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LAS C RISIS DE DEPRESIÓN NEURÓTIC A

I.-CIRCUNSTANCIAS DE APARICIÓN

Estos accesos depresivos sobrevienen generalmente tras unas experiencias vividas como una
frustración: decepción, duelo, pérdida de aprecio, abandono, etc. En suma, tanto sea
"frustración del amor que se espera, como del amor que se da, hay siempre un sufrimiento de
no amar o de no poder amar o también en todas las situaciones que hacen resurgir un
sentimiento de inseguridad más o menos reprimido y hasta entonces más o menos bien
compensado. La frustración engendra agresividad, la cual engendra culpabilidad, el miedo de
perder la estimación y el afecto de los otros, y finalmente la agresividad tiene tendencia a
revolverse contra el sujeto mismo.

Tras un traumatismo afectivo, por ejemplo, la separación de la madre, originará un temor a


perder el apoyo y la seguridad, pero no a la carencia sexual, como en los casos de estado
neurótico propiamente dicho. Este origen implica esencialmente una forma de relación con los
demás basada en una inmensa necesidad de dependencia de ellos a fin de hallar y conservar un
sostén..

La crisis puede manifestarse en la infancia, se trata de la depresión anaciítica descrita por Spitz
en niños de 6 a 8 meses separados de su madre durante un período suficiente. Naturalmente, la
depresión anaciítica no es una condición necesaria para el desarrollo ulterior de las depresiones
neuróticas del adulto.

Es posible que el acontecimiento "stressante" esté estrechamente ligado con el acceso depresivo
y que esta relación sea comprensible para el clínico. Entonces se trata de una depresión reactiva
propiamente dicha.

II.—LAS PARTICULARIDADES SEMIOLÓGICAS

DE LAS DEPRESIONES NEURÓTICAS

Ansiedad y demanda de consuelo.

Descripción común para los síntomas de la depresión neurótica y los de la depresión de los
"estados-limites".

Es una tonalidad afectiva mucho más próxima al sentimiento de tristeza reactiva normal.

La ansiedad es generalmente intensa, a veces incluso un poco teatral.


El contenido de los temas depresivos si no está relacionado con el acontecimiento causal del
acceso depresivo, al menos es mucho más comprensible para el observador que los temas de la
melancolía endógena.

El enfermo se hace reproches como en la melancolía, pero quiere también y sobre todo que se le
escuche, que se le compadezca, que se le consuele. Este sentimiento de impotencia parece estar
realmente en el centro de la conciencia del deprimido neurótico, quien la proyecta en su
demanda de ayuda ambigua expresando la impotencia del médico para curarle, la impotencia de
los medicamentos que se le proponen, etc.

Sin embargo, la necesidad que tienen estos enfermos de apoyarse en los otros es
particularmente característica, y su avidez afectiva puede adquirir un carácter tiránico y agresivo
respecto a los que le rodean. Son más sensibles a las influencias del medio que el melancólico,
especialmente unas palabras de consuelo pueden mejorar

En otros sujetos, los denominados "caracteres obsesivos" podemos observar formas menores de
depresión o estado de comienzo o de término de un acceso depresivo caracterizado por una
obsesionalización de los síntomas que constituyen entonces un verdadero equivalente
depresivo.

Aquí se trata del refuerzo de una "inferioridad" imaginaria.

2." Depresión de inferioridad. Es la particularidad de la frustración del objeto, la que constituye


esta forma de depresión neurotica .

La pérdida del objeto puede ser la pérdida de un valor moral que se desploma o incluso la
frustración puede ser debida a un acontecimiento de orden general en el que el sujeto se
encuentra prisionero, aun cuando no está dirigido contra él: jubilación anticipada como medida
general y no por decisión particular tomada ante el sujeto por un superior hostil, etc. En todas
estas situaciones, parece que la depresión sobreviene en los sujetos cuya organización neurótica
de base les predispone a tomar una conciencia intolerable de su inferioridad en determinadas
circunstancias, como si la herida narcisísta infligida por el acontecimiento (el objeto) pusiera al
enfermo en presencia de una situación y de un objeto que evocaran una superioridad fuera de
su alcance. El se siente inferior frente a una situacion u objeto con el que se relaciona.

