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Malinowski o el desquite polaco:

una aproximación de Ernest Gellner

WITOLD JACORZYNSKI

Analizo dos textos de Ernest Gellner en los que interpreta a Malinowski, su


vida y la teoría funcionalista. En el primero, “Zenón de Cracovia o Revolución
de Nemi o El desquite polaco. Drama en tres actos”, compara a Malinowski
y la teoría funcionalista con Zenón de Elea y su filosofía del ser como el Uno
inamovible. En el segundo, Lenguaje y soledad. Wittgenstein, Malinowski y
el dilema de los Habsburgo, se aproxima a Malinowski a partir de sus discre-
pancias con Ludwig Wittgenstein, de esta manera, uno resulta la imagen in-
vertida del otro. Aunque los dos habitaron el Imperio austrohúngaro, ambos
reflejan las contradicciones de la época: el conflicto entre la visión cosmopo-
lita y la nacionalista del ser humano y el mundo.

Palabras clave: Malinowski, Wittgenstein, evolucionismo, funcionalismo, po-


sitivismo, cosmopolitismo, nacionalismo

Malinowski or the Polish Revenge: An Ernest Gellner’s Approach

I analyze two texts by Ernest Gellner in which he interprets a figure of Mali-


nowski, his life and the functionalist theory. In the first article, “Zeno of Cracow
or Revolution at Nemi or the Polish Revenge. A Drama in Three Acts”, Gellner
compares Malinowski and his functionalist theory to Zeno from Elea and his
philosophy of being as an Immovable One. In the second text, Language and
Solitude. Wittgenstein, Malinowski and the Habsburg DilemmaI, he approa-
ches Malinowski taking as a frame of reference the discrepancies between
him and Ludwig Wittgenstein. Each one of them results the inverted image
of the other. Although they both were inhabitants of the Austro-Hungarian
Empire, they reflected the contradictions of their time, especially the opposi-
tion of the cosmopolitan and the nationalist visions of the man and the world.

Witold Jacorzynski Keywords: Malinowski, Wittgenstein, evolutionism, functionalism, positivism,


Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
cosmopolitism, nationalism
en Antropología Social-Unidad Sureste,
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México
witoldj@ciesas.edu.mx

44 Desacatos 71  enero-abril 2023, pp. 44-61  Recepción: 16 de agosto de 2021  Aceptación: 22 de marzo de 2022
Introducción

E mpezaré con un recuerdo personal. A comienzos de la última década del


siglo pasado participé en un seminario en la Universidad de Varsovia, orga-
nizado por Ernest Gellner —quien visitó la capital de Polonia y después Praga, su
ciudad natal— en calidad de profesor visitante. Gellner estaba interesado en la
consolidación de la nueva Europa y también daba conferencias acerca de los temas a
los que se había dedicado en su larga trayectoria: el nacionalismo, la crítica aguda
a la filosofía del lenguaje de Ludwig Wittgenstein, los ataques feroces a Sigmund
Freud y el movimiento psicoanalítico, el repudio al giro hermenéutico en la antro-
pología social, el antirrelativismo y el antiposmodernismo. Gellner discutía en
Varsovia con Jürgen Habermas y Richard Rorty. Él fue el más aplaudido y admi-
rado por estudiantes y profesores. Salvo estas conferencias en las que se daba a co-
nocer con su ironía implacable, íbamos al seminario con otros alumnos y maestros
a aburrirnos juntos.
Entre las presentaciones dominaban temas políticos que se discutían a diario
en la radio y la prensa: la situación política en Europa del Este, los partidos políti-
cos en Bielorrusia, las perspectivas para un nuevo orden internacional, la analogía
entre la paz de Westfalia y la nueva Europa después de la caída del Muro de Berlín,
la relación entre Rusia y sus satélites de antes, y así ad nauseam. Los participantes
presentaban y el profesor Gellner escuchaba y caía a ratos en un merecido ensueño.
En una de las charlas más teóricas se hizo una comparación entre Gottfried Leibniz
y Bronisław Malinowski, se trazó una analogía entre el principio de la razón sufi-
ciente y la teoría funcionalista. Esto bastó para que profesor Gellner dejara de soñar.
Se puso de pie de repente, se acercó al pizarrón y comenzó a explicar el sic et
non del funcionalismo malinowskiano. Su voz sonaba como un tubo, su entusiasmo
era contagioso. Este momento fue suficiente para que dejáramos de aburrirnos
juntos. El profesor Gellner se dejó llevar por la ola de su gran pasión: la figura de
Malinowski y su papel en la historia de la antropología social.

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En este ensayo retomo el legado gellneriano popperiano (Gellner, 1962; 1985; 1986; 1988; 1992;
sobre Malinowski a partir de dos textos: el artículo 1993; 1997; 1998; 2005).
“Zenón de Cracovia o Revolución de Nemi o El des- Malinowski, como el mismo Gellner, fue un
quite polaco. Drama en tres actos” (Gellner, 1998) personaje controvertible, importante y polémico. En-
y el libro póstumo Lenguaje y soledad. Wittgenstein, tre quienes lo alababan, había sobre todo antropólogos
Malinowski y el dilema de los Habsburgo (Gellner, 2002). británicos de la talla de Edmund Leach y Raymond
Estos textos son sólo dos perlas en una caja de joyas Firth. Sus adversarios formaron un grupo más nu-
de textos filosóficos, sociológicos y antropológicos meroso —Alfred Reginald Radcliffe-Brown, Clyde
que Gellner creó a lo largo de su rica vida académica. Kluckhohn, Max Gluckman y Robert Lowie—,
Como en un tapiz, en estos trabajos se entretejen los sin mencionar la nueva cohorte de varios “istas”
temas que lo apasionaban y que le valieron la fama —posmodernistas, posestructuralistas y poscolonia-
—y la enemistad de muchas personas— de crítico listas—. La mirada de Gellner destaca de entre esas
ferviente de Wittgenstein; adversario de Freud y el voces: la ironía, el estilo apasionado, el uso de metáfo-
movimiento psicoanalítico; conocedor del mundo ras y analogías epistemológicamente pertinentes, la in-
musulmán; profundo crítico del nacionalismo y los terpretación del tercer mundo popperiano de las ideas.
nacionalismos; verdugo del posmodernismo en la Todo esto se quedará en el sésamo de la historia de la
filosofía y las ciencias sociales; hábil heredero del antropología social como un tesoro, quizá no menos
estructural-funcionalismo, y last but not least, ilustre valioso que las ideas de Malinowski, a quien admiraba.

Cortesía de la Biblioteca de la London School of Economics and Political Science  Hombres de Dobuan y Sinaketa con sus canoas, 1915-1918.

