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UN BARCO ENCALLADO EN MEDIO DEL

MAR HELADO

Gibrán Portela

…presenté mis credenciales a tu risa

y me clavaste un lanza en el costado.

Andrés Calamaro.
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Ana- Unos años más tarde, una mañana de cruda

de alcohol y otras cosas, un par de pájaros se

estrellarán contra nuestra ventana.

Gonzalo- Te diré que hubiéramos puesto

cortinas.

Gaby- Jamás me gustarán las cortinas, se me

hacen de mal gusto.

Ana- Me asomaré por la ventana como aquella vez

y miraré a los pajaritos aterrizar en el

asfalto lo más suavemente que se los permita su

cabeza apendejada por el golpe.

Gonzalo- Me levantaré de la cama y volveré a

ponerme junto a ti y el solecito nos dará en la

cara y …

Gaby- Los pájaros son los animales más

estúpidos del mundo ¿no? Con esos cerebros tan

pequeñitos y estúpidos. Dirás.

Ana- Los animales más estúpidos del mundo

siempre seremos nosotros.

Gonzalo- Luego nos quedaremos callados un buen

rato.

Gaby- Los pájaros seguirán madreados en la

banqueta sin poder volar.


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Gonzalo- Son unos bebitos.

Ana- Diré.

Gaby- Siempre serán unos pendejos. Dirás.

Gonzalo- Voy a bajar por ellos

Ana- Y entonces bajaré a la calle de nueva

cuenta.

Un paisaje silencioso y blanco y tan frío, una

superficie de hielos de límites imperceptibles

para los ojos, si acaso un oído quisiera

escuchar el viento atravesando aquellas

lejanías, se quedará esperando vidas enteras.

De tanta quietud, el tiempo se convertirá en

otra cosa que segundos y minutos y horas y días

porque el sol hace mucho que no saldrá, y luego

sí, y mucho y luego nada y luego y antes y

después, espiará en el horizonte si lo hubiera,

si no lo tapara ese monte blanco y afilado… Así

de quieto, el oído quedará, como todo aquí,

esperando largas noches, largos días, largos

hielos del norte que estarán ahí sin ninguna

prisa de ir a ninguna parte, y que jamás

necesitará ningunos ojos, ningunos oídos


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extraños, no para existir. Pero siempre habrá

hombres necios que dirán que sí, que sí se les

necesitará algún día en todos los rincones del

mundo para ser héroes y aquí, justo aquí, en

medio de todo este silencio y eternidades, en

medio de todo esto… Hay cosas para los que no

estaremos hechos nunca, hay cosas que no

necesitaremos entender, como el amor, como el

sur más profundo, como el norte del mundo,

donde nada espera nada, nada mas que ese oído

extraño que lo único que escuchará si pone

atención, es el crujido del hielo cuando llegue

la primavera, cuando tal vez un gran pedazo de

hielo se desprenda de su madre y comience a

navegar hacia el sur para terminar

derritiéndose en una playa solitaria.

Un teléfono suena, Ana lo mira por largo rato.

Ana- Un teléfono sonando intensamente en mitad

de la una madrugada primaveral, jamás traerá

buenas noticias. Para mí siempre será el


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momento más bonito de la ciudad, la primavera,

por el montón de calor, porque algunos árboles

darán frutas, porque todo será más brillante

que otros meses, porque no lloverá, porque

podrás salir en la noche sin suéter y por todo

ese bonche de cosas como tu y yo, nuestros

amigos… Nuestro todo. Contestaré solo si

alguien me predice el futuro y me asegura que

al levantar el teléfono… ¿Hola?

Gonzalo- ¿Señorita Ana Beatríz Martinez?

Ana- ¿Habla del banco?

Gonzalo- No.

Ana- ¿De hacienda?

Gonzalo- Dios no lo quiera, ni al peor enemigo

hay que desearle eso…

Ana- Que susto…

Gonzalo- Nos comunicamos con usted porque de

alguna forma inexplicable ¡Se ha ganado la

lotería sin comprar un billete!

Ana- ¿¡En serio!? ¿No se equivocó de teléfono?

Gonzalo- ¡No!

Ana- ¡Que padre!

Gonzalo- ¿Sí, no?


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Ana- ¿Cuánto dinero es?

Gonzalo- Un montón, lo suficiente como para

alcanzar todos sus sueños no amorosos.

Ana- ¿¡En serio!?

