era mansa y la canoa se deslizó por ella ¡Invitarlos a su propia canoa, comosi fuera
hasta llegar al centro de la corriente, donde el dueño!
no tardó en emprenderveloz carrera. -¿Y qué haces por aquí? —le preguntaron—.
Pero entonces oyó unosgritos en la orilla. ¿De dóndevienes? ¿Qué pensabas hacer con
Miró hacia atrás, y vio a dos negros armados nuestra embarcación?
que aullaban como demoniosenfurecidos. Totora retuvo en la memorialas tres pre-
“La canoa les pertenece —pensó Totora—, y guntas, en su orden respectivo, y las contestó
lo honradoes quela entregue”. convozclara:
Los negros se calmaron al ver que Totora -Hago por aquí lo que puede hacer el que
luchaba con mucho vigor para deshacer su se ha alejado de su pueblo. Vengo delas tierras
camino. Corrieron por la orilla, blandien- de los upa-upa. Con esta embarcación pensaba
do sus armas, al encuentro de la canoa que alejarme sin rumbo, confiado en encontrar
volvía. Totora atracó junto a unas piedras, y un buen camino.

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Los dos hombres sonrieron,sin saber por qué.
Hacía mucho tiempo que oían hablar delos
upa-upa, y deseaban conocera alguno. ¡Lástima
que éste fuera solo un muchacho! Los upa-upa
tenían fama de guerreros y de cazadores.
—¿Y qué sabes hacer? —le preguntaron.
—Todavía no sé hacer nada, pero he salido
de mi pueblo para hacerlo todo —repuso To-
tora, contento de su respuesta, que, sin decir
nada, decía mucho, comola de un hechicero
de gran prestigio.
—Nosotros somos cazadores y andamos en
busca de Aquel que mata y no se nombra
—dijeron los hombres.
—¿Detrás del tigre? —preguntó Totora.
Los dos negros agacharon la cabeza, comosi
temieran un repentino zarpazo,y le pidieron al
niño que no pronunciara el nombre del enemigo.
—Es temible —murmuraron—, y cuando se
dice su nombre, aparece y devora. Hay que
cogerlo sorpresivamente.
—Nole temo —dijo Totora—. Sé cómo hay
que hacer para volverlo manso.

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HERNÁN DEL SOLAR LAS AVENTURAS DE TOTORA

Y les contó enseguida la historia del tigre Aguardaron unos instantes, y de pronto,
ciego. Entonces los negros se miraron nue- lejos, se oyó el sonido de un tambor.
vamente y pensaron que talvez entre los upa- Nos dicen que bajemos —dijo el negro.
upaexistiera el secreto preciso para dominar Y se pusieron en marcha. la llegada al pue-
a Aquel que no se nombra. Decidieron que blo, todos estaban aguardándoles. Un anciano
habían hecho una gran adquisición e invitaron cubierto con unapiel, y con la cara llena de
a Totora a seguir con ellos hasta la tierra en extrañostatuajes, se acercó a hacer preguntas. Le
que habitaban. respondieron los negros que Aquel que devora se
—Megustará conocerla —dijo Totora, entre- había ocultado, y que con ellos se había venido
gándoles los remos. el muchacho,del pueblo de los upa-upa. El an-
Bogaron los negros hasta llegar a unatierra pe- clano miró con curiosidad a Totora,en silencio,
dregosa. Sacaron la canoahacia la orilla y después y le preguntó después:
subieron con el niño hacia unas altas dunas. En -¿Por qué te has venido con ellos? ¿Qué
lo alto, mientras se detenían a descansar, Totora razónte ha obligado a abandonar tu pueblo?
vio no lejos un pueblecito muy semejante al de ¿Quétrabajo podrás hacer entre nosotros?
los upa-upa. Uno de los negrosse llevó ambas Totora ya estaba acostumbrado a contestar
manosa la boca, a modo de bocina, y lanzó un ordenadamente, de manera quesin dificultad
grito ronco y largo, seguido de dos breves agudos. ninguna respondió sonriendo:
!
—¿Quésignifica eso? —preguntó Totora, -Me he venidoconellos, porque la canoa ha
intrigado.
I

llegado hasta aquí. He abandonado mi pueblo


—Anunciamos que no traemos a Aquel que porqueallá dicen que no sirvo para nada. Y
devora, pero que hay novedades —repuso el creo que puedo trabajar tan diestramente
negro. como cualquiera.

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nlarto

—¿Cuál es tu trabajo? —preguntóel anciano, Guardósilencio el anciano y dijo tras pro-


frunciendosus tatuajes en un gesto de duda. funda meditación:
—Soy hechicero —respondió Totora. Has dicho queeres hechicero. Demuéstralo.
Entonces se echaron todosa reír. ¿Podía Me gustaría ensayarme primero estando
ser hechicero un muchachito sin experiencia? solo —dijo Totora—. Hay cosas que no se hacen
Nunca se vio tal cosa, ni nunca se verá. en público.
—Cuenta lo que has hecho, para quete crea- El viejo se echó a reír nuevamente. Y con
mos —dijo el anciano,riendo estruendosamente. él rieron los hombres y las mujeres reunidos
—Hesido el mejor amigo de untigre ciego en torno delosrecién llegados.
—murmuró Totora. -Lo que tú quieres al verte perdido es huir
—¡Calla! —gritó el viejo-. No nombres a dijo el anciano—. Voy a darte un consejo:
Aquel que no se nombra. tomahacia la izquierda, donde no tardarás
—Yo puedo nombrarlo, y donde yo estoy no hay en encontrar la selva. Si quieres huir intérnate
peligromurmuróTotora, contento del asombro porella, y creeré en tus poderes si logras volver
queveía en todas las caras—. Además, he hecho mañana sano y salvo. Pero si lo que deseas
que caigan de los árboles sabrosas frutas en los es servirnos, enciende las hogueras que cada
momentos en que empezabaa tener hambre. noche encendemos,sin que nadie te ayude.
—Lo que sucede es que nunca hevisto a un -Está bien —dijo Totora.
mentiroso tan seguro de sus mentiras —declaró Entonces el jefe ordenó a los de su tribu
el anciano—. Puedes ser un mal ejemplo si te que se marcharan a sus casas y dejaran solo a
quedas aquí. Pero como soy hospitalario, voy Totora hasta que atardeciera.
a probarte. Si no consigues convencerme,te -Si las hogueras no han sido encendidas
daremos una canoa para quetealejes. entonces, otros las encenderán, y tú tendrás
HERNÁN DEL SOLAR

queirte selva adentro —dijo el anciano, mar-


chándose también.
Totora se quedó solo y empezó a caminar.
Tenía todo el día por delante para resolver
su situación. Una leve angustia comenzaba a
invadirle. ¿Qué haría? Enrealidad bien sabía El resplandor de las
que noera hechicero. ¿Y entonces? ¡Ay, qué
¿ hogueras
lejos quedaban los suyos, que le conocían y
a
perdonaban!

Llegó hasta una colina, no lejos dela sel-


va, y se sentó a mirar hacia el pueblo.Vioel
ir y venir de la gente. Como no conocía sus
costumbres, todo le parecía extraño en ellas.
Y se divertía contemplándolo todo.
Al cabo de unas horas, unos niños subieron
para traerle alimento. Mientras comía, los niños
le miraban con curiosidad, a corta distancia.
-¿Y tú vas a encender las hogueras? —le
preguntó unode ellos, de repente.

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meocc

Totora recordó su compromiso, y sintió entera sin las hogueras protectoras. Volveré
que, a pesar suyo, temblaba. dentro de poco, si no consigues hacer nada.
—Se ve que no sabes hacerlo —dijo el niño, Y se marchó a lentos pasos. Esta quietud,
marchándose después con sus compañeros. estas suaves palabras del hombre, le parecieron
Totora les oyó reír mientras bajaban la 4 Totora un sueño agradable, sin peligros, del
colina. Entonces pensó huir, para no verse cual podría salir fácilmente, sin atormentarse
obligado a intentar una obra que no podría gran cosa.
hacer. Pero ¿hacia dónde escapar? No le ¡ "Encenderé el fuego —se dijo—. Y habrá
quedabasino internarse porla selva, y sabía unas grandes llamas toda la noche. Entonces

A
muy bien que esto era peligroso. Entonces, ercerán en mí”.

PERRO
sin darse cuenta de lo que hacía, sonrió, se Bajó de la colina y se encaminóa la entra-
encogió levemente de hombros, y una ab- da de la selva. Se detuvo a mirar los grandes
soluta serenidad le hizo permanecer quieto, árboles. Empezaba a haber un profundosi-
sentado entre las hierbas. Esto mismo le lencio. Tendió el oído y muy lejos le pareció
había sucedido muchas veces, en momentos escuchar el paso delas bestias, que despertaban
difíciles: sentía una gran calma y aguardaba al atardecer. Le pareció verlas, ágiles, fuertes,
los acontecimientos. tranquilas, caminando hacialos sitios en que,
Pasaron las horas. De pronto sintió unos de costumbre, cazaban.
pasos y vio a un hombre que se acercaba. “Y ahora, ¿qué es exactamente lo que voy a
Totora se puso de pie para recibirle. hacer?”, se preguntó.
—Hallegado la hora de encender el fuego Sabía que para encenderel fuego se necesita-
—dijo el hombre, sonriendo—. No esperaremos ban muchospreparativos. Y nunca era un solo
mucho. La tribu no puede pasar una noche hombre el que encendía todas las hogueras.