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Malinowski o el desquite polaco asimilarse a los ciudadanos de primera; rechazar su
condición étnica, que les relegaba a la ciudadanía de
En el artículo “Zenón de Cracovia o Revolución de segunda; o bien, podían convertirse en los “naciona-
Nemi o El desquite polaco. Drama en tres actos”, listas irredentistas” y obligar al Weltgeist a enmendar
Gellner (1998) nos introduce en la complicada si- su proceder y devolver el Estado a la nación. Entre
tuación de Polonia en el siglo xix. Ve a Malinowski estas opciones radicales podían construirse eleccio-
con un complejo nacionalista frustrado como te- nes intermedias: el internacionalismo marxista o
lón de fondo. A partir de 1795, cuando fue la úl- el cosmopolitismo permitían evitar la Escila del asi-
tima repartición de la I República de Polonia entre milacionismo y el Caribdis del nacionalismo irre-
Rusia, Prusia y Austria, los polacos perdieron su in- dentista. Malinowski escogió esta última. Como
dependencia. Caminaban al borde de dos abismos: polaco, deseaba trascender su polonicidad para vol-
la extrañeza y el retraso frente a la cultura europea verse cosmopolita británico. Como antropólogo,
occidental. A partir del siglo xviii, el Weltgeist eu- abrazó la antropología británica, cuyo primer expo-
ropeo se vistió con los trajes del progreso y Georg nente era James George Frazer.
Wilhelm Friedrich Hegel, su sastre principal, le da- Gellner cita una confesión que Malinowski
ría una forma intelectual definitiva en el siglo xix. hizo en una conferencia en Liverpool, en 1925:
Polonia, desprovista de Estado propio, sólo “me gustaría que se trasladaran ustedes unos veinte
podía elegir entre dos escenarios posibles: quedar años atrás y a una antigua ciudad universitaria es-
dentro o fuera de la historia. Si el progreso se define lava […]. Entonces podría mostrarles a un estu-
como el hecho de poseer Estado propio —Hegel diante que salía del edificio medieval del colegio
sugería que las naciones con Estado eran más per- visiblemente afligido, pero apretando contra sí un
fectas que aquellas con ese vacío—, Polonia no pro- libro […] The Golden Bough” (Malinowski, citado
gresaría, estaría fuera de la historia. En un escenario en Gellner, 1998: 62). Con base en las palabras de
optimista, en el que se rumiaba todavía la pastura de Malinowski, pronunciadas en la misma conferen-
los gloriosos siglos pasados, Polonia se quedaba en cia, Gellner relata la admiración del antropólogo
la historia, pero en una situación desigual frente a polaco por la antropología frazeriana, “como una
Occidente. Los polacos entraron como... gran ciencia digna de tanta devoción como sus más
antiguas y más exactas hermanas y me sentí obli-
ciudadanos de segunda clase, compañeros de viaje, gado a ponerme al servicio de la antropología fraze-
provistos en el mejor de los casos con una especie riana” (Malinowski, citado en Gellner, 1998: 62).
de visas de inmigrantes o de permiso de ingreso en Las hermanas más exactas de la antropología eran las
la plena racionalidad, hombres vivamente ansiosos ciencias naturales, que Malinowski había estudiado
que esperan a ver si se les otorga la plena ciudada- en Cracovia y Leipzig: química y física. Gellner
nía. Si la adquieren, esto se debe a la cortesía de sus concluye: “aquí tenemos la relación del propio
superiores que generosamente les incorporan en su Malinowski de su visión en el camino a Damasco”
trayecto más feliz (Gellner, 1998: 60). (1998: 62), camino hacia el funcionalismo que se
veía tortuoso.
Al caracterizar de esta manera la situación de Polonia, No era fácil ser diacronista y polaco a la vez.
Gellner plantea una pregunta importante: ¿cómo Malinowski era polaco y deseaba ser antropólogo.
reaccionaron los ciudadanos de segunda frente a ¿Qué tenía que hacer? En primer lugar, ver la histo-
este dilema? Había dos opciones radicales: podían ria de otra manera. Dice Gellner:

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En todo caso, lo que es claro es que existían muy positivista en la filosofía, con características antime-
buenas razones que Malinowski debe haber apre- tafísicas, sobre todo por...
ciado plenamente (lo hayan realmente motivado
o no) para ver la historia como la sirvienta co- el reemplazo de entidades conjeturadas inobservables
rrompida de intereses actuales, en lugar de verla por construcciones, partiendo de las observables. Este
como una autoridad. Mucho antes que Orwell, antitranscendentalismo de Mach buscaba la salva-
Malinowski nos enseñó de qué manera el presente ción en el acceso directo a los datos accesibles a la
controla el pasado (1998: 69). experiencia en lugar de buscar las inferencias de
ellos. El segundo impulso vino —como sostenía
En otras palabras, el antropólogo polaco distinguía Edmund Leach— del pragmatismo de William
entre la historia real, de la que sabemos en el pre- James, la única función del pensamiento es satis-
sente, y la historia especulativa, la que se pierde en el facer ciertos intereses biológicos del organismo. La
pasado inobservable e insondable. Sin duda, el pre- verdad consiste en pensar cómo se satisfacen estos
sente controla el pasado. Sería ingenuo pensar que intereses. “Sustitúyase [dice Leach, citado por Gell-
la ruta de los monumentos de cada ciudad equivale ner] el pensamiento y pensar por conducta y conducirse y
a la caminata real del devenir histórico. El problema se tendrá en sustancia toda la esencia del funciona-
que Malinowski enfrentó y solucionó a su manera lismo de Malinowski” (1998: 66).
consistía en ver las explicaciones especulativas his-
tóricas como una falacia post hoc ergo propter hoc o lo El positivismo insiste en que los nombres abstrac-
que Gellner, de acuerdo con Saul Kripke, llama tos no deben denotar las entidades trascendentales
la inversión de las prioridades. Malinowski invirtió las como aquellas de las que habla la historia. El prag-
prioridades entre grandes acontecimientos históri- matismo sostiene de manera más positiva que los
cos y prácticas actuales: no ejecutamos los actos que nombres abstractos se refieren a las funciones de
ejecutamos porque ciertas cosas ocurrieron, cree- adaptación al medio (Gellner, 1998: 67).
mos que ciertas cosas ocurrieron porque ejecutamos Si Malinowski, el antropólogo, encontró la
los actos que ejecutamos. Inglaterra no tiene una alternativa al enfoque diacrónico, ¿cómo reac-
aristocracia rural a partir de la batalla de Hastings, la cionó Malinowski, el polaco? Gellner sugiere que
batalla de Hastings es recordada como un aconteci- Malinowski se oponía al nacionalismo, aunque no
miento decisivo porque Inglaterra tiene una aristo- a la nacionalidad polaca. Para él, un ejemplo era
cracia rural (Gellner, 1998: 74). la monarquía federativa de Francisco José. En el
En segundo lugar, tenía que buscar un enfo- prefacio a The Cassubian Civilization, Malinowski
que sincrónico como alternativa al diacrónico. La aclara:
respuesta vino del mundo de la filosofía, en la que
Malinowski estaba tan adiestrado como en las cien- Quisiera dejar claro expresado aquí que ningún
cias naturales. Como antropólogo, se adhirió a la polaco honesto y sincero no puede sino alabar el
escuela antihegeliana: el positivismo de Ernst Mach. régimen político de la antigua monarquía dual. La
Gellner recuerda un hecho biográfico importante: Austria anterior a la guerra presentaba en su cons-
Malinowski fue galardonado en 1908 sub auspiicis titución federal, a mi juicio, una excelente solución
imperatoris por su tesis doctoral en polaco, O zasadzie a todos los problemas de las minorías. Era un mo-
ekonomii myślenia —Sobre el principio de la eco- delo en miniatura de la Sociedad de las Naciones
nomía del pensamiento—. Gellner apunta al giro (Malinowski, citado en Gellner, 1998: 69).