Gonzalo- Porque… Tiene sueños no amorosos

¿verdad?

Ana- Obvio…

Gonzalo- ¿Como cuál?

Ana- Mmmm… Mmmm… Conocer todo el mundo y esas

cosas y… A usted qué le importa.

Gonzalo- ¡Tiene toda la razón!

Gaby- Estoy segura de que estará fantaseando

con eso de la lotería otra vez.

Ana- Oiga, cuando me pasen a dejar el dinero,

se puede que dos mil pesos sean en billetes de

a cien? Tengo que pagar unas cosas…

Gonzalo- ¡Claro que sí! ¡Hasta tres mil si

quiere!

Gaby -Me caga saber las cosas que alguien más

puede llegar a pensar, es como escuchar voces

en tu cabeza que no te dejarán descansar pinche

nunca.
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Ana- Bueno, dos mil quinientos… Pero estoy

segura de que no va a ser eso, pero estaría muy

bien ¿no? La lotería, que a todo dar…

Gaby- Además sólo sé sus pensamientos cuando va

a pensar estupideces, lo que me importaría de

verdad nunca lo voy a saber… Espero saber un

día lo que me importa de verdad, pendejo siglo

XXI.

El teléfono deja de sonar. Al otro lado de la

línea, Gaby cuelga.

Ana- Y mientras, miraré el teléfono como

pendeja y me diré que ojalá no suene de nuevo,

pero en el fondo sí querré. Seguramente en

alguna parte del mundo, segundos después, un

policía agarrará a macanazos a algún pobre

infeliz manifestante que lucha por la libertad

de cualquier cosa, unos políticos firmarán un

tratado para ganar la guerra en contra de los

osos polares, un guey agarrará a balazos a un

gato luego de haber matado a su familia a

machetazos y cuando vaya a la policía a


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entregarse no le creerán, un óvulo acabará de

ser fecundado y en nueve meses llegará un nuevo

ser viviente a este mundo de porquería…

Gaby descuelga y vuelve a marcar.

Gaby- Hay ciertas llamadas que habrá que hacer

cueste lo que cueste, sobre todo por salud

mental, a la hora que sea, la salud mental es

lo primero y hay cosas que uno tendrá que decir

pase lo que pase, porque de tanto darle vueltas

a la cabeza, aún sabiendo las consecuencias,

hay que hacerlo, no querré pasar esta noche

dando vueltas en la cama mirando al techo,

diciéndome lo pendeja que seré hasta el resto

de mis dás si no lo hago, lo pendeja que serás

tu si no contestas, lo pendejo que seguirá

siendo mundo, lo pendeja que seguirá siendo la

química, de lo pendeja que seguirán siendo las

predicciones acerca del tiempo y de un futuro

cercano y lejano, de lo pendeja que seguirá

siendo mi imaginación…
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Del otro lado suena el teléfono, Ana lo mira

con recelo y desconfianza. Gonzalo contesta.

Gonzalo- ¿Bueno?

Gaby- ¿Ana?

Gonzalo- No.

Gaby- Sólo hablo para decirte lo mucho que voy

a quererte si fueras diferente un día de estos.

Gonzalo- Puedo cambiar.

Gaby- ¿En serio?

Gonzalo- ¡Dame una lista!

Gonzalo cuelga, Ana mira el teléfono sonar.

Gaby- Siempre seguiré repitiendo los mismo, que

nunca está bien conocer a la gente demasiado

¿para qué? me seguirá cagando hasta el fin de

los tiempos, ni lo vas a ver venir,

comenzaremos a jugar juegos estúpidos como eso

de qué estará pensando ahora, seguro esto,

seguro lo otro, como si no tuviera suficientes

cosas en las qué pensar, siempre me cagará la


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primavera hasta el fin de los tiempos, mucho

calor, me caga.

El teléfono sigue sonando.

Ana- ¿Por qué mierda habría que rendirse uno

ante la realidad? ¿Bueno? Espero que sea la

lotería.

Silencio al otro lado.

Gaby- Nuestra primavera fue increíble y ahora

hace frío.

Ana- Hola ¿cómo estás? Eso se dice cuando uno

le llama a alguien sea quien sea ese alguien

¿no crees?

Gaby- Hace frío, hace mucho frío, todo está

congelado, y nuestro amor quedó dormido… La

nieve lo tomó por sorpresa… Pero si te quedas

dormido en la nieve y sientes venir la

muerte... Cuídate mucho. Te quiero.