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| | “Es inútil —se dijo—. Vendrán a encenderlas


MI | ellos si quieren. Yo esperaré aquí. Además,les
WN diré que ésta no es una prueba digna de un
| a hechicero, y que no hay necesidad ninguna
ll de que les demuestre que lo soy. ¿Acaso entre
A los upa-upa se prueba cada día al hechicero?
| Se cree en él, y nada más. Así también tendrán
| que hacer conmigo. Y si no, me marcharé. No
| | podrán impedirlo. Este no es mi pueblo, y puedo
ll [| abandonarlo ahora mismo o cuando quiera”.
0 En esos momentos empezó a soplar un
A fuerte viento. Fue algo repentino, que nunca
| comienza de esa manera. El viento se anuncia,
| porlo general, durante un rato. Corre por aquí
y porallá, y de repentesilba, aúlla, golpea con
| fuerza cuanto existe en su camino.
|| “Este es un viento magnífico para agitar
Ú
|
las llamas —pensó Totora—. Y ha llegado muy
ll oportunamente. Lo único quefalta es el fuego”. | 0 dÓdMESA
í Y tal como había visto hacer a Búa, en j ó NRAXpu
| muchas ocasiones, cuando el hechicero de Miiiss
los upa-upa pedía algo, Totora levantó ambos VA A MESA
brazosy, tendiéndoloshacia la selva, murmuró pana MUA
unasola palabra:

38
HERNÁN DEL SOLAR
Acon

—¡Fuego! palopes precipitados. Y el grito de las bestias,


Sintió crepitar las hojas y las ramas, vio un confundido, era tan espantoso que los más
resplandorrojo, yjuntó los párpados, inquieto. valientes hubieran podido sentir un estreme-
Volvió a abrirlos y entonces se dio cuenta de cimiento invencible, como una muchachita
que el fuego había empezado. que advierte que va a desmayarse.
“¿Lo he encendido? —se preguntó—. ¿Es ¡Fuego! ¡Fuego! —gritabaTotora, brincando
verdad que lo he encendido?” con alegría infernal.
Y al reparar en queeracierto, que el fuego ¡Qué fácil era ser hechicero! Bastaba abrir
crecía, impulsado por el viento, unaalegría los brazos y pronunciar unasola palabra, y
loca le dominóde súbito, una deesas alegrías todo sucedía como se deseaba.
que obligan a brincar, a mover los brazos, a Entretanto, en el pueblo, los habitantes
dar grandes gritos, a hacer todos los gestos de vieron trepar hacia el cielo las enormes llamas,
la locura queestalla. sintieron soplar el viento desencadenado,y
—¡Fuego! ¡Fuego! ¡Fuego! —empezó a gritar, un miedo terrible les dominó a todos.
con el gozo más grande de su vida. -¡Ha encendido las hogueras! —gritaron las
Y el fuego le obedeció. Ayudadoporel viento, mujeres.
se fue sobre los inmensos árboles. Subían las -Si el viento empieza a soplar hacia acá, el
llamas por los gruesos troncos, retorciéndose. fuego llegará hasta nuestras viviendas —dijeron
Y el cielo se poníarojo. los hombres.
Enla selva, los animales vieron aparecerel —Las llamas llegan hasta las nubes -murmuraron
fuego, sintieron que corría selva adentro, y los niños, temerosos, tratando de esconderse.
olfatearon temerosos hacia los cuatro puntos Entonces el jefe de la tribu, el hombre de
cardinales. Después emprendieron una veloz rostro tatuado, reunió a sus consejeros y les
carrera. Temblóla selva con el estrépito de los habló nerviosamente.

40; :41
a moAat

—No creí nunca que esto iba a suceder hacia los desiertos en que no hay sino arenas
—murmuró. para ser cruzadas por los camellos.
—Ninosotros lo creímos —le contestaron. Al ver a Totora brincando de ese modo,
—Que vayan inmediatamente en busca de ureyendoquese trataba de una danza especial,
ese demonio —dijo el jefe—. Y que traten mis destinada a mantenerel fuego, temblaron de

S
hombres de apagar el fuego. espanto. Uno de ellos, cerrandolos ojos, se

ANANI
Lostres hechicerosdela tribu aparecieron acercó poco a poco a Totora y le tocó leve-
consus viejos tambores, se sentaron en el suelo mente en un hombro. Totora siguió bailando.
y comenzaron a hacerlos sonar de un modo Entonces le tomó con fuerza, para obligarle
preciso. Era el mejor medio que conocían 4 calmarse.
para apaciguar el fuego. Muchas veces habían ¡Apaga el fuego! ¡Apágalo! —gritó, haciendo
explicado ya que las llamas obedecían a la enseguida una profunda reverencia.
música creada porellos. Y por eso esperaban Los otros hombres se habían echadoal suelo,
ahora todoslos habitantes dela tribu que los y golpeaban la tierra con sus frentes. Totora
tambores detuvieran el ímpetu de las gigan- se detuvo, los miró y tuvo unasonrisa alegre
tescas llamas. que confundió a los mensajeros.
Mientras tanto, varios hombres iban co- -Ahora sabemos que eres grande entre los
rriendo hacia la entrada de la selva, para grandes —dijo el hombre que le había obliga-
traerse a Totora. Lo encontraron brincando do a aquietarse—. No nos hagas sufrir de este
jubilosamente ante el descomunal incendio. modo. El fuego va a incendiar el pueblo en
Y escucharon los indescriptibles aullidos de que vivimossi el viento cambia.
todas las bestias que huían de las llamas en Totora les miraba como ausente, comosi no
todas direcciones, hacia las montañas,hacia los los viera. Estaba feliz de darse cuenta de que
pueblos vecinos, hacia los valles deshabitados, era, en realidad, un hechicero, y de los mejores.
42: :43
MENADEOARca O

“¡Yyo que lo había dudado! —pensaba—. Claro habían venido en su busca. Encontró a todos
está que decía que era hechicero, porque me gus- iumnidos en un amplio espacio, entre las cho-
taba. Pero dentro de mí sabía muy bien que no san, al pie de grandes árboles. Al centro, los
lo era. ¡Y lo soy, lo soy! Es la alegría más grande tres hechiceros tocaban sus tambores roncos,
que podré sentir, aunque viva hasta encanecer y polpeándolos con las manos abiertas muy
encorvarme. Pero, ¡qué cosa tan fácil es ser he- rápidamente, y luego con el puño cerrado,
chicero! No cuesta absolutamente nada. No me siguiendo un lento compás.
explico por quése les respeta tanto. Cualquiera 1il jefe de la tribu se acercó a Totora, le hizo
puede serlo, si se lo propone, como yo. Basta una reverencia le dijo:
abrir los brazosy gritar. ¡Delicioso, realmente!” Creemosen ti. Has encendido el fuego, y
Los hombres que habían venido a buscarle para castigarnos,las llamas que has hecho brotar
le suplicaban quelos siguiera, que apagara el son más altas que todas las que hemosvisto.
fuego, que se dignara atender su ruegos muy ¿Quieren queel fuego se apagueal son de
humildes; pero Totora no los escuchaba.Veía esos tambores? —preguntó Totora, señalando
cómo el fuego empezaba ahora, guiado por hacia los tres hechiceros, que con sus trajes
el viento, a arrastrarse por entre las hierbas, de ceremoniatranspiraban al advertir que sus
camino del pueblo; y escuchaba,lejos, el so- esfuerzos eran inútiles.
nido de unos tambores. -Tratan de apagarlo —dijo el jefe—, pero el
—¿Qué es eso? —preguntó de repente—. ¿Por fuego viene hacia acá. Es la primera vez que
qué suenan esos tambores? esto nos sucede. Confiamosenti.
—Nuestros tres hechiceros tocan su música Entonces Totorase dirigió hacia los hechi-
contra las llamas enemigas —dijeron los hombres. ceros, tomó uno de los tambores, y, sentado
Totora mencó la cabeza y echó a andar hacia en el suelo, miró hacia arriba, como tratando
el pueblo, seguido respetuosamente de los que de inventar rápidamente una música distinta,
44: ¡45
LASAVENTURASDETOTORA

ya quele había sido imposible aprenderse |. la escribirán en grandes piedras mis cronistas.
que tocaban los tres magos. Esto quiere decir que desde este momento
Al verle en esa actitud, se produjo un eres bien venido a la tribu de los kimanes, a
silencio profundo. Los hechiceros que aún ue pertenecemos.
sostenían sus tambores dejaron de tocarlos. lindos volvieron a gritar alegremente, yTotora
Y Totora comenzó a golpear el viejo tambor iiclinó la cabeza. Pero tuvo que levantarla,
de una manera inesperada, como nunca se porqueel jefe volvió a hablarle:
había tocado antes, y era muy natural queasí Ni siquiera sé tu nombre —le dijo.
lo hiciera, ya que no conocía el oficio. Pero Mellamo Totora.
lo que entonces aconteció fue fantástico. Totora,el del fuego,te llamarás entre no-
El viento se apaciguó repentinamente. Las sutros —dijo eljefe.
llamas se fueron apagando. Y solo quedaron Yantes que gritaran nuevamente los hombres,
encendidas unas hogueras sin importancia, las mujeres y los niños kimanes,el jefe llamó a
iguales a aquellas de todas las noches. dos guerreros que tenía cerca y les habló algo
Totora dejó de tocar y se levantó rápidamente. en voz baja. Los guerreros caminaron hasta
Y todo el pueblo lanzó unaullido de alegría, los tres magos y, sin cortesía alguna, se los
tan violento que parecía un grito de guerra. llevaron haciael interior del pueblo.
El jefe de rostro tatuado se acercó a Totora ¿Puedes decirme qué es lo que has orde-
y le dijo con voz llena de solemnidad, que nado? —preguntó Totora.
todos escucharon en religioso silencio: —Ya no mesirven, desde que estás conmigo
—Hasta ahora, solo sé de ti que vienes del dijo el jefe—. Eres superior a ellos. Mañana,
pueblo de los upa-upa. Ignoro las razones que al amanecer, mis arqueros dispararán sobre
te han obligado a abandonarlo, y no te las ellos, y después iremos a dejar sus cuerpos en
preguntaré. Lo que has hecho entre nosotros las aguas delrío.
46: : 47
HERNÁN DEL SOLAR

—¿Así tratas a tus hechiceros? —preguntú


Totora.
—Los trato así cuando aparece un mago como
tú. Esto no ha sucedido nunca. Pero, en adelante, Una canoarío abajo
rr rrrrrrrrr rr rr rr rr rr rr rr rro rr rr rr rr rss

lo que hago será ley en la tribu de los kimanes.