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La interpretación de Gellner parece acertada y en- dio muerte a Frazer, con lo que llegó a ser el rey del
cuentra sostén en Libertad y civilización, el libro pós- Bosquecillo Sagrado de Nemi de la antropología
tumo de Malinowski: “la soberanía política nunca social (1998: 64).
debe ser asociada a la nacionalidad, ya que produce Pero aquí no termina el asunto. El filósofo de
el peligroso explosivo del nacionalismo. En reali- Praga concluye con algo más que un obiter dicta.
dad, el poder político, en cuanto está centralizado, A partir de una analogía filosófica, sigue tejiendo
debe investirse en una jerarquía de unidades federa- una reconstrucción del funcionalismo. ¿Cuál es
les” (1948: 249-251). La nacionalidad tiene derecho la analogía? El enfoque sincrónico de Malinowski
a preservar su cultura, pero el Estado nacionalista desempeñaba ese papel en la historia de la antro-
es una amenaza para la humanidad. Lo cultural y lo pología social, como los argumentos de Zenón de
político son dos caminos que corren paralelos y no Elea del siglo v a. C. en la historia de la filoso-
deben cruzarse. fía. Zenón, siguiendo a Parménides, afirmaba que
La interpretación de Gellner entreteje dos el fundamento del conocimiento era la razón, no
motivos con inteligencia: el biográfico y el antro- los sentidos. Mientras los sentidos producen doxa,
pológico. Malinowski, como polaco, tenía buenas un seudoconocimiento basado en la ilusión, la ra-
razones para rechazar el nacionalismo, que bebe zón conduce a la episteme, el conocimiento ver-
casi siempre de la historia, la sirvienta corrompida. dadero. El movimiento existe sólo de manera
Como antropólogo, rechazaba, con base en cier- ilusoria, como un engaño de los sentidos, y la ra-
tas razones intelectuales, el evolucionismo que se zón puede probar que el movimiento no existe en
fundamentaba en las reconstrucciones de las eta- realidad. ¿Cómo? Gellner recuerda uno de los cua-
pas del desarrollo cultural de la humanidad. Aquí tro argumentos principales de Zenón. La flecha
al lector le acecha una duda. Frazer era un evolu- disparada por un arquero nunca llegará a su blanco.
cionista tout court. Malinowski buscaba una salida ¿Por qué? La demostración es la siguiente: una fle-
del evolucionismo y la encontró en el positivismo y cha en vuelo puede ocupar un espacio limitado
el pragmatismo. Al mismo tiempo, no obstante, ex- en cualquier momento de su vuelo, es decir, un
presaba su gratitud y admiración por Frazer. ¿Cómo espacio equivalente a sus dimensiones. Al ocupar
fue posible este proteismo? Gellner ofrece una res- un espacio fijo y delimitado, la flecha no puede
puesta atractiva. Según Malinowski, “la muerte de estar volando, pues no puede ocupar un espacio
James George Frazer ocurrida el 7 de mayo de 1941, mayor que ella misma, ergo está en reposo. Si la
simboliza el fin de una época. Frazer fue el único flecha vuela, está en reposo. Como dice uno de los
sobreviviente de la antropología británica clásica” personajes de Tom Stoppard, citado por Gellner:
(citado en Gellner, 1998: 64). Si Frazer mismo fue san Sebastián murió de espanto.
el sobreviviente del evolucionismo, o sea, la co- Por analogía, una doctrina semejante a la impo-
rriente que se dedicaba ex profeso a buscar a los sibilidad del cambio se le atribuía al funcionalismo,
sobrevivientes de las épocas pasadas, Malinowski con miras a usarla como una reductio ad absurdum de
abrió una nueva época de la antropología a partir la teoría. Gellner observa que esta acusación es la
del trabajo de campo y la observación participante. conflación de un argumento formal y otro sustan-
La muerte ritual en el bosque de Nemi, con cuya tivo y empírico. Los sistemas sociales se mantienen
descripción comienza La rama dorada, se convirtió por sí mismos porque contienen mecanismos de au-
en la realidad. Como observó Gellner con ironía, toperpetuación. En la versión formal, ésta es una ley
siguiendo la expresión de Ian Jarvie, Malinowski válida para todos los casos. En la versión empírica,

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es sólo una proposición contingente, verdadera para argumentos 1 y 2 están en una contradicción abierta:
algunos casos, pero falsa para otros. ¿cómo saber si las sociedades simples y analfabetas
Gellner confiesa que la versión formal, por más son estables si carecemos fuentes históricas para pro-
paradójica que suene, era la más valiosa y esclarece- barlo? Segundo, la tesis de que estas sociedades son
dora. Aunque Malinowski nunca lo elaboró expressis estables es falsa. Algunas sociedades simples no son es-
verbis, Gellner piensa que es el espíritu que penetra tables y algunas sociedades complejas sí. A pesar
el funcionalismo. Lo que constriñe el presente es el de mencionar éstos y otros defectos, Gellner de-
presente, pues sólo el presente está presente y es real. fiende con firmeza los logros de Malinowski. Con
La antropología ya no es un vehículo que nos trans- su trabajo de campo y el ahistoricismo machiano y
porta al pasado. El pasado dentro del presente es sig- zenoniano, el antropólogo polaco superó tanto las
nificativo como historia real y no especulativa, pues especulativas reconstrucciones evolucionistas del
“el pasado que ha desaparecido, está muerto, está pasado como las interpretaciones de la magia ofre-
ausente y no puede constreñir nada” (1998: 76). Para cidas por Frazer, fundamentadas en una psicología
Gellner, toda explicación genuina es sincrónica y no humana obsoleta. Malinowski superó a Frazer tam-
puede ser de otra manera: “las fuerzas o leyes deben bién por su obra maestra etnográfica.
operar en el momento en que efectivamente ocurra El funcionalismo, y Malinowski como su re-
el efecto que ha de ser explicado. De manera que, presentante, fue atacado ferozmente por la cohorte
en un sentido muy importante, toda explicación es de los posmodernistas, cuyos nombres Gellner no
sincrónica, ora la situación que ha de explicarse sea quiere recordar. El lector de estas palabras recordará
estable, ora sea inestable” (1998: 76). la furia crítica con la que Renato Rosaldo comba-
Gellner reconstruye cuatro estratos del ahisto- tió la figura del antropólogo solitario encarnada en
ricismo de Malinowski: 1) el argumento riguroso: Malinowski, el cómplice cínico del colonialismo.
en las sociedades analfabetas faltan registros sobre Gellner no niega que haya un gramo de verdad en la
el pasado, por lo tanto, explicar el presente a partir tesis de que el funcionalismo ahistoricista contribuía
del pasado es especulativo y circular; 2) el argumento al conservadurismo político, pero sí que esta contri-
funcionalista: algunas sociedades simples son estables bución fuera el meollo del asunto. En realidad, el
y se encuentran en un equilibrio que se perpetúa por meollo del asunto estribaba en que el colonialismo
sí mismo, por lo que se debe resaltar el mecanismo propugnaba y facilitaba la tarea del antropólogo en
de esta perpetuación; 3) el argumento machiano o el campo porque le ofrecía seguridad. El antropó-
antitrascendentalista: el pasado es inobservable, logo podía gozar de las comodidades y la confianza
lo observable son sus marcas en el presente —el único un tanto forzada de los nativos, quienes aceptaban
pasado “real” para el empirismo es el pasado en el pre- su presencia por respeto y temor a sus gobernantes
sente—, y 4) el argumento de Zenón: todo el sistema europeos: “es llamativo que ni un solo antropólogo
responde a fuerzas contemporáneas, no pasadas o fu- de los que se aventuraron a introducirse entre los
turas, que están literalmente ausentes —por ejemplo, salvajes perdiera la vida en este periodo —esto dejó
una represalia que amenaza en el futuro se explica por de ser así cuando comenzaba la descolonización—”
cómo es percibida en el presente— (1998: 77). (Gellner, 1998: 80). Malinowski aprovechó esta
En la parte final, Gellner entreteje de nuevo oportunidad para hacer “un excelente trabajo de
con ingenio las reflexiones teóricas, metodológicas campo”, que dio como fruto una de las más ricas
y biográficas. Primero, como observó Leach, los monografías etnográficas:

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En el contexto más amplio del pensamiento eu- (D. Gellner, 2002: 28). En el libro se resumen dos
ropeo, Malinowski puede considerarse como un cosas: primero, la historia de la propia familia afec-
fenómeno único: un pensador que fundió las ideas tada por la imposición de lo que el autor llama “el
epistemológicas de Mach —la orientación positi- dilema de los Habsburgo”, y segundo, la historia de
vista del aquí y ahora en un giro específicamente la trayectoria académica del filósofo de Praga. La ar-
antipasado— con el sentido orgánico de la inter- gumentación de Gellner recorre tres pasos: primero
dependencia institucional y de la funcionalidad delinea la situación dilemática del Imperio austro-
[…]. Malinowski jugó su mano magistralmente. húngaro, marcada por la confrontación de dos vi-
Fue un nacionalista cultural y un internaciona- siones contradictorias del mundo; después muestra
lista político. Su holismo reivindicaba la impor- que Wittgenstein y Malinowski fueron represen-
tancia de la cultura, en tanto que su positivismo tantes de estas visiones; por último, emprende un
invalidaba firmemente el imperativo político na- análisis comparativo de ambas figuras y sus ideas.
cionalista supuestamente impuesto por la historia Veamos.
(Gellner, 1998: 83). Para comprender mejor a Malinowski, Gellner
recurre a la figura de Wittgenstein, quien se eri-
Como observa Gellner con agudeza, la actitud de gió como el gran adversario de nuestro autor. Gellner
Malinowski como polaco se ajustaba a la perfección se dio a conocer como uno de los primeros filóso-
a la forma de vida en el Imperio austrohúngaro antes fos que se atrevió a ridiculizar a Wittgenstein en
de la Primera Guerra Mundial, pero no entre las dos su libro temprano Words and Things —Palabras y
guerras, cuando Polonia ganó la independencia y se cosas—, de 1959 (Gellner, 1962). Mientras pone en
volvió nacionalista para buscar el apoyo de la historia la picota tanto la primera filosofía de Wittgenstein,
y justificar sus sentimientos. Cuando a Malinowski expresada en el Tractatus logico-philosophicus, como
le ofrecieron una cátedra en Cracovia, no la aceptó: la segunda, expuesta sobre todo en Investigaciones
“¿cómo podrían atraer tales ideas a los coroneles de filosóficas y Sobre la certeza, en su libro sobre el dilema
Varsovia?” (Gellner, 1998: 84). Ignoramos a qué clase de los Habsburgo lo trata como un representante
de coroneles de Varsovia se refería Gellner, pero su paradigmático de una Weltanschauung que se opone
comentario resulta inquietantemente actual, no sólo dramáticamente a la Weltanschauung alternativa, en-
para el periodo entre guerras y de posguerra, sino carnada en la figura de Malinowski. En este libro,
también para la Polonia de hoy, en la que el nacio- como en el artículo revisado, las ideas de ambos
nalismo ha llegado al auge con su faceta fascista y protagonistas se entretejen de manera fascinante
xenófoba. con sus historias de vida, que comienzan en la época
llamada fin de siècle, en las postrimerías del Imperio
austrohúngaro, del que Gellner también era ciuda-
Wittgenstein y el dilema de los Habsburgo dano. ¡Escuchemos!
Para empezar, Gellner confronta dos teorías
El nacionalismo y el cosmopolitismo se convir- del conocimiento y la vida. La primera teoría re-
tieron en objeto de reflexión en Lenguaje y soledad. cibe el nombre de individualista-atomista y enuncia
Wittgenstein, Malinowski y el dilema de los Habsburgo, que el ser humano adquiere el conocimiento por sí
una compilación publicada por David Gellner, hijo solo, como Robinson Crusoe, para evitar la peor
del filósofo, después de la muerte de su padre: de las amenazas: el conformismo. La sociedad no
“una digna —casi autobiográfica— última obra” tiene derecho a imponer su autoridad al individuo.

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Cortesía de la Biblioteca de la London School of Economics and Political Science  Niños y hombres en la fabricación de canoas en la playa, 1915-1918.

La verdad es objetiva, está más allá de la comuni- René Descartes, David Hume, Thomas Hobbes,
dad y el control político: “descubrimos la verdad Immanuel Kant, Ernst Mach y Bertrand Russell.
solos, erramos en grupos […]. Legitimar las ideas La teoría opuesta es la visión orgánica, en la
por autoridad o por consenso o la creación social que ningún hombre es una isla desierta. La produc-
de la verdad es una aberración” (Gellner, 2002: 40). ción de conocimiento es una industria comunitaria.
Este individualismo se acompaña del atomismo, en Los conceptos empleados, las interpretaciones y los
el que el todo consta de sus partes y las partes deci- experimentos se heredan dentro de una comunidad
den sobre el todo: “separación, segregación, aná- lingüística y cultural. El hombre solo no puede des-
lisis e independencia están en el corazón de este cubrir la verdad: en él obra la “astucia” de la cultura,
enfoque” (2002: 41). Las ideas se portan como los la tradición, la comunidad. La vida en la comunidad
individuos: pueden tanto asociarse como disolver nos hace entender que el individuo es sólo una pieza
sus asociaciones libremente. El individuo está libre, en las intrincadas conexiones de un rompecabezas
produce el conocimiento, pero tiene que pagar un más grande: “una mente y un corazón sensible mira
precio por ello: el mundo se vuelve “menos habita- y siente la totalidad, aprecia la conexión del todo
ble, más frío y ajeno” (2002: 43). Gellner cree en la con sus partes, y no se afana en romper con esta uni-
sociedad —Gesellschaft— y además en los principios dad” (Gellner, 2002: 43). La mente y el corazón
universales y el racionalismo. Se inclina por el libe- sensibles producen una visión romántica del mundo,
ralismo, internacionalismo o cosmopolitismo. Los a menudo entretejen motivos nacionalistas con la
grandes exponentes de esta visión en la filosofía eran glorificación de la Gemeinschaf, o comunidad, en

