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LITURGIA DE LA PALABRA

Día de Todos los Santos (Día 1º Nov)


Día de Fieles Difuntos ( Día 2 Nov

Oración por los Difuntos (Cementerio)


DÍA DE TODOS LOS SANTOS
Día 1º Nov
RITOS INICIALES

Reunido el pueblo, el Diácono, revestido con ornamentos blancos, va al


altar, mientras se entona un canto de entrada.
Cuando llega al altar, hace la debida reverencia, besa el altar y si se juzga
oportuno, lo inciensa.
Terminado el canto de entrada, con los fieles en pie, desde el altar, puede
hacer la monición de entrada, o bien directamente se santigua, iniciando la
Celebración.

Monición de entrada
Hermanos, hoy celebramos la Solemnidad de Todos los
Santos que están con Cristo en la gloria. En el gozo único de
esta festividad, la Iglesia Santa, todavía peregrina en la tierra,
celebra la memoria de aquellos cuya compañía alegra los
cielos, recibiendo así el estímulo de su ejemplo, la dicha de
su patrocinio y, un día, la corona del triunfo en la visión
eterna de la divina Majestad.
Este día recordamos a todas las personas que han llegado al
cielo, aunque sean desconocidas para nosotros.

Si no hay monición, mientras se santigua, dice:


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden: Amén

Saludo
El Diácono, extendiendo las manos, saluda al pueblo
Que Jesucristo, el Señor, que es nuestra luz y nuestra vida,
esté con todos vosotros.
R/ Y con tu espíritu.
Acto penitencial
D/ Nos confesamos culpables ante Dios y los demás e
invocamos a nuestra Señora la Virgen María y a todos los
santos, para que intercedan por nosotros diciendo:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros,
hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra,
obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante
Dios, nuestro Señor.

D/ Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros,


perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R/
Amén.

Señor, Ten piedad


Tú eres el Santo de Dios: Señor, ten piedad
Tú nos llamas a la santidad: Cristo, ten piedad
Tú eres la recompensa de todos los santos: Señor, ten piedad

Gloria

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que


ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te
bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo de
Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de
nosotros; tú que quitas el pecado del mundo atiende nuestra
súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten
piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria
de Dios Padre.
R/ Amén

Oración Colecta
D/ Oremos

D ios todopoderoso y eterno,


que nos has otorgado venerar en una misma
celebración
los méritos de todos los santos,
concédenos, por esta multitud de intercesores,
la deseada abundancia de tu misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
R/ Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura del Libro del Apocalipsis Ap 7, 2-4.9-14.
Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello
del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles
encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles:
- «No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que
marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios.»
Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y
cuatro mil, de todas las tribus de Israel. Después de esto
apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie
podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie
delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras
blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz
potente:
- «¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el
trono, y del Cordero!»
Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los
ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante
el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo:
- «Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de
gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios,
eternamente. Amén.»
Y uno de los ancianos me dijo:
- «Ésos que están vestidos con vestiduras blancas ¿quiénes
son y de dónde han venido?»
Yo le respondí: - «Señor mío, tú lo sabrás.»
Él me respondió.
- «Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado
y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero.»
Palabra de Dios
Salmo responsorial
Sal 23

R/ Estos son los que buscan al Señor.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus


habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los
ríos.
R/ Estos son los que buscan al Señor.

¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar


en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro
corazón, que no confía en los ídolos.
R/ Estos son los que buscan al Señor.

Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de


salvación. Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a tu
presencia, Dios de Jacob.
R/ Estos son los que buscan al Señor.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan. 1 Jn 3,1-3.
Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre
para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no
nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora
somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que
seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos
semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que
tiene esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.
Palabra de Dios
Aclamación antes del evangelio
Aleluya, aleluya.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo
os aliviaré, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio
 Lectura del santo Evangelio según san Mateo. 5, 1-12.
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña,
se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar,
enseñándoles:
«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el
reino de los cielos.
Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque
ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán
los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de
ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os
calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y
contentos, porque vuestra recompensa será grande en el
cielo».
Palabra del Señor
Homilía

PROFESIÓN DE FE

De los Apóstoles

Creo en Dios, Padre todopoderoso,


Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
(en las palabras que siguen, hasta “María Virgen”, todos se
inclinan)
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha
de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir
a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de los muertos
y la vida eterna. Amén
Oración de los Fieles

D/ En comunión con tantos hermanos nuestros que nos han


precedido con la señal de la fe y gozan ya de la claridad de
Dios, oremos a Dios Padre diciéndole:
R/ Señor de vida, atiende nuestras súplicas.

