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Monición de entrada
Hermanos, hoy celebramos la Solemnidad de Todos los
Santos que están con Cristo en la gloria. En el gozo único de
esta festividad, la Iglesia Santa, todavía peregrina en la tierra,
celebra la memoria de aquellos cuya compañía alegra los
cielos, recibiendo así el estímulo de su ejemplo, la dicha de
su patrocinio y, un día, la corona del triunfo en la visión
eterna de la divina Majestad.
Este día recordamos a todas las personas que han llegado al
cielo, aunque sean desconocidas para nosotros.
Saludo
El Diácono, extendiendo las manos, saluda al pueblo
Que Jesucristo, el Señor, que es nuestra luz y nuestra vida,
esté con todos vosotros.
R/ Y con tu espíritu.
Acto penitencial
D/ Nos confesamos culpables ante Dios y los demás e
invocamos a nuestra Señora la Virgen María y a todos los
santos, para que intercedan por nosotros diciendo:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros,
hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra,
obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante
Dios, nuestro Señor.
Gloria
Oración Colecta
D/ Oremos
Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan. 1 Jn 3,1-3.
Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre
para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no
nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora
somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que
seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos
semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que
tiene esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.
Palabra de Dios
Aclamación antes del evangelio
Aleluya, aleluya.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo
os aliviaré, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo. 5, 1-12.
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña,
se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar,
enseñándoles:
«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el
reino de los cielos.
Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque
ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán
los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de
ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os
calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y
contentos, porque vuestra recompensa será grande en el
cielo».
Palabra del Señor
Homilía
PROFESIÓN DE FE
De los Apóstoles
LITURGIA DE LA COMUNIÓN
Comunión
Oremos.
RITO DE CONCLUSIÓN
Bendición solemne
Monición de entrada
Hoy conmemoramos en nuestra celebración a todos los fieles
difuntos. En cualquier situación en que se hallen, viven ya con
Cristo para siempre. Todos, ellos y nosotros, formamos un
solo cuerpo, cuya cabeza es Cristo. Y del mismo modo que
nosotros pedimos por ellos, ellos también interceden por
nosotros.
Saludo
El Diácono, extendiendo las manos, saluda al pueblo con una de las
fórmulas siguientes:
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura
Lectura de la Carta del apóstol san Pablo a los Romanos
6, 3-9
Hermanos:
¿Sabéis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos
bautizados en su muerte?
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para
que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por
la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida
nueva.
Pues si hemos sido incorporados a él en una muerte como la
suya, lo seremos también en una resurrección como la suya;
sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con
Cristo, para que fuera destruido el cuerpo de pecado, y, de
este modo, nosotros dejáramos de servir al pecado; porque
quien muere ha quedado libre del pecado.
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos
con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre
los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio
sobre él.
Palabra de Dios
Salmo responsorial
Sal 129, 1b-2. 3-4- 5-6. 7. 8
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Juan. 14, 1-6.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también
en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os
lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar.
Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré
conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y
adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el
camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre
sino por mí».
LITURGIA DE LA COMUNIÓN
Acabada la Oración de los Fieles, todos se sientan. Si hay costumbre en este
momento se puede hacer la COLECTA, que puede estar acompañada con
un canto, terminada la colecta (o si no la hay, una vez están todos sentados),
el diácono se va hacia el altar, coloca el corporal abierto encima, dice la
siguiente monición:
Oremos
T e pedimos, Señor,
que tus siervos difuntos,
por quienes hemos celebrado el Misterio pascual,
lleguen a la mansión de la luz y de la paz
Por Jesucristo, nuestro Señor. R/ Amén.
PRECES-RESPONSORIO FINALES
I N DU L G E N C IA S
A los fieles que visiten devotamente el cementerio u oren
mentalmente por los difuntos se les concede la indulgencia
aplicable solamente a las almas del purgatorio, del 1 al 8 de
noviembre plenaria cada día, parcial en los demás días del
año. El día de la conmemoración de los fieles difuntos, o con
el consentimiento del Obispo, del domingo precedente o el
siguiente, o en la fiesta de Todos los Santos, en todas las
iglesias y oratorios se pueden lucrar de indulgencia plenaria.
RITO DE CONCLUSIÓN
Bendición solemne
El Señor esté con vosotros.
R/ Y con tu espíritu.
MONICIÓN
Queridos hermanos: vamos a recordar y orar por nuestros
seres queridos difuntos.
No estamos aquí para celebrar la muerte sino la vida, porque,
como nos recuerda la Liturgia de difuntos, “la vida de los que
en ti creemos, Señor, no termina con la muerte, se
transforma”. La fe alienta nuestra esperanza de que, “los que
por el Bautismo nos incorporamos a Cristo en una muerte
como la suya, participaremos también de una resurrección
como la suya”.
Que la Palabra de Dios sea luz que ilumine la oscuridad de
la muerte y nos una ahora en la oración para que la
misericordia entrañable de nuestro Dios alcance a nuestros
seres queridos difuntos.
SALUDO DE INICIO
D/ En el nombre del Padre… R/ Amén.
SEGUNDO MOMENTO
Monitor: Recordamos ahora a nuestros padres y madres
difuntos. Ellos nos dieron la vida, cuanto somos y tenemos;
con gratitud les tenemos presentes en nuestra oración.
Celebrante: Señor, ten piedad... Padre nuestro...
TERCER MOMENTO
Monitor: Pedimos ahora, al Dios de la vida, por nuestros
conyuges, hijos, hermanos, parientes y bienhechores
difuntos. Los recordamos con cariño y gratitud.
Celebrante: Señor, ten piedad... Padre nuestro...
Oremos: Oh Dios, que concedes el perdón de los pecados y
quieres la salvación de los hombres, por intercesión de Santa
María, la Virgen, y de todos los santos, concede a nuestros
conyuges, hijos, hermanos, parientes y bienhechores que han
salido ya de este mundo alcanzar la eterna bienaventuranza.
Por Jesucristo, Nuestro Señor. R/ Amén
Dales, Señor, el descanso eterno...
Canto: Si vivimos, vivimos…
SÍ VIVIMOS, VIVIMOS PARA DIOS;
SÍ MORIMOS, MORIMOS PARA DIOS;
EN LA VIDA Y EN LA MUERTE SOMOS DE DIOS.
Nuestras vidas son del Señor, en sus manos descansarán,
él que cree y vive en Él en el no morirá.
CUARTO MOMENTO
Monitor: Rezamos por todos los que nos han precedido con
el signo de la fe y están enterrados en este cementerio.
Canto: Acuerdate
ACUÉRDATE DE JESUCRISTO
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS
ÉL ES NUESTRA SALVACIÓN,
NUESTRA GLORIA PARA SIEMPRE.