Gaby cuelga el teléfono.


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Ana comienza a cantar una canción de Lou Reed.

“Berlín”

Ana- We were in a small café

You could hear the guitars play

it was very nice

it was paradise

You`re right and i´m wrong

Hey babe, i`m gonna miss you now that

you`re gonne

One sweet day

You`re right and i´m wrong

Hey babe, i`m gonna miss you now that

you`re gonne

One sweet day…

Gaby- Estaremos mejor si mañana nos conocemos

en una revuelta en contra del gobierno, de

cualquier gobierno, estaremos mejor si nos

conociéramos mañana corriendo entre la

muchedumbre a la que los granaderos perseguirán

macanas en alto, estaremos mejor si entre toda

esa muchedumbre enardecida, si entre todas esas

ganas de cambiar el mundo para que no se


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convierta en el futuro ese que ya pasó en 1984,

donde el gran hermano te mirará con su ojo

maldito escondido detrás del closet donde se

suponía que no iba a estar y la policía te

arrancará de los brazos de tu amante por

razones incomprensibles y luego te lavarán el

cerebro y quedarás como un idiota, no

precisamente por amor sino por lobotomía o lo

que quiera que sea… Estaremos mejor si esa

mañana de domingo… Estaremos mejor si nos

conocemos cualquier pinche domingo de revuelta,

de ánimos calientes, donde ninguno de nosotros

tuviera la más mínima pendeja idea de qué hacer

si ganáramos la batalla, estaría increíble que

dentro de toda esa muchedumbre enardecida que

de entre todos esos policías cegados por la

ira, quisieras escapar del gas lacrimógeno y

de sus escudos y de sus macanas y que justo

cuando estuvieras a punto de salir de la plaza,

de alejarte de todo, un boxeador ucraniano de

peso completo invencible, te cortara el paso y

te tomara de la playera y te zarandeara y te

dijera; vuelve con los tuyos, y tu, con las


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piernas temblando volvieras a la plaza a gritar

consignas para que dimita el presidente y que

cuando ya nos tuvieran cercados sin

escapatoria, nuestros ojos se cruzaran entre la

muchedumbre empujada por policías que harán que

nuestros cuerpos se junten, que nuestros labios

y ahí será nuestro primer beso, un primer beso

inolvidable… No un beso en un bar de mierda en

la quinta cita luego de unas 6 cervezas y unos

güisquis hablando de cualquier película, no

mientras me acompañarás a mi casa donde siempre

dudaré de que si quisiera que pasaras con la

esperanza de que me dijeras que tenías cosas

que hacer… Y no… y no… Lo de nosotros no es

ganar batallas… Lo de nosotros no es estar

entre la gente, lo de nosotros no es luchar.

Gonzalo- Estaremos mejor si un día hace mucho

tiempo, en un barco en medio del ártico, por

que entonces seré un explorador, un hombre de

verdad, uno de esos tipos que van y hacen lo

que de verdad quieren y no escoden su cobardía

tras un montón de periódicos y de libros y de


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películas y cervezas y sillones estúpidos y

discursos acerca de cómo debería ser el mundo…

No, yo estaré en altamar, atrapado en un pedazo

de hielo por la pura necedad de ver lo que

nadie ha visto nunca, por la necesidad de poner

una bandera con mi cara en el punto más

septentrional del planeta como si fuera la

luna, esperando la llegada de la primavera, en

esos inviernos donde el sol apenas se asomará

en el horizonte por unas cuantas horas, por

unos minutos y luego la noche. Y tu llegarás

antes de la primavera, me habrán cortado ya cun

par de dedos, quizá una pierna gracias al

maldito escorbuto y tal vez seré de los pocos

hombres que quedarán con vida, pero llegarás a

bordo de un trineo jalado por perros y vestida

con piel de foca de pies a cabeza y un abrigo

de piel de oso y me salvarás de las garras de

la muerte. Serás una esquimal más errante y

solitaria que de costumbre pues tu marido habrá

sido devorado por un oso y en esas tierras si

una mujer no tiene marido ni familia la siempre

la dejarán sola, pero llegarás a rescatarme y


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mucho tiempo después, cuando haya despertado de

un largo sueño, veré tu rostro sonriente y

tocarás mi nariz con la tuya y yo te

impresionaré por lo extraño, porque jamás

habrás visto a alguien como yo y yo a nadie

como tu, y entonces… Y entonces ahí, será algo

increíble para tus ojos y tu para los míos y

entonces serémos hermosos para siempre… Pero

nunca seré esa clase de persona que toma un

barco para partir a lo desconocido, porque me

gusta ir siempre a los mismos lugares, hacerte

el amor de la misma forma ¿por qué cambiar? No

soy explorador y no sabré nunca cuales de tus

botones apretar para que me des un poco de

cariño, nunca seré de la clase de personas que

viaja más allá del centro comercial, de

nuestros trabajos, me dan miedo los barcos… Y

tu jamás me rescatarás de nada, me robarás lo

poco que me queda, así las cosas, así lo jodido

de los sueños.