- Por los difuntos de nuestras familias y de nuestras


parroquias, por todos los que significaban mucho para
nosotros en la vida, para que Dios, que los llamó por su
nombre, valore todo lo bueno que han hecho en esta vida,
y les conceda la paz de su descanso, roguemos al Señor.
R/ Señor de vida, atiende nuestras súplicas.

- Por los que tuvieron que sufrir mucho en la vida a causa


de la enfermedad, de la injusticia o de la pobreza, para que
sus penas se acaben ya ahora, y para que su felicidad no
tenga fin, roguemos al Señor.
R/ Señor de vida, atiende nuestras súplicas.

- Por los difuntos que tuvieron que caminar en la vida en


triste soledad, porque nadie o muy pocos cuidaron de
ellos, o porque ellos mismos eran personas solitarias, o
porque sus hijos o seres queridos les abandonaron;
también por aquellos por quienes nadie llora, para que
ahora puedan descubrir y gozar la alegría de la amistad de
los santos en el cielo, roguemos al Señor.
R/ Señor de vida, atiende nuestras súplicas.
- Y finalmente por nosotros mismos, para que sepamos
ayudarnos y apoyarnos unos a otros en este viaje a través
de la vida, para que vayamos juntos por los caminos del
Señor y compartamos penas y alegrías, vida y muerte,
roguemos al Señor.
R/ Señor de vida, atiende nuestras súplicas.

D/ Escucha, Señor, nuestras súplicas; son la oración de tu


Iglesia: los que todavía peregrinamos por este mundo y los
que ha llegado ya a feliz término; y concédenos
bondadosamente lo que te pedimos. Llévanos a todos hacia
ti por medio de aquél que es nuestro camino, Jesucristo
nuestro Señor. R/ Amén.

LITURGIA DE LA COMUNIÓN

Acabada la Oración de los Fieles, todos se sientan. Si hay costumbre en este


momento se puede hacer la COLECTA, que puede estar acompañada con
un canto, terminada la colecta (o si no la hay, una vez están todos sentados),
el diácono se va hacia el altar, coloca el corporal abierto encima, dice la
siguiente monición:

Con fe y esperanza, reunidos en el nombre de Jesús, hemos


escuchado su Palabra y hemos rezado por las intenciones de
la Iglesia, del mundo entero, de todos los aquí reunidos, y
por todos los Difuntos, a quienes recordamos con fe y
esperanza. Ahora participaremos del Cuerpo de Cristo que
está aquí reservado y que se nos da como alimento de vida
eterna. Demos gracias a Dios.
El Señor esté con vosotros.
R/ Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
R/Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/ Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque hoy nos concedes celebrar
a la ciudad santa, la Jerusalén celeste,
que es nuestra madre,
donde eternamente ya te alaba
la corona de nuestros hermanos.
Hacia ella, como peregrinos guiados por la fe,
nos apresuramos jubilosos,
compartiendo la alegría por la glorificación de los mejores
miembros de la Iglesia,
en la que nos concedes también ayuda y ejemplo
para nuestra debilidad.
Por eso, con la muchedumbre de los santos y de los ángeles
proclamamos tu grandeza y te alabamos clamando a una
sola voz:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
RITO DE COMUNIÓN

D/ Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos


confiadamente la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro…

D /Líbranos de todos los males, Señor,


y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.

R/ Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre,


Señor.

D/ Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz os


dejo, mi paz os doy"; no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la
paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
R/ Amén.

D/ La paz del Señor esté siempre con vosotros.


R/ Y con tu espíritu.

D/ Daos fraternalmente la paz


Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R. Danos la paz.

Comunión

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.


Dichosos los invitados a la cena del Señor.

R/ Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una


palabra tuya bastará para sanarme.

Oración después de la comunión

Oremos.

