Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Carrera:
Nombre del alumno:
Matrícula:
Tema:
Asignatura:
Lugar y fecha:
Introducción
La teoría general de las obligaciones es uno de los temas fundamentales del
Derecho Civil y se refiere al estudio de las obligaciones en términos generales. Su
importancia radica en que las obligaciones son un elemento fundamental de las
relaciones jurídicas y están presentes en prácticamente todas las áreas del
derecho. En cuanto a su introducción, existen diversas fuentes que pueden
proporcionar información sobre el tema, como libros de derecho civil y apuntes
académicos. En general, el objetivo principal de la introducción de la teoría general
de las obligaciones es proporcionar una base teórica sólida que permita entender
los conceptos básicos relacionados con las obligaciones y los diferentes tipos de
obligaciones que existen en el derecho.
Los romanos clasificaron las obligaciones en dos tipos: civiles y naturales. Las
obligaciones civiles eran las que se establecían de manera completa y detallada,
lo cual garantizaba la protección del acreedor en caso de incumplimiento. Esta
protección se otorgaba mediante el actio, lo que le daba al acreedor un verdadero
poder jurídico sobre la persona, voluntad y libertad del deudor, incluso llegando al
punto de someterlo a la esclavitud, coaccionar su persona y, en ocasiones,
privarlo de la vida.
Por otro lado, los romanos consideraban las obligaciones naturales como una
categoría intermedia entre las obligaciones morales y las jurídicas. A pesar de que
su carácter jurídico era indiscutible, en caso de incumplimiento no estaban
protegidas mediante el actio. Sin embargo, si el deudor voluntariamente ejecutaba
el pago, no podía exigir al acreedor la restitución. La facultad de soluti retentio se
reconocía en el acreedor, pero con un fundamento diferente al de las obligaciones
morales. En estas últimas, la falta de vínculo jurídico solo era suplido por el
sentimiento moral o religioso, mientras que en las obligaciones naturales se
reconocía un vínculo jurídico sin protección del actio.
Los romanos introdujeron las obligaciones naturales como un remedio contra los
males que surgían de la rigidez e inflexibilidad de su derecho, pero actualmente
los principios del derecho moderno no necesitan recurrir tanto a esta institución. La
equidad, que en el derecho romano hacía una brecha donde fallaba el sentimiento,
prevalece sobre el concepto de derecho puro y absoluto en el derecho moderno.
Las teorías que se han ensayado para explicar la representación legal adolecen
de un error grave, ya que intentan explicar tanto la representación legal como la
voluntaria con las mismas características genéricas. Aunque pertenecen al mismo
género, sus características específicas son distintas, por lo que cualquier ensayo
de explicación unitaria tiene que fracasar.
Por otro lado, la figura del contrato consigo mismo se refiere a la situación en la
que una persona representa a ambas partes contratantes, ya sea realizando la
oferta en nombre de uno y la aceptación en nombre del otro o contratando en
nombre propio y en nombre del representado. Se discute si se trata de un contrato
o de un acto jurídico unilateral, pero se concluye que hay dos voluntades desde el
punto de vista jurídico: el representante formula la oferta en nombre de una de las
partes y la acepta en nombre de la otra. La esencia del negocio jurídico, del
contrato y de la representación no se opone a la validez de semejantes negocios,
siempre y cuando se realicen en forma pública y conocida por terceros.
El texto presenta una explicación sobre el principio de que el pago debe hacerse al
mismo acreedor o a su representante legítimo, y menciona que en algunos casos
la ley acepta la validez de un pago hecho a un tercero. También se aborda el tema
del pago de buena fe por parte del deudor al poseedor del crédito y se aclaran los
alcances de este tipo de pago frente al legítimo titular del mismo. Además, se hace
una referencia al artículo 2064 del Código Civil, que establece que si hubo pacto
expreso de que el deudor debía cumplir, debe estarse a la voluntad de las partes.
En resumen, el texto presenta información sobre los diferentes tipos de pago y sus
implicaciones en el derecho civil.
