Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Alegoría
Alegoría
La alegoría pretende dar una imagen a lo que no tiene imagen, para que pueda ser mejor
entendido por la generalidad. Dibujar lo abstracto, hacer «visible» lo que solo es
conceptual, obedece a una intención didáctica. Así, una mujer ciega con una balanza es
alegoría de la justicia, y un esqueleto que porta una guadaña es alegoría de la muerte. El
creador de alegorías suele esforzarse en explicarlas para que todos puedan
comprenderlas. Por su carácter evocador, se empleó profusamente como recurso en
temas religiosos y profanos. Fue utilizada desde la Antigüedad, en la época del Egipto
faraónico, la Antigua Grecia, Roma, la Edad Media y el Barroco, aunque el uso del término
"alegoría" en gramática y retórica comienza en el siglo I a. C. con Cicerón y Quintiliano
como principales sistematizadores.
Una alegoría puede entenderse como una temática artística o una figura literaria utilizada
para simbolizar una idea abstracta a partir de recursos que permitan representarla, ya sea
apelando a individuos, animales u objetos. Por citar un ejemplo: la imagen de una calavera
con dos huesos cruzados constituye una alegoría de la piratería.
Tzvetan Todorov dice que una alegoría implica la existencia de, por lo menos, dos sentidos
para las mismas palabras; se nos dice a veces que el sentido primero debe desaparecer, y
otras que ambos deben estar juntos. En segundo lugar, este doble sentido está indicado
en la obra explícitamente y no depende de la interpretación. La imposibilidad de atribuir
un sentido alegórico a los elementos sobrenaturales del cuento, nos remite al sentido
literal.
Los escritores y oradores suelen utilizar alegorías para transmitir significados semi -
ocultos o complejos a través de figuras, acciones, imágenes o acontecimientos simbólicos,
que en conjunto crean el significado moral, espiritual o político que el autor desea
transmitir. Muchas alegorías utilizan la personificación de conceptos abstractos.
Etimología
Atestiguada por primera vez en inglés en 1382, la palabra alegoría procede del latín
allegoria, latinización del griego ἀλληγορία (alegoría), "lenguaje velado, figurado", que a
su vez procede tanto de ἄλλος (allos), "otro, diferente" como de ἀγορεύω (agoreuo),
"arengar, hablar en la asamblea", que procede de ἀγορά (agora), "asamblea".
Alegoría Literaria
La palabra alegoría nos vino del latín allēgŏrĭa, que a su vez la tomó del griego άλληγορία
(allegoría), compuesta por άλλος (alos) ‘diferente’ y άγορά (ágora) ‘plaza pública,
asamblea’. De άγορά se formó también el verbo άγορευω (agoreyo) ‘hablar en la plaza
pública’ y, más tarde, hablar en forma metafórica (o por parabolas).
No existe nada más veloz que los años (Ovidio, Metamorfosis, 10, 520).
Los términos alegoría o alegórico suelen ser muy empleados en el mundo de las artes y del
pensamiento, pero dependiendo de su contexto específico pueden designar cosas
distintas.
Esta definición se sostiene a lo largo de los tres usos principales de la palabra alegoría: el
literario, el filosófico y el referido al arte de la pintura, y como veremos más adelante, en
cada caso se lo entiende de un modo ligeramente distinto. En todo caso, las alegorías
sirven para hacer más comprensibles ciertas ideas, a través de un conjunto de metáforas
que toma en préstamo elementos reales o ficcionales; es decir, haciendo uso del sentido
figurado.
Alegoría Literaria
La alegoría no es más que un espejo que traslada lo que es con lo que no es, y está toda su
elegancia en que salga parecida tanto la copia en la tabla, que el que está mirando a una
piense que está viendo a entrambas.
En una obra literaria un personaje puede expresarse mediante alegorías, o bien el
personaje mismo puede ser una alegoría narrativa, o sea, representa y encarna un
conjunto de ideas, y su destino es una forma del autor de opinar en torno a ellas.
Por ejemplo, en la Divina Comedia del escritor italiano Dante Alighieri (1265-1321), se
suelen interpretar ciertos animales como alegorías de los pecados capitales: la loba
encarnaría la lujuria, mientras que el león la soberbia.
Alegoría en Filosofía
Cualquiera que haya leído el Nuevo Testamento bíblico habrá notado, por ejemplo, que
Jesús de Nazaret en sus explicaciones y discursos a sus seguidores, solía emplear muy a
menudo la alegoría.
Así, cuando decía que “es más fácil que entre un camello entre por el ojo de una aguja, a
que un rico entre al reino de los cielos”, no estaba literalmente refiriéndose a la
posibilidad (o imposibilidad) de que un camello atraviese el ojo de una aguja, sino que
tomaba en préstamo esa imagen para describir lo difícil que sería para los ricos entrar al
paraíso.
Otro que empleó a menudo la alegoría fue el filósofo griego Platón (c. 427-447 a. C.), cuya
alegoría de la caverna, por ejemplo, es muy célebre. Se trata de una de narración
imaginada que encierra su teoría sobre la realidad y el conocimiento, haciéndola de ese
modo más comprensible.
Alegoría en La Pintura
Por último, en el caso de las artes pictóricas, se entiende por alegoría como el
procedimiento de incluir una idea abstracta en una obra, bajo la forma de un objeto que la
encarna dentro del cuadro. Dicho de otro modo, consiste en representar dentro de un
cuadro algún concepto figuradamente, ya sea mediante un objeto en apariencia inocente,
o bien mediante el cuadro entero.
Por ejemplo, el cuadro Alegoría de la fe, del pintor neerlandés Johannes Vermeer (1632-
1675), muestra a una mujer durante un arrebato religioso, rodeada de elementos que
evidencian un sentido alegórico respecto de la fe católica: un cáliz, una biblia abierta, un
crucifijo, la manzana del pecado original, entre otros. El cuadro entero, así, consiste en la
forma pictórica de Vermeer de explicar la fe católica.
Otro ejemplo posible lo constituyen las pinturas del pintor flamenco El Bosco (c. 1450-
1516), en especial El jardín de las delicias (c. 1500), un tríptico pintado al óleo en el que se
representa el jardín del Edén, el falso paraíso de la humanidad, y por último el infierno. En
la pintura abundan las representaciones de contenido simbólico y por lo tanto, las
alegorías sobre la perdición humana, el pecado y el castigo divino.