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Universidad de Pamplona

TALLER DE ALIMENTACIÓN Y SISTEMA NERVIOSO # 3 PSICOBIOLOGÍA

INTEGRANTES
• Danna Carolina Vasquez
• Karely Smith Tranquinez Bermudez
• Manuela Leon Delgado
• Lina Marcela Puerto Becerra
• Nicolle Valentina Cardenas Robles
• Sharon Lindsay Marin Garces

TALLER DE VIDEO ALIMENTACION

1. ¿Qué entendemos por "alimentación saludable" en términos de su


impacto en el cerebro?
R: Alimentación saludable es aquella basada en todos los alimentos
necesarios para cubrir sus necesidades nutricionales para el correcto
funcionamiento del cerebro y previene o retrasa el deterioro cognitivo
asociado al envejecimiento o a enfermedades neurodegenerativas, como
también evitar problemas cardiovasculares y presencia de diabetes mellitus.
2. ¿Cómo se puede medir la función cerebral y el rendimiento cognitivo?
R: La función cerebral y el rendimiento cognitivo se pueden medir mediante
diferentes pruebas neuropsicológicas que evalúan aspectos como la
memoria, la atención, el razonamiento, la velocidad de procesamiento, la
flexibilidad mental y la creatividad. Como también por medio de nuevas
tecnologías como Imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf),
Electroencefalograma (EEG) o Electrocorticografía (ECoG) enfocadas en la
actividad cerebral
3. ¿Cuáles son los principales nutrientes que influyen en la salud
cerebral?
R: Ciertos nutrientes juegan un papel importante en la función cerebral y la
claridad mental. Los ácidos grasos omega-3, las vitaminas B y los
antioxidantes son factores importantes para mantener la salud del cerebro.
Los ácidos grasos omega-3 ayudan a las células del cerebro a comunicarse
de manera efectiva, y las vitaminas B son importantes para la producción de
neurotransmisores, que son mensajeros químicos que afectan el estado de
ánimo y la capacidad. Los antioxidantes protegen al cerebro del estrés
oxidativo y del daño celular. Incluir alimentos que contengan estos nutrientes
en nuestra dieta diaria puede tener un efecto positivo en nuestra salud
cerebral y función cognitiva.

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Guía de Trabajo # 1 Psicobiología
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4. ¿Qué evidencia científica respalda la relación entre la alimentación y la


función cerebral?
R: Durante el período de desarrollo, una nutrición adecuada es esencial para
el crecimiento y la función cerebral óptima. Los ácidos grasos esenciales,
como el omega-3, y los nutrientes como el hierro, el zinc, las vitaminas del
complejo B y los antioxidantes se han asociado con un mejor desarrollo
cognitivo y neuronal en niños.
El cerebro depende de un suministro constante de glucosa como fuente de
energía. La estabilidad de los niveles de glucosa en sangre puede afectar la
función cognitiva. Los estudios han demostrado que un desequilibrio en los
niveles de glucosa, como en el caso de la diabetes o la hipoglucemia, puede
tener un impacto negativo en la memoria, la atención y otras funciones
cerebrales. Es importante destacar que la investigación en este campo
continúa avanzando y explorando otros aspectos, como el papel de los
probióticos y el microbiota intestinal en la salud cerebral. En general, una
dieta equilibrada y nutritiva puede tener un impacto positivo en el
funcionamiento adecuado del cerebro a lo largo de la vida.
5. ¿Cuáles son los efectos a corto y largo plazo de una mala alimentación
en el cerebro?
R: Efectos a corto y largo plazo de una mala alimentación en el cerebro:
1. Dificultad para regular las emociones o estado de ánimo: La ausencia de
los nutrientes puede llevar a aumentar el nivel de irritabilidad, ansiedad y la
depresión.
2. Dificultad en el proceso de aprendizaje y memoria: Principalmente se debe
a la ausencia de vitaminas del complejo B y ácidos grasos (Omega 3), lo cual
perjudica notoriamente el rendimiento cognitivo de una persona.
3. Ausencia de energía: La ausencia de nutrientes conlleva una ausencia de
energía en el organismo provocando una sensación de fatiga/cansancio en
el organismo.
6. ¿Cómo pueden los malos hábitos alimenticios afectar el rendimiento
académico y el estado de ánimo?
R: Los malos hábitos alimenticios pueden tener un impacto significativo en el
rendimiento académico y el estado de ánimo de una persona.
Una dieta desequilibrada y carente de nutrientes esenciales puede tener un
impacto negativo en la función cognitiva, esto puede manifestarse en
dificultades para el pensamiento crítico, la memoria y la resolución de
problemas, provocando a su vez un desequilibrio en el estado de ánimo, una
disminución en los niveles de energía y dificultades para mantener la
concentración, lo que puede afectar el rendimiento académico. Una dieta rica
en alimentos procesados, azúcares refinados y grasas saturadas se ha