Por consiguiente, es menos la frustración sufrida que la motivación imaginaria de esta


frustración la que no deja ya al sujeto ninguna posibilidad de investimiento positivo o negativo,
ninguna posibilidad de amar o de odiar. Vive una situación sin esperanza y sin porvenir (lo que
recuerda, digámoslo de paso, el enlentecimiento del movimiento temporal hacia el futuro que
constituye la trama de toda conciencia depresiva)
Las depresiones reactivas. Teóricamente, el término de depresión reactiva

debe aplicarse a una depresión ligada estrechamente a un acontecimiento doloroso, pero de una
intensidad y una duración que no están proporcionadas al acontecimiento.

Teóricamente también, sí se quieren distinguir las depresiones reactivas de las depresiones


neuróticas, es evidentemente necesario excluir todas las reacciones depresivas que sobrevienen
sobre un fondo neuropático evidente o revelable.

Sin embargo, como hemos dicho más arriba, este tipo de depresión perteneciente a este grupo
sobreviene en los individuos frágiles, faltos de confianza en sí mismos, poco expansivos,
demasiado escrupulosos, generalmente pasivos y asténicos, que poseen desde su juventud una
sensibilidad anormal.

El estudio atento de las circunstancias de aparición de una depresión reactiva

muestra constantemente que el traumatismo psicológico no es único sino que la causa

desencadenante aparente, a la que parece que se puede atribuir el estado depresivo,

va unida a condiciones de vida y a un modo de existencia, en el momento en que este

acontecimiento sobreviene, que desempeñan generalmente un papel también esencial.

Es inútil añadir que la apreciación de la intensidad del suceso es totalmente relativa

y depende de un modo esencial de la forma en que ha sido vivida por el enfermo.

Pero, aquí también, el valor patógeno del suceso nos reenvía al contexto del modo

de existencia del individuo que explica su reacción excesiva en una situación dada

2." Las depresiones de agotamiento. Se ha querido distinguir una forma particular de depresión
reactiva que sobreviene a continuación de una sobrecarga emocional prolongada o repetida. El
acontecimiento "stressante" es más bien un conflicto permanente de orden familiar, profesional,
moral; pero en todos los casos las tensiones emocionales causantes están estrechamente ligadas
al medio en el que vive el enfermo. Una forma particular de estas depresiones de agotamiento
tiene lugar en los hombres sobrecargados de responsabilidades que sobrepasan sus
posibilidades

Su personalidad presenta frecuencia falta de madurez, escrupulosa, con tendencia a la


introversión, al aislamiento, con relaciones sociales difíciles que engendran en elfos temor,
incertidumbre, desconfianza y un sentimiento de inseguridad. Estas consideraciones permiten
comprender un carácter rebelde de estos estados depresivos

3," La noción de depresión neurótica o reactiva latente. La semiología de las depresiones


neuróticas o reactivas nos ha mostrado su gran polimorfismo con relación a las melancolías
endógenas. La estructura depresiva neurótica puede disimularse, como hemos visto, bajo
síndromes clínicos variados síndromes hipocondríacos, estados neuróticos ,

trastornos caracteriales

IV. LAS DEPRESIONES CRÓNICAS

Determinados enfermos parecen constantemente deprimidos... con accesos de agravación.

Se trata de estados duraderos, no evolutivos y rebeldes que son verdaderas formas

de existencia depresiva; corresponden a los "psicópatas depresivos"

La personalidad de estos sujetos presenta una "tonalidad afectiva duramente sombría de todas
las experiencias vitales", un pesimismo fundamental ante la vida que se expresa en particular
por meditaciones tristes y aprensiones hipocondríacas.

Estas personalidades aprensivas pueden asociarse a toda clase de "rasgos caracteriales" y por
consiguiente se ha podido describir una infinita variedad de ellos: excitables, asténicos, egoístas,
altruistas, toxícómanos,..