T e adoramos y admiramos, oh, Dios,


el solo Santo entre todos los santos,
e imploramos tu gracia para que,
realizando nuestra santidad en la plenitud de tu amor,
pasemos de esta mesa de los que peregrinamos,
al banquete de la patria celestial.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/ Amén.
PRECES-RESPONSORIO FINALES
I N DU L G E N C IA S
A los fieles que visiten devotamente el cementerio u oren
mentalmente por los difuntos se les concede la indulgencia
aplicable solamente a las almas del purgatorio, del 1 al 8 de
noviembre plenaria cada día, parcial en los demás días del
año. El día de la conmemoración de los fieles difuntos, o con
el consentimiento del Obispo, del domingo precedente o el
siguiente, o en la fiesta de Todos los Santos, en todas las
iglesias y oratorios se pueden lucrar de indulgencia plenaria.

RITO DE CONCLUSIÓN
Bendición solemne

El Señor esté con vosotros.


R/ Y con tu espíritu.
Inclinaos para recibir la bendición

Dios, gloria y felicidad de los santos,


que nos ha concedido celebrar hoy
esta solemnidad de todos los santos,
os otorgue sus bendiciones eternas.
R/ Amén

Que por intercesión de todos los santos


os veáis libres de todo mal,
y, alentados por el ejemplo de su vida,
perseveréis constantes en el servicio de Dios y de los
hermanos.
R/ Amén
Y que Dios os conceda reuniros con los santos
en la felicidad del reino,
donde la Iglesia contempla con gozo a sus hijos
entre los moradores de la Jerusalén celeste.
R/ Amén

Y la bendición de Dios todopoderoso,


Padre, Hijo  y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros y os acompañe siempre
R/ Amén.

En el nombre del Señor, podéis ir en paz.


R/ Demos gracias a Dios.
DÍA DE FIELES DIFUNTOS
Día 2 Nov
RITOS INICIALES

Reunido el pueblo, el Diácono, revestido con ornamentos morados, va al


altar, mientras se entona un canto de entrada.
Cuando llega al altar, hace la debida reverencia, besa el altar y si se juzga
oportuno, lo inciensa.
Terminado el canto de entrada, con los fieles en pie, desde el altar, puede
hacer la monición de entrada, o bien directamente se santigua, iniciando la
Celebración.

Monición de entrada
Hoy conmemoramos en nuestra celebración a todos los fieles
difuntos. En cualquier situación en que se hallen, viven ya con
Cristo para siempre. Todos, ellos y nosotros, formamos un
solo cuerpo, cuya cabeza es Cristo. Y del mismo modo que
nosotros pedimos por ellos, ellos también interceden por
nosotros.

Si no hay monición, mientras se santigua, dice:


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden: Amén

Saludo
El Diácono, extendiendo las manos, saluda al pueblo con una de las
fórmulas siguientes:

Que Jesucristo, el Señor, que es nuestra luz y nuestra vida,


esté con todos vosotros.
R/ Y con tu espíritu.
Acto penitencial

En este día en que recordamos a todos los fieles difuntos y en


el que celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado y
sobre la muerte, reconozcamos que estamos necesitados de
la misericordia del Padre para morir al pecado y resucitar a
la vida eterna, pidamos a Santa María y a todos los santos que
intercedan por nosotros:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros,
hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra,
obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a
los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante
Dios, nuestro Señor.

D/ Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros,


perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R/ Amén.

Señor, Ten piedad


Tú que has destruido el pecado y la muerte con tu
resurrección: Señor ten piedad. R/ Señor, ten piedad

Tú que has renovado la creación entera con tu resurrección:


Cristo ten piedad. R/ Cristo, ten piedad

Tú que das la alegría a los vivos y la vida a los muertos con tu


resurrección: Señor ten piedad. R/ Señor, ten piedad
Oración Colecta
D/ Oremos

E scucha con bondad, Señor, nuestras súplicas


para que, al confesar nuestra fe
en tu Hijo resucitado de entre los muertos,
se afiance también nuestra esperanza
en la futura resurrección de tus siervos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos. R/ Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura
Lectura de la Carta del apóstol san Pablo a los Romanos
6, 3-9
Hermanos:
¿Sabéis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos
bautizados en su muerte?
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para
que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por
la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida
nueva.
Pues si hemos sido incorporados a él en una muerte como la
suya, lo seremos también en una resurrección como la suya;
sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con
Cristo, para que fuera destruido el cuerpo de pecado, y, de
este modo, nosotros dejáramos de servir al pecado; porque
quien muere ha quedado libre del pecado.
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos
con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre
los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio
sobre él.
Palabra de Dios

Salmo responsorial
Sal 129, 1b-2. 3-4- 5-6. 7. 8

R/ Desde lo hondo a ti grito, Señor.