Totora ni pestañeó siquiera, y dejó que, en
solemne procesión, le condujeran hastala
choza destinada a los hechiceros. Las mujeres
y los niños iban delante, cantando;detrás ca-
minaban los hombres, agitando sus lanzas y La mañana siguiente le despertó un sonido
sus arcos. El jefe seguía a Totora a tres pasos, tonco, pausado. Se dio cuenta de que era un
inclinada la cabeza. tambor y tuvo el presentimiento de quese tra-
Unavez en la choza, que era más grande que taba de algo desagradable. Se levantó del rincón
las otras, Totora estuvo largo rato tratando de en que se había tendido; no lanzó siquiera una
familiarizarse con muchos objetos extraños que mirada a los objetos que había por todas partes:
allí había, mientras afuera sonaban tamboriles hierbas atadas en grandes líos, calaveras, flechas
y voces alegres. de diversos colores, puñales, cántaros llenos de
“En realidad, ser hechicero es como ser líquidos verdosos,rojizos, azules.
rey”, pensó Totora, y en voz baja comenzó Salió a la puerta y escuchó. El tambor sonaba
a imitar las canciones que cantaba el pueblo más o menosal centro del pueblo. Totora echó
ante su puerta.
a andar en dirección de aquel ruido monótono.
Por el camino se encontró con un grupo de
mujeres que se dirigían también haciaallá.

: 49
HERNÁN DEL SOLAR

—¿Qué sucede? —les preguntó.


Las mujeres se inclinaron con respeto, y
tardaron en contestar. Unade ellas, con los
ojos bajos, en actitud de esclava ante su señor,
dijo con voz muy suave:
Van a ejecutar a nuestros tres hechiceros.
Totora avanzó entonces a grandes pasos,
dejandoatrás a las mujeres. Y llegó al mismo
sitio en que solo hacía algunas horas había
recibido la bienvenidadel jefe de los kimanes.
Allí estaba ya casi todo el pueblo. Totora se
detuvo bajo un árbol, a algunos pasos de la
multitud, y aguardó. De repente calló el tambor,
que tocaba un viejo, en cuclillas, adornadala
cabeza con grandes plumas desparramadas en
todos sentidos.
Por entre dos grandes árboles, frente aTotora,
aparecieron los guerreros. Vestían sus trajes de
gala. Tomaron colocación en un extremo se
quedaron inmóviles, con sus armas. Después,
por entre los mismos árboles, aparecieron
unos hombres de cuerpopintarrajeado,llenos
de ajorcas y de brazaletes pesados y sonoros.
HERNÁN DEL SOLAR
nnLASAVENTURASDETOTORA

Llevaban tamboriles y diversos instrumentos Nadie se movía. Las grandes fiestas no se


musicales. Se colocaron frente a los guerreros. huplten todas las semanas, de modo que hay
Depronto volvió a sonar el tambor. Y el jefc ue saber disfrutarlas, sin moverse, mirando
de la tribu asomóentre los dos árboles, seguido son atención, cerrada la boca, muy abiertos
de seis o siete gigantescos guerreros que traían los ojos y rígido el cuerpo.
unos arcos pintados de esmeralda,brillantísimos. Cuando los bailarines terminaron desaltar
El jefe fue a sentarse en un sillón tosco, de y de arrastrarse, el tambor volvió a sonar
madera oscura. Era el tronco de un árbol,tallado lentamente. El jefe levantó una mano y
de extraña manera. Y cuandoel jefe se sentó, ' los arqueros que le habían acompañado se
,
el tambor empezó a sonar agitadamente. Pocos , dirigieron hacia los magos, deteniéndose a

A
minutos después aparecieron los tres magos, diez pasos de un hombrede largas piernas.
amarradas las manos, entre varios guardias que El jefe pronunció una sola palabra, en voz
llevaban al hombro unas mazas. muy alta, y los arqueros apuntaron. Totora
Calló el tambor. Y avanzaron losbailarines, miró a los hechiceros y le pareció que cam-
mientras a los magosse les ataba a unosárboles biaban de color. Entonces, con unaagilidad
que quedaban frenteal sillón deljefe. extraordinaria, Totora corrió hasta ponerse
Totora miraba todo esto con suma atención. delante de los arqueros.
Muchas veces había visto ceremonias parecidas, Hubo un murmullo sordo. Totora vio que
con visible agrado. Y por eso, indudablemente, el jefe se levantaba y permanecía inmóvil,
no perdió un solo gesto de los bailarines. Eran mirándole con severidad. Se estremecían los
bastantes ágiles, claro está. A menudo daban tatuajes de su rostro.
unos saltos inmensos,al son de los tamboriles; —No deben morir —dijo Totora.
después se arrastraban como panteras mori- El jefe avanzó con lentitud, mientras los
bundas y volvían saltar. arquerosse apartaban.
52: :53
HERNÁN DEL SOLAR
rdli

—Es la nueva ley de los kimanes —dijoeljefe. himanes adoptaba de continuo—. Esos hom-
—Noes buenaley -murmuró Totora—. ¿Qué hen han de vivir conmigo,para bien de todos.
harías tú sin ellos? Hllos me ayudarán a llamar la lluvia cuando
—Te tengo a ti —declaró el jefe. lalte, y a expulsarla cuando sobre.
—Meiré cualquier día —respondió Totora—. No los necesitas. Eres grande entre los
Vengodel pueblo de los upa-upa, y no puedo grandes, Totora, el del fuego —dijo eljefe.
detenerme entre los kimanes. He de seguir Los necesite o no, te pido que melos
adelante, porlos valles y las selvas, para regresar dejes murmuró Totora, satisfecho de que
al río del Colmillo, que es el de mis mayores. todos los ojos le miraran y todos los oídos
—Note irás —dijo el jefe—. Te he dado la le oyeran.
bienvenida para que olvides a los upa-upa y Nada puedo negarte —declaró el jefe, te-
seas un kimán, como yo, como todos los que meroso de oponerse a la voluntad de Totora,
estamos aquí. Desde ayer, eres el hechicero de el del fuego.
nuestra tribu. Y estos hombres deben morir. Y apenas habían desamarradoa los tres he-
Notrates, Totora, el del fuego, de cambiar el chiceros, y todos los kimanes se preparaban
curso de las cosas. para retirarse, un poco descontentos de haber
—No deben morir —repitió Totora, testaru- perdido el espectáculo dela ejecución, he aquí
do—. Me vaya o me quede,estos hombres son que sucedió algo completamente imprevisto. Se
necesarios. Vivirán junto a mí; yo cuidaré de oyó el galopar de unos caballos que se acercaban.
ellos, y todos cuidaremos de los kimanes. Poco después entraban en la plaza tres jinetes,
—¿Eso es lo que debe hacerse? —preguntó cubiertos con pieles amarillas y armados de
el jefe. filudas lanzas.
—Ya lo has oído —dijo Totora, que empezaba —¡Los chanidos! —le oyó Totora murmurar
a aprenderel tono solemne queeljefe de los al jefe de los kimanes.
54 ; ¿55
HERNÁN DELSOLAR LAS AVENTURAS DE TOTORA