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detrimento de la Gesellschaft, o sociedad. Los organi- las etnicidades se volvieron contra el gobierno cen-
cistas creen en lo único, lo específico, lo particular. tral, que desde entonces sólo pudo apoyarse en la
Se inclinan por el nacionalismo y el patriotismo, con gente nueva: comerciantes, profesionales, empresa-
énfasis en la vida pasional del hombre. Los represen- rios industriales, académicos, un grupo notable de
tantes de la visión orgánica también han formado los nouveaux riches, que en gran parte eran judíos
una larga fila, desde Platón y Hegel hasta los ro- emancipados, aunque poco integrados, todos inte-
mánticos británicos, como Edmund Burke, William resados en mantener el mercado abierto de hom-
Wordsworth, Samuel Taylor Coleridge, Walter Scott bres, bienes e ideas, la sociedad universal abierta y
o David Herbert Lawrence. Lo que gana impor- el liberalismo. Estos grupos sostenían el Imperio
tancia es el impulso que este movimiento recibió y a cambio pedían la protección contra los antili-
del pensamiento de Charles Darwin pincelado por berales y nacionalistas (Gellner, 2002: 50-51). Su
Friedrich Nietzsche: cada hombre es parte de una cosmopolitismo frío tenía que defenderse contra el
comunidad y es la comunidad la que debe luchar por fuego de la amenazadora doctrina de Blut und Boden
su tradición y terruño contra otras comunidades, (2002: 92). El dilema de los Habsburgo, un irritante
que también lucharán por sus tradiciones y terruños. “o bien, o bien”, se nutría de una desgarradora con-
En esta visión, la violencia se vuelve una parte “na- tradicción interna, exteriorizada en las instituciones
tural” de la supervivencia cultural. del Estado e internalizada en los súbditos, a saber,
Al construir los dos modelos de la visión del la “confrontación de un individualismo abstracto e
conocimiento y el hombre, Gellner analiza el con- universalista, por un lado, y el comunitarismo ro-
texto político en el que se desenvuelven: el Imperio mántico, por otro” (2002: 150).
austrohúngaro. En el mapa de los Estados mundia- Equipado con la descripción de un contexto
les, el Imperio de Francisco José fue una forma po- amplio, Gellner se aventura a exponer la postura
lítica y cultural única y contradictoria. Era una vasta del primer Wittgenstein frente al dilema de los
región geopolítica, cuyo corazón latía en el valle del Habsburgo: “[el] Tractatus logico-philosophicus, de
Danubio, se extendía y controlaba enormes por- Ludwig Wittgenstein (1922), es un poema a la so-
ciones de tierras, como parte del territorio alpino, ledad. Es también una expresión de la visión del
Bohemia y Galicia, hasta los Balcanes y el norte de conocimiento, del pensamiento, del lenguaje y
Italia. A pesar de que gran parte de estos territorios del mundo individualista, universalista y atomista”
se perdieron a lo largo del siglo xix, el Imperio no (2002: 100). Grosso modo, resume algunas ideas del
abandonó su carácter multicultural y multiétnico: Tractatus, por ejemplo, el lenguaje como cálculo
los austriacos, los alemanes, los eslovacos, los che- de proposiciones; la relación isomorfa entre pen-
cos, los polacos, los húngaros, los rumanos, los ser- samiento, lenguaje y mundo; la proposición como
bios, eran piezas en este mosaico que se construía y retrato de los hechos; el solipsismo; la lógica co-
mantenía desde el poder imperial, basado en la di- mo fundamento del lenguaje, y la diferencia entre lo
nastía medieval de los Habsburgo, el actor principal inefable y lo decible: “la lógica capta el modo en que
de la Contrarreforma. pensamos, si es que pensamos. No somos capaces de
A mediados del siglo xix, sobre todo en 1848, ningún otro” (2002: 103).
los liberales y nacionalistas podían aliarse en la En respuesta, hace una pregunta retórica: ¿es
oposición al gobierno central —autoritario, jerár- el mundo real tal como se presenta en el Tractatus?
quico, tradicional—, aunque sin vínculos a un solo Su respuesta es no. En el primer Wittgenstein, las
grupo étnico. En los años posteriores esto cambió: proposiciones son independientes unas de otras,

Malinowski o el desquite polaco:una aproximación de Ernest Gellner 53


son como átomos, no forman un patrón —como lógica y su notación revelan la estructura secreta del
en Hume y Kant, los patrones de acumulación co- pensamiento y el significado las consideró falsas.
rrespondían a las leyes de asociación de ideas y las En lugar de buscar la forma común de las propo-
estructuras a priori de la razón humana, respectiva- siciones, forjó los conceptos de juegos de lenguaje
mente—: “para producir su deseado Entfremdung- y forma de vida, con base en lo que Gellner llama
effekt, necesitaba un monótono mundo de átomos “populismo conceptual” (2002: 139).
ciegamente acumulados, y el modelo que tomó Estos conceptos se referían a las actividades o
prestado del cálculo proposicional le serviría bas- prácticas que se imponían en las comunidades aisla-
tante bien para este fin” (Gellner, 2002: 105). Lo que das y dictaban las nuevas reglas del sentido. Lo que
es de verdad interesante y no trivial —la estética, es válido, o no, depende de las costumbres y usos
la ética, la religión—, según esta concepción del en los que que se encuentran imbuidas las comu-
lenguaje, es indecible, pues sus proposiciones no nidades. El vínculo entre el conocimiento y la vida
retratan los hechos. Lo que es decible son las cosas real quedó restaurado. Bond/Wittgenstein encontró
triviales. El lenguaje fundamentado en la lógica se la salida de la prisión del lenguaje ideal para abra-
distancia del lenguaje ordinario, lo pierde y se con- zar el lenguaje real: “ésta es la auténtica esencia de
vierte en una celda o caja de hierro,1 de la que no la evolución de Wittgenstein: la idea populista de la
hay salida: afuera de las rejas ya no hay nada. Al re- autoridad de cada cultura distinta aplicada a la teoría
pasar estos argumentos, Gellner hace una pregunta del conocimiento” (Gellner, 2002: 134). De esta
inesperada: manera, Wittgenstein, consciente o no —más bien
inconsciente, porque no estaba interesado en la po-
¿Qué ocurre realmente en esta obra?, ¿qué estado lítica, como observa Gellner—, pasó al lado de los
de ánimo expresa? Transmite la desesperación de nacionalistas, cuyo lema era: debemos luchar “con-
un individuo solitario y alienado, muy en la tra- tra nuestros enemigos cosmopolitas” que tratan de
dición del pesimismo romántico; hasta aquí, nada “dominarnos y asimilarnos a la débil civilización
nuevo, excepto quizá la originalidad y efectividad de su metrópolis […]. Lucharemos en nuestras
de los métodos literarios empleados para este fin. montañas y bosques y preservaremos nuestra cul-
Pero hay algo nuevo: la desolación del alma se pre- tura, nuestras costumbres” (2002: 134). El pro-
senta como un corolario, como una consecuencia grama filosófico del segundo Wittgenstein nunca
de simples e indiscutibles concepciones generales fue tan radical, como sugiere Gellner: Tolstói pudo
sobre la naturaleza del pensamiento y el lenguaje haber insinuado que los mujiks poseían una sabidu-
[…]. No puede haber escapatoria: la demostración ría moral que podía enseñarse a los cultos, pero no
constituye los cerrojos y las rejas de esta monótona se atrevió a decirle a Descartes, Hume y Kant que
prisión. ¿Hay salida? ¿Puede Bond/Wittgenstein los problemas que enfrentaban eran puros embrollos
escapar de alguna manera? Esperen a la última conceptuales que podían resolverse al aludir al len-
parte de la historia… (2002: 113-114). guaje ordinario (2002: 140).

¿Cuál es la otra parte de la historia? Gellner argu-


1 Las objeciones de Gellner se entienden mejor a la luz de
menta que el llamado segundo Wittgenstein cam-
la tesis 5.6 del Tractatus: Die Grenzen meiner Sprache be-
bió de rumbo y se embarcó en una concepción del deuten die Grenzen meiner Welt —Los límites de mi len-
lenguaje por completo distinta. El autor de la visión guaje significan los límites de mi mundo— (Wittgenstein,
universalista del lenguaje y la convicción de que la 2009: 105).