Desde lo hondo a ti grito, Señor;


Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
R/ Desde lo hondo a ti grito, Señor.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,


¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes temor.
R/ Desde lo hondo a ti grito, Señor.

Mi alma espera en el Señor,


mi alma espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
R/ Desde lo hondo a ti grito, Señor.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa.
R/ Desde lo hondo a ti grito, Señor.

Aclamación antes del evangelio


Aleluya, aleluya.
En la casa de mi Padre hay muchas moradas
Aleluya.

Evangelio
 Lectura del santo Evangelio según san Juan. 14, 1-6.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también
en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os
lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar.
Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré
conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y
adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el
camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre
sino por mí».

Palabra del Señor.


Homilía
Oración de los Fieles
D/ En comunión con tantos hermanos nuestros que nos han
precedido con la señal de la fe y gozan ya de la claridad de
Dios, oremos a Dios Padre diciéndole:
R/ Señor de vida, atiende nuestras súplicas.

- Por los difuntos de nuestras familias y de nuestras


parroquias, por todos los que significaban mucho para
nosotros en la vida, para que Dios, que los llamó por su
nombre, valore todo lo bueno que han hecho en esta
vida, y les conceda la paz de su descanso, roguemos al
Señor.
R/ Señor de vida, atiende nuestras súplicas.

- Por los que tuvieron que sufrir mucho en la vida a causa


de la enfermedad, de la injusticia o de la pobreza, para
que sus penas se acaben ya ahora, y para que su felicidad
no tenga fin, roguemos al Señor.
R/ Señor de vida, atiende nuestras súplicas..

- Por los difuntos que tuvieron que caminar en la vida en


triste soledad, porque nadie o muy pocos cuidaron de
ellos, o porque ellos mismos eran personas solitarias, o
porque sus hijos o seres queridos les abandonaron;
también por aquellos por quienes nadie llora, para que
ahora puedan descubrir y gozar la alegría de la amistad de
los santos en el cielo, roguemos al Señor.
R/ Señor de vida, atiende nuestras súplicas.
- Y finalmente por nosotros mismos, para que sepamos
ayudarnos y apoyarnos unos a otros en el viaje a través de
la vida, para que vayamos juntos por los caminos del
Señor y compartamos penas y alegrías, vida y muerte,
roguemos al Señor.
R/ Señor de vida, atiende nuestras súplicas.

D/ Escucha, Señor, nuestras súplicas; son la oración de tu


Iglesia: los que todavía peregrinamos por este mundo y los
que ha llegado ya a feliz término; y concédenos
bondadosamente lo que te pedimos. Llévanos a todos hacia
ti por medio de aquél que es nuestro camino, Jesucristo
nuestro Señor.

LITURGIA DE LA COMUNIÓN
Acabada la Oración de los Fieles, todos se sientan. Si hay costumbre en este
momento se puede hacer la COLECTA, que puede estar acompañada con
un canto, terminada la colecta (o si no la hay, una vez están todos sentados),
el diácono se va hacia el altar, coloca el corporal abierto encima, dice la
siguiente monición:

Con fe y esperanza, reunidos en el nombre de Jesús, hemos


escuchado su Palabra y hemos rezado por las intenciones de
la Iglesia, del mundo entero, de todos los aquí reunidos, y
por todos los Difuntos, a quienes recordamos con fe y
esperanza. Ahora participaremos del Cuerpo de Cristo que
está aquí reservado y que se nos da como alimento de vida
eterna. Demos gracias a Dios.
El Señor esté con vosotros.
R/ Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
R/ Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/ Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
En él brilla la esperanza de nuestra feliz resurrección;
y así, aunque la certeza de morir nos entristece,
nos consuela la promesa de la futura inmortalidad.

Porque la vida de tus fieles, Señor,


no termina, se transforma,
y al deshacerse nuestra morada terrenal,
adquirimos una mansión eterna en el cielo.

Por eso, con los ángeles y arcángeles,


tronos y dominaciones,
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.


Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.
RITO DE COMUNIÓN

D/ Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos


confiadamente la oración que Cristo nos enseñó:
Padre nuestro

D/ Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz os


dejo, mi paz os doy"; no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la
paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
R/ Amén.

D/ La paz del Señor esté siempre con vosotros.


R/ Y con tu espíritu.

D/ En el Espíritu de Xto resucitado daos fraternalmente la


paz

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.


R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R. Danos la paz.
Comunión

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.


Dichosos los invitados a la cena del Señor.

R/ Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una


palabra tuya bastará para sanarme.

Oración después de la comunión

Oremos

T e pedimos, Señor,
que tus siervos difuntos,
por quienes hemos celebrado el Misterio pascual,
lleguen a la mansión de la luz y de la paz
Por Jesucristo, nuestro Señor. R/ Amén.

PRECES-RESPONSORIO FINALES

I N DU L G E N C IA S
A los fieles que visiten devotamente el cementerio u oren
mentalmente por los difuntos se les concede la indulgencia
aplicable solamente a las almas del purgatorio, del 1 al 8 de
noviembre plenaria cada día, parcial en los demás días del
año. El día de la conmemoración de los fieles difuntos, o con
el consentimiento del Obispo, del domingo precedente o el
siguiente, o en la fiesta de Todos los Santos, en todas las
iglesias y oratorios se pueden lucrar de indulgencia plenaria.
RITO DE CONCLUSIÓN
Bendición solemne
El Señor esté con vosotros.
R/ Y con tu espíritu.

Inclinaos para recibir la bendición

Dios, fuente de todo consuelo,


que con amor inefable creó al hombre
y en la resurrección de su Hijo
ha dado a los creyentes la esperanza de resucitar,
derrame sobre vosotros su bendición. R/ Amén

Él conceda el perdón de toda culpa


a los que aún vivimos en el mundo,
y otorgue a los que han muerto
el lugar de la luz y de la paz. R/ Amén

Y a todos nos conceda


vivir eternamente felices con Cristo,
al que proclamamos resucitado de entre los muertos.
R/ Amén

Y la bendición de Dios todopoderoso,


Padre, Hijo  y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros y os acompañe siempre.
R/ Amén.

En el nombre del Señor, podéis ir en paz.


R/ Demos gracias a Dios.
ORACIÓN POR LOS DIFUNTOS

“Una flor sobre su tumba se marchita, una lágrima sobre su recuerdo


se evapora. Una oración por su alma, la recibe Dios” (San Agustín)
ORAMOS POR NUESTROS SERES
QUERIDOS DIFUNTOS

MONICIÓN
Queridos hermanos: vamos a recordar y orar por nuestros
seres queridos difuntos.
No estamos aquí para celebrar la muerte sino la vida, porque,
como nos recuerda la Liturgia de difuntos, “la vida de los que
en ti creemos, Señor, no termina con la muerte, se
transforma”. La fe alienta nuestra esperanza de que, “los que
por el Bautismo nos incorporamos a Cristo en una muerte
como la suya, participaremos también de una resurrección
como la suya”.
Que la Palabra de Dios sea luz que ilumine la oscuridad de
la muerte y nos una ahora en la oración para que la
misericordia entrañable de nuestro Dios alcance a nuestros
seres queridos difuntos.

SALUDO DE INICIO
D/ En el nombre del Padre… R/ Amén.

D/ El Señor Jesucristo, que es la resurrección y la vida, esté


con todos vosotros. R/Y con tu espíritu.

D/ El Señor nos dice “Yo soy la Resurrección y la vida, el que


cree en mi aunque haya muerto vivirá y el que está vivo y cree
en mí no morirá para siempre” con esta esperanza, y como
peregrinos hacia la casa del Padre de misericordia, rezamos
por nuestros difuntos.
PRIMER MOMENTO
Monitor: Pedimos en este primer momento por los pastores
de la iglesia difuntos, especialmente recordamos a los
Sacerdotes y Diáconos que ejercieron su ministerio
sacerdotal en nuestra Diócesis y Parroquias a lo largo de los
años.

Celebrante: Señor, ten piedad... Padre Nuestro…

Oremos: Señor, escucha con bondad las oraciones que te


ofrecemos por la salvación de tus Celebrantes. Ellos
consagraron su vida a tu servicio: concédeles ahora alegrarse
para siempre en la compaña de tus santos. Por Jesucristo,
Nuestro Señor.
R/ Amén

Dales, Señor, el descanso eterno...

