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Podemos suponer que las personas afectadas, como los enanos o los jorobados,
desempeñaban un papel social y ritual muy especial en la sociedad maya prehispánica.
Aparecen abundantemente retratados. asociados al juego de pelota o a la corte de los altos
dignatarios mayas.
Otros adornos, como las cicatrices y tatuajes decorativos, dejaban una marca permanente
en la piel. Igualmente, la colocación de ornamentos en la nariz, los labios, la frente y las
orejas requería una perforación previa que resultaba en la extensión permanente de los
epitelios afectados. Tenemos pruebas abundantes de esas decoraciones en la iconografía
prehispánica. Por su parte, fray Diego de Landa refiere que las madres volvían bizcos a sus
hijos mediante cuentas de cera que colgaban entre los ojos infantiles.
-En los vestigios del arte maya encontramos seres humanos con características muy propias.
De cabezas alargadas, narices aguileñas, ojos rasgados, y con pómulos prominentes. ¿Qué
dicen los estudios sobre este aspecto? ¿Así lucían?
De hecho sí. A grandes rasgos los mayas desde el Preclásico Temprano (2000-1000 A.C)
cumplían con esas características: ojos almendrados, pómulos prominentes, cabeza alargada
(muy alargada), estatura relativamente baja (hombres de 1.60 en promedio y mujeres de 1.50),
nariz aguileña, etc., Cabe apuntar que en todo el periodo de existencia maya prehispánica hubo
también variaciones de habitantes en la zona, por lo que hablamos de un aspecto generalizado,
más no total.
… a los cuatro o cinco días de nacida la criaturita poníanla tendidita en un lecho pequeño,
hecho de varillas, y allí, boca abajo, le ponían entre dos tablillas la cabeza: la una en el
colodrillo y la otra en la frente entre las cuales se la apretaban tan reciamente y la tenían allí
padeciendo hasta que acabados algunos días les quedaba la cabeza llana y enmoldada, como
la usaban todos aquellos. (Landa, 1982).
¿Cómo deformaban su cabeza?
Cabe anotar que en otras civilizaciones como la Inca o la Egipcia se hicieron deformaciones
craneales alargadas muy parecidas. Según el investigador Arturo Romano una de las manera
consistía "en comprimir la cabeza de los niños recién nacidos, aprovechando su plasticidad, ya
fuera aplicando simplemente dos planos compresores, uno anterior y otro posterior, sostenidos
de manera sencilla o complicada, vendando la cabeza con bandas bien ajustadas o empleando
gorros o cofias”. Se cree que la adecuación la hacían con fines sociales de identidad
comunitaria.
la deformación craneal.
Se empleaban dos aparatos principales para realizar estos cambios. El primero
consistía en en una tablilla frontal y otra posterior, unidas por medio de bandas
laterales y ajustadas sobre la cabeza del infante dando forma oblicua al cráneo.
La otra forma era una cuna que daba como resultado un cráneo más alto y ancho
de la cabeza.