Ana- Una de mis cosas favoritas en el mundo,

siempre será regresar el tiempo justo en ese


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momento donde siempre lo haré todo mal, pero ya

no diré esa pendejada de que sólo diría te amo

una vez y como había desperdiciado mi única

bala a la primera, ya no podré decirte te amo a

ti… Es una palabra pues, pero para algunos

significa mucho, como a ti, y parece que para

mí también, puras burradas, pero nunca te lo

diré aunque lo sieneta de verdad y justo

mañana, el día de mi cumpleaños, haré eso, para

que mañana que cumplo años, al despertar, me

des uno de esos regalos bobos como unas flores,

te sonreiré y nos mataremos a besos. Pero no

soy de esas personas a la que le gustan las

flores o las canciones de amor, soy de esas

personas que por mucho siempre preferirán otras

cosas como… Qué se yo, pero canciones de amor

no, esas sí que no.

Y el paisaje seguirá helado y quieto, tal vez

una familia de osos pase corriendo y jugando a

deslizarse de panza sobre el hielo, la

primavera aún está por llegar, pero no importa,

cuando esa familia termine de deslizarse,


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seguirá su camino y un segundo después todo

será como antes, porque nunca pasará nada… Tal

vez, eternidades después, pasará un grupo de

perros jalando el trineo de una familia

Esquimal, y luego nada, y luego nada. Un

verano un barco lleno de necios navegará por

los mares pocos días antes de que todo se

congele de nuevo.

Gaby- ¿Me lo vas a decir?

Ana-¿Me vas a contestar?

Gaby- No sé cual es la pregunta.

Ana- No te voy a preguntar nada.

Gaby- Entonces no necesitaré contestarte.

Ana- En este mundo nada es absolutamente

“necesario”, pero si te dijera lo que pienso,

sí me gustaría que respondieras algo.

Gaby- Guey, me molesta tanto, pero tanto la

gente insegura…

Ana- No es inseguridad, es sólo un poco de

miedo.

Gaby- ¿Miedo? Miedo a ¿qué?


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Ana- Bueno mira, podrás contestarme o

simplemente sonreírme ¿sabes?

Gaby- ¿Qué otras opciones teendré para tu

comentario misterioso?

Ana- No sé, quedarte callada, pero eso no me

gustará para nada. ¿Te vas a asustar?

Gaby- Tu estás asustada.

Ana- Soy poco tolerante al fracaso, tu lo

sabes.

Gaby- ¿Preferirás no averiguarlo?

Ana- ¿Piensas que seerá demasiado pronto

decirte que te quiero?

Silencio

Gaby- No te conozco mucho. ¿No me a lo has

dicho aún ¿verdad?

Ana- Creo que no.

Gaby- Entonces no quisiera que tomaras esto

como mi reacción definitiva.

Ana- ¿Y no te gustaría?

Gaby- ¿Qué?

Ana- Conocerme mucho.


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Gaby- Nos estamos conociendo.

Ana- Pero conocernos de verdad.

Gaby- Muchas preguntas y pocos besos.

Ana- ¿Te puedo decir que te quiero entonces?

Gaby- Muchas preguntas y pocos besos.

Ana- Va a ser importante para mí.

Gaby- ¿Será?

Ana- Sí, lo es.

Gaby- ¿Entonces?

Ana- ¿Qué?

Gaby- ¿Me lo vas a decir?

Ana- ¿Por qué no hacemos un simulacro?

Gaby- ¿De qué sirven los simulacros?

Ana- En los temblores y los incendios se hacen

simulacros para que la gente pueda encontrar el

camino a la salida, para ubicar las salidas de

emergencia.

Gaby- Aquí no hay salidas de emergencia. ¿Me lo

vas a decir?

