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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

CENTRO UNIVERSITARIO DE JUTIAPA


CURSO DERECHO PENAL I. CODIGO 211
LICENCIATURA EN CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES,
ABOGADO Y NOTARIO.
TERCER CICLO. 2022. SECCION “A”
DOCENTE: LICDA. JAQUELINE MORALES ORELLANA

UNIDAD 2.
PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES QUE SUSTENTAN AL DERECHO PENAL
(límites al ius puniendi)
A) PRINCIPIO DE LEGALIDAD
Establece que nadie podrá ser penado por acciones u omisiones que no estén expresamente
calificadas como faltas o delitos en una ley anterior a su perpetración.

Este principio se encuentra contemplado en los tratados internacionales en materia de derechos


Humanos, Constitución, Constitución Política de la República de Guatemala, Código Penal y Código
Procesal Penal y es considerado uno de los pilares de cualquier estado democrático y de Derecho.
Las garantías que emanan de este principio de legalidad son:

1. La reserva absoluta de la ley.


Ésta garantía estipula que tan solo una ley emanada del Congreso de la República puede definir
tipos penales y establecer sanciones.

2. La exigencia de certeza en la ley.


La razón de ser del principio de legalidad es evitar que el ciudadano pueda ser “sorprendido” y
sancionado por incurrir en una conducta que ignoraba que era prohibida.

Por ello, para que el principio de legalidad sea plenamente efectivo, es necesario que el legislador
establezca con certeza cuales son las conductas prohibidas, evitando el libre arbitrio del Juez (Es la
potestad que el ser humano tiene de obrar según considere y elija).

De esta manera deben proscribirse los tipos penales abiertos, en los que la descripción de la
conducta es tan vaga que prácticamente es el juez quién decide que es o no prohibido.

Definición: Los tipos penales abiertos se caracterizan por no definir con precisión qué conductas
habrán de considerarse como delito, quedando librado al criterio personal de un juez establecer si
ciertas conductas no descritas en la ley habrán de considerarse delito.

Lamentablemente en el Código Penal de Guatemala existen algunos ejemplos de tipos penales


abiertos, uno de los más notables, es la descripción del Delito de abuso de autoridad, artículo 418
Código Penal.

La decisión de establecer que acto es arbitrario o no queda totalmente al criterio de un Juez.


Mientras más precisos los términos y establecidos los tipos penales, menos arbitrariedades ocurrirán
por los jueces en la interpretación de las leyes.

3. La prohibición de la analogía
Se regula en el artículo 7 del Código Penal, al prohibir a los jueces, por esta vía figuras delictivas o
aplicar sanciones.

Definición de Analogía: Método por el que una norma jurídica se extiende, por identidad de razón,
a casos no comprendidos en ella”.

No se puede confundir analogía con la interpretación amplia. Para el autor Mir Puig, la
interpretación: “Es la búsqueda de un sentido del texto legal que se halle dentro de su sentido literal
posible”; mientras que, Analogía: supone “La aplicación de la ley penal a un supuesto no
comprendido en ninguno de los sentidos posibles de su letra, pero análogos a otros sí comprendidos
en el texto legal”.

Ejemplo. Es una interpretación amplia considerar como morada, en el delito de allanamiento (art.
206 CP), una casa rodante en la que una persona resida, pero sería un hecho análogo considerar
que se puede imputar el delito de Allanamiento de morada a una persona que por desconocer que
es una propiedad privada pernocte en un terreno baldío.

No obstante, la analogía si se admite a favor del imputado. Ello, porque de esta forma no se crean
ni amplían sanciones o delitos, de hecho, el mismo Código Penal, recurre a esta figura a favor del
reo. Por ejemplo, mediante el artículo 26 numeral 14 del citado cuerpo legal, regula que se pueden
citar circunstancias atenuantes cuando sean semejantes a las existentes en la ley. A esa
interpretación análoga a favor del reo se le denomina “in bonam partem” en Derecho penal, debido
a que describe el proceso de analogía como un método interpretativo válido para la integración del
sistema normativo penal y para la eliminación de las denominada “lagunas legales”.

Laguna Legal o jurídica, también llamado vacío legal, se le denomina así a la ausencia de
reglamentación legislativa en una materia concreta. Son actos aún no regulados en nuestro
ordenamiento jurídico.

B) PRINCIPIO DE CULPABILIDAD
Una de las finalidades del Derecho Penal es ilustrar a los ciudadanos sobre las conductas que
están prohibidas debido a que afectan gravemente la convivencia social. El derecho penal motiva a
las personas para que eviten ciertos comportamientos perjudiciales para la mayoría.
Mir Puig: “El Estado tiene que admitir que la dignidad humana exige y ofrece al individuo la posibilidad
de evitar la pena comportándose según el derecho”.