Unodelos jinetes bajó del caballo con á: il 1 puelimos nunca contemplarlo antes, y no hay
salto; se inclinó anteel jefe kimán y le entrego anetano de nuestra tribu que recuerde algo que
como presente, una enormepiedra dorada. se parenca a aquel incendio. Miramoshaciaacá,
—Es de mi jefe para el kimán poderoso + las sabios de entre nosotrosdijeron: “El viento
dijo el jinete—. Y le ruego al kimán valieni: vel luego exterminarán a los kimanes. El cielo
y diestro que escuche mis palabras. Soy un sssá rojo, y roja debe deestar la tierra kimana,
chanido mensajero. inientras arde”. Pero sentimos, entonces, un es-
—Habla —dijo el jefe de los kimanes, que po: inuendo terrible. Los más valientes chanidos se
primera vez se mostraba sobrio. cultaron. Conocían ya el galopar delas fieras,
—Hanocurrido cosas que no nos explica pero nunca las habían visto juntas, huyendo
mos —dijo el chanido, inclinándose tres veces desesperadas, como un pueblo vencido al que
mientras hablaba, y quedándose después persigue el pueblo vencedor. Pasaron todas las
tan rígido comosi se hubiera convertido en Heras conocidas y las que nunca vimosantes.
piedra—. Cosas que han venidodelas tierras |ntraron por nuestros pueblos y destruyeron
kimanas hasta los valles chanidos, y nos han sembrados, moradas, vidas de guerreros y de
llenado de asombro y estupor —añadió con ¿hanidos indefensos, que no alcanzaron a huir
rapidez. oportunamente. Corrían lanzandosus gritos de
—Habla —volvió a decirel jefe de los kimanes, - espanto. Y el fuego, desdelejos, les indicaba el
porqueel jinete había hecho una pequeña camino. Esto duró muchas horas. Cuandovolvió
pausa, talvez para respirar. la calma, nuestro hechicero dijo: “Han perecido
—Al atardecer —dijo el jinete—, cuando la luna los kimanes. El fuego no perdona a nadie cuando
empezabaa brillar, hemosvisto ayer, de pronto, se irrita comoahora”. Entonces nuestro jefe me
desde nuestros pueblos de las montañas,y los del ha entregado esta piedra de gran valor, y me ha
valle, un resplandor inmenso. Tan grande como dicho: “Ponla en manosdeljefe de los kimanes,
56 ; ¿57
aericatt

si es que vive; si vuelves con ella, es que todos Los jinetes miraron a Totora; comprendieron
han perecido”. que si le llamaban “el del fuego” era porque
Calló el jinete, se inclinó doce veces y aguardó. seguramente había hecho brotar aquel incendio
—¿Has hablado? —preguntó el jefe kimán, pavoroso, y se inclinaron. Después subieron
siempre sobrio. en sus cabalgaduras y emprendieronel galope
—He hablado —respondióel jinete, termi- de regreso.
nandopor fin de hacer sus reverencias. Los kimanes quedaronsatisfechos delos dis-
ñ!
—Yalo ves —dijoel jefe kimán—: todos vivimos. cursos que habían escuchado, y se marcharon
|

E
i
El fuego ha sido nada más que una hoguera a sus casas. El jefe del rostro tatuadose retiró
encendida por nosotros, frente a la selva. Si las en compañía de sus arqueros, y Totora se di-
bestias han huido, si a su paso porlas tierras rigió a su casa, seguido de los tres hechiceros
chanidas han causado destrucción, lo lamen- salvados de la muerte.
tamos. Las bestias regresan cuando hay caza, y Cuandollegaron a la choza, los hechiceros
los chanidos reconstruyen lo que se derrumba. se apoderaron de una mano de Totora y la
—¿Es todo lo que puedes decirme? —preguntó acariciaron con sus frentes ásperas.
el jinete. —Noshas salvado —le dijeron—; te obedecere-
—También puedo decirte que tu hechicero mos sumisamente. Manda y te obedeceremos.
ha errado al decir que hemos muerto —declaró —Esta noche quiero salir de aquí —-murmuró
el jefe kimán—. Y has de saber que el hechice- Totora—. El mundo es más grande, y deseo
ro más grande de todos los pueblos está con conocerlo.
nosotros. —Tus deseos serán cumplidos —dijeron los
Señaló haciaTotora y agregó solemnemente: magos, inclinándose.
—Es Totora, el del fuego, y no se equivoca Poco después le dejaban solo. Y el día transcu-
nunca. rrió sin novedades paraTotora. Todoel tiempo
58 : :59
O rancia

estuvo pensando en queera un hechicero,y se


alegraba tanto que no sabía cómo manifestar su
gozo. Por eso se quedaba tranquilo, cabizbajo,
frente a los líos de hierba y a los cántaros llenos
de líquidos seguramente mágicos.
Noadvirtió que había vuelto a oscurecer, que
La estatua de piedra
rr rrrrrrrr rr rr rr rr rr rro rr rr rro rr rr rr rr rr rr rr rr rr 0

el día ya estaba lejano y la noche avanzaba con


pasos silenciosos por todas partes. Tampoco
advirtió que los tres hechiceros habían entrado
en la choza y le miraban, callados, desde un

ARAS
rincón. Cuandoalzó los ojos, vio sus sombras.
—¿Podemoshablarte? —le preguntaron. Nosentía inquietud alguna. Una vozse-
—Escucho —dijo “Totora, contento de ser creta parecía decirle a Totora que su destino
sobrio a veces, comoel jefe de los kimanes. era bueno y podía confiar en él. De modo que
—Tu huida está preparada. Si nos sigues, remaba con calma, deseoso de llegar al amane-
podrás alejarte por el mundo. cera la tierra de los chanidos. Tenía una gran
Totora se levantóy siguió a los hechiceros. curiosidad y deseaba satisfacerla: ¿Cómosería
Lo llevaron por caminosdifíciles, hastael río. el hechicero de los chanidos y qué métodos
Allí había una canoa. emplearía para realizar su propósitos? Porque
—Hemospuesto alimentos y armas en ella le es el caso que ahora lo que más deseaba era
dijeron—. Puedes confiar en nuestros cuidados. conversar con un hechicero, como un amigo
Totora subió en la canoa y cogió los remos. que puede hablar y oír con entera confianza
Agitaron las manos los tres hechiceros, yTotora, toda clase de cosas. ¿Serían todos los hechi-
pensativo, se perdió poco a poco,río abajo. ceros como él? ¿Trabajarían sin darse cuenta
60: :61
' a o. »
HERNÁN DEL SOLAR
eideado

de lo que hacían, y sorprendiéndose de los puedas contestarme todas las preguntas que
resultados de sus palabras y de sus gestos? ¿O quisiera hacerte ahora mismo!”
tendrían realmente algún secreto importante? Pensandoasí, Totora empezó a sentir sueño.
Totora quería saberlo. Dejó de remar, inclinó la cabeza y se durmió.
“Si yo, sin saber nada —reflexionaba To- La canoa siguió navegando por las aguas del
tora, río abajo—, consigo hacer cosas tan rÍo, como si remerosinvisibles la guiaran. Y
extraordinarias, ¿qué no podría hacersi logro lotora soñó algo muy extraño. Estaba en una
aprender el arte de la hechicería? ¿O todo alta montaña y de pronto veía a su lado a un
sucederá sin que uno lo sepa? ¡Es extraño, hombre muyviejo. Totora no sabía cómoera
de veras muy extraño esto de ser hechicero! Upa-Upa, porque siempre se lo habían descrito
¡Estoy por creer que Upa-Upa,el inolvidable, de diferente manera; pero supo, en su sueño,
existe allá arriba, en su castillo, y me mira que se hallaba ante Upa-Upa.
y me protege! Si es así, no puedo contar -SoyTotora —dijo el niño, bajando la cabeza
con mejor protección. ¡Gracias, Upa-Upa, con respeto.
infinitas gracias por haberte acordado de —Lo sé -murmuróel viejo—. Y, además, es-
mí! Te juro que has adivinado mis deseos toy seguro de que deseas hablarme. Dime lo
comosi te los hubiera contado en unalarga que quieras, sin miedo, y te contestaré como
conversación amistosa. Yo deseé siempre ser se debe contestar a todo aquel que hace una
hechicero. La guerra y la caza no me han pregunta que vale la pena ser respondida.
seducido nunca. Lo que siempre me gustó —¿Eres Upa-Upa? —preguntó Totora.
fue pensar que podían suceder de repente las —Poco importan los nombres —dijo el viejo—.
cosas más raras, con solo desearlas. ¡Ah, qué Lo quea ti te interesa es otra cosa. Y voy a
lástima, Upa-Upa, que estés tan lejos y no hablarte un poco de lo que tanto deseas saber.

62: :63
ESA needs

Desdeluego, te aseguro que no debes creer una


sola palabra de las que dicen los hechiceros.
—¿Es posible? —preguntóel niño, asombrado.
—Los hechiceros mienten paravivir —dijoel
viejo—. ¿Y quieres que te diga la verdad? Los
únicos que no creen en las mentiras de los
hechiceros son ellos mismos. Pero todos los
demás las creen, porque los hechiceros saben
rodearse de un misterio que les da a sus gestos
y a sus palabras un poder convincente.
—¿Engañan, entonces? —preguntó Totora,lle-
no de angustia—. En tal caso, yo no quiero ser
hechicero. Me gusta la verdad. Creo en todas las
cosas inverosímiles, y dejaré de creer en ellas, con
muchodolor, si tú me dices que son mentiras.
—Cree enellas, Totora —dijo el viejo—. Para
que las cosas inverosímiles existan, hay que
creer en ellas. Y entonces son tan reales como
todas las demás cosas que hay en el mundo.
Los niños saben quees cierto lo quete digo.
Ellos creen en las cosas que no se ven, pero
que pueden verse nada más que deseándolo.
Y tú eres un niño, Totora.