. LOS ESTADOS DEPRESIVOS SINTOMÁTICOS

El examen psiquiátrico y médico, completo, que debe ser, repitámoslo, de rigor en presencia de
todo deprimido, permitirá a veces descubrir otra afección mental que evoluciona bajo los rasgos
clínicos de una depresión leve, o bien una afección orgánica disimulada bajo un síndrome
depresivo, lo que en cada caso conduce al médico a terapéuticas con frecuencia muy diferentes.

A.-LO S ESTADO S DEPRESIVO S SINTOMÁTICO S D E UN A PSICOSIS

Se puede afirmar que la mayor parte de las psicosis, especialmente crónicas, pueden comenzar
por un acceso depresivo agudo; éste es el caso particularmente de los delirios crónicos y de la
esquizofrenia.

Muchos delirios crónicos de persecución empiezan clásicamente por una fase Depresiones
depresiva antes de la sistematización del delirio. Se ha subrayado con frecuencia y delirios. que
el perseguido melancólico está más inclinado a la autoagresión que a la heteroagresión. La
creencia de ser perseguido por la policía o de tener mala reputación siguen siendo más bien, en
efecto, temores exagerados. Un delirio hipocondríaco puede evolucionar igualmente tras una
fase melancólica; el enfermo expresa preocupaciones obsesivas renovadas sin cesar, inquietudes
relativas a su salud física manifestadas en forma de gemidos estereotipados, trastornos
funcionales diversos e incesantemente expresados.

Pero el delirio sistemático secundario más característico de la melancolía, es el El delirio de


delirio de negación o síndrome de Cotard. Comprende en su forma típica ideas de negación es
negación (el enfermo niega la existencia de sus órganos, llega incluso a negar la existencia de su
cuerpo, de sus padres, de sus amigos, de la muerte, de los lugares, del tiempo, del mundo), a las
que se asocian ideas de inmortalidad (se cree condenado a no morir, para sufrir eternamente) e
ideas de enormidad (por ejemplo, pretende que su cuerpo se infla desmesuradamente e invade
el universo).

Pero son probablemente ciertos brotes agudos de esquizofrenia los que plantean depresivos
atípleos de que ya hemos hablado y que pueden por otra parte no sólo ser Depresiones el
comienzo de un proceso esquizofrénico, sino también aumentar su evolución. Por eso en la
esquizofrenia. hay presencia de todo estado depresivo (tristeza, inercia, ideas y tentativas de
suicidio, ideas de culpabilidad, delirio hipocondríaco, etc.) se deben buscar los signos de la serie
esquizofrénica (trastornos del curso del pensamiento, disociación, bloqueos, estereotipia,
empobrecimiento de la emotividad, mal contacto afectivo, ambivalencia, alucinaciones, actos
inexplicables y extraños, etc.). Generalmente el cuadro clinico está menos centrado por la
angustia, incluso a veces ésta se halla ausente y con frecuencia es paradójica (mezcla de
indiferencia y de sentimiento depresivo). Los síntomas de la serie catatónica (negativismo,
impulsiones, etc.) imprimen al cuadro clínico la atipicidad de la depresión.

Hay que buscar y analizar con cuidado el desinterés, la oposición, la actitud encerrada, el
apragmatismo, la indecisión, las actitudes estuporosas y las inhibiciones que pertenecen a la
hebefrenocatatonía y que pueden dar la impresión de un síndrome depresivo vulgar.

Los estados depresivos suelen darse como episodios psicopáticos agudos muy frecuentes en los
epilépticos. Estos accesos depresivos pueden ser de corta duración, a veces algunas horas,
pueden ser también mucho más largos, adoptando formas de

Depresiones un estado de pesimismo, de una hipocondría, de una actitud triste y protesta . En


todos estos casos es de temer el suicidio. La aparición súbita del acceso depresivo y su evolución
relativamente rápida, el estudio de la personalidad anterior, el carácter epiléptico, las crisis
convulsivas, los trastornos de conciencia, deben hacer rcurrir eventualmente al
electroencefalograma para confirmar el diagnóstico.

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