Canto: Andarei na presencia do Señor


Andarei na presencia do Señor,
camiñarei por camiños de vida,
hei de escoita-la palabra que el nos dá,
pois é a luz que nos guía.

SEGUNDO MOMENTO
Monitor: Recordamos ahora a nuestros padres y madres
difuntos. Ellos nos dieron la vida, cuanto somos y tenemos;
con gratitud les tenemos presentes en nuestra oración.
Celebrante: Señor, ten piedad... Padre nuestro...

Oremos: Oh Dios, que nos has mandado honrar padre y


madre, ten misericordia de nuestros padres difuntos,
perdona sus pecados y haz que nos reunamos un día con ellos
en la claridad de tu gloria. Por Jesucristo, Nuestro Señor.
R/ Amén

Dales, Señor, el descanso eterno...

Canto: Tu nos dijiste


1. Tu nos dijiste que la muerte no es el final del camino,
que aunque morimos no somos carne de uno ciego destino.
Tu nos hiciste, tuyos somos, nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo sin padecer ni morir. (Bis)

TERCER MOMENTO
Monitor: Pedimos ahora, al Dios de la vida, por nuestros
conyuges, hijos, hermanos, parientes y bienhechores
difuntos. Los recordamos con cariño y gratitud.
Celebrante: Señor, ten piedad... Padre nuestro...
Oremos: Oh Dios, que concedes el perdón de los pecados y
quieres la salvación de los hombres, por intercesión de Santa
María, la Virgen, y de todos los santos, concede a nuestros
conyuges, hijos, hermanos, parientes y bienhechores que han
salido ya de este mundo alcanzar la eterna bienaventuranza.
Por Jesucristo, Nuestro Señor. R/ Amén
Dales, Señor, el descanso eterno...
Canto: Si vivimos, vivimos…
SÍ VIVIMOS, VIVIMOS PARA DIOS;
SÍ MORIMOS, MORIMOS PARA DIOS;
EN LA VIDA Y EN LA MUERTE SOMOS DE DIOS.
Nuestras vidas son del Señor, en sus manos descansarán,
él que cree y vive en Él en el no morirá.

CUARTO MOMENTO
Monitor: Rezamos por todos los que nos han precedido con
el signo de la fe y están enterrados en este cementerio.

Celebrante: Señor, ten piedad... Padre nuestro...

Oremos: Muéstrate propicio, Señor, con tus siervos que


duermen esperando la resurrección, tú que les purificaste con
el agua del bautismo, concédeles alcanzar la gloria de tu
reino. Por Jesucristo, Nuestro Señor. R/ Amén

Dales, Señor, el descanso eterno…

Canto: Hacia ti morada santa


HACIA TI MORADA SANTA,
HACIA TI TIERRA DEL SALVADOR
PEREGRINOS, CAMINANTES,
VAMOS HACIA TI
Somos tu pueblo Santo que hoy camina unido;
tú vas entre nosotros, tu amor nos guiará.
QUINTO MOMENTO
Monitor: Finalmente, rezamos por todos los difuntos, los
conocidos y los desconocidos. Especialmente pedimos por
las víctimas de las enfermedades, de los accidentes laborales
y de tráfico, de la guerra, de la violencia doméstica y de
aquellos de los que nadie se acuerda.

Celebrante: Señor, ten piedad Padre nuestro...

Oremos: Dios todopoderoso y eterno, tu compasión nunca


defrauda a los que te suplican con esperanza. Ten compasión
de todos los que dejaron esta vida; acógeles y concédeles la
compañía de tus santos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/ Amén

Dales, Señor, el descanso eterno...

Canto: Acuerdate
ACUÉRDATE DE JESUCRISTO
RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS
ÉL ES NUESTRA SALVACIÓN,
NUESTRA GLORIA PARA SIEMPRE.

Si con él morimos, viviremos con él


Si con él sufrimos, reinaremos con él
Celebrante: Finalicemos esta oración invocando a la Madre
dolorosa, la madre de Misericordia, para que acompañe a
nuestros difuntos hacia la casa del Padre.
Dios te Salve Reina…

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