64:
POmarnanii anc

—Cuandocrezca —dijo Totora—, ¿ya no creeré Entonces, ¿todo lo que he hechoes verda-
en nada? En tal caso, no quiero crecer. ilero? —interrogó Totora, lleno de esperanza.
—Hay hombres que siempre son niños —dijo -Y lo que sigas haciendo, hasta el instante
el anciano, sonriendo amablemente—. Y tú en que empieces a mentirte a ti mismo. Pero
serás un niño hasta después deviejo, es decir, ena hora no llegará nunca, ¿verdad, Totora?
siempre. Este es el único secreto de todos. Lo -No quiero que llegue —respondióel niño.
demás es mentira. Entonces se apagó la luz que había en la
—Note entiendo bien —murmuró Totora, montaña, desapareció el viejo y Totora des-
frunciendoel ceño, pensativo—. ¿Quieres de- - pertó en la canoa, que las aguas del río iban
cirme, por ejemplo, que por ser un niño he arrastrando.
creído encender grandes hogueras ante una “¡Extraño sueño! —pensó Totora,restregán-
selva, y queel fuego no ha existido? Entonces, dose los ojos—. Juraría que ha sido tan cierto
¿por qué huyeronlas fieras y por quélo vieron como todo lo que ha ocurrido hasta ahora”.
todos los habitantes de la tierra de los kimanes? Y se puso a meditar en las palabras del
—El fuego existió —declaró el viejo, mirando viejo. Muchas no las entendía, pero otras le
a Totora fijamente—. Y todos los kimanes no - parecían tan claras como el amanecer que ya
han sido engañadosporti. Todo aquello en que había asomado enel río y en sus orillas, por
tú creas lo creerán los otros, porque lo verán todala tierra.
como en este momento nos vemos los dos. “Es difícil ser hechicero —pensó Totora—. Los
Algunos nacen para hacer esto, como otros que hay, mienten. Pero yo no mentiré nunca.
nacen para la guerra o para la caza. Lo que ¡Y ya veremoslo que pasa!”
importa es no mentir. Y el hechicero miente Entretanto, durante la noche en que Totora
porquenocree en lo quehace. estuvo soñando en su canoa, porel río, los
HERNÁN DEL SOLAR
aidtrortebddut

jinetes chanidos galopaban porel valle, hast: lis un niño —dijo el jinete—. No parece un
llegar a su pueblo. Entonces supieron que cel hechicero. Pero los kimanes lo admiran.
jefe de la tribu había enfermado de repente, -Vuelve a la tierra de los kimanes —dijo
a causa de las dolorosas emociones que habí. Kuna—, y ruégale a Totora que indique una

E
tenido al ver cómolas bestias fugitivas pasaban ¿bolina, o un sitio cualquiera de los valles, donde
por su pueblo, destruyéndolo todo. Había una podamos encontrarnos. Necesito hablarle.
multitud reunida ante la choza deljefe, y en Se inclinó el jinete, marchándose a cumplir
todos los rostros se podía leer la inquietud. De la orden. Pero se dio cuenta de que su caballo,
pronto apareció el hechicero chanido, Kuna, tras un viaje tan largo, no podría soportar una
vestido de pieles y de plumas, y cubierto el hueva marcha.
rostro por una máscarahorrible. “Acaso el camino es más corto porel río
Se salvará —dijo a la multitud—. Yo velaré pensóel jinete—. Buscaré buenos remeros y
porél. estaré de vuelta antes”.
Entonces el jinete que venía de la tierra de los Y así fue como,al llegar el jinete a orillas
kimanes se acercó a Kunay le dijo queel jefe del río, con sus remeros, vio venir, muy
kimán estaba vivo, como todos los hombres cerca, una canoa. Y se detuvo a esperar que
y todas las mujeres de su pueblo, y que existía atracase la orilla. Entonces no pudo dejar
un hechicero llamado Totora, el del fuego, de decir entre dientes, con asombro profun-
cuyo poder extraordinario había encendido, do: *¡Totora!”
sin duda, esas hogueras. Había reconocido al mago de los kimanes.
—¿Cómoes? —preguntó Kuna, y su voz so- Y Totora le reconoció también al desembarcar.
naba muy extraña a través de la máscara de —Veo que hellegado a la tierra de los cha-
brillantes colores. nidos —exclamó, sonriendo.
HERNÁN DEL SOLAR
Ods

—Y llegas oportunamente, porque Kun, Pasaba el tiempo el jefe no daba señales de


nuestro hechicero, desea hablarte. mejoría. Sin embargo, a menudo salía Kuna
Se fueron todos en busca de Kuna, que sc 4 la puerta y anunciaba queel jefe se salvaría
hallaba a la cabecera de su jefe. El mal que seguramente. Pero al advertir que no mejoraba,
éste sufría había sido repentino. Después de prefirió no ocultar la verdad al pueblo, y salió
haber presenciado la arremetida furiosa de las tuna vez más a la puerta, para decir en tono grave:
bestias por las calles de su pueblo y de saber Mis esfuerzos son muchos, pero nada con-
que unodesus hijos había muerto, entre un iiguen todavía. Espero que me ayuden todos,
grupo de guerreros y de cazadores, aplastado bailando la danza dela salud. Si nuestro jefe
por los animales fugitivos, el jefe se refugió nos abandona, no será nuestra la culpa.
en su choza y no quiso ver a nadie. Cuando Entonces el pueblo empezó a tocar una música
fueron a hablarle, al cabo de unas horas,le lenta, que poco a poco animabasu ritmo, hasta
encontraron tendido en su lecho, inmóvil, llegar a ser muy rápida y alegre. Losbailarines,al
respirando con dificultad. Llamaron a Kuna, son de esa música, fingían primero un enorme
quese vistió rápidamente consutraje de ce- cansancio, luego se desperezaban, para iniciar
remonia y acudió junto al enfermo. después la verdadera danza de la salud, que
“Este hombre se muere —pensó-—. Nada consistía en ágiles saltos en todas direcciones.
podré hacerparasalvarle”. Eran unos brincos gozosos,insistentes, capaces
Pero, de todas maneras, comenzó a encender de agotar a cualquiera al cabo de cierto tiempo.
ante su lecho unas hierbas aromáticas y a pro- Kuna, entretanto, hablaba solo junto al
nunciar palabras desconocidas. Le dejaron solo enfermo, entre el humodelas hierbas que iba
con el moribundo.Y el pueblo aguardó afuera quemando. Por fin dejó de hacer el menor
los resultados de los métodos curativos de Kuna. esfuerzo.

70; 71
HERNÁN DEL SOLAR
LoLAS AVENTURASDETOTORA

“Contra la muerte no hay magia posible (Quiero queel jefe viva —declaró Kuna—.
—pensó desanimado—. No se me puede pedi: 54 lo consigues, seré tu amigo.
que haga milagros, aunque todos crean que lbrora volvió a mirar al jefe y murmuró con
soy capaz de hacerlos”. us muy suave:
Pues bien, acababa de pensar semejante No cabe duda de que fue un hombre muy
cosa, cuando vinieron a anunciarle que hueno. Se ve la bondad en su rostro. Es de
Totora le esperaba afuera. Kuna salió a gshombres que han vivido mucho, pero
recibirle. Al ver que era un niño, meneó que deben vivir siempre.
la máscara hacia uno y otro lado, como 1ú lo has dicho —declaró Kuna—. Yo quiero
diciendo que nada podía esperarse de un ue viva siempre.
hechicero como aquél. -Si tú lo quieres, te obedezco, para ser tu
—¿Eres Totora, el del fuego, asombro y ad- amigo —dijo Totora.
miración de los kimanes? —preguntó Kuna. Y acercándose al jefe puso la mano en su
—Lo soy —respondió Totora—. Me han dicho lrente, pero ante el asombro de Kunano dijo
que deseas hablarme. Aquí metienes. palabras extrañas ni gesticuló como un buen
—Ven conmigo —dijo Kuna, llevándole hasta hechicero.
la cabecera del moribundo. Vas a vivir siempre —murmuró con toda
Totora vio al jefe tendido en su lecho: sencillez, alejándose luego de la cabecera y
respiraba con dificultad y cuando abría los tomando de un brazo a Kuna para que le
ojos no veía sino sombras. Era evidente que 1compañarafuera de la choza.
se moría. ¿Qué has hecho? —preguntó el hechi-
—¿Qué deseas decirme? —le preguntó Totora cero de la máscara—. ¿Acaso las cosas se
a Kuna—. Adivino que deseas que te ayude. hacen así?

72: :73
HERNANDELSOLAR ra

—Así se hacen —respondió Totora. Y lucy», Y como vio que Kuna, que ya se había
indicándole a toda la multitud que danzal)., ¡ultado la máscara, le miraba con curiosidad,
añadióDiles que se vayan a sus casas. Luc; agreyó con una sonrisa:
volverán con otra música. Yo he tenido uno de esos sueños, y no
Kuna vio tan seguro a Totora, que lc ijulero mentir como un hechicero. Por eso
obedeció. Los bailes y las músicas cesaro1 ¡e pregunto ahora: ¿qué vive más tiempo: un
Poco después, ante la choza del jefe no hombre de carne y hueso o la piedra que lo
había nadie. lepresenta?
—¿Qué debemos hacer ahora? —preguntó listoy acostumbrado a toda clase de preguntas
Kuna. murmuró Kuna, pensativo—, pero nunca he
—Vamosa tu vivienda y esperemos —dijo escuchado una más extraña. ¿Quieres decirme
Totora, sonriendo con cortesía—. Yo también que unaestatua vive más que un hombre?
deseo hablarte. Me has entendido perfectamente —res-
Y se marcharon. Después, sentado enpieles pondió Totora, encantado de decir cosas tan
de animales, en la choza de Kuna, empezaron extrañas, exactamente comolas que siempre
a Charlar. había soñado decir.
—¿Tú crees en los sueños? —preguntó ines- -Pero ¿qué relación tiene todo esto con
peradamente Totora. la enfermedad de nuestro jefe? Es lo único
—Nosé a cuáles sueñoste refieres murmuró que ahora meinteresa. El pueblo confía en
impaciente Kuna—. Hay sueños en que se ha mí, y cuando vea que soy incapaz de hacer
de creer, y sueños que son un engaño. ;
¡
lo que me piden, buscará otro hechicero,
—Merefiero a los sueños que dicen que todos |
y yo me convertiré en un vagabundo —de-
los hechiceros mienten —dijo Totora. claró Kuna.
ENDO vacancia iceaelledec