Para que una persona sea culpable, primeramente, tiene que haber cometido el ilícito, en segundo
lugar, el resultado prohibido ha de haber sido querido por ella o ser el fruto de una acción propia
imprudente, y en tercer lugar, la persona debe tener la capacidad y el conocimiento para ser
consiente que estaba cometiendo un delito. Por ello el concepto de culpabilidad se convierte en un
límite a la capacidad sancionadora del Estado, debido a que el mismo, solo podrá imponer una
sanción penal cuando pruebe la culpabilidad del sujeto conforme a la ley.

De este principio de culpabilidad se extrae el principio de Personalidad, la Exigencia del dolo o


imprudencia y la Exigencia de comprensión.

1. Principio de Personalidad de las Penas


Principio que impide castigar a alguien por hechos ajenos, hoy en día nadie puede admitir la
imposición de sanciones por hechos cometidos por algún familiar.

Lamentablemente en Estados totalitarios así se sigue actuando, familias enteras son detenidas y
deportadas por ser alguno de sus miembros disidentes políticos o personas sin un estatus migratorio
permanente.

Sin embargo, este principio no es común en todas las ramas del derecho. En numerosas ocasiones,
ciertas personas que no cometieron los hechos deberán responder civilmente por los mismos.
EJEMPLO: Los herederos responden civilmente por el delito cometido por el responsable fallecido
(art. 115 CP) o los que tienen bajo su potestad o guarda legal a un inimputable responden
subsidiariamente por los daños caudados por este (art. 116 CP).

2) La exigencia de dolo o imprudencia


No puede existir un delito si no hay dolo o imprudencia en la conducta de su autor. Significa que no
basta que se produzca un resultado lesivo o que se realice un comportamiento peligroso. Para que
exista el delito, el autor debe haber querido obtener el resultado, entiéndase un resultado doloso por
su actitud o, al menos, un resultado culposo por haberlo producido sin prestar el debido cuidado.

Por ejemplo, un resultado de muerte no implica necesariamente la comisión de un hecho delictivo,


para que exista un homicidio, el que causó la muerte tiene que haber realizado una acción buscando
ese resultado (por ejemplo, disparar contra ella) o debe haber actuado en forma imprudente, (por
ejemplo, manejar a gran velocidad, un mal manejo de armas de fuego como lo recién ocurrido en la
Dirección General de Control de Armas y Municiones).

3) La exigencia de comprensión de ilicitud


Para que una persona sea culpable, es necesario que conozca que la conducta que va a realizar es
prohibida y que pueda respetar dicha prohibición. No son culpables las personas que por su juventud
(menores de edad), enfermedad mental o desarrollo psíquico incompleto, no tengan la capacidad de
entender y comprender el alcance de sus conductas.

C) PRINCIPIO DE INTERVENCIÓN MÍNIMA o Principio de Ultima Ratio”.


El derecho penal es la forma más violenta que dispone el Estado responder a las actuaciones
contrarias a la ley de los ciudadanos.

El principio de intervención minina en el derecho penal implica que debe utilizarse solamente cuando
no haya más remedio, es decir, tras el fracaso de cualquier otro modo de protección, entiéndase
materia civil, de familia, laboral, administrativa, etc.

Para el filósofo, jurista y economista italiano Cesar Beccaria, en su famoso tratado “DE LOS
DELITOS Y DE LAS PENAS” concluía indicando que “Para que la pena sea violencia de unos y
muchos contra un particular ciudadano, debe ser pena pública, pronta, necesaria, la menos de las
posibles en las circunstancias actuales, proporcionada a los delitos y dictadas por las leyes”.

A continuación, se desarrollan algunas consecuencias de este principio limitador del poder de


sanción estatal.

1) La exclusiva protección a bienes jurídicos


Mir Puig, el derecho penal de un Estado social se justifica como sistema de protección de la sociedad.
Los intereses sociales que por su importancia pueden merecer la protección del derecho se
denominan “Bienes jurídicos”, de esta manera, la vida, el honor, libertad y seguridad de la persona,
etc., que son un interés social digno de ser protegido por el derecho penal, se convierte en “bien
jurídico” a proteger.
Solo podrán calificarse como delito aquellas conductas que lesionen o pongan en peligro bienes
jurídicos. El artículo 305 del Código Penal sanciona con pena de prisión a “Quién infrinja las medidas
impuestas por la ley o las adoptadas por las autoridades sanitarias para impedir la introducción o
propagación de una epidemia”. Una interpretación literal y aislada de este artículo, llevaría a
sancionar por la vía penal cualquier incumplimiento de las medidas sanitarias. Sin embargo, en
atención al principio de protección de bienes jurídicos, solo se puede sancionar a alguien por este
delito, si la infracción al reglamento generó al menos un peligro potencial de lesión al bien jurídico.
En caso contrario, habrá que renunciar a la vía penal y, si procede, sancionar por la vía
administrativa.