Ana- Ya sabes lo que te voy a decir, tal vez

ahorita que hable, me podrías decir yo también,

nada más, como simulacro, soy poco tolerante al


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fracaso, tu lo sabes, te lo he dicho, lo has

visto, y no te gustará verlo ahorita.

Gaby- No.

Ana- ¿Qué te costaría un yo también?

Gaby- ¿Qué te costaría decírmelo? Lo que vas a

decir.

Ana- De alguna forma ya te lo dije ¿no?

Gaby- Okey, mira estará bien un simulacro.

Ana- Pero que quede como eso, como un

simulacro, osea, es de esas cosas que podremos

tomar como que no pasaron.

Cerrar los ojos, respirar profundo, yo

intentaré imaginar mi lugar preferido, contar

hasta diez, me repetiré una y otra vez que esto

es sólo un simulacro, me preguntará el por qué

ha de importarme tanto lo que dirá, luego las

personas no dicen lo que piensan en realidad,

como a los cuervos, que un día ayer les

quitarán el habla.

Gonzalo- Habrá un tiempo en que los cuervos

podrán hablar, pero lo harán de forma extraña,


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ya que el significado de sus palabras será

exactamente lo contrario a lo que parece que

estarán diciendo. Por ejemplo, cuando ellos

quieran decir algo bonito dirán algo feo, en

cambio, cuando quieran decir algo feo, dirán

algo bonito. Por si fuera poco, los cuervos

también dirán mentiras. Si a alguien le dijeran

tonto, en realidad querrán decir listo, pero

como mentirán, tal vez si dijeran tonto querrán

decir tonto en serio, pero como nadie sabrá

cuándo mentirán y cuándo dirán la verdad, nadie

podrá comprenderlos, ni siquiera ellos mismos,

que al parecer todo el tiempo estarán enojados.

Un día llegará un hombre muy muy viejo, que con

su magia les quitrá a los cuervos el don del

habla, y desde ese día, los cuervos sólo podrán

graznar como lo hacen ahora. Con todo, su

naturaleza no ha cambiado, siguen siempre igual

de enojados.

Entonces respiraré, contaré hasta diez pensando

en que la gente luego no dice lo que piensa y

si lo dice de verdad, siempre podrá ser una


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mentira y esa mentira a su vez, podrá ser una

verdad, depende, por eso será mejor mirar

directo a los ojos, pero no sé si voy a querer.

Ana- ¿Lista para el simulacro?

Gaby- Está bien, lo tomaremos como un

simulacro.

Ana- Te quiero.

Un barco encallado en medio del mar el helado,

al norte, muy al norte, lo más al norte, lo más

al sur si lo viéramos desde cierto lugar en el

espacio.

Gaby- ¿Sabes? Hay lugares desde donde se puede

ver el cielo tan redondo, tan lleno de

estrellas… Donde la Tierra se ve tan redonda,

pero tan redonda… Jamás me cabrá en la cabeza

cómo alguien pudo haberse imaginado que la

Tierra era plana, que estupidez ¿no?

Ojalá estuviéramos muy al norte, lo más al

norte del mundo, donde el silencio envolviera


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el viento, donde el silencio opacara nuestras

voces, tanto frío, tanto frío en primavera que

congelará nuestro aliento, las flores no

saldrán de la tierra.

Un día de primavera, de esos en los que entra

el sol muy bonito por la ventana, donde dos

pajaritos estúpidos se paran sobre el cable del

poste de luz que está justo frente a la

ventana, a su ventana, los mirarán un buen

rato. Los días duran más en primavera, eso

parece, sobre todo cuando las horas pasan tan

lento, donde el tiempo se vuelve cualquier otra

cosa que las manecillas de un reloj.

Gaby- Tendremos que hablar ¿no crees?

Gonzalo- Ahí vas a decir lo mismo de siempre,

ojalá que no hubiera este sol.

Gaby- Estaremos mejor si…

Gonzalo- Cogiendo no se arregla nada, tu lo

sabes.

Gaby- No cogiendo tampoco.


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Gonzalo- Quisiera asomarme a la ventana y que

no fuera primavera.

Gaby- ¿Qué diferencia haría eso?

Gonzalo- El invierno siempre será mejor para

este tipo de pendejadas ¿no? Con el frío y la

tarde nublada y esas cosas.

Gaby- Ya…

Y luego viene uno de esos silencios que a nadie

le gustan, todavía no se irán los pajaritos

parados en el cable de luz, seguirán afuera,

quizá viendo algo, quizá esperando una

respuesta que parece no llegará nunca.

