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Arquitectura:

Fernanda

Avril

LA ARQUITECTURA COLONIAL
En la colonia el arte fue el principal medio de expresión de religiosidad. Los misioneros católicos utilizaron la arquitectura
y escultura como herramientas de evangelización.

En la arquitectura colonial al igual que en la pintura o en la escultura, predominaron las construcciones religiosas sobre las
laicas. Esto no solo demuestra el poder económico de la iglesia y las órdenes religiosas, sino también la importancia de la
religión en esa época. Las familias españolas notables, así como los curacas, consideraban importante la donación de
parte de sus bienes para la construcción de iglesias, pues realzaba el prestigio de su familia y demostraba su poder frente
a la sociedad.

Una combinación de estilos


La arquitectura colonial no siguió de forma inmediata las modas europeas y la aparición de un nuevo estilo no significó la
desaparición del anterior. Las viejas y nuevas formas de construir tendían a combinarse y a complementarse
mutuamente. Así, durante el siglo XVI, en todo el Virreinato del Perú se alteraron las construcciones renacentistas con
otras de un gótico tardío, y era frecuente encontrar techos de origen mudéjar (cristiano-musulmán) en edificios de ambos
estilos.

A partir del siglo XVII, el estilo barroco comenzó a aparecer poco a poco en la arquitectura colonial. En los primeros años
de este siglo no se levantaron ni edificios ni iglesias puramente, sino que las nuevas construcciones combinaron
elementos de este estilo con los anteriores. Los antiguos templos y conventos añadieron elementos barrocos en su
arquitectura. La catedral de Lima, por ejemplo, añadió a su fachada una típica portada barroca de piedra labrada similar a
un retablo. Solo a fines del siglo XVII, el barroco logró imponerse como estilo arquitectónico y su predominio duró casi
todo el siglo siguiente. Para muchos historiadores del arte, la construcción de la iglesia de San Francisco (1672) marca el
inicio del Barroco en el Perú.

Los constructores
Los arquitectos y maestros de obras en la Colonia recibían el nombre de alarifes. En el siglo XVI, la mayoría de
trabajadores del Perú eran de origen español. Entre ellos sobresalió Francisco Becerra, gran impulsador del estilo
renacentista y no de los constructores de la catedral de Lima. Ya en el siglo XVII aparecieron los alarifes nacidos en el Perú.
Uno de los más importantes fue Manuel Escobar, responsable de la edificación del templo de San Francisco.

Una ciudad de balcones


Aparte de sus iglesias y conventos, el paisaje urbano de la Lima colonial se caracterizó por sus balcones. Muy temprano,
desde los primeros años de su fundación las ciudades de los Reyes mostraron los balcones característicos que fueron a
través de los siglos.

Escultura:
Valeria
Celeste

ESCULTURA COLONIAL:
Desde los primeros años de la conquista se importaron al Perú muchas esculturas
sevillanas de carácter religioso destinadas a apoyar el proceso de evangelización
de la población andina. En el siglo XVII, las importaciones no cesaron, al contrario,
mejoraron su calidad e, inclusive, se encargaron obras de un tamaño considerable al
reconocido escultor español Juan Martfnez Montañés. De esta forma, las esculturas
sevillanas se convirtieron en el modelo de los artistas del Perú colonial.

Los materiales

La mayor parte de las esculturas durante el Virreinato eran de plata o madera. La


piedra solo se trabajó en las fachadas de los edificios de la administración virreinal,
las universidades, las iglesias y casas de gente muy importante Doc.14. La abundan-
cia de plata permitió que se trabajaran en este metal la decoración de los altares, la
elaboración de sagrarios. andas, custodias, copones, cubiertos y otros objetos.

El tipo de escultura que destacó durante el Virreinato fue el de la madera tallada,


lo que queda demostrado en las hermosas sillas para los coros, los retablos, los
púlpitos y los techos de las iglesias menores y conventos coloniales.

Tallando la madera

Las sillas para los coros contaban con respaldares totalmente tallados con imágenes de
santos o narraciones de historias sagradas. Las muestras más importantes que se
con-

servan en Lima se encuentran en los conventos de San Francisco y Santo Domingo, y visie de la sillería en c:J coro

en la catedral de Lima. Las sillas de esta última fueron talladas por uno de los escultores de San Francisco de
Uma.

más importantes de la Lima del siglo XVII: el español Pedro de Noguer

Los retablos eran grandes construcciones de madera adornados en algunos casos


con pan de oro. Se encontraban detrás del altar o en las capillas laterales de las igle-
sias y conventos. En los retablos se colocaban pinturas o esculturas que en algunos
casos representaban historias bíblicas o vidas de santos. Uno de los más impor-
tantes es el de san Juan Bautista, hecho por Juan Martínez Montañés y traído desde
España hasta el Perú. En la actualidad, esta obra se encuentra en la catedral de Lima.

Los púlpitos consistían en una especie de plataforma elevada que se encontraba


en la parte lateral de la iglesia, desde la cual el sacerdote pronunciaba su sermón.
Todos los púlpitos coloniales se encontraban bellamente tallados. Uno de los más
hermosos es el de la parroquia de San Bias en el Cusco.

Tanto en los conventos como en las iglesias coloniales se solían tallar algunos de
los techos. En Lima, por ejemplo, aún se conservan los techos tallados de la sala
principal de Santo Domingo y de la gran sala de la Inquisición; en el Cusco, destacan
los de la iglesia de Andahuaylillas. Entre los escultores más importarrtes del periodo

colonial tenemos a los artistas andinos Francisco Titu Yupanqui y Juan Tomás
de
Tuyri Túpac. Ambos trabajaron en la sierra sur del Perú. En la Lima del siglo XVIII. destacó el
escultor mestizo Baltazar Gavilán, a quien pertenece la famosa escultura del Arquero de la
muerte.

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