—La relación es fácil de encontrarla —dijo de colores. Entraron en puntillas. Se acercaron


Totora—. Si la piedra vive más que el hombre, 1 la cama hechade un troncotallado, con una
y tú deseas que tu jefe viva siempre, ¿no ha piel como tapiz. Y Kuna no pudo contener
llegado el momento deir a contemplar ahora su un grito. Al poner su manoenla frente del
estatua? Yo creo que no te mientoal hablar así. jefe, vio que todo el cuerpo era de piedra, de
—Deseas asombrarme dijo Kuna, repentina- dura piedra oscura.
mente furioso—. Quieres que te admire. Pero -Hasta ahora no he creído en nada —mur-
has de saber que conozco todos los secretos de -muró con repentino temor-, pero enti creo,
la hechicería, y sé muy bien qué es lo que puede - Totora. ¿Cómo has hecho esto? Sabes más que
hacerse y qué es lo que no se hará nunca. Y lo que yo, y te aseguro que entre los chanidos nadie
tú pretendes haber hecho, nadie podría hacerlo, sabe lo que yo sé.
aunquepasara cien años intentándolo. No hay Totora se encogió de hombros, sonriendo
hombre alguno que haya sido convertido en levemente, y dijo que llamaran a los músicos
piedra porque un desconocido le pone la mano y pusieran la estatua en el mejor lugar del
en la frente y le dice: “Vas a vivir siempre”. La pueblo.
verdad es que no estoy dispuesto a soportar —Vivirás siempre —declaró—. Ya te lo había
tus burlas. Si las cosas no han sucedido como dicho.
aseguras que son, te haré amarrar y conducir
al corazón dela selva.
—Haz lo que gustes —-murmuró Totora-.
Pero antes, ven conmigo.
Y volvieron a la choza del jefe. Kuna había
puesto sobre su rostro, nuevamente,la máscara

76:
A
En el pueblo de los chanidos hubo un
es

asombro extraordinario cuando vieron por


primera vez una estatua de piedra. Kunales
habló largamente de cómo se había hecho
aquello, procurando en todo instante quele
- greyeran el autor de semejante maravilla.
—Nuestro jefe vivirá siempre, convertido
en piedra —declaró en un largo discurso pro-
nunciado ante la estatua—, y sus ojos verán
- cuándo seguimos sus enseñanzas y cuándo
nos apartamosdeellas. Si nos ve sumisos, nos
protegerá; si advierte que nos rebelamos,hará

¿79
HERNÁN DEL SOLAR LAS AVENTURAS DE TOTORA

caer sobre nosotrosa tribus enemigas much.) fentos extraños, pronunciando palabras que
más fuertes; destruirá nuestras viviendas,y lo: iw entendía, encendiendo fuegos entre las
animales de las selvas vendrán a perseguirno: hierbas y bailando ante el humolas danzas
cuando ya no tengamos un techobajo el cu:.| un queellos siempre han creído, porquese les
asilarnos. ha enseñadoa sentir que son danzas mágicas,
Los chanidos, llenos de admiración, nom dueñas de un poder sobrenatural, todos los
braron jefe a Kuna. Y Kunaofreció a Totor. «hanidos inclinaban la cabeza y creían en mí.
el cargo de hechicero. il fracasaba, decían que eran ellos los culpa-
—Es mejor que me marche —contestó Toto. les; si tenía éxito, aseguraban que me debían
ra—. Enrealidad, ahora me doy cuenta de que fratitud. Pero yo he vivido engañándolos, y
solo he deseado conocer el mundo.Y si he de ¡hora que soy el jefe de los chanidos y sé que
ser hechicero en alguna parte, será entre los tí no mientes, te ruego que seas el hechicero de
upa-upa, cuandoregrese. la tribu. Entre tú y yo haremos grandes cosas.
Kunale ofreció compartir el poder, gran- Poco a poco irás enseñándomelo que sabes,
des riquezas, una vida feliz. Totora se negó y yo llegaré a entender lo que noentiendo y
calmadamente. 4 hacer lo que no hago.
—Es que yo te necesito —le dijo Kuna—. Tú Yo no sé nada —dijo Totora—. Pero creo en
haces cosas que yo nosé hacer. Si te vas, te echaré las cosas que no consigo explicarme y que exis-
de menos. Voy a confesarte algo muy íntimo: ten, sin embargo. ¿Por qué no haces como yo?
he sido hechicero y me he visto rodeado del —¿Cómopodría hacerlo? —preguntó Kuna,
respeto de todos, pero lo único que he hecho — ansioso.
es valerme de la ignorancia de los chanidos. | -—Olvidándote de queeres viejo y no crees
Cuando me veían con mi máscara, y haciendo en nada. Volviéndote niño y creyéndolo todo.
HERNÁN DEL SOLAR

—Eso es imposible, Totora.


—Inténtalo, Kuna. Si tú dices: “Mi pueblo
debeserfeliz”, no bailes ni enciendas hierb:s
aromáticas para que tu pueblo,al verte hace:
tales cosas, crea que le das la felicidad y luego
sienta una mayor amargura y deje de creer en
ti. Lo que importa es que lo hagas feliz ac-
tuando comodebes. Y entonces te respetarán.
Creeenti, ante todo, y las cosas serán como
tú las deseas.
—Puedo creer en mí todo lo que gustes,
Totora, pero si en este mismo momento me
digo: “Hay mil guerreros en blancos caballos
ante mis ojos”, tengo que encogerme de hom-
bros y echarmea reír, porque no hay un solo
guerrero delante.
—Porque tú no quieres que los haya —dijo
Totora, sintiendo que cada vez hablaba más
extrañamente, comosi alguien le dictara cada
unadelas palabras que decía.
—¿Y tú puedes hacer que los guerreros apa-
rezcan? —preguntó Kuna.
—Si es necesario, sí —respondió Totora.

82:
HERNÁN DEL SOLAR
caUBADETORORA

Y comoya no le asombraba nada de cuan- la rama en algo muy semejante al cayado de


to hacía, se inclinó sencillamente, cogió un pastor.
un puñado de polvo, lo miró un instante -Ahora me voy por el mundo —dijo—. No
en su mano abierta y sopló con absoluto sé exactamente quién mellama, pero necesito
convencimiento. alejarme.
Mil guerreros en blancos caballos aparecie- Y partió sin que Kunase atreviera a dete-
ron blandiendo sus lanzas. Kuna contempló nerlo. Anduvo hasta la entrada dela selva y
aquello con asombro. se internó porella a grandes pasos.
—¿Es verdad o es mentira? —preguntó. —¡Vuelve! ¡Vuelve! —le gritó Kuna. Pero ya
—Acércate a ellos y tócalos. Mándales y te Totora se había perdidola vista.
obedecerán —dijo Totora. Y como Kuna se
quedara quieto, mirando con extrañeza pro-
funda a los guerreros, “Totora añadió: Pero
no los necesitas para nada.
Y volvió a soplar hacia ellos, comosi deseara
apagar una llamita muy débil. Los guerreros se
desvanecieron más rápidamente que la sombra
de un pájaro en vuelo veloz.
—¿Dónde has aprendido todo esto? —preguntó
Kuna—. No he visto jamás nada semejante.
Pero Totora se había inclinado hacia el suelo
y recogía una rama delgada, cubierta de hojas.
Las fue arrancando una a una,hasta convertir
mí4

ls:
TIN

Mientras Totora se alejaba, en el pueblo


de los upa-upa se preparaba una expedición
para salir a buscarle. Al principio, nadie había
notado su desaparición, pero no tardaron en
llegar asombrosas noticias acerca de lo que iba
haciendo Totora por el mundo.
a
—Debe volver a vivir con nosotros —dijo
Upanga,el jefe—. No estaré tranquilo hasta
verle regresar.
Entonces Búa, el hechicero, indicó un
camino. Lo examinó Upanga y sonrió con
burla:
HERNÁN DEL SOLAR LAS AVENTURAS DE TOTORA

—Le buscarán por el camino contrarioal Pero yo también quisiera encontrarle. Se fue
que nosseñalas, y así le encontrarán —dijo—. porla selva y no me dijo qué rumbo tomaría.
Ya me he dado cuenta, Búa, de que nunca Y Kuna escogió a sus más diestros mensajeros,
has querido a Totora, y no deseas su regreso. para que siguieran con los demás hombres.
Búa murmuró algo entre dientes, pero no Doso tres lunas se demoraron en cruzar las
le oyó nadie, pues en ese momento se ponía selvas, subir las montañas,atravesar los valles.
en marchala expedición. Al cabo detres días, Noencontraron a Totora. Entonces regresaron
llegó al pueblo de los kimanes. a sus pueblos respectivos y en todas partes se
—¿Se encuentra aquí Totora? —preguntaron inventó una historia diferente para explicar la
los expedicionarios. desaparición de Totora.
Se ha ido —dijeron los kimanes—. Pero si —Lo ha devorado Aquel que no se nombra
se trata de buscarle, también iremos nosotros. —dijo Búa—. Es inútil esperarlo.
Y ahora eran más numerosos los que mar- Y no fueron pocos los que creyeron, como
chaban en busca de Totora. De modo quelos de costumbre,al hechicero. Sin embargo, la
chanidos vieron llegar a muchos hombres, de verdadera distinta. Y aunque pueda parecernos
repente, en lo alto de la montaña,y corrieron a todos algo extraña, conviene quela digamos.
a avisarle a Kuna. Este se vistió con sumo cui- Lo cierto es que Totora anduvolargo tiem-
dado, tomó su mejor lanza y, seguido de sus po hacia el norte, y de repente torció por un
guerreros, salió a encontrar a los que venían a camino que no parecía llevar a parte alguna.
su pueblo. Al fondo había un monte, como cerrando
—Andamosen busca de Totora —dijeron los el paso a los curiosos. Totora echó a andar
hombres que avanzaban porel monte. hacia él. Ya estaba acostumbrado a que todo
—Totora se ha marchado —respondió Kuna—. sucediera como lo deseaba. Cuandoteníased,