Gonzalo- ¿Me vas a perdonar?

Gaby- Estaremos mejor estando en otro lado, si

viajáramos a donde el cielo se viera redondo,

donde se viera que se dobla bajo el horizonte.

Gonzalo- ¿Me vas a perdonar?

Gaby- Siempre podré decir que sí ¿Eso en qué

cambiará las cosas?

Gonzalo- Si me dijeras que sí, sería un permiso

para agarrarte a besos.


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Gaby- Ahora me tienes que pedir permiso.

Gonzalo- ¿Entonces sí puedo?

Gaby- No.

Él intentará besarla y los pajaritos parados en

el cable de la luz se irán volando. Ella tal

vez no quiera besarlo, le quitará la cara, se

hará a un lado pero él insistirá, él estará a

punto de hablar.

Gaby- Mejor no digas nada…

Se mirarán, él intenta besarla de nuevo, ella

no cede, pero luego parece que sí, pero luego

no…

Gonzalo- Un barco en medio de una inmensa

blancura, de un eterno brutal. Si hoy fuera

antes y luego mañana, el barco se quedará ahí,

varado. Pero corren tiempos locos y el sol de

la primavera, que si hoy fuera antes, no

comenzaría a romper el silencio con su luz, el

hielo no comenzaría a derretirse donde antes no

se derretía, el barco atrapado seguiría

atrapado y nunca sabríamos cómo llegó ahí, a


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menos que fuera en uno de esos inviernos del

futuro o de otro tiempo donde se pudiera

navegar, donde se podrá pasar por este estrecho

de hielo, donde antes… Donde nunca se sabrá tal

vez lo que hay debajo.

Gaby comienza a cantar una canción de Lou Reed.

“Berlín”

Gaby- We were in a small café

You could hear the guitars play

it was very nice

it was paradise

You`re right and i´m wrong

Hey babe, i`m gonna miss you now that

you`re gonne

One sweet day

You`re right and i´m wrong

Hey babe, i`m gonna miss you now that

you`re gonne

One sweet day…


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Gonzalo- Te agarraré a besos aquella noche hace

mucho tiempo, en medio de la calle, en medio de

la madrugada, estaremos igual de borrachos,

quizá te daré un beso un beso más.

Ana- Esa noche, te invitaré a casa de nueva

cuenta, quizá te de un beso más, a ver si ahora

sale todo bien, me enamoraré de ti otra vez…

Volveremos a coger como locos varias noches y

varios días…

Gonzalo- Iremos a andar en bicicleta a

Chapultepec uno de esos domingos y

compartiremos un par de boings de mango.

Ana- Elegiré algo para hacer distinto, daré una

vuelta a la derecha en lugar de la izquierda,

no hablaré para nada de relaciones pasadas.

Gonzalo- Jugaremos al frysby otra vez, pero

ahora no te pegaré en la cara..

Ana- Tal vez esa vez, saldrá bien eso de una

vida juntos.

Un par de pajaritos estúpidos y con las alas

rotas o con algo roto, débiles y desnutridos

por su propio miedo, prefería no hacerlo,


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pensarán, mientras un foco los mantendrá

calientitos en su nidito hecho en una caja de

zapatos, mirarán hacia arriba, mientras dos

seres enormes y amenazantes los contemplarán

desde arriba…

II

SI FUÉRAMOS EXPLORADORES…

Estaremos mejor si mañana por la tarde fuera un

domingo poco antes de la mitad de 1800,

entonces seremos niños comiendo helado en la

plaza del pueblo en un verano caluroso, habrá

llegado un marino veterano de guerra con un

parche en el ojo y una pequeña carpa de esas

que usan lo predicadores, pero en lugar de

hablarnos de Dios, nos hablará de un lugar del

que jamás habremos imaginado, nos dirá que si

le dieran un buen barco, un puñado de hombres

valientes y provisiones para unos cuantos años,

navegará hacia el norte, atravesará los hielos

eternos y muy allá, en el norte del mundo que

aún no señalará ningún mapa, se abrirá ante

nuestros ojos un mar calmo y cálido y justo en


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medio de todo, una isla de hielo, muy pequeña,

tendremos que llegar en lanchas o quizá nadando

por el cálido mar que la rodea, entonces, en el

medio justo en el medio, habrá un agujero por

donde apenas habrá espacio para un hombre de

medidas regulares, justo ahí, justo debajo de

eso, dirá el viejo marino, encontraremos el

secreto mismo de la vida, la entrada al centro

de la Tierra, después habrá muchos peligros que

sortear, pero un nuevo mundo se abrirá ante

nuestros ojos. Luego va a mostrar al público

unos dibujos increíbles jamás vistos y entonces

soñaré días enteros con eso, años enteros con

eso, con ese mundo.