54 Desacatos 71  Witold Jacorzynski


Malinowski de nueva cuenta Dejemos ahí las diferencias entre Frazer y
Malinowski, pues este tema fue el objeto de la pes-
Frazer reunió un acervo de datos imponentes en quisa del artículo de Gellner citado. El tema que
las bibliotecas y los presentó en su obra maestra nos interesa ahora es la lista de semejanzas y dife-
The Golden Bough: “una masa ingente de materiales rencias entre Wittgenstein y Malinowski, que es el
ensamblados procedentes de todo tiempo y lugar, núcleo de Lenguaje y soledad. A primera vista, había
aunque totalmente descontextualizados” (Gellner, más coincidencias que discrepancias. Malinowski,
2002: 191). Podía describir las costumbres practica- como Wittgenstein, nació y pasó su juventud en
das en tal o cual tribu, pero era incapaz de detallar el Imperio austrohúngaro, aunque Cracovia, como
su forma de vida. Frazer desconocía el trabajo de Praga o Budapest, fungía como periferia de Viena.
campo. Ninguno de sus datos provenía de primera Ambos eran súbditos de Francisco José, el keiser,
mano. Tampoco se esperaba eso de él: “su respuesta ambos respiraban el aire del Imperio, estudiaban
a la pregunta de si alguna vez se había topado con ciencias exactas y conocían la obra de Mach, famoso
algún salvaje es a menudo citada: ‘Dios me libre’” tanto en Viena como en Cracovia.
(2002: 191). Pero Gellner no deja lugar a dudas de que la
Dadas estas circunstancias, el método de Frazer lista de diferencias es más larga que la de semejanzas.
consistía en asociar una costumbre o creencia a una Empecemos por los hechos biográficos. Mientras
semejanza interna en clave de Hume, quien había Wittgenstein era judío, procedente de una de las
recurrido a la asociación de ideas de las leyes de sem- familias más ricas del Imperio, Malinowski era un
blanza o contigüidad para explicar el funcionamiento noble por línea materna y paterna, sin embargo,
de la mente humana. La antropología de Frazer esto no le garantizaba privilegios económicos.
proviene del asociacionismo empirista de Hume. Al contrario. Su madre nunca tuvo tierras y su padre
Gellner tiene la certeza de que el asociacionismo es las perdió. Lo que les quedaba era el capital cultural:
demasiado volátil y concuerda con la crítica durkhei- el padre de Malinowski era profesor de dialectología
miana del empirismo: “las asociaciones nacen libres, en la Universidad Jaguelónica en Cracovia.
pero pronto y en cualquier sitio se vinculan, y esas En estas circunstancias, las personalidades
vinculaciones necesitan ser explicadas” (2002: 190). de ambos protagonistas adquirieron rasgos distin-
Con su postulado de trabajo de campo y la tos. Malinowski necesitaba luchar por su lugar en
inmersión en la vida nativa por un tiempo lo sufi- el mundo, mientras Wittgenstein, libre de ello, se
cientemente largo como para aprender las lenguas, ocupaba de los problemas que le producía una “an-
Malinowski derrocó el programa de Frazer en dos gustia interna”: el problema de la relación entre el
puntos cardinales: la insistencia en salvar el contexto pensamiento y el mundo, la cuestión de la validez
cultural y el supuesto de la unidad de cultura: “ade- de las matemáticas, el dilema del lugar de los valores
más, los antropólogos deben ser, obligatoriamente, en la vida humana. El precio que pagaba por este
trabajadores de campo —fieldworkers—; y están privilegio era alto: nacido en el seno de una fami-
obligados a tener un agudo sentido del contexto lia de judíos conversos, Wittgenstein “perteneció
social y cultural y de su interdependencia” (Gellner, a una clase de gente condenada a la obsesión por
2002: 195). En otras palabras, Frazer descontex- la identidad cultural, un problema que impregnaba
tualizó la descripción etnográfica y Malinowski le su mundo” (Gellner, 2002: 203). A pesar de eso, o
devolvió el contexto. quizá a causa de eso, Wittgenstein no se interesaba

Malinowski o el desquite polaco:una aproximación de Ernest Gellner 55


por las cuestiones sociales o políticas, era un “au- podía aprender poco de este hegelianismo de la “re-
tista” en términoso filosóficos y políticos. dención”. Pero en realidad, como observa Gellner, la
Este problema no penetraba el mundo de Ma- mitología nacionalista polaca enseñaba algo impor-
linowski. Era polaco, procedía de la nobleza y estaba tante: la cultura no era la suma de los individuos,
orgulloso de ello. Le angustiaba la ambivalencia de era un todo, poseía un espíritu, una personalidad, un
las raíces judías de Viena, “no sabía qué era”, pero la cuerpo —siempre vivo, aunque crucificado—: “el
Universidad Jaguelónica era predominantemente romanticismo, incluyendo el hegelianismo, era una
polaca. Malinowski enfrentó un problema de otro buena preparación para la antropología cultural”
tipo: le preocupaba su carrera y autodefinirse en el (2002: 202). El hegelianismo al servicio de los na-
ámbito político. En el primer caso, su ambición, cionalistas polacos preparaba a Malinowski para otra
sustentada en esfuerzo y trabajo, lo llevó a Ingla- tarea antropológica: el trabajo de campo.
terra a proclamarse el nuevo rey en la antropología Para aprender la cultura folclórica, los etnógra-
británica. En el segundo caso, tenía que elegir entre fos polacos salían a los pueblos para coleccionar mi-
las opciones políticas referentes a las nacionalidades. tos, leyendas, cuentos, danzas y canciones. No lo
Lo que eligió, como sabemos, no le ganaba crédito hacían como sus colegas occidentales, para recons-
entre sus compatriotas polacos: su postura acerca de truir las etapas evolutivas de la raza humana, sino para
que la cultura polaca puede, y tal vez debe, existir salvar la cultura nacional amenazada desde afuera.
sin el Estado nacionalista no le agradaba a los nacio- Malinowski usó esta costumbre y la transportó a
nalistas irredentistas de Varsovia. Gran Bretaña en un nuevo paquete de fieldwork.
Last but not least, las influencias intelectuales y La Viena de Wittgenstein conocía poco a Hegel:
filosóficas diferían. El positivismo era igual en Viena “parece ser un hecho que: Hegelianismo en Viena,
y Cracovia, pero no el romanticismo. Malinowski como Democracia en Rusia, Grandes platos de la cocina
no sólo aprendía de Mach, también pudo haber inglesa o Victorias del ejército checoslovaco serían títulos de
abrevado de Hegel, quien gozaba de una reputación libros sumamente cortos” (Gellner, 2002: 201). Si el
increíble en Polonia. Que Polonia abrazara a Hegel hegelianismo en Viena era un libro extremadamente
era para Gellner una situación paradójica: como sa- corto, ¿de qué libro abrevó el segundo Wittgenstein,
bemos, de acuerdo con la doctrina acuñada por el quien expresó en Investigaciones filosóficas una visión
filósofo alemán, Polonia estaba muy por debajo de orgánica, populista y comunitaria del conocimiento,
otras naciones porque había perdido la independen- según Gellner? ¿De qué se nutría un judío apolítico
cia y el Estado. Hegel no sólo procedía de Prusia con problemas de identidad y enajenado de la po-
—uno de los Estados que repartió Polonia—, ade- lítica? La respuesta de Gellner parece salomónica:
más glorificaba el Estado prusiano como la encar- “Wittgenstein podría no haber leído nunca a Herder
nación terrenal de la Razón. Como sugiere Gellner, —con toda probabilidad no lo leyó— y Malinowski
los polacos encontraron una salida extraña de esta seguramente no meditó sobre Hegel: pero difícil-
paradoja y tomaron a Hegel a la inversa: “el lugar mente ninguno de los dos pudo escapar a las ideas
de Polonia lo establecerían no sus triunfos, sino sus que impregnaron el clima intelectual y moral de su
sufrimientos” (2002: 201). tiempo” (2002: 202).
Según la tradición romántica polaca, Polonia Decir que ninguno de los dos pudo escapar a
era el Cristo de las naciones porque había sufrido las influencias del populismo nacionalista no basta
por todas ellas. A pesar de perder, ganó. A primera para oponerlos como representantes de dos visio-
vista, como un hombre iluminado, Malinowski nes del conocimiento: la individualista-atomista y la