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relacionado con un mayor riesgo de desarrollar síntomas de depresión y


ansiedad.
7. ¿Qué alimentos y nutrientes específicos se ha demostrado que tienen
un impacto positivo en la salud cerebral?
R: - Los alimentos y nutrientes específicos que se ha demostrado que tienen
un impacto positivo en la salud cerebral son los pescados azules, las nueces,
las semillas, los huevos, las frutas, las verduras, los cereales integrales, el
chocolate negro y el té verde. Estos alimentos aportan omega-3, vitaminas
B, antioxidantes y otros compuestos bioactivos que protegen las neuronas
del estrés oxidativo, inflamatorio e inmunológico, mejoran el flujo sanguíneo
cerebral y estimulan la neurogénesis y la sinaptogénesis.
8. ¿Cómo podemos implementar una alimentación saludable en nuestra
vida diaria?
R: Para tener una alimentación balanceada, es importante comer alimentos
variados para obtener todos los nutrientes y fibras que el cuerpo necesita,
incluyendo alimentos de los 5 grupos principales como lo son: Alimentos con
almidón, incluidos el pan, las pastas, el arroz y las papas; frutas y verduras;
leche y otros productos lácteos; carne, pescado, huevos, frijoles y otras
fuentes de proteínas; grasas y aceites. Siguiendo unas recomendaciones
como: evitar el consumo excesivo de grasas saturadas, azúcares refinados
y sal; preferir los alimentos frescos y naturales a los procesados y envasados;
hidratarse adecuadamente; moderar el consumo de alcohol y cafeína;
respetar los horarios y las cantidades de las comidas; masticar bien los
alimentos; disfrutar de la comida con calma y en buena compañía.
9. ¿Cómo crees que tus hábitos alimenticios actuales podrían estar
afectando tu función cerebral?
R: Hoy en día es imposible negar la gran influencia y normalidad con la que
las comidas chatarras, empaquetados, embutidos y en fin alimentos
procesados y con poco poder nutritivo son el día a día de nuestras vidas,
pero de la misma manera es innegable el daño que ha venido ocasionando,
tanto físico que por cierto sabemos que empieza con una serie de
desbalances o daños cerebrales influenciados por los alimentos consumidos,
de modo que lo que comemos provoca un ligero cambio en la química de
nuestro cerebro y en la comunicación de las neuronas. Un ejemplo de esto
que podrían estar afectando mi función cerebral es cuando como frutos secos
me siento más alerta y con más energía; cuando como dulces en gran
cantidad me siento más cansado y con menos ánimo, causándome estados
de debilidad al punto que siento como si me desmayará.
10. ¿Qué desafíos enfrentas para mantener una alimentación saludable y
cómo podrías superarlos?

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R: Las ocupaciones de la vida adulta hoy en día son demasiadas, teniendo


en cuenta distintos aspectos, así que el primer desafío seria priorizar la
importante tarea de alimentarnos saludablemente disponiendo del tiempo
necesario para hacerlo y por supuesto el desarraigarse de hábitos que han
perdurado años tras años, de manera que ser consciente y tener la voluntad
para cambiar malos hábitos por buenos es nuestro mayor desafío.
11. ¿Qué cambios específicos podrías realizar en tu dieta para mejorar tu
bienestar mental?
R: Los cambios específicos que podría realizar en mi dieta para mejorar mi
bienestar mental son: aumentar el consumo de pescados azules, frutos
secos, frutas y verduras como espinaca, pepino, lechuga, zanahoria; reducir
el consumo de azúcares refinados, glucosa, harinas, grasas saturadas y sal;
beber más agua y menos bebidas azucaradas o alcohólicas; cocinar más en
casa y evitar los alimentos procesados o envasados; comer con atención
plena y disfrutar de cada bocado.

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