Los seres enormes y amenazantes habrán dejado

de ver a los pájaros estúpidos y desnutridos

que intentarán escapar de aquella caja que

tendrán como nido, ¿escaparán a dónde? Nunca lo

van a saber, por estúpidos, pero saltarán una y

otra vez hasta salir de la pequeña caja y luego

nada, a deambular por un espacio desconocido, a

saltar hasta que se cansen, su corazón latirá

mucho, más de lo que debería, mucho más que


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normalmente. Del cansancio se van a acurrucar

en cualquier lado, en el lugar más frío, porque

siempre serán estúpidos, hasta que el sol

salga, hasta que el sol ilumine el baño de

nueva cuenta.

Estaremos mejor cuando nos conozcamos en un

tren a mitad de 1800, en un tren que irá de una

ciudad grande a nuestro pueblo pequeño, te

ayudaré con las maletas y nos vamos a sonreír.

El tren llegará a nuestro a nuestro pueblo,

bajaremos de él, tu con mis maletas y las

tuyas, platicaremos todo el camino sin parar,

sonriendo, y al bajar del tren pedirás mi mano

y te diré que sí con una sonrisa y luego un

montón de besos y luego a casarse en medio de

una gran fiesta. Habrá canciones y seremos

felices en nuestra casa…

Pero un día llegará un barco enorme y bonito y

un marinero muy raro con pata de palo bajará de

él y pondrá papeles en todas las paredes del

pueblo buscando hombres valientes que quieran

embarcarse en un largo viaje al norte del mundo

que en ese tiempo será como ir al espacio en


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nuestro presente, un viaje que los llenará de

gloria.

Y yo diré que sí.

Nos besaremos en el muelle y te diré que espero

un hijo tuyo.

Volveré pronto a verlo nacer, estaré bañado en

gloria.

Voy a llorar.

Voy a escribirte todos los días.

El barco se va a alejar poco a poco del puerto

y la gente que esperará por siempre y la que se

irá por siempre.

Cuando uno de esos seres amenazantes y enormes

entre al baño de nuevo, los pájaros estúpidos

estarán con su cabeza metida en sus alas

pudriéndose de frío y cansancio y ansiedad en

el lugar más frío del baño, y su nido de caja

de zapatos calientito estará solo, uno de los

pájaros sacará su cabeza estúpida por un

momento y mirará hacia arriba cuando la puerta

se abra y uno de los seres amenazante intentará

devolverlos a su nido de caja de zapatos y

ellos intentarán huir de nueva cuenta, su


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corazón volverá a latir rápido primero, muy

rápido y luego lento y luego nada.

Te escribiré una carta contándote que todo

bien que estaré en altamar, de lugares

hermosos, realmente hermosos y te dibujaré un

paisaje en una de las hojas, muriéndome de

frío. Un paisaje todo blanco y hermoso.

Dejaré de recibir tus cartas un día y pensaré

que estás muerto, nuestro hijo va a nacer, será

un varoncito, Dámaso le voy a poner y tu

estarás perdido navegando por lugares

inimaginables que te bañarán de gloria.

Pero nunca estaremos en 1800, ni al principio

ni a la mitad ni al final.

Esa tarde miraremos por la ventana a esos dos

pájaros enganchados a ese cable de luz y por

primera vez sentiré ganas de ser uno de esos

pájaros estúpidos.

Y voy a recordar una de esas tardes, que si

volviera estará muy bien, uno de esos momentos

felices, donde volveré a intentarte enseñar a

tocar “I whish you were here”.


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Y yo volveré a sólo querer aprender una parte:

“And did you exchange

A walk on part in the war

For a lead role in a cage?

How i wish , how i wish you were here.

¿A qué perder el tiempo en lo demás?

Matarán unas focas y unas ballenas en verano y

llegarán cerca de la Bahía de Baffin a finales

de cualquier otro verano e intentarán entrar al

mar polar, pero el invierno estará cerca.

