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Evangelio Del 31 de Julio Del 2023
Evangelio Del 31 de Julio Del 2023
Además, la universalidad del mensaje "a todos los pueblos" subraya la misión
de la Iglesia de alcanzar a todas las naciones, traspasando barreras culturales,
étnicas y sociales. En un mundo cada vez más globalizado pero dividido, este
mensaje de inclusión y fraternidad es especialmente relevante.
Por último, la Jornada Mundial de la Juventud 2013, que tuvo lugar en Río de
Janeiro, Brasil, con la participación del Papa Francisco, destacó la vitalidad y la
energía de la juventud católica global. El evento enfatizó que el futuro de la
Iglesia depende de jóvenes comprometidos, entusiastas y dispuestos a
responder al llamado de Jesús para hacer discípulos en todas las naciones.
MEMORIA DE SAN IGNACIO DE LOYOLA, PRESBÍTERO
PALABRA
DE DIOS
GUÍA Y DIARIO DE ORACIÓN
Del primer libro del Exodo 32, 15-24. 30-34
En aquellos días, Moisés bajó del monte y regresó trayendo en sus manos las
dos tablas de la alianza, que estaban escritas por ambos lados. Las tablas eran
obra de Dios y la escritura grabada sobre ellas era también obra de Dios.
Cuando Josué oyó los gritos del pueblo, le dijo a Moisés: "Se oyen gritos de
guerra en el campamento". Moisés le respondió: "No son gritos de victoria ni
alaridos de derrota. Lo que oigo son cantos".
Después le dijo Moisés a Aarón: "¿Qué te ha hecho este pueblo para que lo
hayas arrastrado a cometer un pecado tan grave?" Aarón le respondió: "No te
enfurezcas, señor mío, pues tú ya sabes lo perverso que es este pueblo. Me
dijeron: 'Haznos un dios que nos guíe, pues no sabemos lo que le ha pasado a
Moisés, ese hombre que nos sacó de Egipto'. Yo les contesté: 'Los que tengan
oro, que se desprendan de él'. Ellos se quitaron el oro y me lo dieron; yo lo
eché al fuego y salió ese becerro".
Así pues, fue Moisés a donde estaba el Señor y le dijo: "Ciertamente este
pueblo ha cometido un pecado gravísimo al hacerse un dios de oro. Pero
ahora, Señor, te ruego que les perdones su pecado o que me borres a mí de tu
libro que has escrito". El Señor le respondió: "Al que haya pecado contra mí, lo
borraré de mi libro. Ahora ve y conduce al pueblo al lugar que te he dicho y mi
ángel irá delante de ti. Pero cuando llegue el día de mi venganza, les pediré
cuentas de su pecado".
Salmo Responsorial Salmo 105, 19-20. 21-22. 23
R. Aleluya, aleluya.
Por su propia voluntad el Padre nos engendró
por medio del Evangelio,
para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.
R. Aleluya.
Les dijo también otra parábola: "El Reino de los cielos se parece a un poco de
levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la
masa acabó por fermentar".
Las lecturas del libro de Éxodo y el evangelio de Mateo nos presentan dos
momentos claves en la historia del pueblo de Dios, que ofrecen profundas
lecciones acerca de la relación entre la fe y el fracaso, así como el poder de las
semillas pequeñas que pueden convertirse en grandes árboles.
En la lectura del Éxodo, nos encontramos con el famoso incidente del becerro
de oro. Moisés ha subido al monte Sinaí para recibir los mandamientos de
Dios, y durante su ausencia, el pueblo, en un momento de debilidad y duda,
construye y adora a un becerro de oro. Moisés, al ver este acto de idolatría,
rompe las tablas de los mandamientos en un gesto de desesperación y cólera.
La idolatría del pueblo de Israel, su fracaso para mantener la fe en Dios a pesar
de su liberación milagrosa de Egipto, muestra cómo nuestra fe puede ser
probada y cómo podemos fallar en esas pruebas.
Estas parábolas nos dicen que el Reino de Dios no siempre es algo grande y
espectacular. A veces, es como una pequeña semilla o un poco de levadura.
Pero con tiempo y paciencia, estas pequeñas semillas pueden crecer y
transformarse en algo grande y hermoso. Nos invita a tener fe en las pequeñas
cosas, a no desesperarnos cuando las cosas parecen pequeñas e
insignificantes, porque con Dios, estas pequeñas cosas pueden crecer y
transformarse en algo grande.
En resumen, estas lecturas nos enseñan lecciones valiosas sobre la fe. Nos
enseñan que nuestra fe puede ser probada y que podemos fallar en esas
pruebas. Pero también nos enseñan que hay esperanza en el arrepentimiento y
la reparación, y que incluso las cosas pequeñas pueden convertirse en algo
grande en el Reino de Dios. Nos invitan a una fe que es constante, resiliente, y
llena de esperanza, una fe que ve el potencial en las pequeñas cosas y se
mantiene firme incluso frente a los fracasos.