56 Desacatos 71  Witold Jacorzynski


orgánica. Hasta ahora, los señalamientos de Gellner Tractatus. Como observa Gellner, este apéndice es
se limitaban a serios desencuentros: uno era filó- un interesante vínculo histórico, pues Ogden era
sofo, el otro antropólogo; uno procedía de Viena, el también el traductor del Tractatus:
otro de Cracovia; uno repudiaba la política, el otro
no la repudiaba y abrazaba el liberalismo. Sabemos Lo que he intentado aclarar a través del análisis de
también en qué consistía el protagonismo de los textos lingüísticos primitivos es que el lenguaje
Wittgenstein: en que abrazó la visión individualista, está esencialmente enraizado en la realidad de la
y Malinowski, la orgánica. Estas diferencias, sin cultura, la vida tribal y las costumbres de un pue-
embargo, no bastan para mostrar que Malinowski blo, y que no puede ser explicado sin hacer referen-
se parecía al primer Wittgenstein, pero no al se- cia constante a ese amplio contexto de la expresión
gundo. La única pista que Gellner ofreció fue el verbal […]; el significado de una palabra siempre
cosmopolitismo político de Malinowski y la inte- debe ser aprendido no a partir de la contemplación
gridad de su carácter frente a la postura “autista” y pasiva de esta palabra, sino a partir de un análisis
el desdoblamiento de Wittgenstein. En la parte final de sus funciones, en referencia a una cultura dada
del libro, Gellner proporciona otra pista: la teoría del (Malinowski, citado en Gellner, 2002: 235).
lenguaje.
Nuestro autor comienza por presentar ciertos Gellner no sólo ve en estos comentarios una antici-
hechos y fechas con espíritu detectivesco. A primera pación de la teoría del significado como uso, pro-
vista, la postura sobre el lenguaje de Malinowski pugnada por el segundo Wittgenstein, sino además
se parecía sorprendentemente a la del segundo un adelanto de la teoría de los enunciados perfor-
Wittgenstein: el ser humano vive envuelto en sus mativos de John Langshaw Austin. El lenguaje debe
prácticas lingüísticas y culturales, cuya combina- ser visto como “un modo de actuar”, no sólo como
ción establece una forma de vida. Los juegos de “un signo de pensamiento”. Por algunas razones
lenguaje y las formas de vida “únicamente pue- históricamente injustas —que Gellner explica al de-
den ser descritas, no pueden ser justificadas ni ex- talle—, todo el crédito por esta teoría le fue con-
plicadas, por esta razón constituyen el término, el ferido a Wittgenstein, no a Malinowski. ¿Cuál es
último punto de cualquier explicación o justifica- la diferencia entre la visión de cada uno acerca del
ción” (Gellner, 2002: 233). Si un filósofo busca lenguaje? Debe de haber alguna, pues de otra ma-
los criterios transculturales que validan las prácticas nera no se entendería por qué la palma de la victoria
y costumbres, comete un error y debe enmendarse la ganó el primero y no el segundo.
por medio un proceso terapéutico, cuyo manual Según Gellner, la diferencia radica en un punto
ofrece Investigaciones filosóficas y otras obras del se- sutil pero importante: “en las obras científicas y filo-
gundo Wittgenstein. sóficas, los tipos de lenguaje altamente desarrollados
Resulta que Malinowski expresaba un punto se usan para controlar ideas y convertirlas en pro-
de vista parecido, pero diez años antes que Witt- piedad común de la humanidad civilizada” (Mali-
genstein. Las ideas de Malinowski se resumen en nowski, citado en Gellner, 2002: 236). Tanto
el apéndice al libro de Charles Kay Ogden e Ivor Malinowski como Wittgenstein están de acuerdo
Armstrong Richards, The Meaning of Meaning, pu- en que el lenguaje científico, en gran parte refe-
blicado por primera vez en 1923, o sea, cuando rencial, no puede servir de modelo para todos los
Wittgenstein estaba hundido en la bruma de la lenguajes. Sin embargo, Malinowski admitía como
visión universalista del lenguaje que expone en el excepción el lenguaje de la ciencia y la filosofía, que

Malinowski o el desquite polaco:una aproximación de Ernest Gellner 57


debe tener otro estatus porque conforma un len- éxito de la ciencia, reforzado por la superioridad
guaje universal: “el modo en que estoy usando [el del mercado como forma de producción frente a la
lenguaje] ahora, mientras escribo estas palabras […] economía centralizada. La visión orgánica expresa
es una función del lenguaje muy periférica y deri- nuestra añoranza por el “significado”, la cohesión
vada. En esta función, el lenguaje se convierte en social, la fusión de valor y hecho, la solidaridad y la
un condensado elemento de reflexión, un registro acogida amorosa del individuo por la comunidad:
de hechos y pensamientos” (Malinowski, citado en “cualquiera que proponga uno de ellos ignorando
Gellner, 2002: 237). Aunque el lenguaje abstracto y rechazando el otro, tiene poco que decirnos. Esto
no pueda ser un modelo para todos los usos del len- pudo haber sido posible alguna vez pero ya no lo es
guaje, existe, está libre de la dependencia del con- más” (Gellner, 2002: 291). Wittgenstein cometió
texto, se dirige a quien corresponda. el doble error de aceptar una de estas visiones y re-
En oposición a Malinowski, el “pobre” Witt- chazar la otra: primero aceptó la visión atomista y
genstein sostuvo primero que el lenguaje universal después la orgánica. El Malinowski temprano no
existía —aunque estaba oculto bajo el ropaje del len- cometió este error, entendió esta verdad: “las cultu-
guaje ordinario—, para luego cambiar de opinión y ras no son terminales. La posibilidad de trascender
admitir lo contrario: el lenguaje universal no sólo no los límites culturales es un hecho; es el hecho más
existe, sino que cualquier intento de construirlo es singular e importante de la vida humana” (Gellner,
patológico y debe ser eliminado durante la terapia 2002: 287).
conceptual. La concepción del lenguaje del segundo
Wittgenstein nos hunde en la bruma del relati-
vismo extremo. Existen sólo los juegos de lenguaje Amén de todo aquello: discusión final
y no hay razón para criticarlos, pues todos son igua-
les. La racionalidad pensada como independiente El análisis de Gellner merece algunos comentarios
de los juegos de lenguaje es un sueño del idiota. No finales. Empecemos con su estilo. Nada puede me-
nos sorprende que Gellner criticara al Malinowski recer más respeto que el estilo indirecto gellneriano:
tardío por abandonar su concepción del lenguaje vívido, apasionado, irónico, que al mismo tiempo
racional a favor del lenguaje funcional y defender, constituye su método. Entretejer los hechos biográ-
por lo tanto, una posición parecida a la del segundo ficos con las ideas, buscar las analogías homólogas
Wittgenstein: “prefiero al primer Malinowski que o las estructuras fractales que se traslapan y atra-
mantuvo firmemente la diferencia entre los dos ti- viesan varias diferentes dimensiones de la vida es
pos del pensamiento, distinción que posteriormente una tarea a la que él se da al analizar a Malinowski
rechazó” (Gellner, 2002: 243). La expresión “los y Zenón, y a Malinowski y Wittgenstein. Gellner
dos tipos de pensamiento” se refiere desde luego al no fue el único autor en emplear este método, tam-
lenguaje científico y racionalista libre del contexto y bién Clifford Geertz cumple con el mismo come-
el lenguaje simple envuelto en el contexto. tido en El antropólogo como autor (1989). A pesar de
Si termináramos aquí, cometeríamos una in- ello, la gran mayoría distingue claramente entre los
justicia con Gellner. En la parte final del libro re- hechos biográficos y las ideas, de acuerdo con la
torna a las dos teorías del conocimiento y la vida sólo división popperiana de los mundos en tres universos:
para decirnos que no se excluyen. La sociedad mo- físico, psicológico y lógico. Los análisis de Gellner de
derna se fundamenta en una combinación de ambas los pensadores que admiraba, como Karl Popper o
visiones. La visión universalista-atomista explica el Malinowski, o sus adversarios reales o imaginarios,

