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Oración de la Madre por la fe de los hijos. Asociación Madres Cristianas Santa Mónica.

Una vez conocidos los orígenes, espiritualidad y desarrollo de la Asociación Madres Cristianas Santa
Mónica, https://wordpress.com/post/ismaelojeda.wordpress.com/49482, me parece conveniente publicar la
oración que rezan las madres por la fe de los hijos.

Es la oración que hace la madre de manera personal. Los estatutos de la Asociación no excluyen a los
esposos, pero se prefiere comenzar por la esposa y madre, siguiendo el ejemplo de santa Mónica. Si el
esposo quiere acompañar a su mujer en la plegaria, lo puede hacer libremente. En ese caso, disponemos de
una oración específica para esa situación.

Esta oración de las madres por la fe de los hijos es una oración ya fija, institucional podríamos decir, y
normativa, que rezan las madres afiliadas a la Asociación en cualquier parte donde se encuentren, de
manera individual casi siempre, como integrantes de un coro de oración, o también de forma comunitaria,
especialmente en la misa mensual de los 27 de mes celebrada en honor de Santa Mónica.

El coro de oración está formado por siete madres. Ellas rezan diariamente esa oración de manera particular,
con toda libertad. No es obligatoria. Pero ¿qué madre no reza por sus hijos? Pero cada día de la semana, una
mamá se hace responsable de que se rece esa oración de una manera especial, a ser posible ante el
Santísimo Sacramento Expuesto, y lo hace en nombre de todas las madres del coro por los hijos de todas las
integrantes del coro y sus necesidades.

De esta manera la oración de la madre por la fe de los hijos se hace en cadena, de manera ininterrumpida,
es personal y comunitaria a la vez porque las siete madres forman un coro de oración; oración de súplica y
de intercesión ante Dios a través de santa Mónica, y también de solidaridad humana y cristiana entre las
madres de fe, fieles a su vocación. Eventualmente, oración de acción de gracias por los favores recibidos en
bien de los hijos y de las familias.

Se recalca que se trata de una oración por la fe de los hijos: Específicamente para asegurar la transmisión
de la fe a las nuevas generaciones; para que los hijos, en medio del mundo y de la sociedad, no pierdan la fe
que los padres, y particularmente las madres, sembraron en ellos desde que los concibieron para la vida, y
también para la fe, para Dios.

Por supuesto que las madres siempre pedirán salud para sus hijos, éxito en la vida, armonía familiar… pero
nada sin la fe y la práctica cristiana; y con eso, todo lo demás. Son madres cristianas que valoran su misión
en la Iglesia, en la familia y en la sociedad, y están felices con su vocación. Su meta es ser fieles a Dios para
poder así amar de verdad a sus esposos y a sus hijos y ser para ellos una bendición.

Letra y texto de la «Oración de las Madres Cristianas por la fe de los hijos»

Padre y Señor nuestro, fuente de toda vida, somos madres cristianas. Con tu bendición y la cooperación de
nuestros maridos, hemos concebido para esta vida temporal a nuestros hijos. Pero nuestra misión no
termina con el nacimiento de los hijos: queremos también concebirlos para la vida eterna.

A fin de lograrlo, insistimos con igual devoción y constancia que santa Mónica en estas peticiones, repitiendo
esta súplica: ¡Ayúdanos, Padre y Señor nuestro!

Para que, como santa Mónica, guiemos a nuestros hijos hacia ti con nuestra propia vida, más cristiana cada
día. ¡Ayúdanos, Padre y Señor nuestro!

Para que nos esmeremos en lograr la plena cooperación de nuestros esposos en sembrar y consolidar la fe
de los hijos. ¡Ayúdanos, Padre y Señor nuestro!

Para que, como santa Mónica, tratemos bien a nuestros hijos, y procedamos en todas las circunstancias con
dulce serenidad, autoridad y amor. ¡Ayúdanos, Padre y Señor nuestro!

Para que estemos pendientes de la evolución del carácter de nuestros hijos, y atentas a los diversos
ambientes en que se desenvuelve su vida. ¡Ayúdanos, Padre y Señor nuestro!
Para que de tal modo comuniquemos la fe a nuestros hijos, que ellos se preocupen de vivirla y trasmitirla a
los demás. ¡Ayúdanos, Padre y Señor nuestro!

Para que, si brotara en alguno de nuestros hijos o hijas el germen de una consagración religiosa o
sacerdotal, seamos generosas colaboradoras de su vocación. ¡Ayúdanos, Padre y Señor nuestro!

Para que trasmitamos a nuestros hijos el conocimiento y amor a la diócesis y a la parroquia en que vivimos,
y les enseñemos a colaborar con ellas. ¡Ayúdanos, Padre y Señor nuestro!

Para que, si algún hijo nuestro se desvía del buen camino, los padres sepamos rodearlo de amor, oraciones
y consejos, hasta conseguir su retorno a la fe y a la práctica religiosa. ¡Ayúdanos, Padre y Señor nuestro!

Para que, en el trato con otras madres, nos interesemos por sus necesidades, despertemos en ellas su
vocación cristiana y logremos integrarlas a la vida de la parroquia y de la Iglesia. ¡Ayúdanos, Padre y
Señor nuestro!

Oración a la Virgen María Nuestra Señora de la Consolación

Virgen María, Madre de la Consolación, que consolaste a santa Mónica dándole la inmensa alegría de ver
cómo el Espíritu Santo trasformaba la inteligencia y el corazón de su hijo Agustín abriéndolo a la fe cristiana;
sé también nuestro consuelo.

Danos el gozo de ver a nuestros hijos firmes y felices en la práctica de la fe que en sus almas sembramos
desde los comienzos de su existencia.

Y si alguno se ha desviado, danos, Madre nuestra, la alegría de verlo retornar a la fe; y así poder gozarnos
en la realización plena de nuestra vocación como madres cristianas. Amén.

Oración conclusiva

Señor Dios nuestro, fuente de toda familia, concédenos que, imitando a santa Mónica, vivamos nuestra fe
con dedicación y alegría en el seno de nuestros hogares.

Y que, como ella, sepamos acompañar y promover la vida cristiana de nuestros hijos, de tal modo que algún
día tengamos el gozo inmenso de verlos junto a nosotras en tu gloria, por toda la eternidad. Así sea.

(Con licencias eclesiásticas. Madrid, enero de 2010)

Oración de las Madres por la Fe de sus Hijos


 
Señor, que cuidas de cada uno de nosotros
como si fuera el único y de todos como de cada uno,
estoy aquí frente a Ti
con un corazón lleno de temor y esperanza.

Tú que en la eternidad de Tu misericordia


aceptas endeudarte con nosotros
precisamente con la deuda del perdón,
voltea Tu mirada de atención indulgente
hacia mi hijo que lucha
en su camino de Fe.
Un día llevaste a la Fe y a la santidad
un hombre que se había alejado de Ti,
ese hijo de tantas lágrimas que fue Agustín,
conquistado por la oración tenaz y confiada
de su madre Mónica.
Es a ella Señor, a S. Mónica
y a su intercesión,
que ahora te encomiendo mi pena y mi oración,
que sus lágrimas de fe
obtengan también para mi hijo
el regreso a una fe viva y activa,
para que se realice en él ese ideal
de hombre cristiano que con dificultad,
pero con todo el empeño de mi pobre testimonio,
traté de construir
en los años de su educación.

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