Se trata sobre la validez del pago hecho por un tercero de buena fe al que esté en
posesión del crédito en algunos casos, como cuando el acreedor es responsable
de la situación y en otros casos, cuando el tercero hace el pago a un poseedor en
la hipótesis de que el acreedor no sea responsable de tal hecho, el tercero no
conservará acciones contra el deudor, sino sólo podrá repetir frente al citado
poseedor, por pago de lo indebido, manteniéndose intacta la relación jurídica entre
el legítimo titular y el obligado, ya que el primero no puede ser responsable de
aquella situación equívoca. Además, se aclara que para tal efecto, no basta con
ser el poseedor del documento que ampare el derecho, sino que el poseedor debe
comportarse ante los demás como el verdadero acreedor y ejercer los actos que
correspondan.
Nos referimos a las acciones que se pueden tomar cuando un deudor no cumple
con sus obligaciones en el plazo determinado o cuando se cumplen los requisitos
legales para ello. En estos casos, el deudor incurre en mora y esto da derecho al
acreedor a exigir el cumplimiento de la prestación y el pago de una indemnización
moratoria o compensatoria por los daños y perjuicios sufridos. Además, se
establecen los elementos de la responsabilidad civil por incumplimiento de
obligaciones, como la existencia de la mora, que es el retardo injusto en el
cumplimiento de una obligación, y la culpa contractual del deudor. Se explica que
existen diferentes sistemas para colocar en mora al deudor, pero se sigue el
principio romano del dies interpellat pro homine en el que la llegada del término
hace la obligación exigible. También se detalla cómo se hace exigible una
obligación de no hacer y se establecen los plazos para las obligaciones de dar. En
resumen, se explican las consecuencias y acciones que se pueden tomar en caso
de incumplimiento de obligaciones y cómo se hace exigible una obligación.
La jurisprudencia define que tanto el caso fortuito como la fuerza mayor tienen los
mismos elementos fundamentales y efectos, aunque se discute si tienen la misma
o diversa significación. Ambos se refieren a sucesos de la naturaleza o del hombre
que afectan al obligado en su esfera jurídica, impidiéndole temporal o
definitivamente el cumplimiento parcial o total de una obligación, y que no pueden
ser evitados por culpa del obligado. Además, se requiere que dichos hechos no le
sean imputables directa o indirectamente y que su afectación no pueda evitarse
con los instrumentos de que normalmente se disponga en el medio social en el
que se desenvuelve. En cuanto a la evicción, esta se refiere a la privación total o
parcial de la cosa enajenada por sentencia ejecutoriada, en razón de un derecho
de tercero anterior a la adquisición. La evicción solo se presenta en las
obligaciones de dar translativas de dominio y el vendedor está obligado a
responder por ella.
Según el Art. 2119 del Código Civil, la evicción puede ser total o parcial. En el
caso de la evicción total, el adquirente es privado absolutamente de la cosa, lo que
sucede cuando el enajenante vende una cosa ajena. La evicción parcial ocurre en
dos casos específicos: 1) cuando el enajenante es copropietario o dueño en la
parte y enajena la cosa como si le perteneciera en exclusivo dominio. En este
caso, la evicción tiene por objeto que el titular preterido obtenga el reconocimiento
de la copropiedad y que el adquirente vea reducidos sus derechos a simple
copropietario sobre parte alícuota, o a que se declare que tiene solo el dominio
sobre una fracción localizada de la cosa; y 2) cuando el enajenante oculta un
gravamen o derecho real sobre la cosa. En este caso, el enajenante debe
responder parcialmente de la evicción, indemnizando en la medida del valor del
gravamen oculto o sufriendo la rescisión del contrato. El Código Civil da el término
de un año para ejercitar la acción rescisoria o la de indemnización. Además, se
acepta en la doctrina que todo gravamen o derecho real oculto constituye un caso
de evicción parcial. El efecto de la evicción es el saneamiento, que implica el pago
que hace el enajenante al adquirente de todas las prestaciones mencionadas. Si el
enajenante procedió de buena fe, estará obligado a entregar al que sufrió la
evicción: el precio íntegro que recibió por la cosa, los gastos causados en el
contrato, los causados en el pleito de evicción y en el de saneamiento, y el valor
de las mejoras útiles y necesarias, siempre que en la sentencia no se determine
que el vencedor satisfaga su importe. Si el enajenante procedió de mala fe, tendrá
las mismas obligaciones que el artículo anterior, con las siguientes agravaciones:
devolverá, a elección del adquirente, el precio que la cosa tenía al tiempo de la
adquisición.
Conclusión
Referencias Bibliográficas