88:
E

aparecía el manantial. Cuando tenía hambre,


los árboles se llenaban de frutos.
“Ser hechicero —pensaba Totora— es hacerse
| amar de las cosas. Yo no sé cómoes esto. Pero
seguiré adelante”.
| Y de este modole alcanzó la noche,al pie de
| la montaña queles cerraba el paso a los pere-
| grinos. Totora se tendió a descansar, aunque en
| verdad nosentía una fatiga demasiado grande.
De improviso, frente a él apareció unaclari-
| dad tan intensa que cualquiera hubiera creído
que dos tres estrellas bajaban a alumbrar
| el monte. Totorase restregó los ojos y sintió
| que algo completamente inexplicable iba a
| suceder enseguida. Volvió a mirar, talvez un

==
| poco inquieto, y vio una escala en medio del

OS NN
S SE
resplandor. Entonces se incorporó lentamente,

SS
MM tomó su cayado y empezó a subir la escala.

AN
Il “Iré hasta donde sea necesario —pensó-—.
l Al fin y al cabo, unaescala se ha hecho para
' | subir porella”.
o Y llegó hasta un castillo inverosímil, que
tenía en uno de sus costados una enorme
HERNÁN DEL SOLAR

ventana abierta. Asomado en ella había un —Es exactamente igual —dijo—. Todo me pa-
hombre de grandes barbas, que le hizo un rece un sueño, y me gusta. Ahora ni siquiera
gesto amistoso al divisarle. Totora meneóla voy a preguntarte tu nombre. Sé quenotiene
cabeza, sonriendo. importancia. Lo único que me interesa es
“Ahora me explico lo que me sucede —se verte, oírte y saber que existes tal como me
dijo—. He vuelto a dormirmey estoy soñando. lo figuraba.
Ese hombre de la ventana es Upa-Upa”. —He querido que vengas —dijo el hombre de
Y se abrieron silenciosamentelas puertas del las barbas—, para enseñarte a comprender que
castillo, Totora penetró con paso seguro. Cruzó entre la verdad y la mentira no hay sino una
un corredoriluminado,y al pasar frente a una diferencia: el hombre. ¿Me has comprendido?
puerta entornada, vio que era la sala en que —No mucho —contestó Totora—. Pero trataré
Upa-Upa, con sus barbas al viento, miraba por de comprenderte lo mejor que pueda.
la ventana. Entró sin hacer ruido, y Upa-Upa —Voy a explicarme —dijo el de las barbas,
se volvió para sonreírle y declararle: sonriendo—. Cuando vivías entre los upa-upa,
—Noestás soñando, Totora. Yo he querido deseaste ser hechicero. No te atrajeron la gue-
que vengas a verme, porque deseo contarte o
E
rra ni la caza. Sentiste que el hechicero era el
algunas cosas. He preferido no decírtelas en único hombre capaz de vivir todo lo grande y
sueño. a
Eli hermoso, que siempre es semejante a un sueño.
Totora se echó a reír y contestó que ya es- Y te gustaba soñar, Totora, con todas esas cosas
taba acostumbrado a quele sucediera todolo extraordinarias en que no creen los hombres,
inverosímil. Agregó que esto era lo que había pero enlas cuales tú creías. Por eso lograste hacer
deseado siempre, y que para él no habíayala cuanto te propusiste, sin asombrarte mucho de
menordiferencia entre soñar y estar despierto. nada, porque todoera para ti tan natural, al cabo

92: :93
HERNÁN DEL SOLAR

de cierto tiempo, como ver a un pez nadando —Entonces —dijo Totora, poniéndoseserio,
porlas aguas o a un rinoceronte galopando por al advertir que había echado sobre sus hom-
la tierra. En cambio, no tardaste en advertir bros una responsabilidad demasiado grande-,
que los hechiceros no creían en la misión que se me ocurre que tengo muchotrabajo por
ellos mismos habían elegido. Los viste vivir en delante.
la mentira. Y no quisiste quedarte conellos. —Lo tienes —replicó el hombre, conducién-
Deseaste ver el mundo, admirar las maravillas dole hasta la ventana y obligándole a mirar
que siempre son posibles cuandose las ama. Y la hacia abajo.
mentira del hechicero se convirtió en ti en una Totora vio con alegría todos los pueblos
verdad. ¿Me comprendes ahora? que había conocido. Los upa-upa estaban
—Lo que me extraña un poco es que haya encendiendo las hogueras para protegerse del
podido hacer tan fácilmente cosas tan invero- Señor Hambriento; los kimanes ya estaban
símiles —dijo Totora, sonriendo con alegría—. entregados al sueño; una luna redondailu-
Además, muchas veces he hablado como un minaba el pueblo de los chanidos.
viejo jefe de tribu, casi sin darme cuenta de —Megustaría regresar —dijo Totora.
mis propias palabras. —Anda y haz lo que sabes hacer. Enséñale
—Puedodecirte, Totora, que te ha ocurrido lo a cada cual que haga lo suyo. Y diles que la
mismo que a esos hombres que cantan canciones verdad es más hermosa que la mentira.
por primera vez, y luego los demás las repiten. —Estoy contento de ser hechicero —murmuró
Para ellos no existe la mentira. Cantan la ver- Totora—. Si no lo fuera, ¿te habría conocido,
dad que descubren. Y tú, como hechicero, no acaso?
has mentido, aunque todos los demás mientan Yaes tarde —dijo el hombre, cerrando la
siempre. ventana—. Vuelve ahora a tu pueblo.

94:
HERNÁN DEL SOLAR AA

Totora bajó la escala saltando alegremente de lanzas. Ya sé que no los necesitas, pero para
peldaño en peldaño. Cuandoestuvo al pie de la míserá unaalegría hacer que te acompañen.
montaña, desapareció el resplandory el viajero -Si eso te alegra, acepto la compañía de tus
aprovechó la sombra para dormir un rato. Al guerreros —declaró Totora.
despertar, ya el día iluminaba todos los caminos. Y partió con su escolta hasta latierra de los
Totora cogió su cayado y emprendióel regreso. kimanes. Allí también le acogieron conalegría,
Los chanidos le vieron venir desde buena y le dieron un elefante para quele llevara sobre
distancia y le reconocieron. Kuna salió con sus anchos lomos.

nn
sus guerrerosa recibirle. Así fue comollegó Totora, de regreso, al pueblo
—¿Dóndehas estado? —le preguntó—. Mis de los upa-upa,tierra de sus mayores.
hombres te han buscado por todas partes, en
compañía de los kimanes y de los upa-upa.
—Vengo de aprender muchas cosas indispen-
sables para un hechicero —respondió Totora.
—¡Quédate con nosotros! Nos enseñarás lo
que sabes —dijo Kuna.
—Comenzaré por mi pueblo —murmuró
Totora—. Haré que todos seamos amigos, y
enseñaré a los upa-upa, a los chanidosy a los
kimanes a encontrar la verdad que a cada cual
corresponde.
Si regresas a tu pueblo note irás solo. Haré
quete escolten mis mejores guerreros con sus

96 :97
Totora entre los Upa-Upa

Al reparar en la numerosa comitiva que


acompañaba a Totora, el jefe Upanga dio
rápidas Órdenes para que se otorgaraal via-
jero una bienvenida solemne. A Upangale
gustaban las grandes ceremonias, porque en
ellas podía vestir con extraordinaria elegan-
cia. En tales ocasiones, llenaba su cabeza de
vistosas plumas, se colocaba uncollar de oro,
enormes brazaletes, una espada pesadísima,
y se hacía conducir por cuatro gigantescos
guerreros en un curioso palanquín hecho de
madera fragante.

09
HERNÁN DEL SOLAR LAS AVENTURASDETOTO
Totora, que conocía a Upanga,le dio tiempo Totora en su elefante. Todos le miraban como
para que se adornase. Montadoensuelefante a un rey, y muchos niños comenzarona t1c
inmenso, levantó una mano para dar la señal parse hasta las copas delos árboles másaltos
de detenerse. Y todos acataron la voluntad para verlo mejor.
de Totora. _Seas bienvenido, Totora —gritó Upanga.
“Los buenosviajeros regresaban conregalos Entonces el elefante levantó su trompa,cogió
muy hermosos —pensó—, y no traigo nada”. a Totora suavementey lo depositó en el suclo.
E

Callaron los tambores, bajaron sus armas los


E

Pero no continuó preocupándose deesto.