Se debe tener en cuenta que el derecho penal no busca que seamos mejores personas (ese fin esta
en cada persona), sino sólo evitar conductas que imposibilitan la vida en común.

En el artículo 39 de la Ley contra la Narcoactividad regula el Delito de posesión para el consumo de


drogas, el bien jurídico protegido es la Salud y se impone una sanción de cárcel. Resulta discutible
que el Estado pueda obligar a los ciudadanos a llevar una vida sana y sin riesgos, llevado al extremo,
habría que sancionar penalmente a los que beben, fuman o tienen una dieta alta en colesterol o a
los que practiquen el alpinismo o el vuelo sin motor, admitiendo esta premisa, no tiene sentido la
imposición de una pena de cárcel. Seguramente es más perjudicial para la salud estar de recluso
en la Granja Penal Pavón que fumar unos cuantos cigarrillos de marihuana, en este caso, la sanción
lesiona más el bien jurídico protegido que la conducta prohibida.

2) Subsidiaridad y utilidad del derecho penal


Como estudiamos anteriormente el derecho penal ha de ser el último recurso a utilizar, la Ultima
Ratio, de esa manera se explica la subsidiariedad del Derecho Penal.

Vinculado a la idea de subsidiariedad, está el principio de Utilidad, establece que para crear cualquier
tipo penal, es necesario establecer si la penalidad es una forma útil para proteger un bien jurídico, si
se requiere evitar que una conducta, considerada lesiva para un bien jurídico se realice, la prohibición
penal no es siempre la vía más acertada, se deben favorecer siempre las medidas preventivas y
sociales antes que las represivas y penales, que a veces no es la mejor decisión.

3) Responsabilidad por los hechos


Se juzgarán a las personas por hechos concretos realizados por sí mismos y que lesionen o pongan
en peligro bienes jurídicos. El respeto a ese principio lleva a lo que la doctrina ha denominado
“Derecho Penal De Hecho”. Frente a esto, por mucho tiempo se apoyó a un “derecho penal de autor”.
En él se entendía que el derecho penal debía sancionar a las personas no tanto por lo que hacen,
sino por lo que son, por la forma de ser o su modo de vida, perdiendo con ello la protección al bien
jurídico su función de límite y garantía del derecho penal.

En otras palabras, en un delito de robo, el derecho penal de hecho sancionará al reo por haber
robado una cantidad de dinero, en un día concreto, mientras que el derecho penal de autor lo hará
por ser un ladrón.

Lamentablemente en nuestro Código penal contiene manifestaciones de derecho penal de autor,


ejemplo: Delito de Rufianería, artículo 193 del Código Penal, se sanciona a las personas que, sin ser
proxenetas, vive a expensas de quienes ejercen la prostitución, como podemos analizar, no se está
sancionando un acto concreto, sino simples formas de vida.

De igual manera, el artículo 72 numeral tercero del Código Penal exige que para poder aplicar la
suspensión condicional que “antes de la perpetración del delito, el beneficiado haya observado buena
conducta y hubiere sido un trabajador constante, en el caso de que la persona no haya trabajado
anteriormente, le veda el derecho a utilizar dicho requisito, entonces se le sancionará por su forma
de ser, por no trabajar.

4) Proporcionalidad de las Penas


Debe existir algún tipo de proporción entre la lesión o peligro al bien jurídico y la sanción impuesta.
En la antigüedad existían diversidad de penas desproporcionadas, desde hurtos castigados con
mutilación y muerte.

Se deben existir ciertos criterios ilustrativos para establecer la proporcionalidad de la pena. Entre
ellos estarán:

Para la determinación de la pena, se deberá considerar tanto el daño producido por el delito como
la culpabilidad del autor. En casos graves, se deberá reservar las penas más graves, que lesionen
gravemente el bien jurídico (ejemplo: asesinato, genocidio).

En la consideración de la pena de prisión, se debe tener en cuenta su finalidad constitucional,


establecida en el artículo 19 de nuestra Carta Magna, que establece que se debe “tender a la
readaptación social y reeducación de los recursos”, por lo que no son admisibles las penas privativas
de excesiva duración.

Resulta sorprendente que, en nuestro Código Penal, artículos 247 numeral 1, se encuentra regulado
el delito de Hurto Agravado, en el artículo 348 regula la Quiebra fraudulenta, y en el artículo 381 del
mismo cuerpo normativo que regula el delito de Violación a la Constitución, tres tipos penales
diferentes, pero de similar pena, existiendo así una gran desproporción según la conducta realizada.

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