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Huellas de Fe

EVANGELIO DIARIO 28 DE JULIO DEL 2023


NÚMERO 708
CICLO A

NOTAS DE INTERES LECTURAS DIARIAS AVISOS PARROQUIALES

LLEVANDO LA PALABRA DE DIOS A TODOS


LOS HOGARES.
2011
XXVI Jornada Mundial de la Juventud
“ARRAIGADOS Y
EDIFICADOS EN CRISTO,
FIRMES EN LA FE” (CF. COL 2, 7)
Hoy recordamos con cariño la Jornada Mundial de la Juventud 2011, un
encuentro que congregó a jóvenes de todo el mundo en Madrid bajo el lema
“Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (cf. Col 2, 7).

Esta JMJ fue un potente recordatorio de la vitalidad, pasión y compromiso de los


jóvenes católicos. Inspirados por el lema de la Jornada, muchos jóvenes
profundizaron en su fe y se comprometieron a vivir arraigados en Cristo,
fortaleciendo sus vidas y comunidades con su amor y su mensaje.

Al mirar atrás en ese encuentro lleno de fe y camaradería, somos recordados de


la importancia de mantenernos firmes en nuestra fe, y de construir nuestras
vidas sobre el sólido fundamento que es Cristo. En un mundo en constante
cambio, estas palabras siguen siendo una fuente de fortaleza y orientación para
nosotros.
AVISOS
Lecturas
de las escrituras y reflexiones

PALABRA
DE DIOS
GUÍA Y DIARIO DE ORACIÓN
Del libro del Éxodo 20, 1-17

En aquellos días, el Señor promulgó estos preceptos para su pueblo en el


monte Sinaí, diciendo: “Yo soy el Señor, tu Dios, que te sacó de la tierra de
Egipto y de la esclavitud. No tendrás otros dioses fuera de mí; no te fabricarás
ídolos ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o
en el agua, y debajo de la tierra. No adorarás nada de eso ni le rendirás culto,
porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castiga la maldad de los
padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me
odian; pero soy misericordioso hasta la milésima generación de aquellos que
me aman y cumplen mis mandamientos.

No harás mal uso del nombre del Señor, tu Dios, porque no dejará el Señor sin
castigo a quien haga mal uso de su nombre.

Acuérdate de santificar el sábado. Seis días trabajarás y en ellos harás todos


tus quehaceres; pero el día séptimo es día de descanso, dedicado al Señor, tu
Dios. No harás en él trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu
esclava, ni tus animales, ni el forastero que viva contigo. Porque en seis días
hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y cuanto hay en ellos, pero el séptimo,
descansó. Por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.

Honra a tu padre y a tu madre para que vivas largos años en la tierra que el
Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás.
No darás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás la casa de tu prójimo,
ni a su mujer, ni a su esclavo, ni a su esclava, ni su buey, ni su burro ni cosa
alguna que le pertenezca’’.
Salmo Responsorial Del Salmo 18

RR. (Jn 6, 68c) Ayúdanos, Señor, a cumplir tu voluntad.

La ley del Señor es perfecta del todo


y reconforta el alma;
inmutables son las palabras del Señor
y hacen sabio al sencillo.

R. Ayúdanos, Señor, a cumplir tu voluntad.

En los mandamientos de Dios hay rectitud


y alegría para el corazón;
son la luz los preceptos del Señor
para alumbrar el camino.

R. Ayúdanos, Señor, a cumplir tu voluntad.

La voluntad de Dios es santa


y para siempre estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.

R. Ayúdanos, Señor, a cumplir tu voluntad.

Más deseables que el oro y las piedras preciosas,


Las normas del Señor,
y más dulces que la miel
de un panal que gotea.

R. Ayúdanos, Señor, a cumplir tu voluntad.


Aclamación antes del Evangelio Cfr. Lc 8,15

R. Aleluya, aleluya.
Dichosos los que cumplen la palabra del Señor
con un corazón bueno y sincero,
y perseveran hasta dar fruto.
R. Aleluya.

Del Santo Evangelio según San Mateo 13, 18-23

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Escuchen ustedes lo que


significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del
Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su
corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino.
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la
acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja
echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de
la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las
preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan y queda
sin fruto.
En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra,
la entienden y dan fruto; unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el
treinta’’.
Reflexión

En un mundo donde el ajetreo y el bullicio a menudo sofocan las voces que


más necesitamos escuchar, las lecturas de hoy, tanto del libro del Éxodo (Ex
20, 1-17) como del Evangelio según Mateo (Mt 13, 18-23), nos recuerdan la
importancia de nutrir nuestra relación con Dios y permitir que su palabra
florezca en nuestras vidas.

El pasaje del Éxodo nos presenta los Diez Mandamientos, los fundamentos de
la moralidad y la ética judío-cristiana. Estas directrices nos muestran el camino
hacia una vida de respeto, amor y adoración a Dios, y de amistad y justicia
hacia los demás. En nuestra era moderna, podemos ver los mandamientos
como un llamado a actuar con integridad y autenticidad, a honrar nuestras
relaciones y a reconocer que todos somos hijos e hijas de un mismo Padre.

Por otro lado, el pasaje del Evangelio según San Mateo nos ofrece la parábola
del sembrador. Aquí, Jesús nos presenta una imagen poderosa de cómo la
Palabra de Dios puede ser sembrada en diferentes tipos de suelo, es decir, en
los distintos corazones humanos. Algunas semillas caen en el camino y son
pisoteadas o comidas por los pájaros. Otras caen en suelo rocoso o entre
espinos, y aunque germinan, pronto se marchitan. Pero algunas semillas caen
en tierra buena y producen una cosecha abundante.

En la actualidad, esta parábola cobra una nueva resonancia. Vivimos en un


tiempo de sobrecarga de información, donde múltiples voces compiten por
nuestra atención. En medio de este ruido, la palabra de Dios a menudo corre el
riesgo de ser sofocada o ignorada. Pero, ¿y si nos tomáramos el tiempo para
preparar el suelo de nuestros corazones, para hacerlo fértil y receptivo a la
semilla de la Palabra?

Los Mandamientos que nos muestra el Éxodo pueden ser los instrumentos que
necesitamos para labrar ese suelo. Al seguir estos preceptos, podemos
despejar las piedras de la indiferencia y arrancar las espinas del egoísmo,
haciendo de nuestro corazón un terreno fértil para la Palabra de Dios.
Reflexión

La parábola del sembrador nos desafía a reflexionar sobre qué tipo de terreno
somos. ¿Somos el camino pisoteado por donde pasan los demás, el suelo
rocoso sin profundidad, el suelo cubierto de espinos donde las preocupaciones
del mundo ahogan la Palabra, o la buena tierra que da fruto con paciencia?

En nuestros tiempos, la invitación es clara. Se nos llama a ser la buena tierra, a


hacer espacio en nuestro ajetreado mundo para la quietud y la reflexión, para
que la semilla de la Palabra pueda echar raíces profundas y producir una
cosecha abundante. Se nos invita a vivir el "Magis", esa búsqueda constante
de lo que más glorifica a Dios y sirve a los demás. De este modo, hacemos de
nuestra vida una respuesta generosa al amor de Dios, quien primero nos amó.

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