58 Desacatos 71  Witold Jacorzynski


Cortesía de la Biblioteca de la London School of Economics and Political Science  Malinowski observando a un grupo de niños, 1915-1918.

como Wittgenstein o Freud, siguen una regla im- La segunda ventaja indiscutible del estilo gellneriano
portante: nunca son reconstrucciones de ideas sino es el uso de analogías y metáforas, no en calidad de
también de hechos biográficos y el contexto familiar, adorno barroco, como en una poesía romántica,
nacional e internacional. ¿Por qué a veces las ideas sino por su uso epistemológico. Como en el análisis
no son suficientes? ¿Por qué para comprender a un de Max Black, la metáfora hace posible jugar con
autor a veces necesitamos zambullirnos en su vida, dos sistemas de asociaciones, lo que nos permite co-
su personalidad, sus sueños e idiosincrasia? Quizá la nocer mejor el contenido del sistema que queremos
justificación de este estilo, el preferido por Gellner, analizar. “Malinowski es un Zenón de Cracovia”
estriba en una frase de Georg Henrik von Wright: nos hace comprender mejor aspectos de la teoría de
Malinowski, a saber, el antihistoricismo, la estabili-
Las famosas palabras de [ Johann Gottlieb] Fichte, dad de los sistemas sociales y el enfoque sincrónico-
“Was fur eine Philosophie man wahlt, hangt davon ab, atemporal.
was fur ein Mensch man ist” —la cuestión de qué tipo La tercera ventaja es el uso de los modelos.
de filosofía uno escoge depende de lo que uno Como dijo Adam Kuper: “a Gellner siempre le
es—, no pueden aplicarse de manera interesante a gustaron los modelos, los más radicales eran los
un filósofo de tipo medio, a un académico medio- mejores. Le gustaban sobre todo los modelos que
cre, pero pienso que, en caso de un filósofo grande, dividían todo en dos o tres elementos contrastantes,
son profundamente acertadas. Su filosofía refleja la lo que introducía una cierta progresión dialéctica”
personalidad, y vice versa (1993: 90). (2005: 4). La “progresión dialéctica” se refiere al

Malinowski o el desquite polaco:una aproximación de Ernest Gellner 59


ordenamiento de los datos según el criterio de las conquistas y explotación colonial, había entrado
oposiciones. Este método fue empleado por Max en contacto directo con las poblaciones conquista-
Weber para construir sus tipos ideales: el protestan- das y colonizadas. Ahí fue donde Bronisław pudo
tismo, la religión católica, el capitalismo, la buro- respirar el aire del cosmopolitismo y el liberalismo.
cracia, etc. Modelamos el mundo para introducir Su enajenamiento de Polonia y la cultura polaca fue
un orden en el caos de los fenómenos. Gellner si- un proceso gradual y doloroso, pero no tanto como
gue a Weber en casi todos sus libros importantes. hubiera sido la vida en ese país en el tiempo entre
La descripción de dos modelos de conocimiento es las guerras. Hizo suya la visión individualista y uni-
irritante por una sola razón: suprime los detalles. versalista, y dejó atrás la visión orgánica, populista y
A Gellner no le gustaban los detalles, lo dispersaban. nacionalista.
Pero el método de tipo ideal tiene también sus pun- Mientras la interpretación gellneriana de Mali-
tos débiles. Gellner ve a sus personajes como mode- nowski como antropólogo y polaco fue original,
los. El lector siempre quiere decir: “Wittgenstein es su interpretación de Wittgenstein puede ofender la
más que esto” o “el Wittgenstein real es otro”. ¿Y inteligencia de cualquier analista wittgensteiniano.
Malinowski? No se trata de un desacuerdo filosófico: el princi-
La interpretación que ofrece Gellner del an- pio número uno en toda academia es que estamos
tropólogo polaco es única y muestra su superiori- de acuerdo en que no estamos de acuerdo. Tampoco se
dad sobre otras interpretaciones. A primera vista, trata de la postura racionalista de Gellner, que in-
los polacos conocen a los polacos mejor que los no tenta echar por tierra todo lo que huele a herme-
polacos, los mexicanos conocen mejor a los mexi- néutica.2 De lo que se trata aquí es de tergiversar
canos que los extranjeros. En este punto, la primera brutalmente el pensamiento y el personaje. La ima-
vista resulta sumamente engañosa. El protagonista gen de Wittgenstein que pinta Gellner se parece a
de Gilbert Keith Chesterton, el padre Brown, a me- un hombre de paja con apellido Wittgenstein, pero
nudo explica por qué es así. La familiaridad ciega no a Ludwig Wittgenstein, el autor del Tractatus y
el ojo: “a veces algo puede estar demasiado cerca las Investigaciones filosóficas. El Wittgenstein modelo
para que se lo vea, como, por ejemplo, un hombre resulta un invento de la imaginación de Gellner,
no puede verse a sí mismo... Si una cosa está en el el autor de Lenguaje y soledad. Sin embargo, en este
primer plano de nuestra vida, difícilmente la ve- ensayo no puede responderse la pregunta de cómo y
mos y si la viéramos, la consideraríamos totalmente por qué Gellner tergiversó a Wittgenstein. Lo único
rara” (Chesterton, citado en Douglas, 1998: 162). que podemos decir por ahora es: “Amén de todo
El antropólogo puede ver mejor las semejanzas y aquello”.
diferencias que el nativo, y el nativo puede cono-
cer al antropólogo mejor que él mismo. Gellner
interpreta a Malinowski, a su nativo, de manera ori-
ginal. El antropólogo polaco escapó de un país na-
cionalista y agobiante a otro país que, debido a sus 2 Véase la crítica a Gellner en Asad (1991).

60 Desacatos 71  Witold Jacorzynski


Bibliografía

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Malinowski o el desquite polaco:una aproximación de Ernest Gellner 61

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