Ahorale divertía ver cómo los upa-upacorrían guerreros yTotora caminó hasta el palanquín,
en todas direcciones en busca de sus adornos. para hacer tres profundas reverencias.
Sonaban los tambores, gritaban los niños,se Upanga vio que Totora nole traía ningun
agitaban las mujeres, y los hombres ponían presente y se desilusionó. Pero Totora dijo
una cara muyseria. con voz muyalta:
El hechicero Búa se colocó una máscara —El pájaro de la lluvia, el pájaro del viento y
terrible y fue a la choza de Upanga, pues le el pájaro de la dicha deben ser los compañeros
correspondía marchar a tres pasos del palan- de mi señor.
quín agitando las manoshacia el cielo, como Todos vieron que Totora estaba conlas ma
si estuviera estudiando la manera de volar. nos vacías y se asombraron deestas palabras,
Upanga salió vestido de gala, subió en su Pero Totora alzó ambos brazos en el aire y
palanquín y la procesión se puso en marcha agitó las dos manos como hacen aquellos que
haciael sitio en que aguardabaTotora. Cuando se disponen a cazar una mosca.
ambos gruposse hallaron a cien pasos, Upanga _Este es el pájaro de la lluvia exclamó
hizo detener su palanquín. Entonces avanzó Totora, presentándole a Upanga uncurioso

100:
HERNÁN DEL SOLAR

pájaro color de nube negra—. Cuando cante


(siempre que tú lo quieras), caerá el agua sobre
los campos de los upa-upa, y habrá después
buenas cosechas.
Volvió Totora a cazar en el aire un pájaro in-
visible, y le presentó a Upanga una de las aves
más extrañas que hasta entonces alguien hubiera
visto. Tenía las plumas levantadas, comosi fueran
púas, y unas se volvían hacia el norte, otras hacia
el sur; las demás al este o al oeste.
—Este es el pájaro del viento —exclamó To-
tora—. Cuandocante (cada vez que lo desees),
soplará el viento, y será del norte, del sur, del
este o del oeste, según sea la dirección a que
vuelva la cabeza al cantar.
Por tercera vez Totora buscó en el aire un
pájaro invisible, y cogió por fin a uno de co-
lor azul brillantísimo, con un anillo de color
blanco en cada una de sus patas y un collar
verdeenel largo cuello.
—Este es el pájaro de la dicha —exclamó To-
tora—. Cuando cante (y estoy seguro de que
lo harás cantar a menudo), sentirás al oírlo

102:
HERNÁN DEL SOLAR
ALAS AVENTURASDE IIORA

unafelicidad tan grande comosi estuviera Y Upanga, que se sentía absolutamente


cantando tu propio corazón. confundido, se volvió a uno de los pájaros y
Upanga, que sabía hacer discursos, no supo le dijo seriamente.
qué responderal verse con los tres pájaros en —Pájaro de la lluvia, quiero que cantes.
el palanquín. Los tres le miraban con ojos Se oyó entonces el rumorde un trueno, que
quietos, porque sabían aguardar sabiamente salía de la garganta del pájaro, y comenzó a
la hora de cantar. caer una fuerte lluvia. Se produjo una con-
Curioso como un niño que recibe un juguete fusión general. Todos empezaron a mojarse
que no conoce, Upanga preguntó: y a correr. El elefante, que tenía sed, alzó su
—¿Y cómose les hace cantar? trompa y comenzó a sorber ceremoniosamente
—Puedes decir, por ejemplo: “Pájaro de la el agua fresca de la lluvia. Después, cuando
dicha, quiero que cantes”. Eso es todo, Upanga. estuvo satisfecho, se pasó la trompa por los
El hechicero Búa, al oír estas palabras, se colmillos, para beberse las menudas gotas que
puso completamente amarillo detrás de su los cubrían.
máscara terrible, y avanzó algunos pasos. —¡Calla, calla, pájaro de la lluvia! —gritó
—Totora te ha mentido —murmuró con voz Upanga,lleno de felicidad. Estaba contento
ronca—. Nadie puede hacer que sucedan tales del regalo de Totora, y le tendió una mano
cosas. para estrechársela con fuerza.
Upanga le dio una mirada colérica y se volvió Entonces acabóla lluvia tan repentinamente
después a Totora para preguntarle: como había comenzado. Y fue necesario hacer
—¿Es cierto lo que dice ese hombre? sonar los tambores para que regresaran todos
—Ensaya tú mismo —respondió Totora, son- los que habían huido en busca de un lugar
riendo con su más misteriosa sonrisa. donde guarecerse.

104; ¿105
HERNÁN DEL SOLAR
cenceeiidiientrados

Cuando hubo de nuevo suficiente calma,se Búa, que oía, se estremeció de asombroal
oyó la voz del jefe desde el palanquín. advertir que Totora no le deseaba mal alguno.
—Bienvenido, Totora —dijo—. Eres mihijo “¿Será posible que no desee ser hechicero de
predilecto. Había oído de ti muy extrañas la tribu?”, se preguntó.
cosas, pero ninguna me parece tan asombrosa Y acercándose a Upanga,dijo Búa:
comola que acabo dever. —Doshechiceros son un número demasiado
Entretanto, los guerreros, los cazadores y alto para una tribu tan pequeña. Hallegado
todos los demás se sacudían para quitarse de el momento deelegir entre Búa y Totora.
encimael agua de la lluvia. No costó mucho, —Elijo a Totora, sin pensarlo dos veces —res-
porqueel sol brillaba, bonachón, y no tardó pondió Upanga, deseoso de que terminara
la tierra en quedarseca. prontola fiesta para ir a jugar con el pájaro
Horas después se celebraba en el pueblo del viento.
de los upa-upa una de esas fiestas que no se —El hechicero será Búa —murmuró Totora.
olvidan fácilmente. Ya Upanga había hecho —¿Y tú, qué harás? —preguntó Upanga,
cantar al pájaro de la dicha, y todavía estaba asombrado.
con el corazón lleno de regocijo. —Esculpiré en la piedra del monte más alto
—¿Qué haremos con Búa? —preguntó Upanga la estatua de Upa-Upa, para que le recordemos
a Totora—. No lo necesitamos teniéndote con siempre —declaró Totora—. Además, mientras
nosotros. esté trabajando, contaré curiosas historias a
—Deja a Búa comoestá, y regálale otra más- los que quieran acompañarme.
cara, en señal de aprecio —respondió Totora—. Upanga no deseaba contradecir a Totora, de
Los hechicerosse sienten mucho mejor cuando modo que guardó silencio. Brillaron los ojos
tienen una máscara nueva. de Búa, al darse cuenta de que no perdería

106: : 107
ASAoreaamreremancmon: LAS AVENTURASDE TOLDO!

su cargo. Pero Totora se volvió al hechicero Y cuando el pueblo estuvo ensilencio, de


y le dijo: improviso se oyó un extraño ruido quefue
—Lo único que te pido es que no mientas. llenando la noche. Los árboles agitaban sus
Cuandonosepas hacer algo, no declares que ramas furiosamente; se estremecíanlas viviendas
lo has hecho. Quédate tranquilo, entonces, de los upa-upa; parecía aquello un tropel de
y piensa que otros podrán hacerlo por ti, o leones en rápida carrera porel pueblo.
que nadie lo hará nunca, porque hay cosas —¿Qué sucede? —preguntó la madre de lo
imposibles, tanto para el hechicero como para tora, temblando de miedo.
aquel quenoloes. —Noes nada. Espera un rato y todopasará
—¿Eso es todo lo que has aprendido en tus —dijoTotora.
viajes? —preguntó Búa con acento burlón. —¿Cómo lo sabes? —interrogó, ansiosa, la
—Esoy algo más, que tú aprenderás también, madre—.Se diría que nos van a arrancar dela
si eres mi amigo y sabes escucharme —contestó tierra para que volemosporlosaires.
Totora, volviendo la mirada hacia unos bai- —No temas nada —dijo, sonriendo, Totora
larines que daban grandes saltos y después, Es Upanga queestá jugando conel pájaro de!
alzando los brazos, estremecían el cuerpo, viento.
comosi fueran llamas agitadas por un viento así debió ser, indudablemente, porquede
deseoso de jugar con el fuego. pronto cesó todo bullicio, y el pueblo delos
Upangase levantó de repentey dijo: upa-upa pudo dormir en paz hasta la mañana.
—Yala fiesta ha durado bastante, Totora; ¿no Al cabo de dos o tres días, Totora anunció
te parece? Estoy cansado y deseo volvera casa. que se iba a la montaña más alta de esas tierras.
Deeste modo terminó la bienvenida a To- Muchos le acompañaron. Y entonces Totora
tora, que se fue a dormira casa de sus padres. empezó a esculpir el rostro de Upa-Upa, con

108: 109
HERNÁN DEL SOLAR

sus grandes barbas, en la piedra del monte. sobre todo en las horas difíciles, se oye venir
Mientras estaba trabajando, contaba cuentos, un canto quellena de esperanza a cuantoslo
y eran tan hermososy fantásticos, que hasta el escuchan.
mismo Upanga fue a escucharlos muchas veces.
—¿Sabes, Totora? —le dijo un día—. Escuchando
tus extrañas historias, siento algo muy parecido
a cuando hago cantar al pájaro de la dicha.
—Y yo también me alegro contándolas —res-
pondió Totora, esculpiendo con sumo cuidado
el ojo izquierdo de Upa-Upa, que quedó con
una expresión burlona, precisamente porque
miraba hacia la choza de Búa,el hechicero.
Cuandoel trabajo estuvo concluido, Upanga
se acercó a Totora y le dijo en voz baja:
—Si algo quiero en mitierra, no lo dudes,
es al pájaro de la dicha que me has obsequia-
do. Pero me gustaría que lo encerraras en el
corazón de piedra de Upa-Upa,y así, cada
vez que cante, todo mi pueblo será dichoso.
—Así lo haré —respondió Totora.
Poreso, claro está, uno de los pueblosfelices
que hay sobre la tierra es el de los upa-upa.
Desde la montaña más alta, cada cierto tiempo,

110; 111

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