Habrás cumplido tu promesa de escribirme a

diario, guardarás las cartas en tu camarote y

preguntarás por Dámaso, de qué tamaño está,

cuántos años tiene, porque perderás el sentido

del tiempo, porque el tiempo siempre será

diferente en cualquier lado y nunca sabré de

tus preguntas, nunca sabré si de verdad

pensarás en nosotros.

¿Qué haremos con estos putos pájaros? Nos

enteraremos días después o meses tal vez, de lo

habrá que hacer si nos pasará de nuevo, no


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deberemos recoger los pájaros y hacerles un

nido, esos animales siempre serán demasiado

estúpidos y nerviosos y ansiosos como para

aceptar ayuda de nadie, habrá que ponerlos en

la rama de un árbol y con suerte sus padres

volverán y les darán de comer, si tuvieran

suerte. Ahora habrá que echarlos a la basura.

El invierno llegará pronto y el emperador del

hielo, aquel barco bonito y grande, quedará

encallado en mitad del estrecho de Davis,

esperarán la primavera.

Tu no vas a esperarme porque Dámaso tendrá dos

o tres años, le contarás de mi leyéndole las

cartas que te habré mandado, la última hablará

de cuando matamos un oso polar que creerá que

seríamos amigos.

Ninguna primavera será lo suficientemente

caliente como para derretir el hielo donde se

encontrarán encallados, ninguna primavera será

lo suficientemente caliente para volver a casa.

El escorbuto comenzará a apoderarse de la

tripulación, los que aún estén a salvo, tu

entre ellos, irán a buscar víveres, pues


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alguien les habrá dicho que encontrarán ayuda a

varios kilómetros de ventiscas, hielo y

tormentas de nieve. Una banda de osos y lobos

los asaltarán y los dejarán sin la poca comida

que les quedaba, sin penmican, sin nada.

Y yo recordaré el día en que nos despedimos, si

volviera ese día, los pensaré dos veces antes

de subirme al barco. Encontrarán rostros

enterrados en la nieve, manos, brazos mordidos

aquí y allá, habrás dejado de escribirme

cartas. Habrás dejado de esperar mis cartas.

Los sobrevivientes de la fallida expedición en

busca de víveres y carbón terminará con los

sobrevivientes, entre ellos tu, volviendo al

barco encallado en una primavera que no se

parecerá nada las primaveras México df a 2013 o

2014 o a cualquier primavera. Conseguirás un

esposo que no se vaya en un barco con rumbo

incierto. Explotará el emperador del hielo, el

barco grande y bonito a manos de la enferma y

desquiciada y desesperada tripulación.

Explotará el barco y esa será la historia del

por qué no nos volveremos a ver. Pero nunca


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seremos exploradores, no nos esperaremos

pacientemente en ningún puerto mirando hacia el

norte con la esperanza de volver a ver ese

barco grande y bonito que volverá a separar

nuestros caminos. Sólo tendremos esa tarde

ahora, donde veremos irse a esos pájaros del

cable de luz que van a volar en el momento en

que esos tipos de la mudanza vengan a tocar el

timbre y poco a poco se llevarán tus cosas,

algunas nuestras.

Ana- Unos años más tarde, una mañana de cruda

de alcohol y otras cosas, un par de pájaros se

estrellarán contra nuestra ventana.

Gonzalo- Te diré que hubiéramos puesto

cortinas.

Gaby- Jamás me gustarán las cortinas, se me

hacen de mal gusto.

Ana- Me asomaré por la ventana como aquella vez

y miraré a los pajaritos aterrizar en el

asfalto lo más suavemente que se los permita su

cabeza apendejada por el golpe.


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Gonzalo- Me levantaré de la cama y volveré a

ponerme junto a ti y el solecito nos dará en la

cara y …

Gaby- Los pájaros son los animales más

estúpidos del mundo ¿no? Con esos cerebros tan

pequeñitos y estúpidos. Dirás.

Ana- Los animales más estúpidos del mundo

siempre seremos nosotros.

Gonzalo- Luego nos quedaremos callados un buen

rato.

Gaby- Los pájaros seguirán madreados en la

banqueta sin poder volar.

Gonzalo- Son unos bebitos.

Ana- Diré.

Gaby- Siempre serán unos pendejos. Dirás.

Gonzalo- Voy a bajar por ellos

Ana- Y entonces bajaré a la calle de nueva

cuenta.

NOTA: Durante esta última escena y ya para

terminar, sugiero que suene “Mermaid” de Nick

Cave.
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